Módulo TresEl surrealismo en el cine

El Surrealismo en el cine

El cine surrealista estaba directamente vinculado con el surrealismo literario y pictórico. la palabra "surrealista" fue empleada por primera vez por Guillaume Apollinaire para calificar a una obra extrañamente burlesca, en 1917.

Pero es en 1924 que se publica el Manifiesto Surrealista de André Bretón, que vincula a este concepto con la esfera del sueño, del inconsciente y de lo espontáneo e impulsivo.

El surrealismo como tendencia artística aparece, análogamente al futurismo italiano, mediante la publicación programática de un grupo de pactos que se rebelan en contra del racionalismo de las convenciones artísticas formales.

El surrealismo ha sido definido como automatismo puro, psíquico, por el que se intenta expresar, ya sea oralmente, por escrito o de cualquier otro modo, el proceso real del pensamiento sin ningún tipo de control de la razón, y fuera de todo planteamiento estético o ético.

André Bretón y Luis Aragón, encabezaron en París, desde 1910 este movimiento que había sido preparado por el Dadaísmo y el Futurismo.

El surrealismo partió de dos nombres determinantes: Carlos Marx y Freud. El primero como teórico de la libertad social, y el segundo como teórico de la libertad individual.

El Propio Bretón, en una entrevista realizada en 1935, fundamenta dos orígenes del movimiento:

"Nosotros proclamamos hace tiempo nuestra adhesión al materialismo dialéctico, todas cuyas tesis hacemos nuestras; primacía de la materia sobre el pensamiento, adopción de la dialéctica hegeliana como ciencia de las leyes generales del movimiento, tanto del mundo exterior como del pensamiento humano, concepción materialista de la historia... necesidad de la revolución social como término del antagonismo que se declara, en una determinada etapa de su desarrollo, entre las fuerzas productivas materiales de la sociedad y las relaciones de producción existentes (lucha de clases).

De la psicología contemporánea, el surrealismo considera esencialmente lo que tiende a dar una base científica a las investigaciones sobre el origen y las mutaciones de las imágenes ideológicas. En este sentido, el surrealismo ha atribuido una particular importancia a la psicología del proceso del sueño, tal como Freud lo ha explicado". (Tomado de Las vanguardias artísticas del siglo XX).

De este modo, el pensamiento surrealista encontró en las investigaciones de Sigmund Freud, que es, como sabemos, el primero en aceptar las imágenes del sueño y las obsesiones patológicas como elementos válidos y serios de la

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realidad psíquica del hombre, una base científica, al mismo tiempo que fijaron una posición política, al asumir el materialismo dialéctico como método de análisis para los fenómenos sociales.

"El poeta futuro, escribiría Bretón, superará la idea deprimente del irreparable divorcio entre la acción y los sueños".

El surrealismo dirige su atención a la capacidad artística gráfica o verbal de los enfermos mentales, entre los que Bretón cree encontrar una "reserva de salud moral" en el sentido de manifestación genuina e impulsiva de la sensibilidad.

En 1922, André Bretón dirige en París Litterature, que es el órgano de publicación dadaísta y en el que participan Man Ray, Tristán Tzara y Francis Picabia.

En 1924, cuando se publica el primer manifiesto surrealista, el mismo es apoyado por literatos y pintores como Marcel Duchamp y Max Ernst.

Estas personalidades artísticas tan heterogéneas, de diferentes países, se encuentran en el frente común de una oposición contra el cultivo convencional de la estética formal.

Se orientan a buscar una nueva tipología del ser humano centrada en lo individual: la crisis de la conciencia moral e intelectual en su sentido más amplio. Según Bretón, las polaridades vida - muerte; realidad - ficción; pasado - futuro; lo decible - lo indecible; construcción - destrucción, no son contradicciones incompatibles.

Los surrealistas piensan que estas contradicciones que siempre habían sido consideradas por el arte según las condiciones dominantes en la sociedad, como estructuras estrictamente separadas o antagónicas, están presentes en la psique del individuo como unidad orgánica e impulso vital.

De ahí el concepto de que el mundo exterior no puede servir de modelo para el producto artístico, sino por el contrario el modelo debe ser el mundo interior. Bretón fomenta la renuncia intencionada del artista surrealista al control de la razón y proclama el libre juego de estímulos de lo real y lo imaginario, lo racional y lo irracional.

Los surrealistas rechazaban la sociedad burguesa y sus valores e instituciones, que consideraron hipócritas. Ponían en discusión el matrimonio, la familia, la religión, el ejército, el Estado, ya que todas estas instituciones reprimían los deseos más profundos del ser humano.

Mientras que el dadaísmo, un movimiento con muchos enfoques comunes con el surrealismo, pero con aspectos diferenciados desde una perspectiva nihilista, consideró que no existía alternativa posible, los surrealistas mantuvieron una postura combativa contra la cultura burguesa.

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Desde esta visión del mundo, algunos surrealistas fueron acercándose a las posiciones de la Revolución Rusa y, hacia 1927, Bretón, Aragón y Paul Eluard, entre otros, se afiliaron al Partido Comunista (años después fueron expulsados por mantener posiciones críticas).

El movimiento surrealista luchó en dos campos diferentes pero relacionados entre sí: el campo de la política, y el del arte. Hay que señalar que los surrealistas rechazaron las acciones puramente propagandísticas, así como cualquier manifestación artística que no contuviera en sí misma un germen revolucionario y trasgresor.

El aporte del surrealismo al lenguaje cinematográfico fue intenso pero reducido en cuanto a su producción.

Los filmes de este período que se consideraron surrealistas son: La Coquielle et le Clergyman (1926), de Germaine Duloc (basado en un texto de A. Artaud); Un perro andaluz (1928) y La edad de oro (1930), de Luis Buñuel.

No obstante, la influencia del surrealismo estará presente en fragmentos de innumerables filmes, aunque se les considere formando parte de otros movimientos artísticos.

El cine surrealista es abiertamente antinarrativo, "....ataca la propia causalidad. Si hay que combatir la racionalidad, las conexiones causales entre los hechos deben desaparecer", señala Bardwell, quién además comenta algunos ejemplos del cine surrealista.

En Un perro andaluz (1928), de Dalí y Buñuel, el héroe arrastra dos pianos repletos de asnos muertos, por un salón. O el famoso corte del globo ocular a una mujer que no protesta.

En La edad de oro (1930), de Buñuel, una mujer comienza a chupar los dedos de los pies de una estatua.

Al igual que El año pasado en Marienbad (1961), de Alain Resnais (escrita por Alain Robbe-Grillet), muchas películas surrealistas nos impiden descubrir una lógica narrativa que simplemente no existe. "La causalidad es tan evasiva como un sueño".

En una película impresionista estos hechos aparecerían como sueños o alucinaciones de un personaje, pero en el surrealismo la psicología de los personajes es inexistente.

Tópicos como el deseo y el éxtasis sexual, la violencia, la blasfemia, un humor estrafalario, caracterizan las imágenes del cine surrealista.

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La intención era que la forma libre de la película despertara los impulsos más profundos del espectador. Buñuel denominó a Un perro andaluz, "...un apasionado llamamiento al asesinato".

El estilo del cine surrealista es ecléctico. La puesta en escena a menudo se corresponde con el concepto pictórico del surrealismo (Dalí, De Chirico, Max Ernst, Klee, Miró, Picasso, Man Ray, Duchamp y Picabia).

Las hormigas de Un perro andaluz proceden de pinturas de Dalí.

El montaje surrealista es una amalgama de algunos recursos impresionistas (encadenados y sobreimpresiones), y algunos recursos del cine dominante, montaje continuo (efecto Kulechev).

Por otra parte también utilizan el montaje discontinuo para fracturar cualquier lógica espacio - temporal. En conjunto, el estilo cinematográfico surrealista se niega a canonizar cualquier recurso concreto, ya que ordenaría lo que debería ser "un libre flujo del pensamiento".

Una de las características interesantes a destacar de los surrealistas, fue su amor por el cine, no sólo por su analogía con los sueños, sino también por la creatividad de sus artistas. Admiraban a Charles Chaplin y las comedias de humor por considerar que sus personajes estaban movidos por la trasgresión a las convenciones sociales.

Al mismo tiempo, se sentían atraídos por los filmes relacionados con las fuerzas ocultas y misteriosas, como Nosferatu (1922), de Murnau.

Algunos teóricos y críticos han señalado (Mitry entre ellos) que el surrealismo adoleció de una herencia literaria y que ésta es la principal razón de que, salvo excepciones, no haya conseguido expresar una imagen audiovisual de acuerdo a sus objetivos programáticos.

Mitry, por ejemplo, señala que es posible encontrar una impronta surrealista en los filmes de Mack Sennet o de Buster Keaton, y desde esta óptica los filmes de los hermanos Marx, donde hay una fuerte tendencia transgresiva y surrealista.

A pesar de su escasa producción fílmica, el surrealismo tuvo una notable incidencia en su época.

En 1930 un comando integrado por la liga anti-judía y la liga de los patriotas, irrumpió en el Studio 28 de París e interrumpió en forma violenta la representación de La edad de oro, de Luis Buñuel. Se destrozaron cuadros de pintores como Dalí, Man Ray, Miró, Max Ernst.

La prensa estuvo a favor de estas acciones y se mostró a favor de las "instituciones", al considerar que debía ponerse freno a tanto escándalo. Sólo recibieron el apoyo de L'Humanité y de algunos intelectuales, entre ellos Henry

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Miller, que al reflexionar sobre esta película señaló que era un fiel espejo de "la locura de la civilización".

Desde el punto de vista formal, los surrealistas aportaron algunos elementos que serían retomados en los discursos de los nuevos cines, entre ellos la Nouvelle vague. La ruptura de la cadena situación - acción - situación, base del discurso clásico de Hollywood.

En estos filmes la lógica causa - efecto, como ha sido señalado anteriormente, es quebrada por las asociaciones libres surgidas de las esferas inconscientes. En este caso, las motivaciones de los elementos expresivos no son narrativas, ya que no pretenden narrar una historia, sino sugerir estados de ánimo desde una perspectiva transgresora. Éste es su principal aporte al cine moderno.

Filmografía

- Un perro andaluz (1928), Luis Buñuel.

- La edad de oro (1930), Luis Buñuel.

Referencias bibliográficas

David Bardwell y Kristin Thompson. El arte cinematográfico .

André Bretón, Antonin Artaud, Salvador Dalí y otros. Los surrealistas contra (Polémicas y panfletos).

Antonio Costa. Saber ver el Cine.

Mario De Micheli. Las vanguardias artísticas del siglo XX.

Jean Mitry. Historia del cine experimental.

Margarita Schmidt Noguera. Análisis de la realización cinematográfica.

Karin Thomas. Estilos de las Artes Plásticas en el siglo XX.

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