el papel de los medios de comunicación en la elección ... · la lectura del iv informe de...

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Gerardo Parra Hernández Betsabé Guillen Pasillas 1 El papel de los medios de comunicación en la elección presidencial. ¿Democracia o mediocracia? ”La información es como un misil no inteligente, que jamás encuentra su objetivo (ni, ¡lamentablemente!, su antimisil) y que por lo tanto se estrella en cualquier sitio, o se pierde en el vacío, en una órbita imprevisible, donde gravita eternamente bajo forma de residuo.” 1 Introducción: Nosotros y la información La proliferación de los medios de comunicación, a los que, por otro lado, tenemos acceso la gran mayoría de la población ha contribuido a la consolidación de una sociedad más informada, y en consecuencia, mejor preparada para la elección y el ejercicio del voto. Nada más falso. Sucede que sólo nos ha dado esa impresión a un segmento de la población que tenemos acceso ilimitado a internet y a los grandes flujos de información que llegan al receptáculo de nuestra bien entrenada mente. Nuestra mente pasiva, receptora, una mente de la que bien nos valdría preguntarnos, asistidos por la psicología y otras disciplinas, el impacto que le acarrea en materia de desarrollo u obstrucción de los procesos naturales. Baudrillard nos advierte “…el contrasentido total es convertir el cerebro en un receptor, en una terminal sináptica, en una pantalla de imaginería cerebral en tiempo real…” 2 , ciertamente Jodorowsky los ha llamado creadores de enfermedades, provocadores de tragedias. 3 Si bien los medios de comunicación por naturaleza se pueden definir como instrumentos mediante los cuales se comunica de forma masiva, siendo la manera más eficaz y rápida de transmitir un mensaje pues son las herramientas con las que las personas, los miembros de una sociedad o comunidad se enteran de lo que sucede a su alrededor a nivel económico, social, político, sin embargo esta definición solo es palabra muerta frente al gran “monopolio” comunicador mexicano (con sus honrosas excepciones). 1 Baudrillard, Jean, La guerra del golfo no ha tenido lugar, Ed. Anagrama, España, 1991. Pág. 38. 2 Baudrillard, Jean, ¿Por qué todo no ha desaparecido aún?, Ed. Libros del Zorzal, Argentina, 2009. 3 La Jornada (07.07.2007)

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Gerardo Parra Hernández Betsabé Guillen Pasillas

1

El papel de los medios de comunicación en la elección presidencial.

¿Democracia o mediocracia?

”La información es como un misil no inteligente, que jamás

encuentra su objetivo (ni, ¡lamentablemente!, su antimisil) y que

por lo tanto se estrella en cualquier sitio, o se pierde en el vacío, en

una órbita imprevisible, donde gravita eternamente bajo forma de

residuo.”1

Introducción: Nosotros y la información

La proliferación de los medios de comunicación, a los que, por otro lado, tenemos acceso la

gran mayoría de la población ha contribuido a la consolidación de una sociedad más

informada, y en consecuencia, mejor preparada para la elección y el ejercicio del voto.

Nada más falso. Sucede que sólo nos ha dado esa impresión a un segmento de la población

que tenemos acceso ilimitado a internet y a los grandes flujos de información que llegan al

receptáculo de nuestra bien entrenada mente. Nuestra mente pasiva, receptora, una mente

de la que bien nos valdría preguntarnos, asistidos por la psicología y otras disciplinas, el

impacto que le acarrea en materia de desarrollo u obstrucción de los procesos naturales.

Baudrillard nos advierte “…el contrasentido total es convertir el cerebro en un receptor, en

una terminal sináptica, en una pantalla de imaginería cerebral en tiempo real…”2,

ciertamente Jodorowsky los ha llamado creadores de enfermedades, provocadores de

tragedias.3 Si bien los medios de comunicación por naturaleza se pueden definir como

instrumentos mediante los cuales se comunica de forma masiva, siendo la manera más

eficaz y rápida de transmitir un mensaje pues son las herramientas con las que las personas,

los miembros de una sociedad o comunidad se enteran de lo que sucede a su alrededor a

nivel económico, social, político, sin embargo esta definición solo es palabra muerta frente

al gran “monopolio” comunicador mexicano (con sus honrosas excepciones).

1 Baudrillard, Jean, La guerra del golfo no ha tenido lugar, Ed. Anagrama, España, 1991. Pág. 38.

2 Baudrillard, Jean, ¿Por qué todo no ha desaparecido aún?, Ed. Libros del Zorzal, Argentina, 2009.

3 La Jornada (07.07.2007)

Gerardo Parra Hernández Betsabé Guillen Pasillas

2

Tal vez las definición correcta para quienes tenemos una visión más amplia sobre la

información o para quienes no fuimos devorados por la omnipresente Televisión

corresponde a los medios de comunicación como el gran carruaje de manipulación social

mediante el cual los grandes poderes, de nuestro beneplácito sector oligárquico, se hacen

escuchar; obteniendo un resultado benéfico mientras que para el otro sector; que

curiosamente son las masas, en ocasiones nos hacen pensar que es beneplácito ante el

realmente perjudicial efecto que en el produce, engañándonos y apoderándose de nuestras

vidas.

Por ello, no podemos menospreciar el debate que deberá encenderse acerca del papel de los

medios de comunicación en cuanto a instituciones privadas que poseen la capacidad de

lucrar mediante la producción de artículos reproductores de ideología, menuda tarea si se

piensa que pueden inclinar la balanza a uno u otro lado, manipular y maleducar a las masas,

pervertir las cualidades humanas. Tampoco podemos ignorar que ese necesario debate y

reformulación de los medios masivos de comunicación tiene un entrañable vínculo con un

problema recalcitrante que no conoce de fronteras, no es privativo del Estado mexicano y

se encuentra inserto en la agenda internacional, esto puede ser definido de diversas maneras

aunque en el sentido más general se refiere al desplazamiento o transferencia del poder

político hacía la orbe del poder fáctico económico. Dicho fenómeno ha sido advertido por

diversos estudiosos, Jalife- Rahme4 lo destaca como tema central del Foro Global de Davos

en 2007. Destaca así mismo la magnitud de las empresas ahí reunidas que equivalen a 12

trillones de dólares, cifra cercana al valor de toda la economía de los Estados Unidos. Ello

nos habla de un grupo que detenta un poderío fáctico incuestionable que ya ha

transfigurado el poder político. En el caso de México, la cosa no es diferente, los grandes

capitales controlan las grandes industrias y los quehaceres estratégicos como las

telecomunicaciones y los medios de comunicación. No hace falta decir que se acoplan de

manera cínica a las demandas de los tenedores del poder político, ni que estos últimos

trabajan en complacencia de los primeros. La cosa es que el asunto se nos va de las manos,

la élite dominante construye para sí, un mundo en el que no cabemos, un mundo inmoral de

incertidumbre en el que la única cosa segura es la continuación del avance hacía la

acumulación de capital y poder. El avance de la exclusión y de la marginación.

La televisión ha jugado su rol político a la perfección dado que la sociedad mexicana se ha

convertido en un ser hipersensible ante ella, la televisión sabe que el espectador es incapaz

de retener la información, cualquiera que sea su tipo debido al incesante bombardeo, ya que

4 Véase Jalife- Rahme, Alfredo, Hacia la desglobalización, Jorale Editores, México, 2007.

Gerardo Parra Hernández Betsabé Guillen Pasillas

3

esta información carece de elementos por que ha sido seccionada o mutilada, a la que

muchos han llamado la era de la noticia express, predominando así la forma de la noticia al

instante y causar una mayor relevancia si la noticia es emitida de forma inmediata y para

darnos cuenta solo basta ver un programa de noticias en cualquiera de sus emisiones para

comprobar que la verdadera esencia del periodismo ha sido encarcelada en un calabozo, en

el cual en pocas ocasiones se filtra un rayo de luz pero esté al final del día se vuelve a

ocultar por la tinieblas oligárquicas, y en consecuencia causar un relevante impacto visual o

por lo contario la falsedad de la noticia (sic). El texto sin contexto, la burla al

estructuralismo.

La reproducción de la cultura televisiva

“La televisión hace mucho bien como fuente de información, como factor de cohesión y

como refuerzo de la democracia. El peligro de la semilla de violencia está en una televisión

que narcotice al niño, que fomente estereotipos discriminatorios, que no alimente entre los

jóvenes la necesidad de apreciar la vida, la compasión por el sufrimiento ajeno, que no

estimule la capacidad humana de ponemos en el lugar del otro.”5

Para el psiquiatra Luis Rojas Marcos, la televisión es un elemento de cohesión que puede

coadyuvar a la consolidación de la democracia, sin embrago, advierte de los serios peligros

que el contenido de ésta pude significar

de aquí que debemos que hacer una diferencia

entre información, desinformación y manipulación.

La información la podemos entender como el conjunto de datos y/o elementos procesados,

obtenidos a través de un análisis, los cuales incluyen un mensaje cambiando el estado de

conocimiento del sujeto, ósea que para informar verazmente el comunicador debe de hacer

una retrospectiva de dicha noticia. Por lo que corresponde a la desinformación se puede dar

por falta de celo profesional y otras cosas imputables al canal, pero en la manipulación

existe toda la intención de asaltar el principio ético profesional, de incidir de manera

significativa en la opinión y las acciones del televidente aunque para ello se sacrifique la

verdad.

Ahora veamos si Doña Televisión informa, desinforma o manipula; pero enfoquémonos en

lo que de verdad nos importa, tal vez tengamos que hacernos la siguiente pregunta ¿Existe

la teledemocracia en México? Cuando hablamos de democracia entendemos como la

doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno y también al

5 Luis Rojas Marcos en entrevista. El país (18.09.1995)

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mejoramiento de la condición del pueblo, pero esta no se limita a su forma política sino que

también a su forma social, se puede definir como un estilo de vida basándose en el respeto

de la dignidad humana, la libertad y los derechos de todos y todas quienes formamos parte

de una comunidad.

Ahora bien, sabemos que la Televisión Mexicana juega un papel muy importante en la

democracia aunque muchas veces o mejor dicho la mayoría de éstas, nuestra querida y

muy pero muy adorada Televisión no ha sido participe de ella pues se ha empeñado en

favorecer a un pequeño grupo de personajes que casualmente controlan el poder político y

económico de nuestro país, y es que no es solo ahora sino que ha sido fiel a sus verdaderos

“principios éticos” feroces y voraces, los cuales se definen en la siguiente frase de nuestro

casi Dios El Tigre -“Nosotros estamos en el negocio del entretenimiento y de la

información, y podemos educar pero fundamentalmente entretener, México es un país de

una clase modesta muy jodida, para la Televisión es una obligación llevar diversión a esa

gente y sacarla de su triste realidad y de su futuro difícil”- , es que sólo basta con mirar

hacia el pasado y ver los inicios de nuestra emblemática y patriota televisión y no hay que

retroceder demasiado tiempo sino situarnos en Septiembre 1° de 1950, día en que se

transmite el primer programa, ¿el evento? La lectura del IV Informe de Gobierno del

Presidente de México Lic. Miguel Alemán Valdés, a través de la señal de XHDF-TV canal

4 propiedad de la Familia O’Farril y posteriormente adquirida por XEW-TV; Miguel

Alemán Valdés fuel el primer presidente del PRI, con el se inaugura una relación novelesca

con este medio masivo de comunicación, -y tal y como sucede en las telenovelas la pareja

se enamora, llega el antagonista y se distancian pero ahora con su gran reencuentro vivirán

felices para siempre, ¿o no?

Nuestra televisión –deberíamos de inventar un saludo a la televisión para que cada que

pasemos frente a sus instalaciones le hagamos reverencias o la saludemos, así como le

hicimos con la bandera tricolor- ha tenido una injerencia omnipotente en todas las clases

sociales; aristocracia, burguesía nacional, pequeña burguesía, obreros, campesinos – perdón

pero con eso de la reconquista española- ósea en Ricos y Pobres (si, pobres mexicanos), se

enajeno en vendernos, de la misma forma en que lo han hecho sus clientes, un producto

chatarra pero este no es un producto que nos pueda facilitar el aseo en casa, saciarnos la

sed, darnos energía o satisfacer nuestro antojambre –tampoco los instintos sexuales-, Pocos

fueron los que se dieron cuenta de que aquel era un producto chatarra porque la Tele se

vendió como todo lo demás, se vendió como el producto que no te puede faltar para estar a

la moda, como el producto que tienes que traerlo adherido para ser el centro de atención,

como el producto al que le tienes que dar apapacho cuando está triste, el producto que

necesitamos para ser felices, pero nunca nos dijeron que no debe dejarse al alcance de los

niños porque contiene plomo, no dijeron que el producto también puede ser alcancía o

Gerardo Parra Hernández Betsabé Guillen Pasillas

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puede provocar alergia a las mujeres, la tele se vendió a partir de lisonjas y un

hiperbombardeo de la imagen del producto al cual se le adhirieron espacios en todos los

módulos de información; noticieros, espectáculos, entretenimiento, espacios deportivos,

culturales, programas que irónicamente la gente acostumbra ver y a los cuales lisonjea.

Las personas están en todo su derecho y libertad de elegir el programa que deseen pero

deben de tomar en cuenta que la forma en que son informadas jamás podrán formarse un

verdadero juicio ante alguna noticia; pero al mexicano le han arraigado de tal manera la

Televisión que han logrado cumplir su objetivo de hacerles olvidar su difícil futuro, y lo

peor, se la han creído, el mexicano de hoy vive con la esperanza de que algún día llegue su

amada Dulcinea – o la Gaviota- o su amado Edmundo Dantes –o el muñeco- para ser

felices, y sigue soñando en que pronto les sonreirá la fortuna y se harán millonarios, o lo

peor de todo que un producto chatarra representa la identidad Nacional, pues el producto de

hoy, señoras y señores, acérquense para no dejar de verlo, es nada más y nada menos que

el Candidato del Partido Revolucionario Institucional –aunque suene chusco- a la

Presidencia de la República Lic. Enrique Peña Nieto, nuestro gran representante popular

quien ha sido beneficiado por la gran mayoría de los medios de comunicación

principalmente por la Televisión que se valió de todas las artimañas posibles para imponer

a un, sino es que el mejor, exponente del salinismo en la silla presidencial, pero no

solamente se encargaron de enaltecer su imagen a nivel nacional sino que al mismo tiempo

en que se hablaba bien de este “candidato” se encargo de desprestigiar al candidato de la

fuerzas Progresistas, quien en verdad si es un represéntate popular, mediante injurias y de

esta forma darle un aspecto negativo y de peligro para la sociedad. Y vengan a ver, señoras

y señores, vengan a ver al caos encarnado, al peligro de la nación, al subversivo incitador.

Y es que no fueron solamente los buenos comentarios hacia el “candidato” preferido y al

mismo tiempo los malos hacia quien según ellos no le conviene al pueblo Mexicano, sino

que también se utilizaron toda clase de artimañas como lo fueron las encuestas amañadas

siempre favoreciendo al “candidato” del PRI y por una amplia diferencia con respecto a los

demás candidatos y hasta un partido de futbol exactamente a la misma hora en que se

transmitía el primer “debate presidencial”, así como comentarios de sus fieles vasallos. ¿Y

qué más podemos esperar del poder? Acérquense mejor ciudadanos y ciudadanas a ver la

solemne marcha del poder que advertía el subcomandante insurgente Marcos, vea usted al

gobierno que no habrá de representarle, vea usted al gobierno-que-representa-a-la-ley-que-

representa-al-gobierno-que-representa- a-la-ley y así infinitamente para buscar su

legalidad ante la ausencia de legitimidad. Pues muy bien pregona Marcos, y no

precisamente en televisión “El mexicano común y corriente, para saber de la marcha de la

economía no deberá fijarse en su salario, en su poder adquisitivo, en su estabilidad laboral

Gerardo Parra Hernández Betsabé Guillen Pasillas

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o financiera, o en su nivel de vida. En lugar de eso deberá atenerse a las declaraciones de

funcionarios… ¡de otros países o de organismos internacionales!”6

El mexicano común y corriente que sobrevivió al proceso electoral ha encontrado contento

y satisfacción en el discurso televisivo: “Mire usted a la democracia, mire usted una jornada

sana, mire usted que los observadores internacionales dijeron que aquí no pasa nada, mire

las instituciones a su merced, mire reconfortado, mire indiferente, mire, mire, mire” Mire

pero no se dé cuenta, mire pero no se atreva a voltear allá, si, allá donde el poder

oligárquico termina, allá donde empieza la evidencia y se vuelven obscuros y lodosos los

rostros PRI. Al mexicano común y corriente no le importa, se deja convencer, quiere que lo

dejen en paz, quiere que el descontento social se siga ocultando, que siga ausente de las

noticias de las 9, que no aparezca. Su indiferencia le brinda la ilusión de ser especial, y no

vacila en emitir una opinión cobarde, “Si los del IFE ya dijeron que todo fue a la buena”

“Ya que se callen esos que no saben perder”

Hombres y mujeres, ¿Quién ha de callarse? ¿Quién ha de resignarse a ver morir al

mexicano común y corriente? ¿Quién ha de matarlo?

Es cierto que todos tenemos derecho a la libertad de expresión así como libre albedrio para

elegir a quien consideramos la mejor opción para que nos gobierne, por lo tanto los dueños

de la Tele pueden ejercer este derecho inalienable; pero a lo que jamás tendrán derecho es a

querer imponer a un “candidato” en la silla presidencial.

“Los dueños de las televisoras tienen todo el derecho de hacer lo que quieran y poner lo que

deseen por eso son los dueños”. El artículo 27 constitucional establece que el Estado tiene

la propiedad originaria de las tierras y aguas y su dominio es inalienable e imprescriptible,

y en el artículo primero de la Ley Federal de Radio y Televisión se amplía el dominio del

espacio territorial al “medio en el que se propagan las ondas electromagnéticas”. El espacio

en el que circulan las señales de radio y televisión es, en consecuencia, de dominio

exclusivo de la nación y es, por lo tanto, un bien público.

Pero esto no sucede en México, aunque es en la Constitución Política de los Estados

Unidos Mexicanos donde se encuentra el artículo 27 –no inventamos nada, pero sabemos

que es escritura muerta- la verdad es que en México se ha monopolizado la Tele y el

6Subcomandante Insurgente Marcos, “México: la luna entre los espejos de la noche y el cristal del día”, en

Octavio Rodríguez Araujo (Coord.) Transición a la democracia, Diferentes perspectivas, La jornada Ediciones/ Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades UNAM, México, 1996. Pág. 219.

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control que ella ejerce sobre la sociedad es monstruosa y peor aún, los que controlan a Tele

representan a la minoría, representan a los que se sientes dueños y amos de nuestra patria.

La Televisión viene creando desde hace décadas modelos, estereotipos o prototipos que son

asumidos por la sociedad como patrones o normas de conducta, por ejemplo, la imagen

difundida por al canon de belleza y del cuerpo perfecto en las pasarelas –“telenovelas”- de

moda se convierten en el modo a seguir por millones de mexicanos –niños, jóvenes,

adultos, ancianos- llegando a crear grandes enfermedades como la anorexia, la bulimia

compulsiva por imitar ese canon de perfección o para olvidar que somos de una clase muy

jodida y olvidar nuestro difícil futuro. Así la Tele ha desarrollado una verdadera “Cultura”

de aspectismo o etiquetismo y todos aquellos que no se ajustan están fuera del círculo

social y hasta económico. De esta misma forma es como la Televisión ha logrado ser el

mejor aliado de los poderes políticos y económicos de quienes controlan el país, entonces

así es como logran que la sociedad elija a quien los gobernara, viéndolo más como lo que

necesitamos para estar a la moda, para ser aceptado en los diferentes círculos sociales, si,

así como un producto chatarra; pero para lograr que la sociedad votara por alguien que no

le conviene al pueblo se tuvieron que inventar un cuento telenovelesco el cual estuviera

identificado con la sociedad, tal vez por eso el “candidato” del PRI comió huevos con

charales -caviar con salmón lo que en realidad comía- o contar la magnífica historia de la

casa de los sustos y mejor aún las lágrimas contenidas al recordar a un ser querido; ósea,

claro que la Tele cumplió el objetivo llegando a las entrañas hipersensibles de los

espectadores que se conmovían al escuchar sus magníficos spots – con eso que casi no se

nos da ser conmiserados- y se sentían identificados con el “candidato” y lo tuvieron que

adoptar como un estilo de vida durante el proceso electoral defendiéndolo ante el mínimo

intento de desenmascararlo. –Detrás de mis mil mascaras, como dice Jodorowsky, estoy yo,

el auténtico.

La Tele nunca se encargo de difundir los proyectos de Nación que encabezaban cada uno

de los candidatos, a pesar que prevalecía la imagen del “candidato” del PRI nunca le

dedicaron un espacio en donde se informaran sus propuestas y como es que iban a

funcionar, la gente inclinada hacia este “candidato” al preguntarles ¿Cuál es para ti la mejor

propuesta del tu “Candidato”, y porque medio te enteras de sus propuestas?, irónicamente

no sabían que contestar porque no las conocían; pero muchas, prácticamente la mayoría, se

identificaban con él y todas coincidían que el medio por el cual se enteraban era la

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Televisión –por el sistema abierto -será que somos un país de pobres y por eso no tenemos

tv de paga- que curiosamente está monopolizada.

Este aspecto de que la Tele se encuentra monopolizada es muy importante dado a que es

una amenaza para la libertad de expresión y es que en este proceso electoral mientras la

Tele exaltaba la imagen de su “candidato” se realizaban manifestaciones en contra de la

pretendida imposición, estas manifestaciones no tuvieron un eco tan fuerte en la Tele ya

que la información sobre ellas las mutilaron a más no poder o de plano no salían al aire, y

casualmente estas manifestaciones eran del pueblo, de quienes si luchan por un bienestar

común de quienes si representan a las mayorías que solo exigía la Democratización de los

medios de comunicación y de esto el mexicano común y corriente nunca se entero porque

no lo pasaron en la Tele.

Entonces podemos decir con toda certidumbre que en México no existe la Teledemocracia,

que lo que prevalece es la desinformación y en este proceso electoral la manipulación,

porque la televisión no interviene a favor de las mayorías (del pueblo, de los pobres) y

mucho menos en el favorecimiento de sus condiciones además de que violenta la dignidad

humana y la libertad.

La política del secuestro y el no-discurso de la

política

El quehacer televisivo, que es del secuestro mediático ha configurado su estrategia en una

suerte de estructura bipolar en la que todos jugamos.

La política del secuestro no es otra sino la ejercida por los grandes monopolios televisivos.

El secuestro: multitudinario, masivo, sinvergüenza. Sobra decir que el perfil de la víctima

se corresponde con el de decenas de millones de mexicanos, aquellos que hacen de la

inmediatez su forma de vida, aquellos que sobran en la repartición de los grandes capitales

y que están en la inmediatez de su vida financiera, en la inmediatez de una raquítica

educación, en la inmediatez del entretenimiento que se ofrece ahí, sin salir de casa y a bajo

costo. La política del secuestro es la del livingroom, éste es, por excelencia, el lugar en el

que la familia global se congrega para dar cabida a su pasión voyerista, para asomarse al

mundo sin hacerse presente en él.

Gerardo Parra Hernández Betsabé Guillen Pasillas

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Así, el discurso hueco se abre para contener a los rehenes en un ejercicio de auténtico y

virtual secuestro, se intercepta a las víctimas en el livingroom, se les seduce y se les alienta

a permanecer, quietos frente al televisor.

La televisión sigue siendo, -y está situación no cambiará de un día para otro-, el grande

medio de “comunicación”, su autoridad se pone pocas veces en duda, ejerce una influencia

marcada e irreductible, ¿Por qué? A ello podemos responder que la confianza depositada en

los secuestradores responde a una compulsiva necesidad de confiar en lo que sea, la oferta

del secuestrador se hace posible y deliciosa por su ausencia de realidad, exige la confianza

del rehén a cambio de “nada”. Negación del intercambio. Nulidad del trato. Y es que los

secuestradores se han dado a la tarea, por mucho tiempo y mediante una ardua y constante

labor, de adiestrarnos en eso que debemos saber para ser participes del secuestro-

telenovela. Así, el error de un actor presidenciable se justifica mediante la línea

aprehendida: “se me chispoteo”, frente a su ignorancia, “es que no me tienen paciencia’’,

“fue sin querer queriendo” y el rehén lo perdona todo –víctima de un padecimiento similar

al síndrome de Estocolmo- ¿Qué más da?, si es virtual no hace daño, si la primera dama nos

recuerda el eterno triunfo telenovelero del bien sobre el mal, de lo bello sobre lo feo, del

dinero sobre la miseria. La atracción patológica por nuestro agresor se desata. Todo sucede

en el livingroom. En realidad éste funge como escenario único. Los que desde el estudio, la

biblioteca o la calle gritamos, nos convertimos, aún en contra de nuestra voluntad, en

cómplices. Cómplices porque así lo decidieron los secuestradores, porque era una

necesidad inmediata, porque el principio del drama es la oposición de fuerzas antagónicas y

eso no puede cambiarse, así, el producto telenovela exige la repetición del triunfo de una

figura de bondad sobre una de maldad :

Los secuestradores, dueños de las cámaras, dueños de todo, han decidido que entremos en

escena a hacerla del malo, de aquel insaciable que está dispuesto a todo con tal de

fastidiarle la vida a la princesa.

Nos han convertido en rehenes. La no- información, el discurso que no dice nada, el

discurso vacío. La hipertrofia. Un presidenciable en mi televisión que finge recordar de su

infancia un “tocadiscos que tocaba discos”, o la casa del terror que le ha dejado el sabor de

la duda, ¿Se habrá espantado mi madre con ese juego? La negación descarada del discurso

político, el quehacer político sustituido por el no hacer político, o por el hacer

mercadotécnico. Y la imagen intenta seducirnos, y pugna por ser tomada por real.

De la misma manera en que Magritte nos confronta con el “Ceci n’est pas une pipe”, y no

hacemos sino darle la razón ante la falta de dimensiones del dibujo- pipa, la realidad nos

reclama “Ce n’est pas un président”, a falta de las dimensiones que la televisión no ha

sabido proveerle al candidato, pues siempre que éste ha pretendido materializarse y

honrarnos con su presencia real, ha resultado catastrófico y vergonzoso, no sólo para él,

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sino para todo aquel que detenta un cierto pudor hacía la forma política, hacía la figura del

actor político y en última instancia, hacia el ser humano, por eso agregamos: “Ese nunca

fue un candidato”

El secuestro-confusión se mantuvo en pie y se generalizó con la presencia de las campañas

publicitarias, y el no-discurso televisivo ganó porque no hubo negociación, se nos exige

credibilidad y no se nos da “nada” a cambio, vaya oferta; y escribe Baudrillard “…uno se

dice que todavía tenemos, en Occidente, una visión ingenua e hipócrita de la televisión y de

la información, en la medida que, contra toda evidencia, seguimos esperando que se las

utilice correctamente.”7

Prospectiva de la izquierda: “Y conoceréis la

verdad y la verdad os libertará”8

Ante el difícil panorama que aqueja a la sociedad mexicana y que se hizo urgente y

manifiesta durante el proceso electoral, el acto de informar pretende seguir siendo la

esperanza del “débil” que aparece desarmado aún cuando la infamia y el cinismo se han

materializado en toneladas de coacción-basura que son evidencias de todo y que no prueban

nada.

Habría que preguntarnos si la esperanza debe ser puesta ahí, pues el fluir incesante y

desarticulado de datos posee un lado obscuro y explicable que no tiene mucho que ver con

la consciencia. La televisión mexicana es un filtro por medio del cual se cuela la

información y se decide aquello que se nos permite saber.

Pero enfoquémonos ahora en lo que Carlos Monsiváis llamaba “Los medios de

comunicación del Movimiento”, los estudiantes no son ingenuos y ante esta coyuntura

política salieron a las calles para protestar en contra de la imposición y también en contra

de la Tele por violentar a nuestra incipiente democracia, Monsiváis decía que los medios

masivos que teníamos eran las marchas, las asambleas, los mítines, los manifiestos y las

brigadas. Por decirlo pronto, las marchas son espectaculares, anticipos y creaciones

notables de la vida ciudadana. Las marchas son una aportación innegable del Movimiento,

la mezcla logradísima de responsabilidad y relajamiento. Las marchas son exploraciones de

la ciudad, exhibiciones de poderío numérico, concursos discretos entre escuelas y

facultades de récords de asistencia, prácticas políticas expresadas como teatro de masas.

7 Baudrillard, Jean, La guerra del golfo no ha tenido lugar, Ed. Anagrama, España, 1991. Pág. 45.

8 Evangelio según Juan 8:32

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Las marchas exacerban al gobierno, y les permiten a los estudiantes instaurar el diálogo

consigo mismos (el reparto de lo colectivo en lo individual). Y lo que le otorga su

dimensión especial a estas demandas actuadas, es el poder de convocatoria. Ya no son las

manifestaciones simbólicas o sintomáticas que el tamaño de la ciudad ahoga, y gran parte

de la emoción, como suele suceder, se desprende del júbilo demográfico. Y es que no solo

son los estudiantes sino que a estos se adhirieron obreros, empleados, profesores, amas de

casa, adolescentes expresando consignas como ¡El Pueblo consiente se une al contingente!,

¡Pueblo escucha, está es tu lucha!, ya un tanto inútil porque en estos momentos quien si no

el pueblo consiente el que se manifiesta y quien sino el mismo pueblo el que está luchando

deberías gritar como decía Carlos ¡Únete Elite!. Ahora más que nunca debemos de

permanecer unidos como verdaderos hermanos haciendo nuestra cada una de las injusticias

acometidas a nuestra ya destrozada patria debemos permanecer juntos Electricistas,

aviadores, mineros, obreros, estudiantes simplemente para hacer frente a la injusticia y que

de una vez los gobernadores entiendan que son solamente trabajadores de nosotros y no

amos y señores de México, solo queremos democracia ósea dignidad humana y Libertad.

El movimiento 132 ha venido a poner en tela de juicio la información oficial, ha venido a

ser un llamado contra la autoridad televisiva. El Movimiento a Favor de la Verdad quiere

atreverse a plantear una reformulación de la media en nuestro país “La verdad os hará

libres” es el lema de la institución donde surge el movimiento y una sugerente frase a

menudo adoptada por los estudiantes. Lejos de detenernos a analizar cada una de las

propuestas y protestas que éste movimiento ha hecho suyas, convendremos en destacar el

ya muy estimable logro de haber puesto en el banquillo de los acusados al corrupto y

perverso duopolio televisivo. Ahora, en honor a la verdad, debemos darnos a la tarea de

aprovechar esta coyuntura que nos permite poner este tema sobre la mesa y hay dar lugar a

los cuestionamientos propuestos por Isaiah Berlín: ¿Libera siempre el conocimiento?9 ¿La

conciencia de una disposición o de una característica causal de mi parte es idéntica al poder

de manipularla o cambiarla, o me proporciona necesariamente tal poder?10

Entonces, ¿Será suficiente con el debate o la evidencia más diáfana de la corrupción

mediática? ¿Nos liberará la verdad que ha salido a la luz? ¿Será suficiente con auto-

convencernos de apagar la televisión? ¿Habrá que convencer al otro, al mexicano común y

corriente que también somos nosotros de ponerse fuera del alcance del secuestro televisa?

¿O habrá que hacer tanto ruido como para permitir que avance en silencio la simulación de

reformas o democratización de los medios?

9 Véase Berlín, Isaiah, Conceptos y categorías, Fondo de Cultura Económica, México 2004. Pág. 281.

10

Ibid. Pág. 285.

Gerardo Parra Hernández Betsabé Guillen Pasillas

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No, es claro, por todo lo que hemos expuesto en el presente ensayo, que mientras dejemos

con vida a esos prepotentes y egoístas intereses económicos y con ellos a su infame aparato

de manipulación, la democracia seguirá agonizante, porque la democracia no cabe donde se

suprime de manera tan tajante el interés popular.

Solo resta hacer un llamado al pueblo de México a seguir luchando y si la Tele no educa

entonces empecemos a educar nosotros, como decía Lucio Cabañas “ser pueblo, hacer

pueblo y estar con el pueblo”…………Venceremos………

Gerardo Parra Hernández Betsabé Guillen Pasillas

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Bibliografía

Baudrillard, Jean, La guerra del golfo no ha tenido lugar, Ed. Anagrama, España, 1991.

--------------------, ¿Por qué todo no ha desaparecido aún?, Ed. Libros del Zorzal, Argentina, 2009.

--------------------, De la seducción, Ediciones Cátedra, 9 a

ed., España, 2001.

Berlín, Isaiah, Conceptos y categorías, Fondo de Cultura Económica, México 2004.

Jalife- Rahme, Alfredo, Hacia la desglobalización, Jorale Editores, México, 2007.

Pérez, Zoghbi, Jorge Alberto, ¿Cómo ver a los Simpson?, Radiografía de una caricatura global, Edición

privada, México, 2012.

Subcomandante Insurgente Marcos, “México: la luna entre los espejos de la noche y el cristal del día”, en Octavio Rodríguez Araujo (Coord.) Transición a la democracia, Diferentes perspectivas, La jornada Ediciones/ Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades UNAM, México, 1996.