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89 FUNDAMENTOS DE ARQUITECTURA Y PATRIMONIO EL ÚLTIMO FANTASMA DE MARIENBAD Bernard-Henri Lévy Es una de las historias más extrañas y hermosas del cine contemporáneo. Todo el mundo conoce El año pasado en Marienbad, la obra de culto de Alain Resnais escrita por Robbe-Grillet y rodada hace exactamente cincuenta años. Pues bien, resulta que en el rodaje de esta película participó una joven actriz, hoy olvidada, que se llamaba Françoise Spira. Por supuesto, no interpretaba el papel principal, pues este corrió a cargo de Delphine Seyrig. Ni siquiera uno de esos «papeles secundarios» oficiales que le dejan a uno el recuerdo de una o varias secuencias inolvidables. Sin embargo, estuvo allí, desde el principio hasta el final del rodaje, armada de una cámara Super-8 sin toma de sonido con la que filmó la película, captó los momentos de excepción y los instantes de incertidumbre, los lapsus de uno, las vacilaciones de otro, la risa gratuita de un tercero, el frío, la bruma, los travelling imposibles, los trucos del director de fotografía para simular una sucesión aún más larga de corredores, las ingenuidades de la actriz, la timidez de la jovencí- sima Florence Malraux, entonces esposa de Resnais y script de la película, por no hablar de ese «incidente» extraordinario y, me parece, desconocido hasta la fecha, que fue la excursión dominical del equipo a Dachau. Desde su rincón, y Marilyn Monroe mira una escultura de Degas, Joshua Logan, 1956.

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Page 1: EL ÚLTIMO FANTASMA DE MARIENBAD Bernard … · caso estuviera viviendo el fin de una era de lectura (una despedida de la última página legible) y, en el segundo, el principio de

89FUNDAMENTOS DE ARQUITECTURA Y PATRIMONIO

EL ÚLTIMO FANTASMA DE MARIENBADBernard-Henri Lévy

Es una de las historias más extrañas y hermosas del cine contemporáneo.

Todo el mundo conoce El año pasado en Marienbad, la obra de culto de Alain

Resnais escrita por Robbe-Grillet y rodada hace exactamente cincuenta años.

Pues bien, resulta que en el rodaje de esta película participó una joven actriz,

hoy olvidada, que se llamaba Françoise Spira.

Por supuesto, no interpretaba el papel principal, pues este corrió a cargo de

Delphine Seyrig.

Ni siquiera uno de esos «papeles secundarios» oficiales que le dejan a uno el

recuerdo de una o varias secuencias inolvidables.

Sin embargo, estuvo allí, desde el principio hasta el final del rodaje, armada de

una cámara Super-8 sin toma de sonido con la que filmó la película, captó los

momentos de excepción y los instantes de incertidumbre, los lapsus de uno, las

vacilaciones de otro, la risa gratuita de un tercero, el frío, la bruma, los travelling

imposibles, los trucos del director de fotografía para simular una sucesión aún

más larga de corredores, las ingenuidades de la actriz, la timidez de la jovencí-

sima Florence Malraux, entonces esposa de Resnais y script de la película, por

no hablar de ese «incidente» extraordinario y, me parece, desconocido hasta la

fecha, que fue la excursión dominical del equipo a Dachau. Desde su rincón, y Marilyn Monroe mira una escultura de Degas, Joshua Logan, 1956.

Page 2: EL ÚLTIMO FANTASMA DE MARIENBAD Bernard … · caso estuviera viviendo el fin de una era de lectura (una despedida de la última página legible) y, en el segundo, el principio de

90 II. VIAJES CUATRO CUADERNOS. APUNTES DE ARQUITECTURA Y PATRIMONIO

sin llamar la atención, filmó el making of de la película más voluntariamente

hierática, artificiosa, sin trepidación, génesis ni pasado; en resumen, la más

susceptible en la historia del cine moderno de disuadir a cualquiera de la idea

misma de su realización y de un making of.

Françoise Spira se suicida poco después. Y su making of desaparece con ella.

Durante casi cincuenta años, los iniciados lo buscan en secreto, como Harrison

Ford el arca perdida.

Ya al final de su vida, el mismo Alain Robbe-Grillet llega a dudar de su existencia,

un día en que lo evocamos durante el rodaje en Marraquech de Es Gradiva quien

os llama.

Hasta que, en 2008, después de su muerte, el objeto resurge como por milagro,

gracias al último compañero de la joven suicida, Jean-Baptiste Thierrée, que lo en-

cuentra en un sótano, se lo entrega a Catherine, la viuda de Alain, y ésta lo cede, con

el resto de sus archivos, al Institut Mémoires de l’Édition Contemporaine, dirigido

por Olivier Corpet, que, a su vez, me lo confía para su difusión en la web de mi

revista, La Règle du Jeu (laregledujeu.org).

Restauración de las imágenes, deterioradas por décadas de estancia en el purgato-

rio del cine.

Selección de un montador para darle cierto orden y sentido a esas diez bobinas

mudas y, cuando nos llegan a Corpet y a mí, rigurosamente ininteligibles.

Y, sobre todo..., sobre todo, nos viene a la memoria que un tal Volker Schlöndorf,

que por aquel entonces no era sino otro joven debutante, fue el segundo asistente

de Alain Resnais, y vamos a su encuentro para pedirle que visione las imágenes y

nos diga lo que aún evocan para él.

Schlöndorf, en principio escéptico, redescubre (lo que no es demasiado sorpren-

dente, tratándose del realizador de Un amor de Swann y, por tanto, de uno de nues-

tros proustianos más eminentes) los milagros de la memoria que vuelve por sus

fueros. Esas imágenes en blanco y negro y, lo repito, sin sonido (y, en consecuencia,

completamente indescifrables para cualquiera que no estuviese presente en el ro-

daje), reaparecen ante él con la fuerza y la frescura del primer día. Y, así, redacta

en unas horas, febrilmente, un comentario a la vez libre, divertido y preciso, que

sigue paso a paso las secuencias, cuenta lo que se ve en ellas, lee en los labios de

Alain Resnais, descifra una rabieta de la Seyrig y vuelve accesible lo que hasta ese

momento era para nosotros una especie de Lineal B.

Una vez ajustado el comentario, resulta una película de casi una hora —y de una

singularidad absoluta—: la copia frágil y, por eso mismo, tanto más conmovedora,

de El año pasado en Marienbad. Pero se trata de una película realmente nueva que

narra los entresijos de esa obra maestra hecha de corredores, espejos, altas y anti-

guas balaustradas, y diálogos hieráticos y escritos hasta el más mínimo suspiro, que

parece enteramente fabricada para hacer olvidar, precisamente, que haya podido

haber nunca algo parecido a entresijos, vacilaciones o remordimientos.

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91EL ÚLTIMO FANTASMA DE MARIENBAD

He aquí, pues, esta película, que tras una emisión «codificada» en La Règle du Jeu y

luego una proyección única en el Museo del Jeu-de-Paume, de París, llega a Nueva

York para una proyección también única que organizamos mi amiga Diane von

Furstenberg y yo en beneficio de la Maison Française de la Universidad de Nueva

York, en la que precisamente Alain Robbe-Grillet enseñó hasta el final de su vida.

Los cinéfilos de Nueva York han acudido a la cita.

Algunos, como Joe Lally, o el biógrafo de Godard, Richard Brody, lloran de

emoción.

La gracia de estas imágenes, su alegría, la impresión de juventud que despren-

den, son tan conmovedoras, sobre todo tratándose, una vez más, de una película

supuestamente hostil al «movimiento que altera las formas», que la asistencia

se queda sin habla.

Ignoro cuándo ni dónde podremos exhibirla de nuevo.

Ni siquiera sé qué lugar puede corresponderle aún en los circuitos demasiado

convencionales de la distribución contemporánea.

Y tal vez es bueno que así sea: ningún lugar en absoluto, proyecciones efímeras,

fantasma de una gran película, tal vez de nuevo La Règle du Jeu.

Ahí está, terrible y elegante, surgida del limbo e infinitamente encantadora.

Ya veremos.

El País, traducción de José Luis Sánchez-Silva, 30 de mayo de 2010.

Está leyendo Ulises, de James Joyce, en circunstancias sospechosas, dado que lee el mis-

mo libro —el mismo ejemplar— en sitios diferentes y vestida de manera distinta, como

si leyera además la misma página a partir de la cual ya no puede avanzar porque no

puede salir de ella, o porque no puede regresar al interior del libro, como si en el primer

caso estuviera viviendo el fin de una era de lectura (una despedida de la última página

legible) y, en el segundo, el principio de otra (la llegada al mundo de la ilegibilidad).

Juan José Becerra, La interpretación de un libro, Candaya, Barcelona, 2012.

La odisea de Marilyn Monroe, Eve Arnold, Long Island, Nueva York, 1955.