el problema de la lengua del verso-panesi

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¿Sabemos todo lo que le debemos a los traductores, y más aún a la traducción? Lo sabemos mal. Maurice Blanchot Hay “nudos históricos” que no dejamos de desatar, querámoslo o no, pues no solamente se nos presentan a la curiosidad contemporánea como un acertijo, sino como la comprometida sombra de un trauma imposible de disipar. Uno de esos “nudos históricos” es el estalinismo, y particularmente, el lazo exterminador que lo liga con ese otro trauma histórico, el nazismo. Quizá sea este un marco muy general para comprender los alcances de El problema de la lengua poética, libro publicado en 1924, y que aparece lejano de las contiendas políticas por su carácter “técnico”. Sin embargo, como se sabe, la política (o la guerra) no dejan de aprender otras lenguas y otros dialectos para hablar y discutir sus intereses en campos específicos aparentemente alejados. Es el sentido que puede extraerse de la polémica sobre estas cuestiones “técnicas” y políticas mantenida por León Trotski y el formalista Boris Eijenbaum en 1924 1 . Como surge de la mención a Trotski por parte de Tinianov a propósito de la prosa tintineante de André Beli (pág.72 de esta traducción), los juicios literarios del jefe bolchevique, 1 León Trotski, “La escuela poética formalista y el marxismo”, en Literatura y revolución, Buenos Aires, El Yunque editora, 1970; Boris Eijenbaum, “En torno a la cuestión de los formalistas” [1924], en Emil Volek (editor), Antología del formalismo ruso y el grupo de Bajtin, Edit. Fundamentos, Madrid, 1992.

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Prólogo a la nueva traducción de El problema de la lengua poética de Juri Tinianov

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Page 1: El Problema de La Lengua Del Verso-Panesi

¿Sabemos todo lo que le debemos a los traductores, y más aún a la traducción? Lo

sabemos mal.

Maurice Blanchot

Hay “nudos históricos” que no dejamos de desatar, querámoslo

o no, pues no solamente se nos presentan a la curiosidad

contemporánea como un acertijo, sino como la comprometida sombra

de un trauma imposible de disipar. Uno de esos “nudos históricos” es

el estalinismo, y particularmente, el lazo exterminador que lo liga

con ese otro trauma histórico, el nazismo.

Quizá sea este un marco muy general para comprender los

alcances de El problema de la lengua poética, libro publicado en

1924, y que aparece lejano de las contiendas políticas por su

carácter “técnico”. Sin embargo, como se sabe, la política (o la

guerra) no dejan de aprender otras lenguas y otros dialectos para

hablar y discutir sus intereses en campos específicos aparentemente

alejados. Es el sentido que puede extraerse de la polémica sobre

estas cuestiones “técnicas” y políticas mantenida por León Trotski y

el formalista Boris Eijenbaum en 19241. Como surge de la mención a

Trotski por parte de Tinianov a propósito de la prosa tintineante de

André Beli (pág.72 de esta traducción), los juicios literarios del jefe

bolchevique, (no poco es el influjo que ejerce sobre él Plejánov),

aunque drásticos y poco complacientes para con la visión formalista

que enajenaba la literatura de la vida social, estaban escritos desde

el conocimiento y la perspicacia crítica. Y si bien condenaba la labor

formalista a un mero auxilio especializado del análisis marxista (el

único garante de la verdad objetiva), había allí todavía un espacio

para el reconocimiento científico. Luego, el estalinismo forzaría a

que los formalistas abandonaran la investigación teórica; Tinianov,

renovando el género, se dedica a escribir biografías noveladas, 1 León Trotski, “La escuela poética formalista y el marxismo”, en Literatura

y revolución, Buenos Aires, El Yunque editora, 1970; Boris Eijenbaum, “En torno a la cuestión de los formalistas” [1924], en Emil Volek (editor), Antología del formalismo ruso y el grupo de Bajtin, Edit. Fundamentos, Madrid, 1992.

Page 2: El Problema de La Lengua Del Verso-Panesi

2

alguna de las cuales ha sido leída como proyección hacia el pasado

de un presente que, enmascarado, aparecía como un torniquete de

opresión cultural y política2. Si la literatura roza siempre la política,

la teoría literaria, en su marco de generalidad, vulnera, ataca o

corroe el centro mismo de la concepción con la que el poder concibe

la práctica estética. Es esta la experiencia formalista, un tanto

irónica, ya que la menospreciada relación literatura/serie social, se

impondría con toda su fuerza a favor del segundo de los términos.

El año de publicación de El problema de la lengua poética,

1924, es clave en muchos sentidos para el desarrollo teórico del

OPOIAZ: es cuando aparece “El hecho literario”, el importantísimo

artículo de Tinianov que reacomoda, transforma y vuelve a lanzar el

programa de los comienzos, pero desde una perspectiva que además

de renovar los principios los revigoriza y les confiere un aire de

mayor “cientificidad”3. Pero 1924 es también el año de la muerte de

Lenin, y el de una intensificación de la repulsa contra los formalistas,

y además,

el de una consecuente estrategia del grupo para acercarse a las

posiciones marxistas. Precisamente en ese año, como homenaje a

Lenin casi todos los formalistas escriben lo que sería el primer

ensayo de análisis del discurso político (o un análisis retórico del

discurso político). Las contribuciones aparecen en la revista de

Maiakovski, Lef, como si quisieran demostrar que la ciencia de las

formas puede esclarecer la retórica y la praxis discursiva marxista,

que su “método” o que su teoría pueden ensamblarse con el

marxismo. La contribución de Tinianov se llama “El diccionario de

2 Es el caso de la segunda novela de Tinianov, La muerte del Visir Mujtar (1929) [Smiert Vazir-Moukhtara], traducida en 1938 al inglés como Death and Diplomacy in Persia, que narra la vida del inteligentísimo dramaturgo y diplomático contemporáneo de Pushkin, Alexander Griboyedov (1795-1829) muerto durante una revuelta en Teherán. Traducción al francés : La mort du Vazir-Moukhtar, Gallimard, 1969,1978.

3 Iuri Tinianov, “El hecho literario”, en Emil Volek (ed), Antología del Formalismo Ruso y el Grupo de Bajtin, Madrid, Fundamentos, 1992.

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3

Lenin-polemista”4. Los formalistas son también una avanzada en la

teoría (y la práctica) cinematográficas5, y en lo que podríamos

llamar una sociología específica de la literatura, pues el historicismo

de Tinianov desemboca necesariamente en la interacción de las

series externas de la literatura con el sistema literario6.

El problema de la lengua poética (escrito en 1923) es un

necesario prolegómeno hacia las posiciones teóricas maduras de

Tinianov, que giraban en torno de las nociones interrelacionadas de

sistema y función, moldes dinámicos con los que pensaba aquello que

sería el centro de la nueva concepción formalista: la historia

literaria. Tinianov había comenzado a desplegar este hilo teórico en

1921, al dar un nuevo giro al enfoque de la parodia, ese género

privilegiado por los formalistas y especialmente por Shklovski (Cfr. I.

Tinianov, “Dostoievski y Gogol: Para una teoría de la parodia”)7. La

noción de ostranenie de Shklovski en el tratamiento de Tinianov

pierde algo de su factura mecanicista, pues la parodia no es

solamente “la tumba del procedimiento” sino “la organización de un

nuevo material” (esto es: la prehistoria del concepto de “función”).

El modo de funcionamiento de la parodia (a la vez destructivo y

constructivo) es consubstancial con el dinamismo que imprime el

tiempo, y a pesar de que Shklovski tenía en cuenta este factor, por

ejemplo, en “Rozanov” [1921]8, su concepción adolecía de un

mecanicismo unidimensional9. En cambio, lo que Tinianov subraya en

El problema de la lengua poética es el dinamismo fundamental de los

procesos literarios, punto de partida historicista que luego servirá 4 Cfr. Paul Sanmartín Ortí, Otra historia del formalismo ruso, Madrid,

Lengua de Trapo 2008.5 Albèra, François (comp.), Los formalistas rusos y el cine, Barcelona,

Paidós, 1998.6 Recordar lo que será el preanuncio del “campo intelectual” de Bourdieu

en el artículo “sociológico” de Boris Eijenbaum “El ambiente social de la literatura” (en Emil Volek, cit.). Ver para el caso de Iuri Tinianov el artículo de Stephen Lovell, “Tynianov as Sociologist of Literature”, en SEER, vol. 79, N° 3, July 2001, pp. 415-433.

7 Que puede leerse drásticamente abreviado como “Tesis sobre la parodia” en Emil Volek, Antología del Formalismo Ruso y el Grupo de Bajtin, cit.

8 Cfr. “Rozanov: La obra y la evolución literaria”, en Emil Volek, cit.9 Este aspecto mecánico junto con sus metáforas es central en el libro de

Peter Steiner El formalismo ruso. Una Metapoética, Madrid, Akal, 2001 [1984].

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4

para atacar cualquier resabio de esencialismo teórico. Y también

para desembarazarse y desembarazar al OPOIAZ del dispositivo

dicotómico que permeaba toda su primera etapa, comenzando por la

dualidad de base -“forma/contenido”-, de la que dependen todas las

otras, y a la que se subordina la pareja metodológica “lengua

poética” versus “lengua práctica”10. La fórmula que emplea aquí

Tinianov para salir de ese círculo vicioso que había capturado la

investigación formalista es simple, eficaz y contundente: “El

concepto de “material” [es decir: el contenido, el “fondo”] no sale de

los límites de la forma, es también formal; confundirlo con momentos

ajenos a la construcción es erróneo” (pág. 32). Es como si Tinianov

diera vuelta la página y cerrara así definitivamente todo un capítulo

de investigaciones y de polémicas, como parece reconocerlo poco

después Boris Eijenbaum en la primera historia del grupo (“La teoría

del método formal”, 1925)11.

En la concepción de Tinianov la lengua poética no se opone a

la lengua cotidiana, sino que se conecta con otros discursos

artísticos y con los de la vida social. Lo que le permite conectar un

género (o todo el sistema literario) es su noción de ustanovka

(“orientación”, u “orientación del discurso”), despojada de toda

intencionalidad psicológica y de teleología: es el sistema (de la obra,

del género) el que se orienta hacia otros discursos. Este concepto

(junto a los de “dominante” y “sistema” y “función”) aparece

desarrollado en el estudio que dedicó a un género particular, la oda,

publicado en 1927 y en 1929, pero probablemente escrito hacia 1922

(vale decir: cercano a El problema de la lengua poética). La oda de

Lomonosov, demuestra allí Tinianov, se orienta (se conecta) con el

discurso de la oratoria12. No hay oposición o enajenación de la lengua

10 Aunque en rigor la dualidad esencial que subordina a todas las otras parejas conceptuales es la de “literatura/byt” (literatura/vida cotidiana).

11 Boris Eijenbaum, “La teoría del método formal”, en Emil Volek, cit.12 Cfr. la traducción al inglés: “The Ode as an Oratorical Genre”, en New

Literary History, 2003, n° 34, 565-596. ”El sistema literario se correlaciona con las series extraliterarias más cercanas, -esto es, con el material de los discursos artísticos más próximos, y con el discurso cotidiano. ¿Cómo se correlaciona? En otras palabras, ¿dónde está la función social más cercana a las series literarias?

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poética respecto del discurso cotidiano, sino correlación; no hay

autonomía discursiva, sino correspondencia.

Si uno de los motores que impulsan el cambio, según

Shklovski, es la lucha entre los elementos que conforman un

conjunto de procedimientos13, Tinianov es quien extrae todas las

consecuencias teóricas de este postulado evolutivo. En El problema

de la lengua poética se introduce el concepto de “principio

constructivo”, clave para una concepción tanto jerárquica como

dinámica de la literatura, el género y la obra. Se trata de la

dominante, que al decir de Jakobson, ha sido una de las más

fecundas nociones acuñadas por los formalistas14 . La noción de

dominante aparece en La melodía del verso ruso (1922) de Boris

Eijenbaum, quien a su vez la extrajo de Boder Christiansen15 , pero

es Tinianov quien la utiliza para formular una teoría general del

verso (y de la prosa) en El problema de la lengua poética. Lo que

aquí se deja de lado definitivamente es la reluctancia de la primera

etapa del OPOIAZ a considerar problemas semánticos.

Fundamentalmente es un tratado de semántica poética (como lo

reconoce el mismo Tinianov en el Prólogo16). La solución teórica y

diferencial no puede ser más convincente y a la vez “elegante”: la

dominante del verso es el ritmo que subordina y “deforma” el factor

semántico (o lo obliga a significar de distinto modo); en la prosa, por

el contrario, es el sentido lo que prima por sobre el ritmo prosístico,

que sin embargo, no desaparece, sino que queda en segundo plano.

En la semántica poética, tal como la entiende Tinianov, todo es

dinamismo; ninguna significación parece aquietarse y estratificarse.

Aquí es donde el término orientación adquiere su sentido. La orientación no es solamente la dominante de la obra (o del género) que funcionalmente colorea los factores subordinados, es también la función de la obra (o del género) en relación con las series de discursos extraliterarios más cercanos” (Op. Cit., pág 566).

13 En el ya citado artículo “Rozanov” (1921).14 Roman Jakobson, “The Dominant”, en L. Matejka y K. Pomorska (eds.),

Readings in Russian Poetics, Cambridge y Londres, Cambridge University Press, 1971, pp. 82–87.

15 Broder Christiansen, Philosophie der Kunst, Hanau, 1909, traducido al ruso en 1911.

16 “La cuestión más significativa en la esfera del estudio del estilo poético es la cuestión del significado y sentido de la palabra poética” (pág. 28).

Page 6: El Problema de La Lengua Del Verso-Panesi

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Podría llamarse una concepción semántica “relacional”: el

dinamismo y la construcción del sentido se producen por la

intensificación de las relaciones en el verso.

En cuanto al ritmo, el trabajo de Osip Brik “Ritmo y sintaxis17”

(1920) fue un hito en la teoría del verso formalista, particularmente

porque atenuaba la atención dispensada al metro (concepto estático

central de la teoría simbolista) para subrayar el papel del ritmo

considerado holísticamente como impulso rítmico, fórmula que hizo

fortuna en las investigaciones posteriores. Brik, que no desdeña las

consideraciones históricas en su análisis del verso ruso, se refiere a

la “semántica rítmica”, cuyas dos series relativamente opuestas

(semántica/rítmica) tienen una armonía mutua y una estabilidad

ejemplar en la poesía y la época de Pushkin, la época “clásica” del

verso ruso, (como se verá, Tinianov es un especialista tanto en

Pushkin como en su contexto histórico, y privilegia en su estudio los

ejemplos de este autor).

Pero es Boris Tomashevski quien produce un tratado sobre el

verso ruso que abre una perspectiva hasta cierto punto anómala en

la teorización formalista: no solamente acentúa el papel de la

convención y el canon en la formación del verso y del ritmo, sino que

pone al “auditorio” como eje: “Las leyes del equilibrio estético, la

fuerza de la tradición y la educación poética del auditorio literario

determinan el predominio de tal o cual sistema métrico en un

momento dado”18. No es este el parecer de Tinianov, renuente a

aceptar cualquier tipo de psicologismo o subjetivismo por encima del

sistema, y por lo tanto, de otorgar relieve teórico a las instancias de

recepción, y que, según Peter Steiner, habría escrito El problema de

la lengua poética para discutir con Tomashevski19. Sin embargo,

17 En Todorov, T. (comp.) Teoría de la literatura de los formalistas rusos, Buenos Aires, Siglo XXI, 2008 [1970], traducción del francés [Seuil, 1965].

18 “Sobre el verso”, en Todorov, T. Op.cit., que mezcla retazos de distintos artículos y capítulos.

19 Peter Steiner, Op.Cit., pág. 165: “La postura de Tomashevski [‘no existe una frontera rígida entre la prosa y el verso’] fue rápidamente puesta en duda por Iuri Tinianov, quien dedicó todo un monográfico, titulado El problema del lenguaje

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aunque borroso teóricamente en el planteo de Tinianov, la instancia

de recepción cumple una función no desdeñable, aunque

sospechosamente inconsciente, como ocurre en “El hecho literario”,

donde las definiciones de la literatura son inestables y hasta

imposibles, pero cualquier lector podrá señalar sin vacilaciones qué

es y qué no es un hecho literario20.

Hay otro aspecto novedoso en el libro de Tinianov: la

relevancia que le otorga al aspecto visual, gráfico y escriturario en la

conformación del ritmo, y que lo opone no solamente a Eijenbaum

(partidario máximo de la Ohrenphilologie alemana), y a

Tomashevski, que se maneja con los mismos parámetros, sino a todo

el primer tramo del formalismo que insistió en el carácter oral,

fónico, articulatorio y acústico de la poesía (en la vulgata crítica

actual diríamos “fonocentrismo”, “logocentrismo”). En cambio ,

Tinianov, sirviéndose de Pushkin, teoriza el relieve visual con el

nombre de “equivalente de texto” (Cfr. pág. 48 y siguientes), que al

no tener ni una expresión acústica ni semántica (salvo una línea de

puntos en la disposición gráfica del poema), evidencia la fuerza del

principio constructivo, un principio actuante y a la vez ausente,

reducido a su mínima expresión21.

Volver a traducir en el ámbito hispanoparlante El problema de

la lengua poética parece un desafío intempestivo. Sobre todo porque

este ámbito es muy restringido en los aportes realizados al campo

de las literaturas eslavas. Sin embargo, estamos ante el índice

indubitable de que se ha despertado entre nosotros la conciencia de

un no saber consolidado a través de las certezas inamovibles de una

versión oficial jamás puesta en duda. La voz oficial: exactamente lo

contrario de la ética formalista.

del verso, para descubrir un factor capaz de diferenciar el verso de la prosa”20 Iuri Tinianov, “El hecho literario”: “Mientras se hace cada vez más difícil

dar una definición firme de la literatura [subraya I. Tinianov] cualquier contemporáneo señalará sin vacilar qué es un hecho literario”, en Emil Volek, Op.cit., pág.208.

21 Sobre este asunto ver el artículo de David Duff “Maximal Tensions and Minimal Conditions: Tynianov as Genre Theorist”, en New Literary History, cit.

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No habré de decir que hay un reverdecer de los estudios sobre

el formalismo, pero sí una sana revisión de esa vulgata, y el acopio

de nuevos datos y nuevas investigaciones que desafían el modo en

que se ha transmitido en Occidente su legado. A las pocas obras

académicas escritas en español, hay que agregar la reciente de Pau

Sanmartín Ortí22. Curiosamente es posible observar en esta tesis

cómo un movimiento intelectual que ha desconfiado siempre de las

grandes subjetividades, despertó el afán por construir “héroes” que

compitieran con el Hermes transmisor del legado: Roman Jakobson.

Para San Martín Ortí su héroe es Shklovski, a quien reivindica

justicieramente del papel de mero iniciador diletante de lo que otros

completarán y enmendarán con mayor rigor objetivo en la etapa

madura del OPOIAZ23. La actual búsqueda de heroicidad no es una

característica del hispanismo solamente: para Carol Joyce Any24, el

héroe formalista es Boris Eijenbaum, y hasta cierto punto, Tinianov

el de Catherine Depretto-Genty25. Lo interesante es que los retazos

de los rompecabezas extraídos del olvido adquieren más que los

engañosos contornos de una totalidad histórica, la tonalidad múltiple

de distintos paisajes, senderos y callejones sin salida.

Sin duda estamos sin estridencias en una revaloración de la

escuela formalista, menos apasionada, menos ideológicamente

determinada, pero más justa.

Tinianov ha teñido con una fórmula agraciada toda la crítica

literaria argentina de los últimos tiempos. El “sistema literario”,

concepto poco comprendido y usado como el comodín vago de una

incierta metáfora, permeó no solamente los discursos orientados

hacia una sociología de la literatura, sino aquellos otros que trataban

de pensar más estrictamente el objeto de la crítica literaria. Desde la

Argentina, la nueva traducción de El problema de la lengua poética 22 23 Otra historia del formalismo ruso, Op. Cit.24 Carol Joyce Any, Boris Eikhenbaum:Voices of a Russian Formalist,

Stanford, Stanford University Press, 1994.25 Cfr. su introducción, notas y traducción de Iouri Tynianov, Formalisme et

histoire littéraire

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9

es, ante todo, un deseo de hacer inteligible para el ámbito

hispanoamericano lo que el azar, las distancias, las transmisiones

equívocas y la ignorancia han establecido como una suerte de

cómodo sillón en el que más que las preguntas siempre estaban

reclinadas las sabidas respuestas.

JORGE PANESI

TYNIANOV Iouri, Le Disgracié. Tr. par Lily Denis. Gallimard, L´Imaginaire, 2001, 406 p..

TYNIANOV Iouri, Le Lieutenant Kijé. Traduit, préfacé et annoté par Lily Denis. Gallimard

(Folio bilingue), 2001, 144 p..

Page 10: El Problema de La Lengua Del Verso-Panesi

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