el rostro de la amada bécquer. guillén .salinas. machado

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Este documento está disponible para su consulta y descarga en Memoria Académica, el repositorio institucional de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, que procura la reunión, el registro, la difusión y la preservación de la producción científico-académica édita e inédita de los miembros de su comunidad académica. Para más información, visite el sitio www.memoria.fahce.unlp.edu.ar Esta iniciativa está a cargo de BIBHUMA, la Biblioteca de la Facultad, que lleva adelante las tareas de gestión y coordinación para la concre- ción de los objetivos planteados. Para más información, visite el sitio www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar Licenciamiento Esta obra está bajo una licencia Atribución-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 Argentina de Creative Commons. Para ver una copia breve de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/. Para ver la licencia completa en código legal, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/legalcode. O envíe una carta a Creative Commons, 559 Nathan Abbott Way, Stanford, California 94305, USA. 27 al 30 de abril de 2010. Genoud de Fourcade, Mariana IX Congreso Argentino de Hispanistas Cita sugerida Genoud de Fourcade, M. (2010) Los rostros de la amada : Bécquer, Machado, Salinas, Guillén [En línea]. IX Congreso Argentino de Hispanistas, 27 al 30 de abril de 2010, La Plata. El hispanismo ante el bicentenario. Disponible en Memoria Académica: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.1085/ev.1085.pdf Los rostros de la amada : Bécquer, Machado, Salinas, Guillén

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poesías varias

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  • Este documento est disponible para su consulta y descarga en Memoria Acadmica, el repositorio institucional de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin de la Universidad Nacional de La Plata, que procura la reunin, el registro, la difusin y la preservacin de la produccin cientfico-acadmica dita e indita de los miembros de su comunidad acadmica. Para ms informacin, visite el sitio www.memoria.fahce.unlp.edu.ar

    Esta iniciativa est a cargo de BIBHUMA, la Biblioteca de la Facultad, que lleva adelante las tareas de gestin y coordinacin para la concre-cin de los objetivos planteados. Para ms informacin, visite el sitiowww.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar

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    Para ver una copia breve de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/.

    Para ver la licencia completa en cdigo legal, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/legalcode.

    O enve una carta a Creative Commons, 559 Nathan Abbott Way, Stanford, California 94305, USA.

    27 al 30 de abril de 2010.

    Genoud de Fourcade, Mariana

    IX Congreso Argentino de Hispanistas

    Cita sugerida Genoud de Fourcade, M. (2010) Los rostros de la amada : Bcquer, Machado, Salinas, Guilln [En lnea]. IX Congreso Argentino de Hispanistas, 27 al 30 de abril de 2010, La Plata. El hispanismo ante el bicentenario. Disponible en Memoria Acadmica: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.1085/ev.1085.pdf

    Los rostros de la amada : Bcquer, Machado, Salinas, Guilln

  • IX Congreso Argentino de Hispanistas

    El Hispanismo ante el Bicentenario

    Los rostros de la amada. Bcquer, Machado, Salinas, Guilln

    Mariana Genoud de Fourcade Universidad Nacional de Cuyo

    Resumen

    La concepcin del amor y la imagen de la amada forman parte de una potica explcita y consciente en la mayora de los poetas hispnicos de la modernidad. Basta asomarse al universo de los textos para comprobar esta afirmacin en nombres indiscutidos de la lrica espaola desde el siglo XIX, con las ineludibles diferencias que marca el contexto histrico-literario del que nacen. En el camino hacia la creacin, el sentimiento amoroso es siempre fuente inspiradora y las caractersticas del ser amado se determinan a partir de la potica que singulariza cada voz lrica. Examinar, entonces, algunos textos de autores emblemticos como Gustavo Adolfo Bcquer, Antonio Machado, Pedro Salinas y Jorge Guilln que ilustrarn esta afirmacin de la relacin potica/amada.

    Palabras clave: potica amada inspiracin creacin imagen

    La concepcin del amor y la imagen de la amada forman parte de una potica explcita y consciente en la mayora de los poetas hispnicos de la modernidad. Basta asomarse al universo de los textos para comprobar esta afirmacin en nombres indiscutidos de la lrica espaola desde el siglo XIX. En el camino hacia la creacin, el sentimiento amoroso es siempre fuente inspiradora y las caractersticas del ser amado se determinan a partir de la potica que singulariza cada voz lrica. Examinar en algunos autores emblemticos como Gustavo Adolfo Bcquer, Antonio Machado, Pedro Salinas y Jorge Guilln esta relacin entre la potica y la amada, mostrando algunos puntos nucleares de una investigacin mayor en curso.

    Gustavo Adolfo Bcquer abre con sus Rimas las puertas de la modernidad en la lrica espaola. La potica becqueriana, desarrollada tanto en su lrica como en su prosa, incluye una variedad de tpicos que lo colocan en la transicin entre el romanticismo y la poesa moderna, recordemos algunos: el proceso de creacin que ana inspiracin y razn sintetizado en la elocuente expresin: cuando siento no escribo, la lucha con el lenguaje insuficiente, la misin del poeta, la bsqueda del ritmo y la armona universal, la preferencia por la asonancia para conseguir musicalidad en el verso, la conciencia de los indefinidos lmites entre la vigilia y el sueo, la autonoma de la poesa, la identificacin entre mujer y poesa que es clave para resolver la hiptesis que me ocupa.

    La ecuacin mujer/poesa se anuncia ya en la Rima XIII (Bcquer 1968: 34-35), la primera que se publicara en 1859, con la anfora que encabeza sus tres estrofas: Tu pupila es azul, // eco que resuena en la Rima XXI que proclama abiertamente: Qu es poesa?, dices mientras clavas / en mi pupila tu pupila azul; / Qu es poesa! Y t me lo preguntas? / Poesaeres t.(Bcquer 1968: 44)

    Casi literalmente este concepto se repite en la primera de las Cartas literarias a una mujer: La poesa eres t, porque esa vaga aspiracin a lo bello que la caracteriza y que es una facultad de la inteligencia en el hombre, en ti pudiera decirse que es un instinto

    La Plata, 27-30 de abril de 2010http://ixcah.fahce.unlp.edu.ar

    ISBN 978-950-34-0841-41

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    (Bcquer 1860). No caben entonces dudas sobre esa identificacin. La mujer encarna la poesa intuitiva que Bcquer opone a esa otra magnfica y sonora que define en el Prlogo a La Soledad de Augusto Ferrn.

    Una vez establecida la fusin poesa/mujer cabe preguntarse qu rasgos individualizan a una y otra. La poesa es, acabamos de verlo, esa vaga aspiracin a lo bello, vaguedad que las 19 estrofas de la Rima V va intensificando progresivamente porque es espritu, luz, nube, fuego, espuma, onda, nota, perfume, humo, invisible anillo, desconocida esencia. La seleccin de verbos contribuye a acentuar este perfil desdibujado, inasible del espritu cuando tiembla, ondea, susurra, suspira, ondula (Bcquer 1968: 20). El poeta intuye que hay algo que lo arranca de la realidad en la Rima VIII y que le permite flotar en la niebla dorada, subir en un vuelo, anegarse en la luz del cielo (Bcquer 1968: 26). Hay un ansia evidente de alcanzar lo infinito, de desasirse de las coordenadas espacio temporales con estas imgenes ascensionales, para utilizar la terminologa de Gastn Bachelard. Bcquer concibe, entonces, a la poesa como incorprea, inefable, inasible, imposible; por lo tanto, la mujer cantada en esta lrica ser un reflejo de estas cualidades: el poeta configura una amada tambin intangible, inasible que en la Rima XV es un Cendal flotante de leve bruma, blanca espuma, onda de luz y se esfuma hasta el lmite: T sombra area que cuantas veces / voy a tocarte te desvaneces (Bcquer 1968: 37-38).

    La amada no tendr un rostro definido, ni nombre, ser slo una luz que se persigue anhelante y no se alcanza, ser una sombra imposible que es, a la vez, belleza y poesa. La potica becqueriana determina la apariencia de la amada y el lector asiste en las Rimas, y tambin en las Leyendas, a amores dolorosos, de resabios romnticos, que nunca llegan a la plenitud y que se agostan en el anhelo inconcluso.

    La impronta de esta potica decimonnica que inaugura la modernidad, puede rastrearse en Antonio Machado, quien se ocup extensamente en su prosa de delimitar los alcances de la memoria y el olvido en el proceso de la creacin potica. Al igual que en Bcquer, el momento de creacin se distancia de la experiencia vivida, es necesario que sta sea olvidada, para ser amarrada en la roca viva del sentimiento y luego evocada por la memoria. Lo vivido se convierte en sueo y vuelve al presente transformado en pasado apcrifo porque ha sido transformado por el olvido y el recuerdo. Es por eso que Machado no canta a su amada Leonor hasta despus de muerta, cuando se transforma en una memoria que linda con el sueo. La mujer amada ser entonces siempre ausencia, nostalgia, recuerdo, evocacin, sueo tal como aparece en el poema CXXII de Campos de Castilla:

    So que t me llevabas por una blanca vereda, en medio del campo verde hacia el azul de las sierras, hacia los montes azules, una maana serena. Sent tu mano en la ma, Tu mano de compaera, tu voz de nia en mi odo como una campana nueva

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    como una campana virgen de un alba de primavera. Eran tu voz y tu mano En sueos, tan verdaderas!...// (Machado 1977: 196-97).

    Machado suea con Leonor y a la vez la siente tan verdadera, y as nos instala en la ambigedad, en los imprecisos lmites entre la realidad y el sueo. Sin embargo, la mujer toma alguna carnadura cuando el poeta menciona su nombre: No ves, Leonor, los lamos del ro / con sus ramajes yertos?(Machado 1977: 196).

    Tambin Guiomar, su segundo amor, correr la misma suerte de la distancia y el olvido antes de convertirse en materia del poema en las Canciones a Guiomar del libro Un cancionero apcrifo. Dir en la cancin II: En un jardn te he soado, / alto, Guiomar, sobre el ro / jardn de un tiempo cerrado / con verjas de hierro fro (Machado 1977: 355).

    Aunque Guiomar vive y hay encuentros reales de los amantes en pequeos cafs madrileos, Machado, fiel a su potica, representa a sus amadas a travs de la evocacin, el sueo, la memoria. Este modo de representacin hace que el lector no las perciba como criaturas de carne y hueso, hasta que conozca los referentes biogrficos. La teora del amor machadiana, se desarrolla en esta misma lnea, pero omitiremos su tratamiento, respetando los lmites de esta exposicin.

    La potica de Pedro Salinas, voz sobresaliente de la generacin espaola de 1927, puede sintetizarse en esta lograda expresin suya: la poesa es una aventura hacia lo absoluto (Diego 1962: 303). Su poesa avanzar buscando lo que no cambia en el tiempo ni en el espacio. Ninguna realidad presente lo dejar satisfecho. La triloga de sus poemarios amorosos La voz a ti debida, Razn de amor y Largo lamento son el mejor ejemplo de cmo el poeta, fiel a su potica, desea una amada que no est sujeta a las coordenadas espacio-temporales para configurar as esa amada absoluta a la que buscar afanosamente en los versos de La voz a ti debida:

    S, por detrs de las gentes te busco. No en tu nombre, si lo dicen, no en tu imagen, si la pintan. Detrs, ms all. Por detrs de ti te busco (Salinas 1981: 223).

    Y ms adelante reitera: Te quiero pura, libre, / Irreductible: t (Salinas 1981: 243). La amada que protagoniza estos versos, se pliega a las lneas mayores de la potica

    saliniana. La publicacin de los dos primeros poemarios amorosos de Salinas tuvo gran repercusin en la crtica, que centraba su atencin en la naturaleza de la mujer a la que all se cantaba, se pona en duda su realidad y se abogaba por la tesis, que sostena Leo Spitzer especialmente, de una amada conceptual, abstracta que se avena con las lneas de su potica. Era una amada creada acorde con la bsqueda potica, sin visos de realidad fuera de los poemas mismos.

    La publicacin, en el ao 2002, de las cartas que Pedro Salinas escribiera a Katherine Whitmore entre 1932 y 1947 (Salinas 2002), obligaron a una relectura de su lrica amorosa al

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    El Hispanismo ante el Bicentenario

    desnudar una relacin amorosa ya conocida, pero silenciada por la crtica en general. La relacin de Salinas con Katherine que presenta dos vertientes paralelas, la lrica y la epistolar, es una vivencia ntima que se hace literatura y que permite conocer el referente de esa amada supuestamente ideal. La biografa del autor se convierte, entonces, en una clave hermenutica ms para ahondar en la comprensin de los poemarios salinianos.

    El epistolario no hace ms que confirmar lo que Jorge Guilln adelantara: la amada es real y su realidad es reiterada a lo largo de las cartas en una angustiosa tensin del amante que teme que las distancias le arrebaten a esa mujer de carne y hueso. Los fragmentos de algunas cartas nos eximen de mayores exgesis: Perdname, perdname, yo no soy hombre de abstracciones, no quiero a una mujer abstracta (Salinas 2002: 119). Y luego: Te siento en mi vida. Ests, eres. // Pero me llena la vida la simple nocin de tu existencia. De tu realidad (Salinas 2002: 120). Estamos ante una amada a la que nicamente el epistolario revela como una mujer real. Las cartas construyeron el espacio ntimo, el espacio de lo particular, de lo individual, en definitiva, del amor que deba quedar en el mbito de lo privado. La Triloga amorosa depur a la pasin de lo anecdtico, configur un mundo de imgenes que evocan e intensifican una experiencia real. Imgenes lricas que elevan lo particular a lo universal, dan cuentas de un amor universal con races en lo real y la prueba de esto est dada por la recepcin de La voz a ti debida como uno de los poemarios de amor que expresa el amor y no una historia de amor. Los lectores no se han planteado problemas de referencialidad o de representacin, leyeron los poemas y los hicieron suyos porque expresaban lo inefable quebrando la palabra individual. El lenguaje particular se asumi ahora como universal en la ausencia de nombres propios y en la abolicin de las coordenadas espacio-temporales. El espacio ntimo fue plasmado en un intercambio de voces, la realidad fue universalizada en la evocacin artstica de uno solo de los amantes. Salinas sufri la angustia de la distancia y de la ausencia, los amantes fueron sombras de s mismos tantas veces, sombras que anhelaban encarnarse o en ltima instancia inventarse un espacio comn donde realizarse y lo encontraron en cartas y poemas.

    Jorge Guilln, otro gran poeta de la generacin del 27 nos asombra con su canto de afirmacin del ser. Su potica tiene dimensiones gnoseolgicas, ticas y metafsicas: el poema le permite a Guilln conocer y aprehender la realidad total jubilosamente, atnito frente a un mundo que est bien hecho. As el poeta vence al caos y las contrariedades, en una firme voluntad de querer ser; l mismo y los personajes que recrea, son hroes que conquistan la plenitud del ser en un permanente vivir centrados por el mundo que los rodea, como lo revelan estos versos de Mientras el aire es nuestro, poema inaugural de Aire nuestro:

    Respiro, Y el aire en mis pulmones Ya es saber, ya es amor, ya es alegra, // Respiro instante a instante, En contacto acertado Con esa realidad que me sostiene, Me encumbra, Y a travs de estupendos equilibrios Me supera, me asombra, se me impone (Guilln 1968: 13).

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    Versos que son eco del primer poema de su primer Cntico: Soy, ms, estoy. Respiro. / Lo profundo es el aire. / La realidad me inventa, / Soy su leyenda. Salve! (Guilln 1984: 19).

    Cabe mayor expresin de entusiasmo ante el mundo? Soy, estoy, respiro. La poesa se justifica por el hecho de existir, por establecer una comunin con el mundo a travs del aire que sustenta nuestra vida. En la interaccin hombre/mundo por medio del aire, el hombre encuentra su armona, su centro de equilibrio y conoce sus propios lmites. Esta postura afirmativa se ir ampliando en crculos concntricos y abarcar los 334 poemas de la cuarta versin de Cntico de 1950. Pero el poeta no canta en soledad: toda la creacin va a participar de esta plenitud del ser. La mujer amada es parte de esa creacin como lo demuestra Salvacin de la primavera poema cuyas dos primeras estrofas anuncian el vnculo que une a los amantes:

    Ajustada a la sola Desnudez de tu cuerpo, Entre el aire y la luz Eres puro elemento. // Eres! Y tan desnuda, Tan continua, tan simple Que el mundo vuelve a ser Fbula irresistible (Guilln 1984: 94).

    Despus de la afirmacin del soy, estoy, ahora es el turno de reconocer con jbilo el ser de la amada: Eres! rodeada ella tambin por la luz y respirando el mismo aire. Cada una de las nueve secciones de Salvacin de la primavera aporta diversas notas propias de ese otro ser, de carne y hueso, cuya corporeidad y desnudez es cantada con una pasin moderada por la belleza lrica. En la presencia de la amada parece vivirse en la eternidad del acorde perfecto que anula la temporalidad: Es tuyo el resplandor / De una tarde perpetua (Guilln 1984: 95). Para alcanzar la plenitud, pasa el poeta de la exaltacin del t al reconocimiento de un nosotros:

    Amor! ni t, ni yo, Nosotros, y por l Todas las maravillas En que el ser llega a ser (Guilln 1984: 96).

    El tono sensual aparece con mayor intensidad desde la Seccin IV:

    Henos aqu. Tan prximos, Qu oscura es nuestra voz! La carne expresa ms Somos nuestra expresin (Guilln 1984: 97).

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    Se acerca el momento de la unin total en una gradacin que va de la mirada al beso y de all a la revelacin de los cuerpos por el tacto, que completan la contemplacin primera. En la proximidad fsica, la carne es ms expresiva que la palabra. En la Seccin quinta, eje simtrico de las nueve secciones, se consuma el abrazo ntimo. Siete estrofas preparan el momento culminante en el que amar es sinnimo de ser:

    Amar, amar, amar, Ser ms, ser ms an: Amar en amor, Refulgir en la luz (Guilln 1984: 99).

    Intensidad y contencin se equilibran: al natural deseo de un gozo sin fin, se impone la nocin guilleniana del reconocimiento de los lmites. Guilln no se deja arrastrar por el desborde, permanece en su centro.

    El hablante lrico nos ha colocado frente a una amada cuya realidad fsica puede palparse en cada verso. El amor es el reconocimiento de un t que posee un ser semejante al del amante y estos dos seres individuales se complementan para potenciar al mximo su ser.

    La potica guilleniana, en su dimensin metafsica, aboga por alcanzar la plenitud y el desarrollo total del ser humano, como consecuencia, la mujer amada es representada en su apogeo fsico y espiritual, en pie de igualdad con el hombre que la canta. Con esta amada es posible consumar el amor y hacerlo perdurar an despus de la muerte: Lo que un da me dijiste / De nuevo suena en mi odo. / La soledad no es tan triste. / Ser es tambin haber sido (Guilln 1977: 292).

    Este somero y rpido recorrido por diferentes estticas y su vinculacin con la representacin de la amada es slo una muestra de un plan ms ambicioso que, inicindose en la transicin entre romanticismo y modernismo, quiere finalizar en la poesa contempornea, meta todava por alcanzar en esta investigacin que hoy sintetizo aqu. Como muestra de las variaciones que el rostro de la amada va adquiriendo a lo largo de ms de un siglo, voy a terminar refirindome a la configuracin de la mujer presente en el poemario Completamente viernes, publicado en 1998, por Luis Garca Montero, poeta que ha sido identificado con la poesa de la experiencia, denominacin que restringe la profundidad y alcances de su potica. Sin embargo, no podemos negar la presencia de rasgos de esa potica cuando abordamos el poemario mencionado. Va a decir Garca Montero en sus Confesiones de 1993 que la poesa no es slo el desarrollo de un concepto o la bsqueda de metforas, sino la experiencia escrita de un sentimiento verosmil, reconocible (Mainer 1998: 56). En consecuencia, la posible ancdota que hilvana los poemas de Completamente viernes, no tiene por qu ser verdadera, solamente verosmil. La primera parte del libro titulada Los das, nos permite intuir que lo que ocurre en cada da de la semana parte de una base real, de experiencia vivida, pero se convierte en ancdota verosmil al transformarse en lrica. Si bien la poesa, segn Garca Montero debe restablecer las relaciones entre el yo y la realidad, eso no la convierte en espejo inequvoco de la misma. Adems en Aguas territoriales, ensayo de 1996, manifiesta: Resulta difcil explicarle a la gente que la poesa es un gnero de ficcin // el autor aunque utilice su experiencia biogrfica y sus recuerdos para tramar la fbula, est inventando y se esfuerza en componer un ejercicio de estilo e imaginacin (Scarano 2004: 197). Estas afirmaciones nos obligan a leer cuidadosamente Completamente viernes, dejando de lado la tentacin de una lectura

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    El Hispanismo ante el Bicentenario

    autobiogrfica que puede insinuarse con la dedicatoria del poemario a Almudena y la aparicin nuevamente de este nombre en el poema La realidad. Hay, entonces, un anclaje en lo autobiogrfico, pero el poeta trasciende la experiencia personal acercndola a los problemas que transita el hombre contemporneo en los avatares del amor. El sentimiento amoroso y la amada son as, a la vez, individuales y universales, superando el conflicto de Salinas que separ lo individual de lo universal en gneros distintos. Ese poema magnfico que es Merece la pena (Un jueves telefnico), da cuenta, desde lo autobiogrfico o no, de las relaciones de pareja en este mundo agitado que obliga a los amantes a la separacin por las obligaciones cotidianas, pero varias comunicaciones telefnicas muestran que, en medio de las tareas del da, surgen la nostalgia y la necesidad del otro. El rostro de la amada, se afirma ms en su realidad de mujer que vive en nuestro tiempo, cuando el poeta dice: me explicas que debes sin remedio hacer la compra, que a las ocho te esperan / en la presentacin de no s quin y que me llamars a casa cuando llegues. El poema rezuma realidad, con un lenguaje cotidiano que adquiere categora de potico, porque est inmerso en el poema, como quera Jorge Guilln. Para apreciar en su totalidad los aciertos del poeta, diremos que Merece la pena escuchar los ritmos armoniosos de este poema para cerrar as nuestra exposicin

    MERECE LA PENA(Un jueves telefnico)

    Trisrt el qui mai no ha perdutper amor una casa

    Joan Margarit

    Sobre las diez te llamopara decir que tengo diez llamadas,otra reunin, seis cartas,una maana espesa, varias citasy nostalgia de ti.

    Sobre las doce y media llamas para contarme tus llamadas, cmo va tu trabajo, me explicas por encima los negocios que llevas en comn con tu ex-marido, debes sin ms remedio hacer la compra y me echas de menos. El telfono quiere espuma de cerveza, aunque no, la maana no es hermosa ni rubia.

    Sobre las cuatro y media comunica tu siesta. Me llamas a las seis para decirme que sales disparada, que se queda tu hijo en casa de un amigo,

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    El Hispanismo ante el Bicentenario

    que te aburre esta vida, pero a las siete debesestar en no s dnde,y a las ocho te esperanen la presentacin de no s quiny luego sufres restaurante y copascon algunos amigos.Si no se te hace tardeme llamars a casa cuando llegues.

    Y no se te hace tarde.Sobre las dos y media te aseguroque no me has despertado.El telfono busca ventanas encendidasen las calles desiertasy me alegra escuchar noticias de la noche,cotilleos del mundo literario,que se te nota lo feliz que eres,que no haces otra cosa que hablar mucho de mcon todos los que hablas.

    Nada sabe de amor quien no ha perdidopor amor una casa, una hija tal vezy ms de medio sueldo,empeado en el arte de ser feliz y justo,al otro lado de tu voz,al sur de las fronteras telefnicas (Garca Montero 1998: 55-56).

    Bibliografa

    Bachelard, Gaston (1993). El aire y los sueos, Bogot, Fondo de Cultura Econmica.Bcquer, Gustavo Adolfo (1968). Rimas, Madrid, Espasa-Calpe.----- (1860). Cartas literarias a una mujer, I. Disponible en:

    http://cvc.cervantes.es/obref/rimas/apendices/carta.htm. Diego, Gerardo (1962). Poesa espaola contempornea (1901-1934), Madrid, Taurus. Garca Montero, Luis (1998). Completamente viernes (1994-1997), Barcelona, Tusquets. Guilln, Jorge (1968). Aire Nuestro, Milano, AllInsegna del Pesce dOro. ----- (1977). Aire Nuestro. Clamor, Barcelona, Barral. ----- (1984). Cntico, Barcelona, Seix Barral. Machado, Antonio (1977). Poesas Completas, Madrid, Espasa-Calpe. Mainer (1998) Verosmil y til: la poesa de Luis Garca Montero. Litoral: 217-218, 55-58. Salinas, Pedro (1981). Poesas Completas. Barcelona, Seix Barral. ----- (2002). Cartas a Katherine Whitmore (1932 1947). El epistolario secreto del gran poeta

    del amor, Barcelona, Tusquets. Scarano, Laura (2004). Luis Garca Montero: la escritura como interpelacin, Granada,

    Editorial Atrio.

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