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que buscan solo la gratificación y la comodidad.

En contraste, la fe le da a la vida una nueva solidez. “Precisamente por su conexión con el amor (cf. Ga 5, 6), la luz de la fe se pone al servicio concreto de la justicia, del derecho y de la paz” (51). Fortalecidos por la fe, podemos establecer familias fundadas en el amor divino, porque descubrimos un plan que sobrepasa nuestros propios proyectos e ideas. Sin la confianza en el amor de Dios, la unidad humana se basaría solo en la utilidad, “pero no en la bondad de vivir juntos, ni en la alegría que la sola presencia del otro puede suscitar” (51). Nuestra fe nos ayuda a construir una sociedad de esperanza y a encontrarle significado al sufrimiento humano.

Finalmente, el Papa Francisco nos invita a hablar en público acerca de nuestra fe en el Dios vivo para que su gloria brille a través de toda la vida en el mundo: “¿Seremos en cambio nosotros

los que tendremos reparo en llamar a Dios nuestro Dios? ¿Seremos capaces de no confesarlo como tal en nuestra vida pública, de no proponer la grandeza de la vida común que él hace posible?” (55).

¿Cómo considera que la fe fortalece a la sociedad? ¿Cómo podría hablar en público de Dios cambiar para bien

nuestra sociedad y nuestra vida?

LOS FRUTOS DE LA FELa fe da frutos: el signo de nuestra fe es la medida

de nuestra alegría. Todos los santos han sido personas llenas de la alegría de Dios y esta alegría brota de su vida de muchas maneras extraordinarias. María es el modelo supremo de la fe. Ella tomó seriamente todo lo que había escuchado y visto, y la palabra dio fruto en su vida. De igual manera, también nosotros somos llamados a reflexionar sobre la fe que hemos recibido, para que los frutos de la fe brillen en torno a nuestra vida. El Papa Francisco nos invita a volvernos hacia María y concluye Lumen Fidei con una oración que podemos rezarle a ella:

¡Madre, ayuda nuestra fe!Abre nuestro oído a la Palabra, para que reconozcamos la voz de Dios y su llamada.Aviva en nosotros el deseo de seguir sus pasos, saliendo de nuestra tierra y confiando en su promesa.Ayúdanos a dejarnos tocar por su amor,para que podamos tocarlo en la fe.Ayúdanos a fiarnos plenamente de él, a creer en su amor, sobre todo en los momentos de tribulación y de cruz, cuando nuestra fe es llamada a crecer y a madurar.Siembra en nuestra fe la alegría del Resucitado.Recuérdanos que quien cree no está nunca solo.Enséñanos a mirar con los ojos de Jesús, para que él sea luz en nuestro camino. Y que esta luz de la fe crezca continuamente en nosotros, hasta que llegue el día sin ocaso, que es el mismo Cristo, tu Hijo, nuestro Señor. (60)

RECURSOS ADICIONALEShttp://www.vatican.va/holy_father/francesco/encyclicals/

documents/papa-francesco_20130629_enciclica-lumen-fidei_sp.html

The Faith. Papa Benedicto XVI. (Our Sunday Visitor, 2013)

Truth for Your Mind Love for Your Heart: Satisfying Your Hunger for God. Alfred McBride, O.Praem. (Our Sunday Visitor, 2010)

Deus Caritas Est (“Dios es amor”), encíclica, Papa Benedicto XVI (2005)

Spe Salvi (“En esperanza fuimos salvados”), encíclica, Papa Benedicto XVI (2007)

Papa Francisco nos invita a hablar en público acerca de nuestra fe en el Dios vivo para que su gloria brille a través de toda la vida en el mundo: “¿Seremos en cambio nosotros

L A LUZDE L A FE

Lumen Fidei

Copyright © de Our Sunday Visitor, Inc.Queda prohibida la reimpresión de este folleto y su reproducción total o parcial por cualquier medio.

Inventario No. P1561 • ISBN: 978-1-61278-755-8Níhil Óbstat

Mons. Michael Heintz, Ph.D.Censor Librorum

Imprimátur✠ Kevin C. Rhoades

Obispo de Fort Wayne-South Bend

Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de La Biblia Latinoamérica, Edición Pastoral: Letra Grande © 1972, 1988, de Bernardo Hurault y la Sociedad Bíblica Católica Internacional (SOBICAIN), Madrid, España, y son utilizados con

permiso del propietario del copyright. Permitido su uso. Reservados todos los derechos.

EL PAPA FRANCISCO

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“Yo he venido al mundo como luz, para que todo el que crea en mí no permanezca en tinieblas” (Juan 12, 46). En el Evangelio de Juan, Cristo se revela a sí mismo como la luz verdadera, que disipa toda oscuridad. En su contundente primera encíclica, Lumen Fidei (“La luz de la fe”), el Papa Francisco nos exhorta, como discípulos de Jesucristo, a llevar esta luz de la fe a los confines de la Tierra:

“Por tanto, es urgente recuperar el carácter luminoso propio de la fe, pues cuando su llama se apaga, todas las otras luces acaban languideciendo. Y es que la característica propia de la luz de la fe es la capacidad de iluminar toda la existencia del hombre. Porque una luz tan potente no puede provenir de nosotros mismos; ha de venir de una fuente más primordial, tiene que venir, en definitiva, de Dios”. (4)

“La luz de la fe” es una carta histórica. El Papa Francisco la ha llamado “el fruto del trabajo a cuatro manos” porque el primer borrador fue escrito por el Papa Benedicto XVI para acompañar sus otras encíclicas sobre las virtudes teologales de la esperanza (Spe Salvi) y la caridad (Deus Caritas Est). Como el texto no fue terminado antes de su renuncia, el Papa Francisco lo tomó y lo continuó hasta completarlo.

LA FE: UN CIMIENTO FIRMECon frecuencia, la fe es descrita como un viaje. El Papa

Francisco nos recuerda que la fe es nuestro cimiento, nos da una base en un mundo que es caótico. Por medio de la fe, aprendemos tanto la memoria del pasado (la historia de la salvación) como el futuro que Dios nos promete. Esta luz de la fe brilla con fuerza sobre nuestra experiencia presente: las esperanzas y los miedos, las alegrías y los sufrimientos de la vida diaria. La fe nos despierta a una relación con Dios, la fuente y el fin de todas las cosas, y a un significado más profundo de nuestra vida.

El conocimiento también es vital para la fe, como escribe el Papa Francisco, porque “la fe, sin verdad, no salva” (24). Y sin embargo, en el mundo de hoy, se tiende a separar la verdad de la fe. La verdad, imaginamos, se halla en la ciencia y en lo que puede probarse, mientras que la fe es vista como algo subjetivamente diferente para cada persona. Pero sin la verdad, nuestra fe sería simplemente un hermoso relato, en vez de ser la fuente de toda la realidad, la vida y el amor.

Cuando recuerda en lo que ha sido su viaje de fe, ¿quién ha compartido la luz de Cristo con usted?

¿Cómo podría compartir la luz de la fe con los demás?

LA LUZ DEL MUNDOLa historia de la salvación es la

historia de la fidelidad de Dios a su pueblo, y su fidelidad es fuerte y duradera. Tenemos

fe en Dios porque Él se ha mostrado a sí mismo fiel a

nosotros. Jesucristo es la manifestación final del

amor y la fiabilidad de Dios. En el sufrimiento

de Cristo y su muerte en la cruz, se pone de manifiesto la profundidad de su amor por nosotros. ¡Y en su resurrección, Él nos muestra que este amor puede incluso iluminar las tinieblas de la muerte!

Un encuentro real con Jesús nos transforma. Como dijo el Papa Francisco en Lumen Fidei: “El creyente es transformado por el Amor, al que se abre por la fe” (21). Es entonces cuando comenzamos a ver el significado más

profundo de la vida y el enorme amor de Dios por el mundo. Mediante nuestro encuentro con Cristo,

comenzamos a ver a los demás con los ojos de Cristo.

¿Cómo lo ha transformado su relación con Jesús? ¿Qué significa ver a los demás con los ojos de Cristo?

LA COMUNIDAD DE LA FESer humano es vivir en relación. Por

mucho que la tecnología moderna nos haya convencido de lo contrario, no somos

criaturas solitarias que pueden formar su identidad individual apartados de una comunidad.

Aplica igual para la fe: “La fe no es algo privado, una concepción individualista, una opinión subjetiva” (22). Por su naturaleza, la fe nos abre a la vida de la Iglesia, y su lugar está dentro de su comunidad.

De hecho, como observa el Papa Francisco: “Es imposible creer cada uno por su cuenta” (39). La comunidad es vital porque la fe es transmitida en la memoria viva de la Tradición. Sin embargo, la fe que se nos comunica por medio de la Iglesia es más que solo una idea; es una fe viva y “es la luz nueva que nace del encuentro con el Dios vivo, una luz que toca la persona en su centro” (40).

Esta fe viva se manifiesta a través de los Sacramentos y se transmite con el Credo, los Diez Mandamientos y el Padre Nuestro. Estos cuatro elementos componen lo que Francisco llama “el tesoro de memoria” (46) de la fe cristiana.

Y sin embargo, a pesar de que estamos unificados en la fe, nuestra unidad no se logra a expensas de nuestra relación personal con Dios. Cuando se vive al servicio de los demás en este cuerpo, cada uno alcanza su propio ser y se convierte en quien está destinado a ser verdaderamente: Dios mismo. Cuando se ha recibido la luz de la fe, es imposible retener este don para sí.

¿De qué manera la participación en la vida de la Iglesia ha ayudado a que crezca tu fe? ¿Cuál ha sido el momento

en que más ha necesitado su fe?

LA FE: UN CIMIENTO PARA LA SOCIEDAD

La fe confía en el amor misericordioso de Dios, llamándonos a tener humildad y valor. La tentación de la vida moderna consiste en construir nuestra vida sobre los cimientos del dinero, el poder, la belleza o el conocimiento. Sin embargo, sin un objetivo claro, la vida se convierte en una serie de “múltiples instantes”

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Foto central: ANDREAS SOLAROANDREAS SOLARO/AFP/Getty Images

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