elecciones en ecuador

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ECUADOR: banquero Lasso, ¡no!; continuismo con Lenin Moreno, ¡sí! Justo Castillo Freire. EL “OFICIALISMO”. El gobierno (abstracción hecha de los grandes resultados teóricos y prácticos alcanzados: la Constitución; infraestructura vial, educativa, en salud, eléctrica; recuperación del Estado como agente de desarrollo, la política social; el apoyo a los procesos de integración subregional, el rescate de la soberanía, etc.), por razones de corrupción y guapería cuasi se ha menoscabado solo (debió haberse hecho de nuevo, fácilmente con la Presidencia en primera vuelta). Después de 10 años, con todo a su favor, la “revolución ciudadana”: si pierde en la segunda vuelta, el PRESENTE que va a entregar al pueblo como su proeza final, es un banquero rapaz, neoliberal, en el gobierno. El Presidente ecuatoriano, Sr. Econ. Correa, ha utilizado la palabreja “mediocres”, para fustigar indistintamente a tirios y troyanos; si su sector no gana las elecciones del 2 de abril del 2017, “habrá escupido al cielo”. No se sabe si el sector oficial, tiene conciencia de la gravedad del hecho, pues, “lo que hicieron con la mano …[quizá]… lo habrían borrado con el codo”. En realidad, que más mediocridad, que al término de la década de gobierno, su saldo sea: la extrema derecha reinstalada en Carondelet. Si acontece, el pueblo diría: “No tienen perdón de Dios”. Ahora bien, nada raro es que el sector oficial culpe al pueblo por votar por la derecha o a ésta, por hacer mala propaganda en su contra, o a factores exógenos: el nuevo “Plan Cóndor”, esto es, de los resultados modestos alcanzados, en el plano político electoral. La crisis económica tiene determinaciones externas (recesión mundial, descenso de precio del barril del petróleo, depreciación de las monedas vecinas, el terremoto y el pago a petroleras), es verdad; la equívocamente llamada “clase media” (una vez posicionada, ésta se torna neoliberal: actúa según su esencia), participa en la formación de este cuadro adverso. Como también la tramposa actuación de los mass media (la Prensa: políticos- empresarios de la derecha extrema con careta de periodistas; Canales: 8, 4; Radios: Democracia, Visión [esa gente narcisa madruga todos los días, incluso los sábados, a hacer política reaccionaria]; Periódicos: El Comercio, El Universo, La Hora, Ultimas Noticias), se ha encargado de adulterar los hechos, directamente de mentir para desprestigiar al gobierno (ficticiamente se legitima al poder económico empresarial al poner en boca de la

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Page 1: Elecciones en Ecuador

ECUADOR: banquero Lasso, ¡no!; continuismo con Lenin Moreno, ¡sí! Justo Castillo Freire. EL “OFICIALISMO”.

El gobierno (abstracción hecha de los grandes resultados teóricos y prácticos alcanzados: la Constitución; infraestructura vial, educativa, en salud, eléctrica; recuperación del Estado como agente de desarrollo, la política social; el apoyo a los procesos de integración subregional, el rescate de la soberanía, etc.), por razones de corrupción y guapería cuasi se ha menoscabado solo (debió haberse hecho de nuevo, fácilmente con la Presidencia en primera vuelta). Después de 10 años, con todo a su favor, la “revolución ciudadana”: si pierde en la segunda vuelta, el PRESENTE que va a entregar al pueblo como su proeza final, es un banquero rapaz, neoliberal, en el gobierno.

El Presidente ecuatoriano, Sr. Econ. Correa, ha utilizado la palabreja “mediocres”, para fustigar indistintamente a “tirios y troyanos”; si su sector no gana las elecciones del 2 de abril del 2017, “habrá escupido al cielo”. No se sabe si el sector oficial, tiene conciencia de la gravedad del hecho, pues, “lo que hicieron con la mano …[quizá]… lo habrían borrado con el codo”. En realidad, que más mediocridad, que al término de la década de gobierno, su saldo sea: la extrema derecha reinstalada en Carondelet. Si acontece, el pueblo diría: “No tienen perdón de Dios”.

Ahora bien, nada raro es que el sector oficial culpe al pueblo por votar por la derecha o a ésta, por hacer mala propaganda en su contra, o a factores exógenos: el nuevo “Plan Cóndor”, esto es, de los resultados modestos alcanzados, en el plano político electoral. La crisis económica tiene determinaciones externas (recesión mundial, descenso de precio del barril del petróleo, depreciación de las monedas vecinas, el terremoto y el pago a petroleras), es verdad; la equívocamente llamada “clase media” (una vez posicionada, ésta se torna neoliberal: actúa según su esencia), participa en la formación de este cuadro adverso.

Como también la tramposa actuación de los mass media (la Prensa: políticos-empresarios de la derecha extrema con careta de periodistas; Canales: 8, 4; Radios: Democracia, Visión [esa gente narcisa madruga todos los días, incluso los sábados, a hacer política reaccionaria]; Periódicos: El Comercio, El Universo, La Hora, Ultimas Noticias), se ha encargado de adulterar los hechos, directamente de mentir para desprestigiar al gobierno (ficticiamente se legitima al poder económico empresarial al poner en boca de la

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población la visión de éstos y sus intereses). Pero las razones del moderado apoyo popular no están fundamentalmente allí.

El control sobre los factores endógenos adversos pudo haber sido deficiente en el primer quinquenio de actuación, pero para el segundo no existe justificación para novatada alguna: “La experiencia crea ciencia” se dice; por tanto, las razones que ponen en peligro la continuidad del proceso, son de orden intrínsecas (de comprensión de la verdadera catadura de la oposición y no haberse blindado, amén de la impostura frente al manejo del erario público). LA OPOSICIÓN.

El banquero y sus huestes magnifican el momento crítico (la crisis), la corrupción, la falta de libertades, etc., para efecto de asentar en la conciencia (“imaginario”) de la población la justificación para volver a los paquetazos, a desmontar el modelo socialdesarrollista e imponer el neoliberal (los paquetazos cambiarán radicalmente de frente: de las imposiciones al capital -impuestos a la plusvalía, a las herencias, etc.-, a las elevaciones de los precios de los combustibles, de las tarifas del transporte y de los servicios, amén de congelación de salarios, despidos de empleados públicos, eliminación de los programas de política social y de supresión de los avances en materia de derechos sociales, con una nueva constituyente; adiós al neoconstitucionalismo, retorno de las ALCA, los TLC, que destruyeron la agricultura ejidal mexicana, por ejemplo). LA EXTREMA IZQUIERDA.

Unidad popular, Pachakuti, socialistas (al primero de los cuales se cree pertenecer quién escribe): sector incompetente, no idóneo y fuera de la historia ya, actúa por simple reflejo condicionado: por revancha (irrumpieron en su stablishment, les golpearon en su “bolsillo”: afectaron su modus vivendi –revolucionarios y obesos: ¡bah!); se opone al gobierno, no por racionalidad política como ellos suponen, mucho menos por la histórica. No entiende la magnitud teórica de los avances de la “revolución ciudadana”; por tanto, no puede ponerlos en perspectiva histórica. Cree que la socialdemocracia (modernización capitalista, neoliberalismo del siglo XXI -sic) es la misma en todo momento, que sus ejecutorias son siempre funcionalistas.

A la derecha no se la puede hacer responsable de los efectos nocivos sobre el pueblo que sobrevendrán si gana el banquero Lasso, puesto que está en su derecho (la derecha: Nebot y los suyos) hacer lo que debe según su interés y posición estructural (en la historia los capitalistas cumplen la función de explotación y dominación –desarrollo material del Género); pero la izquierda sí será una de las causantes (la otra es la propia inefectividad oficial): deberá ser señalada con el dedo, por lo que el oficialismo denomina “restauración conservadora”, por propiciar condiciones para que se envalentonen nuevamente los gringos en América Latina, con la defección de los “populismos radicales” del subcontinente latino, luso, caribeño americano. DESENLACE.

En el balotaje, no está dicha la última palabra, de modo que: extremas derecha e izquierda, se pueden quedar finalmente con los “churos hechos” (con “la bata alzada”, dicho según expresión callejera). En realidad, aunque ciertos retrocesos parezcan desmentirlo, la histórica ha proscrito todo tipo de maximalismo (extremismo de izquierda o de derecha), por lo menos en el frente neocolonial del “sistema-mundo”. No se puede arrojar al niño: el aporte subjetivo y fáctico del oficialismo, junto con el agua sucia: la corrupción, de la bañera (aprovechándose del escenario parcialmente adverso, la extrema derecha ha urdido bien la trampa: “a un lado las ideologías, hay que salvar al País, que se cae en pedazos”, declama; el capitalista y el obrero se dan la mano para derrotar al falso

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socialismo). Y, la “guerra civil”, que estaba lista a estallar en Venezuela, se pone a la orden del día, más bien en el Ecuador.

Si gana el banquero, no la tiene fácil (este sector cree que el Ecuador es Honduras, Paraguay, Argentina o Brasil), la población estará frente a la gran oportunidad de reingresar a la “política práctica” (a protagonizar nuevas jornadas heroicas de lucha): a bregar por la cristalización de la utopía, que empezó a hacerse realidad cuando los primeros pininos del gobierno de turno: de Correa y la Revolución ciudadana (miopía: no se creó una “Guardia de la Revolución”, para enfrentarse con el enemigo –García Linera-; y, cuando la extrema derecha prevé desmontar el aparataje, piensan recurrir a la “muerte cruzada”). Es obvio, el proceso de cambio evolutivo se retrasará; razón por la que debe insistirse sobre lo mismo: aunque no sea del agrado, lo sensato es sufragar por el candidato Lenin Moreno.

Frente al “continuismo”, la tarea que sigue, por fuerza debe consistir en forcejear con inteligencia en el seno del gobierno, para inducir la “profundización de la revolución” (que el movimiento retorne a sus fuentes, en el sentido de que la conducta se apegue de modo irrestricto a la letra garantista de la Constitución), de manera que el País se encamine hacia la democratización del factor capital, a la formación efectiva de capacidades humanas, en perspectiva de creación de las condiciones para que se instauren los rudimentos del sistema de la “economía popular solidaria”, como la única manera de enfrentar dificultades presentes para el pueblo trabajador, tanto como las que van a sobrevenir de modo obligado, en el proceso de reproducción social, de carácter capitalista. Quito, 7 de marzo del 2017.