elementos de la filosofía moral de jacques maritain

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Rev. Fil. Univ. Costa Rica, XXI (53), 39-61,1983 ELEMENTOS DE LA FILOSOFIA MORAL DE JACQUES MARIT AIN 1. El Bien Moral: Según Maritain, el valor, el fin y la norma, constituyen los elementos esenciales del pensa- miento moral, es decir, de su estructura. Dada la importancia de tales elementos, él considera que siempre deben justificarse metafísicamente. Por eso nos dice respecto a ellos: "Son nociones mora- les filosóficas, cuya elucidación final depende de la metafísica; de suerte que su significación se nos escapar ía inevitablemente si rehusáramos hacer tra- bajar nuestra inteligencia al nivel de la visualiza- ción filosófica y nos mantuviéramos-anclados en el plano del conocimiento sensible" (1). Nótese cuál es el punto de partida de Maritain, ni más ni me- nos que la justificación filosófica o metafísica de las nociones de valor, fin y de norma. Para nuestro trabajo, tal observación es su- mamente importante, por cuanto podemos dedu- cir que.si bien es cierto que Maritain no va a negar el valor del conocimiento sensible, tampoco quiere dejar a éste la justificación empírica de su ética, lo cual sería para él un camino que no presenta un riesgo, sino que tiene muchos seguidores mal orien- tados. Por ese motivo nos aclara: "Hay que hacer pues, un esfuerzo especial, para pasar de un plano de conocimiento a otro, y para comprender que las nociones de que hablamos sólo pueden tener senti- do no ya en la perspectiva de las ciencias fenorné- nicas y de la experiencia sensible, sino de la inte- lección filosófica" (2)_ Ese punto de vista nos des- taca a un Maritain no radical izado, pero sí cuida- doso de cuál ha de ser el trato que se le deba dar al estudio de los elementos de la estructura ética. Pues teme que el tratamiento de moda en nuestro tiempo de relativizar el sentido y el contenido que esos términos se imponga. Dicho de otra manera, para él no es lo mismo tener buenos instrumentos Santiago Arrieta para realizar una operación y no conocer su uso, que conocer bien el uso y mejorar los instrumentos con que se cuenta, pero claro, conociendo a fondo cuáles son los pormenores de la operación. Aqu í ya se nos adelanta también, la idea de la escogencia adecuada de los medios para la vida moral. La última frase citada en la página anterior, nos ubica en el tema central del pensamiento moral de Maritain, pues el concepto de bien es en su filosofía, algo que hay que comprender bien para saber el por qué ha de aplicarse talo cuál regla, tal o cuál norma y el valor que cada acto humano pueda tener en ese camino del ser y hacia el ser que nos propone. Para una mejor compren- sión y mayor ilustración, tengamos presente las si- guientes palabras: "El concepto humano, absoluta- mente primero, es el concepto de ser. Cuando el ser es considerado en cuanto ser, no ya como ser particularizado (filosofía de la naturaleza) ni como ser vago (conocimiento del sentido común) sino precisamente como ser supra-universal y analógico, es cuando hemos percibido en un relámpago de intuición qué realidad inagotable es significada por la palabra "ser" o "lo que existe", entonces el ser se nos descubre como el primer concepto metafísi- co" (3). Como se ve, para que el ser se nos descu- bra, es preciso tener una intuición intelectual del ser, por la cual se nos permita la identidad radical entre bien y ser, que es lo que facilita su perfec- ción intelectual. Ahora bien, eso es posible en el hombre, porque él está dotado de una naturaleza doble, sea de materia y espfritu.aspectos que son de vital importancia, pues si se escapa algo de la noción universal del bien, ya no sería perfecto. Dicho de otra forma, por muy importante que sea la operación mental del intelecto, es necesaria la operación sensorial, sea la experiencia sensorial, ya que la captación del bien metafísico no es actual,

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Rev. Fil. Univ. Costa Rica, XXI (53), 39-61,1983

ELEMENTOS DE LA FILOSOFIA MORAL DE JACQUES MARIT AIN

1. El Bien Moral:

Según Maritain, el valor, el fin y la norma,constituyen los elementos esenciales del pensa-miento moral, es decir, de su estructura. Dada laimportancia de tales elementos, él considera quesiempre deben justificarse metafísicamente. Poreso nos dice respecto a ellos: "Son nociones mora-les filosóficas, cuya elucidación final depende de lametafísica; de suerte que su significación se nosescapar ía inevitablemente si rehusáramos hacer tra-bajar nuestra inteligencia al nivel de la visualiza-ción filosófica y nos mantuviéramos-anclados en elplano del conocimiento sensible" (1). Nótese cuáles el punto de partida de Maritain, ni más ni me-nos que la justificación filosófica o metafísica delas nociones de valor, fin y de norma.

Para nuestro trabajo, tal observación es su-mamente importante, por cuanto podemos dedu-cir que.si bien es cierto que Maritain no va a negarel valor del conocimiento sensible, tampoco quieredejar a éste la justificación empírica de su ética, locual sería para él un camino que no presenta unriesgo, sino que tiene muchos seguidores mal orien-tados. Por ese motivo nos aclara: "Hay que hacerpues, un esfuerzo especial, para pasar de un planode conocimiento a otro, y para comprender que lasnociones de que hablamos sólo pueden tener senti-do no ya en la perspectiva de las ciencias fenorné-nicas y de la experiencia sensible, sino de la inte-lección filosófica" (2)_ Ese punto de vista nos des-taca a un Maritain no radical izado, pero sí cuida-doso de cuál ha de ser el trato que se le deba dar alestudio de los elementos de la estructura ética.Pues teme que el tratamiento de moda en nuestrotiempo de relativizar el sentido y el contenido queesos términos se imponga. Dicho de otra manera,para él no es lo mismo tener buenos instrumentos

Santiago Arrieta

para realizar una operación y no conocer su uso,que conocer bien el uso y mejorar los instrumentoscon que se cuenta, pero claro, conociendo a fondocuáles son los pormenores de la operación. Aqu íya se nos adelanta también, la idea de la escogenciaadecuada de los medios para la vida moral.

La última frase citada en la página anterior,nos ubica en el tema central del pensamientomoral de Maritain, pues el concepto de bien es ensu filosofía, algo que hay que comprender bienpara saber el por qué ha de aplicarse talo cuálregla, tal o cuál norma y el valor que cada actohumano pueda tener en ese camino del ser y haciael ser que nos propone. Para una mejor compren-sión y mayor ilustración, tengamos presente las si-guientes palabras: "El concepto humano, absoluta-mente primero, es el concepto de ser. Cuando elser es considerado en cuanto ser, no ya como serparticularizado (filosofía de la naturaleza) ni comoser vago (conocimiento del sentido común) sinoprecisamente como ser supra-universal y analógico,es cuando hemos percibido en un relámpago deintuición qué realidad inagotable es significada porla palabra "ser" o "lo que existe", entonces el serse nos descubre como el primer concepto metafísi-co" (3). Como se ve, para que el ser se nos descu-bra, es preciso tener una intuición intelectual delser, por la cual se nos permita la identidad radicalentre bien y ser, que es lo que facilita su perfec-ción intelectual. Ahora bien, eso es posible en elhombre, porque él está dotado de una naturalezadoble, sea de materia y espfritu.aspectos que sonde vital importancia, pues si se escapa algo de lanoción universal del bien, ya no sería perfecto.Dicho de otra forma, por muy importante que seala operación mental del intelecto, es necesaria laoperación sensorial, sea la experiencia sensorial, yaque la captación del bien metafísico no es actual,

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dado que en el hombre hay también una naturale-za animal, que le da a éste la noción de bien a nivelsensible, noción que debe ser elevada al rango deun inteligible independiente de la inteligencia y de lamateria. Por ello es preciso que se dé la abstraccióndel concepto de bien, y será a partir de ese mo-mento, que la relación bien-ser, se hará paten-te (4). Explicado esto de una manera más sencilla,significa que todos los hombres tienen la noción debien en sentido universal, pero mientras no con-ceptualicen esa noción, lo que tienen es una no-ción particular o experimental del bien, que no esel bien metaf ísico, pues éste por su carácter univer-sal, una vez visual izado, se le revela al hombre co-mo ser, que es el primer concepto humano. Mari-tain dice al respecto: "El concepto humano abso-lutamente primero, es el concepto de ser ... Cuandoel ser es considerado en cuanto ser ... como sersupra-universal y analógico" (5). Se trata del serobjeto de la metafísica, no del ser de la filosofía dela naturaleza o ser particularizado, ya lo dijo antesMaritain, y claro, menos del ser entendido en senti-do común (6). Tal conclusión nos permite el si-guiente comentario:

a) el bien es una noción universal.b) El bien es un concepto metaflsico.e) El bien se le revela como ser al hombre.d) El ser es el primer concepto metafisico.e) Luego si el bien se le revela al hombre como ser,

hay una estrecha relación entre ser v bien o entrebien y ser a nivel metafisico.

f) La intuición intelectual del ser, es a la vez unanoción metafisica del bien.

g) El bien se conceptual iza a través del ser como con-cepto que indica lo que existe.

h) Entonces pareciera que ser es igual a lo que existe.i) Si eso es cierto, Parménides si intuyó el ser.i) Cuando se habla del bien y del ser en esa relación,

entonces lo hacemos a nivel ontológico y no a nivellógico. Si es asi, entonces, ¿Qué seria el ser?

Al respecto nos dice Maritain: "El ser es asícomo una realidad inteligible, ilimitada, que brotade la menor cosa y que vale para toda cosa, perosegún títulos diversos" (7). Se refiere a la doctrinade la analogía del ser (8) en virtud de la cual seexplica cómo el ser envuelve una variedad de as-pectos, por eso siendo el ser simple e infinito, larealidad que se capta en la noción de ser es másrica y cargada de valor inteligible que la idea m is-ma de ser que se descubre inmediatamente. Es de-cir, que hay una necesidad interna de desborda-miento del ser al objetivarse, y de ah ( que lo hagaen una multiplicidad de ideas, tales como lo verda-

dero y el bien. Ambos, son desbordamientos delser, que Maritain llama modos o rostros universalesdel ser, los cuales, por ser amplios e infinitos comoel ser m ismo, son los trascendentales, que tambiénreciben el nombre de pasiones del ser; ahora bien,el autor nos define los trascendentales de la mane-ra siguiente: "objetos de pensamiento que no estánencerrados en ningún género ni categoría, sino queimpregnan todas las cosas" (9).

Luego en cuanto a las pasiones del ser, Mari-rain nos indica las siguientes: lo uno, lo verdadero,el bien, lo bello.

Lo 11110: e, el ser mismo en tanto que indiviso, es loestrictamente uno.

Lo verdadero: es el ser mismo, pero ofrecido a lainteler ción, al pensamiento, es la inteligibilidad de las co-sas, es su capacidad para ser captadas o su adaptabilidad alconocimiento. Pero no se trata aqu i de la verdad lógica,sino de la verdad ontológica, sea de la verdad de las cosasy no de la verdad de las proposiciones. Y como se hacemención aqu l' de la inteligibilidad, es preciso adelantar,que ella es como el grado de participación que le corres-ponde a cada cosa en relación con el intelecto creador delcual emanan,

El bien: ya vimos que el ser en tanto que se ofrecela intelección es lo verdadero, pues bien, el ser en tantoque se ofrece al amor, es el bien.

Lo bueno: es lo que es acto para ser amado, y poreso el ser que es un bien es acto para ser amado. Se trataclaro está, de un bien metafísico u ontológico.

De lo dicho se sigue entonces, que el bien escoextensivo con el ser.

Pero un nuevo término de gran importancianos ha sal ido al paso, se trata de esa palabra, queen todas las lenguas tiene un contenido muy rico:"la palabra amor". En el pensam iento de Maritain,como en todo el pensamiento tomista, por ser pen-samiento inspirado en el mensaje de Cristo, elamor, cobra un sentido muy especial. Por ahoranos conformaremos con decir que para ese autor,las nociones de bien y de amor, son nociones co-rrelativas. Esto quiere decir, que si no se tiene unanoción, no se tiene la otra, pero si se tiene una sequiere la otra. Si se desea el bien es por amor, yasea a la verdad o hacia lo bello. Si se busca laverdad es porque es buena a la intel igencia, por esoes que Maritain nos dice: "Tal es el trascendentalbueno, el bien ontológico o metafísico. Toda cosaes buena en la medida en que ella es, en la medidaen que tiene el esse, el ser, el ser y el bien sonnociones convertibles (no sinónimos, hay una dis-tinción entre los objetos de pensamiento; pero síconvertibles, porque no hay distinción real entre

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objetos de noción; no hay más que una distinciónde razón fundada en la realidad)" (10).

Se sigue de lo dicho, que Maritain nos insi-núa que todo hombre sólo quiere o ama en la línearecta del bien ontológico, pero aqu í cabe la pre-gunta, acerca de qué pasaría, cuando el hombrebusca el mal que se le aparece con aspecto de bien.Es decir, entramos al tema del bien moral, y de pa-so también al del mal moral.

Hasta el momento hemos hablado del bienontológico, y la conclusión que podemos sacar delo dicho, es que toda cosa es buena ontológicamen-te hablando. Pero como el hombre además de seruna existencia como cosa, debe actuar, es decir,tiene una vida moral, eso significa que se moveráentre el bien y el mal. Por consiguiente, es precisoseñalar, que una cosa es el bien ontológico, y otrael bien moral, a pesar de su íntima relación. En esesentido nos dice Maritain: "Toda cosa es ontológi-camente buena, más no toda cosa es moralmentebuena" (11). La distinción aquí es la siguiente: elbien ontológico es un trascendental, mientras queel bien moral es un analogado (12). Esto es, unconcepto metafísico particularizado en el orden delo humano, en el orden de la experiencia moral, enel orden ético. Pero no se trata solamente de unaparticularización de orden ético o de orden lógico,sino que es el nexo entre nociones de carácter on-tológico y gnoseológico. Esto nos da a entender, elvalor de la experiencia moral, como requisito parala particularización del bien ontológico o metafí-sico en cada uno, y en todos los actos humanos,pues sólo así es posible que el bien como plenituddel ser, se particularice en la especie de ser que esel hombre, como ser moral y por tanto, libre. Estocorresponde a lo que se llama la bondad moral delacto, puesto que realmente es eso, una bondad quehace que el ser universal, sin perder ese valor, separticularice en el hombre a través de los llamadosactos humanos. Así las cosas, tenemos entonces,que Maritain fundamenta la bondad moral, en labondad ontológica, lo que quiere decir, que lo quehace buenos a los actos humanos, es el bien, sí,pero el bien ontológico, que se presenta analogado,moralizado en la experiencia moral.

De acuerdo a lo dicho, el bien moral comonoción tiene dos implicaciones:

a) La de valorb] La de fin

De valor, por cuanto el bien es algo preciado,

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que se quiere, que se busca y que se valora, puestiene la cualidad intrínseca de ser bueno, y se tratade la cualidad intrínseca del acto.

Tiene también implicación de fin, por cuan-to si el hombre tiende hacia el bien, es porque hayuna causalidad final, y la vida moral lo lleva a ella.

Con esas dos últimas ideas, vemos cómo serelacionan en el bien las dos nociones, de una partela de valor, y de la otra, la de fin. Con esto ya senos anuncia la idea o noción de fin último. PeroMaritain, profundiza todavía más este asunto, y deesa doble condición del bien, hace una distinciónde dos órdenes: El orden de la especificación y elorden del ejercicio.

Pero siguiendo con el tema del bien, recorde-mos que Aristóteles hace una clasificación triparti-ta de los bienes así: bienes del alma, bienes exte-riores y bienes del cuerpo (13).

Maritain al referirse a este asunto, lo hace dela manera siguiente: bienes intelectuales, bienes delcuerpo y bienes exteriores. Pero distingue, queesos no son bienes en absoluto, por cuanto hastalos inteligentes pueden actuar mal, de ahí, queagrega una palabra, para referirla a una noción degran valor en el campo de la moral o de la ética: lalibertad. Y por ello, la acción buena es la que ema-na de la libertad. Y por tanto, es la única que porser la actualización suprema del ser, constituye alhombre como bueno absolutamente.

Se trata, pues, de una valorización moral queMaritain le da aquí al bien, pero manifestándosecomo libertad, que viene a ser en cierta forma, unveh ículo para que el bien universal se particularicea través del acto verdaderamente libre. Y que eslibre por cuanto se trata de la esencia misma de lamoralidad del acto, esto es, el momento mismo dela decisión que toma cada hombre para ir hacia elbien o seguir hacia el mal. Es decir, que Maritainnos ha recordado a manera de avance, que al ha-blar del bien como valor o como fin, la noción delibertad no puede quedar fuera, dado que es en elacto libre, donde el hombre valoriza y escoge elcamino de su realización o de su perdición.

Se trata aquí del orden moral, que es dondese nos revela nuestra propia identidad, como elproducto de una libre determinación, pues, es elorden donde el hombre se sabe autor de sus actos,de sus acciones.

Como se vio, se trata, pues, del universo mo-ral, donde la experiencia de esa naturaleza sí esposible, dada que la misma se arraiga en la razón yen la libertad para establecer la distinción entre el

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valor ontológico y el valor moral del bien, se trata,pues, de establecer la diferencia entre un acto quepuede ser bueno ontológicamente, pero malo des-de el punto de vista moral; como ejemplo, se nosrecuerda el caso de dar una limosna, pues ella sepuede dar con un verdadero sentido caritativo, obien simplemente para comprar la conciencia de lapersona que la recibe. He ah í, el acto bueno y elacto corrupto a la vez. Con tales ideas, creemosque ahora se comprende con más facilidad lo queantes decíamos: que es en el orden moral donde sepuede hablar de acciones buenas o malas; al respec-to, Maritain nos enfatiza: "La división de las accio-nes buenas y malas por naturaleza, es propia delorden de la moralidad" (14). Pero una nueva dis-tinción tenemos que resaltar aquí: sí se ha dichoque todo ser es ontológicamente bueno, se sigue deahí, que el mal no existe a nivel ontológico, sinoque es el producto de una privación, dado que elhombre busca el bien según su propia naturaleza, ypara eso cuenta con la libertad de opción, que yase mencionó también en líneas precedentes, peroque vale la pena recordar, pues es gracias a ese actolibre que el hombre irrumpe en la vida moral, sien-do éste, el momento de la especificación (15). Deello el mismo Maritain nos da cuenta, cuando agre-ga: "Los valores morales son específicamente bue-nos o malos porque son objetos del conocimientopráctico, no especulativo; objeto de un conoci-miento que no está especificado por lo que lascosas son, sino por lo que debe ser hecho; un cono-cimiento especificado por la regla o la medida quees la matriz de la cosa a hacer (y que es la ra-zón)" (16).

Si el hombre ya ha entrado o irrumpido en elorden moral, gracias a la especificación antes men-cionada, entonces, ya es posible aqu í, ver, que alpensar en el bien, es decir, en el bien moral, dosideas pueden surgir: una, la del bien como medio,y otra la del bien como fin. Desde esa perspectiva,tenemos: el bien útil y el bien honesto. Luego unbien es útil o deleitable, en la medida en que sirvepara alcanzar un fin, esto es, cuando la bondad delmedio presupone la bondad del fin, pero sin irhasta el infinito.

Por otra parte, el bien honesto, es la primeracaptación del bien en el orden moral, y es por ello,el bien absolutamente primero, es la primera signi-ficación analógica, es lo substancial mente bueno,lo bueno en sí, el bien substancial, nos dice Mari-tain. De esto se sigue, que el bien honesto no sirvede medio para alcanzar el fin, y de ahí la necesidad

de bienes útiles con el carácter que a ellos ya se lesseñaló en líneas precedentes. Si nos detenemos unpoco en lo que hasta aqu í se ha dicho sobre el bienútil y el bien honesto, tenemos que: los bienesútiles son como metas que el hombre usa comomedios para alcanzar a la vez el fin último, esdecir, ese ser deseado y deleitable, sea lo bueno ensí, el bien substancial de que habla Maritain. Espor eso que el hombre organiza sus actos hacia elbien honesto, esto es, hacia lo que es intrínseca-mente bueno en sí mismo. Pero ese bien honesto,nos dice el autor, no sólo es deseable y amable porel amor de sí mismo, sino también por el amor demí mismo, ya que el hombre amando y buscandoel bien se hace bueno. De esta manera, se ve enton-ces, como el bien honesto es a la vez valor y fin;como valor en el orden de la especificación, y co-mo fin en el orden del ejercicio.

Como fin en el orden del ejercicio, por cuan-to se pone en marcha el dinamismo de la causali-dad final, ya que el amor tomado como fin, impli-ca la acción del amor hacia el bien, pero hacia ~IBien Subsistente, al bien como fin último, pero ala vez, en el sentido de amor de m í mismo, encuanto implica mi felicidad como fin último, peroinseparable del Bien Subsistente, sea subordinado aéste (17).

Se nos insinúa aqu í, también, el sentido derelación que tiene el valor con el objeto del actomoral. Es decir, la dependencia que hay entre unoy otro; al respecto, Maritain afirma: "El valor delacto, la bondad y la rectitud del acto dependen delobjeto" (18). "Como se nota, lo que se quiere des-tacar, es que todo acto tiene su dirección, tiendehacia algo, y tal actividad tiene su dependencia delobjeto, es por eso que Santo Tomás nos habla dedos especies de actos morales: uno, el acto interiorde la voluntad, y el otro, el acto externo que preñade cierta manera al acto interior. El acto exteriortiene como objeto una cosa determinada, algo quese va a hacer, ya sea en mi existencia o en la delsemejante o en el mundo. Es un acto producidopor mi voluntad, tiene una finalidad, por ello serealiza por y para algo.

De aqu í se sigue, que el objeto del acto inte-rior, es el fin que se persigue, y tiene un carácterparticular, su carácter no es material, sino formalen relación con el acto exterior. Es moral, en tantoque sea querido, o que exista en la intención dequerer. Es por eso, que la intencionalidad del acto,recobra un gran interés en la ética, y de maneramuy especial, en la ética de Maritain, quien sigue

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en este caso muy de cerca, tanto a Aristóteles,como a Santo Tomás. Y por otra parte, de esamanera, Maritain se opone a quienes no están deacuerdo en referir juicios de valor respecto al bienentendido como un trascendental.

Para terminar este apartado sobre el bienmoral podemos destacar o subrayar lo siguiente:

El valor, el fin y la norma, son elementosconstitutivos de la estructura moral.

La justificación de tales elementos tiene quedarse a nivel metafísico.

El ser es el primer concepto metafísico quese nos revela o se nos descubre. El hombre es unser creado dotado de naturaleza material y espiri-tual. La noción universal del bien se da medianteuna captación sensorial e intelectual a la vez. Elbien se conceptual iza como ser en el concepto. Elser es una realidad inteligible, y el bien y lo verda-dero son desbordam ientos del ser, son modos delser o trascendentales.

Los trascenden tales, son objetos de pensa-miento que no están encerrados en ningún géneroni categoría, y son: Lo uno, lo verdadero, el bien,lo bueno.

El bien es coex tensivo con el ser, y las nocio-nes de bien y amor son correlativas.

Existe una distinción entre bien ontológico ybien moral. Toda cosa es ontológicamente buena,pero no todo acto puede ser bueno desde el puntode vista moral. El bien ontológico es de carácteruniversal, y el bien moral es el bien particularizadoa través de la experiencia moral. El bien moraltiene dos implicaciones: la de servir de valor y defin. La libertad es como la actualización supremadel ser, que se particulariza a través del acto libre,de ah í que no es posible la experiencia moral sin lalibertad. Por todo ello, debemos tener muy presen-te, que es entonces solamente en el orden moral,donde se puede hablar de acciones buenas o malasy que es en la especificación o uso libre de la liber-tad, que se distingue entre bien y mal, y de ah í,surge también la idea o noción de medio y de fin.

Maritain nos habla de diferentes tipos de bie-nes, pero especialmente de un bien útil y de unbien honesto.

El acto moral depende del carácter del obje-to, y Maritain siguiendo a Santo Tomás, nos hablade actos internos y actos externos. Luego todoacto moral está ordenado hacia un fin último quees el Bien Subsistente, pero a la vez, sirve para larealización de un fin particular en cada hombre, yahí, resulta ser un medio para.

Relaciones entre valores morales y valores ontoló-gicos:

Cuando Maritain nos habla del orden de losvalores, él hace dos especies: uno, el de los valoresmorales, y el otro, el de los valores ontológicos.¿Qué quiere decir tal división? Pues que en elprimer caso, estamos en la perspectiva donde sepuedehablar de lo bueno y de lo malo, en sentidoadjetivo, pero si lo queremos también, del bien ydel mal en sentido sustantivo.

y en el segundo caso, estamos en la perspec-tiva del ser y del bien en sentido universal.

En virtud de tal subdivisión, vamos a verahora, cómo es que las cosas, entendidas en el or-den particular, no pueden resistirse al orden uni-versal. Dicho de otro modo, se nos plantea aqu í elproblema de orden metafísico de lo universal y loparticular en relación con los valores morales. Puesbien, como de costumbre, para la solución de talproblema, Maritain recurre a Santo Tomás, sea, aun argumento de autoridad contenido en el si-guiente texto que él toma de la "Suma Teológica"1, q.103, a.7 y 8, y que dice: "Desde el punto devista Metafísico, "el orden el gobierno divino" secumple siempre; en otro término, el influjo omni-presente de la primera causa no admite fracaso,nadie puede resistirle" (19). Dios es la causa uni-versal, según el orden presentado por Maritain, talcausa sería en el orden ontológico; es decir, en elorden de los seres. Pero el orden moral, es un or-den particular respecto a este orden universal antesmencionado, la cabeza de tal orden es la causaprimera, sea Dios, de lo cual se sigue que Dios escausa de los órdenes, por ello, en el orden particu-lar, donde parece ser la cabeza el hombre, resultaque tampoco es exactamente as í, pues ningún serhumano está naturalmente orientado para transgre-dir el orden universal, y debemos recordar ahora,lo que en líneas precedentes dec íamos: que desdela perspectiva ontológica, no se puede hablar delmal, sino sólo del bien.

Pero como el hombre ha sido dotado de lacapacidad de decidir en el campo de las accionesmorales, es decir, donde los actos humanos cobransentido, pues son una realidad, entonces, es ah ídonde sí se puede hablar de bien y mal morales.Pero claro, entendidos como particulares, en su re-lación con el bien universal. Según eso dicho, paraMaritain, el orden universal se refiere a todo eluniverso de la creación y a su bien común, y portanto, a su primer principio que es Dios. Luego, lo

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particular es para este mismo autor, un conjunto ored de conexiones y de relaciones unificado conrespecto a un ser o un bien particular. Dicho ordenlo divide en sub-órdenes: el particular autónomo eirreductible (orden moral y estético). Y el ordenparticular instrumental reductible.

Pero como se dijo, Maritain divide el ordenparticular autónomo en orden moral y orden esté-tico.

a) Orden Estético: Es lógico que si el con-cepto de bien y de belleza, como ya se comentó,son para Maritain trascendentales, resulta que él nopod ía quedarse sin hacer esta aclaración, puestoque un problema se presenta aqu í: hay la bellezade las cosas y hay la belleza propia de la perfecciónde la causa primera. Pues bien, ese problema seresuelve por la vía de la subdivisión y de la propor-cionalidad de lo bello que hay en cada cosa, y espor eso que Maritain nos habla de la belleza de lascosas naturales y de las obras de arte, y nos diceque esas cosas tienen una belleza estética, pero queexiste además la belleza trascendental, la cual, escomo el esplendor de todos los trascendentalesreunidos y es coextensiva, debido a que es el Ser elque brilla en ella. Como vemos, se trata de la belle-za inteligible, lo cual sólo es propio de la virtud yde Dios. De esto se sigue, que la belleza estética ode las cosas y obras de arte, es un caso particular, ysi se quiere, una determinación particular de la be-lleza trascendente, la cual ya no se enfrenta a unpuro intelecto, sino al intelecto y a los sentidos.Por ello, la condición carnal del hombre es necesa-ria para la belleza estética, por lo cual, as í como enel orden de lo moral se habla de lo bueno y de lomalo, en el orden estético se puede hablar de lobello y de lo feo.

Es así como se explica, entonces, que existanlas especies estéticas: lo bello y lo feo y las espe-cies morales: el bien y el mal. Recordemos además,que el orden de lo estético, y en este caso de lobello estético, es irreductible, se aplica a todo losensible, pero es relativo al hombre como centrocognoscente. Es por ello, que lo feo, lo vil, lo re-pugnante, lo sucio, lo peligroso, lo viscoso, lo nau-seabundo, es decir, todo lo que está en el orden dela naturaleza y de la existencia, penetra por lossentidos. Lo cual no sucede en Dios, quien es purointelecto y ve todo de manera inteligible y no sen-sible, de ah í, que donde no hay sentido no hayfealdad, por eso para Dios toda cosa es bella en elUniverso. Es decir, que no hay nada feo en la natu-raleza. Pero no se sigue de aqu í, que se diga que

hay lo bello estéticamente en Dios, no, dice Mari-tain, en Dios todo es belleza trascendental.

Por el contrario, el hombre por tener senti-dos se percata o conoce a nivel estético lo que esperjudicial y lo que no, de ah í el sentido prácticoque tiene para él ese nivel estético del conocim ien-to de lo bello y lo bueno, así como de diferenciarentre esto, y lo feo y lo malo. Como se ve, lo feotiene algo que repugna al sentido mismo, es deciral lagos o la ratio. Por eso es que se dice que hay enlas cosas, además de su tendencia hacia el Bien,una significación antihumana que desconcierta elsentido inteligenciado ante lo feo, y de ah í su re-pugnancia a esa categoría de lo feo.

Dentro de esta línea, el arte ser ía un esfuer-zo del hombre, por imitar a los puros esp íritus, y deah í entonces que el arte tienda a la trascendencia,pues ese esfuerzo logra extraer belleza estéticatranscendentalizada, tanto de lo feo como de lomonstruoso para convertirlo en una especie de be-lleza superior.

Por tanto, cuando los sentidos desaparecen,es de suponer que debido a la muerte o bien en elmomento de la experiencia mística que: el ordenestético es reconquistado por el orden universal,por el orden de la belleza trascendental y es trans-ferido más allá de lo bello y de lo feo estético.

Tafes ideas de la estética mariteniana, rela-cionadas con la moral, o dicho de mejor maneracon el orden moral, le llevan a decir, que así comoen el orden estético, los sentidos son superados,también en el orden moral, cuando el hombre pasaal más allá, supera la relatividad de los sentidos;pero eso no significa que supere su fealdad moral,dado que no son los sentidos los responsables de lafealdad moral, sino el intelecto, la razón. Conclu-sión: el hombre tiene que espiar sus culpas, porser el transgresor del orden universal. iQué tristerealidad!

Sobre este problema, Santo Tomás nos diceque lo bello es un aspecto del bien como ya loestudiamos, pero a la vez, él nos recordaba que lobello es idéntico al bien y por tanto es un fin; perotambién nos decía que de lo bello, lo que se deseaes la visión o conocimiento, y que lo bello está enrelación con la facultad de conocer. Por eso, lossentidos tienen gran importancia como sirvientesde la razón y que lo que gusta de la belleza no esel objeto sino la aprehensión, por otra parte, paraSanto Tomás, la virtud es bella, y establece trescaracterísticas o condiciones fundamentales encuanto a lo bello: la integridad o perfección; laproporción de las partes; y la claridad.

FILOSOFtA MORAL DE JACQUES MARITAl N 45

b] Orden moral o ético: Hemos visto el or-den irreductible o de lo estético según Maritain;hicimos algunas referencias a Santo Tomás; nos co-rresponde en este momento ver cómo es que éltrata el segundo de los órdenes que antes mencio-namos, es decir, el orden moral. Tal orden, es tam-bién para él, autónomo e irreductible, pero ésteconcierne al hombre de una manera un poco dife-rente a la anterior, pues aqu í lo veremos comoagente libre que se mueve en un orden particularde valores que tiene su centro regulador en la ra-zón, de ah í, que Marita in nos diga: "Concierne alhombre como perteneciente no sólo al universo dela creación, sino a otro universo, superior al univer-so de la Naturaleza aunque fundada sobre él: eluniverso de la libertad" (20). Y es como tambiénya lo hemos afirmado, en este universo, donde elbien y el mal cobran sentido, dado que es el ordende la libertad; donde el hombre se encuentra consu propia particularidad como ser de decisionesque serán conformes o disconformes con la reglaque es la razón, la cual, a la vez, se conforma odisconforma con la regla absolutamente pura, quepara Maritain es la regla de la sabiduría divina, quees en última instancia la que funda la regla moralpero no se trata de un logos universal que rige alhombre, sino de una Persona Divina.

Tales ideas, ya han sido trabajadas en líneasanteriores; pues se trata del problema de la trans-gresión del hombre al orden divino, lo cual se pue-de dar, precisamente porque el hombre es libre, heah í una precisión interesante, que distingue a estamoral de la moral griega más antigua, que condena-ba al hombre a lo trágico de un destino que nopodía cambiar.

Pero la implicación de lo dicho es clara, Diosrige también en el orden particular autónomo eirreductible, por lo menos así lo dice el mismoMaritain cuando nos afirma: "Diremos que Dios esla cabeza de este orden particular que es el ordenmoral. La suprema medida de este orden no es,como para el orden universal, el bien común inma-nente del universo y el pleno despliegue ontológicode las riquezas de la creación; es la conformidadcon la razón y la sabiduría eterna y la obtenciónde un fin supremo eterno en una relación de perso-na a persona" (21).

Varios problemas se nos presentan aqu í:1. Podría decirse, que si Maritain habla de

un régimen particular autónomo, el cual es irreduc-tible zpor qué lo supedita a una sabiduría que limi-ta la libertad y que en última instancia conduce

según se ha visto, a realizar el plan divino y no elplan del hombre? A este problema, Maritain res-ponde: que ese es un error de concepto, por cuan-to, el problema es, que el hombre ha partido delerror de creer que tiene una libertad absoluta, y enmuchos casos, ni siquiera tiene claridad de lo quees la libertad y menos de sus aplicaciones. Eso sedemuestra con la inseguridad que ha manifestadoel ser humano a través del pensamiento moral, ensu búsqueda de garantía, no sólo a su saber, sinotambién a la regla moral que regule sus acciones.De ah í, precisamente la gran desorientación y has-ta los momentos de anarqu ía que ha vivido la hu-manidad.

2. El otro problema, sería el que pudierapresentar aquel filósofo que no estuviera de acuer-do con el pensar cristiano, es decir, con el enfoquede una moral como la que ya se viene dilucidandoen este estudio. Es decir, con una moral que de-manda del que la estudie, el conocimiento de lateología o bien partir de la realidad de que la ver-dad revelada es la verdadera.

3. Es por tales razones que se puede afirmar,que en la Moral que nos viene proponiendo Mari-tain, se dan la afirmación y la distinción de varioselementos cristianos, sin los cuales no ser ía posi-ble, ni comprender esa moral y mucho menos di-fundirla como una moral adecuadamente consi-derada, como el mismo Maritain lo afirma. Entreesos elementos tenemos: "La relación del hombrecon Dios", la "idea de un fin último", la "inmorta-lidad del alma" la del "libre albedrío", y la idea de"responsabilidad moral" entre otras. De lo cual sesigue, que la solución a los problemas antes señala-dos, estaría precisamente, en llevar una forma devida, conforme a los principios cristianos que nospropone la ética de J acques Maritain. De esa mane-ra es posible, que se comprenda entonces, que nose trata, pues, de reducir al hombre a la nada, sinoa que se comprenda, dice el autor, que: "un actolibre, en cuanto tal, implica una relación entre elagente libre y Dios que es de otro orden que elorden del universo de la creación" (22). Véase,pues, que no se trata ni de la libertad negada encierta forma por los estoicos, ni de una libertadque se sostiene en la pura racionalidad. Se trata deuna libertad para decidir entre el bien y el mal,entre lo bueno y lo malo, entre la realización o laperdición. Y claro, esas cosas son posibles, nos hadicho Maritain, sólo en el orden moral, el cual esirreductible, por cuanto: "El universo de los valo-res morales es pues, como acabo de decir, un orden

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autónomo e irreductible, y que se basta a sí mis-mo. Pero en este orden particular, la distinciónentre el bien y el mal moral de los actos humanosse manifiesta para Dios y para todo el supremoconocimiento puramente intelectual, lo mismo quepara el hombre, no ocurre aqu í como en 'el caso delo bello y feo estéticos que dependen del sentido,de la apreciación del sentido inteligenciado, cuyadistinción desaparece en presencia de la intigenciapura" (23).

Lo dicho por Maritain en el texto anteriorpuede tomar varios sentidos:

a) Si en el fondo la inteligencia divina nointerviene en la moral humana, entonces no existetal distinción, y lo que cuenta es el cómo se resuel-van aqu í en la Tierra todos los problemas del hom-bre, dado que a veces este planeta parece o el pa-raíso perdido, o el planeta de castigo del universo.

b) Pero si efectivamente, la inteligencia divi-na interviene en la fundamentación de la regla mo-ral, y por eso todos los actos humanos debenorientarse hacia el fin del hombre y hacia Dios,dado que es por esos actos que el hombre puedeseguir el plan divino; se sigue de ello, que lo que alhombre le ha faltado es la sabiduría, un poco estoi-ca, para comprender, que la relación con lo divinoes una realidad, pero que no se trata de un univer-so dios, sino de un Dios creador del universo.

e) Por otra parte, también podría creerseque la libertad de que nos ha venido hablandoMaritain, es decir, de la libertad como la opción dedecidir los mejores actos morales para la realiza-ción de nuestro ser y para la búsqueda de Dios, escomo un anzuelo, pues Dios nos permite embau-carnos en el pecado, transgredir la ley, y luego, seborran todas las cosas que corresponden al conoci-miento sensible, pero no así las decisiones mal to-madas, por pertenecer al orden de la libertad. Lasalida de Maritain al respecto, y la de todos lostomistas y neotomistas, así como la de los seguido-res del cristianismo, es muy clara a ese respecto: lamoral o la filosofía moral adecuadamente conside-rada, es tal, por cuanto parte precisamente de laverdad revelada; y desde esa perspectiva, el bien yel mal, son categorías propias del campo moral, deun hondo significado para la realización del hom-bre o para su perdición. No se trata pues, de un asun-to pasajero o sencillo, sino de algo que comprome-te la vida entera de la persona humana, es decir,del hombre entendido como ser ético, y por tanto,a medida que el hombre profundiza a través de sucapacidad intelectiva sobre este hecho, es que logra

percatarse, no sólo de los alcances de la sabiduríadivina, sino de su propia capacidad para transfor-mar, no el mundo de la creación, pero sí para utili-zarlo de la mejor manera y disfrutar del don deDios a través del uso racional de su libertad. Loque implica, desde luego, la idea de responsabili-dad moral de que ya se ha hablado bastante aqu í.

Es por todo ello, que la tesis de Maritain,sustentada en que el acto moral, por estar basadoen la sabiduría divina y en la libertad humanajtras-ciende, y es de una inconmensurable riqueza, sobretodo, en un momento, donde pareciera que sólo laregla de los diferentes utilitarismos y del más fuer-te es la que vale, con lo cual, el hombre antes quetrascender, se hunde. Por otra parte, tal tesis encie-rra también la idea como ya se ha señalado de unDios personal o persona, por lo cual se supera laidea del Dios puro pensamiento del aristotelismomás puro. Pero desde luego, que no se trata de unamoral fácil y que baste con ser cristiano para curn-plirla, por el contrario, es una moral que por sudoble fundamentación, no sólo permite el registrode nuestros actos en la tierra y por el hombre mis-mo, sino que hay también un archivo divino, don-de después de la muerte se nos piden cuentas. Portales justificaciones, Maritain ve la necesidad deque el moralista, antes de plantearse el problemamoral, a nivel racional puramente, recurra a losdatos de la Teología, puesto que en el hombre:"cuanto más elevada es la inteligencia que juzga,más concierne a las profundidades interiores delhombre las medidas empleadas para pesar el actomoral. Ante la mirada de la conciencia singular,concreta, y de las posibilidades de cada individuo,está claro que muchas cosas que nosotros condena-mos son probablemente miradas como inocentes, ymuchas cosas que pasamos por alto son probable-mente miradas como malas y culpables en sí poruna Inteligencia pura" (24). Pero no se trata aquíde un relativismo de los juicios, ya del hombre, ode la divinidad, la distinción sería que los juiciosque emite el hombre, comparados con los juiciospropios de la justicia divina, presentan: o una lige-reza o imperfección humanas, o si queremos, digá-moslo de otra forma, se trata de una insuficienciadel conocimiento humano, aspecto sobre el cual yase ha hablado también bastante. Pues el hombre nopuede alcanzar la plenitud de la verdad, lo quesegún la perspectiva en estudio, sólo se da en Dios,de ah í que Dios ve los actos humanos de maneradiferente de como los ve el hombre, puesto que:"En la cima, la manera como las acciones de los

FILOSOFIA MORAL DE JACQUES MARITAl N 47

hombres son vistas por el Intelecto puro es sinduda extraordinariamente diferente de la maneracomo nosotros las vemos y juzgamos" (25). De lodicho aquí tenemos lo que sigue:a) Para el intelecto supremo o primero, las nor-

mas objetivas de lo que es bueno o malopermanecen sin cambio.

b] Para dicho intelecto, toda acción humanacuenta en el orden del contexto de las cir-cunstancias singulares.

e) Por ello, lo que es bueno o malo es más claropara la Inteligencia Pura, que para la inteli-gencia humana.

Si nos detenemos un poco en el análisis detales conclusiones resulta que nos encontramos denuevo con las dificultades antes expuestas; pues elhombre al no tener la visión clara y total de laobjetividad de la norma moral, no puede llegar atener tampoco los elementos morales en grado ab-soluto que le permitan alcanzar la felicidad comoerróneamente el hombre la busca, es decir, de ma-nera total, definitiva y absoluta, lo cual es imposi-ble, si el hombre no se percata de la insuficienciade su conocimiento y de su relación con Dios,quien es el Ser que haciéndolo libre, le da la opor-tunidad de ser feliz, sí, pero siempre y cuando sigala regla moral basada en los elementos que antes sedestacaron, a saber: el buen uso de la razón y ellibre arbitrio, lo que le permitirá cobrar concienciade su naturaleza de ser creado, y por tanto, depen-diente de un Ser Superior, de ahí que su felicidadtotal no está en la tierra, pero su paso por la vidade la creación, es un estadio necesario para escalarhacia el fin último, donde podrá disfrutar del res-plandor de la luz divina y alcanzar el grado máxi-mo de felicidad que les es permitida al hombrecomo ente creado. Sobre este asunto, Maritain des-taca esa insuficiencia, y, a la vez el problema de laculpa o la falta, cuando nos dice: "De suerte que lafalta moral contradice y frustra el propósito y lavoluntad de Dios, de Dios cabeza y jefe de eseorden particular que es el orden moral; frustra lavoluntad de Dios como expresada en la ley naturalyen los preceptos" (26). Ya dijimos antes, que elhombre tiende naturalmente al bien, por tanto,también a alejarse del mal; en consecuencia, cuan-do infringe la regla moral que en este caso es deesencia divina, entonces se sale del plan divino querige tanto el universo como al hombre y a los actoshumanos. Pero también, Maritain hace una distin-ción entre el mal moral y el mal físico, pues el mal

moral pertenece al orden particular autónomo y elmal físico corresponde al orden del universo ente-ro. Por eso se puede hablar del mal físico en losanimales y en las plantas (vegetales) y desde luegotambién en el hombre; por tanto, el mal físico esreal, y en lo que respecta al hombre, no le afectasu aspecto cognoscente, sino en su naturaleza ani-mal. Por eso es que el mal físico en el hombrepuede ser absorbido y explicado por el bien. Deah i, que este mal es de carácter instrumental y esreductible al orden universal, mientras que comoya se dijo, el mal moral no lo es. Maritain nos poneen este caso varios ejemplos, los cuales resumidosson los siguientes: el de las gallinas que matan a suspolluelos, y el de las hormigas pervertidas por elamor a la droga. Si esta teoría es cierta, de ella ensentido negativo resulta, que puede ser utilizado elmal físico en el hombre, para no reducirlo por elbien, sino para agravarlo por el mal, es decir, utili-zar al que lo tiene como instrumento. Y de igualmanera, la aplicación práctica del hombre en cuan-to al uso de los animales para alimentación. Aun-que Maritain no lo dice, sino que somos nosotrosquienes lo pensamos a la luz de sus ideas, es posi-ble, que el hombre con males físicos, no recibasiempre en la sociedad el mejor trato, a la luz de laexcelente idea de que el mal físico se absorbe porel bien, y entonces pasa lo que la historia ya cono-ce, o que se sacrifique al defectuoso o que se lesometa como se hizo siempre en la antigüedad conlos esclavos, aspecto que describe y desarrolla encierta forma Aristóteles. Y, en nuestro tiempo, siya en la era cristiana, el mismo Darwin nos hablade la ley de conservación y de selección natural,por la cual los animales de algunas especies, y porqué no, el hombre, sacrifican a los más débiles paralograr mantener su especie; este mismo problema,pero en otro sentido ya también lo planteóMalthus, cuando nos decía que la alimentación enel mundo crece en progresión aritmética mientrasque la población lo hace a nivel geométrico. Se hanseñalado tales comentarios, para que se vea que lasideas de Maritain tocan aspectos muy variados dela realidad humana, y que sólo en la medida en quelos hombres lleguen a tomar conciencia a un nivelmuy elevado, es posible que sobre estos asuntos, seasuma una actitud adecuadamente considerada;pues la humanidad por el contrario, parece, noobstante sus grandes fracasos, seguir el camino, pe-ro al revés del enfoque de Maritain. El así lo sientecuando nos dice que: "el orden particular aqu ílesionado es instrumental respecto del orden uni-

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versal. Respecto del orden universal no es malo, esbueno que ese animal sea cojo, que aquella gallinadevore sus polluelos, que esas hormigas estén per-vertidas por el amor a la droga" (27). Claro queMaritain trata aqu í de establecer la diferencia o ladistinción, entre el mal físico en los animales y elmal físico en el hombre, eso parece muy bien, peroa nosotros nos queda una preocupación muy gran-de: si el hombre de ciencia por ejemplo, sabiendode esta distinción a nivel moral, ¿no irá cualquierdía a transgredir la regla? He ah í, un problemainteresante para los moralistas más variados.

Por todo ello, creo que el peligro es el de lainversión del orden moral, es decir, que se convier-ta en orden instrumental dirigido por unos pocosque asuman el papel de los orientadores y directo-res del mundo, por cuanto tienen el poder poi íticoy científico, es decir, la ciencia derivada del disfru-te del Dios prometeico. Lo que decimos no se que-da solamente en ese orden, pues ya el mismo Ma-ritain vio, que incluso a nivel racional, es posiblecaer en la trampa, como considera que le sucedió aLeibniz, quien a su criterio, trató de hacer del or-den moral, un orden particular instrumental autó-nomo con respecto al orden universal, lo cual lolleva a no distinguir entre el mal moral y el malfísico, pero cuando trata de hacerlo, lo hace par-tiendo del modelo físico. Esta advertencia de Mari-tain es en cierta forma la que se hacía antes, cuan-do se veía el peligro de partir ya del modelo bioló-gico, ya del modelo económico, ya del modelo fí-sico en la consideración del mal.

y respecto a Leibniz, Maritain en cierta for-ma tiene razón, por cuanto este pensador basa supensamiento filosófico en un orden organizado es-pontáneamente y por tanto libre, se trata pues de unmundo suceptible de organizarse, y por ello se pue-de hacer del mejor modo posible, según una reglano necesaria. Se sigue de esas ideas, que el OrdenRazón del mundo es la libertad, y se sustituye lacategoría de lo necesario por la de posibilidad; y seestablece la diferencia entre el conocimiento hu-mano y el conocimiento divino, por cuanto la ra-zón problemática es una razón humana, y la razóndivina, Dios, comprende la identidad anal ítica delas verdades contingentes. Y desde luego, que sebusca una garantía para la libertad, ella es el prin-cipio de razón suficiente, que no sólo garantiza lalibertad, sino también la contingencia de las cosasreales, se trata de un principio que es una causalibre del universo, por lo cual Leibniz tiene querecurrir a la necesidad de una causa necesaria

que es una substancia, Dios, quien mediante unacto de voluntad libre creó el mundo, escogiendoel nuestro como el mejor de los mundos, es decir,que Leibniz considera así haber resuelto el proble-ma de choque que parecía darse, cuando el hom-bre no quiere aceptar la presencia de lo divino enel plan del hombre como proyecto ordenado a unfin último.

Bueno, por todas esas razones, y posiblernen-te por otras que se hayan escapado a este análisis,es que Maritain dice lo siguiente: "Conciben el malmoral sobre el modelo del mal físico ... diciendoque todos los sufrimientos soportados por losagentes libres, por las personas, y también las faltasmorales de esos mismos agentes libres, son necesa-rios para el bien y la gloria del cosmos, y para quela máquina del mundo marche a la perfección ... noes la máquina del mundo la que pueda aportar unarespuesta. La respuesta está oculta en la gloria deAquel que ha hecho el mundo y que ha tomadosobre Sí todo el mal del mundo.

La falta moral no será jamás, bajo ningúnaspecto, un bien con respecto a un orden superiorcualquiera que sea, sino que seguirá siendo eterna-mente un mal (aunque pueda ser reordenado a unbien más grande, lo cual es otra cuestión); en símisma -y es este un elemento de la tragedia delmundo- seguirá siendo siempre un mal" (28).

En resumen, tenemos: que sobre los valorespropiamente éticos, lo que Maritain sustenta, esque no se reduzca el orden de los valores éticos aningún otro orden, dado que éste es un orden au-tónomo, particular e irreductible, y que sólo sesubordina al orden sobrenatural. Es decir, pone losvalores éticos en una posición propiamente hurna-na, pero a la vez los fundamentos en la trascenden-cia del hombre como persona, y en relación con lodivino. Así parece que su deseo es salvaguardar lohumano de lo humano desviado moralmente Esa esuna de sus grandes metas en su filosofía moral.

3. El mundo de la libertad y el orden universal:

En el enfoque sobre este problema, Maritain,muy plegado a su gran maestro Santo Tomás, serefiere a puntos que éste toca en la Suma Teológi-ea, en relación con el tema de "La justicia y de lamisericordia de Dios", cuestión 21. Por tanto, parapoder mejor comprender lo que Maritain nos dice,primero expondremos sus ideas al respecto, y lue-go, las de Santo Tomás, para al final sacar las con-clusiones del caso.

FILOSOFIA MORAL DE JACQUES MARITAIN

El esquema sobre este asunto en relación conMaritain se puede simplificar así:

1. Dios es causa primera del orden universal ydel orden moral.

2. El orden universal se divide en dos mundos:a) El mundo de la naturaleza (orden par-

ticular de la Nat.)b] El mundo de la libertad (orden parti-

cular de la Lib.)3. El mundo de la libertad se caracteriza por la

presencia del bien moral y del mal moral.y el bien moral se caracteriza por el ordende la abundancia o el de la generosidad delser.Luego el mal moral es el orden del desquitedel ser.

4. Entre los órdenes del bien y del mal morales,Maritain crea una línea imaginaria que sirvede línea divisoria, pero que se trata de unafrontera franqueable: en sentido positivo porel bien, y en sentido negativo por el mal.

Según el esquema presentado, es que Mari-tain nos habla de contaminación metafísica en laética, o bien de la ética en la metafísica. Y es enfunción de tal esquema que el mismo autor se ex-plica el proceso de acercamiento o alejamiento delos sistemas éticos a la verdad moral. Usando suvocabulario, de tal alejamiento o acercamiento dela línea divisoria, depende que una moral sea o noadecuadamente considerada.

Pero destaca Maritain, que también se conta-mina de la metafísica y se desconoce el orden de lamoralidad que se refiere al orden del bien moral, ypor eso se enfatiza en el bien metafísico, reducien-do el bien y el mal morales a simples aparienciastransitorias, dado que se reconoce sólo el mal on-tológico o metafísico, el cual se dice que se absor-be en el bien, como es el caso de Spinoza sobrequien entiende las cosas así: "Entenderé, pues, porbueno, en adelante, lo que sabemos con certezaque es un medio de acercamos cada vez más almodelo de la naturaleza humana que nos propone-mos. Por el contrario, entenderé por malo lo quesabemos con certeza que nos impide reproducirdicho modelo" (29). Nótese que desde la perspec-tiva de Maritain, todo lo que corresponde a la na-turaleza humana, está ligado al mundo natural, yque sólo después de la muerte, es que el alma, alsepararse del cuerpo, puede alcanzar el disfrute dela luz de la gloria, entre tanto, el cuerpo que es

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materia, no es el que da cuenta ante la justiciadivina, de los actos buenos o malos moralmentehablando, realizados en su vida como ser compues-to de alma y cuerpo, porque el mal moral, no es unmal físico. Por tanto, no es aparente, como sí pare-GG señarlarlo Spinoza, cuando nos habla del mode-lo de naturaleza humana que nos proponemos. Porotra parte, este punto toca también otro aspectode gran importancia que se relaciona con otra ideade Spinoza cuando nos dice: "Entiendo por buenolo que sabemos con certeza que nos es útil... Por elcontrario entiendo por malo lo que sabemos concerteza que impide poseamos algún bien" (30). Enotras palabras, lo bueno acerca al bien, y lo maloaleja del bien, hasta ah í no hay choque con laposición de Maritain, pero cabe aqu í recordar, queya en otras páginas se ha señalado que el problemaes el punto de partida y de llegada de cada uno delos filósofos citados, pues para Spinoza, la morali-dad sería el "deseo de hacer el bien originado deque vivamos bajo el gobierno de la razón" (31). Enotros términos, es la razón la que señala el puntode partida para que se haga el bien, pues es ella laque gobierna al hombre, lo que equivale a decir,que los actos humanos deben ser regulados hacia elbien por la razón, pero el valor que se le da aqu í ala razón es superior al que le da Maritain, paraquien el bien no surge de un acto de racionalidad,sino que es por ese acto que se logra la captacióndel bien, primero, a nivel ontológico y después anivel moral. Por otra parte, para Maritain el univer-so ha sido creado y el creador está fuera de él, esdecir, no cae este pensador en un panteísmo, locual si parece darse en Spinoza, quien admite quela substancia corporal o extensa ha sido creada porDios, "Pero ignoran del todo por qué poder divinoha podido ser creada, lo que demuestra con clari-dad que no saben lo que dicen. Yo, al menos, hedemostrado con bastante evidencia,a mi juicio(Corolario de la Proposición 6 y Escolio de la Pro-posición 8) que ninguna substancia puede ser pro-ducida o creada por otra substancia; hemos demos-trado por la Proposición 14 que fuera de Dios nopuede existir ni concebirse ninguna substancia; yhemos deducido de aqu í que la substancia extensaes uno de los atributos infinitos de Dios" (32). Pa-ra comprender mejor lo dicho, tengamos presente:que en la proposición 6, ese autor defiende la tesisde que ninguna substancia puede ser producida porotra; y en el Escolio 11 de la proposición 8, Spino-za sostiene que hay que reconocer que la existen-cia de una substancia, lo mismo que su esencia, es

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necesariamente una verdad eterna, de lo cualdeduce que sólo existe una substancia única de cier-ta naturaleza; y en la proposición 14 ese pensadorsostiene que: "No puede darse ni concebirse ningu-na substancia fuera de Dios" (33). Me parece quedespués de esta comprobación de ideas, se ve clara-mente que Maritain hace una crítica que se justifi-ca, desde su perspectiva, al problema que presentala sublimación o absorción del mal moral en elbien inmanente del universo.

Pues bien, para evitar el radicalismo de Spi-noza, es que Maritain ha presentado la crítica y elesquema que hemos venido comentando, pero to-davía hay que hacer algunas acotaciones como lassiguientes: para Maritain el hombre es libre, perono puede a pesar de ello, escapar en último análisisal influjo universal, que es un orden que lo contro-la todo. Lo cual significa que el hombre puedeorientar sus actividades morales en dos sentidos:hacia el bien o hacia el mal, y aunque tiende libre-mente a hacerla, el orden universal lo recobra, yaque por el lado positivo o por el lado negativo. Noobstante, hay una distinción que hace Maritain,ella es que la Causa Primera cabeza del orden mo-ral es un Dios que infunde el ser y la bondad enlas cosas. Por tanto, si el hombre escoge la líneadel bien moral, se ubica en el orden de la expan-sión y generosidad del ser, con lo cual se produceuna fructificación del bien sobre el hombre y sobreel orden universal, debido a que Dios actuar ía co-mo agente primero y el hombre como agente se-gundo.

Por otra parte, si el hombre en su pleno jui-cio y en uso de su libertad, escoge la otra direc-ción, esto es, la del mal moral, se convierte en unaespecie de fugitivo que huye de la bondad y gene-rosidad del ser, y desde luego de su expansión.

y como el mal al igual que el bien se fruc-tifica, entonces, cuando el hombre escoge esa vía,se da una deficiencia en su propio ser y en el seruniversal, que es lo que se conoce con el nombrede privación. Y aqu í desde luego, es preciso esta-blecer o hacer otra distinción, que Dios en estecaso no actúa como agente primero, y es por esemotivo que el mal endiosa al hombre, es decir, lohace sentirse como un pequeño Dios, en un mundomoral en el cual el hombre le ha decretado la gue-rra a la bondad del ser.

Una primera consecuencia de lo dicho hastaahora, sería que existe una especie de balanza oequilibrio que busca restablecer el todo con el pe-queño todo, pues es preciso que se restablezca o se

se restaure el orden universal debido a la transgre-sión de la justicia divina. Ante este serio problema,se podría objetar que pareciera que Dios le haceuna mala pasada al hombre, pues para fructificar elbien le ayuda a éste, pero cuando se trata delhombre transgresor, lo deja sólo como agenteprimero del mal, y le permite a la vez que se sientacomo un Dios en miniatura. Y todavía, paraagravar más la condición del hombre transgresor,hasta el universo entero pareciera que se le vuelcaal hombre malo para que busque restaurar elequilibrio perdido, a pesar, de que lo que haviolado es la justicia humana. Pero es aqu í, dondea nuestro entender, la libertad entra a funcionar,ya no como un hacer lo que se quiera, sino comoun comprender la realidad humana en y frente a lodivino, pues si Dios es el creador de todas las cosasincluyendo al hombre, se sigue de ah í, que si porun- acto de voluntad libre, hubiera querido, deja alhombre siempre caer en el mal, pero sin darle lacapacidad de escoger el camino más adecuado parasalir de un callejón aparentemente sin salida. Enesto, la moral que nos viene enseñando Maritain, yque es en cierta forma la de Santo Tomás, y porende Filosofía Moral Cristiana, tiene una salidaque no ten ía ni el epicureísmo ni el estoicismo,pues eran morales realmente fatalistas, y esta quese viene exponiendo, comienza a verse con unsentido más optimista.

Pero a pesar de ello, recordemos que Mari·tain nos hablaba de una contaminación de lo-metafísico por lo ético y de lo ético hacia lometafísico; pues bien, si tratamos de explotar unpoco más el tema, se le podría argumentar: que élcontamina lo ético con lo teológico y lo teológicocon lo ético, y, que finalmente responsabiliza alhombre del sufrimiento humano, pues en laproducción del bien es agente segundo, pero en laproducción del mal como ya se dijo, es agenteprimero, y lo que es todavía más serio, critica alhombre que se siente como un pequeño Dios, dadoque no se da cuenta de la forma fuera de lugar enque actúa. Sobre el particular, ya sabemos cual esla tesis y no la vamos a repetir de nuevo, pero si espreciso destacar, que Maritain en ningún momentodeja de ver cuál es el papel positivo de la Teologíapara el enfoque ético adecuadamente considerado,y por otra parte, sobre la contaminación de que sehabló antes, él nos dice: "si no se definenexactamente las relaciones entre el orden universaly el orden moral, podemos caer en dos errorescontrarios que podríamos llamar, por una parte, el

FILOSOFIA MORAL DE JACQUES MARITAIN

Imperialismo metafísico y por otra el imperialismomoral" (34). Con este texto, es que cerramos lovisto sobre el problema del mundo de la libertad yel orden universal en Maritain, pero vamos a vertodavía, cómo es que se trata, aunque en formamuy general, ese mismo tema en Santo Tomás.Pero lo haremos en relación con el problema de lajusticia, pues como se ha visto, queda la idea unpoco desviada, en el sentido de que Dios es injusto.Para comenzar, es conveniente recordar que estepensador, siguiendo un poco a Aristóteles, nos diceque existe la justicia conmutativa y la justiciadistributiva. La primera es la reguladora de lascomunicaciones y no compete a Dios, sino sólo alos hombres. La segunda, es decir, la justiciadistributiva, consiste en distribuir, lo que a cadacual le corresponde a su dignidad, y es propia delos gobernantes o administradores; ella es tambiénuna justicia que la posee el orden del universo, porcuanto ella resplandece en el orden de los seresnaturales y en los dependientes de la voluntad. Espor eso que Santo Tomás, recordando a Dionisionos dice: "que la justicia de Dios es la verdadera,se comprueba, viendo que da a todos los seres loque les corresponde según la dignidad de cada cual,y que conserva la naturaleza de cada cosa en supropio sitio y con su propio poder" (35).

Obsérvese, que la división propuesta porMaritain, sobre el orden universal y los sub-órdenesde la naturaleza y de la libertad, están contenidosen el texto de Santo Tomás; pero a la vez, otraidea, la de que nada escapa a la justicia divina,también está impl ícita en ese mismo texto, cuandose dice que: "la naturaleza, en virtud de ese ordenjusto hace que todo se mantenga en su lugar y consu propio poder".

Por otra parte, de acuerdo con la divisiónhecha por Maritain sobre el bien en general y elbien en particular, es decir, al referirse al problemamoral y los actos humanos, se toca en ciertaforma, para comenzar, el problema de la virtud,pues bien, esa idea, que es de suma importanciapara nuestro trabajo, es también tratada por SantoTomás, cuando establece, siguiendo a Aristóteles,que entre las virtudes morales, unas tienen porobjeto las pasiones y la concupiscencia (templara):otras la temeridad y la audacia (la fortaleza); yfinalmente, otras la mansedumbre (la ira). Puesbien, tales virtudes no pueden ser atribuidas aDios, dado que en El no hay ni pasiones ni apetitosensitivo.

Pero al referirse a la justicia, a la liberalidad

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y a la magnificencia, Santo Tomás destaca quetales virtudes sí tienen que ver con el obrar, y portanto, con la voluntad, por lo cual sí pueden seratribuidas a Dios. Pero establece la distinción deque tales virtudes, en el caso de los hombres, sirvenpara regular acciones civiles, mientras que en Diosse refieren a sus propias acciones. De ah í que eseautor diga: "Puesto que el objeto de la voluntad esel bien conocido, no es posible que Dios quierasino lo contenido en la razón o idea de susabiduría, que es precisamente la que equivale a suley de justicia y la que hace justa y recta suvoluntad. Por consiguiente, lo que Dios hace segúnsu voluntad, es justo y recto, por la misma razónque es justo lo que nosotros hacemos según la ley,con la diferencia que nosotros obedecemos la leyde un superior, y Dios en cambio, es la ley para símismo" (36).

Resuelto así el problema, trasladémoslo alhombre tal y como Maritain lo presentó y veamoscomo de lo que se trata, es de enfatizar, que elhombre libremente se debate entre el bien y elmal. Y que no se le puede dar el nombre deprófugo de la justicia divina, cuando infringe la leydivina, dado que la bondad misma del ser, lo llevaa la necesidad de buscar el equilibrio.

Se dijo que el hombre siente la necesidad debuscar el equilibrio, porque así logra la armoníaentre el todo y la parte, pero sin negarle launicidad a ésta, que como se ha dicho, es libre,entonces, existe la oportunidad de reconciliarse yde ser misericordiosamente tratado por Dios o porla justicia divina, cuando del pecado o de lainfracción se trata, por eso: "es necesario que encada obra de Dios se halle la misericordia y laverdad, con tal que por misericordia se entienda elremedio de un defecto cualquiera, no obstante queno se pueda llamar con propiedad defecto a todamiseria, sino sólo al de la criatura racional, que esla que puede ser feliz, pues miseria es lo que seopone a la felicidad" (37).

Obsérvese, cómo al hablar de misericordia, setrata de la necesidad de enmendar una falta queresponde a un doble perjuicio: uno, hacia lajusticia divina, y el otro hacia las criaturas. Sea,que se afecta a la justicia divina y la justicia civil ala vez, lo cual dicho en el lenguaje de SantoTomás, es afectar la justicia distributiva, tanto enel orden divino como en el orden humano, yeso,debe pagarse, porque: "ni una ni otra deudapueden quedar al descubierto en ninguna obra deDios. En efecto, es imposible que Dios haga cosa

razón de la accron de la causa eficiente, o seaaquello por lo cual el agente pasa al acto, aquello alo cual tiende" (40). Recuérdese que cuando setrataba del bien como valor, nos ubicamosen unnivel puramente formal, pero ahora, al relacionarbien y fin, vamos a pasar al campo de la acciónmoral, esto es, al terreno de los actos humanos. Enconsecuencia, se trata de estudiar la noción de fina un nivel práctico.

En ese ámbito, el fin, según Maritain, cobrados sentidos importantes a saber: uno, comoobjeto interior de la voluntad, y el otro, comorazón de la puesta en marcha del dinamismoeficiente de la libertad. Y para él, hay diferentesmaneras de ver ese fin, por ejemplo:

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alguna que no sea digna de su sabiduría ybondad ... " (38). Pero es preciso insistir en que apesar de ello, la misericordia de Dios, no queda porfuera, puesto que: "en la raíz de toda obra divinaaparece la misericordia, cuya virtud o influjo seprolonga en todo lo que se sigue, e incluso es laque actúa en ello con mayor energía, por lo mismoque la causa primera influye vigorosamente que lasegunda; y de aquí que Dios, por la inmensabondad, otorgue a una criatura lo mismo que sedebe con mayor largueza de lo que en justaproporción le corresponde, ya que, para conservarel orden de la justicia, habría bastante con menosde lo que concede su bondad, que sobrepasa todaproporción exigible por las criaturas" (39). Desdeesa perspectiva, se puede afirmar que Maritain esmás fuerte en el tratamiento del problema de latransgresión de la ley, que el mismo Santo Tomás,y si se quiere más pesimista, lo cual se justifica unpoco, debido a la época en que a cada uno le hacorrespondido vivir; a Santo Tomás, una épocaconvulsa, pero de triunfo de la Iglesia, mientrasque a Maritain, una época que si no es dedecadencia de la Iglesia Cristiana, sí lo es al menosde una gran crisis, y todavía, para hacer másgrande la calamidad, Maritain vivió la experenciade dos grandes guerras que mostraron al mundo,hasta dónde llega la maldad y la flaqueza humanas.Lo que aqu í se quiere destacar, es que la diferenciadel enfoque sobre un mismo problema, es posibleque varíe de acuerdo con el tiempo.

Pero en ambos, está muy clara la posicióndel hombre frente a lo divino y su actitud prácticasobre lo humano. El hombre se debate irremedia-blemente entre el bien y el mal, y de acuerdo a sulibre escogencia tiene el premio o el castigo.

Por tanto, su vida está, y el hombre debesaberlo, ordenada a un fin. De ah í se sigue quedentro de la moral mariteniana, la noción de fin esfundamental. Por eso vamos seguidamente a revisardicha noción.

4. La noción de fin:

Ya en diferentes oportunidades se ha habla-do de tal noción en este trabajo, pero noscorresponde ahora, ver cómo es que el hombre serealiza moralmente hablando en función de un finúltimo. Por su importancia, destaquemos la defini-ción que nos da el autor en estudio: "El fin es otroaspecto del bien: el bien ya no como valor, o en laperspectiva de la causalidad formal, sino como

a) Como fin deseado, a nivel inconsciente.b] El fin cuando se expresa, es decir, expresado

mediante una justificación inconsciente fabricada.c) Pero se habla también de fines inmediatos de

nuestras acciones, es decir, se trata de la intenciónpor la cual se hace una acción.

d] Pero se habla de fin último, el cual también ha deentenderse como primero.

e) Luego existen también los fines intermedios, queson los que forman la cadena hacia el fin último.

Pues bien, para Maritain, de esa lista, los másimportantes son los fines inmediatos y el finúltimo.

Primero: los inmediatos son muy importan-tes por cuanto ellos indican en la intención por lacual se hace una determinada acción.

Segundo: Es el fin último el que se destacacomo más importante, porque en función del finúltimo que se orienta la vida del hombre desde elpunto de vista moral, y por ello Maritain le da ensus escritos una gran importancia.

La noción de fin último la encontramosimplicando dos elementos: "por una parte, eldeseo del bien total (o de la felicidad), y esto estánecesariamente predeterminado por la naturaleza;por otra parte, el deseo de tal bien que nosotrostenemos por nuestro bien total y nuestra felicidad,yeso depende de nuestra libertad" (41). En esetexto, notamos ya varias reiteraciones que el autorha venido haciendo, y que se pueden observar enlo dicho y en las citas hechas, por ejemplo: ya élnos ha hablado de la felicidad en general y de lafelicidad en particular, del bien en general y delbien en particular. Pero a la vez, en la citaprecedente, insiste en destacar los elementos deter-minantes en cada caso: sea lo predeterminado pornaturaleza y lo dependiente de la libertad. Lo cualrelacionado con la felicidad o con el bien del

FILOSOFIA MORAL DE JACQUES MARITAl N 53

hombre, significa que no es posible alcanzar lameta deseada, si no se tiene claridad de esa dobledimensión del horizonte moral. Es decir, que deuna parte, el deseo o la voluntad del fin último esun estado indeterminado, puesto que aunque elhombre quiera la felicidad, tal felicidad no estádeterminada. Eso nos hace ver por qué es que elhombre, como ser humano, se esfuerza por buscarsu felicidad, y que tal inquietud, reúne en sí comouna necesidad absoluta, la cual deriva de lanaturaleza de la voluntad. Por ello es que se nosmuestra como una potencia apetitiva derivada delintelecto, nos señala constantemente Maritain. Laconsecuencia surge de inmediato, pues el bienontológico resulta ser el objeto natural y necesariode la voluntad dicho de manera más clara, el biencomo lo conceptúa el intelecto. Pues bien, de lodicho, parece que cuatro implicaciones se siguen:

1. Nada puede ser querido, si no es bajo elaspecto de bien ontológico, sea, de bientrascenden te.

2. Por tanto, es imposible para cada ser huma-no, negarse a la realización de su propiobien, es decir, de su bien puro y simple, desu bien total, de la realización de su ser entoda su plenitud (capacidades-deseos-a-mor-felicidad).

3. El dinamismo de la libertad humana esentonces posible, en virtud de ese deseo oaspiración al bien total o felicidad.

4. Se sigue de todo ello, que si el bien es unvalor, entonces la obligación moral delhombre, que es buscar su felicidad, reposaen el valor.

Por la importancia de este tema en la moralmariteniana o si lo queremos decir de otra formaen la filosofía moral cristiana, es que vamos arepasar todavía un poco la trascendencia y lasimplicaciones que cada una de las afirmaciones ahíhechas tienen.

Si lo que el hombre quiere no es queridobajo el aspecto del bien ontológico, entonces nohay posibilidad de trascendencia, pues la felicidadse reduciría al goce de bienes materiales y portanto, al disfrute de placeres terrenales.

Por otra parte, cuando Maritain dice quenada puede ser querido si no es bajo el aspectoseñalado, eso significa que hay que aceptar lacategoría del bien ontológico o trascendental.

Así las cosas, entonces la búsqueda del bien,

que es búsqueda de la felicidad o realización decada ser humano, es a la vez búsqueda de latrascendencia.

Tal cosa nos permite adelantar: que lamoral de Maritain, nos conduce a una moral de lafelicidad, es decir, a una especie de beatitud ofelicitas, que se trata de una felicidad que no essólo del alma, sino que también se recibe desdefuera, por estar ligada a un bien verdadero.

En relación con el punto número dos, senos da a entender que el saber del hombre estásubordinado al saber divino, por tanto, en elhombre la búsqueda de la verdad, es una búsquedaque se sabe parcial, de all í que en él, tales objetivosvienen a ser no más que algo que se trata pues, deun acercarse, de un aproximarse hacia la trascen-dencia, hacia los caminos del ser, por cuanto elhombre es ser en camino hacia el ser, es bien quebusca el bien, el fin último. Es decir, que desde lafinitud, el hombre tiende hacia la infinitud, poreso es que nadie escapa al deseo de la felicidad, apesar de que en la búsqueda de ella se tomancaminos diferentes.

Pero el problema que se nos presenta aqu í,es saber, hasta qué punto, el hombre, sabiendo quees inducido a la necesidad del bien, es o no capazde tener la visión de lo que es un bien puro ysimple.

Respecto al inciso tres, Maritain ha destaca-do en varias ocasiones, la noción de deseo oaspiración de bien como el soporte o el dinamismode la libertad, por eso, para evitar confusiones, espreciso enfatizar,. que no se trata del deseo groseroo a veces irracional propio del apetito sensitivo,sino, de lo sentivo y racional como la aspiración dealgo que no se posee, y que para poseerlo, espreciso orientarse en el sentido antes dicho, sea,procurando siempre ir hacia la obtención del fin,lo cual es acercarse al bien y alejarse del mal,mediante un uso racional de la libertad. Como seve, entonces no se trata de pensar en un bienpuramente sensual, ni tampoco en un bien pura-mente formal, sino que se trata de vivir una vidaplenamente vivida, lo cual significa, que el hombre,dada su doble naturaleza, tiene la oportunidad detender a su principio, por el cual no sólo seratifica, sino que se realiza y trasciende. Me parecever aqu í, a pesar de las dificultades que estas ideasencierran un aspecto sintético o integralista, entrela vida activa y la vida conternplativa, pero no estodavía el momento para reafirmar tales ideas.

En cuanto al inciso cuatro, si la obligación

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moral reposa sobre el valor, tal afirmación suponela aceptación de una escala de valores, cuyajerarquía iría en función de los diferentes gradosdel saber, grados que se organizarían en funcióntambién del hombre y del orden divino. Cabetambién aqu í, tener presente, que valor en Mari-tain es una noción muy importante. El valor tieneuna doble dimensión, sea la fundamentación for-mal de una parte y la dimensión material de laotra, por lo cual, hay que tener muy en cuenta dosnociones: una, la de la especificación (causalidadformal) y la otra la noción del ejercicio (causalidadfinal). Por cuanto, es por la especificación que elhombre hace la distinción entre el acto bueno omalo y que escoge libre y racionalmente el caminoadecuado para la realización de su ser.

Por el ejercicio, es que se pone en práctica loque según la determinación de la elección nosseñala. Es el momento en que la obligación moralse hace o no pasar a la existencia.

Nótese que ese doble aspecto que se haindicado, encierra un problema, que debe saberseresolver a nivel práctico, pues, por una parte, elcarácter de la causalidad formal intr ínseca que estáen el valor nos indica lo que hay que buscar comolo válido para nuestras aspiraciones, y por otra,como el hombre no puede quedarse sólo conaspiraciones, deseos, sino que tiene que ejercer suderecho moral, entonces, recurre al resorte deldinamismo moral, que es precisamente su capaci-dad de tomar decisiones, y por eso, a partir de esemomento, se lanza hacia la búsqueda de lo que,según el orden de la especificación, es su valor, subien deseado, pero que a la vez, tiene el valor defin último. Todo ello nos hace ver, que el finúltimo, aparece en el orden de los valores, y dichode manera enfática, se trata entonces más de unaapertura, que de una fundamentación, es puescomo una invitación a seguir un buen camino, o adesviarse de él. Sobre este asunto, Maritain nosdice: "La ordenación al fin último no fundamentala obligación moral, sino que la supone. Pero laeficacia existencial, la puesta en vigor de laobligación moral depende de la ordenación al finúltimo. Digamos que el fin último domina todo elcampo del ejercicio, así como todo el valor dominatodo el campo de la especificación" (42). Fue porese motivo, que también se dijo que había quedistinguir dos órdenes: uno estético, que es el de lacausalidad formal o el de la especificación; y elotro, ético, que es el de la causalidad final o deldinamismo de la libertad.

y de nuevo, otra aclaración es preciso haceraquí: el orden estético o formal, no se sigue quesea vacío, pues según Maritain se llenaría con lasubstancia de algo que sea objetivo y el bien reúneesa cualidad, pero también se llena con aquello queindica lo que no se debe hacer, que no es el purodeber como en Kant. Por eso se podría decir, queMaritain no se ubica en los extremos de ningunode los dos puntos, sino que llega a una síntesis ydistinción, la cual se puede leer en el siguientetexto: "Con el valor, estamos en el orden de laesencia; con la finalidad, estamos en el orden de laexistencia. La primera cuestión existencial es param í, la de conocer el sentido de mi vida, e imprimira mi vida ese sentido que es el verdadero" (43).Por tanto, se sigue de este texto, que si es elhombre el que debe imprimir a su vida el sentidode lo verdadero, entonces no le queda más remedioque vivir una vida moral, porque la experienciamoral del hombre se vuelve imperativa si deseaalcanzar su felicidad.

Como se ve, se nos plantea aqu í, el problemacentral del hombre como ser ético: de una parte, elorden del deber, y de la otra, el orden del hacer.Ver cómo es que es posible organizar la experien-cia moral en su relación con el fin último esentonces el asunto que nos va a ocupar en el puntosiguiente.

5. La experiencia moral y el fin último:

Maritain parece dejar este problema casi demanera esclusiva a los filósofos y a los teólogos, esdecir, que no es que él crea, que tal asunto seaúnicamente del resorte de tales pensadores, no,pero es que él está seguro, de que aunque todohombre vive una experiencia moral, ya de maneraconsciente o inconsciente, lo que implica decir:que se mueve en los límites de lo que hemosllamado el bien particular y el bien universal, noobstante, no son todos los hombres quienes sedetienen a reflexionar sobre el problema del finúltimo y la experiencia moral. Por eso, estepensador, afirma que se trata de un problema decarácter filosófico-teológico, dado que se tocaaqu í, el problema de la distinción entre el bien delhombre desde la perspectiva natural, y del bientambién del hombre desde la perspectiva sobrena-tural. Por tanto, ese pensador nos dice: "la vía deacceso no es la misma, en el caso del filósofo y enel del teólogo; antes bien, muy diferente" (44).Las consecuencias las podemos ver en el siguiente

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caso que expone Maritain: por ejemplo, cuando setrata de establecer en las perspectivas de lafilosofía cristiana, la doctrina del fin último, elfilósofo toma el método de la teología, sea el queestá enraizado en la fe, y luego lo transporta a lapura razón; eso dice el autor, hace que el métodopierda vitalidad. Pero por el contrario, el teólogo sípuede empezar por el fin último, al tratar losasuntos relacionados con los actos humanos.

El otro asunto, que ya de alguna manera hasido destacado, es el de tener por una parte,filosofía moral inadecuadamente considerada yfilosofía moral adecuadamente considerada. Segúnla perspectiva de Maritain, son filosofías moralesinadecuadamente consideradas, todas aquellas queno sigan la 1ínea Mariteniana o la de la moralcristiana. Es por eso que ese autor nos dice porejemplo: que en la ética aristotélica nos encontra-mos frente a un hombre posible, para el cual lafelicidad sería la contemplación, la holgura, losamigos. Luego en el Eclesiastés, se nos presenta unhombre existente, que sabe que la felicidad es elfin de la vida terrestre, pero como sabe que lafelicidad no existe, termina predicando que todo eltrabajo del hombre es para su boca, y que susdeseos jamás se satisfacen. Eso, dice Maritain, esdesembocar en una moral naturalista, en la que eldon de la ciencia permanece vivo, pero enmarcadoen el horizonte terrestre, es decir, que no tieneaspiraciones sobrenaturales. La conclusión respec-to a este asunto, es que aunque se tenga laexperiencia moral, no siempre se desemboca enuna moral adecuadamente considerada; en estepunto, Maritain tiene razón, aunque no use eltérmino considerada, pues históricamente, pormuchas razónes que él nos ha dado ya, y pormuchas otras, que aún desde otras perspectivas sepodrían agregar, el hombre es un ser insatisfecho,y a la vez como lo hemos visto, bastante limitado,por lo cual, su deseo de ser, su apetito de felicidad,no es algo saciable de manera absoluta.

Pero lo que aquí nos interesa ahora, es ver, elproblema de la generalización hecha por Maritain,pues al afirmar que toda moral que se plantee elproblema del bien natural es insuficiente, de hechoestá absolutizando a su propia filosofía moral, yseparándola de la filosofía en general. Esto lleva adecir a este pensador lo siguiente: "Porque Aristó-teles, con sus hábitos de psicólogo, conserva elprocedimiento del filósofo de la vida, cuyo primerdeber es buscar la finalidad del ser que estudia ...Diré pues que Aristóteles procedía no como

teólogo, ciertamente, pero sí como filósofo de lanaturaleza, más bien que como moralista. De ah íuna cierta simplificación, y sobre todo una visióndemasiado limitada a la sola consideración de laesencia. Y de hecho, el verdadero fin de la vidahumana se le escapaba, precisamente porque per-manecía colocado en un punto de vista másesencial que existencial. No veía este fin sino en lapura felicidad terrestre inmanente a la vida huma-na -felicidad verdaderamente proporcionada a lanaturaleza del hombre, por lo demás, pero queimplica una multiplicidad de elementos jerarquiza-dos tal que, en realidad, semejante felicidad esinalcanzable" (45).

No vamos a entrar a comentar ese texto,pues nuestro propósito fue de ilustrar lo queveníamos diciendo pero en realidad, el mismo dejatoda una discusión abierta y de actualidad.

Sintetizando lo dicho sobre la experienciamoral y la forma como ésta se conceptual iza encada filósofo, vemos que se trata de un temacontroversial y que como hemos dicho, brinda laoportunidad al investigador, para infinidad detrabajos. Pero lo que ahora nos interesa, es dejarclaro, cómo el filósofo en estudio, insiste en lanecesidad de que el filósofo que pretenda sermoralista no descuide lo que se conoce comoexperiencia moral, pues es de ella que puedeobtener los elementos esenciales y existencialespropios de la búsqueda de la felicidad por elhombre, el cual como un fin enmarcado entre lopuramente natural y lo sobrenatural, realiza uncamino en el que una serie de obligaciones y decontroversias, así como de alegrías y aspiracionessalen a su paso, puesto que todo eso está matizadopor la esencia y la existencia, es una realidad queno se puede reducir simplemente a lo natural, sinoque por el contrario, está subordinada a losobrenatural.

Esto implica, que el filósofo se vea en laimperiosa obligación de hacer un esbozo de laexperiencia moral, y después de un cuidadosoanál isis, pueda ver que hay val iosos y muy variadoselementos que no pueden ser pasados por alto, pormuy filósofo que se sea.

Luego al pensar cómo tendr ía que ser talesbozo, bien podríamos resumirlo así siguiendo aMaritain.

1) Antes que cualquier discusión, lo quedebe hacerse, es en primer lugar, un análisis delhecho moral y de la conciencia moral, con el fin deaclarar que t:~ imposible reducir el hecho moral a

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hábitos y obligaciones de naturaleza social. Pero síinteresa en esta etapa, destacar la existencia delsentimiento de la obligación moral. Y para realizarde la manera más objetiva esa tarea, hay queayudarse de todas aquellas ciencias que sean delcaso, por ejemplo: La Historia de la Cultura, laEtnología, la Sociología, así como de la introspec-ción psicológica.

2) En cuanto al procedimiento propiamentedicho, Maritain ve la necesidad de ir de abajo haciaarriba, lo que significa que se ha de ir de lascategorías más bajas a las más elevadas; dicho deotra forma, de las categorías más socializadas, a lasmenos socializadas, sea de lo primitivo a loreciente. Eso equivale a entrar de lleno a la basemisma de la sociedad, para ver cómo es que se hanenraizado y funcionado las diferentes categoríasmorales, por ejemplo: la prohibición y la acepta-ción. Por ello es que Maritain es partidario delestudio de la vida y costumbres de los pueblosprimitivos, pues sus tradiciones y tabú es contienengran riqueza para conocer mejor la forma decomportamiento de los pueblos a través de lahistoria, eso lleva a decir a Maritain que: "Sianalizamos mejor las cosas, vemos que estasprohibiciones sociales son en realidad captadas enla tensión de un resorte mental preexistente: debeshacer el bien, no debes hacer el mal. Cobranimperio sobre la conciencia del primitivo porqueya hay antes y naturalmente el sentimiento de laobligación moral. .. En realidad la coerción socialsólo tiene imperio sobre la vida moral del hombreporque ella despierta y fija un sentimiento queciertamente no es de origen social" (46).

Una teoría sobre el origen de la obligaciónmoral se encuentra contenido en el texto de esacita que hemos hecho, pues Maritain afirma que laobligación moral no es de origen social, por locual, si el filósofo no parte del análisis de lo que es,y que está en las categorías morales más bajas, nopenetra en la raíz de lo preexistente del sentimien-to de la obligación moral, y que se encuentra encada hombre de manera preconsciente del desper-tar de la razón. El filósofo que no parta de talpunto de partida, corre el riesgo de incurrir en unerror de conceptualización y de enfoque de lomoral que propone. Esto es en parte, lo que enotras líneas decíamos, sea que cuando no secomienza adecuadamente un enfoque, se corre elriesgo al final de caer en formas de moralesinadecuadamente consideradas.

3) También nos dice Maritain que el filósofo

podría realizar un anál isis de los preceptos omandamientos positivos, siguiendo el orden de lomás bajo a lo más elevado. Puesto que "todo loque es tabú y coerción social es como una gangaque encierra el mineral precioso de la obligaciónmoral, mineral que se encuentra en estado puro enlos casos más elevados" (47).

Después del estudio de esos tres asuntossobre el procedimiento que ha de seguir el filósofopara no equivocarse en el arranque del análisissobre el origen de la obligación moral, es precisoahora, puntualizar un poco más sobre algunostérminos ah í uti Iizados.

Para empezar, recordemos que Maritain noshabla de un sentimiento de la regla moral, queaparece ya en un estadio prefilosófico. Pues bien,hay que distinguir entre lo ah í dicho y la reglamoral debidamente concientizada y aceptada co-mo ley moral, puesto que si no se da al paso antesseñalado, es decir, el de la especificación y el delejercicio moral, no se opera ningún cambio cualita-tivo en el agente moral, y ello es no tener elsentido del fin último, pues nos quedaríamos conel puro sentimiento de la obligación moral, porello Maritain dice que: "no es verdad que la simpleatracción del valor baste para hacernos poner envigor aquello a lo cual estamos obligados. Unanálisis más profundo donde se debe distinguir elorden de especificación y el orden de ejercicio, noshace percibir la generosidad moral en hacer el bien,y el vigor moral en rehusar el mal, están impl ícitosen el dinamismo por el cual el hombre tiende a subien moral; porque tan pronto como hay acción yejercicio, el dinamismo de la felicidad entra enjuego, y por consiguiente la consideración de losfines -consciente o inconsciente, pues puede estarsepultada en el inconsciente vital del hombre- ycon la consideración de los fines, la consideracióndel fin supremo" (48).

Resumiendo, tenemos que el hombre, porestar dotado de voluntad y de racionalidad, estápor ello orientado hacia su bien y hacia el de losdemás; pero por esa misma naturaleza racional quees propia a su carácter de humano, él emerge delcarácter puramente animal o biológico, y seconvierte en un ser moral, dado que el dinamismode la razón y de la libertad, entran en acción y leclarifican su dimensión de ser entre todos los seresde la creación en el universo, y, de ser que puedetrascender de lo puramente natural, a un mundode búsqueda de su bien propio, y por ende, delbien último que es el que indirectamente le

FILOSOFIA MORAL DE JACQUESMARITAIN

conduce a la felicidad. Por consiguiente, la vidamoral no se reduce a la obtención solamente delbien propio y de la felicidad terrena, sino queexiste una estrecha relación entre la obligaciónmoral, la búsqueda de la felicidad y el fin último,por lo cual, el asunto siguiente, tratará ese aspecto.

6. La obligación moral, la felicidad y el BienSupremo:

Como ya lo hemos dicho varias veces, elhombre tiende al bien, tanto a su propio bien totaly particular como al Bien Supremo. Para ellocuenta a la vez con otros bienes. Por tanto, sufelicidad no significa alcanzar lo terrenal nada más,por el contrario, según la perspectiva de Maritain, amedida que el hombre adquiere cierto tipo degoce, va cobrando conciencia, de que la felicidadno se agota en la finitud, es decir, en los bienesreales, es por eso que tiende necesariamente alinfinito, en vista de que esa toma de concienciadada a partir de la reflexión sobre el hecho moral yla norma, lo llevan, primero de manera inconscien-te y luego en forma consciente, a identificar elbien total del hombre, con el Bien, y es por esoque: "Si el valor, la belleza de la acción moral, o sila fealdad intrínseca de lo que es moralmentebueno o moralmente malo parece, por una ilusión,bastar para que el hombre obre moralmente, esporque en realidad, en la elección práctica con queme decido por tal acción porque es buena, laidentidad entre mi bien y el Bien total se hallasecreta e inconscientemente presente a mi espíri-tu" (49). De lo dicho deducimos: que se nos ubicaen otra etapa de la experiencia moral, esto es en laetapa más delicada y tan importante como laprimera, dado que si con la primera se ha hecho elarranque desde lo existencialmente dado a travésde una preexistencia, ahora se sigue el camino detransitar por ella y volver al Ser. Tal momento secaracteriza porque de una manera visionaria ointuitiva que se funda sobre el objeto y sobre lasconexiones inteligibles, el hombre se percata de laevidencia de la identificación entre su bien total yel Bien. Eso es posible, por cuanto el hombre tienecomo ya se mostró en líneas precedentes, según laperspectiva de Maritain, la noción inteligible delbien como tal y del Bien que supera todo loparticular, por eso: "El Bien, es lo que es bien poresencia, lo que es bien según toda la amplitud delconcepto de bien. Pero no es una idea, puesto quees el objeto de un querer (de un querer libre) sin

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duda, pero en el cual mi libertad no hace más quereconocer prácticamente lo que es, a saber: que elBien es aquello en que consiste mi bien total, yque yo quiero necesariamente); y puesto que lavoluntad sólo se inclina a lo que es de ordenexistencial. El Bien, es el Bien absoluto, y el Bienabsoluto es el Bien subsistente, es Dios; y no estostérminos" (50). Con mucha claridad, Maritain nosha indicado los siguientes aspectos:

1. El hombre anhela su felicidad como subien particular, que lo considera en cierta forma,como su bien total.

2. Pero gracias a su experiencia moral prefi-losófica y a su experiencia filosófica, el hombrellega a tener conciencia de la existencia de lidenti-dad de lo que Maritain llama el bien total, y elBien.

3. Al producirse la segunda etapa o paso,entonces el hombre cobra conciencia de la existen-cia de Dios, como el Supremo Bien, de Dios comoBien Subsistente.

4. Como se ha visto, tales pasos hacia eldescubrimiento de Dios como Bien Subsistente,fueron posibles, por cuanto, la voluntad que es laPotencia del Deseo, está enraizada en el intelecto.Es decir, que para Maritain, el intelecto humanoconoce el bien como bien, porque tiene la nociónde Bien particular, con el fin de satisfacer lavoluntad en su apetito.

5. Nótese también, que la vía de ascensohacia el Bien, que se ha presentado como espectati-va para la felicidad del hombre, no es el cosmos, sinola vía de la moralidad, y claro, esto se relacionacon el siguiente texto: "El orden moral es unorden particular autónomo, cuyo jefe y cabeza esDios; y por consiguiente, mi vida moral me poneen relación con Dios por encima de toda máquinadel universo" (51).

6. Pero esa salida dice Maritain, es una salidadesconcertante, por cuanto al darnos cuenta, porla vía filosófica de que Dios es el fin hacia el cualel hombre está orientado, tal resultado desvanecelas aspiraciones de una felicidad Que se buscaba enla vida presente, puesto que el conocimiento deDios a ese nivel, seguirá siendo un conocimiento enun espejo, pues es incapaz de unir realmente alhombre e inmediatamente con el objeto divino,pero no por ello, deja de seguir siendo el fin últimodel hombre. Estamos pues aqu í, en un aparentelaberinto, por lo tanto, hay que escrutarlo para versi tiene salida, lo cual no ha de extrañarnos, dado

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que en la perspectiva de Maritain, es la luz del bienquien lo ilumina, es decir, el camino no parecevedado. No obstante, según ese mismo autor, es apartir de este momento que los filósofos puedentomar rumbos diferentes, y nos recuerda de nuevo,que Aristóteles se inclinó por una vida puramentenatural y llegó a proclamar la felicidad en lasabiduría metafísica y el conocimiento natural delDios, lo cual le negó la posibilidad de la amistad yla caridad; Leibniz, ante ese mismo problema, llegaa indicar que la felicidad es una vida entre placeres,en común con una vida en movimiento, pero nouna bienaventuranza o beatitud, puesto que la vidanatural no permite dice Maritain, una beatitud, portanto, toda filosofía que proponga una vida debienaventuranza en el orden natural, falsea lasbases de una realidad, por cuanto: "Dios es el finúltimo del hombre, como es el fin último deluniverso; pero no lo es la bienaventuranza delhombre en el orden natural, porque en el ordennatural no hay bienaventuranza para el hom-bre" (52). Por eso no ha de extrañarnos, queMaritain insista en que en el orden natural, el finúltimo del hombre, es vago y general y de que porla vía del intelecto, apenas pueda llegarse a lacontemplación de Dios por sus efectos, a pesar deque el hombre trata de buscarlo aún más allá deéstos. Desde luego, que ésta es también una tesisque defiende Santo Tomás. Pero según nuestropunto de vista, la conclusión a este problema,pareciere darla Maritain en la siguiente cita: "Elhombre, según sus simples energías naturales, nopuede tener felicidad perfecta sino solamenteimperfecta y tal que ella pueda ser procuradasegún el modo humano, felicidad que consiste enla operación de la virtud tanto intelectual comomoral. En efecto, ni en el estado de pura naturale-za ni en esta vida es posible una bienaventuranzaperfecta, sino solamente imperfecta" (53). Especu-lando todavía un poco sobre el asunto, se podríadecir, que si no es posible la felicidad perfecta,para que las reglas morales que ordenan la vida delhombre sobre la tierra, es decir, que regulen la vidadel hombre sobre los diferentes aspectos del ordennatural, dado que eso no es más que ponerles trabaa quienes de por sí, ya nacieron con la manchaoriginal, y de paso, no pueden llegar a ser felices.Bueno, eso se dice, con el propósito de ver cómorespondería Maritain a ese problema. Pues bien, élve la salida definitiva a esa seria situación, en lossiguientes considerandos:

1. Como el filósofo para llegar a las conclu-

siones anteriores, sólo trabajó el plano del ordennatural, y: "él sabe, en efecto, que no hayverdadero conocimiento moral, verdadera cienciade los actos humanos-ciencia práctica, en condicio-nes de dirigir al hombre en su conducta>, si no seconoce a fondo la condición existencial del hom-bre. Ahora bien, la condición existencial delhombre es algo histórico. Sólo puede ser completa-mente conocida en sus efectos observables graciasa los datos de la etnología" (54). Si se nos haseguido hasta aquí en la exposición del pensamien-to de Maritain y en los comentarios hechos, sepuede ver cómo se reafirma lo que ya anteshabíamos señalado como una simple considera-ción, esto es, que si hay un origen filosófico, nopuede ni debe olvidar los datos que le proporcionala historia, puesto que: "por más distintos quesean entre sí las formas de la respuesta (y ya setrate de algún drama encerrado en los orígenes dela raza humana, o de cierta comunicación que ellahaya entablado con fuerzas superiores, o de sudestino fatal a algo sobre-humano). Si pues, comoparece probable, la condición existencial del hombre encuentra factores supra-observables, estossólo podrán ser conocidos gracias al aporte de lasreligiones positivas: he ah í lo que la investigaciónllevada a cabo por el filósofo no ya en el dominiode las necesidades de la razón, sino en el de losactos humanos positivos, le conduce a con-cluir" (55).

2. Entonces, si existen factores supra-obser-vables que se le revelan al estudioso en relacióncon los orígenes de la humanidad y su comporta-miento moral, eso implica que las religiones hanestado muy vinculadas con la moral, o dicho deotra forma, que la filosofía moral, no puede ser talrealmente, si no está bien vinculada a una de lasreligiones tradicionales, pues la humanidad, através de la religiosidad, ha manifestado en ciertaforma, no sólo algunos de sus rasgos más antiguos,sino que es por ella que nos damos cuenta de larelación entre lo humano y lo divino, aspecto queno sólo es del orden de la teología, sino quetambién de la filosofía. Es quizás por eso que sepuede estar, dentro de esta perspectiva, de acuerdocon el siguiente texto: "S'il est vrai que "lessciences" de la Nature s'occupent des choses de cemonde, on pourrait dire que la philosophie, aucontraire, vise des choses d'un ordre non immé-diat, non utilitaire, cornrne I'existence de l'árne oude la Cause premiére du Monde (Dieu). Des lors,elle semble devoir entrer en concurrence avee la

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religion. Aussi les rapports entre elles soulevent-ilsde nouvelles questions, précisément philoso-phiques: la Foi ne rend-elle pas impossible larecherche rationnelle de la philosophie? Ou bien,inversement, une attitude strictement empiriste,négligeant la dimension religieuse et morale deI'homme, est-elle philosophiquement tena-ble? "(56) .. Considero que ese texto, denota anivel filosófico, la preocupación que aqu í se havenido señalando con insistencia. Pero a su vez,Maritain puntualiza todavía más, y nos dice: "estáclaro que la filosofía moral no puede ser efectiva-mente adecuada a su objeto sino a condición devincularse a una tradición religiosa exactamenteinformada de los misterios contenidos en nuestracondición y en nuestra historia" (57). Véase quetal trabajo tiene sus condiciones, por cuanto parallegar a la comprensión antes descrita, es precisohaber profundizado, no solamente en el estudio delas diferentes corrientes morales, sino en el estudiode las principales religiones, sin descuidar, nisiquiera las llamadas religiones inferiores. Y porotra parte, debe haber de quien realiza ese estudio,una actitud que no puede ser radical, pues nóteseque se trata por una parte de ser filósofo, y de laotra, abrirse a la fe, lo cual no ha sido la forma dereaccionar habitual de los filósofos.

y finalmente, y para el caso específico denuestra cultura, que es la occidental, conocer muybien la religión judeo-cristiana, la cual aunqueparezca un poco fuerte, se presenta con ciertosprivilegios ante las demás religiones.

3. Pero, además de las condiciones y requisi-tos antes apuntados, es también preciso que quienesse interesen por estos asuntos, crean en un ordensobrenatural. Pues como se ha visto, debe darseuna adhesión de fe, pues así el filósofo tomará encuenta los aportes de la teología, sin dejar de serfilósofo, y como dice Maritain, "al contrario, si esverdaderamente filósofo lo es entonces más quenunca, pero requiriendo a fuentes de informacióndignas de fe, el suplemento de información que élnecesita" (58).

4. Según lo dicho en los tres puntos anterio-res.el filósofo para ser verdaderamente filósofo enel campo de la filosofía moral debe pues hacer losiguiente:

a) Estudiar los orígenes de las diferentesculturas de la humanidad, y dentro de ellas, lasreligiones. Por tanto, la Historia y la Etnología,pasan a ser dos disciplinas muy importantes en esa

tarea.b) Debe utilizar todos los recursos que la

Teología le ponga a su disposición, pues sólo asípodrá comprender los rasgos o trazos que losobrenatural ha puesto en las diferentes formas demanifestación de la humanidad, es decir, en sushistorias.

c) Debe también el filósofo estar convenci-do del privilegio de la tradición judeo-cristiana.

d) Por creer en un orden sobrenatural, elfilósofo, convencido de ello, debe pertenecer a unade las religiones tradicionales, puesto que dadasesas circunstancias o más bien condiciones, enton-ces, "la ciencia teológica lo instruirá pues acerca deeste dato positivo que le dice que, de hecho, lanaturaleza en nosotros está trabajada por un donvenido de Dios- la gracia que la incita o lasobreeleva y que, cuando no es rechazada por elhombre, le hace participar de la vida divina. Laciencia teológica instruirá al filósofo sobre esteotro dato positivo que le dice que, de hecho, elhombre ha sido creado en un estado (justiciaoriginal) del cual luego ha caído, de maneraque nos encontramos ahora en el estado de natura-leza caída y rescatada, redimida, y jamás hemosestado en el estado de naturaleza pura" (59).

Tres ideas fundamentales hay que destacaren el texto anterior:

La subordinación de la filosofía y del filó-sofo a los datos positivos de la Teología. Pues sóloasí podrá el filósofo tener los argumentos necesa-rios para discutir y explicar los asuntos concernien-tes a lo relacionado con el fin último.

Necesidad de la gracia, para poder practicaruna auténtica vida moral, pues el hombre es unaexistencia creada y caída, rescatada, redimida eimpura. Por eso, de hecho está ordenado a un fin,que es el fin real de la vida humana, pero tal fin esun fin sobrenatural, en el que Dios es visto cara acara.

5. Luego para alcanzar el fin es preciso tenerpresente que:

a) Conocer la causa primera en su esencia, esen realidad algo que supera todas las fuerzas de lanaturaleza creada y creable, y es tal conocimientoidéntico a poseer la divinidad intuitivamente, yesosignifica conocer lo sobrenatural.

b] Y sólo el deseo enraizado en la fe ypenetrando el deseo natural, es lo que permite verla causa primera en su esencia y perfeccionar, porla gracia y la libertad humana, el deseo natural de

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la felicidad. Y sólo cuando tal deseo se produce, esque el deseo natural de felicidad se transforma enbienaventuranza, ya que la gracia actúa de manerasobrenatural en el hombre, para que él vea yconozca a Dios, como Dios le ve a él.

c) Se concluye de todo lo dicho, que el finúltimo del hombre, visto por el filósofo a la luz dela teología y de la fe, es la visión de Dios poseído.De aqu í se sigue entonces, que:

La felicidad suprema no es posible en elorden natural, donde sólo se alcanza una felicidadimperfecta y en movimiento; y que el estado finaly real del hombre, es la visión de Dios como finúltimo, al cual sí está existencialmente ordenado elser humano.

6. Por tanto, si pensamos en laobligación moral, vemos entonces, que ésta nosurge de la búsqueda de la felicidad en el ordennatural, sino que ella se fundamenta en el ordenexistencial, en el cual Dios se nos aparece comoBien, sí, como el Bien Supremo,a quien se ordena elhombre o está ordenado, por eso debe practicaruna vida moral auténtica, ya que como se dijo enla introducción de este trabajo en el capítuloprimero, la vida del hombre, es una especie de

(1) Maritain, J-. Lecciones Fundamentales de laFilosofía Moral, (Neuf Lecons sur les notions prernieresde la Philosophie Morale), Biblioteca Argentina de Filoso·fía, 1972. p. 35.

(2) Ibid. pp. 35-36.(3) Ibid. pp. 37-38.(4) Sobre este punto, la tesis tomista número 19

sobre Biología y Psicología.(5) Maritain, Op. cit. pp. 37-38.(6) Cf. Tesis tomista No. 4 sobre Ontología.(7) Maritain, Op, cit. p. 38.(8) Se refiere Maritain a la analogía clásica del

ser, sea a la del ente de Aristóteles. El ser se dice demuchas maneras. El tomismo la usa como analogía deporporcional idad.

(9) Maritain,Op. cit., p. 39.(10) Ibid., p. 41.(11) Ibid., p. 42.(12) Cf. Tesis Tomista No. 4. Sobre la analogía de

atribución y de proporcionalidad. La noción de ser sepredica de Dios y de las criaturas, no de manera unívocani equ ívoca, sino analógica.

(13) Cf. Santo Tomás, Suma Teológico 1-II-q18,aS.

(14) Maritain, Op, cit. p.48.(15) Pareciera deducirse que Bien Subsistente es el

movimiento del ser hacia el ser, y por eso Maritainnos decía, que sólo distinguiendo entre lo adecua-do y lo no adecuado, es posible ver dónde está elerror y dónde la verdad. Y como se puede sinmucho problema deducir de lo escrito e investiga-do hasta el momento, la verdad, su verdad, que enel fondo está sustentada por el mensaje del"Sermón de la Montaña" y por tanto de toda latradición judeo cristiana, "es que la verdaderamoral, es la que se fundamenta en los postuladosde tal doctrinoi' Esa conclusión me permite decir,que hay entonces en su pensamiento, una estrecharelación entre fe y razón,

7. Finalmente, es preciso decir, que todo elpensamiento de [acques Maritain, se caracterizaentre otras cosas, porque es una discusión seria ymuy responsable en relación con las posicionesfilosóficas de los pensadores, tanto de su tiempocomo antiguos. Eso le da una gran validez a susideas que no olvidan como lo hemos visto, latrayectoria del saber filosófico. Pero a la vez, leinyectan lo nuevo o fructificante propio delconocimiento filosófico. Aqu í sólo se da cuenta deuna pequeña parte de su pensamiento, pues elmismo es muy amplio e intenso.

NOTAS

fundamento del ser, Dios como perfección y Sumo Bien.(16) Maritain,Op. Cit. p. 48.(17) Cf. Etica a Nicómaco - Libro I - cap. VI -

p.4S. La política, Libro VII - Cap. 1, p.466. Ambasobras de Aristóteles.

(18) Maritain. Op. cit. p.S3.(19) Ibid., p. 78.(20) Ibid., pp, 85-86.(21) Ibid., p. 86.(22) Ibid., p. 87.(23) Id.(24) Ibid., pp, 87-88.(25) lbid., p. 88.(26) Ibid., p. 89.(27) Ibid., p. 90.(28) Ibid., p. 91.(29) Spinoza B., Etica, Cuarta Parte, Prefacio,

p.279.(30) Ibid., p. 280.(31) Ibid., Escolio 1, Proposición XXXVII.(32) Ibid., Proposición XV, p. 45.(33) Id.(34) Maritain,Op. cit. p.9S.(35) Santo Tomás, Sumo Teológico 1, q. 21, a.l,

p.746.(36) Id.

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(37) lbid., q. 21, a. 4.(38) Id.(39) Id.(40) Maritain,Op. cit. p. 97.(41) lbid., p. 102.(42) tbid., pp. 106·107.(43) Ibid., p. 107.(44) lbld., p. 110.(45) lbld., P 21.(46) Ibid., pp. 114·115.(47) tbid., p.116.(48) lbid., pp. 114·118.

(49) Ibid., pp. 119-120.(50) Id.(51) Ibid., p. 121.(52) Id.(53) tbid., p. 124.(54) lbid., pp. 126-127.(55) lbid., p. 127.(56) Van Riet G., Introduction ti la Philosophie.

p.2.(57) Maritain,Op. cit. pp. 127-128.(58) Ibid., p. 128.(59) Ibid.,pp. 128-129.