el reino de dios y los paraísos paralelos

7/24/2019 El Reino de Dios y Los Parasos Paralelos

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EL REINO DE DIOS Y LOS PARASOS PARALELOS

Pbro. Alfonso Maldonado

El tema del Reino de Dios es una constante en la predicacin de

Jess. Aparece unas 122 veces en el Nuevo Testamento, de las cuales

99 son en los evangelios y 90 en labios de Jess. De hecho, no se

explica la obra de Jess, sus palabras y acciones, sin esta referencia.Son las primeras palabras que nos transmite el evangelista san

Marcos de parte del Seor: El tiempo se ha cumplido y el Reino de

Dios est cerca; convertos y creed en la Buena Nueva (Mc.

1,15).

Para Jess el convertirse, esa palabra que usamos en tiempos como

la Cuaresma, es convertirse al Evangelio, el decreto de buena nueva,

del Reino de Dios. Efectivamente, tan es as que el papaPABLOVIdice en la exhortacin apostlicaEvangelii Nuntiandi, sobre la

Evangelizacin, en 1975:

Cristo, en cuanto a evangelizador, anuncia ante todo un reino, el
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reino de Dios; tan importante que, en relacin a l todo se

convierte en lo dems, que es dado por aa didura. Solamente

el reino es pues absoluto y todo el resto es relativo

(EN 8).

Y, recientemente, elConcilio Plenario de Venezuela, que es el

documento que reflexiona sobre la manera de encarar la misin de la

Iglesia en nuestro pas, dice:

Jess nos trajo la buena noticia de la llegada del Reino de Dios.

En efecto, el centro de la predicacin y de la actividad de Jess

es la llegada del Reino de Dios: El tiempo se ha cumplido y el

Reino de Dios est cerca: convirtanse y crean en la Buena

Nueva (Mc 1,15). El Reino es una nueva manera de vivir y de

convivir, un nuevo estado de cosas, una ciudad de hermanos

donde Dios es Padre, un mundo gobernado por los criterios y

promesas de Dios (amor, misericordia, justicia, paz)(PPEV 73).

Sin embargo, quedara una duda en el aire qu es realmente el Reino

de Dios? A qu se refiere? Cules es su realidad y qu

consecuencias tiene?

Y surge aqu la primera tentacin: creer que se puede definir mediante

palabras. Profundicemos un poco: Jess anuncia el Reino de Dios,

pero no lo explica conceptualmente: ante el Maestro dnde vives?

Jess responde Vengan y lo vern (Jn. 1,38) . Busca introducirnos

vitalmente, ensear a vivirlo, pero no ensea una teora, un conjunto

de palabras bonitas. El nos toma de la mano para hacernos entrar enel misterio del Reino, que termina siendo experiencia de Dios, con

indicaciones y referencias, como lo son sus enseanzas, las parbolas

y los milagros, as como con su ejemplo, pero que, por otro lado,

aparece inabarcable, incomprensible, real, presente pero misterioso

como Dios mismo, Dios siempre mayor, que dira san Agustn.


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Si es cierto que el Reino de Dios es el Reino de los Cielos, su

comienzo no ocurre en el ms all de la muerte, sino en el ms ac de

la vida: el Reino de Dios est presente en medio de ustedes (Lc

17,20). Y si bien es una realidad espiritual (mi Reino no es de este

mundo- Jn 18,36), eso no significa que se viva en la oracin privada y

en la litrgica nicamente, en una relacin entre Dios y yo que excluya

a los dems. Es la desviacin del intimismo.

Jess anuncia el Reino de Dios por los caminos de Galilea, no desde

el templo de Jerusaln. Se encuentra con la gente en sus labores

cotidianas, con sus problemas y carencias (enfermedades, una viuda

que pierde un hijo, una mujer que padece de flujo de sangre), a una

gente empobrecida por los impuestos de Herodes y oprimida por la

ocupacin romana y, desde all, anuncia y hace presente el Reino de

Dios, no como eslogan, sino como presencia salvfica.

La realidad de lasalvacines una categora fundamental para

comprender la accin y plan de Dios. Si lo relacionamos con el

pecado, habra que tomar el pecado en el sentido ms serio de los

trminos. No se trata de una ofensa contra un cdigo de honor o una

tabla de obligaciones a la que debemos estar sometidos, como si el

pecado no afectara para nada la realidad constitutiva del ser humano.

No es que Dios se puso bravo y hay que contentarlo, por una travesura

que hayamos hecho. La conciencia del pecado asume todos sus tintes

cuando lo iluminamos con la narracin del pecado original, el que la

Biblia achaca a Adn y Eva, en Gnesis 3, y en el fratricidio de Can

contra Abel, en Gnesis 4. El pecado, en cuanto la opcin de buscar lapropia realizacin en contra del diseo de Dios, dado a conocer en la

Creacin y Revelacin, hace que el ser del hombre quede fracturado

en sus relaciones fundamentales: con Dios como Creador, con la

mujer como pareja, con la naturaleza como creacin. El hombre ya no

consigue el paraso porque las relaciones paradisacas se han perdido


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por el pecado. Y de este caos constitucional (como segunda

naturaleza, diran los telogos escolsticos), se alteran las relaciones

entre los seres humanos, como hermanos, en relaciones fratricidas.

La consecuencia de este desorden csmico hace que se considere ala creacin sujeta al pecado y, por lo tanto, hasta cierto punto al

dominio de Satans (Te dar todo el poder y la gloria de estos

reinos, porque porque a m ha sido entregada, y se la doy a quien

quiero Lc. 4,7). En diversos pasajes del Evangelio aparece esta

conciencia. Para el tiempo de Jess, tanto la enfermedad como la

influencia de Satans son 2 frentes, que aparecen mezclados, que

ataca Jess, para recuperar el dominio para Dios sobre el ser humano

y la creacin.

En pasajes con hondo sentido simblico y espiritual, Jess aparece

recuperando la armona perdida en la Creacin, inclusive en aquellos

parajes que los judos de aquel tiempo consideraban que era el lugar

donde habitaba el demonio: las estepas y desiertos. Aparece en

Marcos al final de la narracin de las tentaciones (Estaba entre los

animales del campo y los ngeles le servan Mc 1,13).

Pero todos los portentos que hace Jess y que acompaan su

predicacin, tienen el sentido de hacer presente el Reino de Dios: Dios

vuelve a hacerse presente, a travs de Jess, para restituir la armona

de la Creacin y elevar al ser humano a la intimidad de Dios. No es un

ejercicio narcisista o intimidatorio del poder, para imponer el dominio

de Dios en base al terror, sino la presencia amorosa de Dios en Jess,

por la dinamos del Espritu Santo (fuerza y potencia de amor), querespeta al ser humano y sale a su encuentro.

En efecto, para nosotros la palabra Reino tiene que ver con algo

esttico, sin movimiento, como una piedra, una mesa, una casa o una

montaa. Pero la expresin juda,malkut, como la griega,Basilea,


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denota algo dinmico, que acontece y avanza, como ejercicio de la

autoridad y soberana de Dios sobre todo lo que estaba sometido al

pecado. Es algo dinmico, no como una mesa sino como un banquete,

no como una casa sino como un hogar, no como una piedra sino una

construccin en ejecucin, no como una montaa, sino como el pulular

de vida de un ecosistema. Dios avanza arrebatando al demonio lo que

estaba bajo su dominio por el pecado.

De aqu que, aquellos que se sienten tocados por el dedo de Dios,

proclaman su grandeza, se reincorporan a la comunidad y se

comprometen en el servicio.

Esta accin de Jess tiene unos destinatarios preferenciales, donde se

prueba la cercana del Reino: los pobres, los enfermos, los

marginados A lo largo de la Biblia Dios muestra atencin particular

sobre el destino de los pobres: lo recuerda la Ley de Moiss y lo

reclaman los mismos profetas, y Jess lo contina y se lo recuerda a

sus discpulos. EnMateo 25Jess no solo se identifica con los

hambrientos, sedientos, desnudos, enfermos y encarcelados, sino que

dice estar en ellos. Toda accin u omisin tiene la trascendencia que le

da el Juicio para la vida eterna o la condenacin eterna. Y el sentido

de las Bienaventuranzas hace se viva la fidelidad a Dios desde la

disposicin de una pobreza espiritual (ese sentido de dependencia de

Dios) que involucra tambin la manera de usar y poseer los bienes.

Los destinatarios preferenciales no excluye la participacin de

cualquier persona de cualquier condicin en la Iglesia, pero s pone la

referencia a los pobres y su servicio dentro del proceso de hacerse

discpulo de Jess, de seguirle y de formar parte de la Iglesia como

miembro, por el bautismo, pero tan bien en relacin con la misin de

ser presencia comunitaria de Cristo en el mundo, Cuerpo de Cristo.

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Pasemos a lo que hemos llamado los parasos paralelos.

Luego de un largo recorrido por los siglos, lleg un momento en que se

fue prescindiendo de Dios en el proyecto de realizacin del ser

humano. En ocasiones se consider inclusive que era una creencia

falsa que de paso obstrua el camino del progreso humano. Pero no

por ello dej de anhelar el ser humano arribar hasta un paraso en este

mundo, sin referencia a Dios y a su Reino.

Se parti del presupuesto de que el ser humano era bueno por

naturaleza. Es decir, el ser humano primitivo era alguien bondadoso

Cmo explicar que el hombre se transformara en lobo del hombre, en

expresin deHobbes(homo homini lupus)?Rousseau, uno de los

pensadores de la Ilustracin cuyas ideas sirvieron de base para las

distintas revoluciones democrticas del mundo, lleg a afirmar que la

culpa era de la sociedad. Es decir, la explicacin no religiosa

abandona la idea de pecado original (y de pecado) para centrar la

culpa en la sociedad, que fabrica hombres malos.

Si la sociedad es la culpable, entonces el problema se resuelve

cambiando la sociedad: del feudalismo medieval y el absolutismo de

los reyes se pas a la democracia liberal. Pero la democracia liberal

consigui acelerar la transformacin industrial y comercial con nuevos

males, sin conseguir hacer ms bondadoso al ser humano.


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EntoncesMarxpens que si se pasaba de una sociedad dividida en

clases, donde fuese importante la propiedad, el capital y se

considerase el trabajo como una mercanca, donde un grupo

minoritario dominase y explotase otro grupo, a una sociedad sin clases

sociales, sin capital ni propiedad, por lo tanto todos iguales, el ser

humano recuperaba la bondad original.

Tal creencia l la apoyaba creyendo, como la gente de campo cree en

apariciones, en que la historia avanzaba de pero a mejor, por un

movimiento de luchas cruentas (guerras, rebeliones y dems), en lo

que se llama el materialismo histrico. Porque Marx era materialista y,

para l, el ser humano estaba determinado por la forma de

organizacin social. Todo pensamiento no es verdadero o falso, sino

que justifica formas de explotacin que se deben superar alcanzando

otras formas de produccin ms igualitarias.

Pero de dnde saca Marx esas ideas? cmo se le ocurre afirmar

que la materia evoluciona ella sola por tres movimientos internos (tesis,

anttesis y sntesis)? Marx no lo descubre: lo toma de su

maestroHegel. Pero Hegel no es materialista: l cree que todo esespiritual y que hay algoEspiritualque hace que las cosas tengan un

movimiento de mejora. Las cosas y la historia mejoran a fuerza de

estaRealidad Espiritual, que es semejante aunque no idntica a lo

que nosotros llamaramos Dios.

Pero Marx no cree en Dios: es por esto que se le ocurre inventar,

abusando de la teora evolucionista de Darwin, que la materia contiene

esa fuerza interna que le hace progresar, en una sucesin de choquesy reencuentros. A esto le llam elmaterialismo dialctico.

Claro que la ciencia moderna no ha encontrado vestigios de la manera

como Marx dijo que la materia evoluciona. Al igual que la ciencia

histrica no encuentra bases para la forma como l crea que


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evolucionaba la historia. De hecho, hay sociedades y civilizaciones

cuyo salto despus de una guerra o confrontacin no ha sido a un

nivel superior de la historia, sino a uno inferior o, inclusive, ya

superado. La venganza de salinizar las tierras de Galilea por parte de

los romanos solo se pudo superar en el siglo XX; la desertificacin de

zona noreste de Brasil por el cultivo abusivo de caa de azcar no es

superable en el tiempo inmediato; hay formas de vida de la etapa egea

de la antigua Grecia que se perdieron tras sucesivas invasiones

aqueas; la ciudad de Tebas fue totalmente arrasada, junto con sus

pobladores, por Filipo de Macedonia, padre de Alejandro Magno; las

invasiones brbaras provocaron la cada del Imperio Romano en

Occidente, y ciertas tcnicas (adems de la cultura) fueronrecuperados en buena parte mil aos despus, como las tcnicas que

se usaron en la cpula del Panten (el templo romano dedicado a

todos los dioses), que inspiraron la cpula de la baslica de san Pedro.

Por otro lado el progreso en la tcnica no es garanta del progreso

tico: la misma tcnica puede servir para hacer mucho bien o mucho

mal. La segunda Guerra Mundial es prueba de ello.

De ah que el papaBenedicto XVIha resaltado que, para el progreso

de un pas, nada tan necesario como la conciencia tica de las


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personas: ni las instituciones ni las leyes (y menos los sistemas)

pueden asegurar el compromiso personal con el bien (cfr. CiV 17).

Y, por otra parte, elconcilio Vaticano II, hacindose eco de la Palabra

de Dios (carta a los Romanos), afirma la responsabilidad de la persona

con el bien a partir de su conciencia (cf. GS 16s). No est programado

por la sociedad, si bien puede influir confundiendo a los individuos con

la profesin de antivalores.

Para el marxismo la familia aparece como el soporte de una sociedad

fundada en la propiedad privada: la familia tiene necesidades y, para

protegerla, debe hacerse propietaria. Para pasar a una sociedad sin

clases, dicen, la familia tradicional debe ser abolida (solo la

tradicional?).

Pero para los creyentes la familia aparece como una realidad

constitutiva del ser humano, creacin de Dios. Y la propiedad es un

derecho que no legitima el abuso en el uso, segn la Doctrina Social

de la Iglesia, por lo que es lgico que contenga un marco legal. Dicha

conciencia, que supera la visin individualista, hace que en el contexto

de extrema pobreza el papa Juan Pablo II pronunciara aquella frase en

los das previos a la apertura de la III Conferencia Episcopal

Latinoamericana de Puebla, en 1979: sobre toda propiedad privada

grava una hipoteca social (Discurso inaugural, 28 de Enero de

1979). Como sabemos, una hipoteca limita el uso, pero no el derecho

sobre un bien inmueble, y que podra ejecutarse si no subsana la

deuda.

En el Evangelio y en el pueblo judo nada hay que niegue el derecho a

la propiedad: incluso la vinculacin a la Tierra era como la carta de

ciudadana de aquellas tribus, a excepcin de la de Lev. Mas bien lo

que causa escndalo es el que alguien tenga poder, abuse, niegue o

arrebate la propiedad de los ms indefensos (cf. 2 Sm 12,4; 1 Re 21).


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En los Hechos de los Apstoles se ponan las cosas en comn (Cf.

Hch 2,44), pero no se exclua la propiedad particular: es el caso de

Ananas, que vende un campo y dice que va a entregar todo el monto

a los apstoles, siendo falso. Pedro le recrimina su mentira, puesto

que, le inquiere mientras lo tenas no era tuyo y una vez

vendido no poda disponer del precio?(Hch 5,4).

No se entendera la generosidad como virtud si fuera ilcito poseer

bienes personales:El tiempo es corto. Por tanto, los que tienen

mujer vivan como si no la tuvieran Los que compran, como si

no poseyesen. Los que disfrutan del mundo, como si no

disfrutasen(1 Co 7,33ss).

Si bien es cierto que es admirable que un grupo de personas puedan

desarrollar una empresa como propietarios comunes al mismo tiempo

que trabajadores, como ocurre en el caso de las Cooperativas, el ideal

marxista de anular la propiedad privada corre el riesgo de caer en una

ilusin: que el Estado sea dueo de todo y que administre todo en

nombre del pueblo suena sospechoso. Porque el Estado no es una

realidad abstracta, un ser celestial, algo superior que gua y juzga

nuestras vidas, que ocupa el vaco de Dios en ese sistema de

pensamiento ateo. El Estado es una realidad que aparece dinmica en

la medida en que unos hombres actan de parte suya, con poderes

superiores al ciudadano comn. Y esta persona fcilmente puede

sucumbir ante los espejismos del poder y la riqueza. Deca el

poetaErnesto Cardenalque lo que no pudieron hacer contra los

sandinistas los somocistas y la contra, lo pudo hacer el lujo, los Rolex

y los Jaguar. Un poder excesivo en manos de pocos hace que sevuelva una realidad monstruosa.

Sera bueno recordar un detalle, en relacin con la propiedad privada:

cuando Marx viva en Londres, de una manera tan pauprrima que

hasta un hijo se le muri de hambre, su amigoEngelslo apoy con


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una modesta manutencin que provena de una fbrica de su

propiedad. Que se sepa, parece que Engels, el comunista, conserv

esa propiedad hasta el final de sus das.

Marx fue un enamorado de su esposa, pese a que considere la familiacomo una institucin burguesa: No es el proletariado ni el hombre

Feuerbach quien da aliento a mi vida, sino eres t, le dira en una

carta. Y el mismoChe,cuando conoci a quien sera su esposa

definitiva, se asent afectivamente. Su cercana fue proverbial y, en la

noche, despus de largas jornadas de trabajo junto a ella, el guerrillero

implacable de los juicios sumarios en la fortaleza de El Malecn,

lededicaba horas de la madrugada para leerle poemas de Neruda. La

misma relacin deGorbachovy su esposaRaiza, estn distantes de

la liberacin de patrones culturales de la familia burguesa.

Y qu decir del dinero, expresin del capital, el tercer factor de

produccin? cul es la posicin del Evangelio en relacin con este?

Jess, como el marxismo ms soador, apoyaba su eliminacin?

Ciertamente que Jess seala la ambigedad propia del dinero: Con

el dinero, tan lleno de injusticias, gnense amigos que los reciban

en el cielo(Lc 16,9). El dinero, que puede ser usado con fines

deplorables, puede ser usado para hacer el bien:No se puede servir

a Dios y al dinero(Lc 16,13). La advertencia es a evitar de hacer del

dinero un dolo,Mammonen el lxico arameo, que es retirar de

circulacin las monedas ms valiosas, las de oro, para acumularlas

como signo de prestigio familiar, de opulencia, depositando en l la

confianza que debera ponerse en Dios. No se ponen a circular,daando la economa (trabajo y comercio) pero tampoco se utiliza para

hacer el bien al necesitado.

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Habra que sealar, finalmente, quela bsqueda del Reino de Dios

implica servir al Seor y amar al prjimo. Esto debe ser central para

el creyente y equivale a la propuesta desde la fe. La crtica que se

haga a la bsqueda de falsos parasos terrenales de corte socialista no

significa, de ningn modo, que se pretenda legitimar un sistema que

hace de la acumulacin del capital la cspide de las aspiraciones

humanas.

Habra que tener en cuenta que en el Evangelio toda lucha autntica

en favor de los pobres es del todo legtima, que est expresado por el

documento de Puebla como liberacin integral, que en ocasiones

implica la oposicin a los privilegiados, pero que no implica la

eliminacin de las diferencias. Efectivamente, no solo existe la

clasificacin en la sociedad de acuerdo a clases o castas sociales, sea

en base al dinero, la raza o cuestiones socioeconmicas, que puede

ser injusto, encerrar perjuicios o abusos en ocasiones. Tambin

pueden haber criterios diferenciadores que permiten reconocer la

variedad, riqueza y diversidad de necesidades en un conglomerado

social: as como hay empresarios y obreros, tambin hay campesinos,

artesanos, burcratas, comerciantes, educadores, investigadores,escritores, profesionales de la salud, religiosos, luchadores sociales,

integrantes de ONGs Cada quien tiene una realidad legtima que le

circunda pero que no puede confundirse con la realidad social

absoluta; desde ese ngulo mira e interpreta parcialmente la realidad

social, da su opinin y tambin su contribucin. El trabajo material es

digno, muchas veces pesado, pero la contribucin intelectual es

igualmente valiosa y necesaria: cuntas mejoras en la calidad de vida

de la empresa se deben no solo a la lucha de los obreros sino al

aporte de la investigacin y creatividad! Y en cuanto al peso, el

descubridor del genoma humano, que trabaj en equipo, pas aos

asistiendo diariamente a su laboratorio, a observar y dibujar lo que

vea a travs del microscopio (no existan mayores formas de


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reproduccin inmediata que el lpiz y papel), incluyendo los sbados y

domingos, fiestas y das laborables, sin otra motivacin que la pasin y

compromiso por conocer y aportar a la humanidad. Tambin un

emprendedor arriesga su capital invirtindolo en una empresa, que va

a producir beneficios monetarios porque est sirviendo para satisfacer

una necesidad de la sociedad, est contribuyendo con puestos de

trabajo y aportando a travs de impuestos.

Lo que resulta importante es que todos somos necesario sy todos

podemos contribuir. Y el bienestar econmico de una sociedad debe

ser fundamento para que, de manera efectiva, se atienda a los ms

necesitados: sean estos pobres, indigentes, enfermos incapacitados,

narcodependientes, nios, vida en gestacin, ancianos, inmigrantes,

desplazados o cualquier otro grupo humano, as como el cuidado

primoroso del medio ambiente.

Termino con la cita del evangelio de Mateo:

Busquen primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo dems

se les dar por aadidura(Mt. 6,33)

el reino de dios y los paraísos paralelos

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