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© 2008 por Gospel Publishing House, 1445 N. Boonville Ave., Springfield, Missouri 65802. Todos los derechos reservados. Se concede permiso para reproducir para uso exclusivo en la iglesia local. Impreso en E.U.A. Onimalala ¡Tongo soa! ¡Bienvenidos al hogar de Onimalala! Ella vive en un poblado que está como colgado de la ladera en un valle de la altiplanicie de Madagascar. Su familia —el padre, la madre y cinco hermanos— vive en una casa de dos plantas hecha de ladrillos rojos con pisos de tierra. En la primera planta, su mamá hace la comida, y los pollos y los gansos picotean las sobras. La familia duerme en la planta de arriba. Los abuelos y muchos tíos y primos de Onimalala viven en el pueblo. De las personas mayores, Onimalala y los demás niños aprenden las historias y los proverbios (dichos) que les enseñan acerca de la vida. El trabajo en la escuela Un proverbio malgache dice: “Insensato es quien no es mejor educado que su padre”. Los padres de Onimalala trabajan duro para que sus hijos puedan ir a la escuela primaria. Muchos niños no pueden ir porque tienen que ayudar a la familia en el trabajo agrícola, o no pueden pagar la matrícula de la escuela. En el hogar, los niños hablan malgache, pero en la escuela también aprenden francés. Onimalala espera ir algún día a la secundaria y aun a la universidad en su provincia. El trabajo en la granja Al amanecer del sábado, el hermano de Onimalala, Narisoa, ayuda a su padre a cargar la carreta llena de boniatos o batatas y de maíz para llevarla al mercado en un pueblo vecino. Enganchan dos cebúes (un tipo de buey) a la carreta y con las manos dicen adiós a los demás, que están alimentando los otros cebúes y sus pocos cerdos y cabras. La familia trabaja unida para cultivar su propio alimento y tener algo que vender. Cultivan verduras y frutas, y su alimento más importante, el arroz. Para cultivar arroz en las laderas escarpadas, la gente hace terrazas, como escalones, en las colinas, y siembran arroz en las partes llanas. El café, la vainilla, y el clavo dulce o de olor son productos importantes que se envían por barco a todo el mundo. ¡Tiempo de comer! Al terminar el día, después de hacer sus tareas escolares y de alimentar los cebúes, ¡Onimalala tiene hambre para la cena! Para comer, todos se sientan en alfombras en el piso alrededor de tazones de comida. Siempre hay arroz en el almuerzo y en la cena, junto con verduras y carne. Una comida favorita es ro mazava, estofado de cebú con verduras de hojas verdes. Para postre hay plátanos y otras frutas tropicales. Ranovola, “agua dorada”, es una bebida favorita. Se hace hirviendo agua en el arroz integral que se pega en el fondo de la sartén.

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Boletín de Winnie para niñosMADAGASCAR

Onimalala ¡Tongo soa! ¡Bienvenidos al hogar de Onimalala! Ella vive en un poblado que está como colgado de la ladera en un valle de la altiplanicie de Madagascar. Su familia —el padre, la madre y cinco hermanos— vive en una casa de dos plantas hecha de ladrillos rojos con pisos de tierra. En la primera planta, su mamá hace la comida, y los pollos y los gansos picotean las sobras. La familia duerme en la planta de arriba. Los abuelos y muchos tíos y primos de Onimalala viven en el pueblo. De las personas mayores, Onimalala y los demás niños aprenden las historias y los proverbios (dichos) que les enseñan acerca de la vida.

El trabajo en la escuelaUn proverbio malgache dice: “Insensato es quien no es mejor educado que su padre”. Los padres de Onimalala trabajan duro para que sus hijos puedan ir a la escuela primaria. Muchos niños no pueden ir porque tienen que ayudar a la familia en el trabajo agrícola, o no pueden pagar la matrícula de la escuela. En el hogar, los niños hablan malgache, pero en la escuela también aprenden francés. Onimalala espera ir algún día a la secundaria y aun a la universidad en su provincia.

El trabajo en la granjaAl amanecer del sábado, el hermano de Onimalala, Narisoa, ayuda a su padre a cargar la carreta llena de boniatos o batatas y de maíz para llevarla al mercado en un pueblo vecino. Enganchan dos cebúes (un tipo de buey) a la carreta y con las manos dicen adiós a los demás, que están alimentando los otros cebúes y sus pocos cerdos y cabras. La familia trabaja unida para cultivar su propio alimento y tener algo que vender. Cultivan verduras y frutas, y su alimento más importante, el arroz. Para cultivar arroz en las laderas escarpadas, la gente hace terrazas, como escalones, en las colinas, y siembran arroz en las partes llanas. El café, la vainilla, y el clavo dulce o de olor son productos importantes que se envían por barco a todo el mundo.

¡Tiempo de comer!Al terminar el día, después de hacer sus tareas escolares y de alimentar los cebúes, ¡Onimalala tiene hambre para la cena! Para comer, todos se sientan en alfombras en el piso alrededor de tazones de comida. Siempre hay arroz en el almuerzo y en la cena, junto con verduras y carne. Una comida favorita es ro mazava, estofado de cebú con verduras de hojas verdes. Para postre hay plátanos y otras frutas tropicales.

Ranovola, “agua dorada”, es una bebida favorita. Se hace hirviendo agua en el arroz integral que se pega en el fondo de la sartén.

© 2008 por G

ospel Publishing House, 1445 N

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ve., Springfield, Missouri 65802. Todos los derechos reservados. Se concede perm

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OremOs…• por nuestros misioneros en Madagascar,

que Dios los mantenga a salvo y con salud.

• por los pastores y las iglesias. Muchos son muy pobres, pero no se dan por vencidos. Pidamos que Dios los proteja y los bendiga.

• por los niños, que aprenderán a amar a Cristo y a obedecer la Biblia y no las falsas creencias.

• por los niños del orfanato de Madagascar y por los que necesitan un hogar.

• por los institutos bíblicos y los programas de

adiestramiento.

Los malgaches necesitan a JesucristoLa historia de la iglesia en Madagascar lo es tanto de persecución como de perseverancia. Persecución significa ser tratado mal debido a las creencias religiosas. Cuando llegaron los primeros misioneros protestantes de Inglaterra en 1818,

el rey los recibió. Predicaron, fundaron escuelas, y tradujeron la Biblia al idioma malgache. Cuando murió el rey, su esposa se convirtió en reina. Durante treinta años ella persiguió a la iglesia. Hizo que los misioneros se fueran, mató a millares de cristianos, y quemó sus Biblias.

La segunda palabra, perseverancia, quiere decir no rendirse. Cuando murió esa reina, la nueva reina volvió a recibir a los misioneros. Encontraron a muchos creyentes fieles, personas que no se habían rendido. Además, personas de toda la isla encontraron el amor de Jesucristo.

En 1895, los franceses ocuparon la isla. Volvió otra vez la persecución cuando cerraron las iglesias y las escuelas.

En los años veinte del siglo pasado, una anciana llamada Ravelo estaba a punto de morir. Un misionero le habló de Jesucristo. Ella pidió a Cristo que entrara en su corazón antes de morir. En sus honras fúnebres, se levantó de pronto. ¡Estaba viva! Ella comenzó a predicar y a orar por las personas. Muchos fueron sanados y encontraron a Cristo. Un joven que fue sanado siguió después la obra de la predicación.

La mayoría de las personas en Madagascar creen que los muertos los ponen en contacto con Dios. Adoran a sus parientes muertos y hacen tumbas para ellos que son mucho más bonitas que sus casas. Cada cierto tiempo envuelven los huesos en un paño nuevo. Esas costumbres son tan importantes que muchos cristianos también las siguen. Por eso los pastores tienen que conocer la Palabra de Dios y enseñar bien al pueblo. Las Asambleas de Dios de Francia abrieron un

instituto bíblico en 1978 para preparar pastores.

Los misioneros estadounidenses de las Asambleas de Dios llegaron a Madagascar en 1990. Predicaron y fundaron nuevas iglesias. Hoy enseñan en los programas del Instituto Bíblico y han ayudado a tener una Biblia de estudio traducida al malgache. Las Asambleas de Dios tienen un orfanato para niños, escuelas primarias, y una clínica. Muchas iglesias tienen ahora la iglesia de niños, y los misioneros han adiestrado a muchos trabajadores. El Libro de la esperanza, una Biblia para niños, se ha repartido en las escuelas de toda la isla.

BGMC ha sido una gran ayuda al dar materiales para los orfanatos en Madagascar. BGMC también ha provisto materiales para el ministerio de niños, de modo que nuestros misioneros puedan evangelizar a los niños de Madagascar.

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Lección objetiva misionera

El Texto Bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.

Felices para siempre

Lección 9: MADAGASCAR

MADAGASCAR

Materiales necesarios Bolsa/caja de Happy Meal®

[la cajita Feliz] (una bolsita/cajita de comida especialmente para niños en restaurantes rapidas)

Versículo claveHebreos 10:37 “Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará.”

Manual misionero BGMC 2009, Vol. 11134134

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.Presentación(Levante la bolsa/caja de Happy Meal®) ¿A cuántos de ustedes les gusta Happy Meals®?

(Permita respuestas).

Una de las mejores cosas en cuanto a vivir en los Estados Unidos son los restaurantes con servicio a los automovilistas. Muchos misioneros no pueden permitirse ese lujo. Cuando tienes hambre, puedes pedirle a tu mamá o a tu papá que te lleven a uno de esos restaurante con una ventanilla para servicio a los automovilistas.

Por lo general, cuando vas a ese tipo de restaurante, no quieres esperar mucho tiempo tu comida. ¡Tienes hambre o estás apurado y la quieres ahora! ¿No te molestas cuando pides una Happy Meal® y les toma mucho tiempo llevarla a la ventanilla? ¡Quiero decir que te estás muriendo de hambre y quieres comida rápida!

Si te sientas allí demasiado tiempo, los autos detrás de ti comienzan a sonar las bocinas como si fuera culpa tuya que ellos tengan que esperar también. De veras que es molesto cuando la persona en la ventanilla te dice: “Lo sentimos, pero las papas fritas no están listas; así que tiene que hacerse a un lado con el auto y estacionarse. Se las llevaremos.” A veces no vale la pena esperar. A veces lo que quieres es irte, y decirle: “¡Olvídelo, creo que iré a algún otro lugar!”

Como cristianos nos ponemos algo impacientes en cuanto a lo que se nos avecina. Dios dijo que Jesucristo volvería a la tierra. Cuando nos hallamos en un apuro o vemos a muchas personas sufriendo, exclamamos: “¡Señor, ven pronto!” Pero debemos ser pacientes y comprender que Dios sabe el tiempo exacto en que Jesucristo debe volver y volverá. En Hebreos 10:37 dice: “Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará”.

Sería fácil para nosotros hacer lo que hacemos en los restaurantes con servicio a los automovilistas, y decir: “¡Olvídelo, Él no volverá! Voy a pedir la ayuda de otra persona”. Pero Dios quiere que seamos pacientes y confiemos en que Jesucristo viene, y si esperamos con paciencia y fidelidad recibiremos algo infinitamente mejor que una Happy Meal®. Recibiremos la felicidad para siempre: vivir la eternidad con Él en el cielo. Hasta ese tiempo, nuestra tarea es hacer que otros sepan que también pueden tener la felicidad eterna.

Escrito por Carla Ellis

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Historia misionera

(Lámina 2)

(Lámina 1)

Lección 9: MADAGASCAR

MADAGASCAR

Vale la pena cada kilómetro

(Lámina 1)

Trabajando como misionero en una isla grande como Madagascar, Nate Lashway recibe muchísimas peticiones de que vaya y predique en varias iglesias por toda la isla. Un pastor de la ciudad capital de Antananarivo (o Tana) le había estado pidiendo durante meses que fuera con él y predicara en un pequeño pueblo al sur de la capital. Entonces el pastor dijo a Nate que la iglesia de aquel pueblo nunca había tenido un misionero que predicara.

Nate estaba muy ocupado, pero su amigo pastor no se dio por vencido. “Sería de tanto aliento para aquel pastor joven si pudiéramos ir”, dijo. Nate preguntó si el pueblo quedaba muy lejos. El pastor dijo: “Está a sólo unas pocas horas hacia el sur. Manejando pudiéramos ir en una tarde”. Finalmente Nate estuvo de acuerdo en ir.

Nate y su amigo pastor comenzaron su viaje. Manejaron durante tres horas a través de las carreteras tortuosas de Madagascar, y al fin llegaron al pueblo. El pastor de la iglesia del pueblo y los creyentes de la iglesia se sintieron muy emocionados al verlos.

(Lámina 2)

Nate y su amigo pastor desempacaban su sistema de sonido de Speed the Light y presentaban un mensaje al aire libre para quienes pasaban junto a la iglesia. Después de hablar durante algún tiempo en ese lugar, se trasladaban a la plaza del mercado principal del pueblo. Llevaban su vehículo de Speed the Light hasta el centro del mercado y ponían su sistema de sonido en el techo del vehículo. Entonces predicaban el mensaje de salvación desde arriba del auto. Con su amigo pastor como intérprete, Nate atrajo a una gran multitud. Cuando ya anochecía, muchos de los pobladores pasaron al frente pidiendo salvación.

Manual misionero BGMC 2009, Vol. 11136136

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(Lámina 3)

El pastor del pueblo y los creyentes cristianos se sintieron muy animados con el mensaje y con la presencia de Nate. Finalmente Nate y su amigo pastor se despidieron y entraron al auto para irse. Sabían que las carreteras tortuosas de Madagascar por la noche podían ser muy peligrosas, y querían regresar cuanto antes.

Cuando iban saliendo, un joven salió de la multitud y habló con el pastor amigo de Nate. El joven era estudiante en uno de los institutos bíblicos de extensión en la ciudad capital, y necesitaba que alguien lo llevara de vuelta a clase. Nate y su amigo le permitieron que fuera con ellos.

Después de manejar una hora o más en la oscuridad, se toparon con un punto de control de la policía. La policía los detuvo y, con las ametralladoras golpeando en la ventanilla, les preguntaron quiénes eran y adónde iban. Cuando la policía supo que Nate y el pastor iban hacia la ciudad capital, les pidieron un favor. Uno de los agentes tenía que estar en la ciudad capital para un juicio y necesitaba que lo llevaran.

(Lámina 3)

Con mucho gusto Nate y su amigo le dijeron al joven agente policial que subiera, y siguieron el viaje hacia la ciudad. A lo largo del camino, Nate podía oír al estudiante del instituto bíblico y al agente que hablaban en el asiento de atrás. Estaban hablando en el idioma malgache, que Nate estaba aprendiendo todavía, de modo que no entendía lo que estaban diciendo. Pero luego reconoció el sonido de la oración que venía del asiento de atrás. Se dio cuenta de que el agente policial estaba diciendo la oración del penitente.

Nate vio a su amigo pastor en el asiento delantero. Su amigo le respondió con una sonrisa. Luego Nate vio al agente por el retrovisor. Con gran sonrisa en el rostro. El pastor amigo de Nate, dijo: “¡Acaba de entrar en el reino de Dios!”

Cuando dejaron al agente policial en la ciudad capital, él estaba muy contento y sentía una nueva paz. Nate le dio la dirección de una iglesia local, y todos volvieron a orar con él.

Era casi medianoche cuando Nate y su amigo se fueron a casa, pero Nate sabía que ese viaje había valido la pena.

La información para esta historia la proveyó el misionero Nate Lashway, y se usa con permiso de la obra misionera mundial de las Asambleas de Dios.

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Lección 9: MADAGASCAR

Entonces el pastor dijo a Nate que la iglesia de aquel pueblo nunca había tenido un misionero que predicara.

Manual misionero BGMC 2009, Vol. 11138138

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Predicaban el mensaje de salvación desde arriba del auto.

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Lección 9: MADAGASCAR

El agente policial estaba diciendo la oración del penitente.