el perú sur / abraham arias larreta (1946)

7/27/2019 El Per Sur / Abraham Arias Larreta (1946)

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El Perut Sur(DE "RADIOGRAFIA DE LA LITERATURA PERUANA")

GUILLERMO Mercado fue el poeta surefio de perfil lirico maselocuente en la primera promoci6n regionalista. Desde la geo-

grafia luminosa y cordial de su Arequipa, alz6 la voz ancha, gozosa,optimista de Tremos. Luego se identifica al cholo arequipenio paradarnos la prosa del Donato. El paisaje y su hombre unirian mistarde su realidad emotiva para expresarse por las estampas plasticasde Un chullo de poemas.

Alejandro Peralta luce otra expresi6n y la rubrica sobre unmapa definido: la meseta. Su poesia nace estremecida por una pesa-dumbre desolada -funci6n del paisaje-, pero gravida de vitalidady trascendencia. Es un vasto rio poetico sobre el que espejea, comoun azogue tragico, el alma en protesta de los gentios sojuzgados.Es en 1934 cuando su verso se define, pero sin alcanzar en su ex-presi6n las tonalidades revolucionarias con que pueda justificarseeste juicio de Tauro: "Peralta se transforma de turista de su propioescenario en interprete de aspiraciones humanas y en campe6n de losdesheredados." Simplemente se le apagan las pupilas contempla-tivas y, avanzando a la comprensi6n del hombre, pone en sus labioslas palabras que bordean la protesta:

ya entiendo que no s6lo los indios mueren a miles,sino tambien los obreros y campesinos.

Con el puro aliento nativo de Altipampa se alinea en 1933 la vozde Emilio Vasquez. S6lo en 1940 y en Kollasuyo se decide a ingresar,aunque con paso cauteloso, a la oscura tragedia de su gente.


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Fruto de un impulso social casi maduro es, en cambio, la poesiade alma levantada y combativa que saca a luz Manuel Gallegos Sanz(El flechero satirico, 1932). Saliendo del compis romantico deRumnores de Titicaca, Alberto Cuentas evoluciona a una mejor capta-ci6n del paisaje (Desde la cumbre, 1934). Otras voces liricas sejuntan al coro regionalista con expresi6n de menor calibre: entrelos desaparecidos figura Alberto Guill, cuyo tgil espiritu, de gran-des intuiciones poeticas, torn6 a la regi6n en los ltimos afios de suvida. La muerte impidi6 la consumaci6n de una obra que madurababajo los soles mestizos de Aretquipa, de la que son muestras elocuen-tes su Cancionero y el inconcluso Arequepay.

La mas reciente promoci6n presenta la novedad lirica bien ver-tebrada de Luis Angel Arag6n y el surgimiento de Luis Nieto. Fuertey labrada a tajos como todo fruto serrano, la poesia de ambos; peroel verso de Nieto, contenido por la rienda formal, no alcanza ladinimica lirica y la elemental frescura de los poemas de Arag6n.

Repetird por necesarias las afirmaciones sobre la fisonomialirica del sur-peruano hechas en el pr6logo de mi libro El honderode la laja encendida (Lima, 1939). Se advierten de inmediato estascaracteristicas en los poetas del sur: una modulaci6n casi primitivapor la fresca sugerencia; giros y metiforas desusados para el meca-nismo occidental del castellano; el amago constante pero certerode voces quechuas y aymaras en el verso. Esto iltimo esti lejos deser modalidad negativa y menos afin de descastellanizarnos, tal cualla candida expresi6n de los escribidores castizos. La raz6n es sencillay 16gica: nadie ignora que en el sur alternan mano a mano aymara,quechua y castellano; no es extrafio que el quechua, idioma masdulce y flexible, reemplace al castellano en todos los menesteres dela intimidad y se haga presente en las expresiones mas significativasde la efusi6n lirica. Antero Peralta explica bien este fen6meno cuandodice: "Asi como el poligloto alemin acomoda inconscientemente losdiferentes idiomas que habla a la sintaxis de la lengua germana, dela misma manera nuestros escritores y poetas acomodan el castellanoa los resortes mecanicos de la estructura gramatical y 16gica de lquechua o del aymara, y como hay palabras, giros y figuras literariasen las lenguas nativas sin equivalente en castellano, no hay mis re-medio que consignarlas."

Si la poesia surefia presenta un nativismo vigoroso que oscilaentre un magnifico impresionismo paisajista y un debil expresionis-

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a la vista. Corresponderia a los indigenistas intuir o acercarse a laverdadera soluci6n. Salvando la etapa del indigenismo romantico,los indigenistas plantearon la redenci6n del indio por la soluci6n delproblema de la tierra, liquidando para siempre la boga de aquellosremedios pregonados por mrs de un siglo para escamotear la solu-ci6n real del problema (legislaci6n tutelar, cruce de razas, acci6neclesiistica, el uso del alfabeto).

Insistamos en que esta primera actitud indigenista estuvo muytefiida de romanticismo verbal, egoismo regionalista y andinismopugnaz y excluyente. En la segunda actitud -a la que s61o avanzael grupo mas resuelto, sincero y comprensivo-, el romanticismo ver-bal se troc6 en la actitud realista para organizar el alegato de la re-denci6n econ6mica; una conciencia serrana nacional super6 al egois-mo regional parcelado, y el andinismo avanz6 a la comprensi6n de ldrama social y humano de la Costa, regi6n enfeudada al latifundio,engendro de la economia colonial, como su hermano el gamonalismoserrano. Bajo el comando de la nueva generaci6n, la Sierra actual-- quitando a su inquietud reivindicadora la mera etiqueta indigenis-ta- plantea la abolici6n nacional del regimen econ6mico injusto yanacr6nico, para la consumaci6n de la cabal unidad peruana sobrelas bases perdurables de la justicia social.

Colaborando en la formaci6n y evoluci6n del movimiento indi-genista -- con diferente actitud y desde diversos angulos-, actuaronJose Antonio Encinas, Uriel Garcia, Atilio Sivirichi, Emilia Romero,J. M. Polar, F. G6mez de la Torre, Guillermo Guevara, GamalielChurata, J. Angel Escalante, Luis E. Valcrcel, Antero Peralta,Guillermo Mercado, L. Velasco Arag6n, E. More, M. A. Urquieta,Frisancho, J. Z. Portugal, Victor Guevara, Luis Bustamante.

El sur conoce bien a este grupo. Sabe por ello quienes mantienenhasta hoy sus posiciones, quienes se enquistaron en la primera actitudy quienes han dado pasos atris, acorralados por las convenienciaspoliticas o renegando tristemente de su conducta anterior.

Entre los nuevos y mais definidos sostenedores del regionalismose mencionan los nombres de R6mulo Meneses -escritor desterra-do-, Alfredo Yepes, Jorge Bouroncle, Julio Luna Pacheco, EmilioTraverso, N. Rivera Ciceres, Lisandro Luna y la promoci6n devalores que va perfilindose gallardamente en los centros universitarios.

Resta decir que en el cuento se ha revelado un fuerte y originaltemperamento: Olivares del Huerto (Cuentos Lonccos). El ensayo

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ESTUDIOS 79y la novela tienen en Antero Peralta un cultor responsable y vigorosoque comparte con Jose Maria Arguedas la direcci6n renovadora dela novela regional surefia.Completando el mensaje cabal del arte, no podian faltar las ex -presiones de la pintura y la mtsica. Exhibici6n de una belleza cAliday dramitica que conjuga la emoci6n violenta del paisaje y sus gentes,es la que organizan en su creaci6n constante los pinceles de Olazoy Pantigoso.

Rescatando para la posteridad el bello recado de las melodiasaborigenes trabajan las guitarras de Vivanco, los charangos de Nufiezy Negr6n, el alma de Gilberto Arag6n y el primer violin de la sin-f6nica vernicula: Ulises Lanao. El vals cholo, mestizo como el ya-ravi enraizado al romance insigne de Melgar, sigue floreciendo conel impulso diestro que han sabido imprimirle las manos hibiles deBenigno Ball6n Farfin.

ABRAHAM ARIAS LARRETA


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