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Elogios para Derribando fortalezas «La mayoría de las personas termina en la desesperación, no por la decepción del dolor, sino por la decepción de la felicidad. Como a menudo he observado, el momento más solitario de la vida es aquel cuando acabas de experimentar lo que pensabas que sería magnífico, y te decepcionas. Esta es la realidad que Johnny Hunt examina en su libro. Pero dichosamente, también ilustra cómo Dios puede derribar las fortalezas del enemigo en nuestra vida si nos rendimos a su gracia y sabiduría. Conozco a Johnny desde hace muchos años, y aprecio su franqueza y pasión. Su entusiasmo es contagioso. Sus respuestas son prácticas. Su amor por Dios y por la gente es refrescante, a pesar de ser una persona tan solicitada». Ravi Zacharias Autor de gran éxito de ventas y orador internacional «Derribando fortalezas es el mejor libro del pastor Johnny Hunt. Pero además de ser su mejor logro, es un libro interesante, incluso fascinante. La mayoría de las personas encon- trará su mensaje asociado a la realidad de sus vidas. Y para una multitud su contenido será liberador. Cuando un hombre está siendo estrangulado por una anaconda, lo único que quiere es saber cómo liberarse. Si estás luchando contra un hábito que te tiene atado y del que no puedes librarte, esta obra del pastor Johnny es una hoja de ruta que te mostrará la salida de esa zona de guerra». Paige Patterson Presidente, Seminario Teológico Bautista del Suroeste, Fort Worth, Texas «El pastor Johnny ha tenido la carga de ayudar a los hombres a lo largo de todo su ministe- rio. Este nuevo libro ofrece puntos prácticos para ministrar incluso a más personas. Reco- miendo este libro y su ministerio sin dudarlo». Frank Page Presidente del comité ejecutivo de la SBC «Llegar a ser el hombre que Dios quiere que seas comienza con saber conducirte. La buena noticia que encontrarás en este libro es que no tienes que hacerlo solo. Dios está contigo. Por más de veinticinco años, el pastor Johnny Hunt ha enseñado a decenas de miles de hombres lo que necesitan hacer para derribar las fortalezas que los paralizan. Este libro te muestra cómo vivir en victoria». Tim DeTellis Presidente, New Missions «Aunque los cristianos no pueden ser poseídos por el diablo o los demonios, estos pueden oprimirlos. Nuestra negativa a arrepentirnos de nuestros pecados le otorga al enemigo el derecho de acosarnos. Tenemos ataduras de pecado que estorban nuestro camino y testi- monio cristiano. En este nuevo libro, el pastor Johnny Hunt ayuda a todos los cristianos, especialmente a los hombres, a derribar las fortalezas y a caminar en libertad. Recomiendo encarecidamente esta obra de mi estimado amigo». Steve Gaines, PhD Pastor principal, Bellevue Baptist Church, Memphis, TN Presidente, Convención Bautista del Sur

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Elogios para Derribando fortalezas

«La mayoría de las personas termina en la desesperación, no por la decepción del dolor, sino por la decepción de la felicidad. Como a menudo he observado, el momento más solitario de la vida es aquel cuando acabas de experimentar lo que pensabas que sería magnífico, y te decepcionas. Esta es la realidad que Johnny Hunt examina en su libro. Pero dichosamente, también ilustra cómo Dios puede derribar las fortalezas del enemigo en nuestra vida si nos rendimos a su gracia y sabiduría. Conozco a Johnny desde hace muchos años, y aprecio su franqueza y pasión. Su entusiasmo es contagioso. Sus respuestas son prácticas. Su amor por Dios y por la gente es refrescante, a pesar de ser una persona tan solicitada».

Ravi ZachariasAutor de gran éxito de ventas y orador internacional

«Derribando fortalezas es el mejor libro del pastor Johnny Hunt. Pero además de ser su mejor logro, es un libro interesante, incluso fascinante. La mayoría de las personas encon-trará su mensaje asociado a la realidad de sus vidas. Y para una multitud su contenido será liberador. Cuando un hombre está siendo estrangulado por una anaconda, lo único que quiere es saber cómo liberarse. Si estás luchando contra un hábito que te tiene atado y del que no puedes librarte, esta obra del pastor Johnny es una hoja de ruta que te mostrará la salida de esa zona de guerra».

Paige PattersonPresidente, Seminario Teológico Bautista del Suroeste, Fort Worth, Texas

«El pastor Johnny ha tenido la carga de ayudar a los hombres a lo largo de todo su ministe-rio. Este nuevo libro ofrece puntos prácticos para ministrar incluso a más personas. Reco-miendo este libro y su ministerio sin dudarlo».

Frank PagePresidente del comité ejecutivo de la SBC

«Llegar a ser el hombre que Dios quiere que seas comienza con saber conducirte. La buena noticia que encontrarás en este libro es que no tienes que hacerlo solo. Dios está contigo. Por más de veinticinco años, el pastor Johnny Hunt ha enseñado a decenas de miles de hombres lo que necesitan hacer para derribar las fortalezas que los paralizan. Este libro te muestra cómo vivir en victoria».

Tim DeTellisPresidente, New Missions

«Aunque los cristianos no pueden ser poseídos por el diablo o los demonios, estos pueden oprimirlos. Nuestra negativa a arrepentirnos de nuestros pecados le otorga al enemigo el derecho de acosarnos. Tenemos ataduras de pecado que estorban nuestro camino y testi-monio cristiano. En este nuevo libro, el pastor Johnny Hunt ayuda a todos los cristianos, especialmente a los hombres, a derribar las fortalezas y a caminar en libertad. Recomiendo encarecidamente esta obra de mi estimado amigo».

Steve Gaines, PhDPastor principal, Bellevue Baptist Church, Memphis, TN

Presidente, Convención Bautista del Sur

«Johnny Hunt es un hombre que tiene un mensaje de vida para los hombres. Derribando fortalezas preparará a los hombres con las herramientas que necesitan para la intensa bata-lla personal que libran contra el maligno cada día. Los hombres que lean y practiquen los principios bíblicos de este libro encontrarán libertad. Léelo de forma individual o en grupo en tu marcha hacia la victoria que te pertenece en Cristo diariamente».

Dr. Ronnie FloydPastor principal, Cross Church, Springdale, AR

Anterior presidente, Convención Bautista del Sur

«Así como Juan el Bautista tenía un ministerio de predicación ungido para hacer “volver el corazón de los padres hacia los hijos”, Johnny Hunt también habla poderosamente a los hombres, maridos y padres. Que Dios use este libro para hacer volver el corazón de los hombres a Dios, y así puedan caminar en libertad y fidelidad».

Pastor Jeff Crook,Blackshear Place Baptist Church, Flowery Branch, GA

«Johnny Hunt es uno de los predicadores más talentosos y apasionados que conozco. Tiene una carga real por las almas de los hombres, y esa pasión se refleja en la plataforma que Dios le ha dado para hablar a los hombres de todos los Estados Unidos. Además, en todo su ministerio, Johnny está comprometido con la autoridad absoluta de la Palabra de Dios».

Ken HamDirector ejecutivo y presidente, Answers in Genesis

«Derribando fortalezas debe estar en la biblioteca de cada cristiano de los Estados Unidos. Quién más calificado para escribir este importante libro que el pastor Johnny, un hombre que congrega a una de las mayores reuniones anuales de hombres de los Estados Unidos y que es ampliamente reconocido por su capacidad para llegar al corazón de los hombres en todos sus niveles, desde el ejecutivo corporativo hasta el empleado de menor nivel. Derribando fortalezas aborda los problemas “candentes” que enfrentan los hombres de hoy, con ilustraciones cautivantes y lleno de los principios bíblicos que ayudarán a todo hom-bre a caminar en la libertad que Cristo ofrece. No es un eufemismo decir que es la lectura obligada para todo hombre».

Dr. Steve HaleEvangelista, Steve Hale Evangelistic Association

Woodstock, GA

«Los hombres se enfrentan constantemente a tentaciones, adversidades y diversas fortale-zas de la cultura actual. En Derribando fortalezas, el pastor Johnny aborda los problemas que enfrentan los hombres y establece un plan de acción bíblico para tener la victoria. Es una importante voz que enseña a ministrar y discipular a los hombres de nuestra cultura. Todo hombre debería adquirir un ejemplar de este libro y leerlo».

Robbie GallatyPastor principal, Longhollow Baptist Church, Hendersonville, TN

Presidente y fundador, Replicate Ministries

F O R T A L E Z A SD E R R I B A N D O

Victoria sobre las luchas que te paralizan

JOHNNY HUNT

Título del original: Demolishing Strongholds © 2017 por Johnny Hunt y publicado por Harvest House Publishers, Eugene, Oregon 97402. Traducido con permiso.

Edición en castellano: Derribando fortalezas, © 2017 por Editorial Portavoz, filial de Kregel, Inc., Grand Rapids, Michigan 49505. Todos los derechos reservados.

Traducción: Rosa Pugliese

A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas han sido tomadas de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960™ es una marca registrada de American Bible Society, y puede ser usada solamente bajo licencia.

El texto bíblico indicado con “NVI” ha sido tomado de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, copyright © 1999 por Biblica, Inc.® Todos los derechos reservados.

El texto bíblico indicado con “NTV” ha sido tomado de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Usado con permiso de Tyndale House Publishers, Inc., 351 Executive Dr., Carol Stream, IL 60188, Estados Unidos de América. Todos los derechos reservados.

Las cursivas añadidas en los versículos bíblicos son énfasis del autor.

EDITORIAL PORTAVOZ 2450 Oak Industrial Drive NE Grand Rapids, MI 49505 USA Visítenos en: www.portavoz.com

ISBN 978-0-8254-5775-3 (rústica) ISBN 978-0-8254-6674-8 (Kindle) ISBN 978-0-8254-7488-0 (epub)

1 2 3 4 5 edición / año 26 25 24 23 22 21 20 19 18 17

Impreso en los Estados Unidos de América Printed in the United States of America

La misión de Editorial Portavoz consiste en proporcionar productos de calidad —con integridad y excelencia—, desde una perspectiva bíblica y confiable, que animen a las personas a conocer y servir a Jesucristo.

Contenido

Introducción: Es hora de ser libre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 1 Las fortalezas que te tienen cautivo . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

Primera parte: Cómo te atrapan las fortalezas 2 La batalla por tu mente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27 3 Relaciones peligrosas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41 4 La distracción de la atracción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55 5 La racionalización de la tentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69 6 El diablo quiere tenerte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83

Segunda parte: Jugada triple 7 Sexo: El drama de la seducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99 8 Dinero: El señuelo de la codicia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113 9 Orgullo: El pecado del diablo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127

Tercera parte: Las armas invencibles que derriban fortalezas 10 Arma 1: Confesión y arrepentimiento . . . . . . . . . . . . . . 143 11 Arma 2: Aprende a recibir y a conceder perdón . . . . . . . .157 12 Arma 3: No dejes que tu espada se oxide . . . . . . . . . . . . 171 13 Arma 4: Entrénate a andar en el Espíritu . . . . . . . . . . . . 185 14 Arma 5: Apóyate en tus compañeros de batalla . . . . . . . 197

Epílogo: Vive de tal modo que no te olviden . . . . . . . . . .211 Apéndice: Versículos clave para derribar fortalezas

persistentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219

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IntroducciónEs hora de ser libre

Quisieras ser un hombre íntegro. Quisieras ser piadoso. Qui-sieras pensar bíblicamente, y que tu esposa o amigos cerca-nos te digan: «¡No puedo creer el gran cambio que veo en ti!».

Quisieras eso. Tal vez incluso lo anheles. Pero estás luchando. To-davía no has logrado ser «ese hombre», aunque realmente quieras serlo. De alguna manera, sigues tropezando. Te caes. Te vuelves a caer. Te sientes atrapado dentro de un hoyo profundo y oscuro sin salida aparente. Te esfuerzas por ocultar el creciente desorden de tu vida, pero cada día se hace más difícil. Estás desesperado por tener victoria, pero ahora dudas de que alguna vez puedas.

Este libro es para ti.Durante veinticinco años he ayudado a hombres como tú a ser

libres e incluso a derribar las fortalezas que los han mantenido pa-ralizados durante tanto tiempo. No me malinterpretes; ¡yo tam-bién lucho! Pero sé que podemos convertirnos en los hombres que siempre hemos querido ser. Podemos llegar a ser hombres que vi-ven en victoria. Podemos aprender a hacer ahora lo que nos hará felices después.

Dios quiere que sus promesas se hagan realidad en nuestras

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vidas, y en este libro quiero ayudarte a experimentarlas. Si estás luchando con una o más fortalezas que te tienen paralizado, De-rribando fortalezas te ayudará a encontrar el camino hacia tu liber-tad y una vida victoriosa.

¿Por qué escribir este libro?Hace un cuarto de siglo comencé a sentir la necesidad de hacer

mi mejor esfuerzo por influenciar a los hombres de nuestra igle-sia para que llegaran a ser todo lo que Dios quería que fueran. Veo a los hombres como una gran reserva de energía sobrecargada sin aprovechar en el reino de Dios.

La iglesia evangélica promedio sería un desastre total si no fuera por las mujeres piadosas que se levantan y toman la inicia-tiva. Quiero volver a ver hombres fuertes y piadosos, que toman el lugar de liderazgo que honra a Dios en la familia y la iglesia. ¡Y sé que las mujeres casadas quieren lo mismo! Cada semana me dicen que anhelan tener maridos piadosos que tomen el manto del lide-razgo espiritual y lo ejerzan.

Cada febrero, en la Primera Iglesia Bautista de Woodstock, ce-lebramos una conferencia para hombres. Maridos y solteros, abue-los y nietos, pastores y ancianos, y laicos y miles de otros hombres vienen de todo el país para escuchar la Palabra de Dios y alentarse mutuamente a convertirse en los hombres que en realidad quieren ser. Hace algunos años pasamos la conferencia al fin de semana del Super Bowl para que el último día de la conferencia, los hom-bres pudieran disfrutar juntos de la gran final del campeonato y regresar a casa muy motivados.

El domingo por la noche comenzamos nuestro servicio con cientos de hombres en cada pasillo del auditorio, quienes en su ma-yoría oraban postrados: «Dios, ayúdame a ser un hombre piadoso. ¡Ayúdame a ser una buena influencia en mi familia, mi lugar de trabajo y mi comunidad!». Escenas como esa me confirman que necesito dedicar gran parte de mi vida a los hombres.

Yo no me convertí a Cristo hasta los veinte años de edad,

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cuando Dios me salvó en un salón de billar. Había abandonado la escuela secundaria y era un adolescente borracho, sin propósito y sin rumbo en la vida. De hecho, dejé la escuela secundaria porque me negué a dar la reseña de un libro en público.

Sin embargo, Dios tenía algo mejor para mí que jugar al billar, y ese hecho me infunde pasión para ayudar a los hombres a ser los líderes, los maridos, los padres, los héroes que Dios quiere que sean. Si Dios pudo hacer algo conmigo, también puede hacerlo contigo.

No sé qué tipo de fortaleza te tiene paralizado, pero quiero ayudarte a derribarla y luego a borrarla de tu vida para que seas totalmente libre. Podrías preguntarte: ¿Es realmente posible? Sí, realmente lo es. Sé que lo es, porque en los últimos veinticinco años lo he visto suceder miles de veces.

Y ahora te ha llegado el turno a ti.

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1Las fortalezas que te tienen cautivo

Una vez me reuní con un conferencista público nacionalmente conocido en el mundo de la revista Fortune 500. Con su es-posa sentada a su lado, me dijo: «Me levanto cada mañana,

leo unos treinta o cuarenta minutos a Oswald Chambers y des-pués leo la Palabra de Dios. Pero incluso mientras estoy leyendo, soy consciente de lo que planeo hacer a la noche. Hace dos años he tenido dos aventuras amorosas y me embriago con regularidad».

¿Te sorprendería saber que este hombre está en la iglesia cada vez que hay reunión? Lo está, junto a un número incalculable de otros hombres cristianos. Sinceramente, no te cuento su triste historia porque crea que él es la excepción. No lo es. Creo que él es la regla.

La realidad es que el hombre cristiano promedio se encuentra atrapado en un círculo vicioso. Tal vez en algún momento de su vida toque fondo y diga: «Dios, lo siento mucho. Necesito con-fesarte algo». Confiesa su condición a Dios y, por un tiempo, se siente mejor. Pero pronto empieza a deslizarse hasta que, final-mente, vuelve a tocar fondo.

Entonces, un domingo, tal vez escucha un buen sermón y le pide perdón a Dios. Se vuelve a sentir mejor, pero en una semana o dos está otra vez donde empezó.

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Sé que este patrón se repite cada semana en todas las iglesias de los Estados Unidos. Pero también sé otra cosa. Sé que este hombre, y millones de otros como él, quieren mejorar. Quieren ser verdade-ros hombres de Dios. Quieren guiar a sus familias y hacer su tra-bajo con una fortaleza espiritual que honre a Dios. Pero siempre hay un obstáculo en su camino, algo que los atrapa en una forma de vida destructiva que termina por ser muy parecida a una prisión.

La Biblia llama a ese «algo» una fortaleza del enemigo. Y si un hombre no batalla contra las ataduras del diablo en su vida, ter-minará por alejarse más y más de ese hombre que quiere llegar a ser. Al igual que Bobby.

¿Dónde está su papá?Si alguna vez vienes a la Primera Iglesia Bautista de Woodstock

a la reunión de adoración de las 8:30 de la mañana, te mostraré lo grave que puede ser la atadura de una fortaleza. Te mostraré a una familia determinada. Sé exactamente dónde se sientan. Puedo se-ñalarte a una mujer con seis de sus ocho hijos junto a ella. Puedo dar media vuelta y decirte: «¿Ves a esas dos chicas sentadas una al lado de la otra en el coro? Son las otras dos hijas. ¿Y dónde está su papá? Bueno, esa es una larga historia.

Bobby Apon solía cantar en NewSong, uno de los principa-les grupos de música cristiana de los Estados Unidos. Pero luego se volvió adicto a las llamadas pornográficas de marcado directo. Después de las once de la noche, una mujer bonita solía aparecer en la televisión y decir algo así como: «Hola, guapo. ¿Estás solo? Si es así, llámame». Solía pensar: ¿No creo que la llame nadie? Y si lo hacen, no será ella quien responda. Entonces, ¿por qué habrían de llamar? Sin embargo, se destinan medio millón de llamadas al día a estos servicios pornográficos de marcado directo.

Bobby gastaba 435 dólares al mes en llamadas a estos números. Podrías decirme: «Habrá sido un tipo no muy agraciado, ¿verdad?». No, no realmente. Si lo hubieras visto en el escenario, no había nadie más guapo que él en el auditorio. Nadie tenía menos grasa

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corporal. El hombre medía 1,95 m y entrenaba todo el tiempo. ¡Por algo lo llamaban Superman! Tenía una bella esposa y ocho hijos maravillosos. Y, sin embargo, Bobby quedó atrapado en las llamadas pornográficas.

Lo descubrí después de predicar en Euless, Texas, para una con-ferencia bíblica, donde NewSong acababa de presentarse. Cuando el grupo cantó, oí a la multitud comenzar a gritar: «¡Viva Jesús!». Pero cuando Bobby pasó al frente, sonaba mucho más a «¡Viva Bobby!». En el escenario, algunos de sus movimientos provocati-vos realmente me entristecieron. Aquella noche volví inquieto a mi habitación del hotel. Cada vez que me despertaba, los pensa-mientos sobre el concierto me perturbaban.

Temprano a la mañana siguiente, le envié un mensaje: «¿Po-dríamos desayunar juntos, Bobby?». Por favor, quisiera que sepas que no soy alguien que le guste confrontar a la gente. Preferiría que me trague la tierra o que me azoten antes que enfrentar resuelta-mente a alguien; pero sentí que debía hacerlo, aunque Bobby no fuera miembro de mi iglesia. Cuando nos encontramos, le comenté lo que había observado la noche anterior y que mi corazón se ha-bía afligido. Le dije que lo amaba y que la única razón por la que quería hablar con él era porque realmente me preocupaba su vida.

Bobby no apreció mis esfuerzos. Se enfadó y me llamó lega-lista y crítico. «Deberías ocuparte de tu propia vida», dijo enfu-recido. No me lastimó, gracias a Dios, aunque más tarde me dijo que quiso lastimarme. Me sentí mal por su reacción y pensé que no debería haberle dicho nada.

Alrededor de dos semanas más tarde, Bobby llamó para pedir una cita en mi oficina. Cuando nos sentamos a hablar, me pre-guntó cómo sabía de sus luchas sexuales. Le dije que no lo sabía, pero pensé que estaba caminando en un terreno peligroso y que podía terminar en un lugar al que probablemente no quería ir. Fue entonces cuando me habló de su adicción a los servicios pornográ-ficos de marcado directo.

En ese momento todavía no teníamos en Woodstock un

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ministerio para trabajar con los ministros caídos, y francamente, ni siquiera tenía el conocimiento adecuado para hablar de la situa-ción de Bobby. Pero de todos modos traté de ayudarlo, le di el me-jor consejo que pude y oré con él. Después se fue.

No vi mucho a Bobby después de eso, excepto cuando me lo cruzaba en la carretera. Pero al año más o menos, vino a verme de nuevo, esta vez para confesarme su adulterio. Resultó que a través de esas llamadas telefónicas, una mujer anónima le dijo cómo en-contrar una pareja dispuesta para una aventura amorosa. Así que llamó a una mujer de otro estado, donde tenían un concierto con su grupo y organizó todo.

Nunca olvidaré lo que dijo en su última visita a mi oficina. «Cuando salí de Georgia, sabía que planeaba estar con esa mujer en una habitación de hotel en Louisiana. Nunca le había sido in-fiel a mi esposa, pastor, a pesar de haber caído en la pornografía y haberme enfrentado a muchas tentaciones».

La Palabra de Dios dice que participar de una vida desorde-nada, siempre conduce a más desorden. El pecado nunca está satis-fecho con cuánto tiene de ti. Siempre quiere más. Una vieja canción dice que el pecado te llevará más lejos de lo que quieres ir, te cos-tará más de lo que quieres pagar y te mantendrá más tiempo del que quieres estar. El pecado juega para ganar. Como el evangelista Freddie Gage dijo: «El pecado emociona y luego mata. Te fascina y luego asesina. Si juegas con él, vas a perder». Cada vez que jue-gues con el pecado, te quemarás.

Cuando Bobby cruzó la frontera del estado, dijo que sentía como si el Espíritu de Dios le dijera: «¡No lo hagas!», pero siguió adelante. «Recuerdo cuando crucé Alabama —me dijo—. Re-cuerdo cuando crucé Mississippi. Recuerdo cuando crucé Louisi-ana. Nunca pensé que pudiera suceder realmente. Johnny, fue una sola vez. Nunca he estado involucrado con ella ni con ninguna otra mujer en toda mi vida». Se detuvo y apartó la mirada por un mo-mento. «No puedo lidiar con esto —dijo tímidamente—. Tengo que sacar esto de mi corazón para poder seguir adelante».

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¿Estás luchando con una fortaleza del enemigo? Puede que esté relacionada con la pornografía, una aventura extramatrimonial o algo completamente distinto. Sea lo que sea, se ha arraigado en tu corazón y te sientes atrapado. Tienes que saber que hasta que lo arranques de tu corazón no podrás seguir adelante, como tam-poco pudo Bobby.

Aunque su esposa ya se había enterado de su adulterio, le pedí a Bobby que le confesara su pecado. También le dije que necesita-ban consejería y comenzar un proceso de restauración.

Detesto decirlo, pero Bobby perdió su ministerio. Los compa-ñeros del grupo le dijeron: «Eres un cantante muy talentoso y pri-vilegiado, pero no podemos permitir eso. Te has descalificado del ministerio». Ellos perdonaron a Bobby, pero las consecuencias de su pecado le costaron su trabajo.

¿Te das cuenta de que hay una diferencia entre el perdón y las consecuencias? A veces la gente piensa: Solo me estás intimidando; no me estás perdonando. Pero el perdón no siempre te exime de las consecuencias. Tenía un miembro del personal que cayó en una relación adúltera con una secretaria. Dios sabe que amo profun-damente a ese hombre, pero lo despedí. Esa fue la consecuencia necesaria de su pecado.

La esposa de Bobby lo perdonó y parecían seguir adelante. Cuando los ánimos comenzaron a aquietarse, parecía como si Bobby estuviera empezando a crecer espiritualmente y a cultivar una relación más fuerte con su esposa.

Pero un domingo por la noche, algunos años más tarde, sonó mi teléfono. Cuando contesté, oí la voz perturbada de la esposa de Bobby. «Queremos que sepas que volvió a caer —dijo ella—. Pastor, nos vamos a encontrar con nuestro propio pastor mañana por la mañana. Por favor, ora por nosotros. Estoy hecha pedazos». Aun así, me dejó en claro que quería encontrar una forma de sal-var su matrimonio. Le dije que estaría orando por ellos y le pedí que me comunicara el resultado.

Al día siguiente, mi teléfono volvió a sonar. Esta vez fue un

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amigo que me comunicaba algo que nunca esperé escuchar. Tem-prano a la mañana, Bobby le había dicho a su esposa que antes de su sesión de consejería, necesitaba ver a su médico. Después de la visita al médico, se dirigió a un lugar cerca de su casa y tomó la decisión de poner fin a su vida.

Presidí su funeral.Un año o dos después de la muerte de Bobby, oficié una boda

en la que me distraje durante la mayor parte de la ceremonia por el llanto de una adolescente. Después me enteré de que había sido la hija mayor de Bobby, Abigail. Ella no podía dejar de pensar en el día que llegara su propia boda. ¿Quién la llevaría del brazo por el pasillo, ahora que su papá no estaba?

¿Puedes ver lo que me impulsa a ser tan apasionado sobre este delicado asunto de las fortalezas del enemigo? Cada domingo por la mañana, cuando me levanto para predicar, veo a una viuda con ocho hijos (se unieron a nuestra iglesia después de la muerte de Bobby). Su marido está en la eternidad, porque el diablo juega para ganar. El pecado llevó a Bobby más lejos de lo que quería, le costó más de lo que quería pagar y lo mantuvo más tiempo del que quería quedarse. En el nombre de Jesús de Nazaret, ¿cómo podemos ganar la guerra a menos que los hombres confesemos nuestros pecados?

Cada día de mi vida, la trágica historia de Bobby me recuerda el alto costo de la vida de pecado. Yo amaba a Bobby. Aún lo con-sidero un buen hombre, pero se dejó atrapar por el enemigo. Per-mitió que un pensamiento se convirtiera en un hábito, lo cual pasó a ser una acción y luego una fortaleza que acabó con él. Las forta-lezas del enemigo destruyen nuestros matrimonios, dañan a nues-tros hijos y devoran nuestra vida personal. Tenemos que tomar una decisión simple, pero crítica: aprendemos a derribar las fortalezas del enemigo en nuestras vidas o estas nos destruirán.

Las fortalezas del enemigo comienzan en la mente. Bobby reco-noció que, en un momento dado, dijo: «El enemigo empezó hace muchos, muchos años a envolverme sutilmente para alejarme de las cosas de Dios». Y en otra ocasión afirmó: «Quiero animarte a

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escuchar a Dios mientras todavía es una pequeña voz en tu cora-zón. No hagas que Dios tenga que llamarte la atención de la ma-nera más difícil».

El ladrón de la gloriaLa gente hoy día se burla de la idea de un diablo personal. Ri-

diculizamos la guerra espiritual. Preferimos leer acerca de ella, en vez de tratar de entender cómo participar con éxito de la guerra espiritual. Pero la Biblia nos enseña que se está librando una gue-rra que no podemos luchar en nuestra carne. Dice: «Porque las ar-mas de nuestra milicia no son carnales [esto significa que no son simplemente humanas], sino poderosas en Dios para la destruc-ción de fortalezas» (2 Corintios 10:4).

Cuando empecé a dar conferencias para hombres hace apro-ximadamente un cuarto de siglo, le pedí a las mujeres relaciona-das con los asistentes que oraran por mí. Y me enviaron cartas con confesiones como estas:

Mi esposo trae a casa un material que quiere que vea y me ofende. Solía seguirle el juego hasta que Cristo me salvó y me puse a cuentas con Dios. Él dice que es salvo, pero todavía intenta hacerme participar de eso.

Quiero que sepa que mi marido regularmente frecuenta diferentes cantinas y clubes de estriptis.

Se está librando una guerra y muchos de nosotros no estamos preparados para ella. La Biblia dice que debemos confesar nuestro pecado para que Satanás no nos engañe «pues no ignoramos sus maquinaciones» (2 Corintios 2:11).

Si eres un creyente, ¿entiendes que Satanás busca aprovecharse de ti? ¿Qué podría significar que el diablo quiere aprovecharse de ti?

Las Escrituras llaman a Satanás calumniador, mentiroso, Lu-cifer. ¿Pero sabes qué nombre le pondría yo? Lo llamaría ladrón de la gloria.

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El diablo no podía soportar el hecho de que Dios estuviera reci-biendo toda la gloria en el cielo, entonces trató de destronar al Se-ñor. Seis veces en Isaías 14, el diablo usa el pronombre «yo» como cuando dice: «Sobre las alturas de las nubes [yo] subiré, y [yo] seré semejante al Altísimo». Básicamente estaba diciendo: «Estoy can-sado de que Dios reciba la gloria. Yo quiero recibir la gloria».

Creo que has adquirido este libro porque quieres ser un verda-dero hombre de Dios. Quieres ser un ejemplo para tus hijos, un héroe para tu esposa, un modelo para todos los demás. Cuando te conviertes en un hombre de Dios, ¿sabes lo que Dios hace contigo? Dios es glorificado en ti. Cuando una iglesia obedece a Dios, ¿sabe qué hace esa iglesia? Esa iglesia le da la gloria a Dios.

¿Y qué hace el diablo? Él hace lo que hizo cuando fue expul-sado del cielo hace siglos y siglos. Todavía está tratando de robarle la gloria de Dios. Hace todo lo posible para robarle a un hombre piadoso su testimonio.

Dudo que el diablo te odie en particular, aunque ciertamente no tiene afecto por ti. Pero realmente no se trata de ti. Satanás odia a Dios, y cuando Dios está siendo glorificado por medio de ti, el diablo quiere hacer algo terrible en tu vida para que Dios no re-ciba la gloria que Él merece. A Satanás no le importas tú, simple-mente no quiere que Dios sea glorificado.

¿Recuerdas lo que le pasó a Sansón cuando Dios estaba siendo glorificado por medio de él? Apareció la sensual y seductora Da-lila. Cuando finalmente consiguió que Sansón creyera sus menti-ras, primero perdió su fuerza y luego perdió la victoria en su vida. Como resultado, los filisteos hicieron una fiesta y dieron alabanza y gloria al dios de la luna, Dagón, por destruir a Sansón.

Dalila no lo destruyó. Fue la herramienta que Satanás usó para deshacerse de Sansón. Nuestra guerra no es contra carne y sangre, pero esa mujer sí lo era. Ella fue el medio que Satanás usó para provocar la destrucción espiritual de Sansón. Después del episodio con Sansón, no se vuelve a mencionar a Dalila en las Escrituras.

Lo mismo ocurre en nuestro mundo hoy. Ninguna prostituta

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destruyó a algunos pastores o evangelistas. El diablo lo hizo. Nin-gún amante homosexual destruyó a algunos líderes. El diablo lo hizo. Ninguna corrupción financiera destruyó a los que sucum-bieron a ella. El diablo lo hizo.

El enemigo mismo quiere destruirte. Satanás quiere «aprove-charse de ti y de mí» para poder robarse la gloria de Dios.

Prepárate para la batallaNadie se prepara para una batalla de la que no es consciente. Y

nadie gana una batalla para la cual no se prepara.Yo me preparo para la batalla. Realmente lo hago. Entiendo

que la vida no es un patio de recreo, sino un campo de batalla. Así que me preparo.

Cuando regreso a casa de un viaje de predicación por África, por ejemplo, por lo general tengo que alojarme en algún lugar de Europa para pasar la noche. Ya sé que muchos hoteles allí progra-man sus televisores para mostrar películas para adultos tan pronto como enciendes la televisión. De modo que yo no la enciendo.

La vida cristiana no es difícil, como podrías pensar. De hecho, es imposible. Por eso Dios nunca te llamó a vivirla; Él te llamó a morir y dejar que Cristo la viva a través de ti. Las armas que Dios te da son poderosas en Él, no en ti.

Simplemente, no puedes luchar una batalla espiritual con ar-mas carnales. Esto explica por qué podrías estar pensando: Hom-bre, voy a la iglesia otra vez esta semana. Tal vez Dios me perdone y le vuelva a dedicar mi vida. Y el ciclo se repite una y otra vez. ¿Sa-bes cuál es el problema? Estás tratando de hacer el trabajo que solo Dios puede hacer.

¡Escucha! Solo podrás ganar con las armas que Dios te da, ar-mas que son poderosas en Él. Dios las ha puesto a tu disposición. Tu responsabilidad es usarlas. Y si las usas, podrás ganar esta ba-talla. En los próximos capítulos hablaremos de las armas más im-portantes que necesitas.

La Biblia nos enseña y dice: «fortaleceos en el Señor» (Efesios

20 • DERRIBANDO FORTALEZAS

6:10). No dice: «Sed fuertes en la carne». No te instruye a ser de-cidido, tenaz o incluso determinado. Te dice que seas fuerte en el Señor y en el poder de su fuerza. Dice: «Vestíos de toda la arma-dura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo» (v. 11). El diablo es astuto y tiene algunas desagrada-bles artimañas para destruirte. Tiene un plan exclusivo para ti.

Dios nos dice: «ni deis lugar al diablo» (Efesios 4:27). La pa-labra traducida «lugar» habla de una oportunidad. No le des una oportunidad al diablo, ni siquiera la más leve oportunidad de lan-zar sus planes contra ti. Si lo haces, él aprovechará la oportunidad para levantar una fortaleza. Y desde esa fortaleza, lanzará sus ata-ques destinados a destruirte.

Cualquier hábito puede apoderarse de tiDurante un examen reciente, una médica me dijo: «Tengo que

hacerle estas preguntas, así que por favor, no se ofenda».—¿Toma bebidas alcohólicas?—No, doctora.—¿Fuma?—No.—¿Alguna vez ha fumado o bebido?—Sí, solía hacerlo.—¿Cuánto tiempo hace?—Dejé de fumar cuando tenía quince años. Pero no me con-

vertí hasta los veinte. Así que me emborraché hasta esa edad.Eso fue hace mucho tiempo, pero todavía puedo recordar

cuando alguien me decía: «Vamos, fúmate un cigarrillo». Así que tomé uno. Aunque no era cristiano, en ese momento oré: «¡Oh Dios, que no me pregunten si inhalé el humo!».

Pero me lo preguntaron. Cuando asentí con la cabeza, me di-jeron: «Si realmente quieres empezar a fumar, tienes que inhalar el humo».

¿Sabes cómo es inhalar el humo de un cigarrillo las primeras veces? Lo recuerdo, a pesar de que hace medio siglo que no fumo.

LAS FORTALEZAS QUE TE TIENEN CAUTIVO • 21

Es malo, porque es antinatural. Si no fuera antinatural tener humo en mis pulmones, iría detrás de los bomberos. Me apresuraría a ir a los incendios e intentaría inhalar todo el humo que pudiera. «¡Oye, humo gratis!».

Inhalas el humo, toses, tus ojos se inyectan de sangre y tus oí-dos de agua.

—Oye, está bueno —te dicen.—Sí.—¿Quieres otro?—No, estoy bien.¿Sabes qué pasa entonces? Después de un tiempo, te acostum-

bras. Y finalmente se convierte en un hábito. Incluso tus amigos fumadores podrían decirle:

—Oye, hombre, estás fumando demasiado.—No me molestes —respondes—. Puedo dejarlo cuando

quiera.Probablemente puedas… hasta que el hábito se convierte en

una fortaleza. Y entonces no tienes más opción.Escucha: Una fortaleza del enemigo es cualquier hábito que se

apodera de ti.En un momento de tu vida estabas jugando con este hábito

porque no pensabas que era tan grave. Luego, un día, te atrapa. Y ya no te puedes soltar.

Eso es una fortaleza del enemigo.Sí, podrías experimentar una victoria momentánea. Podrías pa-

sar una semana sin caer en él. Pero la verdad es que te tiene atra-pado. Y ahora te avergüenzas de haber dejado que algo tan pequeño se apoderase de ti. Lo que una vez tenías dominado, ahora te do-mina a ti. Eso es una fortaleza del enemigo.

El enemigo levanta una fortaleza en tu territorio, desde la cual puede lanzar sus ataques detrás de tus defensas cuando él quiera. Si le das lugar al diablo, le estás permitiendo construir una for-taleza dentro de tu territorio. Una vez que el enemigo ha levan-tado una fortaleza, no podrás alejarlo de tu vida y ya no necesitas

22 • DERRIBANDO FORTALEZAS

la armadura de Dios, necesitas liberación. Ya está en tu vida, por-que le has dado lugar.

Cuando cedes bajo sus ataques y dices cosas como «Voy a co-nectarme a la Internet para visitar algunos sitios de sexo», o «Voy a engañar a mi jefe», o «Creo que voy a buscarme una novia secreta» —sea lo que sea—, le permites al enemigo levantar una fortaleza de hierro en tu vida, en tu propio territorio. Y desde allí tu ene-migo te lanza brutales ataques detrás de tus defensas.

¿Cómo puedes vencer cuando sucede eso? ¿Cómo puedes ser un hombre de Dios victorioso si le has cedido al enemigo una parte del territorio de tu vida? ¿Cómo puedes triunfar si le dejas cons-truir una enorme fortaleza detrás de tus defensas?

¿Cómo puedes ganar?La respuesta es que no puedes.Sé qué es «ganar» en mi propia vida. En primer lugar, quiero

predicar el mensaje de salvación de Cristo y llevar al cielo conmigo a tanta gente como pueda. En segundo lugar, quiero alcanzar la potencialidad personal que Dios me ha dado, todo lo que el Se-ñor quiere hacer en mí; que nada ni nadie me detenga, no hay lí-mite. En tercer lugar, quiero ayudar a tantas personas como pueda a convertirse en devotos seguidores de Jesucristo.

Pero ¿cómo puedo lograr alguna de esas cosas si le cedo al dia-blo territorio de mi vida? Si le permito levantar una fortaleza detrás de mis defensas, no puedo lograr ninguno de estos objetivos. Y si has permitido que el diablo levante una fortaleza en tu vida, tam-poco podrás lograr ninguna de las metas más importantes para ti.

¿Estás estancado en un surco?He visitado Alaska varias veces. Una vez que sales de las carrete-

ras principales, empiezas a ver señales de tráfico muy altas. ¿Por qué tan altas? Cuando llega la nieve, las máquinas de limpieza empujan la nieve y la amontonan en extensos sedimentos. Una vez vi una señal de unos tres metros de altura que decía: «Elige tu surco cui-dadosamente. Estarás en él durante los próximos 160 kilómetros».

LAS FORTALEZAS QUE TE TIENEN CAUTIVO • 23

¿Estás estancado en un surco?Puedes asistir a todas las conferencias para hombres que desees.

Ir a todos los servicios de adoración que puedas. Escuchar a todos los excelentes predicadores o sus archivos de audio, pero estás estan-cado en un surco. Un círculo vicioso. Una fortaleza del enemigo.

Has sido incapaz de ser libre de esa fortaleza. Estás atrapado.Te estoy diciendo que puedes ser libre si quieres. Pero muchos

hombres simplemente no quieren ser libres.Viajo a muchos lugares y a menudo les predico a los mismos

hombres una y otra vez. Encuentro a muchos de ellos todavía en esclavitud. Y me pregunto: Dios mío, ¿solo los estoy haciendo sen-tir mejor?

Algunos hombres no viven rectamente. Creen que escuchar una predicación profunda es su castigo por la mala vida que llevan y piensan: Cada domingo, mi pastor me apalea y me da un buen lati-gazo, y ese es el costo de mi manera de vivir. Piensan que pueden se-guir viviendo así sin tener consecuencias.

Pero eso no es verdad. Las fortalezas del enemigo en sus vidas los destruirán.

¿Eres tú uno de esos hombres? Tal vez necesites ser libre. La buena noticia es que puedes ser libre… si quieres serlo. Sin em-bargo, obtener tu libertad requiere algunas decisiones importan-tes. Y la primera implica tu mente.

Primera parteCómo te atrapan las fortalezas

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2La batalla por tu mente

Se está librando una guerra por el control de tus pensamientos. Cuando cedes a la tentación, tus pensamientos se convierten en acciones, tus acciones en hábitos y tus hábitos en una for-

taleza del enemigo.¿Qué tipos de armas usa Satanás para construir una fortaleza?

Casi siempre usará un ataque contra tu mente. Satanás te ataca por medio de una mentira que quiere que creas, lo cual te conduce a una actitud o acción pecaminosa. Cuando das rienda suelta a esas actitudes o acciones durante un tiempo, se convierten en hábitos que el diablo utiliza para construir una fortaleza. De esta manera, él hace de un hombre su siervo; y todo siervo obedece a su amo.

El colega pastor Adrian Rogers, un amado hermano en Cristo que pasó a su eterna recompensa en el 2005, me enseñó que el dia-blo prefiere hacerte pensar mal que hacerte actuar mal. ¿Por qué? Porque si actúas mal podrías rectificar; pero si piensas mal no en-contrarás nada malo que debas rectificar.

Sin embargo, adiestrar nuestra mente a pensar bíblicamente podría parecer muy difícil. Así que a veces tratamos de evitar ese trabajo y probar con otras estrategias. Tal vez nos mudemos a una

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nueva ciudad, cambiemos de trabajo o cambiemos de ambiente. Un hombre vino a mi oficina un día y me dijo que para escapar de una tentación persistente viajó a Israel. Pensó que allí estaría a salvo, porque iba a caminar por donde Jesús había caminado. «Fui a Israel dos veces —dijo—, y tuve una aventura allí en am-bas ocasiones».

Pero piénsalo: Judas también caminó en Israel.Cuando el diablo construye una fortaleza en tu mente, no

importa si te vas a Israel. No importa si decides caminar por donde Jesús anduvo. No importa si compras el viejo edificio de una iglesia y lo conviertes en tu hogar. Si no destruyes la forta-leza, el diablo puede atacarte desde tu propio territorio. Satanás lanza sus ataques desde tu mente y puesto que llevas tu mente contigo dondequiera que vas, ¿qué importa a qué lugar de este planeta vayas?

El fundamento de todas las fortalezasTodas las fortalezas de Satanás empiezan en una vida de pen-

samientos inconvenientes e indisciplinados. Proverbios 4:23 dice: «Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón [o mente]; porque de él mana la vida». Este es el lenguaje de un luchador. «Guarda» significa «sé diligente», luchar por tu mente.

En los siguientes cuatro versículos, el escritor dice: «No te des-víes a la derecha ni a la izquierda». La progresión va desde tu mente, a tus ojos y a tu boca. Y luego exhorta: «Aparta tu pie del mal».

Si tu mente no está bien, tus ojos no estarán bien, tu boca no hablará bien y tus pies no te llevarán a los lugares correctos. Un hombre que se permite cavilar en pensamientos equivocados le está dando lugar al diablo para que construya una fortaleza gigantesca en el centro de su mente.

«Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él» (Pro-verbios 23:7). No eres lo que piensas que eres, pero eres lo que pien-sas. Los pensamientos impuros producen una vida contradictoria. Quien carece de virtud en sus pensamientos no puede más que

LA BATALLA POR TU MENTE • 29

actuar de manera indecente. La vida santa es el resultado de una vida de pensamientos santificados.

Todo esto significa que la batalla por tu vida es realmente una batalla por tu mente. Si quieres ganar, debes apuntar al objetivo real: tu mente.

De qué manera la Palabra de Dios moldea tu menteLa exposición repetida y prolongada a la Palabra de Dios mol-

dea tu mente al menos de cuatro maneras.

1. Expone la pecaminosidad de lo que te sientes tentado a hacer.

El pecado intenta embellecerse y camuflarse para que no lo veas por lo que es. Sin embargo, la Palabra de Dios expone la pe-caminosidad de lo que te sientes tentado a hacer. Una de las tram-pas sutiles de Satanás es convencerte de que, después de todo, el pecado no es realmente tan malo. En cambio, la Palabra de Dios te permite ver las cosas tal como realmente son. Cuando sacamos algo de la oscuridad a la luz, no parece tan bonito en la presencia brillante de Dios como lo parece en la oscuridad.

2. Te muestra el punto de vista de Dios.

Debido a que muchas tentaciones vienen con una gran fuerza emocional, tiendes a quedar atrapado en tus sentimientos. Una vez que te identificas con esos sentimientos, se te hace cada vez más difícil responder correctamente. Has sido engañado.

Puesto que la Biblia declara lo que Dios piensa de las cuestiones de la vida, la verdad de las Escrituras te permite desvincularte men-talmente lo necesario para enfrentar con éxito la tentación. La Pala-bra de Dios te permite ver el pecado tal como es a los ojos de Dios.

3. El principio del reemplazo.

Una vez que un tema seductor entra a tu mente, es práctica-mente imposible no pensar en eso a menos que, deliberadamente,

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pongas la atención en otra parte. Al reorientar tus pensamientos en la Palabra de Dios, desvías tu atención de lo que te tienta hacia algo productivo. Esta es la estrategia presentada en Filipenses 4:8, la que veremos un poco más adelante. Si no desvías tu atención de la tentación, bien podrías comenzar una especie de diálogo ilícito en tu mente, que a menudo es algo parecido a esto:

Sé que no debería hacer esto, pero hace mucho que no lo hago. Me voy a sentir mal más tarde. ¿Pero… por qué no? Dios me perdonará. Ade-más, ya metí la pata. Lo haré solo esta vez y mañana empezaré de nuevo.

Cuando permites estos pensamientos tan retorcidos, te estás hundiendo. Cuanto más tiempo caviles en ellos, más tiempo tiene la tentación para instalarse en tus emociones y tu voluntad.

El antiguo refrán es cierto: La Biblia te mantendrá alejado del pecado o el pecado te mantendrá alejado de la Biblia. En esta era de fácil acceso a la Internet, estás a un solo clic de tener dificulta-des reales para desarrollar una mente bíblica. Lo que dejes entrar a tu mente afectará lo que pienses de tu esposa, lo que pienses de tus amigos. Y afectará tu forma de ver a Dios.

Una vez alguien me preguntó: «Estoy luchando en [cierta área] de mi vida. ¿Qué harías tú?». Le respondí: «Busca cada versículo que hable de esa área de tu vida y empieza a memorizar un pa-saje de las Escrituras que tenga que ver con ello. Trae esa verdad a tu mente». Para combatir eficazmente los ataques del enemigo, necesitas un arsenal de versículos en la punta de la lengua, versí-culos tan conocidos para ti que te vengan a la mente sin ningún esfuerzo consciente.

Tengo sesenta y tres años. Si puedo memorizar de tres a cinco versículos de las Escrituras a la semana, tú también puedes hacerlo. Salmos 119:11 dice: «En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti». ¿Cómo puedes limpiar tu camino? Por la Pa-labra. ¿Qué necesitas en tu corazón para evitar el pecado? La Pala-bra. De modo que empieza a memorizar pasajes específicos de las Escrituras que hablen de las áreas que más te preocupan. Ponlos en tu mente. Grávatelos allí. Recítalos en voz alta cuando eres tentado.

LA BATALLA POR TU MENTE • 31

Recuerda que si el Hijo de Dios, perfecto y puro, se valió de las Escrituras para vencer las tentaciones que Satanás lanzó con-tra Él, ¿qué esperanza tenemos nosotros sin ella? Si queremos te-ner una mente bíblica, tenemos que poner nuestros pensamientos en la verdad bíblica.

4. Expresa fe cuando pones tu atención en ella.

Cuando prestas atención a la Palabra de Dios, estás diciendo: «Creo que Dios puede ayudarme a atravesar esta situación». Nunca quiero llegar al punto de creer que hay algo en mi vida que Dios no puede resolver. Cuando conscientemente pones tu atención en la Palabra de Dios, estás afirmando su poder ilimitado. Estás di-ciendo: «Creo que Dios es capaz. Es más poderoso que el poder del pecado. Es más poderoso que mi carne. Es más poderoso que el mundo. Es más poderoso que el mismo Satanás. Mayor es el que está en mí que el que está en el mundo» (ver 1 Juan 4:4).

¡Nada mueve a Dios como la fe activa de su pueblo! Cuando tú declaras la verdad en voz alta, estás mostrando que has tomado una posición con Dios contra el enemigo. Cuando hago esto, a me-nudo siento que me inunda una sensación de valor y convicción. Sin embargo, para poder declarar la verdad en voz alta debes de-sarrollar la práctica regular de leer la verdad en la Palabra de Dios.

¡Pero sé cómo piensan los hombres! He leído que un gran nú-mero de graduados varones de la escuela secundaria leen muy poco después que dejan la escuela. Pero también sé que la lectura regular de las Escrituras es una disciplina que nos trae grandes beneficios.

En este mismo momento estoy trabajando en algunos proyec-tos de escritura más allá de lo que normalmente hago. No soy un buen escritor, pero estoy escribiendo. ¿Por qué? Es una disciplina sumamente útil para mí. De hecho, la mayoría de las cosas que Dios ha desarrollado y usado en mi vida para su gloria y para el bien del Cuerpo de Cristo no han sido cosas que me gustan hacer, sino cosas que Dios ha desarrollado en mi vida mediante la disciplina.

Soy un desertor de la escuela secundaria. Después que me

32 • DERRIBANDO FORTALEZAS

convertí a Cristo, regresé a la escuela para terminar mis estudios. Pero antes de ser salvo, estaba yendo en dirección contraria. Natu-ralmente, no me gusta leer. Y sin embargo, trato de leer un mínimo de un buen libro al mes, además de todos los libros que utilizo para mis estudios y escritos.

Si tú dices: «Leo la Biblia, pero no recibo nada», continúa le-yéndola hasta que recibas algo. No quiero ser malo, pero si estás leyendo la Biblia y no recibes nada, eso dice más sobre dónde está tu corazón que dónde está Dios. Si la Palabra te parece seca, si-gue leyendo.

—¿Alguna vez leyó la Biblia, tuvo su devocional por la mañana y pasó tiempo con el Señor, pero no sintió nada? —me preguntan.

—Por supuesto que sí —les respondo.—Entonces, ¿por qué lo sigue haciendo?—Persevero, porque en algunas de esas mañanas secas, Dios

simplemente aparece. Es surreal. Es como si entrara físicamente en mi habitación. Casi quisiera decir: «Señor, ¿quieres tomar mi asiento? Me sentaré en el suelo». ¡Los tiempos de sequía son muy valiosos cuando aparecen momentos tan espectaculares como esos!

(Por cierto, si Dios se me apareciera así todos los días, no lo podría resistir. Creo que aquí es donde algunas personas se des-vían en su teología. Realmente, piensan que pueden hacer bajar la presencia de Dios por lo que cantan o dicen. Es absurdo. Y eso es todo lo que voy a decir al respecto).

Cuida tus pensamientosCuando permites que una fortaleza continúe sin oposición en

tu vida, esa fortaleza provocará una alienación espiritual. Tu falta de devoción a Dios te impedirá disfrutar de cualquier intimidad con Él. No tendrás sentido de su poder, ni sentido de la presencia de Cristo en tu vida o en tu adoración.

No tienes intimidad con el Salvador, porque estás alejado de Dios. Este es un problema espiritual, como resultado directo de

LA BATALLA POR TU MENTE • 33

una fortaleza causada por pensamientos poco bíblicos. Todo co-mienza con tu mente, con tus pensamientos.

La Biblia está llena de verdades sobre el hombre y sus pensa-mientos. «Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él» (Proverbios 23:7). «No os conforméis a este siglo, sino transfor-maos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta» (Romanos 12:2).

Cuando tu mente no está bien, no piensas bien y haces cosas perjudiciales para tu cuerpo. Todo es una lucha para ti, y la batalla es más intensa cuanto más desordenada es tu vida de pensamien-tos. Jesucristo quiere que dejemos de compartimentar nuestra vida para que Él pueda barrer por todos los rincones de nuestra mente y hacer una obra nueva en nuestro corazón. Al fin y al cabo, creo que eso es lo que todos realmente queremos.

La Biblia nos llama a concentrar nuestros pensamientos. Siem-pre me ha gustado Isaías 50:7, que profetiza que Jesús pondría su rostro como un pedernal cuando fuera a Jerusalén para ser cruci-ficado. Fue allí con el propósito expreso de morir. Endureció su rostro como un pedernal para cumplir su misión, y nosotros ne-cesitamos tener una mentalidad similar.

En Salmos 19:14 dice: «Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca mía, y re-dentor mío». La palabra «gratos» significa «aprobados en la adora-ción». Es una ofrenda que traes a Dios.

Más específicamente, es la ofrenda de un guerrero.

La concentración del guerreroEl apóstol Pablo dice que si queremos tener una mente comple-

tamente preparada para pelear nuestras batallas por convertirnos en los hombres que Dios quiere que seamos, necesitamos meditar en algunas cosas. Tenemos que meditar en ellas, alimentarnos de ellas y masticarlas. El clásico pasaje que habla de esta disciplina se encuentra en Filipenses 4:8:

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Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

Dios quiere que nos preparemos y que desarrollemos una mente bíblica. Las tres primeras cosas que Pablo menciona aquí las lla-maría «armadura interna»: cualidades del carácter que cultivas en tu interior, cualidades que nadie puede ver a simple vista, sino que influyen y determinan directamente tu manera de actuar.

En primer lugar, Pablo usa la palabra «verdadero» para retarnos a ser auténticos. ¿Qué significa ser auténtico? Significa ser genuino, sincero, no falso. Significa que eres fiel a Dios, a tus semejantes y a ti mismo. ¿Eres fiel a Dios? ¿Eres fiel a tus semejantes?

La verdad es parte de la armadura del guerrero que aparece en Efesios 6:14. Pablo escribe: «Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad». ¿Sabías que un soldado romano se ceñía el cinturón a la altura de los lomos? Me parece fascinante. Cuando un hombre piensa cosas falsas, pronto su vida refleja las falseda-des que ha entretenido en su mente. Tal vez lo vemos con mayor claridad en cómo piensa el hombre sobre el sexo. ¿Son verdad tus pensamientos sexuales? ¿O has permitido que el enemigo te des-abroche el cinturón?

En segundo lugar, el apóstol usa la palabra «honesto». Esta pa-labra significa pensar en cosas honorables, dignas de respeto. Si es verdad que externalizamos nuestros pensamientos, entonces pensa-mientos honorables producen personas honorables. Nuestros pen-samientos deben estar puestos solo en cosas dignas de Dios, y Dios «escucha» lo que pensamos. Ser noble invita a la reverencia. Esta cualidad hace a un hombre digno de respeto y honra. Promueve el carácter interno.

Esta palabra también da la idea de seriedad como lo contrario de frívolo. Si hay algo en lo que todos los cristianos deban ser se-rios, es en su relación con Dios.

LA BATALLA POR TU MENTE • 35

En tercer lugar, Pablo nos anima a pensar en todo lo «justo», con lo cual se refiere a lo correcto. La palabra habla de una relación correcta y una acción apropiada. Deberíamos meditar y pensar en aquellas cosas que nos hacen estar bien con Dios y bien entre no-sotros. Deberíamos ser hombres que enfrentamos nuestro deber y lo cumplimos; hombres con quienes otros pueden contar, porque saben que vamos a hacer lo que es correcto.

La palabra «justo» describe lo que está en perfecta armonía con las normas inalterables de Dios como se revelan en las Escrituras. A veces, cuando estoy leyendo la Biblia, Dios me recuerda qué tipo de actitud debo tener hacia alguien que normalmente me saca de quicio. «Justo» significa conforme a las normas de Dios, digno de su aprobación, justo a los ojos de Dios, moralmente correcto.

Un hombre justo quiere hacer lo correcto no solo cuando es conveniente o cuando lo están observando, sino siempre. Es un hombre íntegro en todo momento.

El especialista en gramática griega, A. T. Robertson, dijo que este verbo está en la voz media del tiempo presente, lo cual signi-fica que somos responsables de hacer esto. Somos responsables de nuestros pensamientos. Podemos optar por poner nuestros pensa-mientos en todo lo que es noble, en lugar de todo lo que es vil. Es una elección, una decisión que todos debemos tomar.

La consideración del guerreroEntonces la lista de Pablo se mueve de la armadura interna a la

armadura externa, a lo que otros pueden ver cuando te observan. Una vez que te pones la armadura interna de las cualidades piado-sas, Dios quiere que te pongas la armadura externa del comporta-miento apropiado. ¿Y cómo es esta armadura?

Puro

En primer lugar, Pablo menciona lo «puro». El término griego subyacente se refiere a toda clase de pureza, incluida la pureza de pensamientos (una lucha para todos nosotros). Pero también habla

36 • DERRIBANDO FORTALEZAS

de pureza en tus palabras y acciones. ¡Cuando descubres que más de un tercio de las descargas en una computadora estadounidense es de pornografía, puedes ver el reto que representa pensar de ma-nera pura!

¿Qué puede hacer una persona en nuestros días para mantener sus pensamientos puros? Excluye lo impuro. Una vez que se les da cabida, los pensamientos impuros son prácticamente imposibles de borrar. Se esconden en los rincones más recónditos de la mente y, a menudo, hacen su aparición en momentos inesperados. El fa-llecido escocés, John Phillips, dijo que una vez que una persona deja que sus pensamientos divaguen por algún camino impuro, legiones ocultas emergen con alegría y se precipitan a empujar a la mente hacia todo tipo de pecado.

Salmos 119:9 pregunta: «¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra». Ten en cuenta que el salmista describe solo una manera de mantenerse puro: mediante la Palabra de Dios. ¿Te das cuenta de que la única arma ofensiva que un cristiano tiene es la Biblia? Si buscas algo diferente a la Palabra de Dios a fin de prepararte para tener una mente bíblica, podrías entregarle a Sa-tanás las llaves de tu mente.

No es tan complicado como a veces lo hacemos. Es real-mente bastante simple. Si quiero tener pensamientos bíblicos y no impuros, necesito una mente bíblica. Y no puedo tener una mente bíblica sin permitir que la Biblia, la Palabra de Dios, ha-ble a mi vida.

Amable

En segundo lugar, Pablo nos anima a pensar en todo lo «ama-ble». Esta palabra significa dulce, benévolo, generoso y paciente. ¡No somos siempre así! De modo que cuando no lo somos, reco-nocemos nuestra culpa y nos arrepentimos.

La palabra «amable» se utiliza a menudo para describir las be-llas artes o la música. Se refiere a lo ordenado, lo contrario a la con-fusión y el desorden. Significa bello y atractivo, y se refiere a quien

LA BATALLA POR TU MENTE • 37

es digno de ser amado. Las personas se sienten atraídas por ti y por tu vida cuando eres amable.

Sé, por supuesto, que ningún hombre diría a otro: «Estoy muy agradecido por mi hermano. Es muy amable». No, pero externa-mente hay algo atractivo en él, porque Dios ha trabajado mucho en su vida. Es una palabra para la atractiva fuerza subyacente, que viene de tener una relación viva con Cristo. ¡Necesitamos tener su dulzura en nosotros!

Cuando podamos describir nuestros pensamientos como ama-bles, construiremos puentes y no barreras. Lanzaremos ramos de flores y no bombas. Amaremos y no causaremos discordia. Se-remos desinteresados y no controladores. Eso es un milagro de Dios.

La tercera expresión «de buen nombre» está llena de signifi-cado. Implica la delicadeza en las palabras; no expresar nada que pueda perturbar la devoción o causar un escándalo. Se refiere a lo que no ofende. Habla de la capacidad de pensar en algo para de-cir que sea productivo, aunque podamos no estar de acuerdo con todo lo que se está haciendo. Si estás en desacuerdo, lo harás de tal manera que incluso tu desacuerdo comunique sugerencias úti-les. Un cristiano no puede darse el lujo de ser cruel.

He estado en los mostradores del aeropuerto donde me han informado que me dieron de baja de un vuelo. Podría decir algo como: «¿Sabes quién soy yo? ¿Sabes cuántos kilómetros he volado? ¡Soy un pasajero honorable!». Y me mirarán como diciendo: «¿Y?». Entonces les respondería: «¡Esto no está bien!», porque estoy eno-jado. Pero, por supuesto, nadie llega a ninguna parte con esa ma-nera de hablar.

Así que mejor me compro una Coca Cola, tomo asiento y re-flexiono por un momento. Y entonces el Espíritu de Dios trabaja en mí, me incita a volver al mostrador. Mientras espero en la fila, el agente me ve y piensa: Oh no, ahí viene otra vez. Finalmente, cuando es mi turno de pasar al mostrador, digo: «Caballero, soy cristiano. Sé que jamás lo habrías imaginado por la forma en que

38 • DERRIBANDO FORTALEZAS

acabo de actuar, pero lo siento. Le pedí a Dios que me perdonara, y me gustaría pedirte perdón a ti también». ¿Alguna vez has hecho algo así? Que Dios nos ayude a ser «de buen nombre».

La contemplación del guerreroPablo usa la palabra «virtud» para motivarnos a ser mejores. En

el griego clásico, la palabra se refería a cualquier tipo de excelencia. Podría ser la excelencia de un agricultor al recolectar sus cosechas, o la excelencia de una herramienta que funciona bien. Habla de lograr aquello para lo cual algo fue diseñado o creado.

Actuar de un modo «digno de alabanza» significa comportarse de manera de ganarse un elogio. Describe acciones ejemplares y un comportamiento admirable digno de la admiración pública.

Al final de este versículo, Pablo nos instruye a pensar sobre es-tas cosas, a meditar en ellas. Básicamente dice: «Quiero que me-diten, que consideren. Piensen en lo que he escrito. Reflexionen y vean si hay algo de valor en lo que estoy diciendo. Tómense un tiempo. No se limiten a escuchar e irse».

En la Inglaterra del siglo XIX, durante los grandes días de avi-vamiento, después que un ministro predicaba, la audiencia se que-daba sentada y permanecía un rato pensando en lo que habían oído. ¿Y qué sucede hoy en las iglesias? Será mejor que no te pares en el pasillo central o te llevarán por delante. Ni bien el predica-dor dice: «oremos», todos empiezan a salir.

Si realmente quieres una vida rendida a Dios, debes meditar en las cosas que Dios te ordena pensar. Sumerge tu corazón y tu alma en el mensaje eterno de la Palabra de Dios. De esta manera llega-rás a pensar y actuar bíblicamente. Y entonces, finalmente, empe-zarás a hacer aquello para lo cual Dios te creó.

Me encanta leer Kent Hughes. Probablemente he vendido tan-tos ejemplares de su libro Las disciplinas de un hombre piadoso como ningún otro predicador. Hughes dijo esto sobre Filipenses 4:8: «Cada uno de los ingredientes que Pablo menciona es explí-citamente positivo. Lo verdadero, lo honesto, lo justo, lo puro, lo

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amable, lo de buen nombre, todo desafía la exposición negativa. Cada ingrediente era, y es, una cuestión de decisión personal, y nuestras decisiones ejercen una verdadera influencia en el mundo».1

Tú decides de qué manera vivir. ¿Qué decidirás?

Una verdadera influencia positivaDios tiene dones buenos para ti, pero tienes que tomar decisio-

nes. Tienes que desear hacer lo que es correcto, y luego debes ser di-ligente y disciplinado, y permitir que el Señor transforme tu mente.

No sucederá de la noche a la mañana. No llegaste a estar en tan mala condición rápidamente, y tendrás que darle a Dios la opor-tunidad de hacer su obra en ti. Entonces Él te llevará al lugar para el cual te creó.

No malgastes tus años. No desperdicies tu vida. ¡No seas tan necio! El enemigo quiere comer la cosecha que Dios desea segar en tu vida. Tienes que tomar una decisión.

No permitas que el diablo corrompa tus pensamientos. Sé dili-gente. Mira a Cristo. Entra en la Palabra y deja que la Palabra entre en ti. Aprende a pelear la batalla espiritual para que puedas pensar bíblicamente. No podrás actuar bíblicamente hasta que empieces a pensar bíblicamente.

Ten por seguro que nunca cambiará tu manera de actuar hasta que cambie tu manera de pensar. Cuando permitas que Dios trans-forme tu mente, Él te dará una mente bíblica. Y entonces Dios po-drá usarte para empezar a ejercer una verdadera influencia positiva en este mundo.

1. Kent Hughes, The Disciplines of a Godly Man (Wheaton, IL: Crossway, 2006), p. 72. Publicado en español con el título: Las disciplinas de un hom-bre piadoso, Editorial Patmos, 2015.