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El Vagabundo Por Kahlil Gibran

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ElVagabundo

Por

KahlilGibran

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ElVagabundo

Loencontréen laencrucijadadedoscaminos.Elhombreconapenasunbastón.Cubríasusropasconunacapaysurostroconunvelodetristeza.

Nos saludamos el uno al otro y yo le dije: —Ven a mi casa y sé mihuésped.

Yél,vino.

Mimujerymishijosnosespetabanenlapuertadelacasayéllessonrióyellosestuvieroncontentosdesullegada.Despuésnossentamosalamesa.Ytodos nos sentimos felices, con el hombre y con el halo de silencio y demisterioqueloenvolvía.

Y,luegodecenar,nosreunimosfrentealfuegoyyolointerroguéacercadesusperegrinaciones.

Y nos contó muchas historias durante aquella noche. Y también al díasiguiente.

Lashistorias,queyohe registradoaquí, son frutode la amargurade susdías,aunqueélnuncasemostróamargado.Yestánescritasconelpolvodelcamino.

Cuandonosdejó,tresdíasdespués,nolosentíamosyacomounhuéspedque había partido sino, más bien, como uno de nosotros, que estaba en eljardínyqueaúnnohabíaentrado.

Vestiduras

CiertodíaBellezayFealdadseencontraronaorillasdelmar.Ysedijeron:

—Bañémonosenelmar.

Entonces se desvistieron y nadaron en las aguas. Instantes más tardeFealdadregresóalacostaysevistióconlasropasdeBelleza,yluegopartió.

Belleza también salió del mar, pero no halló sus vestiduras, y erademasiado tímida para quedarse desnuda, así que se vistió con las ropas deFealdad.YBellezatambiénsiguiósucamino.

Yhastahoydíahombresymujeresconfundenunaconlaotra.

Sinembargo,algunoshayquecontemplanelrostrodeBellezaysabenque

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no llevasusvestiduras.Yalgunosotrosqueconocenel rostrodeFealdad,ysusropas,noloocultanasusojos.

Cancióndeamor

Ciertavez,unpoeta,escribióunahermosacancióndeamor.Ehizomuchascopiasylasenvióasusamigosyconocidos;hombresymujeresy,también,auna joven que había visto, tan sólo una vez y que vivía más allá de lasmontañas.Y,cuandopasarondosotresdías,vinounmensajerodepartedelajoven, trayendo una carta. Y la carta decía: "Déjame decirte que estoyprofundamenteconmovidaporlacancióndeamorqueescribisteparamí.Venprontoyhablaconmispadresparatratarlospreparativosdelaboda".

Yelpoetarespondió,diciendoensucarta:

"Amiga mía, la canción que le envié no era sino una canción de amorbrotadadelcorazóndeunpoeta,cantadaportodohombreyatodacualquiermujer".

Yellaleescribióasuvez,diciendo:"¡Hipócritaymentiroso!¡Desdehoy,hastaeldíaenquemeentierren,odiaréatodoslospoetasporsucausa!"

Lágrimasyrisas

Una noche, a orillas del Nilo, una hiena se encontró con un cocodrilo.Ambossedetuvieronysesaludaron.Lahienadijo:

—¿Cómovaspasandoeldía,Señor?

—Muymal—respondió el cocodrilo—.Aveces, enmi dolor y tristeza,lloro.Yentonces lascriaturasdicen:"Son lágrimasdecocodrilo".Yesomehieremuchomásdeloquepodríacontar.

Entonceslahienadijo:

—Hablasdetudolorydetutristeza,pero,piensaporunmomentoenmí.Contemplo la belleza del mundo, sus maravillas y sus milagros y, llena dealegría,río,comoríenlosdías.Ylospobladoresdelaselvadicen:"Noessinolarisadeunahiena".

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Enlaferia

DesdelacampiñallegóalaFeriaunaniñamuybonita.Ensurostrohabíaun lirioyunarosa.Habíaocasoensucabello,yelamanecersonreíaensuslabios.

Ni bien la hermosa extranjera apareció ante sus ojos, los jóvenes seasomaron y la rodearon.Uno deseaba bailar con ella, y otro día cortar unatortaensuhonor.Ytodosdeseabanbesarsumejilla.Despuésdetodo,¿nosetratabaacasodeunaBellaFeria?

Mas la niña se sorprendió y molestó, y pensó mal de los jóvenes. Losreprendióyencimagolpeóenlacaraaunoodosdeellos.Luegohuyó.

Enelcaminoacasa,aquellatarde,decíaensucorazón:"Estoydisgustada.¡Quegroserosymaleducadossonestoshombres!Sobrepasantodapaciencia".

Ypasóunaño,duranteelcual lahermosaniñapensómuchoenFeriasyhombres.EntoncesregresóalaFeriaconellirioylarosaenelrostro,elocasoensucabelloylasonrisadelamanecerensuslabios.

Peroahoralosjóvenesviéndola,ledieronlaespalda.Ypermaneciótodoeldíaignoradaysola.

Y,alatardecer,mientrasmarchabacaminoasucasa,llorabaensucorazón:"Estoy disgustada. ¡Que groseros y mal educados son estos hombres!Sobrepasantodapaciencia".

Lasdosprincesas

En la ciudad de Shawakis vivía un príncipe amado por todos, hombres,mujeresyniños.aúnlosanimalesdelcamposeacercabanaélparasaludarle.

Sinembargo,lagentedecíaquesuesposa,noloamaba,yaúnmás,queloodiaba.

Ciertodía,laprincesadeunaciudadvecinallegóavisitaralaprincesadeShawakis. Y, sentadas, conversaron, y sus palabras derivaron hacia susesposos.

LaprincesadeShawakisdijoconpasión:

—Envidiotufelicidadconelpríncipe,tuesposo,apesardetantosañosdematrimonio.Yo odio ami esposo, nome pertenece amí sola y soy lamásinfelizdelasmujeres.

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Laprincesadevisita,mirándola,dijo:

—Amigamía,laverdadesquetúamasatuesposo.Sí,yaúnsientesporéluna pasión viva.Y eso es vida para unamujer, como la primavera para unjardín. En cambio, apiádate demí y demi esposo, pues nos soportamos enpacientesilencio.Y,sinembargo,túylosotrosconsideranaesofelicidad.

Elrelámpago

Undíadetormentaestabaunobispocristianoensucatedral,yseleacercóunamujernocristianaydijo:

—Yonosoycristiana.¿Existesalvacióndelfuegodelinfiernoparamí?

Elobispomiróyrespondió:

—No,sólosesalvanlosbautizadosenelaguayenelespíritu.

Ymientras aúnhablaba, un rayo cayócon estruendo sobre la catedral, yéstafueinvadidaporelfuego.

Yloshombresdelaciudadllegaroncorriendoysalvaronalamujer,peroelobisposeconsumió,alimentodelfuego.

Elermitaño

Ciertavezvivióunermitañoenmediodelasverdescolinas.Erapurodeespírituyblandodecorazón.Ytodoslosanimalesdelatierraytodaslasavesdel cielo se llegaban hasta él en parejas, y él les hablaba. Lo escuchabanalegremente,reuniéndosejuntoaél,ynopartíanhastalanoche,momentoenque el ermitaño los despedía, confiándolos al viento y al bosque con subendición.

Unatarde,mientrashablabaacercadelamor,unleopardolevantólacabezaydijoalermitaño:

—Noshablasdelamor.Dinos,Señor,¿dóndeestátucompañera?

—Notengocompañera—contestóelermitaño.

Entoncesungrangritodesorpresaseelevódelcorodebestiasyaves,ycomenzaronadecirseunosaotros:

—¿Cómopuedeélhablarnossobreelamoryelcompañerismocuandoél

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mismonosabenadaacercadeello?

Y, lentamente, con actitud desdeñosa lo abandonaron. Aquella noche elermitañoseechósobresuestera,elrostrohacialatierra,ylloróamargamenteygolpeólasmanoscontrasupecho.

Dosseresiguales

Ciertodía,elprofetaSharíaencontróunaniñaenunjardín.Ylaniñadijo:

—Buendíatengas,Señor.

Yelprofetarespondió:

—Buendíaparati,Señora.—Ydespuésdeuninstanteagregó:—Veoqueestássola.

Entonceslacriaturadijo,riendoencantada:

—Mellevómuchotiempoperderamiaya.Ellapiensaqueestoydetrásdeaquelcerco.¿Pero,novesqueestoyaquí?—Después,miróhaciaelprofetayhablónuevamente—Tútambiénestássolo.¿Quéhicistecontuaya?

—Mi caso es diferente —respondió el profeta—. En verdad, no puedoperderla con frecuencia. Pero hoy, cuando vine a este jardín, ellame estababuscandodetrásdeaquelcerco.Laniña,batiendopalmasgritó:

— ¡Entonces eres como yo! ¿No es bueno estar perdido?—Y despuéspregunto:—¿Quiénerestú?

—Me llaman el profeta Sharía. ¿Y, dime, quién eres tú?—respondió elhombre.

—Soy solamenteyo—dijo laniñaymi ayameestábuscando sin saberqueestoyaquí.

Entonceselprofetamiróhaciaelespacioydijo:

—Yotambiénhuidemiayaporuninstante.Peroellameencontrará.

—Séquemiayatambiénmeencontrará—dijolaniña.

Yenaquelmomentoseoyólavozdeunamujerllamandoporsunombrealaniña.

—¿Ves?—dijolacriatura—,yotedijequeellameencontraría.

Yenesemismoinstante,otravozseoyódecir:"¿Dóndeestás,Sharía?"

Yelprofetadijo:

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—Ves,hijamía,mehanencontrado tambiénamí.—Ymirandohacia loalto,Sharíarespondió:—Hemeaquí.

Laperla

Dijounaostraaotraostravecina:

—Sientoungrandolordentrodemí.Espesadoyredondoymelastima.

Ylaotraostrareplicóconarrogantecomplacencia:

—Alabadosseanloscielosyelmar.Yonosientodolordentrodemí.Mesientobieneintactapordentroyporfuera.

Enesemomento,uncangrejoqueporallípasabaescuchóalasdosostras,ydijoalaqueestababienpordentroyporfuera:

—Sí, te sientesbiene intacta;maséldolorque soporta tuvecinaesunaperladeinigualablebelleza.

Cuerpoyalma

Un hombre y una mujer se sentaron junto a una ventana abierta a laprimavera.Sesentaronunojuntoalotro.Ylamujerdijo:

—Teamo.Eresbelloyrico,yestássiemprebienataviado.

Yelhombre,dijo:

—Te amo. Eres un bello pensamiento, algo demasiado etéreo parasostenerloenlamano,yunacanciónenmissueños.Mas,lamujerselevantóconfuriayreplicó:

—Señor,por favordejadmeya.Nosoyunpensamiento,niunacosaquepasaportussueños.Soyunamujer.Preferiríaquemedesearascomoesposaymadredeniñosnonacidosaún.

Ysesepararon.

Yelhombrehablabaensucorazón:"Heaquíotrosueñoqueseconvierteenhumo".

Y lamujerdecía: "Bien.¿Yquédecirdeunhombrequeseconvierteenhumoysueños?"

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Elrey

LagentedelReinodeSadikrodeóelpalaciodesureygritandoenrebelióncontraél.Yelreydescendiólaescaleradelpalacioportandosucoronaenunamano y su cetro en la otra. Lamajestuosidad de su presencia silenció a lamultitud,y,deteniéndosefrenteaellos,dijo:

—Amigosmíos,puestoquenosoismásmissúbditosheaquíquerestituyomicoronaymicetro.Seréunodevosotros.Soysolamenteunhombremás,como tal trabajaré junto a vosotros y nuestra tierra crecerámejor.No existenecesidaddeun rey.Vayamos,pues,a loscamposyviñedosy trabajaremosladoalado.Sólodebéisindicarmeaquépradooviñedodebodirigirme.Todosvosotrossoisahoraelrey.

Y el pueblo se maravilló, y el silencio los cubrió; pues el rey, a quienjuzgaran la causa de su descontento, les restituía la corona y el cetro, y setransformabaenunodeellos.

Luegotodosycadaunosiguieronsucamino,yel reysedirigióalpradoacompañadoporunhombre.

Mas,elReinodeSadiknomarchabasinunrey,yelvelodedescontentoaúnpermanecía sobre la tierra.Lagentegritabaenelmercadodiciendoquedebían ser gobernados y que debían tener un rey que los dirigiera. Y losancianosylosjóvenesdecíanalunísono:

—Tendremosnuestrorey.

Ybuscaronalreyyloencontraronafanándoseenelcampo,ylollevaronhastasutronodevolviéndolelacoronayelcetro.Yasíhablaron:

—Ahoragobiérnanoscongrandezayjusticia.

Entonces llegaron hasta su presencia hombres y mujeres para hablarlesobreunbarónquelosmaltratabaydequieneransóloesclavos.Deinmediatoelreyllamóalbarón¡untoaélyledijo:

—LavidadeunhombrepesacomolavidadecualquierotroenlaescaladeDios.Yporquetúnosabespesarlavidadequienestrabajantustierrasytusviñedosquedasdesterradoyabandonarásestereinoparasiempre.

Aldíasiguientellegóotrogrupohastaelreyyhablódelacruelcondesadelotro ladode lascolinas,ydecómoloshabíaconducidoa lamiseria.Deinmediatolacondesafuetraídahastalacorteyelreytambiénlasentencióaldestierrodiciendo:

—Aquéllosquelabrannuestroscamposycuidannuestrosviñedossonmás

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noblesquenosotros,quienescomemoselpanpreparadoporellosybebemosel vinode sus lagares.Yporque tú no lo sabes, dejarás esta tierra y viviráslejosdeestereino.

Luegovinieronhombresymujeresdiciendoqueelobispo leshacía traerpiedrasyesculpirlaspara lacatedral,masno leshabíapagadopeseaqueelcofre del obispo se hallaba repleto de oroy plata,mientras ellosmismos seencontrabanvacíosyhambrientos.

Elreyrequiriólapresenciadelobispo,ycuandolotuvofrenteasí,dijo:

—Esacruzqueusas sobre tupechodebería significardarvidaa lavida.Mas,túhastomadolavidaydevueltonada,porloqueabandonarásestereinoparanuncaregresar.

Yasícadadía,hastaeltiempodelunallena,hombresymujeresllegabanhastaelreyparacontarlesobrelascargasquepesabansobreellos.Ycadadía,ytodoslosdíasdeunalunaentera,algúnopresoreraexiliadodeestatierra.

ElpueblodeSadikestabamaravillado,yhabíaalegríaensuscorazones.

Yciertodíalosancianosylosjóvenesrodearonlatorredelreyypidieronporél.Eldescendióllevandolacoronaenunamanoyelcetroenlaotra.

—Y ahora—les dijo—, ¿qué queréis demí?Tened, os devuelvo lo quevosotrosdeseasteisqueyotuviera.

—¡No,no!—gritaronellos—.Túeresnuestrolegítimorey.Haslimpiadolatierradevíborasyreducidosloslobosalanada.Hemosvenidoacantartenuestroagradecimiento.Lacoronaesvuestraenmajestadyelcetroesvuestroengloria.

— ¡Yo no!—respondió el rey—. ¡Yo no! Vosotros mismos sois el rey.Cuando me juzgaron incapaz y mal gobernante, vosotros mismos eraisincapaceseingobernables.Yahoralatierracrecebienporqueestáenvuestravoluntad el hacerlo. Yo no existo sino en vuestras acciones. No existe unapersona gobernante. Existen sólo los que se gobiernan a sí mismos. El reyretornó a la torre con su corona y su cetro. Y los ancianos y los jóvenestomaronsusdiferentescaminossintiéndosefelices.

Ycadaunodeellos se imaginóa símismoun reycon la coronaenunamanoyelcetroenlaotra.

Sobrelaarena

Dijo.unhombreaotro:

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—Con la marea alta, hace mucho tiempo, escribí con mi cayado, unaslíneasenlaarena.Ylagenteaúnsedetieneparaleerlasycuidamuchodequenoseborren.

Yelotrohombredijo:

—Yotambiénescribíunaslíneasenlaarena,perolohicedurantelamareabaja.Ylasolasdelinmensomarlasborraronybrevefuesuvida.Perodime;¿quéfueloquetúescribiste?

Yelprimerhombrerespondió:

—EscribíSoyloquesoy.¿Ytú,quéescribiste?

Yelotrohombredijo:

—Escribíesto:Soysólounagotadeestemarinmenso.

Tresregalos

Ciertavez,enlaciudaddeBecharre,vivíaunamablepríncipe,queridoyhonradoportodossussúbditos.

Perohabíaunhombre,excesivamentepobre,quesemostrabaamargoconelpríncipeymovíacontinuamentesulengua,pestilenteensuscensuras.

Elpríncipelosabía.Peroerapaciente.

Porfindecidióconsiderarelcaso.Y,unanochedeinvierno,unsiervodelpríncipellamóalapuertadelhombre,cargandounsacodeharinadetrigo,unpaquetedejabónyunodeazúcar.

—Elpríncipeteenvíaestospresentescomorecuerdo—dijoelsiervo.

Yelhombreseregocijó,puescreyóquelasdádivaseranunhomenajedelpríncipe.Y,ensuorgullo,fueenbuscadelobispoylecontóloqueelpríncipehabíahecho,agregando:

—¿Noveiscomoelpríncipedeseamiamistad?

—Peroelobisporespondió:

—¡Oh!Quépríncipesabioyquépococomprendes.Elhablaporsímbolos.Laharina es para tu estómagovacío; el jabónpara tu suciapiel y el azúcarparaendulzartuamargalengua.

Desdeaqueldíaenadelante,elhombresintióvergüenzahastadesímismoysuodioalpríncipesehizomayorquenunca.Pero,aquienmásodiabaeraalobispoqueinterpretóladádivadelpríncipe.

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Sinembargo,desdeentoncesguardósilencio.

Pazyguerra

Tresperrostomabansolyconversaban.

Elprimerperrodijoentresueños:

—Es realmentemaravilloso vivir en estos días en que reinan los perros.Considerenlafacilidadconqueviajamosbajoelmar,sobrelatierrayaúnenel cielo. Y mediten por un momento sobre las invenciones creadas para elconfortdelosperrosparanuestrosojos,oídosynarices.

Yelsegundoperrohablóy,dijo:

—Comprendemosmáselarte.Ladramosa la lunamás rítmicamentequenuestros antepasados. Y cuando nos contemplamos en el agua vemos quenuestrosrostrossonmásclarosquelosdeayer.

Entonceseltercerodijo:

—Peroloqueamímásmeinteresayentretienemimenteeslatranquilacomprensiónexistenteentrelosdistintosestadoscaninos.

Enesemomentovieronqueelcazadordeperrosseacercaba.

Los tres perros se dispararon y se escabulleron calle abajo, y, mientrascorrían,eltercerperrodijo:

—¡Por Dios! Corred por vuestras vidas. La civilización viene detrásnuestro.

Labailarina

HabíaunavezunabailarinaqueconsusmúsicoshabíaarribadoalacortedelpríncipedeBirkaska.Y,admitidaenlacorte,bailóanteelpríncipealsondellaúdylaflautaylacítara.

Bailóladanzadelasllamas,yladanzadelasespadasylaslanzas;bailóladanza de las estrellas y la danza del espacio.Y, por último, la danza de lasfloresalviento.

Luegosedetuvoanteeltronodelpríncipeydoblósucuerpoanteél.Yelpríncipelesolicitóqueseacercara,ydijo:

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—Hermosamujer,hijadelagraciaydelencanto,¿desdecuándoexistetuarte? ¿Y cómo es que dominas todos los elementos con tus ritmos ycanciones?

Ylabailarina,inclinándosenuevamenteanteelpríncipe,dijo:

—PoderosayagraciadaMajestad,desconozcolarespuestaatuspreguntas.Sóloestosé:elalmadelfilósofohabitaensucabeza;elalmadelpoetaensucorazón;mas,elalmadelabailarinalateentodosucuerpo.

Losdosángeles

Una tarde dos ángeles se encontraron ante la puerta de una ciudad, sesaludaronyconversaron.

—¿Quéestáshaciendoenestosdíasyquetrabajotehasidoasignado?—preguntóunángel.

—Mehasidoencomendadalacustodiadeunhombrecaídoenelpecado—respondió el otro—, que vive abajo en el valle, un gran pecador, el másdepravado.Teaseguroqueesunaimportantemisiónyunarduotrabajo.

—Esa misión es fácil —dijo el primer ángel—. He conocido muchospecadores y he sido guardián numerosas veces. Mas, ahora me ha sidoasignadounbuenhombrequehabitaalotroladodela.ciudad.Yteaseguroqueesuntrabajoexcesivamentedifícilydemasiadosutil.

—Esonoesmásquepresunción—dijoelotroángel¿Cómopuedeserquecustodiaraunsantoseamásdifícilquecustodiaraunpecador?

—¡Quéimpertinentellamarmepresuntuoso!—respondióelprimero—.Heafirmadosólolaverdad.¡Creoquetúereselpresuntuoso!

De ahí enmás los ángeles riñeron y pelearon, al principio de palabra yluegoconpuñosyalas.

Mientraspeleabanaparecióunarcángel.Losdetuvoypreguntó:

—¿Porquépeleáis?¿Dequése trata?¿Acasonosabéisquees impropioque los ángeles de la guarda se peleen frente a las puertas de la ciudad?Decidme:¿porquéeldesacuerdo?

Amboshablaronalunísono,cadaunoarguyendoquesutrabajoeraelmásdifícilyquelescorrespondíaelpremiomayor.

Elarcángelsacudiólacabezaymeditó.

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—Amigosmíos,—lesdijo—nopuedodilucidarahoracuáldevosotrosesel más merecedor de honor y recompensa. Pero, desde que se me ha dadopoder,yenbiendelapazydelbuencustodiar,doyacadaunodevosotroseltrabajodelotro,yaque insistísenque laocupacióndelotroes lamás fácil.Ahoramarchaoslejosdeaquíysedfelicesenvuestrosoficios.

Los ángeles, así ordenados, tomaron sus respectivos caminos. Pero cadaunovolvíalacabezamirandocongranenojoalarcángel.Yensuscorazonesdecían: "Oh, estos arcángeles! ¡Cada día vuelven la vidamás ymás difícilparanosotroslosángeles!"

Peroelarcángelsedetuvoyunavezmássepusoameditar.Ydijoensucorazón:"Debemosenverdad,sercautelososymontarguardiasobrenuestrosángelesdelaguarda".

Laestatua

Cierta vez, entre las colinas vivía un hombre poseedor de una estatuacinceladaporunancianomaestro.Descansabacontralapuertacaraalsuelo.Yélnuncaleprestabaatención.

Undíapasófrenteasucasaunhombredelaciudad,unhombredeciencia.Y,advirtiendolaestatua,lepreguntóaldueñosilavendería.

— ¿Quién desea comprar esa horrible y sucia estatua? —respondió eldueño,riéndose.

—Tedaréestapiezadeplataporella—dijoelhombredelaciudad.

Elotroquedóatónito,perocomplacido.

Laestatuafuetrasladadaalaciudadsobreellomodeunelefante.Yluegodevariaslunaselhombredelascolinasvisitólaciudady,mientrascaminabaporlascalles,vioaunamultitudanteunnegocio,yaunhombrequeavozencuellogritaba:

—Acercaosycontempladlamáshermosa,lamásmaravillosaestatuadelmundo entero. Solamente dos piezas de plata para admirar la másextraordinariaobramaestra.

Alinstante,elhombredelascolinaspagódospiezasdeplatayentróenelnegocioparaverlaestatuaqueélmismohabíavendidoporunasolapiezadeesemismometal.

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Eltrueque

Una vez en el cruce de un camino, un Poeta pobre encontró a un ricoEstúpido, y conversaron. Y todo lo que decían revelaba el descontento deambos.

EntonceselÁngeldelCaminoseacercóyposósumanosobreelhombrodelosdoshombres.Y,creedlo,unmilagroseprodujo;ambosintercambiaronsusposesiones.

Ysealejaron.Pero, cosadifícilde relatar, elPoetamiróyencontró sóloarenasecaensusmanos;yelEstúpidocerrósusojosysintiónadamásquenubesensucorazón.

Amoryodio

Unamujerdijoaunhombre:—Teamo.

Yelhombrerespondió:—Micorazónsecreemerecedordetuamor.

Ylamujerhabló:—¿Nomeamas?

Yelhombresóloelevósusojoshaciaellaycalló.

Entonceslamujergritó:—Teodio.

Yelhombredijo:—Pues,entonces,micorazóntambiénesmerecedordetuodio.

Sueños

Unhombretuvounsueñoy,cuandodespertó,visitóaunadivinoyquisoqueéstelodescifrase.

Yeladivinodijoalhombre:

—Venamíconlossueñosquecontemplesentusmomentosdespiertosyteexplicarésussignificados.Perolossueñosdetudormirnopertenecenniamisabiduríaniatuimaginación.

Elloco

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Eneljardíndeunhospicioconocíaunjovenderostropálidoyhermoso,allíinternado.

Ysentándomejuntoaélsobreelbanco,lepregunté:

—¿Porquéestásaquí?

Memiróasombradoyrespondió:

—Es una pregunta inadecuada, sin embargo, contestaré.Mi padre quisohacerdemíunareproduccióndesímismo;tambiénmitío.Mimadredeseabaque fuera la imagen de su ilustre padre.Mi hermanamostraba a su esposonavegantecomoelejemploperfectoaseguir.Mihermanopensabaquedebíasercomoél,unexcelenteatleta.Ymisprofesorescomoeldoctordefilosofía,eldemúsicayeldelógica,ellostambiénfueronterminantes,ycadaunoquisoque fuera el reflejode suspropios rostros enun espejo.Por esovine a estelugar.Loencontrémássano.Almenospuedoseryomismo.

Enseguidasevolvióhaciamíydijo:

—Perodime,¿tecondujeronaestelugarlaeducaciónyelbuenconsejo?

—No,soyunvisitante—respondí.

—Oh,—añadió él— tú eres unode los quevive en el hospiciodel otroladodelapared.

Lasranas

Ciertodíadeveranounaranadijoasucompañero:

—Temoquelagentequeviveenaquellacasadelacostaestémolestapornuestrocanto.

Ysucompañerorespondió:

—Bueno, ¿acaso no nos molestan ellos con sus conversaciones durantenuestrosilenciodiurno?

—Noolvidemosqueavecescantamosdemasiadopor lanoche—dijo larana.

—Noolvidemosqueellos charlanygritanmuchomásdurante eldía—respondiósuamigo.

Dijoentonceslarana:

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—¿YquéhaydelescuerzoquemolestaatodoelvecindarioconsucroarprohibidoporDios?

—Mas—replicósuamigo—,¿quémedicesdelpolíticoyelsacerdoteyelcientíficoquelleganaestascostasypueblanelaireconmolestosruidos?

—Bien,—dijoentonceselprimero—peroseamosmejoresqueestossereshumanos.Guardemossilenciopor lanocheymantengamos lascancionesennuestros corazones, aúncuando la luna reclamenuestro ritmoy las estrellasnuestrarima.Almenoscallemosporunanoche,odos,oaúnportresnoches.

—Muybien,—dijo sucompañero—estoydeacuerdo.Veremosquenostraedespuéstugenerosocorazón.

Aquella noche las ranas callaron y permanecieron silenciosas la nochesiguienteynuevamentelaterceranoche.

Y,aunqueresultedifícilderelatar,lamujercharlatanaquevivíaenlacasajuntoallagobajóparaeldesayunoaltercerdíaygritóasumarido:

—No he dormido estas tres noches.Me sentía segura durmiendo con elcantodelasranasenmisoídos.Peroalgodebehabersucedido.Pues,nohancantadoportresnoches;yestoycasimediolocaporfaltadesueño.

Laranaoyóestoyvolviéndosehaciasucompañero,dijoguiñandounojo:

—Ynosotroscasienloquecemospornuestrosilencio,¿noescierto?

Ysucompañerorespondió:

—Sí,elsilenciodelanochepesabasobrenosotros.,yahoramedoycuentadequenoesnecesariocesarnuestrocantoporlacomodidaddeaquellosquenecesitanllenarsuvacíoconruidos.

Yaquellanochelalunanoreclamóvanamentesusritmos,nilasestrellassusrimas.

Lasleyes

Años atrás existía un poderoso rey muy sabio que deseaba redactar unconjuntodeleyesparasussúbditos.Convocóamilsabiospertenecientesamiltribusdiferentesyloshizovenirasucastillopararedactar las leyes.Yelloscumplieronconsutrabajo.

Pero cuando lasmil leyes escritas sobre pergamino fueron entregadas alrey,yluegodeéstehaberlasleído,sualmalloróamargamente,puesignorabaquehubieramilformasdecrimenensureino.

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Entoncesllamóalescriba,yconunasonrisaenloslabios,élmismodictósusleyes.Yéstasnofueronmásquesiete.

Y losmil hombres sabios se retiraron enojadosy regresaron a sus tribuscon las leyes que habían redactado. Y cada tribu obedeció las leyes de sushombressabios.

Porelloesqueposeenmilleyesaúnennuestrosdías.Esungranpaís,perotiene mil cárceles y las prisiones están llenas de mujeres y hombres,infractoresdemilleyes.Esrealmenteungranpaís,peroesepueblodesciendedemillegisladoresydeunsoloreysabio.

Ayer,hoyymañana

Dijeamiamigo:—Túlavesdescansadosobreelbrazodeaquelhombre.Soloqueayerdescansabaasísobreelmío.

Y mi amigo dijo: —Y mañana se posará sobre el mío. Dije: —Míralasentadajuntoaél.Fuesóloayerquesesentabajuntoamí.

Yélrespondió:—Mañanasesentaráamilado.

Dije:—Observa,bebevinodesucopayayerbebíadelamía.

Yelagregó:—Mañanaloharádemicopa.

Entoncesdije:—Miracomolocontemplaconamoryconojosentregados.Ayermismomecontemplabaasí.

Ymiamigodijo:—Mañanamecontemplaráamí.

Pregunté:—¿No laoyesmurmurarcancionesdeamorensusoídos?Lasmismascancionesdeamorquemurmurabaenlosmíos.

Ymiamigo.contestó:—Ymañanalassusurraráenlosmíos.

Ydije:—Peromira.Estáabrazándolo.Nofuesinoayerquemeabrazabaamí.

Ymiamigodijo:—Meabrazaráamímañana.

Entoncesagregué:—¡Quémujerextraña!

Mas él me respondió: —Ella es como la vida, poseída por todos loshombres; y como la muerte, conquista a todos los hombres; y como laeternidad,envuelveatodosloshombres.

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Elfilósofoyelremendón

Un filósofo llegó un día al taller de un zapatero remendón con unoszapatosgastados.Yelfilósofodijoalremendón:

—Porfavor,remiendamiszapatos.

—Ahoraestoyremendandozapatosdeotroshombres—respondióéste—,y hay todavíamás para reparar antes de que pueda ocuparme de los tuyos.Perodejatuszapatosaquí,yusaesteotroparporhoy,yvenmañanaabuscarlostuyos.

—Nousozapatosquenosonmíos—protestóindignadoelfilósofo.

—Pues bien—dijo el remendón—, ¿en verdad eres tú un filósofo y nopuedes calzarte con zapatos de otro hombre?Al final de esta calle hay otroremendón que comprende a los filósofos mejor que yo. Recurre a él pararemiendos.

Losconstructores

En Antioquía, donde el río Assi corre a encontrarse con el mar, seconstruyóunpuenteparaacercarunamitaddelaciudadalaotramitad.Fueconstruidoconenormespiedras

cariadas desde lo alto de las colinas sobre el lomo de las mulas deAntioquía.

Cuando el puente fue terminado se grabó sobre el pilar en griego y enarameo:"EstepuentefueconstruidoporelReyAntiocoII".

Ytodalagentecruzó.elbuen,puentesobreelmansoríoAssi.

Unatarde,unjoven,tenidoporalgunoscomounloco,descendióhastaelpilardondesehabíangrabadolaspalabras,ylascubrióconcarbónyescribióporencima:"Laspiedrasdelpuentefuerontraídasdesdelasmontañasporlasmulas.AlpasardeidaodevueltasobreelpuenteestáncabalgandosobreloslomosdelasmulasdeAntioquía,constructorasdeestepuente".

Ycuando lagente leyó loqueel jovenhabíaescrito,algunosse rieronyotrossemaravillaron.

—Ah, sí—dijo uno—, sabemos quién hizo esto. ¿No es acaso un pocoloco?

Perounamuladijo,riéndose,aotramula:

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¿No recuerdas acaso que verdaderamente nosotras acarreamos esaspiedras?Y,sinembargo,hastaahorasedecíaqueelpuentelohabíaconstruidoelReyAntioco.

LatierradeZaad

Camino a Zaad un viajero encontró a un hombre que vivía en una villavecina; y el viajero, apuntando con su mano hacia una vasta extensión detierra,preguntóalhombrediciendo:

—¿No fue éste el campo de batalla donde el Rey Ahlam venció a susenemigos?

—Nuncahasidouncampodebatalla—respondióelhombre—.Unavezexistió sobre esta tierra la gran ciudad de Zaad, incendiada hasta quedarcenizas.Peroahoraestierrabuena,¿noesasí?

Yelviajeroyelhombresesepararon.

Casimediamillamáslejoselviajeroencontróaotrohombrey,señalandohaciaelcampootravez,dijo:

—AsíqueallíesdondelagranciudaddeZaadseestablecióunavez.

—Jamás existió ciudad alguna en este lugar —respondió el hombre—.PerosíhubounmonasterioquefuedestruidoporlagentedelPaísdelSur.

Unratomástarde,enlamismarutaaZaad,elviajeroencontróauntercerhombre,yapuntandootravezhacialatierradijo:

—¿Esverdadqueeseesellugardondeunavezhuboungranmonasterio?

—Nuncaexistióunmonasterioenlosalrededores—respondióelhombre—,perosegúnnuestrospadresyantepasadosunavezcayóungranmeteorosobreelcampo.

Elviajerocontinuósucamino,admirándoseensucorazón.Yencontróaunhombremuyancianoy,saludándololedijo

—Señor, caminando esta ruta encontré a tres hombres que habitan elvecindario y les pregunté a cada uno la historia de esta tierra, y cada unodenególoqueelotrohabíacontestado,yasuvezcadaunomecontabaunanuevahistoriaqueelotronihabíamencionado.

—Amigomío—respondió el anciano elevando su cabeza—, cadaunoylostrestecontestóloqueenrealidadfue;peromuypocosdenosotrosestamoscapacitados para agregar afirmaciones a otras afirmaciones diferentes y

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construirunaverdaddeahíenmás.

Eloro

Cierto día, dos hombres que se encontraron en la ruta caminaban juntohacia Salamis, la Ciudad de las Columnas. Al mediodía llegaron hasta unanchoríosinpuenteparacruzarlo.Debíannadarobuscaralgunaotrarutaquedesconocían.

Y se dijeron: "Nademos.Después de todo el río no es tan ancho".Y sezambulleronynadaron.

Y uno de los hombres, el que siempre supo de ríos y rutas de ríos, depronto,enelmediodelacorriente,comenzóaperderseyaserarrastradoporlasimpetuosasaguas;mientras,elotro,quenuncaanteshabíanadado,cruzóelrío en línea recta y se detuvo sobre un banco. Entonces, viendo a sucompañeroluchandoaúnconlacorriente,searrojóotravezalaguaylotrajoasalvohastalaorilla.

Yelhombrequehabíasidoarrastradoporlacorrientedijo:

—¿Nohabíasdichoquenopodíasnadar?¿Cómoesquecruzasteelríocontantaseguridad?

—Amigo—explicóelsegundohombre—,¿vesestecinturónquemeciñe?Está llenodemonedasdeoroqueganéparamiesposaymishijos, todounañodetrabajo.Eselpesodeeste

cinturónelquemecondujoatravésdelrío,haciamiesposaymishijos.Ymiesposaymishijosestabansobremishombrosmientrasyonadaba.

YlosdoshombrescontinuaronsucaminojuntoshaciaSalamis.

Latierraroja

Dijounárbolaunhombre:—Misraíceshabitanenloprofundodelatierraroja,ytedarémifruto.

Yelhombredijoalárbol:—¡Quéparecidossomos!Mis raíces tambiénhabitan en la profundidad de la tierra roja.Y la tierra roja te da poder paraconcederme tu fruto y la tierra roja me enseña a recibir de ti conagradecimiento.

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Lalunallena

Laluna llenaseelevógloriosasobreelpueblo,y todos losperrosdeesepueblocomenzaronaladrarle.

Sólounperronoladróydijoalosotrosconvozgrave:—Nodespertéiselsosiegodesusueño,niatraigáisalalunahacialatierraconvuestrosladridos.

Entonces todos los perros cesaronde ladrar, creandoun terrible silencio.Mas, el perro que les había hablado continuó ladrando pidiendo silencioduranteelrestodelanoche.

Elprofetaermitaño

Hubo una vez un profeta ermitaño que cada tres lunas bajaba hasta laciudadyenlasplazasdelmercadopredicabaeldarycompartirentrelagente.Yeraelocuenteysufamaseexpandíaporsobrelatierra.

Unatarde,treshombresllegaronasuermitaylosaludaron.

—Tú predicas el dar y compartir —le dijeron—. Y buscas enseñar aquienes tienenmuchoparadara losqueposeenpoco;ynodudamosque tufamatehabrindadoriquezas.Ahoravenydanosdetusriquezas,puestamosnecesitados.

—Amigosmíos—lescontestóelermitaño—,notengomásqueestacama,estaesterayestajarradeagua.Lleváoslosiasílodeseáis.Notengonioroniplata.

Entonces lo miraron desdeñosos y dieron vuelta sus caras, y el últimohombresedetuvoenlapuertaunmomentoygritó:

—¡Impostor!¡Embustero!Túenseñasypredicasaquelloquetúmismonopracticas.

Aquelviejo,viejovino

Hubounavezunhombrericomuyorgullosodesubodegaydelvinoqueallí había; y también había una vasija con vino añejo guardada para alguna

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ocasiónsóloconocidaporél.

Elgobernadordelestadollegóavisitarlo,yaquél,luegodepensarsedijo:"Esavasijanoseabriráporunsimplegobernador".

Yunobispodeladiócesislovisitó,peroéldijoparasí:"No,nodestaparélavasija.Elnoapreciarásuvalor,nielaromaregodearásuolfato".

Elpríncipedelreinollegóyalmorzóconél.Maséstepensó:"Mivinoesdemasiadomajestuosoparaunsimplepríncipe".

Yaúneldíaenquesupropiosobrinosedesposara,sedúo:"No,esavasijanodebesertraídaparaestosinvitados".Ylosañospasaron,yélmuriósiendoyaviejo,yfueenterradocomocualquiersemillaobellota.

Eldíadespuésdesuentierrotantolaantiguavasijadevinocomolasotrasfueron repartidas entre los habitantes del vecindario. Y ninguno notó suantigüedad.

Paraellos,todoloquesevierteenunacopaessolamentevino.

Dospoemas

Varios siglos atrás, camino a Atenas, se encontraron dos poetas, y lesalegróverse.

Unodeelloslepreguntóalotro:

—¿Quéhascompuestoúltimamente,ycómosuenaentulira?

Elotropoetarespondiócomoorgullo:

—Acabodeterminarelmásgrandedemispoemas,quizáselmásgrandepoemaquesehayaescritoenGrecia.EsunainvocaciónaZeusOlímpico.—Entoncesextrajodeabajodesucapaunpapirodiciendo:—Heloaquí,lollevoconmigo, y desearía leértelo. Ven, sentémonos a la sombra de aquel ciprésblanco.

Yelpoetaleyósupoema.Yera—unextensopoema.

—Esungranpoema—dijoelotropoetaamablemente—.Viviráa travésdelosaños,yenélserásglorificado.

—Ytú,¿quéhasescritoduranteestosúltimosdías?—preguntóconcalmaelprimero.

—Heescritopoco—respondióelotro—.Sóloocholíneasenmemoriadeunniñojugandoenunjardín.—Yrecitósuslíneas.

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—Noestámal.Noestámal—comentóelprimerpoeta.Ysesepararon.

Yhoy,luegodedosmilaños,lasocholíneasdelpoetasonleídasentodoslosidiomas,ysonamadasyapreciadas.Yaúncuandoelotropoemahavividotambiénatravésdelosañosenlibreríasyenlostextosescolares,yapesardeserrecordado,niesamadonileído.

LadyRuth

Unavezhubotreshombresquemirabandesdelejoshaciaunacasablancaqueseerguíasolitariasobreunaverdecolina.Unodeellosdijo:

—AquellaeslacasadeLadyRuth.Esunaviejabruja.

—Teequivocas—dijoel segundohombre—,LadyRuthesunahermosamujerqueviveallíconsagradaasussueños.

—Ambosseequivocan—dijoeltercero—.LadyRutheslaarrendatariadeestavastatierrayextraesangredesussiervos.

Ycontinuaronsu_caminodiscutiendoacercadeLadyRuth.

Cuando llegaron a un cruce encontraron a un anciano y uno de ellos lepreguntó:

—¿Podrías contarnos algo sobre Lady Ruth, la que habita aquella casablancasobrelacolina?

Elancianolevantólacabezaysonriendodijo:

—TengonoventaañosyrecuerdoaLadyRuthdesdeniño.PeroLadyRuthfallecióochentaañosatrás.Yahora la casaestávacía.Losbúhosanidanenellaalgunasveces,ylagentedicequeellugarestáembrujado.

Elgatoyelratón

Cierta tardeunpoeta conoció a un campesino.El poeta era esquivoy elcampesinotímido,peroconversaron.

—Déjamecontarteunapequeñahistoriaqueescuchéúltimamente—dijoelcampesino—.Unratónfueapresadoenunatrampa.Ymientrascomíafelizel queso que allí había, un gato se detuvo al ladode él.El ratón tembló uninstante,perosabíaqueenlatrampasehallabaseguro.

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—¿Estáscomiendotuúltimoalimento,amigo?—dijoelgato.

—Sí—contestóelratón—,unavidatengo,porlotantounamuerte.Mas,¿qué hay de ti? Me dicen que posees nueve vidas. ¿No significa eso queposeesnueveveces?

Entonceselcampesinomiróalpoetaydijo:

—¿Noesunahistoriaextraña?

El poeta no contestó, pero se fue diciendo dentro de sí: —En verdad,tenemos nueve vidas, nueve vidas para estar seguros. Y moriremos nueveveces,ynuevevecesmoriremos.Quizáfueramejorposeersólounavida—apresada en una trampa—, la vida de un campesino con un trozo de quesocomoúltimacomidaPuesacaso,¿nopertenecemosalaestirpedelosleonesdeldesiertoydelajungla?

Lamaldición

Unavezmedijounviejohombredemar:

—Treinta años ha, un marinero escapó con mi hija. Y maldije en micorazónaambos,puesamabaamihijamásqueanadaenelmundo.

Nomuchodespuéseljovenmarinosehundióconsubarcohastaelfondodelmaryconélmihijaamada,perdiéndosedemí.

Y ahora vedme como el asesino de un joven y una esposa. Fue mimaldición que los destruyó. Y ahora en camino hacia mi tumba busco elperdóndeDios.

Estodijo el anciano.Mas, suspalabras sonabanpetulantes, yparecequeaúnseenorgullecíadelpoderdesumaldición.

Lasgranadas

Había una vez un hombre poseedor de varios granados en su huerta. Ytodos los otoños colocaba las granadas en bandejas de plata fuera de sumorada,ysobrelasbandejasescribíauncartelquedecíaasí:"Tomadunapornada.Soisbienvenidos".

Maslagentepasabasintomarlafruta.

Entonces,elhombremeditó,yunotoñonodejógranadasenlasbandejas

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deplatafueradesumorada,sinoquecolocóungrananuncio:"Tenemoslasmejores granadasde la tierra, pero las vendemospormásmonedasdeplataquecualquierotragranada".

Y,creedlo,todosloshombresymujeresdelvecindariollegaroncorriendoacomprar.

Tresdiosesyninguno

EnlaciudaddeKilafisunsofistaseparósobrelosescalonesdelTemploypredicósobrevariosdioses.Yelpueblodijoensuscorazones:"Sabemostodoesto.¿Acasonoviveconnosotrosynossiguendoquieraquevayamos?"

Nomuchodespués,otrohombredepieenlaplazadelmercadohablóasíalagente:

—Diosnoexiste.

Yvariosdelosqueescuchabansealegraronconsusrelatos,puestemíanalosdioses.

Yundíallegóunhombremuyelocuenteydijo:

—SóloexisteunDios.

Y entonces todo el pueblo se acongojó, pues en sus corazones temían aljuicio de un Dios más que al de varios dioses. Por aquella misma épocaaparecióotrohombreydijoalpueblo:

—Hay tres dioses y habitan en el viento como uno solo, y tienen unagrandeyagraciadamadreque'esalavezsucompañerayhermana.

Entoncestodossesintieronreconfortados,puesensecretosedecían:"Tresdioses en uno deben desaprobar nuestras fallas, pero también su agraciadamadreseráseguramentelaabogadadenuestraspobresdebilidades".

AúnhoydíaenlaciudaddeKilafis,hayquienespeleanydiscutenentresísobrelaexistenciadevariosdiosesyninguno,ysobreundiosytresdiosesenunoyacercadeciertaagraciadamadredelosdioses.

Laqueerasorda

Había una vez un hombre rico desposado con una joven sorda porcompleto.

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Unamañana,mientrasdesayunaban,ellaledijo:

—AyervisitéelmercadoyexhibíanvestidosdesedadeDamasco,velosdelaindia,collaresdePersiaybrazaletesdeYemmen.Parecequélascaravanasacabandetraertodoeso

anuestraciudad.Yahoramírame,yoenharapos,siendolaesposadeunhombrerico.Debocompraralgunodeesoshermososobjetos.

—Querida—contestóelesposo,aúnocupadoconsucafé

matinal— no existe razón alguna por la cual tú no vayas al mercado ycomprestodoloquetucorazóndesee.

—¡No!—protestólaesposasorda—.Siempredicesno,no.¿Esnecesarioqueaparezcaenharaposantenuestrosamigos,avergonzandoasíatufamayamigente?

—Nohedichoqueno—dijoelesposo—;puedesirlibrementealaplazadel mercado y comprar la vestimenta más hermosa y las joyas que hayanllegadoanuestraciudad.

Perootravezlaesposaequivocólalecturadesuspalabrasyreplicó:

—De todos los hombres ricos tú eres elmásmiserable.Me niegas todabelleza y hermosuramientras las otrasmujeres demi edad caminan por losjardines de la ciudad ataviadas con ricos vestidos.—Y comenzó a llorar.Ymientrassus lágrimascaíansobresupechogritóotravez:—Túsiempremedicesno,no,cuandodeseounvestidoounajoya.

Entonces el esposo, conmovido, se levantó y sacando de su bolsa unpuñadodeoro,seloentregóycondulzuraledijo:

—Vealmercado,queridamía,ycompratodoloquedesees.

Desdeesedíalajovenysordaesposacadavezquedeseabaalgoaparecíaantesuesposoconunaperladalágrimaenlosojos,yélensilenciotomabaunpuñadodeoroyloponíasobresusfaldas.

Peroocurrióquelajovenseenamoródeunjovencuyohábitoerarealizarlargosviajes.Ycuandoélpartíaellasesentabaallorar.

Cuando el esposo la hallaba llorando decía en su corazón: "Debe haberllegadounanuevacaravanaconprendasdesedayjoyasraras".

Ysacabaotropuñadodeoroyseloentregaba.

Labúsqueda

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MilañosatrásdosfilósofosseencontraronenlacuestadelLíbanoyunodijoalotro:—¿Haciadóndetediriges?

—Buscolafuentedelajuventud—respondióelotro—quesehallaentreestascolinas.He.encontradoescritosdondecuentasobrelafuentefloreciendoendirecciónalsol.Ytú¿québuscas?

—Buscoelmisteriodelamuerte—contestóelprimero.Entoncescadaunopensó que el otro estaba falto de grandes conocimientos y comenzaron adiscutiryaacusarsedecegueraespiritual.

Mientras los filósofos discutían al viento, un extranjero un hombreconsiderado tonto en su propia ciudad, pasó por allí, y cuando oyó a loshombres en ardiente disputa se detuvo por un momento y escuchó susargumentos.

Luegoacercándoselesdijo:

—Mis buenos amigos, realmente ambos pertenecéis a la misma escuelafilosóficayhabláissobrelomismo,sóloqueusáispalabrasdiferentes.Unodevosotrosbuscalafuentedelajuventud,yelotroelmisteriodelamuerte.Sóloson una misma cosa y como una habitan ambas en vosotros—y se apartódiciendo:—Hastasiempre,sabios.

Yalejándosesereíaconcomplacienterisa.

Losdosfilósofossemiraronensilencioporunmomentoyluegotambiénellosrieron.Yunodelosdosdijo:

—Ybien,¿porquénocaminamosybuscamosjuntos?

Elcetro

Dijoun reya suesposa:—Señora, túnoeresverdaderamenteuna reina.Eresdemasiadovulgarypocograciosaparasermicompañera.

Dijosuesposa:—Señor,túteconsiderasreyperoeressolamenteunpobreparlanchín.

Estaspalabrasenfurecieron,alreyytomóelcetroconsusmanos,ygolpeólafrentedelareinaconelcetrodeoro.Enesemomentoelayudadecámaraaparecióydijo:

— ¡Está bien, está bien, SuMajestad! Ese cetro fue creado por el másgrandeartistadelatierra.¡Aydemí!Algúndíatúylareinaseránolvidados,

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peroestecetropermanecerácomocosabelladegeneraciónengeneración.YahoraquehasextraídosangredelacabezadeSuMajestad,Señor,elcetroseráelmásfamosoyrecordado.

Lasenda

Unamujer y su hijo vivían entre las colinas; este era su primer y únicohijo.

Elniñomuriódeunafiebremientraselmédicolovigilaba.

Lamadre,destruidaporlatristeza,gritóalmédicodiciendo:

—Dime, dime, ¿qué es lo que hizo aquietar su fortaleza y silenciar sucanción?

Y el médico respondió:—Fue la fiebre. Y la madre dijo:—¿Qué es lafiebre?

Y también el médico respondió: —No puedo explicártelo. Es algoinfinitamentepequeñoquevisitaelcuerpoyquenopodemosverconnuestrosojoshumanos.

Luegoelmédicosefueyellacontinuórepitiendoparasí:

—Algo infinitamente pequeño que no podemos ver con nuestros ojoshumanos.

Porlatardeelsacerdotellegóparaconsolarla.Yellalloróygritódiciendo:

—¡Oh!¿Porquéheperdidoamihijo,miúnicohijo,miprimerhijo?—Yelsacerdoterespondió:—Hijamía,eslavoluntaddeDios.

—¿Qué es Dios y dónde está Dios? —preguntó entonces la mujer—.QuieroveraDiosyrasgarmeelpechodelantedeÉlyhacermebrotarsangredemicorazónasuspies.Dimedóndeencontrarlo.

—Dios es infinitamente grande—contestó el sacerdote—No puede servistoconnuestrosojoshumanos.

—¡Lo infinitamente pequeño asesinó a mi hijo por voluntad de loinfinitamentegrande!—gritólamujer—.Dime,¿quésomosnosotros?

En esemomento entró lamadre de lamujer con el sudario para el niñomuerto, y oyó las palabras del sacerdote y el llanto de su hija. Deposito elsudarioytomóentresusmanoslamanodesuhijayledijo:

—Hija mía, nosotros mismos somos lo infinitamente pequeño y lo

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infinitamentegrande,ysomoslasendaentreambos.

Laballenaylamariposa

Unatardeunhombreyunamujerseencontrarondentrodeunadiligencia.Sehabíanconocidoantes.

El hombre era un poeta, y, cuando se hubo sentado junto a la mujer,decidióentretenerlaconcuentos,algunostramadosporélyotrosquenoeranpropios.

Peromientras él hablaba la dama se durmió. De pronto la diligencia sesacudióyella,despertándose,dijo:

—AdmirotuinterpretacióndelafábuladeJonásylaballena.

Yelpoetadijo:

— ¡Pero, Señora, os he estado contando una demis historias sobre unamariposayunarosablancaydecómosecomportabaunaconlaotra!

Pazcontagiosa

Unaramaenflordijoasuramavecina:

—Ésteesundíaaburridoyvacío.

Ylaotraramarespondió:

—Sí,realmenteundíavacíoyaburrido.

Enesemomentoungorriónvoló sobreunade las ramasy luegootro seposómuycerca.

Y uno de los gorriones gorjeando dijo: —Mi compañera me haabandonado.Elotrogorriónlloró:

—Mi compañera también ha partido para no regresar. Pero, ¿qué meimporta?

Entonces los dos comenzaron a chillar y regañarse y pronto se hallaronpeleandoyllenandodedesagradablesruidoselaire.

Depronto, otrosdosgorrionesbajarondel cieloy se sentaron tranquilosjuntoalosdosinquietos.Yhubocalmayhubopaz.

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Yloscuatrosealejaronvolandojuntosenpareja.

Laprimeraramadijoasuvecina:

—¡Québarulloterrible!

—Ylaotraramarespondió:

—Llámalo como quieras, ahora todo está pacífico y despejado. Y si losaltos 'aires hacen las paces creo que aquellos que habitan en lo bajo debenhacer laspaces también.¿Nopodríasbalancearteconelvientounpocomáscercademí?

Ylaprimeraramadijo:

—Oh,quizásenbiendelapaz,antesdequelaprimaverasehayaido,loharé.

Yluegoélmismosebalanceóconelfuertevientoparaabrazarla.

Lasombra

Ciertodíadejuniolahierbadijoalasombradeunolmo:

—Temuevestanseguidodederechaaizquierdaqueperturbasmipaz.

—Yo no, yo no—respondió la sombra—.Mira hacia el cielo.Verás unárbolquesemueveporelvientodeEsteaOesteentreelSolylaTierra.

Ylahierbaelevólamiradayporprimeravezobservóelárbol.Ydijo.ensucorazón:

—¿Porqué,pues,existeunahierbamásaltaqueyo?

Luegocalló.

Setenta

Eljovenpoetadijoalaprincesa:

—Teamo.

—Yotambiénteamo,hijomío—dijolaprincesa.

—Yonosoytuhijo.Soyunhombreyteamo.

—Soy lamadredehijos ehijas—respondióella—,yello; sonpadresy

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madresdehijosehijas;yunodeloshijosdemishijosesmayorquetú.

Eljovenpoetaprotestó:—Peroteamo.

Nomuchodespuéslaprincesamurió.Mas,antesdequesuúltimosuspirofuerarecibidonuevamenteporelgransuspirode la tierra,elladijodesdesualma:

—Mibienamado,miúnicohijo,mijovenpoeta,llegaráeldíaenquenosencontremosdenuevoyyonotendrésetentaaños.

ConDios

Dos hombres paseaban por el valle y uno, señalando hacia la montaña,dijo:

—¿Ves esa ermita? Allí vive un hombre que hace ya mucho tiempo sedivorciódelmundo.BuscaaDiosyanadamássobrelatierra.

—NoencontraráaDios—dijoelotrohombre—hastaquenoabandonesuermitay la soledadque lo envuelve,y regrese anuestromundoa compartirnuestra alegría y dolor, a bailar con nuestras bailarinas en las fiestas deesponsales, y a llorar junto a aquellos que lloran alrededor del ataúd denuestrosmuertos.

Yelotrohombreseconvencióensucorazón,mas,peseaello,respondió:

—Concuerdo con lo que tú dices,mas creo que el ermitaño es un buenhombre.Y ¿no podría ser que un solo buen hombre con su ausencia obraramayoresbienesquelaaparentebondaddetantoshombres?

Elrío

En el valle de Kadisha, donde fluye el majestuoso río, dos pequeñascorrientesseencontraronyconversaron.

Unacorrientedijo:

—¿Cómohasllegado,amigamía,ycómohasidotucamino?

Ylaotracontestó:

—Micaminofuedelomásembarazoso.Laruedadelmolinosehabíarotoyelgranjeroquemeconducíadesdeelcaucehastasusplantasmurió.Yhube

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debajarforcejeandoyfiltrándomepor lasuciedaddeaquellosquenohacennada más que sentarse y cocer su pereza al sol. ¿Y cómo fue tu camino,hermanamía?

—Mi camino fue diferente—respondió la otra corriente—. Bajé de lascolinasentrefloresfragantesytímidossauces;hombresymujeresbebíandemí con copas de plata y los niños remojaban sus piececitos rosados enmisorillas,ytodoerarisaalrededordemí,ydulcescanciones.¡Quépenaquetucaminonohayasidofeliz!

Enesemomentoelríohablóconvozpotente:

—Venid,venid, iremoshaciaelmar.Venid,venid,puesenmíolvidaréisvuestros caminos errantes, tristes o alegres. Venid, venid. Y vosotros y yoolvidaremostodocuandohayamosalcanzadoelcorazóndenuestramadre,lamar.

Losdoscazadores

CiertodíademayoAlegríayTristezaseencontraronaorillasdeunlago.Saludáronseysesentaronjuntoalastranquilasaguasyconversaron.

Alegría habló sobre la belleza que reina sobre la tierra, del cotidianoencanto de la vida en el bosque y entre las colinas, y de las cancionesescuchadasalamaneceryalanochecer.

YTristeza estuvo de acuerdo con todo lo queAlegría había dicho; puesTristezaconocíalamagiadelahoraylabellezadeaquellascosas.YTristezahablóconelocuenciacuandoserefirióaloscamposyalascolinasdemayo.AlegríayTristezaconversaronunlargoratoyestuvierondeacuerdocontodaslascosasqueconocían.

Enesemomentopasabanporlaotraorilladoscazadores.Miraronhacialaotrariberayunodijo:

—Mepreguntoquiénessonesasdospersonas.

Yelotrodijo:—¿Hasdichodos?Yoveosóloauna.

Elprimercazadorrespondió:—Perosihaydos.

Yelsegundo:—Segúnveoyohayunasola,yel reflejodel lagoessólouno.

—No, hay dos—respondió el primer cazador—. Y el reflejo sobre lasaguastranquilasmuestraadospersonas.Peroelsegundorepitió:—Sóloveoa

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una.

Yelotro:—Veoadospersonas,ymuyclaramente.

Y,aúnhoydía,uncazadordicequeelotrovedoble;mientrasqueelotrorepite:"Miamigoesalgociego".

Elotrovagabundo

Una vez encontré a otro hombre en el camino. Él también era un pocoloco,ymehablóasí:

—Soyunvagabundo.Muchasvecesparecequecaminarapor la tierraenmedio de pigmeos. Y porquemi cabeza está a setenta piesmás lejos de latierraquelassuyas,creopensamientosmáselevadosymáslibres.

Pero enverdadno camino entre los hombres sino sobre ellos.Y todo loquepuedenverdemísonmispisadasensuscamposabiertos.

Yvariasveceslosescuchédiscutirsobrelaformaytamañodemispisadas.Pues,hayalgunosquedicen:"Sonlashuellasdeunmamutquevagaraporlatierra tiempo ha." Y otros dicen: "No, son lugares donde cayeronmeteorosdesdelasestrellasdistantes."

Perotú,amigomío,sabesmuybienquenosonnadamásquepisadasdeunvagabundo.

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