elpoemaseminal 137-138
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n137-138 [oct-nov09]
elpoemaseminal 95 años de nicanor parra/
rafael cadenas, premio fil
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www.nicanorparra.uchile.cl
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Hoy [7 de septiembre] cumple 95 años el creador de la
antipoesía, Nicanor Parra. Hijo de Rosa Clara Sandoval
Navarrete, crece en un ambiente artístico. Desde pequeño
alternó su residencia entre Santiago, Lautaro, Ancud y Chillán.
En 1927, ingresó en el Liceo de Hombres de Chillán,
donde cursó hasta el Quinto Año de Humanidades. En 1932,
huyó de casa rumbo a Santiago, donde cursó el último año de
educación secundaria en el Internado Nacional Barros Arana,
gracias a una beca de la Liga de Estudiantes Pobres. Ahí conoció
a Jorge Millas, Luis Oyarzún y Carlos Pedraza, con los cuales
tuvo gran afinidad artística. El año 1933, el poeta ingresó al
Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile con el fin de
estudiar Matemáticas y Física. También tomó Ingeniería,
Derecho e Inglés, pero pronto los abandonó. Financió sus
estudios desempeñándose como inspector del INBA y fue allí
cuando en 1935 publicó su primer anticuento llamado "Gato en
el camino" en la Revista Nueva (publicación que fundó junto a
Millas y Pedraza). El relato circuló entre los inspectores, profesores y alumnos del Internado.
Regresó del Instituto Pedagógico en 1937, para desempeñarse como profesor de matemáticas y
física en el Liceo de Hombres de Chillán. El mismo año publica Cancionero sin nombre, su primer libro de
versos, donde dejó entrever huellas de la poesía de García Lorca. En 1938 es galardonado con el Premio
Municipal de Santiago por su contribución a la física y la matemática.
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En 1943 viaja a Estados Unidos a estudiar mecánica avanzada al medio en la Brown University,
mediante una beca del Institute of International Education. Regresa en 1946 incorporándose a la
Universidad de Chile como profesor titular de Mecánica Racional. En 1948 es nombrado Director Interino
de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile. En 1949 parte a Inglaterra gracias a la beca del
Consejo Británico con la intención de estudiar cosmología en Oxford. Su paso por los Estados Unidos e
Inglaterra, particularmente la inmersión en la vida cotidiana de dos sociedades desarrolladas, y su
oposición a la poesía tradicional de Pablo Neruda, son fundamentales en la gestación de sus antipoemas.
Vuelve a Chile en 1951, casado con Inga Palmén, de nacionalidad sueca. En los Anales de la
Universidad de Chile aparece una selección de sus antipoemas. Luego, en 1952 realiza nuevos avances en la
poesía no tradicional, montando junto a Enrique Lihn, Alejandro Jodorowsky y otros, la poesía-mural
quebrantahuesos, hecha con recortes de diarios.
En 1954 aparece su segundo libro: Poemas y antipoemas. El sistema antipoético incluye entre sus
elementos un personaje anti-heroico, humor, ironía, sarcasmo y un verso cuyo léxico y sintaxis no
obedecen al modelo literario clásico, sino al lenguaje cotidiano. En su país, este nuevo estilo de poesía fue
apoyado públicamente por el crítico literario Ignacio Valente, quien ha resultado ser uno de sus máximos
divulgadores.
En 1959 es invitado al congreso mundial de la paz en Pekín, China; para alcanzar la capital, viaja
primero a Estocolmo, Suecia, debido a que los viajes a los países del socialismo real, en esa época de la
Guerra Fría, eran exhaustivamente controlados por los organismos de seguridad occidentales. Visita a
Artur Lundkvist, entonces Secretario Permanente de la Academia Sueca, y en casa de éste conoce a la
escritora, Sun Axelsson, con quien se unirá sentimentalmente y que motivará, luego, el viaje de ella a Chile.
En 1969 recibe el Premio Nacional de Literatura por todo su trabajo literario y por el impacto que
generó su libro Obra Gruesa, que publica ese mismo año. En 1991, se le otorga en México el premio Juan
Rulfo. También ese año es nombrado Doctor Honoris Causa en la Universidad de Brown, grado que le
conferirían luego también las universidades de Concepción en 1996, y del Biobío en 2000.
En 2000, recibe el Honorary Fellow de la Universidad de Oxford. El año 2001 recibe el Premio Reina
Sofía de Poesía Iberoamericana, además del Premio Bicentenario de la Corporación Cultural de Chile y
Universidad de Chile. Tras una mediática exposición en el Centro Cultural Palacio de La Moneda, donde
ahorcó a todos los ex-presidentes, que causó gran impacto, en octubre de 2006 presenta su nuevo libro
Obras completas y algo más, que llegó a ser el más vendido en la feria del libro 2006.
El Amaule, Chile, 7 de septiembre de 2009
www.elamaule.cl/admin/render/noticia/22797
NNNIIICCCAAANNNOOORRR PPPAAARRRRRRAAA CCCUUUMMMPPPLLLEEE 999555 AAAÑÑÑOOOSSS EEENNNCCCLLLAAAUUUSSSTTTRRRAAADDDOOO PPPEEERRROOO VVVIIITTTAAALLL,,, CCCRRREEEAAATTTIIIVVVOOO YYY VVVIIIGGGEEENNNTTTEEE Santiago de Chile. Enclaustrado en su casa de Las Cruces (región chilena de Valparaíso), pero envuelto por
la creatividad profana e irreverente que cruza toda su obra, Nicanor Parra cumple hoy 95 años,
convertido, según el crítico Harold Bloom, en uno de los mejores poetas de Occidente. Un calificativo que
tomará forma en marzo del próximo año, cuando el creador de la antipoesía será homenajeado en el V
Congreso Internacional de la Lengua Española que se celebrará en el puerto de Valparaíso.
También, mientras conduce su viejo escarabajo Volkswagen por las calles de Las Cruces y la vecina
Isla Negra, donde afina los últimos detalles de su "Anti Museo", da los últimos retoques a dos nuevos
libros. Se trata de Cacha la hueá y El marica de Shakespeare, títulos muy en la línea de los artefactos,
verdaderos misiles poéticos que ha diseminado desde hace 40 años o más ("Si los maricones volaran/ no
se vería la luz del sol"; "Yanquis sí, Cuba también"). También contradictorios con su admiración por
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Shakespeare, aunque en rigor se declara más bien "hamletiano" y trabaja
en una traducción de esa tragedia, que seguirá a Lear, rey & mendigo, que
ha merecido el aplauso unánime de la crítica.
El hermano mayor de la folclorista Violeta Parra, que huye de las
entrevistas ("me tergiversan todo"), pero recibe a estudiantes, admiradores
y especialistas, espera además la publicación del segundo tomo de sus
Obras completas & algo más (Galaxia Gutenberg), anunciado para el primer
semestre del 2010. Para entonces también debería tomar forma el proyecto
de la editora española Carmen Balcells que, cautivada por Parra, a quien
afilió como uno de sus representados, se propuso "dar a conocer en todo el
mundo su obra, para vuestro bicentenario", comenzando por una antología
a comienzos del 2010.
Nacido el 5 se septiembre de 1914 en San Fabián de Allico y el mayor
de nueve hermanos artistas, Nicanor Parra llegó en 1932 a Santiago,
estudió Física en el Instituto Pedagógico y después en Estados Unidos e Inglaterra, adonde llegó a cursar
un doctorado en Cosmología en Oxford, donde en cambio estudió Literatura. El año 2000, la Universidad
de Oxford distinguió con el "Honorary Fellow" a este chileno, admirado por Bob Dylan, Alan Ginsberg y
Roberto Bolaño, que en 1954 revolucionó la poesía con la publicación de Poemas y antipoemas", donde
proclamó que "durante 50 años la poesía han sido el paraíso del tonto solemne".
Preguntado tras su éxito si buscaba ser el mejor poeta de Chile, respondió que "no, me conformo con
ser el mejor poeta de Isla Negra", en alusión a Pablo Neruda que en ese entonces ya vivía en esa localidad
de la costa central de Chile. También se refirió a Neruda y a otros grandes poetas chilenos cuando
proclamó: "No a la poesía de pequeño Dios (por Vicente Huidobro). No a la poesía de toro furioso (por
Pablo de Rokha). No a la poesía de vaca sagrada (por Neruda)".
En 1969 ganó el Premio Nacional de Literatura y publicó Obra gruesa", después la izquierda rompió
con él por tomar té en la Casa Blanca con la esposa del presidente estadounidense Richard Nixon, se
declaró ecologista y continuó creando. Artefactos" (1972), Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1977),
Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1979), Chistes para desorientar a la policía (1983), Coplas
de Navidad (1983), Poesía política (1983), Hojas de Parra (1985) Poemas para combatir la calvicie (1993),
son algunas de sus obras. También Páginas en blanco (2001), Lear Rey & Mendigo (2004), Obras completas
I & algo + (2006) y Discursos de sobremesa (2006).
Un largo camino poético, en el que alguna vez se declaró agotado ("Yo quería seguir poetizando,/
pero se me terminó la inspiración") o desencantado ("Ya no me queda nada por decir,/ todo lo que tenía
que decir,/ Ha sido dicho no sé cuántas veces). A 95 años de nacido, Parra trabaja y se da tiempo para
otear la tumbas de Vicente Huidobro y de Pablo Neruda, visibles desde su casa de Las Cruces, quiere
desafiar al Papa a pelear y reivindica un antiguo artefacto alusivo a Dios: "ese güeón sí que la Kgó". Acaba
también de debutar en el cine, en el recién estrenado documental Retrato de un antipoeta, de Víctor
Jiménez, que lo siguió cámara en mano durante diez años. "Antes de ver este documental yo pensaba que
era guapo", dijo tras ver el filme el poeta, alejado de la descripción de sí mismo que hizo en "Epitafio":
"De estatura mediana [...] Flaco de nacimiento, aunque devoto de la buena mesa. De mejillas
escuálidas y de más bien abundantes orejas. Con un rostro cuadrado en que los ojos se abren apenas y una
nariz de boxeador mulato [...]. Ni muy listo ni tonto de remate. Fui lo que fui. Una mezcla de vinagre y
aceite de comer. ¡Un embutido de ángel y bestia!".
Agencia EFE, 7 de septiembre de 2009
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DDDEEESSSCCCOOONNNOOOCCCIIIDDDOOOSSS AAAÑÑÑOOOSSS DDDEEE NNNIIICCCAAANNNOOORRR EEENNN OOOXXXFFFOOORRRDDD GGGooonnnzzzaaalllooo MMMaaaiiieeerrr
Hace seis décadas, Nicanor Parra tomó un barco a
Inglaterra. El poeta, quien está a punto de cumplir 95
años, iba a cursar un doctorado en Cosmología, pero
terminó escribiendo sus más famosos poemas. Lo
intentaron expulsar de la universidad, no se acostumbró
a la rigurosidad inglesa y conoció a una sueca con la que
terminaría casado. Ésta es la historia de un poeta que en
Oxford se transformaría en antipoeta.
El trasatlántico lo esperaba en Buenos Aires. En
septiembre de 1949, Nicanor Parra acababa de cumplir
35 años y en su maleta llevaba el único libro que había
publicado más de una década antes. Se llamaba Cancionero sin nombre. Era un conjunto de poemas
influenciado por García Lorca y que le había dado un pequeño nombre en las letras chilenas. En ese
momento, cuando ponía sus pies sobre la cubierta, era aún un escritor en ciernes. Desde hacía algunos
años trabajaba en el Departamento de Ingeniería de la Universidad de Chile y, gracias a una beca del
British Council, pretendía terminar un doctorado en Cosmología en Oxford, Inglaterra. Precisamente por
esa razón subía al barco. Pero la historia -siempre imprevisible- diría otra cosa: el que partía era un poeta
y el que regresaría, dos años después, sería el antipoeta.
La vida privada de Nicanor Parra, quien el 5 de septiembre cumplirá 95 años, siempre ha sido una
suerte de búnker difícil de indagar. El poeta, hoy afincado en Las Cruces, ha sido tan celoso de ella que
muchos de sus cercanos ni siquiera manejan los detalles. Durante esa primavera de 1949, la II Guerra
Mundial acababa de terminar y en Chile gobernaba Pedro Aguirre Cerda. Parra estaba casado con Anita
Troncoso y tenía tres hijos pequeños: Catalina, Francisca y Alberto. Los cinco vivían en una casa de la calle
Paula Jaraquemada, en La Reina, y cuando le otorgaron la beca para partir a Europa, Parra habría dejado
su familia al cuidado de Julio Ortiz de Zárate, uno de sus mejores amigos.
En un trasatlántico hay tradiciones. Una de ellas, durante los días en que Parra iba a Inglaterra, era
la fiesta que celebraba el cruce de la línea del Ecuador. En un texto publicado en 1962, Emir Rodríguez
Monegal, uno de los grandes críticos latinoamericanos, cuenta que Parra junto a John Adams, un
estudiante uruguayo que partía becado a Cambridge, preparó para esa ocasión una imposible parodia de
los famosos hermanos Marx que, más tarde, representaría frente al resto de los pasajeros. Otra anécdota
de esos días la cuentan Paz Arrese y Edel Castillo, dos periodistas que en su tesis de licenciatura -a la
fecha, el mejor texto biográfico de Parra, pero aún inédito- siguieron paso a paso la vida del poeta. Según
ellas, en el barco Parra se encontró con un enviado del British Council que no sólo le corrigió su
pronunciación del inglés sino que le aconsejó usar chaquetas tweed para estar a la moda. Un consejo que
el poeta tomó al pie de la letra. De hecho, una de las primeras cosas que habría hecho al llegar a la ciudad
universitaria fue ir a una tienda y buscar esas famosas chaquetas.
Paradójicamente, la estadía de Parra en Oxford resultaría fundamental no para sus estudios
universitarios, sino para su poesía. Sin ir más lejos, casi dos tercios de los Poemas y antipoemas, el libro
inaugural de su antipoesía, habrían sido escritos en Inglaterra. Allá leería a Shakespeare, Pound, Eliot y
Auden, figuras claves no sólo para entender la obra del chileno, sino que buena parte de la poesía del siglo
XX. El viaje a Oxford, sin quererlo, se transformaría en más que un viaje de estudios. Pero para que eso
sucediera, tuvo que entrar en escena Edward Arthur Milne.
Milne era un astrofísico y matemático inglés que, durante décadas, enseñó en Oxford. Era un
hombre delgado, algo calvo y que paseaba por la universidad con anteojos redondos. Estudiaba la
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expansión del universo e intentaba proponer una solución paralela a la de Einstein para la teoría de la
relatividad. En la ficha que llenó Nicanor Parra para postular a la universidad, ya señalaba que Milne sería
el tutor de su tesis, que se titularía "Some unsolved problems on Kinetic Relativity" ("Algunos problemas
no resueltos en la relatividad kinética").
El chileno no era un novato en las aulas universitarias. Ya había estudiado Física y Matemáticas en el
antiguo Pedagógico y en 1943 viajó por un año a Brown University, en Rhode Island, Estados Unidos, para
continuar con un postgrado en Mecánica Avanzada. En Oxford, para resumir su expediente académico,
debía terminar la tesis que lo convertiría en doctor.
El 17 de octubre de 1949, el poeta se matriculó oficialmente en Saint Catherine's College. En la ficha
de inscripción aparece como estudiante de Modern Mechanics (mecánica moderna), aunque su
especialidad sería la Cosmología. Ubicado en Manor Road, y casi en las afueras de la ciudad, Saint
Catherine's -conocido como St. Catz o sencillamente Catz- era uno de los colleges más nuevos y, de paso,
uno de los formalmente más relajados.
Una vez instalado en Oxford, Parra viviría en dos casas. Pero fue en la primera, ubicada en
Pembroke Street, una pequeña calle cerca del famoso Christ Church -lugar donde filmaron los interiores
de gran parte de las películas de Harry Potter-, en la que estuvo más tiempo. Allí arrendaría una pieza con
vista a un pequeño cementerio y escribiría poemas como "Soliloquio del individuo". Por las mañanas
tomaría una bicicleta y pedalearía por la ciudad.
"No es un estudiante serio"
Según cuenta Héctor Fuenzalida -especialista en la obra de Parra- en el Boletín de la Universidad de Chile,
núms. 102 y 103, publicado en 1970, el poeta chileno tuvo una variada fauna de compañeros de curso: "Un
príncipe hindú, un matemático árabe riquísimo", además de "un japonés, físico y ajedrecista". En todo
caso, según revela el mismo poeta en una entrevista con el académico Manuel Jofré, a poco de llegar a
Oxford las clases estuvieron lejos de ser su principal preocupación: "Percibía por un lado a Shakespeare y
por otro a Newton, y una de las primeras cosas que se me ocurrió fue memorizar el monólogo de Hamlet, y
aplanaba las calles de Oxford, repitiendo hasta el infinito to be or not to be, that is the question”.
Así, atrapado por la poesía, Nicanor Parra comenzaría a girar desde la órbita de Newton a la de
Shakespeare en una traslación que, en un comienzo, no agradaría a sus anfitriones.
Los años de Parra en Oxford, además, estuvieron bañados de un aire melancólico. Según Arrese y
Castillo, echaba de menos y no lograba acostumbrarse al frío protocolo inglés. Solía escribir cartas a sus
amigos y, en ese contexto, los poemas se transformaron en su principal aliado. Tanto, que comenzó a faltar
a clases y pasó de ser un mero alumno a transformarse en "el caso Parra".
Hasta hoy, en los archivos de St. Catherine's College se conservan las cartas y documentos sobre la
suerte que corrió el antipoeta. El profesor Milne informó al censor de la universidad que el chileno
lentamente había dejado de asistir a clases y que mostraba poco interés por continuar sus estudios. En un
comienzo, las autoridades de la universidad optaron por advertirle que si no lo tomaba con seriedad se
verían obligados a cancelarle la beca. Así fue como Milne citó a Parra a su oficina y le explicó la situación.
La creatividad del autor de Sermones y prédicas del Cristo de Elqui, como es de suponer, no es nueva.
A esa reunión, según consta en un documento de la universidad, llegó con una antología en donde estaban
incluidos algunos versos suyos y se los mostró a su tutor. Parra le habría dicho que no estaba perdiendo el
tiempo, que había descubierto la tradición inglesa y pretendía escribir el libro de poemas que planeaba
hace largos años. Para eso, claro, necesitaba no terminar el doctorado. Milne, siguiendo el riguroso
pragmatismo inglés, informó de eso al censor: "Él no es un estudiante serio de matemáticas. Ha estado
asistiendo a mis clases y seminarios, pero pareciera no tomar notas. A mediados del semestre me dijo que
estaba usando el tiempo para escribir poesía porque Oxford lo inspira [...], él no está tomando parte en las
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discusiones de mis seminarios y no creo que pretenda terminar la tesis [...]. Sugiero que él haga lo
pertinente para aprovechar las oportunidades de Oxford, y que no sea presionado para seguir los cursos".
A los pocos días, a la oficina del generoso profesor de astrofísica, llegó la respuesta del censor. Parra
había ganado. Le extenderían la beca por otro año y podría escribir sus versos tranquilamente.
Oxford en el tiempo
Marcelo Porta es, seguramente, uno de los que más saben sobre los años que Parra gastó en Inglaterra. En
1999 comenzó a filmar un documental sobre esa época -que pretende estrenar en 2010- y, para eso, ha
viajado dos veces a Oxford. Según él, esos años de formación son esenciales para entender su poesía. Pero
también fueron temporadas duras. Una vez, cuenta, Parra fue invitado a comer a la casa del decano de la
facultad y sencillamente no apareció. No dio excusas ni nada y, según el protocolo británico, eso le bastó
para ganarse la condena dentro de la universidad. Otra vez también fue invitado a comer y en vez de llegar
solo, lo hizo acompañado: nuevamente un punto en contra. Porta, gracias a conversaciones con el poeta,
supo que Parra además era un buen roommate. En la casa donde alojaba, la puerta se cerraba
indeclinablemente a las diez de la noche, pero él dejaba entrar a sus compañeros por la ventana.
Durante el viaje que realizó en 1999, Porta se entrevistó con Robert Pring-Mill, una de las
eminencias en literatura latinoamericana en Oxford. En esa cita, le mostró un video de Parra recitando a
Shakespeare y Pring-Mill, según ha confesado el propio Parra, se animó a postularlo como Honorary
Fellow de St. Catherine's. Un grado honorífico que le concedieron en 2000 y que hoy también comparten
Noam Chomsky y Benazir Bhutto.
Parra finalmente terminó el libro de poemas que preparaba en Oxford. Lo tituló Poemas y
antipoemas. Exactamente 60 años después, en el actual máster en Literatura Hispanoamericana que se
imparte en Oxford, hay un curso llamado “Latin American Avant-garde Poetry: Theory and Practice”,
donde el chileno es parte fundamental del plan de estudios.
El crítico Rodríguez Monegal cuenta que Poemas y antipoemas durante mucho tiempo tuvo el título
provisorio de Oxford 1950, un nombre que no sólo da cuenta de la importancia de la ciudad, sino de la
fecha en la que fueron compuestos gran parte de estos textos. La razón de bautizarlos como antipoemas la
dio el mismo Parra en una conferencia, realizada en 1982, en el Liceo de Niñas de Temuco. Su intervención
fue grabada por una profesora y, años después, reproducida por el académico de la Universidad Austral
Iván Carrasco. Allí, Parra revela: “Yo estaba en ese tiempo en la Universidad de Oxford [...] escribiendo,
puliendo libros [...]. Un día pasé frente a una librería y me llamó mucho la atención un libro que se exponía
en ese tiempo, que estaba en la vitrina. El libro se llamaba Apoemas, de un poeta francés, creo que Henri
Michette”. La idea le siguió rondando en la cabeza. Una vez de regreso en Chile, sus poemas fueron
rebautizados. Ahora eran antipoemas.
Inga, la sueca
Héctor Fuenzalida escribe que a poco de llegar a Oxford, Parra "queda vulcanizado por el encanto de dos
suecas de celestial pureza y ardor". A una de ellas, hoy nadie la recuerda. La otra se llamaba Inga Palmen.
Era rubia, delgada, 14 años menor que el chileno y estaba de vacaciones en la ciudad. El amor fue
fulminante. El poeta, como cuenta él mismo en Conversaciones con Nicanor Parra, de Leonidas Morales, se
terminaría casando con ella en Londres y, más tarde, la traería con él a Santiago.
En el mismo libro, Parra explica que ya se había separado de Anita Troncoso, pero esa relación
formalmente no terminaría hasta que el poeta volvió a Chile. Arrese y Castillo, sin embargo, escriben que
la mujer chilena de Parra no se enteraría de la relación con la sueca hasta que, en 1951, su marido
regresara a Chile de la mano de Inga. La incómoda situación se resolvería con la nulidad del primer
matrimonio y la celebración de uno nuevo.
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Parra regresó en junio de 1951, en pleno verano del hemisferio norte. Sin su doctorado, con una nueva
mujer y con un conjunto de poemas que lo lanzarían al Olimpo de los poetas. Mac-Iver 22, a un costado de
la Biblioteca Nacional, sería la dirección del departamento que durante años compartiría con Inga, una
mujer silenciosa y ordenada que siempre encantó a los amigos del poeta.
La aventura de Oxford, eso sí, no concluiría tan fácilmente. Parra volvió a Chile en silencio. De hecho,
tuvo una suerte de afasia que le impidió hablar. Por lo mismo, cuando regresó como subdirector de la
Facultad de Ingeniería se tuvo que limitar a tareas silenciosas mientras su voz volvía de a poco.
Al parecer, en Oxford y con los Poemas y antipoemas, Parra dijo buena parte de lo que tenía que decir.
Qué Pasa. Debate, Chile, 5 de agosto de 2009, www.quepasa.cl/articulo/6_425_9.html
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El director que ha logrado mostrar al mayor de los Parra de manera más
íntima al público, no tiene problemas en declarar que lo admira
profundamente. Eso sí, tampoco niega que hubo roces a lo largo de los ¡once!
años de filmación de su película y que, incluso, se dejó de hablar con la hija del
antipoeta tras el estreno.
A Víctor Jiménez Atkin le caía mal Nicanor Parra, y cómo juzgarlo, si dicen
que el poeta cuando quiere ser insoportable sabe hacerlo como el mejor. A
pesar de eso, se mantuvo una década filmándolo, y hoy hasta se emociona un
poco cuando dice que realmente lo adora.
Acaba de estrenar Retrato de un antipoeta, una película que en 71
minutos entrega escenas de un Nicanor más íntimo, rodeado de sus más
cercanos, como su hija Colombina y su nieto Cristóbal (Tololo), y que además,
revisa la influencia internacional que el mayor de los Parra tuvo en
movimientos literarios de Inglaterra y Estados Unidos.
“Yo no tenía idea de que Parra era tan importante. Provengo de familia de marinos, que son gente
menos intelectual, más esparta. Así que cuando lo conocí, lo que me gustó de él fue la imagen y por eso
partí”, dice Jiménez, quien además es el director de la Escuela de Cine del Inacap.
La relación entre él y el antipoeta, si bien tuvo su origen en 1997 -cuando Jiménez realizó unas
proyecciones en una exposición que presentaba obras de Roberto Matta con textos de Parra- comenzó
más directamente y con la cámara en mano, gracias a que la familia de Quena Navarro, la esposa del
director y productora de su película, era la propietaria de la casa de Las Cruces donde hoy reside el
creador de “El hombre invisible”.
El asunto fue de más a menos. En un comienzo Don Nicanor se dejó filmar por el joven Víctor, pero a
medida que pasaban los años, el poeta comenzó a hacerse más reticente a la cámara. De hecho, la escena
con la que comienza el film, corresponde a la última realizada al poeta, en el año 2004, con Jiménez
escondiéndose tras una puerta y Parra enojado diciéndole “cogotero” cuando, molesto, lo pilla espiándolo.
“Cuando él estaba enojado, yo agarraba mis cosas, ‘hasta luego don Nicanor, permiso, mucho gusto’, y me
iba”.
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¿Cómo se enojaba él?
“Se mandaba a cambiar. Por ejemplo, como esa vez, la de la última
filmación cuando me dice ‘cogotero’, así se enoja. Se empelotaba, decía
cuestiones y se iba a su pieza, arriba, y desaparecía, no decía nada. No era
que me echaba de la casa ni nada. Él se iba y de repente bajaba, enojado,
con la cara seria; nos veía y hacía unas cosas, unos gestos de ‘quédate ahí
no más’. Obviamente, uno se daba cuenta que hasta ahí no más llegábamos
y que nos teníamos que ir”.
¿Cuál era su rollo con la cámara?
“Lo que pasa es que él no quiere dejar registro. Es como con Shakesperare;
de él no hay nada; ninguna imagen. De hecho no se sabe quién es y eso a él
le alucina muchísimo. Así que esto iba en contra de no dejar rastro y ahí
había un conflicto. Hasta hoy él dice que el personaje tiene que
desaparecer, que la obra debe hablar por él, no él hablar de la obra”.
¿Cómo lo convenciste entonces de aparecer, de dejarse filmar?
“No lo convencí. Lo que hice fue -usando una palabra que dijo un crítico y
que me gustó muchísimo- fue filmarlo de manera ‘cazurra’. Significa hacer
las cosas de manera maliciosa, pero reservadamente, no violentamente. Yo siempre me mantuve en un
segundo o tercer plano; preparaba los equipos de rodaje, conversaba con las personas que me iban a
acompañar y que irían al encuentro de Nicanor. Pero yo siempre me quedaba en la terraza o en la cocina,
mirando lo que estaba pasando.
“Inicialmente llegábamos a su casa, cara de palo. Yo era más joven y más informal. Nunca fui a
saludarlo en buena onda, siempre fui a trabajar, y era un trabajo doloroso, porque siempre era
complicado, siempre. Cuando iba, tenía que arrendar cámaras y comprar películas, llevaba gente y había
que tenerle catering y a veces llegábamos y no nos recibía, no nos habría la puerta. Ahí operaba la
paciencia. Nos quedábamos en el lugar donde estábamos alojados, haciendo tomas del exterior, hasta que
un día, de repente, aparecía él solo y se dejaba filmar”.
En una escena, Nicanor habla del Principio de la Incertidumbre, que “el observador afecta al
observado”. ¿Lograste superarlo?
“Después de esa vez, en una conversación me dijo que cómo era posible que con la tecnología que hay hoy
en día, no fuéramos capaces de filmarlo sin que se diera cuenta. Yo me quedé callado, no le dije nada, pero
entendí que me estaba invitando a que usara otra metodología, en función de que la película quedara más
espontánea, en función del Principio. Lo que tenía que hacer era arreglármelas para que él se manifestara
al cien por ciento como es, y la coronación de eso fue una entrevista que le hice en La Reina, donde habla
de las mujeres y se ve todo manchado y con ruido”.
¿Por qué te tomó 11 años filmarlo?
“Fueron 11 años porque yo no lograba entender por qué estaba haciendo una película. Comencé porque
me pareció una buena idea, pero luego ya no sabía porqué seguía ahí. Pero visceralmente, por imagen, por
una cuestión más erótica que mental, me gustaba hacerlo. De hecho, al comienzo me caía mal Parra, pero,
por otro lado, yo sabía que eso daba lo mismo, porque el personaje era tan importante que mi opinión y
mis pasiones importaban un rábano”.
No deja de influir un poco que te caiga mal el personaje principal de tu trabajo.
“Obviamente. Así no podía editar la película. Tenía que llegar un momento en que entrara en armonía con
lo que estaba haciendo y eso pasó recién hace dos años, cuando conocí a la jefa del Departamento de
Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Bristol, que era una fanática de Parra y me habló de la
proyección internacional que tiene la antipoesía y el rol clave que él asume en la evolución del lenguaje.
No me cabe duda que la película, fuera de Chile, va a tener un impacto súper importante”.
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Con 11 años de cinta, debe haber algo que te dolió no incluir.
“Claro, hay cosas políticas que tuve que sacar, otras que tuve que censurar. Todos los temas políticos en
los cuales Nicanor aparecía diciendo cosas en contra de alguien o que se prestara para que un tercero lo
enjuiciara, los saqué. Yo lo admiro y, aunque a la gente no le guste, la película es un homenaje a Nicanor”.
¿Qué tipo de censura hubo?
“Tuve problemas que son los normales en una negociación sumamente delicada con Nicanor, a través de
un abogado, a tres semanas del estreno. La película duraba 72 minutos y medio y ahora dura 71. Hay un
minuto y medio que eran como las puntitas del filete que tuve que sacar. Ahí me dolió, pero sino, corría el
riesgo de pelearme con él, con la Colombina y tener problemas con mis auspiciadores. Yo estaba en
Argentina, haciendo las copias y ellos me llamaban diciendo que si no llegaba a acuerdo se bajaban, y yo
que llevaba 11 años trabajando en eso... Yo quería sacar 45 segundos, pero al final, el abogado que trabajó
conmigo me hizo entrar en razón y la Quena Navarro me convenció. Tuvimos que meterle tijera al
positivo”.
¿Tienes la intención de que las imágenes sean públicas en algún minuto?
“Existe la posibilidad, no sé. Hay partes que son muy interesantes. Una en especial, que me dio mucha
pena, pero la tuve que sacar porque era muy complicado ponerla, a pesar de que, un poco, por esa parte en
especial logré algunos auspiciadores. Así que al sacarla se desfinanció un poquito”.
¿Son acerca de su experiencia para el ’73?
“Por ahí andaba la cosa, por esa zona”.
¿Cómo pasas de que no te caiga bien a decir que lo admiras y que no quieres dejarlo mal?
“Es súper simple, por el tiempo y porque lo empecé a conocer de verdad. Quiero ser franco, no me
considero un experto en Parra, pero tuve muchas conversaciones con César Cuadra (autor de Nicanor
Parra, en serio & en broma), leí varias cosas de Nicanor, y después de todo el proceso de investigación,
entendí el universo parriano y lo empecé a querer”.
¿Ahora son amigos íntimos?
“He tenido breves conversaciones con él, ahora que ya no lo estoy filmando ni nada. Yo lo adoro, me
produce una sensación de amor profundo, heavy. Todas las conversaciones que tuve para arreglar el
conflicto nunca fueron con él, sino que con abogados y él nunca me dijo nada. Tuve más problemas con la
Colombina. Nosotros éramos bien amigos y estamos peleados ahora, un poquito. Ella siempre apoyó la
película y cuando ya estaba hecha y lista para salir, empezó lo de que corta tal parte, que la película no
sale. Y esto no me lo decía Nicanor, me lo decía ella, pero yo sabía que hablaba por él. Así que con la
Colomba no he hablado más desde hace un buen rato”.
¿Aunque hayas terminado cortando lo que te pidieron?
“Pero es que ellos querían más. Ahora, tampoco es para tanto, no pasa nada grave en la película”.
El siguiente paso en cine de Jiménez será cargado de las leyes de la física cuántica. El recién fallecido y
famoso escritor Sergio Meier (autor de El color de la amatista y de La Segunda Enciclopedia de Tlön), fue el
encargado de darle “el perfil de ciencia ficción dura”.
Víctor se entusiasma hablando de realidades paralelas y de la paradoja de Schrödinger, cuya idea
del experimento con el gato y el gas venenoso en una caja -y cuyas potenciales realidades: el animal está
vivo o está muerto- será incluido en el film.
Para finalizar, ¿cuál es tu vicio privado?
“Es que soy muy vicioso, yo tengo todos los vicios del mundo, todos. (Lo piensa un largo rato, se ríe a
veces). Un vicio, pero bien raro, es me gusta estornudar, así que provoco una situación para hacerlo”.
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/10
¿Con el sol?
“No, me meto palitos en la nariz y
puedo quedarme estornudando
veinte veces. La sensación me
alucina (ríe)”.
¿Es broma?
“¡No, te lo juro! No hay nada que me
guste más que estornudar, así,
heavy. Es como expulsar, porque
todo el cuerpo hace como paaaaaa.
Es un toque no más y tiene que ser
un palito metálico y largo. Estornudo
y estornudo hasta que ya estoy listo.
Quizás es muy freak eso (ríe)”.
www.puntomujer.emol.com, 9 de septiembre de 2009
EEELLL IIINNNCCCOOOMMMPPPAAARRRAAABBBLLLEEE NNNIIICCCAAANNNOOORRR PPPAAARRRRRRAAA SSSIIIGGGUUUEEE VVVIIIVVVOOO,,, YYY SSSUUUEEELLLTTTOOO MMMaaarrriiiaaannnaaa RRRuuuiiizzz RRRooommmeeerrrooo http://www.laprensa.com.bo/fondonegro/27-09-09/edicion.php
Un encomio del genial y desconcertante vate chileno que hace poco cumplió 95 años en plena y lúcida
creatividad.
El creador de la antipoesía
Tiene 95 años y la intención de resucitar, aunque sea en forma de rana. El creador de anti-poesía con aires
de anarquismo, Nicanor Parra, sigue vivo y suelto, como Parrita, el perro de la casa.
Matemático, nacido en Chillán en 1914, con estudios en Estados Unidos e Inglaterra, autor de piezas tan
fundamentales como Poemas y antipoemas (1954), Artefactos (1972), Hojas de Parra (1985) y Poemas
para combatir la calvicie (1996), este antipoeta chileno vive desde hace años en Las Cruces, en la costa
chilena del Pacífico.
Creador de versos tan desconcertantes como El hombre imaginario, sus escritos poseen la cualidad,
la maravilla, de parecer nuevos cada vez que se los lee. Opuesta a la poesía de Neruda, basada en el habla
popular, la bufonada, la risa entremezclada con las lágrimas, su “antipoesía”
—que descree profundamente de la pompa y el artificio asociados a este arte— abunda en recursos
cotidianos (sillas, mesas, ataúdes), y al decir de Hernán Miranda Casanova, “ha ejercido un efecto
germinador en distintos países del ámbito iberoamericano”, lo que hace de él la figura más importante en
la historia de la poesía hispanoamericana contemporánea.
Quizá porque la tierra costera de la que proviene es fecunda en poetas de la talla de Vicente
Huidobro, el mismo Pablo Neruda, o Gabriela Mistral, lo que acabamos de decir que no parezca una
enormidad. Sin embargo, hay que leerlo, porque Parra es capaz de componer un rap de la Sagrada Familia,
once años después de celebrar su cumpleaños número 80 sentado sobre un ataúd.
Es capaz de pintar con graffiti las paredes de su casa con la misma agilidad con la que crea objetos
de arte a cada instante, como esa hilera de máquinas antiguas de escribir, con el rotulito que dice
“Máquina del tiempo”. Es un ser que manifiesta una imaginación desbordante, innovadora, necesaria.
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/11
Probablemente porque el ocaso de la poesía nos viene rondando, es bueno saber dónde encontrar,
alguna vez, un verso fresco. Más aún cuando sus Obras Completas se publicaron por fin en España, por la
editorial Galaxia Gutemberg. Esto tiene que decir Ignacio Echevarría al respecto:
“El deslumbramiento (…) me lo produjo conocerlo personalmente. Fue durante una comida entre
amigos. Nos llevaron a visitarlo a Las Cruces, Marcial Cortés-Monroy y Alexandra Edwards. Íbamos en
compañía de Roberto Bolaño y su mujer. Durante la sobremesa, Nicanor se puso a recitar de memoria sus
propios poemas. Recitó luego toda una antología viva de poetas, en castellano y en inglés”.
“Aquello duró varias horas, que transcurrieron sin darnos cuenta, entre asombros y risas. Fue un día
inolvidable, en el que se sembraron la admiración y la determinación que, venciendo escepticismos y
problemas de toda índole, hicieron posible lo que parecía inalcanzable: que dispongamos por fin de las
obras completas de uno de los más grandes poetas de la lengua”.
* Escritora tarijeña
EELL HHOOMMBBRREE IIMMAAGGIINNAARRIIOO
EL HOMBRE IMAGINARIO vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario
De los muros que son /
imaginarios
penden antiguos cuadros /
imaginarios
irreparables grietas imaginarias
que representan hechos /
imaginarios
ocurridos en mundos /
imaginarios
en lugares y tiempos /
imaginarios
Todas las tardes imaginarias
sube las escaleras imaginarias
y se asoma al balcón imaginario
a mirar el paisaje imaginario
que consiste en un valle /
imaginario
circundado de cerros /
imaginarios
Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones /
imaginarias
a la muerte del sol imaginario
Y en las noches de luna imaginaria
sueña con la mujer imaginaria
que le brindó su amor /
imaginario
vuelve a sentir ese mismo dolor
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/12
ese mismo placer imaginario
y vuelve a palpitar
el corazón del hombre /
imaginario
PELÍCULA: http://www.inacap.cl/tportalvp/?t=143&i=2&cc=10093&tm=2
ttteeessstttiiimmmooonnniiiooosss
TTRREESS AARRTTEEFFAACCTTOOSS
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El venezolano recibirá el galardón por una obra
que no ha dudado en romper “las formas, los
géneros y los discursos” de la poesía moderna.
El poeta venezolano Rafael Cadenas
(Barquisimeto, 1930) es el ganador del Premio FIL
de Literatura y Lenguas Romances 2009, en
reconocimiento a una vida dedicada a la literatura,
según fue anunciado el mediodía de este lunes 31
de agosto en Guadalajara, Jalisco (México). El autor
de Derrota recibirá el galardón el próximo 28 de
noviembre en el marco de la jornada inaugural de
la XXIII Feria Internacional del Libro de
Guadalajara (FIL).
El jurado estuvo compuesto por María Luisa
Blanco (España); Ana María González Luna
(México); Gustavo Guerrero (Venezuela); Darío
Jaramillo (Colombia); Lucía Melgar Palacios
(México); Vicente Quirarte (México) y Raymond L.
Williams (EU), quienes otorgaron el premio a
Cadenas en virtud de “un exigente ejercicio crítico
en busca de la expresión más auténtica, despojada
y límpida, lejos de cualquier retórica o de
cualquier afán estilístico o estético”.
“Lúcido y vigilante, Cadenas no ha dudado en ir
rompiendo con las formas, los géneros y los
discursos más frecuentes dentro de la poesía
moderna”, continúa el acta, que fue leída por
Gustavo Guerrero, y en la que además se señala
que el escritor “encarna hoy para los más jóvenes
el horizonte de una palabra que se aleja del lirismo
tradicional y trae consigo el imperativo de darle
voz a aquello que, de otro modo, ya no encuentra
espacios para decirse en nuestra época”.
“Tengo muchas cosas que agradecerle a
México. Por supuesto estoy muy contento”, dijo
Cadenas cuando le fue comunicada la decisión por
vía telefónica. “Lo que brota ahora en mí es la
palabra gracias”. El autor habló sobre su relación
con México y sus autores con los medios de
comunicación que asistieron a la rueda de prensa
en la que se anunció el fallo, y recordó que su Obra
entera fue publicada en la nación azteca por el
Fondo de Cultura Económica (FCE).
El autor agregó que, a sus 79 años, aún le
“asombra todo: desde una mata hasta una estrella.
Yo no tengo límites en cuanto al asombro”. A la
pregunta de un reportero acerca de la situación
política en Venezuela, el llamado “poeta del
silencio” dijo que se trata de “un país dividido. Hay
intelectuales que apoyan el régimen y otros que
están en desacuerdo con lo que se está haciendo.
Entre ellos estoy yo. [...] Puedo decir lo que
siempre les digo a los amigos hispanoamericanos
con quienes tengo la oportunidad de conversar:
[...] cuiden su democracia, aunque sea deficiente,
aunque no sea cabal, para evitar que pueda ser
destruida por algún caudillo”.
Durante el anuncio estuvieron presentes
Consuelo Sáizar, presidenta del Conaculta y
presidenta honoraria del Premio FIL de Literatura
en Lenguas Romances; Alejandro Cravioto,
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/14
secretario de Cultura de Jalisco, en representación
del gobernador de Jalisco, Emilio González
Márquez; Marco Antonio Cortés Guardado, rector
general de la Universidad de Guadalajara; Raúl
Padilla López, presidente ejecutivo del Premio FIL
y presidente de la Feria de Guadalajara; Joaquín
Diez-Canedo, director del FCE y representante del
Fideicomiso del Premio FIL; Gustavo Guerrero,
representante del jurado; Nubia Macías, directora
general de la FIL, y Dulce María Zúñiga, directora
ejecutiva del Premio FIL.
Perteneciente a la generación venezolana de
1960, Cadenas formó parte del grupo Tabla
Redonda, junto con Arnaldo Acosta Bello, Jesús
Guédez, Ángel Eduardo Acevedo, Darlo Lancini,
José Barroeta y Jesús Sanoja Hernández. En 1952
fue desterrado a la isla de Trinidad por su
militancia comunista y en 1958, a la caída del
régimen de Pérez Jiménez, regresó a Caracas,
donde reside actualmente.
Entre sus obras se encuentran Cantos
iniciales (1946), Una isla (1958), Los Cuadernos del
destierro (1960), Derrota (1963), Falsas maniobras
(1960), Anotaciones (1973), Intemperie (1977),
Memorial (1977), Amante (1983), Dichos (1992) y
Gestiones (1992). El Fondo de Cultura Económica
publicó en el 2000 su Obra entera.
Traductor de poesía inglesa, Cadenas fue
además profesor universitario y cuenta con una
amplia obra de ensayo considerada una referencia
indispensable del pensamiento literario
contemporáneo en español; destacan en ella sus
libros En torno al lenguaje y los Apuntes sobre San
Juan de la Cruz y la mística. Ha recibido el Premio
Nacional de Literatura en Venezuela, el Premio
Internacional de Poesía Pérez Bonalde, la Beca
Guggenheim y doctorados honoris causa de las
universidades Central de Venezuela y Los Andes.
Ha sido calificado por el crítico Juan Gustavo
Cobo Borda como un “renovador secreto del
lenguaje”, un poeta que abreva en el aforismo, el
silencio y la inmediatez de la vida. El propio
Cadenas se ha definido como alguien que “escribe
desde la normalidad con sentido de asombro”.
La Asociación Civil del Premio de Literatura
Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo ha
reconocido desde 1991 a importantes
representantes de la literatura hispanoamericana,
y hoy el Premio FIL de Literatura en Lenguas
Romances —dotado con 150 mil dólares— se ha
consolidado como un galardón de gran
reconocimiento a nivel internacional.
Este premio ha sido otorgado, bajo el nombre
de Juan Rulfo, a los escritores Nicanor Parra
(1991), Juan José Arreola (1992), Eliseo Diego
(1993), Julio Ramón Ribeyro (1994), Nélida Piñón
(1995), Augusto Monterroso (1996), Juan Marsé
(1997), Olga Orozco (1998), Sergio Pitol (1999),
Juan Gelman (2000), Juan García Ponce (2001),
Cintio Vitier (2002), Rubem Fonseca (2003), Juan
Goytisolo (2004) y Tomás Segovia (2005). Carlos
Monsiváis (2006) y Fernando del Paso (2007) lo
recibieron como Premio FIL de Literatura. António
Lobo Antunes fue el primero en recibirlo como
Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances en
2008.
Letralia, 7 de septiembre de 23009
RRRAAAFFFAAAEEELLL CCCAAADDDEEENNNAAASSS FFFaaabbbiiieeennnnnneee BBBrrraaaddduuu
Leído por un reducido grupo de fieles, Cadenas es el
autor de una obra ensayística y poética que se
revela como una de las más notables del escenario
hispanoamericano de hoy. Bradu comparte aquí el
regalo que significa su lectura.
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/15
Para quienes sólo la
conocíamos en y por
partes, la Obra entera de
Rafael Cadenas (traída a
México por el Fondo de
Cultura Económica, en
especial por Adolfo
Castañón) es un verdadero
regalo. No se me escapa la
singularidad de la suma
que se cifra en el adjetivo "entera": antes que unas
obras "completas" que por lo demás nunca
deberían llegar a serlo, el título convoca la
condición del animal que no ha sido castrado. Así,
una "obra entera" es una obra intacta, libre, viva.
"Sólo he conocido la libertad por instantes, cuando
me volvía de repente cuerpo", asegura el
venezolano.
Del hombre, Rafael Cadenas, sé poco,
prácticamente nada. Pese a los premios y la
consecuente publicidad, su nombre recorre
América Latina como la contraseña de una
estrecha cofradía. Una leyenda lo envuelve a modo
de sombra, poniendo a veces en tela de juicio hasta
su misma existencia. No obstante, al leerlo, la
sombra se abre y un verdadero acercamiento se
produce, no sé si con la persona, pero sin duda con
una voz, con la "voz incesable" de Rafael Cadenas.
Ahora que escribo estas líneas, desconozco los
rasgos de su rostro, el timbre de su voz, si es alto o
bajo, flaco o gordo, pero lo puedo imaginar en una
forma no figurativa como el pintor crea un paisaje
a partir de puros colores. La voz incesable de
Rafael Cadenas no es exactamente un canto; su
poesía no aspira a la espectacularidad de los
sonidos, sino más bien a una actitud, una manera
de ver y de estar en el mundo. Quizá la fisonomía
que descubre la voz sea la del alma.
De la Obra entera me deslumbró la lectura de
los "Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la
mística". Sentí que por excepción leía unas
reflexiones sobre la mística que eran, a un tiempo,
agudas, pertinentes y accesibles. La pertinencia se
agiganta bajo el lente egoísta de mis intereses: allí
Rafael Cadenas hila sus comentarios a partir de las
mismas preguntas que nunca pude contestarme a
través de otras lecturas, quizá por la simple razón
de que nunca supe formularlas como él lo hace. Al
frecuentar a los místicos, uno puede sentirse
sobrecogido y admirado, pero también,
inevitablemente, ajeno, quiero decir, distante,
abrumado o embrutecido, y sin duda poco dotado
para la gracia y la inteligencia. En cambio, si bien
Rafael Cadenas atestigua un íntimo conocimiento
de los asuntos místicos, permanece a nuestro lado,
hablándonos al oído de los caminos que podrían
conducir a la iluminación. Rafael Cadenas se sitúa
a sí mismo fuera de "la ínfima minoría de los
liberados", escribe desde "la normalidad con
sentido del asombro", pero su autoexclusión del
exiguo círculo mágico hace ingresar al otro que
está en todas partes, en todas las cosas, y donde
estamos todos, brillantes y miserables: "Solemos
hablar del misterio del universo sin incluirnos,
como cosa ajena, como si no formáramos parte de
él, como si no le perteneciéramos." Gracias a este
"situacionismo" sostenido en prosa y poesía,
percibimos a Rafael Cadenas tan accesible, como si
nos mostrara nuestra común derrota y nuestros
torpes aleteos, pese a que compartamos el anhelo
del vuelo y unas escasas intuiciones del
"sentimiento del misterio".
Me sorprenden los ensayistas que discurren
sobre la mística. A veces, hasta me dan envidia.
Parecen estar seguros de lo que afirman, siempre
más seguros que uno. ¿De dónde sacan su
seguridad? ¿Han conocido la iluminación? ¿Por
qué no intentan narrarla como experiencia propia?
Rafael Cadenas escribe sobre lo místico como
muchos de nosotros pensamos que lo haríamos si
tuviéramos su talento: titubeando o, mejor dicho,
tropezando con los escollos de lo numinoso,
siguiendo el "lento hacerse de Rilke, paso a paso,
desde la escasez". "For us, there is only the trying",
dice Eliot recordado por Cadenas.
La conclusión de los "Apuntes...": "Decidí no
escribir sobre San Juan. Espero que él y mi amigo
me perdonen, que para eso son los santos y los
amigos (aunque detesto el amiguismo). Yo
también trataré de perdonarme por lo que he
hecho", es una perfecta y graciosa expresión de la
paradoja sobre la que descansa el ensayo. La
renuncia llega después de más de treinta páginas
que concentran lo esencial, en un tono
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/16
aparentemente llano, errabundo, casi diría:
improvisado. "Apuntes..." es un ensayo que no se
limita a ser una parodia de las paradojas entre las
que se mueven los místicos, o una exposición por
la vía de la negatividad tan necesaria a la
expresión mística, sino una prueba por la escritura
misma de una honda comprensión de lo que es y
no es la mística. Además, la prueba se enuncia por
omisión: "no escribiré sobre San Juan..." y quizá
sea la más acertada y elocuente para hablar de lo
místico. Por supuesto, la prueba es sutil y casi
inadvertida para quienes leen con premura.
La primera paradoja se tensa entre la
afirmación de Cadenas de ser un lector, un no-
escritor, y la existencia misma de su ensayo que
puede calificarse como una pieza maestra de
escritura. El no-escritor "espera seguramente lo
que los libros no pueden dar: una revelación que lo
mude, que lo ponga en el camino del mayor
descubrimiento", afirma Cadenas incluyéndose en
esta legión esperanzada, pero creando para sus
lectores la misma expectativa que advierte como
un riesgo para sí. Con los "Apuntes..." y con la
poesía, nos sentimos inmersos en la inminencia,
como realizando sin saberlo un ejercicio de
preparación para el "mayor descubrimiento". El
lector Cadenas nos pone en guardia ante la ilusión
y el poeta Cadenas nos prepara para quizá merecer
lo inesperable. Rafael Cadenas es un hacedor de
caminos.
En el camino hay imágenes, palabras, visiones:
en la unión ya no hay nada", repite Cadenas con
algunos místicos. Esto deja a la poesía en un estado
desamparado frente a la expresión de la unión
mística. En rigor, no existiría una poesía mística
propiamente dicha, sino una poesía de
preparación, de incitación, de sugestión. La
llamada "poesía del instante", que tan fácilmente
calificamos de epifánica como si fuera
efectivamente el suceder de la iluminación, no es
sino el instante de atención recrudecida en que
percibimos la cercanía del misterio. Llámese Dios,
nirvana, vacío o silencio, el blanco con el que
quiere dar el arpón de la palabra está fuera de la
poesía o bien este blanco la contiene sin que ya
tenga necesidad de manifestarse.
A la imposibilidad
de ser de la analogía
en la poesía mística
(lo semejante sólo
puede ser conocido
por lo semejante), se
suma la prohibición
de la polisemia, al
menos según San
Juan de la Cruz. La
prohibición dictada
por San Juan de la
Cruz iría en contra de
la tesis cada vez más
en boga según la cual el carmelita habría sido un
sufí. En efecto, nada más importante para los
poetas sufíes como la polisemia del sentido. Pero,
tal vez, esto sería lo de menos. La prohibición de
San Juan de la Cruz me parece una soberbia o una
ingenuidad. ¿Cómo podría pretender controlar las
palabras? ¿De qué manera podría mutilarlas para
desaparecer otro o varios sentidos soterrados bajo
el autorizado en el comentario? ¿Qué clase de
poder se necesita para desterrar la polisemia de
las palabras? Podrá San Juan ambicionar el control
sobre sus lectores, pero no entiendo cómo lo
conseguiría sobre el lenguaje. Rafael Cadenas
advierte que el lector "debería someterse a lo que
San Juan ordena, pero no lo hace, desatiende sus
prescripciones, saborea los versos, siente que le
pertenecen, les da el sentido que quiera,
transgrediendo las indicaciones, ¿qué digo?, los
mandatos del autor". Y añade: "Pero ¿no sería
revelador seguir al pie de la letra lo que San Juan
prescribe?" Sospecho que, sobre este punto, Rafael
Cadenas tiene en mente otra cosa que la
obediencia a San Juan. ¿Qué sucedería si las
palabras se volviesen transparentes, unívocas,
redondos receptáculos de realidad, cabales
moradas del ser? Sucedería lo que persigue
Cadenas en su poesía: un contacto directo entre la
palabra y la realidad. También se cumpliría uno de
sus poemas que más admiro y me turba. Sólo tiene
dos versos, que a lo mejor ni siquiera son versos:
"El dueño tiene miedo. / Los ojos sólo tienen
realidad." ¡Cuántos volúmenes están contenidos en
estas dos líneas! Pero me temo que esto
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/17
difícilmente sucederá y quizá no sea tan
lamentable, porque así la polisemia seguirá
descubriendo nuevas aproximaciones a lo mismo.
"Vivir / de amanuense asombrado" es lo que
pide Rafael Cadenas para alcanzar lo que no
sucederá en la poesía. El problema de la atención,
que es también una poética en Cadenas, trae a
cuento otra paradoja que el poeta toca en su
ensayo y parece resolver en su poesía. ¿Hay
caminos que lleven a la unión mística? ¿Hay
ejercicios de preparación para el descubrimiento
mayor? Por un lado, dice Cadenas, "San Juan y casi
todos los místicos señalan una sola vía hacia
Dios". Por el otro, Rafael Cadenas comienza a
socavar la ortodoxia reprobando el ascetismo
extremo de San Juan, aunque admite no estar
capacitado para juzgarlo o ponerle reparos. Sin
embargo, se los pone por la vía de la negatividad
disfrazada de impericia. El segundo reparo es más
contundente: ¿Cómo puede San Juan rechazar a las
criaturas de Dios si éstas son hechuras divinas?
"La virtud se realiza en la flaqueza", responde San
Pablo. "Las virtudes verdaderas son de poco peso y
se llaman abandono, desapego, confianza, entrega,
desnudez", escribe Octavio Paz a propósito de
Henri Michaux y de sus visiones. Entonces, ¿de qué
servirían el ascetismo, la rectitud en el camino, la
preparación, los ejercicios espirituales si no hay
mérito alguno en estos asuntos? "Cada uno tiene el
infinito que se merece. Pero ese mérito no se mide
con nuestras medidas" —concluye Octavio Paz
acerca de Henri Michaux. Por su parte, Rafael
Cadenas propone: "[los místicos] no les dejan
alternativa a los que creen que hay muchos
caminos hacia él, algunos hasta insospechados. Tal
vez no haya ninguno, tal vez cuando se prescinde
de la idea de camino y recobra su intensidad el
presente, puede sentirse la cercanía del misterio".
A lo largo de los "Apuntes...", Cadenas nos hace
sentir la rigidez de ciertos cánones occidentales;
cuando el razonamiento se asfixia, él inyecta el
oxígeno del budismo zen que parece convenirle
mejor, no como credo, sino como concepción y
representación del mundo y de la condición
humana. Además, lo nombrado y lo
sobrenombrado en Occidente pueden ser un
obstáculo para la comprensión de algunos
fenómenos. Por ejemplo,
mientras lo sagrado siga
nombrándose exclusivamente
como Dios, está difícil que el
hombre entienda lo que
Cadenas no se cansa de decir en
todos los tonos de su prosa y su
poesía: el más allá está de este
lado, la maravilla está al alcance de la mano, la
iluminación puede encontrar caminos
insospechados si no le tememos a la libertad.
En efecto, ¿cómo conciliar la atención extrema
que pide y practica Rafael Cadenas en su poesía, y
muy precisamente en su forma poética de "la
sequedad insobornable", con el desapego, la
despreocupación, el sagrado ocio que es la actitud
interior que conducirá a la iluminación? Y si,
hagamos lo que hagamos, no estamos
predestinados a conocer la unión con lo divino, ¿de
qué nos servirá apurar gota a gota "el vino de los
atentos" o, al contrario, abandonarnos al ocio? La
incomprensión de esta injusticia mayor quizá
encuentre una explicación en uno de los Dichos de
Cadenas: "No buscamos ser sino sentirnos en
algún estado 'superior'. Estamos adiestrados para
perseguir siempre una ganancia, tal es nuestra
barrera. La agonía de no querer ser lo que somos."
Rafael Cadenas preconiza un regreso a la
sencillez, muy distinta y ajena a la falta de
dificultad. Quizá haya que rechazar la tentación
mística, el desvelo por estas cuestiones, la sed de
una luz absoluta, para esperar, como lo indica el
poeta, "el milagro, lo máximo, que acaso sea lo más
corriente, pero visto de manera inhabitual, a otra
luz, no usada". Curiosamente, me vuelven a la
mente las preguntas de André Breton al final de
Nadja: "¿Quién vive? ¿Es usted Nadja? ¿Es verdad
que el más allá, todo el más allá está en esta vida?
No la oigo. ¿Quién vive? ¿Acaso sea yo solo? ¿Acaso
sea yo mismo?" "¿Fue ése el pacto, / vivir contigo /
a cambio de no verlo?", pregunta por su parte
Rafael Cadenas en un poema, sugiriendo así que
hay que pagar prenda, que el sacrificio es "palabra
clave de todo laberinto humano descifrado", para
decirlo con María Zambrano.
Para terminar o, mejor dicho, porque no sé
cómo terminar con estas cuestiones que no
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/18
aceptan una última palabra o una palabra última,
porque así lo ha dicho Goethe: "lo importante es no
llegar nunca a ningún término", suspendo estas
cuartillas dándole las gracias a Rafael Cadenas por
ponernos a veces a la intemperie de sus versos.
Letras Libres, agosto de 2002
RRRAAAFFFAAAEEELLL CCCAAADDDEEENNNAAASSS,,, PPPOOOEEESSSÍÍÍAAA DDDEEELLL SSSEEERRR CCCaaarrrmmmeeennn CCCrrriiissstttiiinnnaaa WWWooolllfff
…”Y lo devolvió a los brazos del origen” En la obra
más reciente de Rafael Cadenas se adivina una
rigurosa disciplina del espíritu, encuentro una
síntesis de la existencia y su valoración, una visión
del hombre acerca de sí mismo, de sus vivencias,
una certera y conmovedora comprensión de sus
propias marchas y contramarchas, y un encuentro
profundo con lo esencial en el uso del lenguaje.
Visión de la obra de Cadenas que siempre será una
parcial e imprecisa, pues ni él mismo puede
aquilatar la verdadera dimensión de su ser, que es
infinita. Doy fe de ello, al acudir a estos versos: Cuánto no te costó ver que eres al mismo tiempo menos y más de lo que creías, pues perteneces. (Del libro “Amante”)
Casi siempre sabemos que no sabemos quienes
somos. Aun llegamos a dudar si somos alguien,
pues vivimos así, algo confusos en el encuentro
con los otros, en su vitalidad que no nos deja
quietos. Vivimos también sumergidos en nuestros
propios claroscuros, y nos volvemos de pronto un
gran enredo.
Creemos que somos menos de lo que somos
porque es nos es imposible mirarnos de un todo. El
espejo refleja siempre un solo lado, casi plano, y si
nos damos vuelta, con esa terquedad tan lógica de
su sino, el azogue continuará reflejando tan solo el
otro lado del ser.
Así también, los otros reflejan nuestro rostro
empañado por sus ideas predeterminadas sobre
cómo se imaginan que somos, o cómo quisieran
que fuéramos. Nadie logra conocernos
absolutamente. Nosotros tampoco a nosotros.
Sólo existe un ser que, en un instante, es capaz
de ver, sentir, saborear y saber cómo somos.
Debiera decir, más bien, qué somos, quienes
somos. Es el amante, en aquel instante de lucidez
no entorpecida por la razón: Eludías el encuentro con el tú magnífico, el que te toma y te anula como tempestad y de ti arranca al que busca (Amantes)
El amante es el ser que posee por entero nuestra
imagen rota y nos la devuelve intacta, íntegra,
plena de toda plenitud. Nos entrega también algo
más que antes no éramos, porque habíamos sido
fragmentados, porque cuando llegábamos a ser, no
había espejo que nos contemplara, ni había cáliz
que contuviera nuestra sangre toda.
El conocimiento del amante impele a reconocer
que “ni un solo átomo mío es mío”.El encuentro
con el amante se produce, “no a modo de visitación
/ no a modo de promesa / ni a modo de fábula /
sino / como firme corporeidad, como ardimiento,
como inmediatez”.
La confrontación con “el otro”, que viene a ser el “
sí mismo “, no es otra cosa que reconocerse en el
amante que llevamos dentro, lacrado en el tatuaje
de la soledad:
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/19
Cómo unirse a ella sin juntarse consigo? Ambos iban errantes en el encantamiento de la soledad …
En el libro Notaciones (1973), Cadenas dice: “Crece
/ el deseo de ver tu rostro”….. Luego añade: “Soy
esta vigilancia. / Soy esta vacilante disponibilidad
/… Ya no sé quién soy. /Si oigo mi nombre /ignoro
qué designa”… Se presiente lo que se es, lo que en
realidad y ante todo se es: “Amante / amante / en
mí / sin tallar / como ignorado ícono”. Bien lo
señala William Carlos Williams: “Por qué tratas /
con tanta fuerza / de ser un hombre. Eres un
amante”.
Así es como vivimos, con la esperanza de
alcanzar el amor. Sin amor, nadie quiere vivir. Día
y noche, por el amor nos movemos, escribimos
dramas y comedias, somos actores y actrices,
¡hacemos tantas cosas! ¿Será que no somos un yo,
un tú, sino más bien somos Amor?. Resulta más
que evidente: ¿Quién es esta sangre, estos
tendones, estos ojos, esta extrañeza, esta
antigüedad? / Una fuerza / me tiene / Entonces es
ella/ la que puede decir soy, / la que puede llevar
un nombre / la que puede usar la palabra yo,
escribe el poeta Cadenas. Solo después de haber
vivido la experiencia de la otredad salvada y
vencida por lo inexorable, el amor, que se revela
por encima de cualquier pensamiento, de
cualquier medida, el poeta se encuentra íntegro
ante sí mismo y adquiere la “conciencia cósmica
que nace de una compenetración del fondo más
profundo del individuo con la vida de todos los
seres y con el universo”, esa conciencia a la cual se
refiere Rafael Cadenas en el prefacio a su
traducción de las Conversaciones con Whitman. En
el fondo, cuando Cadenas se refiere a esa
“conciencia cósmica”, se describe también a sí
mismo. Y el poeta deja de verse separado,
fragmentado, solo, porque su totalidad posee la
experiencia única, irrepetible, imborrable de ser
uno con la vida, de ser vida en la Vida.
No es el éxtasis de los amantes la única vía del
encuentro con la totalidad. Recordemos a San Juan
de la Cruz: Sin arrimo y con arrimo / sin luz y a
oscuras viviendo / todo me voy consumiendo. / Mi
alma está desasida / de toda cosa criada / y sobre
sí, levantada / y en una sabrosa vida / sólo a su
Dios arrimada. La agonía y el éxtasis del fraile Juan
florece también de la cercanía con el Amado.
Voluptuosa experiencia irreversible,
“restaurada inocencia”, florecimiento “en un
abismo”, el abismo del ser. Ahora Rafael Cadenas
se dedica a:Vivir / en el sabor de ser.
Y Cadenas confiesa:: Sólo he conocido la
libertad por instantes, cuando me volvía de
repente cuerpo. Manera de decir, con prontitud de
lenguaje, haber encontrado un espejo que lo refleja
íntegro y le permite expresarse con absoluta
libertad, porque decir cuerpo es decir un todo, es
no estar escindido en esas incómodas, a veces
penosas categorías del cuerpo y el alma.
Me detengo aquí, conmovida por esta
aproximación a una obra que sólo alcanzo a
atisbar desde la ventana de mi casa del ser. Versos
que ya son míos y de todo aquél que sea tocado
por ellos. Versos que conducen al resplandor,
magnífico y terrible, de entregarnos al abrazo del
origen: Y ella lo obligó a la más honda encuesta, A
preguntarse qué era en realidad suyo.
Después lo tomó en sus manos Y fue formando
su rostro … y lo devolvió a los brazos del origen.
La poesía, como la vida, nos conduce a nuestro
origen y por unos instantes regresamos al vientre
materno, al agua bendecida por el abrazo del ser.
www.analitica.com/va/arte/oya/6935605.asp#
IINNQQUUIISSIIDDOORREESS VAN DE UN SITIO A OTRO MIDIENDO, ANOTANDO, mordiendo aquí, más allá, llenos de baba de pasado, muecas, rótulos. Indician, señalan, dictan, corrigen, acosan. Ahí, dicen, está el culpable. Nuestros códigos amaestrados lo perseguirán ladrando día y noche. Ahí está, nuestros mastines olisquean el rastro sucio. Él es la mancha en nuestras baldosas. Agravia nuestra pureza. Por el mundo, siempre, con sus libros de cuentas, sus lápices perversos, sus esto sí esto no, sus autos de fe, sus pócimas vengativas, extendiendo un rojo metro sobre el cuerpo que la jauría va a perseguir.
Ahí está el que nos traicionó, dice. Escupamos, que ahí viene.
Espiémoslo como un solo ojo.
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/20
***
EEELLL LLLEEENNNGGGUUUAAAJJJEEE,,, PPPUUUNNNTTTOOO DDDEEE PPPAAARRRTTTIIIDDDAAA YYY DDDEEE LLLLLLEEEGGGAAADDDAAA CCCooorrraaalll BBBrrraaaccchhhooo
La creación poética es
esencialmente una
búsqueda, y esa
búsqueda, expresada de
innumerables formas, es
colectiva, no sólo por la
diversidad de
expresiones en que se
manifiesta, sino porque el lenguaje, su punto de
partida, nos pertenece a todos.
Adentrarse en los territorios del lenguaje
significa, para la poesía, recuperar lo que en él ha
desgastado y opacado su uso habitual. Recuperar
el brillo, el peso, el color original de las palabras,
reencontrar su densidad —de materia moldeable,
de fuerza conducible, de movimiento— y sopesar
los efectos de sus combinaciones es una parte del
proceso creador del poeta. Otra, simultánea, es la
de entrever y entretejer la multiplicidad de
sentidos que sus posibles combinaciones generan:
De la fusión de esos sentidos con la gestualidad
sonora del lenguaje (sus ritmos, sus cambios de
tono, su densidad, su ligereza...) surge el lenguaje
poético. De su organización, a la vez plástica y
musical, en un espacio que no sólo lo enmarca sino
que contribuye también a la generación de
sentidos y despliegues cinéticos (ya que en él se
distribuyen, entran en contacto o se aíslan las
palabras) surge el poema.
Si el lenguaje científico, filosófico, y aun el
lenguaje cotidiano, para alcanzar una
comunicación práctica y eficaz, tienden a reducir al
mínimo la ambigüedad y a unificar y fijar sus
significados, el lenguaje poético, por el contrario,
tiende a hacer perceptible la convivencia de
sentidos diversos —y de sus resonancias y
matices— y a hacer confluir en ellos las más
distintas regiones de la vida anímica.
La poesía reintegra, así, lo que el lenguaje
racional separa o deja fuera. Y lo hace encontrando
los vínculos que nos permiten reconocer como
necesaria esa integración. "La obra de un poeta —
comentaba Xavier Villaurrutia en uno de sus
ensayos— no vale sino en la medida que lleva
consigo, al mismo tiempo, y en el mismo grado, lo
inexplicable y lo explicable."
Abierto a las libertades de lo onírico, a las
revelaciones del inconsciente, a las formas que
adopta el pensamiento mítico, y ceñido a sus
propias fuerzas generativas, a esa energía palpable
que lo recorre y que va dictando sus trazos, sus
transformaciones, sus convergencias y reflejos, sus
imantados silencios, el poema nos lleva a
asomarnos a nosotros mismos y a descubrir lo que
de otro modo no podríamos entrever ni tocar.
Y esa fuerza de cohesión, sin duda la que más
importa, proviene, a la vez, del poder del lenguaje
y del magnetismo que en el poema generan sus
resonancias y el impacto de sus asociaciones e
imágenes, pero proviene también de la capacidad
del poema para enfrentarse a la realidad —
independientemente de los recursos que pone en
juego— para abrir un ángulo de tensión con ella.
Basta girar un poco el espejo en que la realidad
está acostumbrada a reflejarse para que
aparezcan, de pronto, aspectos que la costumbre
nos impide ver.
Algunos de esos aspectos la enriquecen, otros la
desenmascaran, otros más nos orillan a constatar
la posibilidad de lo que excluye.
Una grieta delgada en la solidez de lo que
parece inalterable. Una visión y su
deslumbramiento. Un espejo inclinado. Un lente.
Un cristal que hace visible —en sus densidades y
texturas— su materialidad. O un prisma que
diversifica los rayos de luz que lo tocan y entran en
él. Las sombras y las imágenes que articula; los
universos cambiantes que deja ver. Pero también
las facetas que de pronto reflejan al que se acerca a
ellas. El poema es una creación colectiva también
en ese sentido: Cada lector ve en sus reflejos algo
distinto. Cada lectura se detiene en diferentes
rasgos, en diferentes cortes, en líneas distintas de
sentido. Cada lectura reconstruye su vitral
singular, su propio espectro de contenidos únicos.
Y en la convergencia entre la experiencia
singular y lo universal a que aspiran sus figuras y
formas, el autor es también un lector más.
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/21
Si la poesía tiene una función social, no es sin
duda la de imponer maneras de ver, de pensar o de
comunicar, sino la de abrir canales a la
sensibilidad y a la comunicación, posibilidades a la
articulación del pensamiento, matices a la
expresión de la emotividad y perspectivas para
replantearnos nuestro estar en el mundo.
El punto de partida de la poesía es el lenguaje,
pero también su punto de llegada. Sobre él se
abren los caminos que traza. A él regresan sus
numerosas expresiones y hallazgos. Y de la
inagotable capacidad de sugerencia que encierra,
de sus profundas y casi inaprensibles sutilezas, la
poesía extrae sus filos y desentraña su poder y su
fuerza.
(Este texto fue leído por su autora al recibir, con
Pedro Ángel Palou, el Premio Xavier Villaurrutia
2003.)
Letras Libres, abril de 2004, p. 94
***
LLLAAA PPPOOOEEESSSÍÍÍAAA EEESSS UUUNNN DDDEEESSSTTTIIINNNOOO PPPaaabbblllooo MMMooorrraaa
Más que una vocación, la
poesía es un destino. En ella
se encuentra un cincuenta o
sesenta por ciento de oficio,
de rigor, de disciplina. Un
poeta es una gente
“descarnada”, es decir, una
persona que va por el mundo sin piel, con la carne
viva. Por lo tanto, las cosas que suceden le afectan
más que a otros. No tiene nada que lo cubra, que lo
proteja, y entonces, como respuesta a la vida, se da
a la poesía.
Un ejercicio impúdico, en el que el hombre se
tiene que desnudar para escribir. Darse totalmente
en cuerpo y alma. Hay que tener el oído bien
despierto, alerta los ojos y toda la piel al
descubierto. El instante en que usted escribe es de
verdadera comunión con las personas y con la
vida. Hasta con los muebles y las cosas. Escribir es
el verdadero sentido de la vida. La poesía es
liberadora. Sobre todo de las tensiones humanas.
Creo que uno es como una caldera que está
ardiendo y que va aumentando la presión
cotidianamente, hasta que explota o hasta que se le
abren las válvulas. La poesía es una de las válvulas
que tenemos para liberar la caldera de la presión
que vivimos, tanto de la alegría como del dolor.
Las palabras llegan. ¡Ellas llegan! ¡Muchas veces
ellas llegan aunque no las llame, pero me doy
cuenta al momento de escribir! (Jaime Sabines)
La poesía es una reflexión de la vida real. Es
como un artículo en un periódico, una observación
de lo que se vive en el mundo. Y algunos de mis
poemas vienen de esa melancolía por el paraíso
perdido y la tragedia de la guerra. La poesía es
también un grito del corazón. (Indran
Amirthanayagam). La poesía es la memoria de los
pueblos y la gran fabricante de fantasmas. (Octavio
Paz).
Aplastado por el cosmos, el hombre se yergue y
lo desafía, el poeta desafía al universo. Por la
poesía se iguala o supera al cosmos. La poesía es
revelación, es vida en esencia, es el universo que se
pone de pie. En realidad, la poesía nos hace ver
todo como nuevo, como recién nacido, porque ella
es descubrimiento, iluminación del mundo.
Cuando sentimos que nos salen alas en la garganta
y que todo nuestro cuerpo tiembla, estamos en
presencia de la poesía. La poesía da vida a la
muerte y más vida a la vida. La poesía es la vida de
la vida, por eso podemos decir que es el juego de la
vida y de la muerte. La poesía siente más que nada
el destino del hombre, y cuando creéis que está
cantando, ella está llorando la libertad que es el
paraíso perdido o, mejor dicho, el paraíso nunca
hallado del ser humano. (Vicente Huidobro).
La poesía es resistencia frente a un mundo que
se vuelve cada vez más cruel, cada vez más
terrible, deshumanizante, porque todo lo que pasa
no está fuera de lo humano, y creo que la palabra
es una forma de resistencia muy clara frente a
todo esto. Lo extraordinario es cómo la poesía
pese a todo, a las catástrofes de todo tipo,
humanas, naturales, viene del fondo de los siglos y
sigue existiendo. Ese es un gran consuelo para mí.
Va a seguir existiendo hasta que el mundo se acabe
si es que se acaba alguna vez. (Juan Gelman).
www.analitica.com/va/arte/oya/1434161.asp
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/22
***
“““LLLAAA PPPOOOEEESSSÍÍÍAAA DDDAAA PPPRRROOOFFFUUUNNNDDDIIIDDDAAADDD”””::: AAADDDOOOLLLFFFOOO CCCAAASSSTTTAAAÑÑÑÓÓÓNNN
AAAzzzuuuccceeennnaaa MMMaaannnjjjaaarrrrrreeezzz Culiacán, Sinaloa. Todos los
que habitan esta tierra
tienen distintas opciones;
pero los que se que se
inclinan por la poesía se
vuelven personas más
profundas, sensibles y
encuentra su espacio
interior y esto para el
escritor Adolfo Castañón es ya decir mucho. Y
como Pascal decía que en la especie humana
conviven el león y la rata, Castañón asegura que
hay unos que son más humanos que otros, y éstos
son aquellos que conviven con la literatura, poesía,
arte. Eso los hace distintos.
"Al estar cerca de la poesía se produce un tipo
de ser humano distinto, porque el arte nos acerca a
la libertad y universalmente, la libertad se ha
reconocido como el espacio auténtico del ser
humano", señaló.
Al ofrecer la cátedra Gravitaciones e Itinerarios
de la Poesía y Literatura Latinoamericana, que
ofreció El Colegio de Sinaloa y el ISIC, el también
ensayista y traductor consideró que si existiera un
acercamiento mayor al arte se tendría otra
sociedad. "La poesía le da al ser humano
profundidad, sensibilidad y la posibilidad de tener
un acercamiento a su espacio interior, eso ya es
decir mucho", consideró.
La poesía de hoy
El ganador del Premio Xavier Villaurrutia en 2008,
señaló que la diferencia entre la poesía actual y la
anterior sólo tiene que ver con la diferencia
generacional que se ha dado en la sociedad.
"En esencia la poesía sigue siendo la misma, con la
diferencia general que se da un ciudadano
mexicano de esa época y hoy cuando somos los
mismos y no los somos. También tiene que ver con
la disponibilidad de la información", apuntó
Castañón.
En la cátedra se revisó la obra de autores
hispanoamericanos como Rubén Darío, Gabriela
Mistral, Octavio Paz, Juan José Arreola, Juan Rulfo y
Gonzalo Rojas. "Al estar cerca de la poesía se
produce un tipo de ser humano distinto, porque el
arte nos acerca a la libertad y universalmente, la
libertad se ha reconocido como el espacio
auténtico del ser humano".
www.noroeste.com, 8 de octubre de 2009
***
CCCEEECCCIIILLLIIIAAA VVVIIICCCUUUÑÑÑAAA AAABBBRRREEE MMMUUUEEESSSTTTRRRAAA DDDEEE PPPOOOEEESSSÍÍÍAAA VVVIIISSSUUUAAALLL EEENNN EEESSSTTTAAADDDOOOSSS UUUNNNIIIDDDOOOSSS EEEllliiisssaaa MMMooonnnttteeeccciiinnnooosss
Ideas pintadas se llama
la exposición que la
artista chilena abrió en
Nueva York para
difundir la combinación
entre texto e imagen
que ha estado presente
desde la época de los
mayas hasta Vicente Huidobro y Nicanor Parra.
En el marco de la publicación de la Antología de
poesía latinoamericana de la Universidad de
Oxford (The Oxford Book of Latin American
Poetry), que se presenta mañana en Nueva York,
en la galería Cecilia de Torres se abrió la muestra
Ideas pintadas, curada por la poeta y artista visual
chilena Cecilia Vicuña, quien también estuvo a
cargo de la edición del libro junto a Ernesto Livon
Grosman.
El volumen, que reúne 500 años de poesía, pone
en plano de igualdad a los autores canónicos
(Neruda, Paz, Darío) con la poesía indígena, oral y
visual. "No hay movimientos, como el el
surrealismo, sino poemas específicos. Hay que
considerar que hay poesías indígenas muy ricas en
toda Latinoamérica. En México, por ejemplo, hay
cerca de 100 lenguas y en cada una hay 20
escritores importantes", señala Vicuña, quien de
los chilenos incluyó a los insoslayables (Mistral,
Neruda, Parra y Huidobro), pero también a
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/23
creadores más actuales, como Juan Luis Martínez,
Enrique Lihn y Elvira Hernández.
En la inauguración de la muestra de poesía
visual, la artista chilena se refirió a la amistad que
unió al uruguayo Joaquín Torres García con
Vicente Huidobro, verdaderos pilares de las
vanguardias en el continente.
Para Vicuña, la muestra provoca un diálogo
entre experiencias poéticas diversas. Se incluyen
imágenes de rituales indígenas, fotografías de la
tradición mural maya con su escritura pintada y
cerámica precolombina, todo mezclado con los
poemas visuales de Nicanor Parra, Juan Luis
Martínez y Vicente Huidobro. Los artistas chilenos
figuran junto a las láminas del libro pintado por
Guamán Poma de Ayala, en el siglo XVI, en que un
astrólogo-poeta porta un quipu, sistema de
memoria visual y escrita del mundo andino.
También hay dibujos realizados por el pintor
argentino Xul Solar, fotografías de los poetas
concretos de Brasil, el registro de acciones de arte
realizadas por la propia Vicuña e imágenes de la
ciudad poética en la costa de Ritoque, creada por el
colectivo de arquitectos Amereida.
"En el libro presentamos una visión inédita de
la poesía latinoamericana como totalidad: poesía
en el espacio, en el tiempo, en la página y en el
paisaje. Y era necesario llevarla a una exhibición
para que el público pudiera vivir la riqueza de
estos 500 años", explica la curadora, para quien las
distinciones entre verbo e imagen son inútiles. "En
la tradición maya y andina las imágenes y el verbo
son permeables y exigen la participación creadora
del lector para reconstruir los significados",
explica.
La antología no establece jerarquías entre la
poesía escrita y oral, lo que a su juicio rompe con
el molde clásico de las recopilaciones, que
privilegiaban sólo lo escrito. A comienzos del siglo
XIX, el venezolano Simón Rodríguez (también en la
exhibición) escribía: "Se puede pintar sin hablar,
pero no hablar sin pintar".
www.latercera.com/contenido/727_185589_9.s
html
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PPPEEETTTEEERRR HHHAAANNNDDDKKKEEE,,, PPPOOOEEETTTAAA DDDEEELLL YYYOOO JJJaaaiiimmmeee SSSiiillleeesss
Como casi todos los poetas europeos de su
generación, el austríaco Peter Handke, nacido en
1942, concibe la escritura como una continua y
concéntrica reflexión sobre el yo y el lenguaje:
«Con la palabra YO comienzan las dificultades»,
dice el undécimo poema de su primer libro, y la
angustia de los límites del habla sirve tanto de
autoironía como de estímulo a este inteligente,
crítico y lúcido creador, más atento a las
percepciones y perplejidades que la ficción del yo
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/24
procura que a los juegos fónicos que la
representación língüistica produce. Esto es lo que
lo diferencia tanto del carácter metafísico que
impregna la obra de Ingeborg Bachmann como del
letrismo y la poesía visual y concreta de Ernst
Jandl, a la que, por el uso de las mayúsculas y el
ludismo de la tipografía, da la impresión de
aproximarse a veces.
Su tradición, a la que no son ajenos los dos
citados nombres, se acerca más al Schopenhauer
que influirá en Nietzsche y en Mauthner y que será
el punto de partida del mejor Wittgenstein. La
crisis del sujeto, tan presente en la filosofía
austríaca de finales del siglo XIX, y la del lenguaje,
representada por la famosa carta de
Hoffmannsthal, vuelven a darse cita en Handke,
pero de otro modo, que es el que nos lo hace
contemporáneo no en tal o cual parte de sus libros,
sino en su totalidad.
Políticamente incorrecto
Vivir sin poesía reúne su obra poética publicada
hasta la fecha: los treinta y ocho poemas de El
mundo interior del mundo exterior del mundo
interior, los diecinueve de El fin del deambular, el
unitario Poema a la duración, que tradujo
Eustaquio Barjau hace algún tiempo, y los tres
movimientos de Leben ohne Poesie, con el que en
2007 ha querido titular la edición de su poesía
completa.
No es casual que las citas que abren su escritura
poética sean de un romántico como Jean Paul, ni
que su primer libro se exprese en las más diversas
formas, con entimemas y epiqueremas incrustados
en el discurso lírico, poemas en prosa llenos de
definiciones gramaticales aristotélicas, oraciones
nominales puras, coordinaciones mecánicamente
repetitivas, asíndeton acumulador, articulado
laconismo, objetivaciones directas, tono
discursivo, un irracionalismo controlado por la
sintaxis propia de la lengua coloquial, parodia de
distintos estilos formulares, utilización literaria de
la enumeración propia de la esquela, los títulos de
crédito de las películas y del hit-parade,
narratividad y diálogos, todo ello con un sistema
referencial que aúna la música y la filosofía con el
cine y el fútbol, y que no tiene reparos en adoptar
los modos de la confesión, incluso cuando ésta es
«políticamente incorrecta», como en la biografía
de la frase «No soy ni un nacionalista ni un
igualitario / No soy un adorador de la dictadura ni
el defensor de una mal entendida democracia», o
en «Mentira histórica».
Visión del mundo
En el primer Handke hay un alto grado de
provocación y una serie de temas tan obsesivos
como recurrentes, que, si no son del todo los
mismos, sí enlazan con los que su prosa paralela o
coetánea ofrece: el lector reconoce cuanto de
unitario y común hay en aquélla y en ésta, que es
tanto su visión del mundo como su idea del
lenguaje, o al revés, ya que en Handke mundo y
lenguaje son lo mismo.
El segundo libro supone una experimentación
de otro modo: en lo que él mismo llama «un
segundo yo» y que obliga a disponer los poemas
como si fueran dípticos de un «confuso balbucear».
Lo que predomina ahora es el poema breve y,
sobre todo, el fragmento, la estructura del haiku y
la economía verbal al servicio del análisis del
recuerdo y de la percepción.
En su tercera etapa se advierte el poema
sentido como movimiento en espiral: Handke
intenta intuir y fijar «el aliento de la duración»,
que no está en lo temporal sino en «lo maleable»,
que se convierte en «una calma», en una «espera»
y en «una redención» y que hace al yo menos
solipsista que solidario. El yo no se conforma con
una «letanía de palabras aisladas», el poema largo
sirve de cauce al monólogo interior, y la filosofía
de Bergson desplaza ahora a la germánica. Y el
cambio no es sólo de tema sino también de forma,
porque todos los textos últimos, aunque próximos
en su visión del lenguaje y del mundo, difieren
entre sí.
ABCD, núm. 916, 20 de septiembre de 2009
***
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/25
JJJOOORRRGGGEEE DDDEEE AAARRRCCCOOO,,, XXXXXX PPPRRREEEMMMIIIOOO IIINNNTTTEEERRRNNNAAACCCIIIOOONNNAAALLL DDDEEE PPPOOOEEESSSÍÍÍAAA SSSAAANNN JJJUUUAAANNN DDDEEE LLLAAA CCCRRRUUUZZZ CCC...TTT...III...
El escritor
madrileño
Jorge de Arco,
con la obra La
casa que
habitaste, ha
sido el
ganador de la
vigésima
edición del Premio Internacional de Poesía San
Juan de la Cruz, que otorga al vencedor un premio
de 6 000 euros y su publicación en la Colección
Adonais, de Ediciones Rialp.
El autor, de 42 años, es juglar de Fontiveros
desde 2005 y su obra fue seleccionada, según
Gonzalo Santonja, portavoz del jurado calificador,
por ser un libro que va “en consonancia” con el
nombre que lleva el premio.
Y es que La casa que habitaste tiene “un tono
sanjuanista” en algunos versos, además de llevar
un ritmo “muy cauto” que, “a veces, se disimula,
pero que golpea, a su final, como un aldabón”.
Se trata, asimismo, de un libro “muy castellano”,
que “está por encima de localismos”, de manera
que Santonja destacó que a Jorge de Arco “le
vendrá bien el premio”, de la misma forma que “al
premio le vienen bien este tipo de autores”.
Por su parte, Carmelo Guillén, de Ediciones
Rialp, destacó que la obra ganadora es “un libro de
la memoria, muy asentado en el amor” y que, pese
a ser “ciertamente castellano”, contiene “muchas
referencias a la cal, a la luz y a las palomas”,
elementos que "forman parte del mundo andaluz
del autor" y que, además, dan “continuidad” a la
obra de Jorge de Arco.
De la misma forma, subrayó el hecho de que en
La casa que habitaste, un libro en el que está
presente “la emoción”, se encuentren referencias a
Miguel Hernández, Pablo Neruda o José Hierro.
200 obras
En la vigésima edición del Premio Internacional de
Poesía San Juan de la Cruz, que organizan el
Ayuntamiento de Fontiveros, la Colonia
Fontivereña y la Obra Social de Caja de Ávila, en
colaboración con Ediciones Rialp, el poemario de
Jorge de Arco ha tenido que competir con las 200
obras presentadas, un número que “está en
consonancia con los de los tres últimos años”,
según puntualizó el presidente de la Colonia
Fontivereña, Javier Báñez.
Algunos de los remitidos desde países como
Venezuela, sin embargo, no han podido ser
calificados por el jurado, pues, según Báñez, no
cumplían con los requisitos, como incluir la plica.
Aún así, este año se han recibido poemarios,
sobre todo, de España, pero también de
numerosos países extranjeros; en su mayoría,
latinoamericanos. Entre todos ellos, finalmente,
quedaron 14 y el jurado calificador se decantó por
cinco y, especialmente, por tres, entre los que se
debatió para decidir el ganador.
Este año, el jurado del premio, que se entregará
en el mes de noviembre –no podrá llevarse a cabo
el acto en el Centro Integral de San Juan de la Cruz,
de Fontiveros, según detalló el presidente de Caja
de Ávila, Agustín González, por no estar aún
finalizado-, ha estado presidido por Clara Janés y
han formado parte de él, asimismo, Jesús
Munárriz, Carmelo Guillén, Antonio Colinas y
Gonzalo Santonja.
El autor
Por lo que respecta a Jorge de Arco, de 42 años, fue
nombrado juglar de Fontiveros en el año 2005 y es
profesor universitario de Literatura Española,
además de poeta, traductor y crítico literario.
Autor de obras como La constancia del agua y
director de la revista poética ‘Piedra del Molino’, a
lo largo de su trayectoria, premios como el Vicente
Aleixandre, el Fray Luis de León de madrigales, el
Santa Teresa de Jesús, el Martín Descalzo o el
Ciudad de Alcalá, entre otros.
www.aviladigital.com/subseccion/subseccion2/
fichaNoticia.aspx?IdNoticia=102042
***
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/26
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Castilla-la Mancha rendirá homenaje al poeta, en
su centenario, y repartirá 5.000 cd didácticos en
los centros de enseñanza. también se celebrará el
concierto «tristes guerras» en las cinco capitales
de provincia
«Cien años de ternura, cien años de poesía, cien
años de cultura». Con estas palabras, la consejera
de Cultura de Castilla-La Mancha, Soledad Herrero,
evoca la figura de un poeta español. El próximo
2010 ha sido declarado «Año Hernandiano»: Se
cumplen cien años del nacimiento en Orihuela del
poeta Miguel Hernández, que murió enfermo de
tuberculosis en la cárcel de Alicante en 1942, con
tan sólo 31 años de edad. El poeta será
homenajeado el año que viene en 18 países y 34
municipios españoles, y Castilla-La Mancha no
podía quedarse al margen de un centenario que
lidera la Fundación que lleva su nombre y que
dirige Juan José Sánchez. Las gestiones para
conmemorar los cien años del nacimiento del
autor de «El rayo que no cesa» se han realizado en
contacto con hispanistas, profesores universitarios
y centros culturales de Europa, América, África y
Asia.
Soledad Herrero, que tuvo el «honor» de
presentar en el Congreso de los Diputados una
iniciativa preparatoria del Centenario, está
especialmente sensibilizada con Miguel
Hernández, de quien alaba un «espíritu de
superación que supo trasladar a la poesía». El
Gobierno de Castilla-La Mancha, a través de las
Consejerías de Educación y Ciencia y Cultura,
Turismo y Artesanía, ha comenzado a preparar ya
su homenaje al poeta mediante la edición de un CD
interactivo didáctico, «El rayo que no cesa y la
importancia de la poesía social», que se
distribuiría entre 5 000 escolares de la región para
que trabajen con esta herramienta y conozcan la
lírica del pastor de Orihuela.
También cada capital de provincia acogerá la
celebración de un concierto donde se presentará el
disco del cantautor Paco Damas «Tristes guerras»,
en cuya grabación han colaborado Luis Eduardo
Aute y Pastora Soler. «También haremos un acto
conmemorativo del centenario, y lo presentaremos
en Madrid y Toledo. Tanto la música como los
recitales de poesía son una forma magnífica de
rendir tributo a nuestro gran poeta. En tiempos de
crisis, la cultura tiene que estar en primer plano»,
subraya la responsable autonómica de Cultura.
Talavera de la Reina, Puertollano, Ocaña y
Mestanza son cuatro localidades de Castilla-La
Mancha que se han sumado ya al acontecimiento,
ya que por todas ellas pasó el poeta. Como
muestran los archivos de la Fundación Cultural
Miguel Hernández, la figura de Carmen Pastrana
quedó vinculada a la del poeta por un encuentro
casual en la villa de Mestanza, donde ejercía como
maestra y que fue lugar de paso de Miguel
Hernández, que en aquella época formaba parte de
las Misiones Pedagógicas. «Tanto debió
impresionar Carmen al poeta que éste le dedicó un
poema, generando una polémica para la crítica
literaria hernandiana que ha llegado hasta
nuestros días».
Respecto a la estancia de Miguel Hernández en
las Misiones Pedagógicas en primavera de 1936
por tierras de la Mancha, el poeta escribe una carta
a su esposa Josefina con membrete del Hotel
Castilla de Puertollano, y fechada en marzo de
1936, donde dice: «Aquí me tienes ya; hubiera
querido escribirte ayer mismo que fue el día de mi
partida de Madrid a esta provincia de Ciudad Real.
Estoy muy cerca de Andalucía, pero no paso a
ella...te pido me escribas a la dirección ésta: Miguel
Hernández. Hotel Castilla. Puertollano».
La Fundación también ha realizado gestiones
con la Concejalía de Cultura de la localidad
toledana de Ocaña, en cuya cárcel estuvo preso
entre 1940 y 1941. El poeta, recluido al final de la
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/27
guerra civil, es trasladado en noviembre de 1940
al Penal de Ocaña, donde daba clase a los reclusos
analfabetos.
Vinculación con Talavera
«Y en Talavera de la Reina tuvo buenos amigos,
como Víctor González Gil o el poeta Rafael Morales,
que fueron bastante importantes en su vida. En
junio de 1935, cuando Víctor González dirigía la
revista talaverana «Rumbo», Miguel publicó allí el
soneto «Pastora de mis besos»», señala Juan José
Sánchez, director de la Fundación. Como se ve, la
vinculación del poeta con Talavera es grande y el
Organismo Autónomo Local de Cultura, que dirige
Francisco Castaño, «ya está preparando varias
actividades para el centenario». Para ello cuenta
con el apoyo de Pilar García, especialista en el
escultor Víctor González Gil, que perteneció a la
generación del 27 y que mantenía excelentes
relaciones con Miguel Hernández. Víctor González
Gil contó, durante una conferencia pronunciada en
la década de los ochenta, que Miguel Hernández
escribió «Las Nanas» y algunas cancioncillas en la
parte de arriba de su casa de Talavera, y abajo, en
el patio, se pasaba el día subido a la higuera, como
si estuviera en Orihuela.
La Fundación Miguel Hernández ha patrocinado
el disco del que habla la consejera, «Tristes
guerras», en el que el cantautor Francisco Damas
ha musicado doce poemas con la colaboración del
poeta argentino Juan Gelman, Premio Cervantes
2007; el cantautor Luis Eduardo Aute y la cantante
Pastora Soler, con ritmos contemporáneos. «Es un
intento de acercar la poesía de Miguel a todos los
públicos. Hay un formato digipack y también va a
haber un formato CD-ROM para alumnos», explica
Juan José Sánchez, quien añade que este último
formato estará patrocinado por el Gobierno de
Castilla-La Mancha, a través de las Consejerías de
Educación y Cultura, y que se distribuirá con fines
didácticos por los centros de enseñanza. La
presentación tendrá lugar en Toledo,
probablemente en octubre.
También en la capital de Castilla-La Mancha se
preparan unas jornadas dirigidas a profesores de
Educación Secundaria que podrían celebrarse, en
colaboración con la Junta de Comunidades, entre
febrero y marzo de 2010, impulsadas por una
experta en el poeta oriolano, la profesora
Inmaculada Gómez Vera, autora de una tesis
doctoral sobre Miguel Hernández.
Un acto muy especial del Centenario será el
envío a la luna del libro «Perito en lunas».
Introducidos en una cápsula, los poemas serán
depositados en la superficie lunar en 2011.
Saldrán desde Huston. Miguel Hernández, que se
autodenominaba «lunicultor», será así el primer
poeta del mundo que pisará la luna gracias a la
empresa Celestis, que trabaja para la NASA.
www.abc.es/20090929/nacional-castilla-mancha-
toledo/region-celebra-centenario-miguel-
200909292019.html
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Hace diez años, el 15 de
agosto de 1999, murió
Olga Orozco. Era una
mujer de edad provecta:
79 años. Había escrito 9
libros de poemas y su
vida y presencia ya
formaban parte de la
leyenda cultural
rioplatense, de
Argentina y Uruguay, y
su obra del patrimonio
literario de todo el
continente. La poeta de
quien Pere Gimferrer
afirmó en 1998, en el
prólogo a la antología
Eclipse y fulgores (Lumen), que era
manifiestamente la mayor poeta y uno de los
mayores poetas que escriben en estos momentos
en español”, empezó muy joven, a los dieciocho
años, a integrar los círculos de élite de la literatura
argentina. El gran Oliverio Girando fue uno de sus
primeros maestros y la editorial Losada, aquella
maravillosa casa que a tantos de nosotros, lectores
latinoamericanos de la segunda mitad del siglo XX,
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/28
nos dio la oportunidad de acercarnos por primera
vez al mundo de los libros, publicó la mayoría de
sus obras, la primera, Desde lejos, en 1974.
El año antes de la muerte de Orozco, un critico
informado como Julio Ortega afirmó que la
argentina era “la gran desconocida” de las grandes
poetas hispanoamericanas, un grupo del que
mencionaba a la cubana Fina García Marruz, la
peruana Blanca Varela y la uruguaya Idea Vilariño.
Sin embargo, ese mismo año la Feria Internacional
del Libro de Guadalajara le confirió el Premio de
las Literaturas Latinoamericanas y del Caribe Juan
Rulfo, y el año anterior, en 1997, el reino de
España le había concedido el Premio Reina Sofía
de Poesía Iberoamericana. Así, excepto el
Cervantes, que absurdamente le fue negado, los
principales reconocimientos literarios en lengua
española le fueron otorgados. De su poesía el
mismo Pere Ginferrer afirmó que se trataba de
“una voz cuyo poderío resulta tan turbador que
casi podría llamársele alarmante”.
De esa mujer, ahora, a la vuelta de diez años,
aparece un libro póstumo, un manojo de 12
poemas escrupulosamente presentados por su
albacea, la poeta Ana Becciú, y publicados por la
editorial Bruguera, de Barcelona. Últimos poemas,
de Olga Orozco, son los textos que la autora dejó
“encima de su mesa de trabajo” antes de ingresar
en el hospital donde habría de morir, como se
explica en el prólogo. Cuatro de ellos habían sido
ya publicados en la mencionada antología Eclipse y
fulgores. En todos se percibe una situación
limítrofe, más allá de la cual nada puede ser
siquiera imaginado, una existencia despojada de
todo impulso, de todo aliento, como el postrer
brote de una mata cuyas raíces no se nutrieran ya
de un suelo fértil, sino de uno árido, o se secaran al
aire, estériles. A juzgar por estos poemas, se puede
decir que en 1999 la voz de Olga Orozco seguía
siendo singular y poderosa, pero su espíritu
bordeaba ya la extenuación, había perdido todo
horizonte. Los últimos poemas parecen dictados
por una voluntad final. Son las palabras de quien
se apresta a entrar humildemente a la muerte.
Es cierto: la muerte fue siempre el objeto más
preciado, el lugar más buscado de su ronda
espiritual, de su meditación esforzada. En su
segundo libro, titulado
precisamente Las
muertes, incluyó un
poema titulado ‘Olga
Orozco’, que contiene este
primer verso: “Yo, Olga
Orozco, desde tu corazón
digo a todos que muero”.
El verso siguiente está
en pasado: “Amé la
soledad, la heroica perduración de toda fe”. El
universo de estos últimos poemas es el mismo de
toda la obra de Orozco. Ante la muerte, ante su
línea incandescente, la poeta argentina no intenta
proeza alguna. El deseo humano de trascender no
la arrebata. Ese deseo es, Orozco lo sabe bien, una
historia de amor no correspondido. La posteridad
no se enamora de los vivos y de la muerte solo
saben los muertos. Orozco ni siquiera intenta, en
estos momentos finales, unas palabras de adiós. En
lugar de una lujosa ceremonia de despedida, elige
un humilde balance, una aproximación respetuosa
a aquello que pronto va a ser consagrado de
manera definitiva. La serenidad, la franqueza y la
lucidez son los rasgos más distinguidos de esta
última prueba.
Orozco fue una poeta moderna. En la matriz de
su discurso actúan de manera permanente al
menos cuatro de fuentes incombustibles de la
sensibilidad moderna: 1. la tentativa de buscar el
mundo en la noche, de ‘descifrarlo’, por ‘mandato
de fuego’, a través de signos invisibles; 2. la
angustia ante el paso del tiempo, la caducidad y la
muerte; 3. la ausencia de paliativos ante la
destrucción de la vida antigua, que produjo un
aislamiento irremisible que se llamó ‘soledad’; 4. la
sensación de insuficiencia del lenguaje y la
consiguiente desconfianza ante la expresión: la
impotencia que obliga al silencio. Todo esto ayudó
a corroer la convicción de que habitamos un
mundo seguro, e inoculó en los hombres una
sensación de ‘desierto’ y de absurdo, y una
“vocación de abismo”, según uno de los versos de
Orozco, que confiesa haberse obstinado en una
“tentativa imposible”, haber sucumbido a un
destino, a una culpa, la culpa de soberbia. Orozco
es consciente de que ese deseo culposo ha guiado
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/29
su vida hasta el final; y
que el resultado solo
podía ser el que fue, uno
que la ha dejado con un
infierno propio, entre
“silencios crueles”, sin
canto, sin una morada
posible, pendiendo
“sobre la boca abierta
del abismo”.
La vida espiritual de la modernidad exigía a los
hombres y las mujeres una actitud heroica, que
tenía asimismo raigambre clásica y que se
convirtió en signo de distinción de muchos artistas
de los siglos XVIII, XIX y XX: Beethoven, Víctor
Hugo y Baudelaire son buenos ejemplos en la
cultura europea. Eva y Adán son sus ancestros, por
la ambición de conocimiento, pero también
Prometeo y Sísifo, por el arrojo y la aceptación del
castigo. Ese es el género de heroicidad que
empapan las confesiones de este libro. En sus
últimos poemas Orozco habla del precio: “¿acaso
no son esas moradas imposibles tus verdaderas
propiedades,/ ganadas palmo a palmo para los
territorios de los eternos bienes?/¿No son como la
inmóvil, inalterable cara de una misma
moneda/que lleva en reverso el precio que
pagaste:/la confusa, la incierta, la cambiante, la
sorpresiva cifra del presente?”.
A cualquier persona mayor de cuarenta años le
resultarán familiares estos sentimientos. Durante
tres siglos formaban parte de los más profundos
dilemas de la existencia en el mundo occidental, y
se agudizaron en el siglo XIX y XX, y en América
Latina marcaron indeleblemente a dos o tres
generaciones de pensadores, escritores y artistas,
de modo señalado a las generaciones de los años
veinte, treinta y cuarenta.
Hoy todo eso ha cambiado. La ciencia física y el
positivismo han vencido: el mundo es todo
materia. La soledad ya no existe: la burguesía
consiguió dar ‘compañía’ a los hombres, aunque
sólo sea una de calidad deleznable: la sociedad de
masas y los medios audiovisuales que gestiona son
sus principales recursos; la soledad, que hizo
pensar a Pascal que todos los problemas –incluso
las guerras- se resolverían si los hombres
aprendieran a estar solos, si pudieran quedarse
tranquilamente en una habitación a solas consigo
mismo, esa soledad, ya no existe. También el
tiempo ha dejado de ser un problema metafísico.
No hay eternidad; y en términos reales, no hay
pasado ni futuro. Sólo nos concierne el presente: lo
aceptamos todos, por mucho que parezca lo
contrario. Y la biogenética nos otorga cada día más
confianza frente a la corrupción de la carne. En
cuanto al lenguaje, ya lo dijo el poeta Tomás
Segovia: “No hay mudez en el hombre sordera es lo
que hay”. Sin duda la vacua locuacidad, uno de los
signos de este tiempo, es una de las causas de esa
tal sordera.
Los poemas de Orozco, pues, son un testimonio
de una manera de sentir de un hombre que está
desapareciendo. Son las últimas fulguraciones, un
último, magnífico, trágico estallido retrospectivo
de una de las testigos más veraces de nuestro
pasado inmediato.
El Telégrafo, Ecuador, 4 de octubre de 2009
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El próximo jueves 26 de
noviembre a las 19, en la
Biblioteca de la Legislatura
de Viedma, se presentará la
antología de Olga Orozco,
El jardín posible, con la
presencia de la poeta
Marisa Negri, autora del
prólogo y quien seleccionó
las obras editadas por
Ediciones en Danza.
Olga Orozco, reconocida poeta y cuentista
argentina contemporánea, nació en Santa Rosa de
Toay en 1920, y vivió en su ciudad natal, en la
provincia de La Pampa, hasta los ocho años; luego
se trasladó a Bahía Blanca y en 1936 se instaló en
Buenos Aires. Se graduó como maestra, profesión
que nunca ejerció, y más tarde se licenció en la
facultad de Filosofía y Letras. Colaboró en las
revistas Canto, A partir de cero, Sur, Cabalgata y
Anales de Buenos Aires. Trabajó como periodista y
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/30
en cierto momento llegó a tener ocho seudónimos,
cada uno para escribir en un estilo distinto;
durante años redactó los horóscopos del diario
Clarín. Incursionó asimismo en el radioteatro
como actriz. En 1961 obtuvo la beca del Fondo
Nacional de las Artes; ganó diversos premios de
poesía y en 1998 fue galardonada con el Octavo
Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe
Juan Rulfo, una de las distinciones más
importantes en lengua hispánica.
Publicó los libros: Las muertes, Losada, 1951;
Los juegos peligrosos, Losada, 1962; Museo salvaje,
Losada, 1974; Antología poética, Instituto de
Cooperación Iberoamericana, 1985; En el revés del
cielo, Sudamericana, 1988; La oscuridad es otro sol
(relatos), Pre-Textos, 1991; La luz es un abismo,
Vinten, 1993; Cantos a Berenice, Sudamericana,
1977; Mutaciones de la realidad, Sudamericana,
1979; La noche a la deriva, Fondo de Cultura
Económica, 1984; Con esta boca, en este mundo,
Sudamericana, 1994; y Los juegos peligrosos y otros
poemas, Ayacucho, Caracas, 1994.
Poemas suyos fueron traducidos al francés,
inglés, italiano, alemán, rumano, hindú, portugués
y japonés. También es importante su trayectoria
como novelista; un ejemplo de ello es la obra La
oscuridad es otro sol (1968).
Falleció el 15 agosto de 1999 a los 79 años
como consecuencia de una afección circulatoria,
sus restos se encuentran en un cementerio privado
de Pilar, provincia de Buenos Aires.
Marisa Negri, nació en Buenos Aires el 24 de
junio de 1971. Es profesora de Castellano,
Literatura y Latín y se especializó en Educación
por el Arte. Ha coordinado talleres de escritura
para diversas instituciones de todo el país.
Participó con una serie de haikus de la muestra
Satori en la galería Masottatorres (San Telmo,
Buenos Aires). Publicó los siguentes libros:
Caballos de arena (Poesía, Nuestra América,
Buenos Aires, 2003); Un camino en la selva, un
paso a la libertad (Antología de Ramón Quichiyao,
Futrono, Chile, 2004) y Al filo del gozo (Antología
de poesía erótica preparada por Marisa y Socorro
Trejo Sirvent, Viento al hombro, 2004).
www.eltendal.com.ar/inicio/index.php/letras/557-
se-presenta-en-viedma-la-antologia-de-olga-orozco
BBBUUUSSSCCCAAANNNDDDOOO EEELLL GGGRRRAAANNN LLLIIIBBBRRROOO::: EEENNNTTTRRREEEVVVIIISSSTTTAAA AAA LLLUUUIIISSSAAA FFFUUUTTTOOORRRAAANNNSSSKKKYYY GGGuuuiiilllllleeerrrmmmooo BBBrrraaavvvooo
Se dice solitaria,
pero mientras
hacemos la
entrevista el
teléfono no para de
sonar. “Disculpame,
era Laurita, una
amiga”,
“Disculpame, era
Lucía”, dice al volver
de la mesita de al
lado. Aunque el
departamento es
pequeño, parece
contener pedacitos de cada continente. “Típico
departamento de argentino”, dice con una voz bien
porteña que los viajes por el mundo no han sabido
borrar.
La primera travesía fue a través del norte
argentino. “En esa época para la juventud, en la
izquierda a la que yo pertenecía, el viaje obligado
no era Europa sino Latinoamérica. Europa era para
las Ocampo, Borges y Bioy”.
Poco después de ese viaje por el interior salió
del país con una beca para Estados Unidos, dónde
entró con una visa equivocada: “Fue cuando gané
la beca Fullbright. Abrochaban una hoja al
pasaporte donde ponían a qué ibas, cuánto tiempo
te ibas a quedar, etc. La mía decía: Alejandra
Pizarnik. Y así pasé la aduana de Argentina y de
Estados Unidos. Ella acababa de ganar la
Guggenheim, también viajó a América, no sé si en
su pasaporte decía Luisa Futoransky. Cuando me
enteré de su muerte, rompí ese papel”.
Antes había estudiado música con Cátulo
Castillo, se había recibido de abogada en la UBA y
había estudiado poesía anglosajona con un famoso
escritor argentino. “¿Ya dejaron de preguntarle
por Borges?”. “No. Me arrepiento de que se haya
sabido. Borges no necesita de mí, no necesita que
yo hable de él. Además he compartido cosas con
muchos grandes, con muchos, digamos, de los que
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/31
tienen su nombre en Wikipedia, pero se
empecinan con Borges. Él merece nuestro respeto
y admiración. También nuestro olvido en ciertas
cosas”.
¿Por qué decidió estudiar abogacía?
En mi época, siendo mujer y viniendo de una
familia de clase media, casi baja, como la mía, no
había muchas opciones. Estudiar era ya una
excentricidad. Estudiar letras ni hablar.
¿Y cómo se escribe desde “una mujer de clase
media, casi baja”?
La diferencia fundamental con algunos de mis
colegas es que yo he tenido siempre que ganarme
el pan de cada día. Mi vida pertenecía más al
ambiente de Arlt que al de Borges. El mundo del
trabajo puede traer sus dosis de humillación
cotidiana.
¿Cómo tomó la decisión de irse del país?
Primero por la beca, después fui encadenando los
viajes y se fue haciendo cada vez más difícil volver.
En 1963 publicó el libro de poesías Trago
fuerte. Al año siguiente, El corazón de los lugares.
Después fundó su propia editorial, La Loca Poesía,
con la que publicó en 1968 Babel Babel, uno de sus
libros más reconocidos. Siguieron más de una
docena de libros de poesía, pero también ha
publicado novelas (Son cuentos chinos, 1983; De Pe
a Pa, 1986; Urracas, 1992; El Formosa, 2009) y
ensayos (Pelos, 1990; Lunas de miel, 1996).
¿Qué diferencia hay entre trabajar un poema,
un ensayo o una novela?
Esencialmente son parte de lo mismo. Escribir
prosa o poesía. Nunca he escrito a mano.
Simplemente me siento en la computadora, o en la
máquina antes, y escribo. Es difícil hablar de esto
porque operan procesos que uno mismo
desconoce.
¿Y el trabajo periodístico?
El trabajo periodístico que yo he ejercido, que no
es el periodismo de investigación, es muy ingrato.
En París trabajé en la agencia France Presse. El
trabajo en una agencia es redactar a velocidad y
sobre temas económicos donde si te equivocás en
un número puede ser un problema enorme.
Después de pasar por Japón y China, donde trabajó
como periodista, se instaló en 1981 en París,
donde además de trabajar en France Presse ofició
como conferenciante en el Centre Pompidou, y
aunque admite que ese trabajo está considerado
una especie de lujo, dice que también fue difícil:
“Nadie sabe que en el Centre Pompidou, además de
estar todo el día entre cuadros, los responsables
de sector hacen ronda para ver si estás en tu
puesto y tenés que pedir permiso para ir al baño”.
Después de tantos viajes y de haber pasado
casi treinta años en París, ¿volvería a vivir en
Buenos Aires?
No, no lo creo. Aquí soy un hongo, puedo aislarme.
En Argentina adivino todo, soy permeable a todo.
Desde la manera de abrir el diario hasta el acento.
Sería demasiado difícil, aquí puedo cerrar las
cortinas, allá no podría.
En París, aún sigue trabajando para ganarse el
pan de cada día, hace traducciones y correcciones.
Por suerte, le queda tiempo para escribir cada
mañana dos o tres horas, bien temprano, y
también para organizar picnics o ir a nadar a la
pileta de su barrio. “¿Y el futuro?”.
“Como siempre, sigo pensando en escribir el
gran libro”.
www.letralia.com/219/entrevistas01.htm
***
MMMUUURRRIIIÓÓÓ LLLEEEÓÓÓNNNIIIDDDAAASSS LLLAAAMMMBBBOOORRRGGGHHHIIINNNIII,,, UUUNNN PPPOOOEEETTTAAA DDDEEE LLLAAA PPPAAARRROOODDDIIIAAA
El escritor, que reelaboró la poesía gauchesca, eligió
la tragedia y la risa para hablar del país
El escritor argentino Leónidas Lamborghini, una
figura singular de la poesía, creador de una obra
que jugó con la parodia y con la tragedia, y cuya
influencia se extendió en América latina, falleció
ayer por la tarde, en Buenos Aires, a los 82 años de
edad.
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/32
Muchas veces
criticado, otras
tantas celebrado,
siempre
controvertido,
Lamborghini tuvo
entre sus
admiradores a
Leopoldo Marechal,
Rodolfo Fogwill,
Juan L. Ortiz y
Ricardo Piglia, que
escribió: "Todos admiramos a Lamborghini y todos
lo hemos copiado".
"Fue un escritor de variaciones sutiles, que
revisó con estiletes agudos y espíritu socarrón
textos fundamentales de la política argentina", se
difundió apenas conocida la noticia desde la
Biblioteca Nacional, donde comenzó su velatorio
ayer, a las 21.30.
Autor de 25 libros de poesía, tres novelas y
numerosos ensayos, Lamborghini recuperó la
poesía gauchesca y la reformuló apelando a la risa,
la tragedia, la mezcla y el absurdo.
Así, pensaba, se podía comprender la Argentina.
"Entre la parodia y la tragedia se define nuestra
realidad histórico política, como supieron
entenderlo y expresarlo los gauchescos Hidalgo,
Ascasubi, Del Campo y Hernández", escribió el
autor, alguna vez acusado de "mancillar a la
poesía", como él mismo recordaba.
Militancia y literatura
Leónidas Lamborghini nació en el barrio porteño
de Villa del Parque el 10 de enero de 1927.
Comenzó sus estudios universitarios en 1946, en
la Facultad de Agronomía, que abandonó, para
dedicarse a trabajar en la industria textil (como
tejedor y encargado de telares) y, a partir de 1955,
se dedicó al periodismo y a la poesía de manera
completa.
Fue redactor del diario Crítica y debutó como
escritor con El saboteador arrepentido, de 1955. A
esa obra se sumaron Al público (1957) y Las patas
en las fuentes (1965), obra que creó como
respuesta a la expresión "aluvión zoológico", que
el diputado radical Sanmartino había usado para
hablar del peronismo.
Militante peronista, integrante brevemente de
la Secretaría de Cultura del Gobierno de la
Provincia de Buenos Aires durante el gobierno de
Héctor Cámpora, entre 1977 y 1990 vivió exiliado
con su familia en México.
Fue autor también de La estatua de la libertad
(1968), Coplas del Che (1968), La canción de
Buenos Aires (1968), El solicitante descolocado
(1971), Partitas (1972) y de la obra de teatro
Perón en Caracas (1999), que se montó este año en
el teatro La Ranchería y cuya crítica en LA NACION
elogió "una escritura que defiende siempre el valor
de la palabra y no se ata a ninguna decoración
innecesaria".
En 1972, en Eva Perón en la hoguera , hizo, en
sus palabras, "una relectura de La razón de mi vida
". Era hermano del también escritor Osvaldo
Lamborghini, fallecido en 1985. Entre sus obras
poéticas también se cuentan Circus (1986), Odiseo
confinado (1992), La risa canalla (2004) y El
jugador, el juego (2007). También escribió novelas:
Un amor como pocos (1993), La experiencia de la
vida (1996).
En ensayo, se dedicó, entre otros temas, a
analizar críticamente la poesía gauchesca, que
entendía como "una épica de la antiépica con un
antihéroe como héroe: los paisanos payasos de
Hidalgo, de Ascasubi, de Del Campo, y ese clown
desgarrado que los resume a todos: Martín Fierro",
como escribió en 1995 en El poder de la parodia .
"La política y la historia política siempre han
estado haciendo presión sobre mi trabajo",
aseguró en ese texto, que sintetiza su credo
estético . La parodia era,
para Lamborghini, la vía
para cuestionar los
valores hegemónicos y
revelar el vacío de
muchas convenciones, y
la risa, un camino para
llegar a la verdad.
La editorial Adriana
Hidalgo publicó la casi
totalidad de sus últimos
libros: El jardín de los
elpoemaseminal 137-138/ oct-nov 2009/33
poetas , Carroña última forma , Trento , Odiseo
confinado (reedición), y El jugador, el juego. Varios
libros suyos todavía permanecen inéditos.
En una entrevista, Lamborghini condensó la
originalidad de su obra: "Quiero demostrar que el
poema no se explica con la idea, sino que se gesta
en contra de lo que uno había pensado al
principio".
Sus restos se velan desde anoche y hasta hoy, a
las 16, en la sala Augusto Raúl Cortazar de la
Biblioteca Nacional (Agüero 2502). Serán
enterrados en el cementerio de la Chacarita.
La Nación, Buenos Aires, 14 de noviembre de 2009
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“Triste que todo pase... Pero también qué dicha
este gran cambio perpetuo. Si pudiéramos detener
el instante todo sería mucho más terrible».
¿Pueden imaginar a un José Emilio Pacheco de
2009, digamos, que hubiera congelado el tiempo
fugaz en un momento preciso? Nosotros, sí.
Ocurrió esta mañana, en el Palacio Real, donde el
autor de «El arte de la sombra» detuvo el espacio
para conquistar al auditorio con su bonhomía,
sencillez y humildad, cualidades que no se estilan
en este aire de los días irrespirables.
José Emilio Pacheco, que a las siete de esta
tarde recibe el merecidísimo premio Reina Sofía de
Poesía Iberoamericana (después de muchos años
de quedarse a las puertas) de manos de Doña Sofía
en el Salón de Columnas del Palacio Real,
constituye por sí mismo una literatura. Como sus
compatriotas Octavio Paz y Alfonso Reyes (a quien
él daba a leer sus textos de juventud) y como Jorge
Luis Borges, de quien Pacheco es consumada
autoridad. José Emilio Pacheco es el único poeta
posterior a Octavio Paz que ha creado un universo
auténticamente propio, labrando y esculpiendo
todos los tonos del lenguaje, el poema confidencial,
el irónico, el de lo cotidiano, sostiene uno de sus
grandes admiradores, Jaime Siles, encargado de
presentar la antología Contraelegía, editada por la
Universidad de Salamanca con motivo de la
concesión del XVIII premio Reina Sofía de Poesía
Iberoamericana, que cuenta con una magnífica
introducción, edición y selección de la profesora
de Literatura de la Universidad de Salamanca, y
"pachequista" convicta y confesa, Francisca
Noguerol.
Sin dedicatorias
La clase de José Emilio Pacheco la destiló el
estupendo poeta a la primera pregunta de esta
mañaña, en la presentación de su «Contraelegía»:
¿Se considera usted el mejor poeta mexicano?
“¡Cómo voy a ser el mejor poeta mexicano si no lo
soy ni de mi colonia, ni de mi barrio!”, contraataca
al instante. Y lo explicita: “A la vuelta de la esquina
de mi casa vive Juan Gelman [premio Reina Sofía -
el año en el que Pachecó quedó segundo- y
Cervantes], y a unas cuantas cuadras (manzanas)
Alberto Blanco”. Cuando Gelman ganó el Cervantes
invitó a su vecino Pacheco a brindar por el
galardón en un restaurante cercano, en presencia
de su editor Chus Visor. José Emilio Pacheco, que
no tenía a mano su poemario (“se lo cambié ayer
por un disco a la joven y linda cantante española
Rosa”) confesó que no ha puesto dedicatoria en su
libro porque “si no lo convierto en un libro
tibetano de muertos”.
¿En qué empleará la dotación económica del
Premio Reina Sofía (42.100 euros)? Con deliciosa
ironía, Pacheco remató: “A esta edad, el galardón
tengo que emplearlo en gastos médicos. Si me
hubiera pillado con 30 años me lo habría gastado
en Ibiza”, mientras sonreía en la distancia a su
encantadora mujer Cristina.
¿Y el sentimiento de lo efímero? ¿Dónde nace,
maestro Pacheco? Don José Emilio responde con
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prontitud y sabiduría: “Ese sentimiento de lo
efímero es consecuencia directa de haber nacido y
crecido en la ciudad de México, donde todo
desaparece al instante. ¡Todo desaparece
brutalmente en México! Yo no me puedo oponer al
cambio, pero de repente cae una casa y la
sustituyen por un edificio horrendo”. José Emilio
Pacheco ensancha el mundo con su poesía. ¿Su
inspiración poética? Y recurre a la fábula del
ciempiés y el entomólogo: “Resulta que un buen
día un entomólogo le pregunta al ciempiés cuál es
la patita que mueve primero. El insecto se queda
petrificado. Se agobia, se paraliza, se muere de
hambre y cae ante tamaña cuestión. Eso mismo me
pasa a mí. No sé qué patita poética muevo en
primer lugar. La ‘fama’ me está impidiendo
escribir una sóla línea. Yo creo que tras la Feria de
Guadalajara nadie se acordará de mí”.
Aunque aún queda el Cervantes -como apuntó
el director de Patrimonio Nacional, Yago Pico de
Coaña, cinco autores galardonados con el Reina
Sofía fueron reconocidos posteriormente con el
premio que lleva el nombre de don Miguel de
Cervantes: Gonzalo Rojas, Álvaro Mutis, José
Hierro, Antonio Gamoneda y Juan Gelman-, pero
José Emilio Pacheco no aspira a ningún otro
reconocimiento: “Jamás di un paso o pedí una
carta de recomendación. No tengo ningún afán de
superviviencia. Al día siguiente en que me muera,
desapareceré”. No leemos a Pacheco. Nos leemos
en él.
ABC, Madrid, 17 de noviembre de 2009
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La noche de ayer fue para José Emilio Pacheco la
culminación de un día diferente, emotivo e
inolvidable. Recibió de manos de la Reina Sofía el
premio de Poesía Iberoamericana y dijo que está
muy agradecido por la distinción, que no sólo es
para él y su obra, sino “para toda la poesía
mexicana y latinoamericana que es muy buena”.
Pero también dijo sentirse abrumado por tantas
entrevistas, que no le gustan. Aún así, señaló que
en medio de la situación que vive México se ha
levantado un movimiento poético que uno sólo
puede explicárselo como una forma de resistencia
a las dificultades. “La poesía no puede cambiar eso,
pero sí reflejarlo”. “Solo se me ocurre que
escribimos poesía porque es una forma de
resistencia contra la barbarie”. asegura.
En el antiguo Palacio Real de Madrid y ante más
de 300 invitados, el poeta dijo en su discurso de
aceptación del prestigioso galardón que recibió
por su trayectoria literaria, dijo que “la violencia
sigue siendo un látigo que azota al planeta, y en
especial a México, al que se suma el desempleo”.
El poeta, quien asistió acompañado de su
esposa Cristina Pacheco, aseguró que “ahora la
violencia y la crueldad extremas son mi pan
cotidiano”.
José Emilio Pacheco señaló que el Premio Reina
Sofía es una ventura que no admite un discurso
elevado, al que prefirió sustituir por unas sencillas
palabras de gratitud. “No quiero apartarme de esta
buena costumbre ni tampoco ignorar las trágicas
circunstancias por las que atraviesan México, en
particular, y el mundo, en general”, añadió.
Y en ese tono explicó que han dicho que lo
ocurrido en los 20 años posteriores a la caída del
Muro de Berlín se resume entre un título de
Dickens y otro de Balzac: Grandes esperanzas y Las
ilusiones perdidas.
Al hablar de estas épocas turbulentas, recordó
que nació a mediados de otro año horrible, 1939,
pero “me libré de los desastres de la guerra. No
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sufrí los bombardeos,
las batallas, las
persecuciones o los
campos de exterminio.
Todo lo experimenté a
distancia, pero no por
ello dejó de
imprimirse en cuanto
he escrito”.
José Emilio
Pacheco, considerado
en 2002, a través de
una encuesta por
internet de la revista
Letras Libres, como “el mejor poeta vivo de
México”, dice que “escribo sobre lo que veo y lo
que veo no es para sentirse optimista. Ahora hay
un nuevo matiz que no existía antes, una crueldad
nueva. Por ejemplo, antes había venganza entre los
gangsters, pero a las mujeres y a los niños se les
respetaba. Ahora aparecen los niños quemados
vivos o un hombre decapitado al que le sacan los
ojos, es monstruoso. Es de una impotencia terrible;
yo creo que no soy pesimista, que con los seres
humanos me quedé corto”, añade.
México es para Pacheco todo, además de ser el
tema de muchos de sus poemas. Uno de ellos,
convertido en todo un símbolo para muchos
jóvenes: “No amo mi patria / Su fulgor abstracto /
es inasible. Pero (aunque suene mal) daría la vida
por diez lugares suyos / cierta gente, puertos,
bosques, desiertos, fortalezas...”.
Explicó que actualmente hay muchos jóvenes
escribiendo poesía. “Yo podría decir que la poesía
ha perdido adeptos, aunque tampoco creo que
haya habido una época de oro de este género”,
expuso, aunque agregó que quizá nunca se había
escrito y leído tanta poesía como en estos tiempos.
Anotó que además hay un elemento que
contribuye a ello, que es el internet, “que yo ya por
razones de edad no conozco, pero estoy seguro de
que la comunicación a través de esta vía debe ser
muy intensa”.
El escritor Rafael Pérez Gay celebró que el
Premio Reina Sofía de Poesía iberoamericana se le
haya otorgado a José Emilio Pacheco, porque con
ello premian a la más sólida y tenaz trayectoria
poética de nuestro país, dijo.
Subrayó que “Pacheco es el hombre de letras
vivo más importante de México que desde hace ya
muchos años se ha dedicado con rigor, disciplina y
entrega al mundo de la literatura.
“Con este reconocimiento se premia el talento
de uno de los escritores que con sus textos nos
enseña de manera inteligente y atractiva al mundo
fascinante de las letras”.
Por su parte, el escritor René Avilés Fabila dijo:
“José Emilio tiene muy merecido este premio y
muchos otros más. Es uno de los escritores de
mayor talento, de mayor cultura. Creo que su único
antecedente en tal sentido es Alfonso Reyes.
“Pacheco es un hombre de letras, desde niño
empezó a escribir y ha logrado incursionar de una
manera fantástica en todos los géneros literarios:
cuento, novela, poesía, ensayo y periodismo, es un
escritor muy completo”.
La Crónica de Hoy, 18 de noviembre de 2009
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Antonio Gamoneda descubrió que la poesía, incluso
la solidaria, se hace en soledad.
El español
Antonio
Gamoneda
(Oviedo, 1931)
tiene la mirada
reposada de los
poetas
veteranos. La
misma luz en los
ojos que se puede apreciar en Rafael Cadenas, que
rebosaba en Eugenio Montejo y en Alfredo Silva
Estrada. El poeta asturiano estuvo en Caracas y
Valencia, en un instante que pudo abrir dentro de
su gira por América Latina. En la capital recitó en
Ciudad Banesco, y en Valencia fue recibido por la
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Feria Internacional del Libro de la Universidad de
Carabobo (Filuc).
¿Cuánto ha variado su poesía desde sus inicios?
Hacia mediados de los setenta, cuando apareció la
democracia en España, yo llevaba 15 años
escribiendo poco y sin publicar. A partir de ese
momento algo me incentivó o yo dejé de
preocuparme por la dictadura, pero me di cuenta
que mi poesía, mi lenguaje, mi pensamiento
poético, habían cambiado.
¿Qué es ese pensamiento poético?
Lo entiendo como el lenguaje interior que, en mi
caso, registró una rítmica distinta, una manera de
dirigirme hacia una semántica desconocida, una
significación que antes era más deliberada aunque
no puro automatismo. Y eso, más toda la vida de
esos 15 años, dieron como resultado un giro en el
lenguaje poético fuerte.
¿Hubo síntomas?
Ocurre que la poesía no me interesa como palabra
ornamentada. Me interesa más como un hecho
existencial, con el mismo peso de realidad y vida
que pueden tener otros aspectos. Los años habían
pasado, la existencia me había cargado de sentidos
y de contenidos nuevos y eso, más algo intuitivo,
habían cambiado todo.
¿Qué pasó?
Un día iba por la orilla del río Torío, con orillas
llenas de álamos y se me aparecieron unas
palabras: "El óxido se posó en mi lengua como el
sabor de una desaparición". Yo no lo pensé,
vinieron y eran palabras con un molduraje un
tanto rítmico como semántico imprevisto para mí.
Allí partió la poesía y, como ahora no tengo
perspectiva sobre mí mismo, no sé si hay
verdaderos cambios.
Se dice que su poesía no entra en ninguna
tendencia, ¿Cómo la define?
Eso no es ningún mérito especial. Yo soy un poeta
provinciano vocacionalmente, que nunca he
participado de los mundillos literarios, de los
grupos que configuran una tendencia. La poesía se
hace en soledad, incluso la que conlleva
solidaridades.
Pero usted tiene cuatro premios importantes.
¿Cómo lo perciben los jóvenes?
No lo sé. De repente, primero despacio y luego en
sorprendente torrencial, llegaron los premios.
Igual tengo conciencia clara de mi soledad.
¿Qué prepara ahora?
Estoy intentando tener espacio mental libre para
escribir con cierta responsabilidad. Pero
precisamente esa torrencialidad de la que
hablábamos ha intervenido en mi vida. Esa no es la
posición que yo quiero para escribir; me fatiga un
poco.
¿Mantiene relación con los poetas
venezolanos?
No. No tengo especial conocimiento de la poesía
venezolana, ni de la poesía latinoamericana. Sí era
buen amigo de Eugenio Montejo. Este
desconocimiento es parte de una culpabilidad aún
mayor porque el desconocimiento es colectivo y
recíproco. Pero claro, ¿dónde están aquí los libros
españoles? Resultan carísimos. Los libros tienen
origen en un acto de creación, pero son un
producto de mercado y eso condiciona el
conocimiento.
¿Qué lee actualmente?
Hace tres años que no leo un libro entero. O estoy
viajando o a las 3:00 de la mañana estoy
preparando una conferencia. Es exagerado, pero es
así. Tengo una carpeta con papeles garabateados
que no sé si son algo o nada. He terminado de
escribir hace medio año un libro de memorias de
infancia. Proyectos tengo, pero no son más que
eso.
www.eluniversal.com/2009/11/20/til_art_la-poesia-
no-me-int_1662502.shtml
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NNNOOOVVVEEEDDDAAADDDEEESSS
Minerva Margarita Villarreal, Herida luminosa. México, Conaculta, 2009
A ratos elegía y a ratos canto
celebratorio, Herida luminosa, de
Minerva Margarita Villarreal, se
nos presenta como un largo
poema fragmentario cuyas
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estaciones apuntan hacia la construcción de un
paisaje estrechamente unido al origen. Con una
voz que no teme mostrar su herida en el arrebato
lírico, y a la vez capaz de remontar bellas alturas
verbales, la autora reincide en emparejar con
fortuna una cadencia bíblica a un tono erótico.
A lo largo del poemario, el espacio físico muta
hasta confundirse con los confines interiores
donde los verbos caer, subir, avanzar, retroceder
son brújulas a descubrir en el trance de una
comunión del cuerpo con otras esferas de
existencia. El amante y la divinidad se confunden
en un mismo diálogo. Una trinidad donde las
transfiguraciones del interlocutor comprenden al
padre, al amante y al hijo. Porque abreva
venturosamente en una tradición cara a nuestro
idioma, y por sus aciertos estéticos que logran una
intensidad espiritual, este libro se inscribe con
solvencia entre lo mejor de la poesía que se escribe
actualmente en nuestro país.
Luis Jorge Boone
Noé Jitrik, Cálculo equivocado. Poemas 1983-
2008. Buenos Aires, FCE, 2009
Cálculo equivocado reúne la obra poética de Noé
Jitrik escrita entre 1983 y 2008: Última copa y no
va más, El vals de otro tiempo, El tango del filósofo,
Anatomías, Ocasionales y Erráticas.
[…] En este volumen que hoy
reúne felizmente no pocos años
de poesía que mana serena
pero no mansamente,
[descubro] tanto la
concentración (y
ahondamiento) de ese discurrir
original como la aparición de
nuevos timbres, el logrado
escandido, por ejemplo, que encabalga y
desencabalga las líneas no sólo para emitir sentido
sino también para expresar, en sus mejores
momentos al unísono, sonido; algo que en esta
época sorda, y muda, devuelve sus laureles al
longevo y jamás desdeñable valor del oído. La
poesía de Noé Jitrik no es una manifestación
diferente de su inteligente y atentísima capacidad
de reflexión y análisis. O al menos, no sólo eso.
Sino también, unas veces aguzándola y otras por el
contrario, la manifestación espontánea, la
evidencia de una devoción y de un lirismo
personal, auténtico, de fondo (no sólo como telón),
que ha fluido y sostenido siempre en lo esencial,
por tener conciencia fresca de él, su propia obra
académica, su propio criterio como crítico.
Rodolfo Alonso
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