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Fundación Talibés 2011 Proyecto socio-educativo de la Fundación Talibés

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Informe intern que contempla part del pla d'actuació a 3 any. Zones, objetius i planifiació d'execució.

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Fundación Talibés

2011

Proyecto socio-educativo de la Fundación Talibés

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Proyecto socio-educativo de la Fundación Talibés

Fundación Talibés

Año 2011

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Índice

I. Presentación General del Proyecto 1. Contexto global 2. Descripción de la situación: la mendicidad infantil 3. Análisis socio-histórico 4. Evaluación y soluciones 5. Concepción y objetivos del Proyecto

II. Doble proyecto piloto en Kaolack y Bokidiawe

III. Bibliografía

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I. Presentación general del Proyecto

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1. Contexto global

Geografía:

Senegal es un país del África occidental situado al sur del río Senegal, limitado al este por Mali, al oeste por el Océano Atlántico, al norte por Mauritania y al sur por las dos Guineas (Conakry y Bissau). Tiene una superficie de 196.722 km2. La capital del país es Dakar.

Demografía:

Con 12.171.265 habitantes, la densidad de población en Senegal es de 66 habitantes por km2. La población aumenta rápidamente a un ritmo de 2,5%, porque la tasa de fecundidad es una de las más altas del mundo. Cada mujer tiene una media de 5 hijos, lo que puede crear a largo plazo evidentes problemas de sostenibilidad, sobre todo si se tiene en cuenta la pobre economía del país. El 40% de la población tiene menos de 14 años. Y la esperanza de vida es de 56 años.

Economía:

La moneda de Senegal es el Franco CFA (1 euro = 655,957 FCFA). Senegal tiene un PIB de 14.008 millones de dólares, situándose en el año 2009 en el puesto 110 según el FMI. Aunque el PIB per cápita es de 1.700 dólares anuales, el 54% de la población vive bajo el nivel de la pobreza. El índice de pobreza humana, que relaciona diferentes parámetros (vida larga y saludable, educación y nivel de vida digno), es del 42,9 %. El 10% más pobre de la población subsiste con el 2,7% de los recursos, mientras que el 10% más rico, vive con el 33,4% de los mismos, siendo la tasa de desempleo del 47%. El 56,2% de la población vive con menos de 2 dólares al día. Según datos del PNUD, la República de Senegal tiene un IDH (índice de desarrollo humano) de 0,499, ocupando el puesto 156 de 177 países analizados. El IDH relaciona tres parámetros: sanidad, educación y PIB per cápita.

Educación:

El 60,7% de la población es analfabeta, siendo este hecho más problemático en las mujeres (70,8%, frente al 48,9% en hombres). A pesar de que la educación en general, y la de los niños en particular, es una prioridad del Estado senegalés, el sistema educativo presenta unas profundas deficiencias estructurales. Como siempre, las poblaciones más expuestas

al analfabetismo son las mujeres y los niños. Entre los niños, hay una categoría especial que llama la atención, y hasta sale triste y frecuentemente en las noticias. Se trata de los Talibés, estimados a más de 50.200 en Senegal.

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2. Descripción de la situación: la mendicidad infantil

La palabra “talibé” proviene del árabe “tâlib”, que significa estudiante. En principio, designa a un joven, generalmente de entre 3 y 23 años, que aprende el Corán con un maestro, llamado “marabú”. Sin embargo, en Senegal, con el paso de los años, el término casi se ha convertido en sinónimo de niño de la calle.

Al no tener otro medio de financiamiento, las escuelas coránicas utilizan a los niños para mendigar y encontrar así los recursos necesarios para su funcionamiento. El problema es que este sistema ha degenerado, creando una forma de explotación parecida a la esclavitud, en la que los niños se ven obligados a mendigar, bajo la amenaza de sufrir vejaciones físicas y psicológicas.

En cada gran ciudad de Senegal, miles de jóvenes vestidos con andrajos erran incansablemente por los principales cruces, alrededor de los bancos, los supermercados, las gasolineras y las paradas de transportes, mendigando algo de dinero, arroz o azúcar. Muchas veces descalzos, se les conoce bajo el nombre de Talibés y presentan una lata de conservas de tomate o un bol de plástico a los transeúntes, esperando traer al final del día la cuota exigida por sus maestros, denominados marabús, que supervisan su educación y, muchas veces, el lugar donde viven. Los niños son obligados a

mendigar durante largas horas cada día y son apaleados, a menudo brutalmente, si lo que traen es ínfimamente inferior a lo que se exige de ellos. En la calle, en todo momento pueden ser víctimas de un accidente de circulación, pueden ponerse enfermos y deben soportar el calor muchas veces canicular.

Dice el informe que Human Rights Watch dedica al estudio de los Talibés de Senegal, publicado en abril de 2010 e intitulado “A expensas de los niños”, mendicidad forzada y malos tratos infligidos a los Talibés de Senegal:

Al menos 50.000 niños viven internados en escuelas coránicas (daaras) en Senegal, siendo sus condiciones de vida similares a las de la esclavitud. Sus profesores (marabús), que cumplen de facto con la función de tutores, los someten a menudo a formas extremas de maltrato, negligencia y explotación. Sería falso afirmar que todas las escuelas coránicas actúan del mismo modo, pero es verdad que muchos marabús obligan a los niños, llamados Talibés, a mendigar en las calles durante largas horas – práctica que constituye la peor forma de trabajo infantil según la definición de la

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Organización Internacional del Trabajo (OIT) –, sometiéndolos a una violencia física y psicológica brutal en muchos casos. Los marabús también muestran cierta negligencia al no satisfacer las necesidades básicas de los niños, como la comida, la vivienda y la salud, a pesar de que los daaras urbanos poseen los recursos suficientes para ello, recursos que provienen principalmente de la mendicidad de los propios niños.

En realidad es todo lo contrario: en centenares de daaras urbanos de Senegal, son los niños los que satisfacen las necesidades de los marabús. Mientras que los Talibés viven en una miseria total, los marabús de muchos daaras piden unas cuotas diarias considerables a las decenas de niños que tienen a cargo. Gracias a estos ingresos, algunos de ellos viven de forma relativamente opulenta. Miles de niños son también víctimas de la trata de seres humanos cuando los marabús los transfieren de un lugar a otro o los acogen con la finalidad de explotarlos.

Los gobiernos senegalés y bissauguineano, las autoridades islámicas bajo las que pretenden operar estas escuelas coránicas, y los propios padres han incumplido su deber de proteger a esas decenas de miles de niños contra el maltrato. Tampoco se han preocupado de exigir cuentas a los autores de estos actos. Por ejemplo, no existe una reglamentación oficial sobre las condiciones de vida en los daaras, incluyendo el tipo de trato que deben recibir los niños que ahí residen. Además, muchas agencias humanitarias bien intencionadas, queriendo colmar el vacío legal en materia de protección de los niños, han favorecido muchas veces la explotación de estos niños aportando una ayuda directa a los marabús que maltratan a los Talibés, descuidando controlar el impacto o la utilización de esta ayuda y omitiendo denunciar los abusos.

Transferidos desde los pueblos de Senegal y Guinea-Bissau hacia las grandes ciudades senegalesas, los Talibés se ven forzados a mendigar hasta 10 horas al día. Desde la mañana hasta la tarde, el paisaje de las ciudades senegalesas está llena de niños – de los que la mayoría tiene menos de 12 años y muchos de ellos no más de cuatro años – que deambulan en pequeños grupos por las calles, deslizándose entre los coches, esperando ante los centros comerciales, los mercados, los bancos y los restaurantes. Vestidos con camisas exageradamente grandes, sucias y desgarradas, descalzos, presentan a la gente una escudilla o una lata vacía con la esperanza de recibir una limosna. En la calle, se ven expuestos a la enfermedad, al riesgo de ser atropellados o matados por un coche, así como a la violencia física o sexual infligida por ciertos adultos.

En un daara urbano típico, el profesor exige de sus Talibés que le traigan cada día una cantidad determinada de dinero, arroz y azúcar. Pero los niños apenas sacan provecho de ello. Muchos están aterrorizados a la idea de lo

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que les podría pasar si no respetasen la cuota establecida, porque el castigo – unos maltratos corporales infligidos por el marabú o su asistente – es generalmente inmediato y severo. Consiste en golpes asestados con unos cables eléctricos, una porra o un palo. Algunos niños son atados o encadenados mientras son golpeados, o se les fuerza a permanecer de pie en posiciones dolorosas. Los que son capturados después de una tentativa fallida de fuga sufren violencias aún más graves.

[…] El día a día de estos niños puede describirse como siendo de una miseria extrema. A pesar de que traen dinero y arroz al daara, los niños se ven obligados a mendigar en la calle su propia comida. Algunos roban o buscan en la basura para encontrar algo para comer. La mayoría sufre constantemente de hambre y de malnutrición, grave o leve. Cuando un niño enferma, lo que ocurre frecuentemente en razón de las largas horas pasadas en la calle y de las penosas condiciones de higiene del daara, el profesor raramente le ofrece asistencia médica. Los niños se ven obligados a pasar aún más horas mendigando para poder comprarse los medicamentos necesarios para tratar todo tipo de enfermedades como parásitos del estómago, paludismo y enfermedades cutáneas, que hacen estragos en los daaras. La mayoría de daaras urbanos están situados en construcciones inacabadas o abandonadas, o en chabolas improvisadas. Es corriente ver a 30 niños durmiendo en una pequeña habitación, amontonados unos sobre otros, hasta el punto de que, sobre todo en verano, muchos prefieren dormir

al aire libre, aunque se expongan con ello a los peligros exteriores. Durante los cuatro meses de invierno que atraviesa cada año el clima senegalés, los Talibés sufren mucho por culpa del frío, ya que carecen de mantas casi por completo, y en algunos casos, hasta de colchones sobre los que dormir.

Muchos marabús dejan sus daaras durante varias semanas seguidas para volver a sus pueblos o para reclutar a más niños, dejando a Talibés de apenas cuatro años a cargo de sus asistentes adolescentes que a menudo actúan con ellos de modo brutal, abusando incluso de ellos sexualmente en algunos casos.

En centenares de daaras urbanos, los marabús parecen dar cierta prioridad a la mendicidad forzada sobre el estudio del Corán. Al pasar todo el día realizando las actividades que se exigen de ellos – las cuales empiezan con

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la oración del alba para terminarse al caer la noche –, los Talibés raras veces tienen tiempo de acceder a formas de educación que les permitirán adquirir competencias básicas, o de jugar a los juegos habituales de los niños, como por ejemplo el fútbol, que en Senegal es omnipresente. En ciertos casos, cuando se ponen a jugar, el marabú los pega, porque de este modo desatienden su principal ocupación, que es la mendicidad.

Los marabús que explotan a los niños no hacen casi ningún esfuerzo para facilitar, ni siquiera un poco, el contacto regular entre los Talibés y sus padres. La proliferación de teléfonos móviles y la extensa red de telefonía móvil que cubre hasta los pueblos más aislados de Senegal y de Guinea Bissau, deberían favorecer los contactos; pero la inmensa mayoría de los Talibés nunca habla con sus familias. En muchos casos, impedir todo contacto con la familia parece ser una estrategia conscientemente empleada por el marabú.

Infra-alimentados por el marabú, descuidados cuando se ponen enfermos, forzados a trabajar durante largas horas para traer un poco de dinero y de arroz a alguien que por así decirlo no les hará beneficiar de ello – y maltratados si no alcanzan la cantidad mínima establecida –, ésta es la realidad de los Talibés. Por eso, cada año, centenares o hasta puede que miles de Talibés escapan de los daaras. Muchos planifican una huida conociendo el lugar exacto de los refugios para los fugitivos. Otros escogen vivir en plena calle, prefiriéndola a las condiciones del daara. Hoy en día, el daara urbano contribuye de manera crítica al problema creciente de los niños vagabundos, sumidos en la droga, los maltratos y la violencia.

[…] En los daaras, los niños viven en condiciones deplorables y son muchas veces víctimas de vejaciones físicas y de abusos sexuales perpetrados por Talibés mayores. En la mayoría de los casos, viven amontonados en una habitación, dentro de una estructura abandonada que no ofrece más que un poco de protección contra la lluvia o el frío que reina en ciertas estaciones del año. Muchos prefieren dormir fuera, expuestos a los elementos exteriores. Muy pocos Talibés son alimentados por su marabú, puesto que también deben mendigar su comida. Están muchas veces infra-alimentados y sufren constantemente de hambre. Cuando enferman, lo que ocurre a menudo, es extraño ver al marabú ayudarles a encontrar los medicamentos necesarios. Explotados sin vergüenza, apaleados y descuidados, centenares de ellos acaban optando por fugarse, prefiriendo la rudeza de la vida en la calle a las vejaciones soportadas en el daara.

Practicar la mendicidad forzada pone a estos niños en una situación de peligro en la calle y constituye pues la peor forma de trabajo infantil, según la definición de la OIT. Lo más increíble, a parte de la mendicidad y de los actos de negligencia grave cometidos en vistas a explotar a las víctimas, es

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que el niño es confiado por sus propios padres al marabú, que se aprovecha del trabajo del niño, lo que equipara esta práctica a la esclavitud.

[…] A causa de la migración de los marabús hacia los mayores centros urbanos en los que la mendicidad forzada ha proliferado, decenas de miles de Talibés en Senegal, de los que la mayoría tiene menos de 12 años, son explotados y son víctimas de graves vejaciones. Cada año, cada vez más niños son víctimas de este sistema de maltrato.

Resulta difícil estimar de manera precisa el número de Talibés que practican la mendicidad forzada, puesto que los niños se escapan cada día y que los marabús, alentados por la ausencia de reglamentación, abren periódicamente nuevos daaras. Sin embargo, en base a las investigaciones de terreno y a los censos realizados por universitarios y trabajadores humanitarios interrogados en el momento de la preparación de este informe, Human Rights Watch estima que, en Senegal, al menos 50.000 Talibés, sobre un total de varios centenares de miles de niños que frecuentan las escuelas coránicas, son forzados a mendigar por sus maestros con fines de explotación.

A pesar de que en 2005 el gobierno senegalés ha promulgado una ley que criminaliza el hecho de obligar a alguien, sea quien sea, a mendigar para obtener un beneficio económico, y a pesar también de los esfuerzos realizados por las agencias humanitarias locales e internacionales para mejorar las condiciones de vida en los daaras, no se ha podido ni limitar el aumento de números de Talibés ni luchar contra las graves violaciones de los derechos humanos asociadas a la mendicidad forzada y a la vida en los daaras. Muchos elementos prueban por el contrario que el problema está tomando cada vez más envergadura:

a) Un representante del gobierno senegalés que trabaja para el Ministerio de la Familia, de la Seguridad alimentaria, de la iniciativa empresarial femenina, de la microfinanza y de la infancia (Ministerio de la Familia) en Mbour (a 80 km al sur de Dakar) ha registrado una duplicación del número de daaras en la ciudad entre 2002 y 2009, de los que muchos son dirigidos por marabús que obligan a los niños a mendigar.

b) Un representante del gobierno empleado anteriormente en Ziguinchor (a 480 km al sur de Dakar) ha declarado a Human Rights Watch: “Ziguinchor es un ejemplo del rápido crecimiento del fenómeno de los Talibés mendigos. Hasta el año 1995, no había casi ninguno en la ciudad. Pero ahora son miles”.

c) Según un trabajador humanitario local experimentado, en Saint-Louis (a 270 km al norte de Dakar), el número estimado de Talibés,

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incluyendo aquellos que son forzados a mendigar o los otros, se ha duplicado desde 2005, pasando de 7.000 a 14.000.

d) Según la directora de “Samusocial Sénégal”, una organización de ayuda humanitaria internacional que aporta ayuda médica a los niños de la calle en Dakar, sobre todo a los Talibés y a los ex-Talibés: “Ha habido un aumento en 2009 del número de niños que viven en las calles de Dakar, y una disminución de la edad de éstos” 1

1 “A expensas de los niños”, informe de HRW de abril 2010, traducido por la Fundación Talibés. A partir de ahora, se remite a este informe que nos sirve de guía y de hilo conductor, bajo las siglas “AEN”.

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Pobreza: Los ingresos generados por la mendicidad son extremadamente limitados, y no permiten a los Talibés tener ni una buena alimentación ni unas condiciones de vida adecuadas. Tampoco tienen acceso a los cuidados sanitarios básicos.

Los males de la mendicidad infantil

Explotación infantil: Hay veces en que el marabú se aprovecha de la situación, y utiliza el dinero recaudado por los niños para fines lucrativos personales.

Denegación del derecho a la educación: En los daaras modernos, se da prioridad a la mendicidad sobre la educación religiosa, de modo que los niños ni estudian según el sistema educativo moderno, ni según el sistema tradicional religioso.

Denegación del derecho a la alimentación, al desarrollo físico y a la salud: A pesar de que los niños mendigan a lo largo de todo el día para conseguir dinero y comida, deben entregar lo que consiguen al marabú y luego seguir mendigando para poder comer ellos mismos o pagarse sus medicinas.

Condiciones de vida infrahumanas en los daaras: Muchos niños no tienen ni ropa, ni zapatos, ni cama, ni siquiera una manta para taparse por la noche. Tampoco tienen agua para lavarse, por lo que allí las enfermedades son de lo más comunes.

Denegación del derecho a la asistencia sanitaria: Si los niños enferman, deben seguir trabajando, e incluso más de lo habitual para poder pagar sus medicamentos.

Violencias y vejaciones sobre menores: La falta de supervisión y de control lleva también a ciertos a marabús a cometer atrocidades sobre los Talibés, maltratándolos física y psicológicamente.

Denegación del contacto con la familia: los marabús, de manera consciente y deliberada, dificultan o impiden el contacto de los Talibés con sus familias.

Peligros exteriores: accidentes de circulación: Al estar tantas horas en la calle, los niños corren el riesgo de ser atropellados por un vehículo. Muchos de ellos presentan heridas, fracturas o mutilaciones por culpa de accidentes de tráfico, de los que algunos son incluso mortales.

Exclusión social: Todos los problemas citados anteriormente, asociados a una falta de preparación a los problemas del mundo moderno, llevan a muchos Talibés a una forma de exclusión social. Los que se fugan por ejemplo acaban viviendo en la calle, sumidos en la droga y la violencia.

Reproducción social del mismo modelo: El problema de la enseñanza que reciben los Talibés es que no está diversificada, y que no permite a quien la ha seguido hasta el final, tener una formación cualificada para conseguir trabajo en una sociedad en desarrollo. Esto sólo puede llevar a una reproducción indefinida del mismo modelo educativo.

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3. Análisis socio-histórico

En Senegal, la existencia de los daaras es tan antigua como el propio Islam, cuya entrada en el África occidental suele situarse en torno al siglo VIII. Así pues, desde hace siglos, el daara es una institución de enseñanza que juega un papel esencial en Senegal. Desde hace mucho tiempo, los padres confían sus hijos a un marabú – muchas veces un familiar o una persona del mismo pueblo –, en casa del cual residen hasta que terminan sus estudios coránicos. Tradicionalmente, los niños se centraban en sus estudios, a la par que ayudaban a cultivar los campos del marabú. La mendicidad, cuando existía, consistía más bien en colectar comida en las familias de la comunidad. Pero hoy en día, en Senegal, centenares de miles de niños frecuentan las escuelas coránicas. Muchos de ellos combinan esta enseñanza tradicional con la de las escuelas públicas, aunque en la práctica se centra mucho más en la educación religiosa y moral. Sin embargo, para al menos 50.000 niños, de los que muchos provienen de países cercanos, sus marabús se aprovechan de la falta de regulación gubernamental para desnaturalizar la enseñanza religiosa, transformándola en explotación económica.

Leemos en el informe “AEN” de Human Rights Watch:

La introducción del Islam en Senegal ha traído con ella la fundación de escuelas coránicas: los daaras. Antes de la llegada de los Franceses – e incluso después, salvo en las ciudades más pobladas – las escuales coránicas tenían el principal papel en la educación.

Los daaras establecidos antes de la colonización del país por los Franceses estaban dirigidos por marabús, lo que ocurre aún actualmente. Los alumnos eran conocidos bajo el nombre de Talibés, igual que hoy en día. Muchos Talibés vivían en casa de sus padres y estudiaban en un daara situado en su pueblo, pero un número importante también era confiado a marabús de pueblos alejados. Los Talibés vivían con el marabú en el daara y no tenían ningún contacto con sus padres durante muchos años. Tanto las niñas como los niños aprendían el Corán de memoria en su pueblo, pero sólo los niños eran confiados a ciertos marabús por sus padres, lo que aún es el caso hoy en día.

En estos daaras tradicionales, que han predominado en Senegal hasta el principio del período post-colonial, casi todos los marabús eran también agricultores, aunque la primera prioridad era la educación. Durante la larga estación seca, se insistía en general sobre el estudio del Corán. Luego, en las épocas de cosecha, el marabú y los Talibés más grandes trabajaban juntos en los campos y cosechaban lo suficiente para alimentar el daara durante la mayor parte del año. Estas cosechas se veían entonces completadas por las contribuciones de las familias de los Talibés que residían lejos y de las limosnas de los miembros de la comunidad local. Mientras que los Talibés

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más mayores trabajaban en los campos, los más jóvenes se quedaban en el daara y seguían sus estudios, en compañía del marabú o de un asistente.

En esa época, se practicaba la mendicidad cuando los niños vivían en un daara funcionando como internado y cuando la cosecha era insuficiente para cubrir las necesidades alimentarias. Mamadou Ndiaye, profesor del Instituto Islámico de Dakar, ha estudiado el sistema de los daaras durante tres decenios, y ha descrito cómo el alojamiento gratuito practicado por las escuelas coránicas en Senegal ha llevado al fenómeno de la mendicidad.

Sin embargo, en la práctica tradicional, los Talibés en general no mendigaban para obtener dinero, sino únicamente comida, y además, esta actividad no les impedía estudiar ni les obligaba a estar en la calle. Las familias daban habitualmente un bol de comida a un Talibé, que luego volvía al daara y lo compartía con la comunidad. El acento se ponía sobre el estudio del Corán y la obtención de un nivel de árabe tan alto como posible. Esta forma tradicional de mendicidad no se parece en casi nada a la practicada hoy en día en las ciudades de Senegal.

De hecho, el Profesor Ndiaye prefiere utilizar dos términos diferentes, hablando de “colecta” para describir la práctica tradicional y de “mendicidad” para describir la práctica moderna que es el objeto de este informe.

Y leemos en el mismo informe, a propósito de la fase post-colonial:

Después de la independencia de Senegal en 1960, los daaras rurales desaparecieron poco a poco para ser sustituidos por daaras urbanos, en los que la práctica de la mendicidad forzada se ha vuelto cada vez más común. Justo después de la independencia, el daara rural predominaba y seguía siendo el único lugar de educación religiosa fuera de las escuelas laicas del Estado, llamadas comúnmente “escuelas francesas”. A finales de los años 1970, unas graves sequías asolaron el país, provocando una migración masiva desde las zonas rurales hacia las ciudades. Y los marabús no escaparon a la regla. Sin poder contar con las formas tradicionales de apoyo disponibles entonces en los pueblos, muchos marabús empezaron a obligar a sus Talibés a mendigar. En los años 1980, la mendicidad forzada de los niños se había vuelto una práctica omnipresente en las ciudades, tanto más que la rentabilidad de la práctica atraía a muchos marabús con pocos escrúpulos. Hoy en día, el fenómeno de los niños mendigos está casi totalmente asociado a las escuelas coránicas que funcionan como internados: un estudio realizado en 2007 por UNICEF, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Banco Mundial ha revelado que el 90% de los niños mendigos de Dakar y de los suburbios de la capital son Talibés.

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El gobierno se ha mostrado incapaz a la hora de solucionar el problema de la explotación y de los abusos cometidos sobre los niños de las escuelas coránicas que funcionan como internados. Sin embargo, ha intentado, sin resultados ni mucha convicción, reformar el sistema educativo. Para intentar atraer a ciertas familias hacia la escuela pública, el gobierno senegalés ha introducido, desde la independencia, el aprendizaje opcional del árabe en los programas de las escuelas públicas, pero se ha prohibido explícitamente la instrucción religiosa en estas escuelas hasta el año 2004. Miles de familias senegalesas prefieren la educación religiosa y han seguido enviando sus hijos a los daaras, contribuyendo así a la proliferación de asociaciones islámicas y escuelas árabes.

Cuando empezaron en los años 1970 las migraciones urbanas, muchos marabús dirigían daaras estacionales: los marabús y los Tabliés vivían en la ciudad durante la estación seca y volvían luego al pueblo para preparar la cosecha. Poco a poco, ante los beneficios que podía generar la mendicidad y el confort de la vida en la ciudad, muchos marabús decidieron ir a vivir todo el año en la ciudad. El Profesor Ndiaye explica esta evolución y el impacto negativo que ha tenido la mendicidad forzada en la educación coránica de los niños: “Con el tiempo, los marabús han empezado a quedarse en las ciudades durante todo el año. Han pesado los pros y los contras, y han pensado que era más rentable quedarse en Dakar. Algunos marabús se sentían también más a gusto en Dakar – donde hay café, arroz, pescado y agua potable. Entonces, ¿porqué volver al pueblo, donde debían trabajar la tierra durante largas horas, si en la ciudad un niño puede traer cada día dinero, azúcar y arroz? En consecuencia, algunos marabús redujeron las horas de estudio del Corán, puesto que cuanto más tiempo se queda el niño en el daara aprendiendo, menos oportunidades tiene de traer dinero. Al pasar los Talibés más tiempo fuera del daara, el marabú maximiza la cantidad de dinero que le traen”2

Vemos pues que el problema de la mendicidad infantil en Senegal no depende directamente del sistema de enseñanza, que ha demostrado ser sostenible durante varios siglos. El problema es que, debido a ciertas circunstancias socio-económicas, este sistema que en sí mismo no es malo, se ha convertido en un sistema de opresión y de explotación inhumano. Debemos pues buscar las causas de esta degeneración, y ver cómo pueden ser resueltas.

.

Podemos identificar dos causas principales que han llevado los daaras a convertirse en unos medios de opresión y de explotación que están convirtiendo a generaciones enteras en “generaciones perdidas”:

2 “AEN”, Contexto.

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1) La pobreza

El desarrollo de una economía de mercado, los progresos técnicos del siglo XX y la expansión del estado burocrático han hecho que el sistema socio-económico tradicional implosione literalmente. Antiguamente, en las zonas rurales, cada familia vivía de lo que cultivaba y apenas necesitaba dinero para satisfacer sus necesidades, que se limitaban a las básicas. Pero en una sociedad en la que se necesita dinero para pagar los impuestos, levantar las distintas infraestructuras y comprar coches, televisiones, neveras y otros electrodomésticos, deben cambiarse los medios de producción. Esto significa que la agricultura, sobre todo practicada de

manera tradicional, ya no es suficiente para generar la riqueza necesaria para el modo de vida moderno. Entonces se ponen en marcha estrategias para solucionar este problema.

2) El éxodo rural

Una de estas estrategias consiste en abandonar el sector agrario y las zonas rurales para desplazarse hacia la ciudad, trabajando en el sector industrial o de servicios. Esto es lo que se llama éxodo rural. Al no haber en Senegal un sector industrial, la mayoría de gente que va a la ciudad intenta buscar un trabajo en el sector de los servicios. Pero por un lado, el abanico de oportunidades es muy limitado,

por culpa de la pobreza; y por otro lado, en este sector, se exige una formación mínima, como por ejemplo saber leer y escribir, y dominar el francés, lo que lamentablemente es el caso de sólo una ínfima minoría de entre la gente que emigra a la ciudad. La consecuencia de todo ello es que las oportunidades reales de integrarse en un modo de vida moderno son casi inexistentes para la mayoría de gente de las zonas rurales.

El único recurso de quienes poseen una formación religiosa sólida es por tanto utilizarla para ganarse la vida. Y aquí, como en cualquier sitio, aparece gente sin escrúpulos que desea aprovecharse de la situación para sacar un beneficio a costa de los demás.

Cabe señalar que si estos individuos pueden dedicarse a sus fechorías es solamente en la medida en que el modelo de sociedad tradicional ha implosionado. En efecto, una de las barreras que impedía que esto sucediera en las sociedades tradicionales, es primero que no existía el consumismo, que causa estragos en los estratos más pobres de la sociedad, y luego que la acción del marabú se veía supervisada por el conjunto de la comunidad, a través de unas relaciones sociales caracterizadas por la fraternidad y el respeto.

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El problema es que con el éxodo rural, se han roto completamente estos vínculos sociales. Al llevarse los niños lejos de sus padres y de su comunidad, e introducirlos en un medio en el que todas las relaciones se ven caracterizadas por la búsqueda del beneficio, estos individuos han imposibilitado que la propia comunidad supervise sus acciones en el marco de la fraternidad y del respeto.

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Las migraciones de Talibés en Senegal y Guinea Bissau

© 2010 John Emerson / Human Rights Watch

Los principales itinerarios para la migración de los Talibés son bien conocidos en Senegal y Guinea Bissau. Los itinerarios aquí dibujados han sido identificados en base a las entrevistas realizadas por Human Rights Watch con los Talibés, los marabús, los padres, así como los responsables humanitarios y gubernamentales de Senegal y Guinea Bissau; en base a un estudio cuantitativo sobre los niños mendigos de Dakar realizado en 2007 por UNICEF, la Organización Internacional del Trabajo y el Banco Mundial; y en base a datos recogidos por SOS Enfants Talibés sobre niños que han vuelto a Guinea Bissau después de fugarse de sus daaras de Senegal.

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4. Evaluación y soluciones

Tanto agencias humanitarias como el propio gobierno senegalés han puesto en marcha diferentes acciones para solucionar este problema. Podemos categorizar estas acciones según los tres ámbitos siguientes:

1) Financiación de los daaras 2) La escuela pública 3) La reglamentación

El primer tipo de acciones, llevado a cabo sobre todo por ONGs, ha demostrado ser ineficiente, e incluso, muchas veces, contraproducente. Tal y como establece el informe “AEN”:

En Senegal, decenas de organizaciones humanitarias nacionales e internacionales ofrecen toda una gama de servicios para ayudar a los Talibés, mejorando así las condiciones de vida en los daaras. Muchas agencias llevan haciéndolo desde casi diez años. Esta asistencia toma diversas formas: proporcionan esterillas, agua, ropa y zapatos; construyen centros de acogida; distribuyen comida, jabón de ducha, jabón de platos y desinfectantes, medicamentos y ayuda en materia de cuidados sanitarios, clases de francés, dinero para alcanzar la cuota impuesta a los Talibés; proponen microcréditos destinados a los marabús para que monten un negocio; facilitan el alquiler del marabú. Considerando las condiciones deplorables que reinan en los daaras urbanos, los esfuerzos de organizaciones humanitarias son comprensibles, pero tienen consecuencias indeseadas: en su conjunto, alientan a los marabús a ir a las ciudades – donde la mendicidad es corriente –, a la par que reducen la responsabilidad del Estado, de las familias y de las autoridades religiosas. Muchos marabús siguen forzando a sus Talibés a mendigar, generando así unos ingresos suplementarios, en la medida en que las organizaciones humanitarias les ayudan a reducir sus gastos. En ciertos casos extremos, los marabús venden comida y medicamentos que reciben por parte de las asociaciones.

Muchas organizaciones no suspenden la ayuda que otorgan a los marabús que siguen explotando a sus Talibés, como tampoco denuncian a estos marabús ante las autoridades competentes en cuestiones de maltrato y negligencia. Las ayudas otorgadas a gran escala por las distintas organizaciones humanitarias animan a los marabús de las zonas rurales a desplazarse hacia las ciudades, lugar en el que se percibe la mayoría aplastante de ayudas y subvenciones.

[…] Más que ayudar a los marabús para que se quedan en los pueblos, en los que la mendicidad es casi inexistente, gran parte de la asistencia

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humanitaria ha tenido como efecto atraer a los marabús y a sus Talibés hacia las ciudades, donde la mendicidad es omnipresente. […] Muchos marabús reciben una ayuda que no influye en su práctica de la mendicidad. Todo lo contrario: utilizan la ayuda para generar unos ingresos netos superiores.

Como se ha explicado antes, los Talibés de un daara de Dakar han señalado a Human Rights Watch que su marabú vendía los medicamentos proporcionados por una agencia humanitaria, exigiendo a los Talibés que paguen sus propios medicamentos pasando más horas mendigando. Y varias personas que colaboraban anteriormente con una organización humanitaria internacional han expresado su profunda inquietud ante la decisión de la asociación de proporcionar ayuda a los daaras, sobre todo bajo la forma de subvenciones, como el pago de la cuota de alquiler. Estas personas han declarado que a pesar de que la organización ha pedido a los marabús que dejen de forzar a mendigar a los Talibés a cambio de estos fondos, se han encontrado regularmente a Talibés de estos daaras mendigando en la calle. Según ellos, la organización “favorece y alienta la práctica de los falsos marabús”.

[…] Cuando no se conjugan estas ayudas con serios esfuerzos para exigir estrictas condiciones o para pedir cuentas a los que cometen abusos, estas ayudas animan a los marabús sin escrúpulos a abrir daaras y a explotar a los niños.

Al considerar que decenas de miles de Talibés mendigan en las ciudades de Senegal, vemos que las agencias humanitarias no pueden financiar la desaparición definitiva de la explotación. De hecho, teniendo en cuenta el aumento continuo del número de Talibés forzados a mendigar en las calles, esta ayuda se ha revelado en gran parte ineficaz. […] En definitiva, a pesar de los esfuerzos de numerosas organizaciones humanitarias y de asociaciones locales, el fenómeno de la mendicidad de los Talibés no cesa de extenderse.

[…] Como ha explicado a Human Rights Watch el director de una gran organización humanitaria que realizaba anteriormente programas de asistencia directa a los daaras, pero que hoy en día ha orientado su estrategia hacia la reubicación en daaras rurales: “Todo el mundo se aprovecha de este estatus quo. Las ONG internacionales han manipulado la situación y reciben su financiamiento. Los cooperadores nacionales se aprovechan, puesto que están financiados para poner en marcha distintos proyectos. Los marabús también se aprovechan. Cada ONG hace algo, pero no se ve claramente en qué medida ayudan realmente, puesto que el número de Talibés mendigos no para de aumentar. Todo el mundo se aprovecha, todo el mundo menos los Talibés”.

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Queda así demostrado que el trabajo de las ONGs no sólo ha sido ineficaz sino también contraproducente, precisamente porque ha creado un efecto llamada que ha reforzado el éxodo rural y la destrucción del sistema tradicional en que la comunidad supervisaba la actividad del marabú.

El mismo informe indica una segunda razón para explicar el fracaso de la acción humanitaria común:

Incluso cuando la ayuda directa mejora las condiciones de los daaras, los programas no son sostenibles a largo plazo, a parte de que merman la responsabilidad de los marabús, de los padres, de las instituciones religiosas y del Estado. […] La durabilidad constituye uno de los mayores obstáculos a los que se ven confrontadas las ONGs, reconociendo éstas que, a veces, si el programa de financiación se acaba y cesa la concesión de fondos a los marabús, la mayoría de daaras vuelven a la situación anterior a la ayuda, es decir a la mendicidad y a la falta de higiene.

Pero además de ser contraproducente e insuficiente, esta ayuda ha sido también inadecuada, porque muchas veces, se ha intentado llevar a cabo sin tener en cuenta la idiosincrasia del pueblo en el que se ejerce, provocando así rechazo y recelo. En efecto, los primeros intentos de reglamentar los daaras fueron obra de la potencia colonial francesa, cuyo verdadero objetivo era en realidad destruir el Islam tradicional, tal y como confirma el informe “AEN”: “Las medidas tomadas por las autoridades francesas tenían como objetivo explícito eliminar la influencia del Islam y de los líderes religiosos. Tuvieron un impacto duradero sobre los intentos posteriores para regular los daaras: casi todas las reglas aplicadas o consideradas han sido inmediatamente interpretadas por los dirigentes religiosos como medidas hostiles hacia la educación coránica o el Islam”.

A pesar de la descolonización, los intentos de reglamentación por parte del gobierno senegalés han continuado en la perspectiva de la potencia colonial, lo que no sorprende en absoluto, puesto que Senegal ha heredado las instituciones, el derecho y la forma de gobierno de la antigua potencia colonial. La consecuencia inevitable de ello es que el colonialismo y luego la descolonización han creado una fractura social, entre una pequeña clase social afrancesada y una mayoría aplastante ajena a la mentalidad occidental. Paradójicamente, es la minoría afrancesada la que gobierna a la mayoría musulmana, según una mentalidad y unos fines en los que no se reconoce esta mayoría.

Como ejemplo de ello, cabe señalar que el gobierno senegalés prohibió la enseñanza religiosa en las escuelas públicas, en un país en el que más del 90% de la población profesa el Islam. Evidentemente, esta medida tuvo unas consecuencias nefastas sobre el conjunto del sistema educativo: por un lado se privó de educación moderna a niños cuyas familias rechazan enviarlos a centros donde se prohíbe la enseñanza religiosa; y por otro lado, se está incentivando la práctica de la mendicidad infantil, porque estos niños no podrán recibir educación si no es en un daara.

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En palabras del informe “AEN”:

El gobierno se ha mostrado incapaz de solucionar el problema de la explotación y de los abusos cometidos sobre los niños de las escuelas coránicas que funcionan como internados. Sin embargo, ha intentado, sin resultados ni mucha convicción, reformar el sistema educativo. Para intentar atraer a ciertas familias hacia la escuela pública, el gobierno senegalés ha introducido, desde la independencia, el aprendizaje opcional del árabe en los programas de las escuelas públicas, pero se ha prohibido explícitamente la instrucción religiosa en estas escuelas hasta el año 2004. Miles de familias senegalesas prefieren la educación religiosa y han seguido enviando sus hijos a los daaras, contribuyendo así a la proliferación de asociaciones islámicas y escuelas árabes.

Al actuar de este modo, el gobierno senegalés parece haber interpretado que el problema es el Islam, cuando en realidad, el Islam mismo condena las prácticas de la mendicidad forzada. Tal y como indica el informe “AEN”, la Declaración de los Derechos Humanos en el Islam de 1990, también conocida como Declaración del Cairo, condena explícitamente el modo de explotación de los daaras urbanos actuales:

La Declaración del Cairo, que Senegal apoya, enuncia en sus grandes líneas los derechos humanos y las responsabilidades que implican, conformemente al Corán y a la Sharia. Sus disposiciones relativas a la educación interpretan los malos tratos infligidos a los Talibés como contrarios a los principios del Islam:

a) El artículo 7(a) establece que “todo niño tiene, en relación a sus padres, la sociedad y el Estado, el derecho a… ser educado y protegido tanto material como moral y sanitariamente”. Para muchos Talibés, la falta de comida y de cuidados sanitarios, incluso cuando están muy enfermos, constituye una denegación de este derecho.

b) El artículo 7(b) otorga a los padres el derecho de escoger el tipo de educación que quieren dar a sus hijos, mientras tienen en cuenta el interés superior del niño, pero el artículo 9(b) establece que “todo hombre tiene derecho a la educación… tanto en el plano religioso como en el conocimiento de la naturaleza”. Hoy en día, cierto número de niños senegaleses no recibe ni educación religiosa, ni educación en el plano del conocimiento de la naturaleza. Sólo pasan largas horas en la calle mendigando.

c) El artículo 11 prohíbe expresamente la opresión y la explotación ajena.

Pero como si no fuera poco, la mayoría de agencias humanitarias han seguido en la misma línea que el gobierno, perpetuando ambos la actitud y la perspectiva de la antigua potencia colonial. Al querer imponer al pueblo senegalés, que posee su propia cultura y cosmovisión, un modelo de educación desde el exterior, sin tener en cuenta ni

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su especificidad ni su idiosincrasia, ¿no se está fomentando una forma de colonialismo cultural?

El segundo problema de la escuela pública ha sido el de la corrupción. Las instituciones educativas públicas se han aprovechado de la situación y han añadido unos gastos suplementarios a los gastos de escolarización oficiales con el objetivo de obtener un beneficio personal:

Aunque la ley prescribe la “gratuidad” de la enseñanza, los representantes de varias organizaciones que trabajan con el gobierno sobre cuestiones relacionadas con la educación han indicado que los gastos informales, sobre todo la inscripción y los gastos mensuales, se han generalizado. Estos gastos fuerzan a muchos padres a sacar a sus hijos de las escuelas públicas y a enviarlos a las escuelas coránicos, ya sea en Guinea-Bissau o en Senegal, de modo que ya no deben pagar nada para mantenerlos.

Con esto vemos que la “corrupción” y la “falta de escrúpulos” existen tanto en la escuela pública como en los daaras. En todos sitios hay gente sin escrúpulos que no tiene reparo en aprovecharse de la situación. Consideramos pues que el problema no es tanto el de la ausencia de reglamentación y de acciones legales como indica el informe “AEN”, sino el de la pobreza:

En general, los Talibés de los daaras urbanos que operan como internados provienen de algunas de las regiones más pobres de Senegal y de Guinea-Bissau. En la región de Kolda, una familia media dispone de menos de un dólar al día (278 CFA, es decir 0,60 $) para gastar por persona. El 73% de los gastos de la familia va a parar en comida, dejando respectivamente el 5% y el 3% para la salud y la educación. Limitados económicamente, algunos padres envían a sus hijos pretendidamente para estudiar el Corán, pero en realidad también quieren aliviar los gastos de la familia.

Cuando se intenta criminalizar un comportamiento causado mayoritariamente por la gran pobreza en la que está sumisa la inmensa mayoría de la población, se puede acabar enjuiciando a media población.

Además de que no ataca el problema desde la raíz, la reglamentación puede generar una fuerte tensión y degenerar en un verdadero conflicto social, como indica el propio informe “AEN”:

Los responsables religiosos ejercen un enorme poder social, político y económico en Senegal. Prácticamente todos los trabajadores humanitarios y muchos responsables gubernamentales entrevistados por Human Rights Watch han explicado que el poder de las cofradías pone en evidencia la falta de voluntad política del gobierno cuando se trata de velar para que el personal de los Ministerios competentes – a saber los Ministerios del Interior, de Justicia y de Educación –, por una parte imponga una

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reglamentación y por otra parte enjuicie a los marabús responsables de maltratos y de explotación. Un responsable gubernamental del Ministerio de la Familia ha indicado a Human Rights Watch: “El Estado ha hecho muchos esfuerzos, pero sigue mostrándose sensible ante la cuestión, sobre todo en lo que toca al tema del castigo. Los grandes marabús – los jefes de las cofradías – se verían implicados en ello, ni siquiera indirectamente. Si tocáis a un marabú, tocáis a las cofradías, y esto es muy difícil aquí. Perdéis votos, y puede ser que perdáis hasta vuestro puesto, o que os expongáis a graves problemas”.

Por último, al ser una solución burocrática e impersonal, la reglamentación acaba matando los vínculos sociales de solidaridad comunitaria de los que hemos hablado y que son, a nuestro parecer, una mejor garantía del control ejercido sobre los daaras. En efecto, las normativas no son más que papeles a la espera de ser aplicados, lo que puede ocurrir o no.

Por otra parte, una de las ventajas indiscutibles de las sociedades tradicionales es que permiten y mantienen vivos los vínculos comunitarios interpersonales, creando las condiciones para que fenómenos de explotación a gran escala como el de los Talibés, no se produzcan jamás. Hoy en día, las sociedades modernas occidentales, que han sido invadidas por la mentalidad burocrática hasta sus últimas esferas, tienden a querer recuperar esas relaciones interpersonales genuinas, pero paradójicamente intentan hacerlo a partir de la propia burocracia institucional. Para no llevar a estas sociedades hacia el mismo error, consideramos que no se debe acentuar demasiado la solución burocrática y normativa.

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¿Porqué no se ha solucionado hasta ahora

el problema de la mendicidad infantil en Senegal?

- Esta acción ha sido contraproducente porque ha creado un efecto llamada que ha reforzado el éxodo rural.

Las causas del fracaso de la acción humanitaria común

- Esta acción ha sido insuficiente, porque no se puede financiar de manera indefinida en el tiempo y en cantidades indefinidas los daaras.

- Esta acción ha sido inadecuada, porque no ha tenido en cuenta la idiosincrasia del pueblo en el que se ejercía, provocando entonces rechazo y recelo.

- Esta acción ha sido inapropiada, porque no se ha intentado respetar o recrear los vínculos de solidaridad comunitaria, sino que se ha dado prioridad a la burocracia y a la reglamentación.

- Esta acción ha sido inadecuada, porque no ha tenido en cuenta la idiosincrasia del pueblo en el que se ejercía, provocando entonces rechazo y recelo.

Las causas del fracaso de la acción gubernamental

- Esta acción ha sido contraproducente, porque ha cerrado las puertas de la escuela pública a muchos niños cuyas familias rechazan enviarlos a centros en los que se prohíbe la enseñanza religiosa.

- Esta acción ha sido inapropiada, porque se ha centrado en proponer una reglamentación que no se ha traducido en acciones legales concretas, sino en letra muerta.

- Esta acción ha sido insuficiente, porque no ha sido capaz de luchar contra la corrupción, eliminando los gastos de escolarización añadidos que muchas veces deben pagar los niños.

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5. Concepción y objetivos del Proyecto a largo plazo

Nuestro objetivo es luchar contra la mendicidad infantil forzada de los Talibés en Senegal, intentando mejorar por un lado sus condiciones de vida y por otro lado la formación que reciben, por medio de una diversificación de la enseñanza.

Para evitar el fracaso de las acciones llevadas a cabo hasta ahora, queremos emprender una acción que siga los consejos y las directrices de UNICEF, tal y como han sido enunciados en el informe “AEN”:

La posición actual de UNICEF ya no es de apoyar directamente a los daaras urbanos con medios materiales, sino de trabajar por un lado con las familias, los marabús y las otras comunidades en el marco de iniciativas de prevención que tengan como objetivo guardar a los niños en sus pueblos; y por otro lado, atacar el problema a partir de una perspectiva sistémica, sobre todo ayudando al Ministerio de la Familia a reubicar varios daaras urbanos en sus pueblos respectivos, mejorar el acceso al sistema de educación público, mejorar la situación financiera de las familias y de las comunidades para que los niños puedan quedarse en su casa. La mayoría de organizaciones humanitarias no han seguido el ejemplo de UNICEF, y han seguido proporcionando ayuda directa a los daaras urbanos. Estas agencias deberían emplear más medios para garantizar que su ayuda no alienta la explotación de otros Talibés.

[…] Varias organizaciones, como UNICEF, Tierra de Hombres e Intermonde, cooperan en un proyecto del gobierno senegalés contra las peores formas de trabajo infantil para favorecer el retorno de varios daaras urbanos a sus pueblos respectivos. Otras asociaciones, como ONG Gounass y Tostan, aportan una ayuda financiera a los daaras de cada pueblo, obrando para el desarrollo de la comunidad y animando a los marabús y a las familias a guardar a los niños en sus pueblos respectivos. Pero la mayor parte de la ayuda financiera va a parar a los daaras urbanos, sobre todo en la región de Dakar.

Las mayores organizaciones internacionales reconocen que el problema principal radica en el éxodo rural, y que la solución está en reubicar los daaras en las zonar rurales o semi-urbanas. Ésta es también la nueva línea de acción del gobierno senegalés desde 2004:

Muchos padres rechazan llevar a sus hijos a las escuelas públicas ya que el programa no incluye la instrucción coránica y porque se añaden unos gastos de escolaridad informales. Reconociendo el primer problema, en 2004, el

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gobierno senegalés ha modificado la ley sobre la educación para prever una instrucción religiosa en las escuelas del Estado. El gobierno ha construido igualmente unos daaras “modernos” financiados por el Estado, en los que los estudios coránicos van asociados al estudio del árabe, del francés y de otras materias como las matemáticas y las ciencias. Al beneficiar de una ayuda financiera por parte de cooperadores internacionales, el Ministerio de la Educación ha empezado a construir unos daaras modernos en 2010, previendo 100 daaras de aquí al año 2012, cada uno con una capacidad de 300 estudiantes. Según este proyecto, el Estado determinará y reglamentará el programa, la formación y las normas relativas a los profesores, así como las exigencias en materia de seguridad y de higiene. Las escuelas se verán sometidas a inspecciones efectuadas por agentes del Estado y, si no se respetan las normas, se podrá emitir la orden de cerrarlas. Según el Ministerio de la Educación, esto permitirá al Estado asumir la responsabilidad que le toca en materia de educación primaria universal de estos niños, respetando al mismo tiempo la preferencia de los padres.

Nuestra acción debe pues respetar al menos tres ejes o direcciones fundamentales de acción para evitar el fracaso:

1) Atacar el problema desde la raíz: la pobreza y el éxodo rural 2) Intensificar las relaciones sociales de solidaridad comunitaria 3) Respetar las condiciones sociales y religiosas

La pobreza de los países pobres proviene muchas veces de la ausencia de medios de producción pudiendo generar una riqueza importante. Y el problema de la ayuda internacional es que la mayoría de veces se limita a ser eso: una ayuda, sin tener en vista la creación de medios de producción autónomos y autosuficientes. Es una riqueza transferida de un país a otro, que no generará a su vez riqueza alguna.

Nuestro proyecto para ayudar a los Talibés consiste pues en crear las condiciones adecuadas para que en el caso de que llegue a fallar la ayuda, no se vuelva a la situación anterior de mendicidad y explotación. Seguimos pues el famoso adagio chino: “Dale un pescado a un hombre y comerá un día; enséñale a pescar y comerá cada día”.

Hemos ideado dos medios distintos para ello:

a) Establecer una cuota de escolarización proporcional, teniendo en cuenta los ingresos de los padres.

b) Dotar al daara de unos medios agrícolas de producción que le permitan satisfacer sus necesidades por medio del consumo propio y de la venta del excedente.

Estos dos métodos iniciales condicionarán nuestra acción en los dos centros pilotos que proyectamos: el daara de Kaolack estará regido por el primer medio y el daara de Bokidiawe por el segundo.

Si escogemos estos dos municipios es por dos razones:

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1) Constituyen importantes centros regionales donde se encuentran muchos Talibés y desde donde parten también muchos Talibés.

2) No están ubicados en las mayores ciudades, centros de la mendicidad forzada y de la explotación, lo que constituye una manera de luchar contra el éxodo rural, reubicando los daaras en las zonas rurales (Bokidiawe) o semi-urbanas (Kaolack).

Las mayores ciudades de Senegal, aquellas en las que la palabra “Talibé” ya se ha convertido en sinónimo de “niño de la calle”, son: Dakar, Saint-Louis, Thiès y Mbour. Es ahí donde se encuentran la mayoría de Talibés. Pero paradójicamente, estos Talibés – e incluso los marabús – no son originarios de estas grandes ciudades, sino que provienen casi todos ellos de las zonas rurales. Debemos pues parar este éxodo proporcionando tanto a los marabús como a los Talibés los medios para poder permanecer en su comunidad, lo que permitirá al mismo tiempo perpetuar el sistema educativo tradicional añadiéndole competencias nuevas (lenguas y ciencias) y evitar romper los vínculos sociales comunitarios, que preservaban y garantizaban el buen funcionamiento del daara.

Al igual que la bioecología estudia las interacciones entre los seres vivos y su entorno, debemos adoptar una perspectiva sociológica que integre en su visión y comprensión de la sociedad, la importancia de los vínculos comunitarios. Hay que entender la idiosincrasia del pueblo al que se quiere ayudar, para ayudarle según los criterios y las pautas que le parecen convenientes y adecuados a él. En caso de no hacerlo, no le estamos ayudando, sino que lo estamos alienando, lo que tiene unas consecuencias nefastas tal y como hemos visto.

Hemos entablado relaciones con una de las cofradías más importantes de Senegal, la Tariqa Tidianiyya, para colaborar en el proyecto de erradicar la mendicidad infantil, proyecto que es también muy importante para los propios musulmanes.

El mayor representante de la Tariqa Tidianiyya en Senegal, el Shayj Hasan Cissé, se ha caracterizado siempre por su lucha a favor de la educación y de la escolarización de niños y niñas, así como por su labor para el amamantamiento materno, la eliminación de la mutilación genital femenina, la promoción de las vacunas, la higiene. Colaborador eminente de las Naciones Unidas, y sobre todo de UNICEF, ha vulgarizado y difundido las políticas de sanidad y de desarrollo definidas por los sistemas de las Naciones Unidas basándose en las enseñanzas

del Islam, en conferencias impartidas en todos los continentes, tratando temas como la mendicidad, la mutilación genital femenina, la educación de las niñas, el papel de la mujer en el Islam, etc.

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También ha participado en la Conferencia sobre la Paz mundial y el Islam, celebrada en Nueva York; en la Cumbre Mundial de la Tierra, en Johannesburg; en el Simposio Espiritualidad y Desarrollo sostenible, en África del Sur; en la Conferencia para la Promoción del Niño, en Bamako (Mali); en la Conferencia sobre Población y Bien-estar Familiar de Abuja (Nigeria); en la Conferencia de Líderes religiosos del mundo, en Toledo (España); etc. En 2002, fue invitado por el Congreso Americano y por el Departamento de Estado en Washington para hablar del Islam como religión de paz.

En 1988, el Shayj Hassan Cissé fundó una ONG internacional con carácter humanitario llamada Instituto Islámico Africano-Americano (IIAA), que beneficia del estatuto general de Observador en el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC). El IIAA también ha recibido acreditación por parte de UNICEF, UNFPA, UNDPI y la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la sequedad y la desertificación. También ha recibido otras acreditaciones por parte del FNUAP, el PNUD y el Departamento de Información de la ONU.

Con la ayuda del FNUAP, el IIAA ha abierto la Clínica médica Shifa al-Asqam, permitiendo así a más de 100.000 personas originarias de las zonas semi-urbanas y rurales de Kaolack, acceder a cuidados sanitarios.

El Shayj Hassan Cissé ha luchado siempre a favor de los derechos de los niños, promoviendo políticas de educación, alimentación, salud, protección y respeto de la dignidad de cada niño. Esto le ha permitido recibir en 2007 la mayor condecoración de la prestigiosa universidad islámica de Al-Azhar (Egipto), y en 2008 el reconocimiento de UNICEF como “Embajador de los Niños y de la Salud”.

Además, ha contribuido a crear en todo el mundo, cientos de escuelas islámicas modernas, en las que se enseñan materias como la informática y se prohíbe estrictamente la mendicidad.

Según la biografía del Shayj Hassan Cissé colgada en la página web de UNICEF: “Shayj Hassan Cissé es el primer jefe religioso moderno que ha identificado los problemas que tocan al niño africano proponiendo soluciones reales. El Shayj ha denunciado las violencias y las vejaciones que sufren los niños, como explotación sexual, mendicidad, esclavitud, trabajo infantil, alistamiento como niños soldados, etc. […] La lucha del Shayj Hassan Cissé a favor de los derechos de los niños y de la mujer debe inspirar a otros líderes religiosos, a poderes públicos y a organizaciones que se ocupan de mejorar las condiciones de vida de los niños. Sus iniciativas sociales y humanitarias demuestran que ha dedicado su vida entera a la causa de los niños, tanto en su función de jefe religioso, como en la de presidente-fundador del IIAA. Es el abogado internacional de los niños”3

3

.

http://www.unicef.org/wcaro/WCARO_Senegal_AmbBio-Cisse.pdf. Se puede ver en el siguiente enlace el vídeo de la ceremonia de entrega del premio de UNICEF y del gobierno senegalés al Shayj Hassan Cissé: http://thefaydah.org/awards.php.

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Desgraciadamente, Shayj Hassan Cissé falleció en 2008. Pero desde entonces, su hermano, el Shayj Tijani Cissé ha continuado los esfuerzos y las luchas inacabadas. El trabajo es largo y aún queda mucho por hacer. Nos hemos puesto en contacto con Shayj Tijani Cissé para llevar a cabo unos proyectos socio-educativos y contar así con su experiencia y colaboración.

Este proyecto tiene como objetivo dar a los Talibés una educación formal. Se trata de mejorar sus condiciones de vida gracias a una formación cualificadora. De esta manera, un número importante de Talibés verá su situación cambiada por medio de la educación, la atención sanitaria y el seguimiento continuado. Es importante diversificar el contenido educativo de las escuelas coránicas, para que los Talibés puedan aprender, además del Sagrado Corán: lenguas (francés, inglés, español) y matemáticas (cálculo), así como las competencias necesarias para la vida corriente (ciudadanía, salud e higiene).

Gracias a una planificación de la educación básica bajo la forma de un referente para la formación, tendrán la oportunidad de seguir un sistema educativo organizado con un buen nivel de instrucción.

Hay que invitar al Estado senegalés a tomar todas las responsabilidades necesarias para ayudarnos a realizar este proyecto en zonas sensibles como Kaolack o Futa. Los Maestros deben dejar de utilizar a los niños como un medio para generar recursos económicos.

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OBJETIVOS INDICADORES VERIFICABLES OBJETIVAMENTE

FUENTES DE VERIFICACIÓN

OBJETIVO 1 conseguir formar 3.500 Talibés con un nivel de educación básica

*Número de Talibés inscritos para la enseñanza básica *Número de Talibés con formación informática *Número y naturaleza de las iniciativas educativas comunitarias desarrolladas

*Lista de clase * Ficha identificativa *Fiche de seguimiento *Informe sobre la progresión de los alumnos redactado por los profesores

OBJETIVO 2 llevar a 2.500 Talibés hasta un sistema de formación profesional

*Número de Talibés que han alcanzado un sistema de educación avanzado *Número de Talibés que consiguen pasar a una clase superior

*Lista de clase * Ficha identificativa *Ficha de seguimiento *Informe sobre la progresión de los alumnos redactado por los profesores

OBJ ETIVO 3 profesionalizar el trabajo de maestro de escuela coránica

*Número de maestros que perciben una indemnización o un salario mensual.

* Nómina *Documento contable

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Objetivo general: cuadro lógico

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II. Doble proyecto piloto

en Kaolack y Bokidiawe

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Como hemos dicho, cada proyecto piloto se centra en un medio de autofinanciación determinado. A largo plazo, es decir a más de tres años, el daara de Kaolack deberá ser financiado por los padres de los Talibés según sus posibilidades, y el daara de Bokidiawe por la producción agrícola.

Nos fijamos un horizonte de tres años para establecer los medios necesarios de autofinanciación. Al principio, la ayuda extranjera deberá aportar al mismo tiempo lo necesario para vivir y las inversiones exigidas para crear estos medios de autofinanciación.

Los proyectos pilotos serán iniciados en unas casas de alquiler, mientras se construyen unos edificios específicos en unos terrenos cedidos a la Fundación por los marabús colaboradores.

Prevemos alojar en régimen de internado a unos 150 niños por daara.

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ANÁLISIS PRESUPUESTARIO

Esto supone que tenemos que hacer frente a cinco tipos de gastos:

1) Gastos de constitución de la Fundación 2) Gastos de construcción de los edificios 3) Gastos de inversión 4) Gastos mensuales en los daaras 5) Gastos para la autofinanciación

(1) Gastos de constitución (en €) Redacción de los Estatutos + proyecto 5.000

Notaría 500 Redacción del proyecto 2.000 Trabajo de investigación 2.000 Página web multimedia 3.500

Viajes 15.000 (1.500/viaje/persona)

TOTAL 28.000 €

(2) Gastos de construcción de los edificios (en €) Proyecto arquitectónico y permisos 15.000

Materiales de construcción 55.000 Mano de obra 150.000

TOTAL 320.000 €

(3) Gastos de inversión (en €) Cantidad x

precio unitario Total

Colchones 300 x 15 4.500 Mantas 300 x 15 4.500

Mosquiteras 300 x 30 9.000 Pack escolar (5 cuadernos, 10 bolígrafos, 20

lápices, 10 libros, 1 estuche) 300 x 30 9.000

Pack de material de oficina (hojas, bolígrafos, agendas)

2 x 500 1.000

Ordenadores 6 x 200 1.200 Pizarras negras 20 x 50 1.000

Uniformes 300 x 20 6.000 Vehículos (2 coches y 2 motos) 50.000 50.000

TOTAL 86.200 €

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(4) Gastos mensuales de los dos daaras juntos (en €) Alquiler 500 Comida 15.000

Suministro (agua, luz, gas, teléfono e internet) 300 Personal y material médico 400

Personal docente (20 profesores, 5 formadores y 2 monitores)

6.000

Personal administrativo (1 coordinador nacional, secretario, gestoría y contabilidad)

5.000

Talleres de formación profesional 2.000 Gasolina y seguros 800

Jabón 300 Viajes 1.200

Imponderables 1.000 TOTAL mensual 38.000 €

TOTAL anual 456.000 €

(5) Gastos para la autofinanciación (en €) Proyecto agrícola 2.000 Material agrícola 2.000

Adecuación del terreno (muros y pozo) 13.000 Semillas y abono 1.000

Mano de obra 2.000 TOTAL 20.000 €

De momento, el proyecto tiene un horizonte de tres años, por lo que el gasto total será de: (1) + (2) + (3) + (4) x (3 años) + (5) = XXXX €

Gasto trianual Gastos de constitución 28.000 Gastos de contrucción 320.000 Gastos de inversión 86.200

Gastos mensuales en los dos daaras 1.368.000 Gastos para la autofinanciación 20.000

TOTAL 1.822.200 €

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PLANIFICACIÓN DE LA INVERSIÓN

AÑO 1 AÑO 2 AÑO 3 Gastos de constitución 28.000 - - Gastos de contrucción 70.000 125.000 125.000 Gastos de inversión 86.200 - -

Gastos mensuales en los dos daaras 456.000 456.000 456.000 Gastos para la autofinanciación 20.000 - -

TOTAL 620.200 € 581.000 € 581.000 €

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PLANIFICACIÓN DE LA EJECUCIÓN DEL PROYECTO

ACTIVIDADES AÑO 1 AÑO 2 AÑO 3 1T 2T 3T 4T 1T 2T 3T 4T 1T 2T 3T 4T

Dar clases × × × × × × × × × × × × Organizar 9 talleres de refuerzo de las

capacidades de los monitores × × ×

Organizar 18 talleres de refuerzo de las capacidades de los OCB × × × × × ×

Organizar charlas sobre las competencias de la vida corriente y ciudadanía × × × × × × × × × × × ×

Organizar sesiones de sensibilización con las comunidades y las familias × ×

Informar de manera regular las autoridades sobre las actividades de la Fundación × × × × × × × × ×

Elaborar unas guías pedagógicas para los docentes y los monitores × ×

Organizar unos encuentros de intercambio y de acciones conjuntas × × × × × × × × ×

Desarrollar las clases de francés, inglés y castellano × × × × × × × × × × × ×

Reforzar las capacidades de los alumnos × × × × × × × × Informar de manera regular a las autoridades

sobre los resultados de la Fundación × × × × × × × × × × × ×

Organizar cursillos intensivos × × × × × × × × × × × × Organizar 45 sesiones de formación

cualificadora × × × × × × × ×

Apoyar la formación profesional × × × × × × × × × × × Elaborar un plan de refuerzo de la capacidad

de los promotores ×

Establecer un sistema de seguimiento × Organizar 6 encuentros de coordinación

nacional × × × × × ×

Organizar unas auditorías anuales × × Organizar una evaluación externa × × ×

Identificar los temas × × × Colectar datos × × × × ×

Redactar documentos de capitalización × × × Imprimir documentos × × ×

Redactar informes de actividades Hacer programas de radio

Realizar documentales × × Difusión de los documentales × × × ×

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III. Bibliografía

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Libros

1) “A expensas de los niños”, mendicidad forzada y malos tratos infligidos a los Talibés de Senegal, informe de la organización internacional Human Rights Watch de abril de 2010. Traducido al castellano por la Fundación Talibés. Se puede consultar y descargar en la página web de la Fundación Talibés.

Multimedia

1) « Les Enfants perdus de Mbour »: documental realizado por la cadena France 3: http://video.google.com/videoplay?docid=7437009191504990142

2) Documental de la BBC sobre los Talibés: http://www.bbc.co.uk/news/world-africa-11308341

3) Documental de la periodista Charlotte Baker sobre los Talibés de Senegal: http://www.blinkvid.com/video/112507/Their-Story-mpg

Páginas web

1) “Los niños de la calle”, artículo de la revista “Pueblos” de la Asociación “Paz con Dignidad”: http://www.revistapueblos.org/spip.php?article855

2) “El drama de los Talibés, los niños mendigos de Senegal”: http://www.guinguinbali.com/index.php?lang=es&mod=news&cat=2&id=803