el regreso de ibrahim - paulina villegas y marcela zendejas

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56 Paulina Villegas y Marcela Zendejas ¿QUÉ TAN GRANDE ES LA COMUNIDAD MUSULMANA DE CHIAPAS? ¿CUÁL ES SU ORIGEN? ¿ES INTEGRISTA? ¿REPRESENTA ALGÚN PELIGRO? ¿CUÁL ES SU VÍNCULO CON LOS MISIONEROS ESPAÑOLES DE GRANADA? ¿Y CUÁL CON LA GREY CATÓLICA DE SAN JUAN CHAMULA? Reportaje EL DE LETRAS LIBRES MARZO 2012

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    Paulina Villegas

    y Marcela Zendejas

    QU taN graNDe es La ComUNIDaD mUsULmaNa De ChIaPas? CUL es sU orIgeN? es INtegrIsta? rePreseNta aLgN PeLIgro? CUL es sU VNCULo CoN Los mIsIoNeros esPaoLes De graNaDa? Y CUL CoN La greY CatLICa De saN JUaN ChamULa?

    Reportaje

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    ste es el da. Ojos temblorosos y expectantes tras una pared de cristal buscan la llegada de un hombre llamado Ibrahim. Ner-viosas se asoman sus miradas dejando huellas de sudor en el pulcro cristal. En el Aeropuerto

    Internacional de Tuxtla Gutirrez, Chiapas, las multitudes viajeras arriban de destinos lejanos. Entre ellas, la figura mtica del joven que todos esperan de pronto se hace pre-sente. Los abrazos se desatan explosivos mientras que el regocijo colectivo ahoga la mecnica y montona voz que anuncia la prxima salida. El padre, Mohammed, y los her-manos Abdul-Haffid y Mustafah pronuncian entre lgrimas un Alhamdulillah, agradeciendo a Al que ya est aqu. Por fin lleg Ibrahim.

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    Haca cuatro aos que Ibrahim Checheb haba dejado las hmedas tierras de los Altos de Chiapas prometiendo regre-sar algn da a la tierra que lo vio crecer. Su familia, cono-cida como el clan Checheb, es el corazn de la comunidad musulmana ms grande de Mxico, la comunidad chamu- la musulmana de San Cristbal de Las Casas, Chiapas.

    Ibrahim representa tambin una figura mesinica, en cuyo advenimiento hay puesta una enorme confianza. Su regreso significa para los musulmanes de Chiapas la esperanza de un mejor futuro, el fortalecimiento interno del grupo y una posible reunificacin. Las expectativas de muchos estn depositadas en l, un joven de veintinueve aos de edad cuya vida est rodeada de mitos, augurios y la conviccin colectiva de que se convertir en el lder natural de la comunidad.

    Es una gran responsabilidad, da mucho miedo. La verdad es que si alguien ms pudiera tomar mi lugar, yo se lo entregara en un segundo; pero no lo hay, la gente me ha escogido a m, dice Ibrahim Checheb.

    LLega eL mensaje de aL a ChiapasLa historia de Ibrahim y la de la familia Checheb nos embarca en un viaje que zarpa dos dcadas atrs. En aquel entonces, la regin de los Altos de Chiapas recibi la llegada de dos hombres andaluces que transformaron las vidas de decenas de familias indgenas mexicanas. Fueron estos hombres, figuras conquistadoras, los portadores de una verdad espiritual y religiosa buscada con fervor por los chamulas tzotziles durante largos aos. Esta verdad reconoca a Al como su nico Dios y a Mahoma como su profeta.

    E

    En el ao de 1994, en la localidad de Guadalupe Tepeyac, situada en medio de la imponente y frondosa Selva Lacan-dona, un andaluz de tez blanca y barba espesa, Aureliano Prez Yruela, usurp la identidad de un periodista para adentrarse en el municipio de Las Margaritas, entrada a los centros neurlgicos de la comandancia del Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional. Aureliano lleg a Chiapas movido por el afn de acercarse a los altos mandos de la comandancia del entonces enardecido ezln.

    Introducindose en las guaridas de los indgenas zapatis-tas, Aureliano busc establecer contacto con el movimiento revolucionario siguiendo las rdenes del jeque Dr. Abdal-qadir as-Sufi, lder y fundador del Movimiento Mundial Murabitn,1 al que Aureliano perteneca.

    Se suscitara despus una seria y ambiciosa propuesta. Aureliano, a nombre de los murabitunes, invitaba al ezln a adoptar el islam como bandera de lucha de los campe-sinos indgenas que se cubran el rostro para que Mxico y el mundo los volteara a ver. A travs de una carta invit al movimiento a la conversin y adopcin del islam como sistema social, lo cual significaba una transmutacin de todos los valores como clave para la liberacin. Aureliano Prez no solo afirmaba que la lucha por la liberacin de los pueblos deba hacerse bajo la bandera del islam sino que acusaba al

    1 El Movimiento Mundial Murabitn es un movimiento islmico fundado en Inglaterra y trasladado ms tarde a Espaa por el jeque Dr. Abdalqadir as-Sufi, lder de la Tariqa Darqawi y mstica sufi en la dcada de los ochenta. Est compuesto en su mayora por occidentales conversos y se caracteriza como un movimiento Dawa, que invita y difunde al islam en ms de veinte pases.

    Marcela Zendejas y Paulina

    Villegas

    +Mujeres en la mezquita chiapaneca.

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    cristianismo de ser un enemigo esencial de la condicin natural del ser humano. En una carta dirigida al ezln en 2004, Prez explicaba:

    La situacin no puede ser resuelta bajo la bandera del cris-tianismo, porque es bajo la sombra de sus cruces, vrgenes, torturas y confesiones que se ha generado en Chiapas y en todo Mxico la situacin contra la que os habis levantado en armas.

    La ausencia de respuesta encresp los nimos de Aureliano Prez, despus conocido como Mohammed Nafia, primer emir de la comunidad musulmana de San Cristbal de Las Casas. Pero tomara ms que una negativa para que los nimos de Nafia desistieran de aquello que su con-ciencia le dictaba como una misin divina. Poco a poco, y siguiendo los pasos del andaluz, otras familias dejaron la Sierra Nevada de Granada para llegar a tierras mexicanas. Y en medio de las calles atiborradas de templos de cuanta denominacin religiosa es posible imaginar,2 entre casas de madera y hojalata de familias de indgenas expulsados de los parajes de San Juan Chamula, los espaoles musulmanes

    2 Para ilustrar el fenmeno de diversidad religiosa en San Cristbal de Las Casas, daremos el dato del antroplogo Gaspar Morquecho (2010), quien afirma que en la colonia San Antonio del Monte con 1,866 habitantes, la mayora expulsados de las comunidades de los Altos, haba hasta hace un ao once templos de diferentes denominaciones, incluida la catlica. La existencia de templos de diversas denominaciones en las colonias perifricas de esta ciudad es un hecho que sorprende: se pueden contar a lo largo de una misma avenida hasta diez templos diferentes.

    lograron introducirse para formar parte del crisol ideolgico que es San Cristbal de Las Casas.

    Con el paso de los aos, Mohammed Nafia se erigi como el lder de la naciente comunidad musulmana, ha-ciendo mancuerna con Esteban Lpez Moreno, conocido tambin como Hayy Idriss, quien tom el papel de imn o lder religioso. Conectando de manera eficaz con lderes carismticos de la zona perifrica de San Cristbal de Las Casas, Nafia e Idriss lograron convertir al islam al menos a cuatro hombres que contaban con el apoyo de una base social importante en la regin. Entre los lderes clave que aceptaron el islam se encuentra por ejemplo Domingo Tumn Lpez ngel, reconocido lder y representante de los expulsados de San Juan Chamula.

    Para el ao de 1997, la comunidad creca sumndosele cada vez ms hombres y mujeres indgenas que comenza-ron a ver en el islam la forma de vida que haban venido buscando por aos.

    Las conversiones, conocidas como shahadas, de los y las chamulas al islam se llevan a cabo de manera familiar y de forma epidmica. Y es que debe decirse que la mayor parte del encuentro indgena con el islam se dio a partir de la conversin de un miembro de la familia, tras la cual todo el clan lo sigui. De acuerdo al testimonio de Abdul Haffid Checheb, uno de los primeros conversos al islam,

    La shahada es uno de los cinco pilares del islam y significa testimonio. Consis-te en reconocer el islam como la va a seguir (webislam, 2011). Con la shahada, la persona se convierte en musulmn, en siervo de Al, reconociendo que no hay ms dios que Al y que su profeta es Mahoma.

    +Mohammed Amn fue el primer chamula en convertirse al islam.Fotografas: Marcela Zendejas

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    durante las celebraciones organizadas por los espaoles en 1997 y 1998 se llegaron a convertir cientos de mujeres y hombres indgenas tzotziles de todas las edades. Este caso es pues particular, ya que la conversin grupal al islam de un mismo grupo indgena no se haba dado ni en Mxico ni en Amrica Latina (Zeraoui, 2011).

    Evocando los das gloriosos del profeta Mahoma se ciment y molde la Medina chiapaneca, ubicada en la alegrica colonia de Nueva Esperanza. A travs de la constitucin legal de lo que se conoci como el Centro de Desarrollo Social para Musulmanes, Misin para el Dawa a. c. y la compra de un extenso predio, los espaoles implantaron un proyecto no solo religioso sino social y econmico. El primer paso de este proyecto fue conven-cer a las familias de dejar sus tierras y mudarse al terreno bardeado donde se lea:

    Centro de Convivencia y Desarrollo Social para Musulma-nes: enseanza, aprendizaje, trabajo, ayuda mutua, limpieza y salud. Siguiendo el mensaje de Allah, nuestros corazones se iluminan y nuestras vidas mejoran.

    El proyecto comunitario de los murabitunes abarcaba todas las esferas de la vida de los conversos. En aquellos das, familias enteras de indgenas tzotziles se mudaron a vivir a aquel terreno en donde se edificaron gremios o proyectos econmicos, una musala (lugar de oracin) y la madraza (escuela) para los nios musulmanes. Para el ao 2001 se erigi un microcosmos que por cuatro aos provey a los nuevos musulmanes de trabajo, educacin, gua espiritual y una vida en comunidad funcional. El grupo se vigorizaba con el tiempo; los hombres trabajaban en la carpintera, las mujeres en el gremio de costura, mientras que los ni-os y nias asistan a la madraza, en donde adems de aprender matemticas y espaol se les enseaba a leer y escribir en rabe.

    Con el afn de diluir desconfianzas con las mujeres indgenas, las espaolas vestan a la usanza chamula y por-taban la misma falda de lana despeinada de borrego y blusa colorida, para hablarles sobre el islam. Salija, exesposa de Idriss, recuenta:

    Les ensebamos a hacer el wudu [la ablucin o ritual de limpieza con agua], a hacer el salat [oracin ritual] y a memorizar lo poquito que comenzaban a saber del Corn. Fue un momento de clemencia y misericordia hacia el entendimiento de esta gente, que para nosotros era una cultura realmente diferente... pero llegamos a unir nuestros corazones y hubo esa fusin de culturas.

    En aquellos das de la poca dorada de la comunidad liderada por el emir Nafia, el adhan (llamado a la oracin) retumbaba en las faldas del cerro de Moxviquil cinco veces al da llamando a la oracin, los nios dejaban las escuelas pblicas por la madraza, las mujeres indge-nas aprendan a colocarse el velo y algunos afortunados viajaban en peregrinacin desde el sureste mexicano a La Meca. Decenas de indgenas regresaban de aquellas lejansimas tierras para contarles a sus hermanos de aquel mtico lugar en donde los pisos son de puro oro y todos hablan el idioma de Dios.

    La comunidad perfecta que los andaluces nostlgicos se esforzaron tanto por replicar en los Altos de Chiapas co-menz a tambalearse en el ao 2007. Hasta que se rompi. El emir Nafia, quien recomendaba a los fieles musulmanes no relacionarse con el mundo exterior, lleg despus al punto de prohibirles por completo el contacto con los infieles, provocando aislamiento, extraeza y desconcierto dentro de la Medina chiapaneca. Y en la pequea rplica de la ciudad del profeta, las quejas e inconformidades comenzaron a contagiarse junto con el cansancio de las largas jornadas de arduo trabajo, que en cierto momento dejaron de remunerar.

    Marcela Zendejas y Paulina

    Villegas

    +Los abuelos de Ibrahim, Suleimn y Habiba, en su casa de la colonia Molino de los Arcos.+Karima se dispone a rezar.

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    Las quejas de las mujeres para con sus maridos llegaban a los odos de un lder que se mostraba cada vez ms inaccesible, cada vez ms soberbio, distorsionando la inicial estrategia de educacin y comunicacin a base de insultos, regaos, castigos e incluso la prohibicin de comer tortillas.

    Cuatro aos despus de su partida, la espaola Salija reflexiona desde su departamento en Granada:

    Llevados por el deseo de hacerles cambiar realmente de vida, a lo mejor nos excedimos. Pero se hizo para protegerlos [...] Quiz los indgenas no estaban tan preparados para este tipo de experiencias porque sus vidas son ms bsicas... Pero si hubisemos optado por una convivencia menor, donde ellos se quedaban en su medio y con su familia, pues no se habra dado la fusin tan fuerte que se ha dado, no?

    El liderazgo del emir se pona en tela de juicio, el sueo de un hombre se desmoronaba.

    Como una irnica segunda conquista, el desmembra-miento de la comunidad culminara en la sublevacin de los indgenas musulmanes que decidieron dejar de cumplir con las rgidas e imposibles exigencias impuestas por los espaoles. Se suscitaron entonces quiebres definitivos entre conquistados y conquistadores, fracturas irreparables entre indgenas y espaoles, que antes se llamaban hermanos, y que terminaron desconocindose por completo.

    El irrevocable tartamudeo de un ciclo histrico dio paso a la evolucin de la comunidad que signific caminar por nuevos rumbos, adoptar formas distintas de liderazgos, que se fraguan y consolidan actualmente con el regreso de Ibrahim Checheb.

    eL hoy de La Comunidad musuLmana en Chiapas

    Me invit a comer a su casa... Me dijo que iba a rezar y yo noms mirando... Lav su cara, lav su boca, su mano,

    su nariz, su codo, su pelo, su oreja, su pie... Y ah voy, mirando yo qu est haciendo... Pero me gusta, dije, me gusta...

    Luego se postr... Por donde sale el sol... Y me recor-d cuando yo era curandero, porque yo tambin haca lo mismo. As como mi abuelo y el abuelo de l.

    Me gusta, pens, me gusta porque hay accin... Y le dije a esa persona: ensame.

    Existe un hombre que lo empez todo. Se llama Moham-med Amn. Con la mirada escondida tras oscuros cristales, una distendida y alargada voz cuenta de cuando llegaron los hombres espaolistas, que uno se llamaba Aureliano y el otro Esteban, y cmo fueron ellos quienes le ensearon el islam.

    Antes de convertirse, Mohammed Amn se llamaba Salvador Lpez y dice venir de la tradicin de los cu-randeros de San Juan Chamula. Su abuelo le ense a curar, a expulsar sangre y le ense tambin a escuchar sus sueos:

    Yo s que el islam es la religin verdadera porque me lo han dicho mis sueos, y los sueos son lo espiritual en uno [...] Hasta la fecha ni estoy en duda, ni pienso: ser que s, ser que no... Porque espiritualmente se me mostr que este es el verdadero camino.

    Mohammed Amn es el primer indgena converso al islam. Hoy, despus de quince aos, camina las veredas de tierra rojiza de la colonia Molino de los Arcos poblada desde 1995 por cientos de familias expulsadas de San Juan Cha-mula por los caciques autoproclamados portadores de la costumbre y tradicin tzotzil chamula.

    Nos invita a la mezquita que construy, la nica en Chiapas y una de las cinco que se pueden encontrar en Mxico,4 que organiza y an dirige desde el rompi-miento con el emir Nafia, personaje innombrable en los testimonios de Mohammed, quien prefiere omitir nombres aunque dice no guardarles rencor.

    4 Respecto a cifras sobre mezquitas en Mxico, el especialista en islam en Amrica Latina Zidane Zeraoui (2012) reitera la importancia de diferenciar entre el concepto de mesyid, que significa mezquita en rabe, y una musala: La mezquita es una construccin especfica para la oracin, mientras que una musala es un espacio (departamento, garaje, casa, etc.) que se adecu para la oracin. Adems de la mezquita de San Cristbal de Las Casas, en la colonia Molino de los Arcos, encontramos en el pas cuatro ms: la mezquita Suraya en Torren, Coahuila: la primera desde 1989 y la nica asociacin islmica registrada en Gobernacin; la mezquita Dar as Salam en Tequesquitengo, Morelos, la cual es tambin un hotel halal que fund Omar Weston; la mezquita sufi en la colonia Roma en el Distrito Federal; y, por ltimo, la mezquita salafi tambin en la ciudad de Mxico. Se debe recalcar la existencia de numerosas musalas en diferentes ciudades del pas como Puebla, Tijuana, Guadalajara, Monterrey, Morelia y Comitn de Domnguez.

    +Los abuelos de Ibrahim, Suleimn y Habiba, en su casa de la colonia Molino de los Arcos.

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    Mohammed Amn pertenece a uno de los cuatro grupos de musulmanes que existen hoy en Chiapas tras el derrumbe de la comunidad liderada por los espaoles. Su grupo es el ms numeroso, con una feligresa de aproximadamen-te doscientos miembros. Cuenta con una figura poltica protagonizada por Andrs Patishtn Prez Mujaheed, un hombre originario de San Juan Chamula que se educ en el sunismo en Estados Unidos por ms de diez aos y que en mayo pasado fue electo emir (o lder poltico) por miembros de la misma comunidad.

    Existe un segundo grupo que dice seguir pertenecien-do al Movimiento Mundial Murabitn bajo el liderazgo del emir Nafia y el imn Hayy Idriss, conformado por ocho familias, sumando alrededor de cuarenta personas. Despus de dejar Chiapas en el 2007, estos dos espaoles se encuentran recientemente de regreso en San Cristbal de Las Casas, donde se afirman como los nicos ver-daderos musulmanes, sin desistir en lo que consideran una misin divina. El da de hoy construyen y elaboran un nuevo proyecto: se trata de una renovada comunidad musulmana compuesta de nuevas familias espaolas llegadas a San Cristbal de Las Casas, quienes dirigen sus esfuerzos a la apertura de un nuevo centro educativo islmico localizado en la colonia Nueva Esperanza y a la conversin de indgenas oriundos de las comunidades circundantes.

    El tercer grupo lo conforman los miembros del grupo sunita, conocido como la comunidad Al-Kawthar, liderada por el joven Yahya Checheb y por Omar Weston, del Cen-tro Islmico de la ciudad de Mxico. Aproximadamente cinco familias conforman la comunidad Al-Kawthar, que suman veinticinco personas. Cuentan con una musala en la colonia Molino de los Arcos, donde se renen de manera espordica a orar.

    El ltimo grupo lo constituyen los murabitunes, que desconocen desde hace cuatro aos al imn Hayy Idriss y al emir Nafia, conformado en su mayora por miembros del clan Checheb. Este grupo de familias se encuentra bajo el liderazgo de Ibrahim Checheb, quien hasta noviembre radicaba en Granada, Espaa, y que regres investido de poder desde los altos mandos del Movimiento Mundial Murabitn, reconocido como el lder natural de la comu-nidad musulmana en Chiapas.

    La comunidad chamula musulmana en su conjunto est integrada aproximadamente por seiscientas personas, la ma-yora hombres y mujeres adultos pertenecientes a la etnia chamula tzotzil. Esta cifra incluye tambin a una tercera generacin de nios que nacieron y han sido educados dentro de la creencia y prctica islmica. El islam en Chiapas ha impregnado las vidas de quienes lo practican de una manera

    profunda y se ha dejado asimilar tambin por estos hombres y mujeres que deciden creer a pesar de todo.

    El entramado de este islam que se extiende en el su-reste de Mxico est compuesto por varios ejes, tales como una identidad tnica compartida, condiciones socioeco-nmicas especficas,5 elementos de transnacionalismo y multiculturalismo debido a las peregrinaciones y viajes que han realizado, y un fuerte sentido de pertenencia. Los matices y particularidades que definen este islam indgena son precisamente las prcticas, los usos y cos-tumbres resultantes de la adaptacin y simbiosis entre los chamulas y su islam.

    Ellos aportan elementos culturales, sociales, estticos, morales e idiosincrsicos a la religin islmica, la cual, con su contenido doctrinal, les brinda creencias, lneas de comportamiento y de actitud y contenidos tericos que los creyentes adoptan bajo su propia cosmovisin. El resultado de tal simbiosis son las formas en que decenas de musulmanes chamulas se aduean y transforman su religin da con da.

    Quiz el eptome de la tradicin chamula musulmana se encuentra en la generacin de nios musulmanes de Chiapas, quienes a diferencia de sus padres, tos y abuelos han nacido en la tradicin islmica sin haber pasado por otras religiones. Estos nios nacen y se educan en el islam. Esta ltima generacin iniciada desde su nacimiento con la ceremonia del adhan (llamado a la oracin), en la que los padres del recin nacido le susurran al odo al beb su nuevo nombre rabe llamndole a la oracin e invitndole a ser parte de la Ummah (la comunidad musulmana en todo el mundo) personifica el presente y futuro de la comunidad.

    6

    Hoy Chiapas es un rompecabezas compuesto no solo por catorce grupos tnicos sino por una gran oferta religiosa. Segn los censos oficiales, Chiapas ocupa el primer lugar en el mbito nacional en diversidad de credos y es el estado con el menor porcentaje de poblacin catlica con un 58 por ciento (inegi, 2000, 2010).

    Estas religiones proliferan y colorean el ancho y el largo de todo el territorio chiapaneco, dando origen a

    5 Cuando decimos que la amplia mayora de la comunidad chamula musulmana comparte rasgos como la condicin socioeconmica nos referimos a que la mayora de estas familias estn dedicadas a las mismas actividades econmicas: el trabajo en las parcelas, el comercio y la carpintera. Adems de que todas las familias se ubican en las mismas colonias de San Cristbal de Las Casas, ya sea en Nueva Esperanza, La Hormiga o en Molino de los Arcos. Estas colonias son consideradas lugares de alta y muy alta marginacin segn cifras del Conapo (2010) y la Sedesol (2010). A pesar de que San Cristbal de Las Casas es considerada una localidad con marginacin media, la situacin en la periferia es diferente.

    Marcela Zendejas y Paulina

    Villegas

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    un fenmeno conocido como nomadismo religioso, que refiere la conversin y el trnsito por diferentes re-ligiones.

    Entender los cambios religiosos de los indgenas en Chiapas como parte de estrategias que adoptan para su supervivencia es esencial para entender la existencia de la comunidad indgena musulmana en San Cristbal de Las Casas. Y lo que es ms importante reconocer: que los indgenas no catlicos ya sean evanglicos, pentecosta-les o musulmanes no son cajas vacas donde se depositan ideologas extranjeras, sino dueos y estrategas de su propia historia.

    La religin en el caso de Chiapas, como lo afirma Ada Hernndez Castillo,6 ha significado una verdadera estrategia y herramienta, dadora de identidad y creadora de nuevos imaginarios colectivos, en donde se nos demuestra cmo las identidades tnicas son construcciones histricas y no esencias milenarias.

    Esta reflexin constituye un reto importante y necesario en un pas donde hablar de grupos indgenas se reduce con frecuencia a moldes racistas y falsos estereotipos, en un pas donde la diversidad no es realmente asumida ni comprendida como sinnimo de riqueza. Porque resulta que en Chiapas, desde hace mucho tiempo, se descubren y crean nuevas formas de ser indgena a travs de luchas y procesos histricos. Porque la identidad tnica, tanto como cualquiera otra forma de identidad, es dinmica, se redefine y reinventa en el tiempo para mantenerse viva.

    Creer en ChiapasQuien visita los Altos de Chiapas encuentra muchas de las representaciones de fe que actan como smbolos de una afirmacin religiosa, de una concepcin de la vida, del universo y de la realidad. As, se respira en lo alto y a lo ancho del encantado Valle de Jovel lo que con punta de pincel Rudolf Otto en el siglo xx describa como mysterium tremendum et fascinans, recalcando as la naturaleza sui gneris de lo sagrado, que en estas tierras convive ntima y anta-gnicamente con lo profano.

    Lo sagrado se encuentra en los cantos presbiterianos dentro de la Iglesia Evanglica Pentecosts Independiente Tzotzil, ubicada en el corazn del barrio de La Hormiga, o en un dikhra (plegaria colectiva para remembrar a Al) realizado en la mezquita de techo de lmina de la co-munidad musulmana de Molino de los Arcos. La fe est en las rodillas postradas sobre la juncia esparcida en el piso del templo de San Juan Chamula donde se recitan

    6 Cfr. De la sierra a la selva: identidades tnicas y religiosas en la frontera sur en Juan Pedro Viqueira y Mario Humberto Ruz (eds.), Chiapas. Los rumbos de otra historia, Mxico, unam/ciesas, 1995.

    oraciones sincrticas, letanas y conjuros de humeante aliento con olor a posh (un aguardiente tradicional de los pueblos tzotziles hecho a base de maz y caa de azcar y utilizado con frecuencia en celebraciones religiosas). Fe revelada en la casa de adobe mojado y en el piso cu-bierto de paja donde Habiba, de ciento diez aos, tras remover sus sandalias, se reclina mirando hacia La Meca, y con tiempo y paciencia realiza las postraciones para conectarse con su nico Dios a quien llama exclamando: Allahu Akbar!

    Habiba da entonces el salto al mundo de lo sagrado, optando por ese absoluto: Dios frente a la nada. El salto propuesto por Sren Kierkegaard responde a la angustia que condiciona la existencia humana, la de oscilar siempre como un pndulo entre dos polos creer y no creer, en-tre el absoluto y la nada. Habiba, quien como todo aquel que se decide a creer se sumerge en el mundo de lo sagrado, apacigua su angustia y experimenta el choque entre dos mundos, como la conmocin que experimentamos ese salto al mundo de los sueos al caer dormidos. Si la fe es el salto mismo, solo a travs de nuestra libertad somos capaces de vivir ese momento ntimo con la verdad.

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    En la cima de una montaa hay una casa humeante de ado-be levantada por las manos de un hombre que hoy suma ciento quince aos de edad. La milpa seca rodea y esconde el fogn en donde una mujer sentada desgrana las ltimas mazorcas que la cosecha les regal. Desgranadas, las lanza al rojo vivo con la fuerza que sus ciento y tantos aos de edad todava le conceden.

    El silencio abrumador, apretujado en la espera, es roto por una voz que con paso firme se aproxima: Metik! Metik! La voz de un joven retumba en los odos cansados de Habiba y su corazn salta. Habiba duda. Ser que de verdad hay alguien ah? Sin poder responder, regresa a su dedicada tarea bajando la mirada hacia las brasas in-candescentes, escondiendo la mirada en el denso humo. Metik, soy yo, soy Ibrahim. Cuidadoso, Ibrahim toca el hombro derecho de su abuela, despertndola de su rutina y sacudiendo de nuevo su corazn. Ibrahim?, pregunta Habiba. Eres t? Ya regresaste? S, abuela, soy yo. He vuelto. Los ojos de Habiba no lo creen y se inundan de lgrimas. Eres de verdad Ibrahim? Quin eres?, pregunta sacudiendo su memoria y abriendo sus pequeos ojos con esfuerzo. Soy yo, abuela. Soy Ibrahim. Tu nieto. He regresado para quedarme. Habiba sonre. Tu abuelo, Suleimn, est all adentro acostado. Solamente te espera a ti para poder decir adis. ~

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