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EMPRENDER EN TIPOS DE CRISIS: EL EMPRENDIMIENTO INNOVADOR COMO BASE DE GENERACIÓN DE VALOR
Autor: (Ana Isabel Jiménez-Zarco)
1. Introducción: el emprendimiento como salida a la crisis Desde instancias como el Ministerio de Empleo y Seguridad Social (2012), se afirma que los emprendedores son “quienes tienen la llave para la salida de la crisis”. Ellos se consideran la verdadera palanca de cambio para que España recupere la senda del crecimiento económico y la creación de empleo”.
Datos relativos al número de negocios abiertos, o cifras de afiliación a la Seguridad Social avalan esta afirmación. Y aunque para los próximos meses existen previsiones negativas, desde el Gobierno de España, y la propia Unión Europea se está tratando de fomentar el autoempleo. Así, las medidas de apoyo a autónomos y emprendedores tienen como fin convertir a este colectivo en “la palanca de cambio de la salida de la crisis y de la creación de empleo cuando se den las condiciones1. Sin embargo, desde el lado del emprendedor las cosas no se ven tan positivas. Así, al menos se desprende de las opiniones vertidas en los medios de comunicación por parte de expertos en el campo del emprendimiento2
Sin entrar en valoraciones, parece que la situación a la que actualmente se enfrenta los potenciales emprendedores es muy complicada. Es necesario ofrecer incentivos fiscales para facilitar la iniciativa emprendedora y permitir a emprendedores y autónomos el despegue y desarrollo de nuevos proyectos. Pero además de ofrecer incentivos, ante una situación económica y social tan compleja, hace falta encontrar nuevas formulas que favorezcan el emprendimiento en situación de crisis: Un emprendimiento innovador
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DESARROLLO: Las claves del emprendimiento innovador 2. El emprendedor En la actualidad, la figura del emprendedor se convierte en el elemento creador y eje central de la nueva empresa. Paralelamente, en las organizaciones ya existentes, cada vez más se valora una cultura emprendedora, estimulando a los empleados a que actúen como emprendedores en la misma organización.
1 El Ministerio de Empleo ha destinado 940 millones de euros este año (un 12% más que en 2011) para impulsar el trabajo autónomo, que beneficiarán directamente a más de 400.000 personas. Asimismo, también se anunció que también se esta estudiando la posibilidad de incentivar a los jóvenes estudiantes de modo que puedan compatibilizar sus estudios universitarios o de Formación Profesional con un trabajo por cuenta propia mediante una reducción de la cotización del Régimen Especial 2 . Algunos artículos de referencia se pueden encontrar son el de Alejandro Sánchez, Irene Vidal o Blog Salmón.
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Pero en situaciones complejas, se impone un nuevo modelo de emprendedor, cuyas características personales y sociodemográficas, le lleva a seguir un enfoque de negocio diferente y un estilo directivo innovador.
2.1. El nuevo perfil del emprendedor Ejemplos como Will Gates, Amancio Ortega, o Steve Jobs, ponen de manifiesto como uno de los rasgos esenciales del emprendedor es su especial sensibilidad para detectar oportunidades de negocio y para ponerlas en marcha, aun cuando no disponga de los recursos necesarios para ello. Y es que si adoptamos una perspectiva psicosocial para definir y analizar al emprendedor, hemos de partir del supuesto de que éste posee unos rasgos específicos y una especial personalidad que motiva su decisión de crear la empresa y su éxito en la actividad empresarial.
La necesidad de logro
Conviene puntualizar que en contra de lo que tradicionalmente se venía aceptando en este campo –es decir, que el emprendedor nace con dichos rasgos–, hoy se encuentra generalmente aceptado que éstos se adquieren con la práctica y la formación, mediante el proceso de socialización. Es por ello que conocer las características sociodemográficas permite entender mejor el modo en que el emprendedor desarrolla su actividad. Estas características condicionan el desarrollo de las destrezas, habilidades y competencias necesarias para crear y poner en marcha proyectos empresariales. Pero además, las mismas se ven reflejadas de algún modo en la propia empresa o proyecto, y en ocasiones son la mejor explicación de su éxito y/o fracaso.
es señalada como uno de los principales rasgos que definen la personalidad del emprendedor. Se trata de personas motivadas por sobresalir y triunfar, que luchan más por las realizaciones personales, que por las recompensas del éxito en sí mismas. Que ante un problema o reto, asumen la responsabilidad personal de hallar la solución de los problemas. Pero además de la necesidad o motivación de logro, hay otros rasgos que también caracterizan al emprendedor. Estos son: (a) elevado compromiso, determinación y sentido de la responsabilidad; (b) tolerancia al riesgo, a la ambigüedad y a la incertidumbre, (c) creatividad, actividad enérgica y original, (d) autoconfianza y autocontrol, y (e) deseo de autonomía e independencia.
En particular, algunos estudios desarrollados desde el ámbito académico, identifican la capacidad de los emprendedores para gestionar el crecimiento empresarial con dos características de su perfil demográfico como son la formación académica y la experiencia profesional (Druilhe y Garnsey, 2004 y Parker y van Praag; 2012).
La formación académica del emprendedor se destaca como elemento distintivo de aquellas empresas con más proyección de crecimiento. Se considera que los emprendedores con un nivel de formación elevado tienen mayor capacidad de adaptación a las diferentes actividades que requiere la organización, pudiendo así adaptarse mejor a los riesgos asociados al crecimiento empresarial. Y es que se piensa que a mayor nivel educativo del individuo, mayor es el conocimiento formal que acumula, y mayores son los rendimientos que obtiene la organización.
No obstante, en cuanto a la formación se refiere, junto a un conocimiento específico relacionado con el producto, servicio o tecnología que se desarrolla y comercializa, también se requiere de conocimientos en el campo del management. Aquellos emprendedores que conocen
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el producto o servicio que se ofrece disponen de una ventaja superior en marketing y son técnicamente superiores. Sin embargo, conocimientos y habilidades en el ámbito de los negocios también son clave en el éxito de la organización, por cuanto ayudan a identificar oportunidades de negocio, y a establece la combinación correcta de recursos y capacidades en la organización a fin de desarrollar y explotar dicha oportunidad (Ardichvili et al., 2003).
La experiencia laboral – y de carácter técnico- que dispone el emprendedor también desempeña un papel importante en el proceso emprendedor. Numerosos casos de éxito en el campo del emprendimiento se explican en base al modo en que la experiencia laboral del empresario permitió desarrollar una idea creativa e innovadora. Este tipo de experiencia se denomina experiencia técnica y suele relacionarse con el crecimiento de las ventas que experimentan algunas empresas durante sus primeros años de vida. Pero más allá, Parker and van Praag (2012) señalan que disponer de experiencia directiva y empresarial también resulta clave. Así, los conocimientos acumulados por años de experiencia permiten tanto detectar oportunidades de negocio, que dan lugar a nuevos proyectos, como también hacer frente a los problemas que se puedan presentar durante su proceso de concreción y desarrollo.
Por último, destacar la importancia que el género, la edad del emprendedor deja también sus huellas en la actividad empresarial desarrollada. Las formas de hacer, de pensar, de relacionarse, pueden en gran medida ser el resultado de estas variables, que a su vez son fruto del entorno social, país o región del empresario. Por ejemplo, el informe elaborado por la Consultora Randstad en el año 2012 señala que los jóvenes muestran mayor iniciativa emprendedora, así como también que inician proyectos de más reducida dimensión como consecuencia de su escaso poder adquisitivo. Por otro lado, Por otro lado, las mujeres también se han lanzado al campo de la empresa emprendiendo negocios principalmente vinculados al ocio y donde se utiliza de forma intensiva las tecnologías. Según explica el informe GEM3
2.2. Un nuevo enfoque de negocio y estilo directivo
las razones para ello, lo encontramos en la necesidad de compaginar vida laboral y personal, y a la elevada tasa de paro que actualmente afecta a este colectivo (Sánchez et al., 2011).
Las características personales y sociodemográficas del emprendedor le lleva, a realizar las cosas de un modo diferente. Así, en un entorno de crisis observamos como el nuevo emprendedor sigue un enfoque de negocios totalmente nuevo, a la vez que impone estilos directivos basados en el aprovechamiento de sus competencias y habilidades personales.
Algunas de las principales características que definen el nuevo enfoque de negocios son el emprendimiento en sectores emergentes, o el establecimiento de objetivos más allá de lo económico. Así, la iniciativa emprendedora no se restringe sólo a aquellas actividades o empresas que persiguen un beneficio económico. Por el contrario, el beneficio puede producirse en términos sociales y, por tanto, el concepto se extiende también a aquellas actividades que no buscan un lucro económico.
Lo que caracteriza a este tipo de iniciativas sociales es que las "ideas de negocio" no son tales, sino más bien ideas que sirven para mejorar la vida de las personas y la vida en sociedad, razón por la que podríamos hablar de "ideas sociales". Hoy la crisis ha dejado claro que la mayoría de
3 El Global Entrepreneurship Monitor es un extenso proyecto de medición de emprendimiento en el mundo y es liderado a nivel mundial por el Babson collage, la Universidad de Reykiavik y la Universidad del Desarrollo.
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los retos que se afrontan en la actualidad han adquirido una dimensión cada vez más social: la pobreza, la exclusión social, el envejecimiento demográfico y las necesidades para una mejor forma de gobierno y una gestión más sostenible de los recursos.
Se confirma la necesidad de un cambio en la forma en que nos acercamos a nuestros problemas sociales, políticos y económicos, y la innovación, en su sentido más amplio, debe formar parte de nuestra respuesta a los retos actuales. Y la innovación social es una oportunidad que no debemos perder para generar nuevas soluciones y conectar con los ciudadanos y para promover una mejor calidad de vida. El emprendedor social inicia y desarrolla un proyecto empresarial desde una perspectiva que prioriza la responsabilidad social y la creación de riqueza del territorio en el que actúan, por encima del objetivo de la maximización del beneficio económico propio. Así, su compromiso con su visión de negocio, su capacidad para desafiar los modelos y sistemas tradicionales de la empresa y su conocimiento del mercado, le llevan a operar en las partes más complicadas del mercado pues trata de conseguir el éxito en sectores donde el sector público y/o privado no lo han encontrado.
Otro ámbito de emprendimiento novedoso es el ecoemprendimiento. El también llamado emprendimiento sostenible pretende desarrollar soluciones para problemas de carácter social y ambiental, aplicando principios empresariales, creando y capturando valor. De hecho, se habla de crear valor social y ambiental, a la vez que económico.
Por otro lado, el nuevo enfoque de negocio se basa en la aplicación de tantas formas de medir el éxito; se podría decir que tantas como empresas. Supervivencia, crecimiento y rentabilidad son dimensiones alternativas que toman las empresas para valorar su éxito. En otros casos, los criterios utilizados para medir el éxito seria la, satisfacción personal, la cifra de ventas, el número de empleados creados, la reputación, o el grado de satisfacción del cliente.
No cabe duda que el éxito puede variar en su definición, en función de la manera operativa que se haya elegido para medirlo. Y es que en términos generales, solemos referirnos al éxito cuando hemos alcanzado algunas de las metas que previamente nos habíamos propuesto. Dichas metas pueden tener un carácter subjetivo u objetivo (Jiménez et al., 2011). Entre las primeras señalemos, el grado de felicidad del individuo, la conciliación de vida familiar y personal, u otras metas relacionadas con su proyección y reconocimiento profesional. Mientras que, entre los indicadores objetivos señalemos aquellos que tiene un carácter económico, como el ROI, el volumen de ventas, o el margen de beneficios, entre otros.
Finalmente, y por lo que respecta al estilo directivo, señalar que para poder ejercer adecuadamente sus funciones, el emprendedor ha de disponer de un conjunto de habilidades que le permita sobresalir en el mundo empresarial. En el contexto actual, dominado por un entorno cada vez más cambiante y competitivo, se valoran especialmente las habilidades para negociar, liderar personas y relacionarse con los demás.
3. EL PROCESO DE EMPRENDIMIENTO Los procesos de emprendimiento desarrollados hoy día se caracterizan por su gran nivel de innovación y creatividad. Pero también, por el hecho de haber sido planificados y evaluados bajo criterios objetivos. Este puede ser más o menos complejo y extenso en el tiempo, pero de forma general se reconoce que hay tres etapas que son clave en el mismo: la generación de la idea de negocio, la definición de la oportunidad y el diseño del plan de empresa.
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Cuando se piensa emprender una nueva actividad, y poner en marcha una iniciativa empresarial o, en definitiva, cuando llevamos a cabo cualquier proceso emprendedor, solemos partir de un elemento esencial: la idea de negocio. Ésta ha de ser innovadora, y creativa, de tal manera que la inspiración puede llegar en cualquier momento, y de cualquier forma. La invitación, la experiencia laboral, la observación del mercado, la adquisición de derechos, la explotación de un hobbie, la lectura de revistas especializadas y las relaciones sociales.
Pero lo que esta claro es que lo importante es que la idea sea viable, de tal manera que se realmente una oportunidad de negocio. Se considera que esto es así cuando la idea, además de atractiva y duradera, es adecuada para un momento en el tiempo; de tal manera que el producto o servicio en el que se concreta crea o añade valor al comprador.
En general, la mayoría de los emprendedores exitosos se centran en la oportunidad. De tal manera que evalúan la viabilidad de la idea a fin de poder asegurar que tiene un fuerte potencial para ser explotada. Para ello, toman en cuenta (a) el potencial del segmento y del mercado a los que se dirigen el producto; (b) la necesidad que satisfacen; (c) el ciclo de vida del producto creado y el valor que aporta; (d) el coste del proyecto, el margen comercial que deja, y el plazo de recuperación de la inversión.
Finalmente señalar la importancia que en el proceso de emprendimiento tiene el Business Plan. El plan de empresa es un documento que tiene como principal objetivo ayudar al emprendedor a reflexionar sobre la idea de negocio, explicitar su contenido y planificar la puesta en marcha de su proyecto. Así, de manera formal, pero concisa y coherente escribe, analiza y evalúa la oportunidad de negocio. Pero más allá de lo anterior, el plan de empresa se ha convertido en un requisito indispensable en el proceso de obtención de financiación y recursos. Así, hemos de señalar que inversores privados, e instituciones públicas, como incubadoras de empresas y los parques tecnológicos entre otros, solicitan el plan de negocio como un requisito básico para apoyar el proyecto.
La elaboración del plan de empresa corresponde al emprendedor o al equipo fundador de la empresa, pero siempre es recomendable consultar a expertos para contrastar la idoneidad de la idea, así como del producto o el servicio. También se ha de considerar la necesidad de adecuar el plan de empresa al propósito que tenga, y al público a que vaya dirigido. Existen diferentes tipos de planes de empresa, y en función de lo anterior, su extensión y tipo de información a tratar será diferente. Sea como sea, lo que esta claro es que el plan de empresa tiene que ser un documento estructurado y comprensible, a la vez que atractivo y cómodo de leer. Aunque existen muchas formas de presentarlo, se ha de tener en cuenta que al menos ha de tratar los puntos que señala la figura siguiente (Bermejo et al., 2004).
Figura 1. Puntos a tratar en el plan de empresa
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4. Los recursos La obtención de recursos ha sido siempre una de las principales preocupaciones del emprendedor. Es más, según los propios emprendedores, la imposibilidad de obtener dichos recursos ha sido lo que, en ocasiones, ha provocado la desidia y el abandono de la idea de poner en marcha el proyecto empresarial.
Cuando se habla de recursos necesarios para poner en marcha una iniciativa empresarial, en general, se piensa en recursos financieros.
La mayoría de los proyectos empresariales necesitan financiación para llevarlos a la práctica, la creación de una nueva empresa requiere recursos financieros desde el momento en el que va a iniciar su actividad. Así, desde la etapa de de puesta en marcha de una empresa, el emprendedor debe llevar a cabo los trámites burocráticos requeridos para su constitución, lo que implica tener que realizar determinados pagos. Igualmente, los suministros de los proveedores, el alquiler o la compra del local en el que se desarrolla la actividad, la compra de inmovilizados, etc., constituyen acciones propias del contexto empresarial que, con independencia de categorizarse como coste, gasto o inversión, requieren en un momento determinado recursos financieros.
Lógicamente, identificar los recursos financieros necesarios para comenzar la actividad empresarial es uno de los primeros pasos que deben dar los emprendedores durante el proceso de creación. Sin embargo, recursos de carácter no económico suelen ser más importantes de lo que a priori imaginamos. Dejando a un lado los recursos humanos, hay que destacar aquí la importancia de la red social del emprendedor y la información que éste tiene a su alcance.
La obtención de recursos financieros ha sido una de las principales dificultades a las que han hecho referencia los emprendedores en el momento de poner en marcha su propia iniciativa. También ha sido reconocido como uno de los factores que en mayor grado desaniman a potenciales emprendedores a iniciar una aventura empresarial.
Junto a la autofinanciación, el emprendedor puede recurrir a diferentes fuentes de financiación externas, tanto públicas como privada (Toledano y Urbano, 2007). En los últimos años han sido varios los instrumentos financieros de carácter privado que se han puesto en marcha para facilitar la financiación de proyectos empresariales innovadores. La mayoría de los
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emprendedores acuden a entidades privadas de financiación, que como la banca privada, los fondos de capital-riesgo y los inversores privados –business angels- sufragan los gastos e inversiones que implica el inicio y el desarrollo del proyecto empresarial. En algunos casos, el pago de intereses suele ser el coste de acudir a tal fuente. En otros, la cesión temporal de parte de la empresa puede ser el precio que se debe pagar.
En este mismo contexto, aunque en algunos países más que en otros, es importante destacar el papel que desempeña la Administración como elemento canalizador de las políticas de apoyo a determinadas actividades consideradas estratégicas por los gobiernos. Por ejemplo, la creación de instrumentos financieros para dar soporte a la internacionalización de las empresas, a la modernización de los procesos productivos o a la inversión en nuevas tecnologías son actividades bastante frecuentes en el marco de la banca pública. Estos productos financieros suelen contar, con muy buenas condiciones para los emprendedores, por lo que constituyen un importante apoyo para el desarrollo de la actividad empresarial. Algunos ejemplos los encontramos en el Instituto de Crédito Oficial (ICO), o en el Banco Europeo de Inversiones.
En otras ocasiones, las Administraciones públicas, desde todos los ámbitos (local, regional y estatal), han diseñado numerosos mecanismos para facilitar la puesta en marcha de nuevos proyectos empresariales. Dentro de estos mecanismos destacan las ayudas económicas y subvenciones, así como las incubadoras de empresas y los parques tecnológicos.
Por lo que respecta a la red social del emprendedor esta viene configurada por el grupo de personas e instituciones que rodean al emprendedor, con las que se relaciona, y por tanto a las que conoce. En el contexto emprendedor, estas relaciones abarcan procesos sociales que giran alrededor de una actividad comercial. Concretamente, en estos casos, la red social se define como el conjunto de relaciones directas e indirectas que el emprendedor mantiene con distintas personas de su entorno socioeconómico y familiar. Así pues, los intercambios del emprendedor con las personas que integran su red poseen a la vez una dimensión social y de negocios, y únicamente con estas dos dimensiones puede entenderse su funcionamiento.
Por medio de su red social, el emprendedor puede obtener los recursos y el apoyo que necesita para poner en marcha su proyecto empresarial. Además, en algunos casos, la red social es la que proporciona al emprendedor la idea del producto o servicio con el que trabajar. Con carácter general, se pueden distinguir dos tipos de redes: la formal y la informal. La primera incluye los organismos y las instituciones públicas de un determinado ámbito, tales como la Administración central, los organismos de desarrollo local, las entidades financieras, las cámaras de comercio, etc. Mientras que la red informal está integrada por miembros de la familia, amigos, antiguos compañeros de trabajo o jefes, etc.
Si tenemos en cuenta que la red social del emprendedor puede proporcionarle los recursos que necesita para la puesta en marcha de su proyecto, diremos que la red social es también uno de sus principales recursos estratégicos. De ahí que la formación y el mantenimiento de una red social sea considerada una actividad clave en el ámbito empresarial.
Finalmente señalar que el progreso tecnológico da al emprendedor la posibilidad de obtener información, a la vez que de establecer relaciones por medio de nuevos canales de información y comunicación. Y es que cada vez es más relevante disponer de información actual y de calidad para poder tomar decisiones. Aunque también es cierto que cada vez es más fácil y rápido disponer de tal información. En la actualidad, el uso de ordenadores y otras
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tecnologías de la información se ha extendido e intensificado su empleo como soporte de otras actividades empresariales. Sin embargo, muy poco podría hacer un emprendedor que dispone de mucha información si no cuenta con un método que le permita seleccionarla, clasificarla y sistematizarla adecuadamente.
Los emprendedores se concentran y preocupan por el desarrollo del proyecto en su conjunto, con frecuencia dejan de lado lo concerniente al recurso información. Sin embargo, en el ámbito empresarial, disponer de la información adecuada en el momento preciso, y saber hacer un buen uso de ella, puede ser crucial para el éxito del proyecto. Las nuevas iniciativas empresariales han de disponer de algún componente innovador que les permita diferenciarse de los competidores. En este contexto, tener una infraestructura de TIC adecuada a las necesidades particulares del emprendedor puede convertirse en una de las mejores formas de lograrlo.
Sin embargo, disponer y mantener una infraestructura tecnológica adecuada para el desarrollo de la actividad, puede ser costoso para el emprendedor. De ahí que una solución efectiva a sus problemas en este ámbito puede venir a través del uso de las aplicaciones tecnológicas localizadas en la red. Soluciones como la informática en nube (Cloud Computing), permite al emprendedor no tener su infraestructura tecnológica físicamente en los locales de la empresa. Asimismo, el uso de estas tecnologías le permite disponer del uso remoto de aplicaciones de última generación sin tener que preocuparse por su mantenimiento y actualización.
Para acabar no queremos dejar de mencionar la importancia de la cooperación como un modo de obtener algunos de los recursos necesarios para poner en marcha nuevos proyectos: tanto de emprendimiento como de innovación. La falta de algunos recursos necesarios para llevara a cabo la innovación constituye una de las principales razones para cooperar. Pero también la necesidad de compartir riesgos, ganar tiempo e incrementar las probabilidades de éxito a la hora de innovar son claves para decidir cooperar, y sobretodo, con quien hacerlo.
En particular resaltar dos nuevas tendencias que en el campo de la cooperación tienen sobre los procesos de emprendimiento: el coworking y la cooperación abierta. El coworking es una forma de trabajo que permite a profesionales independientes, emprendedores y pymes de diferentes sectores compartir un mismo espacio de trabajo, tanto físico como virtual, para desarrollar sus proyectos profesionales de manera independiente, a la vez que fomentan proyectos conjuntos.
Por otro lado, la innovación abierta
Uno de los principales puntos fuertes de esta modalidad de trabajo es su capacidad para fomenta las relaciones estables entre profesionales de diferentes sectores que pueden desembocar en relaciones cliente-proveedor. En todo caso es frecuente que se genere un sentimiento de pertenencia a una comunidad, más allá de las vinculaciones efectivas, entre los trabajadores que frecuentan los espacios de coworking. Además, el coworking también constituye una red que permite crear sistemas que alumbren nuevos procesos innovadores, en definitiva, es un verdadero entorno de innovación. Hoy en día son muchas las empresas que, para fomentar la innovación, crean equipos de trabajo de una forma “artificial”. En los espacios de coworking sin embargo esto parece suceder de una forma natural. La relación de profesionales de distintas disciplinas favorece la diversidad de pensamiento pero para que esto suceda es necesario que los profesionales se conozcan.
propone aprovechar el talento distribuido (fuentes externas de innovación) que existe en la sociedad. Abriendo la organización de forma gratuita a
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numerosas y heterogéneas gentes (lead-users, universidades, patentes globales, los propios usuarios, pymes, corporaciones clásicas o fundaciones y organizaciones sin ánimo de lucro) y colaborando con ellos de igual a igual, es decir, como auténticos partners.
Algunas de las ventajas que se obtienen de la innovación abierta son: (a) la reducción del tiempo y costes en la elaboración de la innovación;(b) la posibilidad de incorporar innovación de organizaciones externas (empresas tecnológicas y centros de investigación) en forma de ideas, patentes, tecnologías y productos (transferencia tecnológica: licencing-in); y (c) Comercializan fácilmente la innovación generada por el departamento de I+D+I (transferencia tecnológica: licencing-out, technology-out).
5. Conclusiones
Para impulsar la Innovación abierta se deben habilitar mecanismos y canales para que los trabajadores puedan participar en la innovación de la organización. Algunas prácticas a implantar son el crowdsourcing, crowdworking, las redes de expertos, o creación de comunidades y redes profesionales.
Si el proceso de construcción de la economía global del conocimiento asentó las bases para la transformación de la actividad empresarial, la crisis económica que venimos sufriendo durante los últimos 4 años, ha acelerado y radicalizado estos cambios. Y es que nos encontramos ante un entorno incierto, y un clima general de depresión y falta de expectativas que, no ofrecen, precisamente, las mejores condiciones para generar nueva actividad o para transformar el existente. Pero, la crisis también ofrece oportunidades, siempre y cuando se sepan aprovechar.
Los intentos por concienciar a la población sobre la necesidad de emprender, de crear nuevas empresa, y de innovar son adecuados, pero no darán frutos si no van acompañados por medidas de apoyo al emprendimiento, así como por el impulso de un nuevo modelo de emprendimiento: un emprendimiento innovador.
En cuanto a las medidas de apoyo al emprendimiento, los expertos señalan la necesidad de actuación en dos ámbitos: el relativo a las medidas económicas generales, y el relacionado con la normativa y sistema impositivo que afecta al emprendedor. Mientras, que en lo que respecta al modelo de emprendimiento, se señala la necesidad de un emprendedor dinámico, imaginativo, innovador y seguro de si mismo, pero a la vez formado; un emprendedor que capaz de detectar oportunidades de negocio desarrolle un proceso de emprendimiento bien diseñado y planificado; y un emprendedor que sea capaz de aprovechar algunos de los recursos que esta nueva sociedad basada en el conocimiento le ofrece. Todo ello establece las bases para la creación de valor.
El camino hacia el éxito es largo y complejo, comienza antes de la generación de la idea, y depende en gran medida de los detalles. La figura del emprendedor será clave, dado que él es el “instrumento que transforma una idea en una empresa y la pone en marcha”. En un principio sus características psicosociales y sociodemográficas, determinaran su necesidad de crear y de arriesgar; pero también su capacidad para hacerlo de forma eficiente, y dentro de un contexto en el cual es existen ciertas garantías de éxito. Pero además, y una vez el proyecto de empresa comienza a tomar forma, estas características serán determinantes en la elección del modelo de negocio y en el estilo directivo seguido.
La apuesta por emprender en nuevos sectores y por medir el éxito atendiendo a indicadores subjetivos es propio de un nuevo estilo de emprendimiento. Al igual que también lo es utilizar
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un estilo directivo basado en el liderazgo, pero donde la negociación y las relaciones sociales también ocupan un lugar esencial.
El modo en que el proyecto de emprendimiento se desarrolla también se ve afectado por este nuevo modelo de emprendimiento. En un mundo globalizado resulta complejo encontrar oportunidades de negocio, de ahí que la innovación y la creatividad pueden ser la clave de la diferenciación. Pero para que la idea se convierta en una oportunidad de negocio, necesita ser algo más que original, ha de ser viable. Y en este sentido, la planificación y evaluación han de ser dos constantes en el desarrollo del proceso de emprendimiento. Herramientas como el Business Plan son claves en el desarrollo del proceso de emprendimiento: Por un lado porque favorecen la reflexión personal del emprendedor sobre la viabilidad y posibilidades del proyecto. Por otro, porque facilita la comunicación del proyecto a otros agentes y haciendo posible la obtención de recursos financieros, humanos y tecnológicos.
Y es que la obtención de recursos ha sido siempre una de las principales preocupaciones del emprendedor. De hecho, la imposibilidad de obtenerlos en ocasiones, ha provocado la desidia y el abandono de la idea de poner en marcha el proyecto empresarial. Pero en la sociedad del conocimiento donde nos encontramos, hace falta más que recursos financieros para poner en marcha el negocio. La red social del emprendedor, y el acceso a información relevante y actual, facilitan el desarrollo del proyecto, constituyendo así recursos estratégicos en el éxito del proyecto.
Además, se ha de señalar la importancia de la cooperación como una forma para acceder a estos recursos. Así, prácticas como el coworking y la innovación abierta se están popularizando entre los emprendedores, al poner a su alcance y de una forma rápida y económica recursos que resultan clave en el proceso de construcción del nuevo negocio.
Pero no olvidemos que aunque el emprendedor disponga de las competencias necesarias, el proyecto de empresa sea atractivo y viable, y se dispongan de los recursos necesarios para ponerlos en marcha, no esta garantizado el éxito. Todo es circunstancial y no siempre se esta el momento justo, en el lugar adecuado. Siguiendo a Michael Lewis -en su discurso en Pricenton-, aparte de todo esto para emprender hace falta cierta dosis de suerte, ella también se ha de considerar un factor de éxito
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Resumen del Perfil del Ponente Profesora Agregada en el Área de Innovación y Marketing en los Estudios de Economía y Empresa en la Universitat Oberta de Catalunya, y en la UOC Business School (Barcelona) Profesora del Master en Comunicación e Imagen Corporativa en la Universidad de San Jorge (Zaragoza).
Doctora en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Castilla-La Mancha, España. Post-grado en la construcción de modelos en Ecología y Manejo de Recursos Naturales de la Universidad Politécnica de Cataluña. Hasta 2002, llevó a cabo sus actividades docentes e investigadoras en el Área de Marketing de la Universidad de Castilla la Mancha, y durante períodos cortos en la Universidad de East Anglia (Reino Unido) y la Universidad de Chapingo (Méjico) De 2003 a 2006 ha sido co-director deL Master en Marketing y Gestión de la Comunicación, y desde 2006 está en calidad de Director del Programa de licenciatura en Administración de Empresas de la UOC.
Como investigadora señor en el I2TIC, sus principales áreas de investigación se centran en el estudio de la innovación en producto, la imagen y la identidad de marca y la comercialización /e interfaz de aprendizaje. Es autora de más de 50 artículos y capítulos de libros sobre estas áreas y actúa como editora asociado y revisora de varias revistas internacionales en el área de marketing.