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CULTURA Los libros del infierno Exposición bibliográfica en la Nau de los libros expoliados tras la victoria franquista en Valencia. PÁG. 4/5 16 de marzo de 2008 ENTREVISTA Antoni Asunción “Es bueno para la democracia que no exista la acumulación de poder que hoy existe en La Moncloa” PÁG. 6/7 endomingo Levante El Valencia Foot-ball Club Con la dimisión de Juan Soler, el Valencia acumula 30 presidentes en 89 años de historia. Levante- EMV se introduce en las peripecias de Octavio Augusto Milego, el catedrático de Literatura que creó el club con 26 años de edad. Páginas 2 y 3 Milego —quinto jugador en la fila de pie, contando desde la derecha—, fue el fundador del Deportivo Español, disuelto tras la muerte de Luis Bonora.

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CULTURA

Los libros del infiernoExposiciónbibliográfica en laNau de los librosexpoliados tras lavictoria franquista en Valencia. PÁG. 4/5

16 de marzo de 2008

ENTREVISTA

AntoniAsunción

“Es bueno para lademocracia que no

exista la acumulaciónde poder que hoy

existe en LaMoncloa”

PÁG. 6/7

endomingo

Levante

El ValenciaFoot-ball ClubCon la dimisión de Juan Soler, elValencia acumula 30 presidentesen 89 años de historia. Levante-EMV se introduce en lasperipecias de Octavio AugustoMilego, el catedrático deLiteratura que creó el club con26 años de edad. Páginas 2 y 3

Milego —quintojugador en la fila depie, contando desdela derecha—, fue elfundador delDeportivo Español,disuelto tras lamuerte de LuisBonora.

Vicent Chilet Valencia. FOTOS: FAMILIA MILEGO

l Valencia FC presentasus estatutos y reglamen-

tos internos en gobierno civilel 5 de marzo de 1919, siendoaprobados, y por lo tanto fun-dado el equipo, el 18 de mar-zo. Aquella fecha sólo ofreceun dato estadístico, ningúnpunto de partida. La aspira-ción de formar un club fuerte,representativo de la ciudad, esanterior a las reuniones entresiete estudiantes en el Bar To-rino, la horchatería de Nove-jarque situada en la confluen-cia de la calle Barcelonina conla extinta Bajada de San Fran-cisco. Ese afán fue lideradopor Octavio Augusto MilegoDíaz (1893-1982), uno de loscofundadores del club y nom-brado primer presidente consólo 26 años.

Milego, toledano de naci-miento y residente en Valenciadesde los 5 años, se enamoródel fútbol en 1909, con moti-vo de la Exposición Regional,en cuyas pistas se enfrentaronel Barcelona, la Gimnástica deMadrid, el Español de Barce-lona y el Club Valencia. Aquelfue el primer gran torneo deentidad que se disputó en laciudad. No obstante, la modadel foot-ball británico se in-trodujo unos años atrás, hacia1905 con la práctica del juegopor parte de importadores denaranjas ingleses y fue impul-sado tiempo después con la la-bor del Padre Viñas en los Sa-lesianos. Concluídos los fastosexposicionales, derribados al-gunos de sus edificios y pistas,la actividad futbolística deca-yó el siguiente lustro, quedan-do como principal referente eldecano Gimnástico, ligado alPatronato de la JuventudObrera, y el intermitente Le-vante FC, del Cabanyal.

Milego no cesó en su em-

peño y, de un grupo nacido delos Salesianos, fundó el ClubDeportivo Español, en el quejugaba como delantero cen-tro. El equipo disputaba suspartidos en un solar situado enla Gran Vía del Marqués delTuria, entre las calles JoaquínCosta y Almirante Cadarso.En otro solar, en la ubicaciónactual del mercado de Colón,jugaba el Regional. De los Sa-lesianos saldría otro club, elSagunto, con sede en la ho-mónima calle. En aquella flo-reciente Valencia pre-blas-quista también se crearonequipos efímeros como el RatPenat, el Fraternitario, el Es-paña, el Racing de Patraix, elBancario, el Atlètic Català, elAlgirós Tennis Club, el RiverTuria...

LA TRAUMÁTICA MUER-TE DE BONORA. El ClubDeportivo Español tuvo unaexistencia breve y dramáti-ca. Corrían los inicios de1919 cuando el equipo,aprovechando las vacacio-nes universitarias de sus in-tegrantes, aceptó una invita-ción para disputar un amis-toso en Elche. En aquel en-cuentro el jugador Luis Bo-nora, de 21 años, que forma-ba parte del equipo junto ados de sus hermanos, sufrióun terrible encontronazo conun rival que le partió una pier-na. El médico local le aplicóprimeros auxilios y diagnosti-có una simple luxación. La ex-pedición regresó de inmedia-to a Valencia. Desgraciada-mente, por el camino empeo-ró el estado de Bonora, que fa-llecería a consecuencia de unaembolia nada más llegar a sucasa: «Su muerte—declararíadécadas después Milego enuna entrevista— nos llenó deconsternación a todos loscompañeros y amigos. Deci-dimos paralizar las activida-

des del Deportivo Español,despareciendo por disoluciónde la sociedad».

El joven Milego marchó aMadrid para opositar a cáte-dra de Literatura en la Escue-la de Comercio. Allí, Milegovolvió a entusiasmarse con elfútbol al presenciar un RealMadrid-Gimnástica. Ganó laplaza y volvió de inmediato aValencia, donde se reunió conurgencia con otros seis ami-gos: el mecenas Gonzalo Me-dina, Pascual Gascó, JulioGascó, Fernando Marzal, Sal-vador Aliaga y Pepe Llorca.Todos ellos ex futbolistas delDeportivo Español, el Sagun-to y el Rat Penat. Sentados enla barra del Bar Torino, deci-dieron que el club tendría elnombre representativo de laciudad. A las pocas semanas,el 18 de marzo, se fundó el Va-lencia Foot-ball Club.

Debido a su carácter discre-to y tímido, a Milego no le gus-taba estar en primera línea.Aún así, con 26 años, el lanza-miento de una moneda al airelo colocaría como primer pre-sidente del Valencia FC : «Fuepresidente porque así lo qui-sieron sus co-fundadores», ex-plica a Levante-EMV su hijoOctavio Milego Alonso, resi-dente en México. «Ellos sabí-an que mi padre siempre pedíacara en la suerte de las mo-nedas. Así se jugaron la pre-sidencia pero todos ya se ha-bían puesto de acuerdo. Selas ingeniaron para que sa-liera cara y mi padre ni se lasolió. Tuvo que pasar un mes,hasta el 17 de abril, coinci-diendo con el cumpleañosde mi padre, para que lecontaran toda la verdad».El Valencia FC jugaba suspartidos en el campo de Al-girós, un terreno situadoentre los cuarteles de laGuardia Civil y los muellesde la Estación Central de

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Historia. La trayectoria del primer presidente del Valencia

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Milego, elliterato quefundó el VFC

Toda la familia Milego es-tuvo ligada a la literatura yla docencia, y vinculada alkrausismo y al Instituto deLibre Enseñanza. En Elnacimiento de la ciudaddeportiva. La Valencia de

hurras y alirones, (edito-rial Ruzafa-Show) unaobra que saldrá a la ventaen la próxima Fira del Lli-bre, el escritor Miquel Na-dal Tàrrega se adentra enlas peripecias profesionalesde los Milego. AntonioMilego e Inglada, padredel fundador del Valencia,fue Inspector General delCuerpo de Estadística yprofesor de literatura. An-tonio tuvo dos hermanos:José Mariano, catedráticonumerario de la Escuela deAltos Estudios Mercantilesde Barcelona y autor delhimno de Alicante, y Satur-nino, catedrático de delInstituto General y Técni-co de Valencia y autor delos libros Estudios, diser-taciones y ensayos filosófi-co-literarios (Toledo,1888) y Tratado de litera-tura preceptiva (Valencia,1899).

EXPEDIENTES DE DEPURACIÓNOctavio Augusto, funda-dor del VFC, tuvo cuatro

hermanos. César se jubilacomo catedrático numera-rio de la Escuela Profesio-nal de Comercio de Ovie-do. Julio, publicista y arti-culista, escribió El generalBarrera de Cataluña al 10de agosto, El teatro en To-ledo en los siglos XVI yXVII, así como El Proble-ma Catalán y Emilio Cas-telar, su vida y su obra. Ju-lio fue objeto de un expe-diente de depuración alacabar la guerra civil y fueinhabilitado por cuatroaños. También presidió elCírculo de Bellas Artes deMadrid y la AsociaciónProtectora de Animales.Alfredo llegó a ser presi-dente de la Federación Va-lenciana de fútbol, y tam-bién fue catedrático de Li-teratura del Liceo de Alcoiy profesor de Literatura yTerminología del InstitutoLocal de Avilés. Mercedes fue maestra enOliva y estuvo diez añosapartada del servicio trasun expediente de depura-ción de 1942. Quedó rein-tegrada fuera de la provin-cia y no pudo solicitar nin-guna vacante durante cincoaños.

Una saga ligada a laenseñanza y la literatura

Milego en los años enlos que fundó elValencia FC. Debajo,el carnet de socio deMilego cuandoregresó al club en losaños 70 comovicepresidente.

Milego, primero por laizquierda, estuvoligado al estamentoarbitral hasta losaños 60.

Aragón, que compartían con elLevante FC. Gonzalo Medina, eldirectivo con más solvencia eco-nómica, pagó 16.000 pesetas dela época para vallar el estadio yconstruir casetas para los ves-tuarios. Algirós quedó inaugu-rado el 7 de diciembre de 1919,con un amistoso contra el Cas-talia. Se recaudaron 26 pesetas,destinadas a beneficio del hospi-tal Gómez Ferrer. El Valencia ali-neó a Pascual; Gascó, Piñol, Ma-rín, Llobet, Ferré, Fernández,Cubells, Guerendiain, Aliaga yGómez Juaneda. Milego, un de-lantero que se definía «con granremate de cabeza pero pésimojugador», se retiró como futbo-lista y pasó a jugar en el Tonela-da, una especie de tercer filial conla condición sine qua non decontar con jugadores que sobre-pasaran los 80 kilos: «Éramos lareserva de los reservados», reco-nocía con sorna el fundador delblanquinegro VFC.

Efectivamente, a Milego no legustaba aparentar. Las sólidasestructuras potenciaron el creci-miento inmediato de un clubque calaba hondo entre los afi-cionados. Se incrementó tam-bién el número de socios y asis-tentes a los partidos, naciendo laprimera oposición a la directivavalencianista. Una peña de se-guidores bautizada como LaTartana —acudían con este ca-rruaje a los partidos— desesta-bilizó a la Junta de Milego has-ta que Alfredo Aigües, cabecillade la citada peña, fue elegidopresidente en 1922. El Valencia,entrenado por el maestro checoAnton Fivber, ya era un con-trincante temido en el que des-tacaban dos figuras: EduardoCubells, dotado de una fina téc-nica, y el agresivo goleador Ar-turo Montes. La grada quedó di-vidida entre los dos ídolos, ge-nerando la primera de las polé-micas que fraccionarán eterna-mente en cuestiones estilísticas ala afición valencianista.

FUNDADOR DEL COLEGIODE ÁRBITROS. Milego lleva-ba la vocación del fútbol en lasangre. En 1921 fundó el Cole-gio Regional Valenciano de Ár-bitros junto a Gonzalo Medinay Ramón Leonarte, otro de lospersonajes imprescindibles en laconsolidación de este deporte enla ciudad. El Valencia jugó porprimera vez ese año eliminato-

rias de la Copa de España, con-tra el Sporting de Gijón, y urgíaque Valencia contase con árbi-tros reconocidos. El arbitraje fuetoda una aventura para Milegoen un fútbol que se distinguíapor su pureza romántica, sintrampas ni superficialidades co-merciales. Como él mismo con-fesaba «una temporada llegué adirigir 92 partidos en Valencia yprovincia. Naturalmente no co-bré ni una peseta. De vez encuando me invitaban a un café».Como aconteciera en el VFC,Milego también fue fundador yprimer presidente, durante cin-co años, del colectivo arbitral.Alternándolo con la docencia,con el paso del tiempo desem-peñó muchos otros cargos, des-

de secretario a tesorero, y diri-gió calientes derbis como el Bar-celon-Espanyol, el Athletic-Are-nas de Getxo... En 1970 el Co-legio de Árbitros le retiró el car-net «en el más amargo disgustoque el fútbol me proporcionó».

No dejó nunca de seguir Mi-lego al Valencia, que se mudó aMestalla y se transformó comouna entidad prestigiosa en la ligaespañola y en competiciones eu-ropeas gracias a generacionesirrepetibles de técnicos y futbo-listas. Milego inculcó la aficiónpor el club a sus tres hijos. Reti-rado de la actividad arbitral, aprincipios de los 70 formó par-te, como vicepresidente, de la di-rectiva de Francisco Ros Casa-res hasta 1975.

En diciembre de 1982, a laedad de 89 años —los mismosque pasado mañana cumple elValencia, su maravilloso inven-to— Milego fallecía en su casade la calle Joaquín Costa. «Diosquiso adelantarse para que noviera el descenso a Segunda (enabril de 1986) del Valencia. Esolo habría matado de lágrimas ycoraje», nos comenta su hijoOctavio.

Siempre queda mucho por de-cir acerca del difícil y conflic-tivo tema de pedir; de saber

pedir, de aprender a pedir, de pedirsin exigir, de pedir sin depender.

Una de las características denuestra llegada a la adultez, con-siste justamente en asumir, queaunque no somos autosuficientes,toda la ayuda que podemos nece-sitar depende de nuestra capacidadde encontrarla. Somos capaces ydebemos ser nosotros los que ele-gimos quién, cuándo y cómo, pue-de sostenernos.

La persona madura no dependede otros, no porque crea que pue-de y podrá solo frente a todas lascosas, si no porque sabe que es ellamisma la única encargada de en-contrar la ayuda que necesita, sinrenunciar a la excluyente respon-sabilidad que le cabe por lo quehace y sus consecuencias.

Los consejos, como dice la sabi-duría popular, no son para seguir-los, si no para tenerlos en cuenta yotro tanto sucede con la experien-cia.

Toda experiencia previa debe serutilizada para aumentar nuestra lu-cidez a la hora de elegir una con-ducta o una respuesta adecuada, ynunca como una excusa para ha-cer siempre lo mismo. Aun cuandoesta actitud aumente la posibilidadde equivocarme. Aun cuando asícosechemos la crítica de aquellos alos que les perturba que seamos im-predecibles.

Estoy seguro de que cierta diver-sidad es imprescindible en cada ac-tividad humana. Siempre hago no-tar que la palabra aburrido derivaetimológicamente de la palabra bu-rro, porque de alguna manera des-cribe la tediosa vida del burro ata-do a la noria, girando alrededor delmismo pozo, recorriendo siempresu pobre camino, sin nada que losorprenda. Como para confirmareste significado, lo opuesto de abu-rrido es divertido, que deriva de di-verso, de diferente.

Hacer las cosas de distinta ma-nera cada vez, es ponerle sazón ysorpresa a lo cotidiano. Ser capa-ces de crear algo diferente en cadaencuentro amoroso es el único ca-mino de evitar el fantasma de la ru-tina en los vínculos.

Probar algo distinto en cadapaso, permite esquivar las rutas sinsalida de una investigación y des-cubrir otras alternativas.

Explorar nuevos recursos al lle-var adelante la tarea cada día detrabajo, es la puerta del desarrollode mejores recursos y acciones másefectivas.

Este es el fundamento de todo lonuevo, de todo lo creativo, de todoel progreso. Dejarse fluir, dejar sa-lir lo mejor de nosotros sin perderel tiempo queriendo mostrar, sindistraerse en pretender demostrarlo que sabemos o hacemos, antesbien poniendo toda nuestra ener-gía en ser quienes somos.

Cuando soy auténticamente yo ypermito que seas auténticamentetú, entonces no hay espacio paraprejuzgar. No intento mostrarte yno pretendo que me demuestresnada. Simplemente soy yo mismo

y hago lo que siento, sin ocuparmedemasiado de que lo veas o de quelo creas, porque en todo caso, esaserá tu decisión y tu responsabili-dad. Tienes todo el derecho de nover y, sobre todo, el derecho de nocreer.

Cuando me encuentro a mí mis-mo tratando de mostrar desespe-radamente lo que hago, o querien-do demostrar lo que soy o lo quesiento, me doy cuenta de que no meestoy siendo fiel, que estoy condi-cionado y condicionante. Cuandovivo en función de mostrar o de-mostrar me siento bastante ridícu-lo ¿Por qué suponer que no veríassi no te mostrara, o que no creerí-as si no lo demostrara?

Dice Antonio Porchia:“Si Yo soy Yo porque Tú eres Tú

y Tú eres Tú porque Yo soy Yo, en-tonces… ni Yo soy Yo ni Tú eresTú. Pero si Yo soy Yo porque Yosoy Yo y Tú eres Tú porque Tú eresTú, entonces sí, Yo soy Yo y Tú eresTú”.

Cuentan que hasta la casa de unviejo sabio cabalista llegaron tresancianos que gobernaban un pue-blo. Estaban preocupados por cier-tas actitudes mezquinas y egoístasde alguna de su gente. Qué deberí-an hacer para demostrarle a todosque era imprescindible ser solida-rios, dejar de pensar en si mismos,ocuparse de las necesidades de losdemás?

El maestro les dijo:- Hay tres clases de personas. Los

que cuando tienen frío regalan todasu ropa de abrigo. Los que cuandosienten frío se ponen su ropa deabrigo. Y aun otra, la de los quecuando sienten frío prenden un fue-go para calentarse a sí mismos y atodos los que necesiten calor.

Los primeros son suicidas y mo-rirán de frío. Los segundos son mi-serables y morirán en soledad. Losde la tercera clase son los más her-mosos seres humanos. Ellos en-cienden el fuego porque tienen frío,pero saben y quieren compartirlo.

Vuelvan al pueblo y dejen de ha-blar en contra de los que se ocupande su propio cuidado. Comiencenpor enseñarles el placer de com-partir el fuego cada vez que sientenfrío; y después, trabajen para quecada uno sea capaz de enseñar acientos de otros hombres y muje-res a encender el fuego.

Si hago y soy en función de otro,dejo de ser y dejo de estar.

Si soy y hago de acuerdo a miesencia y mi naturaleza, saldrá demi, como te decía hace una sema-na lo mejor que tengo para darte.

Déjame que te cuente

Pedir y dar

JorgeBucay

Los consejos, comodice la sabiduríapopular, no son paraseguirlos, si no paratenerlos en cuenta yotro tanto sucedecon la experiencia.

En el club de golf de Atizapán, en el centro de México, viveOctavio Milego Alonso, de 68 años, hijo del fundador delValencia FC. Octa, como es conocido familiarmente, tuvocomo compañero de pupitre en el colegio San Vicente Ferrera José Pesudo, futuro guardameta valencianista en los años60. Emigró a México en 1956, con apenas 15 años de edad:«Mi hermana Elvira se casó con un valenciano que tenía atoda su familia en México y le ofrecieron trabajo. En aque-llos años la situación en España era bastante difícil y se fue-ron a México, donde afortunadamente las cosas les fueronmuy bien. Al año siguiente mi hermana les escribió a mispadres pidiéndoles que me enviaran a México, para encon-trar trabajo y para no sentirse tan sola respecto a su propiasangre. Así fue como llegué a este país que me ha dado todo,tanto posición económica, como familiar». Octavio se casócon una mexicana con la que tuvo una hija, María Pilar, quele ha dado «dos nietos pequeñitos». Al llegar al país entró a trabajar en una ferretería, abriendoun negocio propio —Suministros Saler— en 1979. Al otrolado del charco, Octavio siempre ha seguido al Valencia,compartiendo militancia con el América.Milego «junior» vio al Valencia en directo en 1966, con mo-tivo de la gira de amistosos veraniegos del club en Méxicopara inaugurar el monumental estadio Azteca. El VCF fuerecibido en loor de multitud. El popular actor Mario More-no «Cantinflas» invitó a la expedición a su residencia priva-da. Además hubo una emotiva visita a la Casa de Valenciadel DF y a la tumba de Blas López Fandos, presidente quefue del Valencia FC de México, un conjunto amateur funda-do en 1958 que todavía sigue en activo. El Valencia jugó tresamistosos en el Azteca. El 31 de mayo derrotó 0-3 al Atlante.El 5 de junio ganó 1-3 al Necaxa y en el últime envite, el 7 dejunio empató 1-1 con el América. Los futbolistas, entrenadospor Mundo, llevaron brazalete negro en señal de duelo por elfallecimiento, apenas dos semanas antes, del mítico toreroCarlos «El Ciclón» Arruza en accidente de tráfico. A las gra-das del estadio también había acudido el escritor Max Aub,confeso seguidor valencianista exiliado definitívamente enMéxico. Aquel verano del 66, Aub había vuelto a coincidir,sin saberlo, con un Milego. Antonio, abuelo de Octa, fueprofesor de literatura de Aub en el instituto Luis Vives.

La familia queemigró a México

El primer grupode oposición a la directiva de Milego eraconocido como«La Tartana»porque acudía a los partidos enAlgirós con esecarruaje

Más de medio siglo después, Milego retornó a una directiva delValencia, la presidida por Francisco Ros Casares entre 1972 y 1975.

Christian Parra-DuhaldeFOTOS: CATÁLOGO EXPOSICIÓN

i J. L. Borges identifica-ba el Paraíso como una

gran biblioteca, el infiernosupone para un bibliotecarioel lugar donde yacen peni-tentes aquellas publicacionesa las que el público no debeacceder, las ideas editadaspara divulgar pensamientos yposiciones que el orden esta-blecido considera impropias,contrarias o inmorales, es de-cir censurables o prohibidas,aunque preservadas, rescata-das de los hornos descritospor Ray Bradbury en Fah-renheit 451 y Orwell en 1984o de las piras callejeras orga-nizadas por la histeria de lashordas nazis otrora y del fa-natismo talibán no hace mu-cho. Que la palabra escritasea considerada un peligropúblico y un arma multipli-cada en manos del enemigo,lo da cuenta la historia de di-versas sociedades en tiemposde crisis y la imposición deunas ideas sobre otras, yafueran estas políticas, reli-giosas, ideológicas, sexualeso de usos y costumbres, sir-viéndose del memoricidioque supone la destrucción uocultamiento del testimonioescrito. Teniendo como refe-rente la mítica Biblioteca Pro-hibida del Vaticano, y asu-miendo la existencia de ar-chivos clasificados de los es-tados, tal práctica parece hoyimposible pero sus vestigiosrecién asoman, como lo de-muestran la apertura de losarchivos vaticanos en 2000 yla exposición de la BibliotecaNacional de París “L’Enferde la Bibliotèque. Éros au Se-cret” en 2007.

En Valencia, tal infierno bi-bliotecario tiene su origen enla Guerra Civil y –como no-está compuesto de documen-tos “…de literatura socialis-ta, comunista, libertaria…”como definiera la sublevadaJunta Técnica del Estado losobjetivos de su ojo censor ainicios de la guerra. Nutridoslos fondos de la biblioteca dela Universidad de Valencia,durante la capitalidad repu-blicana de la ciudad, por di-versas aportaciones particu-lares y sindicales básicamen-

te de carácter político propa-gandístico, la institución, queejercía además las funcionesprovinciales bajo la direcciónde la eminente lexicógrafaMaría Moliner, acogió estasaportaciones en virtud de unprograma de rescate del era-rio cultural español –que in-cluyó el traslado de las obrasdel Museo del Prado- de lasbarbaries de la guerra, que siteñía de sangre su rastro tam-bién lo hacía de destrucciónde todo lo que representara alenemigo.

Acabado el conflicto e im-puestas las reglas e ideas delrégimen, a estos fondos se su-marían los directamente re-quisados a partir de abril de1939 a organismos y perso-nas que se hubiesen significa-do con la República, inclu-yendo bibliotecas casi alcompleto entre las que desta-can las de Max Aub y Fer-nando LLorca Die; todosellos serían confinados a unsemisótano de la universidadbajo el estigma de rojos, don-de permanecerían años pros-critos. Sólo en los sesenta, ymediando la devolución delas bibliotecas confiscadas, elcatedrático de Historia Con-temporánea Emili Giralt sesumergirá con sus alumnosen el infierno bibliotecológi-co, dando el primer paso a sucatalogación. En 1990, ytranscurrido el plazo legal dereclamaciones de titularidad,se iniciaría la catalogaciónautomatizada, el registro delregreso de ultratumba, de es-tos fondos representadosahora en la exposición Lli-bres a l’infern. La Bibliotecade la Universitat de València.1939, inscrita en el ciclo con-memorativo Valencia. Capi-tal cultural de la Repúblicaacogido en La Nau.

Compuesta por 187 libros,datados entre 1918 y 1939,la muestra no solo da cuentade los intereses intelectualesrepublicanos y de la potenteindustria propagandística deentonces, sino también deldesarrollo de las técnicas edi-toriales y tipográficas duran-te la contienda, destacandodos manuscritos de Aub, unode los cuales –de 1923- daríalugar a su primer poemario(el escritor y dramaturgo, tras

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Libros. Exposición en La Nau de fondos bibliográficos requisados por el franquismo

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En los sesenta,y mediando la devolución de lasbibliotecas confis-cadas, el catedráti-co de Historia Con-temporánea EmiliGiralt se sumergirácon sus alumnosen el infierno bi-bliotecológico,dando el primerpaso a su cataloga-ción.

Tras el fin de la Guerra Civil, el augeexperimentado en Valencia por la indus-tria editorial a principios de ésta, pro-ducto de la creciente ideologización dela sociedad, tuvo su contrapartida amanos de los vencedores en una campa-ña de requisa, destrucción o confina-miento de libros considerados sedicio-sos. Una muestra en la Universidad deValencia saca a la luz sus, durante años,prohibidos fondos desde su particularinfierno.

Algunos de los libros dconfiscados y ahor

están ilustradosvalencianos como Mon

imagen ) o Renbajo estas línea

birlibirloque, de Jos

su exilio mexicano, recupe-raría parte de sus fondos en1969, hoy depositados en lafundación de su nombre enSegorbe) y otro que es el bo-rrador del primer libro deJuan Gil-Albert, datado en1935. A ellos se suman nom-bres cumbres como Ramóndel Valle-Inclán, Azorín, Ge-rardo Diego, Vicente Alei-xandre, Luís Cernuda o Be-nito Pérez Galdós y vanguar-distas como Ramón Gómezde la Serna y Francisco Aya-la. Así como curiosidadescomo un ejemplar de El Cineen la URSS, de A. Aroseff confotomontajes de Rotdchen-ko, con páginas desplegablesdestinadas a ocultar imáge-nes a voluntad.

Libros decididamente ide-ológicos como El Capital deCarlos Marx, La Ética, la Re-volución y el Estado de Kro-potkin, la autobiografía deLeón Trotsky, semblanzas deLenin por Stalin y libelos con-tra Mussolini, la banca y elenemigo, o incómodos comolos escritos lingüísticamentevindicativos de Lluís Guarnery Nicolau Primitiu, convivenpor arte de la censura con elDiccionario Filosófico deVoltaire, el Manifiesto Surre-alista de André Bretón, el Or-feo de Jean Cocteau y con lostextos patafísicos de AlfredJarry, y si estos últimos pu-diesen ser considerados mo-ralmente subversivos en sumomento, el baremo utiliza-do se hace aún más incógni-to con la presencia de títuloscomo Platero y Yo, de JuanRamón Jiménez, Mi Vida, dela bailarina Isadora Duncan,Manhatan Transfer, de JohnDos Passos o la Filosofía delToreo, de B. Torralba de Da-mas, sugiriendo la sola iden-tificación de los autores conel ideario republicano comoargumento inquisitivo antesus obras, o con la paranoiailustrada irónicamente con lapresencia de El Retrato deDorian Gray, de Wilde, o deLas Meditaciones de un Locode Mario Mariani, entre loslibros ocultos a los ojos pú-blicos por los posibles efectosen los vencidos en cuanto aestimular su imaginación,una capacidad proscrita parael ya establecido omnipoten-te poder de los vencedores.Iluminados en la convicciónde una verdad absoluta (la deunos sobre la de los otros), ol-vidaron que la memoria re-gistrada por los libros, aun-que ausente su concreta pre-sencia de papel y escritura,acaban por ocupar su cohe-rente lugar más pronto quenunca. Esta muestra lo co-rrobora a quién lo quieracontrastar.

A estos fondosse sumarían losdirectamente re-quisados a partirde abril de 1939 aorganismos y per-sonas que se hu-biesen significadocon la República.

SE va. No adonde a muchosnos gustaría. Pero se va. Oeso dicen. Yo no lo sé. Cues-

ta pensar que tipos así admitanque les ha llegado su hora. Paratipos así no llega nunca su hora.Siempre encuentran un huecodonde quedarse. Hacen comoque se van. Pero mientras tantoengañan la óptica del otro y des-cubren un resquicio por dondecolar sus razones de superviven-cia. Están hechos de un empastepétreo de bravuconería y desver-güenza. No vais a poder conmi-go, se dicen y dicen a los otros.Eso dicen y a la vez echan manode los pagarés firmados tiempoatrás. Directores de periódico,emisoras de radio, empresariosque apostaron por ellos cuandoellos eran importantes. Así Za-plana. Aquel espabilado de lasconversaciones telefónicas don-de subvertía la calidad de la de-cencia política. El mismo que ex-pedientaba a los cámaras de te-levisión que mostraban su papa-da fláccida en Canal 9. Y cómono: ése que te perdonaba la vidacomo si fuera un ministro cual-quiera de la muerte. No sé cuán-tos cadáveres dejó a su paso enlas calles polvorientas y ruines desu manera despótica de gestionarel poder que tenía. Fue muchoese poder. Echaba mano de lacartera y lo pagaba. Pagaba ese

poder a precios millonarios. Asícualquiera. Y más aún cuando sedaba la circunstancia de que nopagaba él sino esos currantes quefinalmente colaboraron y muchoa que no ganara el PP las últimaselecciones. En el cuarto de un ho-tel, rodeado por las montañascon nieve de Grenoble, leo en esteperiódico que ya no será nada enel mundo de la política. Será sóloun militante de base. Pero si él nosabe lo que es eso. Y a estas al-turas de la película no va a bajarel caché de su protagonismo.Hasta ahí podíamos llegar. Si nomanda no juega. Militante debase. Dónde. En qué sitio. Enninguno. En la UniversidadStendhal hablamos de cómoanda eso de la Memoria Históri-ca en España. Pues no muy bien,digo. Regular tirando a mal. Mu-cho miedo aún a perder votosdesde el gobierno socialista, aun-

que Rajoy se les pitorreara conlo de que eso de la Memoria His-tórica era para Zapatero un sim-ple entretenimiento. Mucho mie-do a la iglesia. Lo de siempre.Miedo a esto y aquello. AntesZaplana asustaba también. Mu-cho. Daba miedo. A los suyos. Alos otros. Asustaba. Era la ame-naza, un descastado artista delchantaje: si no estás conmigo tedestripo y enseño tus vísceras mi-serables. Las miserias suyas noeran secretas: las conocíamos to-dos. Las contaba él mismo. Yasaben: aquello que les decía an-tes de la bravuconería. Cadáve-res a destajo dejaba a su paso.Nombró un heredero y él se fuea ser ministro y a seguir convir-tiendo la dignidad de la políticaen una vulgar agencia de auto-bombo publicitario. El herederole salió respondón. Acabaronodiándose. Se partió el partidoen dos. Los que venían del fran-quismo y los que venían delfranquismo. Iguales. Un pocomás de iglesia los herederos,con Francisco Camps a lacabeza. Eso nos faltaba.Más de la iglesia deGarcía Gasco, la quedespotrica contra laLey de la Memoriapero que sigue beati-ficando a sus márti-res. Ahora dice esteperiódico que Za-plana ya no seránada. Militante de base.Nada. Dicen que se va. No adon-de nos gustaría. Que le metieramano la justicia y fuera a pararal sitio donde se entra con el ma-cutillo de los útiles de aseo y elpijama en la mano. No sé sien ese sitio hay rayos uva. Se-guramente no. Ni si tendrá en-

trenadores para fortalecer lamusculatura, como hacía en elgimnasio. Seguramente tampo-co. Militante de base. No sé si melo creo. Cómo me lo voy a creer.Cómo.

Desde la frontera

Macutillo

AlfonsCervera

Jamás habíamos disfrutado deuna cadena de televisión enruso. La semana pasada pu-

dimos hacerlo. Una de las mejo-res distracciones de los hotelescon antena parabólica es llegarpor la noche a la habitación y en-cender la tele, después de haber-se duchado y con la dentaduralimpia.

Todo el estrés diario ocasiona-do por el trabajo y por soportara tanta gente pelmaza, se va dilu-yendo en la pequeña pantalla.

Se coge el mando a distancia ycomienza el show. Para que elefecto letárgico sea perfecto nohay que saber idiomas, o, comomucho, francés y algo de inglés.

Lo más contraindicado es vercadenas españolas. Más concre-tamente, hay que huir a uña decaballo de los informativos y delas tertulias políticas, cuyos pe-riodistas no necesitan ostentar lapegatina de este o aquel partido.

Efectivamente. Están los delPSOE, los del PP, alguno que esnacionalista u otro que disimula,navegando a vela y a vapor. ¿Noha llegado ya la hora de que com-parezcan todos con la enseña del

partido a quien sirven y de quiense benefician?

Por consiguiente, nosotros va-mos directamente, siempre, a laCNN, tal vez porque apenas en-tendemos el inglés. Es una cade-na muy amena, con el ritmo na-rrativo propio del cine nortea-mericano clásico y buenos locu-tores.

Nos entusiasma el programanocturno Larry King Live, del ve-terano periodista de 75 años. Elotro día abordó el asunto del yaex gobernador de Nueva York,que ha dimitido porque, y uste-

des perdonen la expresión colo-quial, “iba de putas”. Entrevistóa una señorita muy atractiva, quees formadora de sexo, para ayu-dar a comprender el caso del po-lítico demócrata. Nada nuevobajo el sol pero expuesto consuma profesionalidad.

Otra cadena que ayuda a eva-dirnos de la política española esAl Jazzera (la CNN musulmana),porque no entendemos el árabe.El presentador de los informati-vos comparece ataviado con unaespecie de turbante muy cromá-tico y bien planchado, como enun cuento de Las Mil y Una No-ches.

Al Jazzera es muy política, peropodemos recurrir a los antídotosde otras televisiones árabes (hayun par, del Golfo Pérsico) que danculebrones muy similares a los ve-nezolanos o telenovelas al estilode TV3, como El cor de la ciutat.El mundo es un pañuelo.

Ya totalmente presos de la la-xitud sobre el lecho, en compa-ñía de El Chancellor, la magnífi-ca novela de Julio Verne (reposaen la mesita de noche), conecta-mos con la RAI 3. Y miren uste-des por dónde, emite un soberbiotrabajo acerca del secuestro y ase-sinato de Aldo Moro, presidentede la Democracia Cristiana ita-liana, asesinado en 1978 por lasBrigadas Rojas.

(Bien es cierto que esta crónicase emite a las 8,45 de la mañana:los concursos y el cretinismo lle-gan más tarde).

La británica Sky News oscilaentre un rigor más o menos au-téntico y cierto sensacionalismo.

Pero sus predicciones meteoroló-gicas son muy distraídas. Lo fun-damental es, sin embargo, no sa-ber inglés, pues de lo contrario escomo si viésemos la 5 o TVE.

Para evadirse al cien por cien,la solución es poner EuroEsport.Es indiferente que nos guste estedeporte más que el otro, o que in-cluso los detestemos todos. Siem-pre hay colorido, por los unifor-mes, y nunca aparecen políticos,de rango o provincianos (éstosson los que más abundan en todoel mundo).

Pero, señoras y señores, graciasal zaping hallamos la semana pa-sada un canal ruso. Sabemos to-dos que el comunismo terminó –si es que empezó alguna vez, so-cialmente hablando-, cuando al-guien derribó el Muro de Berlín.

Si alguien tuviera aún algunaduda al respecto, debe contem-plar, desde la cama y con sereni-dad, esta tele. Es un caso palma-rio de globalización. Hay teleno-velas y culebrones, concursos de-primentes (como los de aquí) oestúpidos programas de humorque no deben nada a AndreuBuenafuente o Pablo Motos..

Finalmente, nuestro consejo esque instalen en su finca o domi-cilio, si les es posible, una antenaparabólica que capte multitud detelevisiones, o por lo menos aque-llas que emiten en un idioma queignoran.

Comprobarán entonces que elmundo es un pañuelo, un desas-tre y que lo nuestro es más de lomismo. Y que, como escribió Ál-varo de Laiglesia, todos los om-bligos son redondos.

Virtudes de la antena parabólica

Salve y usted lo pase bien

AntonioVergara

e los fondosra expuestoss por aristasnleón (en lanau (arriba).as, El arte desé Bergamín

En el cuarto de unhotel, rodeado porlas montañas connieve de Grenoble,leo en este periódicoque ya no será nadaen el mundo de lapolítica.

Comprobarán enton-ces que el mundo esun pañuelo, undesastre y que lonuestro es más de lomismo. Y que, comoescribió Álvaro deLaiglesia, todos los ombligos sonredondos.

Mª José Muñoz Peirats. FOTOS: JOSÉ ALEIXANDRE

leva en su sangre la polí-tica: elegido alcalde de

Manises en las elecciones mu-nicipales de 1979 y reelegidoen el 83 y 87, ha sido presi-dente de la Diputación de Va-lencia; director general de Ins-tituciones Penitenciarias; se-cretario de Estado de AsuntosPenitenciarios y ministro delInterior. Ha sido el único po-lítico que ha dimitido de sucargo. Diputado en Cortes ge-nerales por Valencia en 1993.En la actualidad mira hacia elmar y todos los peces le votan.

Antonio Asunción contestaa todas las preguntas con cla-ridad. Ha recorrido muchoscaminos libremente, con esalibertad que le ha dado una to-tal independencia. La tarde seirá yendo y sus palabras que-dan en esas horas azules en lasque ha accedido a confesarseen la ciudad. —Confiese, ¿cómo un políti-co de su talla se convierte enun empresario de éxito?—Bueno, de éxito relativo.Depende de la óptica desde lacual se mire. Digamos que nome ha ido mal, soy un empre-sario modesto, nada más.—¿Qué pecado político ha co-metido?—Supongo que muchos…—¿Por ejemplo?

—El no ser crédulo…—Se ha dicho de usted que enpolítica camina sobre camposminados…—No, creo que anduve sobrecampos minados, ahora desdeluego no. No ando en políticaactiva.—¿Para nada?—Enredo un poco… pero no,no.—¿Recuerda el momento enque decidió dimitir como mi-nistro del Interior?—Perfectamente, lo tengomuy presente y creo que esuna de las decisiones más se-

renas y con mayor análisis dela situación que nunca he to-mado. Hice lo que creía y de-bía hacer.—¿Ha abandonado parasiempre la política?—La política no se abandona.El político no la abandona, ladiferencia es que se está en po-lítica activa o no. Yo no estoyen la política activa, pero dehecho, la política me apasio-na, doy mis opiniones a los de-más, pero no estoy en la par-te activa, ¡claro!—Desde la perspectiva que leda el tiempo, ¿cómo ve el pa-

norama actual?—Lo veo diferente de la polí-tica que viví con más intensi-dad en los años de la transi-ción. Es un modelo diferente,no me atrevo a calificarlo. Esmás parecido ahora a lo queocurre en el resto de los paísesde Europa. Tal vez en aquelentonces vivimos momentosbrillantes, porque el contextodesde el cual partíamos lo per-mitía. Lo que era el poder porel poder o las cosas más pega-das a los intereses quedabansoslayadas; la ideología teníaun peso muy especial. Ahoraes todo más pragmático y si loanalizas bien hay que decir:¡afortunadamente! porque esuna consecuencia de la nor-malidad democrática.—¿Ha perdido el pueblo laconfianza en los políticos?—No. Digamos que los hadesmitificado, cosa que esmuy positiva. La gente, en lamedida que va adquiriendocultura política, va conocien-do más a la clase política y lava desmitificando, como ocu-rre en todos los órdenes de lavida. Cuando se conocen bienlas cosas dejan de ser subli-mes, para ser más humanos. —¿Los temas de secreto de Es-tado, algo escabrosos, se ma-nipulan desde el desconoci-miento real?—Lo escabroso nunca es se-creto. Siempre se airea y por

lo tanto diríamos que no haysecretos más aireados y máspublicados que los llamadossecretos de Estado. Siemprehay una cierta tendencia haciaaquello del enigma policialque a veces encierra, o bien elno saber qué decir, o el no sa-ber cómo reaccionar.—¿En estos casos se llegan acometer graves injusticias?Por ejemplo, personas ino-centes, que fueron señaladascomo culpables… ¿no fue así?—Aquí hay dos partes: mi eta-pa en el Ministerio del Interiorque fue un momento muy con-vulso de la política española,el declive del gobierno socia-lista en los últimos años y undeterioro notabilísimo de loque era la política de dicho mi-nisterio. Tal vez sí que huboalguna situación de injusticiamanifiesta de la que nunca sehabla; es la que se cometió conel general Manglano, EmilioAlonso, hombre muy leal alEstado que sin embargo no re-cibió buen trato. En ese senti-do, cuando atraviesas situa-ciones complicadas, te dascuenta de que al final el entu-siasmo con el cual tú te entre-gas a la tarea de lo público, enmuchas ocasiones no encuen-tra la respuesta esperada, sinotodo lo contrario, la soledadmás absoluta. Eso siempre esasí. La entrega a lo público re-quiere de gran convicción y

L

Confesiones en la ciudad: Antoni Asunción. Ex ministro del Interior

«Al PSOEvalenciano

no le vendríamal ahoraenfermar del ansia

del poder»

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entereza. —Fueron momentos duros…—Fueron momentos duros, sí,muy duros, aunque creo que losmomentos que viví en la Direc-ción General de Instituciones Per-nitenciarias también fueron muyduros. Una parte importante demi vida política se desarrolló enlas cárceles españolas, donde sítuve tiempo de hacer cosas, de es-tablecer un plan penitenciarioque ahora rige.—Debe ser muy difícil y comple-jo todo lo que rodea las cárce-les…—Es muy complejo. No tenía-mos, desde luego, superávit, yhabía que controlar el gasto y sa-car dinero de donde no había, tu-vimos que ingeniar mil esquemasy comenzar ya un modelo de“privatización” desde la empre-sa pública para construir cárcelesdesde una empresa que era de ca-pital público y de carácter priva-do en su funcionamiento que si-gue actualmente que se llamaSiep. Todo aquello era ingenieríafinanciera para no presentar másdéficit público. Ahora también sehacen modelos similares con lasanidad, se privatizan serviciospúblicos. Al fin y al cabo es unaforma de invertir y pagar a pla-zos. —¿El trato a los presos terroris-tas es un trato difícil?—No, en absoluto. En las cárce-les todo cambia. Los terroristasde ETA no son complicados. Ade-más la política de dispersión re-solvió el problema del controlque la banda terrorista ejercía so-bre los presos, es decir que el ma-yor carcelero que tenían, y siguenteniendo los presos de ETA, es lapropia ETA. La banda terroristasiempre ha tratado de evitar lasdeserciones impidiendo la apli-cación de los beneficios peniten-ciarios previstos en la ley para loscondenados que se arrepienten delos delitos cometidos. —Desgraciadamente usted tieneexperiencia sobre terrorismo.¿En qué momento estamos?—Aunque la sociedad conozca aETA, es difícil acostumbrase a unterrorismo como el que hemossufrido estos días de nuevo, conel asesinato del ex concejal so-cialista. Pero somos conscientestambién de que el problema es tancomplejo que si no se resuelve enuna legislatura no va a pasar fac-tura. Sí que puede pasarla si tearriesgas en exceso y muestras ladebilidad que en ocasiones se hamostrado. Somos conscientes delas dificultades que entraña elproblema terrorista en España.Es un tema de largo alcance y demedidas concretas, pero no olvi-demos que la situación actual fa-vorece también vientos de nacio-nalismo, a los que hay que acos-tumbrarse y por lo tanto, desdemi punto de vista, es indispensa-ble convivir. —En un momento dado, usted sequejó del ansia de poder delPOSE valenciano. ¿El poder esuna enfermedad incurable?, ¿hapadecido sus síntomas algunavez?—Seguramente los he padecido,pero ahora al POSE valencianono le vendría mal enfermar delansia de poder.—¿Qué le hizo presentarse decandidato a la presidencia de laGeneralitat valenciana?—Pues muy fácil, que el artista senos cayó del cartel. Y a pocos díasde la corrida. Por lo tanto, tuvoque ir el suplente y hacer la cam-paña con el cartel del otro. Sí es

verdad que a partir de ese mo-mento estuve dispuesto a que-darme en la política activa y diri-gir al PSOE valenciano, pero notuve los apoyos suficientes, por lotanto tuve que retirarme a la vidaprivada.—¿Alguna vez le pasó por la ca-beza llegar a ser presidente delGobierno?—Más que pasar por la cabeza,eso es un sueño que siempre, to-dos los políticos sueñan, ¿no? Yen mi caso también ¡claro!—¿En política se necesita el olfa-to de un piel roja para escucharpor dónde pasan los cuchillos?—Sobre todo los propios.—¿Está el PSOE falto de demo-cracia interna?—Igual que todos los demás par-

tidos. En Europa se produce unaparadoja que es una perversióndel sistema democrático donde lademocracia se sustenta sobre pi-lares fundamentales que son lospartidos políticos y estos no sonlo suficientemente democráticos,funcionan un poco a toque decorneta del que manda y los apa-ratos manejan a su libre antojocasi todo. Entonces creo que urgetomar medidas como las de la so-ciedad norteamericana. Ahoranos están dando un buen ejemplode lo que es una democracia par-ticipativa, con todos los proble-mas y defectos que suele tenertodo sistema, pero desde luego esadmirable que unas primariaspuedan decidir sobre cuáles sonlos candidatos que se van a pre-sentar por el partido y que no lodecida el aparato en una mesa ca-milla. —¿Cuál es su valoración de lasúltimas elecciones?—Creo que estos resultados hansido los más anunciados en las di-ferentes encuestas de opinión. Talvez no se había reflejado el des-plome de Esquerra Republicanade Catalunya, ni el de IzquierdaUnida. También es cierto que elnuevo gobierno puede afrontar lalegislatura con madurez, expe-riencia y conocimiento de los pro-blemas que hay en España paradesarrollarlo con éxito.— Usted es republicano. ¿Le gus-taría tener al señor Aznar comopresidente de la República?—Yo respeto al rey don Juan Car-los, creo que es un político natoque jugó muy bien la transiciónespañola y la condujo maravillo-samente, que ha demostrado unavez más que en estos momentoscomplicados en que había ciertazozobra alrededor de la CasaReal, y de la institución, ha ma-nejado perfectamente la situa-ción, como cualquier hábil polí-tico de nivel. Ahora bien, es ob-vio que la institución monárqui-ca no es de este tiempo. Es de otromomento y que lo lógico es quela Jefatura del Estado tenga unascompetencias y tenga unas res-ponsabilidades que limiten el po-der de La Moncloa. En España,el poder de La Moncloa es abso-luto, cosa que no ocurre en los pa-íses que tienen la Jefatura del Es-tado potente, y es cierto que a unjefe del Estado no elegido demo-cráticamente no se le pueden atri-buir poderes como los que tienenel presidente de la Repúblicafrancesa o italiana, etcétera, quepuede disolver las Cortes, quepuede devolver las leyes a los le-gisladores y tiene un ejercicio yun poder real. En ese sentido,creo que es bueno para la demo-cracia que no exista la acumula-ción de poder que hoy existe enEspaña en La Moncloa. Dichoesto, cualquier presidente electopor los ciudadanos de este país,incluido Aznar, me parecería per-fecto. —¿Los países de los Balcanesapuntan de alguna forma al pro-blema del País Vasco? —Pienso que España no debeapoyar la independencia de Ko-sovo y debe ser consecuente. Notiene nada que ver con el País Vas-co, pero da igual, cualquier pre-texto es utilizable. En Europa te-nemos que ser un poco conse-cuentes. A mí me parece que seestá actuando con una cierta li-gereza. Escocia está cerca deplantear una cierta resoluciónque ya he leído, y que se está fre-nando, pero que cualquier otropodría también plantear una si-

tuación parecida, despegarse delReino Unido; Gales podría ir de-trás. Rusia tiene varios proble-mas: Chechenia, Osetia, etc. EnEspaña tenemos el País Vasco quepuede encontrar cualquier pre-texto… A las personas que creenen eso cualquier cosa les sirve. Amí me parece que se está obran-do con cierta ligereza en estos te-mas y que la actitud de EE UU noes la correcta y que no debería ha-berla alentado, porque complicamucho la situación europea. —¿Hay una cierta derechizaciónen los países europeos? —No. Creo que está todo más omenos equilibrado.—¿Es difícil el equilibrio entre eltriunfo y la derrota?—Total, no hay equilibrio.—¿Para mantenerse en el triunfoy no caer en la derrota…?—Eso ya es: Anem fregir i men-jant.—¿Usted enreda en las cajas?—Ya no, porque no estoy en nin-guna. Estuve y enredé lo quepude.—¿Sigue siendo el asesor del pre-sidente del Banco Portugués deNegocios José Oliveira Costa?—No, ahora ya no. Lo fui untiempo. Fue una etapa muy enri-quecedora para mí. Pero ahoraestoy muy dedicado a las empre-sas de piscicultura y además es-toy en algún que otro consejo deadministración.—Tiene negocios en el mar. ¿Esun Neptuno?—No. Soy un simple pescadero.¿Es usted Tu Di Gong, dios de laTierra? En la dinastía Ming seconstruían templos para este diosen todas partes, y usted formaparte del consejo de administra-ción de Construcciones San Joséy no creo que pare ahí… porqueusted no para nunca.—No creo que me haga nadieningún templo.—¿Pero no los hace usted?—En todo caso, no para mí. —Los expertos consideran queun aspecto clave para mantenerla confianza de los inversores enel mercado español serán las me-didas que se pongan encima de lamesa para moderar el impacto dela crisis inmobiliaria. —Una vez más echaremos manode Keynes, una vez más seremoskeynesianos. En estos momentoslo que hay que moderar y conte-ner es la inflación, que es el peorenemigo que tenemos. Tenemosque mejorar la competitividad.En un momento de crisis todosnos tenemos que apretar el cintu-rón. Todos los que más ganan setendrán que apretar más porquea los que ganan poco no se lesdebe apretar más. Por lo tanto,hay que apretar donde están losgrandes márgenes. Lo que con-viene en lo público es ajustar elcapítulo del gasto corriente, bajolo estrictamente necesario y esen-cial, y dedicar más presupuesto ainversión pública para sustituir,en parte, el déficit o vacío de lainiciativa privada. Ahora hay queempujar desde lo público, hacefalta mucha VPO, mucha vivien-da oficial protegida y por lo tan-to todavía hay márgenes y desdeese ámbito es desde donde las ad-ministraciones, los trabajadoresy los empresarios tienen que em-pujar todos en la misma direc-ción. —¿Se ha perdido la batalla de lacompetitividad?—Esta no se puede perder nunca,porque entonces estás perdido,digamos que hemos retrocedido,pero perdida no está. Tenemos

que ser competitivos, tenemosque ser eficaces y tenemos que in-tentar superar el vender más de loque compramos, sabiendo quenosotros tenemos que comprarmucha energía, con lo cual todoaquello que podamos hacer conenergía renovable, todo aquelloque pueda ser sustituido —de-jando aparte el cambio climáticoque es un gran objetivo en sí mis-mo— simplemente para no im-portar más recursos energéticoshay que hacerlo y al mismo tiem-po estás generando empleo, conlo cual todo aquello que podamosinvertir desde lo público para ga-nar esa batalla hay que hacerlo.Los parques solares, los saltos deagua, todo lo que conlleve aho-rro energético hay que hacerlo.Eso nos va a ayudar en la com-petitividad y por supuesto en laformación y en la información dela clase empresarial. Porque lostrabajadores sin los empresariostampoco pueden hacer nada, estodo un conjunto. Las empresasque no sean capaces de competirdesde la globalización dejaran deexistir —¿El bienestar económico pro-porciona una cierta independen-cia tanto de pensamiento comode acción, se potencia la libertad?—Sin duda eso es cierto. Ahorabien, a mí nadie me ha regaladonada, he tenido que trabajar, porlo tanto no me importó dejar lapolítica y ponerme a trabajar. Side joven me impliqué en política,pues de mayor a trabajar.—Hablando de libertad, ¿cómose lleva la independencia tenien-do que llevar siempre un guar-daespaldas?—Mira, cuando piensas en aque-llos que desgraciadamente no es-tán con nosotros por no llevarla,se me pasa todo. Entonces no meimporta.—¿Estamos en un momento dealarma económica real o sólo“alarmista”?—Pienso que hay que ser cons-cientes de que la actualidad escomplicada y a las cosas hay quellamarlas por su nombre. La si-tuación se puede complicar bas-tante. Pero no quiere decir que nose pueda salir, porque de éstas he-mos tenido, y hemos salido. Estoes cíclico. Creo que tiene salida yhay que empujar y tenemos queempujar juntos en la misma di-rección. —¿Entre la política y la empresa,qué asignatura pendiente ha de-jado en el camino?—Muchas, muchas, muchas…—¿Por ejemplo?—Me dejé sin desarrollar mi pro-yecto en el Ministerio del Interior,por ejemplo. Quería aplicar cier-tas fases de eficacia, hay muchosrecursos que se pueden utilizar deotra forma, se podría mejorar laeficacia. En la privada, hay milesde cosas que podría haber hechoy que no he tenido tiempo y nocreo que lo tenga.—¿Hay alguna posibilidad de en-contrar todavía contenidos revo-lucionarios?—Creo que la evolución es en síuna revolución. —¿Qué pecado cometemos losvalencianos?—¡Ay!, yo veo unos cuantos, peroalgunos estupendos. —¿Por ejemplo?—Bueno, bueno, bueno…. queno quiero repetir aquí el Virgo deVicenteta—¿Es pecadora nuestra ciudad?—¡Cómo no! Tot lo bo es pecat. —¿Mañana será un día mejor?—Sin duda, sin duda…

«Se privatizanservicios públicos. Al fin yal cabo es una forma de invertiry pagar a plazos»

«La negociacióncon ETA puedepasar factura si te arriesgas en exceso y muestras la debilidad que enocasiones se hademostrado»

«Es bueno para la democracia que no exista la acumulación depoder que hoyexiste en Españaen La Moncloa»

«Estuve en las cajas y enredélo que pude»

«Ahora hay que empujar la construcción desde lo público,hace falta muchaVPO»

«La situación económica escomplicada y a las cosas hayque llamarlas por su nombre»

«La gente, en lamedida que vaadquiriendo cul-tura política, vaconociendo más ala clase política yla va desmitifi-cando, como ocu-rre en todos losórdenes de lavida»

El caso del gobernadorde Nueva York, EliotSpitzer, conocido por su

odio a las prostitutas, pero fa-moso por vivir abrazado aellas, debería servirnos parahacer un ejercicio de sinceri-dad. Quizá la situación deeste señor, sobre la que ironi-zan los columnistas de mediomundo (el otro medio tienehambre) sea la metáfora deuna actitud común. Creo ha-ber contado en alguna oca-sión la historia de un amigomío que odiaba la novela. Leparecía fatal que me dedica-ra al cultivo de ese género in-útil, del que aseguraba quequizá no era malo para losaños de formación, pero queresultaba pernicioso para laedad adulta (quien no lee no-velas de joven, decía, no tie-ne corazón; quien las lee demayor no tiene cerebro). Suoposición a la novela (a la fic-ción en general, pues tampo-co le gustaba el cine) era tanradical que a la larga resulta-ba pintoresca y por lo tantoinofensiva. Olfateaba la rea-lidad en busca de manifesta-ciones de ficción como los pe-rros-policía olfatean el equi-paje de los viajeros en buscade drogas. Y la detectaba allídonde se encontrara. Cadadía, revisaba a fondo cuatroo cinco periódicos extrayen-do de sus secciones más re-cónditas pequeños grumos deficción que mostraba, orgu-lloso, al respetable. Su vidafue una cruzada contra elcuento, contra la novela, perotambién contra la metáfora,

a la que consideraba una pa-tología del lenguaje. Sor-prendentemente, cuando mu-rió sus deudos encontraronentre sus pertenencias el ma-nuscrito de una novela largae infumable a la que había de-dicado media vida. Sé que eralarga e infumable porque sushijos me la pasaron solicitan-do mi opinión profesional.Trataba de un hombre que,odiando el género novelesco,escribía en secreto una nove-la con la que pretendía triun-far póstumamente. La ideano era mala, pero estaba muymal desarrollada. Después detodo, el Quijote, según algu-nos, es una novela de aventu-ras escrita por alguien que de-testaba las novelas de aven-turas.

¿Se puede odiar la prosti-tución (o la novela) sin ser almismo tiempo esclavo deella? Resulta dudoso. Muchagente achaca mi anticlerica-lismo a la sospecha de que enel fondo me gustaría ser obis-po. No lo niego. Me vuelvenloco los palacios episcopales,cuyo disfrute, con la nuevalista de pescados capitales,quizá tenga los días contados.Me fascina la tranquilidad yel orden que se respira enellos. La atmósfera de recogi-miento de estos lugares resul-ta ideal para la creación. Ytienen ama de llaves, chofer,quizá mayordomo. ¡Y claus-tro, Dios mío, tienen claus-tro! Si yo viviera en un pala-cio episcopal sacaría dos no-velas al año sin exagerar; exa-gerando, cuatro o cinco. Y no

hemos hablado de la comida,pero a juzgar por el menú queel Nuncio de su Santidadofreció a Rodríguez Zapate-ro cuando el histórico “caldi-to”, se come y se bebe comoun príncipe. El “caldito” fa-moso era en realidad una bo-tella de Moët Chandon, elchampán de Los Soprano. Deacuerdo, en fin, me rindo: meencantaría ser obispo, perome contengo. Tal es la dife-rencia entre el gobernador deNueva York y un servidor: él

no se contiene (excelente tí-tulo para un cuento). Y pre-cisamente porque es incapazde contenerse persigue poli-cialmente a las prostitutas(algo que yo no haría con losobispos) desde la cama deuna de ellas.

Dicho esto, llama la aten-ción que en todas las infor-maciones sobre Eliot Spitzerse insista hasta el cansancioen el hecho de que era aficio-nado a las prostitutas de lujo.No a las prostitutas a secas,sino a las de lujo. ¿Por quéesta insistencia? ¿Es más cen-surable la prostitución de lujoque la de clase media? ¿Ha-bríamos hecho la vista gordaen el caso de que lo hubieranpillado con una prostituta dela clase trabajadora? Es cier-to que el Vaticano acaba deincluir la riqueza excesiva en-tre la lista de pecados capita-les. El problema es que noaclara a qué llama riqueza ex-cesiva. ¿Son ricos excesivosBotín, Bush, Agag, AmancioOrtega, el Rey de España, elArzobispado de Valladolid, elPrincipado de Mónaco? Nosé por qué me da la impresiónde que si revisáramos la listade personas que el Papa ha re-cibido en audiencia a lo largode los dos últimos años, porponer un límite temporal, nossaldrían más ricos excesivosque pobres de solemnidad.Quizá, pues, la Iglesia ha de-cidido perseguir ahora a losricos por las mismas razonespor las que el gobernador deNueva York perseguía a lasprostitutas: porque no puedevivir sin ellos. El ser humanoestá lleno de contradicciones.Por eso, no deberíamos sertan duros con Spitzer, ni conlos obispos, ni con los queodian las novelas. El hecho deque vivamos abrazados a lamuerte (tal es nuestra diabó-lica condición) debería per-mitirnos alguna licencia.Otra copa.

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08 Tierra de nadie

Él no se contiene

Juan JoséMillás

Aún a riesgo de repetir-me como el ajo, tengoque reconocer que va a

ser verdad eso de que los de-mócratas tienen más vida se-xual que los republicanos.Que se lo pregunten al EliotSpitzer, el ex gobernador, quecomo todo el mundo ya sabráa estas alturas, ha tenido quedimitir por irse de putas, conperdón de la expresión. Nadaque ver con Bill Clinton, quelo más que hizo fue un poco desexo infantil con la Levinsky(conducta inapropiada, segúnél) en el despacho oval y luegoni dimitió ni nada. El únicocastigo que le quedó fue el detener que aguantar la cara devinagre de su mujer, que ya es.Mucho mejor el demócrata,diferencia va, porque se so-

breentiende que con las pros-titutas habrá consumado loque viene a ser el acto sexual,más que nada porque se sabeque se gastaba casi tres mil eu-ros por sesión, y eso ya le harádigerir mejor todo lo demás.

A mí lo de Clinton me dejófría. Es más, yo soy de la opi-nión de que cualquiera con unpoco de poder en sus manos,líderes mundiales y otros polí-ticos menores incluidos, debe-ría tener sexo quisiera o no, nopor su disfrute, que me resul-ta indiferente, sino por la oxi-tocina. ¿Qué por qué? Puesporque no sólo es la hormonaque las mujeres segregamos enel parto y durante la lactancia,si no que, además, es la que selibera durante los orgasmos ypor eso se considera como la

hormona del amor, del al-truismo y del olvido de unomismo. Si las personas con po-der, líderes mundiales y otrospolíticos menores mejorasensu relación con la oxitocina atodos nos iría mejor. Pero cla-ro, esto igual lo pienso yo por-que soy europea, y eso me hacedistinta a los americanos, por-que, aceptémoslo, los ameri-canos y los europeos igualesno somos; por eso a nosotrosnos gusta Woody Allen y aellos no. Allí, por ejemplo, unamujer puede pasarse dos años

incrustada en el inodoro de lacasa de su novio porque le dela gana. Bueno, en realidad noes que le hubiera dado la ganaincrustarse; eso había sido unaccidente. Lo que no le habíadado la gana era que la saca-ran de allí, porque en ese mi-núsculo cuarto de baño ella te-nía todo lo que necesitaba: co-mida, bebida, la tele por cabley las visitas de su novio, que fi-nalmente decidió llamar a lapolicía porque, dijo, a su no-via le pasaba algo raro. Y tan-to. Cuando llegaron los polisy los médicos, tuvieron quesudar tinta no para sacarla,que también, si no para con-vencerla de que la tenían quesacar. Ahora, ella se recuperaen el hospital, adonde llegócon el inodoro pegado al culo,y él está en casa, esperando aque le caiga una denuncia pormaltrato a un adulto. Estoaquí, en Europa, no pasa.

Yo esto, lo de que allí pasancosas que aquí no se ven, lo séporque me lo ha dicho unaamiga que pasó una tempora-da en Estados Unidos, en Nue-va York, concretamente, dedonde era gobernador este po-

bre hombre y donde antes ha-bía sido fiscal. Cuando era fis-cal se conoce que ya se gasta-ba una pasta en burdeles delujo, y eso que se había pasa-do toda la carrera defendien-do la moralidad. Ay. Pobre. Yoes que, como no soy america-na, pues veo mucho más in-moral la guerra de Iraq o quese apoye la pena de muerte queirse de putas, con perdón de laexpresión, insisto. Pero miamiga, la que pasó una tem-porada en Nueva York, mecontó que allí casi todas laspersonas son diferentes, quevan siempre con prisa, que es-tán todo el tiempo malhumo-rados, y que interpretan de lapeor manera las infidelidadesde los políticos, esto es, de for-ma personal, porque se lo to-man como pensando que si en-gañan a los que tienen más cer-ca (sus mujeres por lo general)dan por sentado que a ellos,que no los conocen de nada,no les tendrán ningún respeto.Puede. Es una forma de verlo.Lo que pasa es que yo casi queprefiero que me engañen. Ymás si por en medio está la oxi-tocina. Vamos.

Palabras más palabras menos

La hormona del amor

CarmenAmoraga

El caso del goberna-dor de Nueva York,Eliot Spitzer, cono-cido por su odio alas prostitutas, perofamoso por vivirabrazado a ellas,debería servirnospara hacer un ejer-cicio de sinceridad

Si las personas con poder, líderesmundiales y otrospolíticos menoresmejorasen su relación con la oxitocina a todosnos iría mejor

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Eliot Spitzer. FOTO: REUTERS