el tiempo de adviento

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EL TIEMPO DE ADVIENTO (Preparación de la Encarnación) 1. Significado del Adviento. "En el sagrado tiempo de Adviento la Iglesia despierta en nuestra conciencia el recuerdo de los pecados que tristemente cometimos; nos exhorta a que, reprimiendo los malos deseos y castigando voluntariamente nuestro cuerpo, nos recojamos dentro de nosotros mismos con piadosas meditaciones, y con ardientes deseos nos movamos a convertirnos a Dios, que es el único que puede, con su gracia, librarnos de la mancha del pecado y de los males, que son sus consecuencias." 2. Origen y razón de ser del Adviento . El Adviento (del latín: adventus, "advenimiento", "llegada"), es un tiempo de preparación para el Nacimiento de Jesucristo, en Belén, y representa los cuatro mil y más años que estuvieron los antiguos aguardando y suspirando por la venida del Mesías. La institución del Adviento como tiempo preparatorio para Navidad, data, en España, de fines del siglo IV, según consta por un canon del concilio de Zaragoza celebrado el año 380, y en el resto de Occidente, de principios o mediados del siglo V. Vino entonces como a reafirmar la doctrina de los concilios de Éfeso y Calcedonia, proclamando el dogma de las dos naturalezas, divina y humana, en la persona de Jesucristo, contra la herejía cristológica de Nestorio y Eutiques, y a dar mayor relieve en la Liturgia al misterio de la Encarnación y al de la Maternidad de la Virgen. Hoy día comienza el Adviento el domingo más cercano a la fiesta de San Andrés (30 de noviembre), o sea, entre el 27 de noviembre y el 3 de diciembre, y abarca, por lo tanto, tres semanas completas y parte de la cuarta. Al principio varió su duración según las liturgias y los países, notándose una tendencia casi general a equiparar el Adviento con la Cuaresma, en el tiempo y aun casi en el rigor. En las Galias y en España, por ejemplo, y en rito ambrosiano, empezaba el Adviento el día de San Martín (11 de noviembre), y se prescribían como obligatorios para los fieles, dos, tres y hasta cuatro ayunos semanales y casi diarios para los monjes. La disciplina actual sólo prescribe el ayuno

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Sentido teológico, bíblico, pastoral y catequético el Tiempo de Adviento

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EL TIEMPO DE ADVIENTO (Preparacin de la Encarnacin)1. Significado del Adviento. "En el sagrado tiempo de Adviento la Iglesia despierta en nuestra conciencia el recuerdo de los pecados que tristemente cometimos; nos exhorta a que, reprimiendo los malos deseos y castigando voluntariamente nuestro cuerpo, nos recojamos dentro de nosotros mismos con piadosas meditaciones, y con ardientes deseos nos movamos a convertirnos a Dios, que es el nico que puede, con su gracia, librarnos de la mancha del pecado y de los males, que son sus consecuencias."2. Origen y razn de ser del Adviento. El Adviento (del latn: adventus, "advenimiento", "llegada"), es un tiempo de preparacin para el Nacimiento de Jesucristo, en Beln, y representa los cuatro mil y ms aos que estuvieron los antiguos aguardando y suspirando por la venida del Mesas.La institucin del Adviento como tiempo preparatorio para Navidad, data, en Espaa, de fines del siglo IV, segn consta por un canon del concilio de Zaragoza celebrado el ao 380, y en el resto de Occidente, de principios o mediados del siglo V.Vino entonces como a reafirmar la doctrina de los concilios de feso y Calcedonia, proclamando el dogma de las dos naturalezas, divina y humana, en la persona de Jesucristo, contra la hereja cristolgica de Nestorio y Eutiques, y a dar mayor relieve en la Liturgia al misterio de la Encarnacin y al de la Maternidad de la Virgen.Hoy da comienza el Adviento el domingo ms cercano a la fiesta de San Andrs (30 de noviembre), o sea, entre el 27 de noviembre y el 3 de diciembre, y abarca, por lo tanto, tres semanas completas y parte de la cuarta.Al principio vari su duracin segn las liturgias y los pases, notndose una tendencia casi general a equiparar el Adviento con la Cuaresma, en el tiempo y aun casi en el rigor. En las Galias y en Espaa, por ejemplo, y en rito ambrosiano, empezaba el Adviento el da de San Martn (11 de noviembre), y se prescriban como obligatorios para los fieles, dos, tres y hasta cuatro ayunos semanales y casi diarios para los monjes. La disciplina actual slo prescribe el ayuno con abstinencia el mircoles, viernes y sbado de las IV tmporas, y la Vigilia de Navidad , y en muchos pases, en virtud de Bulas e Indultos particulares tan slo sobrevive el ltimo. Asimismo, para semejarlo todava ms con la Cuaresma, en los ltimos das se cubran las imgenes y altares, igual que en Pasin.Por asociacin de ideas, a la primera venida de Jesucristo a la tierra, en carne mortal, une la Iglesia el pensamiento de la segunda, al fin del mundo; y, en consecuencia, el Adviento viene a resultar una preparacin a ese doble advenimiento del Redentor.En este concepto tiene este perodo litrgico una puerta que mira al pasado y otra al porvenir; de un lado, tiene por perspectiva los millares de aos durante los cuales la humanidad esperaba a su Redentor, de otro los siglos que han de transcurrir hasta la hora del cataclismo postrero, en el que ha de zozobrar nuestro planeta" . Cada uno de estos dos advenimientos sugiere a la Liturgia ideas y sentimientos peculiares, que ella expresa con soberana elocuencia e inflamados acentos. Para preparar el primero traduce las ansias y suspiros cada vez ms crecientes de las generaciones del Antiguo Testamento, y para prevenir el segundo, alude de vez en cuando al juicio final o alguna de sus circunstancias.Pero, adems de prepararnos el Adviento para el nacimiento histrico de Jesucristo y para el Juicio Final, nos revela cada ao al Cristo de la promesa, es decir, al Cristo de los Patriarcas y de los Profetas, al Deseado de los collados eternos, y estrecha nuestras relaciones ntimas con el Cristo mstico, cuya venida y completo reinado en las almas prepara tambin .El Cristo de la Promesa es el que llena toda la historia y todos los libros del A. Testamento, Aqul en quien crean, a quien esperaban y a quien, sin conocer, amaban todos los justos de Israel. Aludiendo tan a menudo a l, la liturgia de Adviento nos pone en comunicacin de fe, de esperanza y de amor con todas las generaciones creyentes que nos han precedido, y nos persuade de que somos de la descendencia espiritual de Abrahn y herederos legtimos de la Sinagoga.El Cristo mstico es el Cristo viviendo en las almas y reproduciendo en ellas los fenmenos de su vida divina, haciendo de los cristianos otros cristos. Cada Adviento tiende a producir en nosotros un acrecentamiento nuevo de este Cristo mstico.3. Carcter del Adviento. Considerado a travs de la Liturgia, el Adviento, por lo mismo que recoge las ansias e inquietudes de las pasadas generaciones y los entusiasmos y regocijos de las nuevas ante la venida del Salvador, es una mezcla de luz y de sombra, de alegra y de tristeza, de angustiosa incertidumbre y de seguro bienestar. Y este doble aspecto se descubre a cada paso en los textos de la Misa y del Oficio, y tambin en algunos detalles exteriores de la Liturgia.La tristeza est ms bien dibujada en algunos rasgos exteriores del culto, como son: el empleo en los domingos y ferias de Adviento, de los ornamentos morados, y de las casullas plegadas, o planetas, en lugar de majestuosas dalmticas; la supresin de los floreros, del rgano, del "Gloria in excelsis", del "Te Deum", del "Ite missa est", y de las bodas solemnes.Todos estos son indicios indudablemente, de alerta preocupacin y tristeza, comunes al Adviento y a la Cuaresma, pero el objeto de uno y otro perodo litrgico los diferencia radicalmente, como bien lo manifiesta el uso diario, en Adviento, del festivo aleluya, nunca permitido en Cuaresma. El carcter de penitencia, que algunos recalcan por dems, le vino al Adviento, en el siglo VII, de la influencia del ayuno monstico, no de su propia esencia y espritu. Pues de suyo lo repetimos, es una temporada de recogimiento y de santa y confiada expectacin.4. Etapas del Adviento. Desde el Papa Nicols I, en el siglo IX, el Adviento consta de cuatro semanas, cuyos domingos son "estacionales". Cada dominica tiene su Misa y Oficio propios y hermossimos, y seala un notable avance hacia el venturoso suceso de Beln. La silueta del Redentor se va perfilando de semana en semana, y adquiriendo nuevos matices y relieves, hasta que, al fin, se le ve aparecer en carne mortal. Paralelamente se va proclamando cada vez ms alto la virginal Maternidad de Mara.El ms clebre de estos domingos es el III, llamado "Gaudete" (algrate) por la primera palabra del Intrito, y porque traduce a maravilla el espritu de la liturgia en este da, que es de extraordinaria alegra.En l suspende la Iglesia todas las manifestaciones exteriores de luto, vistiendo a sus ministros de color rosa y de dalmticas, engalanando con flores los altares y taendo el rgano. En las etapas del Adviento, seala este domingo el punto culminante del progresivo ascenso a Beln. Con ser el equivalente al domingo "Laetare", IV de Cuaresma, no suscita en los fieles tanta alegra como aqul; pero es porque tampoco se hace sentir tanto su ausencia, ya que la tristeza de Adviento es muy moderada y obedece a muy distintas causas, como hemos dicho.Como a medio camino del Adviento, interpnense las IV Tmporas (mircoles, viernes y sbado de la III Semana), que son las que con sus ayunos y abstinencias imprimen a la temporada un cierto tinte de austeridad y penitencia.Eran stas las Tmporas ms importantes del ao y las nicas en que, en la antigedad, se celebraban las Ordenaciones. El mircoles era muy clebre en la Edad Media por su Evangelio "Missus est", que inmortaliz San Bernardo con sus cuatro popularsimos sermones sobre las alabanzas de Mara. En l se proclamaban ante el pueblo los candidatos para las Ordenaciones.Pero la ms amena y alentadora de todas es la etapa ltima, que abarca del 17 al 25, y que, con su repertorio de antfonas propias, a cada cual ms vibrante, nos pone al Salvador ocho das antes de nacer, casi al alcance de la mano: "Ecee veniet, dice, Ecce jam venit, De Sion veniet, Egredietur Dminus, Constantes estofe", etc.

EN RESUMENEl Adviento es la poca del ciclo litrgico en que nos preparamos para la venida de Jesucristo. La venida de Cristo a la tierra es un acontecimiento tan inmenso que Dios quiso prepararlo durante siglos, con un Adviento que dur cuatro mil aos, henchido con el anhelo de todas las almas santas del Antiguo Testamento que no cesaban de pedir por la venida del Mesas el Salvador.Esta venida es triple:- CRISTO VINO EN LA CARNE Y EN LA DEBILIDAD VIENE EN EL ESPRITU Y EN EL AMOR Y VENDR EN LA GLORIA Y EN EL PODERUNA PRIMERA VENIDA SE REALIZ CUANDO EL VERBO DIVINO SE HIZO HOMBRE EN EL SENO PURSIMO DE MARA y naci -nio dbil y pobre- en el pesebre de Beln, la noche de Navidad hace veinte siglos.LA SEGUNDA VENIDA ES CONSTANTE, hecho de perenne actualidad en la historia de la Iglesia y en la vida ntima de las almas. Por la accin misteriosa del Espritu de Amor, Jess est naciendo constantemente en las almas, su nacimiento mstico es un hecho presente o mejor dicho es de ayer, y de hoy, y de todos los siglos.LA TERCERA VENIDA DE CRISTO -QUE SER EN LA GLORIA, EL PODER Y EN EL TRIUNFO-es la que clausurar los tiempos e inaugurar la eternidad. Jess vendr, no a redimir, como en la primera venida, ni a santificar, como en la segunda; sino a juzgar, para hacer reinar la verdad y la justicia, para que prevalezca la santidad, para que se establezca la paz, para que reine el amor.El ao eclesistico se abre con el AdvientoLa Iglesia nos alerta con cuatro semanas de anticipacin para que nos preparemos a celebrar la Navidad, el nacimiento de Jess y, a la vez, para que, con el recuerdo de la primera venida de Dios hecho hombre al mundo estemos muy atentos a estas otras venidas del Seor.El Adviento es tiempo de preparacin y esperanza. Ven Seor y no tardes .Esta es su triple finalidad:- Recordar el pasado: Celebrar y contemplar el nacimiento de Jess en Beln. El Seor ya vino y naci en Beln. Esta fue su venida en la carne, lleno de humildad y pobreza. Vino como uno de nosotros, hombre entre los hombres. Esta fue su primera venida.- Vivir el presente: Se trata de vivir en el presente de nuestra vida diaria la "presencia de Jesucristo" en nosotros y, por nosotros, en el mundo. Vivir siempre vigilantes, caminando por los caminos del Seor, en la justicia y en el amor.- Preparar el futuro: Se trata de prepararnos para la Parusa o segunda venida de Jesucristo en la "majestad de su gloria". Entonces vendr como Seor y como Juez de todas las naciones, y premiar con el Cielo a los que han creido en l; vivido como hijos fieles del Padre y hermanos buenos de los dems. Esperamos su venida gloriosa que nos traer la salvacin y la vida eterna sin sufrimientos

NAVIDADExposicin dogmticaSi el tiempo de Adviento nos hace suspirar por el doble advenimiento del Hijo de Dios, el de Navidad, celebra el aniversario de su nacimiento en cuanto hombre, y por lo mismo nos prepara a su venida como Juez.Desde Navidad sigue la Iglesia paso a paso a Jesucristo en su obra Redentora, para que nuestras almas, aprovechndose de todas sus gracias que de todos los misterios de su vida fluyen, sean, como dice San pablo, la esposa sin mcula, sin arruga, santa e inmaculada, que podr presentar a Cristo a su Padre cuando vuelva a buscarnos al fin del mundo. Este momento, significado por el postrer domingo despus de Pentecosts, es el trmino de todas las fiestas del calendario cristiano.Al recorrer las pginas que el Misal y el Breviario dedican al tiempo de Navidad, se ve que estn especialmente consagradas a los misterios de la infancia de Cristo.La liturgia celebra la manifestacin al pueblo Judo (Natividad, 25 de Diciembre), y al gentil (Epifana, 6 de Enero) del gran Misterio de la Encarnacin, que consiste en la unin en Jess del Verbo, engendrado de la substancia del Padre antes que todos los siglos, con la humanidad, engendrada de la substancia de su Madre en el mundo. Y este Misterio se completa mediante la unin de nuestras almas con Cristo, el cual nos engendra a la vida divina. A todos cuantos le recibieron les dio poder de ser hijos de Dios. La afirmacin del triple nacimiento del Verbo, que recibe eternamente la naturaleza divina de su Padre, que eleva a S a la humanidad que le da en el tiempo la Virgen santsima y que se une en el transcurso de los siglos a nuestras almas, constituye la preocupacin de la Iglesia en esta poca.Nacimiento eterno del VerboDice San Pablo que Dios habita en una inaccesible luz y que precisamente, para darnos a conocer a su Padre baja Jess a la tierra. Nadie conoce al Padre si no es el Hijo, y aqul a quien agradare al Hijo revelarlo. As el Verbo hecho carne es la manifestacin de Dios al hombre.A travs de las encantadoras facciones de este Nio recin nacido, quiere la Iglesia que columbremos a la Divinidad misma, que por decirlo as, se ha tornado visible y palpable. Quien me ve, al Padre ve, deca Jess. Por el misterio de la Encarnacin del Verbo, aade el Prefacio de Navidad conocemos a Dios bajo una forma visible y, para asentar de una vez cmo la contemplacin del Verbo es el fundamento de la ascesis de este Tiempo, se echa mano de los pasos ms luminosos y profundos que hay en los escritos de los dos Apstoles S. Juan y S. Pablo, entrambos heraldos por excelencia de la Divinidad de Cristo.La esplndida liturgia de Navidad nos convida a postrarnos de hinojos con Mara y San Jos ante este Dios revestido de la humilde libertad de nuestra carne: Cristo nos ha nacido, venid adormosle; con toda la milicia celestial nos hace cantar Gloria a Dios; y con la sencilla comitiva pastoril nos manda alabar y glorificar a Dios; y por fin, nos asocia a la pomposa caravana de los Reyes Magos, para que con ellos nos hinquemos delante del Nio y le adoremosNacimiento temporal de la humanidad de JessCuando haya salido el sol en el cielo, veris al rey de los reyes, que procede de Padre, como esposo que sale del tlamo nupcial (Ant. Visp. Nav.). Y el Verbo se hizo carne, y habit entre nosotros.Ese Dios a quien adoramos es la divinidad unida a la humana naturaleza en todo lo que aqulla tiene de ms amable y de ms dbil, de modo que no nos deslumbre su luz, y podamos acercarnos a l sin pavor. El ABC de la vida espiritual consiste precisamente, en conocer los Misterios de la Infancia del Salvador y asimilarse su espritu. Por eso, durante algunas semanas contemplamos a Cristo en Beln, en Egipto y en Nazaret.Mara da al mundo su Hijo, y lo envuelve en paales, y le recuesta en el pesebre, y Jos rodea al Nio de sus cuidados paternales. Es su padre, no ya slo porque como esposo de la Virgen, tiene derechos en el Fruto de su vientre, sino tambin porque, como dice Bossuet, as como algunos adoptan hijos, as Jess adopt un padre.Por eso, los tres benditos nombres de Jess, de Mara y de Jos son como otras tanta preciosas perlas engastadas en los textos de la liturgia de Navidad: Mara madre de Jess, se haba desposado con Jos; Hallaron a Mara, a Jos y al Nio, Jos y Mara madre de Jess, Jos, toma al Nio y a su Madre Hijo mo! Tu padre y yo te andbamos buscando!Nacimiento espiritual del cuerpo mstico de JessPero dice Santo Toms que, si el Hijo de Dios se encarn, no fue tanto por l cuanto por hacernos dioses mediante su gracia. A la humanizacin de Dios debe corresponder la divinizacin del hombre. El Cristo total, aade S. Agustn, lo forman Jesucristo y los cristianos. l es cabeza y otros miembros. Con Jess nacemos siempre de un modo ms perfecto a la vida sobrenatural, porque el nacimiento de la cabeza es tambin el nacimiento del cuerpo.Que toda nuestra actividad no sea sino el resplandor de esa luz del Verbo, que envuelva a nuestras almas. Esa es la gracia propia del tiempo de Navidad, el cual tiene por fin ampliar la divina paternidad, a fin de que Dios Padre pueda decir, hablando de su Verbo encarnado y de todos nosotros: T eres mi Hijo; Yo te he engendrado hoy (Int.). Hincadas en tierras las rodillas, digamos con respeto aquellas palabras del Smbolo: Creo en Jesucristo I) que naci del Padre antes que los siglos todos; Dios de Dios, consubstancial al Padre; 2) que baj de los cielos y se hizo carne por obra y gracia del Espritu Santo en el seno de la Virgen Mara y se hizo hombre. 3) Creo en la Santa Iglesia, que ha nacido a la vida divina por el mismo Espritu Santo y por el bautismo.Exposicin histricaEl empadronamiento general que Csar Augusto mand hacer por los aos de 747-749 de Roma, oblig a Jos y a Mara a ir de Nazaret a Beln de Judea. Llegados a aquel lugar la Virgen Bendita dio al mundo a su hijo primognito. Aludiendo a una tradicin del siglo IV que coloca la cuna de Jess entre dos animales, la liturgia cita dos textos profticos uno de Isaas: El buey conoci a su amo y el asno el pesebre de su Seor (I, 3), y aqul de Habacuc: Seor, te manifestars en medio de dos animales (3,2).En los contornos de Beln, los pastores guardaban sus ganados, hasta que, avisados por el ngel, corrieron todos presurosos a la gruta. Qu es lo que han visto, dgannos? Quin es el que ha aparecido en la tierra? Y ellos responden: Hemos visto a un recin nacido y coros de ngeles que alababan al Seor: Aleluya, aleluya! Ocho das despus, el divino Infante fue circuncidado por Jos, y recibi el nombre de Jess, segn indicacin del ngel hecha a Jos y a Mara. Cuarenta das despus de haber Mara dado a luz a Jess se fue con l al Templo para ofrecer all el sacrificio prescrito por la Ley. Entonces vaticin Simen que Jess haba de salvar a su pueblo, y que una espada de dolor haba tambin de traspasar el corazn de su Madre.Tras del cortejo pastoril viene el de los magos, los cuales llegan del oriente a Jerusaln guiados por una estrella, Informados por los mismo prncipes de los sacerdotes, caminan hasta Beln, porque all es donde el Profeta Miqueas predijo haba nacer el Mesas. Y, en efecto, all se encontraron con el Nio y con Mara su Madre, y postrndose a sus plantas, le adoraron. Al regresar a sus tierras no pasaron por Jerusaln, segn en sueos se les haba advertido.Herodes, que les haba pedido le dijesen dnde estaba el nio recin nacido, vindose burlado por los Magos, se encoleriz sobremanera e hizo matar a todos los nios de Beln, creyendo deshacerse por medio de arte tan inhumano del nuevo rey de los judos en quien se tema un terrible competidor. Un ngel se apareci entonces en sueos a Jos, y le dijo que huyese a Egipto con Mara y con el Nio; y all vivieron los tres hasta la muerte de Herodes, porque entonces el ngel del Seor se les volvi a aparecer a Jos, mandndole regresar a la tierra de Israel. Mas sabiendo Jos que reinaba en Judea Arquealo en vez de Herodes su padre, como aquel era tambin perseguidor, temi por la vida del Nio, y as se retir a Galilea, al pueblecito de Nazaret.Los Padres de Jess le perdieron un da en Jerusaln, por las fiestas de Pascua cuando an slo tena doce aos; hasta que al cabo de tres das le encontraron entre los Doctores en el Templo. Vuelto a Nazaret creca en sabidura, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres; y de all fue de donde Jess sali para el Jordn cuando tena treinta aos, con nimo de hacerse bautizar por S. Juan, y ste, al verlo, declar a los judos que Jess era el Mesas deseado.Exposicin litrgicaEl tiempo de Navidad comienza por la Vigilia de esta fiesta; para el ciclo Temporal, termina en la octava de Epifana, o sea el 13 de Enero, y para el Santoral en la Purificacin de la Virgen Santsima (2 de Febrero).Se caracteriza por la inmensa dicha que el mundo siente de ver por fin a su Salvador. De ah que este Tiempo sea de gran regocijo para todo el pueblo. Con los ngeles, con los pastores, con los Magos sobre todo, primicias de los Gentiles andemos embargados de un intenso gozo y cantemos con la Iglesia un alegre Gloria in excelsis, ya que sus sacerdotes se revisten de blancos ornamentos, y el rgano recobra su voz melodiosa. Y esta alegra es tanto mayor cuanto que el nacimiento temporal de Jess es la prenda de nuestro nacimiento al cielo cuando vuelva a buscarnos al fin del mundo.Jess nace en medio de las tinieblas, figura de aquellas otras todava ms densas que oscurecan las almas. Cuando el mundo entero yaca sepultado en el silencio, y la noche haba andado la mitad de su carrera, tu Verbo todopoderoso, seor, baj de su regio trono. Por eso y por un privilegio especial se celebra en Navidad una misa a media noche, seguida de otra a la Aurora, y de una tercera ya en pleno da. Y es que, conforme lo hacen notar los SS. Padres, en el momento en que el sol ha llegado a lo ms bajo de su carrera y parece renacer, entonces renace tambin en el mundo el Sol de Justicia. Cristo nos naci cuando los das empiezan a crecer. La Fiesta de la Natividad el 25 de Diciembre, que corresponde a la fecha del 25 de Marzo, coincide con la fiesta que los pueblos paganos celebran en el solsticio de invierno, para honrar el nacimiento del sol. As cristianiz la Iglesia aquel rito gentil.La Misa de media noche se celebraba en Roma en la Baslica de Sta. Mara la Mayor, que representa a Beln, pues en ella se veneran algunos trocitos del pesebre del salvador, que fue reemplazado por una cuna de plata en la gruta misma en que Jess naci.

TIEMPO DE ADVIENTOEl adviento (latn: adventus Redemptoris, venida del Redentor) es el primer perodo del ao litrgico cristiano, que consiste en un tiempo de preparacin para el nacimiento de Cristo. Su duracin es de 21 a 28 das, dado que se celebran los cuatro domingos ms prximos a la festividad de Navidad. Los fieles lo consideran un tiempo de reflexin y de perdn.Marca el inicio del ao litrgico en casi todas las confesiones cristianas. Durante este periodo los feligreses se preparan para celebrar la conmemoracin del nacimiento de Jesucristo y para renovar la esperanza en la segunda Venida de Cristo Jess, al final de los tiempos, o Parusa .Durante el adviento, se coloca en las iglesias y tambin en algunos hogares una corona de ramas de pino, llamada corona de adviento, con cuatro velas, una por cada domingo de adviento. Hay una pequea tradicin de adviento: a cada una de esas cuatro velas se le asigna una virtud que hay que mejorar en esa semana, ejemplo: la primera, el amor; la segunda, la paz; la tercera, la tolerancia y la cuarta, la fe.Los domingos de adviento la familia o la comunidad se rene en torno a la corona de adviento. Luego, se lee la Biblia y alguna meditacin. La corona se puede llevar al templo para ser bendecida por el sacerdote.El adviento es el primer periodo del ao litrgico catlico, que consiste en un tiempo de preparacin para el nacimiento de Jess. Su duracin es de veintiuno a veintiocho das, dado que se celebran los cuatro domingos ms prximos a la festividad de Navidad. El adviento es el perodo que se encuentra en el comienzo del Ao Litrgico catlico y empieza cuatro domingos antes de Navidad. Dura, por lo tanto, cuarenta das, e incluye siempre exactamente cuatro domingos. El primer domingo de adviento, al marcar el da de comienzo del ao litrgico, es necesariamente el domingo siguiente al de la fiesta de Cristo Rey (que seala el ltimo domingo del ao litrgico). El primer domingo de adviento cae entre el 27 de noviembre y el 3 de diciembre. Venida de Cristo a la tierra; "Donde entendemos que muchas cosas del primer advenimiento estn puestas en sombra, (quiero decir) escondidas, cuyo cumplimiento se cumplir en el segundo adviento, porque el Apstol dice que Cristo nos resucit consigo y nos hizo asentar consigo en las cosas. El sentido del Adviento es avivar en los creyentes la espera del Seor. Se puede hablar de dos partes del Adviento:Primera ParteDesde el primer domingo al da 16 de diciembre, con marcado carcter escatolgico, mirando a la venida del Seor al final de los tiempos.

Segunda ParteDesde el 17 de diciembre al 24 de diciembre, es la llamada "Semana Santa" de la Navidad, y se orienta a preparar ms explcitamente la venida de Jesucristo en las historia, la Navidad.Las lecturas bblicas de este tiempo de Adviento estn tomadas sobre todo del profeta Isaas (primera lectura), tambin se recogen los pasajes ms profticos del Antiguo Testamento sealando la llegada del Mesas. Isaas, Juan Bautista y Mara de Nazaret son los modelos de creyentes que la Iglesias ofrece a los fieles para preparar la venida del Seor Jess. SimbolismoLa Iglesia prepara la Liturgia en este tiempo para lograr este fin. En la oracin oficial, el Breviario, en el Invitatorio de Maitines, llama a sus ministros a adorar "al Rey que viene, al Seor que se acerca", "al Seor que est cerca", " al que maana contemplaris su gloria". Como Primera Lectura del Oficio de Lectura introduce captulos del profeta Isaas, que hablan en trminos hirientes de la ingratitud de la casa de Israel, el hijo escogido que ha abandonado y olvidado a su Padre; que anuncian al Varn de Dolores herido por los pecados de su pueblo; que describen fielmente la pasin y muerte del Redentor que viene y su gloria final; que anuncian la congregacin de los Gentiles en torno al Monte Santo. La Segunda Lectura del Oficio de Lectura en tres Domingos estn tomadas de la octava homila del Papa San Len (440-461) sobre el ayuno y la limosna como preparacin para la venida del Seor, y en uno de los Domingos (el segundo) del comentario de San Jernimo sobre Isaas 11:1, cuyo texto l interpreta referido a Santa Mara Virgen como "el renuevo del tronco de Jes". En los himnos del tiempo encontramos alabanzas a la venida de Cristo como Redentor, el Creador del universo, combinados con splicas al juez del mundo que viene para protegernos del enemigo. Similares ideas son expresadas los ltimos siete das anteriores a la Vigilia de Navidad en las antfonas del Magnficat. En ellas, la Iglesia pide a la Sabidura Divina que nos muestre el camino de la salvacin; a la Llave de David que nos libre de la cautividad; al Sol que nace de lo alto que venga a iluminar nuestras tinieblas y sombras de muerte, etc. En las Misas es mostrada la intencin de la Iglesia en la eleccin de las Epstolas y Evangelios. En las Epstolas se exhorta al creyente para que, dada la cercana del Redentor , deje las actividades de las tinieblas y se pertreche con las armas de la luz; que se conduzca como en pleno da, con dignidad, y vestido del Seor Jesucristo; muestra como las naciones son llamadas a alabar el nombre del Seor; invita a estar alegres en la cercana del Seor, de manera que la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodie los corazones y pensamientos en Cristo Jess; exhorta a no juzgar, a dejar que venga el Seor, que manifestar los secretos escondidos en los corazones. En los Evangelios la Iglesia habla del Seor que viene en su gloria; de Aquel en el que, y a travs del que, las profecas son cumplidas; del Gua Eterno en medio de los Judos; de la voz en el desierto, "Preparad el camino del Seor". La Iglesia en su Liturgia nos devuelve en espritu al tiempo anterior a la encarnacin del Hijo de Dios, como si an no hubiera tenido lugar. El Cardinal Wiseman ha dicho:Estamos no slo exhortados a sacar provecho del bendito acontecimiento, sino a suspirar diariamente como nuestros antiguos Padres, "Cielos, destilad el roco; nubes, derramad al Justo: brase la tierra y brote la salvacin." Las Colectas en tres de los cuatro Domingos de este tiempo empiezan con las palabras, "Seor, muestra tu poder y ven" - como si el temor a nuestras iniquidades previniera su nacimiento. Duracin y RitualTodos los das de Adviento debe celebrarse el Oficio y Misa del Domingo o Feria correspondiente, o al menos debe ser hecha una Conmemoracin de los mismos, independientemente del grado de la fiesta celebrada. En el Oficio Divino el Te Deum, jubiloso himno de alabanza y accin de gracias, se omite; en la Misa el Gloria in excelsis no se dice. El Aleluya, sin embargo, se mantiene. Durante este tiempo no puede hacerse la solemnizacin del matrimonio (Misa y Bendicin Nupcial); incluyendo en la prohibicin la fiesta de la Epifana. El celebrante y los ministros consagrados usan vestiduras violetas. El dicono y subdicono en la Misa, en lugar de las dalmticas usadas normalmente, llevan casullas plegadas. El subdicono se la quita durante la lectura de la Epstola, y el dicono la cambia por otra, o por una estola ms ancha, puesta sobre el hombro izquierdo entre el canto del Evangelio y la Comunin. Se hace una excepcin en el tercer Domingo (Domingo Gaudete), en el que las vestiduras pueden ser rosa, o de un violeta enriquecido; los ministros consagrados pueden en este Domingo vestir dalmticas, que tambin pueden ser usadas en la Vigilia de la Navidad, aunque fuera en el cuarto Domingo de Adviento. El Papa Inocencio III (1198-1216) estableci el negro como el color a ser usado durante el Adviento, pero el violeta ya estaba en uso al final del siglo trece. Binterim dice que haba tambin una ley por la que las pinturas deban ser cubiertas durante el Adviento. Las flores y las reliquias de Santos no deban colocarse sobre los altares durante el Oficio y las Misas de este tiempo, excepto en el tercer domingo; y la misma prohibicin y excepcin exista relacionada con el uso del rgano. La idea popular de que las cuatro semanas de Adviento simbolizan los cuatro mil aos de tinieblas en las que el mundo estaba envuelto antes de la venida de Cristo no encuentra confirmacin en la Liturgia. Origen HistricoNo se puede determinar con exactitud cuando fue por primera vez introducida en la Iglesia la celebracin del Adviento. La preparacin para la fiesta de la Navidad no debi ser anterior a la existencia de la misma fiesta, y de sta no encontramos evidencia antes del final del siglo cuarto cuando, de acuerdo con Duchesne [Christian Worship (London, 1904), 260], era celebrada en toda la Iglesia, por algunos el 25 de Diciembre, por otros el 6 de Enero. De tal preparacin leemos en las Actas de un snodo de Zaragoza en el 380, cuyo cuarto canon prescribe que desde el diecisiete de Diciembre hasta la fiesta de la Epifana nadie debiera permitirse la ausencia de la iglesia. Tenemos dos homilas de San Mximo, Obispo de Turn (415-466), intituladas "In Adventu Domini", pero no hacen referencia a ningn tiempo especial. El ttulo puede ser la adicin de un copista. Existen algunas homilas, probablemente la mayor parte de San Cesreo, Obispo de Arls (502-542), en las que encontramos mencin de una preparacin antes de la Navidad; todava, a juzgar por el contexto, no parece que exista ninguna ley general sobre la materia. Un snodo desarrollado (581) en Mcon, en la Galia, en su canon noveno ordena que desde el once de Noviembre hasta la Navidad el Sacrificio sea ofrecido de acuerdo al rito Cuaresmal los lunes, mircoles, y viernes de la semana. El Sacramentario Gelasiano anota cinco domingos para el tiempo; estos cinco eran reducidos a cuatro por el Papa San Gregorio VII (1073-85). La coleccin de homilas de San Gregorio el Grande (590-604) empieza con un sermn para el segundo Domingo de Adviento. En el 650 el Adviento era celebrado en Espaa con cinco domingos. Varios snodos hicieron cnones sobre los ayunos a observar durante este tiempo, algunos empezaban el once de Noviembre, otros el quince, y otros con el equinoccio de otoo. Otros snodos prohiban la celebracin del matrimonio. En la Iglesia Griega no encontramos documentos sobre la observancia del Adviento hasta el siglo octavo. San Teodoro el Estudita (m. 826), que habl de las fiestas y ayunos celebrados comnmente por los griegos, no hace mencin de este tiempo. En el siglo octavo encontramos que, desde el 15 Noviembre a la Navidad, es observado no como una celebracin litrgica, sino como un tiempo de ayuno y abstinencia que, de acuerdo a Goar, fue posteriormente reducido a siete das. Pero un concilio de los Rutenianos (1720) ordenaba el ayuno de acuerdo a la vieja regla desde el quince de Noviembre. Esta es la regla al menos para algunos de los griegos. De manera similar, los ritos Ambrosiano y mozrabe no tienen liturgia especial para el Adviento, sino slo el ayuno.

LOS PERSONAJES DEL TIEMPO DE ADVIENTO + Isaas: figura de espera por la Salvacin + Juan Bautista: figura de preparacin + Mara: Virgen de la esperanza y Madre del Salvador1.-LA FIGURA DE LA ESPERA: ISAASLa eleccin de las lecturas de Adviento nos ha puesto en frecuente contacto con Isaas. Conviene reflexionar un poco sobre su personalidad. Los textos evanglicos no dicen nada de la personalidad del profeta Isaas, pero le citan. Incluso podemos decir que, a menudo, se le adivina presente en el pensamiento y hasta en las palabras de Cristo. Es el profeta por excelencia del tiempo de la espera; est asombrosamente cercano, es de los nuestros, de hoy. Lo est por su deseo de liberacin, su deseo de lo absoluto de Dios; lo es en la lgica bravura de toda su vida que es lucha y combate; lo es hasta en su arte literario, en el que nuestro siglo vuelve a encontrar su gusto por la imagen desnuda pero fuerte hasta la crudeza. Es uno de esos violentos a los que les es prometido por Cristo el Reino.Todo debe ceder ante este visionario, emocionado por el esplendor futuro del Reino de Dios que se inaugura con la venida de un Prncipe de paz y justicia. Encontramos en Isaas ese poder tranquilo e inquebrantable del que est posedo por el Espritu que anuncia, sin otra alternativa y como pesndole lo que le dicta el Seor.

El profeta apenas es conocido por otra cosa que sus obras, pero stas son tan caractersticas que a travs de ellas podemos adivinar y amar su persona. Sorprendente proximidad de esta gran figura del siglo VIII antes de Cristo, que sentimos en medio de nosotros, cotidianamente, dominndonos desde su altura espiritual.Isaas vivi en una poca de esplendor y prosperidad. Rara vez los reinos de Jud y Samaria haban conocido tal optimismo y su posicin poltica les permite ambiciosos sueos. Su religiosidad atribuye a Dios su fortuna poltica y su religin espera de l nuevos xitos. En medio de este frgil paraso, Isaas va a erguirse valerosamente y a cumplir con su misin: mostrar a su pueblo la ruina que le espera por su negligencia. Perteneciente sin duda a la aristocracia de Jerusaln, alimentado por la literatura de sus predecesores, sobre todo Ams y Oseas, Isaas prev como ellos, inspirado por su Dios, lo que ser la historia de su pas. Superando la situacin presente en la que se entremezclan cobardas y compromisos, ve el castigo futuro que enderezar los caminos tortuosos. Lodts escribe de los profetas: "Creyendo quiz reclamar una vuelta atrs, exigan un salto hacia adelante. Estos reaccionarios eran, al mismo tiempo, revolucionarios". As las cosas, Isaas fue arrebatado por el Seor "el ao de la muerte del rey Ozas", hacia el ao 740, cuando estaba en el templo, con los labios purificados por una brasa trada por un serafn (Is 6, 113). A partir de este momento, Isaas ya no se pertenece. No porque sea un simple instrumento pasivo en las manos de Yahv; al contrario, todo su dinamismo va a ponerse al servicio de su Dios, convirtindose en su mensajero. Mensajero terrible que anuncia el despojo de Israel al que slo le quedar un pequeo soplo de vida. Los comienzos de la obra de Isaas, que originarn la leyenda del buey y del asno del pesebre, marcan su pensamiento y su papel. Yahv lo es todo para Israel, pero Israel, ms estpido que el buey que conoce a su dueo, ignora a su Dios (Is 1, 2-3).La Doncella va a dar a LuzPero Isaas no se aislar en el papel de predicador moralizante. Y as se convierte para siempre en el gran anunciador de la Parusa, de la venida de Yahv. As como Ams se haba levantado contra la sed de dominacin que avivaba la brillante situacin de Jud y Samaria en el siglo VIII, Isaas predice los cataclismos que se desencadenarn en el da de Yahv (Is 2, 1-17). Ese da ser para Israel el da del juicio. Para Isaas, como ms tarde para San Pablo y San Juan, la venida del Seor lleva consigo el triunfo de la justicia. Por otra parte, los captulos 7 al 11 nos van a describir al Prncipe que gobernar en la paz y la justicia (ls 7, 10-17).Es fundamental familiarizarse con el doble sentido de este texto. A aquel que no entre en la realidad ambivalente que comunica, le ser totalmente imposible comprender la Escritura, incluso ciertos pasajes del Evangelio, y vivir plenamente la liturgia. En efecto, en el evangelio del primer domingo de Adviento sobre el fin del mundo y la Parusa, los dos significados del Adviento dejan constancia de ese fenmeno propiamente bblico en el que una doble realidad se significa por un mismo y nico acontecimiento. El reino de Jud va a pasar por la devastacin y la ruina.El nacimiento de Emmanuel, "Dios con nosotros", reconfortar a un reino dividido por el cisma de diez tribus. El anuncio de este nacimiento promete, pues, a los contemporneos de Isaas y a los oyentes de su orculo, la supervivencia del reino, a pesar del cisma y la devastacin. Prncipe y profeta, ese nio salvar por s mismo a su pas.La Edad de OroPero, por otra parte, la presentacin literaria del orculo y el modo de insistir Isaas en el carcter liberador de este nio, cuyo nacimiento y juventud son dramticos, hacen presentir que el profeta ve en este nio la salvacin del mundo. Isaas subraya en sus ulteriores profecas los rasgos caractersticos del Mesas. Aqu se contenta con apuntarlos y se reserva para ms tarde el tratarlos uno a uno y modelarlos. El profeta describe as a este rey justo: (Is 11, 1-9).Ezequas va a subir al trono y este poema se escribe para l. Pero, cmo un hombre frgil puede reunir en s tan eminentes cualidades? No vislumbra Isaas al Mesas a travs de Ezequas? La Iglesia lo entiende as y hace leer este pasaje, sobre la llegada del justo, en los maitines del segundo domingo de Adviento. En el captulo segundo de su obra, hemos visto a Isaas anunciando una Parusa que a la vez ser un juicio. En el captulo 13, describe la cada de Babilonia tomada por Ciro. Y de nuevo, se nos invita a superar este acontecimiento histrico para ver la venida de Yahv en su "da". La descripcin de los cataclismos que se producirn la tomar Joel y la volveremos a encontrar en el Apocalipsis (Is 13, 9-ll).Esta venida de Yahv aplastar a aquel que haya querido igualarse a Dios. El Apocalipsis de Juan tomar parecidas imgenes para describir la derrota del diablo (cap. 14).En los maitines del 4. domingo de Adviento, volvemos a encontrarle en el momento que describe el advenimiento de Yahv: "La tierra abrasada se trocar en estanque, y el pas rido en manantial de aguas" (35, 7). Se reconoce el tema de la maldicin de la creacin en el Gnesis. Pero vuelve Yahv que va a reconstruir el mundo. Al mismo tiempo, Isaas profetiza la accin curativa de Jess que anuncia el Reino: "Los ciegos ven, los cojos andan", signo que Juan Bautista toma de este poema de Isaas (35, 5-6).Podramos sintetizar toda la obra del profeta reducindola a dos objetivos:El primero, llegar a la situacin presente, histrica, y remediarla luchando. El segundo, describir un futuro mesinico ms lejano, una restauracin del mundo. As vemos a Isaas como un enviado de su Dios al que ha visto cara a cara. El profeta no cesa de hablar de l en cada lnea de su obra. Y, sin embargo, en sus descripciones se distingue por mostrar cmo Yahv es el Santo y, por lo tanto, el impenetrable, el separado, Aquel que no se deja conocer. O, ms bien, se le conoce por sus obras que, ante todo, es la justicia. Para restablecerla, Yahv interviene continuamente en la marcha del mundo.2.-LA FIGURA DE LA PREPARACIN: JUAN BAUTISTAIsaas est presente en Juan Bautista, como Juan Bautista est presente en aqul al que ha preparado el camino y que dir de l: "No ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista". San Lucas nos cuenta con detalle el anuncio del nacimiento de Juan (Lc 1, 5-25).Esta extraa entrada en escena de un ser que se convertir en uno de los ms importantes jalones de la realizacin de los planes divinos es muy del estilo del Antiguo Testamento. Todos los seres vivos deban ser destruidos por el diluvio, pero No v los suyos fueron salvados en el arca. Isaac nace de Sara, demasiado anciana para dar a luz. David, joven y sin tcnica de combate, derriba a Goliat. Moiss, futuro gua del pueblo de Israel, es encontrado en una cesta (designada en hebreo con la misma palabra que el arca) y salvado de la muerte. De esta manera, Dios quiere subrayar que l mismo toma la iniciativa de la salvacin de su pueblo.El anuncio del nacimiento de Juan es solemne. Se realiza en el marco litrgico del templo. Desde la designacin del nombre del nio, "Juan", que significa "Yahv es favorable", todo es concreta preparacin divina del instrumento que el Seor ha elegidoSu llegada no pasar desapercibida y muchos se gozarn en su nacimiento (Lc 1, 14); se abstendr de vino y bebidas embriagantes, ser un nio consagrado y, como lo prescribe el libro de los Nmeros (6, 1), no beber vino ni licor fermentado. Juan es ya signo de su vocacin de asceta. El Espritu habita en l desde el seno de su madre. A su vocacin de asceta se une la de gua de su pueblo (Lc 1, 17).Preceder al Mesas, papel que Malaquas (3, 23) atribua a Elas. Su circuncisin, hecho caracterstico, muestra tambin la eleccin divina: nadie en su parentela lleva el nombre de Juan (Lc 1, 61), pero el Seor quiere que se le llame as cambiando las costumbres. El Seor es quien le ha elegido, es l quien dirige todo y gua a su pueblo.Benedictus Deus IsraeleiEl nacimiento de Juan es motivo de un admirable poema que, a la vez, es accin de gracias y descripcin del futuro papel del nio. Este poema lo canta la Iglesia cada da al final de los Laudes reavivando su accin de gracias por la salvacin que Dios le ha dado y en reconocimiento porque Juan sigue mostrndole "el camino de la paz".Juan Bautista es el signo de la irrupcin de Dios en su pueblo. El Seor le visita, le libra, realiza la alianza que haba prometido. El papel del precursor es muy preciso: prepara los caminos del Seor (Is 40, 3), da a su pueblo el "conocimiento de la salvacin. Todo el afn especulativo y contemplativo de Israel es conocer la salvacin, las maravillas del designio de Dios sobre su pueblo. El conocimiento de esa salvacin provoca en l la accin de gracias, la bendicin, la proclamacin de los beneficios de Dios que se expresa por el "Bendito sea el Seor, Dios de Israel". Esta es la forma tradicional de oracin de accin de gracias que admira los designios de Dios. Con estos mismos trminos el servidor de Abrahn bendice a Yahv (Gen 24, 26). As tambin se expresa Jetr, suegro de Moiss, reaccionando ante el relato admirable de lo que Yahv haba hecho para librar a Israel de los egipcios (Ex 18, 10). La salvacin es la remisin de los pecados, obra de la misericordiosa ternura de nuestro Dios (Lc 1, 77-78).Juan deber, pues, anunciar un bautismo en el Espritu para remisin de los pecados. Pero este bautismo no tendr slo este efecto negativo. Ser iluminacin. La misericordiosa ternura de Dios enviar al Mesas que, segn dos pasajes de Isaas (9, 1 y 42, 7), recogidos por Cristo (Jn 8, 12), "iluminar a los que se hallan sentados en tinieblas y sombras de muerte" (Lc 1, 79).El papel de Juan, "allanar el camino del Seor". l lo sabe y se designa a s mismo, refirindose a Isaas (40, 3), como la voz que clama en el desierto: "Allanad el camino del Seor". Ms positivamente todava, deber mostrar a aquel que est en medio de los hombres, pero que stos no le conocen (Jn 1, 26) y a quien llama, cuando le ve venir: "Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Jn 1, 29).Juan corresponde y quiere corresponder a lo que se ha dicho y previsto sobre l. Debe dar testimonio de la presencia del Mesas. El modo de llamarle indica ya lo que el Mesas representa para l: es el "Cordero de Dios".El Levtico, en el captulo 14, describe la inmolacin del cordero en expiacin por la impureza legal. Al leer este pasaje, Juan el evangelista piensa en el servidor de Yahv, descrito por Isaas en el captulo 53, que lleva sobre s los pecados de Israel. Juan Bautista, al mostrar a Cristo a sus discpulos, le ve como la verdadera Pascua que supera la del xodo (12, 1) y de la que el universo obtendr la salvacin. Toda la grandeza de Juan Bautista le viene de su humildad y ocultamiento: "Es preciso que l crezca v que yo disminuya" (Jn 3,30).Todos vern la salvacin de Dios

El sentido exacto de su papel, su voluntad de ocultamiento, han hecho del Bautista una figura siempre actual a travs de los siglos. No se puede hablar de l sin hablar de Cristo, pero la Iglesia no recuerda nunca la venida de Cristo sin recordar al Precursor. No slo el Precursor est unido a la venida de Cristo, sino tambin a su obra, que anuncia: la redencin del mundo y su reconstruccin hasta la Parusa. Cada ao la Iglesia nos hace actual el testimonio de Juan y de su actitud frente a su mensaje. De este modo, Juan est siempre presente durante la liturgia de Adviento. En realidad, su ejemplo debe permanecer constantemente ante los ojos de la Iglesia. La Iglesia, y cada uno de nosotros en ella, tiene como misin preparar los caminos del Seor, anunciar la Buena Noticia. Pero recibirla exige la conversin. Entrar en contacto con Cristo supone el desprendimiento de uno mismo. Sin esta ascesis, Cristo puede estar en medio de nosotros sin ser reconocido (Jn l, 26).Como Juan, la Iglesia y sus fieles tienen el deber de no hacer pantalla a la luz, sino de dar testimonio de ella (Jn 1, 7). La esposa, la Iglesia, debe ceder el puesto al Esposo. Ella es testimonio y debe ocultarse ante aquel a quien testimonia. Papel difcil el estar presente ante el mundo, firmemente presente hasta el martirio. Como Juan, sin impulsar una "institucin" en vez de impulsar la persona de Cristo. Papel misionero siempre difcil el de anunciar la Buena Noticia y no una raza, una civilizacin, una cultura o un pas: "Es preciso que l crezca v que yo disminuya" (Jn 3, 30). Anunciar la Buena Noticia y no una determinada espiritualidad, una determinada orden religiosa, una determinada accin catlica especializada; como Juan, mostrar a sus propios discpulos donde est para ellos el "Cordero de Dios" y no acapararlos como si furamos nosotros la luz que les va a iluminar. Esta debe ser una leccin siempre presente y necesaria, as como tambin la de la ascesis del desierto y la del recogimiento en el amor para dar mejor testimonio.Preparar los caminos del Seor, anunciar la Buena Noticia, es el papel de Juan y el que nos exhorta a que nosotros desempeemos. Hoy, este papel no es ms sencillo que en los tiempos de Juan y nos incumbe a cada uno de nosotros.El martirio de Juan tuvo su origen en la franca honestidad con que denunci el pecado. Juan Bautista anunci al Cordero de Dios. Fue el primero que llam as a Cristo. Citemos aqu el bello Prefacio introducido en nuestra liturgia para la fiesta del martirio de San Juan Bautista, que resume admirablemente su vida y su papel:"Porque l salt de alegra en el vientre de su madre, al llegar el Salvador de los hombres, y su nacimiento fue motivo de gozo para muchos. El fue escogido entre todos los profetas para mostrar a las gentes al Cordero que quita el pecado del mundo. El bautiz en el Jordn al autor del bautismo, y el agua viva tiene desde entonces poder de salvacin para los hombres. Y l dio, por fin, su sangre como supremo testimonio por el nombre de Cristo".3. LA FIGURA DE LA ESPERANZA: VIRGEN MARALa primera venida del Seor se realiz gracias a ella. Y, por ello, todas las generaciones le llamamos Bienaventurada. Hoy, que preparamos, cada ao, una nueva venida, los ojos de la Iglesia se vuelven a ella, para aprender, con estremecimiento y humildad agradecida, cmo se espera y cmo se prepara la venida del Emmanuel: del Dios con nosotros. Ms an, para aprender tambin cmo se da al mundo el Salvador.Sobre el papel de la Virgen Mara en la venida del Seor, la liturgia del Adviento ofrece dos sntesis, en los prefacios II y IV de este tiempo:"...Cristo Seor nuestro, a quien todos los profetas anunciaron, la Virgen esper con inefable amor de Madre, Juan lo proclam ya prximo y seal despus entre los hombres. El mismo Seor nos concede ahora prepararnos con alegra al Misterio de su Nacimiento, para encontrarnos as, cuando llegue, velando en oracin y cantando su alabanza".La Virgen Inmaculada fue y sigue siendo el personaje de los personajes del Adviento: de la venida del Seor. Por eso, cada da, durante el Adviento, se evoca, se agradece, se canta, se glorifica y enaltece a aquella que fue la que accedi libremente a ser la madre de nuestro Salvador "el Mesas, el Seor" (Lc 2,11).Entresaco tres textos de los tantos que uno se encuentra en honor de la Bienaventurada Madre de Dios, en todo este Misterio preparado y realizado. Son de la solemnidad de santa Mara Madre de Dios:"Qu admirable intercambio! El Creador del gnero humano, tomando cuerpo y alma, nace de una virgen y, hecho hombre sin concurso de varn, nos da parte en su divinidad" (antfona de las primeras Vsperas)."La Madre ha dado a luz al Rey, cuyo nombre es eterno; la que lo ha engendrado tiene al mismo tiempo el gozo de la maternidad y la gloria de la virginidad: un prodigio tal no se ha visto nunca, ni se ver de nuevo. Aleluya" (antfona de Laudes).A partir de la segunda parte del Adviento, la preponderancia de la Madre Inmaculada es tan grande, que ella aparece como el centro del Misterio preparado e iniciado. As las lecturas evanglicas del IV Domingo, en los tres ciclos, estn dedicadas a Mara. Y en las misas propias de los das 17 al 24, correspondientes a las antfonas de la O, todo gira alrededor de ella. Y con razn.En las vsperas del primer domingo de Adviento, la antfona del Magnificat est tomada del evangelio de la anunciacin: "No temas, Mara, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirs en tu seno y dars a luz un hijo".El lunes de esta primera semana, en las vsperas, la antfona del Magnficat ser: "El ngel del Seor anunci a Mara y concibi por obra del Espritu Santo".En las vsperas del jueves se canta: "Bendita t entre las mujeres". En las vsperas del segundo domingo de Adviento: "Dichosa t, Mara, que has credo, porque lo que te ha dicho el Seor se cumplir". En los laudes del mircoles hay una lectura tomada del captulo 7 de Isaas: "Mirad: la Virgen ha concebido y dar a luz un hijo, y le pondr por nombre Emmanuel...". El responsorio del viernes despus de la segunda lectura del oficio, est tomado del evangelio de la anunciacin en Lc 1, 26, etc. Y podramos continuar con una larga enumeracin. Esta enumeracin interesa porque muestra cmo la presencia de la Virgen es constante en los Oficios de Adviento, as como en el recuerdo de la primera venida de su Hijo y en la tensin de su vuelta al final de los tiempos.