elprimermilitarismoperú(1827-1845)

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Humberto A. Rodríguez Sequeiros Lima 2013

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Humberto A. Rodríguez Sequeiros

Lima 2013

Luego de la partida de Bolívar, el general Andrés de Santa Cruz aceptó pacíficamente el golpe de Estado nacionalista. Este acontecimiento inauguró una nueva era en la historia del peruana: la era de los caudillos nacionales: pero los caudillos no nacieron con este golpe sino con las guerras de independencia, que habían transformado drásticamente el panorama social y político.

Dichas guerras crearon las condiciones para que surgiera el caudillismo como sistema político, que es usualmente definido como un sistema en la voluntad del líder, quien accede al poder usando la fuerza.

John Lynch señala que las guerras emancipadoras nutrieron al caudillo como una nueva figura política.

En el siglo XIX hubo dos grandes períodos militaristas: el primero tuvo su origen en las

guerras de la independencia y el segundo en la Guerra del Pacífico (1879-1884). La primera oleada militarista comenzó tras la partida de Bolívar y se extendió hasta la elección de Manuel Pardo, en 1871.

Esta primera oleada estuvo compuesta a su vez por tres períodos: 1827 a 1841-1845; 1845-1862 (desde la elección de Ramón Castilla hasta el término de su primer mandato, en 1862) ; y 1862-1872, hasta la subida al poder del civilismo. (Aljovín, 2000:39)

Los años transcurridos entre 1827 y 1845 estuvieron marcados por la pobreza fiscal, por la invención de los héroes de la independencia y por el diseño de una nación territorial. Su historia es extremadamente compleja. De 1821 a 1845 hubo diez congresos, siete constituciones, cincuentaitrés gobiernos, tres guerras internacionales (contra la Gran Colombia, Chile y Bolivia) e innumerables rebeliones y revoluciones.

Peor aún en muchas ocasiones varios lideres sostuvieron representara la nación y a la ley al mismo tiempo

A pesar de las dificultades que hay para señalar este período, es mejor darlo por concluido con el inicio del primer gobierno de Castilla, especialmente para marcar el comienzo dela era del guano..

Además, la cuestión nacional quedó resuelta al reconocerse que el Perú y Bolivia eran entidades diferentes

Basadre describe el lapso que media entre 1827 y la década de 1840 como un período de “afirmación nacional”, ya que durante el mismo las fronteras nacionales (tanto las norteñas como las del sur) quedaron demarcados por tratados internacionales. Es así que el Perú dejo de reclamar Guayaquil y, de otro lado, la unificación del Perú y el Alto Perú perdió su momento histórico.

Las fronteras nacionales eran cruciales para definir no sólo el territorio patrio, sino la identidad nacional de sus ciudadanos. (Aljovín 2000: 40)

A diferencia de lo que sucedería en el siglo XX, el poder político en el Perú de aquel entonces se hallaba bastante descentralizado, no teniendo Lima el fuerte control de las provincias que habría de tener más adelante. Esto implicaba cierta autonomía política para las elites provinciales, así como para los prefectos departamentales, lo que creó espacios para la oposición.

Esta descentralización se debió en parte a una crisis de legitimidad y a la necesidad de conformar ejércitos en los departamentos. Como consecuencia de la naturaleza incierta de las fronteras nacionales, las elites provinciales o más exactamente, algunas facciones dentro de estas elites, soñaban con una configuración política diferente.

Los caudillos usaron su prestigio militar para alcanzar posiciones públicas. La mitología de los grandes héroes de la independencia creó una aura mágica en torno a un aristocracia guerrera y a los padres fundadores de la patria. Esto constituyó el capital simbólico de varios de los generales.

Muchas revoluciones pretendieron representar el interés de los oficiales y soldados que combatieron en las guerras de independencia y que habían sido olvidados.

En suma, al igual que los conquistadores del siglo XVI, los oficiales de estas guerras se vieron a sí mismos como poseedores de derechos especiales.

La generación de Ayacucho comenzó a desaparecer en los años treinta, especialmente después de las guerras de la confederación. Gamarra y Santa Cruz ya no estuvieron presentes en la década de 1840, habían muerto.

Aparecieron nuevos grupos políticos, encabezados por Ramón Castilla. A pesar de que Castilla y su rival Vivanco, y otros lideres (como Rufino Echenique y Miguel San Román) participaron

en las guerras de independencia, no tuvieron la prominente posición militar de La Mar, Gamarra o Santa Cruz. En contraste los caudillos de la década de los cuarenta o cincuenta crearon para sí imágenes de grandes patriotas alrededor de sus actuaciones en la guerra contra la Confederación u otras guerras.

El Estado funcionó como una organización centralizada en la cual un cambio de gobierno significaba una revolución en el aparato estatal a todo nivel. Sin embargo, se trataba de un Estado débil que operaba bajo las limitaciones impuestas por la crisis financiera y por los constantes déficits de recaudación de impuestos y en la decisión de gastos.

Por cierto cada departamento tenía considerable autonomía en la recaudación de impuestos y en la decisión de gastos, lo cual habría de desaparecer entre 1839 y 1845.

Año Administración Golpista Nueva Administración

1823 La Mar, Alvarado y Salazar Baquijano

Riva Agüero y Santa Cruz

Riva-Aguero

1827 Santa Cruz Vidaurre y Mariátegui Santa Cruz

1829 La Mar Gamarra, Gutiérrez de la Fuente y Santa Cruz

Gamarra

1834 Orbegoso Bermúdez y Gamarra Bermúdez

1835 Orbegoso Salaverry Salverry

1839 Santa Cruz Gamarra, La Fuente, Torrico y otros

Gamarra

1841 Menéndez Torrico, Vidal y La Fuente

Vidal

1843 Vidal Vivanco Vivanco

1844 Vivanco Nieto y Castilla Menéndez

Manipulando hábilmente el personalismo y el clientelaje hispano, estos caudillos movilizaron seguidores y extendieron la generosidad del tesoro y los nombramientos estatales de cargos como recompensa de lealtad. Igualmente, establecieron alianzas con diversas elites terratenientes y comunidades indígenas, usando la fuerza o amenazando

con hacerlo para derrotar a sus rivales, y negociando el respaldo de la sociedad civil para obtener el poder al nivel local, regional y nacional. El resultado de esta situación fue que la temprana sociedad republicana andina constantemente quebrada y desestabilizada, en un contexto de descontrolados conflictos de clase y regionales, y la inexorable

rivalidad entre los oficiales y la elite. Repleto de diversas elecciones, anulaciones, conjuras, conspiraciones, golpes y rebeliones, el Perú experimentó no menos de veinticuatro cambios de gobierno – en promedio uno por año- entre 1821 y 1845, y la constitución fue rescrita un total de seis veces. (Klarén, 2004: 178)

Si bien parecería que las décadas posteriores a la independencia fueron completamente caóticas y que los caudillos andinos desarrollaron una carrera personalista aparentemente sin sentido por el botín y el poder, lo cierto es que ellos promovieron programas identificables y representaron bloques regionales o sociales discernibles.

Dicho de otra forma “detrás del caos y las luchas descaradas por el poder yacían desacuerdos importantes sobre la relación entre Estado y sociedad” (Walker 1999:158) .

De este modo, los caudillos andinos por lo general también se inclinaban por uno u otro lado de la línea divisoria entre liberales y conservadores, que caracterizó la política

latinoamericano en el siglo XIX, aunque ello no les impidió cambiar de bando de manera oportunista, esconder las posiciones o ignorar la constitución con el propósito de alcanzar ventajas personales, algo que generalmente hicieron. (Klarén 2004: 178-179)

Conservadores Liberales

Políticas comerciales proteccionistas

Comercio libre

Mantenimiento de la configuración corporativa de la sociedad.

Restricción de los derechos corporativos.

Anti-extranjeros

Criticaban la inclinación liberal a la importación de ideas e ideologías extranjeras.

Apoyaban a la Iglesia. Anticlericales

Estado fuerte Estados menos centralizado y un Estado federal. Recorte de los poderes del ejecutivo.

Aljovín de Losada, Cristóbal Caudillos y Constituciones: Perú 1821 y 1845. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú- Instituto Riva Agüero-Fondo de Cultura Económica, 2000.

Klarén, Peter Nación y sociedad en la historia del Perú. Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2004.