el trabajo
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EL TRABAJO
La palabra profesión viene del latín Profesare y significa ejercer de manera preferente un oficio,
va unida a la de trabajo que hace relación a cumplir una tarea, realizar una misión en una
sociedad.
La llamada profesional de cada ser humano se entrecruza esencialmente con su vocación. Nadie
nació para la inactividad.
“El hombre nace para el trabajo como el pájaro para volar”, afirma el Papa Pio XI, comparación
que nos permite inferir que el trabajo es esencial a todo ser humano, es constituti vo de su
naturaleza.
El trabajo no solo es el medio necesario para la subsistencia, para satisfacer las necesidades
básicas, para procurarse el pan de cada día, sino que también por medio de él, el ser humano se
relaciona directamente con la naturaleza contribuyendo a su transformación y aportando al
progreso de las ciencias y de la técnica. Se trabaja, como dice Jalil Gibran, “para estar en armonía
con la tierra y con el alma de la tierra”.
A medida que trabaja, el ser humano hace cosas, realiza obras, inventa, crea, va mejorando el
mundo, lo va perfeccionando, desarrolla sus capacidades, habilidades y destrezas, proyecta sus
valores y sus dones y se va construyendo a sí mismo. En este sentido la Constitución Gaudium
et spes, expresa: “La actividad humana como procede del hombre, así también se ordena al
hombre, pues éste al obrar, no solo cambia las cosas y la sociedad, sino que se perfecciona a si
mismo. Aprende mucho, cultiva sus facultades, avanza fuera de sí y sobre si”.
Al trabajar, toda persona presta un servicio, este es el distintivo del trabajo, aquí radica la
función social y es por esto que la actividad del hombre tiene sentido.
Se ejerce un oficio en función de los demás porque nos necesitamos y al intercambiar productos
y servicios nos complementamos mutuamente y satisfacemos las necesidades. Es por esto que
hay diversidad de oficios o profesiones.
Hay trabajos rudos y duros, trabajos para el cuerpo, para los brazos y para la mente. Hay oficios
que tensan los músculos y otros que tensan los nervios como también los hay de mayor o menor
responsabilidad; pero de todos modos el trabajo es uno solo y “todo trabajo es digno por más
sencillo que sea”. Por eso al trabajar no hay que hacerlo para aparecer, sino para merecer, no
hay que ejercer la profesión con mezquindad, sino con dadivosidad, no hay que ejecutar una
obra para matar el tiempo sino para dar sentido a la existencia.
Además, el trabajo influye decididamente en la eticidad humana. El Ethos que permite al
hombre ex- istir, se colma con la acción que se hace servicio solidario, generoso y dignificante,
de ahí que sea necesario dimensionar el trabajo, experimentándolo profundamente,
sintiéndolo, gozándolo, porque si solo se trabaja para comer, el hombre se quedaría al nivel de
comportamiento instintivo de los animales que se disponen cuando tienen hambre a buscar su
alimento y cuando lo encuentran y se satisfacen se acuestan a dormir la siesta, algunos unas
horas, otros varios días o meses hasta cuando vuelvan a sentir hambre y, en ese sentido, la leona
sabe que tiene que correr más rápido que la gacela más veloz para poder llevar el alimento a sus
cachorros, así como la gacela sabe que tiene que correr más veloz que la leona más rápida para
no convertirse en alimento de su depredador.
Los animales se levantan cada mañana a buscar el alimento, a “mercar” para satisfacer sus
necesidades de alimento y subsistir. Para el ser humano, en cambio, buscar el alimento material
es apenas una de las múltiples búsquedas que requiere emprender y tiene que ir mucho mas
allá, el trabajo debe constituirse en parte de su vida, de su crecimiento interior, en algo tan
agradable y placentero que prácticamente no necesite vacaciones, su “carrera”, al madrugar
cada mañana debe ser para crecer intelectual, afectiva y espiritualmente.
Bien temprano en las mañanas, toda persona, debe levantarse a “correr” para actualizarse,
capacitarse, para ponerse a tono con los últimos avances, los más recientes conocimientos y
tecnologías; para ponerle iniciativa y creatividad al trabajo y a la vida, es por esto que debe
acabar con la mediocridad y la mezquindad y no limitarse a lo que le toca. Hay que hacer las
cosas cada vez mejor, porque de lo contrario los más aventajados cogerán la delantera y lo
dejaran fuera de toda posibilidad.
Frente al desafío del trabajo el ser humano debe dar un paso al frente con firmeza con la plena
convicción de dar siempre lo mejor de sí mismo y ser el mejor. Kim Woo Choong, en su libro “el
mundo es tuyo, pero tienes que ganártelo” recomienda: No seas una de esas personas que se
conforman con irla pasando, fíjate como meta llegar a ser el numero uno y dedícate a ello en
cuerpo y alma porque cuanto más te esfuerces, tanto más numerosas serán tus probabilidades
de triunfar. Creo que todos los que son los mejores en su campo lo lograron porque aspiraron
muy alto y se esforzaron al máximo. Los esfuerzos a medias nunca llevaron a nadie a la cumbre”,
y si a un profesional le va bien en el sentido ético del cumplimiento de su misión, al mundo
también le va bien.
DIMENSION PERSONAL DEL TRABAJO
Afirma el Papa Juan Pablo II: “El trabajo es un bien del hombre, es un bien de su humanidad,
porque mediante el trabajo el hombre no solo transforma la naturaleza adaptándola a sus
propias necesidades, sino que se realiza a si mismo como hombre, es más, en un cierto sentido,
se hace mas hombre”.
Tiene razón el Papa por cuanto el ser humano al trabajar lo que hace es proyectar su inteligencia,
su afectividad y sus capacidades y habilidades y de esta manera se dimensiona, expande su vida
hacia los demás en acciones de servicio y de producción.
Al desempeñar un oficio todo ser humano tiene la oportunidad de crear, inventar, buscar
alternativas para solucionar problemas, satisfacer necesidades y progresar física, intelectual y
psicológicamente. Por el trabajo el ser humano deja de ser un simple observador y espectador
del mundo, para convertirse en un transformador y ejecutor de acciones que lo recrean,
exploran, descubren y pulen.
En esta reflexión es importante tener en cuenta que cuando una persona trabaja es todo su ser
el que actúa, no se puede separar la mente del cuerpo, ni éstos de las emociones y los
sentimientos. Desunir la mente del trabajo tiene el riesgo de que el hombre se vuelva una
maquina de producir cosas, sin saber el porqué, ni el para qué. No se puede caer en la
despersonalización.
El trabajo eleva la autoestima, fortalece la autonomía y ratifica la dignidad humana, haciendo
que la persona se sienta útil, capaz y generadora de valores como la responsabilidad, el
compromiso, el servicio, la alegría, el ingenio, la iniciativa y la creatividad.
El trabajo es algo maravilloso y por el cual hay que sentirse orgulloso no solo porque permite
conseguir el pan de cada día sino porque llena de alegría y satisfacción a quien lo realiza. Este
alborozo se transmite a los demás, contagia y anima a seguir trabajando.
Lo mismo sucede a quien estudia con gozo en su interior porque el estudio no solo prepara para
el desempeño de un oficio o de una profesión, sino que alimenta l a inteligencia, el alma, el
cuerpo y el espíritu y la persona va creciendo de manera integral.
Para quien estudia, éste es su trabajo y debe hacerlo con intensidad, con rigurosidad. No hay
nada más gratificante a los ojos de una persona sensata que ver a los jóvenes estudiando con
ahínco convencidos de que son el presente y el futuro de los pueblos. El estudio no puede ser
una imposición, es algo que hay que asumir con propiedad personal, como algo normal y natural
que hay que hacer durante toda la vida, porque aun ejerciendo una profesión hay que seguir
actualizándose y capacitándose.
El estudio es una inversión, el trabajo también es otra inversión, así hay que tomarlos.
Inversiones que se transforman, a su debido tiempo, en bienestar y prosperidad para l a sociedad
en la cual se vive y se crece.
En este sentido, desde el punto de vista ético, el trabajo no puede ni debe ser considerado como
una carga o una desgracia, al contrario, la desgracia es no tenerlo o no poderlo realizar. Por
supuesto que, en ocasiones, causa fatiga, cansancio y sudor, pero, es propio de toda persona
por cuanto se trata de un ser que se cansa, enferma y se muere; pero, este cansancio y esta
fatiga son signos de la necesidad de sacrificio que a veces se requiere para que se obtengan
logros y haya prosperidad. El progreso de una generación por lo general ha estado marcado por
el sacrificio de su generación anterior.
Hoy, se hace necesario enseñar a los jóvenes a estudiar entusiasmo y a trabajar con devoción,
con el convencimiento de que al tiempo que cumplen su misión de servicio logran su crecimiento
como personas y así mismo se van haciendo responsables del progreso del mundo y el
mejoramiento de las condiciones de vida de la familia humana.
HUMANIZACION O DESHUMANIZACION
1. HUMANIZACION:
Humanizar significa:
a. Hacer que toda persona sea cada día mas y mejor ser humano.
b. Ordenar el trabajo en función de la persona humana.
c. Crear condiciones para que el trabajo esté inmerso en un ambiente que propicie y
mejore la calidad de vida y dignifique a la persona.
Lo anterior implica:
Que al trabajador se le permita ser persona con autonomía sin ser tratado como un títere a
quien se explota y se manipula porque tiene carencias de toda índole.
Que se le trate como a un ser humano que es, que se le pague justa y suficientemente para
que pueda satisfacer sus necesidades, que su salario no sea motivo de angustia porque
trabaja arduamente y sus obligaciones son mayores que sus ingresos o porque se le acaba
el sueldo y le sobra mes.
Que se le proporcione vivir con alegría y con entusiasmo, disfrutando del trabajo como parte
importante de su vida.
Que no se le pida olvidarse de la familia en el trabajo con el pretexto de que pierde
concentración y merma producción, sabiendo que para la familia trabaja y por ella se
desvive. No se le puede pedir que se desligue de lo que le da sabor y alegría a su vida, además
“la familia es la primera escuela interior de trabajo”.
Que se le apoye y colabore cuando tenga necesidades extremas e imprevistas.
Que no se angustie ni experimente temor cuando se enferma. Que se sienta desinhibido
para expresar sus dolores y angustias y que para ello cuente con espacios y con el
acompañamiento de un profesional especializado.
Que pueda expresar sus ideas e inquietudes para que aporte a la empresa no solo con sus
brazos, sino también con su mente.
Que se le trate con justicia, con respeto, reconociendo que es un ser humano con cualidades
y defectos, que tiene los mismos derechos que sus superiores.
Que se le permita equivocarse y corregir, sin correr el riesgo de ser despedido a la primera
falta, víctima de una gerencia perfeccionista. Que se le dé una segunda oportunidad porque
es una persona en proceso de formación permanente, susceptible de ser cada día mejor si
se le da la oportunidad, se cree en ella y se le colabora.
Que en la jornada laboral, le brinden espacios de socialización y recreación que lo motiven
a proyectar su afectividad y al mismo tiempo recibir afecto y apoyo. Que se le tenga en
cuenta sus sentimientos, anhelos y esperanzas.
En suma que haya respeto reciproco, que ambas partes trabajen para el beneficio mutuo.
“Las personas deben creer unas en otras; así es como se forma una sociedad sana”.
2. DESHUMANIZACION:
El trabajo es una gran oportunidad de humanización si se considera al trabajador como una
persona y no como una maquina; pero, también se puede convertir en un motor de
deshumanización si se convierte en una alienación, si el trabajador se siente utilizado como un
productor de riqueza, una máquina de hacer plata, menguado en su dimensión personal, en su
calidad de vida y, además, si experimenta que su existencia no se proyecta hacia su realización
como ser integral.
Hasta hace poco tiempo las cosas que el ser humano necesitaba eran pocas y todo estaba
organizado para satisfacerlas; se encontraba trabajo fácilmente, el dinero alcanzaba, el mundo
funcionaba como un relojito; pero, todo ha cambiado con los inventos y los avances, el
crecimiento de la población, la destrucción del ambiente natural e incluso con los sistemas
económicos.
Han surgido nuevas formas de producción, se ha fortalecido una cultura del Consumismo, en
cierta manera arrolladora. Ya el problema no es solo adquirir ciertos bienes, sino el de responder
a una demanda de calidad: calidad de la mercancía que se produce y se consume, calidad de los
servicios que se disfrutan, calidad del ambiente y de la vida en general.
Esta cultura consumista, alimentada por una economía capitalista e incentivada por objetivos
hedonistas, presiona al ser humano a multiplicar sus actividades, ya sea porque el sueldo no le
alcanza, porque descubre formas equivocadas de satisfacción o porque adquiere obligaciones
impagables al caer en la “trampa” de tener por tener y, por tanto, compra cosas que no necesita,
con plata que no tiene para aparentar lo que no es a una sociedad que no le importa.
El afán empresarial de producir para competir, vender y ganas mas, lleva a pagar salarios de
hambre que no permiten satisfacer las necesidades básicas y contribuyen al deterioro de la
calidad de vida.
Ha irrumpido en el mundo un ambiente deshumanizante, debido sin duda a la forma equivocada
como el ser humano ha asumido su misión de administrar la creación. En vez de administrarla,
la ha atropellado; en vez de re- crearla, la ha destruido; en vez de gobernarla, la ha tiranizado.
Esta forma equivocada y arbitraria de administrar la tierra y todos sus recursos está llevando al
ser humano a la desesperanza, a la rutina, a la monotonía, a la indiferencia, a la insensibilidad y
a la vida sin sentido en detrimento de su humanización y su plena realización.
DIMENSION SOCIAL DEL TRABAJO
El trabajo no solo dimensiona a la persona que lo ejecuta sino que también al proporcionar unos
bienes o unos servicios a los demás, tiene un fin social. No solo se trabaja para satisfacer
necesidades de orden personal, sino que también se trabaja para satisfacer necesidades de
orden comunitario. Todos los seres humanos dependemos de otros y nos requerimos.
En atención a la experiencia se puede afirmar que no existe una persona en el mundo, por muy
poderosa que sea, que no necesite la ayuda de alguien, y asimismo no hay persona por humilde
o inútil que parezca que no puede prestar ayuda a otras.
Este sentido del trabajo, orientado al servicio de los demás, trae como consecuencia
retribuciones gratificantes, Primero que todo, la satisfacción emocional de haber contribuido a
la satisfacción de alguna necesidad a un semejante, y, en segundo lugar, la sensación d e
beneficiarse a si mismo. Quien ayuda a los demás, se ayuda a sí mismo. O dicho de otra manera,
nada le falta a quien da con generosidad.
Por su dimensión social y su finalidad, el trabajo requiere de sentido comunitario y disposición
para vencer todo sentimiento egoísta: Hay que salir de si mismo con la alegría que emerge de
un corazón desprendido y con las ganas de servir y de ayudar de un alma generosa.
El trabajo es la oportunidad que tiene el ser humano para proyectarse a si mismo demostrando
sus capacidades y habilidades, su laboriosidad, su diligencia, su organización, su rendimiento, su
cooperación, su compañerismo, su magnanimidad, su capacidad de solidaridad, servicio, apoyo
y desprendimiento. Es, en suma, la gran ocasión que tiene toda persona para movilizar su Ethos
contribuyendo a su propio desarrollo integral al dimensionar su inteligencia, sus emociones y
sentimientos, así como su vigor y su fortaleza física.
Al desarrollarse integralmente, por medio del trabajo, el ser humano no puede evi tar el
desarrollo de los demás, lo que se convierte en una acción reciproca de carácter solidario.
En esta acción solidaria, la humanidad ha sido favorecida de manera importante, a través de la
historia, porque mientras algunas personas han propuesto las ideas, otras las han desarrollado,
otras mas las han perfeccionado, de tal manera que no siempre, alguien en particular ha
realizado toda una obra, sino que se ha venido desarrollando poco a poco en un proceso
histórico colectivo, como si se tratara de una carrera de relevos.
Por ejemplo: cuantas personas participaron en la invención de la cámara fotográfica desde 1727,
cuando se descubrieron los principios, hasta 1839, año en el cual se pudo tomar y revelar la
primera fotografía?, cuantas personas han participado en el mejoramiento y confort de la
vivienda, desde la época de las cavernas, las chozas y enramadas hasta los edificios de hoy?, o
cuantas personas han participado en la automatización de la maquinaria industrial desde
cuando Leonardo Da Vinci dio los conceptos pioneros?.
Es por esto que no es justo que haya una división tan marcada entre los jefes y obreros como se
ve en el planteamiento de Bertolt Brecht, en la cual las palmas, honores, placas y mejores
estipendios son para quienes tienen títulos y puestos de autoridad; pero quienes realizan el
trabajo duro y extenuante reciben retribución baja y no son mencionados ni reconocidos; pero,
las obras son de todos.
El trabajo está estrechamente unido a la historia del mundo. El trabajo de hoy es conti nuación
del de ayer y preparación para el de mañana, de ahí la seria responsabilidad de hacer las cosas
muy bien con excelente calidad para quienes las han de continuar.
Se hace necesario y urgente que el hombre se encuentre a sí mismo y, como dijera Pabl o VI, que
las naciones se encuentren entre sí como hermanas. Se requiere de comprensión, amistad,
comunión entre todas las naciones “para actuar a una con el fin de edificar el provenir común
de la humanidad”.
Por tanto, el lugar de trabajo debe ser un espacio agradable, reconfortante y motivador, donde
se cultive el compañerismo y la cooperación, así como el trabajo debe ser una acción que
satisfaga plenamente el deseo de vivir para contribuir al mejoramiento del mundo y al bienestar
de toda la humanidad.
HUMANIZACION O DESHUMANIZACION
3. HUMANIZACION:
Humanizar significa:
d. Hacer que toda persona sea cada día más y mejor ser humano. e. Ordenar el trabajo en función de la persona humana. f. Crear condiciones para que el trabajo esté inmerso en un ambiente que propicie y mejore la calidad
de vida y dignifique a la persona.
Lo anterior implica: Que al trabajador se le permita ser persona con autonomía sin ser tratado como un títere a quien se
explota y se manipula porque tiene carencias de toda índole.
Que se le trate como a un ser humano que es, que se le pague justa y suficientemente para que pueda satisfacer sus necesidades, que su salario no sea motivo de angustia porque trabaja arduamente y sus obligaciones son mayores que sus ingresos o porque se le acaba el sueldo y le sobra mes.
Que se le permita vivir con alegría y con entusiasmo, disfrutando del trabajo como parte importante de su vida.
Que no se le pida olvidarse de la familia en el trabajo con el pretexto de que pierde concentración y merma producción, sabiendo que para la familia trabaja y por ella se desvive. No se le puede pedir que se desligue de lo que le da sabor y alegría a su vida, además “la familia es la primera escuela interior de trabajo”.
Que se le apoye y colabore cuando tenga necesidades extremas e imprevistas.
Que no se angustie ni experimente temor cuando se enferma. Que se sienta desinhibido para expresar sus dolores y angustias y que para ello cuente con espacios y con el acompañamiento de un profesional especializado.
Que pueda expresar sus ideas e inquietudes para que aporte a la empresa no solo con sus brazos, sino también con su mente.
Que se le trate con justicia, con respeto, reconociendo que es un ser humano con cualidades y defectos, que tiene los mismos derechos que sus superiores.
Que se le permita equivocarse y corregir, sin correr el riesgo de ser despedido a la primera falta, víctima de una gerencia perfeccionista. Que se le dé una segunda oportunidad porque es una persona en proceso de formación permanente, susceptible de ser cada día mejor si se le da la oportunidad, se cree en ella y se le colabora.
Que en la jornada laboral, le brinden espacios de socialización y recreación que lo motiven a proyectar su afectividad y al mismo tiempo recibir afecto y apoyo. Que se le tenga en cuenta sus sentimientos, anhelos y esperanzas.
En suma que haya respeto reciproco, que ambas partes trabajen para el beneficio mutuo. “Las personas deben creer unas en otras; así es como se forma una sociedad sana”.
4. DESHUMANIZACION:
El trabajo es una gran oportunidad de humanización si se considera al trabajador como una persona y no
como una maquina; pero, también se puede convertir en un motor de deshumanización si se convierte en
una alienación, si el trabajador se siente utilizado como un productor de riqueza, una máquina de hacer
plata, menguado en su dimensión personal, en su calidad de vida y, además, si experimenta que su
existencia no se proyecta hacia su realización como ser integral.
Hasta hace poco tiempo las cosas que el ser humano necesitaba eran pocas y todo estaba organizado para
satisfacerlas; se encontraba trabajo fácilmente, el dinero alcanzaba, el mundo funcionaba como un relojito;
pero, todo ha cambiado con los inventos y los avances, el crecimiento de la población, la destrucción del
ambiente natural e incluso con los sistemas económicos.
Han surgido nuevas formas de producción, se ha fortalecido una cultura del Consumismo, en cierta manera
arrolladora. Ya el problema no es solo adquirir ciertos bienes, sino el de responder a una demanda de
calidad: calidad de la mercancía que se produce y se consume, calidad de los servicios que se disfrutan,
calidad del ambiente y de la vida en general.
Esta cultura consumista, alimentada por una economía capitalista e incentivada por objetivos hedonistas,
presiona al ser humano a multiplicar sus actividades, ya sea porque el sueldo no le alcanza, porque
descubre formas equivocadas de satisfacción o porque adquiere obligaciones impagables al caer en la
“trampa” de tener por tener y, por tanto, compra cosas que no necesita, con plata que no tiene para
aparentar lo que no es a una sociedad que no le importa.
El afán empresarial de producir para competir, vender y ganar más, lleva a pagar salarios de hambre que
no permiten satisfacer las necesidades básicas y contribuyen al deterioro de la calidad de vida.
Ha irrumpido en el mundo un ambiente deshumanizante, debido sin duda a la forma equivocada como el
ser humano ha asumido su misión de administrar la creación. En vez de administrar la, la ha atropellado; en
vez de re- crearla, la ha destruido; en vez de gobernarla, la ha tiranizado.
Esta forma equivocada y arbitraria de administrar la tierra y todos sus recursos está llevando al ser humano
a la desesperanza, a la rutina, a la monotonía, a la indiferencia, a la insensibilidad y a la vida sin sentido en
detrimento de su humanización y su plena realización.