en busca de peligro - karl may

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Elautor,llamadoKaraBenNemsi(Carlos,hijodelosalemanes),recorre,enunióndesufielcriadoHachiHalefOmar,eldesiertodelSurdeArgelia,consus peligrosos «chots», y la Regencia de Túnez, y después de cruzar laTripolitania,llegaaorillasdelNilo,corriendodiversasaventuras.

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KarlMay

EnbuscadepeligroPortierrasdelProfetaI-17

ePubr1.1Titivillus27.03.16

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Títulooriginal:AufderSuchenachderGefahrKarlMay,1896

Editordigital:TitivillusePubbaser1.2

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E

PortierrasdelProfeta1

Resumendelosepisodiosanteriores

l autor, llamadoKaraBenNemsi (Carlos,hijode losalemanes),ha recorrido,consufielcriadoHalefOmar,desdeeldesiertodelSurdeArgeliaaArabiayTurquía, entre constantes y peligrosas aventuras. Amo y criado, en unión de

OmarBenSadek,guíaárabe,ydeOsco,ricocomerciantemontenegrino,hansalidoenpersecucióndeBarudelAmasat,deManachelBarchayotroscriminales,queenlas fragosidades de los Balkanes forman la hermandad de la Kopcha[1], bajo ladirección de un bandido llamado el Chut o Amarillo. Camino de Ostromcha(Albania) se encuentran con un supuesto santón llamado el Mübarek, que tieneembaucada a toda la comarca, unas veces disfrazado de mendigo cojo y otrashaciéndosepasarporuniluminadodeAlá.ElautorlogradescubrirlasañagazasdelMübarekysucomplicidadcon losbandidosdelChut,y loentregaenmanosde lajusticia.

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L

Capítulo1

Desenmascarado

a administración de justicia en Turquía tiene, como sabe todo el mundo, suspeculiaridades,mejordicho,sus ladossombríosqueresaltan tantomáscuantomásalejadaydistanteestálacomarcaenqueaquéllaseadministra.Dadaslas

circunstanciasespecialesdeaquellasregiones,noesdeextrañarqueenlashabitadaspor las diversas tribus indómitas de los arnautes, que viven en lucha perpetua, laspalabrascódigoyjusticiaresultenvacíasdesentido.

PróximoaOstromchadacomienzoelpaísdeestoseskipetaros,quenoconocenmásleyqueladelfuertecontraeldébil.Ynosotros,sinoqueríamossucumbiraella,teníamos que ejercerla también en provecho propio. Así lo habíamos hecho yaaquella tarde, con buen éxito, y fuimos decididos a presentarnos con no menorenergíaenlasesiónjudicialquenosesperaba.

Cuando salimos para el “juzgado” empezaba a caer la noche. Por el caminotopamos con mucha gente, que, no habiendo encontrado sitio en el patio, seconformabaconvernospasar.

Cuandoentramosenelrecinto,cerraronlaspuertas,locualmediomalaespina.ElMübarekhabíapuesto en juego todoel influjoque teníay aquel encierroera elresultado.

Era tanta lamuchedumbrequenoscostó trabajo llegarhasta los jueces.Habíanagregadounbancoalsillónpresidencial,peroelaparatodelapaleoaunseguíaensusitio. Los candiles, rebosantes de nueva provisión de aceite, y provistos de estopanueva, daban con sus llamas un aspecto fantástico a aquel extraño cuadro. Losseñoresjuradossehallabanaúnenelinteriordelacasa,dondefueronaanunciarlesnuestra llegada. Los kavases se apostaron a nuestro lado, cerrándonos la salida alportalón.Comoéstehabíasidopreviamenteatrancado,elprocederdelapolicíanospusoenguardia.

Unsilenciosepulcralreinabaenel“salón”cuandoaparecieronloscincojueces,anteloscualespresentaronarmasloskavases.

—¡OhAllah!—exclamóHalef con tono irónico—. ¡Qué va a ser de nosotros!¡Metiemblanlascarnesdemiedo!

—Lomismomepasaamí.—¿Quieresquedéaprobarel látigoaesos imbécilesquese figuranasustarnos

consussablesdesenvainados?—Nohagastonterías;recuerdaquetuprecipitaciónanteriornoshatraídoaeste

lance.Eljuzgadotomóasiento;elkochaenelsillónylosdemásenelbanco.Unamujer

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logró abrirse paso por entre el gentío y fue a colocarse detrás del sustituto; eraNohuda,eltiernoGuisante,querealzabasubellezaconeloríndehierrodelafuentemaravillosa.Sindudaelsustitutoeraeldueñolegaldesusencantos.Observéquelacaradelmaridoerataninsípidacomoladesuesposa.

Al ladodelkochaestabaelMübarekconunpapel sobre las rodillas,yentreelviejoyelotro juezreparéenunpucheritoconunaplumadeave,pordondecolegíquehacíavecesdetintero.

Elkochamovíalacabezadeunladoparaotroycarraspeabaruidosamente,señaldequeibaadarcomienzolasesión.Enefecto,convozchillonayforzada,dijo:

—EnnombredelProfetaydelPadichá,aquienAláconcedamilañosdevida,hemosreunidoestekasa paraentenderendosdelitos,que sehancometidohoyennuestrajurisdicción.Selim,avanzayhabla.Tú,queereselprincipalacusador,diloquetehapasado.

El kavásdiounospasosde frentey empezó su relato, que resultóuna sarta dedisparatesmayúsculos.Hallándoseenactivoserviciohabíasidoasaltadopornosotrosenmediodelbosque,ygraciasasuarrojoyasuhábilresistenciahabíaescapadoconvida.

Cuandohuboterminadolepreguntóelkocha:—¿Cuáldelosdelincuenteseselquetemaltrató?—Esemismo—respondióelkavásseñalandoaHalef.—Puesunavezaveriguadasupersonalidadysuculpapasaremosadeliberarel

castigoquelecorresponde.Empezaron a cuchichear entre sí, y al cabo de un rato pronunció el kocha la

sentenciaenestaforma:—Elkasahacondenadoalculpableacuarentapalosenlasplantasdelospiesya

cuatrosemanasdecalabozo.AsíseharáennombredelPadichá,aquienAlácolmedebienes.

Halefechómanoallátigo,mientrasyomeesforzabapornosoltarlacarcajada.—Pasemosalsegundoatentado—volvióadecirelfuncionario—.Mavunachi,sal

adeclarar.Elbarqueroobedecióenelacto,másaterradoqueyo.Masantesquecomenzara

elrelatomeacerquécortésmentealkochayledije:—¿Tieneslabondaddelevantarte?El hombre obedeció instintivamente y entonces yo le di un empujoncito yme

arrellanéensusillón,diciéndole:—Muchas gracias. Conviene siempre que el humilde acate al superior y le

demuestresurespeto.Hasobradodignamente.Es una lástima no poder reproducir la cara del kocha, cuya cabeza comenzó a

oscilarcontalfuerzaquetemífueseaperdersudomicilionatural;quisohablar,peroel espanto le paralizó los órganos vocales, y para expresar la indignación que leproducíamiconductanolequedóotrorecursoquehablarporgestos,extendiendolos

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largosbrazosyllevándoselasmanosesqueléticasalainquietacabeza.Nadie dijo una palabra; los kavases no se movieron, en espera del castigo

fulminantequeibaalanzarsobremíelconsternadokocha.Este,recobrandoalfinelusodelapalabra,estallóenunaseriedeinterjeccionesyacabóporgritar:

—¿Cómoteatreves?¡Tuaudacia…notienenombre!¿Quéideatehadadoparatocar…?

—HachiHalefOmar—leinterrumpí—.Echamanoallátigo,yaquienseatrevaadecirmelamenorpalabradescortésbréaloalatigazoshastaquenolequedehuesosano;yalosabes.

Elpequeñohachienarbolóellátigo,diciendoconvozamenazadora:—¡Emir,atusórdenes!¡Alamenorseñaltuya,despejoellocal!Desgraciadamentelafaltadeluznosprivódelgustodevercómoseretratabanel

asombroy el terror en todo el auditorio.El kochano sabía qué hacer hasta que elMübareklehablóaloído;entoncesvociferóconvozdetrueno:

—¡Kavases,prendedaesehombreenelacto,yencerradleenlacueva!Lospolizontesseacercaronamíconlossablesdesenvainados,masyolosrecibí

apuntándolesconlosrevólveresydiciendo:—¡Atrás!Elquemetoqueeshombremuerto.Los agentesde la autoridad se esfumaron entre el gentío, yyoquedé aisladoy

librecomoporensalmo.—¿Porquéteenfurecesasí?—preguntéentoncesalkocha—.¿Porquéestásen

pie?Siéntate.QueselevanteelMübarekytecedaelasiento.Sonóunmurmullogeneral;queyoinjuriaraalkochacabíaenloposible;peroque

meatreviera ametermecon el santón eraunaosadía sinprecedentes, ymerecía ladesaprobaciónpopular.

Estoencalabrinóalkocha,quesacandofuerzasdeflaquezamerespondió:—Quienquieraqueseas, tamañaosadíaserácastigadaseveramente.ElMübarek

esunsanto,el favoritodeAlá,el sermilagrosode lacomarca; si así leconvinieramandaríalloverfuegodelcieloparadevorarte.

—¡Calla, kocha bacha, y no digas sandeces! ¡El Mübarek es tan santo y tanmilagroso como tú; además esun criminal, un embaucadoryun infamede cuerpoentero!

Elpúblico,aloírme,gruñóconactitudamenazadora,peroaunmásseexaltóelMübarek,quien,extendiendohaciamíelbrazo,exclamófurioso:

—¡Nohagáiscasodeeseyaúr,deeseperroinfielaquienmaldigo!¡Elinfiernoseabriráparatragarlo!Losespíritusinfernales…

No pudo acabar la frase, puesHalef se la cortó con un vigoroso latigazo, queobligóalviejoadarunsaltomortalcomoelmejoracróbata.

Lahazañaeratemeraria,comopudimoscomprobaralinstante.Despuésdeunosminutosdeexpectación,elpúblicoestallóengritosdecólera,yempujandoalosquetenía delante, amenazó rodearnos. La cosa se ponía fea para nosotros; mas yo,

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acercándome de un salto alMübarek, grité con voz de trueno para que todos meoyeran:

—¡Silencioy calma! ¡Estoydispuesto aprobarmis acusaciones! ¡Halef, acercaesecandil!…¿Veis,imbéciles,quiéneselMübarekycómoosengaña?¡Aquítenéislasmuletas!

Yaldecirestoechéladiestraalcuellodelsantónyleapretéelgaznate,mientrascon la izquierda le arrancaba el caftán, poniendo al descubierto las muletas quellevaba,unaacada lado,yprovistasdemuellesparapoderdesdoblarlas.Alpropiotiempovimosqueelcaftán teníapordentrodistintocolordelde fuera,yque teníagrandesbolsas.Metílamanoenunaytopéconunobjetopeludoquealaluzresultóserunapelucadepelolargoyenmarañadocomoeldelmendigo.

Elsantónestabaalprincipiotanaterradoquenoopusolamenorresistencia;masdeprontoempezóapedirauxilioyamanotearcomounposeído.

—¡Osco,Omar! ¡Venidasujetaraestepillo! ¡Ynoosandéisconmiramientos,queesdecuidado!

Losdosinterpeladosletomaronporsucuenta,yyopudedisponerdelasmanos.ComoHalefalumbrabanuestrogrupo,todoshabíanpodidopresenciarlaescenaconperfectaclaridad,yestupefactosguardabanunsilenciodemuerte.

—EstecanallaquesuponíaissantoesunaliadodelChut,oacasoelmismoChuten persona—continué yo—. Sumorada es un escondrijo de bandidos y ladrones,como os demostraré más tarde. Este viejo recorría el país con una colección dedisfraces,espiandoelmomentooportunoparalaejecucióndetodaclasedecrímenes.Comoveis,élyelmendigosonunasolapersona.Llevalasmuletassujetasbajolossobacosyporesoalchocarunaconotraproducíanelextrañoruidoqueosinspirabatan supersticioso terrory respeto.Aquí tenéis lapelucaqueusabael tullido,yqueacabarádeconvencerosdesuimpostura.

Fuivaciandotodoslosbolsillosyexplicandoalaconcurrenciaelempleodelosdiversosobjetosquesacaba:

—Ved, esta caja contiene polvos de diversos colores para aderezarse el rostro.Aquí está el trapo para limpiarse y que envuelve una botellita de agua por si lellegabaafaltarenalgúnparaje.Vedaquídosbolasdecaucho,queleserviríanparahincharse los carrillos cuandohacía demendigo.Mirad el color distinto del caftánpordentro.Cuando sevestíademendigo lovolvíadel revésy se lo enrollaba a lacintura comounmíseropaño. ¿Habéis logradover almismo tiempoal tullidoy alMübarek?¡Nunca!Comoqueeraimposible,siendoambosunasolapersona.¿Ynoapareció en la comarca el viejo al mismo tiempo que elmendigo? Pues ya tenéisbastanteexplicadoelenigma.

Mis argumentos eran de tal fuerza que escuché entusiastas demostraciones deaprobación.

Porúltimosaquéunpaquetito,yenvueltoentraposaparecióunbrazaletehechoconcequíesdeorovenecianos.Enalgunasdelasmonedasseveíaclaramenteenel

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anversolaimagendeSanMarcosenactituddeentregaralduxlabanderadelacruz,yenelreversootrosanto,quemeeradesconocido,rodeadodeestrellasydelepígrafeSittibi,Christe,datus,quemturegis,isteducatus.

—Aquí apareceunBelesik de docemonedas de oro, envuelto en un harapo—continuéyo—.¡Cualquierasabeaquiénpertenecerá!Preguntad,aversiencontramosaladueña.

—¿Docemonedas?—exclamóuna voz demujer ami espalda—.Enséñame elbrazalete,puesamímerobaronunoprecisamentelasemanapasada.

La que hablaba era Nohuda, el Guisante, que después de contemplar la alhajaexclamóradiantedegozo:

—¡Aláseabendito!¡Eselmío,elqueheredédemispadreshacemuchosaños!—Ydirigiéndosealsustitutoañadió—:Convéncetedequeesmipulseraydecláralademipropiedad.

—¡PorAlá,queescierto!—afirmóelmaridoasuvez.—PuesnotequedasinohacermemoriadesilavisitadelMübarekcoincidiócon

sudesaparición—observéyo.—La delMübarek no, pero si la del mendigo. Le llamé a casa para darle las

sobrasde lacomida;peroaunque tenía lapulsera sobre lamesa, lametíen lacajacuando el tullido entraba en la habitación. Él debió de verlo, porque cuando díasdespuésfuiaponermemibrazaleteyanolohallé.

—Puesyaconocesalladrón.—¡Yaestáprobado,fueesemalhombre!¡Ganasmedandesacarlelosojoscon

lasuñas!¡Yamelaspagarás!…—¡Silencio!—exclaméyo,interrumpiendoeldesahogodelaindignadaNohuda,

anteeltemordequesedesbordaraelinvasortorrentedesuelocuencia—.Guardalaalhaja,queelladrónnosequedarásinsumerecido.Yaveistodosenquéhavenidoaparar el objeto de vuestra veneración y respeto. ¡Y a semejante bandido habéisnombrado Bach Kiatib, dándole poder para juzgaros! A mí me ha maldecido einjuriadoyporpocomehacevíctimadevuestracólerainconsciente.Exijoportantoque le pongáis a buen recaudo, y que se dé parte de lo ocurrido alMakrech deSalónica.

Todosaplaudieron,yseoyeronmuchasvocesqueexclamaban:—¡Antesdadleunabuenapaliza!¡Deshacedlelasplantasdelospiesapalos!—¡Retorcedle el pescuezo! —chillaba Nohuda llena de furor contra el

delincuente.ElMübarekhabíacalladoatodo,peroaloíralGuisantegritótambién:—¡Nocreáisaesehombre!Esunyaúr,queacababademetermeelbrazaleteenel

bolsillopara…¡Ay!…¡Ay!…¡Ay!El látigodeHalef le había cortado el resuello haciéndole retorcerse y gritar de

dolormientraselhachiacompañabalosgolpesdiciendo:—¡Granuja!¡Voyagrabarteencarnevivaelpartedenuestrallegadaelpaís!¡A

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mifamosoemirnomelotachastúdeladrón,grandísimopillo!¡Yparaqueconste,toma,tomaytoma!

Lapieldehipopótamoibadejandovisiblesseñalesenelcuerpodelsantón,queaullabacomolobofurioso.

—¡Bravo,bravo!—gritabanlosespectadores,losmismosquemomentosantesseinclinabanasupasoynosamenazabanporfaltarlealrespeto.

Elkochabacha,queestabahechounmardeconfusiones,sedesplomóexhaustoensusillóndepresidentepararecuperaralmenossudignidadoficial.Losjuradosnorechistabansiquierayloskavases,alverqueaumentabanmispartidariosycreyendoque debía de hallarme por tanto delmejor humor, fueron asomando de nuevo a lasuperficieunotrasotro.

—¡Atad a ese hombre!—les ordené con voz de trueno—. ¡Sujetadle bien lasmanos!

Obedecieronconprestezayningunodelosjuecesseatrevióadesautorizarmeconunacontraorden.

ElMübareksediocuentaentoncesdequeestabaperdidosinremedio,ydespuésdedejarqueleataransinoponerresistencia,volvióaacurrucarseensuasiento.Losdemásjuradosselevantaronenseguida,puesnoqueríanseguiralladodesemejantecanalla.

—Yahorateautorizoparaseguirsentenciando—dijealkocha—.¿Conoceslasleyesdetupaís?

—Claroquesí;heestudiadoDerecho.—Puesnoloparece.—¿Cómoeseso?—contestóelpresidenteofendido—.ConozcotodoelDerecho

canónicodelCorán,delaSunnaydelasdecisionesdeloscuatroprimeroscalifas.—¿ConocestambiénelMültekaelbuher,queesvuestrocódigocivilypenal?—También;loescribióeljequeIbrahímHalchi.—Puessitanenteradoestásdesuspreceptos,¿porquénoloscumples?—Siempremeheguiadoporellos.—Faltas a la verdad; pues allí se dice que el juez debe conceder aun al más

perversocriminal,elderechodedefenderse,antesdesentenciarlo.Encambiotúytusconsejeroshabéiscondenadoamiamigoycompañerosindarletiempoapronunciarsudefensa.Vuestrasentenciaes,pues,falsaynula.Además,duranteeljuiciodebenestar presentes todos los acusados y sus testigos, y tampoco habéis observado eserequisito.

—Noescierto,todosestaban.—Teequivocas,puesfaltaelposaderoIbarek.¿Dóndesehalla?Eljuezmoviólacabezamuyazoradoycontestóporúltimo:—Voyensubusca.Iba a levantarse, pero yo le sujeté el brazo, receloso acerca del paradero de

nuestroamigo.Volviéndomedespuésaloskavaseslesordené:

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—TraedmeaIbarekenseguida,peroenelmismoestadoenqueleencontréis.Dosdelospolicíassealejaronyvolvieronalpocoratoconelposadero,quetraía

lasmanosatadasalaespalda.—¿Qué veo? ¿Qué delito ha cometido este hombre para que se le trate en tal

forma?¿Quiénhamandadosemejanteiniquidad?Lacabezadelbachaoscilódemalamaneraalbalbucir:—HasidomandatodelMübarek.—¿DemodoqueelkochabachaacatalavoluntaddelBachKiatib,yaúnalardea

de haber estudiado leyes? ¡Ahora se comprende que en tu jurisdicción pasen losmayorespicarosporsantosmilagrosos!

—Estabaenmiderecho—balbucióintimidadoelkocha.—Nolograrásprobarlo.—Ahora mismo si es preciso. A vosotros no os mandé prender porque sois

forasteros,peroeseesdemidistritoyestábajomipoderyautoridad.—¿Ycreespoderabusardeambos,verdad?¡Ahíhayunoscentenaresdesúbditos

tuyos, a quienes te crees con derecho a oprimir y vejar cuanto te venga en gana!Acasohayantenidoquesufrirtudespotismo;perodesdeahoralesconvienesaberquenosontusesclavos,yquepuedenexigirqueleshagasjusticia.Ibarekhasidovíctimadeunroboyveníaapedirayudacontralosqueledespojaron.Ytú,envezdedársela,comoeratuobligación,lehasmandadoprenderyencarcelar.¿Cómovasaresponderdesemejanteiniquidad?¡Inmediatamente,lovasasoltartúmismo!

—Esoescosadeloskavases.—Por tu propia mano has de deshacer sus ligaduras, pues es la única

compensacióndelainjusticiadequelehashechovíctima.Elhombresehartódeoírmeyreplicóenvozcolérica:—Atodoesto,¿quiénerestúparaveniraimponertuvoluntadcontantafrescura

comosifueraselMakrechoelbiladiKamseMollatari?—Aquítienesmisdocumentos—ylealarguédesdeñosamentelostrespasaportes.

Alverelviejoelteskereh,elbuyurulduyelfermancerróloslacrimososojillosysucabeza tomó el movimiento del famoso metrónomo, obra del celebérrimo JuanNepomucenoMäljldeRatisbona.

—Señor,teprotegelasombradelPadichá—exclamóinclinándosehastaelsuelo.—Puescuidadequetepuedacederunpocodeesasombrabienhechora.—Harétodoloqueordenes:YuniendolaacciónalapalabraseacercóaIbarekylesoltólascuerdasquele

amarraban.

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U

Capítulo2

Enlasruinas

na vez que dejó libre al posadero, el kocha se volvió a mí y me preguntóhumildemente:

—¿Estáscontentoya?—Porahorasí,peroauntengoqueexigirteotrascosas.TukavásSelimtehadado

informes falsos, pues el encuentro que tuvo con nosotros en el bosque fue muydistintodeloqueéldice.ElMübareklehadebidodeobligaramentirenformatandescaradaparaquesusdeclaracionesnosperjudicaran.

—Nolocreo.—Puesyosí,pueslomismointentóhacerconelbarquero.—¿Es verdad lo que dice? —preguntó entonces el kocha al barquero, que

convencidodequeelMübarekyanopodíahacerledañorelatócuantosabía.—Ya ves—dije al bacha—, que nunca pensé en atentar contra la vida de ese

hombre; pero, al observar que el viejo le utilizaba como espía me lo llevé parainvestigarloquecontramítramaba.Esoesloúnicoquetienes,quereprocharme:ysipiensascastigarmeporello,escucharásprimeromidefensa.

—Señor,yanosetratadecastigopuestoquenohahabidofalta.—Tampocomicompañero lomerecepor lacuestióndelkavás,puesnoél sino

otrotienelaculpadeloocurrido.—¿Aquiénterefieres?—Alkochabachaenpersona.—¿Yo?¿Enquéhefaltado?—Cuando a Ibarek le despojaron esos desalmados vino a darte parte del robo.

¿Enquéformacumplistetúcontusfunciones?—Hicetodoloquepude.—¿Deveras?¿Quéhiciste?—EncarguéaSelimquediscurrieralospasosquedebíandarse.—Ydelosdemáskavases¿quéhiciste?—Nada,porquetodoerainútil.Nohabríanhechonada.—Puesasílosdeclarastontosdecapiroteeincapacesparasuoficio.Elroboha

tenidolugarentujurisdicción;¿cómopudisteencargardesudescubrimientoaSelim,quehacetanpocotiempoqueresideenlacomarca?

—Porqueeselmáslistodetodos.—Yocreoquelohicisteporotrosmotivos.Unfuncionariocelosodebeponeren

movimientoatodoelmundoparadescubriralosautoresdesemejantefechoría.Encambio, tu proceder parece indicar a todas luces que quieres dar tiempo a los

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bandidosparafugarseyponerseensalvo.—Effendi,meofendesconesasuposición.—Puessebasaúnicamenteentuextrañaconducta.Lomásnaturalylógicohabría

sidoquemandarasbuscaralosladronesenOstromcha.—¡SisefueronhaciaDoirán!—Para creer eso se necesita no tener sentido. ¡Como que los bandidos iban a

dejar dicho adonde se dirigían! ¡Un abogado de experiencia como tú, no debieraignoraresastretas!¿Quédiríassiyodescubrieraqueeresamigoyprotectordeesoscriminales?

Lacabezadelbachagirabacomounamáquinadescompuesta.—¡Señor,noséquédecir!—acabóporexclamarelhombre.—Mejor es que te calles, pues nome harás cambiar de opinión. Si te hubieras

cuidadodelasunto,comoeratudeber,losmalhechoresestaríanyaenlacárcel.—¿Creesquevanavenirporsupiearevelarmedóndesealojan?—No,peroyocreoqueseencuentranenOstromcha.—¡Imposible!¡Nohaykonakniparadorquehayarecibidoatresjinetes!—Yalosé;¡buenostontosseriansisepresentaranpúblicamenteenlascercanías

dellugardesushazañas!¡Estánbienescondidos!—¡Conquéseguridaddicesloqueyoignoro!—Puesyo,conserforastero,estoymejorenteradoquetúdeloquepasa.—¿Esposiblequeconozcassuguarida?—Laconozcomuybien.—Entonceseresomnisciente…—No, pero sé pensar y discurrir como es debido. Los pilletes de su calaña se

cobijan en casa de gentuza como ellos. ¿Cuál es el sujeto más desalmado deOstromcha?

—¿AludesalMübarek?—Elmismo.—¿Suponesqueestánensucasa?—Estoyconvencidodeello.—Sindudateequivocas.—¿Quieresquehagamosunaapuesta?Paraecharelguanteaesosgranujasbasta

quesubasalaruina.Elkochamiróalsantónyésteledevolviólamirada,loquemehizocomprender

queambosobrabandeacuerdo.—Seríainútilquemedieraesacaminata,señor—observóelkochabacha.—Yo estoy convencido de lo contrario, y te aseguro que allí hallarás a los

ladronescontodosubotín;poresotepropongoquemesigasahoramismo,escoltadoporunpiquetedekavases.

—¡Aoscurastreparporelmonte!¡Imposible!—¿Tienesmiedo?

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—No, pero como los bandoleros son siempre peligrosos, en cuanto nos veanllegar se aprestarán a la defensa, y habría derramamiento de sangre que es precisoevitar.Esperemosamañana.

—Hastaentoncespuedenhaberseescapado,ysobre todohayporaquígente,alparecer,capazdeavisaralosbandidosdelaquelesespera.

—Nadieseatreveráatanto.Yomismocuidarédequenadiesubaalasruinasestanoche.

—Preferiría que dieras las órdenes convenientes para emprender la excursiónahoramismo.Mandaquepreparenfaroles.

—Señor,noteempeñesenunaempresaimposible.—Insisto en ello. Si no quieres cumplir con tu deber, quédate en casa, qué yo

sabréencontrargentemásdignadeocuparelcargodekochabacha.Esegolpedecidiólacuestión,yaunquelacabezaseguíaenoscilaciónconstante,

sudueñoacabópordecir:—No me juzgues por las apariencias. Sólo pienso en tu propia seguridad y

quisieraevitartelosriesgosdeunaexpedicióntanpeligrosa.—Noteocupesdemipersona,queyaséyocuidarmedeella.—¿NosllevamosalMübarek?—¡Claroquesí!¡Comoquehadeservirnosdeguía!—Puesvoyaprepararlasarmasyfarolesquedeseas.Yentróenlacasa.Muchos de los oyentes se fueron, al parecer, en busca de hachones para

acompañarnos.Ibarek,quehabíaescuchadoeldiálogoenelmayorsilencio,porfin,medijo:

—Effendi,¿creesdeverdadqueesospilletescaeránennuestropoder?—Notequepalamenorduda.—¿Yquerecobrarémidinero?—Lomismo.—Señor, no te entiendo; parece que lo sabes todo; con gusto te seguiré a las

ruinas.—¿Qué dices ahora del santo, tú que le alababas y temías al mismo tiempo?

Verdadesqueencuantomehablastedeélcomprendíquedebíadeserungranuja.Losquetedespojaronsealojanensucasa.

En esto volvió el bacha con unos cuantos faroles y hachas de viento, y pocodespués, una vez que regresó la gente con iguales medios de iluminación, laprocesiónsepusoenmovimiento.

Comotalexpediciónnocturna,caminodelasruinasyenbuscadeladrones,nosehabía visto jamás, y resultaba un festejo extraordinario para la población, chicos ygrandesfueronsiguiéndonosmontearribacomoelquevadecampo.

Pornofiarmedelkochabachanidesuskavases,encarguéaOscoyOmarquevigilaranalMübarek,colocándoseasulado.

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Abriendolamarchaibanunosindividuosdelapolicía;luegoibaelbachaconeljuzgadoenpleno,detráselMübarekconsusguardias,yporfin,cerrandolamarcha,Halef y yo acompañados de los dos posaderos. A retaguardia iban todos losdesocupadosdelapoblación,chicosygrandes.

Daba risa oír las distintas opiniones, tanto sobre el santo como sobre nuestraspersonas. Uno decía que yo era un príncipe imperial; otro, que el hijo del rey dePersia;unterceroperjurabaqueyoeraunhechiceroindioyotro,mejorenterado,metitulabazarevichdetodaslasRusias, llegadoaconquistarelpaísporencargodesupadre.

Segúníbamosacercándonosalasruinasibanbajandolavozlosmásaudaces,yalllegar a la cima se hizo un silencio sepulcral. Todos comprendían que había quetomar precauciones para no espantar a aquellos pájaros de cuenta. En cuantopenetramosenelbosquemuchossequedaronatrásatemorizados,aunqueasegurandoque sinoavanzabaneraparacerrarelpasoa los ladronesencasodeque lograranescapársenosdelasmanos.

Al llegar al claro, reinaba en él la quietudde la tumbay hasta los valientes seintimidaronuntanto,temiendolarepentinaaparicióndelosbandidosdetrásdecadaárbol. Para no dar lugar a ello caminaban de puntillas, no fueran los bandoleros aespantarse…omásbienaemprenderlaatirosconelprimeroolaprimeraqueselesacercase.Pueshayqueadvertirquemuchasmujereshabíanidosiguiéndonoshastaelclarodondesealzabalachoza.

Aquel silencio opresor fue repentinamente interrumpido por un chillidopenetrante demujer, y al acudir en socorro de la que lo lanzabame encontré conNohuda,el“Guisante”,quehabíatenidoladesgraciadecaerenlafuentedondeyohabíahalladolaflorecitasilvestre.Dándoseunbañodeasiento,elGuisanteechabaasuamadoesposoundiscursodetalnaturalezaquemehizopediraDiosquebajaralavoztodoloposible.Nohabíamediodequelasacasendelagua,porquedecíaqueseacatarraríasinremedioandandomojadaporelbosqueconelairedelanochetanfrío.Cuandoleexpliquéqueelaguaestabamásfríaqueelairecontestó:

—Effendi,sóloseguirétuconsejo.Túsabesmásquetodosymuchomásqueestemaridoquemehametidoenelaguaderecha.

Lasaquédeallíyvique,afortunadamente,nohabíamásdeunpiedelíquidoenelhoyo.Nohellegadoaaveriguarsiaquelbañoinvoluntarioperjudicóasubellezarejuvenecida.

ElMübarek,queestabaconOmaryOscoalapuertadesucabaña,exigíaentraren ella; pero como yo sabía que se dedicaba a la química y a supuestas artes dehechicería,noquise consentirlo,por si teníadispuestoalgúnaparatoocultopara elcasodequefuesenaprenderlo.

—¿Paraquéquieresentrar?—lepregunté,noobstante.Peroelviejonorechistósiquiera,puesalparecernoqueríatenertratosconmigo.

—Sinomecontestasnoesperesqueaccedaaturuego—insistíyo.

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Entoncesreplicómalhumorado:—Tengoanimalesquenecesitocuidarparaquenosemuerandehambre.—Yomismo lesecharédecomerporquedesdehoy túno tendrásmásalbergue

queelcalabozo;sinembargo,estoydispuestoacomplacertecontalquemecontestesaalgunaspreguntascontodasinceridad.

—Preguntaloquequieras.—¿Tieneshuéspedes?—No.—¿Nohaynadiemásquetúenlacabañanienlasruinas?—No.—¿Sabessihayalguienenlacabañaaestashoras?—Nadie,teloaseguro.—¿ConocesaunsujetoquesellamaManachelBarcha?—Nosédequiénhablas.—¿NitampocoauntalBarudelAmasat?—Tampoco.—Puesellosencambioafirmanserbuenosconocidostuyos.—¡Mienten!—Yañadenquelescomunicastemillegadaaestepueblo.—¡Esoesfalso!—Yquelesadvertistequeyadaríasconmishuesosenlacárcel,dondepodrían

asesinarmedespuésconlamayorcomodidad.Elviejonopronunciópalabra;miconocimientodelplanledejócompletamente

mudo y le hizo sospechar que en las ruinas debían de haber ocurrido sucesosimprevistosdurantesuausencia.Leoícarraspearytragarsaliva,comosituvieraunobstáculoenlagarganta,yporúltimobalbució:

—Señor,noteentiendonisédeloquemehablas.Noheoídonuncalosnombresquedicesnitengonadaqueverconesoshombresdequehablas.

—¿Entonces ignorarás igualmente que esperan a dos hermanos que os han detraerlanoticiademimuerteenMenlik?

—¡Alá!Nosépalabradetodoeso.—Tuignoranciamellenadecompasión;yporlalástimaquemeinspirasteharé

veralagentepeligrosaqueserefugiabacercadeti.Ven.Yagarrándoledelbrazoloarrastréconmigo,nosinhacerunaseñaaHalefpara

que nos precediera con un hachón. Los caballeros pertenecientes al Kasa veníandetrás, seguidos de Osco, Omar y los dos posaderos; para el resto no había lugarsuficienteenlasruinas.

¿Qué pasaría por el Mübarek al ver con qué seguridad me encaminaba yo alescondrijoqueélhabíacreídounmisterioindescifrableparatodos?

EncuantovioqueHalefapartabaeltapizdehiedra,lanzóunamaldiciónquenopudoreprimir.

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—¿Caballosaquí?—exclamóelkochaalpenetrareneldepartamentoquehacíavecesdecuadra.

Comoeradenocheylosanimalessueltosseasustabanconlaluzdeloshachonesyelruidodelagente,noscostóbastantetrabajoapaciguarlos.

—Dondehay caballosno están lejos los jinetes—observó el pequeñohachi—.Seguidmeyveréiscosasmagníficas.

Lostrespresosseguíantalcomoloshabíamosdejado.Losdesligamoslobastanteparaquepudieranhacerusode lospiesy levantarse,yentoncesdijealprimerodeellos,señalandoalMübarek:

—ManachelBarcha,¿conocesaesehombre?—Alálomaldiga—contestóconvozbroncaelaludido.—BarudelAmasat,¿conocesaesehombre?—preguntéalsegundo.—¡Quecaigadelpuentede laMuertea losprofundosabismosdel infierno!—

gruñóelsegundo.Entoncesmedirigíalcarcelero,diciendo:—Túhascometidosólo la faltade libertaraesosdospresos,cuyocastigoserá

terrible. En cambio el tuyo será muy ligero si das pruebas de no ser pecadorempedernidoyconfiesastodalaverdad.¿Conocesaesehombre?

—Sí—contestóelcarcelerodespuésdepensarlounpoco.—¿Quiénes?—ElviejoMübarek.—¿Conocessuverdaderonombre?—No.—¿Seconocíantuscompañerosyél?—Sí,porqueManachelBarchalevisitóconfrecuencia.—¿TramabanmatarmeenMenlik?—Sí.—Yhoyhabíandecididomiasesinatoenlacárcel,¿verdad?—Enefecto,asíes.—Otracosa.MientrastúentreteníasaIbarekyasugenteconjuegosdemanos,

éstosrobabanalposadero,¿verdad?—Sí,señor.—Estábien,delroboeresculpableporquecontushabilidadescontribuisteaque

serealizara.Yanonecesitosabermás.Yvolviéndomealkochabacha,observé:—¿Qué te parece? ¿Decía yo la verdad o no? ¿No están los ladrones en las

ruinas?—Señor,yaloshabíasdescubiertocuandohablasteconmigodelrobo.—Enefecto;peroelhaberdadoconellos tanprontoycontantaoportunidadte

probará la facilidad con que habrías podido tú cumplir con tu deber, Esos treshombresseránencarceladosycuidadosamentevigilados.Mañanamismoenviarásal

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Makrech un informe que irá acompañado de otro mío y él decidirá lo que ha dehacerse. Tú, Ibarek, fíjate en lo que hay en el suelo, puesme parece que son losobjetosqueechabasdemenos.

El contenido de los bolsillos de los ladrones había sido colocado en tresmontoncitos en el suelo. El rostro de Ibarek resplandeció de gozo al reconocer supropiedad,yyaibaarecogerlacuandoelkochabachaobservó:

—¡Alto!Noteprecipites,quetodoesodebequedardepositadoeneljuzgadoparaservirdecuerpodeldelitoenlosautosydenormaparalaaplicacióndelcastigoquecorrespondealosladrones.

Yo conocía las costumbres de aquella gente. ¡Dios sabía cuándo recuperaríaIbarekloperdido!Poresocontestéensulugar:

—No es preciso que figuren como prueba. Bastará un atestado mío y laevaluación aproximadade los objetos.El inventario escrito sirve lomismoque laspiezas.

—Señor,túnoeresfuncionario—medijo.—Yatehedemostradohoyquelosoymejorquetú.Siteniegasaaccederami

proposicióninformaréalMakrechmásdetalladamentedeloqueacasoteconvenga.Conquecalla,porlacuentaquetetiene.

Comprendíquemeibaasoltarunaandanada,perosecontuvo,impulsadoporelpropiointerés.Luegodijo:

—Estoy conforme en que se quede con lo que es suyo; pero lo demás esconfiscadoporlajusticia.—Ysebajóarecogerlabolsadeldineroyotrosobjetos.

—¡Detente!—exclaméyo—.¡Todoesoestáyaconfiscado!—¿Porquién?—Pormí.—¿Conquéderecho?—Conelquequieras.Haréotro inventarioenque figurarás tú como testigode

quenomequedoconnada,ylomandaréalMakrechunidoaestebotín.—Esemepertenecedederecho.—Y amí de hecho.Quédate con los caballos y estarás bien recompensado; lo

demásquedaenmipoder.Halef,recógelotodo.Elpequeñohachinosehizorepetirlaordenyencosadedosminutosselohabía

embolsadotodo.—¡Ladrones!—gruñóelMübarek;pero la injurianodejóderecibirsucastigo,

puesHaleflecruzólaespaldaconunlatigazoterrible.Lospresosfuerontrasladadosdelaruinaalclaro,dondeseestrujabaelpúblico

por contemplarlos. Ibarek contaba entretanto, con gran lujo de detalles, que habíarecuperadolosuyoysedeshacíaenalabanzasdetodosnosotros.

Los kavases colocaron a los cuatro presos en medio y el cortejo se puso enmovimiento, seguido de la multitud, que comentaba entusiasta el resultado de laaventura.Asíeldescensodelmontefuemuchomásbulliciosoquelasubida.

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Las autoridades cerraban lamarcha; peroHalef y yo nos quedamos rezagadosmercedaunaseñalqueelhachimehabíahecho.

—Sidi, aun me queda medio hachón. Está apagado pero podemos volver aencenderlo.¿Noseríaconvenienteaprovecharloparaexaminarlachoza?

—Enefecto,esunaidea.—¿Tieneslallave?Viquetelaguardastealvaciarlelosbolsillosalviejo.—Aquíestá;peroignoramossiseráladelacabaña.—Notequepaduda.¿Quémásllavesibaatener?Esperamos a que todo quedara en silencio y soledad parameter la llave en la

cerradura.Luegoencendimoselhachaypenetramosenlaviviendadelbrujo.Apoyábase la cabaña, como ya dije anteriormente, en un muro derruido del

castilloydesde fueraparecíacontenerunsoloaposento;peroencuantonosvimosdentro de él, descubrimos una hilera de habitaciones seguidas, parte de las cualespertenecían al antiguo castillo, pues la cabaña se había construido adrede paradisimularlaentradaaaquél.

Laprimerahabitaciónestabacompletamentevacíayporsuaspectodebíadeserel recibimiento en que el viejo despachaba a sus visitantes. Al ir a entrar en lacontiguaobservévarioshilosquepasabanporeltecho,porelcentroyporelsuelo.Toquéunocautelosamenteconelmangodemilátigo,yenelmismomomentosonóuntiro,maullarongatos,ladraronperros,graznaroncuervosysearmóentretodoellounaalgarabíaindescriptible.

—¡Oh,Alá!—exclamóHalef,riendo—.PorlovistonoshemoscoladoenelarcadeNoé.Opino,sidi,quenoavancemosmásporahorayesperemosaquesehagadedía.

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A

Capítulo3

Lafuga

sentía lopropuestoporHalefporque,sibiennosuponíaal falsosantónconextraordinarios conocimientos en las ciencias naturales, podía poseer los

suficientes para armar un tinglado que diera al traste con todo conato de invasión.Cerramos, pues, la casucha, apagamos el hachón, y ya nos dirigíamos al pueblo,cuandonosdetuvouna figurademujerque sedeslizóhastanosotros.Yonopodíadistinguirsusfacciones;masella,cogiéndomerepentinamentelamano,selallevóaloslabiosantesqueyopudieraevitarlo.

—Laluzdelhachamehareveladoturostro,effendi,yvengoadartenuevamentelasgraciasportodoloquehashechoenmifavor.

EntoncesmedicuentadequeeraNebaya,lacolectoradeplantasmedicinales.—¿Quéhacesaquí?—lepregunté—.¿Estabasyacuandohemosvenidopor los

presos?—No,mehacedañoveraesosdesgraciados;mashepresenciadoeljuicioenque

intentabanponertepreso.Sidi,eresmuyvaliente,peroteadviertoquetehasechadounmalenemigo.

—¿Aquiénterefieres?¿AlMübarek?—No,eseteodia,yalosé;merefieroalkocha.—Comprendo que no me tenga gran cariño, pero no considero temible su

hostilidad.—Puesyoteaseguroqueespeligrosoyteruegodecorazónqueestéssiempreen

guardia.—¿Tanmaloes?—Perverso;bajosucapadeautoridadapoyayprotegeensecretoalagentedel

Chut.—¿Cómosabeseso?—HapasadomuchasnochesenconciliábuloconelMübarek.—¿Notehabrásengañado?—No;leheconocidomuybienalaluzdelalunayenlaoscuridadgraciasasu

voz,quenoseconfundeconninguna.—Entonces,¿hasestadoporaquímuchasnoches?—Innumerables,apesardelaprohibicióndelMübarek.Amímegustalanoche,

amiga de los desgraciados, que nos deja a solas con nuestro Dios y no turba losruegosylamentosquedirigimosalPadredetodaslascriaturas.Además,hayplantasquesólopuedencogersedenoche.

—¿Deveras?

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—Asícomohayplantasquesólodenochetienenaroma,hayotrasquetambiénvelandenocheyduermendedía.Yaquí en elmontehaymuchasde esas amigasnocturnas, con quienes converso, y que contestan a mis preguntas. En el últimotiempo me fue dificultada la tarea por mi enemigo, pero ya que le hasdesenmascarado y está preso he aprovechado la ocasión para venir a visitar amisplantasyescogerunreyencuantopaselamedianoche.

—¿Unrey,dices?¿Quéeseso?—lepregunté.—Unreyvegetal,¿noleconoces?—Noheoídohablardeélenmivida.—Puesesunreyconcuyamuerteperecetambiéntodosupueblo.Aquella pobre mujer tenía una sensibilidad extraña y profunda que me

sorprendió.Lainfeliz,queconelsudordesurostroteníaqueprocurarelsustentodesufamilia,perdíalanocheenconversarconlasplantasysorprenderlosmisteriosdesuexistencia.

—¿Cómosellamaesereyvegetal?—lapreguntéllenodecuriosidad.—HachMarriam.¡Lástimaquenoloconozcas!—Conozcolafamiliavegetal,peroignorabaquetuvieramonarca.—Pocossabenesedetalleyentreellosesraroelquetienelasuertededarconun

rey.HayqueprofesargrancariñoalHachMarriamyconocerbiensuscostumbresymododeserparapoderencontrara susoberano.Elpueblovegetalviveen lugaresestériles, en barrancos, montes y ribazos solitarios, y se cría en círculos, a vecesgrandesyavecespequeños,encuyocentroseyergueelrey.

Estosdetallesmeinteresabanprofundamenteporsunovedad.HachMarriamquieredecir“CruzdeMaría”yeslamismaplantaqueelpueblo

alemánllama“CardoCruzdeMaría”.¡QuéextrañoqueenlascimasdelosMontesMetálicos llevara el mismo nombre que en las sierras turcas del Bahúna o delPlachkavitza!

Lamujercontinuó:—Este cardo que digo es seco y quebradizo; no alcanza gran altura y tiene un

tallomuydelgado;encambiosureyesanchoyaumentadeañoenaño;sutallollegaaadelgazarhastaparecerlahojadeuncuchillo,peroencambioalcanzaelanchodedosmanos. En la cima tiene una cabeza de cardo, en cuyo fondo oscuro se halladibujadaunaserpientedecolorclaroenziszás,queresplandecedenoche.

—¿Esverdadloquemecuentas?—Noteengaño,señor;lahevistomuyamenudoycuentoconencontrarlaesta

mismanoche.Encuantosecortaalreyperecentodossussúbditosantesdeunmesescaso;peroencasocontrario lleganasermuyviejos.El reyquevoyacogerestanoche,lomenoscontarádiezaños.

—¡Massilearrancasperecerásupueblo!—No, porque ya ha salido un rey nuevo que permite la falta del otro. La

supresióndel antiguohadehacerse el domingodespuésdeLunaNueva, en el día

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santodeloscristianos,cuyareinacelestialesMarriam;enestedíaescuandoelreylucemásquenunca,yaundespuésdecortadosigueluciendovariasnoches,enquetienemayorfuerza.Hoyeseldíaindicado,yporesovengoalmonte.Sitedetuvierasaquíveríasresplandeceralreydelcardo.

—Me gustaría mucho acompañarte, porque me interesan extraordinariamentetodos esos enigmas de la naturaleza; pero desgraciadamente tengo que bajar a laciudadenseguida.

—Mañanamismotelollevaréparaqueleveasresplandecer.—PuedequeyanoestéenOstromcha.—¿Tanprontopiensasdejarnos,señor?—En efecto, no vine para estarmucho tiempo, pues tengo las horas contadas.

Buenasuerteentuexcursión,Nebaya.Lamujerdesaparecióenlaoscuridad,mientrasHalefmedecía:—Sidi,¿creeslodelreydeloscardos?—Nolopongoenduda.—Nuncaoíquelosvegetalestuvieranreyes.—Esdecirqueloignoras.Bueno,mañana,Diosmediante,verásalsoberanode

losHachMarriam.Nosospechabaentoncesqueaaquel reyfamoso lehabíadedeber lavidapoco

después,yqueelbuscarloNebayaaqueldíamemorablehabíadeserparamídeunaventajaincalculable.Porlodemás,elreydeloscardosesunarealidad,nounaficciónpoética como podría creerse. Yo mismo encontré entre Scheibenberg ySchwarzenberg, en losMontesMetálicos sajones, en una loma pelada y árida, unpueblodecardosCruzdeMaría,yestuvecuatrodías seguidosbuscandoal rey.Elterrenoenqueprosperabanformaba,enefecto,uncírculobastanteregular;rodeélaperiferiadelmismoy formandodistintos radiosmeacerqué al centrovariasveces,pero sin resultado. Por fin encontré al rey en un punto por el que había pasadomuchasvecessinrepararenlaplanta,porhallarseéstarodeadadeunmataespesaysecadehierba,quejustificóenabsolutoladescripcióndeNebaya;locortéporelpieyaunloconservo.CuandoalcabodecuatromesesvisitédenuevoelAnnaberg,hice,apesardelescasotiempodequedisponía,unaexcursiónapieallugardelhallazgoyresultóquetodoslossúbditoshabíanperecido.

Claro que aún no había hecho yo, cuando estaba en Ostromcha, la referidacomprobación, pero a pesar de ello di crédito a las palabras de Nebaya. El granLinneoconfiesa,llenodegratitud,quesusmejoresdescubrimientosyobservacionessedebenalosdatosqueledabangentessencillasyaunignorantes;yesqueelhijodel pueblo tiene una intuición amorosa para los secretos de la naturaleza de que avecescareceelhombrequesedanasimismoseltítulodedistinguidos.

Encuantollegamosalpueblonosdirigimosaljuzgado,dondehiceinventariodelbotín quitado a los ladrones. Los ojillos del kocha bacha brillaban de codiciamientras contábamos las monedas de los tres bolsos; insistió en encargarse él

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personalmentedelenvío,peroyoledeclaréenredondoqueseríayoelencargadodehacerlo.Prontohubedeverloacertadodemiidea.Paramolestarme,elkochabachaseempeñóenquelosbolsosfueranselladosconsusello,aloquenomeopuse.

Luegohice queme llevaran junto a los presos, que estabanmaniatados enunaespeciedebodega.Advertíque talprecaución resultabaunacrueldad inútil,maselviejo insistió enque tratándosede sujetosde tantocuidado, todacautela leparecíapoca, y añadió que durante la noche pondría un centinela en la puerta paramayorseguridad.

DeljuzgadonosfuimosalKonak,acenaraunqueconhartoretraso.Reunidosenlamismahabitacióndeporlamañana,alrededordelamesaestuvimoshablandocongran vivacidad de los asuntos del día. Así es que ya era pasada la media nochecuandonosacostamos.

El posadero me designó el dormitorio de honor, adonde se llegaba por unaescalera, y al cual, por tener dos camas, hice subir ami hachi, pues sabía la granalegríaqueledabacondistinciónsemejante.

Mirelojseñalaríalasdoscuandonosdesnudábamos.Deprontooímosllamaralapuerta. Abrí el postigo para ver quién era, pero no logré distinguir al nocturnovisitante.

—¿Quiénes?—gritéporúltimo.—¡Oh,esél!—oísusurraraunavozfemenina,queacabóporpreguntar:—¿Ereseleffendiextranjero?—Sí,ytúeresNebaya,¿verdad?—Sí,bajaenseguida,señor,quetengoquehablarte.—¿Escosamuyurgente?—¡Importantísima!—¡Puesallávoy!PocosminutosdespuésnoshallábamosHalefyyojuntoalaherbolaria.—Effendi —dijo—, ¿sabes lo que ha pasado…? Pero aguarda, que aún hay

tiempo;tomaantetodoelreydelosHachMarriam.Yme entregó un cardo espinoso de un palmode ancho, pero delgado como la

hojadeuncuchillo.Laclaraserpienteresplandecíaenlaestrechacorola,apesardelaoscuridadyaunqueno“lucía”teníaunbrillocasifosforescente.

—¿Mecreesahora?—preguntóNebaya.—Nuncahe dudadode tu veracidad—le contesté—.Pero aquí está demasiado

oscuro;mañanairéa tucasaparacontemplaralreya la luzdelsol.Ahoradimeloquetetraeaesashoras.

—Unanoticiamuymala.¡Lospresossehanescapado!—¿Esposible?¿Cómolosabes?—Loshevistoeinclusoheoídoloquehablaban.—¿Dónde?—Arriba,enlachozadelMübarek.

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—Sidi, entonces hemos de encaminarnos almonte sin pérdida de tiempo, paraquitarlosdeenmedio,puesdelocontrarioestamosperdidos.

—No vayas tan de prisa. Primero hay que saber más detalles. ¿Cuántos eran,Nebaya?

—Lostrespresos,elMübarekyelkochabacha.—¿Tambiénelkochaestabaconellos?—Sí; él mismo les ha abierto la cárcel, a cambio de 5000 piastras que le ha

entregadoelMübarek.—Cuéntamelo todo, pero en pocas palabras, que no tenemos unmomento que

perder.—Volvíayodecogerelreydeloscardos,ymedisponíaaatravesarelclarodel

bosque,cuandohevistosubirporlasendaacuatrohombresqueveníandelaciudad.Mehe escondido, deslizándomepor la sombra que hace el ángulo de la choza delsantón.Enellahanintentadopenetrarloscuatro,peronohanpodidoporestarechadalallave.Tresmeerandesconocidos,peroelcuartoeraindudablementeelMübarek.Sehanpuestoahablardequeeljuezloshabíasoltado,yacudiríaluegoporelpreciodel rescate, tasado en 5000 piastras. En cuanto estuviera pagado se irían, perotomarían terrible venganza de vosotros. Uno ha dicho que seguramente iríais aRadovichyaIstib,yqueenelcaminoosasaltaríanlosAlachy.

—¿QuiénessonesosAlachy?—Loignoro;entretantohallegadoelkochabacha;comolesfaltabalallavehan

hundidolapuertadelachozaapatadalimpia;unavezdentro,hanhecholuzyhanabiertoelpostigocercanoamiescondite,pordondehanempezadoa salirpájaros,murciélagosyotrosanimalesalosqueelsantóndabalibertad.Estomehaasustadoymehahechoapretaracorrerdesoladacuestaabajo,hastallegaralaciudadyaestaposadaparahablarte.Yaquímetienes.

—Gracias,Nebaya;mañana te recompensaréel favorquemehashecho.Ahoraretírateatucasa,puestenemosquehacer.

Regresamosalacasa,dondelosencontramosatodosdespiertosyalarmadosporlos golpes en la puerta.Dosminutos después nos hallábamos en camino, armadoshastalosdientes,Halef,Osco.Omaryyo.Losdosposaderosqueríanalarmarasusconciudadanos, mas yo se lo prohibí, pues así habrían puesto en guardia a losfugitivos;sólolesencarguéqueavisaranensecretoaunoscuantosamigosresueltosyqueseapostaranconellosen lacarreteradeRadovichparadetenera losbandidos,casodequesenosescaparan.

Subimos cautelosamente por la montaña hasta llegar al bosque, donde nuestroavance era más lento y penoso, pues teníamos que evitar caídas que podríanresultarnosfatales.El terrenoeramuyfinoyestabasembradodepiedrasporhaberarrastradolaslluviaslatierrablandaysuelta.

Deprontocreíoírunsonidohumanopenetrante,comocuandoelterrornoshacesoltarun¡ih!,breveyagudo;luegosesintióel¡paff!,ahogadodeuncuerpoquecae

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deloalto.—¡Atención!—cuchicheé al oídode los compañeros—.Tenemos a unhombre

delante.¡Noosmováis!Alpocoratooímospasos lentose irregulares,comodelqueavanzaarrastrando

un pie tras otro.Cojeaba indudablemente el que fuese, acaso a consecuencia de lacaída.

Ya estabamuy cerca demí. La noche no era clara y bajo los árboles reinabandensastinieblas.Fue,pues,elinstintomásquelavistaelquemerevelólapresenciadeunserescuetoyhuesudocomoelkocha.Estiréelbrazoyleagarréporelpechodiciendoconvozbronca:

—¡Calla,omueres!—¡Alá!—exclamóaterrado—.¿Quiéneres?—¿Nomeconocesya?—¡Ah!¡Ereselforastero!¿Québuscasaquí?Acasomeconocieraporlavozoporquemifiguraeramásvisiblequelasuya.—¿Y tú quién eres? —le pregunté—. ¡Seguramente el kocha bacha que ha

soltadoalospresos!—¡Eimüchisat!¡Oh,prodigio!Losabetodo—gimióelaterradojuez,dandoun

saltoatrásparaescabullirse.Yo le tenía bien sujeto previendo la tentativa,mas su viejo y usado kaftán no

resistióelempujecontantafirmezacomoyo.Seoyóunrasgón,ymequedéconlatelaenlamanomientraselhombredesaparecíaenlaespesura,dondesupersecuciónnohabíadeserposible,mientrasgritabacontodalafuerzadesuspulmones:

—¡Salid,saliddelachoza!¡Pronto!—¡Oh,sidi,quétontoeres!¡Tienesalbribóncogidoylodejasescaparcomoun

simple!¡Sillegaapasarmeamí…!—Calla —le interrumpí—. ¡No hay tiempo para censuras! Hay que cercar la

cabaña,yaquesusgritosindicanqueestánlospájarosdentro.Deprontosonóenloaltolapregunta:—¿Nichünnedeyi?¿Porquémotivo?—¡Losforasteros,losforasteros!¡Corred,huid!—contestóelfugitivo.Suspalabrasnosespolearonamayorvelocidad,peroelmalcaminonosdetenía

continuamente.Habríamosavanzadopocotrecho,cuandosonóunestallidoterrible,yvimossurgirunrayodefuegoseguidodemayoroscuridad.

—¡Señor,esoerauncañónconcohetes!—exclamóHalefquemeseguíajadeante—.¡Alá!¡Aunarde!

Enefectoporentre losárbolesbrillabanllamaradas,ycuandollegamosalclarovimoslachozaconvertidaenunagranhoguera,mientrasunavozgritaba:

—¡Yalosveo!¡Ahívienen!¡Fuegoaellos!Iluminadosporlosresplandoresdelfuegoofrecíamosblancoseguro.—¡Atrás!—grité ami gente, colocándome detrás del troncomás cercano.Mis

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compañeros siguieron la orden al pie de la letra y tan oportunamente, que los trestirosquesiguieronseperdieronenlaselvasintocarnos.

Entretantomehabíayoechadoelriflealacara,pueslosdisparosmehabíandedescubrir a losmiserables. Solté el tiro en elmismomomento que ellos y debí dehacerblanco,porquesonóunlamento.

—¡Aydemí!¡Estoyherido!—¡A él! —exclamó el valiente Halef, saliendo de detrás de su árbol para

precipitarsehaciaadelante.—¡Alto!—ledijeagarrándoledelbrazo—.Puedequetenganriflesderepetición.—¡Aunquesueltencientirosseguidoslosmato!—gritóHalef;ydandountirón

se plantó en el lugar iluminado por las llamas. No nos quedó otro remedio queseguirle, aunque comprendiendo el riesgo que corríamos. Afortunadamente losbandidos tenían sólo armas de un disparo, y no les habíamos dado tiempo paravolverlasacargar.Sinunrasguño llegamosa la rocadesdedondepartían los tiros,mas fueésteelúnico resultadoqueobtuvimosdenuestro imprudenteavance,pueslostiradoreshabíandesaparecido.

—Sidi, ¿dónde están? —preguntó el estupefacto Halef—. ¿Tienes idea de suparadero?

—Dóndeestán,nosé,peroquéson,sítepuedodecir.—Aver,habla.—Muchomáslistosquenosotros,ysobretodoinfinitamentemásquetú.—¿Yavuelvesacensurarme?—¡Porque te lo mereces! Ya serían nuestros si no te hubieras precipitado.

Protegidosporlosárboleshabríamosllegadohastaellos.—Tampocoloshabríamosencontrado.—Nopodemosasegurarlo.Losbandidoshanevitadounataquefrancoconmuy

buenacuerdo;peroacercándonosensecretoyconcautelahabríancaídoennuestrasmanos,sobretodosiunodenosotrossehubiesequedadoaquísoltandotirosalaireparahacerlescreerquenonoshabíamosmovido.

—¿Crees,pues,queyanoloscogeremos?—¡Naturalmente!Fácil esqueaun los tengamoscerca,pero ¡cualquierada con

ellosenestastinieblas!Lahoguerasóloalumbraelraso,yaunsabiendodóndeestántendríamosquedesistir,puesnosacecharíanyrecibiríanatirolimpio.

—Tienesrazón,hayqueevitareseencuentro,puesmehancontadoquelasbalassuelenimpedirelcrecimientoyyoaundeseosermásalto.¿Quéhacemos,pues?

—Escuchar.Estepequeñodiálogosehabíasostenidoenvozbaja,pueseradesuponerquelos

bandidos no estarían lejos, y no convenía indicarles nuestra situación. Ademásteníamosbuencuidadodemantenernossiempreenlasombra.

Seguimos escuchando buen rato, aunque el crepitar de la choza ardiendo nosmolestaba bastante; pero una vez que el oído se me fue acostumbrando, distinguí

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perfectamenteunfuertesusurro.Oscoalobservarlomedijo:—¿Nooyescómorompenporentrelahojarasca,effendi?—A juzgar por el ruido no deben de estar amás de cien pasos de nosotros; y

como supongoquenohaymalezabajo los pinos, el círculoque forma la arboledaalrededor de la cima no debe de sermuy importante por este lado.Como ellos losabensedirigenenlahuidaenesadirección.

—¿Cómovanaestarenterados,siendoforasteroscomonosotros?—Manach el Barcha ha estado aquí muchas veces, y el viejo Mübarek los

acompaña.Acerquémeentoncesa lachozamediocaída,yarranquéunaviguetadel tejado

semejanteaunhachónardiendoyconellaen lamanoseguí tras losfugitivos.Miscompañerosmeseguíanconlosriflespreparados.

El crepitar del fuegome había engañado; el área de bosque no era tan grandecomoyomefiguraba.Alpocotiempollegamosalosmatorralesenqueterminaba,ydescubrimoselsitiopordondelosbandidossehabíanabiertopaso.

Seguimospersiguiéndolos,peroalllegaraterrenoabiertosemeapagóelhachón.Anuestrospiessentimoselgalopeyrelinchosdeloscaballos,yunavozquegritaba:

—¡Adiós,imbéciles!¡Pasadomañanaoschamuscaréisenlosinfiernos!Hartoclaroeraellenguaje.Siyonohubieseestadoyaconvencidodesusplanes,

estadespedidanosloshabríarevelado.Nosepasabandelistosaquelloscriminales.MipequeñoHalefrechinólosdientesaloírlos,ycolocandoambasmanosenla

bocagritócontodasualma:—¡Idosaldiablo,aserpastodesusuegra!¡Granujas!Yexcitandomássucóleraañadió:—¡Adiós,ladrones,asesinos,incendiarios,verdugos,carnedehorca!Unarisotadaestrepitosacontestóasusinjurias.Jadeanteporelesfuerzohechome

preguntóelpequeño:—Señor,¿noselohedichobienclaro?¿Noheestadomuyelocuente?—Tanto,quesehanreídodeticuantoleshadadolagana.—Songentesineducación,queno tienenmodalesni ideade loquemandan la

urbanidadylasbuenascostumbres.Hastaalenemigodebetratárseleconcortesía,yagobiarleconcumplidosyfrasesbiensonantes.

—Bienlohasdemostradotú,Halef,pueslasfinezasqueleshasdichoerandelomásexquisitoyelegante.

—Nomeculpesamí,sinoa la rabiaquemeposeía.Si llegoaestarsereno losdespido cortésmente. Pero ya que están lejos, no haymás que conformarse. ¿Quéhacemosahora,sidi?

—Ya nada, estamos lomismo que al llegar aOstromcha. Tenemos al enemigodelante,sanoysalvo,yenmayornúmero.LacazavuelveaempezarysabeDiossivolveráapresentarseocasióntanbuenacomolaqueacabamosdeperder.

—Tienesrazón,sidi.¡Aesekochabachahabríaqueahorcarle!

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—¡Como que les ha dado suelta ymedios para escaparse! ¡Hasta les tenía loscaballospreparados!

—Veráscómoloniega.—Será inútil, porque le he arrancado un pedazo del caftán que será el mejor

testigodesupicardía.—¿Quévasahacerconél?Tupodernollegaacastigarle.—Esoesloquesiento.—Yomeencargarédedarlesumerecido.—Novuelvasalasandadas,Halef.—Descuida,señor,queestaveznomeprecipitaré,sinoqueharélascosasconla

mayorcalmaposible.¿Hemosdevolveralachoza?—Sí;podríaserquesalváramosalgo.—Vamos,pues.

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C

Capítulo4

Elmaestrocurtidor

ongrandificultad,acausadelasdensastinieblas,volvimosalpuntodepartida.La choza del Mübarek debía de contener muchas sustancias combustibles,porquelasllamassereanimabanaintervalos,llegandoagranaltura.

Cuandovolvimosrodeabalacabañagentedelllano,atraídaporelincendio.Alsalirdelaespesuravimosllegarporelladodelasendaalkochabacha,cuyo

título, por cierto, es harto peregrino aplicado al juez de paz o al alcalde de unapoblación, pues literalmente significa “cabeza de los maridos”. Al vernos el tal“cabeza”exclamóapuntándonosconelíndice:

—¡Cogedlos!¡Sujetadlos!¡Sonlosincendiarios!Su frescura me produjo más asombro que indignación. Aquel viejo era de un

descaro que desconcertaba, y la gente, que había presenciado ya nuestra peloteraanterior,leoyócomoquienoyellover.

—¿Habéis oído? —insistió el kocha con malos modos—. ¡Prended a esosincendiarios!

Entonces ocurrió una cosa tan inesperada para él comopara nosotros.Halef seadelantóylepreguntóconexquisitadulzura:

—¿Cómonosllamas,almamía?—¡Incendiarios!—replicóelkocha.—Te equivocas, kocha bacha. Nuestra profesión es muy distinta. Somos

curtidoresyvamosacurtirtelapielconlamayorlimpiezayprontitud;noelpellejoentero,porfaltadetiempo,sinoesapartetanútilquesirvedeasiento.Portalservicionosquedarásprofundamenteagradecido,puesaumentaráensolidezydurezagraciasalaoperación.¡Osco,Omar,manosalaobra!

Los dos compañeros no se hicieron de rogar y me lanzaron una miradainterrogativaparasaberquémeparecía la insinuacióndelhachi;masalverqueyopermanecía neutral, sin declararme en pro ni en contra, agarraron al viejo y lotumbaronenelsuelo.

Alverquelacosaibadeveras,elkochaempezóachillarcomogatoescaldado,repitiendo:

—¡Alá! ¡Alá! ¿Qué tramáis contra mi persona? ¿Ignoráis que ofendéis a laautoridad divina y humana? ¡Alá os dará castigo, y el Padichá os encerrará en uncalabozo a perpetuidad! ¡Os cortarán la cabeza y expondrán vuestros cuerposdecapitadosenlaspuertasymurosdelasciudadesypueblos!

—¡Basta de lamentos!—respondióHalef—. El Profetamanda a sus creyentesquesufranconpaciencialosgolpesdeldestino,decretadosdeantemanoenellibrode

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la vida. Ayer mismo leí en sus páginas que te esperaba una azotaina, y como noquierocontravenir lasdisposicionesdivinas,yséqueeresunbuenhijodelProfeta,yomismoquierocuidardequesecumplatansaludablekismet.Ponedlopanzaabajo,siesquelatiene,ysujetadlobien.

Osco y Omar obedecieron a la letra su mandato; el kocha hacía esfuerzosinauditosparalibrarsedesudestino,peromisvigorososcompañerosloteníansujetocomounastenazas,ysuresistenciaerataninútilcomosullanto.

Francamente, la escenano teníanadadegrataparamí; sobrequeel repartodepalosespocoestético,por sernosotros forasteros,eraposibleque losespectadorestomaron partido por su conciudadano. Aquéllos habían ido en aumentoincesantemente. Por otro lado el venerable “cabeza de maridos” se nos habíamostradotanhostil,ysuprocederhabíasidotaninjustoe ilegal,y tanarbitraríasuacusacióndeincendiarios,queaquellasolfaleestabamuybienempleada.Acasolosgolpesinfluyeranensuconcienciayleobligaranainterpretarelcódigoylasleyes,comoeradebido.

Encuantoa lagente,queseapiñabaasualrededor, llenadecuriosidad,nomeinspiraban recelo alguno. Lomás probable era que el kocha no tuviera nadie quesacaseporéllacara.

Una vez colocado en la posición conveniente, ymientras Osco le sujetaba loshombros yOmar se arrodillaba sobre sus extremidades, levantóHalef el látigo enalto;masentoncessonóunavozquedecía:

—¿Vais a consentir que apaleen a vuestra autoridad, cobardes? ¡Defended alkochabacha!

Unos cuantos se separaron del corro y fueron a reunirse con el que los habíaapostrofado; entre todos formaban un grupo aislado, de donde partía unmurmulloamenazadoryqueseaproximabalentamenteensondereto.

Yo entoncesme adelanté a su encuentro, apoyé la culata del rifle en el suelo,crucélosbrazossobrelabocadelcañón,yguardéprofundosilencio.Losdelgruporetrocedieronpocoapoco.

—¡Duro con él, que bien se lo merece! —exclamaban mientras tanto los delcorro.

Halefsaludómajestuosamentea todos ladosyseentregóasuobrahumanitariaconuncelodignodelmayorencomio.Cuandoexhaustoyjadeantevolvióellátigoalafaja,dijoalcastigadocondulzuraempalagosa:

—Ya sólo me queda rogarte que en lo sucesivo evites cuidadosamente losasientosdurosyrígidos,puesconellopodríadisminuirelbrillodetusojos,labellezadeturostro,laarmoníadetusfaccionesylasolemnidaddetusdiscursos.Teaconsejoquenodestruyaslosefectosdenuestranobleacción,quebendecirásdesdetustiernosaños hasta la vejez más avanzada, recordando, siempre con agradecimiento, a losbondadosos forasteros, cuya presencia te fue tan provechosa y grata. Espero quecelebrarás devotamente el aniversario de este día tan venturoso para ti, porque

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nosotros lo recordaremos también con igual fruición y alegría. Álzate y dame elósculodegratitudquemedebesporlaspruebasdeamistadqueacabodedarte.

UnarisotadageneralacogióeldiscursodeHalef,quelopronuncióconunciónygravedadsacerdotales.

Elkochabacha,encuantoseviolibredesussayones,sellevóambasmanosalasposaderas,yalacercárseleHalefrugióllenoderabia:

—¡Perro sarnoso! ¿Qué has hecho? ¡Has puesto tu mano pecadora en laautoridad, y eso es un sacrilegio que merece la horca! Tú y tu gente seréisencadenadosy…

—Noteexcites,kocha—leinterrumpióelpequeño—.Siveinteazotessolamenteteparecenunaprofanación,inmediatamenterepararemoslafalta.Ponteenfacha…

—¡No, no más!—gritó el “cabeza” loco de terror—. ¡Me voy, me voy ahoramismo!

Y el hombre, con toda la velocidad que le permitían sus fuerzas, se encaminóhaciaelsendero;masyoleagarrédelbrazo,diciendo:

—¡Unmomento!Tengoquehablarte.—¡No quiero saber nada, nada, nada!—gritó el viejo tratando de desasirse—.

¡Noquieromástratosconvosotros!¡Déjame,yaestoyharto!—Eso sí que lo creo; pero como yo necesito enterarme de algunos detalles, es

precisoqueteaguardes.Quitalasmanosdeahí,puescuandohablauneffendisetomaunaactitudrespetuosaycorrecta.

El kocha trató de obedecerme, pero se le hacía tan difícil, que se llevaba atrásalternativamentetanprontolamanoderechacomolaizquierda.

—Noshasacusadodeincendiarios.¿Quémotivostienesparaello?—lepreguntégravemente.

Elviejonosabíaquécontestar,puessiinsistíaensuafirmaciónpodíarepetirseelvapuleo,ysisedesdecía,quedabaporembusteroantetodos;asíesque,rascándoseelcogote con la izquierda y llevándose la derecha al lugar vapuleado, contestódiplomáticamente:

—Mefiguréquehabíaisincendiadolacabaña.—¿Yporquétefigurasteeso?Unkochabachadebedarseperfectacuentadelos

hechos.—Porquellegasteisaquíantesquenosotros.Alobservarelresplandoracudimos

almonteynosencontramoslacasuchaardiendoporloscuatrocostados.¿Noesparasospechar?

—No, puesto que podíamos haber acudido atraídos por el fuego lomismo quevosotros.Además,piensabienloquedices.¿Quiénhaestadoaquíantes?

—Naturalmentevosotros,quemehabéisvistollegar.—Puesyocreoquetúestabasantes.—¡Quédisparate!—Eslapuraverdad.Tehemosvistosalirdeaquímuchoantes.

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—Estásenunerror.—Teconocemosdemasiadobienparaconfundirte.—Señor, teaseguroqueno.Vengoderechodemicasayde lacama,dondeme

handespertadolasvocesdefuegoquedabanenlacalle.Mehelevantado,yalabrirlaventanahevistoelincendioenlacimadelmonte.Inmediatamentemehepuestoencaminocomoesmideber.

—Tudeberteinducetambiénasoltaraloscriminalesencarcelados,¿verdad?—Señor,noteentiendo.—¡No mientas! ¿Qué has hecho de los cuatro bandidos que encomendé a tu

custodia?—Enlacárceldebendeestar.—¿Vigiladoscomoesdebido?—Condobleguardia.Unmozoveladelantedelcalabozoyotroenelportalón.—¿Cuántoscriadostienes?—Losdosquetedigo.—Pues y éste ¿qué hace aquí? —dije, señalando al que había llevado la voz

cantanteenfavordelkochayenquienyohabíareconocidoaunodelosguardianesdelospresos.

El “cabeza” fingió encolerizarse con su subordinado, a quien apostrofórudamente:

—¿Quiéntehamandadovenir?¡Largodeaquíyojoconvolveraabandonartupuesto!

—Déjalo—ledijo—.Biensabesqueyanolequedanadaqueguardar,pueslospresossehanfugado.

—¡Qué dices!—exclamó el “cabeza”, simulando un asombro y un susto queestabamuylejosdesentir.

—¡No finjas! Mejor lo sabes tú que yo, puesto que has abierto la jaula a lospájarosacambiodeunacrecidacantidadquetehadadoelMübarek.

Elhombrejuntólasmanos,gritandocomoundesesperado:—¿Oís lo que dice? ¿Quién eres tú para lanzar semejante acusación sobre el

kocha bacha? ¿Sabes que me llamas criminal? ¿Por dinero voy a faltar yo a micargo?Ahoramismo quedas detenido, por injuria a la autoridad, y serás castigadocontodoelpesodelaley.¡Suéltame,quemevoy!

DijoestasúltimaspalabrastratandodedesasirsedeHalef,queleteníaagarrotadoyque,levantandoellátigo,preguntóentonodeamenaza:

—¿Quieresquetecurtaelrestodelpellejo?¿Aúnnotehasconvencidodequenotoleramos esos tratos?Si vuelves a pronunciar una sola palabra quememoleste aloído,milátigocaerásobreticomoelgranizoqueatraviesalostejados.

Yomevolví hacia los espectadoresy les referí loquemehabíadichoNebaya,perosinnombrarla;añadíquehabíamostopadoconelkochayqueéstehabíaavisadonuestrallegadaalosfugitivos.Entoncessalióunodelcorro,enquienreconocíauno

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delosjurados,yacercándoseamídijo:—Señor, lo que me cuentas me llena de asombro. Todo el pueblo os está

agradecido por haber desenmascarado al hombre más perverso y criminal que haexistidoenestastierras.Sirealmentehalogradoevadirseconsuscamaradas,elquelehayafacilitadolafugasufriráelcastigoquemerece.Yoteheestadoobservandoenel juzgado, y estoy convencido de que no hablas sin haber madurado bien laspalabras;demodoque laacusaciónque formulascontraelbachadebede tener sufundamento. Como soy fiscal, y por tanto la autoridad que sigue al kocha enjerarquía,ocuparésupuestosi resultaquees indignodelcargoquedesempeña.Demodoquedesdeahorameencargodelasunto,yamímeharástusrevelaciones.

El hombre parecía pensar rectamente, aunque yo desconfiaba de que tuviera lasuficiente energía para llevar a cabo la obra. A pesar de esto me apresuré acontestarle:

—Me alegro mucho de encontrar quien se interese por el bien de susconciudadanos,yesperoqueobresconrectitudeimparcialidad.

—Asíloharé;peroparaelloesprecisoquepruebeslaverdaddetusacusaciones.—Naturalmente.—Demodoquedebesempezarporconfesarquién tehadichoqueelkochaha

estadoaquíconlosfugitivosyhacobradodelMübareklacantidadestipuladaporsuliberación.

—Nopuedorevelarteeso.—¿Porqué?—Pornoperjudicaralapersonaquehapresenciadolaentrevista.—Nolepararáningúnmal.—Permitequelodude.Túeresunhombrehonrado,perolosdemásfuncionarios

noloson.Osaprecioatodosenloquevaléis,yporesoséqueencuantoyodémediavuelta, volverá el kocha a hacer y deshacer a su antojo y el infeliz que le hayaperjudicadoserá laprimeravíctimadesumaldad.Yavessi tengomotivosparanodecirsunombre.

—Puesasínopuedesprobarquediceslaverdad.—Otrosmedioshay.Eldineroconquelesobornarondebedeestarensubolsillo

oensucasa;yquehaestadoaquíysemehaescabullidodeentrelosdedos,tambiéntelodemostraré,puesprecisamenteguardounpedazodesucaftánenelbolsillo.

—¡Miente, miente!—gritó el acusado—.Mira si tengo rasgado el caftán y teconvencerás.

Yaldecirestosellevóambasmanosalsitiopordondeyolehabíaagarrado;enefecto,elcaftánestabaintacto.

—¿Vescómoteequivocas?—observóelfiscalmirándomeseveramente.—¡Alcontrario!—repliquériendo.—¿Cómo?—exclamóelhombreasombrado.—Mirandoturostrointeligenteveoquetehasconvencidodequeelkochaseha

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delatadoasímismo.—¿Cómo?—Pues claro. Él, que quiere figurar como “cabeza de los maridos”, comete

torpezasdignasdeunprincipiantedecriminal.¿Nohasreparadodóndesehallevadolasmanos?

—Sí,porcierto.—Dimedónde.—A la parte izquierda del pecho. ¿Os he revelado el sitio de donde le he

arrancadoelpedazodesuropón?—No.—Puesbien,teaseguroquehasidodelmismolugarqueélhaseñalado.¿Cómo

ibaasaberlosinofueraverdad?Elrepresentantedelaleyquedóanonadadoymepreguntó:—Effendi,¿eresacasojefedepolicía?—¿Porquélodices?—Porquesólounfuncionarioasípuedetenertalperspicacia.—Te equivocas.Yo no vivo en tierras del Padichá sino enNemchememleketí,

cuyos habitantes cumplen de tal modo las leyes, que cualquier chiquillo habríareparadoeneldescuidodelkochaysehabríadadocuentadesuacción.

—EntoncesAláloshadotadodemásinteligenciaqueanosotros.—Peroestásdeacuerdoconmigo,¿verdad?—Sí;cuandosehallevadolasmanosallugarese,esporquesabíaqueallíestaba

elrasgón.¿Quédicesdetodoesto,kocha?—¡Nada!—contestóelinterpeladofurioso—.¡Noquierorebajarmehablandocon

eseextranjeromaldito!—Pues tuactitudno tienenadadedigna—repliqué riendo—.¿Québuscan tus

manosenlaespalda?—¡Calla!—rugióelviejofurioso—.Vaacaersobretitalraudaldemales,quete

harán recordarmientras vivas tus calumnias y picardías. ¿No ves, imbécil, quemicaftánnotienedeterioronidesgarrónalguno?

—Ciertamente;comoquenoeselquellevabasantes.Elquetienedesgarradoelpedazonoestátannuevocomoese.

—¡Precisamentesólotengouno!—¡Esoyaseverá!—Os aseguro que no tienemás caftán que el puesto—afirmó en este punto el

criado.—Túhablaráscuandotepregunten—ledije;yvolviéndomealfiscalañadí:—¿Conocesporventuralaropaqueusaelkocha?—No,effendi;nuncamehapreocupadosuvestir.—¿Sabes lo que ha hecho de los caballos de los criminales que yo le había

entregado?

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—Ensucuadralostiene.—¿Tieneéltambiéncaballos?—Sí.—¿Cuántos?—Cuatropotros,quesuelenandarsueltosporelcorral.—¿Dequécolorson?—Negros,puestienepreferenciaporesecolor;¿noesverdad,kocha?—¿Quéleimportaaesagentuzamiganado?—rugióelotroentredientes.—Yasabesquemeinteresatodolotuyo—lecontestéyo—.Además,comohas

procuradoalospresoslosmediosdefuga,aelloslesconvienemudarelcoloridodesusjacosyseloshabráscambiadoporotros.Portubiendeseoqueteencontremosenposesióndetodotuganado.Aquínoquedayanadaquesalvar.Lachozahaquedadoreducidaaunmontóndeescombrosydentrodepocoestaráestooscurocomobocade lobo. El viejoMübarek ha tenido el buen acuerdo de incendiarla con el fin deborrarlosvestigiosdesusinfamias.Hastapólvorateníaalmacenadaparadestruirlacabaña por medio de una explosión. Ya ves si está loco rematado el kocha alacusarnosdeincendiarios,cuandosomosnosotrosprecisamentelosmásinteresadosensuconservación.Vamos,pues,aljuzgadoparaconvencemosdequelospresossehanevadidoefectivamente.

Cuandonosdisponíamosalamarcha,visalirescapadoaHalef,ypocodespuéssonóenelsenderosuvozamenazadora,quedecía:

—¡Alto!¡Notemuevasoteclavoelpuñalentrelascostillas!—¡Suéltame!—contestabaotravoz—.¿Yoquétengoquevercontigo?—Nada,peroamíencambiomeimportastúmucho.¡Datepreso!—¡Nunca!—Si no te sometes trabarás conocimiento conmi látigo, pues no has de ser tú

menosquetuamo.¡Vamos!Elcriadohabía tratadodeescabullirsepara llegaral juzgadoantesque

nosotros,avisaralafamiliadelkochaytomarlasdisposicionesconvenientes.Pero,unavezcogido,hubodecallaryfueatadoycustodiadocomosuamo.

Y por segunda vez bajó por elmonte una procesión extraña que unos cuantoshombres alumbraban con hachones encendidos. Toda la población estaba alerta, ycuandollegamosaljuzgadoleencontramosrebosandodegente.

Elcalabozoestabavacío,yloscaballosdelosbandidosocupabanladestartaladacuadradelbacha;encambiosuspotrosnoseveíanporningunaparte.Losmozosdecuadraasegurabanquehabíandesaparecidotanmisteriosamentecomolosbandidos.

—Ahorahayqueencontrareldineroyelcaftándelviejo—indiquéalfiscal.—¿Dóndevasabuscarlo?—Sumujernoslodirá.—Negaráredondamente.—Esodependerádelmododeinterrogarla.Vamosahablarlelosdos.

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Penetramosenel interiorde laviviendasinpermisodenadie,ymenosaúndeldueñodeella.Elfiscal,queconocíalacasa,avanzóatientasporeloscurocorredor,acuyofinalabrióunapuerta.Estadabapasoaunahabitaciónqueconteníaunamesayunas sillas.A lo largode la paredhabía cojines para los queprefirieran sentarse aestilooriental.Sobre lamesaardíauna lámparadebarro, juntoa lacualsehallabaunavieja.

—Esaessumujer—observómiacompañante.El rostrode laancianasevolvióhacianosotrosconexpresiónde terror.Yome

acerquéaella,ydejandocaerconfuerzalaculatadelrifle,quehizoretemblartodoelsuelo,preguntédelmodomásbruscoquepodía:

—¿Dóndeestáelcaftanviejodetumarido?Eltonoamenazadordemivozlequitólasganasdefingir.Llenadeconsternación

respondióalpunto:—Enelarca,señor.—Tráemelo.La vieja salió arrastrando los pies; le oí levantar una tapa y dejarla caer, y

reapareció al instante con el ropón requerido. Se lo arranqué de las manos y loextendísobrelamesa.Enefecto,lefaltabaunpedazodeldelanteroizquierdo.Saquéyoelmíodelbolsillo,ypudecomprobarqueseadaptabaaldesgarrónperfectamente.La mujer contemplaba mis manipulaciones con mirada recelosa, y parecía estarenteradadetodo.

—Traeeldinero—leordenéenlamismaformaamenazadorayconvoztonante.—¿Quédinero?—replicóvacilante.—ElquehadadoelMübarekatumarido.—¡Ea,dateprisa!—ordenóelfiscal,conigualbrusquedad.Laviejaseechóatemblarybalbució:—Estáenelarcatambién.—¡Venga!Volvióasalirlaviejaalahabitacióncontigua,masestaveztardóenreaparecer,

pueseldinerodebíadehallarseenvueltoenharaposenelfondodelarcón.Elfiscalcontólacantidad,queeraenefectolaquemehabíadichoNebaya.

—¿Quésehacedeestedinero?—mepreguntó.—Esotúsabrás—contestéyo.—Loconfisco.—Claroestá;yloenvíasalTribunalSuperior.—Asíseharáencuantoamanezcaeldía.Vámonos.—Aun tengoquehablar con esamujer, que lo pasarámuymal simeoculta la

verdad,pueselapaleoasusañosespeligroso.

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A

Capítulo5

Elcaftándesgarrado

l oír estas palabras, cayó la vieja a mis pies de rodillas, gritando llena deangustia:

—¡Elapaleono,elapaleono,ohgrandeypoderosoeffendi!Yaveoquetodosehadescubiertoyesinútilseguirfingiendo.

—Pueslevántate,quesóloanteAláhasdedoblarlarodilla.Tuesposohasoltadoalospresos,¿noesverdad?

—Sí,señor.—¿Yleshadadolospotrosparaquehuyan?—Loscuatroqueteníamos.—¿Adóndesehanido?—A…a…aRadovich.Comovacilaba,supusequenolodecíatodo,yporesoordenédenuevo:—¡Hablaclaro!¿Porquéocultaslosdemáspueblos?Sinoeresfrancamandaré

traerelbancoyharéqueteazotenlascriadas.—¡Señor,todolodiré!VanderechosaRadovichydeallíaSbiganzy.—¿AavistarseacasoconelcarniceroChunakqueviveallí?—Precisamente.—¿Yluegoalacabañadelacaverna?—¿Laconoces,señor?—¡Contesta!—Enefecto,allávan.—¿Yluego?—Yanosémás.—¿Quévanahaceralacaverna?—Nomelohandicho;esosdetallesseloscallamimarido.—¿TienerelacionesconelChut?—Puede,peroyoloignoro.—TuvosiempretratossigilososconelMübarek,¿noesverdad?—Sí;subíaconfrecuenciaalmonte,peronoséloquetrataban.ElMübareknos

visitaba,porlogeneral,denoche.—¿Conocesalospresos?—Loshevisto.—¿Losconocíasanteriormente?—Sóloauno,quevinoalgunavezaveramimarido.—¿Cuáles?¿SellamaManachelBarcha?

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—No sé su nombre, pero recuerdo haber oído decir que fue recaudador decontribucionesenUskub.

—Enefecto.¿Sabesalgúndatomásrelacionadoconesteasunto?—Niunapalabramás.Tehedichotodoloquesabía.—Ahora que veo que dices la verdad, no quieromolestartemás. Sólo desearía

quemedijerassihasoídonombraralosAlachy.—Nunca,señor,telojuro—Effendi—observóelfiscal—,¿quéhaydeesos?—¿Losconoces?—Personalmente,no,peroheoídohablardelosdos.—¡Ah!¿Demodoquesondos?Damemásdetalles,quemeinteresanmucho.—Son los eskipetarosmás sanguinarios que existen; dos hermanos de estatura

gigantesca,quedondeponenelojoponen labala,ycuyasnavajasnuncayerranelgolpe. Sus hachas de haiducos son armas terribles; las arrojan desde lejos con lamisma maestría que si dispararan un tiro, y se van a clavar en el cuello de lasvíctimas,aquienesrematandelgolpe,comosiarrojaralasarmaselmismoChaitán.Enelusodelahondanohayquienlosigualetampoco.

—¿Dóndevivenesosmozos?—Dondehayaquecometerunroboounasesinato,allílosencontrarás.—¿HanestadotambiénenOstromcha?—Enlaciudadpropiamente,no,perosíenlosalrededores;hacepocolosvieron

cercadeKochana.—Puesesonoestálejosdeaquí;meparecequeacincohorasacaballo.—Veoquehasestudiadoaconciencialatopografíadelpaís.—No; es que lo supongo por cálculo aproximado. ¿No sabes el origen de los

Alachy?—SedicequeprocedendeKakandelos,alláarribaenlosmontesdelCharDagh,

paísdelosverdaderosskipetaros.—¿PorquélosllamanAlachy?—Porquemontanunoscaballosquetieneneldemonioenelcuerpolomismoque

susamos.Lagenteaseguraquenacieronel13delmesdeMoharram,queeseldíaenquelosángelesrebeldesfueronarrojadosdelparaíso.SusamoslesdandecomerconelpiensounahojadelCorán,conlocualsehaceninvulnerables,adquierenvelocidadderayoyestáninmunescontraenfermedadesycaídas.

—¡Aydemí!¡Entoncesmeesperabuena!—¿Porqué?—ElMübarekhaencargadoalosAlachyquemeacechenymematen.—¿Quiéntelohadicho?—Lamismapersonaquemeha revelado lodemás,porhabérselooídodecir al

santónensucabaña.—¿Ylocrees?

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—Apiejuntillas.—En parte se puede dar crédito al caso, por haberse visto rondar a esos dos

monstruosporlascercanías.Effendi,ándateconojoynotedescuidesunmomento.Treintahombrescomotúnopuedencondoseskipetaros.Sitecogenestásperdidosinremedio;telodigoporquetequierobien.

—Graciasportuinterés,peroesagentenomeasusta.—Señor,noteenvanezcas…—Nadamás lejos demi ánimo; pero advierte que tengo un protector en quien

puedoconfiarenabsoluto.—¿Quiénes?—Elpequeñohachiqueyaconoces.Alhombreselealargólacaraydespuésdeenarcarlascejasrespondió:—¿Esapizcadehombre?—Esemismo.¡Túnoleconoces!—Ya he visto que maneja el látigo como pocos; pero a monstruos como los

Alachynoselesespantaconunafusta.—Me decías que treinta hombres como yo no pueden con esos hombres; pues

bien,yoteaseguroquemipequeñohachidacienvueltasacincuentamozoscomolosAlachy.ProtegidoporHalefnotengotemoranadie,nihayenemigoquemevenza,créelo.

—Siesopiensas,nohayquientesalve,yyatedoypormuerto.—Notemas.HasdesaberquemihachinosecomeunahojadiariadelCoránsino

todo un sura completo; así es que no le atraviesa ni una bala de cañón. Esinvulnerable contra las balas, los golpes y los cuchillos, Para demostrarlo se hatragadoyavarias veces puñales, bayonetas, pólvora y fósforos, y todo le sienta demaravilla,comosifueraelmásexquisitopilau.

El fiscal me lanzó una mirada investigadora, y después de pensarlo un ratopreguntó:

—¿Hablasenserio,effendi?—Conlamismaformalidadqueteníaelqueteaseguróquesoninvulnerableslos

caballosdeesoseskipetaros.—¡Sipareceincreíble!—Tambiénmelopareceloquetúcuentas.—¡Escosamuydistinta!UnahojadelCoránnopuededañarauncaballo,quela

digierefácilmente;peroesodetragarsecuchillosybayonetas,pólvorayfósforos,nohaypersonaqueloresistasinreventar.

—Claro, ya hubo su pequeña explosión, pero fue interiormente. Y aun esa nohabríaocurridosienvezdeunsurasecomedos…

—Señor,todoesomeresultamuyoscuro;peroelProfetaestáenelséptimocieloy para su poder no hay nada imposible. Desde ahora voy a examinar a ese hachimaravillosoconelmayorinterésdelmundo.

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—Hazlo,yteconvencerásdequenolearredranniuncentenardeeskipetaros.—¿Mepermitesquelepongaaprueba?—¿Enquéforma?—Meacercarécautelosamenteyledispararéunpistoletazoabocadejarro.—Me parece bien —respondí con la misma gravedad con que me hacía tan

peligrosaproposición.—¿Ycreesquenosedarácuentasiquiera?—Claro que se enterará, pues no es cosa que pueda hacerse tan en secreto; y

ademáshadesentirporfuerzaelchoquedelabalacontraelcráneo.—Enefecto.—Porlodemás,sólotemoqueelexperimentotesientemal.—¿Quéquieresdecir?—Nada;temoquealrebotarresultesheridotúporelplomo.—¡Calla,puesesverdad!—Ydenoocurrireso,podríaserqueelhachienfurecidoteclavaraelcuchilloy

salierasperdiendomástodavía.—¿Porquéseibaaenfurecer?—Por tu incredulidad. Además, le disgusta profundamente que se le someta a

ciertaspruebassinpedirlepermiso.—Puesentonces,serámejordejarloopreguntarleantes.¿Creesqueconsentirá?—Mepareceque,siyoapoyotupetición,accederá.—Puespídeletúelpermiso.—Hablaréconél;peroahorahayquepensarencosasmásimportantes.¿Estásya

plenamenteconvencidodelaculpabilidaddelkochabacha?—Enabsoluto.—Puesentoncesentusmanosdejósucastigo.Convienequeteapoderestambién

desuscriados,quehansidosuscómplices.Porlodemás,yonoquieroyaintervenirenelasunto.

—Señor,yosolonovoyapoderdesenredarlo.—Allá tú, que para eso eres el Kasa Mufti. Cuando el Padichá te ha dado

semejantecargo,esporquetereconocecondicionesparadesempeñarlo;ymefiguroquenovasadefraudarlasesperanzasquepusoenti.

—Ciertamentequeno:seréunjuezseveroyjusto.¿Deboencarcelaraesavieja?—No,pueshatenidoqueobedecerasumarido.Lamujercarecedealmaynova

aloscielossuperioresdelparaíso;portantonodebesufrirelcastigoquemerecesudueño.

Mispalabrassonarontanbienenlosoídosdelaanciana,quesellevóaloslabioslosflecoscolgantesdemichal.Paralibrarmedesusmanifestacionesdegratitud,mealejéatodaprisa.

Elfiscalmesiguióconelcaftánenlamanoyeldineroenelbolsillo.Tengolaabsoluta seguridadquedesdeaquelmomento lo consideró suyo;yhasta esposible

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que en cuanto volviera yo la espalda declarase abiertamente que yo me lo habíaapropiado.

Enlapartedefueranosesperaban,puesentretantohabíanllegadoloshéroesquese habían apostado, al mando de los dos posaderos, para cortarle la retirada alenemigo. Yo anhelaba saber cómo habían cumplido el encargo, y al verlos soloscomprendíquelohabíanhechomal,puestoquenotraíanalospilletes.

Ibarekseacercóapreguntarme,entonograveparamayordiversiónmía:—Effendi,¿noloshabéiscapturado?—Yatehabrándichoqueno.—Tampoconosotros.—¡Vaya!Entoncesnotenemosnadaqueecharnosencara.—Todoshemoscumplidocomobuenos.—Avercómooslashabéisarregladoparallevaracabovuestramisión.—Noshemospuestoenacechocomonoshabíasmandado.—Melofiguro;pero¿enquéformalohabéishecho?—Hemossalidoenbuscadelosvecinos,ynoshemosdirigidoallugarindicado.—Muybien,muybien;¿yquémás?—Luegonoshemosvueltoyaquínostienes.—Yaloveo.¿Nohaocurridonadaanormal?—Nada,absolutamente.—Mejor,pueshabríaispodidoverosenalgúnlanceapurado.¿Cuántoserais?—Doce.—Estábien;docecontracuatro.—Íbamosbienarmados,yhabríamospodidohacerlespedazos.—YahevistoqueOstromchatienefamadehombresvalientes.—Ysusalrededorestambién.—Claroestá,comoquetúnoeresdelamismaciudad.¿Ynohabéisvistonioído

nada?—Hemosvistoelfuego,ynoshemosalegradomucho.—¿Porqué?—Porque hemos supuesto que habíais chamuscado a los ratones dentro de la

ratonera.—Nosomostanvalientescomotodoeso;ademáslosladronesyanoestaban.—Luegohemosvistollegargenteconhachasporentrelosárboles.—Erayoconmisamigos.—Despuéshemosoídogritoseinsultos.—¿Habéisconocidolasvoces?—Perfectamente.LaprimeraeraladelMübarekalaquehacontestadotuhachi

desdearriba.—¿DemodoquehabéisconocidoqueeraelMübarek?—Todoslehemosconocido.

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—¿Ynolehabéisdetenidoconsuscompañeros?—Noerahacedero.—¡Cómoqueno!¡Tanvalientescomosois!—Noestábamosautorizadosparaello.—¿Quédices?—Habríamoscontrariadotusmandatos.—¿Enqué?¿Cómo?—Nosmandastecortarleselcaminoyesohemoshecho.—¿Quémás?—Ellos,comosonlistos,nohantomadoelcamino,sinoelbarbechoentreelríoy

lacarretera.—¿Ynoleshabéiscerradoelpaso?—No.¿Íbamosaabandonarelpuesto?Unhombrevalientenocedeelsitiocuya

guardiaselehaencomendado,ylodefiendehastalamuerte.Dijoestoentonoarroganteydesafiándomeconlamirada,comosiesperaseuna

alabanzaespecialporsutenacidadyconstancia.EsprobablequelaexpresióndemicaranoresultaramuyinteligentealoírloporqueHalefmediouncodazoymedijoaloído:

—Sidi,cierralaboca,queparecequetevasatragaraesevaliente.En efecto, la extraña lógica de sus palabras me había dejado completamente

estupefacto. ¿Qué hacer con semejantes brutos? ¿Censurarlos? ¿Para qué?¿Alabarlos? ¡Aun menos! Mientras me hallaba en esta perplejidad se presentó elfiscalasacarmedelatolladero.Aél,aquienporsusfuncionesdemagistradodebíainteresarmásqueanadie,elinformedelvalerosoposaderonolediofríonicalor,yenvezdeescucharleclavósusojosansiososenelhachi.

DeprontoseinterpusoentreHalefyyoymedijoenvozbaja:—Effendi,ahoraeselmomentooportuno.—¿Paraqué?—Parapedirlealhachiloquemetienesprometido.¿Acasotevuelvesatrás?Yo no sabía si reír o incomodarme. Al buen fiscal le interesaba más la

invulnerabilidaddeHalefquetodoelprocesocriminal.—Por la mañana, cuando hayamos descansado; ahora no es conveniente

molestarlo—ledije—.Además,tienesotrascosasquehacerdemásimportancia.—¿Quéesello?—Mira,allítienesalkochahacha.Debescomprobarlodelcaftán.—¿Tengoqueenseñárselo?—Claro que sí y el dinero también. Esa gente espera que los convenzas de su

culpabilidad.Conque,cumplecontudeber,aloqueteveounpocoreacio.—Descuida,effendi,queyaverásconquéseveridadyrectitudllevaréestecaso.—Asíloespero.Lascriadasrecibieronordendeencenderloshachones,conloquesehizoregular

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claridadenelpatio.Eljuezgritó,adelantándose:—¡HijosdelCorán, fielescreyentesdenuestraverdaderafe!Aquímetenéisen

representacióndelPadicháaquienAláconceda todos losgocesdelParaíso.Tengoqueanunciarosquehaquedadodemostradalaculpabilidaddelkochabacha.Hemoshalladoelcaftán,alcuallefaltaelpedazoquelearrancóeleffendiextranjero.Estesehalladispuestoapagarelcaftánalacusado,segúnmandalaley,porqueesricoyesedineroentraenlacajadeljuzgado(conlocualdabaaentenderqueingresaríaenelpropio bolsillo del juez), pero así ha demostrado que el kocha bacha estuvo en elmonte como él había dicho. También hemos hallado el dinero que ha pagado lalibertad de los cuatro bandidos, y además hemos averiguado que el kocha les hacedidosuscaballosparafacilitarleslafuga.Comonoquedalamenordudaacercadesucomplicidad, tepreguntaréahora,nobleeffendi, cuántopiensasdarporelcaftándeteriorado.

—¡Aláesgrande!—exclamóHalefjuntoamí.Yoestabatansorprendidocomoelhachi,puesenlugardepresenciarelinmediato

encarcelamientodelbacha,queeralaconsecuencialógicadeldiscurso,salíaeljuezconaquellaexigenciadequeindemnizaraelmíseroropón.Dominandomidisgustocontesté:

—Conjúbiloinmensoveo,KasaMufti,quetujusticiaesigualatusorprendenteperspicacia.Poresomeatrevoapreguntarte:¿quiénhasidoelquehadesgarradoelcaftán?

—Tú,effendi.—Teequivocas.—¡Señor,measombras!Estáprobadoysabidoportodos.—Ruegoatusumabondadquemeatiendaunmomento.—Habla.—¿Eslícitodeteneraunhombreenelcaminodelcrimen?—Taleseldeberdetodofielcreyente.—¿Entoncesnomerezcocastigoporhabersujetadoalbacha?—Alcontrario.—Puesesoesloquehehecho.—Perodepasolehasrasgadoelcaftán.—Noescierto;yoleheinvitadoadetenersesujetándoleporlaropa;¿sehabría

rasgadoéstasielkochamehubieseobedecido?—¡Claroqueno!—¿Haparadocomoyolemandaba?—No.—¿Quién,pues,harasgadolaropa?Elfiscaltardóunratoencontestar:—¡Oh,Alá!Difícileslarespuesta.Necesitopensarlomucho…

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—Notengotiemponiganasdeesperarmás:concedoqueserasgóelcaftány…—¡Ah,loconcedes!—meinterrumpiómuygozoso—.Conesobasta;lopagasy

enpaz.—Pocoapoco;lacuestiónesésta:¿hasidoarrancadoelpedazodelcaftánoel

caftándelpedazo?Yomeestabaquietoysujetaba la ropa,yelkochaeselquehaechadoacorreryhatiradodelcaftán.

Elfiscalsequedócabizbajounbuenratoyacabóporexclamar:—Escuchad,ciudadanosdeOstromcha,yveréislajusticiayrectituddevuestros

magistrados.YodeclaroennombredelaleycontenidaenelCoránqueelcaftánsearrancódelpedazo.¿Opináislomismo?

Todosasintieronporunanimidad.—Ahora,effendi,sóloteruegoquemecontestesaunaspreguntas.Yocreíaque

debías ser tú el que lo pagara, porque te suponía el autor del deterioro. ¿No creesjustoquepagueelqueloharasgado?

—Ciertamente—lecontesté,alegrándomeenmi fuero internodel inauditogiroquetomabaelasunto,puessospechésusintenciones.

—¿Quiénharasgadoelcaftán?—Elkochabacha.—¿Quiéndebepagarlo?—Elmismo.—¿Dóndehadeirapararesedinero?—Alacajadeljuzgado.—¿Cuántohadepagar?—Elvalordelcaftánantesdesudeterioro.—Perfectamente.Puestúmismohasdetasarlo.¿Encuántoloaprecias?—Eraunaprendayaviejaysebosa.Yonodaríaporellamásdequincepiastras.—Effendi,esoesmuypoco.—Novalíamásenbuenaventa.—¿QuésonquincepiastrasparalacajadelPadichá?—ElPadicháseconformaconingresosaunmenores.—Tienesrazón;¿peroesdignodeunkochabachallevaruncaftántanmugriento?—No.—Esomismodigoyo también.Ladignidaddelcargoqueejercíaexigíaquese

arroparaconuncaftánnuevoylimpio.¿Cuántovaleuncaftánnuevo,preguntoyo?—He visto en los bazares de Estambul caftanes de trescientas a quinientas

piastras.—Ynosondelosmáscaros.Uncaftándetrescientaspiastrasestábienparaun

pobreBachKiatib; pero un kocha bacha no debe llevarlo demenos de quinientaspiastras.

—Estamosconformes.—Ahorabien,¿debotasarycastigaralkochabachasegúnsucategoríaosegúnla

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deunBachKiatib?—Segúnsucategoríayprofesión.—Siendo así, le amonesto severamente por habermenospreciado sus funciones

vistiéndoseconunropónseboso,ylecondenoapagaruno,adecuadoasucargo,dequinientaspiastras.Sinotieneeldineroamano,mandaréqueleembarguenbienesporesacantidad.Así loordenoymando,basadoen la leydelCoránSanto,queesnormayreglade todobuencreyente.Yahoramaniatadalkochayasuscriados,yencerradlosatodosenelcalabozo.

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E

Capítulo6

Plandecampaña

lkochaseirguióchillando.Yo,queestabayahartodesesión,hiceunaseñaamigente y salí, seguido de los valerosos posaderos. En el portalónme esperaba

Nebaya,quesemeacercódiciendo:—Señor,teesperabaconansia;teníamiedo.—¿Pormí?—No;atiyaséquenopuedepasartenadamalo;temíapormímisma.—¿Porqué?—Temolavenganzadelosjueces.¿Leshasreveladoloquetedije?—Niunapalabra.—¡Gracias,señor!Entonces,¿puedoestartranquila?—En absoluto; ya cuidaré yo de que se acaben todas tus penas. En cuanto

amanezcairéatucasa.—Effendi,serásbienrecibidoporquetullegadahasidoparamícomosinaciera

elsol.Aláteconcedaunbuensueñoytodaclasedefelicidades.Lamujersealejabacuandorecordéloquesemehabíaocurridoenlamontañay

lallaméparadecirle:—¿Conoceslaplantaquellamanhadad[2]?—Muybien,señor;esespinosaytienebayasamargas,delaformadelapimienta.—¿Creceporaquí?—Aquímismono,peroenlosalrededoresdeBaniasedaenabundancia.—Losiento,puesnecesitohojasdehadad.—Lastendrás.—¿Dóndelasencontraré?—Alaboticahellevadoyomuchas.—¿Paraquéenfermedadeslasempleaelboticario?—Comoemplastoscontralostumores.Lainfusióncuraenfermedadesdeloídoy

lacariesdelosdientes.—Gracias,compraréesashojas.—¿Quieresqueyotelaslleve?—No,iréyoporellas.Laplantasurteunosefectosrarosqueyoqueríacomprobarenmímismo;perono

teníalacertezaabsolutadepoderconfiarenellos.Durante el regreso los posaderos no paraban de echar broncas sobre lo que

habríanhechoencasodehabersepresentadoloscuatrobandidos.Yonohicecasodesudisparatadacharla.

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Una vez en la posada subí con Halef al dormitorio, pero nos costó muchoconciliar el sueño. El día había sido tan movido que el espíritu, excitado por tandiversosepisodios,seresistíaaentregarsealdescanso.

—Sidi—medijoporúltimoHalef—,¿cuántotiempovamosaseguiraquí?—Notengoganasmalditasdepasarmásdeloabsolutamenteimprescindible.—Yo tampoco, sidi.Estagentemeda ascoy estoydeseandoperderladevista.

¿Quieresquenosvayamosmañanamismo?—Diráshoy,puesyaestáamaneciendo.Ea;vamosaecharunsueño;hablarécon

Nebayaysaldremosandando.—Contalquenonosobliguenaquedarnos…—Amínohayquienmeretenga.—¿Nohehechobienendarleaprobaralkochamiexquisitapieldehipopótamo?—¡Hum!—¿Preferíastragartesusinsultossinrechistar?—Esonunca,yporeseladomealegrodequehayatrabadoconocimientocontu

látigo,puesbienmerecidoselotenía.—¡Yelotrotambién!—¿Aquiénterefieres?—AeseKasaMufti,queestangranujacomoelotro.¡Cuántomealegraríasime

permitierasdarleunasolfacomoasuantecesor!—QueridoHalef,eselátigoseestáconvirtiendoparatienverdaderamonomanía,

ynoconsideraslospeligrosquepuedeacarrearte.—Señor,¿somostúyyodelosquesearredranporriesgomásomenos?—Esverdad;peroporquehastaahorasiemprehemossalidoconbien.—Yseguiremoslomismo.—¿Aun cuando estemos separados? Hasta ahora he logrado sacarte de los

atolladeros en que te ha metido tu látigo; pero ¿quién sabe lo que ocurrirá másadelante?

—Sidi,noquieropensarenello.Cuandotúmefaltes,yapuedenveniraazotarmetodos,quenohedeexhalarunaqueja.

—Pueshasdeiracostumbrándotealaidea.Tutierratereclama,yamímellamalamía;yambasestántanalejadasunadeotra,quelaseparaciónesforzosa.

—¿Parasiempre?—Eslomásprobable.—¿YnovolverásnuncaalaArabia?—¿Quéeslavoluntaddelhombre?Unbrevesoploalladodeladivina.—PuesyorogaréysuplicaréaAláqueteobligueavolver.¿Quéteesperaentu

tierra? Nada absolutamente; ni tienes desierto, ni camellos, ni siquiera dátiles ymíserascoloquíntidas,delasquedesdeñanhastaloschacales.

—Perotengoalgoquevalemásquetodoeso…padresyhermanos.—¡Ah! Yo también tengo a mi Hanneh, la joya de casadas y doncellas. Pero

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¿dóndevasaencontrarallíunaHannehparecida?¿Quédoncellatedaránentutierra,dondeyanadieteconoce?LosBeniArabencambiotedaránaescogerentrelasmásbellas,yparatiserá lamáshermosa,despuésdemiHanneh,seentiende.Tupatriaserámuybonita,peronoeseldesierto.Piensaqueteestáprohibidocastigarconellátigoalque teofenda,pues sevaderechoalkadí,que teencierray tehacepagarcincuentapiastrasdemulta.Yoenmitribuazotaríaencimaalkadísifuerapreciso.Luegoacuérdatedelascosasquetedarándecomer.Sólodepensarlomeestremezco.¡Oh,Alá!

—¡Quésabestú!—¡Yalocreo!¡Enpartepor loque túmehascontadoyenpartepor loquehe

averiguado en Estambul respecto de las cosas de tu tierra! Allí coméis patatasacompañadas de un pececillo que sólo debieran devorar los que han bebidodemasiadoraki.Ademáscoméis raíces rojas[3]yhongoscuyovenenooscorroe lasentrañas;ostras,queseparecenaloscaracoles.¿Yquéserhumanocomecaracoles?Tambiénmedijeronqueosgustanloscangrejos,quevivendesaposmuertos.¡Quévidamáshorribleteespera,effendi!Cuandoviajáis,porloquellamáisferrocarriles,vaismetidos enunas jaulas, en lasquenopodrás estar depie, y cuandoalguno temiretendrásquearrancarteelsombrerodelacabeza,injuriandotucabellera.Cuandouneuropeonecesitavivirencasadeotro,tienequepagarleunelevadoalquileryalque siguiendo el mandato de Alá trabaja mucho para mantener a su familia leimponen una contribución industrial. Cuando hace frío os obligan a amordazar avuestrosperros,ysihacecalortenéisquellevarlosademásconcadena.¡Comosiesopreservaraa losanimalesdeasarseenveranoodehelarseeninvierno!Siaunadevuestrasmujeresselecaeelpañuelo,tenéisloshombresqueprecipitarosarecogerlo;ysiaunvarónseleocurrefumarunapipa,hadepedirantespermisoalasmujeres.Vuestrasmujeres llevan ropas demasiado largas por abajo y demasiado cortas porarriba, y vuestrosmancebos se ponen anillos en los dedos como lasmujeres, y sehacen una raya por el pelo como si tuvieran un corte en el cráneo. Cuando loseuropeosquierensaberlahoraquees,sequedanmirandoaloscampanarios,ysilossacerdotes lesdicenquecumplanconlosmandatosdeAlá los llamáisclerigalla.Alosniñoslosmecéisenlacunahastaquelosentontecenmientraslamadrelescantala nana y vuestras doncellas se suicidan lentamente y muy gustosas dándose eltormento del corsé. Los jóvenes en cambio se ponen un cristal en las narices, yvuestroshombresen lugardelCoránestudian losnaipesdedíaydenoche.Elquetieneganasdepasarundíaalegrellevalasropasycolchonesalacasadepréstamosyluegosevaadarbrincoscomounposeídoal salóndebaile.Despuésde todoeso,¿quiénseatreveráallamarhermosoasemejantepaís?Dimesiesposiblequetengasrealmenteganasdevolverallá;séfranco,sidi,yháblameconelcorazónenlamano.

ElpequeñohachiteníaformadounconceptomuymalodelavidaenOccidente.Pero ¿qué iba yo a contestarle?Aunque exagerara algo y hubiera interpretadomalotropoco,engranpartenodecíamásquelaverdad.

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—Vaya,¿quémerespondes?—insistióalverqueyocallaba.—En todo lo que has dicho, hay gran parte de error.Además podrá decirse lo

mismodetodoslospaísesdeOccidente;perodemipatriamenosquedeninguno.Lacivilizacióntraeconsigomuchascosasquenomerecenalabanzayque…

—Pues yo no quiero nada con una civilización que no produce el bien. Micivilización consiste en obedecer a Alá, en quererte a ti, porque eres mi amigo yseñor,yenzurraratodopilletequemesalgaalpaso.Encuantolleguealafronteradelaregiónenquereinanlaculturayelaguardiente,doymediavuelta.

—¿Demodoquenomeseguiríasadondeyofuera?—¿A ti? ¡Ejem! Si pudieras llevarme amí y amiHanneh para no separarnos,

acasomedecidieraynopensaría en lodemás. ¿Cuánto tiempo tenemosque andaraúnparallegaraesatierra?

—Sinhacerparadanitomardescansollegaríamosalmardentrodeunasemana.—¿Yluego?—Luegotendríamosquesepararnos.—Sidi,¿tanpronto?—Desgraciadamente,tútomaríasallíelbarcoquetellevaraaEstambulyEgipto,

ydeallívolveríasalatribudeHanneh,mientrasqueyomedirigiríaalNorte,aesatierra cuyas condiciones te son tan antipáticas, pero que llegarías a querer si laconocieras.

—Nocreíquefueratanprontatumarcha;peromequedaunconsuelo.—¿Cuál?—Que aquí no podremos avanzarmucho, pues los cuatromozos que llevamos

delanteaunnoshandedarmuchoquehacer.—Esomismocreoyo,sobretodosiselesagreganesostemiblesAlachy.—¿Lospíos?¿Hasoídoalgonuevosobreesosgranujas?Lereferítodoslosdetallesquemehabíadadoelfamosorepresentantedelaley,y

añadí que había hecho creer a éste que Halef era invulnerable a las balas y a lascuchilladas.

—Sidi—contestóelhachi—,esafamapuederesultarmehartopeligrosa.—Notengascuidado.—Vaya,mira que si el hombre, por convencerse,memete una bala dentro del

cuerpo,¡estoyaviado!—Se guardará muy bien, porque le he dado miedo con tus arranques y tus

cuchilladas.—Hashechoperfectamente.Graciasqueestaremosyapocoenestepueblo,pero

aunasímeandarécontiento;enmediodetodomeharíamuchagraciaengañarle.—Esomismohepensadoyo,porlaventajaquenosreportaría.—¿Deveras?—Sería magnífico. Nuestros enemigos deben de tener quien nos espíe y les

produciríagranefectoelcreeraalgunodenosotrosinmunealosgolpesquepiensan

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asestarnos.—¿Nohaymediodeconseguirlo,effendi?—replicóHalef incorporándoseenel

lechocomoelectrizado.—¡Hum!¡Quiénsabe!—¡Nodigasquiénsabe,queyoteconozco.Cuandohablasasíesporqueyatienes

decididoalgo!¿Nohabríaalgúnjuegodemanosquepudiéramoshacerles?—Nouno,sinomuchos.Podríamoscargarelrifleconuncartuchoespecial,pero

esonosirve,puesinfundiríasospechas.—¿Yquémás?—Al ir a cargar el rifle se enseña la bala y luego se la hace desaparecer en la

bocamanga. Pero puede ocurrir que caiga la bala al suelo y quede descubierta lasuperchería.

—Másvalenoexponerse.No,no;noconvienequecargueelarmaelquehagadeblanco,sinoelincrédulo;asítantoélcomolosespectadoresquedaránconvencidosdequesetiraconbala;ybalahadehaberenelcañónparaqueresulteelexperimento.¿Noopinasigual?

—Enefecto.—Serácuestióndeponerseunacorazayaguantarelgolpe.—Sedescubriríaporelsonidoalchocarlosdosmetales.Ademáspuededarseel

casodequelacorazaestémalhechayentonces…—¡Oh,Alá!¡EntonceshabríaacabadoparasiempretubuenHalef,pobrecito!—Claroestá;yhayqueevitaresoportodoslosmedios.—Noobstantetusnegativasestoysegurodequetienesalgúnplan;teloconozco

enlacara.—Síquelotengo,peronosésipodrérealizarlo,porfaltadeingredientes.—¿Cuálesson?—Dosmetalesquemezcladosenproporciónadecuadadanunabaladurayfuerte,

deaspecto idénticoaunadeplomoycaside igualpeso.Aldispararsedeshaceenátomosadospiespróximamentedelabocadelcañón.

—¿Quémetalessonesos?—mepreguntó.—Mercurioybismuto; esteúltimono loconoces tú; esmuycaroy serádifícil

encontrarloaquí.—¿Dóndesepodríancomprar?—Enlafarmacia;encuantoseadedíavoyporél.—¿Estás absolutamente seguro de que la bala se desmenuza? De lo contrario,

¡pobreHalef!—Descuida,queharemosunensayoantes.Yoleíelexperimentoenunlibrode

hechizos,yloprobéenseguidaconexcelenteéxito.—¿Nonosdelataránlaspartículasdelabala?—No,porqueelmetalsedeshaceenfraccionesatómicascasiinvisibles.Elefecto

seríaaúnmássorprendentesiocultasesunabaladeplomoenlamano,yaldisparar

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hicierascomoquecogíasalvueloladeltiro,ylaenseñarásotirarásalsueloalavistadelpúblico.

—Asíloharé,sidi.—Esosilogroencontrarbismuto,puessinohayquerenunciaralexperimento.—¿Crees tú que se enterarán los eskipetaros de que no puede herirme ninguna

bala?—Estoy convencido de que tendrán aquí alguno que nos cele, y que les lleve

noticiasdenuestroparadero.—Entoncesconvendríahacerlescreerquetútambiéneresinvulnerable.—Seríamagnífico.—Haztúdeblancotambién.—Nohayinconveniente,siemprequeconsigamoslasmunicionesnecesariaspara

dos. Sobre todo hay que usar demucha astucia con gente tan feroz y sanguinaria.Tambiénpiensodarlesunbuenchascorespectodemipersona.

—¿Vasadisfrazarte?—Enparte;mañanamepresentaréconelpeloylabarbarubioscomopanochas…—¿Cómotelasvasaarreglar,sidi?—Hay una planta cuyas hojas, hervidas en lejía de jabón, dan a los cabellos

negrosduranteunatemporadauncolorrubiomuyclaro,yesashojasseencontraránenlafarmacia.

—¿SerálaplantadequehablabaisayerNebayaytú,sidi?—Justamente;demodoquevoyaengañaraesosindividuos,quecuentanconun

pelinegroyquenome conocerán convertido en albino.Además,me adelantaré yosoloareconocerelterreno.

—De todos modos te conocerán por el caballo, pues ya saben quemontas unárabedepurasangre,depelonegroyollaresrojos.

—Puesnolomontaré.—¿Cuálmontarás,entonces?—Eltuyo,ytú,encambio,tomarásaRih.Apenas hube dicho esto sonóun estrépito en la camadeHalef, a quien pronto

encontrésentadoalbordedelamía.—¿Quéhaces,criatura?—exclamé,asombrado.—Hedadounsaltomortaldesdemilechoaltuyo—replicóelhachijadeando—.

¿HablasenserioaldecirmequemonteaRih?—Contodaformalidad.—¡Oh, Allah n’ Allah, l’ Allah! ¡Yo encima deRih! ¡Qué suerte, qué encanto!

Hacetantaslunasqueviajocontigo,ysólohetenidoladichademontarlodosveces.¿Sabescuándo?

—Claro,esassoncosasquenoseolvidan.—Mañanaserálatercera.¿Entoncesmeconfíasgustosoesajoya?—Gustosísimo;erestúelúnicoquesabetrataralpotrocomosemerece.

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Sillegaasaberentoncesqueyoteníaproyectadoregalarleelhermosoanimaleldía de nuestra separación, habría desvencijado la cama a fuerza de saltos,exponiéndoseaatravesarelligerotabiquedecañizoqueseparabanuestrahabitacióndelacontigua.

—¡Tienes razón,muchísima razón, excelente, bondadosoeffendi!He aprendidodetielmanejodelcaballo,ya la letra imitotusenseñanzas.Rihtienemástalento,másinteligenciaquemuchoshombres;entiendelaspalabras,lossonidosyhastalasseñasmejorquenadie,ademásdesermásagradecidoquelosracionalesporelbienqueselehace.Letratarécomoaunamigo,comoaunhermanoquerido…

—Bienlosé.—Descuida.¿Cuántotiempomedejarásmontar?¿Másdeunahora?—Más, muchísimo más; acaso todo un día; y hasta puede que se extienda a

varios.—¿Cómo?¿Quédices?¡Effendi,amigoydueñodemialma!Micorazónrebosa

degozohastaelpuntoqueparecequemeestallaelpecho…Soyunpobre,unmísero,unhumildeBeniArab,y túencambioereselmásdignoentre losdignos;peronoobstante has de permitir quemis labios besen tu rostro. ¡Si no te beso estallaré dealegría!

—Vaya,Halef,noestallesportanpocacosa,puesquetampocoestallastecuandotetragastecuchillos,polvo,bayonetasyfósforos.

—Esverdad, pero hubounpequeño estallido interno—mecontestó riéndose acarcajadas.Luegosentíquesubarba,yseispelosaladerechaysietealaizquierdapasabanligeramentesobrelasguíasdemibigote.Elprofundorespetoquemeteníanolepermitióllegarabesarmedeveras.Entoncesestrechéallealyhonradoamigofuertementeentremisbrazosyleapliquésobrelamejillaunruidosoósculo,queenlugardehacerleestallarenmanifestacionesdealegríaledejócalladoyconfusoantemí,hastaquelepregunté:

—¿Quéhay,Halef?¿Setehacortadoelhabla?—¡Oh,sidi!—replicóelbuenodelhachi—.¿Túsabesloquehashecho?¡Mehas

dadounbeso,todounbeso!Luegodiounospasoshaciaadelanteyviqueestabarevolviendoentresuscosas.—¿Quéestásbuscando?—lepregunté.—Nada,nada;mañanalosabrás.Pasó un buen rato hasta que volví a verle sentado en su cama: desde ella me

preguntó:—¿DemodoquetodoundíaomásiréalomosdeRih?¿Porquétanto?¿Piensas

alejartedenosotros?—Nopuedodecirloporqueyomismonoséaún loquevoyahacer.Trataréde

variarmiaspectoexteriortodoloposiblepara…—Apesardeesoteconocerán.—Lodudo,puestoquelosAlachysólomeconocendeoídas,yyoharéquemi

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personanoconcuerdeconladescripciónqueleshayanhechodemí.—Entonces acaso logres chasquearlos.Aver si nopenetranenOstromchapara

enterarse.—Noesprobable.—¿Porquéno?¿Creesquenosecreensegurosenelpueblo?—Nada de eso; por lo que dicen de ellos son capaces de atemorizar a toda la

población;peronolesconvienequelosveamos,puescuentanconasaltarnosporelcamino.Inclusopiensodejaros lasarmasque llevo,paraquenomedelaten.Saldrésolo,acaballo,fingiendoserunpobreviandantedelpaís.Sóloasílograréfácilmenteecharleslavistaencima.

—¿Aunqueesténescondidos?—Aun así, en cuantome acerque a un lugar a propósito para una sorpresa, iré

buscandosushuellasylasencontraréindudablemente.Loqueocurradespués…¡esoDioslosabe!

—Peronosotrostambiénnecesitamossaberlo.—Naturalmente.Vosotros saldréis de aquí tranquilamente carretera arriba hacia

Radovich.Alcabodedoshoraspasaréiselrío,ytreshorasdespuéshabréisllegado.Sieneltrayectonooshaocurridonada,niobserváisnadaanormal,osalojaréisenlaprimeraposadaqueencontréis,amanoderecha.Puedendarsetrescasos:primeroqueestéyoallí…

—¡Ojalá!¡Asísea,sidi!—Oqueyamehayavueltoamarchar.—Entalcasonosdejaríasrecado.—Oquenohayallegadotodavía;entoncesmeesperaréis.—¿Ysinollegas?—Llegarésinfalta.—Eres hombre y no infalible. Puede ocurrirte algo, puedes necesitar nuestro

auxilio.—En ese caso te volverás tú solo, al día siguiente; pero no salgas antes del

mediodíanimontadoenelpotro,quedejaráseneljan,custodiadoporOmaryOsco.NoquieroexponeramiRihaningúnpeligro.Alavueltafíjatebienyhallarásseñalesmías,sobrelasquequierohablarcontigoantesdeponermeencamino.Porahoranohaymásquedecir, y conviene suspender la conversación.Necesitamosdescansoyhayquetratardeecharunsueño.

—Estoytandesveladoquenopodrépegarlosojos;labalademercurioyRihmequitanelsueño.Duermetú,sidi,sipuedes.

—Buenasnoches.No me costaba trabajo creer en el insomnio de mi buen compañero, cuya

excitaciónerarealmentemuygrande.Habíatresseresentrequienesrepartíaelafectode su noble corazón. Yo iba a la cabeza; luego venía Hanneh, “el ornato de lascasadas y doncellas”, y por último Rih, el precioso potro de piel negra y lustrosa

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como la seda. El ir a montar el noble bruto era para Halef un acontecimientomemorableyextraordinario,quelevolvíalocodealegríayorgullo.Yoestabasegurodequenosedormiría.

Yasíocurrióenefecto.

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A

Capítulo7

Lafarmaciamodelo

l despertar y abrir el postigo, vino el sol a buscarme a la cama.El relojmeconfirmóquehabíadormidotreshorasymedia.Halefyaestabafueraymelo

encontréenlacuadra,limpiandoaRihcontalafánqueniseenteródemipresencia.Alvermeporfindijo:

—¿Ya estás en pie?Todos duermen aún, perome alegro de que estés ya listo,puestienesmuchascosasprecisasquehacer.

—¿Deveras?¿Quéesello?—pregunté,echándomelasdeolvidadizo.—Primeramentetienesqueiralabotica.—Esonocorreprisa.—Alcontrario,sidi;senecesitamuchotiempoparahaceresasbalas.—¿Túquesabes?—Nosoytanboboparanofigurármelo,sidi.—Puedequetengasrazón;además,hayqueherviresashojas;peronosédónde

estálabotica;yaestashoraspuedequenoencuentrenadiequemeloindique.—¿Tanhábilbuscadordehuellasnovasaberdarconunafarmacia?—Lointentaré.Abrí el portalón y salí afuera, suponiendo que la botica no estaría en ninguna

calleja,sinoenelcentrodelpueblo,yaunenlamismaplaza.Recorriendocasaporcasameencontréconunabarracaviejayruinosa,encuyapuerta,unamuestrablanca,sujetapordosclavosroñosos,decíaencaracteresverdes:

“Hachi Omrak Doktor hakemi ve bazar bahari”, lo cual quiere decir: “Elperegrino de la Meca Omrak, doctor en medicina y vendedor de remediosfarmacéuticos”.Estehachieramédicoy teníael títulodedoctor,o se loapropiabatranquilamente.

La puerta estaba cerrada, pero un vigoroso empujón mío habría bastado paraabrirla.Noseveíacampanillanillamador;sóloendosextremosdelacuerdahabíasendos pedazos de madera al alcance de personas mayores. Suponiendo que elaparatohacíadecamapanilla,agarréelpedazodemaderaygolpeéconélelotro,loqueprodujounestrépitocapazdedespertaraundifunto.

Tuvequepasarbuenratorepitiendoelruidoantesqueacudieranadie.Deprontose abrió un postigo, sólo en parte, pues las tablas se iban cada una por su lado, yapareció una calva tremenda, una frente arrugada como una pasa, dos ojillosadormilados, una nariz parecida al canuto de esas colosales cafeteras oscuras ybrillantesdebarrococidoqueseestilanenlospueblos,unabocainmensasinlabiosyunabarbillapicuda,másestrechaquelanariz.Eldueñodetodoaquellogruñódesde

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loalto:—¿Quiénllama?—Unpaciente—lecontesté.—¿Quémaltiene?—Fracturadoelestómago—repliquépordeciralgo.—Voyenseguida—contestóelseñor“doctor”,convozquedenotabaqueerala

primeravezqueselepresentabacasotanextraordinario.Lacabezadesapareciócomoporensalmoyalteneryolaosadíadelevantarlamíaparamirarle,sufrítallluviadetablasdelpostigo,quesinomeretiroconprontitud,medescalabran.

Pocodespuéssonóunestrépitoen lapuertacomosiseavecinaraun terremoto.Ladraronperros,maullarongatos, sevolcaronunasollas, todoelloacompañadodeunavozchillonademujer.Contralapuertavolócomounarietealgoquedebíadeserlamismapersonadelfarmacéutico,puesseabriódeparenpar,yelsabiomeinvitóaqueentrasecongranlujodereverenciasyzalemas.

Mas ¡qué facha tenía el buenhombre!Aquel “doctor yboticario”, todo enunapieza, habría hecho gran papel en un sembrado, pues no habría jilguero, alondra,petirrojonigorriónquevolvieraaacercarsedespuésdeecharlelavistaencima.

Su rostro,vistodecerca, aun resultabamásprehistórico; tancruzadoy labradoestabaporlasarrugasquenoquedabaentodoélunsitiolisoyllano.Labataeraunropajeenformadecamisaquelellegabahastalostobillos,peroque,apesardeesto,nolecubría,puesteníainnumerablesboquetesyagujeros.Llevabaunpiemetidoenunachancletarojayelotroenunabotadefieltronegro,perotanagujereadayrotaque losdedosasomabanpor lapuntaconentera libertad.Habíasecubierto lacalvamarfileña con una cofia femenina, pero con la prisa se la había colocado al revés,excesodecelo,dignodealabanza,quesedebíaaaquelfenómenoanatómicoqueselepresentaba.

—Acércate, señor —observó el sabio—; penetra sin cuidado en la fábricasanitariadetuhumildesiervo.

Einclinándoseprofundamentefueretrocediendodeespaldas,hastaqueledetuvounchillidoagudoypenetrantequeledecía:

—Animal,mehaspisadoloscallos.Elinfeliz,aterrado,diounsaltodecarnero,dejandoalavistaaladeliciosaautora

detansuavereconvención.Latalautoraconsistíaenunacarátula,unaalfombraapolillada,ydospiesnegros

de porquería, pero que aun así resultabanmás atractivos que el rostro. El dueño yseñordela“tiendadeespecíficos”eraunApoloencomparaciónconsucaramitad.Peromejorseráquemeabstengadedescribiraqueldechadodefealdadfemenina.

Laboticaria se acercóymehizouna reverencia tanprofundacomo sumarido,diciendo:

—Bien venido, gran señor. Nos deleitamos con la aurora de tu rostro. ¿Quédeseas?Eltorrentedenuestracomplacenciasederramarásobretupersona.

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—Túseráslaninfaencantadoradetandeliciosacascada—contestégalantementeconotrareverencia.

Entonceslabellaboticariavolviéndoseasumarido,levantóelíndiceydijo:—¿Ves?Mellamaninfaencantadora.Tienemejorgustoquetú.Ymirándomegraciosamenteobservóentonomimosoydulce:—Detuslabiosbrotalaelocuencia,ytusojospenetrantesdescubrenlasbuenas

cualidadesajenas.Sólodetipuedeesperarsetantobueno…—Pues,qué,¿meconoces?—Admirablemente. Conversaste en la fuente con mi amiga íntima Nohuda, y

también con Nebaya, la que nos vende las plantas medicinales. Ambas me hanhablado mucho de ti. Además, te vi en casa del bacha. Todo el pueblo se hacelenguasdetupersona;ymicorazónanhelabaderramarelaromadelaadmiraciónqueleinspiras.Lloramoslágrimasamargasalpensarquesólolaenfermedadpudotraertea esta casa, pero hemos estudiado las iki bin bir Hachar[4] y te libraremos de tupadecimiento. No ha salido nadie de aquí sin que se le cure. Así, pues, puedesentregarteennuestrasmanosconenterafeyconfianza.

Estas palabras eran altamente consoladoras, sobre todo cuando el aspecto de laboticaria indicaba no sólo haber estudiado sino haber ensayado las mil y unamedicinas, y estar laborando bajo sus efectos. A aquel sabio matrimonio habríadeseadoyoentregarmeencasodeenfermedad,yasíledije:

—Perdona,günechechchifa[5]quenotemoleste;yotambiénsoyhekimbacha[6]enmitierra,yconozcomitemperamento,quenecesitaderemediosmuydistintosdelos que curan a la gente de aquí. Sólo he venido a comprar los ingredientes quenecesitoparamienfermedad.

—Lo siento, lo siento muchísimo —contestó la boticaria—. Habríamosexaminado la ruptura de tu estómago, calculándola y midiéndola exactamente.Fabricamos un midemelhemi[7] que extendido sobre un ángulo del turbante ycolocadosobrelabocadelestómago,telohabríacicatrizadoenpocashoras.

—Acasovuestroemplastoseaigualalmío,puestoquecuraconidénticarapidez;peropermitidquemeloprepareyomismo.

—Tu voluntad es la nuestra. Entra en la cámara de las pomadas prodigiosas yescogeloquenecesites.

Yabriendounapuertalateralmeinvitóapasar.YoseguíaaquellaninfaEgeria,ytrasmívinoelafortunadodueñodelaboticaydelaboticaria.

Loquevientoncesmeprodujoesaextrañasensacióndeánimoquesedenomina“horror”.Lahabitaciónmerecíamásbienelnombredepocilgaquede laboratorio.Conlacabezallegabayoaltecho;elsueloeralapropiamadretierra,ylasparedesestabanformadasportablonessindesbastar.Declavosenmohecidospendíaunaseriedesaquitosdehilo,ydeunganchocentralunaenormejeringa.Sobreunatablaquehacíademesa,habíatodaclasedetijerasdeextrañafigura,ventosas,bacías,llavesytenazas.Enelsueloyacíaunrevoltijodecacharrossanosydesportilladosyentodo

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elámbitoreinabaunolornauseabundoeindescriptible.—¡Pasa!—exclamólaninfa—.Esteesnuestrodepósito;sólofaltaquedigaslos

ingredientesquenecesitasparatuemplasto.Elfarmacéuticoseacercóamí,mirándomefijamenteydeseosodeenterarsedela

receta.—¿Hay“sadar”enalgunodeesossaquitos?—lepregunté.—Aquíestará—contestólabellavolviéndosehacialapared.—¿Sadar?—repitióél—.Ilmlotoskomar,laciencialollamalotos.El granmédico y doctor quería así demostrar que conocía las denominaciones

latinasdelaplanta,mascomoéstaseranyaanticuadasyfueradeusorespondí:—Tanamilmceltisaustraliskomar;laverdaderaciencialollamaCeltisaustralis.Elviejo abrió labocacomounbuzóny sequedómirándome llenodeestupor;

luegopreguntó:—¿Porventuraexistendoscienciasdistintas?—Hayuncentenaromás.—¡Alá!¡Yoquesóloconozcouna!¿Cuántosadarquieres,señor?—Unpuñado.—Bien,tellenaréestecucurucho.¿Quémásnecesitas?Enelsuelohabíaunpapelyapostaríaquinientaspiastrasquehabíasidorecogido

delarroyo;laboticarialoenrollóypasólalenguaporelbordeparapegarlo,echandoen la bolsa un puñado de Celtis australis. Como su empleo iba a ser solamenteexternonoprotestécontratantafamiliaridaddelabuenamujer.

—¿Tienesálcali?—lepregunté.La boticaria me miró asombrada, aunque el vocablo era conocido en árabe,

mientrasquesuespososonreíaplacenteramenteypreguntaba:—¿Decuálquieres?—Meesindiferente.—Señor,sabemosquetutierraestáenOccidente,dedondeprocedeelbuenálcali

quetengoyquetedarésilodeseas.—¿Cómosellama?—Chavelsuyu.—Enséñamelo.El viejo sacó un frasquito con un rótulo:Eau de Javelle, fabrique de Charles

Gautier,París.—¿Quiéntehaprocuradoesto?—Comprévariosfrascosaunviajantequepasóporaquíyqueveníadelacapital

deFrancia,quesellamaPraga.—Teequivocas.PragaeslacapitaldeBohemia;ladeFranciaesParís.—¡Effendi,eresunpozodeciencia!Suesposalecortóelresuello,diciendo:—¡Sus!, ¡silencio!Hace tiempoque yo sé eso. ¡Tú eres tonto de capirote y no

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médiconifarmacéutico!Señor,¿quémásnecesitas?—¿Tienesmercurio?—¡Yalocreo!Lousamosparahacertermómetrosybarómetros.—¡Ah!¿Demodoquefabricáisesosinstrumentos?—¿Nonoscreescapacidadsuficienteparaello?—Yparamuchomás.Elquehaestudiadotantasmedicinas,losabeypuedetodo.—¿Verdadquesí?Biensevequeereshombremuyilustradoymuylisto,como

dice lagente.Acabamosde recibirunenvíodemercuriodeSalónica;perocuandonosfaltaechamosenlostuboslechedecabra,queindicaeltiempotanbiencomoelmercurio.

—¿Esposible?—¿Puesqué,loignorabas?—Enabsoluto.—Eso te demostrará que somos más inteligentes aquí que en Occidente. Las

cabras conocen muy bien el cambio de tiempo, y cuando amenaza lluvia se vanderechasalestablo;demodoquesulechepuedesustituirventajosamentealmercurio.

—Eres una mujer de gran talento, como me lo has parecido en cuanto te heechadolavistaencima.

—Gracias;¿cuántomercurioquieres?—Unosquinientosgramos,¿lostienes?—Yaunmás,siquieres.—Esperaunmomento,queantesnecesitosabersitenéisotroingredientequeme

hacefalta.—Aver¿cuáles?—Külkurchuni[8].—Deesonotenemos,peroKülkalayi[9]sí,porquelonecesitamosparahacerun

blanquetemuyhermoso.—También me sirve; si te queda un vikiey dámelo, y además dos vikieys de

mercurio.—¿Teloechotodoenelcucurucho?—¡Diostelibre!¡Senosmarcharíaelmercurio!—Enefecto;perolomismoocurreconelamordeloshombres,quetambiénseva

cuando…cuando…—¿Cuandoseechaenuncucurucho?—preguntéyo.—Sí,peroelcucuruchoeselcorazón,quenosaberetenerelamor.¡Oh,elamor,

elamor!¡Acuántasmujeresnohahechodesgraciadas!Ylanzandounamiradafuriosaasumaridolearrancólacofiadelacabeza,ysela

colocóellagruñendo:—¡Miserable!¿Cómoteatrevesaprofanarmizinetmüenneslükün[10]?¿Quieres

inferiraúnmásagravioalalmadetuesposa?Elviejosellevólasmanosalacalvaalresponder:

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—Mujer, has llevado tus manos pecadoras a la alta dignidad masculina. ¿Nosabesqueauncreyenteleestáprohibidodescubrirlomássantodesucuerpo?

Laingeniosaboticariasuposalirdelapuroycontestar:—¡Toma,cúbreteconesto!Aldecirlocualagarróunacajadecartónenqueguardabaharinayselavolcóa

sumaridosobrelacabeza,dejándoleblancocomounmolinero.Elfarmacéuticonoseatrevióaprotestarysiguióconsugorrodecartón,contentocomobuenislamitadetener oculto, comomanda la ley, aquel “asiento de sabiduría”, sin preocuparse delefectoqueenmíproducíatanextrañotocado.Elboticariosearrodillóenelsueloycomenzóarevolverenlacacharreríadesportillada.

—¿Quéestásbuscandoahí?—lepreguntóconasperezasucaramitad.—Unfrascodondeecharelmercurioquepideeleffendi;yahedadoconuno.Y alargó a su mujer un botellón de cristal en que podía acomodarse toda la

provisióndemercurioquehubieraen la tienda,yaunen laprovincia.Lamujer lomiróaltrasluzydijo:

—Esdebarniz.—¿Quéimportaeso?—Mucho;vaalafuenteylímpialo.El viejo obedeció sin chistar.Al cabo de un rato, durante el cual conversé con

aquella ninfa de flores cordiales, volvió el boticario con la botella encendido ysudando,ydijodesesperado:

—Nologrodejarlalimpia;pruebatú.—¡Eresmuytorpe!¡Loshombresnoservísparanada!—respondiósucaramitad

arrancándole el frasco de lasmanos, y desapareció a su vez. Entretanto, el infelizconsorteme refirió en lamayor confianza unos cuantos episodios de su venturosaexistenciaconyugal,mas secallócomounmuertoalvervolvera sumujer, con lacaracomounpimientomorrón,ylamentándoseconvozquejumbrosa:

—Effendi,estefrascoestáembrujado,ynoconsigoquitarleelbarniz.—Yalosabíayo.—¿Cómo?¿Esposible?—¡Claro!Porqueelbarnizsólosevacontrementina,ynoadmiteagua.—Yanoslopodíashaberdichoantes.—Noqueríaofenderos.—¿Cómoeseso?—Nohayfarmacéuticoqueloignore,yhastalosabenlosquenoentiendenuna

palabradequímica;habríasido,pues,unaofensasuponerqueloignorabais,porqueexpresabaladudadequehubieraisestudiadolasmilyunamedicinas.

—Tienes razón; eres muy cortés y altamente considerado; por consiguiente tedaré el barniz de la botella gratis y echaré encima el mercurio. ¿Dónde están lasbalanzas?

—Enelcorral;melasllevéparapesarelconejoquematéayertarde.

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—Veporellas.¡Aydemí!¡Bonitasbalanzasfarmacéuticasserían!Cuandolasvimeconvencíde

queerandeconfeccióncasera,pues teníandemaderael eje, el fieldeun trozodealambre,quesemovíaentrelosdientesdeuntenedor,ylosplatillosunascajitasdemadera con sus tapas. He de confesar, sin embargo, que la extraña balanza semanteníaenregularequilibrio.

Pesamos, pues, los ingredientes, cuyo precio no fue exagerado, y después deproveermedeplomosuficiente,salídelaestrambóticafarmaciaacompañadodelosbuenos deseos de sus dueños y me dirigí a casa de Nebaya, que me recibió congrandesdemostracionesdejúbilo.

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L

Capítulo8

Invulnerables

abuenaviudameenseñóelreydeloscardosqueyoexaminédetalladamenteycongraninterés,yseempeñóendármelo;peroyolorehuséyllenodegratitud

lehiceverelgranfavorquenoshabíahechoconsuoportunoaviso.Elrostrodelamujerseiluminódegozo.Lainfelizmeinspirabauninterésgrandísimo,haciendoquecavilaraenelmodo

demejoraryaliviarenlofuturosutristesuerte.Aunmequedaba lacantidadquehabíamosencontradoencimaa los ladrones,y

que en realidad yo debía entregar a las autoridades, que por cierto me inspirabanescasaconfianza.DejárselaalalcaldedeOstromchasignificabaqueselaembolsaratranquilamente.¿Debíaenviárselaasussuperiores?Noteníatiempodeirenpersonaallevarlaydelosmensajerosmefiabapoco,convencidodequecuandovolvieralaespalda me harían una jugada. Tampoco tenía el propósito de devolvérsela a susdueños, loscualeshabríanadquiridodemalamaneraaqueldinero,demodoqueelmejor empleo que podía dársele era aliviar con él a la gente necesitada, a la quetambiénpertenecíaNebaya.

Claroquenolediríalaprocedencia,quelahabríaaterrado,ydándolesólopartedelacantidad,puesaunhallaríaenmicaminomuchosmenesterosos,yconloqueledieraquedaríaremediadalainfelizviuda.

Al hacerle entrega de la cantidad que había calculado, la mujer se quedópetrificadadeasombro, sinpoder imaginarsequeaquella riqueza fuera suya; luegoestalló en sollozos, sobre todo al advertirle que ahora podría pagar unmédico quecurara al hijo enfermo. Hube de huir para sustraerme a sus manifestaciones degratitudyafecto.

Halefmeesperaballenodeimpacienciaenelportalón,yaldivisarmeexclamó:—¡Por fin, sidi! ¡Tanta prisa por salir de aquí y tú sin aparecer! ¿Qué hay del

juegodemanos?—Todoestálisto.¿Sehalevantadoelposadero?—Todoelmundoestáenpie.—Vamosalacocina,porquenecesitodelfuegoparaprepararlabala.—Quiero presenciar la operación y queme la expliques para hacer uso de ella

cuandohagafalta.—No, amigo; esos plagios no resultan. Para hacer estas combinaciones se

necesitanconocimientosdequetúcareces;yaunteniéndolosseexponeunoamataraun hombre al menor descuido. A nadie revelaré nunca los ingredientes que senecesitannilacombinaciónycantidaddelamezcla;conqueesinútilquetemolestes

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enacompañarme.BuscaaOscoypídeleelmoldeparahacerbalas,pueseltuyotieneelcalibredelasarmasdeestatierra.

Los preparativosme ocuparonmedia hora escasa.Herví las hojas de sadar enaguadeJavelle diluida, y pasé la lejía por un paño.Elmetal dio de sí ocho balasidénticas a las de plomo, y además hice unas cuantas de verdad que señaléligeramenteconlapuntadelcuchillo.LuegomedirigíconlaescopetadeOscoalapartetraseradelacasa,sinconsentirquemeacompañaranadie.Carguéelrifleconunabalademercurioydisparécontrauna tablaapieymediodedistancia.El tiropartióconelmismoestrépitoquedecostumbre,perolatablapermanecióintacta,sinqueporelsuelonienelblancoquedaseelmenorvestigiodemetal.

Lapruebamesatisfizo,puesmeconvencíadequenopodíahaberaccidente;tantomás cuanto que no había posibilidad de traición, por ser sabedores del secretoúnicamenteHalef,OmaryOsco,quehartaspruebasmehabíandadodesudiscreciónylealtad.

Todosehizoentiempooportuno,puesenelmomentoenquevolvíaalacasavillegaralKasaMufti conelNaib y elAjakNaib, seguidosdenumerosa escolta.Alvermeseacercóelprimero,quemellevóaparteymedijo:

—Effendi,¿sabesaquévengo?—Supongoqueadecirmeloquehaydelkochabacha.—No,noesnadadeeso.Vengoapreguntartesihaspedidopermisoalhachipara

quesedejepegaruntiro.—¿Tantoteinteresaeso?—Muchísimo,puesesunprodigioquenomecabeenlacabeza.¿Sehacomido

yasuracióndeCorándiaria?—Pregúntaseloaél.—Nomeatrevo,novayaamolestarse,ymedéaprobarsucuchillo.Luego,es

tanlistodemanosconeselátigo,quehayquéandarseconojo.—Enefecto,esunvalientedealturaaunqueseacortodetalla.—Perorespóndeme:¿consienteenlaprueba?—Sí,selodijecuandonosacostábamos.—¿Yquérespondió?—Pusocaradeperro,porqueno tieneganasdehacerdeblanco;peroyo logré

convencerle.—¡Quégusto!¿Cuándoempezamos?—Paciencia,amigo,quenoescosatanllanacomotefiguras.Miprotectortiene

sus rarezas como cada cual. Además, se me olvidó decirte ayer que los cuatrogozamosdelamismapropiedadynohaybalaquenostoque.

—¿Deveras?¿Tambiéntúeresinvulnerable?—Loqueoyes.—¿YtedesayunasconhojasdelCorán?—Noquierassaberlotodo;haysecretosquenopuedennidebendivulgarse.

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—¿Entoncespodemosdispararsinmiedodeheriros?—Siemprequenoaprecieslapropiavida,otengáisganasdesuicidaros.—¿Cómoeseso?Yonotengomalditalaganademorirmeporahora.—Puesentonces tencuidadoyno se teocurradisparar sobrenosotrosantesde

pedirnoslicencia.—Noentiendoquéquieresdecirconeso.—Siconsentimosenhacerdeblanco,notenéisnadaquetemer;perosidisparáis

atraiciónosinnuestravenia,labaladerechazoseosalojaráenlamismapartedelcuerpoenquepensabaisherirnosanosotros.

—Es decir, que si apunto a la cabeza del hachi o a la tuya, ¿seme clavará elplomoenlapropiasesera?

—Notequepaduda.¿Quieresquehagamoslaprueba?—No,effendi,gracias.¿Porqué lohabéisdispuestoasí?Podríaishaberlohecho

deotromodo.—Tunaturalpenetración teharácomprenderquehasidopararesguardarnosde

ocultosenemigos,yademásparacastigaralosqueintentenhacernosdaño,puesnonosbastaquesusbalasnopuedanherirnos,sinoquedeseamosquepadezcanenelmismo sitio en que querían hacernos padecer a nosotros. Nos regimos hoy por laantiguayjustaleydelascompensaciones.

—Yalaconozco;su lemaesojoporojoydientepordiente.Ahoraveoquenoconvieneservuestroenemigo.¿Cuándoosvais?

—¡Parecequeestásdeseandovernoslejos!—¡Alcontrario!Desearíaqueosestuvieraisaquísiempreyesoquehasarmado

unacompletarevoluciónennuestraciudad.—Perohasidoparavuestrobien.—Enefecto,yteloagradecemos,aunquevalemásdejarlascosascomoAlálas

hadispuesto.—¿EravoluntaddeAláqueelMübarekosengañarayqueelkochabachasoltara

alosbandidos?—Nolocreo.—¿Quéhaceelkocha?—Ensucalabozoestá.—Esperoquenoharásnadaparalibrarledelcastigoquetienetanmerecido.—¡Nomeofendas!SoyunfielservidordelPadicháycumpliréconmideber;a

cambiodeesotepidoquelogresdelhachiloquedeseo.—Yalerecordarésupromesa.—¿Permitesqueavisealagente?—Nomeopongo.—Vuelvoen seguida,voya avisar albuenToma,queestádeseandopresenciar

esamaravilla.—¿QuiéneseseToma?

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—ElrecaderoypeatóndeaquíaRadovich.—¿Eshombrehonrado?—Mucho; cuando te fuiste ayer te alabó sobremanera, y al referirle yo que el

hachi comía hojas del Corán y era invulnerable, expresó el deseo de presenciar latirada;esunentusiastaadmiradorvuestro.¿Quieresquevayaabuscarlo?

—Sí,tráelo.Elhombredesapareciócorriendo.¡LosbuenoshabitantesdeOstromchaerande

una transparencia cristalina! En el acto surgió en mí la sospecha de que a aquelrecaderolehabíandadolosAlachyelencargodeobservarnosydecomunicarleselresultadodesuespionaje.ProntohubimosdeverlosefectosdelasexageracionesdelKasiMufti,puesaparecióenlaentradaunamultituddegentedeseosadeadmirarnos,yparahuirdetanmolestacontemplaciónhubimosderetirarnosalinteriordelacasa.Poco después fue allí a buscarnos el fiscal, acompañado de un hombre de piernastorcidas,aquiennospresentódiciendo:

—Aquítienesalrecadero,effendi.Yomiréalindividuodehitoenhitoyledije:—¿DemodoquetúhaceslarutaentreestepuebloyRadovich?—Sí,señor,peronoapie,sinoacaballo.—¿Cuándosalesparaallá?—Pasadomañana.—¿Antesno?Elhombremoviólacabezanegativamenteyyoañadíentonces:—Tantomejorparati.—¿Porqué?—Porquepudieraresultartepeligrosoelcamino.—Effendi,¿porquémotivo?—Elmotivoeslodemenos;sisalierashoyteaconsejaríaqueestuvierasalerta.—Pues¿nosalestú?Hasta entonces su fisonomía era franca y abierta, mas en cuanto oyó mi

advertenciadesviólosojos,cuyamiradasevolviótorvayfalsa.—Enefecto—lecontestétranquilamente.—¿Aquéhora,effendi?—Alasdoceenpunto,Diosmediante.—No es horamuy adecuada; te convendríamejor partir dos horas antes de la

puestadelsol,altoquedelaoracióndelatarde.—Esoesbuenoeneldesierto,peroaquínomolestaelsol.Además,nomegusta

atravesar bosques desconocidos por la noche, sobre todo cuando vagan losAlachyporsuscercanías.

—¿Lestienesmiedo?—mepreguntóconbienfingidoasombro.—¿Losconocestú?—repliquéyoamivez.Elhombrehizounaseñalnegativa.

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—Perohabrásoídohablardeellos—insistíyo.—Pocacosa;elKasaMuftimedijoqueproyectanasaltarte.—Yalosé.—¿Quiéntelohadicho?—Unbuenamigo;peroteaseguroquesisontanlistoscomodicen,nosemeterán

conmigo,porquetengomalaspulgas.—Yaestoyenterado—respondióconunasonrisasarcástica—.Atiyatugente

nohaybalaqueosmate.—Esoeslodemenos.—Tambiénmehancontadoqueeltiroqueosdisparenvaderechazoaltirador—

agregó, guiñando un ojo con picardía, como si quisiera decirme: “Ya veo que notienespelodetonto,comoyo;demodoquenomevengasconembustes”.

Era indudable que el recadero tenía bastante más sagacidad que el fiscal deljuzgado,elcual,alobservarsusonrisillaeinterpretándoladebidamentelepreguntó:

—¿Qué,nolocrees,Toma?—¡Vaya!Diciéndoloeleffendilocreoapiejuntillas.—Mejorpara ti, pues la simpleduda esunaofensa;y te creounhombreharto

bieneducadoparaquererofenderme.—Enefecto,Alásabeloquepienso,yporlomismotengounconceptotanalto

deleffendiquenosharálamerceddedemostrarsuinvulnerabilidad.Halefnosobservabaalternativamenteaambos,puesteníaporcostumbreestudiar

enmirostro la impresiónquemeproducíaelencuentroconunnuevosujeto.Enelactoseconvenciódequeelrecaderonomeinspirabaconfianza,puesechandomanoallátigodijoentonoamenazador:

—¿Porventuraseatreveesesujetoadar leccionesdeurbanidadamiseñor?Siasí fuera pronto le señalaría en las espaldas el tratado de buena educación que seestilaporaquí.Asaposcomotúnolesaguantamosquenosvenganconsalmodias.

Yuniendolaacciónalapalabra,avanzóunospasosendirecciónalrecadero,elcualemprendióunahábilretiradahacialapuertarespondiendo:

—Estatequieto,hachi,ynoteacerquesamí,puesnomehapasadoporlacabezamolestaros lomásmínimo.Sueltael látigo,queno tengoelmenordeseode trabarconocimientocontucorrea.

—Puespórtatedemaneraquenomedisguste.SomoshijosdelProfetaÚnicoeIndivisibleysúbditosdelPadichá,ynoestamosdispuestosatolerarmajaderíasdeunindividuoquesólosellamaToma,nombrepropioúnicamentedelinfielcondenadoacomer las cortezas de las sandías que arroja el verdadero creyente. Además,deseamos probaros la veracidad de nuestras afirmaciones, para convenceros denuestras fuerzas prodigiosas, que os dejarán boquiabiertos y confundidos.Effendi,¿hacemoslaprueba?

—Pormínohayinconveniente.—Puesaello.Salgamosalpatio.

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Cuando salimos fuera encontramos el corral de bote en bote; una multitudinnumerableesperabaansiosaaquesehicieraelmilagroqueleshabíaanunciadoelKasaMufti.Alentrarenelcorrallosmáspróximossequedaronmirándonoscomosifuéramosbichosraros,mientraslosdeatrásseempinabanyestirabanelcuelloparaquenoselesescaparaelmenordetalle.

Elpequeñohachi,látigoenristre,nosabriópaso,repartiendogolpesadiestroysiniestro,hastallegaraunpequeñocobertizodondemepreguntóenvozbaja:

—Sidi,¿medaslasbalas?—No;quieroandarsobreseguroparaevitarunaccidente.Primerousaremosuna

baladeplomoverdadera.Comenzarásporecharleundiscursoaesagente,puestieneseltalentooratoriomásdesarrolladoqueyo.

EstalisonjahalagóextraordinariamentealbuenHalef,que,estirandoloquepudosuexiguafigura,comenzóconvozsonoraycampanuda:

—¡Ciudadanos de Ostromcha y atentos oyentes en general! Vais a tener lainmerecidahonradecontemplaracuatrovalientescuyoscuerposresistenalapólvoray al plomo enemigos. ¡Abrid los ojos, incautos! ¡Esforzad vuestro perezosoentendimiento,paraquenoseleescapeundetalledelprodigioasombrosoquevaisapresenciar,yparaquepodáisperpetuartanextraordinariohechoentrevuestroshijos,nietos,bisnietosytataranietos,hastalasúltimasgeneraciones,sihastaentoncesDiosos concede vida y salud! ¡Cuidad del orden y compostura en este lugar augusto!Evitad atropellos e interrupciones en tan solemnes momentos, y elegid al mejortiradordelaciudadparaquesenosacerqueconelarmadefuegoalhombro.

Unmurmulloacogióestaspalabras,producidoporladificultaddelaelección;porfin,seadelantóunhombreconlaescopetaenlamano,yyolepregunté:

—¿Traeselarmacargada?—Sí.—¿Tienesmáscartuchosqueloscargados?—No,señor.—Noimporta,yotedarédelosmíos;peroanteshasdedemostrarqueeresbuen

tirador.¿Vesaqueltablónclavadoenelcobertizo?Tieneunnudoyesprecisoqueloatravieses.

Elhombrediounpasoatrás,apuntóydisparó;examinadoel tiroresultóque lefaltabasólomediapulgadaparahaberhechoblanco.

—Nohasestadoacertado—ledije—;pruebaotravez.—YlealarguéunadelasbalashechasporOsco.

Elsegundotiroseacercómásporqueelhombreafinólapuntería.Ledientoncestres de las otras balas, y después de esconderme furtivamente una de plomo en lamanoderecha,añadí:

—Ahora tratadedarenelagujeroqueacabasdehacerenel tablón.Masantesenseñaalagentelasbalas,paraqueseconvenzandequecargascomoesdebido.

Lasbalaspasarondemanoenmano, en loque seperdióalgún tiempo,porque

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todos querían verlas y palparlas a su gusto; cuando volvieron por fin amanos deltirador,éstecargósuescopetaconellas.

—Acércatemás—ledijeempujándolehaciaelblanco—.¡Ahora,dispara!Dijeestaspalabrasmientrasrápidamentemecolocabadelantedeltablón.Elhombreinclinóelarma,queteníayalevantada,ymedijoazorado:—Señor,¿cómoquieresquedéenelblancositeponestúdelante?—¿Porquéno?—Nopuedeser;túmeloimpides.—¿Esoquéimporta?—Tupechometapaelagujero.—Tiraaltravésdemí.—Señor,noquieromatarte.—Notemas;asíosconvenceréisdequesoyinvulnerable.Elhombreserascódetrásdelasorejasllenodeperplejidad.—Corroungranriesgo.—¿Porqué?—Siderechazomedalabalaymeatraviesa,soyhombremuerto.—Notengasmiedo,queyocogerélabalaconlamanoparaquenosuceda.Unmurmullodeadmiraciónrecorriólasapretadasfilasdelosespectadores.—¿Estássegurodeconseguirlo,effendi?Soyelúnicososténdemifamilia,quesi

mueroyonotienedondevolverlosojos.—Nomorirás;telojuroporlasbarbasdelProfeta.—Conesapromesa,mearriesgo,señor.—¡Tirasinmiedo!Durante este diálogo observaba yo disimuladamente a Toma, que había ido

aproximándoseyteníalosojosdelinceclavadosenmí.Eltiradormeapuntó,adiezpasosdedistanciapocomásomenos,peroantesdeapretarelgatillovolvióainclinarelarmaymedijo:

—En mi vida he tirado contra un semejante. Señor, ¿me perdonarás si, pordesgracia,tehiero?

—Noseránecesario,porquenometocarás.—Pero¿ysitediera?—Notendríanadaquereprocharte,pueshasobradoporordenmía.Levantéelbrazo,y lentamentehice rodarhastadentrode lamanga labalaque

teníaescondida;enseñédespuéslasmanosvacíasydije:—Conladerechacogerélabalaquemetires.Voyacontar;a las tressueltasel

tiro.Volvíabajarelbrazoyacoger labalaenelhuecode lamano.Todos losojos

estabanclavadosenmí.—¡Uno!¡Dos!¡Tres!—contéysonóeltiro.Llevélamanohaciaadelante,endirecciónalabocadelcañóndeltirador,como

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si cogiera el proyectil, y levanté el que tenía en lamanoen altoparaque todos lovieran,diciendo:

—Aquítieneslabala;cógela,Toma,yobsérvalabien,paraquepuedasatestiguarqueeslamismaqueacabadesalirdelaescopeta.

Enefecto,ambaseranidénticas.Elrecaderosequedócomoquienvevisiones,yelefectonofuemenorenelrestodelaconcurrencia,quedebiódeabrigarsusdudashasta entonces y tenía que darse por vencida. La bala volvió a pasar demano enmano, y cuando llegó a las del tirador dije a éste en voz alta para que todos seenteraran:

—Vuelveacargarlaydisparaaltablón.Elhombreobedecióydenuevohizounagujeroenelblanco.—¿Ves?—observéenseñándoselo—.Esemismoagujero tendríayoahoraenel

pechosinofuerainvulnerable.Ahorasigustaspuedestirarsobremiscompañeros.Elquelabalasurtieseenelsegundodisparolosefectosnaturales,noobservados

en el primero, puso en verdadera conmoción a la gente, que acudió en masa acontemplar lamanoconquehabíacogidoyoelplomo,sinhallarpalabrasconqueexpresarsuasombro,alverlaintactaysinelmenorvestigiodedeterioro.

—¡Aláestáconél!—decíanalgunos,atónitosysuspensos.—¡Oeldemonio!—observabanotros.—¿Cómo va a protegerle el Malo cuando se alimenta con el Corán? ¡Alá es

grande!Como las opiniones eran a cual más contradictoria, se originaron violentas

discusiones,mientrasyodabaal tiradorotras tresbalasycolocabaanteel tablónamisamigos.

Estos no las habían tenido todas consigo; pero al verme salir sano y salvo delexperimento, se prestaron gustosos a servir de blanco, mientras yo me encargabaostensiblementederecogerlasbalasportemoraqueconellosresultaralaoperaciónunfracaso.Paraellomecoloquéasuladoyextendílamanoalsonarcadadisparo,devolviendocadavezunadelasbalasdeplomoquellevabaaprevención,yconlascualeshicedespuésagujereareltablónparamayorseguridad.

Encuantomistrescompañeroshubierondemostradoasuvezsuinvulnerabilidad,sonaron aplausos y vivas, que terminaron en una delirante manifestación deentusiasmo.

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L

Capítulo9

UndescendientedeMahoma

agentenosrodeaba,ansiosadetocarnos,demirarnosydeinterrogarnoscomoaseres sobrenaturales. Habríamos necesitado muchos días para satisfacer su

curiosidad; y para librarnos de tanto importuno no nos quedó más recurso queretirarnos al interior de la casa. Desde la ventana pude observar a Toma, que,arrepentido de su incredulidad, con grandes aspavientos y manoteos explicaba elprocedimientoalosmásalejadosdelcobertizo.YohiceunaseñaaHalefyledijealoído:

—¿Vesaaquel charlatán?Nome lopierdasdevistaunmomento,ycuandosevayasíguelosinqueélsedécuenta.

—¿Porqué,sidi?—SospechoqueesunespíadelosAlachy,encargadodevigilarnos.—¡Ya! ¡Por eso guiñabas el ojo después de observarlo! En seguida he

comprendidoquenotemerecíaconfianza.Pero¿quépuedehacernos?—Avisaráaloseskipetarosquesalimosdeaquíalmediodía.—Dijoquenoseiba.—Mintió como un bellaco. Cuando se vaya sal a las afueras y ocúltate en la

carreteradeRadovich,pordondeloveráspasar;yenseguidavenadecírmelo.—¿Ysinosalieracomodice?—Teestásacechandodoshorasytevuelves,puesseráseñaldequehadesistido

delviaje.Fuidespuésenbuscadeunapeluqueríaparaquemearreglaranelpeloylabarba.

Eldueñodelestablecimientohabíapresenciadotambiénnuestroprodigioycomoenlospaísesorientalessuelenser lasbarberíaspuntode reuniónde loschismososdelpueblo, no extrañé hallar el local repleto de curiosos que observaban en elmayorsilencioelprocesodehacermelabarbaydecortarmeelpelo.Unodelosqueteníadetrásextendiódeprontolamanopararecogerelcabelloquecaíadelastijerasdelpeluquero,hastaqueéste,viendoquesusmiradasfuriosasnoasustabanalimportuno,lelargóunvigorosopuntapiédiciendo:

—¡Ladrón!¡Todoloquecaeaquíesdemiexclusivapropiedad!¡Conquenomelorobes!

Alregresaracasaentréenunamercería,ydespuésenunatiendadeóptica,donderespectivamentecompréunpardemedias tan largasqueme llegabanhastamásdemediomusloyunosanteojosazules.Enuncomerciodetelasquevisitédespuésmeagenciéunpañodeturbanteverde,colorquesólopuedenusarlosdescendientesdelProfeta;yhechastodasestascompras,enqueinvertímásdeunahora,tuvetodolo

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quenecesitabaparamiviaje.EnelmesónhacíaunratoquemeesperabaelbuenodeHalef,elcualmedijo:—Sidi,¡quérazóntenías!Elrecaderosehaido.—¿Cuándo?—Pocosminutosdespuésdenuestrotriunfo.—¿Demodoqueyaloteníatodopreparadoparaponerseencamino?—Asíparece,pueshastalarecuaestabayalista.—¿Quéanimaleslleva?—Vamontadoenunmulo,perollevacuatroasnoscargadosdetrásysujetosentre

síporlosrabos,yelprimeroalmulo.—¿Quépasolleva?—Muyvivo;seconocequetieneprisa.—PorllevarcuantoanteselsoploaesosdemoniosdeAlachy;peronoimporta.

Yosalgoahoramismodetrásdeélyvosotrosmeseguiréisalmediodía,comohemosconvenido.

—¿Sigolasinstruccionesquemedistealacostarnos?—Alpiedelaletra.—¿ConqueyomontoenRih?—Justamente, y yo tu caballo; va a ensillarlo, y después sal a espiar por las

afuerasdelaciudad,sinolvidartuszapatillasdeoración.—¿Paraquélasnecesito,sidi?—Paraprestármelas,puesyovoyadejarteencambiomisbotasaltasdemontar.—¿Tengoqueponérmelas,sidi?—No,Halef,puesdesapareceríasenellascomounratónensumadriguera.Voya

hacerteentregadetodoloquetedejoendepósito,sobretodomisarmas;ydespuésmevoyaescape.

Lasalidafuemásdifícildeloqueyocreía.ElmesoneroIbarek,quetambiénibaaemprenderelregresoasupueblo,meprometiódarasusdoshuéspedesunabuenapalizaencuantollegara,peronocreoqueelhombretuvieraagallasparatanto.

Por fin me vi en la silla; ambos posaderos se asombraron mucho de que nomontarami propio caballo; pero yo, sin explicarles el motivo de ese cambio, salígalopando.

FueradelaciudadmeesperabaHalefencompañíadeNebaya,quealvermedijo:—Señor,acabodesaberquenosdejas,yhevenidoadartedenuevolasgracias

portodoelbienquemehashecho.Mientrasvivaterecordaré,ylomismoharánmishijos.

Conmovidoleestrechélamanoysalítrotando.Medolíaversurostrobañadoenlágrimas.

Halefmesiguióunbuen trecho,hastapasarunbosquecillo,dondemeapeédelcaballoymeocultéentrelaespesura.Elpequeñohachillegóconlaollaenqueteníaelcocimientodesadar,conelcualfuehumedeciéndomecuidadosamenteelcabelloy

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bigote,conuntrapitoquellevabaaprevención.—Sidi,¿paraquéteuntaslacabezaconestasalsa?—mepreguntóelpequeño.—Prontoloverás.—¿Variaráelcolordetupelo,comodices?—Deunmodoquetedejaráatónito.—Pues estoy deseando verlo. ¿Qué vas a hacer con esas calzas de punto tan

largas?—Ponérmelas,yencimacalzarmetuszapatillasdeoración.El hachi siempre llevaba consigo este aditamento para poder entrar en las

mezquitasquelesalieranalpaso,enlascualesnosepuedepenetrarconelcalzadoordinario.

Encuantohubeterminadodeungirmelacabeza,mequitélasbotasdemontarymecalcélaslargasmedias;laszapatillaseranalgoexiguas,peroafaltadeotrasmelaspusecomopude.AlverHalefdeprontomicabeza levantó losbrazosenaltoyexclamó:

—¡Oh,Alá!¡Quémilagro!Tucabelloseestáquedandodoradocomolasmieses.—¿Esposible?¿Tanpronto?—lepregunté.—Sóloporalgunoslados.—Pueshayquerepetirlaoperación.Pásameelpeinepararepartirbienelunto.Halef obedeció, y cuando por fin me contemplé en el espejito de bolsillo me

encontré transformado en un semialbino. Entonces me coloqué el fez, que Halefrodeó con el paño verde, demodo que los flecosme cayeran por el lado derecho,mientrasmascullabaentredientes:

—¡Laverdad es que estoy cometiendounverdadero sacrilegio, pues sólo a losdescendientes directos del Sultán les está permitido este distintivo, y tú ni siquieraeres un creyente del Corán sino del Kitab el mukaddas[11]!. No sé cómo voy aresponder ante el Profeta de semejante profanación el día que me toque pasar el“puentedelamuerte”,angostoyafiladocomolahojadeuncuchillo.

—Responderásperfectamente;notengaselmenorcuidado.Yotedoymipalabra.Sisetrataradeunmahometano,claroestáquepecaría;perocomoyosoycristiano,esas reglasno rezanconmigo; lospartidariosde laBibliapuedenvestirsedelcolorquequieransinfaltaraningunaleydivinanihumana.

—Puesentoncesestáismejorquenosotros.Detodosmodosalgopeco,porseryoel que te coloco el paño; yo, que soy un fiel hijo del Profeta,me hago así reo deculpa.

Para dar remate a la transformaciónme calé los anteojos yme eché sobre loshombroslamanta.

—¡Aláesgrande!—exclamóHalefalverme—.Sidi,eresotrocompletamente.—¿Esdeveras?—Yomismonoteconoceríasipasarasamilado;sóloportuportedescubriríaa

mieffendi.

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—Eseya lovariarécomotodo lodemás,aunqueno locreopreciso,porque losAlachynomehanvistoensuvida.Sólomeconocenporseñas,yasímeresultarámuyfácildarlesesquinazo.

—Elrecaderoencambioteconocemuybien.—Esqueaesenopiensovolverleaver.—PuesyometemoqueestéconlosAlachy.—No lo creas; ellos cuentan con acecharnos en la carretera de Ostromcha a

Radovich.Elrecaderollevasurecuabiencargada,ycomodesearáentregarelgénerocuantoantes,supropósitoserállegarprontoasudestino;hayquesuponer,pues,quesóloseentretendráenelcaminoparadaravisoaloshermanosyqueseguiráadelantesinvacilar.

—¿Ycreespodertúsoloconlosdos?—Sindudaalguna.—Acuérdatedequeesosmozostienenunafamaterribledegentesanguinariay

cruel.Seríamejorqueteacompañarayo,yaquesoytuamigoyprotectornatural.—AhoratetocaprotegeraOscoyOmar,queconfíoyoatuguardiayvigilancia.Estas últimas palabras consolaron a Halef, y reanimando su amor propio le

hicieronresponderprecipitadamente:—Tienes mucha razón, sidi. ¿Qué sería de esos cuitados sin el valiente hachi

HalefOmar?Noquiero ni pensarlo.Además tengoque cuidar deRih, a quienmeconsagrécontodamialma.¡Esgrandemiresponsabilidad!

—Puesmuéstratedignodelaconfianzaquedepositoenti.¿Recuerdastodaslasinstruccionesquetehedado?

—Palabraporpalabra;yasabesquemimemoriaseasemejaalasfaucesdelleón,queretienentodoloquepenetraenellas.

—Tanto mejor; así puedo marchar tranquilo. Conque adiós, y que no cometasningunatorpeza.

—Sidi,conesaspalabrashieresmialma;yosoytodounhombre,mejordicho,unhéroe,yséloquemeincumbehacerenestoscasos.

Lanzóhábilmentelaolladeluntoentrelaespesura,seechómisbotasdemontaralhombroyseencaminóalaciudadmientrasyomedirigíaalNordeste,enbuscadeunencuentropeligrosoyrepletodeasechanzas.

Pordeprontopodíacaminardescuidado,puesdehabermeconocidolosAlachyestaba expuesto a un ataquepor la espalda o a una bala traicionera;mas siéndolesdesconocido sólo tenía que prepararme a una lucha abierta, como cualquier otroviajero,ymiaspectonoerapropioparadespertar lacodiciade los salteadores.Enefecto, de los pies a la cabeza podía confundírseme con un mísero descendientedirecto del Profeta, cuyo escaso caudal consistía en el abigarrado indumento quellevabaencima.ComohabíatenidoquedejaraHaleflosfusiles,ibaprovistodelosdosrevólveres,ocultosen lomáshondodelbolsillo,peromásquesuficientesparadefendermedemisdosenemigosencasoextremo.Alavista llevabaelpuñal,para

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hacercreeralosAlachyquenollevabaotrasarmas.Estolesinspiraríaunaconfianzaquepodíaresultarleshartopeligrosa.

La comarca entre Ostromcha y Radovich es muy fértil y productiva: lossembradosyhuertosalternanconbosquesypraderas,porserelríoStrumitzaelhadabienhechoraqueconsusaguasfertilizayembelleceaquelterreno.

AlaizquierdateníalosmontesdelVelitzaDagh,yaladerechacaíanlasalturasdelPlasch-RavitzaPlanina.Noencontréporelcaminoaalmavivientehastapasadaunahoralarga,enquetopéconunpobrebúlgaro,ajuzgarporsuropacaracterística.

Alvermiturbanteverdeseparóensecoymecedióelpasoconunarespetuosareverencia,puesaunelmuslimemáspoderosoyacaudaladohonraaljerifedondeloencuentre,aunqueloveacubiertodeharaposymiseria:enélveneraaldescendientedelProfeta,queyaenvidagozalasuertedepenetrarenlosparaísosdeAlá.

Parémicaballodelantedelbúlgaro,contestéasuzalemayledije:—Alábendigalasalidayeltérminodetuviaje.¿Dedóndevienes,hermano?—DeRadovich,señor.—¿Adóndeteencaminas?—AOstromcha,adondellegaréconfelicidad,sinomeniegastubendición.—Te la concederé abundantemente, hermano. ¿Has encontrado a otros

caminantes?—No,señor;elcaminoestansolitarioquehepodidoentregarmeporcompletoa

meditarenlosbeneficiosdeAlá.—Entonces¿nohasvistoanadie?—SóloalrecaderoToma,queveníadeOstromcha,alsalirdelpueblo.—¿Conocesaesesujeto?—Todoslosdelpueblolotratamos,pueseselquenostraeyllevalosrecadosde

unsitioaotro.—¿Lehashablado?—Sólohemoscruzadounascuantaspalabras.Sehallahospedadoenel lugarejo

queencontrarásencuantopaseselrío.—¿Tambiéntútehospedasallí?—Notengotiempoparadetenerme.—AcasosepasdóndesehospedacuandollegaaRadovich.—¿Tienesinterésenhablarle?—Pudieraser.—No se aloja en ninguna hospedería, sino en casa de un pariente a quien no

hallaríasportisoloaunquetedijeraelnombre,porquenolograríaexplicartebienlascallesycallejasdelpueblo.Poreso teaconsejoquehagas tusaveriguacionesenelmismoRadovivh.

—Graciasportubuenavoluntad.¡Aláteguíe!—¡Yatiteabraloscielos!Siguió adelante y yo continué mi camino con igual parsimonia, sabiendo

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aproximadamenteloquenecesitaba.EnRadovichnohallaríaalosAlachy,pueseraterreno peligroso para ellos; prueba evidente de que esperaban al recadero en elcaserío, para tomar sus decisiones ulteriores en vista de las noticias que aquél lesllevara. Era casi seguro que desistirían de un ataque franco, como también deenviarnosunalluviadeplomoatraición,puestoquenoscreíaninvulnerables.

Aunnoeramediodíayyocontabaconencontrarlosaúnenelcaserío,puestoqueTomaleshabríaadvertidoqueaesahoraemprendíamoslamarcha,ytendríantiempodebuscarelescondrijo.Interiormenteibayogozandoconelchascoquelesibaadaralpasarporsulado,sinquemeconocieran.

Alcabodemediahora lleguéalpoblado,compuestosólodeescasonúmerodechozas.Elcaminosedoblabaallíenángulorectoendirecciónalpuenteypermitíaasíverlaparteposteriordelacasamáspróximaaaquél;allídivisépaciendoadosvacas, unos borregos, varias cabras y tres caballos, dos de los cuales estabanensilladosyteníanmanchasdecolorcastañooscuroyblanco.

Enseguidacomprendíqueerananimalesdesangreydebíandetenerpormadreauna yegua deMecherdi; tales caballos suelen ser muy duros y sobrios, de cuellovigorosoybienplantadoydefuertespatastraseras,alavezquerápidosyresistentes.Unbuenjinetepuedesacargranpartidodeellos.¿SeríanloscaballosdelosAlachy?¿Estaríansusdueñosenlacasaacechandonuestropaso?

De ser asíme interesabamucho ponerme al habla con ellos, pero iniciando laconversación en forma tan sencilla y natural que no les llamara la atención nidespertarasusrecelos.

Cuandohubedejadoatrásel recodo,sólopodíaver laparteanteriorde lacasa,compuestadeuncobertizosalientequedescansabasobrecuatropilares,ydebajodelcualhabíamesasybancosrústicos,todosvacíosmenosunoenqueviadoshombrescharlando. Al verme cambiaron de actitud, pues vigilaban atentamente ambosramales del camino, como gente que necesita estar siempre alerta y en guardia.Observéenseguidaquemeexaminabanconojosrecelososypenetrantes;peroalverqueyohacíaademándepasaradelantesepusieronenpieysemeacercarondiciendoentonoautoritarioylevantandolamano:

—¡Parayaceptauntragoderaki!

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D

Capítulo10

LosAlachy

eunaojeadaviqueeranlosAlachy,loscuales,porelparecido,debíandeserhijos de lamismamadre, pues ambos eranhombres corpulentos,muchomás

altos y vigorosos que yo. Sus largos y colgantes bigotes, sus caras tostadas yrenegridaslesdabanaspectoferozyguerrero.Losriflesestabanapoyadosenlamesaypor sus cintos asomabanmangosde cuchillos, pistolasypuñales,mientrasque acadaladollevabanunhachadehaiduco,comosifueraunsable.

Me arreglé los anteojos y me quedé mirando a ambos hermanos como undominicalescolartraviesoaquienpillaninfraganti,yporfindije:

—¿Quiénes sois, para atreveros a turbar la piadosameditación de un nieto delProfeta?

—Somos tan buenos creyentes como tú, y deseamos honrarte ofreciéndote esterefresco.

—¿Alrakilellamáisrefresco?¿NoconocéislaleydelCoránqueloprohíbe?—Yonosépalabradelaley.—Puesveaverauncomentadordelossantossurasparaqueteinstruya.—No tengo tiempo para eso; pero ya que estás tú aquí, aprovecharé tus

enseñanzas.—Estoy dispuesto a instruirte, pues el Profeta dice: El que salva un alma del

infiernoentraráasumuerteeneltercercielo,yelquesalvadosenelquinto.—Pues gánate el quinto, ya que te se ofrece ocasión, porque estamos los dos

dispuestosacontribuiraello.Apéate,venerablevarón,yhaznossantoscomotú.Yuniendolaacciónalapalabramesostuvoelestribomientraselotrohermano

metirabadelbrazo,adelantándoseasíamisnegativas.En cuantome vi en el suelome acerqué cojeando a la mesa, donde tomamos

asiento.—Parece que arrastras la pierna —observó uno de ellos con una risotada—.

¿Dóndetehasquedadocojo?—Enningunaparte,esmikismet[12].—¿Entonceserescojodenacimiento?SevequeereshijopredilectodeAlá,que

castigaalosquebienama.¿Tedignarásdeciraestosindignospecadorestuvenerablenombre?

—Repasando las listas de los Nakyb-el-Echraf, que hay en toda ciudadmahometana,hallaréisminombre.

—Yalosabemos;perocomonotenemosamanoesaslistas,nosharáslamerceddedecirnostúcómotellamas.

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—Puesbien;soyeljerifehachiCheabEddin,AbdelKaderBenhachiGazalialFarabi,benTabitUrevánAvulAchmevAbuBacharChatidechChonahar.

Ambossalteadoressellevaronlasmanosalosoídosyestallaronenunaruidosacarcajada, dispuestos al parecer a no dejarse alucinar por mi calidad de jerife ydescendientedelProfeta.Sihubieransidoeskipetarosgriego-católicos,nomehabríallamado la atención; pero como sus ropas los delataban como muslimes, hube deconvencerme de que las leyes y doctrinas de su fe les tenían perfectamente sincuidado.

—¿De dónde vienes con esa retahíla de nombres que no hay memoria querecuerde?—insistióelprimero.

Yoleechéunalargamiradadereproche,porcimademisespejuelosycontesté:—¿Quelamemorianopuederetenerlos,dices?¿Puesnoacabodedecírtelosyo?—Enefecto.—Puesyavescomolosretengo.—¡Claroquetúlosabes!¡Lástimafueraquenosupierastupropionombre!Pero

seguramenteseráselúnicoenelmundo.—Minombreseráeterno,porqueestáinscritoenellibrodelavida.—Esverdad,eresjerifeylosdetucastatienenaseguradalagloria;demodoque

buenoesquenoslibresdelinfiernoalosdemás,explicándonoscómoestáprohibidobeberraki.

—Conprohibiciónseverayabsoluta.—¿LodiceelCorán?—Contodassusletras.—¿PerofabricabanyaelrakicuandoelProfetaandabaporelmundo?—No,puesnolodiceningunahistoriauniversalninatural.—Entoncesnoestaráprohibidocomodices.—¡Yalocreo!¡Ydeunmodoterminante,puestoquedicetextualmente:“todolo

que embriaga está vedado, prohibido ymaldito”.El raki, pues, estámaldito; ya losabéis!

—Puesanosotrosnonosembriaga.—Entoncesnoosestáprohibido.—Tampoconosemborrachaelvino.—Usadloconmoderaciónyhumildad.—Así me gusta; eso es ponerse en razón. Se ve que eres un comentarista

entendido.Yati,¿teembriagaelraki?—Cuandobebopoco,no.—¿Aquéllamaspoco?—Un dedalito de licor, diluido en una botella de agua, como ésa —contesté

señalandoaladeaguardientequeestabasobrelamesa.—Siesasí,difícilesquetehagaefecto.Voyporelagua,yecharásuntragocon

nosotros.

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Elhombrónselevantóynotardóenvolverconunjarroyunacopa,quellenócontrespartesdeaguayunaderaki;empujándolahaciamíobservó:

—Ea, bebe que ya está bien aguado, y no faltas a la ley del Corán en lomásmínimo.¡Alátecolmedebendiciones!

Dichoestosellevóelfrascodelaguardientealaboca,echóunlargotragoyseloalargó a su hermano, que no le fue en zaga. Yo sólo me mojé los labiosmodestamente.

Elquemeobsequiabaparecíallevarlavozcantante;elotronodecíapalabra,peroobservabaatentamentetodoloquepasaba.Cuandoterminaronpreguntódenuevoelprimero:

—Ahoracuéntanosdedóndevienes.—EnrealidadvengodeAvretHissar.—¿Yahoraadóndevas?—ASkopia,ainstruiralosfielesenlasleyesyreglasdelCorán.—¿ASkopia,dices?Pocostriunfosobtendrásallí.—¿Porqué?—preguntécontímidaextrañeza.—¿Ignorasqueallíseríendelosbeatos?—Poresomismovoyaconvertirlos.—Pues se te caerá la campanilla a fuerza de predicar sin lograr convertir a

ninguno.—Loquehadesucedersucede.Estaríaescritoenellibrodelavida.—Parecequeestásmuyenteradodeloqueponeeselibro.—Alá lo escribe y Él solo lo lee. Deseo que estén inscritos en él algunos

moradoresdeSkopia.—Lodudomucho,puessoneskipetarosensumayorparte,yesaesmalagente.—Yamelohandicho.—¿Queesmalagentetehandicho?—Enefecto.DicenqueestánposeídosdelChaitán.Yono losconozco,pero la

verdadesquetienenfamadeladrones,salteadoresyasesinos.Elmismoinfiernoespocoparasemejantesmalhechores.

—¿Ydicesqueaunnohasvistoaningúneskipetaro?—Aunnohetenidolamalaventuradetropezarconningúnpecadordesucalaña

—contestésuspirandoyponiendounacaraestúpida,muyadecuadaalcaso.Lossalteadoressedieronconelpieyparecíandisfrutarmuchoconminecedada

todaprueba.—Pero¿nolestienesmiedo?—insistiódenuevoelhablador.—¿Por qué los voy a temer? ¿Acaso pueden hacerme algo que no me esté

destinadodeantemano?—¡Hum!Yasabesqueandasporlatierradeloseskipetaros.¿Ysiteasaltaalgún

bandolero?—Losentiríaporelchascoqueseibaallevar.Aquítraigotodamifortuna—dije

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echandoseispiastrassobrelamesa.Ynolesdecíamentira;aquelloeratodoloquellevabaencima,porhaberdejadoa

Halefeldinero.—Realmente no valdría la pena molestarse en darte un susto. Pero bien

necesitarásdineroparaelviaje.—¿Yo?¿Paraqué?—Paracomeryvivir.—Nomehacefalta.ElProfetahamandadoqueseejerzalahospitalidad.—¡Ah!¿Conquevivesdelimosna?—¿Mendigaryo? ¿Pretendes insultar aun jerife?Nadieniega el sustentoni un

lechoaldescendientedelProfeta.—¿Dóndetealojastelanochepasada?—EnOstromcha.—¿Ah,sí?Esomeinteresa.Y los salteadores se lanzaron una mirada de inteligencia que no me pasó

inadvertida.—¿Porqué?¿Soisdeallí?—No,peronosdijeronquehabíahabidoungranincendio.—¡Quéexageración!Nolocreáis.—Correnrumoresdequemediapoblaciónhaquedadoreducidaacenizas.—¡Valiente embustero seria el que lo refirió! Es verdad que hubo fuego, pero

insignificante,yademásnofuedentrodelaciudad.—¿Puesdóndefue?—Enlacimadelmonte.—¡Perosiallínohaycasas!—Unatristechozafuetodoloquesequemó.—¿LaviviendadelviejoMübarek,segúndicen?—Lamisma.—¿Quiénlaincendió?—Elsantónenpersona.—¡Quédisparate!¡Unhombretanbuenoibaaconvertirseenincendiario!—Noeratansantocomoparecía.—¿Entoncesharesultadoverdadloquesemurmuraporahí?—¿Quéoshandicho?—Queenrealidadesunbribóndesietesuelas.—Elqueoscontóesonoeraembustero.—¿Tandefijolosabes?—Comoquepresenciésuarresto,yvielfuegoyotrasperipecias.—Entoncesacasovierastambiénacuatroforasteros,quesonlosquehanarmado

todaesatrapisonda.—Claroquesí;noshospedamosenlamismaposada.

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—¿Esdeveras?¿Yleshablaste?—Aloscuatro,muchasveces.—¿Losconocerías,sisetepresentarandenuevo?—Almomento.—Me alegro,me alegro. Te advierto que los estamos esperando, pues tenemos

quetratarconellosunasuntomuyimportante;perocomonoloshemosvistonunca,podríamos confundirlos y te agradeceríamos mucho que nos advirtieras cuandopasen.

—Conmuchogusto,siesquenotardandemasiado.—¿Llevasprisa?—Mucha;pasadomañanahedeestarenSkopia.—Sólotreshorasdeesperatequedanhastaquelleguen.—Esoesmucho.—Tepagaremoselretraso.—Esoyaesotracosa.¿Cuántomedais?—Cincopiastras.—¿Ysinovienenovienenmás tardeysehacenocheynopuedocontinuarel

viaje?—Entoncesteabonamoselgastodecenayalojamiento.—En ese caso, acepto el trato, pero me habéis de dar las cinco piastras por

adelantado.—Jerife,¿tefigurasquenotenemosdinero?—Loqueséesquenolotengoyoyestoydeseandotenerlo.—Bueno,tedaremosesapequeñezenelacto.¡Toma!Dicho esto me arrojó diez piastras a los pies, y al ver mi mirada de asombro

añadió:—Cógelas,queesononoshacemella.En efecto debían de nadar en la abundancia, pues el hombre llevaba un bolso

grandequeporelsonidoestaballenodeoro.Luegomeexigieronmásdetalles,obligándomeadescribirlescontodaexactitud

nuestras personas, y acabando por preguntarme si había visto el experimento denuestrainvulnerabilidad.

Yo se lo referí con gran lujo de pormenores, y lleno de curiosidad insistió eleskipetaro:

—¿Nooísteporcasualidadaquéhorapensabanemprenderelviaje?—Precisamenteestabayoconelloscuandounodijoquesaldríanalmediodía.—Esomismonoshandichoanosotros;perorecelamosquenovengan.—¿Porquéno?—Portemor.—Esa gente no parece tenerlemiedo a nadie.Además, ¿quémotivos de temor

tienen?

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—Lesaterranloseskipetaros.—Yolocreo;amíquenometengoporvaliente,nomeasustanlomásmínimo,

conqueaesoscuatro¿quéserá?¡Habíaisdeverlasarmasquegastaunodeellos!—Sí,yanoshancontadoquesondeprimera.Perodebendehaberledichoquelos

acechaneskipetaros.—Eso no sé, aunque sí he oído hablar mucho de dos bandoleros de estas

cercanías.—¿Sí,eh?¿Yquétehandicho?—QueelviejoMübarek loshabíacontratadoparamatar a los forasterosporel

camino.—¿Cómosehaaveriguado?—Porunaconversaciónqueoyeron.—¡Demonios!¡Quéimprudencia!¿Sesabeelnombredelosbandoleros?—No,yyocreoquetampocolosconocenadie.—¿Quélesparecióalosforasteroseserumor?—Aloírlosoltaronlacarcajada.—¡Allahn’Allah!¡Auntienenganasdereírse!—rugióairadoelhombre—.¿De

modoqueseburlandelosquelesvanaapretarelgaznate?—Claroestá.—Puesyolesaseguroquecomoseaneskipetaroslosquelosaguardenyaseles

atragantarálarisa.—Nolocreas.—¿Cómoqueno?¿Tefigurasqueloseskipetarossonniñosdeteta?—Pormí,puedensergigantes,sitúteempeñas;aesagentepocoleimporta;no

haybalaquelosatravieseniarmaqueloshiera;soninvulnerables.—¡Maldición!¿Tútambiéncreeseso?Amímeparecíauncuentofantástico.¿Lo

hasvistotú?—Conestosmismosojos.Estuvemuycercadelblancoparaquesemeescapara

nada.—¿Yes verdad que las balas no les tocaron, y que uno las cogía con lamano

comosifueranconfites?—Enelaireysintocarleunasola;encambiocuandoeltiradordisparabacontra

eltablón,loagujereabadeparteaparte.—¡Noseexplica!—Éramosmásdequinientaspersonas,ytodosseconvencieronlomismoqueyo.

Ademástuvimoslasbalasenlamano.—Entoncesnohaymásremedioquecreerlo.Porlograryoesacualidad,eracapaz

detragarmeunCorántodoslosdías.—Nocreoqueenesoestribe todo;meparecequehaypormediootras fuerzas

misteriosasquesóloposeenlosiniciados.—Esindudable.¡Quiénmedieradescubriresesecreto!

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—Seguardaránmuybienderevelarlo.—¡Quiénsabe!Yoconozcoadospersonasquelograríanarrancárselo.—¿Quiénesson?—Losbandidosquelosacechan.—Esosmenosqueninguno.—Tú, aunque eres jerife, no entiendes de estas cosas. Supongamos que los

eskipetaroslesperdonanlavidaacondicióndequelesrevelenelsecreto.—Teolvidasdeloesencialenestecaso—repliquéyoconfrialdaddesdeñosa.—¿Dequé?—mepreguntóélansioso.—De que esa gente no tiene por qué temer a los bandidos, ya que son

invulnerables,comovosotrosmismoshabéisdeclarado.—Despuésdeoírlodetubocaydeladeotrostestigosoculares,porfuerzahemos

deconcederlesesacualidad.Peroahorapreguntoyo:yalosgolpesypuñaladas,¿soninvulnerablestambién?

—Esosíquenolosé.—Yoaseguraríaqueno.Silofueranlohabríancacareadobastante;yatenemos,

pues,pordondeatacarlos.¿Oacasotefigurasque,sifuéramosesosbandidosquelosacechan,nosasustaríaeseextranjeroquemontaelsoberbiopotroárabe?

—Enlaluchacuerpoacuerpocreoquellevaríaislamejorparte.—Puesentonces,yalostenemosseguros.Además,nolespasaránadasínosotros

losprotegemos.—¿Seríaiscapazdeauxiliarlosenunapuro?—¿Porqué loponesenduda?LeshemossalidoalencuentrodesdeRadovicha

fin de sorprenderlos y saludarlos, pues queremos ofrecerles alojamiento en nuestrapropia casa.Nosgusta ejercer lahospitalidadcon los caminantes;y ¡aydelque seatrevaatocarlesalpelodelaropa!

—Esoestámuybien;perofiguraosquelosatacanantesdellegaraquí.—Noesfácil,puesnoofreceelcaminolugarapropósitoparaunasalto.—¿Entiendestúdeeso?—preguntéconunacaradetontoquedabagozo.—¡Yalocreo!Hesidosoldado.MásarribahaciaRadovich,enelbosque,hayun

sitioquenipintadoparaunasorpresa,pueselsenderopasaporentrerocasypeñas,yelarboladoes tanespesoquenohaymediodehuirporningún lado.Si losasaltanallí,yapuedendarseporperdidosirremisiblemente.

Durantelapausaquesiguióaestadescripcióntopográfica,porhabersequedadoelbandidopensativomirandoalsuelo,oídeprontogemidosahogadosenelinteriordelacasa.Yamehabíaparecidopercibirlosantes,peronotanpersistentesyclaros:eralavozdeunniño.Lacosaempezabaadarmemalaespina,perosupusequeloseskipetarosnoseatreveríanaejecutarsusfechoríasenlugarhabitadoyaesperartantranquilossusposiblesconsecuencias.

—¿Quiéngimeahídentro?—preguntéalgoescamado.—Nolosabemos.

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—Esacasaesunaposada,¿verdad?—Sólounaínfimaposada.—¿Dóndeestáelposadero?—Dentro.—Voyaverloqueocurre—dijeponiéndomeenpiedeunsaltoyacercándomea

lapuerta.—¡Altoahi!¿Quéquieres?—Hablarconelposadero.—Bastaqueteacerquesalaventanayloverás.Enseguidacomprendíqueteníanempeñoenevitarquemevieraconelposadero

asolas.Sindudaelhombre losconocíay les teníamiedo,ymehabría reveladoelpelaje de mis anfitriones. Llegué cojeando al hueco indicado, por donde metí lacabezagritando:

—¡Konachy!¡Posadero!—¡Va!—contestóunavozmasculina.—¿Quiéneselquesequejaahídentro?—Esmihija.—¿Quélepasa?—Tienedolordemuelas.—¿Quéedadtiene?—Doceaños.—¿Hasconsultadoaunberberohekim?—Notengodineroparaello.—Puesyolaaliviaré,déjameentrar.AlosdosAlachynoselesescapabaunasolapalabradeldiálogo;yalverqueyo

medirigíaresueltamentealapuerta,selevantarontambiénymesiguieron.

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L

Capítulo11

Preparandoelataque

ahabitaciónenquepenetréerapobreymísera,aunparalosmismosorientales,yno sehallabanenella sino laniñay elposadero, el cual, acurrucadoenun

banquillo,apoyabalacabezaenambasmanosynonosmirósiquiera.—¿Conquetúereselamodelacasa?—lepregunté—.¿Dóndeestáladueña?—¡Muerta!—merespondióconhoscoacento,sinlevantarlacabeza.—Tecompadezco.¿Tienesmáshijosqueestaniña?—Otrostresmáspequeños.—¿Dóndeestán?—Enelrío.—¡Quéimprudencia!¿Tanpequeñoslosdejasirsolosalrío?¿Ysiteocurreuna

desgracia?Elposaderolevantólacabezaymemiró,sorprendidopormiinterés.—¿Porquénovasporellos?—insistí.—Nopuedo.Meestáprohibidosalirdecasa.—¿Quiénteloimpide?El hombre lanzó unamirada sombría a los Alachy, y yo observé que éstos le

amenazaban con el puño disimuladamente. Sin darme por enterado,me acerqué alrincón donde yacía la pequeña, a la que animé con unas cuantas palabrasconsoladoras; luegome la llevé hasta el hueco de la ventana, donde le dije con lamayorblandura:

—No tengas miedo. Verás cómo yo te curo en seguida. Ea, abre la boca yseñálamelamuelaqueteatormenta.

Laniñaobedeciósinvacilar;comolamuelaestabaperfectamentesana,penséquetal vez fuera el dolor de naturaleza reumática, caso en el cual no tenía yo alivio amano.Porotrolado,yosabíaelsaludableinflujoqueejercelafantasíaenlosniños,paralocualeramenesterempezarporsecarelllanto.

—Bueno;ahoracierralabocaycontéstamesóloporseñas.¿Tienesaúndolor?Laniñaafirmó,conlacabeza.—Ahora, fíjatebien; tevoyaponerun rato lamanoen lamejilla,yenelacto

desapareceránlosdolores.Apoyé la cabecitade lapequeña sobremipecho,y coloqué lapalmaenhueco

sobrelamejilladoloridaacariciándolasuavemente.Yoentiendopocodemagnetismo,pero confiaba en cambio en la fuerza imaginativade la chiquillay en la sensaciónbienhechoradeunamanosuaveycálidaenlaparteatacada.

Alcabodeunratolepregunté:

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—¿Estásmejor?Lapequeñaasintió.Seguíotropocoelligeromasajeypreguntédenuevo:—¿Sehanidoyalosdolores?¿Deltodo?—Del todo—contestó con la carita resplandeciente de satisfacción y los ojos

brillantesdegratitud.—Nohablesahora;respiraunratoporlanariz,yeldolornovolveráamolestarte.Aunqueelprocedimientoeratansencilloynatural,quenomerecíacomentarios,

alsalirdelahabitaciónmecogióelposaderolamano,diciendo:—Señor,desdeayerestabaquejándose,ynoselapodíaoír,yporesomandéalos

demásfueradecasa.¡Sabeshacermilagros,señor!—Notienenadadeextraordinario,esunremediosencillísimoyeficazsiobligas

alaniñaaguardarsedelaire.Yomismoiréportuspequeñosparatranquilizarte.—¿Tevasamolestartanto,señor?—Yaquetúnopuedes…Los dos Alachy le echaron una mirada furiosa, pero él, inclinándose al suelo

comopararecogeralgoquehabíadejadocaer,seacercómuchoamíymedijoenvozmuybaja:

—Tenmuchocuidado;sonlosAlachy.—¿Quécuchicheas?—gritóunode losbandidos,quedebiódepercibiralgo—.

¿Quélehasdicho?—¿Yo?Nada—contestóelposaderoimpertérrito.—Mehaparecidooírte…—Mehabrásoídojadearalagacharme,siacaso.—¡Perro, no mientas porque te reviento!—rugió el eskipetaro acercándose al

hombreconelpuñolevantado;peronologródescargarelgolpe,porqueyoleagarrépordetrásdiciendosuavemente:

—¿Quéhaces,mibuenamigo?¿OlvidasqueelProfetahaprohibidoalosfielesdejarsedominarporlacólera?

—¿YamiquémeimportaelProfeta?—¡No te comprendo, amigo! Te portas ahora como un mal hombre, y sin

embargo acabas de declararte hace un momento amigo y defensor de cuatrocaminantesdesconocidos,incapacesdehacerdañoanadie.

El eskipetaro dejó caer el puño, echó al posadero una larga mirada deinterrogaciónycontestó:

—Tienesrazón,jerife;hayquesermansocomomandaelProfeta;estantoloqueamolaverdadyodiolamentira,queunembustemesacadequicio.Salgamosfuera.

Yo le seguí comouncordero,ymoviéndomeconentera libertad, como la cosamás natural del mundo me dirigí al río. No cabía duda de que los Alachy meconsideraban como prisionero, pues no me podían dejar volver atrás ni seguiradelante,puesdelocontrariopodíayohacerlestraición,apesardesuponerellosque

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nolosconocíayquenoeramipropósitoperjudicarlos.Deahíquenomeperdierandevistaniunsolomomento.

A orillas del río, divisé a tres pequeños, que debían de ser los del posadero, aquienesdidiezpiastrasencargándolesquevolvieranasucasa,pueslahermanitayaestabacurada.Saltandoybrincandodegozoseencaramaronporeltaludyentraronenlaposada.CuandoyovolvíaocuparmisitioalamesadelosAlachy,viqueéstoshabíantomadounadeterminación,durantemiausencia.

Allí no estaban seguros de no tener algún encuentro peligroso, y como seacercaba la hora de nuestra llegada, se hallaban resueltos a dejar su actualobservatorio.Enefecto,elquellevabalavozcantantedijo:

—Ya te he explicado antes que sólo hay un sitio a propósito para un asalto enestoscontornos,ydesearíamosquenosdijerascontodafranquezasiereshostilaesosforasterosqueesperamos.

—¿Porquévoyaserlo,cuandonomehanhechoelmenordaño?—¿Entonceseresamigodeellos?—Notengomotivoparaotracosa.—Me alegro mucho de saberlo, pues así nos ayudarás gustoso a cuidar de su

seguridadpersonal,ydelatuyaalavez.—Nohayinconveniente.Dimeenquépuedoserviros,puesaunquerealmenteno

veoenpeligrolamía,estoydispuestoaayudaros.—Túsabesqueesosforasterosvanaseratacados,¿noeseso?—LodanporseguroenOstromcha.—Puessiendoasí,loseskipetarosestaránacechándolosenellugarindicado.Mi

hermano opina, pues, y yo estoy conforme con él, que los tres nos ocultemos allímismoparaacudirensocorrodelasvictimascuandoseapreciso.¿Teparecebien?

—Bueno;yesoqueamínomeimporta.—Síqueteimporta.Siloseskipetarosseescondenenelbosque,teatacaránati,

en cuanto sigas adelante. Además, deseamos que presencies una hazaña real yverdaderadeloseskipetaros,quepodrásreferirluegoenSkopiaypordoquieraquevayas.

—Yameestáentrandocuriosidad.Vamos.—Puesmontaacaballoinmediatamente.—¿Habéispagadoelrakiconsumido?—No,elposaderonoslodadebalde.A la fuerza ahorcan, dije paramis adentros; y por el hueco abierto arrojé unas

monedasdentrodelahabitación,cosaqueprovocólahilaridaddelosbandidos.Unode éstos se fue riendoal prado, enbuscade sus caballos,mientras el otro

quedabaguardándome.Cuandopasamoselpuentemevolvíhaciaatrásyvienlapuertaalposaderoque

mehizounaseñaponiéndomeenguardia.Nocreíentoncesquevolvieraaverleenmivida.

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Pasadoelpuenteseabríalasendaporentrecamposysembrados,luegocruzabadehesasyprados,yporfinpenetrabaenelbosqueespeso.

Ningunodecíamosunapalabra.Loseskipetarosdebíandetenermeporhombredecortos alcances, porque entre lo que decían y lo que hacían había tal número decontradiccionesquehabríanescamadoalhombremássimpleeingenuo;sirealmenteelenemigoacechabaaloscaminantesenlaespesura,eraelmayordelosdisparatesintentar salvar a los amenazados, escondiéndonos tambiény saliendo en su auxiliounaveziniciadoelcombate.Lonaturalentalcasohabríasidoespiaralosladronesensuguarida,yunavezsegurosdesupresencia,avisaraloscaminantesdelriesgoquecorrían;pueserafácilquerodearanellugarpeligroso,ysilaespesuradelbosquelopermitía,podíamostodosjuntossorprenderalosbandidosporlaespaldaydarlessumerecido.

Enmediodelbosquesehundíaelcaminoformandounaespeciedetorrenterayunbruscorecodo.Aderechaeizquierdacerrabanelsenderoenormespeñascos,quepodían servir de guarida desde donde precipitarse a lo hondo del camino. El sitioparecía hecho de intento para semejante asalto, y en él hicieron alto los dosbandoleros.

—¡Bravo!Esteeselpuntodondedebemosescondernos.Subamosporeltaluddelaizquierda—dijoenvozbajaunodeloshermanosparahacermecreerquesuponíaaloseskipetarosenacechoporlascercanías.Entalcasoseríanelloslosquenosvieranyoyesen,enlugardesernosotros.

Mehubedeconvencerdeque lamadrenaturalezadebíadehabermedotadodeuna cara poco inteligente, pues era imposible quemi escasa práctica en disimularpudieradarmeunaspectodesimpletancompletoqueconsiguieraengañaraaquellosdospilletes.¡Eraprecisosertontodecapiroteparanopenetrarsusdesignios!

Enelbordesuperiordelcaminoelbosqueeramenosespeso,asíesquepudimosavanzar a caballo un buen trecho; mas luego hubimos de apearnos y llevar a losanimalesdelasriendas.

Por fin hicimos alto y mandaron que los caballos quedaran atados juntos,circunstancia que me desagradó, puesto que tenía el propósito de largarmefurtivamentealaprimeracontingenciaquesepresentara,yparaellodebíaalejarmijacotodoloposibledelosdemás,paraquenoestuvieraalavistadeloseskipetaros.

Llevaba yo en el bolsillo un botón de cuello puntiagudo y largo, que saquédisimuladamente; y fingiendo que aflojaba la cincha de mi caballo para sucomodidad, introdujeelbotónentreellay lapielyapreté lacinchamásqueantes,produciendoasíalanimalunasensacióndolorosaquehabíadedarsusfrutos.

Entretanto se habían acomodado los Alachy tras un peñasco, desde el cualdominaban sin ser vistos toda la revuelta que formaba el camino.Tenían los riflessobrelasrodillasylashachasdetiroamano.Comprendíenseguidasuproyecto;envistadequeelplomononoshacíamellaqueríanabrirnoslacabezaconelhacha.

Esagentetieneunahabilidadyseguridadextraordinariasparalanzarsusterribles

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armas;peroyocreíanoirlesenzagapormiprácticaenellanzamientodeltomahawkadquirida entre los indios. Me acurruqué a su lado y dimos comienzo a unaconversaciónenvozbaja,insistiendoellosenafirmarquesólopretendíanauxiliarydefenderalosdesconocidoscaminantescontralastretasdeloseskipetaros.Esdecir,que la hazaña que me prometían consistía en asegurarse mi colaboración, aunquefuesen ellos los asesinos. De ello me había yo de convencer en el momento delataque, presa del mayor espanto, y dando lugar con ello a que se rieran de miestupidezydelingeniodelossalteadoresdondequieraquerefirieseyoellance.

El botoncito, entretanto, iba surtiendo el efecto apetecido; el caballo de Halefdaba señales evidentes de desasosiego y malestar, pues resoplaba fuertemente ypateabasintregua.

—¿Quélepasaatucaballo?—mepreguntóunodeellos.—Nada—contestéindiferente.—¿Cómoquenada?Eseanimalvaadelatarnos.—Noentiendo…—Sisiguepateandoymoviéndosedeesamanera,revelaránuestrapresenciaalos

eskipetarosqueestánocultosyentoncesestamosperdidos.Loqueél temía eraqueel animaldiera lavozde alarmaa losviajeros,queal

oírlosepondríanenguardia.—Pues temo que aun se ponga peor, porque mi jaco no puede sufrir la

proximidad de otros caballos. Es una maña que no he logrado quitarle todavía;siempretengoqueponerleagrandistanciadesussemejantesparaquenosealborote.

—Puesaléjaloenseguida.Melevantéaobedecer,maselbandidoañadió:—Déjateaquíelpuñalylamantayquítateelturbante.—¿Aquévieneeso?—preguntélomásinocentementequepude.—Paraqueestemossegurosde tuvuelta.Ea, suelta loque tedigo,queaquí lo

volverásaencontrar.¡Bonita proposición!Al descubrirme habrían visto que yo no llevaba el cráneo

rapado,comoesobligacióndetodobuenmuslimeymásaúnsiendojerife.Así,pues,dominandomirabia,contestéconenergía:

—¡Quédisparate!UnjerifenodescubresucabezasinfaltaratodaslasleyesdelProfeta. Yo soy comentador delMukteka el Ebhur[13] y de los célebresFetavi deAlemGhiriydelHamadam[14]yséloqueestáprohibidoterminantementealosfielescreyentesdeMahoma;demodoquenoconsentiréentregarmialmaalosairesparaqueéstosseapoderendeellayselallevenporesosmundosdeDios.

—¡Bueno,puesdejasóloelcuchilloylamanta,perovetepronto!Meacerquéa loscaballos, soltéelmío,queme llevéa regulardistanciade los

demásyloatédescuidadamenteaunarbusto.Luegocorrícomoungamo,tanprontosaltandomalezasypeñascomoarrastrándomecomounreptilporlaespesura,hastalaentradadelrecododelcamino,sinservistodelossalteadores.Allíarranquéunahoja

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dellibrodeapuntesyescribí:“Pasadunoauno.OscoyOmaralpaso,Halefagalopetendidoaunosdosmil

pasosdelcamino,aproximadamente”.Sujetéelpapel,pormediodeunacuñitademadera,quehiceconlanavaja,auna

ramadelárbolmáspróximoalsendero,demodoquellamaralaatenciónenseguida.Claroesquepodíanosermigentelaquepasaraprimero,peronoeraposibleevitarloy podía ser que otros no tocaran el papel. Además, la llegada de Halef no podíaretrasarseyasínocorríamoseseriesgo.

Estohabríaduradoescasamentedosminutos.Volvídesaladoalpuntodepartidaparaataralcaballomásfuerteyquitarleelbotónqueloatormentaba;yaunestabaenestaocupacióncuandosentípasosyvi llegarenmibuscaaunodeloseskipetaros,quemepreguntóseveramente:

—¿Quéhacesquetardastanto?—Aquíestoyarreglandoalcaballo—contesté ingenuamenteymirándolecomo

embobado.—¡Yalocreo;perocuántotiemponecesitas!—¿Nosoydueñodeestarmeconéleltiempoquehagafalta?—No, señor; tú ahora eres de los nuestros y has de amoldarte a nuestras

costumbres.—¿Mehabéisindicadoacasoeltiempoquepodíaestaraquí?—Nohagasesaspreguntasestúpidas,yvuelveadondeestábamos,animal.—Eso será, sime da la gana—contesté picado, pues su conducta seme hacía

insoportable,apesardemipapeldejerife.—Tedéono,harásloquetemandosinrechistar;ysinoyosabréobligarte…Entoncesmeacerquéaéldiciendo:—Notoleroesetrato,niquemeinsultes.Sinoteinspirarespetomidignidadde

jerife,ténseloalmenosamipersona;porquesimeloniegasyasabréyoimponértelo.Elhombre,quenoesperabatalcosa,exclamó:—¡Quéfrescura!¿Creesquetutiporidículopuedeinspirarmemásquedesprecio?

Encuantotetoquecaerásalsuelodelsusto…Yagarrándomeporelbrazo loapretócon todasu fuerza,hasta talpuntoquea

otro menos resistente que yo le habría hecho gritar de dolor. Mas yo me quedémirándoleysonriendocomosifuerainsensible,yacabépordecirle:

—Parahacermedañoesprecisoagarrardeotramanera,porejemplo,así…Yleechémanoalhombro,demodoqueelpulgarquedarabajolaclavículaylos

cuatro dedos restantes sobre la parte saliente de la paletilla, en el punto en que searticulaconelhúmeroformandolaaxila.Elqueconoceestamañaylasabeemplearpuededaren tierra conel atletamás forzudo.Rápidamenteencogí lamanoenunapresión vigorosa y fuerte; el bandido soltó un rugido e intentó deshacerse de mizarpa,peronopudoconseguirloporqueeldoloreratanintensoytangeneralqueseledoblaronlaspiernasycayóalsuelo.

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Aloírleacudiósuhermanopreguntando:—Sandar,¿quétehapasado?—Afequenomeloexplico—replicóelotrolevantándosedelsuelo—;locierto

es que este hombreme ha vencido con una solamano y debo de tener el hombrodescoyuntado.

—¿Perohabéisluchado?¿Porqué?—Porquelereprendíasutardanza.—¡Demonios!¿Quémalbichotehapicado?¿Quieresquelepulverice?—replicó

elotroechándomelamanoalpechoparasacudirmecomounsaco.Mipapeldejerifemeprohibíadefenderme,peroyonoestabadispuestoaqueme

zarandearancomounchiquillo;asífuequeagarrándoleamivezporlassolapas,loatrajeamíyluegodeunempujónleechéhaciaatrástanviolentamentequehubodesoltarme.Luegome agaché un poco y le pasé el antebrazo por debajo del cuerpo,perosinsoltarlamano,yenseguidalevantéalgranujadeunfuerteestirónylearrojéaciertadistancia.

Elbandidosequedóunsegundo inmóvil,estupefactodeasombro;deprontosepusoenpiedeunsaltoyestirólosbrazosparacogerme.

—¿Quieresquelohagaotravez?—ledije,poniéndomefueradelalcancedesusgarras.

Yomehabíaencorajinadodeverasyenmisojosdebieron leer losAlachyalgomuydistintodelaexpresiónseráficadelmansojerife,puesretrocedieronespantadosmientrasexclamaban:

—¡Eresunatleta!¡Ungigante!Yoinclinélacabezaycontestéentonohumilde:—Asíestaráconsignadoenellibrodelavida;yonotengolaculpa.Al oír esta salida los dos soltaron una risotada mientras Sandar decía a su

hermano:—¿Sabes,Bibar?Estebabiecaignoralasfuerzasqueposee.Bibar,recelosoydesconfiado,mecontemplóunratodepiesacabezayacabópor

confesar:—No sólo tiene el vigor de un gigante, sino la práctica de un luchador de

profesión. Esa maña no hay quien se la copie fácilmente y si acaso después deejercitarsemuchotiempo.Dime,jerife,¿quiénteenseñóesegolpe?

—LoaprendíentrelosdervicheslloronesdeEstambul,dondehacíamosejerciciosdeluchaenlashorasderecreo.

—Ahora comprendo.Yame escamaba tu habilidad, y empezaba a tomarte porotro.Has escapado de buena con tumanifestación, pues si intentas engañarnos yapuedes prepararte a morir. Desde ahora te sentarás entre nosotros dos. Hay quetratarteconciertasprecauciones,pueseresunhombredecuidado.

Volvimosanuestrolugaranterior,dondemecolocaronenmediodelosdos,puessudesconfianzaeraunhecho.Aunqueasímisituaciónhabíaempeoradomucho,nosentíazozobraalguna,convencidodequeconlosrevólveressabríaabrirmepasopara

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libertarmecuandofueramenester.Yanosehablóunapalabra,pueslosdoshéroesdelbandolerismodebíandecreer

queelsilencioeralomásconvenienteenaquellascircunstancias;yyotambiénsentíapocasganasdehablar,preocupadocomoestabaconelcambiodesituación,notantopormícomopormiscompañeros;pensabaquepodíanpasardelargosinfijarseenelavisoobienqueéstepodíacaerenmanosextrañas,yserdestruidoporelazarantesque lo vieran losmíos.De todosmodos, nome quedabamás recurso que esperartranquilamenteeldesarrollodelosacontecimientos.

FINDE«ENBUSCADELPELIGRO»

VEASEELEPISODIOSIGUIENTE«LACABAÑAMISTERIOSA»

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PColecciónde«PortierrasdelprofetaI»

or Tierras del Profeta es el título genérico de las series de aventurasambientadasenOriente,escritasporKarlMay.EstánprotagonizadasporKara

BenNemsi, elmismísimoOld Shatterhand (protagonista de la serie americana delmismoautor)ahoravisitandounImperioOtomanoenplenadecadencia.

A.-AtravésdelDesierto(DurchdieWüste,1892).

1. Elrastroperdido(DieverloreneFährte).2. LospiratasdelMarRojo(DiePiratendesRotenMeeres).3. Losladronesdeldesierto(DieRäuberderWüste).4. Losadoradoresdeldiablo(DieTeufelsanbeter).

B.-AtravésdelasalvajeKurdistán(DurchswildeKurdistan,1893).

5. ElreinodelPresteJuan(DasReichdesPresterJohannes).6. Alamparodelsultán(UnterdemSchutzdesSultans).7. Lavenganzadesangre(DieBlutrache).8. Espíritudelacaverna(DerGeistderHöhle).

C.-DeBagdadaEstambul(VonBagdadnachStambul,1894).

9. Losbandoleroscurdos(DiekurdischenBanditen).10. Elpríncipeerrante(DerirrendePrinz).11. Lacaravanadelamuerte(DieTodeskarawane).12. Lapistadelbandido(DieSpureinesBanditen).

D.-EnlasgargantasdelosBalcanes(IndenSchluchtendesBalkan,1895).

13. Loscontrabandistasbúlgaros(DiebulgarischenSchmuggler).14. Elmendigodelbosque(DerWaldbettler).15. Lahermandaddelakopcha(DieBruderschaftderKoptscha).16. Elsantóndelamontaña(DerEremitvomBerge).

E.-AtravésdelastierrasdeSkipetars(DurchdasLandderSkipetaren,1896).

17. Enbuscadelpeligro(AufderSuchenachderGefahr).18. Lacabañamisteriosa(DiegeheimnisvolleHütte).19. Enlasredesdelcrimen(ImNetzdesVerbrechens).20. LaTorredelaViejaMadre(DerTurmdesaltenMutter).

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F.-ElSchut(DerSchut,1896).

21. Halefeltemerario(Halef,derTollkühne).22. Lacuevadelasjoyas(DieJuwelenhöhle).23. Elfindeunacuadrilla(DasEndeeinerBande).24. ElhijodelJeque(DerSohndesScheiks).

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KARL «FRIEDERICH» MAY. (25 de febrero, 1842 – 30 marzo, 1912) fue unescritoralemánmuypopularduranteelsigloXX.EsconocidoprincipalmenteporsusnovelasdeaventurasambientadasenelSalvajeOeste(consuspersonajesWinnetouyOld Shatterhan) y enOriente (con sus personajes Kara BenNemsi yHachi HalefOmar).

OtrostrabajossuyosestánambientadasenAlemania,ChinaySudamérica.Tambiénescribió poesía, una obra de teatro y compuso música (tocaba con gran nivelmúltiples instrumentos). Muchos de sus trabajos fueron adaptados en series,películas,obrasdeteatro,audiodramasycómics.

Escritor con gran imaginación, May nunca visitó los exóticos escenarios de susnovelashastaelfinaldesuvida,puntoenelquelaficciónylarealidadsemezclaronensusnovelas,dandolugarauncambiocompletoensuobra(protagonistayautorsesuperponen,comoen«Lacasadelamuerte»).

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Notas

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[1]“Botón”enturco.<<

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Page 98: En Busca de Peligro - Karl May

[2]Astrágalo.<<

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Page 99: En Busca de Peligro - Karl May

[3]Zanahorias.<<

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[4]Lasmilyunamedicinas.<<

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[5]Astrodecuración.<<

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Page 102: En Busca de Peligro - Karl May

[6]Médicojefe.<<

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Page 103: En Busca de Peligro - Karl May

[7]Emplastoestomacal.<<

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Page 104: En Busca de Peligro - Karl May

[8]Plomoceniciento:bismuto.<<

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Page 105: En Busca de Peligro - Karl May

[9]Cincceniciento:tambiénbismuto.<<

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Page 106: En Busca de Peligro - Karl May

[10]Adornodelamujer.<<

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Page 107: En Busca de Peligro - Karl May

[11]Librosanto,biblia.<<

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Page 108: En Busca de Peligro - Karl May

[12]Sino,fatalidad.<<

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Page 109: En Busca de Peligro - Karl May

[13]Confluenciadelosmares,famosaobrajurídica.<<

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[14]Comentariosteológicosen24tomos.<<

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