el tungsteno, hoy. artículo

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El siguiente artículo es un análisis de la novela corta El Tungsteno* (1932), de César Vallejo. La intención es actualizarla y confrontarla con nuestros problemas actuales. “LEER EL TUNGSTENO, HOYPor: Mítzar Brown Abrisqueta. Una nueva lectura de la novela El Tungsteno (1931), de César Vallejo (1892-1938), permite, distantes del contexto que entonces rodeó a la producción de ésta, observar los hechos narrados y, cotejarlos con la realidad actual. Si vista esta novela por la crítica de su época, y aún la más reciente, como una obra de denuncia y, a la vez, de llamado a la revolución[1], es bueno, entonces, hacer la comparación con lo actual y ver qué tanto los ideales y los motivos de un amplio sector de intelectuales, que nunca vieron que se concretasen esos anhelos, representan los anhelos y motivos de hoy. A la sensibilidad del escritor y su conocimiento de la realidad peruana - entre otras cosas, debido a su desempeño como trabajador de la hacienda azucarera Roma[2], en el valle de Chicama, donde presenció los abusos cometidos por los hacendados y autoridades en contra de los peones- se suma su pensamiento político, influenciado por el marxismo[3]. De ahí, que la concepción de esta novela obedezca a una intención de crear conciencia en un lector ideal: hasta cierto punto, instruido, capaz de comprender los puntos de vista del autor, y que, además, no ofreciera resistencia a los nuevos planteamientos, y se interesara por transformar la realidad mediante la revolución. Asunto verdaderamente difícil en 1931, cuando el país se hallaba en crisis política, económica y social, y en Lima y Callao reinaba el caos, entre manifestaciones de obreros –de la naciente clase proletaria- y disturbios estudiantiles. La represión, sobre todo cultural, como se explica más adelante, no se hizo esperar. Además aquellos burgueses en los que Vallejo quería influenciar estaban dedicados a asimilarse a la modernidad venida de fuera, un objetivo que –para ellos- en esos momentos se presentaba difícil debido a la inestabilidad económica en la que había quedado el país luego de concluido el gobierno de Leguía; la mayoría permanecía indiferente a los sucesos del interior, salvo cuando de velar por los intereses propios se tratara, aspecto éste muy similar a nuestra globalización actual, época de lo efímero, en la que casi todos estamos, unos, muy preocupados en cómo sacarle mayor provecho al dinero plástico, otros, más privilegiados, buscan cómo hacer para que más personas se “enganchen” (última versión del enganche de antaño) al sistema de crédito fácil, o en cómo diversificar sus actividades empresariales para que no los sorprenda alguna adversidad. Muy distraídos todos de lo que sucede en las zonas más pobres del país. Situación que nos invita a reflexionar sobre la efectividad de la democracia cuando las “sociedades han perdido la adhesión activa de sus ciudadanos, particularmente de los jóvenes” (McCarthy, 2000:136). 1 EXPERIENCIA CURRICULAR: CÁTEDRA VALLEJO SEMANA 06 Contenido: Análisis literario de la novela “El Tungsteno”. Globalización y

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EXPERIENCIA CURRICULAR: CTEDRA VALLEJOSEMANA 06

Contenido: Anlisis literario de la novela El Tungsteno. Globalizacin y derechos humanos.

El siguiente artculo es un anlisis de la novela corta El Tungsteno*(1932), de Csar Vallejo. La intencin es actualizarla y confrontarla con nuestros problemas actuales.

LEER EL TUNGSTENO, HOYPor: Mtzar Brown Abrisqueta.

Una nueva lectura de la novelaEl Tungsteno(1931), deCsar Vallejo(1892-1938), permite, distantes del contexto que entonces rode a la produccin de sta, observar los hechos narrados y, cotejarlos con la realidad actual. Si vista esta novela por la crtica de su poca, y an la ms reciente, como una obra de denuncia y, a la vez, de llamado a la revolucin[1], es bueno, entonces, hacer la comparacin con lo actual y ver qu tanto los ideales y los motivos de un amplio sector de intelectuales, que nunca vieron que se concretasen esos anhelos, representan los anhelos y motivos de hoy.

A la sensibilidad del escritor y su conocimiento de la realidad peruana - entre otras cosas, debido a su desempeo como trabajador de la hacienda azucarera Roma[2], en el valle de Chicama, donde presenci los abusos cometidos por los hacendados y autoridades en contra de los peones- se suma su pensamiento poltico, influenciado por el marxismo[3]. De ah, que la concepcin de esta novela obedezca a una intencin de crear conciencia en un lector ideal: hasta cierto punto, instruido, capaz de comprender los puntos de vista del autor, y que, adems, no ofreciera resistencia a los nuevos planteamientos, y se interesara por transformar la realidad mediante la revolucin. Asunto verdaderamente difcil en 1931, cuando el pas se hallaba en crisis poltica, econmica y social, y en Lima y Callao reinaba el caos, entre manifestaciones de obreros de la naciente clase proletaria- y disturbios estudiantiles. La represin, sobre todo cultural, como se explica ms adelante, no se hizo esperar. Adems aquellos burgueses en los que Vallejo quera influenciar estaban dedicados a asimilarse a la modernidad venida de fuera, un objetivo que para ellos- en esos momentos se presentaba difcil debido a la inestabilidad econmica en la que haba quedado el pas luego de concluido el gobierno de Legua; la mayora permaneca indiferente a los sucesos del interior, salvo cuando de velar por los intereses propios se tratara, aspecto ste muy similar a nuestra globalizacin actual, poca de lo efmero, en la que casi todos estamos, unos, muy preocupados en cmo sacarle mayor provecho al dinero plstico, otros, ms privilegiados, buscan cmo hacer para que ms personas se enganchen (ltima versin del enganche de antao) al sistema de crdito fcil, o en cmo diversificar sus actividades empresariales para que no los sorprenda alguna adversidad. Muy distrados todos de lo que sucede en las zonas ms pobres del pas. Situacin que nos invita a reflexionar sobre la efectividad de la democracia cuando las sociedades han perdido la adhesin activa de sus ciudadanos, particularmente de los jvenes (McCarthy, 2000:136).

El tungsteno fue escrito el mismo ao de su publicacin, y como sealo lneas atrs, el autor se bas en su experiencia personal-laboral que -en la ficcin- localiz en el Cuzco: en un imaginado asentamiento: Quivilca, cerca de la localidad de Colca, tambin ficticia, y con una empresa minera con sede en Nueva York, denominada Mining Society, que representa la inversin norteamericana en el pas. Se ha sealado que los cambios bruscos sufridos por la localidad representada, que pasa de una vida completamente rural y casi salvaje, a ser un centro de comercio y produccin, muestra el paso de la sociedad pre-capitalista hacia el capitalismo. Con todo lo que ello implica, como seala Washington Delgado para referirse al ltimo cuarto del siglo XIX, precisamente en el sur del pas, donde : La revitalizacin econmica (debida al capital extranjero) contribuy, si no a la formacin de una elite, s al aireamiento intelectual y plante tambin algunos problemas susceptibles de convertirse en temas literarios: los efectos nefastos de la poltica criolla del pas, la explotacin del indio y la corrupcin moral (1980:86). Cceres Cuadros (2004:21) seala que la novela, aunque escrita y publicada en 1931, fue concebida desde 1926, y que segn su esposa, Georgette, desde 1913 ya rondaba la idea en su cabeza, mucho antes de la aparicin de sus primeros libros poticos. De acuerdo con lo anterior, se infiere que hubo una conjuncin entre la realidad que l recordara de su pas mientras estaba exilado por el gobierno francs, en Espaa- y sus convicciones marxistas[4], pero sobre todo, si, en realidad, la obra fue concebida ya desde 1913, puede afirmarse que la ideologa comunista solo sirvi para afianzar sus convicciones de lucha por la justicia y para estructurar la novela de acuerdo a un programa poltico que la sita dentro de la clasificacin de novelas de tesis.En la trama de la novela, el personaje encargado del discurso comunista con el que se va a intentar convencer a la burguesa lectora y- al interior de la digesis, a un representante de la burguesa -el agrimensor, estudiante de ingeniera, Lenidas Benites, ex socio de los explotadores, que se halla resentido por haber sido separado arbitrariamente de la sociedad- es el herrero Servando Huanta, personaje del que el narrador seala caractersticas y vivencias muy parecidas a las de Vallejo que como su personaje salvo la pureza de sangre - tambin trabaj, aunque no particip en manifestaciones, en una hacienda en el valle de Chicama, donde conoci las injusticias. As el narrador cuenta que Huanta: Era un tipo de indio puro: salientes pmulos, cobrizo, ojos pequeos, hundidos y brillantes, pelo lacio y negro, talla mediana y una expresin recogida y taciturna. Tena unos treinta aos. (Ms adelante cuenta que) (). Otras veces ya, cuando vivi en el valle azucarero de Chicama, trabajando como mecnico, fue testigo y actor de parecidas jornadas del pueblo contra los crmenes de los mandones. Estos antecedentes, y una dura experiencia como obrero, haba recogido en los diversos centros industriales por los que, para ganarse la vida hubo pasado, encendieron un dolor y una clera crecientes contra la injusticia de los hombres. (2001:126)

A pesar de mi apreciacin sobre este personaje como un alter ego de Vallejo, debo consignar aqu las interesantes consideraciones de Galdo (2007:184), que seala a Huanta como un personaje inspirado en los tradicionales lderes que, a lo largo de la historia andina, han llevado a cabo importantes rebeliones, en especial en Domingo Huarca, en Sicuani, Cuzco, sobre todo por el parecido con el nombre y la locacin.La construccin del personaje Huanta est expuesta en la misma trama; es un hombre que ha sido testigo de los maltratos sufridos por los trabajadores de las haciendas, por ello se une a pequeas asociaciones y sindicatos rudimentarios donde le dieron peridicos y folletos en que ley tpicos y cuestiones relacionadas con esa injusticia que l conoca y con los modos que deben emplear los que sufren, para luchar contra ella y hacerla desaparecer del mundo (2001:127). Obsrvese que hay, en estas dos pginas citadas, una secuencia de los pasos que debe dar el hombre o que ha debido dar, es el caso de Huanta, para convertirse en revolucionario. Incluso la ambientacin del rancho donde tiene lugar la reunin entre los tres personajes cuenta con algunas fotografas arrancadas de Variedades, de Lima, pegadas sobre los muros de cercha, empapelados de peridicos (2001:144). Stephen Hart nos recuerda, precisamente, que: En un artculo publicado en Variedades () Vallejo describe el nuevo espritu comunista integral como un postulado europeo. (1988:450). Una vez ms el autor, mediante esta pequea estrategia, apela a los conocimientos de su lector ideal para insistir en la orientacin y finalidad de su obra. La burguesa a la que Vallejo intenta llegar se halla representada en la trama por Lenidas Benites, un personaje que a pesar de pertenecer, al inicio, a la clase explotadora, est caracterizado de manera que evidencia una marcada diferencia, en sus actitudes, con los dems funcionarios de la sociedad minera. A l le preocupa tener un capital para regresar a Lima a culminar sus estudios, es excesivamente cuidadoso con su salud e higiene, por lo tanto no es promiscuo, es muy respetuoso de las formas, por lo que no duda en manifestar su rechazo a cualquier comportamiento indecente. Galdo (2007:183) destaca que el hecho de que Benites no participara en la violacin colectiva a Graciela (2001:84-93), propiciada por Marino conviviente de sta- por haberse quedado dormido en el momento de la orga, representa con ello al verdadero burgus insensible a: "la avanzada del imperialismo y los abusos que cotidianamente cometen los poderosos. Benites es el profesional, intelectual, hombre de clase media, que debe involucrarse en la bsqueda del cambio. As, a travs de su narrativa, Vallejo intenta, desde la lejana, participar en el debate peruano sobre el indigenismo[5]. Debi ser contraproducente para Vallejo que en esos momentos, de la publicacin de la novela, el Per atravesara por una serie de gobiernos represivos, poco respetuosos de los derechos humanos y de la actividad cultural () aquellas revistas en las que sola colaborar, dejaron de aparecer Amauta, Mundial, Variedades dada la difcil situacin econmica general. (Nez 1994:391). Carlos Villanes Cairo (1988:755) resume as los sentimientos y el compromiso de Vallejo con la causa indgena: Vallejo vino al mundo con una eleccin mayor: no habl por el indgena sino como el indgena; consciente o inconscientemente su literatura lleva el espritu aborigen, que bebi en el seno materno, bautiz en la prisin y perfeccion por los caminos del mundo.

Todos los elementos, que sirven para demostrar situaciones de abuso, estn consignados en la novela. El abuso contra los indios soras, la violacin colectiva a Graciela, apodada la Rosada, que termina con su muerte; el enrolamiento arbitrario y cruel de yanaconas para someterlos a trabajos en las minas y no precisamente al servicio militar obligatorio, tambin degradante; la muerte de uno de los enrolados debido al trato inhumano, el consiguiente reclamo del pueblo enardecido y la actitud de las autoridades, que emprenden, por ello, una cruel masacre; la indiferencia de las autoridades departamentales y centrales frente al hecho; por ltimo, el enriquecimiento de los comerciantes, funcionarios y de la empresa minera misma, a costa de la explotacin de los trabajadores. Todo esto es narrado en las dos primeras partes de la trama, y resulta til al personaje Huanta para, en la tercera y ltima parte, resumir los hechos y argumentar, sobre los porqus de la necesidad de iniciar una revolucin en pos de la justicia social, ante el agrimensor Lenidas Benites y un apuntador de minas -afectado por la cruel muerte de la Rosada, que fuera su conviviente antes que de Marino, pero que l mismo cedi al comerciante debido a la aficin de ella y de sus hermanas por la bebida, ellas laboraban en la preparacin y venta de chicha.

En la primera parte de la novela, son los soras representantes de la vida salvaje- los que con su actitud conducen a crear el clima necesario para que se pueda destacar el comportamiento de los civilizados llegados a Quivilca, contratados por la empresa norteamericana Mining Society , para dedicarse a la explotacin de los yacimientos de tungsteno, mineral codiciado para la fabricacin de herramientas y que luego, al ingresar Estados Unidos en la guerra europea, se hara imprescindible para la fabricacin de armamento blico. Galdo (2007:187) refiere que los soras fueron un grupo tnico originario de la zona de Ayacucho, dominado primero por los chancas y luego por los incas. Los dominadores se enfrentaron al, entonces, espritu guerrero de los soras con los que tuvieron que tranzar para vivir en armona. Es a partir de la colonia, que los indios soras son sometidos al cruel trabajo de la mita, situacin que relata, dice Galdo, el cronista Poma de Ayala en sus Cornicas. En la ficcin de Vallejo, los soras son recreados como seres inofensivos e indiferentes a las riquezas materiales, con curiosidad propia de nios. Es por eso que los recin llegados, entre ellos personal norteamericano y limeo, que llevan consigo sus ambiciones personales, nada espirituales, mas bien s, materiales, se sorprenden y se muestran perplejos al primer contacto con los soras, gente aborigen muy trabajadora pero completamente desinteresada, y por el contrario, muy generosa y desprendida. Esta exagerada inocencia con la que el narrador describe a los indios soras contribuye a destacar la ambicin y maldad de los burgueses profesionales y especialistas- y de los funcionarios de alto rango de la empresa minera.

Es alrededor de las humildes viviendas de los indios, que se va creando el poblado minero de Quivilca, que pronto es dotado de todas las instancias y autoridades mnimas necesarias. Y es a costa del despojo de las pertenencias de los soras -tierras, animales- que Jos Marino, que tena la exclusividad del bazar y la contrata de peones para la mina, crea sus riquezas. Adems, crecen las necesidades de los nuevos habitantes, llegados con sus respectivas familias, que Jos Marino se encarga de abastecer. Debo observar, que los soras son, en la trama, el elemento que por oposicin va -como sealo en el prrafo anterior- a contribuir a destacar el comportamiento de los otros personajes, pero lo que interesa al discurso por lo que se observa- es concienciar a favor del proletariado, sector en el que los soras no se incluyen pues pocas veces trabajan en las minas y cuando lo hacen no reciben nada a cambio; gustan, en extremo, del trabajo, y cada vez que, con argucias, son desposedos, van -sin enojo alguno- en busca de nuevas tierras para cultivar y nuevos animales que domesticar.

Esta etnia es considerada gente tonta, sin ambiciones, sin autoestima, no fiable como fuerza laboral de la mina pues abandona el trabajo a su antojo. Esta manera, de caracterizar al aborigen, casi como nio, sumamente ingenuo e irresponsable -aunque est ausente todo paternalismo hacia ellos- es propia de la literatura indianista, sin embargo los factores de produccin y temtica la ubican entre la narrativa indigenista[6]. Respecto de esto, en Cceres (2004:23) leemos: Es cierto que en la presentacin del indio, sean los soras o comuneros, hay un cierto rousseanismo por lo del buen salvaje, pero es una de las anttesis para profundizar el efecto negativo de los civilizadores, detrs de los cuales est el inters econmico. El nudo de la trama llega cuando la Mining Society pretende una mayor produccin de tungsteno. Primero trados de Colca[7]y zonas aledaas, los trabajadores resultan insuficientes para satisfacer la demanda del mineral. Los lugareos se resisten al trabajo en las minas, que han dejado de ser un atractivo por las malas condiciones de trabajo. Es entonces que, en aras de cumplir con las exigencias que, desde Nueva York, llegan a los funcionarios misters Taik y Weiss para mayores envos de tungsteno, las autoridades serviles, y el comerciante encargado del enganche de peones, no dudan en emprender una cacera de yanaconas, que tratados como seres sin derechos, ni condicin moral, son humillados, durante su traslado, por hombres de la gendarmera.Estructurados a favor del realismo, los elementos que conducen al descontento popular, son expuestos por el narrador. As, deja entrever la perplejidad que causa el comportamiento de los soras en los recin llegados a Quivilca, y la forma cmo se benefician sin escrpulos de la bondad de los nativos. Tambin vemos la presencia de abusos en contra de la mujer humilde y de pueblo, en contra de los obreros de las minas, y de las familias y de sus hijos al momento de enrolar a los indios que supuestamente han evadido el servicio militar. Los atropellos causan penosas muertes que quedan, como delito, impunes, sin que las autoridades del gobierno central se enteren siquiera, y sin que las departamentales al ser informadas escuetamente de los hechos, sospechen siquiera de que las ridculas informaciones son incompletas. Con todos estos elementos, la novela de Vallejo pasa a formar parte de la literatura social que busca dejar huella y ganar conciencias.La revolucin, as soada: El viento soplaba afuera, anunciando tempestad, ltima lnea de la novela, no se produjo en el Per, y los aos nos mostraron cmo -en otros lugares- los lderes revolucionarios, nacidos del pueblo, que llegaron al poder, traicionaron a sus seguidores y se convirtieron en elites gobernantes, disjuntas del mundo, y de espaldas a la miseria de sus poblaciones. Ya lo haba advertido Manuel Gonzlez Prada, en sus Horas de Lucha como nos lo recuerda Roland Forgues (2007:20): "Toda revolucin arribada tiende a convertirse en gobierno de fuerza. Entonces, muchos quiz, hemos llegado a la conclusin de que no era esa aquella planteada por Vallejo en su obra- la forma mejor de darle solucin a tanta injusticia, pero ignoramos, hasta hoy, cul es la mejor manera de conseguir equidad, porque lo sucedido, en estos tiempos, en nuestros pases, no nos ha mostrado progreso alguno en el ideal de conseguir una sociedad ms pareja, con un mejor reparto de los bienes, pero, sobre todo, una sociedad segura de la transparencia de sus gobiernos, vale decir, de no-corrupcin. Es por ello el planteamiento que hice al inicio de este artculo. An hoy, para no distanciarme de la temtica de la novela aqu comentada, subsiste el abuso en contra de las poblaciones cercanas a los diversos yacimientos mineros. Hace poco, vimos en la televisin local un documental[8]que mostraba la grave situacin de los comuneros y sus familias, en la ciudad de Cerro de Pasco, incluso de los cerreos que se desempean en otras actividades. Todos ellos sufren cada da el continuo deterioro de sus viviendas por causa de la explotacin a tajo abierto, un tajo que va, literalmente, devorando las casas humildes de los cerreos, por lo que stos deben ir abandonando sus moradas para edificar otras en un continuo originado en la ampliacin del tajo debida a la demanda de minerales. Como en la historia que se narra en El Tungsteno, donde los verdaderos moradores parecen no tener vida propia, en Cerro de Pasco las vidas de sus habitantes no son ms importantes que la explotacin del mineral, sus tranquilidades tampoco, continuos temblores de tierra los alarman; y la salud de sus nios, que no alcanzan la talla apropiada a sus edades, est en peligro; pero si no es por un documental, no nos informamos, las autoridades locales callan y el gobierno central promete trasladar la ciudad.Recojo aqu las convicciones de Hannah Arendt -analizadas por Michael McCarthy (2000). Ella abogaba por un pensamiento poltico independiente pero basado en la memoria, donde las experiencias concretas, que son fenmenos observables, nos den la pauta de nuestras polticas. Interesa su reclamo por una participacin efectiva y activa de los ciudadanos en la poltica de su pas, con el fin de evitar gobiernos autoritarios que se beneficien de la alienacin de sus ciudadanos, del quehacer poltico. Por eso, a la pregunta inicial de este artculo, sobre qu tanto estara vigente el pensamiento de intelectuales como Csar Vallejo, en busca de justicia, y apoyada en las reflexiones que hiciera Arendt, para, tambin, dar una mirada a la actual situacin del pas, donde todos hemos sido testigos del descubrimiento de crmenes de lesa humanidad, puedo afirmar que no les falt razn al ver en el ciudadano medio, un distanciamiento casi involuntario de los problemas sociales. Considero que esa situacin no ha cambiado, y que podramos hacernos la siguiente cruel pregunta: No ser que, como Lenidas Benites, seguimos dormidos? Como pens Arendt, no basta con haber nacido para tener derecho a los derechos humanos, es importante la pertenencia activa a una comunidad poltica que haga respetar esos derechos, y sobre todo, reconocernos como una pluralidad donde los derechos de cada uno hallan su lmite en los derechos de los dems.

Notas:[1]Es considerada novela de tesis porque predomina la idea sobre la accin. No disimula su propsito docente, crea polmica sobre el tema que interesa al autor, que utiliza a los personajes de forma estratgica para alcanzar un fin preconcebido.[2] Consigno aqu lo sealado por Phycis Rodrguez-Peralta (1984:437, nota 8) respecto de la experiencia laboral de Csar Vallejo: En 1910 Vallejo trabaj en las oficinas mineras norteamericanas; en 1911 fue tutor del hijo de un rico hacendado y propietario de minas; en 1912, un ayudante de cajero en la hacienda Roma, vasta finca de caa de azcar cerca de Trujillo. de Quiruvilcca.[3]Hecho que lo induce a incorporarse, en 1928, al Partido Comunista Peruano, cuando en Francia- tiene ya amplia participacin en el partido comunista, por lo que es exilado a Espaa donde se inscribe, de inmediato, en el Partido comunista espaol. Entre 1928 y 1931 visit Rusia en tres oportunidades, ello le permite reunir suficiente material para escribir y publicar: Rusia, en 1931: Reflexiones al pie del Kremlin, y Rusia, ante el segundo plan quinquenal, terminado en 1931. (Bruzual, Alejandro)[4]Sobre el pensamiento poltico de Csar vallejo y su adhesin al comunismo-para efectos de interpretacin de su obra- debe tenerse en cuenta, segn refiere Stephen Hart (1988: 450), el aspecto cronolgico de sus afinidades a las diversas tendencias de esta ideologa: Vallejo pas por tres etapas claras revolucionario vanguardista, trotskismo y finalmente stalinismo.[5]Vase Villanes Cairo (1988: 755)[6]En Galdo (2007: 176) leemos: hay quienes consideran a El tungsteno como el texto que da inicio a la novela indigenista no slo en el Per sino tambin en Hispanoamrica, y se cita a Lisiak-Land Daz Ya Gonzlez Vigil.[7]En Galdo (2007:185) leemos: (Colca en quechua significa granero y funciona literalmente como el lugar que provee de mano de obra a la mina)[8]Programa emitido Amrica televisin. Reportaje de Maribel Ocampo et.al. 20 de abril de 2008.

Fuentes:CCERES Cuadros, Tito. 2004 Presencia y Vigencia de El tungsteno. Revista peruana de literatura. N 1, mayo-junio 2004. Lima. pp. 21-23.GALDO, Juan Carlos. 2007 Tempestad en los Andes: Alegora y revolucin en El tungsteno, de Csar Vallejo. Revista iberoamericana. Vol. LXXIII. Ns 218-219, enero-junio. Texas. Pp.175-192.DELGADO, Washington. Historia de la literatura republicana. RikchayPer.Lima. 1980FORGUES, Roland. Scorza en el siglo XXI. Por el camino de la potmodernidad, 2007 Muerte y resurreccin de los dioses. Revista de artes y letras. Martn. Ao VII. N 17.HART, Stephen. 1988 La cultura y la poltica en la prosa periodstica de Csar Vallejo.McCARTHY, Michael. El pensamiento poltico de Hannah Arendt. Instituto de tica 2000 y desarrollo de la Ecuela superior Antonio Ruiz de Montoya. Lima. Cuadernos hispanoamericanos. N 454-455, abril-mayo. Madrid. pp. 449- 456.NEZ. Estuardo. La recepcin de Vallejo en el Per, durante la etapa trlcica. 1994 (1922-1937). Coloquio internacional. Vallejo, su tiempo y su obra: actas. Universidad de Lima. Lima. Pp.387-395.VALLEJO, Csar. 2001 El tungsteno. Peisa. LimaVILLANES Cairo, Carlos. 1988 El indigenismo en Vallejo. Cuadernos hispanoamericanos. N 454- 455, abril-mayo. Madrid. Pp.751-776.RODRGUEZ-Peralta, Phyllis. Sobre el indigenismo de Csar vallejo. Revista 1984 Iberoamericana. Vol. L, n 127, abril-junio. Pittsburg. Pp 429-444- En la red: BRUZUAL, Alejandro. Los viajes de Csar Vallejo a la Unin Sovitica: La dialctica s/f del vaso de agua. En: A contra corriente. Revista de historia social y literatura de Amrica Latina. Universidad de Pittsburg. Consultado: 5 de junio de 2008. URL:http://www.ncsu.edu/project/acontracorriente/fall_06/Bruzual.pdfOCAMPO, Maribel. Reportaje sobre la explotacin minera a tajo abierto en Cerro de 2008 Pasco. Programa Cuarto poder. URL:http://www.americatv.com.pe/cuartopoder/index.aspCrditos del reportaje. Maribel Toledo Ocampo; Carlos Correa, edicin; Sergio Vergaray, camargrafo.*"LeerEl Tungsteno, hoy".Brown Abrisqueta, Mtzar.Csar Vallejo. Revista Martn. Revista de artes y letras. Universidad San Martn de Porres. Ao VII, nmero 18/19, octubre de 2008.

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