en el camino de la estanflación

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12 - 12 - ECONOMÍA En el camino de la estanflación Un panorama económico poco alentador Argentina está ingresando en una etapa de bajo crecimiento combinado con una alta tasa de inflación. La caída de la inversión pone un límite a las posibilidades de expansión y no parece probable que este Gobierno implemen- te un programa para bajar el ritmo de incremento de los precios. NBS Bancos y Seguros consultó a cuatro impor- tantes economistas para intentar conocer qué le espera a la economía argentina en los próximos años. ECONOMÍA Opinan: Manuel Solanet - Mario Rapoport - Javier González Fraga - Adolfo Sturzenegger L a fuerte desaceleración económica que viene registrando la Argentina en este último año sumada a la fuerte caída en la inversión que han reflejado distintas esti- maciones parecen confirmar que la Argen- tina estaría ingresando, finalmente, en un período de estanflación, una etapa en la que convivirán el bajo crecimiento económico y la alta inflación. Por un lado, la merma en la inversión limita la capacidad de expansión de la economía. Por el otro, las necesidades políticas del Gobierno hacen difícil pensar que en los próximos años se vaya a aplicar un programa antiinflacionario que baje la tasa de incremento de los precios. Para Manuel Solanet, presidente de la con- sultora Infupa, la Argentina ya ingresó en un escenario de estanflación, “con una inflación del orden del 25 % anual que no cede y con un estancamiento de la economía desde el úl- timo trimestre del año 2011 e, incluso, en los dos últimos trimestres, una caída”. Además, Solanet sostuvo la tesis de que la economía no crece por cuestiones internas. “Lo de que el mundo se nos cayó encima es un recurso dialéctico. El mundo le está ofreciendo a la Argentina una gran oportunidad. El precio de los productos agrícolas está en niveles muy altos, la tasa de interés es muy baja, y no podemos aprovecharla porque estamos fue- ra de los mercados y el flujo de inversiones directas se mantiene intenso hacia los países emergentes. El mundo, en este momento, nos ayuda, y lo que estamos padeciendo se debe a las equivocadas políticas aplicadas por el Gobierno. Se ha actuado sobre las con- secuencias y no sobre las causas de los pro- blemas observados”. El economista agregó que, al intentar ata- car la pérdida de los superávits gemelos y la caída de reservas con medidas de control de cambios y trabas a las importaciones, se ha acentuado la desconfianza y se ha afectado a la economía real, ya que las limitaciones en las importaciones han impactado sobre las actividades que utilizan insumos importa- dos. “Estos son temas que el Gobierno debe- ría encarar en lugar de seguir apelando a un discurso fácil y a una política de captación de voluntades mediante la confrontación”. Mario Rapoport, economista y director del Instituto de Investigaciones de Historia Eco- nómica y Social de la UBA, afirmó que toda- vía no hay cifras muy claras como para poder demostrar que la Argentina esté en una atapa de estanflación y que es conveniente esperar “Yo veo que todo eso se va a mantener e, inclusive, a profundizar. Vamos a tener un fuerte desempleo, sobre todo, en el interior, y eso va a generar un disgusto muy grande. Veremos cuántos puntos necesita caer la Presidenta en popularidad para que reaccione. El Gobierno viene de 10 años de muy buen desempeño económico y es difícil que acepte que es necesario cambiar el rumbo”.

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ECONOMÍA

En el camino de la estanflación

Un panorama económico poco alentador

Argentina está ingresando en una etapa de bajo crecimiento combinado con una alta tasa de inflación. La caída de la inversión pone un límite a las posibilidades de expansión y no parece probable que este Gobierno implemen-te un programa para bajar el ritmo de incremento de los precios. NBS Bancos y Seguros consultó a cuatro impor-tantes economistas para intentar conocer qué le espera a la economía argentina en los próximos años.

ECO

NO

MÍA

Opinan: Manuel Solanet - Mario Rapoport - Javier González Fraga - Adolfo Sturzenegger

La fuerte desaceleración económica que viene registrando la Argentina en este último año sumada a la fuerte caída en

la inversión que han reflejado distintas esti-maciones parecen confirmar que la Argen-tina estaría ingresando, finalmente, en un período de estanflación, una etapa en la que convivirán el bajo crecimiento económico y la alta inflación. Por un lado, la merma en la inversión limita la capacidad de expansión de la economía. Por el otro, las necesidades políticas del Gobierno hacen difícil pensar que en los próximos años se vaya a aplicar un programa antiinflacionario que baje la tasa de incremento de los precios.

Para Manuel Solanet, presidente de la con-sultora Infupa, la Argentina ya ingresó en un escenario de estanflación, “con una inflación del orden del 25 % anual que no cede y con un estancamiento de la economía desde el úl-timo trimestre del año 2011 e, incluso, en los dos últimos trimestres, una caída”. Además, Solanet sostuvo la tesis de que la economía no crece por cuestiones internas. “Lo de que

el mundo se nos cayó encima es un recurso dialéctico. El mundo le está ofreciendo a la Argentina una gran oportunidad. El precio de los productos agrícolas está en niveles muy altos, la tasa de interés es muy baja, y no podemos aprovecharla porque estamos fue-ra de los mercados y el flujo de inversiones directas se mantiene intenso hacia los países emergentes. El mundo, en este momento, nos ayuda, y lo que estamos padeciendo se debe a las equivocadas políticas aplicadas por el Gobierno. Se ha actuado sobre las con-secuencias y no sobre las causas de los pro-blemas observados”.

El economista agregó que, al intentar ata-car la pérdida de los superávits gemelos y la

caída de reservas con medidas de control de cambios y trabas a las importaciones, se ha acentuado la desconfianza y se ha afectado a la economía real, ya que las limitaciones en las importaciones han impactado sobre las actividades que utilizan insumos importa-dos. “Estos son temas que el Gobierno debe-ría encarar en lugar de seguir apelando a un discurso fácil y a una política de captación de voluntades mediante la confrontación”.

Mario Rapoport, economista y director del Instituto de Investigaciones de Historia Eco-nómica y Social de la UBA, afirmó que toda-vía no hay cifras muy claras como para poder demostrar que la Argentina esté en una atapa de estanflación y que es conveniente esperar

“Yo veo que todo eso se va a mantener e, inclusive, a profundizar. Vamos a tener un fuerte desempleo, sobre todo, en el interior, y eso

va a generar un disgusto muy grande. Veremos cuántos puntos necesita caer la Presidenta en popularidad para que reaccione. El

Gobierno viene de 10 años de muy buen desempeño económico y es difícil que acepte que es necesario cambiar el rumbo”.

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a que avance el año, ya que luego del pago del Boden 2012 podría haber algún cambio en la política económica. “Puede ser que se recuperen determinados parámetros econó-micos, se vuelvan a liberar un poco las impor-taciones, y vuelva un proceso de crecimiento en el mercado interno. El consumo no parece haber bajado mucho, y el crecimiento tiene mucho que ver con el mercado interno. Hay que esperar un tiempo más largo para poder hablar de un escenario de estanflación. Si hu-biera estancamiento, la economía no debería crecer. Y, aunque seguramente no habrá un crecimiento del 8 o 9 % como tuvimos en años anteriores, habrá que ver cuánto baja. Puede haber unos meses de no crecimiento, lo que no significa que haya estanflación en todo el año”.

Por su parte, Javier González Fraga, ase-sor económico financiero y expresidente del BCRA, afirmó que la Argentina está enfren-tando un escenario de stop and go, en el que se combinan períodos de mayor crecimiento combinados con períodos de menor creci-miento. “Yo visualizo que, para fines de este año e inicios del siguiente, habrá un período de aceleración de la economía porque van a jugar a favor perspectivas de una mejor cose-cha, Brasil quizás vuelve a crecer un poco y, tras haberse sacado de encima los pagos de la deuda externa, seguramente el Gobierno va a aprovechar para insertar fondos y liberar un poco las importaciones pensando en las elecciones de mediados del año que viene. Yo no veo que se avecine una recesión, salvo que ocurran hechos fuera de nuestro control, como un colapso en Brasil como consecuen-cia de un colapso en Europa, un colapso del precio de la soja como consecuencia de un colapso de la economía china o una segun-da sequía consecutiva que es muy poco pro-bable. En este escenario, la economía puede crecer, aunque no mucho, porque no hay inversión, porque las expectativas son ma-las, por los errores que se han cometido en materia de energía y de frigoríficos, y porque hay muchas economías regionales que están sufriendo el atraso cambiario. Y cualquier es-tímulo a la demanda va a generar mucho más impacto en los precios que en las cantidades. Este es el escenario de stop and go que visua-lizo para el año que viene”.

A su vez, el economista Adolfo Sturzeneg-ger, presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, sostuvo que se está atravesando un escenario de estanflación y que la misma responde a tres factores. Por un lado, el factor externo: “El mundo está en el límite de una recesión global: Europa está en

recesión, Estados Unidos con un crecimien-to muy lento, el mundo emergente crece más lentamente que el año pasado. Esto ha repercutido sobre nuestras exportaciones y, consecuentemente, le ha quitado nivel de ac-tividad a la economía interna, aun cuando el ambiente internacional presenta el aspecto positivo del precio de los commodities. Hay una situación externa que da señales contra-dictorias, negativas algunas, positivas otras. Pero el balance neto es negativo”.

Los otros dos factores, que responden a condiciones internas, son la caída de la com-petitividad del país y la salida de capitales: “En los últimos 4 o 5 años, hay una inflación interna que oscila entre el 20 y 25 % y una devaluación del peso mucho menor. Esa in-flación en dólares repercute sobre los bienes transables quitándole actividad al sector. Una parte importante de la caída de la actividad industrial, que fue bastante marcada en junio, está representada por esta pérdida de com-petitividad de nuestras exportaciones de ma-nufacturas industriales y de nuestros sectores que compiten con la producción exterior en términos de sustitución de importaciones”.

En cuanto a la salida de capitales, afir-mó que es muy difícil que una economía crezca cuando los agentes económicos no tienen confianza en su moneda y en hacer inversiones. “Una parte de los ingresos na-cionales está saliendo del sistema de pagos y del financiero a través de esta corrida. Se acumula en cuentas en el exterior, en cajas de seguridad, etc. Se trata de ingresos que podrían haberse gastado internamente y, consecuentemente, son un factor de dismi-nución del nivel de actividad”.

En los últimos días de julio, desde el Minis-terio de Economía afirmaron que la actividad económica se recuperaría en el segundo se-mestre del año. Tanto Sturzenegger como Solanet coinciden en que, de seguir con la política económica actual, el segundo semes-tre no va a ser mejor que el primero, ya que la corrida en contra del peso no tiene síntomas de debilitarse y, a su vez, la competitividad “no se puede corregir en un día”.

La inflación: el núcleo del problema

La economía ha llegado a esta situación como consecuencia de no haber enfrentado el problema de la elevada inflación. Al ser alta, impide al Gobierno devaluar el peso al ritmo del incremento de los precios porque se corre el riesgo de acelerarlo. Durante los últimos 4 o 5 años, se ha utilizado el tipo de

Manuel Solanet

Javier González Fraga

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todas las restricciones; una devaluación.“El primer camino no funcionaría porque,

no bien los agentes económicos percibieran esa política demasiado expansiva, habría ex-pectativas de inflación más altas y se acen-tuaría la corrida contra el peso. Además, si hubiera algún éxito de la política en términos de evitar la caída de la actividad, habría nive-les de importación más altos”, analizó.

“La segunda alternativa de bajar el gasto público y subir los impuestos, en un mo-mento en el cual hay una fuerte desacelera-ción de la economía no parece ser la receta. Terminar con las restricciones a las importa-ciones, a las exportaciones y a la compra de dólares en el medio de una corrida no daría posibilidades de mantener el tipo de cam-bio y, por último, una mayor devaluación para enfrentar el problema de competitivi-dad elevaría la tasa de inflación, el corazón del problema”, enfatizó.

“Hoy el Gobierno ha creado una sensación de que hay escasez de dólares, de que no es fácil pagar la deuda, las importaciones y las obligaciones con las fuentes de dólares que tiene el país. Cuanto más restricciones pone el Gobierno, más se acentúa la corrida. Lo que se puede hacer y que no está dentro de estas cuatro alternativas es lo que hizo Néstor Kirchner en 2005 cuando las reser-vas eran alrededor de la mitad de lo que son ahora. El expresidente sacó la libreta de cheques y pagó 9000 millones de dólares de una deuda incómoda. ¿Qué sensación se generó en el agente económico sobre los dólares en la Argentina? Que estos so-braban. Lo que sucedió después fueron los mejores años de la política económica de este Gobierno. En seis meses, el BCRA com-pró 18.000 millones de dólares porque se paró completamente la salida de capitales. El Gobierno coordinó expectativas”, agregó Sturzenegger.

“Hoy el Gobierno tiene que intentar reedi-tar esa situación. Lo primero que tiene que hacer es reconocer que existe una alta tasa de inflación e indicar que hay una gran preocu-pación por el tema. Luego se deben cambiar los procedimientos de medición del INDEC. Inmediatamente, arreglar con el Club de Pa-rís y luego elaborar un programa fiscal muy cuidadoso. La combinación de esas cuatro cosas: reconocer la inflación, desmantelar la manipulación estadística, arreglar con el Club de París y elaborar un programa antiinflacio-nario, le reabre al país en muy corto plazo la posibilidad de buscar financiamiento interna-cional. En ese contexto y como última medi-da, yo acentuaría la tasa de devaluación para

cambio como ancla que trata de moderar las presiones inflacionarias. Como consecuen-cia de esto, se ha provocado una pérdida de competitividad y una sensación de que el dó-lar está barato y el peso caro, lo que alimenta la desconfianza hacia el peso y la corrida. Los economistas no esperan que la inflación ceda en los próximos meses.

Para González Fraga, va a fluctuar desde el piso actual del 22-23 % hasta valores un poco por debajo del 30 % cuando haya momentos de estímulo como el pago de medios agui-naldos o el aumento del Mínimo no Imponi-ble o la Asignación Universal por Hijo. “En ese contexto de más plata en la calle, creo que la inflación va a subir. No creo que se dispare porque la situación de recesión genera una caída en el consumo. La gran pregunta es cuál será el comportamiento del dólar para-lelo, que es una medida de las expectativas, y creo que en un contexto de alta liquidez pue-de volver a dispararse arrastrando consigo a algunos precios”.

Solanet explicó que como el Gobierno no puede financiar el déficit fiscal con endeuda-miento tiene que hacerlo a través del BCRA y la ANSES, por lo que la expansión monetaria supera el 35 % anual. “Mientras esto suceda, va a ser muy difícil reducir la inflación. En los próximos meses, o se mantendrá o aumentará. Si miramos la expansión monetaria, parecería que va a buscar niveles un poco más altos”.

Sturzenegger comparó el actual contex-to con lo que ocurrió en 2009: “Cuando en el primer semestre del 2009 cayó la economía argentina, la inflación cayó a alrededor del 14 %. Pero este año estamos con una situación de caída algo más suave que la de 2009, aunque con una inflación que va a ser como mínimo igual a la de 2011. Si siguiéramos creciendo a las mismas tasas que el año pasado, cuando crecimos al 7-8 %, la inflación sería el costo que hay que pagar por una alta tasa de cre-cimiento: expandir un poco excesivamente la demanda, bajar la capacidad ociosa, etc. Pero hoy los elementos de inercia de la inflación co-mienzan a ser tan fuertes que aun una caída del consumo no es capaz de moderarla”.

¿Cómo salir de la encrucijada?

Tratando de encontrar la mejor solución para la situación actual, Sturzenegger evaluó cuatro posibles caminos para recorrer: un ata-que keynesiano a través de una política fiscal expansiva del gasto y la reducción de impues-tos; un ajuste al estilo ortodoxo del Primer Mi-nistro español Mariano Rajoy; la liberación de

Adolfo Sturzenegger

Mario Rapoport

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