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III Jornadas de Historia del Sur de Tenerife 51 El patrimonio arqueológico de Arona. Protección legal y difusión social Carlos Perdomo Pérez, Javier Soler Segura y Francisco Pérez Caamaño 1 Introducción El conocimiento empírico y la elaboración de explicaciones científicas sobre la ocupación guanche del sur de Tenerife, y concretamente de Arona, tuvieron su punto de partida, en términos generales, en la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, la conceptualización como patrimonio de los vestigios arqueológicos (particularmente algunos de ellos como los grabados rupes- tres), debe situarse algo más tarde, en la década de los años noventa del mis- mo siglo, siendo su referente inicial el inicio de procedimientos de incoación de diversos Bienes de Interés Cultural como Zonas Arqueológicas. Es a partir de ese momento, y derivado de la realización de algunos traba- jos de campo (como la Carta Arqueológica de Arona incluida en el Inventario del Patrimonio Arqueológico de las Canarias Occidentales), cuando no solo se incrementa considerablemente el conocimiento arqueológico en Arona, sino que se pone de manifiesto la relevancia que tienen algunos de sus conjuntos arqueológicos para construir y comprender la historia de las comunidades 1 Arqueólogos. Licenciados en Historia por la Universidad de La Laguna y miembros del equipo que desarrolla el proyecto ArqueoArona/013. Con-Ciencia de Patrimonio para la Conceja- lía de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Arona. Contacto: carlos-perdomo@hotmail. com; [email protected]; [email protected]

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Perdomo Pérez, C., Soler Segura, J. y Pérez Caamaño, F. 2015: El patrimonio arqueológico de Arona. Protección legal y difusión social. En III Jornadas de Historia del Sur de Tenerife. Arona, Concejalía de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Arona, pp.: 51-71.

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  • III Jornadas de Historia del Sur de Tenerife 51

    El patrimonio arqueolgico de Arona. Proteccin legal y difusin social

    Carlos Perdomo Prez, Javier Soler Segura y Francisco Prez Caamao1

    Introduccin

    El conocimiento emprico y la elaboracin de explicaciones cientficas sobre la ocupacin guanche del sur de Tenerife, y concretamente de Arona, tuvieron su punto de partida, en trminos generales, en la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, la conceptualizacin como patrimonio de los vestigios arqueolgicos (particularmente algunos de ellos como los grabados rupes-tres), debe situarse algo ms tarde, en la dcada de los aos noventa del mis-mo siglo, siendo su referente inicial el inicio de procedimientos de incoacin de diversos Bienes de Inters Cultural como Zonas Arqueolgicas.

    Es a partir de ese momento, y derivado de la realizacin de algunos traba-jos de campo (como la Carta Arqueolgica de Arona incluida en el Inventario del Patrimonio Arqueolgico de las Canarias Occidentales), cuando no solo se incrementa considerablemente el conocimiento arqueolgico en Arona, sino que se pone de manifiesto la relevancia que tienen algunos de sus conjuntos arqueolgicos para construir y comprender la historia de las comunidades

    1 Arquelogos. Licenciados en Historia por la Universidad de La Laguna y miembros del equipo que desarrolla el proyecto ArqueoArona/013. Con-Ciencia de Patrimonio para la Conceja-la de Patrimonio Histrico del Ayuntamiento de Arona. Contacto: [email protected]; [email protected]; [email protected]

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    guanches que habitaron esta zona en particular y la Isla en general. Desde 1989, ao de elaboracin de ese primer trabajo, se han sucedido numero-sos proyectos de prospeccin arqueolgica en el municipio que han eviden-ciado el gran inters patrimonial que posee Arona. Aunque con diferentes niveles de intensidad en el trabajo de campo, deben destacarse, sin entrar a valorar las excavaciones e informes de impacto de carcter ms concreto, la actualizacin de la Carta Arqueolgica realizada por GESPLAN en 2001; la prospeccin del permetro entre la costa y la autopista TF-1 desarrollada por el Museo Arqueolgico de Tenerife en 2004, o la valoracin patrimonial de un amplio sector del malpas de Rasca encargada a la empresa Tibicena en 20072.

    Esta intensidad del trabajo de campo, junto a la monumentalidad de muchos de los descubrimientos, se ha materializado jurdicamente en la declaracin como Bienes de Inters Cultural (BIC), con categora de Zona Arqueolgica, de algunos de ellos, lo que supone su reconocimiento con la mxima figura de proteccin legal que establece la legislacin vigente. De esta forma, a lo largo de los aos noventa del pasado siglo y la primera dcada del actual, el Gobierno de Canarias, a instancia del Cabildo Insular de Tenerife, ha declarado BIC seis conjuntos arqueolgicos (los Roques de Chijafe, Higara, Vento y La Abejera, y los parajes de Las Toscas y La Rasca),

    2 A todo ello habra que sumar: Propuesta de actuaciones arqueolgicas en el Malpas de Rasca (1995); Plan Parcial de Ordenacin Urbana de Cabo Blanco (1997); Actualizacin y elaboracin del Catlogo de Patrimonio Histrico de Canarias (2000); y cuatro informes de impacto patrimonial: Finca El Gorn (2003); Radiofaro de Rasca (2011); Parcela 252 (2012) y Parcela 592 (2012). Estos trabajos se complementan con las cuatro excavaciones arqueolgicas realizadas hasta la fecha en el trmino municipal de Arona: Los Morritos (1996 y 1997); Tinguafaya I (1998); Salinas de Rasca (1998); y Pal-Mar (2006 pero an sin memoria justificativa).

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    que se aaden al ya mencionado Roque de Malpaso3. Al mismo tiempo, se han iniciado los trmites administrativos para declarar otras dos Zonas Arqueolgicas (Barranco del Rey y Cambados-La Centinela).

    Todas estas entidades, salvo la de La Rasca (que atae a evidencias de un intenso poblamiento en superficie), fueron declaradas BIC porque se erigen como destacados conjuntos de manifestaciones rupestres ciertamente singu-lares en la arqueologa de Tenerife, lo cual les otorga un alto valor cientfico y patrimonial. Pero estas figuras de proteccin jurdica no son sino la expresin visible de una realidad arqueolgica mucho ms amplia, compleja y no siempre con un atractivo patrimonial tan evidente. Si los conjuntos arqueolgicos men-cionados son los mximos exponentes de unas categoras arqueolgicas que podramos convenir en denominar como manifestaciones rupestres y yacimientos de superficie, otra de las grandes categoras que est tambin presente en Arona como expresin del modo de vida guanche es la de yacimientos en cueva o abrigo, aunque no exista ningn BIC que la visibilice. Adems, el contenido emprico detectado en Arona es ms diverso, y cada una de estas categoras puede des-granarse en numerosas tipologas, definidas en relacin a la manera en que sus componentes materiales se asocian entre s y se nos presentan hoy ante nues-tros ojos, lo cual proyecta un panorama arqueolgico, cientfico y patrimonial mucho ms profundo y prometedor de lo que cabra imaginar.

    3 Las resoluciones de los Bienes de Inters Cultural con categora de Zona Arqueo-lgica del municipio de Arona son: Roque de Malpaso, en la que se establece el entorno de proteccin por Decreto 84/2003, de 12 de mayo, y publicado en el BOC n 102, de fecha 29 de mayo de 2003; El Yacimiento de Las Toscas, declarada por Decreto 165/2006, de 14 de noviembre, y publicado en el BOC n 227, de fecha 22 de noviembre de 2006; La Rasca, declarada por Decreto 175/2006, de 28 de noviembre, y publicado en el BOC n 238, de fecha 11 de diciembre de 2006; Roque de Hgara, declarada por Decreto 35/2008, de 11 de marzo, y publicado en el BOC n 58, de fecha 22 de marzo de 2008; El Roque de Vento, declarada por Decreto 77/2008, de 22 de abril, y publicado en el BOC n 90, de fecha 6 de mayo de 2008; El Roque de Chijafe, declarada por Decreto 208/2008, de 14 de octubre, y publicado en el BOC n 213, de fecha 23 de octubre de 2008; y Roque de La Abejera, declarada por Decreto 73/2012, de 2 de agosto, y publicado en el BOC n 158, de fecha 13 de agosto de 2012.

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    Figura n 1: Bienes de Inters Cultural con categora de Zona Arqueolgica del municipio de Arona

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    Proteccin legal y proteccin social

    La gran riqueza patrimonial que existe en Arona, las diversas interven-ciones arqueolgicas realizadas en el municipio y el reconocimiento a sus valores excepcionales en forma de declaraciones de varios BIC, contradicen la pobreza de acciones de sensibilizacin patrimonial que se han desarrollado hasta la fecha. Aunque sus causas deban relacionarse con un mbito geogr-fico y poltico de mayor alcance, la situacin del patrimonio arqueolgico en la Isla de Tenerife es bastante problemtica, a pesar del repertorio de figuras jurdicas y procedimientos administrativos que velan por su conservacin.

    No es este el lugar para revisar las reflexiones que, sobre todo desde el m-bito cientfico aunque ltimamente tambin desde el administrativo, buscan identificar las causas del deterioro reciente del patrimonio arqueolgico. Sin embargo, s hay que sealar que las principales razones esgrimidas desde el mbito cientfico se centran en la desidia de la administracin competente, obviando en ocasiones las escasas iniciativas difusoras que realizan los inves-tigadores. Por su parte, desde la administracin se entiende que la situacin patrimonial es un problema que tiene dos causas fundamentales: por un lado, la falta de recursos materiales y de inters poltico; y por otro la falta de una mnima conciencia social, lo que implica admitir que la divulgacin de en-claves arqueolgicos solo podr acometerse cuando se asegure la proteccin fsica de esos yacimientos. A partir de aqu se genera un debate que puede reducirse a dos visiones opuestas. Por una parte, la restrictiva que, basado en la imposibilidad de proteger todos los yacimientos arqueolgicos, promueve el secretismo administrativo a la hora de divulgar el patrimonio4. En el otro extremo, los partidarios de la divulgacin y el acceso pleno a la informacin y a los yacimientos arqueolgicos5. Entre ambos lados del espectro se van ubicando las apuestas por la divulgacin a partir de parques arqueolgicos o centros de interpretacin que requieren de una infraestructura y una inver-sin econmica importante, adems de una voluntad poltica decidida. Pero a pesar de sus diferencias, estas propuestas tienen en comn un elemento

    4 Por supuesto, esta postura no deja de tener un trasfondo poltico en relacin a la asig-nacin presupuestaria que se dedica a dicho fin y que, por razones de espacio, no analizamos en este texto.5 Ejemplos claros de ambas visiones contrapuestas son, por ejemplo, las polticas divulga-tivas de los cabildos de Tenerife y de Gran Canaria.

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    Figura n 2: Visita del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Arona a Barranco de Las Toscas III. Mayo de 2013

    Figura n 3: Grafitis y afecciones en grabados rupestres del municipio

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    que las homogeniza: los bienes arqueolgicos se constituyen en los objetos fundamentales de las propuestas de difusin patrimonial, entendidos estos como centros del inters general.

    Los agentes de la difusin patrimonial son la administracin y la comuni-dad cientfica. Ambos mantienen una relacin muy concreta con el objeto de la difusin patrimonial: los bienes arqueolgicos. La atencin prestada vara en funcin de las propuestas restrictivas, las aperturistas, y las intermedias. En todas se busca la conservacin de los bienes arqueolgicos a travs de diferentes estrategias y en funcin de los recursos disponibles. El patrimonio arqueolgico es gestionado o reflexionado por esos agentes dinmicos en representacin del sujeto pasivo para el que se quiere gestionar: la sociedad. En ese sentido, puede afirmarse que la gestin patrimonial se ha centrado tradicionalmente en el objeto de la difusin y no en el sujeto de la misma, y la eficacia de esta relacin se muestra progresivamente inoperante, dejando al patrimonio arqueolgico en una situacin cada vez ms difcil y expuesta.

    Desplazar el papel protagonista del objeto al sujeto supondra un acerca-miento realista a la relacin que debe mantener la sociedad con el patrimo-nio en un intento por modificarla. Se entiende por acercamiento realista un anlisis objetivo sobre cul es la importancia del patrimonio arqueolgico para la sociedad. ste requiere de una autocrtica de todas aquellas instancias que mantienen algn tipo de relacin con el patrimonio arqueolgico. La idea fundamental que hay que cuestionar es que el patrimonio arqueolgico posee, de manera inherente, un reconocimiento social, y el hecho de que la sociedad, o parte de sta, no lo entienda as es una anomala atribuida a la ig-norancia, la maldad o a un inters individual puesto por encima del general. Es la confusin entre el sujeto y el objeto de la difusin patrimonial.

    Consecuentemente, esta reflexin se plantea como un punto de partida para la praxis de una poltica de difusin patrimonial que ponga el patrimo-nio arqueolgico a disposicin de la sociedad. Esto implica que el enfoque fundamental de nuestro trabajo est centrado en potenciar y encauzar el in- centrado en potenciar y encauzar el in- centrado en potenciar y encauzar el in-ters sobre el patrimonio arqueolgico para producir un beneficio social, eco-nmico y cultural. El objetivo general es insertar el patrimonio arqueolgico, con sus especificidades propias, en una dinmica que lo rescate del olvido social en que se mantiene actualmente y en el que, adems de asomarse a un futuro poco halageo, no es capaz de desarrollar ninguna de sus potencia-lidades.

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    La socializacin del patrimonio arqueolgico puede generar efectos be-neficiosos en tres mbitos. En primer lugar, promueve una mayor conciencia-cin y participacin social del vecino como ciudadano activo, recuperndolo como garante y, a su vez, el principal beneficiario de un patrimonio nico, irrepetible y no renovable. La poltica de difusin patrimonial debe contri-buir a modificar la situacin actual, en la que una mayora tiene una actitud pasiva en relacin al patrimonio y a sus problemas. Las causas a las que pueden atribuirse esta realidad son simples: desconocimiento y desinters; ambas, mutuamente interconectadas. La poca relevancia que el patrimonio arqueolgico posee para la mayora social tiene repercusiones altamente pe-ligrosas para su conservacin.

    En segundo lugar, y debido a lo anterior, el ciudadano no disfruta del patrimonio arqueolgico como puede hacerlo con otros aspectos culturales. Y esto debe convertirse en otro de los objetivos de una poltica patrimonial activa. El patrimonio posee, en s mismo, un enorme contenido cultural que en su forma intelectual ms extendida aparece oculta, o al menos parcial-mente inaccesible al ciudadano y en forma de bibliografa especializada. Una de las consecuencias directas es que, al no contar con una informacin previa, el ciudadano es incapaz de valorar y disfrutar de sus recursos patrimoniales prximos. Una poltica patrimonial activa debe facilitar la conexin bidirec-cional entre esa informacin y las diversas maneras en que se puede materia-lizar ante los ciudadanos. De esta forma adquiere el papel de soporte a travs del cual el ciudadano puede ampliar o profundizar de una manera objetiva en su historia e identidad, formndose as culturalmente como individuo. La conexin entre este enriquecimiento individual y su papel activo como ciu-dadano en las actuaciones sociales en beneficio de la conservacin y disfrute del patrimonio arqueolgico es ms que evidente.

    En tercer lugar, el patrimonio arqueolgico puede ser, con sus especifi-cidades y limitaciones, rentable econmicamente. Puede convertirse en un paquete turstico adicional para los visitantes extranjeros y en un producto de consumo cultural para la poblacin local y fornea. Evidentemente esto requiere de una regulacin concreta que trasciende lo local, pero como pro-ducto turstico se puede aadir a la oferta cultural en los pases de origen, a travs de las nuevas tecnologas, para atraer un turismo alternativo que gene-ra unas demandas de consumo paralelas tambin alternativas y que podran

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    inscribirse en las medianas del municipio para su dinamizacin econmica (alojamiento, restauracin, artesana, etc.). Todas estas actividades pueden focalizarse en un centro de interpretacin que centralizara el conjunto de actividades relacionadas con la gestin, investigacin y difusin del patrimo-nio. Las visitas guiadas a yacimientos podran generar una mayor afluencia de visitantes al municipio y a barrios concretos que, de manera paralela, pue-den incrementar la dinmica econmica de los mismos.

    Estos potenciales beneficios que produce la difusin del patrimonio ar-queolgico deben concebirse como medios o instrumentos para alcanzar un objetivo mucho ms simple: transformar la situacin actual y generar, alre-dedor del patrimonio arqueolgico, una serie de intereses sociales, culturales y econmicos que lo revaloricen y le otorguen una significacin social que influya de manera decisiva en su conservacin.

    Como hemos indicado, las propuestas de gestin tradicionales han cen-trado su inters en el objeto de difusin y, ms concretamente, en yacimien-tos cuya caracterstica primordial es su monumentalidad, esperando que, de esa manera, el objeto sea suficientemente atractivo para el sujeto que lo con-templa. Sin que esta caracterizacin general deba tomarse como una crtica, s entendemos que en la mayora de los casos estas propuestas acaban siendo fallidas por diferentes motivos. Algunas de esas razones tienen que ver con que no suelen tener un carcter integral. Es decir, las acciones de difusin patrimonial se acaban cuando finaliza la visita a un yacimiento concreto y no se articulan de manera progresiva y sostenida. Otra de las razones para que las propuestas de difusin no alcancen los objetivos esperados es la poca atencin a la diversidad que posee el sujeto de la divulgacin patrimonial. Una propuesta de difusin patrimonial, que aspire a educar y formar ciuda-danos responsables con su patrimonio y a incrementar su reconocimiento y valor social, tiene que adoptar estrategias flexibles que permitan graduar las acciones de difusin patrimonial a travs, sobre todo, del sujeto.

    Es cierto que el modo de actuacin debe organizarse en funcin de las distintas caractersticas que posee el objeto en relacin al sujeto de la accin, fundamentalmente en aquello que se vincula con el estado de conservacin,

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    la fragilidad, accesibilidad, complejidad y monumentalidad6. Sin embargo, ms diversidad presenta el sujeto de la difusin patrimonial y pocas veces se ha reflexionado sobre esta cuestin. Se deben tener en cuenta diferentes aspec-tos, entre los que una perspectiva realista destacara el grado de inters pre-vio como referencia fundamental. Junto a este aspecto existen muchas otras caractersticas que pueden segmentar al sujeto de la difusin para lograr una socializacin del patrimonio efectiva y entre los que habra que indicar, sin nimo de exhaustividad, el nivel de conocimientos previos, la capacidad fsica, la autonoma social y el origen. Solamente atendiendo a estos elementos puede plantearse una combinacin de criterios para poder elegir qu elementos patri-moniales son los ms adecuados para determinados segmentos de la sociedad. Por ejemplo, y en relacin al nivel de inters previo, el grado de accesibilidad a un recurso patrimonial es un factor motivacional que supone la diferencia entre el xito o el fracaso de una actividad divulgativa. Con visitantes con un nivel de conocimiento medio o alto pueden realizarse excelentes acciones de difusin patrimonial con elementos arqueolgicos de poca complejidad o monumentalidad. Al contrario, para un grupo con escasos conocimientos pre-vios, la carga interpretativa necesaria para valorar un recurso patrimonial debe apoyarse en yacimientos con mayor grado de complejidad.

    De la misma manera, las actuaciones de difusin patrimonial deben tener diferente alcance segn el sujeto sea de origen local, regional, nacional o ex-tranjero. En estos ltimos casos, el nivel de inters ser (presumiblemente) alto y el grado de conocimientos (presumiblemente tambin) bajo, y las acciones patrimoniales preferentes deben basarse en la profundizacin de conocimien-

    6 En el primer caso, el estado de conservacin grada el inters del yacimiento a partir de la relacin que mantiene con su estado original. Este aspecto es relativo, ya que los factores de conservacin tambin pueden ser parte de un proceso histrico con el que explicar el devenir del yacimiento. Pero, por otro lado, la conservacin tambin es un elemento de concienciacin patrimonial de primer orden con el que hay que contar, especialmente en sus aspectos negativos. Con la fragilidad se atiende al riesgo que para un yacimiento supone su visita o su difusin, tanto para su conservacin como para la alteracin de sus contenidos cientficos. Pero este aspecto es relativo tambin, ya que puede minimizarse con ciertas actuaciones o procurando modelos or-ganizativos de divulgacin poco agresivos. Con la accesibilidad se hace referencia a la dificultad, exigencia fsica o peligrosidad que tiene un yacimiento para su visita. La complejidad permite escalonar los yacimientos en grados de inters cientfico y capacidad de explicacin histrica. Por ltimo, la monumentalidad es, tradicionalmente, el elemento ms recurrente y determinante a la hora de decidir acerca de propuestas patrimoniales y comnmente est ligada al impacto visual que ciertos yacimientos, o alguna de sus caractersticas, producen en el visitante.

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    tos a travs de la accesibilidad y la monumentalidad, y no tanto en promover la concienciacin patrimonial, que s tendr que trabajarse ms con personas de mbito regional y, especialmente, con las de origen local.

    Otro elemento que hay que tener en cuenta es la capacidad fsica y la autonoma social. Existen recursos patrimoniales que pueden revalorizarse en actividades que requieren cierto esfuerzo fsico, o que pueden integrarse junto con el disfrute de aspectos medioambientales complementarios. En el primer caso, puede conjugarse el grado de inters alto con aspectos como la fragilidad de los elementos arqueolgicos para proponer rutas y acciones di-versificadas que incluyan tambin elementos poco complejos que se utilicen para aumentar el nivel de conocimientos previos y consolidar la conciencia-cin patrimonial.

    Estas ejemplificaciones muestran la flexibilidad que tiene que existir en una poltica de socializacin patrimonial que pretenda ser realista y eficaz. Pero existen otros elementos que permiten profundizar en este camino al-canzando cotas de sostenibilidad y profundidad de mayor alcance que las ac-ciones centradas en uno o varios yacimientos. Nos referimos a la creacin de itinerarios formativos que incluyan las variables relativas al objeto y al sujeto que hemos mencionado anteriormente para que, de manera gradual, se pro-fundice en el disfrute, conocimiento y valoracin del patrimonio arqueolgi-co por parte de la ciudadana. Estos itinerarios se gradan de manera que los participantes vayan conociendo el patrimonio arqueolgico progresivamente, a travs de actividades a largo plazo que vayan asentando una concienciacin de proteccin patrimonial paralela a su conocimiento y disfrute y que, desde niveles bsicos, posibiliten la puesta en valor de elementos arqueolgicos de buena accesibilidad, escasa fragilidad, alta complejidad y monumentalidad y que puedan terminar, en los niveles ms altos, en visitas a yacimientos con valores opuestos a los anteriores7.

    En el proceso, dilatado y constante en el tiempo, el ciudadano ampla su nivel de conocimientos y de concienciacin, transformndose en un ele-mento activo y comprometido con su patrimonio, alcanzando as la palabra

    7 Estos itinerarios formativos no solo tienen el sentido de canalizar desde los niveles ms bsicos la socializacin del patrimonio, sino que se pueden crear otros itinerarios de mayor nivel previo destinado a un sector ms especializado: el cientfico. Y aunque este sector minoritario presenta pocos problemas en cuanto a su concienciacin patrimonial, s que puede servir de reclamo para potenciar la valorizacin del rico patrimonio arqueolgico aronero.

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    patrimonio su autntico valor. Desde la implementacin de esta propuesta puede contestarse afirmativamente a la eterna pregunta: Se puede proteger todo? Se puede poner en valor todo?

    Proyecto Arqueoarona/013. con-ciencia de Patrimonio

    Conscientes de las dificultades para promover un cambio de actitud en el ciudadano exclusivamente desde el mbito cientfico, y bajo los parmetros tericos anteriores, formulamos a la Concejala de Patrimonio Histrico del Ayuntamiento de Arona una propuesta global y secuenciada en el tiempo para la revalorizacin del patrimonio arqueolgico del municipio en la que se com-binara, de manera interconectada e inseparable, tanto la gestin de los bienes como su difusin y, sobre todo, su investigacin.

    Nuestra propuesta, denominada ArqueoArona/013. Con-Ciencia de Patri-monio, parte de una interpretacin realista de la interrelacin que se establece entre la ciudadana y su patrimonio y, como se indic anteriormente, nuestro objetivo final pasa por transformarla de manera positiva. No obstante, y a di-ferencia de la mayora de actuaciones realizadas desde las administraciones pblicas, entendemos que no basta con una aproximacin superficial a los ele-mentos arqueolgicos, etnogrficos, arquitectnicos o paleontolgicos presen-tes en un lugar para provocar modificaciones en la conducta de los ciudadanos.

    Es aceptado por todos que no puede emprenderse ningn programa de gestin y difusin de un elemento patrimonial sin un conocimiento adecuado de lo que se quiere presentar, explicar o ensear. Sin embargo, y aunque esta es una aseveracin asumida por la mayora de organismos con competencia patrimonial, vertebrada por ejemplo en la frase conocer para difundir, lo cierto es que, al menos en Tenerife, esta mxima suele encauzarse a travs de una sim-ple enumeracin o breve identificacin de los bienes patrimoniales que se cir-cunscriben en un territorio determinado. Es decir, se emprenden importantes esfuerzos econmicos para localizar los distintos elementos patrimoniales de un municipio que se traducen, normalmente, en documentos tcnicos donde se recopilan las ubicaciones de grabados, eras, hornos o redes de comunicacin. Estos inventarios suelen venir acompaados de descripciones muy sintticas susceptibles de acomodarse a las necesidades de planificacin territorial de quienes los encargan; estar escasamente sistematizados, en la medida en que se observan carencias importantes en cuanto a la seleccin de campos, asigna-

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    cin de criterios valorativos, o el propio registro grfico y cartogrfico; haber sido elaborados por un personal que, aunque muy comprometido, posee escasa formacin, en la medida en que muchos responsables del mbito cultural en-tienden que cualquiera puede distinguir un elemento patrimonial, utilizar un GPS para fijar su localizacin, o realizar fotografas digitales; o sufrir escasas revisiones y actualizaciones, ya que existe la premisa, profundamente asumida por muchos tcnicos, de que todos los inventarios poseen objetivos y preten-siones similares y que, obviando las repercusiones que sobre los bienes tiene el paso del tiempo, cualquier prospeccin de un municipio implica la cobertura total de dicho territorio.

    Sin considerar necesario reflexionar aqu sobre la imposibilidad real de abordar una prospeccin total de un espacio tan amplio como un municipio, y mucho menos aplicando la misma intensidad en todos sus parajes, normal-mente las labores de difusin del patrimonio histrico suelen acometerse, di-rectamente, con los datos obtenidos en el trabajo de campo. Sin valoraciones o sistematizaciones previas de la informacin, se emprenden programas de divulgacin entre la poblacin que no planifican estrategias o niveles de in-formacin adecuados a cada colectivo social, por cuanto a la ciudadana se la contempla de forma homognea y con motivaciones similares a las de aquellos que elaboran o deben gestionar los inventarios patrimoniales.

    El panorama al que se aboca con este tipo de trabajos es, en la mayora de ocasiones, poco halageo. Pese a que la Administracin obtiene con estos inventarios un incremento exponencial en el conocimiento de los bienes pa-trimoniales de un municipio, y adapta cada vez ms eficientemente los reque-rimientos legales a la gestin del patrimonio cultural, la ciudadana sigue dis-tancindose de esa realidad histrica que contribuy a crear. Como se analiz anteriormente, las consecuencias de esta relacin resultan contraproducentes para ambas partes, aunque ms perjudiciales para el patrimonio arqueolgico, por cuanto su integridad fsica depende directamente del conocimiento y valo-racin social que sobre l tienen los ciudadanos.

    Aunque respetamos y valoramos positivamente algunas de estas aproxima-ciones al patrimonio arqueolgico, consideramos que toda gestin patrimonial debe derivarse, directamente, de una argumentacin cientfica gestada bajo un corpus terico y metodolgico explcito, sustentada en lneas de investigacin con continuidad en el tiempo y que vaya ms all de la concepcin del bien patrimonial como recurso que pueda ser gestionado por cualquier tcnico de la administracin. Entendemos que es necesario acometer, previa o paralela-

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    mente a su gestin y difusin, un programa de investigacin bsica que dote a las posteriores actividades y discurso expositivo no solo de datos empricos que permitan su contrastacin, sino que cuente con explicaciones histricas que eviten la reduccin del conocimiento a simples tpicos, generalidades o a la mera aplicacin del sentido comn. Dicho programa debe estar dirigido a la transformacin de las actitudes y comportamientos de la ciudadana y, por ello, requiere de un personal con formacin especializada que no se limite a trasmi-tir conocimiento, sino que sea capaz de generar nuevas explicaciones acordes con los datos disponibles.

    En este marco de referencia, el Proyecto ArqueoArona/013. Con-Ciencia de Patrimonio se sustenta en el desarrollo de una serie de trabajos de investiga-cin encaminados a conocer los procesos histricos que afectaron a los grupos humanos que se asentaron en esta parte de la Isla. Entre los ms significativos estaran el conocimiento de los modelos de articulacin territorial que se im-plantaron en Arona y en todo el sur de Tenerife en los ms de veinte siglos de ocupacin aborigen; la aproximacin a las formas de vida y comportamiento social de esos grupos humanos; o la definicin de los cambios y transforma-ciones desencadenados tras la irrupcin de los europeos en las Islas. Pese a que estas pretensiones investigadoras desbordan cualquier proyecto de revaloriza-cin patrimonial definido a corto y medio plazo, es necesario que exista ese marco investigador general en el que se inserten las actividades planificadas y sea capaz de explicar adecuadamente los nuevos datos empricos que vayan descubrindose.

    La aplicacin prctica de esta forma de concebir el patrimonio histrico se sostiene en el despliegue simultneo y paralelo de actividades dentro del campo de la Gestin, la Investigacin y la Difusin, lo que permite generar ar-gumentos cientficos coherentes y complementarios para el correcto desarrollo del proyecto.

    Entre las actividades que ya han sido concluidas en esta primera parte del trabajo destaca, desde el punto de vista de la Gestin, la elaboracin de una base de datos que organiza de manera homognea, eficaz y actualizada toda la informacin arqueolgica generada hasta la fecha en el municipio. La apli-cacin de tecnologas de georreferenciacin en la Arqueologa ha supuesto un cambio disciplinar fundamental que ha transformado la manera de hacer,

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    entender y divulgar los estudios del pasado. Tanto en el mbito de la gestin, la difusin o la investigacin, las posibilidades que ofrece el manejar la informa-cin localizada cartogrficamente y vinculada a bases de datos con capacidad relacional son cada vez ms evidentes. Pese a que su aplicacin no se ha gene-ralizado an a toda la profesin, ya est comenzando a transformar el queha-cer cotidiano del arquelogo. Sin embargo, su utilizacin no se resume en el empleo del GPS en el trabajo de campo o en la elaboracin de bases de datos con la descripcin de los yacimientos descubiertos. Las posibilidades que ofre-cen los denominados Sistemas de Informacin Geogrfica (S.I.G.) superan la mera localizacin de los datos o su plasmacin grfica. Aunque es cierto que los mapas de distribucin permiten traducir dichos datos de manera didctica, y que por ello resultan esenciales en las publicaciones cientficas y divulgativas, la capacidad generadora de informacin novedosa a partir de datos preexisten-tes es la caracterstica primordial de estas nuevas tecnologas.

    Para este proyecto se ha diseado un soporte informtico que unifica una documentacin heterognea, generada por diversas instituciones y que, por di-versas causas, no estaba al servicio de la administracin municipal. Con ella se ha conseguido, no solo facilitar la gestin de los bienes arqueolgicos por parte de los tcnicos responsables, sino dar respuesta rpida y adecuada a las exigencias y necesidades de informacin que requiere una institucin como el Ayuntamiento de Arona. Igualmente, la homogeneizacin de la documenta-cin ha asegurado la constatacin real de los bienes patrimoniales que compo-nen la base de datos, pues todos los yacimientos conocidos han sido visitados, fotografiados y valorados en funcin de la informacin disponible, verificando su cronologa y la evolucin patrimonial que han experimentado. Actualmente, esta base de datos cuenta con la informacin de los 2158 yacimientos conocidos en Arona, organizados mediante variables valorativas que facilitan la gestin actual y futura del patrimonio arqueolgico gestionado por la corporacin mu-

    8 Cifra resultante del anlisis de los yacimientos localizados en todos los inventarios y trabajos tcnicos anteriores. Es necesario indicar que, en ocasiones, el cmputo de algunas de estas prospecciones se ha visto reducido como consecuencia de la desaparicin de algn enclave, del empleo de criterios de anlisis diferentes o a errores de adscripcin cultural. De los 215 yacimientos arqueolgicos inventariados, 3 son cuevas sepulcrales, 9 de hbitat, 7 estaciones de canales y cazoletas, 22 de grabados rupestres y 174 dispersiones de material en superficie de diversas tipologas (de pequeas o grandes dimensiones, asociadas o no a estructuras, etc.).

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    nicipal, permitiendo adems su tratamiento estadstico9. A diferencia de estu-dios anteriores, junto a los datos generales, afecciones actuales y valoraciones in situ del yacimiento, se incorporan las correspondencias y descripciones rea-lizadas en anteriores trabajos sobre dichos enclaves con el fin, no solo de reunir la totalidad de la informacin disponible, sino con la pretensin de convertir la base de datos en una herramienta de gestin futura susceptible de ser constan-temente actualizada. Se ha intentado simplificar en lo posible su sofisticacin tcnica, creando as un instrumento de fcil manejo que requiere de un nivel de formacin bsico (orientado al personal de administracin base). As, e in-dependientemente de quien se responsabilice en el futuro de las competencias de gestin patrimonial dentro de la corporacin municipal, se dispondr de una documentacin homogeneizada susceptible de ser consultada de forma rpida y efectiva.

    Paralelamente a este trabajo de sistematizacin de la informacin dispo-nible, y desde el marco de la Investigacin, se ha acometido la redaccin de un informe que analiza y reflexiona crticamente sobre la situacin actual de los yacimientos arqueolgicos de Arona. Dicho estudio plantea: una catego-rizacin tipolgica de los distintos yacimientos arqueolgicos existentes; la valoracin de la situacin patrimonial global, y especfica, de todos los bienes arqueolgicos del municipio; la propuesta de una serie de estrategias tericas y metodolgicas que permitan la difusin, conocimiento y transformacin de las actitudes de la ciudadana ante el patrimonio; y el desglose, tras su delimitacin y anlisis sectorial, de las condiciones y posibilidades de puesta en valor del patrimonio arqueolgico de Arona.

    Su finalidad, por tanto, ha sido la de ofrecer una descripcin precisa y ac-tualizada del patrimonio arqueolgico del municipio, una valoracin de su es-tado de conservacin, de sus posibilidades de puesta en difusin y de las afec-

    9 Son variables interrelacionadas que tienen que ver con criterios de tipo cientfico, cul-tural, social y econmico. En funcin de la relevancia numrica obtenida al aplicar esta matriz sobre un amplio espectro de yacimientos es posible discriminar y jerarquizar, entre el conjunto de bienes patrimoniales, aquellos de mayor relevancia y con mejores posibilidades de difusin y divulgacin por parte del Ayuntamiento de Arona. Para seleccionar dichos enclaves susceptibles de ser presentados ante el pblico, es necesario abordar el anlisis y descripcin de cada uno de los yacimientos arqueolgico a travs de ndices numricos como su estado de conservacin, su monumentalidad, su representatividad en relacin a otros elementos del registro, la diversidad o singularidad de las unidades estructurales que lo componen o, entre otros, el nivel de fragilidad que muestran ante la presencia de grupos de visitantes.

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    ciones que lo amenazan. El documento detalla la prioridad de actuaciones con respecto a los bienes peor conservados, y se infieren criterios objetivos y eco-nmicamente viables para desarrollar actuaciones de proteccin, divulgacin y revalorizacin patrimonial. Pero entendiendo que el mayor peligro que acecha al patrimonio arqueolgico es el abandono que produce su desconocimiento y su escasa relevancia social, ya que los fundamentos de esta propuesta se basan en aceptar y asumir esa realidad para poder transformarla.

    Este informe valorativo se est complementando con la prospeccin ar-queolgica que venimos desarrollando en la actualidad. Pese a que con ante-rioridad se realizaron estudios intensivos para la localizacin de yacimientos en el trmino municipal, la mayora de estos trabajos se han centrado en zonas especficas, dejando de lado sectores importantes que, por no sufrir excesiva presin urbanstica o quedar fuera de hipotticas zonas de poblamiento en la antigedad guanche, siguen ofreciendo un vaco de yacimientos significativo. Entre ellas destacan, por ejemplo, las zonas de invernaderos localizadas entre Guargacho y Las Galletas, los llanos interiores del Valle de San Lorenzo, o la alta mediana de Arona caracterizada por lomos de mayor pendiente y elemen-tos orogrficos destacables como el Roque de Jama, el cual aglutina un nmero de yacimientos inusitadamente alto y desconocido hasta la fecha. As, y a falta de concluir el trabajo de campo, se han identificado 151 nuevos yacimientos de los que 6 son cuevas sepulcrales, 14 de hbitat, 12 estaciones de canales y cazoletas, 18 de grabados rupestres y 101 dispersiones de material en superficie de diversas tipologas (de pequeas o grandes dimensiones, asociadas o no a estructuras, etc.).

    Finalmente, y desde el punto de vista de la Difusin, entre las actividades desarrolladas, y ya concluidas, se encuentra la elaboracin del contenido de una exposicin de carcter itinerante sobre el patrimonio arqueolgico de Arona, en la que se aborda explcitamente la problemtica social asociada a su gestin y se reflexiona sobre el papel de la ciudadana en su conservacin.

    La consecuencia directa de la filosofa que articula el proyecto se observa ms claramente en este aspecto divulgativo, en la medida en que la propuesta del contenido discursivo no puede realizarse al margen del desarrollo de las actividades de Investigacin y Gestin, y que fuera de esta relacin no tiene ningn sentido ni funcin perdurable alguna. La materializacin ms eviden-te de esta interdependencia se refleja en que los contenidos de la exposicin se generan a partir de las actividades de investigacin sobre el repertorio de materiales y las tipologas y realidades arqueolgicas disponibles. Es decir, los

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    contenidos de la exposicin parten de las tipologas arqueolgicas ms repre-sentativas en el municipio, de aquellas que por su singularidad destacan por sus valores cientficos y/o patrimoniales.

    Adems, la lnea discursiva de la exposicin est orientada por las activi-dades de gestin, que informan de la situacin patrimonial real de los bienes arqueolgicos del municipio, tanto de su estado de conservacin como de su potencialidad para su puesta en valor, as como de los factores sociales que influyen o determinan esa situacin patrimonial. La importancia de esta lnea discursiva se justifica en que el objeto fundamental de la exposicin no es el pasado aborigen del municipio, ni los objetos arqueolgicos en s mismos. La finalidad bsica es ahondar en la relacin entre el ciudadano y su patrimonio arqueolgico, mostrando sus contradicciones, potencialidades y limitaciones. Por tanto, el objetivo de la exposicin no es describir una situacin sino con-tribuir a transformarla.

    Esta aspiracin requiere que el rol del visitante sea activo y que no se limite a recibir una informacin visual y textual. Esta actitud dinmica se canaliza a travs de tres elementos esenciales. Por un lado, los recursos materiales, que se organizan de tal manera que exigen una actitud despierta y activa del visitante. En segundo lugar, la exposicin requiere algunas sencillas actividades, ya sean intelectuales o manuales, que implican una decisin, una toma de postura o una reflexin. En tercer lugar, se solicita al visitante cierta complicidad para hacer funcionar adecuadamente parte de la exposicin. Estos tres aspectos (contenidos, lnea discursiva y papel activo del visitante), aspiran a lograr un grado de transformacin personal al terminar el recorrido de la exposicin.

    Conclusiones

    El patrimonio arqueolgico de Arona se caracteriza por su extraordinaria riqueza. Esta importancia se revela tanto en sus aspectos cuantitativos, con una cantidad y concentracin muy importante de enclaves arqueolgicos distribui-dos a lo largo de su extensin municipal, como en sus elementos cualitativos, con unas impresionantes estaciones rupestres y una excelente representacin del asentamiento en superficie como elementos ms destacables. Dicha in-formacin ha sido proporcionada por numerosas actuaciones arqueolgicas, y materializada jurdicamente en la declaracin de diversos conjuntos arqueol-gicos como Bienes de Inters Cultural (BIC) con categora de Zona Arqueo-

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    lgica. Sin embargo, y contradictoriamente a esta abundancia de informacin, no se han desarrollado propuestas de difusin patrimonial que pongan en valor este recurso cultural y planteen una vinculacin efectiva entre la ciudadana y su patrimonio arqueolgico. Ms an, sigue existiendo un abismo entre la documentacin cientfica y tcnica atesorada por las administraciones pblicas y el conocimiento que, actualmente, posee la inmensa mayora de la ciuda-dana. Las consecuencias de esta relacin son contraproducentes para ambas partes, pero son especialmente perjudiciales para el patrimonio arqueolgico, por cuanto su conservacin depende fundamentalmente del conocimiento y valoracin social que sobre l tienen los ciudadanos.

    Conscientes de ello, venimos desarrollando un amplio programa de revalo-rizacin patrimonial para la Concejala de Patrimonio Histrico del Ayunta-miento de Arona que se sustenta en el despliegue de una lnea de investigacin bsica que articula el resto de actuaciones de gestin y difusin patrimonial. Entre las actividades ya concluidas destacan, desde el marco de la Divulgacin, la realizacin de una exposicin sobre el patrimonio arqueolgico de Arona, la problemtica asociada a su gestin y el papel de la ciudadana en su con-servacin. Desde la Gestin, la elaboracin de una base de datos que aglutina de manera homognea, eficaz y actualizada toda la informacin arqueolgica generada en el municipio con el fin de facilitar la labor de los tcnicos de la administracin local. Y desde el mbito de la Investigacin, la redaccin de un informe sobre la situacin actual de los yacimientos arqueolgicos de Arona, su evolucin y una prospectiva acerca de sus condiciones de conservacin. Como puede observarse, todas estas actividades, confeccionadas paralelamente, pro-ponen diferentes lneas de actuacin para la revalorizacin social del patrimo-nio arqueolgico que destacan por su versatilidad y adecuacin a los objetivos deseados.

    Creemos que es necesario ahondar en este tipo de trabajos, no solo por el inters que despierta el estudio del pasado en Canarias, sino por las repercu-siones patrimoniales que puede suponer en la conservacin de dicho recurso cultural. Bajo la perspectiva aqu planteada es posible concebir y disear los proyectos y actividades sobre el Patrimonio Cultural como un ciclo completo de accin global. De este modo, los resultados derivados de una investigacin que evale la significacin histrica de los bienes culturales se pueden reorien-tar para transformar ese conocimiento en una herramienta til para la gestin de dichos bienes, con la finalidad ltima de que reviertan en la sociedad y puedan ser disfrutados por la ciudadana.

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    Y es en este contexto en el que hay que manejar los criterios que deciden dnde hay que invertir el dinero destinado a polticas patrimoniales, y que vayan ms all de su mera proteccin legal. Al margen de actuaciones condi-cionadas por factores de urgencia, o las impuestas por los valores de fragilidad de determinados yacimientos, en una poltica de atraccin del sujeto sobre el objeto como la aqu planteada, la inversin debera recaer en aquellos yaci-mientos, o en aquellas acciones, que puedan incrementar el inters de la mayo-ra social sobre el patrimonio arqueolgico. En este sentido, los niveles altos de accesibilidad, monumentalidad y conservacin de un enclave sern elementos decisivos que discriminen qu yacimientos se deben poner a la cabeza de las inversiones, pues sern aquellos que permitan modificar e incrementar al alza los niveles bajos de inters. Sin embargo, hay que recalcar una vez ms que est inversin no debe venir dada por las caractersticas intrnsecas de estos yaci-mientos, sino por el potencial papel de dinamizacin que deben llevar a cabo. Las acciones de revalorizacin que se ejecuten sobre esos enclaves tienen que idearse de manera que funcionen como una plataforma desde la cual se enlacen actividades que profundicen en el conocimiento y revalorizacin del conjunto patrimonial, y no solo de sus elementos ms espectaculares.

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    Figura n 4: Escombros y basuras en yacimientos arqueolgicos de Arona

  • III Jornadas de Historia delSur de Tenerife

    Candelaria Arafo Gmar Fasnia AricoGranadilla de Abona San Miguel de Abona

    Vilaflor Arona Adeje Gua de Isora Santiago del Teide

    Las III Jornadas de Historia del Sur de Tenerifetuvieron lugar en Arona

    durante el mes de noviembre de 2013

  • D. Francisco Jos Nio RodrguezAlcalde-Presidente Del Ayuntamiento De Arona

    Da. Eva Luz Cabrera GarcaConcejal de Patrimonio Histrico del Ayuntamiento de Arona

    Coordinacin acadmica de las jornadas:Da. Carmen Rosa Prez BarriosD. Manuel Hernndez GonzlezDa. Ana Mara Quesada Acosta

    D. Adolfo Arbelo Garca

    Coordinacin tcnica de las jornadas:Da. Ana Sonia Fernndez Alayn

    Concejala de Patrimonio Histrico. Ayuntamiento de Arona

    EDICIN: Llanoazur Ediciones

    ISBN: 97-84-930898-1-8DL: TF 217-2015

  • ndice

    Manuel Hernndez Gonzlez. Ponencia marcoEmigracin surea a Venezuela (1670-1810) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

    Carlos Perdomo Prez, Francisco Prez Caamao y Javier Soler Segura

    El patrimonio arqueolgico de Arona (Tenerife) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51

    Elisa lvarez Martn, Leticia Garca Gonzlez y Vicente Valencia Afonso

    El patrimonio etnogrfico de Adeje: Aspectos generales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73

    Jos Antonio Gonzlez Marrero Las relaciones de parentesco generadas por una familia de esclavos de Arico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95

    Jos Mara Mesa Martn El beneficio de Isora, nuevas aportaciones a la administracin y jurisdiccin religiosa del suroeste de Tenerife: Gua de Isora-Santiago del Teide . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107

    Belinda Rodrguez Arrocha El ejercicio de la justicia en el sur de Tenerife en la Edad Moderna (siglos XV-XVIII) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125

    Aarn Len lvarez y Luana Studer VillaznLa Segunda Repblica y la Guerra Civil en la memoria de un militante socialista: el caso de lvaro Faria Rodrguez. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143

  • Carmen Rosa Prez Barrios La epidemia de clera de 1893 en el Sur de Tenerife. Intervencin de Juan Bethencourt Alfonso y Eduardo Domnguez Alfonso . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165

    Sergio Cabrera AlaynArona (1923-1931). Un modelo de sociedad finicaciquil de base jornalera . . . 189

    Alberto J. Bez GarcaElecciones locales de 1979 en el sur de Tenerife: regeneracin democrtica y eclosin en la participacin poltica municipal . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207

    Javier Dniz Pez y Rafael Becerra RamrezGeoturismo en volcanes litorales del sur de Tenerife: Montaa Amarilla, Montaa Roja y Montaa Escachada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 221

    Carla Marti RomeroEstudio comparativo del modelo iconogrfico del aborigen canario en la Reserva Ambiental San Blas y en el Parque Etnogrfico Pirmides de Gmar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235

    Adrin Valern Hernndez Abad Imaginera y riesgo en los barrancos del sur de Tenerife. Un binomio entre montaas, ficcin, y escenarios de juego . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 251

    Mara Ftima Fernndez Prez Percepcin de la imagen turstica de Los Cristianos (Arona-Tenerife) . . . . . . 261

    Ana Mara Quesada Acosta. Ponencia marcoMemoria y concepto. La escultura pblica en el Sur de Tenerife . . . . . . . . . . . . . . . 273

    Jos Lorenzo Chinea CceresTcnica y obra. La escultura de Javier Eloy Campos Torres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 309

    Francisco Javier Castro Molina Leprosera de Abades: arquitectura, sol y aislamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 333

    Gerardo Fuentes Prez El Llano de la Magdalena: un frustrado proyecto arquitectnico . . . . . . . . . . . . . 357

  • Juan Alejandro Lorenzo Lima De una efigie en su coyuntura creativa e histrica. La Virgen de Candelaria tras el aluvin de 1826. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 379

    Manuel Jess Hernndez GonzlezContribucin a la retablstica pintada del siglo XVIII. Algunos ejemplos en el Sur de Tenerife . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 403

    Carlos Castro BrunettoLa exaltacin de San Antonio de Padua y el arte en Granadilla . . . . . . . . . . . . . . 423

    Ana Sonia Fernndez Alayn Anlisis patrimonial de Arona [casco] tras su declaracin de Bien de Inters Cultural con la categora de Conjunto Histrico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 443