el problema cuerpo el emergentismo de searle

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El problema mente-cuerpo: el emergentismo de Searle. Por: Carlos Fernando Alvarado Duque. Tratar la obra de Searle es adentrarse, como el mismo autor señala, en el terreno de ciertos problemas filosóficos que no sólo han preocupado a diferentes pensadores en épocas distintas, sino que quizá no han alcanzando soluciones satisfactorias. Por ello el problema mente-cuerpo, o su acepción más contemporánea, acorde con el espíritu científico del siglo veinte, mente cerebro, es un problema que desde la revolución cartesiana y su escisión entre ego cogitans y res extensa, ha cobrado peso y se ha ramificado de un modo complejo. Martínez-Freire señala que este problema tiene por lo menos tres formas de expresión considerables. Una de tipo religiosa en la que se distingue el cuerpo del alma y se señala al cuerpo como una prisión física que debe superarse para liberar el alma. Una expresión filosófica, que tiene su origen más representativo en Descartes, y que, como se señalo, abre la posibilidad de pensar el cuerpo como un organismo fisco expuesto a las leyes mecánicas contrapuesto a una mente, a un cierto ente pensante que no sólo parece escapar a las leyes mecánicas, sino que es inaccesible para los demás, por lo menos de modo directo y es sólo constatable por cada ser humano. La tercera formulación sería acorde con la impronta científica, aduciendo que la preocupación se dirige a la relación mente cerebro, donde la mente es un tipo de sistema que procesa información y el cerebro un mecanismo fisiológico que desarrolla procesos neuronales. En palabras de Martínez-Freire: "… el cerebro es un centro que realiza funciones de recibir estímulos del ambiente, procesados de acuerdo con la experiencia acumulada… y la mente (se encarga) de procesos de recepción de información, de procesamiento de la información recibida y de ejecución o inhibición de respuestas" 1 . La cuestión es que este último enfoque que Martínez-Freire denomina científico, ha tenido en los últimos años múltiples expresiones, es decir han existido diversas formas de acercamiento y explicación a esta relación dual; algunas disuelven el problema, otras lo niegan, otras lo dejan en espera y otras procuran resolverlo de un modo legítimo. Ahora, nótese que se ha insistido en que es un problema que implica correlacionar dos polos al parecer imbricados aunque no se sepa con certeza como. Por ello tal tipo de problema ha recibido el nombre de dualismos mente-cuerpo, en tanto se trata de privilegiar la existencia de dos entidades diferentes. Para ello es importante señalar que el mismo Searle, y otros pensadores, creen que asumir un tipo de dualismo implica hablar de dos entidades existentes en el mundo que son al mismo tiempo diferenciables. Lo difícil de ello no seria el proceso de diferenciación, sino asumir que la mente tiene realidad ontológica, que es un ente existente en el mundo. Searle va a afirmar que el hecho de ontologizar la mente, de intentar buscar sus coordenadas espacio temporales, es el presupuesto erróneo de fondo, heredado desde Descartes, que no ha permitido solucionar satisfactoriamente el problema mente-cuerpo. La cuestión no es hacer preguntas de 1 MARTÍNEZ-FREIRE, Pascual F. La nueva filosofía de la mente. Barcelona: Gedisa, 1995. Pág. 124.

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El problema mente-cuerpo: el emergentismo de Searle.

Por: Carlos Fernando Alvarado Duque. Tratar la obra de Searle es adentrarse, como el mismo autor señala, en el terreno de ciertos problemas filosóficos que no sólo han preocupado a diferentes pensadores en épocas distintas, sino que quizá no han alcanzando soluciones satisfactorias. Por ello el problema mente-cuerpo, o su acepción más contemporánea, acorde con el espíritu científico del siglo veinte, mente cerebro, es un problema que desde la revolución cartesiana y su escisión entre ego cogitans y res extensa, ha cobrado peso y se ha ramificado de un modo complejo. Martínez-Freire señala que este problema tiene por lo menos tres formas de expresión considerables. Una de tipo religiosa en la que se distingue el cuerpo del alma y se señala al cuerpo como una prisión física que debe superarse para liberar el alma. Una expresión filosófica, que tiene su origen más representativo en Descartes, y que, como se señalo, abre la posibilidad de pensar el cuerpo como un organismo fisco expuesto a las leyes mecánicas contrapuesto a una mente, a un cierto ente pensante que no sólo parece escapar a las leyes mecánicas, sino que es inaccesible para los demás, por lo menos de modo directo y es sólo constatable por cada ser humano. La tercera formulación sería acorde con la impronta científica, aduciendo que la preocupación se dirige a la relación mente cerebro, donde la mente es un tipo de sistema que procesa información y el cerebro un mecanismo fisiológico que desarrolla procesos neuronales. En palabras de Martínez-Freire: "… el cerebro es un centro que realiza funciones de recibir estímulos del ambiente, procesados de acuerdo con la experiencia acumulada… y la mente (se encarga) de procesos de recepción de información, de procesamiento de la información recibida y de ejecución o inhibición de respuestas"1. La cuestión es que este último enfoque que Martínez-Freire denomina científico, ha tenido en los últimos años múltiples expresiones, es decir han existido diversas formas de acercamiento y explicación a esta relación dual; algunas disuelven el problema, otras lo niegan, otras lo dejan en espera y otras procuran resolverlo de un modo legítimo. Ahora, nótese que se ha insistido en que es un problema que implica correlacionar dos polos al parecer imbricados aunque no se sepa con certeza como. Por ello tal tipo de problema ha recibido el nombre de dualismos mente-cuerpo, en tanto se trata de privilegiar la existencia de dos entidades diferentes. Para ello es importante señalar que el mismo Searle, y otros pensadores, creen que asumir un tipo de dualismo implica hablar de dos entidades existentes en el mundo que son al mismo tiempo diferenciables. Lo difícil de ello no seria el proceso de diferenciación, sino asumir que la mente tiene realidad ontológica, que es un ente existente en el mundo. Searle va a afirmar que el hecho de ontologizar la mente, de intentar buscar sus coordenadas espacio temporales, es el presupuesto erróneo de fondo, heredado desde Descartes, que no ha permitido solucionar satisfactoriamente el problema mente-cuerpo. La cuestión no es hacer preguntas de

1 MARTÍNEZ-FREIRE, Pascual F. La nueva filosofía de la mente. Barcelona: Gedisa, 1995. Pág. 124.

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tipo ontológico, sino procurar pensar cómo es que opera ese algo que se denomina mente y que tipo de explicaciones pueden darse de ella. Así no sólo el problema de la ontologización de la mente que subyace el dualismo moderno, es tratado desde una óptica diferente por Searle, sino que el mismo se encarga de criticar el lenguaje con que se intenta explicar fenómenos como este. Con ello se quiere apuntalar que Searle no va a dar una solución de tipo científico que privilegie el vocabulario de la ciencia, sobre otros vocabularios, sino que va a asumir que el vocabulario mentalista, lo que puede comprenderse como psicología popular, es un vocabulario legítimo para explicar la mente y sus misterios. Retomando las escuelas que se han entregado a este problema, Searle señala que el conductismo que no cree correcto mantener vocabularios mentalistas, ni explicaciones de corte psicológico, reduciendo el problema a un estudio de las respuestas que pueden ser verificables a través de observaron directa, o el fisicalismo que no resuelve el problema y simplemente aduce que mente y cerebro son entidades equivalentes, o el funcionalismo que explica la relación a partir de la idea de programas que son instanciados en soporte físicos, la metáfora del ordenador digital, no resuelven realmente el problema y lo que hacen es disolverlo total o parcialmente. Podría incluso agregarse que terminan por deshacer de la idea del dualismo tradicional del enfoque filosófico. Searle por su parte, pese a que va atacar la idea del dualismo va a mantener una diferenciación entre mente y cerebro, que podría ser interpretada como una forma de dualismo, pero que no lo es, gracias a la correlación que el mantiene entre ambos. Martínez-Freire señala que si se quiere mantener viva la pregunta por el problema mente cuerpo, el tipo de respuestas deben mantener una forma de separación entre ambas figuras, de lo contrario el problema quedaría disuelto como en los casos antes reseñados. Afirma que el emergentismo mental, de Searle logra precisamente eso y por ello es una forma legítima de enfrentarse al problema. Searle comienza su disquisición haciendo hincapié entre esta distinción dualista. Pregunta: "¿cómo, por ejemplo, puede ser el caso de que el mundo no contenga otra cosa que partículas físicas inconscientes y que, con todo, contenga también consciencia?"2, insistiendo en que a simple vista, parece bastante difícil explicar satisfactoriamente el funcionamiento de la mente si se aborda un lenguaje que solo se interés por las explicaciones de tipo extensivo y causalista características de la ciencia. Insiste en que existen unos rasgos característicos de la mente que no han sido explicados satisfactoriamente, y en cierta medida desdeñados, que hacen imposible explicar cómo un ser humano tiene un deseo sencillo como conseguir un mejor empleo o ir a ver un partido de fútbol con explicaciones neuro-fisiológicas que tratan de dar cuenta de que sistemas biológicos se activan cuando se desarrollan dichas actividades. Por ello va a afirmar que debe existir una especie de hiato entre las explicaciones neuro-fisiológicas de la actividad biológica del hombre y las explicaciones mentalista o intencionales que permite describir ese tipo de rasgos mentales que le son connaturales. (El mismo denomina a esta relación hiato explicativo,

2 SEARLE, John. Mentes, cerebros y ciencia. Cuarta edición. Madrid: Cátedra, 2001. Pág. 17.

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confirmado por una base neuro-fisiológica y una psicología intencional3). Así, los rasgos que él considera vitales son: la consciencia, la intencionalidad, la subjetividad y la causación mental o intencional. Tales rasgos impiden que las explicaciones neuro-fisiológicas sean convincentes para dar cuenta de la actividad humana. Con un lenguaje mentalista puede generarse un marco más satisfactorio de acercamiento. En el caso de la conciencia, que es un rasgo mediante el cual cada individuo reconoce que es portador de estados mentales, la pregunta crucial es: ¿cómo un sistema de tipo físico como el cerebro puede tener conciencia?. Cosa bien difícil, si se asume una postura que reduzca o elimine la existencia de la mente. "La conciencia, afirma Searle, es el hecho central de la existencia específicamente humana puesto que sin ella todos los demás aspectos específicamente humanos de nuestra existencia serian imposibles"4. El segundo rasgo, la intencionalidad, es igual de importante, porque es el que le permite a ese hombre dirigirse hacia algo en el mundo, representado mentalmente el contenido de su propia relación con dicho mundo. Ello implica que la intencionalidad es siempre de, es decir sobre algo, tiene un contenido, un modo psicológico y unas condiciones de satisfacción. Por ello el problema es similar: "¿cómo puede esta materia que hay dentro de mi cabeza ser sobre algo?"5 ¿cómo un cerebro puede dirigirse hacia el mundo, tener un contenido representacional, un tipo psicológico, unas condiciones de satisfacción y una dirección de ajuste? El tercer rasgo es la subjetividad y como tal implica que cada ser humano y solo él, es consciente directamente de sus estados mentales. No puede constatar los estados mentales de otro, de un modo directo, ni nadie más los suyos. "Yo soy consciente de mí mismo y de mis estados mentales internos, como algo completamente distinto de los yoes y los estados mentales de otras personas"6. Así ¿cómo la subjetividad puede ser parte del mundo, un hecho de él, si sólo es constatable de un modo individual? El cuarto rasgo es denominado causación mental o intencional, y tiene que ver con el hecho de que existen experiencias que al parecer correlacionan directamente algo mental con algo físico. Alguien desea ir a la cocina por un vaso de agua y su cuerpo responde levantándose de la cama, coordinando movimientos que se llaman pasos, para llegar a la cocina y servir en un vaso, agua. ¿Cómo entonces puede suceder ello? ¿cómo la mente causa una respuesta física o al contrario cómo un proceso físico como una aguja que entra en la piel genera un estado mental de dolor? Estos serian los rasgos que, según Searle, hacen difícil solucionar el problema mente-cuerpo de un modo satisfactorio cuando se hace uso de un lenguaje científico clásico. Por ello su solución no sólo va admitir explicaciones mentalistas, sino que no se va desvincular de lo neurofisiológico generado una relación de emergentismo entre ambas figuras. La solución es tan sencilla, que se vuelve brillante, por lo clara y bien expresada. Searle la expone así: "Los fenómenos mentales, todos los fenómenos mentales, ya sean conscientes o inconscientes,

3 SEARLE, John. Mentes y cerebros sin programas. En: RABOSSI, Eduardo. (Compilador). Filosofía de la mente y ciencia cognitiva. Barcelona: Paidós, 1995. Pág. 414. 4 Op. Cit., SEARLE, John. Mentes, cerebros y ciencia. Pág. 20. 5 Ibídem, Pág. 20. 6 Ibídem, Pág. 21.

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visuales o aditivos, dolores, cosquillas, picazones, pensamientos, toda nuestra vida mental, están efectivamente causados por procesos que acaecen en el cerebro"7. Searle no sólo no disuelve el problema a favor de la existencia de una sola entidad, sino que conserva una diferenciación entre ambas, pero claro señalando que una es causa por la otra. Por ello supera el dualismo que escinde como formas independientes a mente y cerebro, y las pone a funcionar como un solo sistema, y apuntala la relación de casualidad, por demás vital, para explicar su correlación. El cerebro entonces, es una entidad del mundo físico, un órgano biológico sometido a las leyes mecánicas, susceptible de explicaciones de tipo científico al estilo de la neurociencia. Puede así rastrearse el tipo de impulso que afecta una zona del cerebro al contacto con una superficie fría, etc. La mente, entonces, no va a ser algo independiente sino algo que es causado por el cerebro y que se realiza en él o es uno de sus rasgos. ¿Cómo explica Searle ello? Básicamente enfatizando que a partir de procesos neuronales, de todo el activamiento del sistema nervioso central, la mente emerge, surge como un rasgo del cerebro. La mente opera como un sistema que esta soportado por procesos fisiológicos, y no como algo aparte de otra naturaleza. Por ello hay un fuerte enraizamiento biológico en la solución searleana. Pero para ello Searle dice que es imperativo ampliar o no comprender la concepción de causado por, o causa de, de un modo tradicional, al estilo de que una bola de billar es la causa del movimiento de otra bola al ser golpeada. Para ello introduce una diferenciación entre micro propiedades y macro propiedades de los sistemas; una forma de explicación a pequeña y gran escala que permite ilustrar su idea de causación. Dice Searle que las micro-propiedades de un sistema, las partículas que conforman, la materia, son las que permite (causan) que a un nivel macro, superior, la mesa parezca sólida, para que pueda servir para sostener un vaso de agua. "El rasgo superficial es causado por la conducta de los micro-elementos y al mismo tiempo está realizado en el sistema que esté compuesto de los micro-elementos"8. Es decir, gracias a la relación que tienen los elementos del micro nivel entre sí, se produce o resulta en el macro-nivel una característica, un rasgo particular que está directamente implicado con dichas condiciones. Así, la ciencia acepta que la dureza de la mesa se debe a la naturaleza de las partículas que la componen, y en el caso de la relación mente-cerebro la causación es igual. A nivel cerebral se pueden ubicar las relaciones micro estructurales, este pequeño nivel se caracteriza por los procesos neuronales, por las relaciones ente neuronas, que causan, o hacen emerger un rasgo clave que se denomina mente. La mente es el nivel macro con unas características propias, pero es producto de los procesos acaecidos en el cerebro. El emergentismo cobra sentido, diferenciando ambas figuras, pero estableciendo una relación directa entre ambas. "Nada hay más común en la naturaleza que los rasgos superficiales de un fenómeno sean a la vez causados por y realizados en, una micro-estructura y esa exactamente son las

7 Ibídem, Pág. 22. 8 Ibídem, Pág. 26.

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relaciones que se establecen en la relación de la mente con el cerebro"9, con lo que la perspectiva searleana muestra que no hay ningún tipo de relación artificial, sino profundamente natural, biológica entre ambos fenómenos. Así Searle piensa que pude darse solución a esos complejos rasgos mentales que la tradición contemporánea a esquivado por su condición problemática. No se trata de decir que la conciencia se explica en términos de procesos neurofisiológico, sino de aceptar que cualquier característica mental tiene una base biológica que puede ser abordada en términos micro-estructurales, pero que es a la vez un rasgo macro susceptible de explicación en términos mentalistas. Por ejemplo con la conciencia, dice Searle, se aplica tal tipo de presupuesto y su misterio puede ser disipado gracias a clarificación del proceso en cuestión. "Todavía no entendemos los procesos completamente, pero entendemos el carácter de los procesos, entendemos que hay ciertos procesos electroquímicos que acaecen en las relaciones entren neuronas (…) y esos procesos son causalmente responsables de los fenómenos de conciencia"10. Caso similar cuando se asume que la intencionalidad el resultado de la materia biológica. Se debe mostrar, claro, que efectivamente existe la intencionalidad, que intrínsecamente un rasgo de la mente. Pone por caso el deseo de beber y señala como se da un proceso biológico explicable en términos de neurociencia, que efectivamente produce el deseo de beber, un estado intencional, con un contenido proposicional, condiciones de satisfacción, tipo psicológico. Para la subjetividad la pregunta más vital sería ¿cómo es posible dar una explicación objetiva, científica de un rasgo que es por naturaleza propiedad de cada sujeto de modo interno? Pues precisamente, asumiendo que en esa medida hace parte de los demás hechos del mundo y puede ser explicado en términos mentalistas. "La existencia de la subjetividad, es un hecho objetivo de la biología… No se si Dios existe, pero no tengo duda alguna de que todos los estados mentales subjetivos existen, puesto que estoy ahora en uno de ellos, lo mismo que lo esta usted"11. La causación intencional demuestra la correlación directa entre mente y cerebro. Cuando se tiene un pensamiento hay un desarrollo cerebral que permite que este se realice, o sea causado por, de igual manera, dicho pensamiento puede operar sobre el sistema físico y conseguir que se genere un movimiento una respuesta corporal. Searle termina señalando que este enfoque permite no sólo por mantener vivo el problema de mente cuerpo, sino, en el fondo, la coexistencia tanto de una postura fisicalista como de una psicológica en sentido ingenuo. Por ello Martínez-Freire apunta que el éxito de Searle radica en mostrar que: "…la explicación psicológica sigue teniendo su dominio propio de aplicación y la mente es un tema que debe re-abrirse o re-descubrirse"12, sin excluir que el trabajo biológico deba ser estudiado no sólo por lo poco que se sabe en el terreno neurofisiológico, sino porque brinda información vital para que emerja del cerebro esa figura tan problemática y criticada, llamada mente. 9 Ibídem, Pág. 27. 10 Op Cit., SEARLE, John. Mentes y cerebros sin programas. Pág. 434. 11 Op Cit, SEARLE, John. Mentes, cerebros y ciencia. Pág. 30. 12 Op Cit, MARTÍNEZ-FREIRE, Pág. 131.