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Emilio o la Educación

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Emilio o la Educación

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Introducción • Este trabajo consiste en los conceptos e ideas más importantes

acerca del ser humano, de la obra literaria de Emilio o La Educación escrita y publicada en 1,762 por Jean-Jacques Rousseau y una breve descripción de lo que trata su obra.

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Emilio o De la educación

• Escrita y publicada en 1762, Emilio o De la educación es quizá la obra más conocida de Jean-Jacques Rousseau. Fiel a su principio de que el hombre nace bueno y sus vicios sólo son imputables a un estado social mal organizado y a una educación fundamentalmente falsa, Rousseau quiso establecer en este libro los principios de una educación natural; y, siguiendo la moda de su tiempo, lo hizo revistiendo su tratado con las formas de una especie de "novela pedagógica".

• Huérfano y de familia rica, Emilio crece lejos de las convenciones urbanas, sin más guía que su voluntad y las leyes de la naturaleza; más en contacto con las cosas que con los libros, se halla al margen de la esclavitud de la tradición, y, tomando ejemplo en la historia de Robinson Crusoe, aprende un oficio, hasta que advierte que espontáneamente surgen en él los sentimientos morales, sociales y religiosos. Habiendo conocido, gracias a un ardid de su maestro, a Sofía, la muchacha que ha sido educada en el campo con la única finalidad de hacer feliz a un hombre y de dedicarse a los íntimos goces de la familia, Emilio se enamora de ella.

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• Obligado por su maestro a sofocar durante algún tiempo sus sentimientos, durante dos años Emilio conoce, a través de diversos viajes, a distintos hombres, pueblos y países. Sólo entonces, luego de haber adquirido esa experiencia, puede formar una familia con la compañera que le ha sido predestinada. Emilio posee, en la intención del autor, una personalidad propia y un carácter nacional; pero en realidad, excepto en unas pocas páginas, no es más que una figura abstracta, subordinada al principio que debía encarnar. Por ello la historia de Emilio puede despojarse fácilmente de los pocos elementos fantásticos y ser reducida a un sistema educativo propiamente dicho.

• "Educación natural" es, según Rousseau, no la basada sobre las formas de la sociedad o sobre las tradiciones de la escuela, sino sobre el conocimiento de la verdadera naturaleza del hombre y, por tanto, sobre una rigurosa investigación acerca de la naturaleza del niño. Este último punto de vista pedagógico, de gran importancia, fue también proclamado modernamente por Locke, en quien Rousseau reconoce, puede decirse, a su único precursor.

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• Según Rousseau los instintos naturales, las primeras impresiones y los sentimientos y los juicios sencillos y espontáneos que nacen en el hombre en contacto con la naturaleza son la mejor guía de cómo se debe comportar, y la enseñanza más preciosa. De ello se deduce que es preciso respetar y promover el desarrollo de tales fenómenos instintivos en el niño, en lugar de reprimirlos con una educación mal entendida.

• Surge así el concepto de la "educación negativa", y la polémica contra la "educación positiva" de sus tiempos, la cual, según el autor, "tiende a formar prematuramente la inteligencia y a instruir al niño en los deberes del hombre maduro". Rousseau, en cambio, quiere "perfeccionar los órganos del saber antes de suministrarlo directamente, preparar el camino de la razón con un buen ejercicio de los sentidos... La educación negativa no da la virtud, pero protege del vicio; no inculca la verdad, pero preserva del error. Dispone al niño a tomar el camino que le llevará a la verdad, cuando esté en situación de comprenderla, y al bien, cuando haya adquirido la facultad de conocerle y amarle".

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• A estas afirmaciones de principio sigue la descripción de un ciclo educativo completo, que aparece dividido en cuatro períodos. Tales etapas corresponden al desarrollo del cuerpo, de los sentidos, del cerebro y del corazón. El primer período, de uno a cinco años, de pura vida física, tiende a fortificar el cuerpo sin la menor constricción, evitando forzar, en cambio, el desarrollo intelectual y moral del niño ("es una gran desventaja para él poseer más palabras que ideas y saber decir más cosas de las que puede pensar").

• El segundo período, de los cinco a los diez años, es aquél en que el niño adquiere la experiencia del mundo externo. Viviendo siempre en el campo, en directo contacto con la naturaleza, se habitúa por sí solo a educar los sentidos y los órganos, a servirse de ellos para satisfacer sus deseos; se acostumbra a sacar conclusiones justas de las experiencias propias y ejercita así con la mayor rectitud la propia razón, descubriendo por sí solo los principios de todo el saber. Aprender a leer es algo secundario comparado a todo esto: un niño acostumbrado a interesarse por todo llegará a ello por sí mismo. El educador es sólo un guía. Los castigos por las equivocaciones, y por tanto el concepto de lo que no se debe hacer, tienen que nacer de la experiencia directa.

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• Así, al llegar al tercer período, el de la educación intelectual, el niño se ha convertido en un sagaz observador, en un ser lleno de vida capacitado para extraer sus propias conclusiones y aprender por sí solo; puede parecer ignorante, pero su natural viveza, favorecida y guiada, le permitirá instruirse con rapidez. También entonces precisa pocos libros (muy recomendado es el Robinson Crusoe) y mucha práctica. El ardor de saber es natural en él y ha de tratar de satisfacerlo, no de hacer un buen papel con un cúmulo de nociones mecánicamente adquiridas. Al estudio de las ciencias naturales, que incluyen la geografía y las matemáticas, ha de acompañarse la enseñanza de un oficio manual (Rousseau sugiere el arte del ebanista).

• Se llega luego al cuarto período, de los quince a los veinte años: "en este punto (a los quince años) acaba el curso ordinario de la educación: pero en un sentido estricto es aquí cuando debería empezar... Mientras el hombre sólo conoce la propia existencia física, debería estudiar únicamente las propias relaciones con las cosas. Cuando empieza a darse cuenta de su propia existencia moral, entonces debería investigar sus relaciones con la humanidad: ésta es, de hecho, la verdadera ocupación de toda su vida, a partir del período al que acabamos de llegar".

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• Dicha educación será, pues, preferentemente moral y religiosa. El sentido religioso de la vida se desarrolla naturalmente en el jovencito con la observación de la naturaleza: es célebre el episodio en que Emilio se arrodilla ante el sol, sintiendo surgir en su interior una espontánea actitud de adoración por el Creador. Entre tanto, el sano conocimiento de sí mismo le ha dispuesto a conocer a sus semejantes, y el amor hacia sí se ha convertido en amor al prójimo.

• En este punto no es siempre posible ni aconsejable aprender a evitar el mal experimentando directamente sus consecuencias; entonces, "cuando la experiencia es peligrosa, en lugar de pasarla, podemos sacar la lección de la Historia" (es decir, de la experiencia ajena). Según la original y heterodoxa teoría de Rousseau, las ideas religiosas (pocas, sencillas y basadas en el sentimiento) deben ser dadas a conocer al educando no antes de los dieciocho años: "Si tiene noticia de ellas demasiado pronto, corre el peligro de no conocerlas nunca bien", es decir, de que queden para él como puras abstracciones.

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Conclusión

• Para Rousseau “EL EMILIO “es un tratado sobre la bondad original del hombre, en el pasaje inicial de “EL EMILIO “dice que todo lo que procede del autor de las cosas es bueno, pero todo se degenera en las manos del hombre. En relación al hombre, Rousseau tiene como máxima; los primeros movimientos de la naturaleza son siempre rectos, no existe ninguna perversidad original en el corazón humano. Nacemos como seres dotados de sensibilidad y por eso establecemos relaciones con los objetos externos, las cuales están sometidas a un proceso de maduración, estas disposiciones espontaneas, antes de ser alteradas por las costumbres y opiniones humanas, constituyen lo que Rousseau llama “naturaleza”

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• La naturaleza es buena, el mal procede de la acción que el hombre ejerce contra ella; para Rousseau, el ideal de la educación natural - todo lo que no poseemos por nacimiento y de lo cual tendremos necesidad cuando seamos mayores nos lo proporciona la educación. Esta nos viene o de la naturaleza, o de los hombres, o de las cosas. Como la naturaleza es buena y origen de todo bien, el ideal educativo consiste en tomar su desarrollo inmanente como supremo criterio pedagógico, adecuando a él la educación.

• La audacia del libro de Rousseau no puede ser medida plenamente hoy día, cuando varias de sus ideas han penetrado ya en la misma práctica de la educación y sus principios son seguidos con frecuencia. Con Rousseau adquiere importancia el estudio sistemático del alma del niño y la introducción en la educación de los principios del método experimental. Muchos educadores posteriores (entre ellos Pestalozzi, Herbart y Froebel) se inspiraron en Rousseau, en ocasiones polemizando contra él. Su forma apasionada, elocuente y personal es una manifestación de la vitalidad de la obra.

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Ideas y conceptos sobre el ser humano

• La misma planta obedece la inclinación a la que fue obligada, más la savia no cambia su primitiva dirección, y si continúa la vegetación, la planta vuelve a su crecimiento vertical. Esto mismo sucede con las inclinaciones de los seres humanos.

• El ser humano no es un ser inmóvil como el árbol, y el hombre que sale de un punto extremo para trasladarse al otro tiene que doblar el camino del que ha salido para alcanzar el mismo lugar que el primero.

• No discuto que la medicina no sea útil a algunos hombres, pero digo que es funesta para el género humano.

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• Por poco que se haya reflexionado sobre el orden y el progreso de nuestros conocimientos, no se podrá negar que con escasa diferencia sea éste el primitivo estado de ignorancia y estupidez natural del ser humano.

• Hombres, sed humanos; es vuestro primer deber; sedlo en todos los estados, en todas las edades y por todo lo que no le es extraño al hombre.

• Pongamos por máxima incontestable que los primeros movimientos de la naturaleza son siempre rectos; no hay perversidad original en el corazón humano; no se halla en él un solo vicio que no se pueda averiguar cómo y por dónde se introdujo.

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• Procurad ser justos, humanos y benéficos; no hagáis solamente limosnas, sino también caridad, pues mejor alivian las obras de misericordia que el dinero.

• Yo tengo por imposible que en el seno de la sociedad pueda llegar un niño a los doce años sin que se le den algunas ideas de las relaciones que existen de hombre a hombre y de la moralidad de los actos humanos

• el entendimiento humano viene por los sentidos, la primera razón del hombre es una razón sensitiva, la cual sirve de base a la razón intelectual.

• el primer principio de la curiosidad, principio natural del corazón humano, pero que se desarrolla únicamente en proporción de nuestras pasiones y nuestras luces.

• La tierra es la isla del género humano, y el objeto que nos impresiona más es el sol. Tan pronto como comenzamos a desviarnos de nosotros, sobre la tierra y el sol deben versar nuestras primeras observaciones. Por eso la filosofía de casi todos los pueblos salvajes se basa en divisiones imaginarias de la tierra y en la divinidad del sol.

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• No conoce otro ser humano que a sí mismo, y está todavía muy lejos de conocerse, pero si forma pocos juicios acerca de su persona, por lo menos son exactos.

• Qué cosa más triste que un rico que ha empobrecido y, acordándose del desprecio en que se tiene a la pobreza, siente que se ha convertido en el último de los humanos.

• El modo de formar las ideas es lo que caracteriza el entendimiento humano• Es verdad que no siendo posible vivir siempre de una forma solitaria, con

dificultad vivirán siempre buenos, y por necesidad crecerá esta dificultad al aumentarse sus relaciones, y particularmente en esto los riesgos de la sociedad hacen que nos sean más indispensables la diligencia y el arte para librar al corazón humano de la depravación que nace de sus nuevas necesidades.

• Los ojos se animan y recorren los demás seres; el joven empieza a interesarse por los que tiene cerca y a sentir que no fue formado para vivir solo; de esta forma se abre el corazón a los afectos humanos y se hace capaz de sentir cariño.

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• Siempre he visto que los jóvenes estragados desde su temprana edad, y abandonados a las mujeres y a la vida disoluta, eran inhumanos y crueles, impacientes, vengativos y furiosos dada la fogosidad de su temperamento; llena su imaginación de un solo objeto, se negaba a todo lo demás; no conocían compasión ni misericordia y para el más trivial de sus deleites habrían sacrificado padre, madre y el universo entero.

• La debilidad del hombre es lo que hace que sea sociable; nuestras comunes miserias son las que excitan nuestros corazones al ser humanos, y nada le deberíamos si no fuéramos hombres.

• la piedad, primer sentimiento relativo que mueve al corazón humano, según el orden de la naturaleza. Para volverse piadoso y sensible, es necesario que el niño sepa que hay seres semejantes a él, que sufren lo que ha sufrido, que sientan los dolores que ha sentido, y otros de los que debe tener idea de que también puede sentirlos.

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• No es propiedad del corazón humano ocupar la plaza de los que son más felices que nosotros, pero sí en el de los que merecen ser compadecidos.

• De aquí se deduce que para inclinar a un joven a que sea humano, en vez de hacer que contemple admirado el brillante destino de los demás, hay que hacérselo ver bajo su aspecto triste, y de este modo hacérselo temer.

• Lo que compone el linaje humano es el pueblo; lo que no es pueblo es tan poco que ni vale la pena tenerlo en cuenta.

• La ingratitud no se alberga en el corazón humano, pero el interés sí.

• Ninguna cosa puede tanto con el corazón humano como la voz de la amistad, puesto que sabemos que siempre nos habla por nuestro interés.

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• La mujer, que es débil y nada ve fuera de sí misma, valora y juzga los móviles que para suplir su debilidad puede poner en acción, y las pasiones del hombre son estos móviles. Su mecánica es más fuerte que la nuestra, pues todas sus palancas tienden a remover el corazón humano.

• La mujer tiene más agudeza y el hombre más ingenio; la mujer observa y el hombre discurre, y de este concierto resultan la más clara luz y la ciencia más completa que pueda adquirir el entendimiento humano en las cosas morales.

• A la vez que aumentan las dificultades para las observaciones, se ejecutan de una forma peor y con mayor negligencia, y es otra de las razones que justifican el poco fruto de nuestras investigaciones en la historia del género humano.