el viaje modernista la iniciación narcótica

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  • 8/19/2019 El Viaje Modernista La Iniciación Narcótica

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    El viaje modernista: la iniciación narcótica

    de la literatura hispanoamericana en el fin de siglo. 

    Hugo M. Viera Smith College

    [A] thousand accidentsmay, and will interpose a

    veil between our present

    consciousness and the

     secret inscriptions on the

    mind; accidents of the

     same sort will also rend

    away this veil [. . .]   De uincey, Confessions

    of an !nglish opium"eater

     El debate en la crítica literaria sobre los procesos de adopción, asimilación, apropiación yadaptación de la cultura hegemónica (particularmente la cultura francesa) por parte de los escritoresmodernistas de fines del siglo diecinueve y principios del veinte todavía persiste. Es este aspectodel llamado !modernismo! un caso de colonialismo, de aseveración de la otredad y secundariedadhispanoamericana, o un fran"ueo del portal de la cultura hegemónica para participar activamente enla producción literaria mundial de la #poca$ %omo modo de fran"uear la organi&ación binaria decolonialismo y los procesos de transmisión cultural en "ue la discusión del modernismo se ha vistoimbuida durante la mayor parte del siglo veinte, propongo un an'lisis de la dial#ctica de laeperiencia de la droga en la literatura modernista. articularmente discutir# los conceptos de

    traducción y reproducción como lugares de enunciación de un subg#nero literario poco estudiadoen la crítica literaria del modernismo* la literatura de la droga.

    +entro de un marco orientalista europeo, la droga constituye un lugar de producción "ueinicialmente aspira a permanecer fuera de los límites narratológicos de la cultura hegemónica. usinauguradores en el canon europeo, -homas +e uincey y %harles /audelaire, fundamentan suconstitución dentro de la lógica de la !confesión! (o en t#rminos actuales* el testimonio) y la lírica,la cual constantemente apuntala la precariedad de las bases de la narrativa* el colapso de los marcosorgani&adores de la sub0etividad y el lengua0e. in embargo, la droga inevitablemente se inscribedentro del conteto hegemónico ya "ue literal y no metafóricamente su entidad radica en elconsumo y participa en el sistema de intercambio de significaciones constituidos por el estado. Enesta oscilación entre el colapso y la recuperación (de sub0etividades, significaciones, límites, etc.)se erige la eperiencia de la droga como un prisma "ue refracta el curso de la literaturahispanoamericana fuera de los par'metros de la integridad nacional hacia una escena global, y a suve& fragmentada, de escritura.

    or otra parte, el car'cter fragmentario, e iconocl'stico, de la droga radica en su resistencia a serfi0ada como eslabón dentro de la concatenación de significados elaborada por el discursohegemónico, en este caso el discurso orientalista decimonónico. +icha resistencia no sólo se

    mailto:%[email protected]:%[email protected]

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    aducir' en la tetualidad modernista sino "ue ad"uiere rigor acad#mico en la concepción de laimposibilidad de la clausura de definición significativa "ue los estudios posestructuralistas hanenarbolado desde la segunda mitad del siglo veinte, y la cual irradia consecutivamente del estudioseminal de 1ac"ues +errida sobre el pharma#on en !2a farmacia de latón.! En resumen, la droga,o el pharma#on, seg3n su antigua significación griega de tanto veneno como remedio, introduceuna dosis de lo !indecidible! al espacio literario. -ras su an'lisis filológico, +errida concluye "ue lanaturale&a del pharma#on es vol'til e irreducible, conclusión "ue an'logamente confiere luego a la

    crítica pos4estructuralista. or e0emplo, el pharma#on, en su encarnación de la cicuta, mata aócrates, y este acto a su ve& representa la muerte de la figura del padre, de la memoria y de laoralidad. 5o obstante, esta ausencia entonces permite la aparición de la escritura de latón, la cualfunciona como remedio ante el olvido.

    or lo tanto, el pharma#on anula al $ogos, mas simult'neamente abre un espacio donde semultiplican los canales de producción e interpretación. 6bre los límites antes circunscritos al lugarde la enunciación original, diseminando así los procesos de significación. 6"uí reside laambig7edad del pharma#on* #ste consiste de cierta inconsistencia, cierta impropiedad, de una no4identidad4consigo4mismo "ue siempre le permite volverse contra sí mismo (+errida 889). ara

    +errida el pharma#on representa movimiento, 0uego (proceso l3dico), locus de la producción dediferencia (8:;). Es un medio donde concepciones diametralmente opuestas se yutaponen ycoeisten en f#rtil tensión. or consiguiente, la eperiencia de la droga abre un espacio en laliteratura del modernismo por donde penetran otras sub0etividades, espacios y temporalidades, y suan'lisis permite vislumbrar una ruptura en el proyecto literario de las naciones hispanoamericanas afines del siglo diecinueve y principios del veinte.

    Rito de iniciación: los escritores modernistas y la droga

    arís, 8. Es una lluviosa noche de invierno y los caballos de los carrua0es chapotean enfangados

    a trav#s de las laberínticas calles de la metrópolis. -o"ues de puerta en clave, invitacionesmisteriosas* todos, envueltos por el viento y la oscuridad, llegan por separado al Hotel imodan enla ?le aint42ouis. Es una noche del s'bado y el club se re3ne hoy como todos los meses. rimero lacontrase@a y la pupila cautelosa "ue inspecciona a trav#s de la ranura en la maci&a puerta demaderaA luego, tras pasar por este velo de misterio, se entra a un santuario de lu&, de lu0o, de arte.En el vestíbulo del hotel uno se encuentra frente a los o0os centinelas de la esfinge "ue resguardafieramente la escalera "ue asciende ma0estuosamente al salón donde se haya reunida la bohemia

     parisina* se encuentran el doctor Moreau de -ours, -heBphile Cautier, Honor# de /al&ac y %harles/audelaire (sentado en una es"uina, ansiosamente esperando la oportunidad para apoderarse de una

     porción y escaparse para go&arla en soledad), entre otros escritores, pintores y bohemios "ue se

     preparan para comulgar de la sagrada hostia del !%lub de los 6sesinos!* el hashish.

    6lrededor de cuarenta a@os m's tarde, hacia mil ochocientos ochenta, los 0óvenes escritores deHispanoam#rica comulgan de esa misma hostia en un rito de iniciación en el campo de la cultura ylas letras. 2a eperiencia de las drogas representa un via0e de iniciación de la literaturahispanoamericana "ue la saca de su posición homog#nea como instrumento "ue colabora en laconsolidación del Estado, y la sumerge en ese multifac#tico, y a su ve& ilusorio y transitorio, e0eespacial y temporal donde se yutaponen diversas tradiciones literarias y culturales* !lamodernidad.!

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    +oris ommer indica en %oundational %ictions "ue entre 8D y 8

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    literaturaA la saca de sus especificidades espacio4temporales para inscribirla dentro de flu0ossocioculturales alternos.

    Entonces, "u# correlación eiste entre este cuestionamiento, o ruptura, y la eperiencia de lasdrogas$ or un lado, el !g#nero literario! de la eperiencia de la droga, cuyos actos fundacionalesresiden en las Confesiones de un opi(mano ingl)s (8

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    como inspiración divina, sino como derivado de la instrumentali&ación teratog#nica de lamodernidad.

    Cracias a la droga el artista ya no es un genio, un ser marcado por un don divino, sino un estratom's en la escala social "ue utili&a la tecnología para modificar el terreno som'tico del su0eto en la

     producción de su arte. eg3n este planteamiento, la est#tica de la modernidad con0uga treselementos* la tecnología, la eperiencia narcótica y la reproducción del arte. Esta coyuntura

    vislumbra el temor p3blico ante la eperiencia narcótica ya "ue #sta representa un !suplemento peligroso! "ue suplanta la inspiración po#tica divina pero siempre llamando atención a su cualidadsecundariaA suplanta al original introduciendo la diferencia inherente del simulacro. (:) El uso de laeperiencia narcótica por el artista no es sólo una violación de los preceptos higi#nicos del estadosino una burla o desafío al poder de +ios, el "ue otorga el don divino de la inspiración po#tica.eg3n esta representación popular de fines de siglo, la escritura no se produce en el espacio "ueeiste entre la mente universal y la imaginación individual sino en el espacio artificial de laalteración voluntaria de los sentidos. Esto resulta problem'tico para la concepción del lector debidoa "ue tendría "ue reali&ar un rito de iniciación, fuera de los par'metros tradicionales de laeperiencia de la lectura, para poder descifrar a fondo los nuevos códigos artísticos.

    2a reelaboración de los códigos artísticos en el siglo diecinueve europeo encuentra su gestofundacional en la doctrina po#tica de las !correspondencias! de /audelaire. Esta imagen de lainfusión de sensaciones corporales al orden de las palabras corresponde al proceso sinest#sico de la

     poesía, el cual tiene filiaciones a la eperiencia narcótica. +icho proceso se convirtió en un rito deiniciación para los poetas europeos de mediados del siglo L?L, seg3n indica 6lethea Hayteren 2pium and the omantic 3magination (8>:). Hayter epone "ue la confusión mental producida

     por el hashish es la causa del efecto po#tico de la sinestesia (8>:). Es decir, la eperiencia narcóticaafecta los sentidos corporales, y esta confusión sensorial se inscribe en la imaginación del poeta.2uego, el poeta traduce esta eperiencia "ue reside en su memoria al espacio po#tico. 6sí establece

    /audelaire en el poema !%orrespondencias,! "ue aparece en la colección %lores del mal (8;),su ars poetica* !%omo ecos distantes en alguna tenebrosa unidad,K erfumes y colores est'nme&clados en etra@as profusiones,K Vastos como la noche se me&clan inetricablementeK %onmares perturbados y con las ilusiones del alba! (l. >4

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    opios, las magias y la con0unción de elementos concretos como el beso "ue riman con formasabstractas en un proceso sinest#sicoA y, por 3ltimo, establece una filiación territorial con la capitalcultural del momento, Qrancia. or consiguiente, el espacio po#tico de la droga F!el tesoro delopio!F provee a los 0óvenes modernistas de cierto capital para llevar a cabo una re4conceptuali&ación de la tradición po#tica hispanoamericana anterior. 5o obstante, el consensocrítico ha enfati&ado "ue dicho proceso meramente constituyó la copia de una tradición eterior alconteto hispanoamericano, acus'ndolo así de frívolo, decadente y escapista. El su0eto literario

    entonces se ha transformado de un individuo "ue se consolida, siguiendo las teorías de la literaturahispanoamericana decimonónica de ummer, en sus relaciones con la familia y el estado F hipóstasis de la naciónF a un ser est#tico, un dandy, "ue via0a por las cavidades interiores de suimaginación.

    !-he aesthetic man NO ,! se@ala Harold /loom en su artículo crítico !Salter ater* -he?ntoication of /elatedness! para un n3mero especial del 4ale %rench Studies "ue gira en torno a laintoicación, !accepts the truths of solipsism and isolation, of mortality and the flu of sensations,and glories in the singularity of his oGn peculiar Iind of contemplative temperament! (8;J). 2aeperiencia narcótica provoca una reconcentración psí"uica tan intensa en el su0eto "ue el mundo a

    su alrededor desaparece mientras "ue el flu0o de sus sensaciones llena la escena de la escritura. Elfluir de la conciencia, la p#rdida del ego en el laberinto interior generado por la narcosis, setransforma en una eperiencia est#tica con valor intrínseco. 6sí lo manifiesta /audelaire en  $os

     para*sos artificiales* !uesto "ue las proporciones del tiempo y del ser son completamentetrastornadas por la variedad multiforme de los sentimientos y la intensidad de las ideas de uno. e

     puede decir "ue muchas vidas est'n atestadas en el 'mbito de una hora. ues, no se parece uno auna novela fant'stica, "ue se vivificar' en ve& de ser escrita$! (traducción míaA >:). 2a interioridaddel su0eto se transforma en teto, y esta transformación representa uno de los cambios introducidosal campo de las letras hispanoamericanas por el modernismo. 2a eperiencia narcótica produce undespla&amiento de un punto de referencia en el mundo eterior a un via0e dentro del cosmos mental

    del su0eto.

    Este acto de iniciación de la literatura hispanoamericana al via0e interior del su0eto se representa enel poema en prosa !El humo de la pipa! de Rub#n +arío, publicado en 8

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    "ue ilustra alegóricamente la vida del su0eto, como en el teatro barroco de %alderón de la /arca,sino una eperiencia est#tica. 2os sue@os contaminan la vigilia del ser, desdibu0ando así los límitesentre la realidad y la ficción. Esta duda ontológica entonces previene una conceptuali&acióntotali&ante de la literatura. Este espacio onírico iniciado por la eperiencia narcótica se aduce en elcuento !2a pesadilla de Honorio! (8

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    er' entonces posible la admisión del autor4adicto al canon literario$ Es socialmente aceptable "ueel autor sea un alcohólico ya "ue el alcohol no tiene el estigma social de las drogas. P, "ue sea unvisionario, un místico, por"ue esto conlleva una esfera oculta, divina, "ue apela a las emocionesrom'nticas e ideales del ser humano. Mas la adicción es un acto anti4social y solipsista donde elindividuo se separa del resto del cuerpo político. Representa un eceso "ue se sale fuera de loslímites morales establecidos por el discurso hegemónico. El r#gimen social se preguntar' "u# nos

     podr' iluminar un su0eto "ue ha perdido su fuer&a de voluntad y su integridad física, psicológica y

    #tica ante el poder de la droga. i el autor es un adicto, la vo& "ue llega al lector, se dir' la sociedad,no es la del su0eto, sino la vo& sofística y corruptora de la droga.

    or otra parte, si triangulamos al adicto y a la escritura modernista mediante el v#rtice de laeperiencia narcótica, salta a la vista nuevamente ese elemento de la desconeión de la realidad "ueha sido tan criticado en el modernismo. 6dem's, el riesgo de "ue el autor sea un adicto representaun envilecimiento del capital cultural. En esta hipóstasis del autor y del adicto hallamos laconflación de dos esferas opuestas* la alta, siendo la figura del autor representante de la alta cultura,y la ba0a, siendo el adicto un representante del margen. Resulta un golpe tan rotundo al status5uo esta unión hipost'tica del autor y el adicto ya "ue representa un vacío en el centro* el margen,

    el !eterior suplementario,! invade y penetra el centro, socavando su andamia0e retórico,eponiendo así las fallas, las diferencias, en su sistema de 0erar"uías. (=)

    Esta amena&a de la adicción contra el e0ercicio literario se manifiesta claramente en el poema en prosa de /audelaire !2a c'mara doble,! traducido en 8>)

    El su0eto regresa del paraíso del olvido provisto por el opio y percibe el desgaste "ue le rodea trasdías o meses de abandono. Entonces /audelaire se pregunta, de "u# le sirve al poeta la percepciónde lo eterno mediante el poder de la droga, si lo "ue le "ueda tras el via0e son sólo !manuscritosraspados o incompletos!$ El peligro de la droga b'sicamente reside en su capacidad misma degenerar ficciones. 2a droga disloca el e0e temporal y espacial del su0eto en un acto de simulación,de0ando entrar así nuevos espacios y tiempos "ue suplantan categorías de lo !real.! 6sí lo proclama

    del %asal en !2a canción de la morfina! (8

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    humano, el placer en el auto4an'lisis. El via0e al interior puede alcan&ar un estado patológico dondeel su0eto Fobsesionado con su propia psi"ueF pierde totalmente coneión con una referenciaeterior y se envuelve en sí mismo en un acto de narcisismo.

    6n'logamente, podríamos decir "ue la literatura resulta adictiva ya "ue funciona como un recurso atrav#s del cual el su0eto intenta una y otra ve& satisfacer sus deseos y re4inventar su sub0etividadmediante un despla&amiento constante del e0e temporal. in embargo, dada la insuficiencia de tanto

    la droga como el lengua0e de fi0ar permanentemente una visión totali&ante de nuestra condición, elsu0eto contin3a acudiendo a estos paliativos de su realidad hasta llegar al desgaste, ya sea delcuerpo adicto o del lengua0e. En este momento de colapso el su0eto se desintegra o se interna en unsanatorio para recuperarse eento de la droga, y la literatura se eamina a sí misma para librarse deldiscurso gastado y adoptar otra m'scara en un proceso de renovación constante. +e manera similar,los modernistas presentan las primeras tentativas de eperimentación ling7ística y derepresentación en la literatura hispanoamericana, catali&adas por la droga, "ue luego sedesarrollarían, sin la presencia concreta de la misma, en los movimientos de vanguardia a partir dela segunda d#cada del siglo veinte.

    En fin, la eperiencia narcótica inicia la literatura hispanoamericana de fines de siglo L?L a unaserie de distintas m'scaras del su0eto literario. El poeta4dandy, el adicto, el poeta maldito, elcriminal (aun"ue la droga a3n no era ilegal tenía una fuerte estigmati&ación social) y el científicoson m'scaras con0uradas por las diversas voces de una literatura alucinada "ue est' poniendo a

     prueba sus propios límites. 6dem's, en la transgresión de estos límites se penetran nuevos espaciosde escritura por donde atraviesa el su0eto errante, alterado por la droga. 6 su ve& estas m'scaras yestos espacios re"uieren de modos de epresión diferentes para poder representar estos estadosalternos de la realidad, "ue luego se convertir'n en palimpsestos de movimientos literariossucesivos.

    Este marco de descentración "ue acarrea una discusión de la eperiencia de la droga en latetualidad modernista abre un intersticio en la crítica a trav#s del cual se diseminan nuevasinterpretaciones sobre este locus de producción literaria y cultural. Es decir, la narcosis descentra ele0e de percepción, causando así la dislocación de límites establecidos* sub0etividadKob0etividad,interioridadKeterioridad, internacionalKnacional, naturalKartificial, entre otros. El su0eto alterado seenfrenta a la incertidumbre de categori&ar lo !real.! El f'rmaco entonces inicia tanto al su0eto comoal lector al sentido indecidible de la ficción, intoica el lengua0e de representación, inyecta unadiversidad de tradiciones literarias y culturales al corpustetual hispanoamericano y reproduceespacios y procesos de escritura "ue transgreden los límites conocidos de representación. En fin, ladroga es una matri& generativa de !las ficciones de la modernidad.! u aparición en la tetualidad

    modernista coincide con una iniciación a nuevos espacios de representación, nuevos su0etosliterarios y nuevos modos ling7ísticos. 5o obstante, esta iniciación se consolida precariamente enuna !conciencia de la droga.! 2os escritores 0óvenes modernistas, en su b3s"ueda de lo !moderno,!adoptan y adaptan este espacio como una novedosa fuente de capital ling7ístico y cultural. Ellosrompen el velo nacionalista mediante una serie de !via0es! al territorio seductor de la narcosis. orsu parte, dichas incursiones literarias se articulan en afiliaciones a las "ue he demarcado como dosde los límites de la !farmacografía! (>) * traducción y reproducción.

    El reverso deslustrado del espejo: traducciones y reproducciones

    http://www.lehman.cuny.edu/ciberletras/v09/viera.html#5http://www.lehman.cuny.edu/ciberletras/v09/viera.html#5

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    En su deseo de fomentar un nuevo sistema de referencias fuera del monolito organi&ador de lanación hispanoamericana decimonónica, con sus obvios neos a los orígenes castellanos de lametrópolis previa, los escritores 0óvenes hispanoamericanos de fines de siglo se sumergieron en el'mbito internacional mediante la lectura de escritores europeos y estadounidenses* -homas +euincey, %harles /audelaire, -h#ophile Cautier, Edgar 6llan oe, entre otros. 5o obstante, estegesto no se limitó a mero e0ercicio de lectura sino "ue se convirtió en un acto de traducción y enuna estrategia de apropiación cultural. or e0emplo, 6sunción ilva tradu0o el poema !Humo! de

    CautierA mientras, 1uli'n del %asal tradu0o en 8;). 5o obstante, estos tetosderivativos (traducciones o versiones) nos permiten interpretar la operación de la traducción comorito inici'tico para los escritores hispanoamericanos en los albores del nuevo siglo y de lamodernidad.

    2a novedad de estas voces po#ticas provenientes de Europa, de la metrópolis cultural, provocan unadislocación de la tradición po#tica nacional. e establece un culto de lo nuevo. 2as vocesnacionales Fel gaucho, el indio, el criollo, el cautivoF del romanticismo se ven suplementadas osustituidas por los !ecos! de voces etran0eras. El eco del original es el efecto intencionado de latraducción, seg3n indica Salter /en0amin en su ensayo !2a tarea del traductor!* !2a tarea deltraductor consiste en encontrar esa 3ntenci(n en el lengua0e al cual est' traduciendo, "ue produce en#l el eco del original! (#nfasis originalA traducción míaA ;). odemos ver el acto de la traducciónno como una mera sustitución ling7ística sino como una metempsicosis de la intención de la obraliteraria. %omo todo culto re"uiere una feligresía, estas voces encontraron sus seguidores, sus

    imitadores, sus !copias,! en el continente hispanoamericano, provocando así lo "ue algunosdenominaron una crisis de la originalidad* ! 'odernismo has most often been seen as a movement ofdependence, as a group of poets Gho looIed to Europe, especially Qrance, as a source ofinspiration. Many have even seen this movement as a trend based in imitation, as mere translationfrom one literary culture into another! (irIpatricI 89).

    El modernismo ha sido estigmati&ado como mera copia de la cultura europea, especialmente de lafrancesa, sin ning3n aporte original a las letras nacionales. Esta estigmati&ación se corrobora en la

     producción de tetos críticos "ue colocan el modernismo dentro de una percepción de recepción pasiva de la cultura francesa* $e 'odernisme hispano"am)ricain et ses sources fran9aises(89) de

    Marie41osXphe Qaurie y $a influencia francesa en la obra de ub)n Dar*o (89) de ErGin .Mapes. Es decir, el modernismo ha sido percibido como mera traducción de otra cultura. inembargo, podemos enfrentar este estigma contra sí mismo para generar una nueva interpretacióncrítica. /en0amin propone "ue el gesto de traducción implica una renovación del lengua0e. Esto sedebe a "ue el lengua0e tiene "ue ensanchar sus propios límites para poder avernirse a la !otredad!del lengua0e original (;=4;>). or consiguiente, la traducción implica una desterritoriali&ación dellengua0e y de la cultura para entrar a un nuevo espacio de escritura.

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    !Yna traducción,! indica /en0amin, !en ve& de aseme0arse al significado del original, debeincorporar amorosa y minuciosamente el modo de significación del original, haciendo así "ueambos el original y la traducción sean reconocibles como fragmentos de un lengua0e mayor,

     0ustamente como fragmentos "ue conforman una vasi0a! (traducción míaA ;

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    el campo de las letras hispanoamericanas. in embargo, hacia el final de su carrera, +arío da m's peso en su escritura a los da@os "ue la misma ocasiona. En el segundo, la diferencia radica en losdistintos espacios de la escritura* ficción vs. periodismo. Mientras "ue en el primero el escritor se

     puede esconder ba0o la m'scara del narrador, el periodismo aboga por la autenticidad del discurso.En ese caso, un dictamen demasiado favorable a la droga estigmati&aría al escritor periodísticocomo adicto, rest'ndole autoridad a su propio discurso.

    or otra parte, +arío encuentra los orígenes del acto de ingerir drogas en una marca de diferencia,en un punto de diseminación del cuerpo. or un lado indica "ue el estímulo artificial no es m's "ueun simulacro "ue se "ueda corto del verdadero et'sis* !5inguna sustancia ni licor produce en el'nimo la sana euforia de un estado sano de todos los órganos, sobre todo de los nervios! (8;>4;).i el estado corporal es íntegro, si el cuerpo est' en perfectas condiciones, no eiste la necesidad deacudir al uso de drogas. in embargo, una ve& "ue la diferencia estigma el cuerpo, se abre unintersticio por donde entra o se hace presente la eperiencia narcótica* !To bien cono&co casos en"ue la urgencia de un ecitante ha tenido por causa la timide& nerviosa, el decaimiento cerebral, ola violencia de un dolor neur'lgico, como en el caso de uincey sicO! (8;). Es decir, laeperiencia narcótica est' asociada con un acto de ruptura "ue disyunta la integridad del cuerpo

    físico y tetual. or lo tanto, es un acto transgresivo "ue abre los límites de las pr'cticas discursivasal servicio de la constitución de la nación* la medicina, la legalidad, la religión, la literatura, etc. 6ltraer el cuerpo a la superficie del teto, o sea al traducir el terreno som'tico en el espacio literario,la droga revela y cuestiona los valores paradigm'ticos "ue lo constituyen como unidad fundamentalde toda nación.

    or lo tanto, el acto de incorporación de la droga, ya sea metafórica como la traducción de estaeperiencia o literal, re4define los límites de las categorías de lo "ue se considera ficción yestablece un orden diferente de significaciones. Esta re4organi&ación se aduce en !El onirismotóico! de +arío, el cual sirve como una introducción a una serie de artículos dedicada a oe y a las

    relaciones entre la eperiencia narcótica, los sue@os y la creación literaria. En !Edgar oe y lossue@os! +arío manifiesta una clave importante para entender esta re4codificación de lo ficticiomediante la eperiencia de la droga* !Me parece muy 0usta la observación de +upouy, de "ue laintoicación no creó nada en oe, y "ue sus visiones sobrenaturales no le han aparecido, sino

     por"ue estaba preparado, desde hacía tiempo, desde siempreA sin embargo, sin el influ0o de losecitantes no hubiera ad"uirido lo anormal, lo raro, lo ultradiabólico o lo superangelical "uesedesborda en algunos de sus traba0os! (#nfasis míoA 8

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    locali&aciones de conflaciones de diversas influencias. Es precisamente en la ciudad donde elescritor hispanoamericano empie&a a profesionali&arse a fines del siglo L?L. El modernismo y el

     periodismo van cogidos de la mano en esta #poca de transición, en un proceso de democrati&acióndel campo letrístico hispanoamericano Fseg3n la tesis "ue 6ngel Rama arguye en $as m8scarasdemocr8ticas del modernismo. El escritor pierde su estado aristocr'tico y tiene "ue ganarse la vidavendiendo su escritura. -iene "ue hacerla apetecible para el consumo de las masas.%onsecuentemente, para capturar la mirada de miles de lectores "ue recorren el espacio laberíntico

    de la ciudad tiene "ue lan&arse en busca de lo nuevo, de lo "ue le estimule las sensaciones del lectorinsaciable de noticias. or lo tanto, el escritor modernista lee, traduce y establece nuevasgenealogías literarias "ue residen fuera del espacio nacional para fomentar nuevas pr'cticas delectura. Este proceso acelerado de información re"uiere entonces de una especie de sistema, unaescuela o movimiento de traducción. En otras palabras, podríamos argumentar "ue el modernismo

     Fconcomitante a la mecani&ación del sistema de consumo del proyecto de la modernidadFacarrea consigo una mecani&ación del proceso de escritura.

    2a sistemati&ación de las vías informativas de la sociedad finisecular Fla incipiente proliferaciónde medios masivos de comunicaciónF re"uiere de cierta manera de la mecani&ación de la mirada*

    c'maras fotogr'ficas, la prensa y el cinematógrafo. 2a !m'scara democr'tica! del modernismolleva un o0o electrónico "ue percibe una multiplicidad de espacios y su0etos ya "ue dicho procesode democrati&ación consiste primordialmente de la inclusión Fal opuesto de un proceso imperativode eclusión mediante categorías 0er'r"uicasF de una diversidad de e0es espaciales, temporales ysub0etivos. 2a eperiencia de la droga a su ve& est' afiliada a esta instrumentali&ación de la mirada*el !via0e! es"ui&ofr#nico de la droga b'sicamente representa la espectacularidad de la interioridaddel su0eto en un acto de desdoblamiento. or su parte, este proceso democr'tico de inclusión desu0etos, tiempos y espacios alternos acarrea consecuentemente la ruptura de límites o fronteras nosólo est#ticas sino sociales, nacionales, ling7ísticas y epistemológicas. 5o obstante, esta serie derupturas de los límites tradicionales no transcurren en una localidad específica sino en un espacio

    !virtual,! en un simulacro narcótico "ue llama atención a sus propias t#cnicas de reproducción.

    2a t#cnica de reproducción, /en0amin arguye en su ensayo !2a obra de arte en la era dereproducción mec'nica,! separa al ob0eto reproducido del dominio de la tradición y pone en peligrola autenticidad y la autoridad del ob0eto. +icho argumento propone dos vertientes divergentes* porun lado, el acto de reproducción autonomi&a al ob0eto est#tico de las cadenas de la tradición aldesgastar las concepciones tradicionales de tiempo y espacio, las contigencias históricasA por elotro, la reproducción mec'nica atenta contra los preceptos de originalidad y autoridad de dichoob0eto ya "ue la locali&ación del proceso de creación se disemina en la inmediate& de la imagen,marchitando así !el aura de la obra de arte! (/en0amin ::8A traducción mía) y destruyendo

    cual"uier concepto posible de tradición. %omo ocurre con todo movimiento literario Ftoda producción humanaF el destino de la eperiencia de las drogas es inevitable* la reproducción de suimagen. 6l ser traducida a la escritura, dicha eperiencia pierde su aura de rebeldía, de originalidad,

     para convertirse en tipografía. 2a eperiencia de las drogas se transforma en una pose est#ticareproducible. or lo tanto, no es pertinente cuestionar si los escritores modernistas presentados a"uíeperimentaron o no con las drogas. 5o son m's o menos aut#nticos por haber probado o no elc'@amo y el opio. Es un dato biogr'fico curioso, mas trivial en el estudio de la tetualidadmodernistaA como bien di0era +e uincey* !5ot the opium4eater, but the opium, is the hero of thetaleA and the legitimate center on Ghich the interest revolves! (JJ

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    medios de reproducción en masa la eperiencia narcótica de0a de ser rito de iniciación a la !culturauniversal! y su rastro, el proceso sinest#sico, se convierte en lengua0e reproducibleF en tropoliterario. ierde su car'cter ritual, elitista y bohemio, pasando entonces a las manos de lasmultitudes donde ser' usado y abusado hasta el punto de convertirse en adicción. T esta adicciónliteraria, como en su doble fisiológico, puede llegar a sufrir una sobredosis, un agotamiento designificación.

    Mientras "ue /audelaire traduce a la p'gina en blanco lo "ue la eperiencia narcótica !eagera! ensu imaginación ya rica, otros reproducir8n el producto de la escritura de /audelaire (la sinestesia oel acto mismo de ingerir drogas), pero nunca podr'n reproducir su imaginación. -enemos entoncesuna triangulación de los siguientes elementos o espacios* la eperiencia narcótica, la imaginación yel producto tetual. 2a eperiencia de las drogas funciona como un catalítico en la generación del

     producto, atravesando por la imaginación. %omo dice /audelaire, las drogas no aumentan o alteranel poder imaginativo del individuo sino "ue son m's bien un m#todo de traba0o, un modomnemónico, para el poeta (Hayter 8J). El proceso creativo en sí no se puede reproducir ya "ueentramos en el espacio de lo desconocido, del genio, el talento "ue se cultiva con disciplina yfuer&a de voluntad, seg3n los preceptos de /audelaire.

    in embargo, el hecho de "ue dos elementos de esta triangulación creativa son reproduciblesrepresenta un atentado contra la autoría o autoridad de un ob0eto de arte. 2os límites entre autor ylector se diseminan debido a "ue la t#cnica de reproducción permite el acceso de las masas alespacio de la autoridad (/en0amin :J:)A se democrati&a la figura del autor. Yna ve& "ue el procesocreativo aparenta ser reproducible de0a de ser algo oculto, místico, y se convierte en una t#cnicacapa& de ser transmitida y aprendida. El poeta aristocr'tico es reba0ado a la posición de untecnocr'ta m's en el mundo industrial. 6parece así un nuevo su0eto en la modernidad literaria* elescritor profesional, "uien participa de o contribuye a la mecani&ación de la escritura. crónicas devia0es, artículos periodísticos, traducciones, ensayos de crítica de arte o literaria redefinen la figura

    del intelectual hispanoamericano* el ser pasa a ser un instrumento de visión "ue incorpora oconsume una diversidad de 'ngulos de información para poder generar m's eficientemente su

     producto.

    6dem's, esta capacidad de reduplicación tambi#n representa la desterritoriali&ación de la percepción de la realidad, seg3n mantiene Michel Qoucault en &he 2rder of &hings* !NO alduplicarse a sí mismo en un espe0o el mundo anula la distancia propia de síA de esta forma supera ellugar asignado a cada cosa! (89A traducción mía). El desdoblamiento mediante la reproducciónlibera al mundo de su orden para reinventarlo nuevamente mediante nuevas posiciones. Es así "uela reproducción tetual del Priente, eliminando distancias geogr'ficas y culturales, inicia

    irónicamente el imaginario social hispanoamericano a una !cultura universal.! Ta habían aparecidoa fines del siglo L?L modos de representación del Priente en tetos modernistas, pero m's bienconstituían elementos dispersos en la escritura* una pipa a"uí, un turbante ac', un div'n m's all'. Elcronista flaneur  Ernesto Cóme& %arrillo, mediante su escritura errante, inicia al lectorhispanoamericano al Prientalismo "ue ya había penetrado la cultura francesa e inglesa en el sigloL?L. ?ntroduce al lector a un nuevo espacio de representación, y este espacio est' íntimamenteligado a la eperiencia de las drogas.

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    En la crónica !En una fumería de opio annamita,! publicada en la colección Desfile devisiones (89D), Cóme& %arrillo representa un nuevo espacio del ba0o mundo para la imaginaciónhispanoamericana* la fumería de opio. +icho espacio ya había sido asimilado por, o había invadido,la cultura europea seg3n se aduce en la representación de fumerías de opio en la literatura inglesa*

     por e0emplo, en &he 6icture of Dorian >4>). El tr'fico de opio llegó a representar en el siglo L?L una

    de las mayores fuentes de ingresos para la corona inglesa* !El resupuesto ingl#s de 8

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     po#ticas. u discurso trata de asimilar el nuevo espacio al cual ha penetrado. Esto se aduceclaramente en la representación de los o0os de la mu0er "ue el narrador se encuentra en la fumería*

    6"uellos o0osW To me asom# a ellos como a un po&o infinito, conespanto y beatitud. En su fondo flotaban las visiones del ensue@oasi'tico. T eran, en barcas de 0ade, entre sederías rutilantes, princesas delTun4n'n "ue corrían en busca de amorosas aventuras por los pi#lagos

    glaucos de sus maresA y eran piratas heroicos luchando en sus fr'gilessampaus contra las naves formidables del emperadorA y eran dragonestutelares, de escamas de mil colores, "ue aparecían a la lu& de la luna

     para ofrecer a las vírgenes entristecidas invencibles talismanesA y eran palacios grandes como pueblos, palacios de filigranas, con techos de oro,con muros cubiertos de esteras bordadas, palacios llenos de m3sicas, de

     perfumes, de galanteosA y eran, all', muy en el fondo, muy en el fondo, ba0o las aguas del po&o, min3sculas pagodas milagrosas. (8D

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    continente gracias al discurso de la crónica, el cual provee un distanciamiento seguro, sin riesgo ala contaminación de la adicción. Esta re4articulación de la tradición literaria hispanoamericana,radicada en la inclusión de nuevos referentes ling7ísticos y culturales y la apropiación de nuevasgenealogías y filiaciones literarias, no sólo se lleva a cabo en un via0e a un eterior geopolítico sino"ue se concibe a sí misma en el via0e al interior del su0eto.

    2a interiori&ación alucinante se representa por analogía a trav#s del repertorio de aparatos ópticos

    "ue aparece en la escritura modernista* el Ialeidoscopio, la linterna m'gica, el espectroscopio, etc.2a con0ugación de la mirada, la eperiencia narcótica y la interiori&ación del su0eto culmina en la poesía modernista en el etenso poema !2a torre de la esfinges* -ertulia lun'tica (sicologaciónmorbo4panteísta)! (89D9) de Herrera y Reissig. Este poema representa un via0e al !insonorointeriorK de mis oscuros naufragios! (l. >84>:) donde el su0eto no mantiene una tertulia con nadiesalvo consigo mismo. El acto de auto4an'lisis se debe gracias a la eperiencia narcótica* !-ortura elhumo un fun'mbuloK gui@ol de aleidoscopio,K y hacia la noche de opioK abre los po&os de %ienciaKel o0o de una concienciaK profunda de espectroscopio! (l. 9>48DD). 2os o0os se transforman enaparatos ópticos "ue codifican y representan esa realidad interior asociada a la eperiencianarcótica. () +icha eperiencia introduce una alteridad "ue fragmenta el modo de visión del

    su0eto. 2a eperiencia de la droga altera la percepción de la realidad* !2as cosas se hacenfacsímilesK de mis alucinaciones! (l. 8>8), introduciendo así una ambig7edad en las relaciones entresu0eto y ob0eto* !2a realidad espectral K pasa a trav#s de la tr'gica K y turbia linterna m'gica K de mira&ón espectral NO! (l. 8;84;=). Esta coyuntura entre la eperiencia narcótica y la mecani&ación dela mirada se debe a "ue el opio, por e0emplo, parali&a los miembros del cuerpo, y mediante esta

     par'lisis se abre el espacio intelectual del interior. 2a ausencia de la capacidad motora, ladesconeión de la realidad mediante el adormecimiento de los bra&os y las piernas, los cuales sólo

     pueden funcionar en un plano de la realidad (agarramos ob0etos en el eterior del cuerpo, las piernas nos mantienen en la tierra), conlleva la magnificación de la función óptica. Esto lo confirmaCóme& %arrillo en su crónica !En una fumería de opio annamita!* !6"uella inmovilidad et'tica,

    en la "ue sólo los o0os vivíanN! (8D9). 2a eperiencia narcótica fragmenta al su0eto y distancia loso0os del resto de su cuerpo. Este distanciamiento permite la mecani&ación de la óptica ya "ue unave& han sido desfamiliari&ados los o0os pueden ser re4codificados en el lengua0e como aparatosmec'nicos. 2a mirada "ue captura el flu0o de sensaciones es el residuo "ue "ueda de este via0e alespacio interior del su0eto.

    2a conflación del organismo y la producción po#tica genera en el modernismo una farmacografía"ue reclama al cuerpo como su palimpsesto. (;) El cuerpo po#ticoFya sea el cuerpo del poeta oel corpus tetualFse hace visible y se convierte en espect'culo. one de manifiesto laespectacularidad de la escritura. El !via0e! narcótico como rito de iniciación tiene una cualidad de

    espectacularidad. -odo acto ritual eige visibilidad y espect'culo ya "ue su significación radica enla mirada. 2a diferencia sólo eiste en relación a la mirada del otro. i no la reconocemos, todo eshomog#neo. or consiguiente, la transformación interior del su0eto y de la literatura no ad"uierelegitimidad hasta "ue #sta no sea epuesta al eterior, hasta "ue no se convierta en eperienciaest#tica.

    En !2os martirios de un poeta aristócrata,! un artículo de 1uan 1os# oi&a Reilly "ue aparece en eln3mero =JJ de la popular revista Caras y caretas (Qraser :8), Herrera y Reissig ofrece su cuerpocomo base de donde irradia su arte po#tica. 5o "uiere representar la eperiencia narcótica como

    http://www.lehman.cuny.edu/ciberletras/v09/viera.html#6http://www.lehman.cuny.edu/ciberletras/v09/viera.html#8http://www.lehman.cuny.edu/ciberletras/v09/viera.html#6http://www.lehman.cuny.edu/ciberletras/v09/viera.html#8

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    una adicción F!To no soy un viciosoW 5o soy un fan'ticoW!F sino "ue "uiere transformarla enun espacio artístico* !2os paraísos artificiales son para mí un oasis. Yna fuente de inspiración NO.!2a transformación est#tica de un estado de intoicación, se@ala 5iet&sche en $a gaya ciencia, esuna característica de ser artista* !2os artistas continuamente glorifican Fno hacen nada m'sFtodos esos estados y cosas "ue putativamente le otorgan al hombre la oportunidad de sentirse bien

     por primera ve&, o magno, o intoicado, o alegre, o bueno y sabio NO. 2os artistas siempre est'n alacecho para descubrir dichos ob0etos y atraerles a la esfera del arte! (traducción míaA 8=8). Mas, el

     poeta no se conforma con transmutar la intoicación a un nivel artístico sino "ue la eleva a un planomístico mediante la representación de la mortificación del cuerpo* !6dem's, la morfina y el opio

     producen un sue@o tan encantador, tan pl'cido, tan celestial y divino, "ue bien vale ese sue@o untro&o de mi carne NO.! Mediante el lengua0e Herrera y Reissig saca la eperiencia narcótica delmargen, de las fumerías de opio a las afueras de la ciudad, y la coloca en el centro, en la !-orre delos anoramas.! -ambi#n la saca de su aspecto banal de recreación y la coloca en el 'mbito místicoAla convierte en sacramento. Pfrece su cuerpo a cambio de un conocimiento oculto en las antípodasde la mente. En este instante el poeta de0a de ser un mero adicto ante los o0os de la sociedad y seconvierte en un m'rtir Fde ahí el título !2os martirios de un poeta aristócrata!F del culto de laescritura.

    eg3n oi&a Reilly, Herrera y Reissig reproduce en 8

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    inmediate&, de complicidad voyeurística con el lector, mediante una vertiginosa proliferación dereferentes "ue no est'n conectados a las circunstancias de una realidad específica. 2a abstraccióndel via0e de la droga radica en una concatenación de significantes "ue no refieren una trayectorialineal y progresiva Fla meta4narrativa de la historiaF sino una proyección radial "ue con0ugadiferentes registros* sensaciones, memorias, sue@os, paisa0es eóticos, ob0etos preciosos y

     preciosistas "ue transportan a realidades alternas. Roberto Con&'le& Echevarría en su ensayo!Modernidad, modernismo y nueva narrativa* !l recurso del m)todo! identifica astutamente la

    correlación entre la po#tica modernista y la concepción de la modernidad* !El lengua0e modernistaes moderno por"ue es un lengua0e "ue destaca su desconeión crítica del mundo de las cosas, einsiste en esa desconeión poniendo de manifiesto no ya los mecanismos de su propia producción,sino sobre todo el car'cter de producto "ue el mismo tiene (de ahí la abundancia de lugarescomunes en la poesía modernista)! (8>9). in embargo, al contrario de lo "ue arguye Con&'le&Echevarría, he demostrado en este artículo "ue los modernistas sí manifiestan los mecanismos de su

     producción a trav#s de sus afiliaciones a, o traducciones y reproducciones de, la eperiencia de ladroga, y la espectacularidad "ue #sta dramati&a en t#rminos de la constitución de sub0etividades ytetualidades. 6 su ve&, los escritores modernistas ratifican una red de complicidad con sus lectoresen este intercambio de lugares comunes, el cual encuentra una matri& generativa en la droga. %omo

    consecuencia, para "ue se realice este intercambio, los escritores modernistas y sus lectores participan en un e0ercicio hermen#utico "ue !rompe el velo! creado por los estratagemasdiscursivos de la nación, el canon y la sub0etividad, y les permite ver el reverso del espe0o de larealidad.

    Notas

    (8). Esta revista publicó fragmentos traducidos al castellano de la obra del escritor franc#s

    -heóphile Cautier dedicada a la eperiencia de la droga.

    (:) Esta concepción del !suplemento peligroso! proviene de 1ac"ues +errida "ue lo discute en !2afarmacia de latón!* !or "u# es peligroso el sustituto o el suplemento$ NO us desli&amientos lelibran de la simple alternativa presenciaKausencia. !se es el peligro. T eso es lo "ue le permitesiempre al tipo pasarse por el original. -an pronto como el afuera suplementario se abra, suestructura implica "ue el suplemento mismo puede ser NO reempla&ado por su doble, y "ue unsuplemento para el suplemento, un sustituto para el sustituto, es posible y necesario! (traducciónmíaA 8D9).

    (J) El teto de +e uincey dice así* !Hitherto the human face had mied often in my dreams, butnot despotically, nor Gith any special poGer of tormenting. /ut noG that Ghich ? have called thetyranny of the human face began to unfold itself! (#nfasis míoA JJ:).

    (=) El crítico Pscar Montero indica "ue el modernismo abre el discurso íntegro nacional a una seriede diferencias* !Modernismo es parnasianismo, es decadentismo, orientalismo, y erotismo[malsano.U e trata de lugares prohibidos al su0eto nacional saludable, "ue no obstante constituyenlos recintos de un su0eto soterrado y clandestino, enfermo, decadente, eótico y erótico! (>D).

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    (>) El t#rmino !farmacografía,! o una escritura sobre las drogas, procede del teto de +avid2enson 2n Drugs, uno de los estudios de m's envergadura teórica "ue se han reali&adorecientemente sobre la droga y sus tetualidades.

    () 6ldous Huley en =eaven and =ell  provee una dis"uisición sobre la relación entre lasinvenciones de aparatos ópticos y la eperiencia visionaria, producida o no por el consumo dedrogas (8>;4;:).

    (;) 2a mecani&ación de los sue@os había sido una meta para los escritores rom'nticos europeos ya"ue pensaban "ue había una coneión entre los sue@os y los procesos de la creación literaria. En6lemania e ?nglaterra ellos no sólo reverenciaban los sue@os por su importancia psicológica ymoral sino por ser una eperiencia est#tica con valor intrínseco. or consiguiente, si los sue@osconstituyen una parte esencial del repertorio del escritor, no hay "ue etra@ar el uso de mediosartificiales por parte de los artistas para estimular su producción (Hayter ;4;>). or lo tanto, desdeel romanticismo europeo, la droga ha funcionado como catali&ador "ue acelera y magnifica elrendimiento corporal para la labor artística.

    (

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    • 444. !-he SorI of 6rt in the 6ge of Mechanical Reproduction.! 3lluminations. -rad. Harry]ohn. Ed. Hannah 6rendt. 5eG TorI* chocIen, 899. :8;4>8.

    • /loom, Harold. !Salter ater* the ?ntoication of /elatedness.! Tale Qrench tudies >D(89;=)* 8J4.• +arío, Rub#n. Cuentos. Ed. 1os# Emilio /alladares. an 1os#* 2ibro 2ibre, 89