emilio rendón testimonio académicode amor y desamor con el tiempo durante esta época de...

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De amor y desamor con el tiempo Durante esta época de cuarentena global que nos obliga a estar recluidos, ya sea de manera voluntaria o en algunos casos de manera obligatoria, estamos siendo forzados a repensar en el Tiempo. La sociedad vertiginosa en la que vivimos nos obliga a dar prioridad a las cosas express y procuramos obtener resultados inmediatos a cualquier esfuerzo que realicemos. Pocos siguen apreciando aquellas cosas que se logran con horas, días, meses en incluso años de dedicación, esfuerzo y por qué no decirlo, de frustración. Hasta ahora la justificación era la falta de tiempo y el acelere generalizado del mundo en donde, si te detienes unos minutos a contemplar el paisaje, simplemente te rezagas. Pero como todo en la vida, nada es permanente, ni siquiera la aceleración, y bastó un pequeño virus (por que realmente es pequeño 100 nm de diámetro, aproximadamente una milésima de un cabello), para modificar diametralmente nuestro mundo entero y a su vez, nuestro concepto del Tiempo. De repente y prácticamente de la nada, estamos llenos de tiempo, tenemos tanto tiempo como nunca habíamos tenido y obviamente ante una situación tan inusitada como esta, no sabemos qué hacer con este exceso de tiempo (como perro en carnicería). 1 Al principio, la respuesta fue como ha venido siendo, una respuesta rápida y simplona, buscar formas fáciles de perder el tiempo (qué horrible expresión, “perder el tiempo”; debería desaparecer del vocabulario). Las formas fáciles de perder el tiempo fueron aquellas que dejaron descansar a nuestro cerebro particularmente de tantas noticias fatalistas y sensacionalistas, ver la televisión, streaming, redes sociales, video juegos, entre probablemente muchas otras. Sin embargo, el Tiempo no se acababa (que demonios, nunca 1 Con este exceso de tiempo imagino la expresión que tendría Michael Ende al enterarse que una manera eficiente de combatir a los hombres grises (terribles asesinos de nuestro tiempo, por así decirlo) era un pequeño coronavirus altamente infeccioso. A veces las soluciones creativas vienen de lugares inesperados. La pequeña Momo bien pudo haber sido una brillante biotecnóloga.

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  • De amor y desamor con el tiempo

    Durante esta época de cuarentena global que nos obliga a estar recluidos, ya sea de

    manera voluntaria o en algunos casos de manera obligatoria, estamos siendo forzados a

    repensar en el Tiempo.

    La sociedad vertiginosa en la que vivimos nos obliga a dar prioridad a las cosas

    express y procuramos obtener resultados inmediatos a cualquier esfuerzo que realicemos.

    Pocos siguen apreciando aquellas cosas que se logran con horas, días, meses en incluso

    años de dedicación, esfuerzo y por qué no decirlo, de frustración. Hasta ahora la justificación

    era la falta de tiempo y el acelere generalizado del mundo en donde, si te detienes unos

    minutos a contemplar el paisaje, simplemente te rezagas.

    Pero como todo en la vida, nada es permanente, ni siquiera la aceleración, y bastó un

    pequeño virus (por que realmente es pequeño ≈100 nm de diámetro, aproximadamente una

    milésima de un cabello), para modificar diametralmente nuestro mundo entero y a su vez,

    nuestro concepto del Tiempo. De repente y prácticamente de la nada, estamos llenos de

    tiempo, tenemos tanto tiempo como nunca habíamos tenido y obviamente ante una

    situación tan inusitada como esta, no sabemos qué hacer con este exceso de tiempo (como

    perro en carnicería).1

    Al principio, la respuesta fue como ha venido siendo, una respuesta rápida y

    simplona, buscar formas fáciles de perder el tiempo (qué horrible expresión, “perder el

    tiempo”; debería desaparecer del vocabulario). Las formas fáciles de perder el tiempo

    fueron aquellas que dejaron descansar a nuestro cerebro particularmente de tantas noticias

    fatalistas y sensacionalistas, ver la televisión, streaming, redes sociales, video juegos, entre

    probablemente muchas otras. Sin embargo, el Tiempo no se acababa (que demonios, nunca

    1 Con este exceso de tiempo imagino la expresión que tendría Michael Ende al enterarse que una manera

    eficiente de combatir a los hombres grises (terribles asesinos de nuestro tiempo, por así decirlo) era un pequeño coronavirus altamente infeccioso. A veces las soluciones creativas vienen de lugares inesperados. La pequeña Momo bien pudo haber sido una brillante biotecnóloga.

  • pensé que duraría tanto el Tiempo). Después vinieron algunos pasatiempos que al menos

    nos demandaron un poco de creatividad, por ejemplo, cientos de videos graciosos y

    algunos muy creativos empezaron a circular por la red. Pero, pese a ser pasatiempos que

    reavivaron nuestra creatividad, continúan siendo cosas sin un significado importante y,

    ademas, el Tiempo seguía ahí, como si fuera la peor plaga que tendríamos jamás que

    combatir, incluso peor que el propio virus que nos recluyó.

    Sin embargo, algo que deberíamos hacer, es dejar de ver el Tiempo como nuestro

    enemigo —el Tiempo no es bueno ni malo, podemos pensarlo como un ente de paso

    sereno e implacable, sin odios pero también sin remordimiento— y volver a las bases que

    sustentaban nuestra el desarrollo de una habilidad, darle su merecido tiempo.

    Si pensamos por un momento en personas que admiramos o bien, una obra que admiramos

    (y consecuentemente a su autor), podremos fácilmente reconocer en ellos la inmensa

    cantidad de tiempo que les llevó para estar ahí. El parasitólogo que conoce todas las partes

    del cuerpo de la pulga, el científico detrás de la vacuna, el deportista de alto rendimiento, la

    pintura, la canción, un deliciosa barbacoa, la artesanía y el libro que te evoca los más

    profundos sentimientos, todo se llevó un considerable tiempo. Esto fácilmente nos puede

    conducir a la premisa siguiente: si es fácil y rápido de lograr, cualquiera lo puede hacer, sin

    embargo, si no es fácil y requiere de mucho tiempo y dedicación probablemente será algo

    que vale la pena, algo único, algo que no cualquiera puede lograr.

    Debemos recordar que no hace mucho, dedicamos una cantidad considerable de

    tiempo para aprender a hablar, aprender a caminar, aprender a andar en bici, todos estos

    sin duda habilidades fundamentales, y nadie podrá negar que valió la pena el Tiempo

    invertido. Volvamos desarrollo pausado de una habilidad o aprendizaje, volvamos a un

    trabajo realizado con calma, esforzándonos por hacerlo bien, sin prisas, esperando que el

    resultado nos haga sentir bien, o por qué no, orgullosos de nosotros mismos, que el

  • resultado sea algo que no se consigue fácilmente y lo haga único.2 Ya no tenemos pretexto,

    el Tiempo esta ahí, disponible para que lo ocupemos en lo que mejor nos plazca.

    Creo que el principal reto para confrontar este exceso de tiempo será reinventarnos,

    desprogramarnos y volvernos a programar (desinstalar e instalar nuevamente nuestro

    software). Romper con la tendencia de las cosas express y empezar a pensar a largo plazo,

    sin prisas, dando su “debido tiempo” a un proyecto, hacerlo poco a poco.

    Definitivamente no es una empresa sencilla, romper con los años y en el caso de los

    más jóvenes, con toda una vida, de un ritmo acelerado y con una economía apretada de

    tiempo. Pero en este punto de nuestra historia donde definitivamente nuestra sociedad se

    tiene que redefinir, es el momento ideal para redefinirnos como individuos y generar este

    cambio desde la base. Retomar la época de las cosas bien hechas, las cosas que duraban un

    vida o inclusive para siempre. Basta recordar cuantas cosas bien hechas surgieron del exceso

    de tiempo causado por un enclaustramiento, como Newton y su teoría de la gravitación,

    Mary Shelly y su concepción del moderno Prometeo, Edvard Munch y su auto retrato, entre

    muchos otros.

    Pero no nos quedemos ahí; revalorar el Tiempo y las cosas que se llevan su tiempo,

    tiene que reinstaurarse como parte de nuestra vida cotidiana. Aun sin cuarentena, y con

    economías del tiempo apretadas, tenemos que obligarnos a otorgar el Tiempo necesario a

    las cosas que nos importan. Así que, utilicemos esta cuarentena (y el Tiempo que nos regala)

    como nuestra terapia de pareja con nuestro amigo el Tiempo y tratemos de utilizarlo de

    manera sensata y enfocada, haciendo nuevamente de el Tiempo nuestro aliado para

    conseguir cosas únicas, cosas que valgan la pena.

    No veamos a el Tiempo como un enemigo “el imperio del tiempo”, y abracemos el

    “lado obscuro” de las cosas que se toman su tiempo…

    2 Quiero hacer notar que la suma de las cosas únicas da como resultado una sociedad ampliamente diversa y

    la biología, tal vez mas concretamente la ecología, nos ha demostrado que los ecosistemas más diversos usualmente son los más resilentes, es decir, resistentes, por esto en pro de una sociedad más resilente, hagamos muchas cosas únicas.

  • Aquí concluye este texto para que se tomen un tiempo para pensar en él y, si así lo

    deciden, designar su próximo proyecto, que se llevará su tiempo.3

    Emilio Rendón Franco

    Testimonio

    Académico

    Depto. de Producción Agrícola y Animal

    3 Quiero puntualizar que no todos están con este superávit de tiempo. Para todos aquellos que están

    trabajando sin descanso, para mantener a la humanidad a flote, dígase, agricultores, servicios de salud (incluyendo el poco mencionado servicio de diagnóstico), el personal de limpieza (nuestros apreciables barrenderos), entre muchos otros que probablemente están dando todo su esfuerzo, mi más sincera admiración y respeto.