el viejo y el mar - webclasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —lo...

60
El Viejo y el Mar Por Ernest Hemingway

Upload: others

Post on 05-Oct-2020

3 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

ElViejoyelMar

Por

ErnestHemingway

Page 2: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

EraunviejoquepescabasoloenunboteenlacorrientedelGolfoyhacíaochentaycuatrodíasquenocogíaunpez.Enlosprimeroscuarentadíashabíatenido consigo a un muchacho. Pero después de cuarenta días sin haberpescado, los padres del muchacho le habían dicho que el viejo estabadefinitivayrematadamentesalao,locualeralapeorformadelamalasuerte;yporordendesuspadres,elmuchachohabíasalidoenotrobote,quecogiótresbuenospeceslaprimerasemana.Entristecíaalmuchachoveralviejoregresartodos los días con su bote vacío, y siempre bajaba a ayudarle a cargar losrollos de sedal o el bicheroy el arpóny la vela arrollada almástil.Lavelaestaba remendada con sacos de harina y, arrollada, parecía una bandera enpermanentederrota.

Elviejoeraflacoydesgarbado,conarrugasprofundasenlaparteposteriordel cuello. Las pardas manchas del benigno cáncer de la piel que el solproduce con sus reflejos en el mar tropical, estaban en sus mejillas. Estaspecascorríanporlosladosdesucarahastabastanteabajo,ysusmanosteníanlashondascicatricesquecausalamanipulacióndelascuerdascuandosujetanlosgrandespeces.Peroningunadeestascicatriceserareciente.Erantanviejascomolaserosionesdeunáridodesierto.

Todoenéleraviejo,salvosusojos;yéstosteníanelcolormismodelmaryeranalegreseinvictos.

—Santiago —le dijo el muchacho trepando por la orilla desde dondequedaba varado el bote—.Yo podría volver con usted.Hemos hecho algúndinero.

El viejo había enseñado al muchacho a pescar, y el muchacho le teníacariño.

—No—dijoelviejo—.Túsalesenunbotequetienebuenasuerte.Sigueconellos.

—Perorecuerdequeunavezllevabaochentaysietedíassinpescarnadayluegocogimospecesgrandestodoslosdíasdurantetressemanas.

—Lo recuerdo —dijo el viejo—, y yo sé que no me dejaste porquehubiesesperdidolaesperanza.

—Fuepapáquienmeobligó.Soyunchiquilloytengoqueobedecerlo.

—Losé—dijoelviejo—.Escompletamentenormal.

—Papánotienemuchafe.

—No.Peronosotros,sí,¿verdad?

—Sí —dijo el muchacho—. ¿Me permite brindarle una cerveza en La

Page 3: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

Terraza?Luegollevaremoslascosasacasa.

—¿Porquéno?—dijoelviejo—.Entrepescadores.

Se sentaron enLaTerraza.Muchos de los pescadores se reían del viejo,peroélnosemolestaba.Otros,entre losmásviejos, lomirabanyseponíantristes.Peronolomanifestabanysereferíancortésmentealacorrienteyalashondonadasdondehabíantendidosussedales,alcontinuobuentiempoyalosque habían visto. Los pescadores que aquel día habían tenido éxito habíanllegadoyhabíanlimpiadosusagujasylasllevabantendidassobredostablas—dos hombres tambaleándose al extremo de cada tabla— a la pescadería,donde esperaban a que el camión del hielo las llevara al mercado, a LaHabana.Losquehabíanpescadotiburonesloshabíanllevadoalafactoríadetiburonesalotroladodelaensenada,dondeeranizadosenaparejosdepolea;lessacabanloshígados,lescortabanlasaletasylosdesollabanycortabansucarneentrozosparasalarla.

CuandoelvientosoplabadelEste,elhedorseextendíaatravésdelpuerto,procedentede la fábrica tiburonera;perohoynosenotabamásqueundébiltufoporqueelvientohabíavueltoalNorteyluegohabíadejadodesoplar.Eraagradableestarallí,alsol,enLaTerraza.

—Santiago—dijoelmuchacho.

—¿Qué?—respondió el viejo. Con el vaso en la mano pensaba en lascosasdehacíamuchosaños.

—¿Puedoirabuscarlesardinasparamañana?

—No. Ve a jugar al béisbol. Todavía puedo remar, y Rogelio tirará laatarraya.

—Me gustaría ir. Si no puedo pescar con usted,me gustaría servirlo dealgunamanera.

—Mehaspagadounacerveza—dijoelviejo—.Yaeresunhombre.

—¿Quéedadteníayocuandoustedmellevóporprimeravezenunbote?

—Cincoaños.Yporpocopierdeslavidacuandosubíaquelpezdemasiadovivoqueestuvoapuntodedestrozarelbote.¿Teacuerdas?

—Recuerdocómobrincabaypegabacoletazos,yqueelbancoserompía,yel ruidode losgarrotazos.Recuerdoqueustedmearrojóa laproa,dondeestaban los sedales mojados y enrollados. Y recuerdo que todo el bote seestremecía,yelestrépitoqueustedarmabadándolegarrotazoscomositalaraunárbol,yelpegajosoolorasangrequemeenvolvía.

—¿Lorecuerdasrealmenteoesqueyotelohecontado?

Page 4: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

—Lorecuerdotodo,desdelaprimeravezquesalimosjuntos.

Elviejolomiróconsusamorososyconfiadosojosquemadosporelsol.

—Sifuerashijomío,mearriesgaríaallevarte—dijo—.Perotúeresdetupadreydetumadre,ytrabajasenunbotequetienesuerte.

—¿Puedo ir a buscarle las sardinas?También sé dónde conseguir cuatrocarnadas.

—Tengolasmías,quemehansobradodehoy.Laspuseensalenlacaja.

—Déjemetraerlecuatrocebosfrescos.

—Uno—dijo el viejo. Su fe y su esperanza no le habían fallado nunca.Peroahoraempezabanarevigorizarsecomocuandoselevantalabrisa.

—Dos—dijoelmuchacho.

—Dos—aceptóelviejo—.¿Noloshasrobado?

—Lohubierahecho—dijoelmuchacho—.Peroestosloscompré.

—Gracias—dijoelviejo.Erademasiadosimpleparapreguntarsecuándohabíaalcanzadolahumildad.Perosabíaquelahabíaalcanzadoysabíaquenoeravergonzosoyquenocomportabapérdidadelorgulloverdadero.

—Conestabrisaligera,mañanavaahacerbuendía—dijo.

—¿Adóndepiensair?—lepreguntóelmuchacho.

—Saldré lejos para regresar cuando cambie el viento.Quiero estar fueraantesqueseadedía.

—Voyahacerquemipatrónsalgalejosatrabajar—dijoelmuchacho—.Siustedenganchaalgorealmentegrande,podremosayudarle.

—Atupatrónnolegustasalirdemasiadolejos.

—No—dijoelmuchacho—,peroyoveréalgoqueélnopodráver:unavetrabajando,porejemplo.Asíharéquesalgasiguiendoalosdorados.

—¿Tanmalatienelavista?

—Estácasiciego.

—Esextraño—dijoelviejo—.Jamáshaidoalapescadetortugas.Esoesloquematalosojos.

—Peroustedhaidoalapescadetortugasdurantevariosaños,porlacostadelosMosquitos,ytienebuenavista.

—Yosoyunviejoextraño.

—Pero, ¿ahora se siente bastante fuerte como para un pez realmente

Page 5: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

grande?

—Creoquesí.Yhaymuchostrucos.

—Vamosallevarlascosasacasa—dijoelmuchacho—.Luegocogerélaatarrayaymeiréabuscarlassardinas.

Recogieronelaparejodelbote.Elviejoseechóelmástilalhombroyelmuchacho cargó la caja de madera de los enrollados sedales pardos deapretadamalla,elbicheroyelarpónconsumango.Lacajade lascarnadasestaba bajo la popa, junto a la porra que usaba para rematar a los pecesgrandes cuando los arrimaba al bote. Nadie sería capaz de robarle nada alviejo;peroeramejorllevarlavelaylossedalesgruesos,puestoqueelrololosdañaba,yaunqueestabasegurodequeningunodelalocalidadlerobaríanada,elviejopensabaqueelarpónyelbicheroerantentaciones,yquenohabíaporquédejarlosenelbote.

Marcharon juntos camino arriba hasta la cabaña del viejo y entraron; lapuertaestabaabierta.Elviejoinclinóelmástilconsuvelaarrolladacontralaparedyelmuchachopusolacajayelrestodelaparejojuntoaél.Elmástileracasitanlargocomolahabitaciónúnicadelachoza.Estaúltimaestabahechadelasreciaspencasdelapalmarealquellamanguano,yhabíaunacama,unamesa,unasillayunlugarenelpisodetierraparacocinarconcarbón.Enlasparedes, de pardas, aplastadas y superpuestas hojas de guano de resistentefibra,habíaunaimagenencoloresdelSagradoCorazóndeJesúsyotradelaVirgen del Cobre. Éstas eran reliquias de su esposa. En otro tiempo habíahabido una desvaída foto de su esposa en la pared, pero la había quitadoporquelehacíasentirsedemasiadosoloelverla,yahoraestabaenelestantedelrincón,bajosucamisalimpia.

—¿Quétieneparacomer?—preguntóelmuchacho.

—Unacazueladearrozamarilloconpescado.¿Quieresunpoco?

—No.Comeréencasa.¿Quierequeleenciendalacandela?

—No.Yolaencenderéluego.Oquizáscomaelarrozfrío.

—¿Puedollevarmelaatarraya?

—Desdeluego.

Nohabíaningunaatarraya.Elmuchachorecordabaquelahabíanvendido.Pero todos los días pasaban por esta ficción. No había ninguna cazuela dearrozamarilloconpescado,yelmuchacholosabíaigualmente.

—El ochenta y cinco es un número de suerte—dijo el viejo—. ¿Qué teparecesimevierasvolverconunpezque,encanal,pesaramásdemillibras?

—Voy a coger la atarraya y saldré a pescar las sardinas. ¿Se quedará

Page 6: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

sentadoalsol,alapuerta?

—Sí. Tengo ahí el periódico de ayer y voy a leer los resultados de lospartidosdebéisbol.

Elmuchacho sepreguntó si el«periódicodeayer»no sería tambiénunaficción.Peroelviejolosacódedebajodelacama.

—Pericomelodioenlabodega—explicó.

—Volverécuandohayacogidolassardinas.Guardarélassuyasjuntoconlasmíasenelhieloyporlamañananoslasrepartiremos.Cuandoyovuelva,mecontarálodelbéisbol.

—LosYankeesdeNuevaYorknopuedenperder.

—PeroyolestengomiedoalosIndiosdeCleveland.

—TenfeenlosYankeesdeNuevaYork,hijo,piensaenelgranDiMaggio.

—LestengomiedoalosTigresdeDetroityalosIndiosdeCleveland.

—Ten cuidado, no vayas a tenerles miedo también a los Rojos deCincinnattiyalosWhiteSoxdeChicago.

—Ustedestudiaesoymelocuentacuandovuelva.

—¿Creesquedebiéramoscomprarunosbilletesdelaloteríaqueterminenenunochentaycinco?Mañanahaceeldíaochentaycinco.

—Podemoshacerlo—dijoelmuchacho—.Pero,¿quémedicedesugranrécord,elochentaysiete?

—Nopodríasucederdosveces.¿Creesquepuedasencontrarunochentaycinco?

—Puedopedirlo.

—Un billete entero. Eso hace dos pesos y medio. ¿Quién podríaprestárnoslos?

—Esoesfácil.Yosiempreencuentroquienmeprestedospesosymedio.

—Creo que yo también. Pero trato de no pedir prestado. Primero pidesprestado;luegopideslimosna.

—Abríguese, viejo —dijo el muchacho—. Recuerde que estamos enseptiembre.

—El mes en que vienen los grandes peces—dijo el viejo—. En mayocualquieraespescador.

—Ahoravoyporlassardinas—dijoelmuchacho.

Page 7: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

Cuandovolvióelmuchacho,elviejoestabadormidoenlasilla.Elsolseestabaponiendo.Elmuchachocogióde la cama la frazadadel viejoy se laechó sobre los hombros. Eran unos hombros extraños, todavía poderosos,aunquemuyviejos,yelcuelloeratambiénfuertetodavía,ylasarrugasnoseveían tanto cuando el viejo estaba dormido y con la cabeza derribada haciaadelante. Su camisa había sido remendada tantas veces que estaba como lavela;ylosremiendos,descoloridosporelsol,erandevariostonos.Lacabezadelhombreera,sinembargo,muyviejayconsusojoscerradosnohabíavidaensu rostro.Elperiódicoyacíasobresus rodillasyelpesodesusbrazos losujetabaallícontralabrisadelatardecer.Estabadescalzo.

Elmuchacholodejóallí,ycuandovolvió,elviejoestabatodavíadormido.

—Despierte, viejo —dijo el muchacho, y puso su mano en una de lasrodillasdeéste.

El viejo abrió los ojos y por unmomento fue como si regresara demuylejos.Luegosonrió.

—¿Quétraes?—preguntó.

—Lacomida—dijoelmuchacho—.Vamosacomer.

—Notengomuchahambre.

—Vamos,vengaacomer.Nopuedepescarsincomer.

—Habráquehacerlo—dijoelviejo,levantándoseycogiendoelperiódicoydoblándolo.Luegoempezóadoblarlafrazada.

—Nosequitelafrazada—dijoelmuchacho—.Mientrasyoviva,ustednosaldráapescarsincomer.

—Entoncesvivemuchotiempo,ycuídate—dijoelviejo—.¿Quévamosacomer?

—Frijolesnegrosconarroz,plátanosfritosyunpocodeasado.

El muchacho lo había traído de La Terraza en una cantina. Traía en elbolsillodosjuegosdecubiertos,cadaunoenvueltoenunaservilletadepapel.

—¿Quiéntehadadoesto?

—Martín.Eldueño.

—Tengoquedarlelasgracias.

—Yayoselashedado—dijoelmuchacho—.Notienequedárselasusted.

—Ledaré laventrechadeungranpescado—dijoelviejo—.¿Hahechoestopornosotrosmásdeunavez?

Page 8: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

—Creoquesí.

—Entonces tendré que darlemás que la ventrecha. Esmuy consideradoconnosotros.

—Mandódoscervezas.

—Megustamáslacervezaenlata.

—Lo sé. Pero esta es en botella. Cerveza Hatuey. Y yo devuelvo lasbotellas.

—Muyamabledetuparte—dijoelviejo—.¿Comemos?

—Esloqueyoproponía—ledijoelmuchacho—.Nohequeridoabrirlacantinahastaqueestuvieraustedlisto.

—Yaestoylisto—dijoelviejo—.Sólonecesitabatiempoparalavarme.

«¿Dóndese lava?»,pensóelmuchacho.Elpozodelpuebloestabaadoscuadrasdedistancia,caminoabajo.«Debídehaberle traídoagua—pensóelmuchacho—,yjabón,yunabuenatoalla.¿Porquéserétandesconsiderado?Tengoqueconseguirleotracamisayunyáquetparaelinvierno,yalgunaclasedezapatos,yotrafrazada».

—Tuasadoesexcelente—dijoelviejo.

—Háblemedebéisbol—lepidióelmuchacho.

—En laLigaAmericana, como te dije, losYankees—dijo el viejomuycontento.

—Hoyperdieron—ledijoelmuchacho.

—Esonosignificanada.ElgranDiMaggiovuelveaserloqueera.

—Tienenotroshombresenelequipo.

—Naturalmente.Peroconél lacosaesdiferente.En laotra liga,entreelBrooklyn y el Filadelfia, tengo que quedarme con el Brooklyn. Pero luegopiensoenDickSisleryenaquelloslineazossuyosenelviejoparque.

—Nuncahubonadacomoellos.Jamáshevistoanadiemandar lapelotatanlejos.

—¿RecuerdascuandoveníaaLaTerraza?Yoqueríallevarloapescar,peroera demasiado tímido para proponérselo. Luego te pedí a ti que se lopropusieras,ytúerastambiéndemasiadotímido.

—Losé.Fueungranerror.Pudohaber idoconnosotros.Luegoesonoshubieraquedadoparatodalavida.

—MehubiesegustadollevarapescaralgranDiMaggio—dijoelviejo—.

Page 9: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

Dicen que su padre era pescador. Quizás fuese tan pobre como nosotros ycomprendiera.

—ElpadredelgranSislernofuenuncapobre,yjugóenlasGrandesLigascuandoteníamiedad.

—CuandoyoteníatuedadmehallabademarineroenunvelerodealturaqueibaalÁfrica,yhevistoleonesenlasplayasalatardecer.

—Losé.Ustedmelohacontado.

—¿HablamosdeÁfricaodebéisbol?

—Mejor de béisbol —dijo el muchacho—. Hábleme del gran John J.McGraw.

—Aveces, en losviejos tiempos, solíavenir tambiénaLaTerraza.Peroerarudoybocón,ydifícilcuandoestababebido.Nosólopensabaenlapelota,sino también en los caballos. Por lo menos llevaba listas de caballosconstantemente en el bolsillo y con frecuencia pronunciaba nombres decaballosporteléfono.

—Era un gran director—dijo elmuchacho—.Mi padre cree que era elmásgrande.¿Quiénesrealmentemejordirector:LuqueoMikeGonzález?

—Creoquesoniguales.

—Elmejorpescadoresusted.

—No.Conozcootrosmejores.

—Qué va —dijo el muchacho—. Hay muchos buenos pescadores yalgunosgrandespescadores.Perocomousted,ninguno.

—Gracias.Mehacesfeliz.Ojalánosepresenteunpeztangrandequenoshagaquedarmal.

—Noexistetalpez,siestáustedtanfuertecomodice.

—Quizá no esté tan fuerte como creo —dijo el viejo—. Pero conozcomuchostrucos,ytengovoluntad.

—Ahora debiera ir a acostarse para estar descansado por lamañana.YollevaréotravezlascosasaLaTerraza.

—Entoncesbuenasnoches.Tedespertaréporlamañana.

—Ustedesmidespertador—dijoelmuchacho.

—La edad es mi despertador —dijo el viejo—. ¿Por qué los viejos sedespertarántantemprano?¿Seráparatenerundíamáslargo?

—Nolosé—dijoelmuchacho—.Loúnicoqueséesque los jovencitos

Page 10: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

duermenprofundamenteyhastatarde.

—Lorecuerdo—dijoelviejo—.Tedespertarétemprano.

—Nomegustaqueelpatrónmedespierte.Escomosiyofuerainferior.

—Comprendo.

—Queduermabien,viejo.

Elmuchachosalió.Habíancomidosinluzenlamesa,yelviejosequitóelpantalón y se fue a la cama a oscuras. Enrolló el pantalón para hacer unaalmohada, y puso luego el periódico dentro. Se envolvió en la frazada ydurmiósobrelosotrosperiódicosviejosquecubríanlosmuellesdelacama.

Se quedó dormido enseguida y soñó conÁfrica, en la época en que eramuchacho, y con las largas playasdoradasy las playasblancas, tanblancasque lastimaban los ojos, y los altos promontorios y las grandes montañaspardas.Vivía entonces todas lasnoches a lo largode aquella costay en sussueñossentíaelrugidodelasolascontralarompienteyveíaveniratravésdeellas los botes de los nativos. Sentía el olor a brea y estopa de la cubiertamientrasdormía,y sentíaelolordeÁfricaque labrisade tierra traíapor lamañana.

Generalmente, cuandoolía labrisade tierra, despertabay sevestía, y seibaadespertaralmuchacho.Peroestanocheelolordelabrisadetierravinomuy tempranoyél sabíaqueerademasiado tempranoensusueño,y siguiósoñandoparaver losblancospicosde las islasquese levantabandelmar.YluegosoñabaconlosdiferentespuertosyfondeaderosdelasIslasCanarias.

No soñaba ya con tormentas, ni con mujeres, ni con grandesacontecimientos,nicongrandespeces,niconpeleas,niconcompeticionesdefuerza,niconsuesposa.Sólosoñabayacon lugares,ycon los leonesen laplaya. Jugaban como gatitos a la luz del crepúsculo y él les tenía cariño lomismo que al muchacho. No soñaba jamás con el muchacho. Simplementedespertaba,mirabaporlapuertaabiertaalalunaydesenrollabasupantalónyse loponía.Orinaba juntoa lachozay luegosubíaalcaminoadespertaralmuchacho.Temblabapor el fríode lamañana.Pero sabíaque temblando secalentaríayqueprontoestaríaremando.

Lapuertadelacasadondevivíaelmuchachonoestabacerradaconllave;la abrió calladamente y entró descalzo. Elmuchacho estaba dormido en uncatreenelprimercuarto,yelviejopodíaverloclaramentealaluzdelalunamoribunda.Lecogióconsuavidadunpieyloapretóhastaqueelmuchachodespertóy sevolvióy lomiró.Elviejo lehizouna señacon la cabezay elmuchachocogiósupantalóndelasillajuntoalacamay,sentándoseenella,selopuso.

Page 11: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

El viejo salió afuera y el muchacho vino tras él. Estaba soñoliento y elviejoleechóelbrazosobreloshombrosydijo:

—Losiento.

—Quéva—dijoelmuchacho—.Esloquedebehacerunhombre.

Marcharon camino abajo hasta la cabañadel viejo; y a todo lo largodelcamino,enlaoscuridad,seveíanhombresdescalzosportandolosmástilesdesusbotes.

Cuando llegaron a la choza del viejo, elmuchacho cogió de la cesta losrollos del sedal, el arpóny el bichero; y el viejo llevó elmástil con la velaarrolladaalhombro.

—¿Quiereustedcafé?—preguntóelmuchacho.

—Pondremoselaparejoenelboteyluegotomaremosunpoco.

Tomaron café en latas de leche condensada en un puesto que abríatempranoyservíaalospescadores.

—¿Qué tal ha dormido, viejo? —preguntó el muchacho. Ahora estabadespertandoaunquetodavíaleeradifícildejarsusueño.

—Muybien,Manolín—dijoelviejo—.Hoymesientoconfiado.

—Lomismoyo—dijoelmuchacho—.Ahoravoyabuscarsussardinasylasmíasysuscarnadasfrescas.Eldueñotraeélmismoelaparejo.Noquierenuncaquenadiellevenada.

—Somosdiferentes—dijoelviejo—.Yotedejaballevarlascosascuandoteníascincoaños.

—Losé—dijo elmuchacho—.Vuelvoenseguida.Tomeotro café.Aquítenemoscrédito.

Salió,descalzo,porlasrocasdecoralhastalaneveradondeseguardabanlascarnadas.

Elviejotomólentamentesucafé.Eraloúnicoquebeberíaentodoeldía,ysabía que debía tomarlo. Hacía mucho tiempo que le mortificaba comer, yjamás llevabaunalmuerzo.Teníaunabotelladeaguaen laproadelbote,yesoeraloúnicoquenecesitabaparatodoeldía.

El muchacho estaba de regreso con las sardinas y las dos carnadasenvueltasenunperiódico,ybajaronpor laveredahastaelbote,sintiendo laarenaconpiedrecitasdebajodelospies,ylevantaronelboteyloempujaronalagua.

—Buenasuerte,viejo.

Page 12: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

—Buena suerte —dijo el viejo. Ajustó las amarras de los remos a lostoletes, y echándose adelante contra los remos, empezó a remar, y salió delpuertoenlaoscuridad.Habíaotrosbotesdeotrasplayasquesalíanalamar,yelviejosentíasumergirselaspalasdelosremosyempujar,aunquenopodíaverlosahoraquelalunasehabíaocultadodetrásdelaslomas.

Avecesalguienhablabaenunbote.Peroensumayoríalosbotesibanensilencio, salvo por el rumor de los remos. Se desplegaron después de habersalido de la boca del puerto, y cada uno se dirigió hacia aquella parte delocéanodondeesperabaencontrarpeces.Elviejosabíaquesealejaríamuchode la costa y dejó atrás el olor a tierra y entró remando en el limpio olormatinaldelocéano.Violafosforescenciadelossargazosenelaguamientrasremaba sobre aquella parte del océano que los pescadores llaman «el granhoyo»porqueseproducíaunasúbitahondonadadesetecientasbrazas,dondesecongregabatodasuertedepecesdebidoalremolinoquehacíalacorrientecontra las escabrosas paredes del lecho del océano. Había aquíconcentraciones de camarones y peces de carnada, y a veces manadas decalamares en los hoyos más profundos, y de noche se levantaban a lasuperficie,dondetodoslospecesmerodeadoressecebabanenellos.

Enlaoscuridadelviejopodíasentirvenir lamañanay,mientrasremaba,oíaeltemblorosorumordelospecesvoladoresquesalíandelaguayelsiseoquesus rígidasalashacíansurcandoelaireen laoscuridad.Sentíaunagranatracción por los peces voladores, que eran sus principales amigos en elocéano. Sentía compasión por las aves; especialmente por las pequeñas,delicadas y oscuras golondrinas de mar que andaban siempre volando ybuscando,ycasinuncaencontraban,ypensó:«Lasavesllevanunavidamásduraquenosotros,salvolasderapiñaylasgrandesyfuertes.¿Porquéhabránhechopájarostandelicadosytanfinoscomoesasgolondrinasdemar,cuandoelocéanoescapazdetantacrueldad?Lamaresdulceyhermosa.Peropuedesercruel,yseencolerizamuysúbitamente,yesospájarosquevuelanpicandoycazando,consustristesvocecillas,sondemasiadodelicadosparalamar».

Decíasiemprelamar.Asíescomoledicenenespañolcuandolaquieren.Aveceslosquelaquierenhablanmaldeella,perolohacensiemprecomosifueraunamujer.Algunosdelospescadoresmásjóvenes,losqueusabanboyasy flotadorespara sus sedalesy teníanbotesdemotorcompradoscuando loshígados de tiburón se cotizaban alto, empleaban el artículo masculino, lellamabanelmar.Hablabandelmarcomodeuncontendienteounlugar,ounenemigo. Pero el viejo lo concebía siempre como perteneciente al génerofemeninoycomoalgoqueconcedíaonegabagrandesfavores,ysihacíacosasperversas y terribles era porque no podía remediarlo. La luna, pensaba, leafectabalomismoqueaunamujer.

Remaba firme y seguidamente, y no le costaba un esfuerzo excesivo

Page 13: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

porquesemanteníaensu límitedevelocidad,y la superficiedelocéanoeraplana, salvo por los ocasionales remolinos de la corriente. Dejaba que lacorrientehicieraunterciodesutrabajo;ycuandoempezóaclarear,vioquesehallabayamáslejosdeloquehabíaesperadoestaraesahora.

«Durante una semana —pensó—, he trabajado en las profundashondonadas, y no hice nada.Hoy trabajaré allá donde están lasmanchas debonitosyalbacoras,yacasohayaunpezgrandeconellos».

Antes de que se hiciera realmente de día, había sacado sus carnadas yestaba derivando con la corriente. Un cebo llegaba a una profundidad decuarenta brazas. El segundo, a sesenta y cinco, y el tercero y el cuartodescendíanhastaelaguaazulacienycientoveinticincobrazas.

Cadacebopendíacabezaabajoconelastao tallodelanzuelodentrodelpescadoqueservíadecarnada,sólidamentecosidoyamarrado; toda lapartesalientedelanzuelo,lacurvayelgarfio,estabarecubiertadesardinasfrescas.Cada sardina había sido empalada por los ojos, de modo que hacían unasemiguirnalda en el acero saliente.No había ninguna parte del anzuelo quepudieradaraungranpez la impresióndequenoeraalgosabrosoydeolorapetecible.

Elmuchacholehabíadadodospequeñosbonitosfrescos,quecolgabandelossedalesmásprofundoscomoplomadas,yen losotros teníaunaabultadacojinúayuncibelequehabíansidousadosantes,peroestabanenbuenestadoy las excelentes sardinas les prestaban aroma y atracción. Cada sedal, delespesordeunlápizgrande,ibaenroscadoaunavarillaverdosa,demodoquecualquier tirónopicada al ceboharía sumergir la varilla; y cada sedal teníados adujas o rollos de cuarenta brazas que podían empatarse a los rollos derepuesto, de modo que, si era necesario, un pez podía llevarse más detrescientasbrazas.

Elhombrevioahoradescender las tresvarillas sobre labordadelboteyremó suavemente para mantener los sedales estirados y a su debidaprofundidad.Eradíaplenoyelsolpodíasalirencualquiermomento.

Elsol se levantó tenuementedelmaryelviejopudover losotrosbotes,bajitosenelagua,ybienhacialacosta,desplegadosatravésdelacorriente.El sol se tornó más brillante y su resplandor cayó sobre el agua; luego, allevantarsemás en el cielo, el planomar lo hizo rebotar contra los ojos delviejo, hasta causarle daño; y siguió remando sinmirarlo.Miraba al agua yvigilabalossedalesquesesumergíanverticalmenteenlatiniebladeésta.Losmanteníamásrectosquenadie,demaneraqueacadanivelenlatiniebladelacorriente hubiera un cebo esperando, exactamente donde él quería queestuviera,porcualquierpezquepasaraporallí.Otroslosdejabancorreraladeriva con la corriente y a veces estaban a sesenta brazas cuando los

Page 14: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

pescadorescreíanqueestabanacien.

«Pero—pensóelviejo—yolosmantengoconprecisión.Loquepasaesqueyanotengosuerte.Pero,¿quiénsabe?Acasohoy.Cadadíaesunnuevodía.Esmejortenersuerte.Peroyoprefieroserexacto.Luego,cuandovengalasuerte,estarédispuesto».

El sol estaba en esemomento a dos horas de altura, y no le hacía tantodañoalosojosmiraralEste.Ahorasólohabíatresbotesalavista,ylucíanmuybajoymuylejoshacialaorilla.

«Todamividamehahechodañoenlosojoselsolnaciente—pensó—.Sinembargo, todavía están fuertes. Al atardecer, puedo mirarlo de frente sindeslumbrarme. Y por la tarde tiene más fuerza. Pero por la mañana esdoloroso».

Justamenteentonces,vinounadeesasavesmarinasllamadasfragatasconsus largas alas negras girando en el cielo sobre él. Hizo una rápida picada,ladeándose hacia abajo, con sus alas tendidas hacia atrás, y luego siguiógirandonuevamente.

—Hacogidoalgo—dijoenvozaltaelviejo—.Nosóloestámirando.

Remó lentamente y con firmeza hacia donde estaba el ave trazandocírculos.Noseapuróymantuvolossedalesverticalmente.Perohabíaforzadoun poco la marcha a favor de la corriente, de modo que todavía estabapescando con corrección, pero más lejos de lo que hubiera pescado si notrataradeguiarseporelave.

El ave se elevómás en el aire y volvió a girar, con sus alas inmóviles.Luego picó de súbito, y el viejo vio una partida de peces voladores quebrotabandelaguaynavegabandesesperadamentesobrelasuperficie.

—Dorados—dijoenvozaltaelviejo—.Doradosgrandes.

Montólosremosysacóunpequeñosedaldedebajodelaproa.Teníaunalambreyunanzuelodetamañomediano,ylocebóconunadelassardinas.Lo soltó por la borda y lo amarró a una argolla a popa.Luego cebó el otrosedalylodejóenrolladoalasombradelaproa.Volvióaremaryamiraralavenegradelargasalasqueahoratrabajabaapocaalturasobreelagua.

Mientrasélmiraba,elavepicódenuevoladeandosusalasparaelbuceo,yluegosalióagitándolasfieraysutilmente,siguiendoalospecesvoladores.Elviejo podía ver la leve comba que formaba en el agua el dorado grandesiguiendoalospecesfugitivos.Losdoradoscorrían,disparados,bajoelvuelode lospecesyestarían,corriendovelozmente,enel lugardondecayeran lospecesvoladores.«Esungranbandodedorados—pensó—.Estándesplegadosampliamente:pocasprobabilidadesdeescapar tienen lospecesvoladores.El

Page 15: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

ave no tiene oportunidad. Los peces voladores son demasiado grandes paraella,yvandemasiadovelozmente».

Elhombreobservócómolospecesvoladoresirrumpíanunayotravez,ylosinútilesmovimientosdelave.«Esamanchadepecessemehaescapado—pensó—. Se están alejando demasiado rápidamente, y van demasiado lejos.Peroacasocojaalgunoextraviado,yesposiblequemipezgrandeestéensusalrededores.Mipescadograndetienequeestarenalgunaparte».

Lasnubes se levantabanahora sobre la tierra comomontañas, y la costaerasólounalargalíneaverdeconlaslomasazul-grisesdetrásdeella.Elaguaeraahoradeunazulprofundo,tanoscuroquecasiresultabaviolado.Albajarlavista,vioelcolorrojodelplanctonenelaguaoscura,ylaextrañaluzqueahoradabaelsol.Examinósussedales,ylosviodescenderrectamentehaciaabajo,yperdersedevista;ysesintiófelizviendotantoplancton,porqueesosignificabaquehabíapeces.

Laextrañaluzqueelsolhacíaenelagua,ahoraqueelsolestabamásalto,significababuentiempo,ylomismolaformadelasnubessobrelatierra.Peroelaveestabaahoracasifueradelalcancedelavistayenlasuperficiedelaguanoaparecíanmásquealgunosparchesdeamarillosargazorequemadoporelsol, y la violada, redondeada, iridiscente y gelatinosa vejiga de unamedusaqueflotabaacortadistanciadelbote.Flotabaalegrementecomounaburbujaconsuslargosymortíferosfilamentospurpurinosaremolqueporespaciodeunayarda.

—Aguamala—dijoelhombre—.Puta.

Desde donde se balanceaba suavemente contra sus remos, bajó la vistahacia el agua y vio los diminutos peces que tenían el color de los largosfilamentosynadabanentreellosybajolabrevesombraquehacíalaburbujaensumovimientoaladeriva.Eraninmunesasuveneno.Peroelhombre,no,ycuandoalgunosdelosfilamentosseenredabanenelcordelypermanecíanallí,viscososyviolados,mientraselviejolaborabaporlevantarunpez,sufríaverdugonesyexcoriacionesenlosbrazosymanos,comolosqueproducenelguao y la hiedra venenosa. Pero estos envenenamientos por el agua malaactuabanrápidamenteycomolatigazos.

Lasburbujasiridiscenteseranbellas.Peroeranlacosamásfalsadelmar,yelviejogozabaviendocómoselascomíanlastortugasmarinas.Lastortugaslasveían,selesacercabanpordelante,luegocerrabanlosojos,demodoque,con su carapacho, estaban completamente protegidas, y se las comían confilamentos y todo. El viejo gustaba de ver a las tortugas comiéndoselas ygustaba de caminar sobre ellas en la playa, después de una tormenta, oírlasreventarcuandolesponíaencimasuspiescallosos.

Page 16: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

Le encantaban las tortugas verdes y los careyes con su elegancia yvelocidad, y su gran valor; y sentía un amistoso desdén por las estúpidastortugas llamadas caguamas, amarillosas en su carapacho, extrañas en suscopulaciones,ycomiendomuycontentasconsusojoscerrados.

Nosentíaningúnmisticismoacercadelastortugas,aunquehabíanavegadomuchosañosenbarcostortugueros.Lesteníalástima;lástimasentíahastadelos grandes «baúles», que eran tan largos como el bote y pesaban unatonelada. Por lo general, la gente no tiene piedad de las tortugas porque elcorazón de una tortuga sigue latiendo varias horas después que han sidomuertas.Peroelviejopensó:«Tambiényotengouncorazónasí,ymispiesymis manos son como los suyos». Se comía sus blancos huevos para darsefuerza.Loscomíatodoelmesdemayoparaestarfuerteenseptiembreysalirenbuscadelospecesverdaderamentegrandes.

Tambiéntomabaadiariounatazadeaceitedehígadodetiburónsacándolodeltanquequehabíaenlabarracadondemuchosdelospescadoresguardabansuaparejo.Estabaallí,paratodoslospescadoresqueloquisieran.Lamayoríade lospescadoresdetestaban su sabor.Peronoerapeorque levantarsea lashorasenqueselevantaban,yeramuybuenocontratodosloscatarrosygripes,yerabuenoparasusojos.

Ahoraelviejoalzólavistayvioqueelaveestabagirandodenuevoenelaire.

—Haencontradopeces—dijoenvozalta.Ningúnpezvoladorrompíalasuperficieynohabíadesparramodepecesdecarnada.Peromientrasmirabaelanciano,unpequeñobonitoselevantóenelaire,giróycayódecabezaenelagua. El bonito emitió unos destellos de plata al sol, y después que hubovueltoalagua,otroyotromásselevantaron,yestabanbrincandoentodaslasdirecciones, batiendo el agua y dando largos saltos detrás de sus presas,cercándolas,espantándolas.

«Si no van demasiado rápidos, los alcanzaréis» pensó el viejo, y vio lamanchabatiendoelagua,demodoqueerablancadeespuma,yahoraelavepicabaybuceabaenbuscadelospeces,forzadosasubiralasuperficieporelpánico.

—Elaveesunagranayuda—dijoelviejo.

Justamente entonces el sedal de popa se tensó bajo su pie, en el puntodonde había guardado un rollo de sedal, y soltó los remos y tanteó el sedalpara ver qué fuerza tenían los tirones del pequeño bonito; y sujetandofirmementeelsedal,empezóalevantarlo.Elretembloribaenaumentosegúntiraba,ypudoverenelaguaelnegro-azuldelpez,yelorodesuscostados,antesdelevantarlosobrelabordayecharloenelbote.

Page 17: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

Quedó tendidoapopa, al sol, compactoyen formadebala, susgrandesojos sin inteligencia mirando fijamente mientras dejaba su vida contra latablazóndelboteconlosrápidosytemblorososgolpesdesucola.Elviejolepegó en la cabeza para que no siguiera sufriendo, y le dio una patada. Elcuerpodelpeztemblabatodavíaalasombradepopa.

—Bonito—dijoenvozalta—.Haráunalindacarnada.Debedepesardiezlibras.

No recordaba cuánto tiempo hacía que había empezado a hablar solo envoz alta cuando no tenía a nadie con quien hablar. En los viejos tiempos,cuando estaba solo, cantaba; a veces, de noche, cuando hacía su guardia altimóndelaschalupasylostortugueros,cantabatambién.Probablementehabíaempezado a hablar en voz alta cuando se había ido el muchacho. Pero norecordaba.Cuandoélyelmuchachopescabanjuntos,porlogeneralhablabanúnicamente cuando era necesario.Hablaban de noche o cuando los cogía elmaltiempo.Seconsiderabaunavirtudnohablarinnecesariamenteenelmar,yelviejosiemprelohabíareconocidoasíylorespetaba.Peroahoraexpresabasuspensamientosenvozaltamuchasveces,puestoquenohabíanadieaquienpudieramortificar.

—Silosotrosmeoyeranhablarenvozalta,creeríanqueestoyloco—dijo—.Pero,puestoquenoestoyloco,nomeimporta.Losricostienenradiosqueleshablanensusembarcacionesylesdanlasnoticiasdelbéisbol.

«Éstanoeshoradepensarenelbéisbol—pensó—.Ahorahayquepensarenunasolacosa.Aquellaparalaquehenacido.Pudierahaberunpezgrandeentornoaesamancha.Sólohecogidounbonitoextraviadodelosqueestabancomiendo.Peroestántrabajandorápidamenteyalolejos.Todoloqueasomahoyalasuperficieviajamuyrápidamenteyhaciaelnordeste.¿Serálahora?¿Oseráalgunaseñaldeltiempoqueyonoconozco?».Ahoranopodíaverelverdordelacosta;sólolascimasdelasverdescolinasqueasomabanblancascomosiestuvierancoronadasdenieve,ylasnubesparecíanaltasmontañasdenievesobreellas.Elmarestabamuyoscuro,ylaluzhacíaprismaenelagua.Ylasmiríadasdelunaresdelplanctonerananuladasahoraporelaltosol,yelviejosóloveíalosgrandesyprofundosprismasenelaguaazulqueteníaunamilladeprofundidad,yenlaquesuslargossedalesdescendíanverticalmente.

Lospescadores llamabanbonitosa todoslospecesdeesaespecie,ysólodistinguían entre ellos por sus nombres propios cuandovenían a cambiarlospor carnadas. Los bonitos estaban de nuevo abajo. El sol calentabafuertementeyelviejolosentíaenlapartedeatrásdelcuello,ysentíaelsudorquelecorríaporlaespaldamientrasremaba.

«Pudiera dejarme ir a la deriva—pensó—, y dormir, y echar un lazo aldedogordodelpieparadespertarsipican.Perohoyhaceochentaycincodías,

Page 18: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

ytengoqueaprovechareltiempo».

Justamente entonces, mientras vigilaba los sedales, vio que una de lasvarillassesumergíavivamente.

—Sí—dijo—.Sí—ymontólosremossingolpearelbote.

Cogió el sedal y lo sujetó suavemente entre el índice y el pulgar de sumanoderecha.Nosintiótensión,nipeso,yaguantóligeramente.Luegovolvióasentirlo.Estavezfueuntiróndetanteo,nisólido,nifuerte;yelviejosediocuenta,exactamente,deloqueera.Acienbrazasmásabajo,unaagujaestabacomiendolassardinasquecubríanlapuntayelcabodelanzueloenelpuntodondeelanzuelo,forjadoamano,sobresalíadelacabezadelpequeñobonito.

Elviejosujetódelicadayblandamenteelsedal,yconlamanoizquierdalosoltódel palitoverde.Ahorapodíadejarlo correr entre susdedos sinque elpezsintieraningunatensión.

«Aestadistanciadelacosta,enestemes,debedeserenorme—pensóelviejo—.Cómelas,pez.Cómelas.Porfavor,cómelas.Estándelomásfrescas;y tú, ahí, a seiscientospies enel agua fríay aoscuras.Daotravuelta en laoscuridadyvuelveacomértelas».

Sentía el leve y delicado tirar; y luego, un tirón más fuerte cuando lacabezadeunasardinadebíadehabersidomásdifícildearrancardelanzuelo.Luego,nada.

—Vamos,ven—dijoelviejoenvozalta—.Daotravuelta.Daotravuelta.Venaolerlas.¿Verdadquesonsabrosas?Cómetelasahora,yluegotendrásunbonito.Duroyfríoysabroso.Noseastímido,pez.Cómetelas.

Esperóconelsedalentreelíndiceyelpulgar,vigilándolo,yvigilandolosotrosalmismotiempo,pueselpezpudieravirararribaoabajo.Luegovolvióasentirlamismaysuavetracción.

—Locogerá—dijoelviejoenvozalta—.Diosloayudeacogerlo.

Nolocogió,sinembargo.Sefueyelviejonosintiónadamás.

—Nopuedehaberse ido—dijo—.¡Nosepuedehaber ido,maldito!Estádandounavuelta.Esposiblequehayasidoenganchadoalgunaotravezyquerecuerdealgodeeso.

Luegosintióunsuavecontactoenelsedalydenuevofuefeliz.

—Nohasidomásqueunavuelta—dijo—.Locogerá.

Era feliz sintiéndolo tirar suavemente, y luego tuvo la sensaciónde algoduro e increíblemente pesado. Era el peso del pez, y dejó que el sedal sedeslizara abajo, abajo, llevándose los dos primeros rollos de reserva. Según

Page 19: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

descendía,deslizándosesuavementeentrelosdedosdelviejo,todavíaélpodíasentir el gran peso, aunque la presión de su índice y de su pulgar era casiimperceptible.

—¡Quépez!—dijo—.Lollevaatravesadoenlaboca,yseestáyendoconél.

«Luego virará y se lo tragará», pensó. No dijo esto porque sabía quecuandounodiceunabuenacosa,posiblementenosuceda.Sabíaqueesteeraun pez enorme, y se lo imaginó alejándose en la tiniebla con el bonitoatravesadoen laboca.Enesemomentosintióquehabíadejadodemoverse,peroelpesopersistíatodavía.Luegoelpesofueenaumento,yelviejolediomássedal.Acentuólapresióndelíndiceyelpulgarporunmomento,yelpesofueenaumento.Yelsedaldescendíaverticalmente.

—Lohacogido—dijo—.Ahoradejaréqueselocomaasugusto.

Dejó que el sedal se deslizara entre sus dedos mientras bajaba la manoizquierdayamarrabaelextremosueltodelosdosrollosdereservaallazodelos rollos de reserva del otro sedal. Ahora estaba listo. Tenía tres rollos decuarentabrazasdesedalenreserva,ademásdelqueestabausando.

—Comeunpoquitomás—dijo—.Comebien.

«Cómetelodemodoque lapuntadel anzuelopenetre en tu corazóny temate—pensó—.Subesincuidadoydéjameclavarteelarpón.Bueno.¿Estáslisto?¿Llevassuficientetiempoalamesa?».

—¡Ahora!—dijoenvozaltaytirófuerteconambasmanos;ganóunmetrode sedal; luego tiró de nuevo, y de nuevo, balanceando cada brazoalternativamenteygirandosobresímismo.

Nosucediónada.Elpezseguía,simplemente,alejándoseconlentitud,yelviejonopodíalevantarloniunapulgada.Susedalerafuerte;eracordelcatalánynuevo,deesteaño,hechoparapecespesados,ylosujetócontrasuespaldahastaqueestuvotantirantequesoltógotasdeagua.

Luegoempezóahacerunlentosonidodesiseoenelagua.

El viejo seguía sujetándolo, alineándose contra el banco e inclinándosehaciaatrás.Elboteempezóamoverselentamentehaciaelnoroeste.

Elpezseguíamoviéndosesincesaryviajabanahoralentamenteenelaguatranquila.Losotroscebosestabantodavíaenelagua,peronohabíanadaquehacer.

—Ojaláestuvieraaquíelmuchacho—dijoenvozalta—.Voyaremolquedeunpezgrande,yyosoylabitaderemolque.Podríaamarrarelsedal.Peroentonces pudiera romperlo. Debo aguantarlo todo lo posible y darle sedal

Page 20: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

cuandolonecesite.GraciasaDios,quevahaciaadelante,ynohaciaabajo.Noséquéharésidecideirhaciaabajo.Peroalgoharé.Puedohacermuchascosas.

Sujetó el sedal contra su espalda y observó su sesgo en el agua; el boteseguíamoviéndoseininterrumpidamentehaciaelnoroeste.

«Estolomatará—pensóelviejo—.Algunaveztendráqueparar».

Pero, cuatro horas después, el pez seguía tirando, llevando el bote aremolque, y el viejo estaba todavía sólidamente afincado, con el sedalatravesadoalaespalda.

—Eranlasdocedeldíacuandoloenganché—dijo—.Ytodavíanolohevistoniunasolavez.

Se había calado fuertemente el sombrero de yarey en la cabeza antes deenganchar al pez; ahora el sombrero le cortaba la frente. Tenía sed. Searrodillóy, cuidandodeno sacudir el sedal, estiróelbrazocuantopudopordebajodelaproa,ycogiólabotelladeagua.Laabrióybebióunpoco.Luegoreposócontralaproa.Descansósentadoenlavelayelpaloquehabíaquitadodelacarlinga,ytratódenopensar;sóloaguantar.

Luegomiróhaciaatrásyvioquenohabíatierraalgunaalavista.«Esonoimporta —pensó—. Siempre podré orientarme por el resplandor de LaHabana. Todavía quedan dos horas de sol, y posiblemente suba antes de lapuestadel sol.Sino,acasosubaalvenir la luna.Sinohaceeso,puedequesubaa lasalidadelsol.No tengocalambres,ymesientofuerte.Élesquientieneelanzueloenlaboca.Peroparatirarasí,tienequeserunpezdemarcamayor. Debe de llevar la boca fuertemente cerrada contra el alambre. Megustaría verlo.Me gustaría verlo aunque sólo fuera una vez para saber conquiéntengoqueentendérmelas».

Elpeznovariósucursonisudirecciónentodalanoche;almenos,hastadondeelhombrepodía juzgar,guiadopor lasestrellas.Despuésde lapuestadelsolhacíafrío,yelsudorsehabíasecadoensuespalda,susbrazosysuspiernas.Dedíahabía cogidoel sacoque cubría la cajade las carnadasy lohabía tendido a secar al sol. Después de la puesta del sol, se lo enrolló alcuello demodo que le caía sobre la espalda. Se lo deslizó con cuidado pordebajodelsedal,queahoralecruzabaloshombros.Elsacomullíaelsedal,yelhombrehabía encontrado lamanerade inclinarsehacia adelante contra laproa en una postura que casi le resultaba confortable. La postura era, enrealidad, tan sólo un poco menos intolerable, pero la concibió como casiconfortable.

«Nopuedohacernadaconél,yélnopuedehacernadaconmigo—pensó—.Almenosmientrassigaestejuego».

Page 21: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

Unavezseenderezó,orinóporlaborda,miróalasestrellasyverificóelrumbo.Elsedallucíacomounalistafosforescenteenelagua,queseextendía,recta,partiendodesushombros.AhoraibanmáslentamenteyelfulgordeLaHabana no era tan fuerte. Esto le indicaba que la corriente debía de estararrastrándolohaciaelEste.«Sipierdoel resplandordeLaHabana, seráqueestamos yendo más hacia el Este», pensó, pues si el rumbo del pez semantuvierainvariableveríaelfulgordurantemuchashorasmás.

«Mepreguntoquiénhabráganadohoy en lasGrandesLigas—pensó—.Seríamaravilloso tener una radio portátil para enterarse».Luego reflexionó:«Piensa en esto; piensa en lo que estás haciendo. No hagas ningunaestupidez».Apoco,dijoenvozalta:

—Ojaláestuvieraaquíelmuchacho.Paraayudarmeyparaquevieraesto.

«Nadiedebieraestarsoloensuvejez—pensó—.Peroesinevitable.Tengoque acordarme de comer el bonito antes de que se eche a perder, a fin deconservar las fuerzas. Recuerda: por poca gana que tengas, tendrás quecomerloporlamañana.Recuerda»,sedijo.

Durantelanocheacudierondelfinesentornoalbote.Lossentíarolandoyresoplando.Podíapercibirladiferenciaentreelsonidodelsoplodelmachoyelsuspirantesoplodelahembra.

—Sonbuenagente—dijo—.Jueganybromeanysehacenelamor.Sonnuestroshermanos,comolospecesvoladores.

Entoncesempezóa sentir lástimaporelgranpezquehabíaenganchado.«Esmaravillosoyextraño,yquiénsabequéedadtendrá—pensó—.Jamáshecogidounpeztanfuerte,niqueseportaradeunmodotanextraño.Puedequeseademasiadoprudenteparasubiralasuperficie.Brincandoyprecipitándoselocamentepudieraacabarconmigo.Peroesposiblequehayasidoenganchadoyamuchasvecesyquesepaqueéstaeslamaneradepelear.Nopuedesaberquenohaymásqueunhombrecontraél,niqueestehombreesunanciano.Pero,¡quépezmásgrande!yquébienlopagaránenelmercado,sisucarneesbuena. Cogió la carnada como unmacho, y tira como unmacho, y no haypánicoensumaneradepelear.Mepreguntosi tendráalgúnplanosiestará,comoyo,enladesesperación».

Recordóaquellavezenquehabíaenganchadounade lasdosagujasqueibanenpareja.Elmachodejabasiemprequelahembracomieraprimero,yelpezenganchado, lahembra,presentóunapelea fiera,desesperaday llenadepánico, que no tardó en agotarla. Durante todo ese tiempo, el machopermaneció con ella, cruzando el sedal y girando con ella en la superficie.Habíapermanecido tancerca,queelviejohabía temidoquecortarael sedalcon la cola, que era afilada como una guadaña y casi de lamisma forma y

Page 22: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

tamaño. Cuando el viejo la había enganchado con el bichero, la habíagolpeado sujetando sumandíbula en forma de espada y de áspero borde, ygolpeadoenlacabezahastaquesucolorsehabíatornadocomoeldelapartede atrás de los espejos; y luego cuando, con ayuda delmuchacho, la habíaizadoabordo,elmachohabíapermanecidojuntoalbote.Después,mientraselviejolevantabalossedalesypreparabaelarpón,elmachodiounbrincoenelairejuntoalboteparaverdóndeestabalahembra.Yluegosehabíasumergidoen la profundidad con sus alas azul-rojizas, que eran sus aletas pectorales,desplegadasampliamenteymostrandotodassusfranjasdelmismocolor.«Erahermoso»,recordabaelviejo.Ysehabíaquedadojuntoasuhembra.

«Es lo más triste que he visto jamás en ellos—pensó—. El muchachotambiénhabíasentidotristeza,ylepedimosperdónalahembrayleabrimoselvientreprontamente».

—Ojalá estuviera aquí el muchacho —dijo en voz alta, y se acomodócontra lasredondeadas tablasde laproaysintió la fuerzadelgranpezenelsedalque sujetabacontra sushombros,moviéndose sin cesarhaciano sabíadónde:adondeelpezhubieseelegido.

«Pormitraiciónhatenidoquetomarunadecisión»,pensóelviejo.

Sudecisiónhabíasidopermanecerenaguasprofundasytenebrosas,lejosde todas las trampasycebosy traiciones.Midecisión fue iralláabuscarlo,másalláde todagente.Másalláde todagenteenelmundo.Ahoraestamossolosunoparaelotroyasíhasidodesdeelmediodía.Ynadiequevengaavalernos,niaélniamí.

«Talvezyonodebieraserpescador—pensó—.Peroparaesohenacido.Tengoquerecordar,sinfalta,comermeelbonitotanprontocomoseadedía».

Algoantesdelamanecercogióunodelossedalesqueteníadetrás.Sintióque el palito se rompía y que el sedal empezaba a correr precipitadamentesobre la regala del bote. En la oscuridad sacó el cuchillo de la funda y,echando toda la presióndel pez sobre el hombro izquierdo, se inclinóhaciaatrásycortóelsedalcontralamaderadelaregala.Luegocortóelotrosedalmás próximo, y en la oscuridad sujetó los extremos sueltos de los rollos dereserva.Trabajódiestramenteconunasolamanoypusosupiesobrelosrollosparasujetarlosmientrasapretabalosnudos.Ahorateníaseisrollosdereserva.Habíadosdecadacarnada,quehabíacortado,y losdosdelceboquehabíacogidoelpez.Ytodosestabanenlazados.

«Tan pronto como sea de día —pensó—, me llegaré hasta el cebo decuarenta brazas y lo cortaré también y enlazaré los rollos de reserva.Habréperdidodoscientasbrazasdelbuencordelcatalány losanzuelosyalambres.Esopuedeserreemplazado.Peroestepez,¿quiénloreemplaza?Siengancho

Page 23: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

otros peces, pudiera soltarse. Me pregunto qué peces habrán sido los queacabandepicar.Pudieraserunaaguja,ounemperadorountiburón.Nolleguéatomarleelpeso.Tuvequedeshacermedeéldemasiadopronto».

Envozaltadijo:

—Megustaríaqueelmuchachoestuvieraaquí.

«Peroelmuchachonoestácontigo»,pensó.

«No cuentas más que contigo mismo, y harías bien en llegarte hasta elúltimo sedal, aunque sea en la oscuridad y empalmar los dos rollos dereserva».

Fueloquehizo.Fuedifícilenlaoscuridad,yunavezelpezdiountirónquelolanzódebrucesylecausóunaheridabajoelojo.Lasangrelecorrióunpocoporlamejilla.Perosecoagulóysesecóantesdellegarasubarbilla,yelhombre volvió a la proa y se apoyó contra la madera. Ajustó el saco ymanipulócuidadosamenteel sedaldemodoquepasaraporotrapartedesushombrosy,sujetándoloenéstos,tanteóconcuidadolatraccióndelpezyluegometiólamanoenelaguaparasentirlavelocidaddelbote.

«Me pregunto por qué habrá dado ese nuevo impulso —pensó—. Elalambredebedehaberresbaladosobrelacombadesulomo.Conseguridadsulomo no puede dolerle tanto comome duele el mío. Pero no puede seguirtirando eternamente de este bote por grande que sea. Ahora todo lo quepudieraestorbarestádespejadoytengounagranreservadesedal:nohaymásquepedir».

—Pez—dijodulcementeenvozalta—,seguiréhastalamuerte.

«Yélseguirátambiénconmigo,meimagino»,pensóelviejo,ysepusoaesperaraquefueradedía.Ahora,aestahorapróximaalamanecer,hacíafrío,y seapretócontra lamaderaenbuscadecalor.«Voyaaguantar tantocomoél»,pensó.Y,conlaprimeraluz,elsedalseextendióaloslejosyhaciaabajoenelagua.Elbotesemovíasincesarycuandoselevantoelprimerfilodesolfueaposarsesobreelhombroderechodelviejo.

—SehadirigidohaciaelNorte—dijoelviejo.

«La corriente nos habrá desviadomucho al este—pensó—.Ojalá viraraconlacorriente.Esoindicaríaqueseestabacansando».

Cuandoelsolsehubolevantadomás,elviejosediocuentadequeelpeznoseestabacansando.Sólounaseñalfavorable,elsesgodelsedal, indicabaque nadaba a menos profundidad. Eso no significaba, necesariamente, quefueraabrincaralasuperficie.Peropudierahacerlo.

—Dios quiera que suba —dijo el viejo—. Tengo suficiente sedal para

Page 24: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

manejarlo.

«Puedequesiaumentounpoquitolatensiónleduelaysurjaalasuperficie—pensó—.Ahoraqueesdedía,convienequesalgaparaquellenedeairelossacos a lo largo de su espinazo y no pueda luego descender a morir a lasprofundidades».

Tratódeaumentar la tensión,peroelsedalhabíasidoestiradoya todo loquedabadesdequehabíaenganchadoalpezy,alinclinarsehaciaatrássintióla dura tensión de la cuerda y se dio cuenta de que no podía aumentarla.«Tengoquetenercuidadodenosacudirlo—pensó—.Cadasacudidaensanchalaheridaquehaceelanzueloy,sibrinca,pudierasoltarlo.Detodosmodosmesientomejoralvenirelsolyporestaveznotengoquemirarlodefrente».

Habíaalgasamarillasenelsedal,peroelviejosabíaqueesonohacíamásque aumentar la resistencia del bote, y el viejo se alegró. Eran las algasamarillas del Golfo —el sargazo— las que habían producido tantafosforescenciadenoche.

—Pez—dijo—,yotequieroyterespetomuchísimo.Peroacabarécontuvidaantesdequetermineestedía…

«Ojalá»,pensó.

Un pajarito vino volando hacia el bote, procedente del Norte. Era unaespeciedecurrucaquevolabamuybajosobreelagua.Elviejosediocuentadequeestabamuycansado.Elpájarollegóhastalapopadelboteydescansóallí. Luego voló en torno a la cabeza del viejo y fue a posarse en el sedal,dondeestabamáscómodo.

—¿Qué edad tienes?—preguntó el viejo al pájaro—. ¿Es este tu primerviaje?

Elpájaro lomiróaloírlohablar.Estabademasiadocansadosiquieraparaexaminarelsedalysebalanceóasiéndosefuertementeaélconsusdelicadaspatas.

—Estás firme —le dijo el viejo—. Demasiado firme. Después de unanochesinvientonodebierasestartancansado.¿Aquévienenlospájaros?

«Losgavilanes—pensó—salenalmaraesperarlos».Peronoledijonadadeestoalpajarito,quedetodosmodosnopodíaentenderloyqueyatendríatiempodeconoceralosgavilanes.

—Descansa,pajarito,descansa—dijo—.Luegoveacorrerfortunacomocualquierhombreopájaroopez.

Loestimulabaahablarporquesuespaldasehabíaendurecidodenocheyahoraledolíarealmente.

Page 25: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

—Quédateenmicasasiquieres,pajarito—dijo—.Lamentoquenopuedaizarlavelayllevarteatierra,conlasuavebrisaqueseestálevantando.Peroestásconunamigo.

Justamente entonces el pez dio una súbita sacudida; el viejo fue a darcontralaproa;yhubieracaídoporlabordasinosehubieraaferradoysoltadounpocodesedal.

Elpájarolevantóelvuelocuandoelsedalsesacudió,yelviejonisiquieralohabíavistoirse.Palpócuidadosamenteelsedalconlamanoderechaynotóquesumanosangraba.

—Algolahalastimado—dijoenvozalta,ytiródelsedalparaversipodíaviraralpez.Perocuandollegabaasumáximatensión,sujetófirmeyseechóhaciaatrásparaformarcontrapeso.

—Ahoraloestássintiendo,pez—dijo—.YbiensabeDiosquetambiényolosiento.

Miróenderredoraversiveíaalpájaro,porquelehubieragustadotenerlodecompañero.Elpájarosehabíaido.

«Notehasquedadomuchotiempo—pensóelviejo—.Peroadondevas,va a ser más difícil, hasta que llegues a la costa. ¿Cómome habré dejadocortarporesarápidasacudidadelpez?Medebodeestarvolviendoestúpido.O quizá sea que estabamirando al pájaro y pensando en él.Ahora prestaréatenciónamitrabajoyluegomecomeréelbonitoparaquelasfuerzasnomefallen».

—Ojaláestuvieraaquíelmuchacho,yquetuvieraunpocodesal—dijoenvozalta.

Pasando la presión del sedal al hombro izquierdo y arrodillándose concuidado,lavólamanoenelmarylamantuvoallísumergida,pormásdeunminuto, viendo correr la sangre y deshacerse en estela, y el continuomovimientodelaguacontrasumanoalmoverseelbote.

—Ahoravamuchomáslentamente—dijo.

Alviejo lehubieragustadomantener lamanoenel agua saladapormástiempo,perotemíaotrasúbitasacudidadelpezyselevantóyseafianzóyalzólamanocontraelsol.Erasólounrocedelsedalloquehabíacortadosucarne.Peroeraenlaparteconqueteníaquetrabajar.Elviejosabíaqueantesdequeestoterminaranecesitaríasusmanos,ynolegustabanadaestarheridoantesdeempezar.

—Ahora—dijo cuando sumano se hubo secado— tengoque comer esepequeño bonito. Puedo alcanzarlo con el bichero y comérmelo aquítranquilamente.

Page 26: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

Searrodillóyhallóelbonitobajolapopaconelbicheroyloatrajohaciasíevitandoqueseenredaraenlosrollosdesedal.Sujetandoelsedalnuevamenteconelhombro izquierdoyapoyándoseenelbrazo izquierdo, sacóelbonitodel garfio del bichero y puso de nuevo el bichero en su lugar. Plantó unarodilla sobre el pescado y arrancó tiras de carne oscura longitudinalmentedesdelaparteposteriordelacabezahastalacola.Erantirasenformadecuñay las arrancó desde la proximidad del espinazo hasta el borde del vientre.Cuandohuboarrancadoseistiraslastendióenlamaderadelapopa,limpiósucuchilloenelpantalónylevantóelrestodelbonitoporlacolaylotiróporlaborda.

—Nocreoquepuedacomermeunoentero—dijo,ycortóporlamitadunadelastiras.

Sentía la firme tensióndel sedaly sumano izquierda tenía calambre.Lacorrióhaciaarribasobreeldurosedalylamirócondisgusto.

—¿Quéclasedemanoesésta?—dijo—.Puedescogercalambresiquieres.Puedesconvertirteenunagarra.Denadatevaaservir.

«Vamos», pensó, ymiró al agua oscura y al sesgo del sedal. «Cómeteloahora y le dará fuerza a lamano.No es culpa de lamano, y llevasmuchashoras con el pez. Pero puedes quedarte siempre con él. Cómete ahora elbonito».

Cogió un pedazo, se lo llevó a la boca y lomasticó lentamente.No eradesagradable.

«Mastícalo bien—pensó—, y no pierdas ningún jugo. Con un poco delimónolimaoconsalnoestaríamal».

—¿Cómo te sientes, mano? —preguntó a la que tenía calambre y queestabacasirígidacomouncadáver—.Ahoracomeréunpocoparati.

Comiólaotrapartedelpedazoquehabíacortadoendos.Lamasticóconcuidadoyluegoescupióelpellejo.

—¿Cómovaeso,mano?¿Oesdemasiadoprontoparasaberlo?

Cogióotropedazoenteroylomasticó.

«Esunpezfuerteydecalidad—pensó—.Tuvesuertedeengancharloaél,envezdeaundorado.Eldoradoesdemasiadodulce.Éstenoesnadadulceyguardatodalafuerza».

«Sinembargo,hayqueserpráctico—pensó—.Otracosanotienesentido.Ojalá tuviera un poco de sal. Y no sé si el sol secará o pudrirá lo quemequeda.Portanto,serámejorquemelocomatodoaunquenotengohambre.Elpezsiguetirandofirmeytranquilamente.Mecomerétodoelbonitoyentonces

Page 27: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

estarépreparado».

—Tenpaciencia,mano—dijo—.Estolohagoporti.

«Megustaríadardecomeralpez—pensó—.Esmihermano.Perotengoquematarloycobrarfuerzasparahacerlo».Lentaydeliberadamentesecomiótodaslastirasenformadecuñadelpescado.

Seenderezó,limpiándoselamanoenelpantalón.

—Ahora—dijo—,mano,puedessoltarelsedal.Yosujetaréalpezconelbrazohastaquesetepaseesabobería.

Pusosupieizquierdosobreelpesadosedalquehabíaaguantadolamanoizquierdayseechóhaciaatrásparallevarconlaespaldalapresión.

—Diosquieraquesemequiteelcalambre—dijo—.Porquenoséquéharáelpez.

«Pero parece tranquilo—pensó—, y sigue su plan. Pero, ¿cuál será suplan? ¿Y cuál es elmío?Elmío tendré que improvisarlo de acuerdo con elsuyo,porqueesunpezmuygrande.Sibrinca,podrématarlo.Peronoacabadesalirdealláabajo.Entonces,seguiréconélalláabajo».

Sefrotó lamanoque teníacalambrecontraelpantalóny tratódeobligarlosdedos.Peroéstosseresistíanaabrirse.«Puedequeseabraconelsol—pensó—.Puedequeseabracuandoelfuertebonitocrudohayasidodigerido.Silanecesito,laabrirécuesteloquecueste.Peronoquieroabrirlaahoraporlafuerza.Queseabraporsímismayquevuelvaporsuvoluntad.Despuésdetodo,abusémuchodeelladenochecuandoeranecesariosoltaryempatarlosvariossedales».

Miróelmaryahorasediocuentadecuánsoloseencontraba.Peroveíalosprismasenelaguaprofundayoscura,elsedalestiradoadelantey laextrañaondulacióndelacalma.Lasnubesseestabanacumulandoahoraparalabrisaymiróadelanteyviounabandadadepatossalvajesqueseproyectabancontraelcielosobreelagua,luegoformabanunborrónyvolvíanadestacarsecomounaguafuerte;ysediocuentadequenadieestájamássoloenelmar.

Recordócómoalgunoshombrestemíanhallarsefueradelavistadetierraenunbotecito;yenlosmaresdesúbitomaltiempoteníanrazón.Peroahoraera el tiempo de los ciclones, y cuando no hay ciclón en el tiempo de loscicloneseselmejortiempodelaño.

«Sihayciclón, siemprepuedeunover lasseñalesvariosdíasantesenelmar.Entierrano lasvenporquenosabenreconocerlas—pensó—.Entierradebenotarsetambiénporlaformadelasnubes.Peroahoranohayciclónalavista».

Page 28: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

Miró al cielo y vio la formaciónde los blancos cúmulos, como sabrosaspilas de mantecado, y más arriba se veían las tenues plumas de los cirroscontraelaltodeseptiembre.

—Brisaligera—dijo—.Mejortiempoparamíqueparati,pez.

Sumanoizquierdaestabatodavíapresadelcalambre,perolaibasoltandopocoapoco.

«Detesto el calambre—pensó—. Es una traición del propio cuerpo. Eshumillante ante los demás tener diarrea producida por envenenamiento depromaínas o vomitar por lo mismo. Pero el calambre lo humilla a uno,especialmentecuandoestásolo».

«Sielmuchachoestuvieraaquípodríafrotarmelamanoysoltarla,desdeelantebrazo—pensó—.Peroyasesoltará».

Luegopalpóconlamanoderechaparaconocerladiferenciadetensiónenel sedal; después vio que el sesgo cambiaba en el agua. Seguidamente, alinclinarsecontraelmuslo,vioquecobrabaunlentosesgoascendente.

—Estásubiendo—dijo—.Vamos,mano.Ven,telopido.

El sedal se alzaba lentay continuamente.Luego la superficiedelmar secombó delante del bote y salió el pez. Surgió interminablemente ymanabaaguaporsuscostados.Brillabaalsol,ysucabezaylomoerandeunpúrpuraoscuro,yalsollasfranjasdesuscostadoslucíananchasydeuntenuecolorazul-rojizo.Suespadaeratanlargacomounbatedebéisbol,yendodemayoramenorcomounestoque.Elpezapareciósobreelaguaentodasulongitud,yluegovolvióaentrarenelladulcemente,comounbuzo,yelviejoviolagranhoja de guadaña de su cola sumergiéndose, y el sedal comenzó a corrervelozmente.

—Es dos pies más largo que el bote —dijo el viejo. El sedal seguíacorriendovelozperogradualmente,yelpeznoteníapánico.Elviejotratabademantenerconambasmanoselsedalalamayortensiónposiblesinqueserompiera.Sabíaquesinopodíademoraralpezconunapresióncontinuada,elpezpodíallevarsetodoelsedalyromperlo.

«Esungranpezytengoqueconvencerlo—pensó—.Nodebopermitirlejamás que se dé cuenta de su fuerza ni de lo que podría hacer si echara “acorrer”.Siyofueraélemplearíaahoratodalafuerzayseguiríahastaquealgoserompiera.Pero,aDiosgracias, lospecesnosontaninteligentescomolosquelosmatamos;aunquesonmásnoblesymáshábiles».

El viejo había visto muchos peces grandes. Había visto muchos quepesabanmás demil libras, y había cogido dos de aquel tamaño en su vida,peronuncasolo.Ahora,solo,yfueradelavistadetierra,estabasujetoalmás

Page 29: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

grandepezquehabíavistojamás,másgrandequecuantosconocíadeoídas,ysumanoizquierdaestabatodavía tanrígidacomolasgarrasconvulsasdeunáguila.

«Peroyasesoltará—pensó—.Conseguridadqueselequitaráelcalambrepara que pueda ayudar a lamano derecha. Tres cosas se pueden considerarhermanas:elpezymisdosmanos.Tienequequitárseleelcalambre».Elpezhabíademoradodenuevosuvelocidadyseguíaasuritmohabitual.

«Me pregunto por qué habrá salido a la superficie —pensó el viejo—.Brincó para mostrarme lo grande que era. Ahora ya lo sé —pensó—. Megustaría demostrarle qué clase de hombre soy. Pero entonces vería lamanocon calambre. Que piense que soy más hombre de lo que soy, y lo seré.Quisiera ser el pez, con todo lo que tiene, frente a mi voluntad y miinteligenciasolamente».

Se acomodóconfortablemente contra lamaderay aceptó sinprotestar susufrimiento.Yelpezseguíanadandosincesar,yelbotesemovíalentamentesobreelaguaoscura.Seestabalevantandounpocodeoleajeconelvientoquevenía del Este, y al mediodía la mano izquierda del viejo estaba libre delcalambre.

—Malasnoticiasparati,pez—dijo,ymovióelsedalsobrelossacosquecubríansushombros.

Estabacómodo,perosufría,aunqueeraincapazdeconfesarsusufrimiento.

—No soy religioso —dijo—, pero rezaría diez padrenuestros y diezavemaríasporpescarestepez,yprometohacerunaperegrinaciónalaVirgendelCobresilopesco.Loprometo.

Comenzóadecirsusoracionesdemodomecánico.Avecessesentía tancansadoqueno recordaba laoración,pero luego lasdecía rápidamente,paraquesalieranautomáticamente.«Lasavemaríassonmásfácilesdedecirquelospadrenuestros»,pensó.

—Diostesalve,María,llenaeresdegracia,elSeñorescontigo,benditatúeresentre todas lasmujeres,ybenditoesel frutode tuvientre, Jesús.SantaMaría,madredeDios, ruegapornosotros, pecadores, ahoray en lahoradenuestramuerte,Amén.

Luegoañadió:

—Virgen bendita, ruega por la muerte de este pez. Aunque es tanmaravilloso.

Dichas sus oraciones y sintiéndose mejor, pero sufriendo igualmente, yacaso un pocomás, se inclinó contra lamadera de proa y empezó a activarmecánicamentelosdedosdesumanoizquierda.

Page 30: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

Elsolcalentabafuerteahora,aunqueseestaba levantando ligeramente labrisa.

—Serámejorquevuelvaaponerceboalsedaldepopa—dijo—.Sielpezdecidequedarseotranoche,necesitarécomerdenuevoyquedapocaaguaenlabotella.Nocreoquepuedaconseguir aquímásqueundorado.Pero si locomo bastante fresco, no será malo. Me gustaría que viniera a bordo estanoche un pez volador. Pero no tengo luz para atraerlo. Un pez volador esexcelentepara comerlo crudoyno tendríaque limpiarlo.Tengoque ahorrarahoratodamifuerza.

«¡Cristo!¡Nosabiaquefueratangrande!».

—Sinembargo,lomataré—dijo—.Contodasugloriaysugrandeza.

«Aunqueesinjusto—pensó—.Peroledemostraréloquepuedehacerunhombreyloqueescapazdeaguantar».

—Yaledijealmuchachoqueyoeraunhombreextraño—dijo—.Ahoraeselmomentodedemostrarlo.

Elmillardevecesquelohabíademostradonosignificabanada.Ahoraloestabaprobandodenuevo.Cadavezeraunanuevacircunstanciaycuandolohacíanopensabajamásenelpasado.

«Megustaríaquesedurmieraypoderdormiryo,ysoñarconlosleones—pensó—.¿Porqué,deloquequeda,seránlosleonesloprincipal?Nopienses,viejo—sedijo—.Reposadulcementecontralamaderaynopiensesennada.Elpeztrabaja.Trabajatúlomenosquepuedas».

Estabayaentradalatardeyelbotetodavíasemovíalentayseguidamente.Pero la brisa del Este contribuía ahora a la resistencia del bote, y el viejonavegabasuavementeconelligerooleaje,yelescozordelsedalenlaespaldaleeraleveyllevadero.

Unavez,enlatarde,elsedalempezóaalzarsedenuevo.Peroelpezsiguiónadandoaunnivelligeramentemásalto.Elsolledabaahoraenelbrazoyelhombro izquierdosyen la espalda.Poreso sabíaqueelpezhabíaviradoalnordeste.

Ahoraquelohabíavistounavez,podíaimaginárselonadandoenelaguacon sus purpurinas aletas pectorales desplegadas como alas y la gran colaerecta tajando la tiniebla.«Mepreguntocómopodrávera tantaprofundidad—pensó—.Susojossonenormes,yuncaballo,conmuchomenosojo,puedeverenlaoscuridad.Enotrotiempoyoveíaperfectamenteenlaoscuridad.Noenlatinieblacompleta.Peroveíacasicomolosgatos».

El sol y el continuo movimiento de sus dedos habían libradocompletamentedecalambrelamanoizquierda,yempezóapasarmáspresión

Page 31: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

aestamanocontrayendolosmúsculosdesuespaldapararepartirunpocoelescozordelsedal.

—Sinoestáscansado,pez—dijoenvozalta—,debesdesermuyextraño.

Sesentíaahoramuycansadoysabíaqueprontovendríalanocheytratódepensarenotrascosas.PensóenlasGrandesLigas.SabíaquelosYankeesdeNuevaYorkestabanjugandocontralosTigresdeDetroit.

«Esteeselsegundodíaenquenomeenterodelresultadodelosjuegos—pensó—.PerodebotenerconfianzaydeboserdignodelgranDiMaggio,quehacetodaslascosasperfectamente,aunconeldolordelaespueladehuesoeneltalón.¿Quécosaesunaespueladehueso?—sepreguntó—.Nosotrosnolastenemos.¿Serátandolorosacomolaespueladeungallodepeleaeneltalóndeunapersona?Creoquenopodríasoportareso,nilapérdidadeunodelosojos, o de los dedos, y seguir peleando como hacen los gallos de pelea. Elhombre no es gran cosa junto a las grandes aves y a las fieras. Con todo,preferiríaseresabestiaqueestáalláabajoenlatiniebladelmar».

—Nosé—dijoenvozalta—.Nuncahetenidounaespueladehueso.

El sol se estaba poniendo. Para darse más confianza, el viejo recordóaquellavez,cuando,enlatabernadeCasablanca,habíapulseadoconelgrannegro deCienfuegos, que era el hombremás fuerte de losmuelles.Habíanestadoundíayunanocheconsuscodossobreunarayadetizaenlamesa,ylosantebrazosverticales,ylasmanosagarradas.Cadaunotratabadebajarlamanodelotrohastalamesa.Sehicieronmuchasapuestasylagenteentrabaysalíadellocalbajolaslucesdequeroseno,yélmirabaalbrazoyalamanodelnegro,yalacaradelnegro.Cambiabandeárbitrocadacuatrohoras,despuésdelasprimerasocho,paraquelosárbitrospudierandormir.Pordebajodelasuñasdelosdedosmanabasangre,ysemirabanalosojosyasusantebrazos,ylosapostadoresentrabanysalíandellocal,ysesentabanenaltassillascontralaparedparamirar.Lasparedesestabanpintadasdeunazulbrillante.Erandemadera,ylaslámparasarrojabanlassombrasdelospulseadorescontraellas.La sombra del negro era enorme y semovía contra la pared según la brisahacíaoscilarlaslámparas.

Las apuestas siguieron subiendo y bajando toda la noche, y al negro ledaban ron y le encendían cigarrillos en la boca. Luego, después del ron, elnegro hacia un tremendo esfuerzo y una vez había tenido al viejo, queentoncesnoeraviejo,sinoSantiagoelCampeón,cercadetrespulgadasfueradelavertical.Peroelviejohabíalevantadodenuevolamanoylahabíapuestoanivel.Entoncestuvolaseguridaddequeteníaderrotadoalnegro,queeraunhombremagníficoyungranatleta.Yalvenireldía,cuandolosapostadoresestaban pidiendo que se declarara tablas, había aplicado todo su esfuerzo yforzado la mano del negro hacia abajo, más y más, hasta hacerle tocar la

Page 32: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

madera. La competencia había empezado el domingo por la mañana yterminadoel lunespor lamañana.Muchosde losapostadoreshabíanpedidounempateporque teníanque irsea trabajar a losmuelles, a cargar sacosdeazúcar, o a la Havana Coal Company. De no ser por eso, todo el mundohubiera querido que continuara hasta el fin. Pero él la había terminado detodosmodosantesdelahoraenquelagenteteníaqueiratrabajar.

Despuésdeesto,ypormuchotiempo,todoelmundolehabíallamadoelCampeónyhabíahabidounencuentrodedesquiteenlaprimavera.Peronosehabíaapostadomuchodineroyélhabíaganadofácilmente,puestoqueenelprimermatchhabíarotolaconfianzadelnegrodeCienfuegos.Despuéshabíapulseadounascuantasvecesmásyluegohabíadejadodehacerlo.Decidióquepodíaderrotaracualquierasiloqueríadeverasperopensóqueperjudicabasumanoderechapara pescar.Algunasveces había practicado con la izquierda.Perosumanoizquierdahabíasidosiempreunatraidoraynohacía loquelepedía;noconfiabaenella.

«Elsollatostarábienahora—pensó—.Nodebevolveraengarrotárseme,salvo que haga demasiado frío de noche. Me pregunto qué me traerá estanoche».

UnaeroplanopasóporencimaensuviajehaciaMiamiyelviejoviocómosusombraespantabaalasmanchasdepecesvoladores.

—Con tantos peces voladores, debe de haber dorados—dijo, y se echóhaciaatráscontraelsedalparaversieraposibleganaralgunaventajasobresupez.Perono:elsedalpermanecióenesatensión,esetembloryeserezumardeaguaqueprecedealarotura.Elboteavanzabalentamenteyelviejosiguióconlamiradaalaeroplanohastaqueloperdiódevista.

«Debe de ser muy extraño ir en un aeroplano—pensó—.Me preguntocómolucirálamardesdeesaaltura.Sinovolarandemasiadoalto,podríanverlospeces.Megustaríavolarmuy lentamenteadoscientasbrazasdealturayverlospecesdesdearriba.Enlosbarcostortugueros,yoibaenlascrucetasdelosmasteleros y aun a esa altura veíamuchos.Desde allí los dorados lucenmásverdesysepuedeversusfranjasysusmanchasvioláceasysevetodoelbanco buceando. ¿Por qué todos los peces voladores de la corriente oscuratienenlomosvioláceosygeneralmentefranjasomanchasdelmismocolor?Eldoradopareceverde,desde luego,porque es realmentedorado.Pero cuandovieneacomer,verdaderamentehambriento,aparecenfranjasdecolorvioláceoensuscostados,comoenlasagujas.¿Serálacóleraomayorvelocidadloquelashacesalir?».

Justamente antesdel anochecer, cuandopasaban junto aunagran isladesargazo que se alzaba y bajaba y balanceaba con el leve oleaje, como si elocéanoestuvierahaciendoelamorconalgunacosa,bajounamantaamarilla

Page 33: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

un dorado se prendió en su sedal pequeño. El viejo lo vio primero cuandobrincó al aire, oro verdadero a los últimos rayos del sol, doblándose ydebatiéndose fieramente. Volvió a surgir, una y otra vez, en las acrobáticassalidas que le dictaba sumiedo. El hombre volvió como pudo a la popa yagachándoseysujetandoelsedalgrandeconlamanoyelbrazoderecho,tiródeldoradoconsumanoizquierda,plantandosudescalzopieizquierdosobrecada tramo de sedal que iba ganando. Cuando el pez llegó a popa, dandocortesyzambullidas,elviejoseinclinósobrelapopaylevantóalbruñidopezde oro de pintas violáceas por la popa. Sus mandíbulas actuabanconvulsivamente en rápidasmordidas contra el anzuelo y batió el fondodelboteconsulargocuerpoplano,sucolaysucabeza,hastaqueelviejolepegóenlabrillantecabezadorada.Entoncesseestremecióysequedóquieto.

Elviejodesenganchóalpez,volvióacebarelsedalconotrasardinayloarrojóalagua.Despuésvolviólentamentealaproa.Selavólamanoizquierdayselasecóenelpantalón.Luegopasóelgruesosedaldelamanoderechaalamanoizquierdaylavólamanoderechaenelmarmientraslavabalamiradaenelsolquesehundíaenelocéano,yenelsesgodelsedalgrande.

—Nohacambiadonadaenabsoluto—dijo.

Pero observando el movimiento del agua contra su mano, notó que eraperceptiblementemáslento.

—Voy a amarrar los dos remos uno contra otro y a colocarlos de travésdetrásdelapopa:esoretardarádenochesuvelocidad—dijo—.Sielpezsedefiendebiendenoche,yotambién.

«Sería mejor limpiar el dorado un poco después para que la sangre sequedaraenlacarne—pensó—.Puedohaceresounpocomástardeyamarrarlosremosparahacerunremolquealmismotiempo.Serámejordejartranquiloalpezporahoraynoperturbarlodemasiadoalapuestadelsol.Lapuestadelsolesunmomentodifícilparatodoslospeces».

Dejósecarsumanoenelaire,luegocogióelsedalconellayseacomodólomejor posible y se dejó tirar adelante contra lamadera para que el boteaguantaralapresióntantoomásqueél.

«Estoyaprendiendoahacerlo—pensó—.Porlomenosestaparte.Yluego,recuerda que el pez no ha comido desde que cogió la carnada, y que esenorme,ynecesitamuchacomida.Yamehecomidounbonitoentero.Mañaname comeré el dorado.Quizáme coma un poco cuando lo limpie. Serámásdifícildecomerqueelbonito.Pero,despuésdetodo,nadaesfácil».

—¿Cómotesientes,pez?—preguntóenvozalta—.Yomesientobien,ymimanoizquierdavamejor,ytengocomidaparaunanocheyundía.Siguetirandodelbote,pez.

Page 34: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

Nosesentíarealmentebienporqueeldolorquelecausabaelsedalenlaespalda había rebasado casi el dolor y pasado a un entumecimiento que leparecíasospechoso.«Perohepasadocosaspeores—pensó—.Mimanosóloestá un poco rozada y el calambre ha desaparecido de la otra.Mis piernasestán perfectamente. Y además, ahora te llevo ventaja en la cuestión delsustento».

Ahora es de noche, pues en septiembre se hace de noche rápidamentedespuésde lapuestadel sol.Se echócontra lamaderagastadade laproayreposó todo lo posible. Habían salido las primeras estrellas. No conocía elnombredeVenus,pero lavio,ysabíaqueprontoestarían todasa lavista,yquetendríaconsigoatodassusamigaslejanas.

—Elpezestambiénmiamigo—dijoenvozalta—.Jamáshevistounpezasí, ni he oído hablar de él. Pero tengo que matarlo. Me alegra que notengamosquetratardemataralasestrellas.

«Imagínatequecadadíatuvieraunoquetratardemataralaluna—pensó—.Lalunaseescapa.Pero¡imagínatequetuvieraunoquetratardiariamentedemataralsol!Nacimosconsuerte»,pensó.

Luego sintió pena por el gran pez que no tenía nada que comer, y sudecisión de matarlo no se aflojó por eso un instante. «Podría alimentar amuchagente—pensó—.Pero,¿serándignosdecomerlo?No,desdeluegoqueno.Nohaypersonadignadecomérselo,ajuzgarporsucomportamientoysugrandignidad».

«No comprendo estas cosas—pensó—. Pero es bueno que no tengamosquetratardemataralsoloalalunaoalasestrellas.Bastaconvivirdelmarymataranuestrosverdaderoshermanos».

«Ahora —meditó— tengo que pensar en el remolque para demorar lavelocidad. Tiene sus peligros y susméritos. Pudiera perder tanto sedal quepierdaalpezsihacesuesfuerzoysielremolquederemosestáensulugaryelbotepierde todasu ligereza.Su ligerezaprolongael sufrimientodenosotrosdos,peroesmiseguridad,puestoqueelpeztieneunagranvelocidadquenohaempleado todavía.Pase loquepase, tengoque limpiareldoradoa findequenoseecheaperderycomerunapartedeélparaestarfuerte».

«Ahoradescansaréunahoramás,yverésicontinúafirmeysinalteraciónantesdevolveralapopa,yhacereltrabajo,ytomarunadecisión.Entretanto,verécómoseportaysipresentaalgúncambio.Losremossonunbuentruco,perohallegadoelmomentodeactuarsobreseguro.Todavíaesmuchopez,yhevistoqueelanzueloestabaenelcantodesuboca,yhamantenidolabocaherméticamente cerrada. El castigo del anzuelo no es nada. El castigo delhambre y el que se halle frente a una cosa que no comprende, lo es todo.

Page 35: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

Descansaahora,viejo,ydéjalotrabajarhastaquelleguetuturno».

Descansódurante loquecreyóseríandoshoras.La lunanose levantabaahora hasta tarde y no tenía modo de calcular el tiempo. Y no descansabarealmente,salvoporcomparación.Todavíallevabaconloshombroslapresióndel sedal,peropuso lamano izquierdaen la regaladeproay fueconfiandocadavezmásresistenciaalpropiobote.

«Qué simple sería si pudiera amarrar el sedal—pensó—. Pero con unabrusca sacudida podría romperlo.Tengoque amortiguar la tensión del sedalconmi cuerpo y estar dispuesto en todomomento a soltar sedal con ambasmanos».

—Pero todavía no has dormido, viejo—dijo en voz alta—. Ha pasadomediodíayunanoche,yahoraotrodía,ynohasdormido.Tienesqueidearalgo para poder dormir un poco si el pez sigue tirando tranquila yseguidamente.Sinoduermes,pudieranublársetelacabeza.

«Ahoratengolacabezadespejada—pensó—.Demasiadodespejada.Estoytan claro como las estrellas, que sonmis hermanas.Con todo, debo dormir.Ellasduermen,ylalunayelsoltambiénduermen,yhastaelocéanoduermeaveces, en ciertos días, cuando no hay corriente y se produce una calmachicha».

«Pero recuerda dormir —pensó—. Oblígate a hacerlo e inventa algúnmodosimpleysegurodeatenderalossedales.Ahoravuelvealláypreparaeldorado. Es demasiado peligroso armar los remos en forma de remolque ydormirse».

«Podríapasarmesindormir—sedijo—.Peroseríademasiadopeligroso».

Empezó a abrirse paso de nuevo hacia la popa, a gatas, con manos yrodillas,cuidandodenosacudirelsedaldelpez.«Éstepudieraestaryamediodormido—pensó—.Peronoquieroquedescanse.Debeseguir tirandohastaquemuera».

Devueltaenlapopa,sevolviódemodoquesumanoizquierdaaguantabalatensióndelsedalatravésdesushombrosysacóelcuchillodelafundaconlamanoderecha.

Ahoralasestrellasestabanbrillantes,yvioclaramenteeldorado,yleclavóelcuchilloenlacabezaylosacódedebajodelapopa.Pusounodesuspiessobre el pescado, y lo abrió rápidamente desde la cola hasta la punta de sumandíbulainferior.Luegosoltóelcuchilloylodestripóconlamanoderechalimpiándolocompletamenteyarrancándoledecuajolasagallas.Sintiólatripapesadayresbaladizaensumano,ylaabrió.Dentrohabíadospecesvoladores.Estabanfrescosyduros,ylospusounojuntoalotro,yarrojólastripasalas

Page 36: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

aguas por la popa. Se hundieron dejando una estela de fosforescencia en elagua.Eldoradoestabaahorafríoyeradeunleprosoblancogrisalaluzdelasestrellas; y el viejo le arrancó el pellejo de un costadomientras sujetaba sucabezaconelpiederecho.Luegoloviróypelólaotraparte,yconelcuchillolevantólacarnedecadacostadodesdelacabezaalacola.

Soltóelrestosobrelabordaymiróaversiseproducíaalgúnremolinoenelagua.Perosólosepercibíalaluzdesulentodescenso.Sevolvióentoncesypusolosdospecesvoladoresdentrodelosfiletesdepescadoy,volviendoelcuchilloalafunda,regresólentamentealaproa.Suespaldaeradobladaporlapresióndelsedalquecorríasobreellamientrasélavanzabaconelpescadoenlamanoderecha.

Devuelta en laproa, puso losdos filetesdepescadoen lamaderay lospecesvoladoresjuntoaellos.Despuésdeesto,afirmóelsedalatravésdesushombrosy enun lugardistinto,y lo sujetódenuevocon lamano izquierdaapoyada en la regala. Luego se inclinó sobre la borda y lavó los pecesvoladoresenelaguanotandolavelocidaddelaguacontrasumano.Sumanoestabafosforescenteporhaberpeladoalpescadoyobservóel flujodelaguacontraella.Elflujoeramenosfuerteyalfrotarelcantodesumanocontralatablazón del bote salieron flotando partículas de fósforo y derivaronlentamentehaciapopa.

—Seestácansandoodescansando—dijoelviejo—.Ahoradéjamecomerestedorado,ytomaralgúndescanso,ydormirunpoco.

Bajo las estrellas en la noche, que se iba tornando cadavezmás fría, secomiólamitaddeunodelosfiletesdedoradoyunode lospecesvoladoreslimpiodetripaysincabeza.

—Quéexcelentepescadoeseldoradoparacomerlococinado—dijo—.Yqué pescadomásmalo es crudo. Jamás volveré a salir en un bote sin sal olimones.

«Sihubieratenidocerebro,habríaechadoaguasobrelaproatodoeldía.Alsecarse, habría hecho sal—pensó—. Pero el hecho es que no enganché eldorado hasta cerca de la puesta del sol. Sin embargo, fue una falta deprevisión.Perolohemasticadobienynosientonáuseas».

ElcieloseestabanublandosobreelEsteyuna trasotra lasestrellasqueconocíafuerondesapareciendo.Ahoraparecíacomosiestuvieranentrandoenungrandesfiladerodenubes,yelvientohabíaamainado.

—Dentro de tres o cuatro días habrámal tiempo—dijo—. Pero no estanoche,nimañana.Aparejaahoraparadormirunpoco,viejo,mientraselpezestátranquiloysiguetirandoseguido.

Page 37: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

Sujetó firmemente el sedal en sumano derecha, luego empujó sumuslocontrasumanoderechamientrasechaba todoelpesocontra lamaderade laproa.Despuéspasóelsedalunpocomásabajo,enloshombros,yloaguantóconlamanoizquierdaenformadesoporte.

«Mimanoderechapuedesujetarlomientrastengasoporte—pensó—.Siseaflojaenelsueño,mimanoizquierdamedespertarácuandoelsedalempieceacorrer.Esduroparalamanoderecha.Peroestáacostumbradaalcastigo.Auncuandosóloduermaveinteminutosomediahora,meharábien».

Se inclinó adelante, afianzándose contra el sedal con todo su cuerpo,echandotodosupesosobrelamanoderecha,ysequedódormido.

Nosoñóconlosleonesmarinos.Soñóconunavastamanchademarsopasqueseextendíaporespaciodeochoadiezmillas.Yestoeraenlaépocadesuapareamiento,ybrincabanmuyaltoenelaire,yvolvíanalmismohoyoquehabíanabiertoenelaguaalbrincarfueradeella.

Luego soñó que estaba en el pueblo, en su cama, y soplaba un norte, yhaciamuchofrío,ysumanoderechaestabadormidaporquesucabezahabíadescansadosobreellaenvezdehacerlosobreunaalmohada.

Despuéssíempezóasoñarconlalargaplayaamarilla,yvioalprimerodelos leones que descendían a ella al anochecer. Y luego vinieron los otrosleones.Y él apoyó la barbilla sobre lamadera de la proa del barco que allíestabafondeado,ysintiólavespertinabrisadetierramientrasaguardabaaversiveníanmásleones.Yerafeliz.

Lalunasehabíalevantadohacíamuchotiempo,peroélseguíadurmiendo,yelpezseguía tirandoseguidamentedelbote,yésteentrabaenun túneldenubes.

Lodespertólasacudidadesupuñoderechocontrasucarayelescozordelsedalpasandoporsumanoderecha.Noteníasensaciónensumanoizquierda,pero frenó todo lo que pudo con la derecha y el sedal seguía corriendoprecipitadamente.Porfinsumanoizquierdahallóelsedal,yelviejoseechóhaciaatráscontraelsedal,yahoralequemabalaespaldaylamanoizquierda,ysumanoizquierdaestabaaguantandotodalatracción,yseestabadesollandomalamente. Volvió la vista a los rollos de sedal y vio que se estabandesenrollando suavemente. Justo entonces, el pez irrumpió en la superficiehaciendoungrandesgarrónenelocéano,ycayópesadamenteluego.Apoco,volvióairrumpir,brincandounayotravez,yelboteibavelozmenteaunqueelsedalseguíacorriendo,yelviejoestaballevandolatensiónhastasumáximoderesistencia,repetidamente,unayotravez.Elpezhabíatiradodeélcontralaproa,ysucaraestabacontralatajadasueltadedoradoynopodíamoverse.

«Estoesloqueesperábamos—pensó—.Asípues,vamosaaguantarlo».

Page 38: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

«Que tenga que pagar por el sedal —pensó—. Que tenga que pagarlobien».

Nopodía ver los brincos del pez sobre el agua: sólo sentía la rotura delocéanoyelpesadogolpecontraelaguaalcaer.

La velocidad del sedal desollaba susmanos, pero nunca había ignoradoqueestosucedería,ytratódemantenerelrocesobresuspartescallosasydenodejarescaparelsedalalapalma,paraevitarqueledesollaralosdedos.

«Sielmuchachoestuvieraaquí,mojaríalosrollosdesedal—pensó—.Sí.Sielmuchachoestuvieraaquí.Sielmuchachoestuvieraaquí».

El sedal se ibamásymás, pero ahoramás lentamente, y el viejo estabaobligandoalpezaganarcontrabajocadapulgadadesedal.Ahoralevantólacabeza de lamadera y la sacó de la tajada de pescado que sumejilla habíaaplastado. Luego se puso de rodillas y seguidamente se puso de pie conlentitud.Estabacediendosedal,peromás lentamentecadavez.Logróvolveradondepodíasentirconelpielosrollosdesedalquenoveía.Quedabatodavíasuficientesedalyahoraelpezteníaquevencerlafriccióndetodoaquelnuevosedalatravésdelagua.

«Sí—pensó—.Yahoraha salidomásdeunadocenadeveces fueradelaguayhallenadodeairelasbolsasalolargodellomoynopuededescenderamoriralasprofundidadesdedondeyonopuedalevantarlo.Prontoempezaráadar vueltas. Entonces tendré que empezar a trabajarlo.Me pregunto qué lehabrá hecho brincar tan de repente fuera del agua. ¿Habrá sido el hambre,llevándolo a la desesperación, o habrá sido algo que lo asustó en la noche?Quizáshayatenidomiedoderepente.Peroeraunpeztranquilo,tanfuerte,ypareciótanvalerosoyconfiado…Esextraño».

—Mejorseráquetúmismonotengasmiedoyquetengasconfianza,viejo—dijo—.Loestássujetandodenuevo,peronopuedesrecogersedal.Prontotendráqueempezaragirarenderredor.

Elviejosujetabaahoraalpezconsumanoizquierdayconsushombros,yseinclinóycogióaguaenelhuecodelamanoderechaparaquitarsedelacarala carne aplastada del dorado. Temía que le diera náuseas, y vomitara, yperdierasusfuerzas.Cuandohubolimpiadolacara,lavólamanoderechaenel agua por la borda, y luego la dejó en el agua saladamientras percibía laaparicióndelaprimeraluzqueprecedealasalidadelsol.

«Vacasiderechoal este—pensó—.Esoquieredecirqueestácansadoyque sigue la corriente. Pronto tendrá que girar. Entonces empezará nuestroverdaderotrabajo».

Despuésdeconsiderarquesumanoderechallevabasuficientetiempoenel

Page 39: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

agua,lasacóylamiró.

—Noestámal—dijo—.Paraunhombre,eldolornoimporta.

Sujetóelsedalconcuidado,detalformaquenoseajustaraaningunadelas recientes rozaduras, y lo corrió de modo que pudiera poner su manoizquierdaenelmarporelotrocostadodelbote.

—Lohashechobastantebienynoenbalde—dijoasumanoizquierda—.Perohubounmomentoenquenopodíaencontrarte.

«¿Porquénohabrénacidocondosbuenasmanos?—pensó—.Quizáyohaya tenido laculpa,pornoentrenaréstadebidamente.PerobiensabeDiosqueha tenidobastantes ocasiones de aprender.No lo ha hecho tanmal estanoche,despuésdetodo,ysólohasufridocalambreunavez.Silevuelveadar,dejaqueelsedallearranquelapiel».

Cuandoleparecióqueseleestabanublandounpocolacabeza,pensóquedebíacomerunpocomásdedorado.«Peronopuedo—sedijo—.Esmejortenerlamenteunpoconubladaqueperderfuerzasporlanáusea.Yyoséqueno podré guardar la carne sime la comodespués de haberme embarrado lacaraconella.Ladejaréparauncasodeapurohastaquesepongamala.Peroesdemasiadotardeparatratardeganarfuerzaspormediodelaalimentación.Eresestúpido—sedijo—.Cómeteelotropezvolador».

Estaba allí, limpio y listo, y lo recogió con la mano izquierda, y se locomiótodo,hastalacola,masticandocuidadosamente.

«Eramásalimenticioquecasicualquierotropez—pensó—.Porlomenosmedaráeltipodefuerzaquenecesito.Ahorahehecholoquepodía—pensó—.Queempieceatrazarcírculos,yvengalapelea».

Elsolestabasaliendopor terceravezdesdequesehabíahechoa lamar,cuandoelpezempezóadarvueltas.

Elviejonopodíaver,porelsesgodelsedal,queelpezestabagirando.Erademasiado pronto para eso. Sentía simplemente un débil aflojamiento de lapresióndelsedalycomenzóatirardeélsuavementeconlamanoderecha.Setensó,comosiempre,perojustocuandollegóalpuntoenquesehubieraroto,elsedalempezóaceder.Elviejosacóconcuidadolacabezayloshombrosdedebajo del sedal, y empezó a recogerlo suave y seguidamente. Usó las dosmanossucesivamente,balanceándoseytratandodeefectuarlatracción,lomásposible, con el cuerpo y con las piernas. Sus viejas piernas y sus hombrosgirabanconesemovimientodecontoneoaqueloobligabalatracción.

—Esunanchocírculo—dijo—.Peroestágirando.

Luego el sedal terminó de ceder, y el viejo lo sujetó hasta que vio queempezaba a soltar las gotas al sol. Luego empezó a correr, y el viejo se

Page 40: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

arrodillóylodejóirnuevamente,aregañadientes,alaguaoscura.

—Ahoraestáhaciendolapartemáslejanadelcírculo—dijo.

«Deboaguantartodoloposible—pensó—.Latirantezacortarásucírculocada vez más. Es posible que lo vea dentro de una hora. Ahora deboconvencerloyluegodebomatarlo».

Peroelpezseguíagirandolentamenteyelviejoestabaempapadoensudory fatigadohasta lamédula dos horas después, pero los círculos eranmuchomáscortos;y,por laformaenqueelsedalsesesgaba,podíaapreciarqueelpezhabíaidosubiendomientrasgiraba.

Duranteunahora,elviejohabíaestadoviendopuntosnegrosantelosojos,yelsudorsalabasusojosysalabalaheridaqueteníaensucejayensufrente.Notemíaalospuntosnegros.Erannormalesalatensiónaqueestabatirandodel sedal.Dosveces, sinembargo,habíasentidovahídosymareos,yeso lopreocupaba.

—Nopuedofallarmeamímismoymorirfrenteaunpezcomoeste—dijo—.Ahora que lo estoy acercando tan lindamente,Diosme ayude a resistir.Rezarécienpadrenuestrosycienavemarías.Peronopuedorezarlosahora.

«Considéralosrezados—pensó—.Losrezarémástarde».

Justamenteentonces,sintiódesúbitounaseriedetironesysacudidasenelsedal,quesujetabaconambasmanos.Eraunasensaciónviva,duraypesada.

«Está golpeando el alambre con su pico—pensó—. Tenía que suceder.Teníaquehacereso.Sinembargo,puedequelohagabrincarfueradelagua,yyopreferiríaqueahorasiguieradandovueltas.Losbrincosfueradelagua leeran necesarios para tomar aire. Pero después de eso, cada uno puedeensancharlaheridadelanzuelo,ypudierallegarasoltarelanzuelo».

—Nobrinques,pez—dijo—.Nobrinques.

El pez golpeó el alambre varias veces más, y cada vez que sacudía lacabeza,elviejocedíaunpocomásdesedal.

«Tengoqueevitarqueaumentesudolor—pensó—.Elmíonoimporta.Yopuedocontrolarlo.Perosudolorpudieraexasperarlo».

Despuésdeunrato,elpezdejódegolpearelalambreyempezóagirardenuevolentamente.Ahoraelviejoestabaganandosedalgradualmente.Perodenuevosintióunvahído.Cogióunpocodeaguadelmarconlamanoizquierday semojó la cabeza. Luego cogiómás agua y se frotó la parte de atrás delcuello.

—No tengo calambres—dijo—.El pez estará pronto arriba y tengoqueresistir.Tienesqueresistir.Deeso,nihablar.

Page 41: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

Searrodillócontra laproay,porunmomento,deslizódenuevoel sedalsobre su espalda. «Ahora descansaré mientras él sale a trazar su círculo, yluego,cuandovenga,mepondrédepieylotrabajaré»,decidió.

Eraunagrantentacióndescansarenlaproaydejarqueelpeztrazarauncírculoporsímismosinrecogersedalalguno.Perocuandolatirantezindicóque el pez había virado para venir hacia el bote, el viejo se puso de pie yempezóatirarenesemovimientogiratorioydecontoneo,hastarecogertodoelsedalganadoalpez.

«Jamásmehesentidotancansado—pensó—,yahoraseestálevantandolabrisa.Peroesomeayudaráallevarloatierra.Lonecesitomucho».

—Descansaré en la próxima vuelta que salga a dar—dijo—.Me sientomuchomejor.Luego,endosotresvueltasmás,lotendréenmipoder.

Susombrerodeyareyestabaalláenlapartedeatrásdelacabeza.Elviejosintió girar de nuevo al pez, y un fuerte tirón del sedal lo hundió contra laproa.

«Pez,ahoratúestástrabajando—pensó—.Alavueltatepescaré».

Elmarestababastantemásagitado.Peroeraunabrisadebuentiempoyelviejolanecesitabaparavolveratierra.

—Pondré,simplemente,proaalsuryaloeste—dijo—.Unhombrenosepierdenuncaenlamar.Ylaislaeslarga.

Fueenlaterceravueltacuandoprimerovioalpez.Lovioprimerocomounasombraoscuraquetardótantotiempoenpasarbajoelbote,queelviejonopodíacreersulongitud.

—No—dijo—.Nopuedesertangrande.

Pero era tan grande, y al cabo de su vuelta salió a la superficie solo atreintayardasdedistancia,y elhombrevio su cola fueradel agua.Eramásaltaqueunagranhojadeguadaña,ydeuncolor azuloso-rojizomuypálidosobre la oscura agua azul. Volvió a hundirse, y mientras el pez nadabajustamentebajolasuperficie,elviejopudoversuenormebultoylasfranjaspurpurinasqueloceñían.Sualetadorsalestabaaplanada;ysusenormesaletaspectoralesdesplegadasatodoloquedaban.

Enesecírculopudoelviejoverelojodelpezylasdosrémorasgrisesquenadabanentornoaél.Avecesseadheríanaél.Avecessaltandisparadas.Avecesnadabantranquilamenteasusombra.Cadaunateníamásdetrespiesdelargo, y cuando nadaban rápidamente meneaban todo su cuerpo comoanguilas.

Elviejoestabaahorasudando,peroporalgomásqueporelsol.Encada

Page 42: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

vueltaquedabaplácidaytranquilamenteelpez,elviejoibaganandosedalyestabasegurodequeendosvueltasmástendríaocasióndeclavarleelarpón.

«Pero tengo que acercarlo, acercarlo, acercarlo —pensó—. No deboapuntaralacabeza.Tengoquemetérseloenelcorazón».

—Calmayfuerza,viejo—dijo.

En la vuelta siguiente, el lomo del pez salió del agua; pero estabademasiado lejos del bote. En la siguiente vuelta, estaba todavía lejos, perosobresalíamásdelagua,yelviejoestabasegurodequecobrandounpocomásdesedalhabríapodidoarrimarloalbote.

Habíapreparadosuarpónmuchoantesysurollodecaboligeroestabaenunacenaredonda,yelextremoestabaamarradoalabitaenlaproa.

Ahora el pez se estaba acercando, bello y tranquilo, a la mirada, y sinmovermásquesugrancola.Elviejotiródeéltodoloquepudoparaacercarlomás. Por un instante el pez se viró un poco sobre un costado. Luego seenderezóyemprendióotravuelta.

—Lomoví—dijoelviejo—.Estavezlomoví.

Sintiónuevamenteunvahído,perosiguióaplicandotodalapresióndequeera capaz el gran pez. «Lo he movido —pensó—. Quizá esta vez puedavirarlo. Tirad, manos —pensó—. Aguantad firmes, piernas. No me falles,cabeza.Nomefalles.Nuncatehasdejadollevar.Estavezvoyavirarlo».

Perocuandopusoenellotodosuesfuerzoempezandoabastantedistanciaantes de que el pez se pusiera a lo largo del bote, y tirando con todas susfuerzas,elpezseviróenparte,yluegoseenderezó,ysealejónadando.

—Pez —dijo el viejo—. Pez, vas a tener que morir de todos modos.¿Tienesquematarmetambiénamí?

«De ese modo no se consigue nada», pensó. Su boca estaba demasiadosecaparahablar,peroahoranopodíaalcanzar el agua.«Estavez tengoquearrimarlo—pensó—.Noestoyparamuchasvueltasmás.¡Sí,comono!—sedijoasímismo—.Estásparaesoyparamuchomás».

Enlasiguientevueltaestuvoapuntodevencerlo.Perodenuevoelpezseenderezóysaliónadandolentamente.

«Me estás matando, pez —pensó el viejo—. Pero tienes derecho.Hermano,jamásenmividahevistocosamásgrande,nimáshermosa,nimástranquila,nimásnoblequetú.Vamos,venamatarme.Nomeimportaquiénmateaquién».

«Ahoraseestáconfundiendomimente—pensó—.Tienesquemantenertucabeza despejada.Mantén tu cabeza despejada y aprende a sufrir como un

Page 43: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

hombre.Ocomounpez»,pensó.

—Despéjate,cabeza—dijoenvozqueapenaspodíaoír—.¡Despéjate!

Dosvecesmásocurriólomismoenlasvueltas.

«Nosé—pensóelviejo.Cadavezsehabíasentidoapuntodedesfallecer—.Nosé.Peroprobaréotravez».

Probó una vezmás y se sintió desfallecer cuando viró al pez. El pez seenderezóysaliónadandodenuevo lentamente,meneandoenelairesugrancola.

«Probaré de nuevo», prometió el viejo, aunque susmanos estaban ahorapulposas,ysólopodíaverbienaintervalos.

Probó de nuevo y fue lomismo. «Vaya—pensó, y se sintió desfallecerantesdeempezar—.Voyaprobarotravez».

Cogiótodosudoloryloquequedabadesufuerzaydelorgulloquehabíaperdidohacíamuchotiempoyloenfrentóalaagoníadelpez.Yéstesevirósobresucostadoynadósuavementeasí,decostado,tocandocasiconelpicola tablazón del bote y empezó a pasarlo: largo, espeso, ancho, plateado ylistadodepúrpuraeinterminableenelagua.

Elviejo soltóel sedalypuso supie sobreél,y levantóel arpón tanaltocomo pudo y lo lanzó hacia abajo con toda su fuerza, y más fuerza queacababadecrear,alcostadodelpez,justamentedetrásdelagranaletapectoralque se elevaba en el aire, a la altura del pechodeunhombre.Sintió que elhierropenetrabaenelpezy se inclinó sobreély lo forzóapenetrarmás,yluegoleechóencimatodosupeso.

Luego, el pez cobró vida, con lamuerte en la entraña, y se levantó delagua,mostrandotodasugranlongitudyanchuraytodosupoderysubelleza.Parecióflotarenelairesobreelviejoqueestabaenelbote.Luegocayóenelaguaconunestampidoquearrojóunreguerodeaguasobreelviejoysobretodoelbote.

Elviejosesentíadesfalleceryestabamareadoynoveíabien.Perosoltóelsedaldelarpóny lodejócorrer lentamenteentresusmanosencarneviva,ycuando pudo ver, vio que el pez estaba de espalda, con su plateado vientrehaciaarriba.Elmangodelarpónseproyectabaenángulodesdeelhombrodelpezy elmar se estaba tiñendode la sangre rojade su corazón.Primero eraoscura como un bajío en el agua azul que tenía más de una milla deprofundidad.Luegosedistendiócomounanube.Elpezeraplateadoyestabaquietoyflotabamovidoporlasolas.

Elviejomiróconatenciónenelintervalodevistaquetenía.Luegodiodosvueltasconelsedaldelarpónalabitadelaproaysesujetólacabezaconlas

Page 44: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

manos.

—Tengoquemantenerclaralamente—dijocontralamaderadelaproa—.Soyunhombreviejoycansado.Perohematadoaestepez,queesmihermanoyahoratengoqueterminarlafaena.

«Ahoratengoqueprepararloslazosylacuerdaparaamarrarloalcostado—pensó—.Auncuandofuéramosdosyanegáramoselboteparacargaralpezy achicáramos luego el bote, no podría jamás con él. Tengo que prepararlotodoy luego arrimarlo y amarrarlo bien y encajar elmástil y largar vela deregreso».

Empezóa tirardelpezparaponerloa lo largodelcostado,demodoquepudierapasarunsedalporsusagallas,sacarloporlabocayamarrarsucabezaal costado de proa. «Quiero verlo—pensó—, tocarlo, y palparlo. Creo quesentí el contacto con su corazón—pensó—. Cuando empujé el mango delarpónlasegundavez.Acercarloahorayamarrarlo,yecharleellazoalacolayotroporelcentro,yligarloalbote».

—Pontea trabajar,viejo—dijo.Tomóuntragomuypequeñodeagua—.Haymuchafaenaquehacerahoraquelapeleahaterminado.

Alzó la vista al cielo y luego la tendió hacia su pez. Miró al sol condetenimiento.«Nodebesermuchomásdemediodía—pensó—.Ylabrisaseestá levantando. Los sedales no significan nada ya. El muchacho y yo losempalmaremoscuandolleguemosacasa».

—Vamos, pescado, ven acá —dijo. Pero el pez no venía. Seguía allí,flotandoenelmar,yelviejollevóelbotehastaél.

Cuandoestuvoasunivelytuvolacabezadelpezcontralaproa,nopudocreerquefueratangrande.Perosoltódelabitalasogadelarpón,lapasóporlasagallasdelpezylasacóporsusmandíbulas.Diounavueltaconellaalaespalda y luego la pasó a través de la otra agalla.Dio otra vuelta al pico yanudóladoblecuerdaylasujetóalabitadeproa.Cortóentonceselcaboysefueapopaaenlazarlacola.Elpezsehabíavueltoplateado(originalmenteeravioláceoyplateado)ylasfranjaserandelmismocolorvioláceopálidodesucola.Eranmásanchasquelamanodeunhombreconlosdedosabiertosylosojosdelpezparecíantanneutroscomolosespejosdeunperiscopioocomounsantoenunaprocesión.

—Era la única manera de matarlo —dijo el viejo. Se estaba sintiendomejordesdequehabíatomadoelbuchedeaguaysabíaquenodesfalleceríaysucabezaestabadespejada.

«Tal como está, pesa mil quinientas libras —pensó—. Quizá más. ¿Siquedaranenlimpiodosterciosdeeso,atreintacentavoslalibra?».

Page 45: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

—Paraesonecesitoun lápiz—dijo—.Micabezanoestá tanclaracomoparaeso.PerocreoqueelgranDiMaggiosehubierasentidohoyorgullosodemí. Yo no tenía espuelas de hueso. Pero las manos y la espalda duelen deveras.

«Me pregunto qué será una espuela de hueso—pensó—. Puede que lastengamossinsaberlo».

Sujetóelpeza laproaya lapopayalbancodelmedio.Eratangrande,queeracomoamarrarunbotemuchomásgrandealcostadodelsuyo.Cortountrozodesedalyamarrólamandíbulainferiordelpezcontrasupicoafindequenoseabrierasubocayquepudieranavegarlomásdesembarazadamenteposible.Luegoencajóelmástilenlacarlinga,yconelpaloqueerasubicheroy el botalón aparejados, la remendada vela cogió viento, el bote empezó amoversey,mediotendidoenlapopa,elviejopusoproaalsuroeste.

Nonecesitababrújulapara saberdóndeestabaelSuroeste.No teníamásquesentirlabrisayeltirodelavela.«Serámejorqueecheunsedalconunacucharaalaguaytratedecogeralgoparacomerymojarloconagua».Peronoencontróningunacuchara,ysussardinasestabanpodridas.Asíqueenganchóun parche de algas marinas con el bichero y lo sacudió, y los pequeñoscamarones que había en él cayeron en el fondodel bote.Habíamás de unadocenadeellosybrincabanypataleabancomopulgasdeplaya.Elviejo lesarrancó lascabezasconel índiceyelpulgary se loscomió,masticando lascortezasylascolas.Eranmuypequeñitos,peroélsabíaqueeranalimenticiosynoteníanmalsabor.

Elviejoteníatodavíadostragosdeaguaenlabotellaysetomólamitaddeuno después de haber comido los camarones. El bote navegaba bien,considerando los inconvenientes,yelviejogobernabacon lacañadel timónbajoelbrazo.Podíaveralpezynoteníamásquemirarasusmanosysentirelcontacto de su espalda con la popa para saber que esto había sucedidorealmenteyquenoeraunsueño.Unavez,cuandosesentíamal,haciaelfinalde la pelea, había pensado que quizá fuera un sueño. Luego, cuando habíavistosaltaralpezdelaguaypermanecerinmóvilcontraelcieloantesdecaer,tuvo la seguridad de que era algo grandemente extraño y no podía creerlo.Luego empezó a ver mal. Ahora, sin embargo, había vuelto a ver comosiempre.

Ahorasabíaqueelpez ibaahíyquesusmanosysuespaldanoeranunsueño.«Lasmanoscuranrápidamente—pensó—.Lashedesangrado,peroelagua salada las curará.El aguaoscuradelGolfoverdadero es lamejor curaqueexiste.Loúnicoquetengoquehaceresconservarlaclaridadmental.Lasmanoshanhechosufaenaynavegamosbien.Consubocacerradaysucolaverticalnavegamoscomohermanos».—Luegosucabezaempezóanublarse

Page 46: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

unpocoypensó—:«¿Mellevaráélamíolollevaréyoaél?Siyolollevaraaél a remolque no habría duda. Tampoco si el pez fuera en el bote ya sinningunadignidad».Peronavegabanjuntos, ligadoscostadoconcostado,yelviejopensó:«Dejaqueélmellevesiquiere.Yosólosoymejorqueélpormisartesyélnohaqueridohacermedaño».

Navegabanbienyelviejoempapólasmanosenelaguasaladaytratódemantenerlamenteclara.Habíaaltoscúmulosysuficientescirrossobreellos:por eso sabía que la brisa duraría toda la noche. El viejo miraba al pezconstantementeparacerciorarsedequeeracierto.

Pasóunahoraantesdequeleacometieraelprimertiburón.

Eltiburónnoeraunaccidente.Habíasurgidodelaprofundidadcuandolanubeoscuradelasangresehabíaformadoydispersadoenelmaraunamilladeprofundidad.Habíasurgidotanrápidamenteytansincuidado,querompiólasuperficiedelaguaazulyaparecióalsol.Luegosehundiódenuevoenelmarycaptóelrastroyempezóanadarsiguiendoelcursodelboteyelpez.

Avecesperdíaelrastro.Perolocaptabadenuevo,aunquesólofueraporasomo,yseprecipitabarápidayfieramenteensupersecución.Erauntiburónmaleomuygrande,hechoparanadartanrápidamentecomoelmásrápidopezenelmar,ytodoenélerahermoso,menossusmandíbulas.

Sulomoeratanazulcomoeldeunpezespadaysuvientreeraplateadoysupielerasuaveyhermosa.Estabahechocomounpezespada,salvoporsusenormes mandíbulas, que iban herméticamente cerradas mientras nadaba,justamente bajo la superficie, con su alta aleta dorsal copando el agua sinoscilar.Dentro del cerradodoble labio de susmandíbulas, sus ocho filas dedientesseinclinabanhaciadentro.Noeranlosordinariosdientespiramidalesde lamayoría de los tiburones.Tenían la formade los dedos de un hombrecuando se crispaban como garras. Eran casi tan largos como los dedos delviejoyteníanfiloscomodenavajasporamboslados.Esteeraunpezhechoparaalimentarsedetodoslospecesdelmarquefuerantanrápidosyfuertesybienarmadosquenotuvieranotroenemigo.Ahora,alpercibirelaromamásfresco,suazulaletadorsalcortabaelaguamásvelozmente.

Cuandoelviejo loviovenir, sediocuentadequeeraun tiburónquenoteníaningúnmiedoyqueharíaexactamenteloquequisiera.Preparóelarpóny sujetó el cabo mientras veía venir al tiburón. El cabo era corto, pues lefaltabaeltrozoqueélhabíacortadoparaamarraralpez.

Elviejoteníaahoralacabezadespejadayenbuenestadoysehallaballenodedecisión,peronoabrigabamuchaesperanza.«Erademasiadobuenoparaque durara», pensó.Echóunamirada al gran pezmientras veía acercarse altiburón.«Talpareceunsueño—pensó—.Nopuedo impedirquemeataque,

Page 47: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

peroacasopuedaarponearlo.Dentuso—pensó—.¡Malditaseatumadre!».

Eltiburónseacercóvelozmenteporlapopaycuandoatacóalpez,elviejoviosubocaabiertaysusextrañosojosyeltajantechasquidodelosdientesalentrarlealacarnejustamentesobrelacola.Lacabezadeltiburónestabafueradelaguaysu lomoveníaasomadoyelviejopodíaoírel ruidoquehacíaaldesgarrarlapielylacarnedelgranpezcuandoclavóelarpónenlacabezadeltiburónenelpuntodonde la líneadelentrecejosecruzabacon laquecorríarectamentehaciaatráspartiendodelhocico.Nohabíatales líneas:solamentela pesada y recortada cabeza azul y los grandes ojos y las mandíbulas quechasqueaban, acometían y se lo tragaban todo.Pero allí era donde estaba elcerebroyallífuedondelepegóelviejo.Lepegóconsusmanospulposasyensangrentadas, empujando el arpón con toda su fuerza. Le pegó sinesperanza,peroconresoluciónyfuria.

Eltiburónsevolcóyelviejovioquenohabíavidaensusojos; luegoeltiburónvolvióavolcarse,seenvolvióendoslazosdecuerda.Elviejosediocuentadeque estabamuerto, pero el tiburónnoquería aceptarlo.Luego,delomo,batiendoelaguaconlacolaychasqueandolasmandíbulas,el tiburónsurcóelaguacomounalanchademotor.Elaguaerablancaenelpuntodondebatíasucola,ylastrescuartaspartesdesucuerposobresalíandelaguacuandoelcabosepusoentensión,retemblóyluegoserompió.Eltiburónsequedóunrato tranquilamente en la superficie y el viejo se paró a mirarlo. Luego eltiburónempezóahundirselentamente.

—Sellevóunascuarentalibras—dijoelviejoenvozalta.

«Se llevó también mi arpón y todo el cabo—pensó—, y ahora mi pezsangrayvendránotrostiburones».

Noleagradabayamiraralpezporquehabíasidomutilado.Cuandoelpezhabíasidoatacado,fuecomosilohubierasidoélmismo.

«Perohematadoaltiburónqueatacóamipez—pensó—.Yeraeldentusomásgrandequehabíavistojamás.YbiensabeDiosqueyohevistodentusosgrandes».

«Era demasiado bueno para durar —pensó—. Ahora pienso que ojaláhubierasidounsueño,yquejamáshubierapescadoalpez,yquemehallarasoloenlacamasobrelosperiódicos».

—Pero el hombre no está hecho para la derrota —dijo—. Un hombrepuedeserdestruido,peronoderrotado.

«Perosientohabermatadoalpez—pensó—.Ahorallegaelmalmomentoynisiquieratengoelarpón.Eldentusoescruelycapazyfuerteeinteligente.Pero yo fui más inteligente que él. Quizá no —pensó—. Acaso estuviera

Page 48: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

solamentemejorarmado».

—Nopienses,viejo—dijoenvozalta—.Sigueturumboydaleelpechoalacosacuandovenga.

«Perotengoquepensar—pensó—.Porqueesloúnicoquemequeda.Esoyelbéisbol.MepreguntoquélehabríaparecidoalgranDiMaggiolaformaenqueledienelcerebro.Nofuegrancosa—pensó—.Cualquierhombrehabríapodidohacerlo.Pero,¿creeustedquemismanoshayansidouninconvenientetangrande como las espuelas dehueso?Nopuedo saberlo. Jamáshe tenidonadamaloeneltalón,salvoaquellavezenquelarayamelopinchócuandolapisénadandoymeparalizólaparte inferiorde lapierna.Mecausóundolorinsoportable».

—Piensaenalgoalegre,viejo—dijo—.Ahoracadaminutoquepasaestásmáscercadelaorilla.

Trashaberperdidocuarentalibras,navegabamásymásligero.

Conocía perfectamente lo que pudiera suceder cuando llegara a la parteinteriordelacorriente.Peroahoranohabíanadaquehacer.

—Sí,cómono—dijoenvozalta—.Puedoamarrarelcuchilloalcabodeunodelosremos.

Lohizoasíconlacañadeltimónbajoelbrazoylaescotadelavelabajoelpie.

—Vaya—dijo—.Soyunviejo.Peronoestoydesarmado.

Ahoralabrisaerafrescaynavegababien.Vigilabasólolapartedelanteradelpezyempezóarecobrarpartedesuesperanza.

«Es idiota no abrigar esperanzas —pensó—. Además, creo que es unpecado.Nopiensesenelpecado—sedijo—.Haybastantesproblemasahorasinelpecado.Además,yonoentiendodeeso».

«Noloentiendoynoestoysegurodecreerenelpecado.Quizáhayasidoun pecadomatar al pez. Supongo que sí aunque lo hice para vivir y dar decomeramuchagente.Peroentoncestodoespecado.Nopiensesenelpecado.Esdemasiado tardeparaesoyhaygentea laquesepagaporhacerlo.Dejaque ellos piensen en el pecado.Tú naciste para ser pescador y el pez naciópara ser pez. San Pablo era pescador, lo mismo que el padre del granDiMaggio».

Pero le gustaba pensar en todas las cosas en que se hallaba envuelto, ypuesto que no había nada que leer y no tenía un receptor de radio, pensabamucho y seguía pensando acerca del pecado. «No has matado al pezúnicamenteparaviviryvenderparacomer—pensó—.Lomatastepororgullo

Page 49: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

yporqueerespescador.Loamabascuandoestabavivoyloamabasdespués.Siloamas,noespecadomatarlo.¿Oserámásquepecado?».

—Piensasdemasiado,viejo—dijoenvozalta.

«Perotegustómataraldentuso—pensó—.Vivedelospecesvivos,comotú. No es un animal que se alimente de carroñas, ni un simple apetitoambulante,comootrostiburones.Eshermosoynobleynoconoceelmiedo».

—Lomatéendefensapropia—dijoelviejoenvozalta—.Ylomatébien.

«Además—pensó—,todomataalosdemásenciertomodo.Elpescarmemataamíexactamenteigualquemedalavida.Elmuchachosostienemivida—pensó—.Nodebohacermedemasiadasilusiones».

Seinclinósobrelabordayarrancóunpedazodelacarnedelpezdondelohabía desgarrado el tiburón. Lamasticó y notó su buena calidad y su buensabor.Erafirmeyjugosacomocarnederes,peronoeraroja.Noteníanerviosy él sabía que en el mercado se pagaría al más alto precio. Pero no habíamaneradeimpedirquesuaromaseextendieraporelaguayelviejosabiaqueseacercabanmuymalosmomentos.

Labrisaerafirme.Habíaretrocedidounpocohaciaelnordesteyelviejosabíaqueesosignificabaquenodecaería.Elviejomiróadelante,peronoseveía ninguna vela, ni el casco, ni el humo de ningún barco. Sólo los pecesvoladores que se levantaban de su proa abriéndose hacia los lados y losparchesamarillosdelossargazos.Nisiquieraseveíaunpájaro.

Había navegado durante dos horas, descansando en la popa y a vecesmasticando un pedazo de carne de la aguja, tratando de reposar para estarfuerte,cuandovioelprimerodelosdostiburones.

—¡Ay!—dijoenvozalta.

No hay equivalente para esta exclamación.Quizá sea tan sólo un ruido,comoelquepuedaemitirunhombre,involuntariamente,sintiendolasclavosatravesarsusmanosypenetrarenlamadera.

—Galanos—dijoenvozalta.Habíavistoahoralasegundaaletaqueveníadetrásdelaprimerayloshabíaidentificadocomolostiburonesdehocicoenformadepalaporlapardaaletatriangularylosampliosmovimientosdecola.Habíancaptadoelrastroyestabanexcitadosyenlaestupidezdesuvoracidadestabanperdiendoyrecobrandoelaroma.Peroseacercabansincesar.

El viejo amarró la escota y trancó la caña. Luego cogió el remo al quehabía ligado el cuchillo. Lo levantó lo más suavemente posible porque susmanosserebelabancontraeldolor.Luegolasabrióycerrósuavementeparadespegarlas del remo. Las cerró con firmeza para que ahora aguantaran eldolorynocedieranyclavólavistaenlostiburonesqueseacercaban.Podía

Page 50: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

ver sus anchas y aplastadas cabezas de punta de pala y sus anchas aletaspectorales de blanca punta. Eran unos tiburones odiosos, malolientes,comedores de carroñas, así como asesinos, y cuando tenían hambre erancapacesdemorderunremoountimóndebarco.Eranestostiburoneslosquecercenaban las patas de las tortugas cuando éstas nadaban dormidas en lasuperficie,yatacabanaunhombreenelaguasiteníanhambreauncuandoelhombrenollevaraencimasangrenimucosidaddepez.

—¡Ay!—dijoelviejo—.Galanos.¡Vengan,galanos!

Vinieron. Pero no vinieron como había venido el Mako. Uno viró y seperdiódevista,abajo,yporlasacudidadelboteelviejosintióqueeltiburónacometíaalpezyledabatirones.Elotromiróalviejoconsushendidosojosamarillos y luego vino rápidamente con su medio círculo de mandíbulasabierto para acometer al pez donde había sido yamordido. Luego aparecióclaramentelalíneaenlacimadesucabezapardaymásatrásdondeelcerebroseuníaa laespinadorsalyelviejoclavóel cuchilloquehabíaamarradoalremo en la articulación. Lo retiró, lo clavó de nuevo en los amarillos ojosfelinosdeltiburón.Eltiburónsoltóalpezysedeslizóhaciaabajotragandoloquehabíacogido,mientrasmoría.

El bote retemblaba todavía por los estragos que el otro tiburón estabacausandoalpezyelviejoarriólaescotaparaqueelboteviraraenredondoysacaradedebajoaltiburón.Cuandovioaltiburón,seinclinósobrelabordaylediodecuchilladas.Sóloencontrócarneylapielestabaendurecidayapenaspudo hacer penetrar el cuchillo. El golpe lastimó no sólo sus manos, sinotambiénsuhombro.Peroeltiburónsubiórápido,ysacólacabeza,yelviejoledioenelcentromismodeaquellacabezaplanaaltiempoqueelhocicosalíadel agua y se pegaba al pez. El viejo retiró la hoja y acuchilló de nuevo altiburón exactamente en el mismo lugar. Todavía siguió pegado al pez quehabía enganchado con sus mandíbulas, y el viejo lo acuchilló en el ojoizquierdo.Eltiburónseguíaprendidodelpez.

—¿No?—dijoelviejo,yleclavólahojaentrelasvértebrasyelcerebro.Ahora fue un golpe fácil y el viejo sintió romperse el cartílago. El viejoinvirtióelremoymetiólapalaentrelasmandíbulasdeltiburónparaforzarloasoltar.Hizogirarlapala,yalsoltareltiburón,dijo:

—Vamos,galano.Baja,déjateirhastaunamilladeprofundidad.Veaveratuamigo.Oquizáseatumadre.

El viejo limpió la hoja de su cuchillo y soltó el remo. Luego cogió laescotaylavelasellenódeaireyelviejopusoelboteensuderrota.

—Debendehabersellevadouncuartodelpezydelamejorcarne—dijoen voz alta—. Ojalá fuera un sueño, y que jamás lo hubiera pescado. Lo

Page 51: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

siento,pez.Todosehaechadoaperder.

Se detuvo y ahora no quiso mirar al pez. Desangrado y a flor de aguaparecía del color de la parte de atrás de los espejos, y todavía se veían susfranjas.

—Nodebíhabermealejadotantodelacosta,pez—dijo—.Niporti,nipormí.Losiento,pez.

«Ahora—sedijo—miralaligaduradelcuchillo,aversihasidocortada.Luegopontumanoenbuenestado,porquetodavíanosehaacabadoesto».

—Ojalá hubiera traído una piedra para afilar el cuchillo—dijo el viejodespués de haber examinado la ligadura en el cabo del remo—.Debí habertraídounapiedra.

«Debiste haber traído muchas cosas—pensó—. Pero no las has traído,viejo.Ahoranoeselmomentodepensarenloquenotienes.Piensaenloquepuedeshacerconloquehay».

—Me estás dandomuchos buenos consejos—dijo en voz alta—. Estoycansadodeeso.

Sujetólacañabajoelbrazoymetiólasdosmanosenelaguamientraselboteseguíaavanzando.

—Diossabecuántosehabrállevadoeseúltimo—dijo—.Peroahorapesamuchomenos.

Noqueríapensarenlamutiladaparteinferiordelpez.Sabíaquecadaunodelostironesdeltiburónhabíasignificadocarnearrancadayqueelpezdejabaahoraparatodoslostiburonesunrastrotananchocomounacarreteraatravésdelocéano.

«Eraunpezcapazdemanteneraunhombretodoel invierno—pensó—.Nopienseseneso.Descansasimplementeytratadeponertusmanosenordenparadefenderloquequeda.Elolorasangredemismanosnosignificanada,ahoraqueexiste todoese rastroenelagua.Además,nosangranmucho.Nohayningunaheridadecuidado.Lasangríapuedeimpedirqueledécalambrealaizquierda».

«¿Enquépuedopensarahora?—sedijo—.Ennada.Nodebopensarennadayesperaralossiguientes.Ojaláhubierasidorealmenteunsueño—pensó—.Pero,¿quiénsabe?Hubierapodidosalirbien».

Elsiguientetiburónqueaparecióveníasoloyeraotrohocicodepala.Vinocomounpuercoalaartesa:sihubieraunpuercoconunabocatangrandequecupieraenellalacabezadeunhombre.Elviejodejóqueatacaraalpez.Luegoleclavóelcuchillodelremoenelcerebro.Peroeltiburónbrincóhaciaatrás

Page 52: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

mientrasrolabaylahojadelcuchilloserompió.

Elviejosepusoaltimón.Nisiquieraquisovercómoeltiburónsehundíalentamente en el agua, apareciendo primero en todo su tamaño; luego,pequeño; luego, diminuto. Eso le había fascinado siempre. Pero ahora nisiquieramiró.

—Ahoramequedaelbichero—dijo—.Peronoservirádenada.Tengolosdosremosylacañadeltimónylaporra.

«Ahoramehananiquilado—pensó—.Soydemasiadoviejoparamataralos tiburones a garrotazos. Pero lo intentaré mientras tenga los remos y laporraylacaña».

Puso de nuevo sus manos en el agua para empaparlas. La tarde estabaavanzandoytodavíanoveíamásqueelmaryelcielo.Habíamásvientoenelcieloqueantes,yesperabaverprontotierra.

—Estáscansado,viejo—dijo—.Estáscansadopordentro.

Lostiburonesnoloatacaronhastajustamenteantesdelapuestadelsol.Elviejoviovenirlaspardasaletasalolargodelaanchaestelaqueelpezdebíade trazar en el agua. No venían siquiera siguiendo el rastro. Se dirigíanderechoalbote,nadandoalapar.

Trancó lacaña,amarró laescotaycogió laporraque teníabajo lapopa.Eraunmangoderemoroto,serruchadoaunalongituddedospiesymedio.Sólo podía usarlo eficazmente con una mano, debido a la forma de laempuñadura, y lo cogió firmemente con la derecha, flexionando la manomientrasveíavenirlostiburones.Amboserangalanos.

«Debodejarqueelprimeroagarrebienparapegarleenlapuntadelhocicooenmediodelacabeza»,pensó.

Los tiburones se acercaron juntos y cuando el viejo vio al más cercanoabrirlasmandíbulasyclavarlasenelplateadocostadodelpez,levantóelpaloylodejócaercongranfuerzayviolenciasobrelaanchacabezotadeltiburón.Sintió la elástica solidez de la cabeza al caer el palo sobre ella. Pero sintiótambién la rigidez del hueso y otra vez pegó duramente al tiburón sobre lapuntadelhocicoaltiempoquesedeslizabahaciaabajoseparándosedelpez.

El otro tiburón había estado entrando y saliendo y ahora volvía con lasmandíbulas abiertas. El viejo podía ver pedazos de carne del pez cayendo,blancas,deloscantosdesusmandíbulas,cuandoacometióalpezyéstecerrólasmandíbulas.Lepegóconelpaloydio sóloen lacabeza,yel tiburón lomiróyarrancólacarne.Elviejolepegódenuevoconelpaloaltiempoquesedeslizabaalejándoseparatragarysólodioenlasólidaydensaelasticidad.

—Vamos,galano—dijoelviejo—.Vuelveotravez.

Page 53: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

Eltiburónvolvióconfuriayelviejolepegóenelinstanteenquecerrabasus mandíbulas. Le pegó sólidamente y desde tan alto como había podidolevantarelpalo.Estavezsintióelhueso,enlabasedelcráneo,ylepegódenuevoenelmismositiomientraseltiburónarrancabaflojamentelacarneysedeslizabahaciaabajo,separándosedelpez.

Elviejoesperóaquesubieradenuevo,peronoaparecióningunodeellos.Luegoviounoenlasuperficienadandoencírculos.Noviolaaletadelotro.

«No podía esperar matarlo —pensó—. Pudiera haberlo hecho en misbuenos tiempos. Pero los hemagullado bien a los dos y se deben de sentirbastantemal.Sihubierapodidousarunbateconlasdosmanoshabríapodidomataralprimero,seguramente.Aunahora»,pensó.

Noqueríamiraralpez.Sabíaquelamitaddeélhabíasidodestruida.Elsolsehabíapuestomientraselviejopeleabaconlostiburones.

—Prontoserádenoche—dijo—.EntoncespodréacasoverelresplandordeLaHabana.Simehallodemasiadolejosaleste,verélaslucesdeunadelasnuevasplayas.

«Ahora no puedo estar demasiado lejos—pensó—.Espero que nadie sehaya alarmado. Sólo el muchacho pudiera preocuparse, desde luego. Peroestoy seguro de que habrá tenido confianza.Muchos de los pescadoresmásviejosestaránpreocupados.Ymuchosotros también—pensó—.Vivoenunbuenpueblo».

Ya no le podía hablar al pez, porque éste estaba demasiado destrozado.Entoncesseleocurrióunacosa.

—Mediopez—dijo—.Elpezquehassido.Sientohabermealejadotanto.Noshemosarruinadolosdos.Perohemosmatadomuchostiburones,túyyo,yhemos arruinado amuchos otros. ¿Cuántos hasmatado tú en tu vida, viejopez?Poralgodebesdeteneresaespadaenlacabeza.

Le gustaba pensar en el pez y en lo que podría hacerle a un tiburón siestuviera nadando libremente. «Debí de haberle cortado la espada paracombatirconellaalostiburones»,pensó.Peronoteníaunhacha,ydespuéssequedósincuchillo.

«Pero si lo hubiera hecho y ligado la espada al cabo de un remo, ¡quéarma!Entoncesloshabríamospodidocombatirjuntos.¿Quévasahacerahorasivienendenoche?¿Quépuedeshacer?».

—Pelearcontraellos—dijo—.Pelearécontraelloshastalamuerte.

Pero ahora en la oscuridad y sin que apareciera ningún resplandor y sinlucesysóloelvientoysóloelfirmetirodelavela,sintióquequizásestabayamuerto. Juntó lasmanos y percibió la sensación de las palmas. No estaban

Page 54: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

muertasyélpodíacausareldolordelavidasinmásqueabrirlasycerrarlas.Seechóhaciaatráscontralapopaysabíaquenoestabamuerto.Sushombrosselodecían.

«Tengo que decir todas esas oraciones que prometí si pescaba al pez—pensó—.Peroestoydemasiadocansadopararezarlasahora.Mejorquecojaelsacoymeloechesobreloshombros».

Seechósobrelapopaysiguiógobernandoymirandoaversiaparecíaelresplandor en el cielo. «Tengo la mitad del pez—pensó—. Quizá tenga lasuerte de llegar a tierra con la mitad delantera. Debiera quedarme algunasuerte.No—sedijo—.Hasvioladotusuertecuandotealejastedemasiadodelacosta».

—Noseasidiota—dijoenvozalta—.Ynoteduermas.Gobiernatubote.Todavía puedes tener mucha suerte. Me gustaría comprar alguna si lavendieranenalgunaparte.

«¿Conquéhabríadecomprarla?—sepreguntó—.¿Podríacomprarlaconunarpónperdidoyuncuchillorotoydosmanosestropeadas?».

—Pudiera ser—dijo—. Has tratado de comprarla con ochenta y cuatrodíasenlamar.Ycasiestuvieronapuntodevendértela.

«Nodebopensarentonterías—pensó—.Lasuerteesunacosaquevieneen muchas formas, y ¿quién puede reconocerla? Sin embargo, yo tomaríaalgunaencualquierformaypagaríaloquepidieran.Muchomegustaríaverelresplandordelasluces—pensó—.Megustaríanmuchascosas.Peroesoesloqueahoradeseo».Tratódeponersemáscómodoparagobernaralboteyporsudolorsediocuentadequenoestabamuerto.

Vio el fulgor reflejado de las luces de la ciudad a eso de las diez de lanoche.Alprincipioeranperceptiblesúnicamentecomolaluzenelcieloantesde salir la luna.Luego se lasveía firmes a travésdelmar, que ahora estabapicadodebido a labrisa creciente.Gobernóhacia el centrodel resplandorypensóque,ahora,prontollegaríaalbordedelacorriente.

«Ahora ha terminado —pensó—. Probablemente me vuelvan a atacar.Pero, ¿qué puede hacer un hombre contra ellos en la oscuridad y sin unarma?».

Estabarígidoyadoloridoysusheridasytodaslaspartescastigadasdesucuerpoledolíanconelfríodelanoche.«Ojalánotengaquevolverapelear—pensó—.Ojalá,ojaláquenotengaquevolverapelear».

Perohaciamedianoche tuvoquepelearyestavez sabíaque la luchaerainútil. Los tiburones vinieron en manadas y sólo podía ver las líneas quetrazaban sus aletas en el aguay su fosforescencia al arrojarse contra el pez.

Page 55: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

Lesdioconelpaloenlascabezasysintióelchasquidodesusmandíbulasyeltemblor del bote cada vez que debajo agarraban su presa. Golpeódesesperadamente contra lo que sólo podía sentir y oír, sintió que algoagarrabalaporrayselaarrebataba.

Arrancó la caña del timón y siguió pegando con ella, cogiéndola conambasmanosydejándolacaerconfuerzaunayotravez.Peroahorallegabanhastalaproayacometíanunotrasotroytodosjuntos,arrancandolospedazosde carne que emitían un fulgor bajo el agua cuando ellos se volvían pararegresarnuevamente.

Porúltimovinounocontralapropiacabezadelpezyelviejosediocuentadequetodohabíaterminado.

Tiró un golpe con la caña a la cabeza del tiburón donde lasmandíbulasestabanprendidasalaresistentecabezadelpez,quenocedía.Tiróunoodosgolpesmás.Sintióromperselabarrayarremetióaltiburónconelcaboroto.Losintiópenetrar,ysabiendoqueeraagudoloempujódenuevo.Eltiburónlosoltóysaliórolando.Fue,delamanada,elúltimotiburónquevinoacomer.Noquedabayanadamásquecomer.

Ahoraelviejoapenaspodíarespirarysentíaunextrañosaborenlaboca.Eradulzónycomoacobreyporunmomentotuvomiedo.Peronoeramuyabundante.

Escupióenelmarydijo:

—Cómanseeso,galanos,ysueñenconquehanmatadoaunhombre.

Ahora sabía que estaba finalmente derrotado y sin remedio, y volvió apopayhallóqueelcaborotodelacañaencajababastantebienenlacabezadeltimónparapodergobernar.

Seajustóel sacoa loshombrosypusoelbote sobre suderrota.Navegóahoralivianamenteynoteníapensamientosnisentimientosdeningunaclase.Ahoraestabamásalládetodoygobernóelboteparallegarapuertolomejorymás inteligentemente posible. De noche los tiburones atacan las carroñascomopudieraunorecogermigajasdeunamesa.Elviejonoleshacíacaso.Nohacía caso de nada, salvo del gobierno del bote. Sólo notaba lo bien yligeramentequenavegabaelboteahoraquenollevabaungranpesoamarradoalcostado.

«Un buen bote —pensó—. Sólido y sin ningún desperfecto, salvo lacaladada.Yéstaesfácildesustituir».

Podíapercibirqueahoraestabadentrode lacorrienteyveía las lucesdelascoloniasde laplayaya lo largode laorilla.Sabíaahoradóndeestabayquellegaríasinningunadificultad.

Page 56: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

«Elvientoesnuestroamigo,detodosmodos—pensó.Luegoañadió—:Aveces.Ylagranmarconnuestrosamigosyenemigos.Ylacama—pensó—.Lacamaesmiamiga.Lacama,ynadamás—pensó—.Lacamaseráunagrancosa.Noes tanmalaenderrota—pensó—.Jamáspenséquefuera tanfácil.¿Yquéesloquetehaderrotado,viejo?».

—Nada—dijoenvozalta—.Mealejédemasiado.

Cuandoentróenelpuertecito,laslucesdeLaTerrazaestabanapagadasyse dio cuenta de que todo elmundo estaba acostado. La brisa se había idolevantando gradualmente y ahora soplaba con fuerza. Sin embargo, habíatranquilidadenelpuertoypusoproahacialaplayitadegravabajolasrocas.No había nadie que pudiera ayudarlo, demodo que adentró el bote todo loposibleenlaplaya.Luegosebajóyloamarróaunaroca.

Quitóelmástildelacarlingayenrollólavelaylaató.Luegoseechóelpalo al hombro y empezó a subir. Fue entonces cuando se dio cuenta de laprofundidad de su cansancio. Se paró un momento y miró hacia atrás y alreflejodelaluzdelacalleviolagrancoladelpezlevantadadetrásdelapopadelbote.Vio lablanca líneadesnudade suespinazoy laoscuramasade lacabezaconelsalientepicoytodaladesnudezentrelosextremos.

Empezóasubirnuevamente,yenlacimacayóypermanecióalgúntiempotendido,conelmástilatravesadosobresuhombro.Tratóde levantarse.Peroera demasiado difícil y permaneció allí sentado con el mástil al hombro,mirandoalcamino.Ungatopasóindiferentementeporelotroladoyelviejolosiguióconlamirada.Luegosiguiómirandosimplementeelcamino.

Finalmentesoltóelmástilysepusodepie.Recogióelmástilyseloechóal hombro y partió camino arriba. Tuvo que sentarse cinco veces antes dellegarasucabaña.

Dentrodelachozainclinóelmástilcontralapared.Enlaoscuridadhallóunabotelladeaguaytomóuntrago.Luegoseacostóenlacama.Seechólafrazada sobre los hombros y sobre la espalda y las piernas, y durmió bocaabajosobrelosperiódicos,conlosbrazosporafuera,alolargodelcuerpo,ylaspalmashaciaarriba.

Estabadormidocuandoelmuchachoasomóalapuertaporlamañana.Elviento soplaba tan fuerte, que los botes del alto no se harían a lamar y elmuchachohabíadormidohasta tarde.Luegovinoa lachozadelviejocomohabíahechotodaslasmañanas.Elmuchachovioqueelviejorespirabayluegoviosusmanosyempezóallorar.Saliómuycalladamenteabuscarunpocodecaféynodejódellorarentodoelcamino.

Muchospescadoresestabanentornoalbotemirandoloquetraíaamarradoal costado, y uno estaba metido en el agua, con el pantalón remangado,

Page 57: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

midiendoelesqueletoconuntramodesedal.

El muchacho no bajó a la orilla. Ya había estado allí y uno de lospescadorescuidabaelboteensulugar.

—¿Cómoestáelviejo?—gritóunodelospescadores.

—Durmiendo—respondiógritandoelmuchacho.Noleimportabaquelovieranllorar—.Quenadielomoleste.

—Tenía dieciocho pies de la nariz a la cola—gritó el pescador que loestabamidiendo.

—Locreo—dijoelmuchacho.

EntróenLaTerrazaypidióunalatadecafé.

—Calienteyconbastantelecheyazúcar.

—¿Algomás?

—No.Despuésveréquépuedecomer.

—¡Ésesíeraunpez!—dijoelpropietario—.Jamáshahabidounoigual.Tambiénlosdosqueustedescogieronayereranbuenos.

—¡Aldiabloconellos!—dijoelmuchachoyempezóallorarnuevamente.

—¿Quieresuntragodealgo?—preguntóeldueño.

—No—dijo elmuchacho—.Dígales queno se preocupenporSantiago.Vuelvoenseguida.

—Dilequelosientomucho.

—Gracias—dijoelmuchacho.

Elmuchachollevóla latadecafécalientea lachozadelviejoysesentójuntoaélhastaquedespertó.Unavezparecióqueibaadespertarse.

Perohabíavueltoacaerensusueñoprofundoyelmuchachohabíaidoalotroladodelcaminoabuscarleñaparacalentarelcafé.

Finalmenteelviejodespertó.

—Noselevante—dijoelmuchacho—.Tómeseesto—leechóunpocodecaféenunvaso.

Elviejocogióelvasoybebióelcafé.

—Mederrotaron,Manolín—dijo—.Mederrotarondeverdad.

—No.Élno.Élnoloderrotó.

—No.Verdaderamente.Fuedespués.

Page 58: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

—Perico está cuidando del bote y del aparejo. ¿Qué va a hacer con lacabeza?

—QuePericolacorteparausarlaenlasnasas.

—¿Ylaespada?

—Puedesguardártelasilaquieres.

—Sí, la quiero—dijo el muchacho—. Ahora tenemos que hacer planesparalodemás.

—¿Mehanestadobuscando?

—Desdeluego.Conlosguardacostasyconaeroplanos.

—Lamaresmuygrandeyunboteespequeñoydifícildever—dijoelviejo.Notó lo agradableque era tener a alguien conquienhablar envezdehablarsóloconsigomismoyconelmar—.Teheechadodemenos—dijo—.¿Quéhanpescado?

—Unoelprimerdía.Unoelsegundoydoseltercero.

—Muybueno.

—Ahorapescaremosjuntosotravez.

—No.Notengosuerte.Yoyanotengosuerte.

—Al diablo con la suerte —dijo el muchacho—. Yo llevaré la suerteconmigo.

—¿Quévaadecirtufamilia?

—Nomeimporta.Ayerpesquédos.Peroahorapescaremosjuntosporquetodavíatengomuchoqueaprender.

—Tenemos que conseguir una buena lanza y llevarla siempre a bordo.Puedeshacerlahojaconunahojademuelledeunviejoford.Podemosafilarlaen Guanabacoa. Debe ser afilada y sin temple para que no se rompa. Micuchilloserompió.

—Conseguiréotrocuchilloymandaréaafilarlahojademuelle.¿Cuántosdíasdebrisafuertenosquedan?

—Talveztres.Talvezmás.

—Lotendrátodoenorden—dijoelmuchacho—.Cúresesusmanos,viejo.

—Yo sé cuidármelas. De noche escupí algo extraño y sentí que algo sehabíarotoenmipecho.

—Cúresetambiéneso—dijoelmuchacho—.Acuéstese,viejo,yletraerésucamisalimpia.Yalgodecomer.

Page 59: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus

—Tráemealgúnperiódicodecuandoestuveausente—dijoelviejo.

—Tienequecurarsepronto,puestengomuchoqueaprenderyustedpuedeenseñármelotodo.¿Hasufridomucho?

—Bastante—dijoelviejo.

—Le traeré la comiday losperiódicos—dijo elmuchacho—.Descanse,viejo.Letraerélamedicinadelafarmaciaparalasmanos.

—NoteolvidesdedecirleaPericoquelacabezaessuya.

—No.Selodiré.

Alatravesar lapuertaydescenderporelcamino talladoporelusoen larocadecoral,elmuchachoiballorandonuevamente.

Esa tarde había una partida de turistas en La Terraza, y mirando haciaabajo,alagua,entrelaslatasdecervezavacíasylaspicúasmuertas,unamujervioungranespinazoblancoconunainmensacolaquesealzabaybalanceabaconlamareamientraselvientodelEstelevantabaunfuerteycontinuooleajealaentradadelpuerto.

—¿Qué es eso? —preguntó la mujer al camarero, y señaló al largoespinazodelgranpez,queahoranoeramásquebasuraesperandoaqueselallevaralamarea.

—Tiburón—dijoelcamarero—.Untiburón.

Queríaexplicarleloquehabíasucedido.

—Nosabíaquelostiburonestuvierancolastanhermosas, tanbellamenteformadas.

—Niyotampoco—dijoelhombrequelaacompañaba.

Allá arriba, junto al camino, en su cabaña, el viejo dormía nuevamente.Todavía dormía de bruces y el muchacho estaba sentado a su ladocontemplándolo.Elviejosoñabaconlosleonesmarinos.

FIN

¿Tegustóestelibro?Paramáse-BooksGRATUITOSvisitafreeditorial.com/es

Page 60: El Viejo y el Mar - WebClasscolegiosagradafamilia.webescuela.cl/system/files/archivos... · —Lo recuerdo todo, desde la primera vez que salimos juntos. El viejo lo miró con sus