el reloj caido en el mar

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Laveriano Sucasaca, Erik Acerca de “El reloj caído en el mar” de Pablo Neruda Para la explicación y comentario acerca del poema de Neruda “El reloj caído en el mar” he tomado con suma importancia el titulo mismo del poema, es decir sus componentes, “palabras claves”, que son reloj, caído y mar. Después de una primera lectura natural al texto encuentro las palabras, ideas e imágenes del título en todo el poema. Las palabras, las del título, en sí no contienen la suficiente atención de parte del usuario para poder salir de su “transparencia material”, como menciona Raúl Bueno al hablar del uso poético del lenguaje, pero si las tomamos como una unidad significativa, las tres, se nos presenta una imagen, aquella que es tomada del movimiento de vanguardia, el surrealismo, en su vertiente onírica, y con ello trae consigo lo que apreciamos en todo el texto. Así nos encontramos con “El reloj”, lo que en el poema referiría al tiempo, pero ¿A qué clase de tiempo? A un tiempo humano, como lo menciona Bueno, y por qué esta distinción en la clase de tiempo, pues ello se debe a que en el poema nos encontramos un enfrentamiento entre este tipo de tiempo y otro, que se mencionará después. Ahora, en el texto nos encontramos aquellas palabras que nos remiten a la idea de tiempo, el de tipo humano, como: “día domingo”, meses, años, edad y nupcial edad. Una relación de menor a mayor, en el orden que aparecen en el

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Page 1: El Reloj Caido en El Mar

Laveriano Sucasaca, Erik

Acerca de “El reloj caído en el mar” de Pablo Neruda

Para la explicación y comentario acerca del poema de Neruda “El reloj caído en

el mar” he tomado con suma importancia el titulo mismo del poema, es decir

sus componentes, “palabras claves”, que son reloj, caído y mar.

Después de una primera lectura natural al texto encuentro las palabras, ideas e

imágenes del título en todo el poema. Las palabras, las del título, en sí no

contienen la suficiente atención de parte del usuario para poder salir de su

“transparencia material”, como menciona Raúl Bueno al hablar del uso poético

del lenguaje, pero si las tomamos como una unidad significativa, las tres, se

nos presenta una imagen, aquella que es tomada del movimiento de

vanguardia, el surrealismo, en su vertiente onírica, y con ello trae consigo lo

que apreciamos en todo el texto.

Así nos encontramos con “El reloj”, lo que en el poema referiría al tiempo, pero

¿A qué clase de tiempo? A un tiempo humano, como lo menciona Bueno, y

por qué esta distinción en la clase de tiempo, pues ello se debe a que en el

poema nos encontramos un enfrentamiento entre este tipo de tiempo y otro,

que se mencionará después.

Ahora, en el texto nos encontramos aquellas palabras que nos remiten a la idea

de tiempo, el de tipo humano, como: “día domingo”, meses, años, edad y

nupcial edad. Una relación de menor a mayor, en el orden que aparecen en el

poema, que a la vez están sometidos a un orden natural, para el hombre, este

es el enfrentamiento al que me refería, el enfrentamiento del tiempo humano,

representado por el reloj, el cual no es un elemento natural, sino una

realización humana, una creación y su contendor, un elemento natural,

sobrecogedor, lo que Raúl Bueno señala como “tiempo total”, simbolizado en el

texto como “el mar”, sin embargo, como un punto aparte, en mi opinión el

calificativo de “total” a tiempo me parece engañoso, pues total refiere a una

suma de partes, lo que vendría a ser un total, pero el tiempo como una fuerza

de la naturaleza, la más poderosa y temida en mi opinión, no puede ser medida

por la existencia del hombre, es decir por los días, meses, años y edades que

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ha impuesto el mismo hombre para declarar su existencia a la naturaleza y que

yo calificaría como “intemporal”, un “tiempo intemporal” por su característica de

no poder ser medido como una totalidad, o simplemente como “tiempo”, pero

siguiendo con el punto anterior, de ello, según me parece, surge esa nostalgia

en el texto, esa amargura, el enfrentamiento. El enfrentamiento también se

hace presente en el título, el tercer componente, y sin el cual y la idea que trae

consigo no habría poema, por así decirlo, pues hablamos de la palabra “caído”,

y con ello se completa la unidad: “el reloj caído en el mar”.

Entonces nos encontramos con un reloj, que viene a ser una realización

humana, que no es parte de la naturaleza y viene a evocar la existencia

humana en el “tiempo”, pero este reloj “cae”, se sumerge, como un buque

sumergido, hundido en su travesía, y cae “herido” en el fondo, pierde su función

como un “abanico roto”, hasta llegar al fondo y tenderse en “el musgo” de ese

“monstruo de la naturaleza”, que llamamos “tiempo”, “el mar”. Es el deseo por

existir lo que se siente al leer el poema, una lucha que surge por la nostalgia y

resentimiento a la fugacidad, al que nuestro “tiempo humano y mortal” está

fatalmente sometido.

Por último, a manera de conclusión, menciono que de esta lucha resulta la

impresión de fugacidad, de este “día domingo”, “gota de tiempo”, estos “días

disueltos”, el “desvanecimiento de perfumes y razas”, este “pie desenterrado”,

todos estas y más impresiones nos remontan a los primeros versos:

“Hay tanta luz sombría en el espacio/ Y tantas dimensiones de súbito amarillas, / Porque no cae el viento/ Ni respiran las hojas.”

Estos versos, en mi opinión, podrían simplemente condensar ese sentimiento

de fugacidad e inmovilidad que nos podría estar queriendo comunicar el texto,

y si lo quisiéramos metaforizar, se me ocurre algo como que estos versos, los

sentimientos, las palabras, el tiempo humano, contable, serian como ese

instante en que el segundero, en su interminable marcha, se detiene para

inmediatamente seguir, es ese el instante en que vivimos, en ese mar, ese

tiempo total, que es como un gran reloj, diferente al que el hombre ha

inventado, un reloj indetenible.