el salvador historia minima version 12-9-2011

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  • El Salvador:El Salvador: Historia mnima

    1811 - 2011

  • El Salvador: Historia mnimaAutores varios

    Primera edicin: Septiembre de 2011

    ISBN 978-99923-27-69-2

    Distribucin mundial

    Para esta edicin: Secretara de Cultura de la Presidencia de la Repblica

    Imgenes de portada: Cortesa de Museo de laPalabra y la Imagen.

    Editor: Erick Rivera Orellana

    Diseo de cubiertas: Jenny GonzlezDiseo y diagramacin: Editorial Universitaria

    Hecho el depsito de leyReservados todos los derechos

    Prohibida la reproduccin total o parcial de este libro sin citar fuentes.

    Impreso en los Talleres de la Editorial Universitaria,Universidad de El Salvador. San Salvador, El Salvador. C. A.

    Hecho e impreso en El Salvador / Made and printed in El Salvador.

  • Mauricio Funes CartagenaPresidente de la Repblica

    Hctor Jess Samour CannSecretario de Cultura de la Presidencia

    BICENTENARIO1811 - 2011

  • Sajid Alfredo Herrera MenaDirector Nacional de Investigacin en Cultura y Artes

    Coordinador general

    Erick Rivera OrellanaEditor

  • ndice

    Presentacin .............................................................................7 Presidente de la Repblica

    La importancia del estudio histrico ..................................... 11Secretario de Cultura de la Presidencia

    Palabras introductorias ..........................................................15Los autores

    I. San Salvador y Sonsonate durante las .......................... 17 revoluciones hispnicas (1808-1821) Sajid Alfredo Herrera Mena

    II. Independencia y repblica ........................................... 25 Adolfo Bonilla

    III. Cul repblica? Las iniciativas de organizacin .........31 poltica centroamericana Xiomara Avendao Rojas

    IV. Tierra, economa y sociedad en el siglo XIX ................ 39 Hctor Lindo-Fuentes

    V. ElliberalismopolticodefinalesdelsigloXIX ............ 47 Roberto Armando Valds Valle

    VI. La cultura en el siglo XIX ..............................................55 Ricardo Roque Baldovinos

  • VII. El levantamiento de 1932 ............................................. 63 Erick Ching

    VIII. El papel poltico del Ejrcito salvadoreo .....................71 (1930-1979) Knut Walter y Philip J. Williams

    IX. La guerra con Honduras: nacionalismo ..................... 83 o falta de visin? (1969) Carlos Prez Pineda

    X. La guerra civil en El Salvador (1981-1992) .................. 89 Ricardo Argueta

    XI. Los Acuerdos de Paz: refundacin de la ..................... 97 Repblica? Rafael Guido Vjar

    XII. Las reformas neoliberales: un balance crtico ............107 William Pleitez

    XIII. La cultura salvadorea en el siglo XX ......................... 113 Luis Alvarenga

    XIV. El Salvador, 1811-2011: los avatares de la ...................135 nacin y los nacionalismos Carlos Gregorio Lpez Bernal

    De los autores .......................................................................147

    Bibliografa ........................................................................... 151

  • Presentacin

    Me complace presentar esta primera edicin de El Salvador: Historia mnima, que tendr, por primera vez en el pas, un tiraje masivo para llegar a todos los pblicos, pero en especial a los jvenes salvadoreos. Tiene como objetivo principal ofre-cer una sntesis de la historia de nuestros ltimos 200 aos de bsqueda de libertad y desarrollo, para que podamos acercar-nos,comprenderyreflexionarsobrenuestropasado,evaluaryentender el presente y proyectar nuestras fuerzas y esperanzas hacia un mejor futuro. El conocimiento de la historia del pas es indispensable para que nos reconozcamos como unidad nacional y social frente aunmundoglobalizadoycadavezconfronterasmsfluidasy cambiantes, y tambin para reconocernos como personas y ciudadanos. Por eso, la historia no debe pensarse como crnicas o noticias pasadas y en proceso de olvido. La historia siempre es un presente, que est actualizada en lo que cada uno somos, en cada una de nuestras acciones; es decir, somos la historia de nuestra familia, de nuestra comunidad, de nuestros amigos, de nuestros centros de estudio, de las formas en que avanzamos en la construccin de nuestra vida, de los logros e, incluso, de lassituacionesnadagratificantesdelpas;lahistoriaes,enton-ces, parte de nuestra identidad, de lo que hemos llegado a ser como componentes de una gran accin colectiva que ha estado formndose por aos y que llega a actualizarse en nosotros, en nuestra vida presente.

  • El Salvador: Historia mnimaesunmagnficoesfuerzoenestalnea.Esunaextraordinariainiciativaeditorialyeducati-va de la Secretara de Cultura de la Presidencia, enmarcada en el ao del Bicentenario, que tiene como propsito proporcionarnos una informacin breve y veraz de cmo ha avanzado la sociedad salvadorea y de cmo hemos llegado hasta este momento en el que nos toca pensar y actuar hacia el porvenir. En una suma de ensayos especiales para esta edicin, quince especialistas de diversas instituciones de investigacin y enseanza revisan, con admirable lucidez y capacidad para resumir en formatos accesibles y de fcil lectura, los distintos perodos de nuestra historia patria. Con esta publicacin, nuestro gobierno cumple as con su compromiso de difundir la historia nacional, incrementar el acervoculturalycientficodeElSalvador.Estamostrabajandopara fortalecer la investigacin y la enseanza las ciencias socia-les en general, la historia incluida, que en las ltimas dcadas no fueron atendidas como requiere el desarrollo de nuestro conocimiento integral. Ante la edicin de esta obra, hacemos una aclaracin muy importante: no estamos presentando una historiaoficial,unahistoriadebronce,comosellamaenotros pases, de ninguna manera. La Secretara de Cultura de la Presidencia tuvo la encomiable iniciativa de impulsar este proyecto, pero dej a los destacados intelectuales con entera libertadparaexponer,conrigoracadmico,claridadyadmirablebrevedad, las conclusiones personales de sus investigaciones, experienciasylecturasdeotroslibros.Cadaunadelasconclu-sionesaquexpresadasestsujetaaldebateyasersuperadapor una mejor argumentacin y por los nuevos hallazgos en los distintos campos de la investigacin social. Alguien deca que en la oscuridad de los tiempos, la historia es vista y escrita por las nuevas generaciones durante la iluminacin de un relmpago; en otras palabras, cada generacin reinterpreta y valoriza los diversos momentos a la luz de las evidencias novedosas del presente y debe hacerlo con libertad y transparencia. En el Bi-centenario, eso es lo que hemos pedido a los autores invitados.

  • Felicitamos a la Secretara de Cultura de la Presidencia, a los intelectuales que nos han ofrecido su tiempo, talento y creatividad, y a todos los que han hecho posible que los salva-doreos contemos con este importante libro. Hemos apoyado este esfuerzo para que nuestra poblacin disponga, de una forma gratuitaymasiva,conuntextodehistoriasencilloydecalidadque lo invite y conduzca a profundizar en las distintas etapas histricasdelpasenotrasobrasmsextensas,yquenosorientea construir mejores futuros de libertad y de igualdad para todas y todos los salvadoreos.

    Mauricio Funes Presidente de la Repblica de El Salvador

  • La importancia del estudio histrico

    El mbito en el que se da la plenitud de la realidady en donde ella se revela es en la historia

    IgnacIo Ellacura

    Unpasquedignifiquesupasadoatravsdelasdimensio-nesdelanlisisacadmico-cientficoydelanarracinhistricaest camino de encontrar el desarrollo, entendido este como colofn de la bsqueda de transformacin humana positiva.

    Enesesentido,lareflexin,elestudioyelintersporlahistoria nos ayudan a comprendernos, a escarbar en la bsqueda de respuestas y a iluminar los caminos certeros para no repetir errores pasados y para buscar mejores objetivos como pas. Esos objetivos estn en eterna transformacin, pues las sociedades cambian y rehacen sus condiciones constantemente.

    Hay una constante construccin de la esencia salvadore-a en la historia misma. Y esa construccin est ntimamente ligada con los acontecimientos que en el tiempo han forjado lo que hoy conocemos como patria. La historia cambia, y vive en el presente mismo

    La publicacin El Salvador: historia mnima aporta a la discusin actual elementos valiosos como garantes del auto-descubrimiento y como productos culturales del ms alto nivel.

  • Todos los autores de este libro poseen credenciales idneas en el mundo intelectual contemporneo. Han trabajado en la investigacin, la historia, la literatura, los estudios culturales, la poltica, la economa, el estudio ideolgico y otros tantos segmentos del saber acadmico y de la cultura en general.

    La Secretara de Cultura de la Presidencia ha dirigido la conmemoracin del Bicentenario del Primer Grito de Indepen-dencia en este ao 2011. La labor editorial ha sido ardua, y nos llena de orgullo poder legar un trabajo tan importante como este. Estudiantes y profesionales cuentan ya con una herra-mienta sencilla, pero digna. En ella, algunos de los intelectuales ms importantes de este pas plasman sus ideas sobre diversos momentos de nuestra historia, y nos dejan abierta la puerta a la interpretacin y al debate constante.

    La obra que presentamos al pas recorre nuestro pasado desde los albores de los movimientos sociales que dieron origen a la Independencia, hasta la entrada del siglo XXI. La repblica como concepto y como momento histrico; la cultura y el arte; la infamia de la represin plasmada en 1932; el problema de las causas de la guerra con Honduras en 1969; la guerra civil que, aunqueexpuestade1981hasta1992,esanalizadatambindesdeelorigendelconflictoylaincesantelabordelosprocesossocialesen los setenta; la negociacin por la paz; la economa problema-tizadaenelsigloXIXyconsupapeldesdeelfindelaguerra;losfactores ideolgicos que estructuran la vida social, entre otros, son los temas que propone esta publicacin y que servirn para proveer de mejores elementos de juicio a los salvadoreos.

    La investigacin acadmica ha sido uno de nuestros ms importantes esfuerzos desde marzo de 2010. Creamos la Direc-cin Nacional de Investigacin en Cultura y Artes, una entidad que busca satisfacer necesidades negativamente aejadas y producto de la poca visin del pasado. Y es ahora esta Direccin la que compila y produce este documento, desde ya uno de los mayores referentes que ha dado la academia salvadorea desde el punto de vista de los estudios histrico-culturales.

    Sajid Alfredo Herrera, Adolfo Bonilla, Xiomara Avendao Rojas, Hctor Lindo-Fuentes, Roberto Valds, Ricardo Roque

  • Baldovinos, Carlos Gregorio Lpez Bernal, Erick Ching, Carlos Prez Pineda, Ricardo Argueta, Rafael Guido Vjar, William Pleitez, Knut Walter y Luis Alvarenga inscriben su nombre como personajes que narran la historia nacional a travs de diversos prismas, pero con el principal motivo de poner sobre la mesa el tema de nuestra identidad y de aquello que nos ha forjado como sociedad.

    Somos lo que somos debido a lo que hemos sido. Pero para poder forjar una mejor nacin, hay que aprender del pas quehemosconstruidoyfijarnuestramiradaalahumanizacinya una sociedad con criterios diferentes, ms justos, una sociedad ms humana, una sociedad del trabajo y de la unin de todos los actores nacionales.

    La historia y su estudio pueden contribuir a ello, porque nos hacen plantear metas diferentes y nos llaman constante-mente a no repetir los errores que tambin estn en nuestro presente.

    Hctor Samour Secretario de Cultura de la Presidencia

  • Palabras introductorias

    Ayercomohoy,enestepequeoespaciogeogrfico,hom-bres y mujeres han tenido una historia de luchas y demandas en orden a la satisfaccin de sus necesidades vitales. Hace doscientos aos, en noviembre de 1811, una serie de revueltas y motines en la Provincia de San Salvador desestabilizaron la normalidad de la regin centroamericana (llamada, en aquel entonces, Reino de Guatemala). Luego le siguieron otros alzamientos en Len (Nica-ragua), Tegucigalpa, Guatemala y nuevamente en San Salvador. En ellas hubo un conjunto de demandas sociales, econmicas y polticas dentro de un rgimen que ya hablaba de libertades civiles.Ahorabien, lasexigenciasparamejorar losnivelesdevida de la poblacin (alimentacin, vivienda, salud, trabajo, equidad, libertad, tolerancia) fueron parte de los procesos queexperimentelpasluegodelaIndependencia.Portanto,noesextraoqueencontremosunprotagonismodeindgenas,mujeres, campesinos, trabajadores urbanos, universitarios, intelectuales, movimientos sociales y profesionales durante los regmenes republicanos-liberales del siglo XIX, el reformismo social de inicios del siglo XX, los regmenes militares de una gran parte de esa centuria, la guerra civil, hasta el da de hoy.

    Si el panorama de nuestra historia se muestra as, conviene preguntarnos sobre el pasado? Un argumento que algunos utilizaran sera el de no abrir las heridas pretritas por las consecuencias negativas que ello acarreara. Sin embargo, cmo podremos enfrentar el futuro como pas si no sabemos en dnde estamos parados? Atendiendo, entonces, a la ante-rior interrogante surgi la iniciativa de elaborar un libro que relatase a un pblico muy amplio y de manera breve ciertos

  • procesos que incidieron, formaron y dinamizaron (para bien o paramal)aElSalvador.Lasrevueltasde1811,enuncontextode transformaciones atlnticas, han servido como punto de partida para llevar a cabo este balance de doscientos aos. El librofinaliza conunescuetoanlisisde losvaivenesquehasufrido la construccin de identidades en el pas. Adems, el lector encontrar otros procesos como la formacin y disolucin delprimerexperimentofederalenCentroamrica;lasreformaseconmico-polticas liberales durante el siglo XIX; el martina-toylamatanzade1932;losregmenesmilitares;elconflictohonduro-salvadoreo suscitado en 1969; la guerra civil de la dcadade1980ysufinalizacinapartirde losAcuerdosdePaz,firmadosen1992;elestablecimientodelneoliberalismoyun balance de la vida cultural en ambos siglos.

    A los autores de cada captulo los ha guiado el inters por compartir sus valoraciones sobre cmo los habitantes de nuestro territorio se han apropiado de un conjunto de posi-bilidades para realizar con ellas su vida personal y colectiva. Valoraciones que parten de investigaciones realizadas durante varios aos y que han intentado reconstruir la historia salva-doreademaneradistintaalaversinpredominante(oficial,positivista,cannica,etc.).Todoslosautoresprocedendelas ciencias sociales y las humanidades (historiadores, socilo-gos,economistas,filsofosyliteratos),siendoalgunosdeellosextranjeros.Otrosquenopudieronparticiparenesteesfuerzotambin estn realizando una labor encomiable para mostrar comprensiones diferentes de la historia agraria, indgena, po-ltica y cultural salvadorea. De cualquier forma, a los autores participantes va nuestro agradecimiento por haberse sumado alproyectodeunahistoriamnimadeElSalvador.

    Direccin Nacional de InvestigacionesSecretara de Cultura de la Presidencia

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    El Salvador: Historia mnima

    I. San Salvador y Sonsonate durante lasrevoluciones hispnicas: 1808-1821

    Sajid Alfredo Herrera Mena

    A inicios del siglo XIX, el actual territorio de El Salvador estaba compuesto por dos espacios administrativos autnomos entre s, nada ms dependientes en lo judicial y poltico de la ciudad de Guatemala, capital del Reino que llevaba el mismo nombre. Estos eran: la Intendencia de San Salvador, cuya capital era San Salvador, y la Alcalda mayor de Sonsonate, con su centro administrativo denominado Santsima Trinidad de Sonsonate. Al igual que todas las provincias de la Amrica hispnica,desdeelVirreinatodelaNuevaEspaa(actualMxi-co) hasta el Virreinato del Ro de la Plata (actual Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia), los territorios administrativos del Reino de Guatemala, incluidos, por supuesto, San Salvador y Sonsonate, eran parte de una monarqua plural. Qu sig-nificaesto?Que,segnlasleyesquereganaestosterritorios(lasleyesindianas),ellospertenecanaunaentidadpolticaconfederada, compuesta por numerosos reinos, cuyo centro gubernativo era Madrid, sede del rey y su corte. Para entenderlo mejor veamos unos antecedentes.

    Con la dinasta Habsburgo, casa real que gobern con sus reyes a la Monarqua espaola desde el siglo XVI hasta el siglo XVII, la Amrica hispnica fue legalmente considerada

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    como los Reinos de Indias. Su estatuto jurdico-polticonoeradecoloniaoterritoriodeexplotacineconmicaalserviciodeMadrid.Msbien,lasprovinciasindianasoame-ricanas tuvieron sus propias leyes, sus privilegios y deberes muy particulares, gozando, en principio, de los favores de los monarcas. En realidad, la Monarqua espaola se entenda en aquella poca como el cuerpo humano: el rey era la cabeza y los demsmiembrosloconstituantodoslosreinosexistentes(lospeninsulares, como Castilla, Len, Aragn, Navarra, Granada ylosIndianoscomoNuevaEspaa,NuevaGranada,elRei-no de Guatemala, entre muchos otros). Gracias a una cultura clientelarelreyhabaafianzadosusdominiosamericanosnosolo con la conquista inicial, sino con una relacin de favores y lealtades con sus vasallos. Si bien, la sociedad de la poca careca de la igualdad moderna que conocemos actualmente, los diferentes tipos de vasallos o sbditos del rey (criollos, in-dgenas, mestizos, mulatos) posean sus privilegios, derechos yobligaciones.Locualnosignificaqueen larealidadnosecometieranarbitrariedadesyexplotacindeunoshaciaotros.Empero, no todo lo que aconteca en la cotidianidad era abuso ni debe entenderse as.

    El siglo XVIII inici para la Monarqua hispnica con una nueva casa dinstica: los Borbones. Los reyes de esta casa de origen francs impulsaron varias reformas con el propsito demodernizarlaMonarqua.Esms,dentrodeeseafnre-formador, los ministros de uno de los reyes ms emblemticos de la casa Borbn, Carlos III, comenzaron a utilizar el trmino coloniasparareferirsealosReinosIndianos.Decualquierforma, la mayora de los habitantes americanos tena conciencia de que ellos eran parte de una Monarqua plural, con privile-gios y deberes muy particulares, concedidos por los monarcas anteriores.Ahorabien,seramuysimplistaafirmarqueelsigloXVIIInadamsfueunapocadeexcesivocontroldelavidacotidiana, que se caracteriz por un monopolio del comercio en beneficiodelaCoronaoporextremasmedidasimpositivasdelos funcionarios regios hacia los sbditos americanos, siguiendo el proyecto reformista que se haban trazado. Por el contrario,

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    El Salvador: Historia mnimatambin hubo iniciativas sumamente interesantes como la reforma educativa primaria y universitaria, la formacin de nuevas redes de opinin y discusin (Sociedad de Amigos del Pas), el fomento agrcola, entre otras medidas. Pero volvamos a los inicios del siglo XIX.

    Previo a 1800 en la Alcalda mayor de Sonsonate ha-bitaban 16,495 indgenas y 8,189 mulatos y espaoles (es decir, tanto criollos como peninsulares), distribuidos en una villa (Sonsonate) y 21 pueblos de indgenas y mulatos. En la IntendenciadeSanSalvadorhabitaban,hacia1807,aproxima-damente 89,374 mulatos, 71,175 indgenas y 4,729 espaoles, distribuidos en tres poblaciones de espaoles (San Salvador, San Vicente y San Miguel) y en ms de 120 pueblos indgenas ymulatos.Apesardequeelprincipalproductodeexportacin,cultivado y procesado tanto en las haciendas de espaoles como en algunas parcelas familiares, fue el ail, tambin se cultiv y comercializ tabaco, caa de azcar, cacao, maz, etc. Hubo, asimismo, actividad ganadera y minera. Ahora bien, el poder poltico-econmico se ubicaba en las poblaciones de espa-oles, encabezado por los funcionarios regios (intendentes y alcaldes mayores) y por los ayuntamientos. A estos ltimos los integraban los miembros de las prominentes familias criollo-peninsulares. Tanto unos como otros se encargaron, adems de administrar justicia, los mercados o las contribuciones, de controlar el repartimiento, esdecir, el trabajoobligatoriode los indgenas en las haciendas de espaoles; asimismo, recolectaban, a travs de las autoridades indias en los pueblos (los cabildos), los tributos que pagaban aquellos a la Corona.

    Hacia 1808 hubo una crisis inusitada en la Monarqua hispnica, que por supuesto afect al Reino de Guatemala y a territorios como San Salvador y Sonsonate. Esta crisis fue parte de una geografa de guerra entre las potencias europeas, la cual estabamodificandoalMundoAtlntico.NapolenBonapartehaba invadido la Pennsula Ibrica, apresando a la casa real espaola e imponiendo a su hermano, Jos, como rey de Espa-a e Indias. Previamente, la casa real portuguesa haba huido hacia el Brasil, escapando del avance francs. Este vaco de

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    poder en la Monarqua hispnica suscit una serie de procesos muy importantes. Las autoridades interinas en la Pennsula Ibrica (las denominadas Juntas), adems de apoyar la guerra en contra de las tropas francesas, fueron madurando un nuevo rgimen poltico para la Monarqua. En Amrica tambin se formaron juntas en varias ciudades, manifestando su lealtad al rey cautivo, Fernando VII, y tomando las previsiones nece-sarias ante cualquier noticia que las autoridades interinas en la Pennsula pudiesen anunciar. Pero frente a una coyuntura comoesta,nofueextraoquealgunosamericanoshubiesenpropuesto algo que, segn su criterio, era inevitable: la inde-pendencia de Espaa. Fue as como surgi la insurgencia en la Nueva Espaa, la Nueva Granada, entre otras regiones. Claro est, la coyuntura la favoreci; sin embargo, desde mucho antes ya vena un descontento en ciertos sectores americanos porlaspolticasfiscales,monoplicasyexcluyentesasumidasdurante los Borbones.

    La Intendencia de San Salvador fue sacudida por las noticiasocurridasenlaPennsulayafinesde1808susayunta-mientos (para esa fecha haba cuatro: Santa Ana, San Salvador, San Vicente y San Miguel) proclamaron su lealtad al cautivo Fernando VII y a las autoridades interinas. Igual hizo el ayun-tamiento de Sonsonate. Pero tambin, las manifestaciones de lealtad vinieron de los pueblos indgenas y ladinos, a travs de sus gobiernos locales. A todos ellos, se les pidi ayudar a la guerra en contra de los ocupantes, haciendo donativos econmicos. An con todo, la situacin no solo era de guerra. En 1809 la Junta Suprema Central y Gubernativa de Espaa e Indias, rgano que haba asumido el control poltico a nombre de Fernando VII, adems de manifestar la igualdad de derechos entre espaoles y americanos, invit a estos ltimos a elegir o nombrar sus diputados para integrarla. Comenzaba aqu a desencadenarse lo que varios historiadores han denominado lasrevolucioneshispnicas.Vemoslo.Losayuntamientosde la Intendencia de San Salvador participaron de este evento nombrando a individuos como el cura de San Vicente, Manuel Antonio Molina o el de San Miguel, Miguel Barroeta; de entre

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    El Salvador: Historia mnimade ellos y los representantes de las otras regiones que integra-ban el Reino de Guatemala (Chiapas, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica) se elegira al que integrara la Junta SupremaCentral.Peroalfinal,ningunopudointegrarlaporloconflictivodelasituacin.Nuevamente,en1810,elConsejodeRegencia, rgano sustituto de la Junta, convoc a los ayunta-mientos americanos para nombrar a su diputado a Cortes. En el caso de la Intendencia sansalvadorea, sali electo el cura de San Miguel, Jos Ignacio vila.

    Las Cortes fue una institucin antigua de la Monarqua hispnica. Consista en un congreso de diputados electos o nombradosporlasciudadesyvillas,aexcepcindelasameri-canas, para aconsejar al rey sobre temas poltico-econmicos importantes. Sus integrantes procedan tambin de la nobleza y la Iglesia, de tal manera que estaban representados los sectores oestamentosquecomponanaunasociedadjerrquicacomolo era la hispnica. Por la tradicional ausencia americana es que el Consejo de Regencia estaba transformando la poltica de la Monarqua al invitarlos a que eligieran sus diputados a unas Cortes que tendran un carcter transatlntico. Todava ms revolucionario fue el que este congreso, al iniciar sus se-siones el 24 de septiembre de 1810 en la Isla de Len (Cdiz), proclamara la soberana nacional, es decir, que la suprema potestad ya no residira en el rey sino en la Nacin espaola, en la reunin de los espaoles de ambos hemisferios. Meses ms tarde se fueron incorporando a las sesiones los diputa-dos americanos, entre ellos el de San Salvador, Jos Ignacio vila. Todos, el 19 de marzo de 1812, sancionaron y juraron la Constitucin poltica de la Monarqua hispnica. Por primera vez, la Monarqua tendra un cdigo jurdico compuesto por diputados de ambos lados del Atlntico, quienes representaban a la Nacin soberana. Un cdigo que limitaba el poder y distri-bua su ejercicio en una instancia legislativa (las Cortes), una ejecutiva (el rey) y en los tribunales de justicia; un cdigo que reconoca la igualdad civil y la ciudadana a amplios sectores de la poblacin americana, que defenda la libertad de imprenta en temas polticos, que transformaba los territorios a partir de

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    la eleccin de nuevas autoridades (diputaciones provinciales y ayuntamientos constitucionales), entre otros aspectos.

    Cuando la Constitucin de 1812 deca que la Nacin era lareunindetodoslosespaolesnosereferanicamentea los nacidos en la Pennsula Ibrica. Eran parte de ella, eran espaoles tambin, los indgenas, los mestizos, mulatos, etc. Fue, entonces, en este escenario de las revoluciones hisp-nicas en el que ocurrieron dos episodios importantes para la Intendencia de San Salvador y la Alcalda mayor de Sonsonate. Entre los aos de 1811 y 1814, la Intendencia fue sacudida por conatos de revueltas y alzamientos de cierta envergadura. Durante el mes de noviembre de 1811 hubo varias revueltas enlacapitalyenotraspoblacionesexigiendolasupresindelmonopolio del aguardiente y tabaco as como de los tributos; seexigilalibertadparaloscurassealadosdeestarvincu-lados a los proyectos insurgentes de Hidalgo y Morelos en la NuevaEspaa(loscurasAguilar).Otrossesublevaronporqueestaban vinculados a dichos proyectos rebeldes regionales o por el descontento con las autoridades peninsulares de San Salvador y con el poder de los comerciantes-exportadoresguatemaltecos. Los sublevados de la capital hicieron un lla-mamiento a los dems pueblos para formar una especie de junta interina, pero todo fue en vano. A pesar de haber sido sofocadosdemanerapacficaporlasautoridadesdeGuate-mala, los conatos de sublevacin se mantuvieron hasta que en enero de 1814 nuevamente la Intendencia se vio sacudida por otra revuelta, aunque en esta las intenciones indepen-dentistas eran ms claras. Como vemos, no hubo un nico proyectoinsurgente,sinovariasiniciativasquecoexistieron(independentistas, descontentos por motivos econmicos, disputas entre los grupos de poder, etc.). Adems, la parti-cipacin de los sublevados fue amplia: criollos, indgenas, mestizos,mulatosymujeres,cadagrupoexigiendodeacuerdoa sus intereses particulares. Por otra parte, si los indgenas demandaron la supresin de tributos fue porque ya saban que las Cortes reunidas en Cdiz lo haban ordenado, pues aquellos eran considerados espaoles como los dems grupos tnicos

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    El Salvador: Historia mnimay, por tanto, sujetos de los mismos derechos y obligaciones que los blancos.

    El otro episodio, ocurrido gracias a las revoluciones his-pnicas, fue el de los procesos electorales desencadenados entre 1812 y 1813. Por ellos, indgenas, mestizos y muchos mulatos formaron sus gobiernos locales y eligieron a sus representan-tes tanto para la diputacin provincial, con sede en ciudad de Guatemala, como para las Cortes en Cdiz. Se ha credo hasta ahora que lo ms importante de este perodo fueron las suble-vaciones de 1811, cuando a la vez hubo otras formas cmo los pueblospudieronhacersuspeticiones,exigirsusdemandasomanifestar su condicin jurdica dentro de la sociedad. Por vez primera,loshombrescasadosyconunoficio,pertenecientesaaquellos grupos tnicos, quienes fueron considerados anterior-menteporlaCoronacomomenoresdeedadentrminosdeparticipacin poltica, hicieron uso de su derecho ciudadano para elegir a sus autoridades locales, regionales y nacionales. La tranquilidad de los pueblos de pronto se vio interrumpida porunafiebreelectoralyciudadananuncavista.Esciertoquelos mecanismos electorales no consideraban todava el voto directo; no obstante, se haba dado un gran paso en la cons-truccindeunaexperienciapolticaalinteriordelospueblos,hasta ese momento no imaginada, y de la que, posteriormente, los gobiernos republicanos aprovecharan para fortalecer a sus instituciones. Las nuevas autoridades locales elegidas en los pueblos indgenas y mulatos tendran el mismo poder que las criollas; ninguna autoridad quedara sujeta a otra porque la Constitucin reconoca la igualdad de todos ante la ley. Con esto, locriollosyano tendranargumentosparaexplotar lamano de obra indgena en sus haciendas, pues se veran fre-nados por las nuevas autoridades de los pueblos.

    Por otro lado, los ciudadanos eligieron a las autoridades regionales, denominadas por la Constitucin de 1812 como diputaciones provinciales. Estas fueron pequeos congresos en donde se deliberaban asuntos de carcter econmico y social de mucha incumbencia para las poblaciones. En el Reino de Guatemala hubo dos sedes de dichos organismos: Guatemala

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    y Len (Nicaragua). Tanto la Intendencia de San Salvador como Sonsonate dependieron de la diputacin de Guatemala. Los representantes de San Salvador y Sonsonate en aquella diputacin fueron Jos Matas Delgado y Jos Simen Caas, respectivamente. Pero al regresar Fernando VII de su cautiverio en1814,conlaexpulsindelosfrancesesdelaPennsulaIb-rica, todas las instituciones creadas por las Cortes y la misma Constitucin fueron disueltas. Cabra pensar, entonces, que elexperimentoconstitucionalenestastierrasfuepasajero,sinimportancia e impacto? Realmente no. En 1820, se le forz a Fernando VII re-instituir el rgimen constitucional y as su-cedi. Se reinstalaron las Cortes en Madrid, la Constitucin de 1812 y las instituciones, derechos y transformaciones polticas desatadas aos antes. Es cierto que las revoluciones hispni-cas tuvieron muchos vacos y desaciertos: a las mujeres no se les reconoci la ciudadana, no fue disuelta la esclavitud de la poblacin afrodescendiente, la igualdad ante la ley no siempre funcion en la prctica, los diputados peninsulares fueron muy reacios al aceptar varias propuestas americanas Con todo, y paradjicamente, estas revoluciones no solo posibilitaron a la regin centroamericana independizarse en 1821 de Espaa; independencia que asimismo fue impactada por el federalismo estadounidense y la revolucin francesa. Las revoluciones his-pnicas tambin heredaron algunas instituciones, principios y mecanismos por los que el nuevo rgimen republicano, nacido de la Independencia, pudo disear su sistema socio-poltico. Es ms, esta herencia fue aprovechada por indgenas, mestizos y mulatos para continuar haciendo respetar sus derechos ms all de la utilizacin de estrategias insurgentes.

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    El Salvador: Historia mnima

    II. Independencia y repblica

    Adolfo Bonilla

    Las ideas independentistas fueron evolucionando en Amrica Central desde la posicin de autonoma defendida en San Salvador el 5 de noviembre de 1811 hasta la declaracin deindependenciaabsolutadeEspaaoMxicoen1823.Elactadel15deseptiembrede1821nosignificlaindependenciaabsoluta de las antiguas provincias del Reino de Guatemala. De hecho, una provincia de dicho Reino, Chiapas, declar antes del 15deseptiembresurupturaconEspaaysuanexinaMxico.

    Al conocer la declaracin del 15 de septiembre de 1821, las diferentes provincias, las ciudades de Len, Cartago y Co-mayagua,laaceptaron,perosimultneamenteseanexaronaMxico,detalmaneraqueAmricaCentralqueddivididaenunaparteindependienteyotraanexadaaMxico.Quetzaltenan-go,porejemplo,seanexel15denoviembreaMxico.LaJuntaProvisional Consultiva nombrada para gobernar se vio forzada a abandonar la propuesta de organizacin de un congreso el 2 de marzo de 1822, previsto en el Acta de Independencia, para discutir la constitucin que se deba adoptar y convoc a una consulta o referndum el 29 de noviembre de 1821 para decidir su futuro poltico. Se consult la opinin de los ayuntamientos, y el 2 de enero de 1822 se conoci el resultado: 104 a favor de laanexin;11afavorconcondiciones;21afavordequede-

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    cidiera el congreso del 2 de marzo; 32 dejaron la decisin en manos de la Junta Provisional Consultiva; San Salvador y San Vicentevotaronencontradelaanexin.Detalmaneraqueel5deenerode1822sedeclaroficialmentelaanexinaMxicocon la oposicin frontal y decidida de San Salvador. Jos Ce-cilio del Valle, miembro de la junta, public un voto disidente sealando que los que votaron a favor tenan derecho a hacerlo, pero critic el mtodo ya que segn l ni los ayuntamientos ni la junta tenan autoridad para tomar dicha decisin; adems, esta no fue tomada libremente ya que se hizo bajo la presin mexicanaytambinenGuatemalasesabaquelaspersonasquecontrolabanlastropasestabanafavordelaanexin.Valleapesardeestacrticafueelectodiputadoalcongresomexicano.

    Los debates alrededor de la independencia de Espaa ylaanexinaMxicomuestranlasmotivacionesypreocupa-ciones que tenan los defensores de cada posicin. Las noticias de la independencia de la mayor parte de Amrica del Sur y el xitodelprocesode independencia enMxicoejercierongraninfluenciaenAmricaCentral.El24defebrerode1821,AgustndeIturbide,unoficialrealista,cambidebandoyjuntoa Vicente Guerrero proclamaron el Plan de Iguala. Las tropas realistas se rindieron el 13 de septiembre de 1821 e Iturbide ingresalaciudaddeMxicoel27deseptiembredelmismomes. El Plan de Iguala le pareci muy atractivo a muchos cen-troamericanos porque propona una monarqua constitucional, garantizaba la independencia, respetaba la religin catlica y promova la unin de espaoles y americanos. La maduracin de las ideas a favor de la independencia tenan un desarrollo propio en Amrica Central y polticamente el proceso fue muy originaleinteresante.Desdeelpuntodevistamilitar,Mxicoy Amrica del Sur llamaron ms la atencin.

    Hay cuatro discusiones fundamentales que explicanlas posiciones adoptadas en el debate de la independencia y anexinaMxico.Enprimerlugar,preocupabalaviabilidadde una Amrica Central independiente. En ese territorio la independencia nunca se vio con mucho optimismo porque la regin econmicamente estaba en bancarrota y su principal

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    El Salvador: Historia mnimaproductodeexportacin,elail,estabaencrisis.Loslderesque trabajaronpor la anexindudabande la capacidaddeAmricaCentralparaserautosuficiente.Estonodebeextra-ar pues Simn Bolvar propuso la organizacin de la Gran Colombia (Venezuela, Colombia y Ecuador) porque dudaba de lacapacidaddeVenezuelaparaserautosuficiente.Sisedudabade la capacidaddeAmricaCentralpara serautosuficiente,los centroamericanos debieron sentir horror al tratar de hacer autosuficientesalascincoEstadosqueseconfiguraronluegode la ruptura de la unidad centroamericana en 1838. La idea de pertenecer a un gobierno con un territorio del tamao de Nueva Espaa y el Reino de Guatemala juntos era muy atractiva y en elcontextodelosgrandesimperiosjustificable.

    Ensegundolugar,lospartidariosdelaanexinaMxicoexpresabanunapreferenciaporlaformadegobiernodefinidacomo monarqua constitucional propuesta en el Plan de Iguala. JuanJosAycinenaloexpresclaramentealdecirqueapoylaanexinaMxicoporqueestabaconvencidodequeInglaterraera grande por tener esa forma de gobierno. l aspiraba a tener un gobierno que pudiera convertir gradualmente al pas en tan poderoso, ilustradoyopulentocomolaGranBretaa.Estaidea de la monarqua constitucional tena su precedente en las instrucciones presentadas por el Ayuntamiento de la Ciudad de Guatemala a su diputado a las Cortes de Cdiz en 1810, y a la misma Constitucin espaola de 1812. Esta posicin era razonableenuncontextopolticoeintelectualdondelacons-titucin inglesa despertaba mucha admiracin y respeto. No olvidemos que Francisco de Miranda y Simn Bolvar hicieron grandes elogios de esa Constitucin. En tercer lugar, los que seoponanalaanexinaMxico,yenconcretoelliderazgodeSan Salvador y minoras en la Ciudad de Guatemala, Teguci-galpa, Granada, y San Jos, aspiraban a establecer un gobierno bajo los auspicios de la igualdad, es decir, un gobierno popular republicano y representativo cuyo ejemplo se desarrollaba con xitoenlosEstadosUnidosdeAmrica.Encuartolugar,enla mayora de las provincias se desarroll una aspiracin por superar control estricto de la Ciudad de Guatemala. En el caso

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    delaanexinaMxico,elcontrolcentralistasolocambiabadesededeGuatemalaaMxico.Poresarazndefendieronelprincipio federal en la Constitucin. San Salvador fue frreo adepto del gobierno representativo y del federalismo. Las po-sicionesencontradelaanexinaMxicoerantanrazonablescomo las que estaban a favor.

    LaanexinaMxiconofuncioncomoseesperabaportresrazones.Enprimerlugar,paralosmexicanosfueimposi-bleestablecerelimperiomexicano.Nocontabanconlabasearistocrtica que es el fundamento natural de una monarqua. El rechazo de un miembro de la dinasta de los Borbones a asumir lacoronamexicanaobligaproclamaremperadoraAgustn Iturbide. Iturbide cometi el error de marginar del gobierno a los insurgentes. Estas razones dejaron sin apoyo al emperador, quien fue forzado a abdicar el 19 de marzo de 1823. En segundo lugar, en Amrica Central se pensaba que las riquezasmexicanasayudaranasolventarlosproblemasecon-micoscentroamericanos.Todolocontrario:Mxicoempezaexigircontribucionesquenoseestabaenposicindeaportar.En tercer lugar, la oposicin de San Salvador y San Vicente a laanexinaMxicofuefrreaytuvoqueresolverseporlavamilitar. El desarrollo de esta lucha cre las condiciones internas paraqueunavezcolapsadoelimperiomexicanoseconvocaraala Asamblea Nacional Constituyente, la cual el 1 de julio de 1823 declar la independencia absoluta de las Provincias Unidas de AmricaCentralConraznsedefineaSanSalvadorcomolacuna de la independencia.

    SanSalvadorconociladecisindelaanexinaMxicoydeclarsuindependenciadeGuatemalayMxicoel11deenerode 1822. Jos Matas Delgado fue nombrado Jefe Poltico y Manuel Jos Arce, comandante militar. El 29 de mayo Iturbide reemplaz a Gabino Ganza como jefe poltico en Guatemala por el brigadier Vicente Filsola, quien asumi funciones el 21 de junio. El 3 de junio, San Salvador derrota en la misma ciudad a las tropas enviadas de Guatemala para sofocar la rebelin bajo el Mando del general Manuel Arz. El 26 de octubre Filsola empieza a movilizar tropas hacia San Salvador. El 12

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    El Salvador: Historia mnimadenoviembreelCongresodeSanSalvadordeclarlaanexincondicionalaMxico.EstapropuestafuerechazadaenMxicoySan Salvador tom la decisin de resistir militarmente al Impe-rioMexicano.El22denoviembre,comomedidadeproteccin,elCongresodeSanSalvador tom ladecisindeanexarseaEstados Unidos de Amrica. Esta decisin nunca fue discutida por el gobierno de ese pas. Filsola siti San Salvador, pero la ciudad se rindi luego de heroica resistencia. San Salvador celebr dicha gesta como un acto heroico por muchos aos. El 19 de marzo abdic Iturbide y ante el vaco poltico Filsola fue convencido para convocar a la Asamblea estipulada en el Acta de Independencia. Las sesiones comenzaron el 29 de junio y el 1 de julio de 1823 se declar la independencia absoluta. Por su protagonismo a favor de la independencia de Espaa y por su luchacontralaanexinaMxico,loslderesdeSanSalvadoryun pequeo grupo de lderes de Guatemala asumieron un gran protagonismoenladefinicindelasinstitucionespolticasdela Amrica Central independiente.

    Jos Matas Delgado fue nombrado primer presidente de la Asamblea Nacional Constituyente; Manuel Jos Arce, de San Salvador; Juan Vicente Villacorta, de San Vicente, y Pedro Molina, lder liberal de Guatemala, fueron nombrados para el triunvirato a cargo del poder ejecutivo; y Jos Francisco Barrundia, de Guatemala, adepto a la repblica antigua, fue nombrado como presidente de la Comisin de Constitucin.

    La Asamblea Nacional Constituyente fue un cuerpo dis-tinguido y, sobre su trabajo, Manuel Montfar y Coronado dijo lo siguiente: Logr unir las cinco provincias. En el momento de su clausura, el 23 de enero de 1825, dej electos todos los gobiernos de los Estados. Aboli los privilegios hereditarios, permiti irrestricta libertaddeexpresin,estableci la tole-rancia de la prctica privada de cualquier religin, promulg la ley para estimular la inmigracin, organiz el sistema de tarifas, desarroll un proyecto para hacer un canal en Nica-ragua y tom la iniciativa para hacer un congreso americano enPanam.Detrsdelasaccionesdelaasambleahabaunespritu humanista, igualitario e ilustrado.

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    La falla de la Asamblea Nacional Constituyente fue apro-bar una constitucin interesante, pero llena de contradicciones y difcil de practicar; una constitucin que no estaba adaptada al espritu, las aptitudes, el nivel educativo y las costumbres del pueblo centroamericano de la poca.

    Cules eran las contradicciones principales en la Cons-titucin? En primer lugar, en la organizacin de los poderes del Estado. Se adopt la separacin de poderes de Montesquieu entre ejecutivo, legislativo y judicial. Por ello aparece un poder legislativo investido en el Congreso federal, un poder ejecutivo investido en un presidente y un poder judicial investido en una Corte Suprema de Justicia. Pero adems se cre un cuarto poder llamadoSenado,queerauncuartopoderyqueasumafun-ciones de los otros tres. Era parte del legislativo porque tena el poder de veto, era parte del ejecutivo porque los ministros del ejecutivo respondan a ese cuerpo, y era parte del poder judicialporqueeracmaradejusticiaparaconflictosentrelosestados. El senado centroamericano era un poder absoluto, capaz de paralizar el funcionamiento de la Constitucin.

    El segundo aspecto ms observado es que la Constitucin de 1824 no era realmente federal. La Asamblea Nacional Cons-tituyente no reconoci en la Constitucin la soberana de los estados como corresponde a una constitucin federal. Desde ese punto de vista era una constitucin centralista. Desde el punto de vista de los impuestos es una constitucin confederal, ya que el gobierno federal no tena estructura propia para captar sus impuestos, sino que dependa de que los colectaran para l los gobiernos estatales. Se puede concluir que la Constitucin de 1824 pretendi ser simultneamente federal, centralista y confederal. Ylascontradiccionessalieronaflotedurantelaguerra civil.

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    El Salvador: Historia mnima

    III. Cul repblica? Las iniciativas de organizacin poltica centroamericana

    Xiomara Avendao Rojas

    En 1823, las antiguas provincias del Reino de Guatemala decidieron establecer un sistema poltico republicano. Durante un siglo (1823-1921), los estados centroamericanos debatieron diversas propuestas de unin poltica: la federacin, la confe-deracin y la repblica unitaria. En este esfuerzo se destaca la participacin de El Salvador, Honduras y Nicaragua como gestores constantes de la gran Repblica. Pero estos proyectos, en lugar de propiciar el consenso, llevaron al enfrentamiento. Al final,enladcadade1920,laltimapropuestafuedesarticuladaporlasguerrasinternasylainfluenciadelosEstadosUnidos.

    Durante lasprimerasdcadasdeexperiencia republi-cana, la sociedad centroamericana todava era una sociedad de cuerpos o estamentos: ayuntamientos, rdenes religiosas, pueblos de indios, gremios, milicias y cofradas organizados en tornoauninterscomn.Apartirde1812,bajolainfluenciade la Constitucin de Cdiz, se organiz un sistema electoral indirecto a travs de tres niveles de elecciones, la participacin fue amplia en la base y en la cspide unos pocos que podan llegar al poder al llenar los siguientes requisitos: vecinos de las ciudades o villas, mayores de 25 aos, casados, poseedores de bienesoconprofesinuoficio.

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    La poltica entonces funcionaba a travs de grupos o facciones llamadas de forma diferente, segn el inters en jue-go.Eshastafinalesdelsiglocuandoseorganizanlospartidospolticos. Los diputados, senadores, magistrados, autorida-des federales y estatales provenan de las diferentes redes de familias poderosas establecidas en las ciudades capitales. El liderazgo poltico y militar tena tintes locales desde donde se entretejan las alianzas para ascender o descender a la cspide del poder estatal.

    En junio de 1823, se instal la Asamblea Nacional Cons-tituyente de las provincias del Reino de Guatemala; la Carta Magnafuefirmadael22denoviembredeI824,apartirdeentonces se organiza la Repblica Federal de Centroamrica. Las constituciones adoptaron la divisin de poderes, el poder ejecutivo fue ejercido por un ciudadano electo; en el gobierno federal se llam presidente y en el estatal, jefe de estado; el poder legislativo corresponda al Congreso y Senado federal y a las asambleas de los estados, pero hubo otro rgano: el consejo representativo o conservador; y el poder judicial lo ejerca la Corte Suprema de Justicia federal y las cortes de justicia estatales.

    Elprimerconflictoentrepoderesdurtresaos(1826-1829). Durante la guerra, Manuel Jos Arce era el presidente de la Federacin y enfrent al grupo de liberales guatemaltecos cuyasfigurasmsconocidaseranMarianoGlvezyJuanFran-cisco Barrundia. Arce en un intento de conciliacin utilizando losmediosinstitucionalesintentreuniruncongresoextraor-dinario en el poblado salvadoreo de Cojutepeque, tambin procedi a una negociacin con las autoridades cuzcatlecas, pero fracasaron; y, al propiciar una nueva eleccin en Honduras, complic an ms su situacin; la Federacin se enfrent a tres estados: Guatemala, El Salvador y Honduras. Finalmente, en 1829, Francisco Morazn, hondureo, quien se haba destacado en la resistencia contra las tropas federales, derrot en ciudad Guatemala a los grupos que apoyaban a Manuel Jos Arce. En la dcada de 1830 Morazn ocup el Ejecutivo federal en dos perodos continuos; su mandato se caracteriz por tratar de

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    El Salvador: Historia mnimaimponer el modelo federal de 1824 por la va militar. En esos mismos aos, destaca Mariano Glvez, jefe de estado de Guate-mala, porque propici un gobierno liberal.

    Entre El Salvador y la Federacin, la formacin de un obispado, en 1825, provoc su distanciamiento. Esta situacin es otra forma de la disputa por la soberana entre la entidad estatalyfederal.Otrasinvasionesseofrecieronen1832,cuandolas tropas de Morazn destituyeron al jefe de Estado Jos Mara Cornejo y en su lugar coloc a Mariano Prado. Al mismo tiempo, las autoridades salvadoreas sufrieron levantamientos internos el ms importante fue el de Anastasio Aquino, en 1833 que lograron debilitar su posicin ante las tropas federales. En 1834, despus de tensiones con el gobernante guatemalteco Mariano Glvez, Morazn invadi nuevamente e instal el distrito federal en la ciudad de San Salvador. Al ao siguiente depuso al jefe de Estado Nicols Espinoza. Esta situacin fue un punto de rupturas entre liberales guatemaltecos y salvadoreos.

    En el caso de Nicaragua, la disputa por la soberana entre dos municipios, Len, que controlaba la regin de occidente, yGranada,quetenasuinfluenciaeneloriente,seexpandihasta la dcada de 1850. Algunas veces el Ejecutivo federal envotropasfederalesparapacificarla.Porsuparteelestadohondureo tambin fue invadido en 1827 y en 1832, cuando su Asamblea Constituyente estaba discutiendo la reforma de la Constitucin de 1824. En cambio, Costa Rica sostuvo una relacinexcepcionalconlaFederacin,apesardequenodiferadel comportamiento de los otros estados, nunca organiz un ejrcito ni declar la guerra a la autoridad federal; adems, se mantuvoalmargendelosconflictos.

    En la dcada de 1830, los estados comenzaron a reclamar una reforma constitucional; en 1835 se procedi a la misma, peroalfinalnohuboacuerdoentrelosgrupospolticosporquenoreflejel intersde lasantiguasprovincias:deseabaunaconfederacin. Entre los aos de 1838 y 1839, se inici el sepa-ratismo. Los ejrcitos de Honduras y Nicaragua le declararon la guerra al poder central e invadieron El Salvador, sede de los poderesfederales.Moraznsalialexilioytrat,desdeCosta

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    Rica, de reactivar la Federacin, pero fue apresado y fusilado en aquel pas.

    Sin embargo los intentos de organizacin poltica cen-troamericana persistieron, pero las propuestas se dieron bajo tres modelos: una repblica unitaria, una confederacin y una repblica federal. Las diversas facciones polticas no lograron alianzas o acuerdos duraderos. Al parecer la presencia de los localismos fue una limitacin que debilit los procesos de ne-gociacin y de consenso.

    Uno de los ejemplos a seguir era el modelo de la confe-deracin Suiza, quien en su pacto de 1815, estableca el respeto al territorio de los cantones, y estos decidan sobre la moneda, recaudacinfiscal,aduanas,correos,pesosymedidas;podan,adems,realizartratadosmilitaresconelexterior.Loscanto-nes, grandes o pequeos, tenan un voto en la Dieta rgano de consulta-; y los cantones de Zrich, Berna y Lucerna asuman por turno el papel de cantn director. El gobierno confederal poda inspeccionar los ejrcitos cantonales y ocuparse de los asuntosdepolticaexteriorylasrelacionesdiplomticas.

    Otromodelo,eldelaFederacinNorteamericana,esta-blecido en la Constitucin de 1824, tena un carcter centrali-zador donde los estados reconocan las obligaciones polticas, econmicas,militaresydepolticaexteriordeterminadasporel gobierno federal; adems, la ciudadana se estableca con una doble identidad, la de su estado y la de la nacin norte-americana. En la realidad prevaleci la identidad local, se era quezalteco, sansalvadoreo o leons, pero no se lleg a cons-truir una identidad centroamericana.

    Una tercera vertiente fue la formacin de una repbli-ca unitaria, donde las antiguas provincias, ahora estados, se convertan en departamentos, trastocando con ello los anti-guos lmites e intereses de los grupos provinciales. En todas laspropuestasdeorganizacin, tambin fueun conflicto ladelimitacin de la capital de la Repblica Centroamericana.

    La confederacin tuvo tres propuestas. En 1842, una convencin, llamada la Dieta de Chinandega ciudad al occi-dente de Nicaragua estableci una confederacin, siguiendo

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    El Salvador: Historia mnimaelmodeloSuizo.Organizarondosinstanciasdegobierno,elpoder ejecutivo y legislativo estaba concentrado en un supre-mo delegado, el cual gobernara con un consejo consultivo. El consejo se compona de un delegado por cada uno de los cinco estados; y el poder judicial residira en un Tribunal, integrado por un representante electo por la asamblea de cada estado. El gobierno residi en la ciudad de San Vicente, en el estado de El Salvador, pero no logr subsistir. Le sigui una segunda iniciativa cuando Doroteo Vasconcelos fue electo presidente de El Salvador. Entre 1848 y 1851, propici el pacto de la Dieta de Nacaome, la reactivacin de la Dieta de Chinandega, pero al final,ennoviembresefirmunconvenioenlaciudaddeLen,Nicaragua, para dar origen a la Representacin Nacional de Centro Amrica con la participacin de El Salvador, Honduras y Nicaragua. El proyecto feneci debido a la derrota salvadorea ante las tropas de Rafael Carrera. El tercer esfuerzo sucedi entre 1887 y 1889. A la tercera reunin de plenipotenciarios llamadoscongresossefirmenlaciudaddeSanSalvador,unpacto de unin provisional. El proyecto retoma la propuesta de 1842 y 1848: establecer una dieta o confederacin; para ello se convoc a una constituyente en 1890, pero no procedi por un golpe de estado al Gobierno salvadoreo.

    A su vez existieron dos proyectos de una repblicaunitaria. La primera en 1862, cuando Honduras, El Salva-dor y Nicaragua presentaron un proyecto titulado Repblica de Centroamrica; los organizadores eran el nicaragense MximoJerezyelsalvadoreoGerardoBarrios.Ladivisinpoltico-administrativa sera a partir de seis provincias dos por cada uno de los estados mencionados, en la provincia de San Miguel, de El Salvador, se establecera el distrito del Gobierno Nacional. En esta desaparecan los estados consti-tuidos, por ello no habra jefe de estado, sino un gobernador de la provincia. Para dar inicio, se convocara a un congreso nacional constituyente y el presidente de Guatemala ejercera el gobierno interino.

    La segunda iniciativa fue presentada en 1885. El presi-dentedeGuatemala,JustoRufinoBarrios,emitiundecreto

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    donde proclama la unin de Centroamericana en una repblica unitaria; al mismo tiempo asuma, de forma interina, como supremo jefe militar de Centroamrica. Convoc a una asam-blea general, compuesta por 15 delegados por cada uno de los estados. El rgano legislativo deba elaborar una constitucin, designar la capital y la residencia de los supremos poderes. Lospropsitosantesexpuestosnoprosperarondebidoalasguerras entre los estados.

    Las ltimas pretensiones de organizacin poltica se die-ronafinalesdelsigloXIXyduranteladcadade1920.Entrelos aos de 1895 y 1898, se propici la Repblica Federal de los Estados Unidos de Centro Amrica, retomando el modelo de1824.Estavez,seelaborunaCartaMagna,quedefinilasfunciones del poder legislativo en dos cmaras, la de diputa-dos y la de senadores; el ejecutivo ejercido por un presidente y el judicial en la Corte Suprema de Justicia. Sin embargo, los conflictosentrelosgobernantesderrumbelplan.

    Durante las primeras dcadas del siglo XX, se dieron iniciativas para propiciar la estabilidad del istmo. En 1907, contando con el respaldo de los presidentes de Estados Unidos ydeMxico,sedesarrollaronenWashingtonlasConferenciasCentroamericanasdePaz.Deestasnegociacionessefirmaronvarios documentos: el Tratado de Paz y Amistad; la Con-vencin Adicional al Tratado General; la Convencin para el Establecimiento de una Corte de Justicia Centroamericana; el Protocolo Adicional a la Convencin de la Corte; la Convencin deExtradicin;laConvencinparaelEstablecimientodeunaOficinaInternacionalCentroamericana;laConvencinparaelEstablecimiento de un Instituto Pedaggico Centroamericano; la Convencin de Comunicaciones y la Convencin sobre Fu-turas conferencias Centroamericanas.

    La cercana de los festejos del primer centenario de la Independencia y la iniciativa de un grupo de polticos e in-telectuales centroamericanos dieron vida a otro proyecto. El PactodeUnindeCentroamrica,firmadoenSanJos,CostaRica, el 19 de enero de 1921, convoc a una Asamblea Consti-tuyente.Laconstitucinfirmadaenseptiembredelmismoao

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    El Salvador: Historia mnimaestableca una gobierno federal, como el de 1824 y 1895. Pero la tan anhelada repblica centroamericana se vino abajo. Dos factoresinfluyeron,lainestabilidadpolticainternadealgunosestados y las presiones del gobierno norteamericano a quien no convena tal iniciativa.

    Ladisputaporlosingresosfiscales,lasinvasionesfede-rales, las divisiones a lo interno de cada estado, la posibilidad deestablecerrelacionescomercialesexternaspropias,lafaltade un mercado interno, la disputa por la hegemona entre los gobernantes,lafaltademecanismosderesolucindeconflic-tos, la falta del consenso y de alianzas, la persistencia de una ciudadana local y no centroamericana han sido sealados como limitaciones para poder organizar la patria grande. Los nuevos intentos que surgieron en la dcada de 1950 y 1960 ya no son de carcter poltico, sino econmico.

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    El Salvador: Historia mnima

    IV. Tierra, economa y sociedaden el siglo XIX

    Hctor Lindo-Fuentes

    A principios del siglo XIX, en las vsperas de la inde-pendencia,losexportadoressalvadoreosdeailencontrabantodotipodedificultades.Susproblemassedebanenpartealos mltiples impuestos y regulaciones que impona Espaa al comercio de las colonias. Adems, la Corona espaola estaba participando de lleno en las guerras napolenicas (1799-1815), lo quecreabaseriosobstculosalasexportacionesdelascoloniasamericanas. Despus de todo, los barcos que llevaban mercanca a travs del Atlntico eran presa atractiva para los enemigos de Espaa. Envistadelasdificultadesdeltrficotrasatlnticolasautoridades espaolas comenzaron a relajar las restricciones queimponanalcomercio.AlosexportadoresqueantesselesexigarealizarsustransaccionesnicamenteconEspaaypormedio de los canales autorizados, se les permiti comerciar con otras colonias y con nuevos clientes basados en sitios como Bos-tonyFiladelfia.Perolosexportadoresnoselimitaronaaceptarlas nuevas reglas, al mismo tiempo aumentaron el intercambio de contrabando con comerciantes ingleses que operaban desde Belice. De esta forma las primeras dcadas del siglo XIX repre-sentaron una reorientacin del comercio internacional de la Intendencia de San Salvador hacia nuevos mercados.

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    Los productores de ail esperaban que la independencia les trajera prosperidad al liberarlos de una vez por todas de las restricciones comerciales impuestas por Espaa. En efecto, despus de 1821 aumentaron rpidamente las importaciones deproductoseuropeos,particularmentetextilesqueresultabanms novedosos y ms baratos que la produccin artesanal local. Pero la esperada prosperidad no se materializ. Le realidad era queelcomerciointernacionalbasadoenlaexportacindeailera parte pequea de la actividad econmica salvadorea. Asi-mismo otros productos comerciales como el tabaco, la caa de azcar, la ganadera, la produccin de hierro y la manufactura textilocupabanaunaproporcinpequeadelapoblacin.Ensu mayor parte esta se dedicaba a actividades de subsisten-cia. La distancia a los puertos del Atlntico y la pequeez del mercado interno imponan lmites estrechos al intercambio internacional.

    Los primeros meses de vida independiente estuvieron marcados tambin por preocupaciones polticas. El rechazo delossalvadoreosalaideadelaanexindeCentroamricaaMxicopusoenevidencialasdiferenciasentrelosinteresesdeSan Salvador y los de Guatemala. Tambin fue una indicacin de que los desacuerdos se iban a solucionar con las armas. El perododelaFederacin(1823-1841)estuvoplagadodedificul-tades. Los historiadores tradicionales atribuyen gran parte de la inestabilidaddelapocaalosconflictosentreliberalesycon-servadores, usando estas etiquetas ideolgicas sin hacer muchas distinciones. Desde el punto de vista de las ideas econmicas los lderes salvadoreos, incluyendo a Francisco Dueas, a quien se calificabacomoconservador,estabanafavordelasprincipalesideas de Adam Smith, el gran idelogo de la economa liberal. Ellos estaban a favor del comercio libre, los mercados sin res-tricciones y la propiedad privada. Por otro lado, diferan en la celeridad con la que queran introducir el cambio; los conserva-dorestendanasermscautelososytolerabanlasinstitucionesy organizaciones heredadas del perodo colonial. La lderes nacionales, prcticamente sin distinciones, proclamaban su apoyo a los aspectos fundamentales de las ideas constitucionales

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    El Salvador: Historia mnimade la tradicin liberal, a la vez que en la prctica coincidan en desconfiardelascomunidadesindgenasylasclasespopularesybuscaban limitar su participacin poltica. Quizs la diferencia ms marcada entre los liberales y los llamados conservadores no estaba en el campo de las ideas econmicas o polticas sino en la actitudhacialainstitucinquemssehabaidentificadoconelrgimen colonial: la Iglesia catlica, a la que los liberales queran privardeprivilegioslegalesydesuinfluenciaenlaeducacin.Sin embargo, durante la poca de la Federacin la inestabilidad noselimitabaalosconflictosentregruposlocalesoentrelosllamados liberales y conservadores. El gobierno federal entr en conflictoconlosdelosestados;loscomerciantesdeGuatemalacon los productores de El Salvador; los estados intervenan en los asuntos internos de sus vecinos; las querellas entre intereses locales se mezclaban con diferencias ideolgicas y ambiciones personales. Las autoridades de la Federacin, incapaces hasta derecaudarlosingresosfiscalesquenecesitabanparafinanciarsusoperaciones,nolograronjustificarsuexistencia.Nopropor-cionaban seguridad a la ciudadana, a veces hasta pareca que lasubvertan,noconstruancaminosopuertos,ynocrearonun sistema legal de aceptacin general. Las fuerzas que sepa-raban a Centroamrica parecan mucho ms poderosas que las razones para seguir unidos.

    La constante inestabilidad poltica y las frecuentes bata-llas durante las dos dcadas que siguieron a la independencia se pueden resumir en unas cuantas cifras: entre 1824 y 1842, El Salvador tuvo 23 jefes de estado y particip en 40 batallas. La cifradevctimasmortales,aproximadamente2,500hombresperdidos en combate, fue, en proporcin, similar a las prdidas humanas de la guerra civil de 1981-1992. En estas circunstan-cias de frecuente actividad blica el poder de las autoridades era dbil y los municipios tenan una capacidad de negociacin ms amplia que nunca. En la ausencia de una fuerza armada permanente los caudillos de turno tenan que reclutar ejrcitos temporales pueblo por pueblo. Los lderes locales negociaban las condiciones bajo las cuales estaban dispuestos a apoyar a los competidores a nivel nacional. Por ejemplo, desde la poca

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    de Barrios hasta 1890 ningn lder nacional poda desestimar la alianza del General Jos Mara Rivas con los indgenas de Cojutepeque. Ellos hbilmente usaban la voz, el machete o el fusil para avanzar sus intereses. Los lderes locales tambin tenanvozenelfinanciamientode lasautoridadesnaciona-les. Los fondos para el funcionamiento del estado provenan mayormente de impuestos a las transacciones comerciales y a actividadesespecficascomolaproduccindeaguardienteyeldestace de reses. Este sistema implicaba que la recaudacin de impuestos quedaba en manos de autoridades locales, depen-diendo de ellas compartirlos (o no) con las autoridades en San Salvador. El gobierno central contaba con pocos recursos para sacaradelantesuagenda.LasdificultadesdeGerardoBarriosilustran estas limitaciones. l contaba con el apoyo de poco ms deunadocenadepersonasensusoficinas,incluyendodesdesus dos ministros hasta el portero.

    La inestabilidad poltica crnica y la frecuencia de las guerras tuvieron un efecto adverso sobre la economa, parti-cularmentesobrelasexportaciones,locualdebilitalaslitesnacionales. Las guerras destruan obrajes de ail, arrancaban a los labradores de la tierra para convertirlos en soldados tempo-rales, y frenaban la inversin. Estas circunstancias permitieron gran autonoma a las municipalidades y a las comunidades indgenas. Su economa dependa del acceso a la tierra donde se dedicaban a actividades de subsistencia y a producir frutas, verduras y pequeas artesanas para los mercados locales. Durante este perodo de relativa autonoma consolidaron su acceso a la tierra. Aparte de la propiedad privada individual la legislacin espaola heredada por las autoridades republicanas reconoca el derecho colectivo a la tierra de las comunidades indgenas.Lospueblosestabanrodeadosdetierrasejidalesque no pertenecan a un individuo sino a todos los habitantes del pueblo quienes decidan su uso de forma corporativa. Al mismo tiempo haba grandes cantidades de tierra que se con-siderabapropiedaddelestado,losterrenosbaldos.Aunquehoy parezca difcil creerlo, la tierra disponible era ms que suficienteparasatisfacerlademandapuestoquelaeconoma

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    El Salvador: Historia mnimaestabadeprimida,lapoblacineralimitadayeradifcilexportarproductos agrcolas en grandes cantidades.

    Durante la segunda mitad del siglo XIX, y particular-mente despus de la cada de Francisco Dueas en 1871, las autoridades del estado nacional comenzaron un proceso paula-tinoyeventualmenteexitosoparaimponersuautoridadsobrelas lites locales y sacar adelante una agenda nacional. En este perodo las autoridades crearon un ejrcito permanente con unaescueladeoficiales,contrataroncompaasparaconstruirpuertos, caminos y ferrocarriles, sentaron las bases del sistema escolar nacional, cambiaron las regulaciones de la propiedad de la tierra, impulsaron la organizacin de bancos y del registro de lapropiedad,firmarontratadosbilateralesconlosprincipalespases de occidente y pusieron las bases de la legislacin civil y penal. El comn denominador de la gran mayora de iniciati-vas del Estado salvadoreo era la promocin de la agricultura comercial. El avance de esta, en particular de la produccin de caf, se convirti en la principal medida de progreso. El paso de una economa deprimida, principalmente de subsistencia, al rpido crecimiento de la industria cafetalera es uno de los aspectos claves para comprender la historia del siglo XIX y la consolidacin del estado nacional.

    La reorientacin de la economa salvadorea hacia las exportacionessedebiengranmedidaacambiosenelentornointernacional. La difusin de la Revolucin Industrial en Europa y Estados Unidos contribuy a un aumento del poder adquisitivo de la poblacin lo que aument la demanda por materias primas y productos tropicales. El afn de innovaciones incluy nuevo inventoscomolostintesartificialesqueproyectaronunasom-bra sobre el futuro del cultivo del ail. Lenta y sostenidamente la produccin de ail salvadoreo disminuy en las ltimas dcadas del siglo XIX y las primeras del XX. Esto ocurri en parte por la competencia de las anilinas y en parte porque haba otro producto ms prometedor. Entre los nuevos hbitos de consumo de las clases medias europeas se encontraba el caf, que anteriormente haba sido lujo de minoras. Asimismo, la entrada en servicio de ferrocarriles, nuevas rutas martimas y

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    barcos de vapor baj de forma precipitada el costo de transpor-tar productos voluminosos como los granos de caf. A principios de siglo del siglo XIX los zurrones de ail destinados a Europa se cargaban en recuas de mulas que llevaban su carga hasta Belice en un proceso que poda durar meses. Despus de 1855 fue posible transportar los productos salvadoreos desde los puertosdelPacficohastaPanamdondeunflamanteferrocarril(antecedentedelcanal)llevabalosproductoshastaelOcanoAtlntico donde se embarcaba para Hamburgo o Liverpool. Los agricultores mejor informados vislumbraron que el camino hacia la prosperidad estaba en imitar el ejemplo de Costa Rica quehaba tenidoxito exportandocaf. El aumentode lasexportacionespusounaimportantefuentederecursosadispo-sicin del gobierno central. Los impuestos de aduanas llegaban directamente a las arcas nacionales, aumentaban rpidamente y eran ms fciles de cobrar que los impuestos de alcabala a cargo de las municipalidades. El estado nacional, fortalecido con los impuestos aduanales, concentr sus esfuerzos en la promocin delaeconomadeexportacinconstruyendocaminosypuertosylegislandoafavordelosexportadores.

    El resultado de esta nueva direccin del pas se sinti con fuerza en la tenencia de la tierra, la fuerza de trabajo y el futuro de las comunidades indgenas. Para invertir en cultivos permanentes como el caf era necesario tener acceso a crdito hipotecario y tener ttulos de propiedad seguros. A su vez, las ideas imperantes del liberalismo econmico enfatizaban la propiedad privada y la iniciativa individual. Con su posicin polticafortalecidaporlosingresosdelcomercioexteriorloslderes en San Salvador decidieron unilateralmente que la pro-piedad comunal de la tierra de las comunidades indgenas y las tierras ejidales de los pueblos eran contrarias al progreso. En 1881 y 1882 la Asamblea Nacional Legislativa aprob leyes que declaraban ilegal toda forma de propiedad comunal. El prlogo delaleyde1881estipulabaquelaexistenciadetierrasbajolapropiedad de las Comunidades [indgenas] impide el desarrollo agrcola, estorba la circulacin de la riqueza y debilita los la-zosfamiliaresylaindependenciadelindividuo.Suexistencia

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    El Salvador: Historia mnimacontrara los principios econmicos y sociales que la Repblica haadoptado.

    Las comunidades indgenas y los pueblos propietarios de ejidos tuvieron que subdividir la tierra en lotes y distribuirlos bajo el rgimen de propiedad individual. Este proceso fue largo, complejoyplagadodeconflictos.Apesardelosmuchosabusosdepartedepersonasdeinfluencia,enlosprimerosaossalva-doreos y salvadoreas de todos los grupos sociales obtuvieron ttulos de propiedad. Al pasar el tiempo, sin embargo, muchos perdieron sus tierras. El paisaje agrario termin teniendo un grannmerodepequeaspropiedadesque coexistan conlatifundios. Pero en las dcadas siguientes stos ltimos ab-sorbieron muchas de las antiguas tierras comunales y ejidales. La privatizacin de la tierra produjo fricciones al interior de las comunidadesyentreellas,losconflictospodanserdeintereses,tnicos o de clase.

    Adems de crear condiciones para que la tierra se desti-nara al cultivo del caf los gobiernos liberales hicieron lo posible para que los agricultores contaran con una fuerza de trabajo segura y disciplinada. Esto lo lograron con leyes en contra de la vagancia y haciendo cumplir contratos de trabajo que incluan adelantosquemantenanalosjornalerosendeudadosyobli-gados a trabajar en los cafetales. Los esfuerzos para asegurar la mano de obra para las cosechas llevaron a frecuentes abusos, acciones y reacciones violentas.

    Las comunidades indgenas que haban sido actores im-portantes en la construccin del estado y que desempeaban unpapelsignificativoenlaeconomapasaronaserdescritascomo obstculos en el camino hacia la modernidad. Los lderes liberales promovieron una agenda cultural homogeneizadora y el sistema escolar impona el uso del castellano. La perdida de las tierras comunales les quit su base econmica y perdieron poder en los gobiernos locales.

    El siglo XIX represent para El Salvador una etapa im-portante en el proceso de globalizacin. Fue el perodo en que laeconomadeElSalvadorsereorienthacialasexportacio-nes. Esta fase de globalizacin tuvo consecuencias duraderas

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    para la poltica y la sociedad. El proceso fue lento; antes de la independenciaelprincipalproductodeexportacin, el ail,representaba un porcentaje pequeo del producto nacional yenriquecaaunaliteinfluyenteperominscula.Sibienlaindependencia elimin las restricciones comerciales que im-ponaEspaa,lasexportacionesnopodancrecerrpidamentemientras no hubiera acceso fcil a los mercados internacionales y persistiera un ambiente poltico inestable poco favorable para las inversiones. Con la estabilizacin de la poltica y cambios en el entorno econmico mundial empez a mejorar el clima paralasexportaciones,particularmenteelcaf.Alterminarelsiglo XIX estaba claro que el sistema econmico de El Salvador tenacomoejelaproduccinagrcolaparalaexportacin.Elsistema produjo los recursos para consolidar el estado nacional, cre una elite poderosa e impuls el crecimiento econmico y la modernizacin de la infraestructura. A la vez aument la desigualdad, llev a una redistribucin de la propiedad de la tierra, puso presin en la fuerza de trabajo, margin a las comunidadesindgenaseintrodujounaatmsferadeconflictointenso en las zonas rurales.

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    El Salvador: Historia mnima

    V. El liberalismo poltico de finalesdel siglo XIX

    Roberto Armando Valds Valle

    LasllamadasreformasliberalesdelsigloXIXimpulsa-das por los gobiernos de Santiago Gonzlez (1871-1876), Rafael Zaldvar (1876-1885) y Francisco Menndez (1885-1890) se proponan polticamente la construccin de un Estado laico en El Salvador, es decir, buscaban la separacin del poder civil deleclesistico;oentrminosanmsespecficos,buscabanlasustitucin de principios fundamentales del liberalismo cat-lico espaol (Estado confesional, tierras ejidales y comunales, cementerios catlicos, total prohibicin a la libertad de cultos, educacin catlica, matrimonio religioso, imposibilidad de divorcio, no libre testamentifaccin, etc.) con los que fueron moldeadas originalmente las Provincias del antiguo Reino de Guatemala, luego de independizarse de Espaa. Ahora se pro-ponareconfigurarelEstadosalvadoreoconlosprincipiosdeunliberalismoradical(rojo,jacobino)deinfluenciafrancesaque demandaba una total separacin entre Iglesia y Estado, pero tambin la adopcin de otras polticas estatales que transfor-maran profundamente las instituciones arriba mencionadas.

    En ese sentido, constituye un grave error reducir la trans-formacin del Estado salvadoreo durante el ltimo cuarto del siglo XIX a la privatizacin de las tierras comunales y ejidales,

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    oque las llamadas reformas liberalesbuscaban transfor-mar nicamente la estructura de la tenencia de la tierra. En realidad, debe entenderse que tanto liberales radicales como masones buscaban una sola cosa: un cambio estructural del pas, de inventar, modelar o crear si se quiere un nuevo pas de acuerdo con los importantes cambios ideolgicos y polticos que se estaban realizando en Europa y en Amrica, y parte de esa transformacin o secularizacin pasaba indiscutiblemente por la privatizacin de las tierras comunales y ejidales, a las que se les consideraba una reliquia viviente del modo colonial, retrgrado y reaccionario, de concebir el mundo.

    Es claro que un proceso de transformacin poltica tan radical en la institucionalidad del pas demandaba para su implementacin y salvaguarda la aprobacin de leyes y de Constituciones polticas en las que quedaran frreamente es-tablecidas las bases del Estado laico. Por ello, desde la llegada del presidente Santiago Gonzlez en abril de 1871, se inici un proceso de elaboracin de leyes y de Constituciones polticas que progresivamente fueron introduciendo cambios esenciales en la estructura del Estado. Si este proceso de transformacin formal tom 14 aos (1871-1886) y necesit de la elaboracin de 6 Constituciones (1871, 1872, 1880, 1883, 1885, 1886), nos indica que se trataban de cambios difciles de implementar; es decir, que liberales radicales y masones encontraron importan-tes resistencias, tanto de parte del clero como de los sectores conservadores y de buena parte del pueblo que miraba con desconfianzalaspolticasestatalespromovidasporlosnuevosliberales.

    En efecto, las resistencias populares a la secularizacin del Estado podan ser producto tanto de una ideologizacin deliberada e interesada por parte del clero como alegaban los liberales anticlericales, pero tambin de la clara conciencia que los sectores populares fueron adquiriendo de que tales cambios implicaban la prdida de importantes privilegios que disfrutaban desde tiempos de la Colonia, como eran precisa-mente las tierras ejidales y comunales, o los comerciantes se-guirvendiendosusproductosenlascallesynoenmodernos

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    El Salvador: Historia mnimamercados como los construidos en San Miguel en 1875; y, por supuesto, tambin estaba en juego la prdida de una visin de mundoqueledabasentidoyseguridadalaexistenciahumana(el tradicional rol social de la mujer, religin nica, cemente-rios, matrimonio y educacin catlica). Es innegable, pues, que algunas de las polticas estatales implementadas por liberales secularizantes y masones afectaban la vida diaria de los habi-tantes del pas; y es claro que esos cambios afectaron y daaban a uno de los sectores ms poderosos del pas: la Iglesia catlica.

    Se suele sostener que la Iglesia catlica salvadorea te-na muy poco que perder con las reformas polticas del ltimo cuarto del siglo XIX, porque siempre fue una Iglesia pobre, sin grandes posesiones territoriales o riquezas econmicas; pero acasonoerasuficientepoderelmonopoliodelaverdadylafalsedad, de lo que se debe leer o no, de lo que se debe ensear o no, o si una persona merece ser enterrada en un cementerio o no, etc.? En ese sentido, implicaba un gran cambio el que a las nuevas generaciones de ciudadanos ya no se les iba a ensear que la religin catlica era la nica verdadera, que de ahora en adelante se toleraran en el pas la prctica pblica de todos los cultos religiosos. Y por supuesto, la Iglesia catlica luch de-nodadamente por no perder el control de los nacimientos y las defunciones,odelosmatrimonios.Enfin,comopartedeestemovimiento de oposicin a los procesos de secularizacin debe entenderse los graves disturbios de San Miguel en Junio de 1875.

    Por otro lado, tambin se suele sostener que la llegada de Santiago Gonzlez al poder no implic grandes cambios en la es-tructura econmica, o que su Presidencia no represent ningn cambio fundamental para la historia poltica e institucional del pas.Denuevo,setratadeunaafirmacindemasiadotajantepara ser verdadera. Porque, acaso lo econmico es lo nico fundamental o necesario para entender el devenir histrico de los pueblos? Ms bien, es obligatorio preguntarnos a estas altu-ras cmo es posible que la mayora de los investigadores de los procesos histricos que tuvieron lugar a lo largo del siglo XIX en Centroamericana le hayan dado tan poca importancia al proceso de secularizacin que arranc tan tempranamente aunque sin

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    xito-durantelosmandatosenGuatemaladeMarianoGlvez(1831-1838) y de Francisco Morazn, para terminar absoluti-zando los procesos econmicos como los nicos decisivos a la hora de escribir la historia de los pueblos centroamericanos. Y resulta mucho ms sorprendente constatar el esfuerzo que han hechoalgunosdeestoshistoriadorespornulificarodesvirtuarla trascendencia y lo traumtico que resultaron estos tempranos procesos de secularizacin.

    Frente a esta interpretacin, historiadores como Ralph Woodward han logrado probar que fueron precisamente los curasfanticosdeGuatemalalosqueiniciaronelinconteniblemovimiento popular-catlico de protestas que llev al poder al conservador Rafael Carrera y a ejercer la Presidencia durante 30 aos. Especialmente cacofnicos resultan aquellos historiadores que solo ven en el ascenso del caf y las oligarquas cafetaleras lasnicascausasparaexplicarloacontecidoenCentroamricaa partir de 1871; luego terminan concluyendo que tanto conser-vadorescomoliberalesimpulsaronelcaf,porloquealfinalsequedan sin el necesario y estricto contrincante dialctico que ayuda a entender los movimientos histricos.

    Y sin embargo, al igual que ocurri en tiempos de Maria-no Glvez en Guatemala, durante los aos de las llamadas re-formasliberaleslasfuentescatlicasrefierencategricamenteaque entre 1871 y 1886 en El Salvador se libr una intensa batalla entreliberalesateosybuenoscatlicos;yporsuparte,lasfuentesliberalesconfirmantambinlapercepcindequeconla llegada de la Administracin de Santiago Gonzlez haba iniciadounsignificativocambioenlaspolticasdeEstadoquefueron arrinconando progresivamente a los fanticos catli-cos,quieneseranconcebidoscomolosverdaderosenemigosdel progreso, de la Libertad, de la Igualdad y la Fraternidad. Adems, ambas fuentes confirmanque estasmedidas dia-blicasoprogresistasfueroncontinuadasyprofundizadasdurante la larga presidencia de Rafael Zaldvar, con el claro apoyo de liberales radicales y masones, a pesar de que Zaldvar haba sido un cercano colaborador del conservador Francisco Dueas (1863-1871).

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    El Salvador: Historia mnimaTanto era la conviccin de que haba habido una ruptura

    entre la manera de entender y hacer poltica desde los tiempos de Dueas, que las ambigedades mostradas por el General Fran-cisco Menndez al inicio de su mandato no dejaron de alarmar a los radicalizados defensores del liberalismo secularizante que contemplaban con horror cmo Menndez haba reservado a Ma-nuel Gallardo el decisivo cargo de Ministro de Hacienda, pesar delgeneraldesagradoqueprovocabasupresenciaenelGabinetedadas sus posturas polticas conservadoras. Seguramente no menos vergenzas generaba para los liberales radicales comprobar cmo Menndez era elogiado por conservadores y catlicos, y cmo, en fin,MenndezhabaabiertolaspuertasparaqueelclerofanticoyreaccionarioparticiparaenlaConstituyentede1885,ocmohabapermitido la reintroduccin de la ctedra de derecho cannico en la Universidad.

    Aunque siempre es difcil tener certeza sobre las convic-ciones religiosas de las personas, podramos conceder que muy probablemente los planteamientos ideolgicos de Dueas eran muy similares a los de Gonzlez, que quizs ambos eran fervientes creyentes en un liberalismo moderado, sinceros y temerosos catli-cos; pero, qu decir de los Ministros de Estado de Dueas y de los deGonzlez?O,qudecirdelosRepresentantesqueredactaronla Constitucin de 1864 y los que redactaron las Constituciones de 1871-72 en adelante? Un anlisis detallado mostrara que la clase poltica y los burcratas en el poder a partir de 1871 fueron mo-delando e introduciendo poco a poco polticas que efectivamente fueron secularizando el Estado salvadoreo, medidas que fueron generando importantes resistencias de parte de estos sectores catlicos y conservadores. Es en este sentido que debe entenderse laexpulsindejesuitas,capuchinosyhastadeobisposapartirde1872, la ruptura del Concordato con el Vaticano, la supresin de peridicos catlicos en los que se atacaba a la nueva generacin de liberales radicales centroamericanos. En este sentido, la frrea insistencia de parte de los sectores catlicos y conservadores de que con la llegada de Santiago Gonzlez al poder y la fundacin de la LogiamasnicaProgresoN5habainiciadounaeradeterriblesy lamentables cambios en la conduccin poltica del Estado.

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    A la luz de todas estas consideraciones, sera un error, a mi juicio, considerar que las nicas motivaciones que tenan los Presidentes salvadoreos para convocar a una nueva Constitu-yente durante los aos 1871-1886 era que se aprobara su reelec-cin o se ampliara el perodo presidencial. Aunque los deseos de eternizarse en el poder tanto ayer como ahora han sido una poderosa motivacin para convocar a una Constituyente, para la clase poltica de liberales secularizantes y masones, cada Cons-tituyente era una nueva oportunidad para ir profundizando en el proceso de transformacin del Estado desde los ya vetustos, anacrnicos y ahora reaccionarios principios del liberalismo catlico hispnico a los principios ms avanzados del moderno liberalismo laicizante; pero tambin cada Constituyente era una oportunidad ms para que conservadores y catlicos hicieran importantes crticas a este proceso de transformacin y pedir su reversin al estado de cosas en que haba dejado al pas la conservadora Constitucin de 1864, cuyo Congreso Constitu-yente haba hecho un esfuerzo por no romper con el paradigma del liberalismo catlico espaol. Y las mismas resistencias se producan cada vez que liberales radicales y masones intentaban introducir leyes que transformaran el carcter catlico de la edu-cacin o promovieran la educacin intelectual de la mujer, etc.

    Amiparecer,pues,hubosignificativas rupturas ideo-lgicas y de polticas de Estado entre las Constituciones de 1864 y la de 1871, y estas diferencias se fueron haciendo cada vez ms amplias a lo largo de las restantes que fueron sien-do aprobadas hasta llegar a la de 1886; es decir, cada nueva Constituyenteibareafirmandolasconquistasdelliberalismolaicizante ya logradas, e introduciendo nuevas quizs las que seatrevanaintroducirolasquetuvieronxitoenimponerdelamplio catlogo de reformas que inclua el proyecto Liberal de secularizacin del Estado. Y sobre todo no puede obviarse que muchas de estas polticas secularizantes se estaban tratando de implementar en pases tan distantes como Francia o Blgica o Alemania.Recurdese,porejemplo,queBismarkexpulsalosJesuitas de Alemania en 1872, es decir el mismo ao que lo hizo Guatemala y El Salvador.

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    El Salvador: Historia mnimaPor ello sostengo que las reformas polticas liberales

    salvadoreasdebenserdefinidasmsprecisamentecomose-cularizantes.Esclaroqueliberalesradicalesymasonesestabanconvencidos de que los tiempos haban cambiado, que ahora s les haba llegado su turno para implementar las polticas que las generaciones anteriores de liberales radicales soaron con hacerrealidad,peroconresultadoscatastrficos.Merefieroalas generaciones de Mariano Glvez, de Francisco Morazn, pero tambin a la de Gerardo Barrios, Manuel Surez y Manuel Irungaray. Ciertamente la tarea segua siendo harto difcil, las resistencias del clero y de los catlicos seguan siendo podero-sas.PerolahistoriademostralfinalalmenosenelcasodeEl Salvador- que liberales secularizantes y masones estaban en lo correcto: el tiempo les favoreca. La permanencia desde entonces del espritu laico de las Constituciones de 1885 y 1886 esunabuenapruebadeestaafirmacin.

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    El Salvador: Historia mnima

    VI. La cultura en el siglo XIX

    Ricardo Roque Baldovinos

    A lo largo del siglo XIX, la mayor parte de la poblacin sal-vadorea seguira apegada a usos y costumbres heredados de la Colonia. Recordemos que la sociedad colonial fue concebida para perduraryresistirelcambio.Vestidos,edificaciones,ritosyfiestasreligiosas sufrieron cambios lentos, apenas perceptibles para los contemporneos. En cambio, las elites de los principales centros de poblacin entraron rpido a los juegos de la modernidad y la modernizacincultural,esdecirenlaafirmacindelaracionalidadcomo nuevo valor rector de la vida social y en el entusiasmo por lo novedoso, especialmente cuando provena de fuera del pas, de pasesmsavanzadoscomolosEstadosUnidosyEuropa.Porsupuesto, el mbito ms dinmico y donde es ms fcil documen-tartalescambioseseldelaselitesurbanas.Labuenasociedadsalvadorea tratara de ponerse al da con sus iguales de los pases ms avanzados, imitando sus gustos para vestirse, para decorar susviviendasyparadivertirse.Elcatastrficosismode1873serauna buena ocasin tambin para remozar la urbe. Sobre el traza-do racional heredado del espritu renacentista que inspirara los urbanistascoloniales,huboocasindeexperimentarnosoloconnuevos materiales ms adecuados a la actividad telrica, sino con nuevosestilos,connuevassuperficies,mslivianas,msacordesalcarcterligerodelamodernidaddefinesdeldiecinueve.

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    Buena sociedad y capital cultural

    Defuentescomolosviajerosextranjerosoloscronistaslocales, podemos conjeturar que las elites salvadoreas se esfor-zaban por mostrarse como una sociedad progresista, ilustrada ysofisticada.Unaseriedeprcticasculturaleseinstitucionesvinieron a ser el soporte de este anhelo. Estas tenan por lema expresolaexpansindelespritucivilizadorentrelapoblacin,mas en la prctica funcionan sobre todo como factores de dife-renciacin,dedistincin,conrespectoalmundoruralbrbaroy dentro de la misma sociedad urbana. Lo primero que logran esdefinirlabuenasociedad.Evidentemente,losnivelesdeingreso marcan el acceso a esta buena sociedad. Pero se necesita, algo ms, un capital social, que permita la cercana a los centros de poder. En la sociedad tradicional colonial, el capital social derivaba principalmente de la sangre. No solo era requisito ser criollo sino estar bien emparentado. De all, lo fundamental de las alianzas matrimoniales.

    En alguna medida, el avance del capitalismo tiende a desestabilizar los cimientos de las elites tradicionales. En este proceso de reacomodo entra en juego un nuevo factor de dis-tincinquepermitereconfigurarlaelitenacional:laCultura,entendida esta de una manera restringida, como un conjunto de prcticas y signos asociados a un ethos cosmopolita y civilizado. Este elemento, por ejemplo, permitir la integracin a la alta sociedadsalvadoreadeunnmerobastantealtodeextranje-ros. Estos forasteros podrn carecer de fortuna y de ascendencia notable, pero su familiaridad con la cultura cosmopolita les dar una ventaja considerable. Sabemos mucho de estos bailes elegantes por las crnicas que dedican las pginas sociales del pas. Los cronistas sociales juegan aqu un papel importante, adems de registrar el acontecer en estos ambientes, se erigen en rbitros del buen gusto y crticos de costumbres. No hay que insistir en que su tono es de autocomplacencia, recalcan con una insistencia que resulta sospechosa que la buena sociedad salvadorea est a la misma altura de las ms adelantadas en civilizacin.Adems,enestascrnicassenaturalizayserefuer-

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    El Salvador: Historia mnimaza una disposicin tpicamente colonial, en la que las normas culturales vienen dadas desde fuera, desde el centro del mundo civilizado,yqueelpapeldelaseliteslocalesesseguirfielmenteun libreto escrito por otras manos.

    La cultura impresa y la literatura

    Las tecnologas que tienen un decisivo impacto en el siglo XIX son las relacionadas con la circulacin de la palabra. Si bien la imprenta haba sido introducida en El Salvador ya en poca colonial,enelsigloXIXsuusoseextiendenotablementeydalugaralaexistenciadecadavezmsnumerosaspublicacionesimpresas. Estas publicaciones impresas no solo difunden infor-macin de carcter poltico o econmico a grupos de personas ms amplias, sino que contribuyen a delimitar y constituir el espacio imaginario de la nacin. Adicionalmente, permiten segu