en defensa del marxismo, nº 35, marzo 2008

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    Marzo 2008 Ao XVI - N 35 $15.-

    Una crisis mundialimparable

    Jorge Altamira

    Pablo Rieznik

    Osvaldo Coggiola

    PartitoComunista deiLavoratori

    Savas MichaelMatsas

    Partido ObreroRevolucionario(Bolivia)

    Christian Rath

    Sungur Savran

    Unidos y dominados

    Otra capitulacin de las burguesasnacionales de Amrica Latina

    Catastrofismo, forma y contenido

    Marx, las crisis econmicas

    y la tendencia decrecientede la tasa de ganancia

    Crisis capitalista yperspectivas revolucionarias

    Notas crticas al documentointernacional

    "No hay tercera va al socialismo"

    El POR tiene una oportunidad

    Punto de viraje para la luchanacional kurda en Turqua

    Marzo2008

    AoXVI-N35

    Marzo2008

    AoXVI-N35

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    Argentina: 15 pesosAmrica Latina: 4 dlaresResto del mundo: 5 dlares

    Se termin de imprimirel 14 de marzo de 2008

    en Balbi S.A.Crislogo Larralde 5820

    (1875) Wilde - Prov. de Buenos Aires

    Editado por Ediciones RumbosAyacucho 448

    (1026) Ciudad de Buenos Aires

    Argentina

    www.po.org.ar

    [email protected]

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    Unidos y dominados

    Jorge Altamira

    Otra capitulacin de las burguesas

    nacionalesJorge Altamira

    La crisis mundial es imparable

    Jorge Altamira

    Catastrofismo, forma y contenido

    Pablo Rieznik

    Marx, las crisis econmicas y la tendencia

    decreciente de la tasa de ganancia

    Osvaldo Coggiola

    Crisis capitalista y perspectivas

    revolucionarias

    Partito Comunista dei Lavoratori (Italia)

    Notas crticas al documento internacional

    Savas Michael Matsas

    No hay tercera va al socialismo

    Partido Obrero Revolucionario (Bolivia)

    El POR tiene una oportunidad

    Christian Rath

    Punto de viraje para la lucha

    nacional kurda en Turqua

    Sungur Savran

    Marzo 2008 Ao XVI - N 35

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    Amrica Latina asisti, el viernes 7 de marzo pasado, a una especta-cular batida en retirada, cuando no a una capitulacin abierta, departe de los gobiernos de Ecuador y Venezuela frente al gobierno

    colombiano de Uribe (y de hecho frente al propio Bush), quien a princi-pios de mes haba perpetrado la masacre de Sucumbios,en territorio ecua-toriano, asesinando al lder de las FARC, Ral Reyes. La base del acuerdopoltico al que se arrib en Santo Domingo, en la reunin del grupo de Ro,haba sido sentada 48 horas antes en Washington, en la reunin de la OEApara tratar el conflicto.

    La resolucin limita el contenido y el alcance de la masacre a un caso deviolacin territorial y deja de lado su finalidad poltica de quebrar cualquierposibilidad en favor de una salida negociada al conflicto armado enColombia. La resolucin, confeccionada por los gobiernos de Colombia yde Ecuador, ni siquiera condena lo ocurrido como un crimen de lesa huma-nidad contra un campamento indefenso, ni tampoco explcitamente al

    gobierno de Uribe. El mismo hecho, con un par de kilmetros de diferen-cia,no habra suscitado la menor objecin por parte de los sacrosantos cus-todios de la democracia de Amrica Latina.Con posterioridad, los defenso-res de la resolucin alegaron que ella haba detenido el peligro de guerra,el que nunca haba existido ni poda existir, ni era el objetivo de los masa-cradores. En las actuales condiciones polticas de Amrica Latina, una gue-rra impulsada por Uribe y Bush habra resultado en una movilizacin popu-lar sin precedentes en la historia y se habra llevado puesto al imperialismoyanqui en Latinoamrica. Pensar que Bush quiere una guerra en este lado

    del mundo desconoce dos cosas fundamentales: 1) que est empantanadoen Irak y en Afganistn, y que enfrenta una crisis financiera devastadora; 2)que le resulta mucho ms barato y efectivo operar por medio de los Lula,en primer lugar, y de los Caldern,Alan Garca, Bachelet y Tabar, e inclusoKirchner (como lo prueban sus andanzas contra la revolucin boliviana).

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    Unidos y dominados

    (Acuerdan inviolabilidad de fronteras

    con el gobierno del Plan Colombia)

    JORGEALTAMIRA

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    La reunin de Santo Domingo tiene una importancia considerable por-que luego de escenificar un choque de caractersticas irreversibles, culmi-n con un claro retroceso, incluso en relacin con la de la OEA, que dejcompletamente al desnudo el contenido poltico real de todo el operativo

    montado. La declaracin que aprob el grupo de Ro, aadi a la resolu-cin aprobada antes en la OEA el compromiso de "combatir las amenazasa la seguridad de todos los Estados provenientes de grupos irregulares(sic) o de organizaciones criminales (sic) vinculadas al narcotrfico".1

    Como se ve, los pases poltica y militarmente agredidos se avienen, a par-tir de este compromiso, a colaborar con el propsito estratgico funda-mental del gobierno agresor y de su tutor del norte. So pretexto de recha-zar el concepto de 'terrorismo' que fogonea Uribe, sus contrincantesnacionales y populares aceptaron combatir incluso a los 'grupos irregula-

    res', sin respetar en absoluto la eventual o hipottica legitimidad de esosgrupos para combatir una situacin o un rgimen de opresin.De la mismamanera, Uribe se evita calificar de terroristas a los grupos paramilitares yse compromete con sus 'colegas' a reprimir solamente a aquellos que sean"criminales" o que manejen un negocio ilegal como el narcotrfico. Parareforzar este compromiso, los signatarios de Santo Domingo rechazan elcarcter unilateral de la accin de Uribe, la misma 'doctrina' que usaronvarios gobiernos de Europa para rechazar la invasin de Irak y respaldar lade Afganistn o la de la ex Yugoslavia.

    Ningn pas puede violar la soberana territorial de otro, dicen losdemcratas que supimos conseguir, pero s podemos hacerlo en el marcode la OEA o la ONU; o sea, cuando exprese una voluntad mayoritaria delos opresores del mundo.Los presentes en la Dominicana ni siquiera repa-raron que su multilateralismo incluye al mismsimo Bush, miembro plenode la OEA, ni que se trata de un compromiso con el Plan Colombia, queno es solamente un programa de contrainsurgencia interno sino que seproyecta ms all de sus fronteras, hacia Ecuador, Brasil y Venezuela.

    Un acuerdo para no violar fronteras en el futuro con el gobierno quehace de cabeza del Plan Colombia es un contrasentido no registrado porninguno de los ilustres diplomticos que fatigaron los concilibulos de lacumbre, ni menos por los centenares de columnistas oficiales que mane-jan los medios de comunicacin de la regin. El bochorno del progresismolatinoamericano qued rotundamente al desnudo con la ausencia de Lula,que no se atrevi a poner la cara en una operacin que pilote su canci-llera, y con el seguidismo de la mandataria argentina al libreto del multila-teralismo imperial.

    Los trminos de la declaracin de Santo Domingo no representan sola-mente un artificio jurdico;son, antes que nada, la expresin de una decisinpoltica. El asesinato de Reyes dej en claro que para los llamados gobier-nos progresistas la poltica de liberacin unilateral de rehenes ha tocado unlmite y que ella no tiene ninguna posibilidad de avanzar hacia el intercam-bio humanitario, menos hacia un arreglo negociado del conflicto armado.

    La masacre, respaldada por todos los candidatos a las prximas eleccio-nes en Estados Unidos, lleva el sello de un veto poltico irreversible. Ladeclaracin de Santo Domingo establece que ese objetivo debe ser alcan-

    zado por el desmantelamiento unilateral negociado de las FARC. Lasampulosas pretensiones de que el conflicto colombiano nunca tendr unasalida militar y hasta la fantasa de que esto podra servir para extorsionar

    En Defensa del Marxismo marzo 20088

    1. Citado por Martn Piqu, en Pgina/12, 9 de marzo de 2008.

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    a Uribe al apaciguamiento, ha dado lugar a un piadoso recule que transfie-re esa tarea a una accin colectiva de los gobiernos de la regin.

    La longevidad de un grupo armado no depende de la topografa en lacual acta ni de la capacidad que tenga para financiarse, ni tampoco inclu-

    so de la conviccin de sus integrantes: depende de las condiciones polti-cas prevalecientes y de la orientacin poltica de los insurgentes.

    El agotamiento de las posibilidades de la guerrilla se manifiesta en su ais-lamiento y en los sntomas de su disgregacin poltica, como se ve en surecurso a los secuestros prolongados o indefinidos, irremediablementeincompatibles con una organizacin o polticas revolucionarias. Si fueracierto, adems, que las FARC se encuentran complicadas con el narcotr-fico, como lo denuncian numerosas organizaciones y personalidades deizquierda de Colombia y del Caribe, el cuadro de descomposicin poltica

    sera irrefutable.La declaracin de Santo Domingo es producto de esta situacin.

    Maquillar las cosas no lleva a ningn lado. La afirmacin de que el arreglodel viernes 7 evit una guerra, constituye al mismo tiempo la admisin dela necesidad de una poltica de desarme internacional de las FARC. Unarepresentacin antiimperialista en las reuniones de Washington y SantoDomingo habra reclamado la condena del gobierno de Colombia y deBush por una masacre de lesa de humanidad que pretende poner fin alintercambio humanitario y a la salida negociada del conflicto armado, y porotro lado, hubiera llamado a las FARC a abandonar una poltica que notiene vigencia y se encuentra en descomposicin, y a adoptar una estrate-gia de lucha para el desarrollo poltico independiente de los obreros ycampesinos de Colombia por los medios de la propaganda, de la agitaciny de la organizacin.

    El desenlace de la crisis suscitada por la masacre cierra una etapa enAmrica Latina, y de ello son conscientes los gobiernos que se agrupanen el campo bolivariano. En Santo Domingo quedaron expuestos los lmi-tes insalvables de su poltica de unidad de Amrica Latina. El proceso dela crisis ha sido, en este sentido, muy instructivo, pues parti de la con-vocatoria a Chvez para mediar en la liberacin de rehenes y, de estemodo, desactivar la presin internacional y poder agotar la experienciamediadora.

    En Santo Domingo, Uribe toc la fibra estratgica de toda su polticacuando dijo que hablaba como "combatiente", o sea sin consideracin porformalidades jurdicas o apelaciones histricas.Uribe, sin embargo,no reci-bi la respuesta o la refutacin de nacionalistas e izquierdistas; los derro-

    t sin atenuantes en el terreno de una discusin poltica abierta. Los pro-gresistas que poblaban la reunin prefirieron, ostensiblemente, seguir ofi-ciando de advenedizos a la funcin gubernamental y terminaron estrechan-do la mano del jefe de los paramilitares colombianos.

    Los resultados de Santo Domingo refuerzan las tendencias al recule delos procesos bolivarianos que se iniciaron con anterioridad a la recientecrisis. En Bolivia, Evo Morales est buscando sin disimulos un pacto con laderecha oligrquica, ofrecindole incluso modificar la reciente Consti-tucin fundacional u originaria, sin consideracin por la Asamblea que la

    aprob. Hugo Chvez, por su lado, ha logrado montar a la llamada "dere-cha endgena" en la direccin del PSUV, el cual ha fracasado en todos lossentidos imaginables: es un aparato, no una fuerza movilizadora; no esnico, reclama ahora la formacin de un frente patritico; no es democr-tico, pues la direccin poltica fue digitada por el Presidente.

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    La masacre perpetrada contra un campamento de las FARC al inte-rior del territorio ecuatoriano, un verdadero crimen de guerra,por parte del gobierno de Uribe, y el asesinato del lder guerrille-

    ro Ral Reyes, han tenido como objetivo fundamental liquidar las posibi-lidades de pasar de la liberacin unilateral de rehenes a un intercambiohumanitario de secuestrados y guerrilleros, y de aqu a un arreglo nego-ciado del conflicto armado en Colombia. Ral Reyes era el contactoexcluyente de los numerosos gobiernos envueltos en estas negociacio-nes, desde Francia y Espaa hasta Venezuela, pasando incluso por EstadosUnidos. La masacre renueva la intencin del gobierno de Uribe de liqui-dar el conflicto colombiano mediante una guerra sin cuartel, por mediodel apoyo poltico, financiero y militar de Washington ("plan Colombia").La operacin criminal le fue prcticamente impuesta al gobierno de

    Colombia por parte de Bush, quien le entreg la ubicacin del campa-mento guerrillero, obtenida por medios satelitales. Pero en el ajetreodiplomtico internacional que provoc esta masacre no se escuch toda-va ningn reclamo de condena contra el gobierno de Bush.Objetivamente, sin embargo, la masacre de la semana pasada coloca a unaparte decisiva del territorio latinoamericano en el rea de la guerra pre-ventiva contra el terrorismo' que el imperialismo mundial libra en Irak,Afganistn, Palestina y los Balcanes. En Hait opera una fuerza de ocupa-cin indefinida reclamada a la ONU por el gobierno norteamericano.

    Hace unas pocas semanas pasaron por Colombia la secretariaCondoleezza Rice y el jefe del Comando Sur del Pentgono para presio-nar ostensiblemente a Uribe, para que hostigue la liberacin unilateral derehenes que desde hace varios meses viene negociando con xito elvenezolano Hugo Chvez.

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    Otra capitulacin de las

    burguesas nacionalesde Amrica Latina

    Una poltica para que los Bush y los Uribe

    muerdan el polvo

    JORGEALTAMIRA

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    Asesinatos selectivos

    Como lo seal, precisamente, desde un comienzo el mismo Chvez, la

    masacre de los guerrilleros es una clonacin perfecta de los operativosque realiza el ejrcito sionista en Gaza. Se trata de los llamados asesina-tos selectivos. Las imgenes de video muestran que el campamento arra-sado no tena ninguna clase de proteccin militar: su falta de infraestruc-tura mnima delataba la improvisacin. El gobierno de Uribe prefiri ani-quilarlo a rendirlo por la fuerza, para dejar en claro su mensaje poltico deque libra una guerra de exterminio. Para las decenas de naciones latinoa-mericanas que sufrieron sus respectivas guerras de exterminio a manosde las dictaduras militares, financiadas por el mismo Comando Sur de los

    Estados Unidos, el planteo no podra ser ms amenazante. Sin embargo,en la reunin de la OEA que se realiz el martes 4, los diplomticos seagotaron en argucias jurdicas: a saber, si la soberana de los Estados es unbien jurdico' superior al de la lucha contra el terrorismo'.

    Carcter del Estado colombiano

    La orientacin de conjunto del gobierno de Uribe est determinadapor la estructura social y poltica que ha emergido luego de dcadasde narcotrfico, paramilitarismo y resistencia guerrillera. A diferenciade sus predecesores, el gobierno de Uribe ha integrado al paramilita-rismo y al narcotrfico a la estructura del Estado, los ha cooptado; essu expresin poltica. El Estado colombiano ha recuperado el mono-polio de la violencia' por medio de esta asimilacin; los partidos tradi-cionales - el liberal y el conservador - han sido relegados por la fuer-za poltica emergente que encabeza Uribe (l mismo organizador deunidades paramilitares durante su gobierno en la provincia deAntioquia). Del mismo modo, el gobierno norteamericano ha puestoorden' en todas las operaciones polticas y militares en Colombia. Lapaz americana' impuesta en ese pas sigue cobrndose su cuota de sin-dicalistas asesinados, campesinos expulsados de sus tierras y poblacio-nes desplazadas. Esta nueva estructura estatal ha desarrollado, con eldinero y los asesores del Pentgono, un fuerte ejrcito contrainsur-gente' - de hecho el segundo ms importante, luego de Brasil; sinembargo, la prensa gorila del continente arremete contra el armamen-tismo venezolano'. La masacre de Putumayo es, como se deca antes,

    "la continuacin de la poltica por otros medios". No hubo errores, nohubo excesos...

    Ecuador s,Venezuela no?

    La masacre desat una crisis internacional que igualmente habra esta-llado aunque no hubiera habido violacin de fronteras nacionales. Laatencin que se pone en esta ltima es parte importante de un ope-rativo distraccionista, pues viene a decir que Uribe puede masacrar a

    su gusto fronteras adentro, sin que importe el proceso poltico inter-nacional que estaba en desarrollo. El tema de la soberana de Ecuadorsirve ahora para confinar el asunto a una pendencia entre dos pasesy a permitirle al peruano Alan Garca reclamar que Venezuela no semeta', porque el conflicto se limitara a Colombia y Ecuador. Pero

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    Hugo Chvez tuvo la iniciativa y hasta el mrito de poner al descubier-to la crisis internacional al denunciar la masacre el domingo pasado,con lo cual desbarat las tentativas de sofocarla y hasta oblig al retra-sado Correa a una definicin tajante.

    Una crisis sin final escrito

    Es que toda la cuestin es Venezuela, por un lado, y Colombia, por elotro: lo dems es una cortina de humo. La masacre y la accin generaldel imperialismo yanqui y la mafia colombiana apuntan, por un lado, adesestabilizar al gobierno de Chvez, que se haba jugado a la libera-cin de rehenes, al intercambio humanitario y a la solucin negociadadel conflicto armado colombiano; pero, por otro lado, a reforzar al

    Estado mafioso de Colombia, que tiene las fracturas crecientes propiasde un rgimen de esta naturaleza y enfrenta el descontento popular,como se manifiesta en las victorias electorales reiteradas de la oposi-cin de centroizquierda en Bogot. La oposicin gorila (esculidos') deVenezuela, por su lado, ya se apresur a llamar a una movilizacin parael prximo sbado con la consigna de Bush: apoyar la guerra contra elterrorismo'. Esta misma oposicin apoy, unos das antes, a Exxon,cuando el monopolio yanqui consigui un embargo preventivo de12.000 millones de dlares contra la venezolana PDVSA (en Colombiahabr, el jueves 6, una movilizacin por el intercambio humanitario). Lacrisis internacional que se ha abierto consiste, por sobre todo, en unainternacionalizacin de las crisis polticas internas en los pases andi-nos y de sus procesos revolucionarios y contrarrevolucionarios. Poreso no podr ser contenida en los marcos de la OEA o de los com-promisos de los gobiernos democratizantes o nacionalistas con Bush ycon Uribe. Se ha iniciado una crisis internacional y poltica de caracte-rsticas prolongadas.

    Dejan todo como est, para ver cmo queda

    La consigna de la "paz", que enarbolan los Kirchner y los Lula, es, a todoslos efectos prcticos, la defensa de un status quo' que se ha quebradoirrevocablemente, encubre los fines ltimos de Bush y de Uribe, unareprimenda por el exceso', y por eso deja la iniciativa en manos de lareaccin poltica que encabeza el imperialismo yanqui, que seguir llevan-do adelante el plan Colombia' y la completa militarizacin de este pas,

    hasta las ltimas consecuencias. Es una consigna que apacigua a los pue-blos al ofrecerles como garanta un compromiso diplomtico, o sea unpedazo de papel; es decir, los adormece frente a los peligros de la situa-cin concreta. La consigna realista para el campo popular es: abajo elgobierno masacrador, desmantelamiento del Estado paramilitar y narco-traficante de Colombia. Solamente as se podr lograr el fin del conflictoarmado y el cese de las acciones inhumanas (masacres y secuestros) enColombia (y en Guatemala, Mxico,Venezuela...). Estos objetivos estnfuera de los intereses, la capacidad o el horizonte de los gobiernos capi-

    talistas de Amrica Latina, sean revolucionarios o contrarrevolucionarios,democratizantes o nacionalistas. Para alcanzarlos es necesaria la accincomn de los obreros y campesinos de Amrica Latina (en primer lugarde la gran Colombia!:Venezuela, Colombia, Ecuador, Panam), y su com-pleta independencia poltica.

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    Hoy ni una condena, maana una traicin

    La reunin de la OEA, reclamada por Ecuador para tratar la violacin de

    su territorio, fue incapaz de condenar a Colombia por este hecho; nisiquiera se lo propuso, porque el objetivo de sus participantes es obteneruna resolucin por acuerdo. Los gobiernos que condenaron, en sus dis-cursos, la violacin de la soberana de Ecuador, pretenden obtener conello un salvoconducto para actuar como mediadores entre Correa yUribe,y con ello dejar afuera la solucin al conflicto en Colombia y la pol-tica de desestabilizacin contra Venezuela, que lleva adelante el gobiernode Bush por va directa o por intermediarios. Con esta lnea cobarde ycapituladora viaj Cristina Kirchner a Venezuela, como estaba previsto

    con anterioridad, pero introduciendo la novedad de un paseo' por Hait,para recordarle a Bush su continua fidelidad a la intervencin extranjeracontra los llamados Estados fallidos' o vctimas del terrorismo'. Festejadaen los das previos por piquetruchos y burcratas sindicales, la primeramandataria de Argentina no deja dudas de su vocacin pro-imperialista.Tambin aqu la poltica exterior es la continuacin de la poltica interior,consistente en mandar matones contra los trabajadores del Subte, delCasino, de la construccin, los choferes y los docentes;o sea, como lo tra-dujo Van der Kooy, "mandar a los anrquicos a la banquina".1

    La CIA y el Mossad

    Los diplomticos de la OEA (reunidos en Washington!) omitieron cualquierreferencia al papel del espionaje satelital de Bush en la violacin de la sobe-rana ecuatoriana y en la masacre perpetrada, y tambin a la actividad delsionismo, tanto en lo que atae a la presencia de los servicios secretos deIsrael en Colombia,como a los convenios militares firmados por los dos pa-ses.Esto no debe sorprender cuando el Mercosur ha firmado un tratado delibre comercio con Israel, en los mismos momentos en que Israel destruyeel comercio, la infraestructura y las vidas en Gaza y Cisjordania. Los diplo-mticos fingen olvidar el papel de estos mismos servicios en el apoyo aPinochet y a la contra centroamericana en los aos '80, y en el armamentoy entrenamiento de los paramilitares colombianos desde esos mismos aos.Los regmenes polticos que se sentaron en la OEA estn confabulados conel rgimen sionista en la estructuracin y en el reforzamiento de los apara-tos de represin que asolan a los pueblos de Amrica Latina.

    La variante de la contrarrevolucin democrtica

    La enorme conspiracin contrarrevolucionaria que ha puesto a luz la cri-sis en curso, ha dejado ver tambin sus limitaciones y contradicciones. Unperiodista uribista advierte: "no nos conviene a los colombianos (sontodos uribistas?) dejarnos llevar por el patrioterismo guerrerista... Paraempezar, es peligroso creer que las FARC estn acabadas....; (no hay quevolver a);acudir a aventuras audaces que pueden costar al pas tanto o ms

    que lo obtenido con ellas".2

    En definitiva, las aventuras audaces' tienen susbeneficios, pero tampoco hay que engolosinarse. Mucho ms serio, un

    En Defensa del Marxismo marzo 200814

    1. Clarn, 5 de marzo de 2008.

    2. Idem anterior.

    3. La Nacin, 5 de marzo de 2008.

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    estudioso argentino,el profesor Gabriel Tokatlian, advierte contra "la even-tual consolidacin de una pax mafiosa' en distintos mbitos territoriales"3,o sea contra el peligro que entraa para el sistema latinoamericano envigor (capitalista, burgus, dominado por el capital extranjero) un asenta-

    miento del Estado uribeo en Colombia. "Estamos - concluye Toklatian -ad portas' de una escalada violenta en las relaciones entre Bogot yCaracas...El conflicto armado colombiano va camino de una internaciona-lizacin negativa".Tokatlian, entonces, propone una salida internacional pormedio de la intervencin de Cuba (!!), Brasil, Panam, Mxico, Chile yArgentina. Pero para el estudioso, esta salida requiere "ajustes internosmuy delicados...; en especial en Colombia y en Venezuela"; es decir, neutra-lizar recprocamente a los procesos revolucionarios y contrarrevoluciona-rios respectivos, por medio de una intervencin extranjera de caracters-

    ticas mltiples y democratizantes.Tokatlian no se anim, quizs, a aadirque este plan depende de quin sea el futuro presidente de EstadosUnidos o,mejor todava, de los ajustes' que tambin deber sufrir EstadosUnidos, que atraviesa por una crisis capitalista sin precedentes y por unaenorme crisis internacional y de rgimen poltico. Bush busca con la masa-cre derechizar la eleccin norteamericana y favorecer al partidoRepublicano. El respaldo que los candidatos a la presidencia de EstadosUnidos le dieron a Uribe y a Bush disimula, sin embargo, el hecho de queel Congreso de Estados Unidos no ha ratificado el tratado de libre comer-cio con Colombia, precisamente por los reparos que produce otorgar esaventaja a un rgimen controlado por aparatos descontrolados. Como sepuede ver, la masacre perpetrada por Uribe y por Bush no le ha dado nin-guna salida a sus respectivos regmenes y ha convertido en ms explosivala crisis poltica e internacional en Amrica Latina.

    Venezuela, el ojo de la tormenta

    Objetivamente, el conjunto de la crisis abierta se focaliza en Venezuela, ysubjetivamente en el rgimen de Hugo Chvez. Los trabajadores deAmrica Latina debemos concentrar nuestra atencin en Venezuela y enla conducta de los regmenes de cada uno de nuestros pases en relacincon Venezuela. La reunin de la OEA, del martes pasado, demostr que lafinalidad fundamental de sus protagonistas es aislar a Venezuela bajo lacobertura de una discusin limitada a un conflicto territorial entreColombia y Ecuador.

    Como ya fue dicho,Chvez advirti que la mira de la accin colombo-

    norteamericana es Venezuela, pero su reaccin se limit a enviar tropas ala frontera para defenderse de una guerra que no tiene ninguna probabi-lidad de producirse en las presentes condiciones. La movilizacin militarha sido acompaada, en parte obligadamente, de trabas al comercio conColombia, que conspiran contra la tarea nmero uno que plantean las cir-cunstancias presentes, que es la unidad de los trabajadores de Venezuelay de Colombia contra las masacres y las guerras preventivas del uribismoy del imperialismo. Esta movilizacin militar representa una carga econ-mica para los trabajadores de Venezuela y, desde el punto de vista polti-

    co, constituye un golpe en el vaco, que distrae la atencin del problemafundamental del rgimen bolivariano, el cual es el completo impasse delproceso poltico y nacional que est encabezando. La caresta, el desabas-tecimiento, incluso la inseguridad y no hablemos de la corrupcin, son laexpresin de las limitaciones de un proceso nacionalista que se mantiene

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    en el marco del Estado burgus y que se esfuerza por sobre todo porsometer polticamente a la clase obrera y reforzar su explotacin por elcapital. La tarea ms elemental para la defensa de Venezuela contra unaagresin que no sera de Colombia, en s misma, sino del imperialismo, es

    el armamento de los trabajadores y de las masas de VenezuelaToda la historia de los pases rezagados ensea que el Estado venezola-no no puede hacer frente a sus problemas estructurales si no es por mediode una vigorosa planificacin, lo cual supone la gestin poltica y econmi-ca de la clase obrera y de los campesinos. Ni siquiera se trata de que elEstado acumule nacionalizaciones o expropiaciones, como se lo aconsejanlos marxistas de palacio, porque dentro del marco de un rgimen burgusobligadamente van al fracaso, como lo demuestra PDVSA o la electricidadnacional, o el aluminio. Se trata de qu clase dirige el pas y de los mto-

    dos de los que ella se vale. Las fuerzas armadas no pueden cumplir estafuncin, ni menos an las camarillas militares o de palacio. La cuestin fun-damental que tiene planteada Venezuela y sus masas explotadas es laestructuracin poltica del proletariado como clase independiente.Pero enla semana en que estall la crisis que se haba incubado durante meses,Chvez se encontraba amenazando a los obreros de Sidor con ilegalizar-les la huelga contra Techint y enfrentaba una crisis al interior del nonatoPartido Socialista nico, con expulsiones de diputados y denuncias de infil-tracin contra lo que l mismo ha comenzado a llamar la ultraizquierda'.A diferencia de Lula o Tabar Vzquez, Chvez no ha logrado estabilizar surgimen poltico, de cara a la oposicin gorila y a las permanentes presio-nes populares. Por eso, a diferencia del brasileo o del uruguayo, se puedeterminar creando una situacin como la de Chile en 1973, algo que porotra parte ya ocurri en ocasin del golpe gorila de abril de 2002 o delsabotaje patronal de finales de ese ao, y de los cuales Chvez sali airo-so, no por su capacidad de respuesta sino por la movilizacin popular. Lacrisis internacional desatada por Uribe y Bush pretende tantear la posibi-lidad de producir una nueva desestabilizacin poltica. Es precisamentecontra lo que advierten, recordemos, aquellos que llaman al imperialismoa imponer ajustes internos', pero en forma coordinada y democrtica'.

    Jornada internacional contra Bush y Uribe

    En funcin de esta caracterizacin, el Partido Obrero promueve una jor-nada internacional de condena a los gobiernos de Bush y de Uribe, y unllamado especial para que sea acompaada por los trabajadores y la juven-

    tud de los Estados Unidos; impulsa la confraternizacin y la unidad polti-ca de los obreros y campesinos de la regin andina; levanta la consigna dedesmantelar el Estado paramilitar y narcotraficante de Colombia y laexpulsin del Comando Sur de Amrica Latina; llama a los parlamentosdel Mercosur a no ratificar el acuerdo de libre comercio con Israel; plan-tea el intercambio humanitario y la discusin pblica y abierta del fin delconflicto armado en Colombia, con la presencia de las organizacionespopulares; convoca a defender a Venezuela contra el imperialismo yanquiy mundial; plantea que la clase obrera se estructure polticamente en cada

    pas del continente para luchar por un gobierno de trabajadores y la uni-dad socialista de Amrica Latina.

    5 de marzo de 2008

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    Amediados de febrero pasado, un profesor universitario nortea-mericano, Nouriel Roubini, muy seguido en los medios especia-lizados y en la prensa diaria, desarroll las doce razones que jus-

    tificaban su pronstico de una creciente probabilidad de un desenlacefinanciero y econmico catastrficoa la crisis bancaria en curso en losEstados Unidos. Adems, explic, ms contundente, su pesimismoacerca de la habilidad de las polticas y autoridades financieras paraadministrar y contener una crisis de esta magnitud. Segn Roubini,hay que prepararse para lo peor, es decir, para una crisis financiera sis-tmica.1 Como el sistema financiero representa el coronamiento delsistema capitalista, porque es all donde todo el producto del trabajoadquiere la forma universal del valor, la advertencia de Roubini explici-ta la tendencia a la disolucin de las relaciones sociales capitalistas y laincapacidad del presente rgimen poltico para hacerle frente. Es obvio,por otra parte, que una (incontenible) crisis financiera sistmica no

    encontrar sus lmites en las fronteras norteamericanas.La de Roubini no habra pasado de ser una posicin ms en las dis-cusiones que ha desatado la presente crisis, si no hubiera recibido el avaldesde el lugar menos esperado: el editor del Financial Times2, vocero delcapital financiero internacional. Es al menos plausible esta clase deescenario?, le pregunta Martn Wolf a sus lectores. Lo es, responde,y podemos estar seguros que, de ocurrir, pondr fin a todas las histo-rias de desacople en referencia a la relacin entre la economa deEstados Unidos y la del resto de los principales pases. Para Wolf, sin

    embargo, la crisis no solamente tiene una salida sino que ella se impon-dr como una ley de hierro: el capital acabar siendo forzosamenterescatado por el Estado, sea por medio de la estatizacin de la deuda

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    La crisis capitalista

    mundial es imparable

    JORGEALTAMIRA

    1. RGE Monitor, febrero 2008.

    2. Financial Times, 20 de febrero de 2008.

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    insolvente o de la inflacin, o de ambas a la vez. Es una pena que el edi-tor del FThaya detenido su argumento aqu, porque una estatizacin enmasa del capital financiero equivaldra a una quiebra financiera delEstado que lo rescata; la inflacin a una ruina social generalizada; y

    ambas a una dislocacin sin precedentes de las relaciones sociales.El primer punto que expone Roubini es el hundimiento que est

    ocurriendo con los precios de las viviendas, que podra barrer, si llegaal orden del 20 al 30 por ciento, con 4 a 6 billones de riqueza inmobi-liaria y poner en valor negativo a diez millones de propiedades o seacuando el valor de la propiedad cae por debajo del valor del prstamorecibido para comprar esa propiedad. A principios de marzo, efectiva-mente, las estadsticas dejaron ver que el valor patrimonial de los hoga-res haba entrado en terreno negativo por primera vez desde la

    Segunda Guerra Mundial. Este fenmeno precipita el incumplimiento delos pagos hipotecarios, incluso por parte de los deudores solventes,pues el remate de la propiedad representa un costo inferior a la deuda.Suponiendo un stock de deudas hipotecarias de 50 billones de dlares,el default afecta ya a un segmento que va del 10 al 20% del total; aun-que an se encuentra distante del 50% de cesacin de pagos que fue latasa de bancarrota en la crisis de los aos 30, la velocidad con que estaumentando supera a cualquier crisis hipotecaria previa. El nmero depropiedades vacas o vacantes es de cerca de dos millones.

    A la desvalorizacin que estn sufriendo los precios de las propie-dades hay que agregar las prdidas que est ocasionando a los bancosacreedores el incumplimiento de los pagos de los prstamos hipote-carios ajustables, llamados subprime, que ya es de unos 400.000 millo-nes de dlares pero que podra llegar al billn si prosigue la tendenciaactual. Este desplome afectar a otras formas de crdito que tienencomo garanta a estos prstamos hipotecarioslo cual representa unmercado (crditos estructurados) de 8 billones de dlares, que seencuentra en la actualidad completamente congelado, o sea que no haytransacciones.3 La mitad del mercado internacional de crdito estformado por bonos con diversas clases de garanta (la otra mitad sonprstamos bancarios), que en mayor o menor proporcin incluyencrditos hipotecarios incobrables de diferentes caractersticas. Hay unescenario de derrumbe del mercado de deuda, que mueve unos 50billones de dlares. El sistema de proteccin de estos ttulos por partede compaas especializadas de seguros o por fondos de cobertura, seencuentra en ruinas, debido a la escasa base de capital de las asegura-

    doras. Si se asume una tasa de incumplimiento del 1,3%,unos 500.000millones de dlares explotaran en la cara de los negociantes.4 Lascosas se presentan bastante peores a lo descripto por Roubini. Esasuma potencial de prdidas equivale al 25% de la capitalizacin banca-ria total de los Estados Unidos de 2 billones de dlares o a unpoco menos respecto a la capitalizacin bancaria internacional de2,7 billones. Si consideramos el total de transacciones especulativasque tienen por base los mercados de bonos y acciones (derivados), dems de 500 billones de dlares, un default del 2% representa prdidas

    por 10 billones.En la descripcin de la catstrofe en curso entra tambin el incum-plimiento en el pago de las diversas formas de crdito al consumo, al

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    3. International Clearing House, 7 de marzo de 2008.

    4. The Economist, 2 de febrero de 2008.

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    punto que la tasa de inters de las tarjetas de crdito ya supera cmo-damente los dos dgitos.A esto hay que agregar la extensin de la cri-sis al mercado hipotecario comercial y el impacto que est ocasionan-do en los bancos regionales. De acuerdo con un informe reciente,

    existe una tremenda sobre oferta de espacio comercial minorista.Otros 500.000 millones de dlares se encuentran atascados en los

    bancos por prstamos para compras de empresas, cuyos ttulos nopueden ser vendidos en el mercado al valor original.Aunque, segn eleditor del FT, Martin Wolf, las compaas norteamericanas se encuen-tran en buena forma, una parte obesa tiene bajos rendimientos y unadeuda elevada.5 Los defaults que resultaran de la desvalorizacin deesta clase de bonos en poder de los bancos provocaran prdidas por250.000 millones de dlares.

    A estos sinsabores Roubini aade la desintegracin del sistemafinanciero en las sombras, o sea de todas las empresas financieras des-reguladas, como fondos comunes, fideicomisos o fondos de cobertura,que no tienen acceso a fondos de los bancos centrales.

    La consecuencia final de toda esta cascada de derrumbes sera elcrash de las Bolsas y el hundimiento de los mercados de capitales,donde los activos financieros acabaran siendo vendidos a precios deremate.

    La nacionalizacin encubierta

    La ley de hierro a la que alude Wolf se encuentra en plena operacin,como lo atestiguan la nacionalizacin del banco Northern Rock porparte de los laboristas ingleses y del alemn IKB por parte la coalicinconservadora-socialista germana. Pero estas nacionalizaciones noponen remedio a la situacin que se ha creado, ms bien aproximan elmomento de la catstrofe sistmica a la que se refiere Roubini. Ocurreque estas nacionalizaciones no pretenden simplemente salvar, conindemnizaciones, el pellejo de los accionistas sino, por sobre todo, evi-tar el remate de sus activos (crditos, bonos) y el consiguiente incum-plimiento de las deudas contradas para comprar esos activos. Elgobierno britnico lleva comprometidas unas 50.000 millones de librasesterlinas en el NR y ha asegurado en forma ilimitada los depsitos enel banco (mientras en el resto de los bancos la garanta alcanza slo a30.000 libras). Las prdidas que asume el Estado al nacionalizar albanco son, potencialmente, ilimitadas, porque no interviene para pro-

    ceder a su liquidacin (lo cual derrumbara el mercado de bonos) sinopara revitalizar su posibilidad de negocios, para lo cual deber renovarlas deudas pendientes y asumir nuevas deudas con garanta pblica. ElEstado se hace cargo, de este modo, de una parte del mercado de capi-tales, la que gestionaba el NR, lo cual es mucho ms que la nacionaliza-cin de un capital privado. Por otro lado, el Banco de Inglaterra ya hainyectado ms de 100.000 millones de libras esterlinas en beneficio delresto de los bancos bajo su jurisdiccin, contra la garanta de ttulos dedudosa realizacin. Como acreedor cada vez ms prominente, el

    Estado se convierte en el propietario de los ttulos de crdito y decapital que no encuentran mercado y en el garante de los acreedoresbancarios. O sea que suplanta el "riesgo bancario" por el "riesgo del

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    5. Financial Times, 20 de febrero de 2008.

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    Estado", como si fuera invulnerable a la desvalorizacin de sus activosy escapara a las leyes del capital. Un fracaso del rescate de los bancospor parte del sistema financiero estatal (FED) dejara como ltimorecurso la intervencin fiscal o presupuestaria, lo cual entraara una

    crisis financiera del Estado.La nacionalizacin encubierta es, por lejos, mucho ms acentuada en

    los Estados Unidos. La Reserva Federal norteamericana ha extendido a200 mil millones de dlares las facilidades otorgadas a los bancos parafinanciar el stock de activos invendibles.A travs de dos programas, unode subasta de fondos y otro de prstamos de recompra, el banco cen-tral de Estados Unidos acepta como garanta los ttulos que los bancosno pueden vender en el mercado abierto, en especial los que ya seencuentran en default.Aunque formalmente transitorios, estos prsta-

    mos se han convertido en una suerte de aporte de capital, ya que serenuevan indefinidamente; la contribucin de la Reserva Federal a losbancos privados supera la que se atribuye a los fondos de inversin delas naciones petroleras o asiticas, que se han paralizado, entre otrascosas debido a continuos "descubrimientos" de nuevas prdidas porparte de los bancos, lo que licua los aportes realizados.Al igual que enel caso ingls, el Estado no interviene para liquidar los activos irreali-zables de los bancos sino para gestionar su giro, o sea que ser forza-do a comprometer cada vez ms fondos o a tolerar mayores deudas.Como dice un blog (The Ninja Report), la Reserva Federal ha modifica-do radicalmente sus funciones, porque en lugar de inyectar dinero enel mercado mediante la compra de ttulos pblicos, se hace cargo delos activos desvalorizados de los bancos. Como la Reserva Federal noest en condiciones de gestionar es decir, fundamentalmente, vender esacartera de ttulos, tampoco puede regular la circulacin de moneda queha emitido como contrapartida. En los hechos abandona la funcin de unbanco central para convertirse en una casa de empeos o en un bancoresidual que acumula los crditos incobrables, que sin embargo nopuede salir a vender. Aunque el monto total en juego hasta ahora, 436mil millones de dlares, representa el 20% del capital bancario nortea-mericano, la participacin se eleva considerablemente cuando se tieneen cuenta al puado de bancos que ha recibido la mayor parte de esteaporte, entre los que se encuentran los de mayor porte como elCitibank. Los aportes de liquidez de la FED suman entre prstamos(TAF), 100.000 millones; prstamos de 28 das a los bancos generadoresde mercado, 100.000 millones; seguros de cambio a bancos europeos,

    36.000 millones y las facilidades financieras de canje de por avales dehipotecas, 200.000 millones un total de 436.000 millones. En el canjede bonos del Tesoro por deuda avalada por hipotecas, ingresan losbonos de las inversoras inmobiliarias estatales, Freddie Mac y FannieMae, para frenar la continua desvalorizacin de sus carteras.

    En virtud de las limitaciones que plantea esta nacionalizacin de losbancos, un columnista del Financial Times aboga por el rescate directodel mercado de capitales, saltando la inyeccin de fondos a los ban-cos.6 Plantea la compra en el mercado de los activos de las empresas

    de mayor calificacin en forma directa, o mediante entidades que ser-an financiadas para hacerlo. Pero tampoco aqu tendramos unareconstruccin del mercado de capitales, porque para ello sera nece-

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    6. Financial Times, 4 de febrero de 2008.

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    saria la aparicin de capitales privados dispuestos a reanudar el circui-to del crdito; lo que tendramos es un rescate con fondos pblicosde los capitalistas perjudicados. Nadie ingresar en el mercado hastaque ste haya tocado fondo, algo que nadie, incluida la FED, prev en

    el corto plazo.

    El sol con un harnero

    Pero el mercado de capitales que la Reserva Federal se empea en con-gelar en su balance, a la espera de un giro de los acontecimientos, sesigue moviendo a pesar de ella, aunque siempre hacia abajo. A media-dos del mes pasado, el Citigroup arm un corralitoen su fondo CSOPartners, al negarse a permitir el retiro de dinero de sus inversores. Lo

    mismo ocurri con otros dos fondos del Citi Falcon Strategies y elOld Lane Partners.7 En la primera semana de marzo los principales ban-cos del mundo le quitaron el apoyo a uno de los principales fondosespeculativos, el Carlyle Capital, cuando la cada del valor de los acti-vos en su poder dej sin cobertura los prstamos bancarios que habarecibido para comprarlos. El fondo est vinculado al Carlyle Group, unpulpo financiero envuelto en toda clase de operaciones, incluida la gue-rra de Irak. La quiebra de estos fondos y el consiguiente remate de susttulos, acenta la desvalorizacin que ya vienen sufriendo en el merca-do y provoca una mayor desvalorizacin a la cartera en poder de esosmismos bancos. Las nacionalizaciones subrepticias de los bancos, comolos de la Reserva Federal o el Banco de Inglaterra, no pueden impedireste despee de los ttulos cuyo valor se pretende congelar. Con fon-dos propios de inversores por apenas 700 millones de dlares, Carlylehaba hecho inversiones, tomando prstamos bancarios, por 22.000millones32 veces su capital. Muchos otros fondos, que operan fuerade los bancos, pasan por una situacin similar.

    Mucho ms grave es la situacin de las compaas que, con un capi-tal extremadamente reducido, se dedican a asegurar los ttulos que senegocian en el mercado de capitales, incluido el de ttulos pblicos,como los bonos municipales y estaduales, que financian la educacin, lasalud o las inversiones en infraestructura. Estas compaas asegurado-ras no tienen ahora la capacidad de cubrir las prdidas potenciales o elcese de pagos que se asoma para los ttulos bajo su proteccin; estacircunstancia ha provocado una cada en la cotizacin de esos ttulos.Las recomendaciones para reflotar a estas aseguradoras mediante

    prstamos o una ampliacin de su base de accionistas, han fracasadomiserablemente; una propuesta para emitir acciones nuevas por 1.500millones de dlares para la aseguradora AMBAC fue bochada por susaccionistas para impedir que se diluya el capital actual. El gobernadorde Nueva York ha amenazado con cancelar los contratos de seguros delas entidades pblicas de su Estado, para evitar que caiga su cotizaciny se dificulte su refinanciamiento (A Elliot Spitzer esto le ha costado eloportunodescubrimiento de sus relaciones con una red de prostitu-cin). Como los bonos pblicos no corren riesgo de cesar sus pagos,

    privar a las aseguradoras de su cobertura las dejara con la parte msvulnerable del negocio, los ttulos privados. El gobierno del estado deCalifornia vendi deuda en el mercado sin contrato de seguro. Pero

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    7. The Wall Street Journal, 15 de febrero de 2008.

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    esto no pueden hacerlo los gobiernos locales, que "absorben 2 billonesde dlares del mercado de deuda".8 La incapacidad de las medidas deintervencin estatal o de nacionalizacin encubierta para detener lahemorragia del mercado de capitales, explica el implacable derrumbe

    de las Bolsas en todo el mundo, en especial en Asia.

    El oro o la crisis monetaria internacional

    El oro se acerca a los mil dlares la onza cuando la crisis an seencuentra en paales. Se trata del refugio universal del valor, que poneal desnudo la desvalorizacin de todas las formas nacionales de lariqueza capitalista. Pero la economa mundial no puede volver a basarel crdito en el oro; a saber, no puede retroceder del crdito virtual y

    electrnico, y de la especulacin financiera (con sus bonos, swaps,opciones, coberturas).

    De la crisis bancaria y financiera pasamos as, sin trnsito, a una cri-sis monetaria, que para el caso de la devaluacin del dlar es pordems clara. Esta devaluacin se ha transformado en la razn principalpara el aumento extraordinario que registran los precios de las mate-rias primas, con el consiguiente incremento de precios en la mayorparte de los pases. Para contrarrestar esta tendencia se revalan lasprincipales monedas, aumentando las deudas internas en dlares y des-valorizando las reservas y crditos internacionales en moneda nortea-mericana. Sin embargo, el oportuno derrumbe de la especulacin en elmercado de materias primas debera conducir a un colapso monetariointernacional, por medio de las llamadas devaluaciones competitivas.Las naciones de Europa Oriental y Turqua, con elevados dficitscomerciales y una enorme deuda externa de corto plazo, podran con-vertirse en los disparadores de ese colapso monetario.

    Como los pases que han adoptado el euro no pueden recurrir a ladevaluacin para disminuir el peso de sus deudas y rebajar el costo desu produccin, corren el peligro de una recesin gigantesca. Por eso esllamativa la tendencia que ha despuntado a una devaluacin de la libraesterlina, lo que no debera sorprender luego de la nacionalizacin delNorthern Rock. Una devaluacin de la libra mete presin al euro, quese supervaloriza. O sea que la crisis monetaria est planteando ya,potencialmente, una dislocacin del comercio internacionaly de esacreacin adorada del imperialismo, la moneda comn europea.

    Desacople... en el espacio

    En los comienzos de la presente crisis se deca, sin el menor empacho,que la demanda de los pases emergentes evitara una recesin enEstados Unidos.

    Pero si las ideas acerca del desacople es decir, que los pases atra-sados no sufriran los golpes de la crisis en los pases centrales sedemostraran correctas, entonces la crisis sera mucho mayor todava. Es queal mantenerse por un tiempo prolongado el alza de los precios de las mate-

    rias primas, se estara bloqueando el mecanismo esencial de salida a la crisis,que es la masiva desvalorizacin de mercancas y capitales excedentes.Cuanto ms demore esta desvalorizacin, ms aguda ser la crisis en los pa-

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    8. Financial Times, 3 de marzo de 2008.

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    ses centrales y, luego, ms brutal la desvalorizacin de las mercancas en lospases atrasados.

    Ahora que la recesin norteamericana est en marcha, la tesis deldesacopleha perdido partidarios. Las principales cadas burstiles han

    tenido lugar en Asia. El economista jefe de Merril Lynch seal, respec-to a la exposicin de los bancos chinos a la crisis hipotecaria estadou-nidense que no he observado que los bancos chinos estuvieran com-prando papeles subprimepero es razonable pensar que el dficit decuenta corriente de Estados Unidos, en aos recientes, fue financiadodesproporcionadamente por la va de productos que rendan muchomargen.9 Es una forma elegante de decir que los bancos chinos estnmetidos hasta el pescuezo en la crisis norteamericana.

    En el caso de Brasil, una firma de anlisis seala que el crecimiento

    de la Bolsa ha sido alimentado por bancos locales que han recurridoa la liquidez internacional10, o sea al endeudamiento externo. Contasas de inters extravagantes y una moneda en constante apreciacin,Brasil ha atrado en forma masiva capital especulativo, que deberemprender la retirada con el agravamiento de la crisis internacional.Unbono brasileo, que vence en 2045, ofrece un 7,5% de inters por enci-ma de la inflacin, pero una deuda con Japn paga solamente el 1%;tomar prestado en Tokio para invertir en Sao Paulo se ha convertidoen un verdadero negociado para los bancos que operan en Brasil. Lascadas extraordinarias que, episdicamente, protagonizara el mercadode Sao Paulo en los ltimos meses, en reaccin a los derrumbes inter-nacionales, son una manifestacin de su vulnerabilidad financiera. Larevaluacin del yen, en los ltimos meses, encarece los prstamos queapalancan las inversiones en Brasil. Para valorar la importancia protec-tora de los 150 mil millones que Brasil tiene en reservas bancarias,habra que conocer el endeudamiento internacional de sus bancos y desus entidades financieras. En enero, Brasil tuvo una salida de fondos decerca de 3 mil millones de dlares,la cifra ms alta desde 2000.11 Enlo que va del ao, unas quince colocaciones financieras han debidomantenerse en suspenso debido a la incertidumbre sobre el resultado.Una crisis en Argentina vendr, en primer lugar, como consecuencia deuna desestabilizacin financiera en Brasil, que compra el 35% de susexportaciones. La garanta que sustenta los negocios financieros enBrasil es el crecimiento de los precios de las materias primas, que seha acentuado desde inicio de 2008. Sin embargo, existe un consensointernacional en que ms de un 30% de estos precios responde a ope-

    raciones especulativas alentadas por la devaluacin del dlar.La revaluacin del yen no slo tendr efectos desastrosos paraBrasil; el principal perjudicado ser el propio Japn. El retorno de loscapitales especulativos producir un retorno de la depresin y la defla-cin, de la cual Japn no ha podido librarse desde el estallido de la cri-sis de mediados de los 80.

    En el caso de China, la inflacin, que ya llega al 9% anual a pesar deque su moneda nacional se revala, est indicando la inminencia de underrumbe financiero, lo cual anticipa la enorme cada que ha tenido la

    Bolsa de Hong Kong y en poco menor medida Shangai. Es cierto queChina tiene suficientes reservas para respaldar a sus principales ban-

    La crisis capitalista mundial es imparable 23

    9. Financial Times, 29 de enero de 2008.

    10. Financial Times, 26 de enero de 2008.

    11. Financial Times, 11 de febrero de 2008.

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    cos, pero valerse de ellas sera una variante de la nacionalizacin encu-bierta de la Reserva Federal, o sea que no servira para darle aire, sihiciera falta, al mercado de crditos. En los ltimos tres meses se hadesarrollado tambin en China una suerte de crisis inmobiliaria: las

    acciones de varios desarrolladores inmobiliarios cayeron ms de un50% desde sus picos en 2007 y algunos de ellos podran declararse enbancarrota.12 China, ms que nadie, se ve afectada por la devaluacindel dlar, por un lado porque desvaloriza sus reservas, y por el otroporque alimenta la inflacin. La revalorizacin de la moneda china, paracontrarrestar la inflacin, incrementa el valor en dlares de su deudainterna (y puede llevar a la quiebra a numerosas empresas y bancos) y,del mismo modo, desvaloriza sus activos. China est perdiendo 4 milmillones de dlares al mes entre lo que paga para absorber su emisin

    de moneda a cambio de dlares y lo que recibe cuando invierte estosdlares en el exterior.13 Segn otro clculo, esta sangra representaraun 5% del PBI de China, unos 70.000 millones de dlares al ao.

    Para compensar una cada de sus mercados de exportacin, Chinadebera modificar radicalmente su actual esquema econmico, lo cualafectara a los capitales internacionales que han convertido a China enuna economa de exportacin (arma componentes que luego exporta).Es decir que una crisis internacional no dejara de lado a China; por elcontrario, ella sera la ms golpeada. En todas las crisis mundiales hastaahora, al menos desde 1825, las naciones atrasadas o de desarrollomenor conocieron un salto de su industrializacin y de su mercadointerno debido a la interrupcin de la exportacin extranjera, peroesto slo tuvo lugar luego de atravesar por una crisis severa; entre1930 y 1932, el PBI argentino cay un fenomenal 15%. Es precisamenteesta experiencia histrica (y en especial la depresin de los aos 30)la que ensea: 1) que el desarrollo interno de los pases atrasados tienelugar despus del estallido de la crisis, nunca con anterioridad a ella ocon la posibilidad de prevenirla; 2) que cuando ese desarrollo tienelugar, se agudiza la tendencia a proteger el nuevo marco de autonomanacional creado por la crisis mundial, en perjuicio de una recomposi-cin del comercio internacional; 3) que solamente cuando la crisismundial se encuentra en vas de superacin (algunas dcadas mstarde) se reanuda la interconexin de la economa mundial en unaescala superior. En el caso de la depresin del 30, el retorno a la nor-malidad entra antes al nazismo, el holocausto, la guerra civil espao-la, la Segunda Guerra Mundial con sus cien millones de muertos, la

    revolucin china, el avance del Ejrcito Rojo hasta las proximidades delAtlntico y varias revoluciones europeas y nacionales (en Asia,AmricaLatina y Africa) traicionadas.

    El impacto de la crisis en Europa no solamente se manifiesta en una ten-dencia a la recesin. La deuda pblica italiana, por este motivo, se ha des-valorizado frente a las de otros pases de la Unin Europea, lo que ha enca-recido el financiamiento de su dficit pblico. La novedad poltica de unaderecha que va a las elecciones de abril prximo con un programa de pro-teccionismo econmico, en principio contra las exportaciones chinas,

    refleja el completo impasse del capitalismo de la pennsula.Pero la suma defactores indica que Italia est a la cabeza de una incipiente disgregacin dela Unin Europea; Sarkozy ya ha reclamado una poltica proteccionista a la

    En Defensa del Marxismo marzo 200824

    12. Financial Times, 14 de febrero de 2008.

    13. Financial Times, 31 de enero de 2008.

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    escala de la UE; en Hungra ya hay fuertes sntomas de un derrumbe finan-ciero. Italia podra acabar unindose a Gran Bretaa y los pases escandi-navos en su rechazo al euroese es claramente el planteo del ministro deEconoma de un futuro gobierno Berlusconi, Guido Tremonti. En Espaa y

    en Gran Bretaa la crisis hipotecaria se acenta, y con ella la amenaza decrisis para sus bancos. Una gran constructora espaola, accionista principalde varios bancos importantes, SacyrVallehermoso, acaba de recibir un lla-mado para cubrir los mrgenes entre los prstamos que ha recibido y ladesvalorizacin de sus activos.

    La devaluacin del dlar, que impulsa Estados Unidos para desvalo-rizar sus deudas internas e internacionales y mejorar la posicincomercial de la produccin norteamericana, acenta la dimensininternacional que la crisis ha tenido desde el inicio. Se trata de una cri-

    sis que culmina varios ciclos econmicos. El primero, que se inicia amediados de 2002 con la apertura en gran escala del mercado de Chinay la transformacin de ese pas en la correa de transmisin del finan-ciamiento de los dficit norteamericanos (comercial y fiscal). Pormedio de China los dlares emitidos por Estados Unidos retornaronpara financiar los dficits norteamericanos. La Reserva Federal financiel supervit chino con deuda norteamericana, que ahora la devaluacindel dlar se encargar de licuar. El fin de este ciclo plantea una crisiseconmica y social sin precedentes tanto en uno como en otro pas, yespecialmente pone en crisis la restauracin capitalista. El otro cicloque culmina es ms largo, el que se inicia a fines de los 70 con la emer-gencia de un modo de acumulacin de capital centrado en el capitalfinanciero. Este modo tiene su propia patologa: Cuando se observacunta deuda agreg este ciclo al sistema en relacin con el crecimien-to econmico, por encima y ms all de lo que ha sido normal enexpansiones anteriores, el monto de creacin excesiva de crdito suma6 billones de dlares14, un monto que es la mitad del producto brutonorteamericano. El dato pone de manifiesto el parasitismo fundamen-tal de la llamada globalizacin capitalista.

    La crisis plantea un principio de desglobalizacin de la economamundial; la dispersin de los niveles de precios internos respecto de losinternacionales es el ms alto de la historia. La crisis monetaria en cursova a acentuar este dislocamiento. Lejos de nivelar las condiciones delmercado mundial, se ha acentuado la tendencia a un desarrollo desigualy divergente. El desacople de los niveles de precios deber acentuar latendencia al proteccionismo, incluido el sistema de retencin de expor-

    taciones de los pases productores de alimentos para evitar el encareci-miento de sus mercados internos. Es evidente para cualquiera que losprincipales bancos centrales no han hecho siquiera una tentativa decoordinar su accin frente a la presente crisis o sea que est a laorden del da la consigna de la salvacin nacional. Se configura un replayde lo ocurrido luego de la primera guerra y, definitivamente, en la crisisdel 30 claro que en una escala social y econmica muy superior. Enresumen, en lugar de un desacople de la crisis tenemos a la vista el des-arrollo de una crisis que abarca a todos los pases, en distinto grado y

    con distinto ritmo.Y en lugar de un acople del capital financiero paradisear una salida global a la crisis, asistimos a un desacople de la eco-noma mundial y a la recuperacin de las tendencias nacionalistas.

    La crisis capitalista mundial es imparable 25

    14. Financial Times, 28 de enero de 2008.

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    La ley de hierro del capital

    Los comentaristas ya no hablan de la posibilidad de evitar una recesin

    internacional, sino que toman nota de una crisis financiera sistmica.Crisis sistmica significa deflacin de mercancas y capitales y destruc-cin de riqueza capitalista acumulada. La intervencin del Estado seconvierte en el recurso ltimo del capital ante la disolucin de los mer-cados. Como lo seala el titular de un artculo del Wall Street Journal:Entramos en la era de los rescates.15

    Lo cierto, sin embargo, es que ninguno de los rescates que fueronproyectados hasta ahora se han concretado, y las rebajas sucesivas delas tasas de inters interbancaria en Estados Unidos, han fracasado. Los

    propietarios se oponen a que se refinancien los prstamos por susviviendas, porque no estn dispuestos a reconocer una deuda hipote-caria considerablemente superior a los valores inmobiliarios de merca-do. No lo quieren las asociaciones inmobiliarias, que estiman que losprstamos refinanciados tampoco seran pagados. La extensin de losmrgenes que tienen las entidades inmobiliarias estatales de EstadosUnidos para levantar el mercado comprando los ttulos hipotecariosprivados en default, choca con las prdidas cada vez mayores que ellasmismas estn sufriendo como consecuencia de la desvalorizacin de supropia cartera de crditos hipotecarios. El centroizquierdismo nortea-mericano ofrece como alternativa la puesta en marcha de un gigantes-co programa de obras pblicas, que al mismo tiempo dara una respues-ta al descomunal deterioro de la infraestructura pblica en EstadosUnidos. Claro que antes habra que dar una salida al derrumbe inmi-nente del mercado de capitales y a la quiebra econmica internacionalque esto producira.

    Las autoridades norteamericanas se han embarcado, como punto departida para una salida, en la devaluacin del dlar; o sea, en reducir loscostos de un rescate interno y descargar la crisis sobre el mercadomundial. Es una aproximacin a una crisis del 30.

    Pero aunque la crisis se presenta como un fenmeno financiero liga-do al mercado hipotecario, la funcin del crdito en la economa capi-talista es superar los lmites que encuentra el capital para su realizaciny valorizacin. El crdito extiende el mercado de consumo personal yproductivo, y tambin es una palanca para elevar la tasa de beneficio delcapital invertido en la industria. En un determinado punto, esa expan-

    sin expresa, decididamente, una situacin de sobreproduccin. Sin elcrecimiento explosivo del crdito inmobiliario norteamericano y sin lainflacin de valores de los mercados de crdito y de capital no hubie-ra habido mercado para la produccin de China, y sin esto China nohubiera podido convertirse en un mercado para las mercancas y parala inversin internacional de capital en China. La sobreproduccin se hamanifestado en lo que el Banco de Basilea ha llamado una huelga deinversiones, con la excepcin de China e India, que ahora sufren elimpacto de esta sobreproduccin, una vez que han agotado las posibi-

    lidades de sustituir a la competencia con menores precios. El crditoinmobiliario no solamente fue una enorme palanca para la demanda deconsumo personal y productivo (construccin) sino que sirvi tambin

    En Defensa del Marxismo marzo 200826

    15. The Wall Street Journal, 19 de febrero de 2008.

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    para apoyar el desarrollo de otras formas de crdito que cebaron elmercado de consumo y permitieron la obtencin de tasas de rendi-miento ms elevadas.

    Recientemente, el ex secretario de Trabajo de Clinton, Robert

    Reich, seal que aunque el poder adquisitivo del salario en EstadosUnidos no ha crecido desde los 70, el consumo lo ha hecho en ms deun ciento por ciento. La solucin de esta paradoja se encuentra envarios factores. Reich seala, primero, la incorporacin de la mujer altrabajo, lo que explica un 35% de ese incremento, aunque Reich no diceque sirvi, por sobre todo, para congelar los salarios en un marco demayor productividad. En segundo lugar figura la extensin de la jorna-da laboral, que se ha convertido en la ms larga en los pases desarro-llados. El tercer factor es el endeudamiento de los hogares, que ha lle-

    gado a ms del 200% de la remuneracin del trabajo; el mercado deconsumo norteamericano depende cada vez ms menos del ingresopor salarios y cada vez ms del crdito al consumo. En el plano finan-ciero, una reducida camada de trabajadores se ha beneficiado de lainflacin burstil e incluso de la de los precios inmobiliarios para acre-centar lo que se denomina el ingreso disponible de los hogares. Sinembargo, con el derrumbe de la riqueza inmobiliaria, el corte del cr-dito al consumo, las cesantas provocadas por la recesin y el incre-mento del trabajo de tiempo parcial (peor remunerado), las condicio-nes econmicas del consumo personal se estn viniendo abajo y lasituacin de la clase obrera est sufriendo un cambio que ser radical.

    La fuerza de trabajo, que recibe ingresos bajo la forma de salarios ode remuneracin de un trabajo autnomo, no acumula el valor quecrea con su trabajo; lo acumula el capital. Como la fuerza de trabajo, adiferencia del capital, no se autovaloriza, a la larga su endeudamientoacaba con sus ingresos y salarios: el salario pasa a remunerar al capital(bancario), no a la fuerza de trabajo. La crisis bancaria disimula, enton-ces, una crisis de sobreproduccin, que el crdito al consumo ha trata-do infructuosamente de superar: las fuerzas productivas desbordan elmarco capitalista en que fueron creadas. El estallido del crdito al con-sumo (incluido el hipotecario) potencia social e histricamente la rece-sin econmica: socialmente, amenaza con generar una miseria mayora las crisis precedentes; histricamente, tiene lmites mucho mayorespara encontrar una va de salida o, dicho de otro modo, sus vas de sali-da son ms destructivas y (s!) catastrficas.

    La siniestralidad urbana y social de Detroit, por ejemplo, la histri-

    ca capital de la industria norteamericana, donde la desocupacin alcan-za al 10% y el derrumbe de la infraestructura pblica y edilicia es enor-me, es una muestra de la perspectiva social que deja en pie la crisis quese ha abierto en Estados Unidos donde ya hay 800.000 desalojos deviviendas. No es casual que tambin en Estados Unidos, hayan comen-zado a aflorar de nuevo los planteos proteccionistas de parte de variastendencias de la burguesa.

    Un cambio de condiciones y de percepciones

    En el movimiento obrero mundial, lamentablemente, no se ha comen-zado siquiera a discutir un programa para esta crisis; pero esto comen-zar a ocurrir en breve tiempo. Las nacionalizaciones encubiertas sonla oportunidad para plantear la nacionalizacin de la banca sin indem-

    La crisis capitalista mundial es imparable 27

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    nizacin, pues est claro para toda la sociedad que el capital se ha cadocomo consecuencia de sus propias leyes, y de que no hay lugar paraningn resarcimiento social. Pero la catstrofe que se insina deja toda-va ms clara la necesidad de expropiar a todas las industrias armamen-

    tistas o vinculadas con la guerra, para reconvertirlas en beneficio popu-lar. Sobre la base de la expropiacin de la banca y de la industria ligadaa la guerra, un programa de obras pblicas y de reindustrializacinpuede ser una salida para las masas. La cuestin de los despidos y delos salarios pasar al orden del da, y ello deber dar lugar, de nuevo, auna crisis en el esclerotizado movimiento sindical. De todos modos, loimportante es esto: la implosin de la economa de mercado, esa fic-cin que ha llevado a toda la izquierda mundial a entregarse al capita-lismo. El mercado no sacar, no ya a los obreros, sino a los propios

    capitalistas, de la hecatombe en que se han metido. El cambio de per-cepcin y de perspectiva para los explotados, en especial en los paseseconmicamente ms avanzados, ser el fruto ms rico de la presentecrisis. Se impone, por lo tanto, que la vanguardia obrera inicie un enr-gico esfuerzo de deliberacin poltica.

    En Defensa del Marxismo marzo 200828

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    El desenvolvimiento de las fuerzas productivas motivado por el capitalmismo en su desarrollo histrico, una vez llegado a cierto punto, anula laautovaloracin del capital... A partir de cierto momento el desenvolvimientode las fuerzas productivas se vuelve un obstculo para el capital; por tantola relacin del capital se torna en una barrera para el desarrollo de las fuer-

    zas productivas del trabajo.1

    La afirmacin de que Marx no habra instaurado una teora del derrumbedebe remontarse ciertamente, ante todo, a la interpretacin revisionista desu obra econmica.2

    En un artculo escrito algunos meses atrs reivindicamos la filiacinmarxista del catastrofismo3; es decir, que el capitalismo es unmodo de produccin histricamente condicionado y, por lo tanto,

    condenado a agotarse como consecuencia de sus propias contradiccio-

    nes. Es lo esencial del planteamiento de Marx y la clave para comprenderlo que l mismo llam la ley del movimiento de la sociedad moderna,objeto de su obra ms clebre (El Capital). Marx concibe, pues, el des-arrollo capitalista como un proceso plagado inevitablemente de movi-mientos catastrficos, dice literalmente un estudio reciente muy medu-loso que lleva por ttulo ni ms ni menos que Rastros del Apocalipsis(en Marx)4 y cuya lectura atenta es extremadamente enriquecedora por-que pone de relieve la tensin ltima, extrema y definitiva en que el capi-

    29

    Catastrofismo,

    forma y contenido

    (Frente al derrumbe terico de un chavista)

    PABLORIEZNIK

    1. Marx, Karl: Grundrisse, citado en el captulo La ley de la baja de la tasa de ganancia y la tendencia del capita-lismo al derrumbe, de Roman Rosdolsky; Gnesis y Estructura de El Capital de Marx, Siglo XXI, Mxico, 1978,

    pg. 422.

    2. Rosdolsky, Roman: Op. cit., pg. 423.

    3. Rieznik, Pablo: En defensa del catastrofismo; miseria de la economa poltica de izquierda, En defensa del

    marxismoN34, Buenos Aires, diciembre 2006.

    4. Mesa, Ciro: Emancipacin frustrada - La concepcin de la Historia en Marx, Biblioteca Nueva, Madrid, 2004.

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    tal coloca a la civilizacin humana. O el hombre se emancipa de la explo-tacin secular, llevada al paroxismo por un modo de produccin que hacumplido su misin histrica, o la sobrevida del capital, ms all de suspropios lmites, entraa una destruccin abismal de las condiciones de

    existencia de la especie y de su medio ambiente como un todo.La tendencia del capitalismo a enfrentar las circunstancias de su pro-pio colapso es el contenido original del catastrofismo y la base riguro-sa de una poltica revolucionaria de transformacin social. El capitalismorevela una tendencia inevitable a su derrumbe, creando as las condicio-nes necesarias para su superacin. En nuestro anterior artculo record-bamos que la conocida corriente revisionista, encabezada por EduardBernstein, en el movimiento socialista de fines del siglo XIX comenz pordelimitarse del catastrofismo, cuestionando precisamente la sealada

    tendencia al derrumbe del capital. El mismo cuestionamiento se ha reite-rado en el tiempo y adquirido connotaciones ms negativas en la mismamedida en que el agotamiento histrico del capital como metabolismosocial se pone en acto en la evolucin de la historia reciente. En la notade marras tomamos como ejemplo una nota de Claudio Katz, asumidocomo idelogo de una nueva izquierda que aqu y en el mundo hace galade aggiornamiento. La nota repeta en forma prcticamente literal aBernstein e impugnaba la existencia de cualquier tendencia del capitalis-mo al colapso para concluir con la propuesta de sustituir al socialismoobrero por una democracia adaptada a nuestros tiempos. Nuestra crticacaracterizaba este planteamiento como propio de la economa deizquierda porque Katz pretenda reemplazar el anlisis de la catstrofecapitalista contempornea por una disciplina dedicada a comprender porqu el capitalismo se mantiene en pie, sin noticias de que alguna vez vayaa derrumbarse.

    Renegar como mtodo

    El propio Katz ha asumido el desafo de responder a aquel artculo conotros dos largos trabajos de su autora.5 A pesar de su extensin, la res-puesta del lder de los llamados economistas de izquierda (EDI) secaracteriza, en primer lugar, por evitar la consideracin de los puntos mspolmicos de la crtica que les formulramos en nuestro trabajo anterior.Nada dice sobre la propuesta de los economistas de izquierda de defen-der una poltica de distribucin del ingreso, en trminos similares a laburocracia sindical afn a Duhalde y posteriormente a Kirchner. Nada

    sobre la propuesta de una suerte de socialismo del trueque cuando lacatstrofe capitalista de principios de esta dcada oblig a millones deargentinos cambiar calcetines en desuso por un plato de fideos o vicever-sa. Nada dice tampoco sobre la presentacin de subsidios al empleo,miserables y en negro como ejemplo de cultura del trabajo y socialis-mo. Nada sobre el oportunismo de lanzar una agrupacin de economis-tas en el mismo momento en que Katz, reivindicando su pasaje del socia-lismo a la democracia, se present como ministro de Econo-ma de unpersonaje hoy olvidado que cosech votos repudiando a los partidos de

    izquierda. Sin examinar an el contenido de los planteos de su nuevo tra-bajo hay que decir que Katz procede a lo que los franceses llaman la fuiteen avant, o lo que en criollo sera el que calla otorga.

    En Defensa del Marxismo marzo 200830

    5. Katz, Claudio: Los efectos del dogmatismo (paper).

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    Otro dficit metodolgico del texto de Katz es que se trata de un ata-que al Partido Obrero con un criterio muy particular. Porque nunca serefiere a la enorme literatura poltica del PO, su textos, su prensa, susdocumentos, sus folletos, libros y resoluciones.Tampoco menciona plan-

    teamientos de sus dirigentes ms reconocidos.Y esto a pesar de que Katzno deja de considerar ningn asunto poltico relevante. Suponemos queen su tarea de profesor Katz no admitira nunca un trabajo de estas carac-tersticas, que no cita a las fuentes y que, adems, las distorsiona o falsifi-ca con completa arbitrariedad. Al tratarse de una lucha poltica, nuestroautor estima que puede utilizar la impostura a piaccere para confundiral lector sobre las posiciones de quien dice criticar. Lo mismo vale para elcometido declarado de su texto, la crtica a dos autoresPablo Riezniky Luis Oviedo, cuyas formulaciones no expone nunca con rigor, abu-

    sando de la cita fuera de contexto y adjudicndoles planteos que nuncaformularon.An con este procedimiento, impropio de quien ha adoptadolos modos del trabajo acadmico, el artculo reciente de Katz tiene elmrito de aportar a una clarificacin poltica. Katz, como idelogo de lanueva izquierda, expone ampliamente sus propios puntos de vista. Losque, adems, se encuentran en las antpodas de lo que Katz sostena algu-nos aos atrs y de lo cual ahora reniega aunque nunca se haya dado altrabajo de explicar la metamorfosis. Por eso la crtica a sus viejos compa-eros tiene la forma de una catarsis con un autor que no se sabe si seofusca con quien polemiza, con su propio pasado o con sus contradiccio-nes de ayer y de hoy.

    El nuevo Katz, entonces, es muy claro cuando, en oposicin a loscatastrofistas afirma que es imposible hablar de una tendencia al colapsodel capitalismo, dado que la dinmica capitalista es cclica y a cada cri-sis sucede una ulterior recuperacin. Tampoco correspondera, segnKatz, hablar del imperialismo como ltima etapa del capitalismo y comopoca de catstrofes y revoluciones, lo que sera un sealamiento deLenin, puramente coyuntural, para los aos 1914-1922. Las fuerzas pro-ductivas del capitalsostiene Katz continan creciendo y ya no corres-ponde hablar de gobierno obrero y expropiacin del capital porque elnacionalismo latinoamericano nos ofrece un puente privilegiado al socia-lismo, del cual ni siquiera Kirchner estara excluido: es la integracin que,mediante un acuerdo regional, plantea el gobierno venezolano pormedio del llamado Alba. Concluye, curiosamente, con una crtica a lo queconsidera el monolitismo del PO, para celebrar la construccin de un par-tido regimentado desde arriba con los recursos del aparato estatal (capi-

    talista), manejado por funcionarios pblicos e intolerante con cualquierdisidencia interna. Esto es exactamente lo que han sealado los militantessocialistas que rechazaron disolverse en el partido nico de la revolucinque puso en pie el presidente Chvez, a quien normalmente Katz mencio-na segn su jerarqua constitucional.Admitamos que al menos Katz no seanda con chiquitas y, cuando ahora releemos artculos de su pluma dealgunos aos atrs, no puede menos que concluirse que la metamorfosisde Katz es verdaderamente copernicana.

    El catastrofismo conservador

    Y comienza as: segn nuestro crtico,Marx nos leg una teora del fun-cionamiento y de la crisis del sistema capitalista pero no de su catstro-fe.Al revsdice Katz tal funcionamiento del capital, descubierto por

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    Marx, consistira en que el capitalismo no se degrada (hacia su) desmo-ronamiento, sino que subsiste a travs de espirales de crecimiento y cri-sis convulsivas. Marx, entonces, no sera el terico que puso de relieve elcarcter histricamente condicionado del capitalismo y la inevitabilidad

    de su superacin como requisito para el progreso del hombre en cuantoespecie, sino exactamente, al contrario, quien explica que las convulsio-nes del capital son slo un medio para su... subsistencia. El aggiorna-do crtico vuelve as muy atrs porque la intuicin de que el capitalismoencontraba barreras insuperables a su propio desarrollo y como conse-cuencia del mismo, es previa a Marx y muy clara en el caso de uno de losexponentes de la llamada escuela clsica de la economa poltica burgue-sa: David Ricardo.

    Como sealramos en el artculo al cual pretende responder Katz, la

    cuestin de la tendencia al colapso, catstrofe o derrumbe del capitalis-mo, trminos que deben ser considerados sinnimos segn su denomina-cin original en alemn, fue el debate clave que sigui a las muertes deMarx en 1883 y de Engels en 1895. Bernstein, que haba sido estrechocolaborador de este ltimo, fue quien coloc, al finalizar el siglo XIX, elproblema de la tendencia al derrumbe en el centro de la discusin delmovimiento obrero y socialista de la poca. Cualquiera sea la crtica quese pueda formular a los revisionistas e inclusive a las limitaciones de suscontradictores de la poca (Kautsky y Rosa Luxemburgo), lo que impor-ta aqu es que la polmica parta de la admisin comn de que el plante-amiento original de Marx era inseparable de la mentada tendencia alderrumbe o al colapso del capitalismo. Esto era absolutamente indiscuti-ble. Bernstein, al revisar a Marx, sostena que nuevas circunstancias en eldesarrollo capitalista eliminaban ciertos presupuestos sobre los cualesMarx haba formulado sus anlisis respecto del derrumbe del capital.Porque, entre otras cosas, el monopolio y el crdito permitiran contenery revertir el desarrollo anrquico de la libre competencia, que estimabacomo el principal factor de destruccin de la economa capitalista y desus crisis recurrentes. Katz se coloca muy por detrs de Bernstein, por-que si ste critic la teora del derrumbe nunca cuestion la marcha irre-versible de la sociedad burguesa hacia una etapa superior, el socialismo.Slo que en lugar de considerarla consecuencia de las contradiccionescrecientes y explosivas del capital, postul una suerte de desarrollo arm-nico y planificado que sera coronado, al mismo tiempo, por una elimina-cin gradual de las lacras del capitalismo y un ascenso progresivo al poderde la clase obrera, mediante reformas al modo de produccin existente y

    a su rgimen poltico.Mientras Bernstein supona que el capital posea los atributos de unasuerte de correccin para su rumbo catastrfico, Katz nos explica que elcapitalismo subsiste por medio de crisis cada vez ms convulsivas. Nodeja de ser catastrofista, pero no de un modo socialista y revoluciona-rio, sino conservador y reaccionario. Katz afirma que jams Marx imagi-n el estallido final del sistema capitalista. Sin embargo, es exactamentelo que el autor de El Capitalplante al coronar todo el anlisis que efec-tuara en su trabajo cumbre. Se trata adems de los prrafos finales de uno

    de los ltimos captulos (XXIV del Tomo I) en cuyo apartado final, titula-do Tendencia de la acumulacin capitalista, Marx describe ni ms nimenos que el mo-mento en que suena la hora postrera del capital y seplantea su negacin, es decir su liquidacin histrica, se hace saltar lacorteza capitalista, los expropiadores son expropiados, algo que se impo-

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    ne con la necesidad de una ley natural. Textualmente: El monopolioejercido por el capital se convierte en traba al modo de produccin quefloreci con l y bajo l. La centralizacin de los medios de produccin yla socializacin del trabajo llegan a un punto en que se hacen incompati-

    bles con su envoltura capitalista. sta salta hecha aicos. Ha sonado lahora final de la propiedad privada capitalista. Los expropiadores sonexpropiados. Semejante definicin incomod siempre, no slo a Katz,sino a una plyade de sus propios seguidores (los de Marx, claro). Se lesantoja que el Marx objetivista y naturiforme excluye as la revolucin yla accin subjetiva del hombre. Pero la distincin es esquemtica y es loque Marx se plante superar. Lo subjetivo est preado por la objetividady viceversa. El autor delManifiesto del Partido Comunista saba que el pro-letariado tena que acabar con el capitalismo porque ste se derrumbaba

    y, recprocamente, que no se derrumbara si la accin humana no proce-da a la correspondiente ejecucin. La incomprensin de esta relacinrecproca siempre ha dado lugar al descubrimiento de dos Marx. Elsubjetivista, que plantea en el inicio del citadoManifiesto que el motorde la historia es la lucha de clases, y el objetivista que indica que sonlas relaciones de produccin en choque con las fuerzas productivas lasque determinan la revolucin social. Una oposicin completamente fic-ticia, sobre la cual se han derramado ros de tinta durante aos, olvidan-do que lo objetivo y lo subjetivo son dos aspectos ntimamente vin-culados de un todo nico:Los hombres hacen su propia historia, pero lahacen en condiciones que no han elegido sino que han heredado del pasa-do, segn la conocida tesis del propio Carlos Marx.

    A pesar de que Marx es como la madre, que hay una sola, Katz tam-bin tiene sus dos Marx. As, no tiene ningn problema en reconocerlos planteos de Marx sobre el derrumbe, porque luego los habra desmen-tido. Es decir, que convierte a Marx en Katz, que pas del catastrofismorevolucionario a su opuesto exacto sin solucin de continuidad. De modoque el Marx del Tomo I sera contrariado dice Katz por el del TomoIII, cuando pasa del terreno de las contradicciones genricas a la expli-cacin de cmo las tendencias ms explosivas del capital estn morigera-das por la accin de fuerzas opuestas (contratendencias), y distingue elanlisis puramente conceptual de sus manifestaciones concretas. AsMarx pasara de un catastrofismo de concepto, genrico, abstracto, a unrealismo anticatastrofista, concreto, desmintindose a s mismo. Unaespecie de empobrecido Kant, segn el cual la cosa en s catastrfica delcapitalismo recuperara el lugar de una vaga condena moral inasible,mien-

    tras el capitalismo real que los economistas como Katz pueden investigary medir en sus vicisitudes ms inmediatas sera eterno en su dinmicacclica. Ms dialctico es el poeta que celebra al amor,eterno mientrasdure, consciente quiz de que todo lo que existe merece perecer.

    La tendencia decreciente de la tasa de ganancia

    Marx, por supuesto, nunca habla de contratendencias en el Tomo III,cuya primera parte, al revs, remata en el anlisis exhaustivo de la llama-

    da tendencia decreciente de la tasa de ganancia, que Marx reputa la leyfundamental de la economa poltica, precisamente porque pone de relie-ve el mecanismo ntimo y esencial que conduce al declinio irreversible,irre-ver-si-ble, del modo de produccin capitalista. La acumulacin delcapital implica el desarrollo de las fuerzas productivas que emerge de la

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    competencia entre los muchos capitales para sobrevivir y cuyo resultadocontradictorio es que crece constantemente la proporcin de capital apli-cado en mquinas, herramientas, materias primas, y disminuye la corres-pondiente a la aplicada en el pago de salarios. Como la plusvala o ganan-

    cia que obtiene el capital surge de la diferencia entre el valor creado porlos asalariados y lo que obtienen como ingreso para subsistir, esa plusva-la o ganancia medida en relacin con la totalidad del capital tiende a caer.Por lo tanto, cuanto ms se desarrolla el capital, ms erosiona, mina, afec-ta, destruye, cuestiona, dificulta, restringe... las condiciones de su propiodesarrollo. Al capital le pasa lo que le pasa a Katz y a todos nosotros:cuanto ms vivimos nos acercamos a la muerte y como consecuencia delas leyes de nuestro propio desarrollo; nos guste o no. Basta el sentidocomn en este caso, para comprender que la mentada tendencia decre-

    ciente de la tasa de ganancia no sera la ley econmica fundamental de laeconoma poltica si fuera negada por contratendencias que, con igualfuerza y en sentido contrario, la tornaran inocua.

    De hecho Marx nunca habl de contratendencias sino de factorescontrarrestantes que enlentecen, frenan en diversos perodos y evitanuna evolucin puramente lineal o mecnica de la tendencia inmanente dela tasa de ganancia a decrecer.Algo que, en el lmite, la llevara lisa y llana-mente a la desaparicin en el caso de una completa automatizacin delproceso productivo. Este sencillo ejemplo lo plante Ernest Mandel, aquien lamentablemente Katz rescata cuando se trata de repetir sus peo-res defectos polticos y sus trabajos tericos ms pobres. El ejemplo esdidctico porque pone de relieve la paradoja bsica del capital: cuantomayor es la capacidad del trabajo humano acumulado de producir rique-za (tericamente ilimitada en el caso imaginado de la competa automati-zacin productiva),menor es la produccin de nuevo valor, cuya confisca-cin es la razn de ser del capital (y que termina por ser nula en caso deausencia de trabajo totalmente reemplazado por mquinas). El valor slopuede crearse como resultado del trabajo vivo involucrado en la produc-cin. Pero el desarrollo de la productividad del trabajo lo torna crecien-temente superfluo y sustituible por procesos automticos. En el capitalis-mo, cuanto mayor es la productividad del trabajo mayor es su capacidadde producir riqueza, pero menor es el valor unitario de los productos, almismo tiempo que disminuye la cantidad de trabajo vivo incorporado alos mismos hasta desaparecer, como acabamos de sealar, en el caso deuna produccin automtica.

    El vnculo entre trabajo, produccin de riqueza y valor, es histrico y

    contradictorio. La contradiccin alcanza un nivel terminal e insuperablecuando el propio trabajo inmediato en la produccin es crecientementeinnecesario y cesa de servir a la valorizacin del capital, que ha desarro-llado las fuerzas productivas a un punto en que chocan con relaciones deproduccin que deben ser superadas. El trabajo inmediato del hombre enla produccin estuvo siempre c