elena pascual martín 22062015

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Trabajo de Fin de Grado ESPACIO FÍSICO E IDENTIDAD Estudio del entorno de Palomeras UD.2 a partir de registros históricos Elena Pascual Martín Tutor:Luis Moya Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid - Universidad Politécnica de Madrid

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Trabajo de Fin de Grado, borrador definitivo ETSAM Junio 2015

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  • Trabajo de Fin de Grado

    ESPACIO FSICO E IDENTIDADEstudio del entorno de Palomeras UD.2 a partir de registros histricos

    Elena Pascual MartnTutor:Luis Moya

    Escuela Tcnica Superior de Arquitectura de Madrid - Universidad Politcnica de Madrid

  • Datos identificativos

    Alumno: Elena Pascual Martncon DNI: 713555068Y y nmero de expediente: 10309

    Tutor: Prof. Luis MoyaAula T.F.G. 1

    Madrid, 22 de junio de 20151

  • Resumen

    La Unidad-II de Palomeras Sureste es el nombre bajo el cual se denominan al conjunto de viviendas proyectadas y construidas en Palomeras Sureste, en Puente de Vallecas (Madrid) de la mano del equipo de arquitectos formado por Pablo Carvajal, Juan Montes, Mario Muelas y Ferando Prats, en el ao 1981 y construidas entre 1982 y 1985. Los ocho bloques edificados suman en total 1.118 viviendas de una calidad arquitectnica sin precedentes, tratn-dose de viviendas de promocin pblica. No se trata de una actuacin aislada, si no que su diseo y construccin se encontraban incluidas en la Operacin de Remodelacin del Barrio de Palomeras Sureste, cuya intencin ltima era, adems de dotar de continuidad urbana a la periferia de la ciudad de Madrid, la erradicacin de infraviviendas que se asentaban en ste rea. ste tipo de ocupacin haba sido la original del entorno de lo que hoy da es la Ud.2 de Palomeras Sureste, y de por qu se produce y de como se consigue su errad-icacin en favor de viviendas ms dignas es el objeto del presente trabajo, tratndose de abordar el tema entendiendo las claves econmicas, sociales y culturales que directa o indirectamente determinan las decisiones en materia de urbanismo.

    Palabras-clave: PALOMERAS SURESTEVALLECASREMODELACINVIVIENDATRANSICINIDENTIDAD

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  • NDICEIntroduccin............................................................................................................6

    Descripcin de la situacin actual..................................................................... 8

    Vallecas visto desde el planeamiento....................................................................9 Plan General de 1946...............................................................................9 Plan General de 1963...............................................................................11 Plan General de 1985...............................................................................12 Plan General de 1997..............................................................................14

    Desarrollo de Vallecas en relacin a Madrid..................................................17 1937............................................................................................................17 1962............................................................................................................21 1983............................................................................................................25 Desde 1983 hasta hoy: consolidacin del planeamiento pormenorizado......29 La Unidad II en la Remodelacin de Palomeras Sureste...............................33 Otros registros histricos de Vallecas.................................................................35

    Conclusiones..........................................................................................................39

    Bibliografa y fuentes............................................................................................41

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  • IntroduccinLa unidad de vivienda en cuyo entorno se centra el presente Trabajo de Fin de Grado (en adelante TFG) se sita en el barrio de Palomeras Sureste, en el dis-trito de Puente de Vallecas, en Madrid. Su construccin se llev a cabo como parte de la denominada Remodelacin de Palomeras, que a su vez form parte de una de las actuaciones de renovacin urbana que se han llevado a cabo en la Comunidad de Madrid en las ltimas dcadas. El proceso de la Remodelacin de los barrios de la periferia madrilea, en el cual fue de vital importancia la participacin activa de las asociaciones de vecinos, colabo-rando estrechamente con la Administracin, signific un cambio radical de la imagen urbana del extrarradio de la capital: donde se levantaban viviendas informales carentes de infraestructura bsica, se lograron barrios que dieron continuacin a la urbe y, con el tiempo, han acabado por integrarse en la misma.

    La intencin de erradicar la infravivienda en los suburbios de la ciudad de Madrid, concretamente en el municipio de Vallecas, ya quedaba patente en actuaciones anteriores del Ministerio, la Obra Sindical del Hogar y el Patro-nato Municipal de la vivienda en los aos 50; sin embargo, stas no llegaron a ser suficientes en el municipio de Vallecas, sometido a un fuerte ritmo de crecimiento. As, los ncleos de vivienda informales que daban techo a una poblacin inmigrante, generalmente mano de obra poco cualificada y atrada por el incipiente desarrollo de la industria a partir de la posguerra, acabaron por ser tolerados oficialmente para paliar el dficit de vivienda social. La situ-acin se mantuvo hasta los aos ochenta, cuando por fin la Remodelacin de barrios logr la eliminacin de la vivienda informal en la periferia de Madrid.

    Con todo, la motivacin principal de este TFG es darle respuesta a por qu la planificacin de ciudad y el diseo urbano llega de forma tan tarda a Palomeras, pese a que el desarrollo del municipio de Vallecas (a da de hoy los distritos 13 y 18 del municipio de Madrid), condicionado por la situacin de su ncleo en una de las vas de acceso ms importantes a la capital des-de el este de la pennsula, siempre ha sido uno de los suburbios perifricos con mayor crecimiento demogrfico. Adems, ms de viente aos despus de la Remodelacin de Palomeras, parece interesante una lectura que ponga en valor la consolidacin del planeamiento inicial, as como su capacidad de adaptarse ante problemticas inesperadas e impredecibles que de seguro han

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  • aparecido en los aos transcurridos desde su finalizacin.

    Para llevar a cabo esta tarea, el mtodo de trabajo consistir en la consulta y estudio de planos, cartografa y registros grficos del paisaje rural o urba-no del original municipio de Vallecas, pertenecientes a su historia. Este pro-cedimiento lleva intrnseca una defensa de que la historia de un lugar y la sociedad que lo habita se construye, no solo con su persistencia temporal y registros cuantificativos acerca de l, si no tambin (y sobre todo) con la pro-duccin cultural y el registro elaborado acerca de s mismo en un encuadre espacio-temporal efmero, que se cristaliza para acabar siendo una fuente de informacin acerca del qu y del cmo de la realidad en otro tiempo.

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  • Descripcin de la situacin actualEl entorno que nos disponemos a estudiar pertenece al Municipio de Madrid, concretamente al distrito 18- Puente de Vallecas, en el barrio perteneciente a ste denominado Palomeras Sureste. Las 162 Ha que lo comprenden estn delimitadas por la M-40, la A-3 y las avenidas de Pablo Neruda y de Buenos Aires. Al haber sido un suelo enormemente transformado a lo largo del siglo XX, ha pertenecido a diferentes unidades de gestin a lo largo de ste. Hare-mos esta primera aclaracin para evitar confusiones que puedan darse en el desarrollo del presente trabajoEl mbito en el que nos encontramos perteneca, a principios del siglo XX al trmino municipal de Vallecas, constituido en el 1832 ,ao en el que se pro-duce la divisin administrativa del pas. En el ao 1950 el municipio vallecano se incorpora al municipio de Madrid. La superficie del trmino (72,36km2) es la ms grande a excepcin de El Pardo- de los trece municipios anex-ionados entre los aos 1948 y 1954, en un proceso solo comparable con el derribo de la cerca y o el proyecto del ensanche de la ciudad por el ingeniero Carlos Mara de Castro un siglo antes. Al finalizar este proceso, la superficie del trmino municipal de Madrid se vio multiplicado por nueve, pasando de 68 a 607km2.

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  • Sin embargo, es en 1988 cuando se realiza la divisin que hoy da se mantiene, tras aprobarse el Plan General de Ordenacin Urbana de 1985. Segn sta, lo que correspondera al original municipio de Vallecas, en vez de transformarse en un distrito nico, lo hace en dos: Puente de Vallecas y Villa de Vallecas.

    El Extrarradio de la ciudad de Madrid no fue, durante prcticamente los prim-eros cuarenta aos del siglo XX materia de ordenacin urbanstica. Se lleg a tal estado de anarqua que, posteriormente, sera un importante obstculo para una ordenada planificacin. A esto se le aadi la ocupacin por parte de la poblacin que no tena acceso al Ensanche, donde el valor del suelo se haba disparado; es decir, por parte de la poblacin con ms bajos recursos. stos fueron rellenando el Extrarradio de forma inconexa, con un enorme desorden edificatorio, auto-construyendo sus propias viviendas, modestas, y sin los indispensables servicios de pavimentacin, desages ni alumbrado. Sin embargo, no fue hasta mas adelante cuando los urbanistas del momento plasmaron cual debera ser el posible ordenamiento del Extrarradio madrileo en el Plan de 1941.

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  • Vallecas visto desde el planeamiento En las 2 primeras dcadas del siglo XX, el crecimiento del entorno munic-ipal de la ciudad de Madrid es mayor incluso que el referido a su primitivo ncleo municipal. En conjunto la aglomeracin urbana llega a los 850.000 habitantes. En estas circunstancias es cada vez ms patente la insuficiencia del sistema legal de planeamiento: no existe todava la figura del planea-miento municipal integrado y menos an la del planeamiento comarcal o

    supramunicipal, aunque la realidad de la aglomeracin de Madrid afecta ya a una decena de municipios. Paralelamente, en otras naciones como Francia e Inglaterra, tratan de in-corporar mbitos de planeamiento que rebasan el estricto fenmeno urba-niador, adentrndose en la ordenacin de los terrenos rurales circundantes, que servirn como referencia a los urbanistas como principio terico. Sin embargo, traducir estas ideas a la realidad urbana de Madrid a travs del pla-neamiento llevara consigo dcadas de elaboracin de documentos de plan-eamiento que, aunque en su mayora no se llegaron a aprobar, asentaran el terreno para el entendimiento y puesta en marcha de planes integrales.

    Plan General de 1946Ya se ha hablado del hecho de que el crecimiento demogrfico lleg a hacer que los asentamientos perifricos desborden el lmite municipal: el eje de la carretera de Valencia se prolonga desde Atocha y el barrio de Pacfico

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  • (urbanizado desde 1864 sobre el Olivar de Atocha) sobrepasa el Arroyo del Abroigal hasta el Puente de Vallecas. Cabe destacar como precedente y orientador a este plan, denominado tam-bin Plan Bidagor 1944/46, la propuesta firmada por Secundizo Zuazo y Hermann Jansen para el Concurso Internacional de Anteproyectos para la Urbanizacin del Extrarradio que plantea el Ayuntamiento en 1928. Pese a que finalmente el jurado declarase el concurso como desierto, sta propues-ta supuso un hito en el planeamiento espaol, proponiendo ampliar discre-atamente el trmino municipal de Madrid absorbiendo los municipios de Chamartn, Carabanchel Alto y Bajo, Villaverde, Vallecas, Viclvaro, Canill-las y Fuencarral. Los ncleos rurales ms prximos a la ciudad de Madrid, entre ellos Vallecas, funcionaran coo pequeas ciudades satlites en cuyas discretas extensiones se utilizara el bloque abierto. A la manera de Howard, un ferrocarril de cintura unira todos ellos entre s.

    Recordemos que en estas fechas el territorio entre el Puente de Vallecas y la Villa de Vallecas no era terreno urbano consolidado, de manera stos eran entendidos de manera bien diferente. Mientras que el Puente de Vallecas ya se describa como una prolongacin de la urbe. Ambos se incluan en el trmino municipal de Vallecas, sin embargo, mientras que el Puente de Vallecas se describa como una prolongacin de la urbe, la Villa de Vallecas se entenda como un pequeo ncleo independiente cuyo funcionamiento era potencialmente dependiente del gran ncleo urba-no. Digamos, usando las palabras utilizadas en la propia redaccin del Plan, que Puente de Vallecas es un suburbio de Madrid, mientras que Villa de Vallecas conforma un ncleo satlite.Por esta razn, la clasificacin del sue-lo que realiza el Plan Bidagor del mbito en el que nos centramos no es ho-mognea.

    El territorio correspondiente a los ncleos del Puente de Vallecas y Doa Car-lota se declaran lugar de asentamiento de viviendas de 1 a 3 plantas; son ex-tensiones que apuntan a un crecimiento denominado en mancha de aceite que desde el planeamiento tratar de evitarse. Sin embargo, como crecimien-tos ya consumados, el Plan afronta el problema tratando de asimilar las edi-ficaciones suburbanas, tratndo de dotarlas de atencin social y servicios ur-banos a fin de elevar el nivel de vida de sus habitantes.

    En cuanto al territorio an no edificado, se apuesta por un sistema de cre-cimiento cuya estructura general resultante tendra cierta semejanza a un sistema planetario: el recinto municipal quedara determinado mediante un anillo de espacios verdes y una va de trfico rpido; alrededor de este ncleo se completaran los ncleos suburbanos existentes y se crearn nuevos pobla-dos satlites, que deberan mantener la mxima autonoma posible.

    El suelo del mbito en cuyo estudio se centra el presente Trabajo de Fin de Grado se zonifica como espacio libre de la ciudad, concretamente como parte de una serie de anillos verdes que rodean la ciudad y que penetran entre los ncleos urbanos satlites, con objeto de llevar alegra y salud a centros y barrios. El objetivo era una profunda transformacin del ambiente de la urbe influenciada por las ideas que motivaron otras actuaciones en pases extran-jeros, como la Ciudad Jardn de Howard.

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  • Plan general de 1963Ya se ha hablado acerca del importante crecimiento que sufre Madrid en la dcada de los 50, en gran medida por el desarrollo industrial de la ciudad, que se induce desde el Estado para contrapesar la vitalidad econmica tradicional de Catalua y Pas Vasco. En 1956, segn datos oficiales aportados por el Plan de Urgencia Social de Madrid existen en la ciudad ms de 50.000 infravivi-endas de las cuales 28.000 merecen el calificativo de chabolas. stas ocupan el 16,6% del total de suelo residencial ocupado, y dan cobijo a una poblacin que no encuentra respuesta a su necesidad de hogar en el parque residencial existente, del cual el 10% es expresivamente elevado. El territorio comprendido entre el Puente de Vallecas y la Villa de Vallecas es una de las extensiones ms caractersticas del crecimiento al que nos referi-mos.Ante la alarmante conflictividad social que se tema pudiese provocar el cre-cimiento incesante del nmero de chabolas, se inicia a partir de 1956 una intensa actividad promotora oficial destinada a erradicar el chabolismo. Esto tiene como resultado:

    - Construccin de 2670 viviendas (114 dirigidas, 750 mnimas y 576 de absorcin) ubicadas fundamentalmente en Entrevas. - La Obra Sindical del Hogar cosntruye las barriadas de Erillas y Alto Arenal, y el Poblado Mnimo de Vallecas.- El ayuntamiento, a travs del Patronato Municipal de la Vivienda realiza ocho colonias: San Francisco Javier, San Jorge, San Jos, San Pablo, Dulce Nombre de Mara, Nuestra Seora de los ngeles, Vir-gen del Rosario, Virgen de la Torre.

    Con estas tres entidades (Ministerio, Organizacin Sindical del Hogar y Pa-tronato Municipal de la Vivienda) activas, se construyen un total de 7.890 nuevas viviendas en este perodo, que seguan siendo insuficientes para una poblacin como la de Vallecas, sujeta un fuerte ritmo de crecimiento. La inter-vencin oficial no logra erradicar el chabolismo ni llega a paliar el problema. En efecto, estos asentamientos chabolistas, lejos de desaparecer, se consolidan

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  • en los aos 60, como es el caso de Palomeras, el ms caracterstico de la zona.

    Como apunte a tener en cuenta, hemos de recordar la anexin del municipio de Vallecas al municipio de Madrid en 1950 por Decreto-Ley (10 de noviem-bre de 1950). La modificacin del permetro del municipio de Madrid tiene como motivacin un diferente entendimiento del territorio, por lo que afec-tar directamente en la zonificacin del entorno de Palomeras. El objetivo principal del Plan de 1946 es la descongesitin de Madrid por medio de una descongestin industrial y de servicios a lo largo de los ros Henares, Jarama y Tajo. Esta idea era consecuencia de una previsin de cre-cimiento urbano que prevea duplicar la poblacin del municipio de Madrid y triplicar la del rea metropolitana, llegando en total cerca de los cinco mil-lones de habitantes, cifra que nunca se alcanz. Adems, se previ errnea-mente un mayor crecimiento del ncleo primitivo de Madrid, cuando en la realidad, fueron los ncleos perifricos de la ciudad los que mayor crecimien-to experimentaron.

    En este documento se configura una red arterial radio-concntrica de au-tovas y autopistas urbanas y metropolitanas con intersecciones a distinto nivel. La M-30 y la M-40 se llegan a disear con bastante precisin, e incluso se insina la traza aproximada de la M-50. Adems, las manchas verdes del oeste y el noroeste (Casa de Campo y Montes del Pardo) intentan equilibrarse por el noroeste y sureste mediante un extenso cinturn verde que rebasa con mucho las propuestas del Plan anterior.

    Se puede decir que el Plan de 1963 es el gran introductor de la tipologa de bloque abierto. Asigna esta tipologa a una parte importante del entorno que nos encontramos estudiando, ms concretamente en la zona del Puente de Vallecas. Se dedudce de aqu la mayor densidad que se alcanza en este rea as como la consolidacin de la franja ms prxima al la ciudad tradicional.

    Este plan de 1963 es el que se encuentra vigente cuando el sector que estamos estudiando comienza a desarrollarse. As, se construyen algunos polgonos de promocin privada en los aos sesenta, siguiendo la tipologa de bloque abierto que estipula el plan. Sin embargo, el planeamiento pormenorizado debera esperar hasta 1979 cuando, gracias a un completo Estudio de Detalle, Palomeras Sureste adquiere la estructura que hoy da podemos atribuirle.

    Plan general de 1985A mediados de 1970, Madrid era an un conglomerado urbano, relativamente compacto, en el que se diferenciaban claramente: La almendra central, delimitada por el primera anillo de la M-30, un espacio compacto, continuo, estructurado y relativamente equipado.Las distitnas periferias que engloban la primera corona de ncleos munici-pales exteriores, una coleccin de fragmentos de mayor o menor extensin, compactos hacia s mismos pero caticos y desestructurados en su con-junto, con graves carencias infraestructurales y de equipamientos.

    La llegada de la democracia a los Ayuntamientos en 1979 cambi el rumbo del urbanismo de la ciudad de Madrid, centrando sus polticas en:

    - La proteccin del patrimonio construido, evitando el derroche es-peculativo y defendiendo cuidadosamente a los residentes y las ac-

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  • tividades tradicionales- La erradicacin del chabolismo y la infravivienda marginal (data-das como ms de 35.000 segn el Censo de 1973) y la remodelacin integral de los barrios ms deteriorados y/o peor construidos por la iniciativa pblica entre los aos 50 y 60. Esto supuso la puesta en marcha de 29 actuaciones que sumaban 38.000 viviendas y tuvieron como resultado la modificacin radical del paisaje construido de la periferia de la ciudad, afectando de manera definitiva a los distritos Puente de Vallecas/Vallecas Pueblo en los que el presente trabajo se

    centra, pero tambin a los de Usera, Villaverde, San Blas, Tetuan y Fuencarral.- La revisin del marco jurdico del planeamiento municipal como instrumento de contencin de la especulacin.

    A comienzo de los aos 80, que es cuando se revisa el Plan General ante-rior, la periferia madrilea estaba constituida por un mosaico inconexo de piezas, por lo que se profundiz en su recuperacin y re-estructuracin. No solo eso, si no que el plan se caracteriz por dar primaca al objetivo de re-cuperar socialmente la ciudad como un lugar de vida colectiva, tratando de luchar contra la segregacin social, proteger las edificaciones y actividades propias de cada mbito y mejorar la calidad ambiental del espacio urbano. De hecho, el mayor inters del Plan era su propuesta de tratamiento de la ciudad consolidada y semi-consolidada, adoptando una metodologa de ordenacin minuciosa en la ciudad consolidada, de acuerdo con la legislacin del suelo de 1976. Esto, sumado a su meticulosa gestin durante la dcada posterior ha permitido normalizar y homogeneizar la calidad del conjunto de la ciudad, pasndose de una ciudad de fragmentos y discontinuidades, a un tejido ur-bano estructurado, continuo y equipado que llega (salvo en sectores aislados) a el lmite que establece la M-40. El conjunto de la periferia de la almendra central y la gran periferia municipal entre la M-40 y la M-30 se ha convertido en parte de la ciudad con todos sus atributos: adecuado nivel de urbanizacin,

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  • continuidad entre los diferentes tejidos y usos del suelo, variedad funcional y tipomorfolgica, razonables niveles de quipamiento, conservacin de los teji-dos ms dbiles y proteccin de los hitos edificados ms significativos.

    La modificacin ms importante que sufri el plan fue un ao ms tarde de su aprobacin, relativa al restrictivo modelo de red arterial que propona. As, en 1986, el Ayuntamiento, la Comunidad de Madrid y el Ministerio de obras pblicas se completa con la Estrategia de Transportes de 1988 y con el Plan para el Transporte en las Grandes Regiones (1990-93), que canalizar importantes fondo s estructurales europeos para el completamiento de la red arterial de Madrid. Estando nuestro mbito de estudio en una de las periferias que el el plan se propona re-estructurar, los cambios fueron muy importantes para su consolidacin y estado actual.

    Plan general de 1997La revisin del planeamiento general se enfrenta, antes del cambio de siglo, a la crecida de peso de las coronas metropolitana y provincial. El peso de-mogrfico creciente revela un incremento no solo del tamao de poblacin y la extensin superficial de la regin , sino tambin de su complejidad fun-cional. Al planeamiento precedente de 1985 se le reprocha una escasez, en su clasificacin, de suelo urbanizable. Ahora, a travs de esta herramientoa, se tratara de agotar la capacidad fsica del municipio: todo el trmino munici-pal se adscribe a algn uso o actividad urbanas, salando las grandes reservas forestales de El Pardo, Soto de Viuelas y un nuevo parque creado al nordeste,

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  • Valdebebas. Otra notable modificacin del Plan General de Ordenacin Urbana de Ma-drid aprobado en 1997 respecto a su precedente, es la profunda transfor-macin del carcter de los Programas de Actuacin Urbanstica de ste, multiplicando por diez su capacidad residencial. Los resultados de esta de-cisin se han mostrado incapaces de conferir el inters urbanstico que diez aos atrs generaron los nuevos ensanches: dispuestos como islas en los grandes espacios no urbanizados ni forestados del municipio, los nuevos PAUs se plantearon con una densidad limitada y, situados entre grandes vas rodadas, la repeticin en el uso de las retculas y la edificacin semicerrada tuvieron como resultados porciones urbanas montonas y anodinas.

    Con todas estas consideraciones, Palomeras Sureste ha resultado convertirse en un sector intensamente urbano, vital y bien equipado, configurado por an-chas avenidas que delimitan retculas menores, y masivas volumetras de blo-ques y torres que pueden alcanzar las doce o catorce plantas. Llegado el nuevo siglo, superados los dficits ms graves de infraestructura, equipamiento e in-fravivienda en las dcadas de los 80 y los 90, la ciudad se enfrenta ahora a un intenso nuevo crecimiento en su inmediata periferia que podra agravase los ya muy visibles problemas de despoblamiento del centro urbano, congestin de trfico y contaminacin atmosfrica.

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  • 16

  • Desarro de Vallecas en relacin a Ma-drid. 1937En la Informacin sobre la ciudad de 1929 describe este rea suburbana como tentculos que crecieron sin trabazn urbana prevista para su constitucin ni ordenanza a la que someterse. Los edificios surgan sobre terrenos sin ser-vicios de carcter pblico ni particular.[...]La pavimentacin en general se reduca a la acera de paso para peatones, carecindose en muchos casos de ella, por lo que abundaban los baches y charcos en invierno y polvo en vera-no. El arbolado era escassimo y la carencia de espacios libres casi absoluta. Esta informaicn nos ayuda a crear una imagen que contextualice el encuadre temporal en el que nos centramos en este apartado.

    En el encuadre temporal en el que nos encontramos, lo que hoy da conoce-mos como el Barrio de Vallecas no se haba conformado como tal. En cambio, el germen de los ncleos que conforman sus dos distritos administrativos ya poda distinguirse. Por un lado, al oeste, el Puente de Vallecas comienza a cre-cer como una extensin de la ciudad de Madrid mas all del arroyo Abroi-gal. Conectado a l a travs de la carretera de Valencia, la Villa de Vallecas se presenta en pleno desarrollo, hecho propiciado, en cierto modo, por la car-esta de una oferta de vivienda econmica en el ncleo urbano.

    Entre los ncleos primigenios del Puente de Vallecas y la Villa de Vallecas, salvo por la construccin del ferrocarril Madrid-Zaragoza, la Carretera a Va-lencia, y la red de caminos, el terreno se encuentra prcticamente intacto. Los ncleos poblacionales se sitan en las zonas ms llanas, mientras que el terre-no que queda entre ambas tiene mayor altitud y es algo ms accidentado: en el Plano de Madrid por Distritos de 1914, este rea aparece nombrada como el Alto del Arenal. El menor cambio de pendiente al rodear este alto puede explicar que la va de ferrocarril Madrid-Zaragoza se dispusiera rodeando este rea de mayor altitud. Construida a mediados del siglo XIX, esta lnea frrea la podemos clasificar como uno de los elementos estructurantes del territorio de los distritos 17 y 18. Al igual que la carretera de Valencia- que en este momento es una de las vas mas importantes del acceso a la ciudad de Madrid- se convierten en esenciales para el entendimiento de la estructu-ra del territorio que estamos estudiando. No podemos olvidar que el trmi-no municipal de Vallecas, cuyas primeras referencias datan de 1849, tiene su origen en un asentamiento formado sobre este importante eje, naciendo as como un satlite de Madrid. Adems dentro del encuadre en el que nos en-contramos, es el nico elemento que, junto con el trazado de ferrocarril Ma-drid-Zaragoza, an hoy sigue conformando uno de los elementos lineales de la estructura territorial de Vallecas, sin haber habido grandes cambios dentro de su jerarqua.

    En la Memoria sobre la Evolucin y Administracin de Municipio de Val-lecas (1940-41) se seala que el desbordamiento que sufra en estas fechas el municipio en la zona de contacto con Madrid estaba siendo explotado en beneficio propio exclusivamente por un gran nmero de especuladores, que se dedicaron, sin trabas de ninguna clase, a la compra y venta de terrenos. Grandes extensiones dedicadas a la agricultura, y tributando por este concep-

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    19370 50 100 200 300 400

    Escala 1:15.000

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  • to, fueron compradas como tierras de labor y vendidas despus por parcelas en cantidades que supona beneficios cuantiosos, sin tributar a la Hacienda municipal con cantidad alguna. Bastaba con que cualquier tcnico les hiciera un plano parcelario, mas o menos caprichoso, y sin ajustarse a un plan racion-al de urbanizacin para poder obtener tales beneficios. Quedando este hecho expuesto, la morfologa de las manzanas construidas que se plasman en el plano a 1:15.000 parece tener una explicacin.

    En resumen, y esto se mantendra a lo largo de la dcada de 1940, la zona mantena an su estructura parcelaria original de tipo rstico; el proceso de parcelaciones perifricas desarrollado en los ltimos decenios del XIX y hasta entonces en torno a la Carretera de Valencia, lo que se convirti en el Puente de Vallecas, no lleg a afectar hasta ms adelante al territorio que hoy da es Palomeras Sureste.

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  • 1962Tras casi doce aos de insistencia en una poltica autrquica, la economa en Espaa se reorienta, a partir de los aos cincuenta, hacia una tmida li-berizacin; es as como los modelos neocapitalistas occidentales, poco a poco, atravesaron nuestra frontera. Todo esto, sumado al fin de la actitud de aislamiento por parte de la ONU y los acuerdos con Estados Unidos, reactiva el pas, especialmente al sector industrial, lo que conduce la concentracin de la mano de obra en los puntos que ofrecen infraestructuras y otras condi-ciones favorables para la localizacin de las inversiones. Con todo, Madrid se convirti en uno de los puntos claves de una fuerte localizacin industrial en este perodo. De este modo, el ritmo de la inmigracin rural se aceler espec-tacularmente.

    Este fenmeno demogrfico tuvo como consecuencia inmediata la ocupacin de grandes superficies perifricas por formaciones masivas de infraviviendas, ya que la oferta inmobiliaria dentro de la ciudad no satisfaca la demanda de alojamiento asequible a la poblacin con menor capacidad adquisitiva. En el mbito de Palomeras que estamos estudiando, este proceso, obviamente ilegal y clandestino, fue llevado a cabo por la venta de parcelas provenientes de la fragmentacin y divisin de terrenos en propiedad a los que el Plan General no haba asignado ese uso. Los trazados geomtricos elementales segn los cuales se llevaba a cabo esta divisin daban lugar a parcelas pequeas, calles demasiado estrechas e infraestrcturas precarias. Las tcnicas elementales de construccin de las viviendas dieron lugar a barriadas de aspecto semirrural que ocupaban fragmentos espaciales dispersos e inconexos.

    La administracin, ante un problema que le desborda, tolera esta formacin espontnea de la ciudad, comenzando un proceso de legalizacin y dotacin de infraestructuras mnimas a estas ocupaciones en espacios no previstos, hecho que los consolida y fija en ellos una poblacin marginal, que ir esta-bilizndose y constituyendo una especie de comunidad en la que coexista la solidaridad y la agresividad de la lucha por sobrevivir.

    Una cita de Tiempo de Silencio, del escritor Martn Santos nos deja una imagen de uno de estos peculiares fragmentos tan poco urbanos, que se iban aadiendo a Madrid:

    -Son sas las chabolas? -pregunt don Pedro sealando unas menguada edificaciones pintadas de cal, con uno o dos orificios negros, de los que por uo sala una tenue columna de humo grisceo y el otro estaba tapado con una arpillera recogida a un lado y a cuya entrada una mujer vieja estaba sentada en una silla baja. -sas? -contest Amador-. No; sas son casas.

    De hecho, las descripciones de la infraestructura del municipio ponen de manifiesto lo indotado que se encuentra. Menos del cuarenta por ciento de las vas pblicas del Puente de Vallecas estaban pavimentadas de cua, ado-qun, hormign blindado y algunas aceras de loseta de cemento. En pueblo de Vallecas el porcentaje es algo mayor, pero an as solo 5.700 metros cuadra-dos de sus vas pblicas estaban pavimentadas. El alumbrado pblico era suministrado por compaas diferenciadas en el Puente y Vallecas pueblo, sumando en total 306 lmparas para los ms de 300.000 metros cuadrados de 21

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  • vas pblicas del municipio. La compaa encargada del suministro de agua era el Canal de Isabel II, surtiendo a las fuentes pblicas y servicios oficia-les, servicio evidentemente insuficiente si tenemos en cuenta la importante masa de poblacin que habita en el municipio. La evacuacin de aguas estaba atendida por una red de alcantarillado que acometa al arroyo Abroigal sin ningn tipo de tratamiento de depuracin.

    Si comparamos los planos de 1937 y de 1962, podemos observar cmo el Puente de Vallecas ha llegado a ocupar, en su crecimiento, una porcin de ter-ritorio bastante bastante mayor a la que ha alcanzado el ncleo de la villa de Vallecas. Al observar los accidentes geogrficos, deducimos que poco tienen que ver con este hecho, ya que el terreno por el que se extiende el Puente de Vallecas es bastante menos amable para la edificacin que el que rodea a Val-lecas pueblo. Por tanto, es deducible que las razones que llevaron a esto tenan un carcter principalmente econmico, comportndose la actividad laboral y el movimiento de capital inherente a la ciudad como motor generador de este crecimiento, que por razones funcionales, trata de mantenerse lo ms cerca posible de su foco. Los datos estadsticos apoyan esta afirmacin, ya que del 51% de habitantes que representan la poblacin activa del Puente de Vallecas, solo el 25% desarrolla su actividad dentro del mismo barrio.

    En el rea que ocupa el Puente de Vallecas se comienza a apreciar el cam-bio de jerarqua de las vas de comunicacin. Lo que en el encuadre anterior eran caminos rurales, ahora se pueden identificar como calles por el hecho de contar con terreno parcelado en sus lmites, aunque como ya hemos descrito su materialidad dista mucho de parecerse a una calle perteneciente al centro urbano.

    Vallecas pueblo se compacta y extiende tmidamente hacia el sureste. A pri-mera vista, podra leerse que la lnea frrea Madrid-Zaragoza adquiri un papel de elemento-barrera, no dejndose superar por la Villa de Vallecas. Sin embargo, conocer el funcionamiento de la economa y la administracin se nos hace, de nuevo, imprescindible para entender por qu, a diferencia del Puente, el pueblo de Vallecas no tiende a crecer hacia la ciudad de Madrid, si no que va generando sus propios lmites. De hecho, es dificil decir si la lnea de ferrocarril no es convertida en barrera de manera algo intencionada. Recordemos que a lo largo del presente trabajo, hemos realizado encuadres temporales de estudio claves para entender cmo esta parte de de Madrid se ha conformado, partiendo as, desde finales de los aos 30, en los que se puede comenzar a distinguir la aparicin del barrio de Puente de Vallecas. Sin embargo, la Villa de Vallecas es un ncleo que ya exista cuando se consti-tuy el municipio, en el siglo XVIII. Tiene ste ltimo, por tanto, un carcter bien distinto de los barrios de Puente de Vallecas, Doa Carlota o Entrevas, diferencindose por tener un origen y un desarrollo llevado a cabo desde la auto-suficiencia, pese a su proximidad a la capital del pas. De hecho, la Villa llega incluso a quedarse algo aislada de El Puente, palindose esta incomuni-cacin con la inauguracin de una lnea de trolebuses a finales de los aos 40.

    La diferencia entre el Puente y la Villa de Vallecas no solo tiene dimensin en los planos, si no tambin en la realidad social: se llegan a distinguir dos iden-tidades dentro de lo que era el municipio vallecano, ya que mientras el Puente de Vallecas quiere acercarse a la Villa, viendo en ella el smbolo de la identi-dad perdida por la inmigracin, donde se conservan actividades y valores que

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  • recuerdan a sus orgenes; el pueblo, en cambio, reniega de El Puente, sobre todo por la mala fama de ste en el interior de la ciudad de Madrid. Estas dos identidades, ambas quieren ser Vallecas, sintindose una protagonista la de la Villa- y la otra no.

    En la dcada de los cincuenta, el gran proceso inmigratorio de posguerra hace que se produzcan amplias extensiones de parcelacin marginal. Las necesi-dad de vivienda en estas dcadas no obtiene las respuestas apropiadas ni por parte de la iniciativa privada, volcada en la consolidacin de los ensanches, ni tampoco por la pblica. Adems, la dbil calificacin que el Plan de 1946 establece sobre este suelo, facilit los mecanismos de parcelacin semilegal o ilegal como formas marginales de valorizacin de patrimonios rsticos en ex-pectativa de cambio de uso. La infraurbanizacin y la autoconstruccin con-formarn las primeras agrupaciones de vivienda en todo el rea de Palomeras.

    Es en los sesenta cuando comienza la urbanizacin de este sector, al recalificar el Plan de 1963 el rea como edificacin abierta. Gracias a esto, se construy-en algunos pequeos polgonos de vivienda, bloques abiertos de cinco alturas por lo general. Su localizacin y geometra, al igual que la de las iniciales repar-celaciones marginales, estar muy condicionada por el parcelario. No hay que olvidar que la propiedad de suelo es un factor de indudable importancia en la produccin de tejido urbano. A esto, en Palomeras Sureste, se le aade que los esquemas ortodoxos de planeamiento y reparcelacin como fases previas a la configuracin urbana, se vieron sustituidos por procesos de construccin marginal o de promocin inmobiliaria directos a partir del propio parcelar-io inicial. En cuanto a todo ello, llama la atencin la alta concentracin de propiedad del suelo del rea: los grandes grupos propietarios obtuvieron sus propiedades adquiriendo gradualmente parcelas rurales colindantes, en una difana operacin voluntaria de acaparacin de suelo perifrico. Las compras de suelo realizadas por estos grupos especuladores debieron de realizarse an-tes de los aos 50. Los grupos de viviendas en bloque construidos en los aos sesenta se localizan precisamente sobre las propiedades de los propietarios mayoritarios, apoyndose sobre la carretera de Vallecas o en la prolongacin de algunas vas existentes.As, estas parcelaciones son la primera modalidad de colonizacin del sector y de realizacin de una cierta cantidad de plusvalas del suelo adquirido. Sin embargo, se mantiene por ahora la total inexistencia de equipamientos, la fragmentacin de las distintas unidades y su precaria insercin en una trama urbana casi inexistente.

    El metro llega por fin al Puente de Vallecas en estas fechas, hecho que supuso un importante acercamiento de estas barriadas a la ciudad. Y, pese a la mala visin que se tena desde el Madrid central de ellas, el hecho es que desde dentro, sobre todo movido por la juventud, la iglesia y los partidos polticos clandestinos, estaba surgiendo un resurgir cultural y un orgullo vallecano, un barrionalismo muy importante. Esto va ligado al desarrollo de marcas iden-titarias propias, entre las cuales la msica comienza a tener un papel clave; en ella nos centraremos en uno de los apartados posteriores.

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  • 1983La democracia llega a Espaa cinco aos antes de el ao en el que nos centra-mos en este encuadre, en el ao 1978. Las repercusiones de este hecho afectan a toda escala imaginable a la sociedad espaola, y, dado el carcter represen-tativo que adquiere la capital de un pas, en Madrid los cambios llegan de manera ms temprana y marcada, apuntando en la direccin que marca la nueva Constitucin.

    Estamos, adems en pleno proceso de consolidacin del Estudio de Detalle de Palomeras Sureste, aprobado en 1979, y que deja soldados los distritos de Puente de Vallecas y Villa de Vallecas, alcanzando la continuidad urbana que tan urgentemente demandaba la periferia Madrilea. La traza de la que tiempo atrs era la carretera Madrid-Valencia es ahora una va urbana, la avenida de la Albufera, cuya toponimia recuerda su origen. La comunicacin Madrid-Valencia, bajo el nombre ahora de Nacional-III, fue desviada en los aos setenta; la informacin que encontramos en los planos nos dice que la traza de sta no sigue la de ningn elemento que anterior-mente existiera. Otra va con este mismo carcter, sin elemento predecesor que la marque, es el enlace de la Nacional-III con Mercamadrid, que separa los barrios de Palomeras Sureste y Santa Eugenia.

    Situndonos en este encuadre temporal, hemos de destacar que ya se encuen-tra aprobado el planeamiento pormenorizado adscrito al rea de Palomeras Sureste, el Plan General de 1969/70. Antes del ste, que se redacta bajo el Plan General de 1963, ya existan documentos de planeamiento que consideraban el sector de Palomeras Surestes. Recordemos cmo el Plan General de 1946 determinaba unas bajas edificabilidades en l, decisin que podemos decir que quiz retras su desarrollo urbanstico. El primer documento de plan-eamiento pormenorizado lo constituye el Plan Parcial de Palomeras Sureste, que se aprob en 1958, aunque ms adelante, numerosos acuerdos fueron modificando su contenido.

    Ms adelante, los propietarios de suelo del sector elaboraron un nuevo Plan Parcial que bajo el nombre de Proyecto de Remodelacin del Sector de Palomeras Sureste, Vallecas fue aprobado por el Ayuntamiento en Julio de 1969 y definitivamente por COPLACO en 1970, Este Plan recoge los bloques anteriormente realizados, pero suprime todas las zonas de parcelacin mar-ginal, siendo perceptible incluso como se trata de fragmentarlas distorsionan-do sus tramas originarias como forma de propiciar su desaparicin. De cara a la normalizacin urbanstica del barrio, estas parcelaciones y sus viviendas bajas autoconstruidas ya no se consideran funcionales. Adems, ser de im-portancia primordial la inclusin del cuarto cinturn, que atravesar en toda su longitud el sector, imponiendo unas amplias fajas de proteccin y aislando una importante parte del terreno al sur del trazado.

    Es evidente cmo este Plan Parcial de 1969/70 no contemplaba adecuada-mente los intereses de las cerca de mil familias que habitaban en las infravivi-endas de las parcelaciones marginales incluidas en el sector. Los problemas suscitados encuentran un marco de expresin en el incipiente movimiento vecinal de los sesenta, consolidado en el primer quinquenio de los setenta, en sta como en otras barriadas madrileas. Sus reivindicaciones conducen a la redaccin de un nuevo Plan Parcial, tcnicamente ms puesto al da: recon-oce en su memoria la necesidad de tener en cuenta la existencia de viviendas

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  • Barrio dePacfico

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  • de una planta, que antes no se consideraban en los Planes Parciales y que, dados los importantsimos problemas sociales y humanos que representa los hicieron inviables. En resumen, este Plan Parcial revisado se convierte en un elemental sistema de subdivisin del suelo en inmensas supermanzanas de distintas geometras cuadrangulares, de entre 4,5 y 14 Ha de superficie.

    La situacin que podemos leer en la planimetra no deriva directamente de este Plan Parcial de 1969/70. La falta de sensibilidad de ste con la realidad a la que se enfrentara hizo que las asociaciones de vecinos de los barrios de Palomeras Bajas, San Agustin, Alto del Arenal y Palomeras Sureste, formadas ya entre finales de los 60 y principios de los 70, organizadas mediante la Co-ordinadora de Asociaciones de Vecinos, nacida en 1973, centraron sus reivin-dicaciones en en demandar una solucin digna al problema de la vivienda, oponindose al planeamiento parcial que desconoca el fenmeno de las par-celaciones marginales y que estaba controlado, como es el caso de Palomeras Sureste, por Juntas de Compensacin dominadas por los propietarios del sue-lo que todava permanece vacante.

    La manifestacin de junio de 1976 llevada a cabo por los vecinos result de-cisiva para la paralizacin de los Planes Parciales de San Diego, Palomeras Altas y Palomeras Sureste. Se plantea entonces tambin la necesidad de la intervencin de la Administracin como garanta de que la gestin con los propietarios del suelo y en torno a la necesaria modificacin del planeamiento vigente se realice de manera efectiva y vinculante.

    As, nace entre 1976 y 1978 la entidad de Ordenacin y Realojamiento de Vallecas, S. A. (OREVASA), como Sociedad Pblica Gestora del conjunto de la operacin de planeamiento, suelo y vivienda. En ella participan:

    - El I.N.V.- El I.N.U.R- COPLACO- La Gerencia Municipal de Urbanismo- El M.O.P. U- Las Asociaciones de Vecinos

    El nico camino que pareca viable para la consecucin del suelo necesario para la promocin de la gran operacin de realojamiento que se plantea, as como para el equipamiento que era requerido, ces la expropiacin. Esta afectara a todo el suelo existente, tanto al vacante como al ocupado, como base a la operacin de remodelacin.

    Con todo, los objetivos bsicos de la operacin de realojamiento sern: La supresin del mayor ncleo de tejido subestndar del municipio de Ma-drid, incluido en el Distrito de Vallecas y en concreto en los sectores afectados por la expropiacinEntendimiento de la operacin de realojamiento y remodelacin como una operacin radical de erradicacin del chabolismo, afectando a la casi totali-dad de paquetes de ste en el distrito, lo que garantizar su no reproduccin.Utilizacin de una actuacin de este alcance como medio para elevar la cal-idad urbanstica de la zona, reconociendo los importantes dficits de suelo para equipamientos y zonas libres de uso pblico existentes. Consideracin de que la actual morfologa urbana de estos sectores, difcil-

    27

  • mente puede permitir un esquema viario arterial vlido a nivel urbano. La propuesta de sustitucin de un proceso de renovacin puntual por otro de remodelacin integral se efecta en base a que aqul no conseguir otra cosa que la de consolidar y agudizar las caractersticas de origen, desaprovechn-dose la oportunidad de una mejora global del medio.

    Una operacin de realojamiento de semejante volumen exige necesariamente una cuidadosa programacin de las fases segn las cuales se van a ir produc-iendo las construcciones nuevas, los traslados y los derribos consecuentes. Adems, supuso la revisin de los Planes Parciales de edificacin abierta del Puente de Vallecas y San Diego. Mientras, sin embargo, se utiliz como marco de las principales fases de realojamiento el Plan Parcial de Palomeras Sureste de 1976, mediante la redaccin de un Estudio de Detalle al que dedicaremos posteriormente un apartado completo.

    Pese a que las intenciones de la Remodelacin Integral del barrio de Palomeras Sureste se evidencian en la planimetra, la consolidacin del rea no es inme-diata. Como toda intervencin en la ciudad, el tiempo es el ltimo ingredi-ente y el ms importante.

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  • Desde 1983 hasta hoy: consolidacin del planeamiento parcialEl conjunto de actuaciones de remodelacin de antiguas implantaciones marginales (parcelaciones ilegales seguidas de precarias autoconstrucciones ocurridas en la periferia madrilea en los cincuenta) no pueden entenderse separadas de las concretas circunstancias polticas y sociales que las origin-aron y que han dado lugar a la ms importante floracin de grandes promo-ciones de vivienda pblica de los ltimos veinte aos. Sus resultados arqui-tectnicos y urbansticos no pueden juzgarse desde supuestos de un diseo libre de condicionamientos, sino como producto de un cmulo de determi-naciones y preexistencias a las que los instrumentos disciplinares han tratado de dar la respuesta ms favorable posible. Por ejemplo, la superposicin de trazados y agrupaciones anteriores, la urgencia en la provisin de masivas cantidades de viviendas nuevas que reemplazaran a las antiguas parcelaciones cuasi-chabolistas, la dureza de los propietarios de suelo anclados en antiguas calificaciones a las que no estaban dispuestos a renunciar o la influencia de grandes elementos de la infraestructura arterial, cuyo espacio es necesario liberar, por el simple expediente de acumulacin de su volumen en las zonas edificables; son todos ellos factores que han condicionado substancialmente los resultados finales.

    Dada la urgencia de la actuacin publica para la realizacin de la primera fase de realojamiento, pareci desaconsejable la Revisin del Plan Parcial como medio para resolver los dficits de suelo para equipamiento que se detecta-ban en el Plan Parcial vigente, ya que esto supondra la reduccin de la ed-ificabilidad y posibles derechos indemnizatorios para algunos propietarios. Adems, los trazados estructurales del Plan Parcial se consideraron adecua-das para conseguir la alta edificabilidad que se deseaba, permitiendo as un alto nmero de viviendas disponibles en al primera fase de realojamiento. Por todo esto, se concluy que los problemas que presentaba el Plan Parcial podran abordarse a travs de un Estudio de Detalle conjunto para todas las manzanas del sector.

    El problema ms preocupante se consider que era el dficit de reservas de suelo para equipamiento colectivo. El Estudio de Detalle trat de ampliar las reservas de suelo para equipamiento a travs de la delimitacin de parcelas complementarias para equipamiento. Se suprimieron tambin las parcelas dedicadas a uso social y a centros cvicos comerciales, convirtiendo sus superficies en zonas escolares. Con todo esto, se consigue pasar de 6,15Ha de superficie para equipamientos colectivos, a 18,5245Ha, una cifra que supera el mnimo estndar previsto en el Reglamento de Planeamiento. El posible equipamiento se traslada en su totalidad a las parcelas residenciales, previn-dose su inclusin dentro de su edificabilidad, en las plantas bajas. El trazado del viario del cuarto cinturn de la Red Arterial, que segregaba en su totalidad las zonas verdes de las residenciales en su paso por el sector, fue reconsiderado desplazndose ms hacia el sur, a fin de que la mayor parte posible de zona verde quedase inmediata a las viviendas.

    El Estudio de Detalle realiza un despiece de las inmensas supermanzanas del Plan Parcial, a la vez que define alineaciones de edificacin, secciones de calzada con aceras y aparcamientos y vas menores. Se trat de respetar el 29

  • Cercanas

    de Madrid

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  • viario bsico del Plan Parcial, segregando mediante viario complementario los polgonos de vivienda existentes, los grandes paquetes de equipamiento existentes o propuestos y las manzanas edificables de dimensiones ya ajusta-das a las caractersticas de la tipologa de bloque abierto obligatoria. Tambin se mejora la situacin de las zonas verdes, pudindose as completar relativamente el amplio parque de barrio en el centro del sector; el grueso de la zona verde se situ en el bore Sur, entre la va de servicio perifrica y la autopista.

    Todas estas mejoras se realizan a costa de las parcelas residenciales, cuya su-perfice se ve se ve disminuida en un orden aproximado del 20%. A conse-cuencia de ello, la edificabilidad y densidad netas de las parcelas edificables vacantes ser muy elevada, de 11,17m3/m2 de media. Con estas edificabili-dades y la obligada tipologa edificatoria, se dio lugar de manera indefectible a la proliferacin de torres de altura elevada como una solucin plausible se se quiere utilizar a tope el volumen autorizado por el planeamiento parcial. Ms adelante, debido a las crticas que algunas asociaciones de vecinos y profesio-nales efectuaron en el periodo de informacin pblica del Estudio de Detalle en torno a las fortsimas edificabilidades de ste (y el consecuente nmero de alturas en las edificaciones), se acord en noviembre de 1979 una reduccin del nmero de viviendas y edificabilidades en algunas parcelas de promocin pblica, disminuyndose un 11,70% sobre el total mximo autorizado.

    Desde el punto de vista morfolgico, el Estudio de Detalle plantea una trama urbana de escasa coherencia y legibilidad, supeditada a las determinaciones que suponen las edificaciones ya existentes. Por ello, podemos decir que este estudio es en realidad una consecuencia necesaria de una serie de situaciones preexistentes, y pese a todo, con la introduccin de nuevas intenciones, el resultado ha sido un sector funcional, activo y, lo ms importante, continuo a la ciudad ya existente.

    En la Memoria del Estudio de Detalle, se sealan explcitamente las prob-lemticas que debern afrontar los posteriores Estudios de Detalle de cada una de las supermanzanas:

    Ante la inadecuada localizacin de los elementos pertenecientes al sistema de zonas verdes, se propuso que, en cada una de las supermanzanas se obtenga un conjunto de zonas libres de uso pblico que, unidas a las reas libres de edificacin de cada parcela edificable, conectaran con la zona verde exterior; as mismo, se plantea la modificacin del trazado de la M-40, alejndolo de la zona residencial para permitir una mejor utilizacin de las zonas verdes que propone el Plan Parcial.El sector presentaba un dficit de reserva de suelo destinado a centros cul-turales y docentes, por lo que se seala que las parcelas reservadas segn el Plan Parcial a centros cvicos y comerciales seran utilizadas preferentemente para uso cultural y docente. Se fij bajo normativa un porcentaje obligatorio de reservas de volumen con-struido en cada parcela edificable, as se creara una estructura comercial y de usos compatibles con el residencial y comercial, como sanitarios, administra-tivos, bancarios o profesionales. Con ello se trat de evitar la concentracin del equipamiento cvico-comercial, as como definir y dotar de estndares para otros usos (sanitario, asistencial, cultural...)Para que los servicios de inters pblico no fueran exclusivamente definidos

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  • como de uso religiosos las parcelas destinadas a ellos se definiran como de equipamiento social comunitario. As, bajo la terminologa legal de servicios de inters social, quedaban incluidos no solo los servicios religiosos, si no tambin los sanitarios, asistenciales, administrativos, culturales y clubes de ancianos.Respecto a las plazas de aparcamiento, se pretendi un estndar de 1,3 plazas/vivienda con obligacin de que cada promocin de viviendas resolviera con un garaje subterrneo al menos el 50% del nmero de viviendas que realizara.

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  • La Unidad II en la Remodelacin de Palomeras SuresteFinalmente, tras la realizacin del Estudio de Detalle de Palomeras Sureste, en las parcelas de promocin pblica se encargan en la primavera/verano de 1979 una serie de proyectos distribuidos por paquetes a diferentes equipos de arquitectos. stos lograron ejemplificar una transicin, desde el punto de vista tipolgico, de las realizaciones de vivienda pblica ortodoxa hacia solu-ciones ms preocupadas por la configuracin de un espacio pblico significa-tivo bien definido, compatible con la amplitud de los espacios dotacionales y verdes junto con la calidad final del producto edificado.

    La supermanzana S-2, es decir, la Unidad 2 de Palomeras Sureste, se asignan a Pablo Carvajal, Juan Montes, Mario Muelas y Ferando Prats. Se construiran ah un total de 1.118 viviendas.

    Las determinaciones del Estudio de Detalle conducen indefectiblemente a que los proyectos de edificacin aporten distintas variantes de una misma solucin, el bloque alto longitudinal con accesos verticles modulados para servir cuatro viviendas por planta. Las disposiciones de los superbloques re-sultantes tampoco permiten excesivas posibilidades. La disposicin en series paralelas es la solucin ms recurrida.

    En el caso de Palomeras U-2, la alta densidad que impone el planeamiento, se intent soslayar con una adecuada variacin en las alturas, desde las ms altas en las torres de la calle central hasta descender hacia el espacio perifrico. El resultado es un perfil escalonado en la coronacin del conjunto, en forma de volmenes prismticos de ladrillo, segn la tradicin de la mejor escuela madrilea, buscando la mxima expresividad, plenamente identificable en las esbeltas chimeneas gemelas que se repiten a intervalos precisos, reforzndose como motivo compositivo.

    Es indudable la evocacin a otras arquitecturas europeas referentes en los muros de ladrillo, que recuerdan a las fachadas holandesas de los aos 20, en las que las ventanas juegan un papel compositivo fundamental, o la sobrie-dad y potencia con la que se levantan, asemejndose a los Hof vieneses de

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  • la poca socialista. Sin embargo, a diferencia de esos ejemplos, la Unidad-2 tiene doce plantas, triplicando la altura mxima de las arquitecturas a las que hemos aludido. Por consiguiente, las calles y plazas pierden la escala humana, y la masa construida se percibe como excesiva, pese al enorme esfuerzo pues-to en el diseo.

    Podemos encontrar un proyecto anterior, realizado tambin por los arquitec-tos Manuel de las Casas Gmez, Ignacio de las Casas Gmez y Jaime Lorenzo Saiz-Calleja, que ya anunciaba las mximas bajo las cuales se realiza el diseo de la Unidad-2. Se trata de otro bloque de viviendas en Palomeras Sureste, muy cercanas al conjunto de la Unidad-2. La arquitectura de los hermanos Casas adquiere, proyecto a proyecto, un sello inconfundible por la depura-cin de algunos elementos de estilo que utilizan frecuentemente, como lo son la expresividad que le otorgan a elementos que el diseo demanda para funcionar bien. En la Unidad-2 ocurre con las chimeneas y aqu, en las vivi-endas para el IVIMA en la UV 1 de Palomeras Sureste, pasa con la escalera de incendios, que remata la fachada lateral.

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  • Otros registros histricos de VallecasEl paisaje de un territorio es un concepto complejo que se puede entender como la interrelacin entre naturaleza, cultura y sociedad. Tras, a lo largo del trabajo, haber hecho un estudio que trata de justificar el porqu del paisaje construido, ahora se pretende llegar a entender el lado ms intangible del paisaje vallecano. Lo haremos a travs de la pintura, centrndonos en la pro-duccin de la Escuela de Vallecas, de la msica y el cine. Las condiciones urbansticas entre Vallecas y Madrid dieron como resultado un espacio segregado, tanto desde el punto de vista urbanstico como del pun-to de vista social. Esta visin de barrio separado de la gran ciudad, de la cual, sin embargo, depende, va a ser la base de la que van a surgir los numerosos movimientos ciudadanos, en un intento de romper con la creciente margin-acin socio-urbanstica que se estaba produciendo. Vallecas desarrolla en ese aislamiento muchas marcas identitarias, ya sean sociales, o culturales.

    MsicaLa msica ejemplifica de una manera enormemente ilustrativa la evolucin vallecana de pueblo manchego a suburbio de inmigrantes y, por ltimo, a un barrio madrileo. Recordemos que Vallecas, sobre todo el Puente, tena una composicin so-cial en la que los inmigrantes son mayora, fundamentalmente procedentes de Andaluca, Extremadura y La Mancha. La situacin de desarraigo que se produce en el proceso del asentamiento demanda una compensacin afectiva fuerte; la msica procedente de cada tierra de origen llega as a Vallecas y es, principalmente, el flamenco. Los autores y cantantes que, nacidos en esta zona, se convierten en representantes de este estilo msical en la poca de la II Repblica, llevaron el topnimo de vallecanos orgullosamente a lo largo del territorio nacional.

    El fuerte vnculo que supone la msica flamenca para los primeros habitantes que emigran a Vallecas, ya no sobrevive para la siguiente generacin, que son hijos de otro contexto social y musical. Este gnero, de cuna obrera y reivin-

    Vengan a ver, los que viven sin ver,

    vengan a ver, la luz de mi calle

    que no se ve

    Vengan a ver lo que no quieren ver

    Vengan a ver, el palacio irreal

    que inauguramos ayer con alfombras de barro

    y tapices de papel, a la luz de la una, a la luz de la luna, a la luz de las dos,

    a la luna de las tres.

    Vengan a ver lo que no quieren ver

    Vengan a ver, los jardines y los parques

    que podramos tener. Vengan a ver.

    Vengan de una vez. Vengan de uno en uno. Vengan desarmados. Vengan, atrvanse.

    No traigan sus perros. Venga, no amenacen.

    Miren, mejor no vengan. Venga, vyanse. Venga pirdanse. Venga, muranse.

    Letra de Vengan a ver (Vallecas 75)

    Luis Pastor >35

  • dicativa, muestra otra forma de resistencia.

    Ms adelante, el marcado carcter crtico e inconformista, reivindicador de justicia e igualdad, se une al peso que llegaron a tener los cantautores en la transformacin de la sociedad espaola en los momentos crticos que sigui-eron a la muerte del dictador. Se hace as poco sorprendente que uno de los mximos exponentes de la cancin social creciera en la colonia Sandi, pre-cisamente, en Palomeras Sureste; la problemtica existente en sus calles y el resentimiento de una poblacin que viva de espaldas a la formalidad tiene su eco en sus letras, algunas convertidos en autnticos himnos. Tambin llegaron a ser enormemente populares las canciones el grupo de msica de Los Chichos, de origen gitano, que adaptaron la rumba catalana a ritmos ms lentos y familiares a su lugar de procedencia, Vallecas. Nace as la rumba flamenca, cuyas letras expresaban sin censura la realidad del Vallecas ms marginal.

    PinturaLa riqueza evocataiva de esta barriada madrilea encuentra numerosos cau-ces de expresin. La pintura es una de ellas, y su forma ms contempornea la encontramos en el grafitti urbano. Sin embargo, mucho antes encontra-mos otras manifestacines pictricas con un carcter mucho ms intelectual. Se trata de la Escuela de Vallecas, que surgi como encuentro de Benjamn Palencia y Alberto Snchez, quienes se conocieron en el Saln de Ibricos de 1925. Ambos pintores, autodidactos, se citaban en la Puerta de Atocha y tenan como centro de referencia de sus largos ititnerarios campesinos el cerro de Almodvar alque llamaron Cerro Testigo, por ser escenario de un pequeo ritual de inauguracin: a la vera del Cerro Testigo, en un mojn de cuatro caras, Snchez y Palencia escribieron sus principios; dejaron la tercera a Picasso y en la cuarta pusieron los n ombres de varios valores plsticos e ideolgicos considerados por ellos representativos (Einstein, El Greco, Zur-barn, Cervantes, Velzquez...) Con esto, Alberto Snchez daba como arran-que de la Escuela el ao 27. Ms adelante, tuvieron que ver con ellos la pintora Maruja Mallo, y los poetas Miguel Hernndez y Luis Felipe Vivanco, que en su poema Pjaro bebiendo agua escriba:

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  • En los campos terciarios de Vallecas perdemosnuestros ojos de antes como nios enfermos.Petere se entusiasma de chispas verdes-yeso, Caneja vibra al ritmos de tesos y de oteros, Segarra afirma el silvo despejado del viento

    y Benjamn Palencia, tirado por el suelo, busca frescas materias que le alegren los dedos.

    Los trabajos literarios de la Escuela de Vallecas son escasos pero reveladores. El siguiente texto, incluido en la serie de la Ed. Plutarco Los nuevos artistas espaoles, fue escrito por Palencia:

    Pintura sin historia, que el pintor tiene que saber convertir en mgicos signos plsticos. Gran sueo es para mi pintar en estas tierras aradas que se levantan inmensas con calidad de arcilla caliente, para plas-mar mis formas gigantes que yo quiero crear con la fisionoma de los campos de Castilla, que andan en lneas rectas y ondulantes por el espacio [] Yo poseo una vena llena de alegra y pureza infantil que me hace gozar mucho de las cosas del mundo; y sobre todo, de esta Espaa popular que nadie ha captado an.

    La obra de la Escuela de Vallecas se encuadra en un tiempo en el que el man-damiento explcito de la Vanguardia era el internacionalismo. La reivindi-cacin de la plasticidad del paisaje agrario de Castilla lleg a ser reducida a un simple llamamiento nacionalista, alejados de la disidente realidad espaola de 1934.

    CineVallecas se va convirtiendo, con sus condiciones de vida no demasiado gra-tas, en un icono tanto social como visual. El cine no tardara en plasmarlo y explotar, a veces de manera muy cruda, la realidad de los barrios vallecanos, mostrndolos como el paradigma de la marginalidad y la devastacin que produce la droga, en una poblacin que padece las consecuencias de la cri-sis de empleo de los aos 70. En los registros cinemtogrficos es tambin posible identificar cmo, dentro del estereotipo, se van generando nuevas ex-presiones identitarias.

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  • ConclusionesEl desarrollo del distrito del Puente de Vallecas, y especialmente el barrio de Palomeras Sureste, no dista, en esencia, del proceso que hayan podido llevar a cabo otros fragmentos de distintas ciudades, o incluso ciudades completas, pasando de ser asentamientos poco o nada formales, a territorios bien consol-idados y con una intensa vida urbana. Sin embargo, dado que este proceso de transicin se ha llevado a cabo muy recientemente, a lo largo del an cercano para nosotros siglo XX, las marcas identitarias que derivan de este proceso de conformacin de ciudad, cuyo primer origen es la inmigracin a la gran ciudad, son fcilmente identifica-bles.

    Antropolgicamente, la identidad urbana provee a la persona de evaluaciones positivas de si mismo y de un sentimiento subjetivo de continuidad temporal que permite la conexin entre la identidad y las sucesivas generaciones. En el caso de Vallecas, esa cronologa ha ido superponiendo identidades sobre una base ya establecida. Se presenta as, como un caso paradigmtico de la iden-tidad urbana, una poblacin que, especialmente en el siglo veinte, ha dem-ostrado que los espacios fsicos tienen consecuencias definitvas sobre el ser y a comunidad que lo habita.

    Adems, a lo largo del trabajo se expuesto cmo la parte fsca de la ciudad, el espacio construido, no es una variable independiente, todo lo contrario, lo forman el conjunto de respuestas que se dan a una realidad econmica, social y cultural que comprendida en un punto de la lnea temporal. La habilidad de los tcnicos ha de contar con que, comparada con la situacin presente al la que se hace frente, el espacio construido posee un ritmo de cambio infinita-mente ms lento. El intento de comprender todas estas afirmaciones volcadas hacia una misma intencin, que en el caso de Palomeras Sureste fue la me-jora de la calidad de la vivienda y la continuidad del tejido urbano, nos hace valorar los resultados arquitectnicos y urbanos de una manera bien difer-ente a cmo lo haramos sin conocer la situacin a la que se haca frente. Los productos que trajeron consigo la operacin de remodelacin de este barrio del Puente de Vallecas, no han sido siempre laureadas desde el punto de vista urbanstico, pese a que siempre se ha reafirmado la calidad arquitectnica que se alcanz. Cierto es que la escala urbana puede perderse entre las altas torres de viviendas, o que el trazado de las vas no siempre ha respetado las pre-ex-istencias; sin embargo, hemos de valorar las imposiciones, unas ms directa-mente dadas que otras, a las que stas decisiones se vean sometidas. La ms importante de ellas, el conseguir dar nuevas viviendas a los ya residentes en el rea, asegurndose de que la operacin continuara siendo viable, ha con-ducido inevitablemente a que los bloques de vivienda adquieran la dimensin que poseen, y a que los espacios libres entre ellos adquieran un carcter dis-tinto al que pudieran haber tenido de no haberse tenido que obedecer a dicha premisa. Juzgar las consecuencias urbansticas de una operacin con tamaa ambicin, y sujeta a unos condicionantes tales, como decepcionantes dejara en evidencia el poco conocimiento de el contexto en el que se llevaron a cabo.

    Por otra parte, es intersante entrever cmo la marcada identidad que tiene Vallecas, reconocida incluso fuera del municipio de Madrid, no es algo casual, si no todo lo contrario. Esta afirmacin puede ser defendida bajo mltiples pticas; a lo largo del presente TFG, muy seguramente por las fuentes que se 39

  • han manejado, as como por la inevitable inclinacin de la autora a tratar de dar sentido a lo que se construy en el pasado, se ha encontrado que la mane-ra de apropiacin del el territorio y la creacin de comunidad han influido de una manera innegable en esta generacin identitaria. De este modo, el trabajo concluye apuntando haber encontrado en la confor-macin fsica de este mbito de la ciudad de Madrid, las claves de su marcada personalidad: de espaldas a la ciudad formal, los habitantes de este territo-rio, en gran porcentaje inmigrantes del campo, convivan en un espacio fsico creado de manera colectiva y co-operativamente. Esto, sumado a la prida del contacto con la identidad cultural que conlleva la emigracin, va con-formando una homogeniedad socio-cultural, fortalecida por problemticas compartidas y la lucha comunitaria por su solucin, naciendo as la primaria identidad vallecana. El asociacionismo, la solidaridad, y la movilizacin pop-ular tienen un refernte nacional en Vallecas.

    Las sucesivas generaciones del pueblo de Vallecas tendran un sentimiento distinto al de sus antepasados respecto a la pertenencia al lugar. Sin embargo, la situacin de Vallecas respecto a Madrid, motiva que esta marcada person-alidad se reitere. Pese a que la reputacin de Vallecas dentro de la ciudad de Madrid, sobre todo del Puente, era lo ms alejado a prestigiosa, la accion de ciertas asociaciones, e incluso la Iglesia, motivaron que los rasgos distinti-vos de Vallecas comenzaran a sentirse con orgullo, y as el sentimiento de desarraigo que traa consigo la inmigracin se transform, en las siguientes generaciones, en uno de pertenencia a la tierra. Esto resulta primordial para entender las defensas que llevaron a cabo las asociaciones de vecinos ante las imposiciones del planeamiento pormenorizado. Su participacin activa en el proceso de remodelacin fue decisiva, pese al difcilmente evitable rechazo que puediera generar la profunda alteracin del paisaje.

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  • BIBLIOGRAFA Y FUENTES

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  • Mediateca de Radio Televisin Espaola

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    Pgina web: www.vallecastodocultura.org

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