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Actas – V Congreso Internacional Latina de Comunicación
Social – V CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2013
ISBN-13: 978-84-15698-29-6 / D.L.: TF-715-2013 Página 1
Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/13SLCS/2013_actas.html
El periodista mentiroso en el cine. Explorando dos ejemplos El precio de la
verdad y El reportero de la Calle 42
Carlos Javier Eguren Hernández- Universidad de La Laguna
Resumen: El periodista debe siempre mantener el rigor y la veracidad, pero en
muchas ocasiones, fallan en su compromiso con el espectador. El cine ha
retratado al periodista de muchas maneras, entre ellas como un ser capaz de
mentir en sus trabajos periodísticos con tal de conseguir el éxito. Dos ejemplos
de ellos son El reportero de la Calle 42 (Street Smart, Jerry Schatzberg, 1987)
y El precio de la verdad (Shattered Glass, Billy Ray, 2003). La primera de ellas
completamente ficticia, la segunda basada en el caso real de Stephen Glass,
un periodista que manipuló e inventó varios de sus reportajes como El paraíso
del hacker para The New Republic.
Este trabajo pretende comparar las dos películas, su tratamiento de la realidad
y qué visión presenta el séptimo arte con respecto al periodista que no cumple
con su trabajo y sus normas deontológicas. Contiene datos aportados por el
director de El reportero de la calle 42 al cual se entrevistó.
Es un segmento del trabajo de fin de grado El cuarto poder ante la cámara: el
periodista en el cine estadounidense desde los años 70 hasta la actualidad,
elaborado por el propio autor, y presentado en la Universidad de La Laguna.
Palabras clave: Periodismo; cine; mentira; manipulación; rigor; veracidad.
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1. Introducción
El cine es una de las formas de comunicación más poderosas que existe y uno
de los elementos más influyentes de la sociedad. “El cine se concibe como un
producto cultural en la medida en que es producido en un campo específico
como es el artístico” (BOTERO, 2010: 10).
Este medio, que ahora es considerado arte, no siempre lo fue. “Antes de ser
arte, el cine era entretenimiento. Llenaba los espacios de ocio de una multitud
ávida de espectáculo, de formas de escape para una vida cada vez más
controlada y monótona” (ECO, 1968).
El cine al reflejar la realidad no es extraño que se haya fijado en la importancia
del periodismo. Ambos tienen un poder de influencia asombroso y guardan
más similitudes de las que parece: tienen un público, crean enfoques sobre la
realidad, dan información (antiguamente con el NODO en el cine, por
ejemplo)....
El séptimo arte ha hallado en el periodista una figura que utilizar en sus
guiones por su deber ético como contrapoder. “Tradicionalmente la imagen del
cuarto poder es entendida como una medida de control que los medios de
comunicación periodísticos ejercen sobre los clásicos tres poderes -sobre todo
ante el poder ejecutivo-. Esta idea romántica de la labor periodística, acuñada
por el periodista e historiador británico Thomas B. Macaulay (Briggs y Burkle,
2002: 217) en la primera mitad del S. XIX, parece ser muy frecuente en el
mundo del cine, donde los profesionales de la información tienden a ser
estereotipados como héroes o villanos” (BEZUNARTEA; CANTALAPIEDRA;
COCA; GENAUT; PEÑA; PÉREZ; 2007: 4).
La labor del día a día del periodista en la redacción suele ser desconocida. No
obstante, no es extraño que, cuando el cine la muestra, el espectador se sienta
más familiarizado con la ficción que la realidad. “La figura del periodista
siempre ha sido un excelente recurso narrativo para el cine. La profesión
periodística ofrece un magnífico punto de partida para desentrañar un misterio,
informar sobre un acontecimiento o proponer un dilema moral al espectador.
Parece ajustarse perfectamente a la papel de testigo de guerras y conflictos
armados lejanos, detective del pueblo, buscador de verdades ocultas o simple
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narrador de acontecimientos remarcables. De esta forma el cine muestra la
profesión periodística a la sociedad” (BEZUNARTEA; CANTALAPIEDRA;
GENAUT; 2010:3)
Pero ¿puede el cine influir en la visión que el espectador tenga sobre
determinada profesión que aparezca en una película? ¿Es el cine una manera
de educar mediante estereotipos?
Hay que partir de un hecho clave: la posibilidad de que el cine enseñe a
aquellos que ven las películas. Aparte de una forma de entretener al ciudadano
o un arte, el cine también se entiende como una manera de enseñar al que vea
determinado film. “La imagen en movimiento, sus mensajes, sus ideas técnicas
y sus contenidos son elementos de indiscutible valor y de indispensable estudio
en las aulas. […]. El cine puede hacer comprender mejor una obra de teatro, un
drama escrito, y al mismo tiempo puede incitar a leer la obra literaria que ha
servido de base al film” (MÁRTINEZ-SALANOVA, 2012).
Pero ¿cuál es la visión sobre el periodismo que enseña el cine?
El séptimo arte suele usar los estereotipos como estribillos ya conocidos para
facilitar la comprensión del espectador. Sin ellos, “el relato mediático y
cinematográfico sería una tarea dificultosa” (BURGOS, 2010:15).
El punto negativo que siempre se les indica es que “reducen toda la realidad
que pretenden representar, a pocas cualidades exageradas y deformadas”
(BURGOS: 2010:15). No obstante, tienen sus virtudes dentro del entramado.
“Es cierto que el cine, y en especial el cine industrial, gusta estereotipar
realidades a las que no siempre hace justicia, pero en el accionar de la
producción y el consumo cultural de lo mediático, los estereotipos han servido
para visibilizar problemáticas y situaciones que sin vía de la narración
cinematográfica, serían desconocidas” (BURGOS, 2010: 16).
No obstante, estos atajos argumentales pueden terminar afectando también a
la visión que tiene el público sobre, por ejemplo, el periodista y cómo se le
plasma. Una persona que visualice una película de cierta temática
estereotipada, puede normalizar este como si fuera real al cien por cien. “El
cine parte de la ficción para representar una historia, pero estas historias
suelen estar basadas en emociones, sentimientos y sensaciones reales.
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Además, como medio de comunicación, la ficción cinematográfica acaba
empapando y afectando a la percepción que el espectador tiene de su entorno”
(BEZUNARTEA; CANTALAPIEDRA; GENAUT; 2011).
Este trabajo pretende ver cómo se plasma la figura de dos periodistas que no
han cumplido con su trabajo de forma ética. En un caso es Jonathan Fisher de
El reportero de la calle 42 (Street smart, Jerry Schatzberg, 1987) y Stephen
Glass de El precio de la verdad (Shattered Glass, Billy Ray, 2003). En el primer
caso, un periodista ficticio, en el segundo un periodista real. Mediante el
análisis de las dos películas, se buscará el uso del estereotipo y el enfoque que
la cámara da sobre la profesión del periodista.
2. Antecedentes: periodistas en el cine y otras inv estigaciones
La figura del periodista siempre se ha presentado de una manera atractiva para
el hacedor de historias. La investigadora Paula Requeijo en La imagen del
periodista en el cine de los últimos años sostiene esta opinión. “Parece que la
labor de búsqueda, creación y difusión de la noticia, que en muchas ocasiones
se tiñe de suspense y drama, resulta atractiva al público. Los reporteros
“cuentan historias, hostigan a un acusado, preguntan sobre asuntos de la
trama que interesan” (Valbuena, 1997:124).
El personaje del periodista no es nuevo en el cine, ya que ha estado presente
desde sus orígenes. La primera película sería Horsewhipping an editor,
realizada en 1900, sin director acreditado, y que destaca la imagen de la
presión del público sobre el director de un periódico (REQUEIJO, 2010:1).
Otro de los primeros periodistas sería el mismísimo Charles Chaplin en Charlot
periodista (Making a living, Henry Lehrman, 1914). Esta tampoco es una visión
precisamente optimista, siendo un corto (solo nueve minutos), donde un falso
periodista querrá robar la noticia de uno auténtico. “Charles Chaplin interpreta a
un vividor que acepta un puesto como periodista para ganarse la vida,
realizando su labor informativa sin ética ni escrúpulos” (MERA, 2008:510).
A veces, incluso se han aprovechado las fórmulas del periodismo para el cine a
la hora de usarlas con fines narrativos. “Otras veces, simplemente, se recurre a
elementos propios del mundo de la comunicación como las “portadas, los
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flases, los anuncios por palabras, los ejemplares saliendo de las rotativas (…)
los locutores (y) los aparatos de radio o televisión” para desarrollar una historia
(Laviana, 1996:10)” (REQUEIJO, 2010:2).
Otra de las funciones que tiene este cine es dar luz a la labor del periodista es
un punto clave de todo esto, porque ¿los ciudadanos ven al periodista a partir
de su conocimiento real o a través de lo que ven en la ficción? No es
descabellado pensar que el gran público sabe más del Charles Kane de
Ciudadano Kane (Citizen Kane, Orson Welles, 1941) que del auténtico
Randolph Hearst, el magnate de la comunicación en quien se inspira y llevaría
una cruzada contra la película en vida.
No es inusual, tampoco, que el séptimo arte sea utilizado a la hora de enseñar
en los diferentes centros docentes como complemento educativo. “El cine es un
medio representativo, que utiliza los analizadores visual-auditivo en -forma
bidimensional y en movimiento. Datos de la UNESCO plantean que el hombre
oyendo recuerda el 15% De la información escuchada; mirando, el 25% -de la
información vista; y, oyendo y mirando, recuerda el 65% de la información
recibida. […] El cine refleja la realidad mediante imágenes artísticas. La imagen
artística es la expresión de lo esencial y lo típico a través de lo individual o,
dicho en otras palabras, es la síntesis de los aspectos típicos y esenciales de la
realidad bajo una forma sensitiva concreta. Claro está que al reflejar la
realidad, el cine la valora, expresa cierta actitud respecto a ella, adquiere
carácter ideológico, reconózcanlo o no sus realizadores” (ALONSO, 1989: 42).
Algunos pensadores, varios dentro del campo de la sociología, piensan que el
cine forma parte de la industria cultural; muchas veces influyendo en la
perspectiva que tiene el espectador sobre determinado tema. Así confirma el
comunicador Julián Andrés Burgos: “La industria cultural existe. Pero también,
como dice Barbero, en su pensamiento más original, el dominado tiene
complicidad en la dominación. Habría que pensar no tanto la comunicación
como instrumento del poder, sino el poder, como un problema de
comunicación”1.
1 Véase la entrevista realizada para el trabajo de fin de grado El cuarto poder ante la cámara.
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Hay que aclarar que los estereotipos son “formas esenciales, útiles en grado
sumo para la industria cultural, siempre ávida de estribillos, abreviaturas y
atajos en la comunicación. Teniendo por cierta la presencia de esas figuras en
el discurso que nos ocupa, parasitario a su vez de otros discursos, nuestro
punto de partida será entenderlas como síntomas de un determinado contexto
histórico-social y, por consiguiente, de cierto repertorio mitológico”2.
Olga Osorio Iglesias es también partidaria de esta línea. “Creo que el cine es el
reino del estereotipo por la necesidad de economía narrativa. En 120 minutos
no se pueden desarrollar trama y personaje, así que o hay personaje (como en
el caso del cine europeo, hablando siempre desde la generalización) o hay
trama (como en el cine estadounidense). Por eso las series con factura
cinematográfica están funcionando tan bien: permiten trama + personaje”3.
¿Puede la imagen del periodista en el cine afectar a la visión que tienen las
personas del periodista real? Iglesias4 piensa que sí: “Creo que las películas
utilizan lo que la gente cree para construir sus personajes y la gente cree lo
que ve en las películas, hablando, claro, en términos muy generales”.
La estudiosa Montse Mera Fernández aporta los datos del The State of the
News Media de 2007, donde se ponía en tela de juicio según los índices la
visión que tenía el público del profesional de los medios. “Los estadounidenses
creen que el periodismo es cada vez menos exacto, menos humano, menos
moral y más dado a cubrir sus errores que a corregirlos. El que los periodistas
estadounidenses destaquen entre sus principales frustraciones la mala imagen
que se transmite de ellos a través de las películas y de las series de televisión
resulta muy interesante. No les preocupa la visión desfavorable que –en
ocasiones- ellos mismos, con sus actuaciones y su manera de informar,
transmiten a través de los mass media, y tampoco el retrato que pueda mostrar
la literatura de su profesión. Les preocupa el cine y la televisión”.
¿Es, por tanto, el cine parte de la influencia negativa que recibe la profesión?
Fernández cita al autor Tarkovski a la hora de dar más importancia al
estereotipo transmitido por el cine o las series de televisión que en los medios
2 Centro virtual Cervantes Cinematografías de la semejanza Estereotipos del pasado 3 Véase la entrevista realizada para el trabajo de fin de grado El cuarto poder ante la cámara. 4 Véase la entrevista realizada para el trabajo de fin de grado El cuarto poder ante la cámara.
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escritos. “Como afirmaba TARKOVSKI (2002) el cine es una realidad
emocional, de modo que las historias que cuenta son percibidas por los
espectadores no como una ficción sino como una segunda realidad. Así, las
películas en las que se representa al periodista como un profesional más
interesado en su propio beneficio que en el bien de la comunidad vendrían a
reforzar esa imagen ya deteriorada que el público tiene del informador”.
Montse Mera confirmaba lo anteriormente dicho. “Como cualquier otra
profesión con responsabilidad social (como los políticos, los médicos, los
jueces…) su trabajo [el del periodista] es muy sensible y afecta a mucha gente,
por lo que si no se comportan como se espera de ellos pueden pasar de ser
héroes a villanos rápidamente”5.
Los dos estereotipos que más abundan según el profesor Julián Burgos son los
siguientes: el periodista como vigía de la democracia (“Vemos entonces unos
periodistas justicieros y superhéroes que investigan los hechos para
desentrañar o desenmascarar a personas u organizaciones que ocultan las
verdaderas motivaciones de sus actuaciones”) y el periodista como cómplice de
la manipulación ideológica (“Este periodismo se caricaturiza como un oficio
manipulador que tergiversa la verdad para favorecer la imagen de un grupo
dominante”)6.
No obstante, Burgos no es partidario de la idea de que los estereotipos influyan
en la visión que tiene la sociedad de ciertas personas, sino que la propia
sociedad produce estos estereotipos. “No se trata de que el estereotipo genere
un tipo particular de representación en la sociedad. Creo que en la sociedad y
en la cultura existen una serie de referencias semánticas sobre algo, que en un
momento determinado se condensan y surgen los estereotipos. Esos ejercicios
de condensación son los que realizan los medios de comunicación, y en
general las industrias culturales. Aclarando que no es hasta que se realiza esa
condensación simbólica que aparece el estereotipo. No es suficiente que esté
en los marcos culturales, necesita expresarse, que se vuelva significante. Ese
5 Véase la entrevista realizada para el trabajo de fin de grado El cuarto poder ante la cámara. 6 Véase la entrevista realizada para el trabajo de fin de grado El cuarto poder ante la cámara.
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es el mérito y la responsabilidad de los medios en la construcción de
estereotipos, y por eso es que nos parece que nos los impusieran”.
Esta es la base sobre la que se cimienta el presente trabajo, específicamente
en el periodista como cómplice de la manipulación ideológica.
3. Contexto de El reportero de la Calle 42 y El pre cio de la verdad
“De modo que el cine, quiera o no quiera la industria o los artistas, es un
cronista inconsciente de su época […]. El cine es un gran relator, una especie
de abuelo contador de historias” (BURGOS, 2010: 14).
A la hora de analizar las cintas cinematográficas seleccionadas para el corpus,
se ha tenido en cuenta el contexto histórico en el que se desarrolla la trama. El
objetivo de tal acción era conocer un hecho básico: la influencia que el
momento histórico, la época, tuvo en estos filmes y cómo se representaron en
la pantalla.
El precio de la verdad acontece en la década estaría marcada por el aumento
de las tensiones de la Guerra Fría con la llegada al poder en Estados Unidos
de Ronald Reagan en 1981 y en Reino Unido de Margaret Thatcher, un
auténtico giro a la derecha donde se recrudecería la influencia de Estados
Unidos en Latinoamérica.
El film sobre periodistas de guerra Bajo el fuego (Under fire, Roger
Spottiswoode, 1983) y, tangencialmente, Desaparecido (Missing, Constantin
Costa-Gavras, 1982) aparecen en esta época, sacando a la luz un tema tan
oscuro como el de los mercenarios estadounidenses o las desapariciones
políticas respectivamente.
El golpe de efecto del Caso Watergate, las ganas de brillar de ciertos
periodistas, hizo posible El reportero de la calle 42 según el director Jerry
Schatzberg, en la misma época en la que destacaba Ted Turner, fundador de
la CNN, una multinacional de la comunicación.
Los titulares de los ´90 se caracterizaron por el final de la URSS en 1991, que
no es tocado por ninguna película estadounidense sobre periodismo de forma
clara. El tema que sí es tocado es el escándalo Lewinsky. La historia de la
becaria Mónica Lewinsky que mantuvo una relación sexual con el presidente
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de los Estados Unidos: Bill Clinton en 1998. En 1999 se le absolvió de las
acusaciones de perjurio.
La película El precio de la verdad comienza con el protagonista Stephen Glass
(Hayden Christensen) viendo varias parodias del escándalo.
Los titulares de los 2000 (en 2003 fue realizada la película sobre Glass)
estarían marcados por la “guerra contra el terrorismo” tras los atentados del 11
de septiembre llevados a cabo por terroristas talibanes. La guerra de
Afganistán comenzó el 7 de octubre de 2001, mientras que la de Iraq lo haría el
20 de marzo 2003, aunque después se ha demostrado que no hubo relación
entre Sadam Husein, las armas de destrucción masiva y los talibanes.
Todos estos hechos fueron tocados por el film Leones por corderos (Lions for
lambs, Robert Redford, 2007), donde una periodista interpretada por Meryl
Streep entrevista a un político relacionado con el presidente Bush, al que da
vida Tom Cruise.
La crisis económica iniciada en 2008 no ha sido tocada por el cine con
periodistas de una forma lo suficientemente potente.
4. Metodología
“Los largometrajes dedicados al periodismo son tan numerosos que podemos
hablar de un género. Si tenemos en cuenta que la imagen que ofrecen sobre
los profesionales y los medios influye en la idea que sobre ellos tiene la opinión
pública, es necesario estudiar qué representaciones ofrecen” (REQUEIJO,
2010: 2).
En este trabajo se investigó el cine estadounidense sobre periodistas a partir
de los ´70, cuando ocurrió el Watergate, caso estrella del periodismo. El cine de
esta nacionalidad porque es el que más llega a nuestro territorio y sobre el que
estas películas que se analizaron pudieron tener una mayor repercusión.
Sobre los estereotipos en el cine de esta nacionalidad, el comunicador Julián
Burgos opinó lo siguiente en una entrevista para el presente trabajo: “No tiene
que ver con la nacionalidad, es un fenómeno de la cultura, pero como la
mayoría de cine que vemos es de procedencia norteamericana, lo podemos ver
más claramente”.
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En un marco donde el cine ha ganado el concepto de arte, se hace necesario
saber si la imagen del periodista se ve afectada por el enfoque que se les
otorga en estas películas.
Este trabajo está justificado dentro de la importancia de conocer la visión que la
sociedad tiene del periodista gracias a otros medios. “Las imágenes de los
reporteros que nos ofrece el cine influyen en la idea que la sociedad tiene de
estos profesionales. De ahí la importancia de estudiar cómo son estas
representaciones” (REQUEIJO, 2010: 2).
Para llevar a cabo este trabajo se visualizaron las películas y se llevaron a cabo
una serie de ítems en unas fichas metodológicas que incluía datos sobre el
género, los dilemas éticos que se presentan y si el periodista mentiroso es
presentado como un héroe, un villano o un antihéroe.
A su vez, se añadió una entrevista al periodista Jerry Schatzberg sobre su film
El reportero de la calle 42. Fue escogido para conocer su opinión sobre el
periodismo en la gran pantalla y, de dicha forma, disponer también de un
director de una de estas obras que enriqueciese el matiz de lo comunicado.
También se entrevistó a Olga Osorio Iglesias, profesora de fotografía y
Ciencias de la Comunicación de la Universidade da Coruña. Fue seleccionada
por ser autora de la tesis doctoral de La imagen de la periodista profesional en
el cine de ficción de 1990 a 1999 y de la bitácora que aborda el tema sobre el
periodismo en el séptimo arte: http://periodistasdecine.wordpress.com/
La investigadora que también fue consultada fue Montserrat Mera Fernández,
docente del Centro Universitario de Villanueva, adscrito a la Universidad
Complutense de Madrid. Su entrevista es vital por ser autora del citado
Periodistas de película. La imagen de la profesión periodística a través del cine.
Por último, con respecto a los estereotipos se habló con Julián Andrés Burgos
Suárez. Comunicador social y profesor del área de Teoría de la Comunicación
e Investigación de la Facultad de Comunicación Social y Periodismo de la
Universidad de Manizales (Colombia). Al ser autor del trabajo citado
Estereotipos: estrategias narrativas de la industria cultural cinematográfica
podía aportar una visión sobre si este tipo de películas pueden llegar a influir
en el espectador.
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5. El periodista como mentiroso El profesional del periodismo presentado como un personaje sin escrúpulos
que solo busca la exclusiva y no cumple con los deberes de su trabajo también
aparece en otras películas como Ausencia de malicia (Absense of Malice,
Sydney Pollack, 1981), L.A. Confidential (Curtis Hanson, 1997) o Más allá de la
duda (Beyond a Reasonable Doubt, Peter Hyams, 2009), que es un remake de
la película homónima de Fritz Lang
5.1. El reportero de la calle 42
El reportero de la calle 42 es un drama con dosis de cine negro ciertamente
desconocido7, pese a haber contado con la primera nominación al Oscar del
famoso actor Morgan Freeman, que encarna aquí al villano de una cinta
turbulenta.8
El director Jerry Schatzberg9 realiza el film a partir del guion de David Freeman.
La cinta es sobre Jonathan Fisher (Christopher Reeve10), un periodista que
busca dar un empujón a su carrera. El director Jerry Schatzberg ve esto como
una de las consecuencias del caso Watergate, tal y como comentó para la
presente investigación: “Yo pienso que los medios han perdido todo el control
de los principios del periodismo y desde el Watergate y el éxito de Woodward y
Bernstein, todos los periodistas quisieron convertirse en superestrellas”.
Al comienzo de la cinta, Fisher expone los temas sobre los que le gustaría
investigar, pero no interesa a sus superiores y es en ese momento cuando se 7 Su director Jerry Schatzberg lo reconoce así en la entrevista realiza para el trabajo de fin de grado El cuarto poder ante la cámara y que se puede leer en su correspondiente epígrafe en el presente. 8 Recuerda al famoso Jimmy´s World. En este trabajo, se hablaba de la vida de Jimmy, un niño de ocho años adicto a las drogas. La periodista Janet Cooke del The Washington Post tuvo que devolver su Pulitzer cuando se descubrió que todo el reportaje era falso tras que se descubriese que también lo era su curriculum y fuese sometida a un interrogatorio con varios periodistas, entre ellos Ben Bradlee (que aparece como personaje en Todos los hombres del presidente). El reportaje se puede leer online en el siguiente enlace http://gwynethshaw.org/wp-content/uploads/2012/02/JimmysWorld.pdf 9 Cercano a la profesión de periodista, aunque sea como fotógrafo de publicaciones como Vogue o Esquire como recoge en su web. 10 El intachable periodista y superhéroe Clark Kent en Superman (Superman (Superman: The Movie, Richard Donner, 1976). También aparece en el film Interferencias (Switching Channels, Ted Kotcheff, 1988). Jerry Schatzberg, en la entrevista realizada para este trabajo, afirmó: “Clark Kent era un periodista en una parte de la historia de Estados Unidos más ingenua y realmente no se puede comparar a un héroe de cómic con un personaje real. Hay tal vez mucho de la verdad en el ingenuo Clark Kent, pero no creo que exista mucho de eso en este momento”.
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inventa que ha conocido a un proxeneta con el que podría hacer un reportaje
sobre cómo ve el mundo. Esto sí llama la atención a sus superiores.
Para conseguir cumplir con su propósito, Jonathan irá hasta los suburbios junto
a su novia, Alison Parker (Mimi Rogers), a la cual deja en bares a la espera de
que algún proxeneta se le acerque y Fisher pueda conseguir así al auténtico
protagonista del reportaje. Un comportamiento absolutamente inmortal. Cuando
uno intenta sobrepasarse con la mujer, él ni siquiera le ayuda. Pese a que es
un reportaje que puede resultar peligroso, Jonathan Fisher sigue adelante para
hacerse famoso.
Al no conseguir al auténtico delincuente, Fisher se inventa su trabajo y llama a
su protagonista Tyron. Es tan bueno que parece real. La redacción se lo cree y
lo felicitan diciéndole incluso que ha inventado un género. Tiene tanto tirón que
proponen que sea portada. La ficción empieza a escapar del control de
Jonathan Fisher, que se ve desbordado.
A su vez, en las calles, existe un auténtico proxeneta que está siendo buscado
por estar involucrado en la muerte de un cliente de una de sus prostitutas. Su
mote es Fast Black (Morgan Freeman) y es perseguido por un fiscal Leonard
Pike (Jay Patterson) que lee la publicación.
Pike cree que Tyron es real, que es el seudónimo que usa Fast Black en la
publicación. Jonathan Fisher, que se ve en la encrucijada, se niega a decir
nada al respecto. El administrador de la ley cree que está protegiendo a Fast
Black y le exige más información. Sin saber lo que hacer, Fisher confiesa que
su personaje no era real, pero el fiscal no se lo cree y el público tampoco.
La aparición de Jonathan Fisher y su Tyron es la excusa perfecta para Fast
Black, que queda en libertad preventiva. Agradecido, Black exige darle una
nueva entrega, ahora real, al periodista que viaja con él por los suburbios.
En una escena, Fast Black amenaza a una de sus prostitutas con una botella
rota. Fisher solo interviene de forma comedida.
Jonathan: No te pases…
Luego, le amenazan a él.
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La carrera del periodista sigue en ascenso. Pasa de la prensa a la televisión11,
con reportajes que usan cámaras ocultas. Por ejemplo, se hace pasar por
taxista y desvela que hay un inspector que multa a los conductores para que
estos le sobornen a cambio de quitarles la amonestación. Luego, la grabación
es emitida en el programa informativo para sorpresa del inspector.
La trama de Black comenzará a volverse una pesadilla para el periodista. El
fiscal le pide que entregue notas y grabaciones; al no darlas porque no existen,
es enviado a prisión. Su jefe y sus compañeros, lejos de intentar que salga,
quieren que permanezca más para que las ventas de la revista crezcan:
sacarlo en portada, escribir un diario que luego pueda convertirse en libro…
Por ese motivo, se retrasa la apelación.
Para que el periodista quede con su imagen impune y el delincuente se libre de
cumplir condena, Fast le pide que presente unas notas falsificadas sobre la
entrevista nunca hecha con la fecha del día en que se cometió el asesinato del
que se le acusa y así librarse de ir a prisión. El periodista, que se ha redimido,
se niega.
Fast y su secuaz Reginald amenazarán al periodista de forma “indirecta”.
Matarán a la amante del periodista, Punchy (Kathy Baker), una de las
prostitutas de Fast, y herirán a la esposa de Fisher. Fisher decide vengarse
usando el periodismo como arma.
Jonathan chantajea a Reginald, el discípulo de Fast Black, con algo que ha
grabado en su camioneta de la tele: una prostituta de Fast dándole dinero a
Reginald (realmente es un dinero que Fisher le da a la mujer para dárselo a
Reginald sin más). Las apariencias engañan, Fisher amenaza a Reginald
diciéndole que le dirá a Fast que le estaba robando el negocio de traficante de
personas.
A su vez, Fast, fruto de las casualidades, va a buscar a Reginald. Cuando Fast
lo encuentra, Reginald le dispara pensando que se ha enterado de todo este
tema. Al final, Jonathan da el soplo a la policía y detienen a Reginald.
11 También la competencia entre un medio u otro está presente, como en filmes de este trabajo que
se han remarcado (véase Interferencias). Los compañeros de prensa dicen que vale demasiado
como periodista, que mejor estar en prensa que en televisión.
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Toda una sorpresa y una trampa que no se queda solo en eso, sino que es
convertido en un falso reportaje por Fisher, que no está dispuesto a que la
verdad estropee una buena historia.
Haciendo gala de un gran cinismo, Fisher da un discurso final que dice
bastante sobre su manera de ser como periodista, su falta de ética como
persona y donde incluso opina sobre una persona que acaba de fallecer:
Jonathan Fisher: En las calles de este barrio no siempre es válida la
clase de justicia que se enseña en los colegios. Hoy la calle ha
condenado a un hombre que un tribunal de justicia declaró inocente.
Para Lion Smalls Jr. que vivía por y para la delincuencia, el castigo
que ha recibido no podía ser más merecido y más justo.
Es esclarecedora la opinión del realizador Jerry Schatzberg sobre lo que puede
ocurrir tras el final cuando se le pregunta: “después del final, ¿Jonathan Fisher
tuvo éxito?”. La respuesta de Schatzberg es: “Con mi respeto a los periodistas,
sí12”.
5.2. El precio de la verdad
El precio de la verdad se basa en un artículo de Buzz Bissinger, escritor
también de la novela Friday Night Lights, novela de no ficción que fue llevada a
la pequeña pantalla por la NBC.
Es una película que puede parecer que está en contra de los periodistas, pero
no, porque son varios de estos que trabajan para The New Republic los que
desenmascaran a un compañero de dudoso comportamiento profesional.
Además, la profesora Montserrat Mera es partidaria de que muestra cómo es
posible verificar datos y confirmar informaciones en medios digitales13.
En dicho artículo y película, se cuenta la historia real de Stephen Glass
(Hayden Christensen), un joven periodista que, decidido a escalar más puestos
12 Pregunta y respuesta extraída de la entrevista realizada para este trabajo y que se puede leer al
final del trabajo.
13 Véase la entrevista realizada para el trabajo de fin de grado El cuarto poder ante la cámara
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y dar más importancia a su carrera, empezó a inventarse muchos de sus
reportajes, completa o parcialmente.
Dentro de las prácticas periodísticas que el cine ha presentado con cierta
asiduidad figura también la fabricación de noticias, una modalidad que tiene su
máximo exponente en Shattered Glass, en la que se narra la historia de
Stephen Glass (OSORIO, 2009: 138).
Desde los primeros minutos, Stephen Glass habla de la importancia de que
sean los individuos lo que más importa en su periodismo, que puede parecer
bastante humano, salvo porque muchas veces él crea a esos personajes.
Stephen Glass: Algunos periodistas creen que el contenido político
es lo que hace memorable un artículo. Yo creo que son las personas
que descubres. Sus rarezas, sus defectos, aquello que los hace
curiosos o más humanos. El periodismo es el arte de captar el
comportamiento. […] Tienes que saber para quién escribes. Y tienes
que saber qué se te da mejor. Yo tomo nota de lo que hace la gente.
Averiguo qué la mueve, qué la asusta. Y sobre eso escribo. De este
modo son las personas las que cuentan la historia.
Glass aún así no está enamorado del periodismo, del cual se avergüenza y
espera algún día ser abogado. No es raro que una persona que sienta tan poco
cariño por la profesión sea el mismo que traicione sus principios de honradez y
seguir la verdad, inventándose los reportajes:
Stephen Glass: El periodismo está lleno de fantasmas y fanfarrones.
El periodismo es un trabajo muy duro… Pero a veces puedes
esbozar incluso una sonrisa.
Pese a ello, a Glass le encanta la profesión para poder relacionarse con el
poder.
Stephen Glass: [El periodismo] Está mal pagado, le dedicas una
cantidad de horas tremenda, pero lo que escribes lo leen personas
importantes: presidentes, legisladores…
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Pero Stephen no busca captar la forma de ser por un buen motivo. “Le
interesan los otros aunque no precisamente para contar historias sobre ellos
sino para manipularlos. Él no se fija en el comportamiento o las necesidades de
sus fuentes, que no existen porque sus artículos son inventados. A los que
estudia es a sus propios compañeros, a sus jefes y a los directores de otras
revistas. El objetivo es gustarles, agradarles para que le tengan en una buena
consideración. Una vez que sabe a quién tiene enfrente, trata de complacerle
diciéndole lo que quiere oír o haciendo algo por él” (REQUEIJO, 2010: 16).
El director Billy Ray castiga a su personaje. Al principio, pensamos que
Stephen ha estado contándole a una clase sus logros, ante la profesora que le
dio clase hace muchos años. Al final, no hay nadie y solo ha estado recordando
toda su carrera antes de demostrarse que era una gran mentira.
Muy importantes son las palabras de la profesora durante el final de la
intervención que deja entrever que nunca ocurre.
Maestra, refiriéndose a todos los logros de su antiguo estudiante, sin
saber nada del tema de las mentiras: Y esto es lo que ocurre cuando
alguien os exige la perfección.
Si los estudiantes que sufren la presión de esperar tanto por su futuro terminan
ejerciendo un trabajo donde no dudan en mentir, ¿qué supone esto para todo
el sistema y para los propios estudiantes?
Toda la escena de la charla que sirve para la introducción de la historia como
flashback tiene una finalidad: ver el egocentrismo de Glass. “Sólo le interesa
estar en la plantilla de un medio de prestigio dirigido a las élites para sentirse
poderoso De ahí que su charla a los alumnos tampoco sea real. Es algo que
imagina para sentirse admirado e importante. En su recreación de la escena,
hay tres detalles que subrayan su necesidad de reconocimiento: un marco
colgado en la pared de la clase con algunos fragmentos y titulares de sus
mejores trabajos, una profesora que se coloca a su lado sonriente subrayando
sus cualidades y una chica que flirtea con él” (REQUEIJO, 2010:16)14.
14 ¿Imagina toda su charla o hay una elipsis hasta que queda solo?
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El primer director del The New Republic, Michael Kelly15 (Hank Azaria), se
comporta como una especie de héroe inspirador para sus trabajadores.
Cuando el jefe del medio les pide a los periodistas que marquen todas las
comas de un número para que “aprendan ortografía”, es Kelly el que defiende a
su plantilla.
Este hecho hará que Michael Kelly tenga que dimitir. Se suma también que
recientemente se ha acusado a Stephen Glass de inventarse que en una
convención republicana donde hubo drogas y sexo con prostituta. En el
reportaje, señala que hay unas neveras que no hay en las habitaciones en la
realidad; al final, Glass admite que no las había. El director apoya a Stephen
pese a este error.
En ese momento de El precio de la verdad, el jefe le pide a otro de los
periodistas Chuck Lane (Peter Sarsgaard) que ocupe el lugar de Kelly. Este
suceso es tomado por el resto de los trabajadores de The New Republic como
una traición. Sobre todo esto, David reflexionará en cuando al nivel que deben
tener los periodistas y sus editores:
Stephen, voz en off: Hay directores buenos y otros malos, lo que
espero es que alguna vez tengáis uno extraordinario.
Cuando Lane sospecha de los reportajes de Stephen (pese a ser comprobados
como el resto por otros tres periodistas y un abogado), Glass intentará poner a
toda la plantilla en contra del nuevo director y así se lo dice al anterior:
Stephen Glass: Es vengativo, por eso me ha quitado de en medio…
Me ha castigado por la lealtad que te profeso.
Cuando Stephen escribe El paraíso del hacker todo se va por la borda. En este
reportaje, Glass afirma que fue testigo de cómo una gran empresa de la
informática (Junk) fue hackeada por un joven talento. La compañía contrata al
15 Michael Kelly sería tristemente conocido por ser el primer reportero americano fallecido en la
Guerra de Irak. http://www.theatlantic.com/past/docs/issues/2003/06/77.htm
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crío para crear sus programas de defensa contra el pirateo. Su descripción es
tan grandilocuente, que la redacción le aplaude.
En el momento en que otro periodista de Forbes empieza a investigar el caso,
lo que demuestra que hay esperanza para el periodismo. Este periodista
descubre en un buscador en red y, por otros medios, que esa empresa
informática nunca ha existido Adam Ponemberg (Steve Zahn). Todo ello pese a
que Glass llega a inventarse gente que pueda coger un teléfono y se haga
pasar por alguien de la empresa.
Cerca del final de El precio de la verdad, Chuck Lane discute con otra de las
trabajadoras Caitlin Avey (Chloë Sevigny), antigua amiga de David que dice
que la expulsión del joven del trabajo es todo un “ajuste de cuentas” hacia los
que siguen siendo fieles a Kelly. Chuck dice que ha sido porque ha mentido y
la revista ahora está puesta en duda por haber mentido, que las consecuencias
no serán buenas para nadie. Por tanto, se remarca la responsabilidad ética del
periodista y también del director de la publicación, que debe lidiar con los
deberes éticos y los deseos de la plantilla.
El resumen es el siguiente: la mitad de los reportajes de Glass para la revista
The New Republic fueron inventados total o parcialmente. Stephen Glass
abandonó la profesión en la vida real, sacó la carrera de abogacía y luego
publicó un libro que, supuestamente, no estaba basado en él: El fabulador, que
trata sobre un periodista que se inventa las noticias que escribe. La realidad
siempre supera a la ficción.
6. Conclusiones
Ambas son películas dramáticas estadounidenses que abarcan el tema del
periodismo y cómo dos profesionales de los medios mienten para alcanzar el
éxito. Solo El precio de la verdad está basada en hechos reales. Ni el director
ni los guionistas de las películas han tenido relación directa con el periodismo.
En El precio de la verdad, los compañeros de Glass, tanto de su revista como
de otras, descubren que mienten y lo denunciarán, siendo finalmente
despedido. En El reportero de la calle 42, los otros periodistas son igual de
inmorales y cuando Fisher cuenta que es un mentiroso, nadie le quiere creer.
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En las dos son presentados como villanos, aunque en El precio de la verdad se
da un papel más crucial a los buenos periodistas. De todas formas, en la
película de los ´80 no se presenta un múltiple enfoque de la visión del
periodista, siendo mayoritariamente negativa. En El precio de la verdad sí.
En las dos películas se cuestiona por tanto a los medios, pero mientras que los
superiores de El precio de la verdad deben rectificar y demás, en El reportero
de la calle 42 no.
La moralidad de periodista Stephen Glass de El precio de la verdad permanece
intocable durante el film. Pese a lo que se demuestre, él sigue afirmando que
contó la verdad aunque por el camino haya escenas donde se destaque su
fracaso profesional (la falsa charla). En cambio, Jonathan Fisher cambia
durante el film, desde la búsqueda de la fama hasta intentar contar la verdad,
pasando por la prisión, el empezar a caminar entre la fina línea del bien y el
mal, empezar a vagar por los suburbios y, finalmente, asesinar indirectamente
a un hombre en directo.
Sobre los métodos utilizados, en El precio de la verdad se demuestra cómo las
herramientas digitales sirven para desmontar una mentira, mientras que en El
reportero de la calle 42 era más complicado al no existir estos.
En cuanto a los métodos periodísticos, en las dos el espectador aprende o
asiste a la demostración conceptos o bases periodísticas: comprobación de
fuentes y sus diferentes tipos, cómo se crea un reportaje… En el caso de El
reportero de la calle 42 incluso se ve cómo se editaba un trabajo televisivo a
finales de los ´80.
El medio de comunicación en El precio de la verdad es la revista escrita,
mientras que en El reportero de la Calle 42 se comienza en uno y se pasa a la
televisión, existiendo cierto malestar entre los periodistas de un medio u otro.
El personaje de Glass escribe una confesión donde habla de un periodista que
miente: El fabulador, aunque no se identifica a sí mismo con el protagonista,
mientras que Fisher puede seguir adelante con esa carrera periodística.
En la realidad, tenemos un mensaje positivo, un mentiroso como Glass fracasa.
En la ficción hay una moraleja más oscura: Fisher vence con su falsedad.
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8. Filmografía analizada
Ausencia de Malicia (Absence of Malice, Sydney Pollack, 1981).
Bajo el fuego (Under fire, Roger Spottiswoode, 1983).
Desaparecido (Missing, Constantin Costa-Gavras, 1982).
El precio de la verdad (Shattered Glass, Billy Ray, 2003).
El reportero de la Calle 42 (Street Smart, Jerry Schatzberg, 1987).
Interferencias (Switching Channels, Ted Kotcheff, 1988).
L.A. Confidential (L.A. Confidential, Curtis Hanson, 1997).
Leones por corderos (Lions for lambs, Robert Redford, 2007).
Más allá de la duda (Beyond a reasonable doubt, Peter Hyams, 2009).
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Todos los hombres del presidente (All the President´s Men, Alan J. Pakula,
1976).
Zodiac (Zodiac, David Fincher, 2007).
9. Biografías consultadas de profesionales
RAY, BILLY http://www.imdb.com/name/nm0712753/
SCHATZBERG, JERRY http://www.imdb.com/name/nm0770234/?ref_=tt_ov_dr
FREEMAN, DAVID http://www.imdb.com/name/nm0293351/
10. ANEXO: Entrevista a Jerry Schatzberg
Jerry Schatzberg es un director de cine en cuya fil mografía se incluye la
película El reportero de la calle 42, analizada durante este trabajo, de ahí
la importancia de completar con su testimonia esta investigación.
1º) ¿Cómo tuvo la idea para El reportero de la Calle 42?
El autor David Freeman, en realidad, experimentó algo de esto en la realidad y
nosotros terminamos haciendo nuestra película ficticia. David había escrito un
guion que Christopher Reeve había leído y Chris me lo envió. Él tuvo un
acuerdo con Canon Films por el que si hacía un Superman 4, producirían una
película que él quisiera hacer. Yo lo leí y me gustó y no me di cuenta de que a
Canon solo le interesaba Superman 4.
El reportero de la Calle 42 fue recibida bien, pero ellos [Canon] no pusieron
mucha atención en publicitarla. Ellos solo estaban interesados en publicitar
Superman 4, la cual si yo recuerdo, fue un desastre.
2º) ¿Piensa que el mal periodismo ha crecido desde 1987, cuando usted
realizó El reportero de la calle 42?
Increíblemente. Yo pienso que los medios han perdido todo el control de los
principios del periodismo y desde el Watergate y el éxito de Woodward y
Bernstein, todos los periodistas quisieron convertirse en superestrellas.
3º) Después del final, ¿Jonathan Fisher tuvo éxito?
Con mi respeto a los periodistas, sí.
4º) ¿Qué noticias cree que serían una gran película ? Por ejemplo,
Wikileaks.
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Ciertamente, el caso Wikileaks. Hay muchas historias que hicieron un buen
periodismo. Por supuesto, no son del tipo de películas que los estudios quieren
hacer. Creo que hay un buen número de buenas películas sobre los asesinatos
en masa trágicos que han tenido lugar en los EE.UU. y otros países.
5º) Christopher Reeve interpreta a Superman y su al ter ego, Clark Kent.
Clark Kent es un buen periodista. En El reportero de la calle 42, Reeve
interpreta a un periodista ambicioso, Jonathan Fish er, que busca las
exclusivas y la fama. ¿Le eligió para cambiar su im agen?
En primer lugar, yo no elegí a Christopher, Christopher me eligió a mí.
Clark Kent era un periodista en una parte de la historia de Estados Unidos más
ingenua y realmente no se puede comparar a un héroe de cómic con un
personaje real. Hay tal vez mucho de la verdad en el ingenuo Clark Kent, pero
no creo que exista mucho de eso en este momento.
6º) ¿Qué piensa acerca de la actuación de Christoph er Reeve?
Honestamente, no creo que él fuera uno de los mejores actores, pero era muy
inteligente y sabía lo que quería decir, así que pudimos trabajar en ello y creo
que como antihéroe hizo un trabajo muy loable.
7º) ¿Cuál es su película favorita sobre periodismo?
La película Primera plana.
8º) ¿Qué visión da sobre el periodismo El reportero de la calle 42?
Da una visión correcta del periodismo actual.
9º) ¿Cuál es la visión de da el cine americano de l os periodistas?
Hay directores que tratan de decir la verdad (Oliver Stone, George Clooney…
por nombrar algunos), pero el público estadounidense mira tanto la televisión
que lo que dicen ahí se ha convertido en su verdad.