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Emisiones de monedas de Costa Rica durante la República Federal Centroamericana 1 Manuel B. Chacón Hidalgo Museos del Banco Central de Costa Rica Antecedentes Los movimientos de independencia de los pueblos de América surgieron a principios del siglo XIX. El proceso de independencia inició en Guatemala el 15 de setiembre de 1821. En Costa Rica, aunque el suceso resultó sorpresivo, había buenas razones para aceptar la independencia de España y la autonomía con respecto a Guatemala: el descontento por el control español sobre la producción y el comercio y la prohibición de comerciar con los ingleses y zambos mosquitos, entre otros. En los años posteriores a la independencia, el país vivió un período de gran inestabilidad política, debido a los conflictos localistas y a los afanes del imperio mexicano, liderado por Agustín de Iturbide, de anexionar Centroamérica. Proclamada la independencia, una de las primeras preocupaciones de los nacientes estados de Centroamérica fue organizar su sistema monetario. Costa Rica siguió utilizando el sistema de reales, escudos y onzas heredado de la Colonia, aunque se empezó a plantear la necesidad de establecer una “Casa de Cuño” para la fabricación de moneda propia. En 1824 nuestro país se incorporó a la “República del Centro de América”, organizada como un sistema federal. Los países que formaron parte de esta federación fueron Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica. La primera ley de moneda de la Federación Centroamericana estableció los grabados e inscripciones que debían tener las monedas de Costa Rica, las cuales se fabricaron con oro y plata, y se acuñaron entre 1825 y 1839. 1 Ponencia presentada en el III Congreso Centroamericano de Numismática, Panamá 26-30 de setiembre, 2016

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Emisiones de monedas de Costa Rica

durante la República Federal Centroamericana1

Manuel B. Chacón Hidalgo

Museos del Banco Central de Costa Rica

Antecedentes

Los movimientos de independencia de los pueblos de América surgieron a principios del siglo

XIX. El proceso de independencia inició en Guatemala el 15 de setiembre de 1821. En Costa

Rica, aunque el suceso resultó sorpresivo, había buenas razones para aceptar la independencia de

España y la autonomía con respecto a Guatemala: el descontento por el control español sobre la

producción y el comercio y la prohibición de comerciar con los ingleses y zambos mosquitos,

entre otros. En los años posteriores a la independencia, el país vivió un período de gran

inestabilidad política, debido a los conflictos localistas y a los afanes del imperio mexicano,

liderado por Agustín de Iturbide, de anexionar Centroamérica.

Proclamada la independencia, una de las primeras preocupaciones de los nacientes estados de

Centroamérica fue organizar su sistema monetario. Costa Rica siguió utilizando el sistema de

reales, escudos y onzas heredado de la Colonia, aunque se empezó a plantear la necesidad de

establecer una “Casa de Cuño” para la fabricación de moneda propia.

En 1824 nuestro país se incorporó a la “República del Centro de América”, organizada como un

sistema federal. Los países que formaron parte de esta federación fueron Guatemala, Honduras,

El Salvador, Nicaragua y Costa Rica. La primera ley de moneda de la Federación

Centroamericana estableció los grabados e inscripciones que debían tener las monedas de Costa

Rica, las cuales se fabricaron con oro y plata, y se acuñaron entre 1825 y 1839.

1 Ponencia presentada en el III Congreso Centroamericano de Numismática, Panamá 26-30 de setiembre, 2016

Con base en una autorización del Gobierno Federal de 1824, Costa Rica estableció en 1825 una

Casa de Moneda Provisional, conocida como Ingenio de los Horcones, que realizó acuñaciones

en oro en 1825. Sin embargo, las diferencias de calidad y del grabado del reverso de las monedas,

las cuales tenían la figura de una palmera, con respecto a los grabados de las monedas fabricadas

en Guatemala, las cuales tenían un árbol de ceiba, hicieron que se entrara en disputa con el

Gobierno Federal. Estas disputas, la falta de personal capacitado para las labores de acuñación y

de tecnología, hicieron que pronto se dejara de acuñar ese tipo de moneda.

Después de varios intentos y una serie de gestiones de parte del Gobierno de Costa Rica, para

obtener maquinaria y formar personal, se fundó en 1828, la Casa de Moneda de Costa Rica, que

buscaba dotar al naciente Estado de un circulante monetario con símbolos propios en el contexto

de la República Federal Centroamericana y a la vez aprovechar la producción minera de los

Montes del Aguacate, para proveer a la economía del país del circulante monetario para las

transacciones de bienes y servicios.

Durante el tiempo en que Costa Rica perteneció a la República Federal de Centroamérica (1824-

1838), sus monedas tenían las siguientes características, de acuerdo con la ley de moneda de

1824: en uno de sus lados mostraban el escudo de la Federación, la leyenda “República del

Centro de América” y la fecha; en el otro, flanqueado por el valor de la moneda llevaban el

símbolo de un árbol con la inscripción “Libre Crezca Fecundo”, como emblema de libertad. En

ese mismo lado tenían las iniciales C.R. (Costa Rica) y las del ensayador, así como información

sobre la calidad del metal de las monedas (por ejemplo, 21 quilates, para las de oro, y 10 dineros

para las de plata).

Las acuñaciones de la Casa de Moneda de Costa Rica: 1829-1839

Las primeras acuñaciones iniciaron en 1829, en oro, con troqueles traídos de Guatemala por el

recién nombrado ensayador Félix Mora, quien había aprendido el oficio en la Casa de Moneda de

ese país.2

Un aspecto interesante con respecto a las acuñaciones de oro que se realizan durante la década de

1830, es que las leyes establecían para el oro la liga con cobre; sin embargo, este metal era muy

escaso. Hasta 1832, Costa Rica ligó el oro con plata, lo cual estaba prohibido de acuerdo con la

Ley Federal de Moneda, por lo que Rafael Francisco Osejo llamó la atención sobre este tema y

solicitó al Gobierno que para hacer cumplir la ley se comprara el cobre a Guatemala o fuera de la

República. No conocemos el final de esta solicitud, pero sí que se dio por concluida la discusión

en la Comisión de Hacienda en 1833.3 Todavía en 1840 se seguía ligando el oro con plata y

también con cobre a razón de un tercio de plata y uno cobre, para las monedas de media onza (4

escudos).4 Esta es la razón por la cual hay monedas de oro de Costa Rica cuyo color es un

amarillo claro, a diferencia de las ligadas con cobre que presentan un color rojizo.

De acuerdo con los datos de emisiones según los años grabados en las monedas, las acuñaciones

de oro serían las siguientes:

2 Murillo Rivera, Jorge. Historia de las monedas de Costa Rica. Catálogo Numismático. San José, Costa Rica:

EUNED, 2004, p. 39.

3 ANCR, Congreso N° 7615, f.1, Año 1833.

4 ANCR, Hacienda, N°18258, f. 64, Año 1840.

8 escudos, oro. Tipo F, 1828

Murillo Rivera, Jorge. Historia de las monedas de Costa Rica: catálogo numismático. San José,

Costa Rica, EUNED, 2004, p.199.

De acuerdo con el Cuadro No. 1 podríamos suponer que las emisiones de moneda de oro sólo se

realizaron en los años 1828, 1833, 1835 y 1837. Sin embargo, se realizaron acuñaciones en otros

años utilizando troqueles de años anteriores, lo cual hace complejo determinar la fecha exacta de

las monedas emitidas. Pero ¿cuántas monedas de oro y en qué denominaciones se emitieron entre

1829 y 1839?

En el período 1829-1839 se emitieron 272561 pesos en moneda de oro en denominaciones de ½,

1, 2, 4 y 8 escudos, para un total de 29787 monedas de oro. El recuento de las monedas es el

siguiente:

Elaborado con base en: Quirós, Manuel A. Cuadro de monedas acuñadas en la República de

Costa Rica, desde el año 1829 a 1882, según libros de la Casa de la Moneda. En: Murillo Rivera,

Jorge. Historia de las monedas de Costa Rica: catálogo numismático. San José, Costa Rica,

EUNED, 2004, p.197. El cálculo de la cantidad de monedas acuñadas se ha hecho teniendo como

valor de referencia la onza de oro16 pesos.

Con base en el cuadro, podemos observar que existen acuñaciones para años distintos a las fechas

grabadas en las monedas. Esto probablemente se debió a la necesidad de reutilizar troqueles la

mayor de las veces ya que durante el período de estudio, Costa Rica no contó con un grabador

que pudiera abrir troqueles. Si bien el Estado financió la formación de varios grabadores entre

1828 y 1839, estos no llegaron a ejercer su cargo, uno por fallecimiento (José María Mora en

1833), y otros porque desertaron de su formación como José María Carazo.5 No fue sino hasta

1839, cuando Ramón Ortiz, quien había sido formado en Guatemala con ayuda del Estado de

Costa Rica, ocupó el cargo.6 Por estas razones, entre 1828 y 1838 Costa Rica mandó a fabricar

troqueles a la Casa de Moneda de Guatemala, siendo grabados por Casildo España y su ayudante

Francisco Cabrera.7

El testimonio de Miguel Bolandi, Tesorero de la Casa de Moneda de Costa Rica entre 1829 y

1831, así lo comprueba:

“ (…) la primera de oro que se amodenó fue en 14 de febrero del mismo año en

troquel del año de 1828 que también sirvió para el de 1830 y 1831, y que por la

consistencia de dicho troquel se hizo oro de él en los años siguientes (…)”8

La falta de troqueles era constante, dada la falta de grabador en la Casa de Moneda. En 1833,

Félix Mora y Gregorio Guerreo escribieron a la Intendencia general de la Casa de Moneda

expresando su preocupación por la falta de troqueles y la necesidad de encargar su fabricación a

Guatemala:

“Intendencia General

Aguardábamos la benida del grabador de la casa y por esto no había dado cuenta

de la falta de troqueles que hai en eya, y los informamos al no existir útiles más que

un conjunto de troqueles de onza sin estrenar, y otro de la misma clase de media

vida, y a mas otra de media onza con los que apenas se podían hacer los pocos

lavoreos ocurren en los veranos: es necesario pues…carguen a Guatemala ocho

conjuntos de onza, quatro de media onza, y dos de quatro a fin de que estén

construidos lo más breve posible para la urgencia indicada.

5 ANCR, Consejo Representativo, N° 260, f. 2, Año 1838.

6 Murillo Rivera, Jorge. Op. Cit., p. 49.

7 ACHG, Sign. B 94.1 Leg. 1396, Exp. 32454, Año 1832 (f. único)

8 ANCR, Hacienda N°10626, f. 1, Año 1836.

Diciembre 31 de 1833

(Firmado Gregorio Guerrero Félix Mora)”

En febrero de 1834, Casildo España, grabador principal de la Casa de Moneda de Guatemala,

envió el presupuesto para la fabricación de ocho pares de troqueles de Costa Rica9:

Herrería por materiales y jornales:

Cuatro pares de troqueles para medias onzas, 32 pesos 4 reales

Cuatro pares de troqueles para cuartas (2 escudos), 24 pesos 4 reales

Importe por el grabado de dichos troqueles:

Por el grabado de los cuatro pares de troqueles para medias onzas, 56 pesos

Por el grabado de los cuatro pares de troqueles para cuartas (2 escudos), 48 pesos

Total: 161 pesos.

Los troqueles fueron fabricados y enviados a Costa Rica, pero igual que en años anteriores

debieron servir para la acuñación de moneda en varios de los años siguientes.

También del cuadro se desprende la razón por la cual la moneda de 1 escudo de 1828, acuñada

en 1829, es la más escasa como moneda de colección: se acuñaron solo 252. Curiosamente, no

tenemos información de la acuñación de monedas de 1 escudo para el año de 1833, aun cuando

existen con ensayador F y E. Probablemente se deba a una falla en el registro de la cantidad de

pesos acuñados según año, levantado por Manuel Quirós en la década de 1880.10

9 ANCR, Hacienda No.8345, f.1, Año 1834.

10

Manuel A. Cuadro de monedas acuñadas en la República de Costa Rica, desde el año 1829 a 1882, según libros de

la Casa de la Moneda. En: Murillo Rivera, Jorge. Historia de las monedas de Costa Rica: catálogo numismático. San

José, Costa Rica, EUNED, 2004, p.197.

La moneda de plata se empezó a acuñar en 1831. Para el caso de las acuñaciones de plata, sucede

algo similar al oro. El cuadro No. 3 y No. 4 muestran un comportamiento en el cual los años

grabados en las monedas no necesariamente corresponden a los años de acuñación, por las

mismas razones que hemos apuntado con respecto al oro.

8 reales, plata, tipo F, 1831

Murillo Rivera, Jorge. Historia de las monedas de Costa Rica: catálogo numismático. San José,

Costa Rica, EUNED, 2004, p.199.

Como se puede observar en el Cuadro No. 3, según los años de acuñación grabados en las

monedas de plata parecería que sólo se acuñaron monedas para el año 1831. Es necesario

empezar a apuntar un detalle que desarrollaremos más adelante: la aparente existencia de dos

ensayadores para un mismo año.

El Cuadro No. 4, que nos presenta el monto en pesos acuñados en plata según años, elaborado

con base en los datos de Manuel Quirós, tiene el mismo problema de registro para el oro, ya que

por ejemplo, para las monedas de 1/2 real no existen datos de montos acuñados, aun cuando

existen monedas fechadas 1831 con ensayadores F y E. Por la cantidad que todavía existe de esta

moneda en el mercado numismático, es de suponer que se fabricó en cantidades importantes.

Elaborado con base en: Quirós, Manuel A. Cuadro de monedas acuñadas en la República de

Costa Rica, desde el año 1829 a 1882, según libros de la Casa de la Moneda. En: Murillo Rivera,

Jorge. Historia de las monedas de Costa Rica: catálogo numismático. San José, Costa Rica,

EUNED, 2004, p.197.

Dadas las falencias encontradas en los datos existentes aportados por Quirós, sería difícil

determinar las acuñaciones de la Casa de Moneda durante el período de estudio. Aun así,

podemos ver una tendencia importante en el aporte a la circulación monetaria con un total 7181

monedas de plata y 29780 monedas de oro. Esto pareciera no ser lógico, en el tanto que la

moneda más utilizada para las transacciones debió haber sido la de plata, pero hay que tomar en

cuenta que existía una gran cantidad de moneda de plata de otros estados americanos y de origen

colonial de baja denominación que circulaba en Costa Rica a la par de la moneda federal.

Por otra parte, había una gran demanda y exportación de moneda de oro, probablemente para

realizar pagos internacionales. Por ejemplo, en 1838, George Stiepel11

solicitó permiso a

Hacienda para exportar, por el puerto de Matina en su buque, 1000 pesos en oro acuñado y 200

en plata bruta12

, lo que demuestra que una parte del circulante, sobre todo en oro, salía del país.

Es importante señalar, que las emisiones monetarias dejaban importantes utilidades a la Casa de

Moneda. Sólo para el período 1829-1833, las emisiones monetarias dejaron una utilidad a la Casa

de Moneda de seis mil setecientos noventa pesos y dos reales.13

Ensayadores de la Casa de Moneda de Costa Rica 1828-1839: la inicial F y la inicial E en las

monedas14

Para el período que nos ocupa, existieron dos ensayadores15

cuyas iniciales fueron grabadas en el

reverso de las monedas de Costa Rica: la inicial F, correspondiente a Félix Mora; y la E, sobre la

cual se ha generado una controversia al no conocerse a quien corresponde, ya que entre 1828 y

1839, Félix Mora ejerció como ensayador oficial y para el mismo período, en distintos años,

aparecen monedas con la inicial E de manera simultánea con la F.

Jorge Murillo, en su libro “Historia de las Monedas de Costa Rica. Catálogo Numismático”

(2004) ha sido enfático en afirmar que corresponde a Casildo España, el grabador guatemalteco,

quien abrió los troqueles para la fabricación de las monedas de Costa Rica entre 1828 y 1838 y

11

Geroge Stiepel, de origen alemán, fue el primero en realizar una exportación de café de Costa Rica de cierta

magnitud, la cual hizo en 1832 a Valparaíso, Chile, de donde el café se reexportó a Europa. Rovira Mas, Jorge.

Estado y política económica en Costa Rica, 1948-1970. San José, Costa Rica: Editorial EUCR, 2000, p. 19. 12

ANCR, Hacienda, N°7400, f. 1, Año 1838. 13

ANCR, Hacienda, No. 10626, fs. 2-3, Año 1838. 14

La primera vez que tratamos el tema de los ensayadores F y E de las monedas federales, fue en una conferencia

que realizamos en los Museos del Banco Central en 2006, titulada “Emisiones de monedas de Costa Rica durante la

República Federal”, producto de una investigación que realizamos sobre la Historia de la Casa de Moneda de Costa

Rica. Posteriromente, en julio de 2014, presentamos en EL Salvador, este tema como parte de una conferencia que

impartimos para la ANUSAL (Asociación Numismática de Salvadoreña). 15

El ensayador era la persona encargada de verificar la calidad de los metales. En tiempos antiguos, su inicial se

grababa en las monedas como garantía de que el metal de la moneda acuñada estaba acorde con las leyes que la

regulaban. Para profundizar en este tema se puede consultar: Burzio, Humberto. Diccionario de la moneda

hispanoamericana (Tomo I). Santiago de Chile: Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina, 1958, pp. 168-

174.

quien, según Murillo, habría grabado su inical en momentos en que Mora presentó su renuncia en

1831.16

Sin embargo, estamos en desacuerdo con Murillo ya que de acuerdo con la Ley de Moneda de la

Federación Centroamericana, era obligatorio el grabar de la inicial del ensayador como garantía

de la moneda y no de un grabador.

Entonces ¿a quién corresponde la inicial E? Para tener más claro el panorama de las emisiones

durante la República Federal es importante establecer ¿cuándo se emiten las monedas tipo F?,

¿cuándo se emiten las monedas tipo E? y ¿qué relación existe entre ambas?

Primero que todo, nos referiremos a la trayectoria de Félix Mora como ensayador, al tiempo que

ejerció y a su salida de la Casa de Moneda de Costa Rica, ya que partimos del hecho de que no

pudieron existir dos ensayadores simultáneos dada la responsabilidad que implicaba el cargo.

Félix Mora fue nombrado ensayador de la Casa de Moneda de Costa Rica en diciembre de 1828.

Su paso por esta institución estuvo lleno de conflictos laborales relacionados con los procesos

que allí se realizaban, reclamos por salarios y malas condiciones laborales; y algunos

cuestionamientos sobre su labor que llevaron a su sustitución en 1838.

En octubre de 1838, Miguel Carranza acusó a Félix Mora por considerar que las monedas de oro

estaban faltas de peso. Braulio Carrillo, Jefe de Estado, le inició una causa por suponer que la

moneda de oro acuñada por Mora en la Casa de Moneda estaba escasa de peso y que este defecto

era “malicioso”. Mora debió entregar las llaves de las de las oficinas de amonedación al

Contador del Tribunal de Cuentas Sr. Alejandro Escalante, y luego fue llevado a prisión, se le

decomisaron todos los bienes los cuales fueron subastados. Finalmente, fue exilado.

El 29 de noviembre de 1838 fue nombrado como Intendente General de la Casa de Moneda y de

Rescates Alejandro Escalante17

, y no fue sino hasta el 16 de mayo de 1839 que fue nombrado un

16

Murillo Rivera, Jorge. Op. Cit., pp. 43-44.

nuevo ensayador, Miguel Mora18

, quien se venía formando en este oficio desde varios años antes

dentro de la Casa de Moneda, pero sus iniciales no aparecerán en monedas sino hasta 1842.

De lo anterior concluimos que dado que las acuñaciones no se detuvieron con la salida de Félix

Mora, asumió a partir de 1838, temporalmente Alejandro Escalante, la mayor autoridad de la

Casa de Moneda, la responsabilidad del ensayador, mientras que las funciones de ensaye las

realizó Miguel Mora, con su supervisión, quien para ese momento todavía era aprendiz.

De ahí la letra E en las monedas. Creemos que los troqueles fueron modificados en la inicial del

ensayador cambiando F por E, mientras que realizar cambios en la fecha era más complejo. Dada

la delicada acusación que se le hizo a Félix Mora, fue necesario cambiar de manera pronta su

inicial para garantizar la credibilidad del público de la moneda que circularía en adelante, ante las

acusaciones de las emisiones con bajo peso.

Por otra parte, Escalante era hombre de confianza de Carrillo y jerarca máximo de la Casa de

Moneda como intendente, como hemos visto, y había que asignar un responsable a fuerza de la

calidad de las monedas como establecía las leyes. Probablemente, calzó muy bien .

F / E Como se puede observar, la modificación de la letra F por la E era sencilla, sólo implicaba

grabarla parte inferior de la F en los troqueles para completar la letra E.

17

A.N.C.R, Hacienda, No. 18258, f. 42, Año 1838. 18

A.N.C.R, Hacienda, No. 18258, f. 51, Año 1839.

Ahora bien, con respecto a las fechas de las monedas y sus ensayadores, ya mencionamos que se

utilizaron troqueles para fabricar monedas por varios años y que las fechas grabadas en las

monedas no necesariamente corresponden a la fecha de acuñación. Para establecer a qué año

corresponden los ensayadores grabados en las monedas se partió del estudio de las emisiones

reportadas por la Casa de Moneda de Costa Rica para el período 1829-1839, los años en que

aparecen simultáneamente monedas con los tipos F y E, y la historia de Felix Mora como

ensayador de la Casa de Moneda de Costa Rica.

Elaborado con base en: Quirós, Manuel A. Cuadro de monedas acuñadas en la República de

Costa Rica, desde el año 1829 a 1882, según libros de la Casa de la Moneda. En: Murillo Rivera,

Jorge. Historia de las monedas de Costa Rica: catálogo numismático. San José, Costa Rica,

EUNED, 2004, p.197.

De acuerdo con el Cuadro No. 5, debemos señalar algunas consideraciones sobre las iniciales F y

E en monedas de plata: las monedas tipo F empiezan a emitirse, a partir de 1831 en monedas de

8 reales y 1 real, con fecha 1831 y la última emisión de monedas de plata tipo F, posiblemente se

realizó en 1838, compuesta por monedas de 8 reales, fechadas 1831. Las monedas tipo E

aparecen, posiblemente, en este mismo año con la emisión de monedas de plata de 8 reales

fechadas 1831.

Elaborado con base en: Quirós, Manuel A. Cuadro de monedas acuñadas en la República de

Costa Rica, desde el año 1829 a 1882, según libros de la Casa de la Moneda. En: Murillo Rivera,

Jorge. Historia de las monedas de Costa Rica: catálogo numismático. San José, Costa Rica,

EUNED, 2004, p.197.

Por otra parte, con respecto a la moneda de oro y de acuerdo con el Cuadro No. 6, podemos decir

que las monedas tipo F empiezan a emitirse a partir de 1829 en monedas de 1 y 2 escudos con

fecha 1828 y que la última emisión de monedas de oro tipo F se realizó en 1838, compuesta por

monedas de 4 y 8 escudos fechadas 1837. Las monedas tipo E en oro aparecen en 1838 con la

emisión de monedas de 8 y 4 escudos, fechadas 1837, por lo que existen simultáneamente

monedas tipo F y E con esa fecha.

De lo anterior podemos concluir que la fecha que aparece grabada en las monedas no es un

indicador claro ni único de las emisiones realizadas ni de los años en que ejercieron distintos

ensayadores. No consideramos que hubiesen existido dos ensayadores simultáneos en los

primeros años de la década de 1830, ya que no hay información de ello en la documentación de la

época, por lo que Casildo España no pudo haber sido ensayador de monedas de Costa Rica, ya

que su trabajo era de grabador en Guatemala y no era costumbre grabar la inicial de los

grabadores en la orla de las monedas. Todavía en 1839 y 1840, se emitieron monedas con los

símbolos federales, por lo que consideramos que las monedas tipo E, corresponden a este período

y los troqueles fueron corregidos cambiando la letra F de Félix Mora, por la E, correspondiendo a

Alejandro Escalante. Se modificó la letra F en los troqueles agregando en la parte inferior una

barra horizontal para formar la letra E.

Las iniciales del ensayador Miguel Mora (M.M) no se colocaron en las monedas sino hasta que

hubo cambio de diseño de las monedas en 1842 según la Ley Moneda de 1839, aunque él

ensayaba las monedas tipo Federación emitidas a partir de 1839. Los grabadores de Costa Rica se

dedicaron a realizar cambios menores en los troqueles, especialmente después de la llegada de

Ramón Madriz en 1839, como iniciales del ensayador o fechas y creemos que empezaron a

grabar punzones y troqueles hasta 1841 y 1842, cuando se colocó el resello de estrella en

moneda extranjera y se emitieron monedas de ½ real y 1 escudo, respectivamente.

Todavía en 1840 se seguían utilizando troqueles viejos y dañados que produjeron buenas

monedas:

“Sr. Intte Gral.

De conformidad del Jefe Supremo para que se labren los metales en la moneda

menor posible y cuyo beneficio al público es bien conocido, se puso en practica el

último lavoreo haciendo 2068 monedas en el único troxel (troquel) de a medio

escudo que existía, y aunque algo malo, no se creyó saldrían tan defectuosas las

monedas; pero concluido el laboreo, y hecho pagos con ella, se advirtió el mal recibo

que tuvo en el público, por cuya razón, y por el honor del estado, de este

establecimiento y sus jefes, y crédito de sus inmediatos funcionarios me propuse

recogerlas, y a la fecha he conseguido 1767 con el fin de reacuñarlas; mas como

para esta operación indispensablemente ha de haber nuevo costo y mermas; no me

atrevo a proceder sin tener aprobación con cuyo fin lo pongo en su conocimiento.

(…) Dic. 16 de 1840

(Firmado: Miguel Bolandi)”19

Retroquelaciones de monedas coloniales en los primeros años de la Casa de Moneda de

Costa Rica (1831-1838)

En el año 1998 el Dr. Álvaro Montealegre escribió un interesante trabajo titulado “Nuestros

reales de a 8”, en el cual planteó el tema de las retroquelaciones de monedas coloniales y post-

coloniales americanas en Costa Rica para acuñar monedas de 8 reales del tipo de la Federación

Centroamericana, como una alternativa para obtener plata en vista de que no se contaba con

minas de dicho metal.20

Su investigación partió de la inquietud que le generó la diversidad de módulos que existe en las

monedas de Costa Rica de 8 reales, tipos E y F. El Dr. Montealegre estableció toda una

metodología de análisis comparativa para determinar el posible origen retoquelado de las

monedas en cuestión, el cual lo podemos resumir de la siguiente manera:

1. Estudiar las posibles huellas de los grabados de la moneda huésped que pudieron quedar

visibles en los reales de a 8.

2. Comparar los diámetros de los 8 reales de Costa Rica con los diámetros de monedas de la

misma denominación acuñadas en distintas cecas americanas, con lo cual establece una

tipología sobre esta base en relación con la ceca de procedencia de la moneda huésped.

19

ANCR, Hacienda No 17.717, f. 10, Año 1840

20

Montealegre Mata, Álvaro. Nuestros reales de a 8. En: Boletín Informativo de la Asociación Costarricense de

Numismática y Papel Moneda. N° 8, año 1998, pp. 1-4.

3. Análisis comparativo entre los pesos de las monedas extranjeras y sus equivalentes de Costa

Rica

Partiendo de este trabajo, procedimos a utilizar dicha metodología, ampliada con otros criterios y

análisis partiendo de la hipótesis de que Costa Rica no explotó yacimientos de plata en los en la

primera mitad del siglo XIX, por lo que para la acuñación de monedas de plata se recurrió a la

retroquelación de monedas coloniales de ese material acuñadas en América.

Principales características de las monedas de 8 reales fabricadas mediante retroquelación

1. Mantienen el cordón de tipo colonial, del tipo cadeneta o encadenado, conformado por

eslabones rectangulares y circulares. Este es característico de las monedas coloniales del

tipo Carlos IV y Fernando VII y la Casa de Moneda de Costa Rica sólo tenía maquinaria

para realizar el cordón de tipo estriado, por lo que no pudo realizar el de tipo encadenado.

2. Se pueden observar restos en el campo de la moneda base

3. Diámetros irregulares por las diferentes monedas base y por la expansión del cospel por la

retroquelación

4. Caras de las monedas, en la mayoría de los casos, desplazadas producto de las diferencias

de diámetro de las monedas base y de la falta de precisión de la reacuñación.

5. A la hora de tomar en cuenta el diámetro de las monedas de 8 reales para realizar una

comparación con los diámetros de monedas coloniales y determinar la posible moneda

huésped, se debe tener el cuidado de que en la retroquelación, por lo general se produce

una expansión de la moneda que variaría el diámetro de la misma.

6. Los pesos varían entre los 25 y los 27 gramos.

7. En el caso de la moneda de 8 R, BCCR-M-473, utilizada para el análisis, el diámetro

aproximado del troquel era de 37 mm. en su parte plana sin contar con la inclinación del

corte sobre la gráfila.

Restos de escudo de la época de Fernando VII

Metodología para la determinación del posible origen de la moneda huésped

La comparación de los diámetros

Como mencionábamos anteriormente, parte del método establecido por Montealegre para

determinar el origen de la moneda huésped, consiste en la comparación del diámetro. Al respecto

en el numismático citado determinó, después del análisis de varias monedas de 8 reales de 1831

que:

“Equivalente a los diámetros de nuestras monedas encontramos los siguientes

ejemplares: de 37.5mm se identificó FelipeV 1737 ceca de México; entre los módulos

de 39mm, ceca de Potosí Carlos III 1770, Carlos IIII 1799 y IV 1808, y Femando VII

1819 y 1822. Con el mismo modulo pero de la ceca de Lima, Carlos IIII 1800, de la

república del Perú 1806,1822 y 1829. De Nueva Guatemala, Femando VII 1821 y

todas de la República del Centro de América posterior a la independencia. Con

modulo de 40.5mm se identificaron de la ceca de Potosí, Carlos IV 1802 y 1804, y de

la ceca de la republica del Perú, 1826. Finalmente con modulos de 41 mm Carlos IV

1790 de la ceca de Potosí”.21

El estudio del cordoncillo y la gráfila

Como vemos, Montealegre estableció tipos de moneda base, coloniales, que van desde las

columnarias hasta las monedas de busto. Si bien este es un importante aporte, es necesario aclarar

que hasta ahora no hemos encontrado monedas que contengan cordoncillo del tipo columnario,

caracterizado por ser del tipo laureado, el cual se dejó de usar al introducirse el cordoncillo de

cadeneta, con eslabones rectangulares y circulares, a partir de las monedas de Carlos III en 1772,

año en el que, además, se incluye la efigie del rey en las monedas de plata. Por tanto habría que

buscar otra explicación para las monedas con diámetros de 37.5 mm. y descartar de los otros

diámetros todas las monedas del tipo columnario.

El introducir el cordoncillo como otro elemento de análisis viene a complementar esta

metodología y a servir como un elemento más para depurar las posibilidades de monedas base.

21

Ibid, p. 2.

Según nuestra hipótesis, el troquel utilizado para estas monedas fue hecho específicamente para

realizar la retroquelación, por lo que su diámetro es más pequeño que la moneda huésped, con la

finalidad de conservar la gráfila de las monedas base. La falta de precisión de las maquinarias

hizo que las caras de las monedas, en la mayoría de los casos, aparezcan desplazadas.

Las características de la gráfila en las monedas coloniales también tienen sus diferencias,

dependiendo de la ceca de origen de la moneda. Por ejemplo, la gráfila en algunas monedas de 8

reales de Fernando VII de México se adentra más en el campo de la moneda que en las similares

de Guatemala. Este elemento, si bien no es del todo concluyente, sí puede formar parte de los

criterios de estudio e identificación de monedas huésped.

También dependiendo del módulo de la moneda huésped, la retroquelación hará que la presencia

de la gráfila sea mayor o menor. Así por ejemplo, en tres monedas de 8 reales de la colección del

Banco Central de Costa Rica, podemos observar diferencias de módulo que produjo mayor o

menor presencia de la gráfila, por supuesto partiendo de la hipótesis de que el tamaño del troquel

federal tiene un único tamaño de aproximadamente 40 mm.

La comparación de los pesos

El otro elemento de comparación establecido por el investigador fue el peso. Al respecto señaló

en su trabajo:

“Los pesos comparativos entre estas monedas extranjeras y sus equivalentes de

Costa Rica en módulo, variaron entre 0.1 y 0.5 gms. (Felipe V 23.9gms CR 23.4gms.,

Femando VII 26.6gms., CR 26.5gms., REP. Perú 26.7gms., CR 27.0gms., Carlos IV

26.6gms., CR 26.4gms.)”22

Al respecto es necesario señalar que las variaciones de peso en las monedas coloniales y de los

primeros años posteriores a la independencia no son de extrañar, pues los límites de tolerancia de

los pesos de las monedas coloniales comparados con los actuales es mucho mayor. A esto hay

22

Ibid, p. 3.

que agregar la posibilidad de que algunas monedas usadas como base para las reacuñaciones

hubiesen perdido peso por el uso y desgaste anterior y posterior, aunque pesos que estén por

debajo de un gramo remitirá a tipos de monedas huésped específico y característicos de

acuñaciones provisionales post-independentistas.

El estudio de los vestigios de los grabados de la moneda huésped

Es evidente que hubo retroquelación de monedas, como lo indican el cordoncillo y los restos de

antiguos grabados, factibles de apreciar en las monedas de Costa Rica de 8 reales 1831, los cuales

no tiene un patrón establecido en cuanto a cuál parte del grabado de la moneda huésped es el que

es más factible de apreciar. Sin embargo, Montealegre hizo otro hallazgo importante:

“Muy interesante fue el identificar bajo magnificación de dos aumentos, en dos

piezas de a 8 reales, iniciales F y E, CR 1831 y con módulos de 39mm., tres

milimétricas triangulaciones por fuera del reborde que limita el sol naciente y el

primer volcán, y por debajo de la letra "U" en una y de la "P" en la otra, de

Republica”.

Imagen del artículo original de Nuestros reales de a 8.

“Revisando su posible origen en su retroquelación, buscamos su equivalencias en los

ejemplares estudiados y sospechamos que corresponde a la moneda de 8 reales de

Femando VII, no solo por su módulo, sino porque las triangulaciones descritas

corresponden con la primera, segunda y tercera puntas de la corona de laurel del

monarca. Tanto en la moneda de Femando VII como en la moneda del Estado de

Costa Rica, dichas puntas de las hojas de laurel y las triangulaciones se localizan a 5

mm. del borde extremo de la grafila”.23

Con este hallazgo procedimos a buscar dicha marca en la moneda que es base de este estudio

(BCCR-M-473), y la encontramos muy cerca de donde lo menciona el Dr. Montealegre

específicamente en el anverso cerca del sol, por debajo de la letra “B”, de la palabra

“REPUBLICA”.

El siguiente gráfico muestra los vestigios de la moneda huésped, en este caso del tipo de busto.

23

Ídem.

Como vemos, no sólo se localizan rastros de la corona de laurel de Fernando VII, en el anverso,

sino también restos de uno de los castillos del escudo del reverso. Este es apenas un trabajo

exploratorio para seguir estudiando el tema de las retroquelaciones, el cual puede abarcar desde

1831 hasta 1860.

Ampliación de la muestra

Referencia Detalle Peso grs. Módulo Fotografía

BCCR-M-470 8 reales,

plata, tipo

E, 1831

26.9 38.5

BCCR-M-471 8 reales,

plata, tipo F,

1831

27.1 38.8

BCCR-M-472 8 reales,

plata, tipo F,

1831

27.1 40.5

BCCR-M-473 8 reales,

plata, tipo F,

1831

25.7 40

En esta muestra se detectó cordón y gráfila del tipo colonial, aunque por las características de las

monedas tipo E, de escasa variación en peso, creemos que las retroquelaciones corresponden

especialmente a monedas F. Otras piezas, además, calzan con las características, en peso y

diámetro, de las monedas Insurgentes, que fueron habilitadas para circular en Costa Rica

mediante resellos, en 1822 y las cuales fueron retiradas en 1831 y probablemente retroqueladas.

Es importante aclarar que el estudio se hizo sólo con monedas de 8 reales federales, pero también

se han detectado monedas de plata de la década de 1850 retroqueladas. La retorquelación

pareciera no haberse dado con el oro, ya que se contaba con minas de este metal y las piezas

estudiadas no presentan rastros de reacuñación.