el oráculo de los soñadores

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El oráculo de los soñadores El oráculo De los Soñadores …despierta sin haber dormido… 1

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Poesia Latinoamericana

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El orculo de los soadores

El orculo De los

SoadoresPedro Saavedra Oyarzn

Despierta sin haber dormido...

La infanciaEl abuelo yaca moribundo en la cama. La repentina visita de parientes lejanos delataba su evidente despedida.

Su cuerpo macilento y plido, reseco y manchado descansaba debajo de las voltiles sbanas de la tarde.

Yo era muy joven en aquel entonces y slo me limitaba a contemplarlo desde mi lejano silencio, sentado en una pequea silla en el fondo de su habitacin.

A ratos tuve la sensacin de sentirme descubierto debajo de su perdida mirada. Pero era errtica y slo pasaba por m sin distinguirme del resto de los objetos; me miraba sin ver y yo le hablaba sin voz.

Los das pasaron junto a la interminable llegada y despedida de tantos desconocidos familiares que no hacan ms que llorar y lamentarse junto a su cuerpo, para luego contar chistes en la cocina, mientras devoraban todo, como pordioseros.

Por las noches me escurra por entre las improvisadas camas dispuestas sobre el suelo para ir a verlo, pero el ttrico rechinar de su puerta amplificado por el nocturno silencio, me delataba cada vez que intentaba entrar. Tambin me acobardaba el imaginar ya no despertarlo con ese ruido. Por eso, una de aquellas tardes tom la botella de aceite desde la alacena de la cocina, quizs lo nico que se haba salvado de los voraces visitantes y la llev hasta su puerta para verter en la bisagra un pequeo chorro y evitar que volviera a delatarme.

Una noche despus el abuelo cruz otra vez su mirada con la ma. Se qued fijo, como si pensara en algo lejano y su mente viajara ms all de las estrellas.

Tras un breve silencio levant su frgil y debilitada mano y me pidi con un susurro agonizante que me acercara, que me hiciera visible junto a l.

Tmidamente acerqu la silla hasta su cama y me sent en silencio. Me mir con los ojos de un antiguo viajero. Su apacible mirar me tom de la mano, con el mismo amor que le haba dedicado a mi temprana infancia.

-Tu viaje apenas comienza- me dijo por fin interrumpiendo el silencio. Siempre te he observado, as como lo has hecho t ahora conmigo, todas estas noches.

Me confundi pensar que l siempre se haba percatado de mi diminuta presencia y nunca me lo hizo saber.

-Estoy listo para seguir mi viaje- sigui dicindome sin soltar mi mirada. Hay un poco de m en ti, y esa es otra de mis formas de viajar; cuando este cuerpo quede abandonado y mi carne se diluya por fin en la tierra, seguir mi viaje csmico. Ese es el secreto de los soadores. Y yo siempre he soado muchas cosas, incluso haber compartido este momento contigo. Pero no te entristezcas: no te estoy dejando solo: una parte de m se ir contigo.

He escrito algo para ti, para que lo consultes cada vez que el mundo parezca luchar contra tus sueos.

Tmalo, no lo leas hoja por hoja, porque la mejor manera de leer un libro es abrindolo en cualquier pgina; eres libre y, adems, es tu libro. No hay un orden concreto en eso, no es necesaria tal imposicin. Tmalo, cualquier da brelo al azar y deja que funcione como el espejo de un orculo mgico.

Despus me pidi que buscara un bal que estaba en su armario. Al abrirlo un aire antiguo lleg hasta mi interior, el aroma de un bosque lejano y profundo que despierta con una bruma estrellada. El canto lejano y silencioso de un mundo que gira sin cesar pareca provenir desde el fondo de aquel bal. Y all, entre la espesa vegetacin del subterrneo bosque, estaba enterrado un libro: un pequeo libro que es mi ms fiel compaero de viaje y el mejor regalo que jams he recibido. Y lo abr:

I

Un da, sal a caminar y recoge una piedra. No una cualquiera y sin importar su brillo exterior, sino aquella que te ha llamado, que te habla y solicita acompaarte con su imperceptible lenguaje mineral. Entonces llvatela, cudala.

Y cuando desees liberarla, busca una colina, un cerro, una montaa y devulvesela a la tierra.

As mismo, si vas a una playa y recoges en ella una concha marina, no una cualquiera sino aquella que te habla con su mgico y submarino lenguaje, llvala contigo, ponla en un lugar importante y, cuando sientas que debe partir, ve hacia el mar, un lago o un ro y devulvela a su natural origen.

Despus de todo eso, viaja otra vez sin ms equipaje que la hermosa sensacin de haber devuelto a la naturaleza lo que le pertenece; de sentir que has reestablecido el orden al pequeo caos que causaste y de saber que has compartido tu mundo con ella.

II

Ningn soador ha de depender de una doctrina, ni escuela, ni gua, ni maestro.

Un viajero que suea ha de dejar atrs todas esas cosas para andar con sus propios pies el camino, libremente ver con sus propios ojos, sentir y saberse vivo y as poder crear aquello que persigue. Porque las cosas que persigue no existen sino hasta que las realiza.

Y se alegra de encontrar compaeros de viaje, libres como l, con sueos propios y colectivos. Como una hilera de hormigas.

IIIEl sueo dormido es el viaje hacia el fondo del primitivo ser que viaja en tu interior. El sueo despierto es la proyeccin de ese mismo ser hacia el porvenir, su deseo, su destino anhelado. Pero no se trata de una dualidad: de un t y otro ser dentro de ti; porque ambos son facetas de lo mismo, una que suea despierta y la otra despierta mientras duermes.

De vez en cuando debes mirar una fotografa de cuando eras nio. Y volver a recordar quin eres, reconocerte, tomar conciencia de tu propio ser, dejarlo verte como dos espejos enfrentados, y comprenders tu propia naturaleza: t eres la prolongacin infinita del universo.

IVUna de las ms difciles y quizs la primera batalla que debe enfrentar un soador es el miedo al fracaso. El miedo paraliza a quien lo padece. Por eso muchos no insisten en sus propios sueos.

Echando a perder se aprende; de seguro muchas veces habrs escuchado esa frase. Pues, plantatela al revs y te dars cuenta de que no todas las cosas tienen un nico sentido: cuando aprendemos echamos a perder. S. A todos nos pasa. La idea es que el dao que causes no sea tan grande o tan profundo como para que apagues el sueo de otros.

Quien intenta, triunfa. Quien se acobarda, fracasa.

Los dems tambin tienen un viaje y aprendern de ti o contigo.

Puede resultarte muy til invertir el sentido derrotista de muchas cosas: si crees que no puedes hacer algo porque no ests preparado, quizs cuando lo realices te dars cuenta de lo preparado que estabas.

La adolescencia

Los aos pasan. La despedida del abuelo nos liber de aquella parentela con la cual nunca tuvimos real apego.

Atrs, en el tiempo, tambin qued guardado el regalo que me hizo. En los estantes de mi juventud, entre las cajas de incontables mudanzas, se fue decantando hasta volver al fondo, al mismo sitio de donde alguna vez me pidi que lo sacara.

Me distrae mi propia vida. La juventud con sus amores y desengaos. La decisin del futuro.

Debo reconocer que lo hoje un par de veces. Le hice caso en abrirlo en cualquier pgina e inmediato sent que aquello que escribi no era realmente para m. Y lo dej.

Sin embargo, hurgando en el stano de mis recuerdos, volv a dar con muchos libros entre los cuales descubro mi regalo.

Lo abro otra vez y regresa a m la imagen de mi abuelo postrado en su cama, dedicando los ltimos impulsos de su vida a ese nio que fui. Y, tras leer algunos captulos, comprendo con tristeza que mucho de aquello me habra servido en cualquier da, en cualquier etapa de mi vida. Pero, tal me parece que uno no siempre est listo para despertar. El abuelo lo saba y probablemente a l tambin le haba tomado mucho tiempo volver a ver las cosas sencillas; a lo que realmente somos, lo que buscamos y vamos postergando por cosas que no necesitamos.

Me preocupa el tener que decidir alguna profesin, algn oficio necesario para el sustento del futuro. Siempre me lo recalcaron as, desde muy pequeo. Y tal parece que aquella cuestin encierra una de las grandes tareas de los padres. Nunca me qued claro si era porque queran que yo fuera feliz o para que simplemente yo fuera mejor que ellos, que concretara los sueos que ellos no pudieron cumplir.

Pero qu se los habr impedido? Quizs no se dan cuenta de que ellos han cumplido con creces los sueos de sus propios padres, de mis abuelos y que, al final, todo se reduce a una interminable cadena de sueos inconclusos, porque mucha gente no se da cuenta de lo que tiene, de las cosas que conquista en su vida; estamos siempre mirando para el lado, a ver qu lograron otros que yo no fui capaz.

Nunca he entendido el sistema de mercado que rige al mundo actual, ni por qu vara el precio de las papas de una estacin a otra. Quizs por eso, mientras me decido en qu elegir para sobrevivir, mis expectativas caen muy por debajo de las expectativas de mis padres. Impensable ser artista. Eso est descartado. No vas a sobrevivir con eso, fue la respuesta negativa que siempre obtuve y yo atnito, sin comprender aquello: mi sueo no es importante. El mo tiene que ser mejor que el de ellos, como si los artistas no fueran grandes personas.

Por eso tengo que elegir entre mis fragmentarias habilidades, tomar la que me haga sentir ms cmodo y me d -al mismo tiempo- alguna oportunidad de conseguir algo, de ser alguien en la vida.

Si el abuelo estuviera presente no habra permitido semejante barbaridad. Renunciar a mi propia vida y optar a la que otros quieren para m, era visto por sus ojos como uno de los peores crmenes de la humanidad. Lo v pelear muchas veces con mis padres por cosas semejantes. Pero la opinin de los viejos ya no es tan importante a como sola serlo en tiempos remotos. Y fue gracias a ellos -precisamente- que hoy estamos donde estamos, que el conocimiento humano se ha traspasado de generacin en generacin con aquel importante ingrediente. Gracias a eso es que hemos aprendido a ver las cosas no slo como objetos concretos que enfrentamos instintivamente; sino que podemos apreciar sus abstracciones. Por eso mismo no comprendo cmo es que, a la hora de decidir, los artistas sean vistos casi como un desperdicio de mujeres y hombres.

De qu sirve una ciudad que slo se ha pensado para albergar individuos? Las ciudades deben tener un ingrediente que -tal parece- slo los turistas logran apreciar y es su sentido artstico, ese toque sutil u omnipresente; pero necesario. Quizs a eso se deba la monotona de mi viaje cotidiano hacia cualquier parte de mi propia ciudad: casas, edificios, avenidas, calles... todo parejo, pensado para personas habitando en mnimos espacios.

As se va quedando uno por dentro mientras el mundo intenta especializarnos. Saber de lo mucho, poco; y de lo poco, mucho.

Lstima que de ese poco de lo que uno sabe mucho, en realidad no sabe nada de nada. Como si furamos un mar de conocimientos, pero con escasos centmetros de profundidad.

Por eso, vuelvo a las palabras de mi abuelo, que -de algn modo- haba transitado por los mismos caminos e invariablemente, tena algo, una palabra de aliento y de luz para m:

V

Compartir es estar solo. Te puede sonar paradjico, pero sabe siempre que, aunque compartas lo que en ti resulta valioso, no necesariamente el resto est tan dispuesto a hacer lo mismo. No importa. Slo recuerda apreciar y reconocer a quien lo valora.

Quien se queda en silencio, en su interior agradece.

Si aquello que compartes son semillas, recuerda que su naturaleza yace en el porvenir. No ahora. No todo lo que compartes te dar frutos la siguiente primavera. Algunas semillas esperan aos en el desierto hasta que estn las condiciones propicias.

S paciente. T slo cumple tu tarea.

VI

Cuando ests en un bosque busca tu rbol. Hay muchos -lo s- pero hay ms de alguno que aguarda por ti: tu presencia es importante para la naturaleza.

Cuando lo encuentres, lo sabrs. Abrzalo porque ha estado largamente por ti esperando.

Entonces cierra tus ojos y abre tu corazn con humilde alegra. Permite que te lleve por sus races hasta el fondo de la tierra.

All abajo hay internas galeras, subterrneos mundos que observan. Ve a conocerlos, presntate por fin y deja que tu cuerpo conozca su terrenal origen. Y que tu alma recuerde que no es algo aislado, sin vnculos con el universo. Por el contrario, sentir otra vez los lazos de su propia naturaleza.

Algrate de semejante viaje y reptelo al menos un par de veces en tu vida. nete a la danza de las hojas, siente con tus dedos la rugosidad de la corteza, deja que tus labios depositen otro beso en la tierra. Y agradece el breve instante concedido y sabe que a todo sitio en el que has amado la vida, tarde o temprano regresas.

VII

Hay ms sueos que soadores disponibles. Y uno puede tener ms de uno, muchos sueos.

Pero se ha de tener presente que hay los que son alcanzables, que los puede concretar quien los concibe. Y alejarse lo ms prudentemente posible del pensamiento mgico que construye castillos en el aire.

Un verdadero soador no se conforma con el simple hecho de tener un sueo, por grande y humanitario que ste sea: se esfuerza en perseguir sueos realizables, ms simples y concretos. Pues a ms complejo sea tu sueo, aumentan las posibilidades de que te acerques a la fantasa o a una utpica realidad, generando en ti eterna frustracin o, lo que es peor, una perpetua inmovilidad.

VIII

Eleva tus ojos al cielo nocturno. Contempla las altas y lejanas estrellas y recuerda que todo lo que conocemos proviene de all.

Elige una, recuerda en dnde est cada vez que vuelvas a buscarla y sabe que ella tambin te descubre y espera, como una lejana madre, un luminoso tero que aguarda por sus hijos. No permitas que aquel cordn umbilical se corte e imagina que vuelves hasta all y contemplas este mundo. De verdad se ver pequeo, diminuto, como un tomo disuelto en el universo. Eso somos y seremos... cuando volvamos a la semilla y seamos estrellas otra vez, pequeos puntos luminosos en el cielo de los soadores del futuro.

IXUna buena manera de despertar sin haber dormido es palpar las cosas, sentir su textura, deslizar los dedos conscientemente, sintiendo como si fuera la primera vez que tomas contacto con este mundo; como si vinieras de otro planeta y todo es nuevo y mgico ante tu asombro.

Eres ese nio de la fotografa. No eres otra persona. Djalo tomar contacto con el mundo para que la vida tome conciencia a travs de ti.

La vida, tu vida, no sabe de s misma hasta que se lo permites, hasta que despiertas y te das cuenta de todas las posibles experiencias que te rodean.

Quizs un buen comienzo puede ser palpar un pequeo charco; ver y sentir cmo tu dedo traspasa aquel lquido cuerpo sin causarle el ms mnimo dolor, sino que por el contrario, la extraa sensacin de un ser fundindose en otro sin deformarse en absoluto.

Oler una flor y dejar que viaje en ti polinizando tus internos jardines para que renazcan las flores del camino, resulta ser una magnfica oportunidad para despertar tus sentidos y permitirte ser actor de tu propia vida.

Acariciar a otro ser humano (tu madre, tu padre, un hermano, un amigo) puede resultar una tarea ms compleja porque no sabemos de qu se trata el viaje del otro. Sin embargo, con el slo gesto de darle la mano, ya estars tomando contacto con ese otro ser. Ser suficiente por ahora con eso. Vulvelo a sentir, experimenta esa sensacin, date cuenta de lo que ests haciendo y de lo importante que es. No vuelvas a saludar a la gente como si fueras un sonmbulo. Tampoco trates de despertarlos. No todos buscamos lo mismo en el mismo instante.

En la mitad del camino

Con el paso de los aos lleg hasta m una mujer que se instal en mi vida y, a travs de su cuerpo, estuve hurgando algn tiempo hasta que de pronto se asomaron de l los hijos.

En el trajn de la crianza, el trabajo y las horas de dormir, se me fue olvidando el aroma de los bosques, el tintineo de las estrellas, el sonido de las olas en la costa, el canto de los grillos, la sensacin de mis pies descalzos sobre el csped, el quehacer de los panales, las formas de las nubes, el crepitar de las fogatas y sus canciones.

Son tantas las posibilidades que me parece que tan breve vida es insuficiente para poder indagar en todos sus potenciales aspectos. Que hay cosas que laten urgentes y se van dilatando con los aos, apagando el verdadero deseo, postergndolo.

Es tarea humana recibir y ensear durante largos aos a los hijos que llegan, pues hemos construido un mundo tan complejo, una realidad que la naturaleza tampoco comprende, que se nos hace casi imposible suponer nuestra supervivencia si alguno de los artefactos que hemos creado, si alguna de nuestras tecnologas desapareciera de un momento para otro.

Mientras intento tener un pequeo tiempo para m, avanzando hacia la tarde de mi vida, pienso que en realidad somos los seres ms desadaptados del planeta. Que hay algo adentro, en algn rincn de nuestra gentica memoria, que intenta llevarnos de regreso a nuestro hogar. Que no pertenecemos exclusivamente a la Tierra. Que alguien vino y dej olvidado algo que creci y se reprodujo hasta formar lo que somos. Que desesperadamente intentamos reconstruir el mundo como lo conocimos alguna vez.

En fin, eso me ha aliviado siempre. Suponer que en realidad las cosas no van a terminar de un modo tan decepcionantemente vaco. Que vale la pena intentar reconstruir ese mundo del cual descendimos un da perdido en la infancia de la humanidad.

Sin embargo, el hecho de ver tantas aparentes diferencias entre las razas del hombre: negros, blancos, amarillos, rojos, tanta diversidad me hace dudoso creer en un nico origen, un nico muestreo, un solo experimento. Quizs no fue un olvido. Quizs intencionalmente estuvimos tratando de sobrevivir, de enviar un mensaje hacia un futuro que no llega. Y que ese secreto viaja oculto, fragmentado, disperso, en cada uno de nosotros; una especie de cdigo csmico que alguien ha de encontrar ms all, como si furamos mensajeros.

Otras veces he intentado comprender qu era lo que realmente el abuelo quera decirme; cul era el verdadero mensaje que sigiloso se escurra entre sus escritas palabras.

Tantas cosas que nuestro lenguaje no sabe an explicar; viajamos tan lejos, hacia las estrellas, hacia el fondo de los ocanos, tantas maravillas que nos muestran en las escuelas, pero no nos ensean a amar, no sabemos cmo! Ni siquiera comprendemos nuestro interior, que est justo aqu, en medio de ti, de m, de todos. Cada cual es un diminuto universo, que se prolonga indeterminado hacia algn punto all en fondo del ser. En fin, podra estar horas ahogndome en este intento por despertar y ver lo que realmente es importante, aquello que intentaba transmitirme mi ancestro y no lograra llegar ni un paso ms all que los otros, slo definir de un modo distinto algo que tampoco puedo explicar, lo mismo que hace continuamente la ciencia, aquella desesperada herramienta que construimos para poder comprender cualquier cosa, menos a nosotros mismos.

De pronto, desde la habitacin, llega hasta m el llanto nocturno de uno de mis hijos. Una poderosa fuerza me trae de regreso al mundo que me rodea. Siento cmo repentinamente todos esos pensamientos se desvanecen y mis internas galeras van drenando mi viaje, ese breve instante de delirio, y supongo que debo incorporarme y regresar a la realidad concreta que el mundo me ofrece, que de cualquier modo- yo mismo eleg.

Nada ocurre porque s, ni llegamos a lugar alguno por mera casualidad. Hay que ir escarbando si uno quiere llegar al fondo de todo esto y, cuando la oportunidad regrese, volver a m, porque quiero saber si hay algo ms, debe ser que s. El mismo hecho de que mi hijo siga necesitndome para aprender a escarbar en su propio mundo, para que pueda construir su propia realidad, puede ser porque quizs yo precise de tal cosa; algo hay all que debo descubrir.

A veces me he visto ahondando en los dems para descubrir que finalmente- intentaba reflejarme, verme en otros, lograr identificarme, reconocerme, saber quin soy o, por lo menos, imaginar cmo se me ve desde afuera. Y es esa una manera tan extraa, tan rara de buscarse que, a la larga, uno llega a querer instalar en otros una parte de s, como si quisiera teirlos con las cosas que uno cree y porque es ms sencillo comprenderlos de ese modo. Es el peligro de educar, de ensear. Por eso mi abuelo hua de cualquier doctrina, de cualquier maestro o persona que se acercara a ese ttulo. A l le interesaban las cosas que crecen, la vida, los minerales, los reinos de este mundo.

Intentaba afanosamente impregnarse de toda esa magia como si quisiera llevarse grabadas esas imgenes hacia otro lugar; que ni el velo de la muerte se las borrara. l amaba los fenmenos del cosmos, siempre hurgaba en el lejano firmamento como si estuviera esperando a que alguien viniera por l.

Y, poco a poco, voy comprendindolo. Tambin estoy esperando...

X

Si ests leyendo esto es porque ests consciente mientras sueas y quieres seguir en el camino.

El orculo de los soadores no es una gua, ni el sustituto de un maestro, ni mucho menos una doctrina. Yo s que puedes retirar el velo que a los dems ciega, porque miras con los ojos del alma. Es el alma quien despierta cuando sueas. Y es tu corazn el motor que conduce tu vida en el camino hacia tu sueo.

Ests leyendo esto, que no es otra cosa que mi propio sueo. ste se completa contigo y con muchos otros que buscan.

Tambin he escuchado y seguido a otros y no me qued con ninguno, pero tom de ellos las enseanzas que siembro en mi sendero. Aunque las flores que crecen en l son de tan distintos colores, no logran desviar mi rumbo. Quedarse con las enseanzas y no construir algo nuevo es tan intil como aprender algo nuevo y no saber compartirlo.

Eso hace un buen maestro; pero como te dije antes, eso es parte de su propio sueo. No te detengas demasiado en eso, sigue tu propio destino, construye algo nuevo. Y comprtelo, como hacen las flores del sendero. Y entonces s tu propio maestro.

XI

Si has cado en un pozo oscuro y no has encontrado ayuda alguna en la cada, ni palabra de aliento, ni abrazo fraterno; si desde all abajo buscas las estrellas y ni siquiera ves de ellas la ms mnima sombra y la soledad te rodea en triste amargura, sabe siempre que si has tocado el fondo es porque has llegado al lmite y ya nada peor te podr suceder.

El fondo es un punto ideal para tomar impulso.

Si lo logras, en la medida en que asciendas, vers que hubo muchas manos, muchos abrazos y palabras que intentaban ayudarte. Incluso este orculo ha llegado hasta ti por un camino semejante.

La tristeza nos ciega.

Y, quienes vivimos con el alma descubierta, corremos el permanente riesgo de que nos la hieran.

Cuando ests saliendo, recuerda de dnde provienes y por qu has cado. Reconoce tu fortaleza, no olvides a lo que has venido. Y para cuando ests lejos recuerda: protege lo que en ti son estrellas.

Pero, si por el contrario caes y sientes que no puedes, que todos te han abandonado, recuerda no soltar los nudos para que tu barco navegue a mejor viento.

Cuando ests triste, en el fondo del sombro pozo, llora si as lo requieres, que no todas las lgrimas son malas. Pero evita sentir lstima por ti porque no eres terrible criatura. Por el contrario, algrate porque algo adentro an est despierto. La vida, a los que buscan, los lleva por inslitos caminos, senderos y horizontes desconocidos y lejanos, speros y hostiles, profundos y oscuros. Sitios que pondrn a prueba tus virtudes.

Permtete estar triste y disfrutar el espectculo que te ofrece la vida desde esa nueva perspectiva, como cuando observas una tormenta en la noche, un eclipse de luna, una ola que azota las rocas, una flor que duerme en la tarde, un perro que ladra en la distancia, el viento que eleva a una cometa. Experimenta las sensaciones para las cuales la naturaleza te ha preparado. No temas ni te avergences. Porque son justamente esos momentos tus mejores maestros.

S muy bien que en la oscuridad es difcil que una palabra te d consuelo, claridad en tu tormento. Yo mismo lo he padecido, pero ahora estoy despierto. As mismo estars despus de todo esto. No slo la maldad opera en el universo: hay muchas otras fuerzas, no te des por vencido, que si llegaste hasta all, de seguro es el camino correcto.

XII

Muchos soadores son incomprendidos. El lenguaje de los sueos es un cdigo interno, un dialecto propio que slo tiene sentido adentro. Para comunicarlo hay que necesariamente traducirlo.

Cmo explicar lo que sientes? Hay pocas maneras de hacerlo con el lenguaje comn y rara vez tendrs xito. Apenas lo intentas te das cuenta de que las palabras no transmiten lo que realmente hay dentro de ti, lo que quieres decir. Y tal te parecer que la nica manera de aproximar al otro en tu sentir, ser que ese otro haya sentido algo similar y se imagine lo que te pasa. Pero no subestimes demasiado. El otro tambin posee su interno dialecto, tambin suea despierto y dormido, se habla a s mismo, todos los hacemos.

brele tu corazn y no intentes traducirte.

Adems, existen otras formas de transmitir aquello que sueas despierto. Aunque realmente no exista finalidad alguna, quien suea con algo e intenta realizarlo, a pesar de las adversidades que de seguro encuentra, puede llegar hasta el fondo de otros siempre que ha logrado sacar su luz y proyectarla hacia adelante, para que entonces el trueno no estalle en su pecho.

Ese es el secreto de la tormenta, que lanza el relmpago hacia afuera.

Ese es el secreto de la vida, que dispersa su simiente sobre la tierra.

Ese es el secreto que portas invisible y escondido, en tus manos, en tu corazn, en tus ojos a punto de estallar, de brotar, salir e iluminar.

S que me entiendes, porque no he traducido mi interno dialecto para ti.

XIII

La ciencia teoriza, explica, define fenmenos, los dimensiona, crea y descubre, los mide y los percibe, pero no los puede sentir.

Los fenmenos son el comienzo del pensamiento humano: el asombro primitivo arde como pasto seco en verano en la mente humana.

Eleva entonces tus ojos hacia el sol, la luna y las estrellas, Y comienza a descubrir y sentir tu propia existencia en un mundo asombroso.

Cuando despiertas sin haber dormido, retiras el velo de una verdad que te asombra y estremece. Tus ojos se empaan, tu corazn se acelera, los pequeos vellos de tus brazos se despiertan como antenas, tu alma lo agradece. Y eres un nio que lo ve como por vez primera, sonre tu interior, y la luz se esparce tal si fuera una casa con muchas ventanas, alcanza todos los rincones y lo celebras. Debes celebrarlo. Te debes muchas celebraciones. Y otras te esperan en el camino hacia tus sueos.

XIV

El soador sabe cundo lo ha logrado, cundo ha alcanzado algn sueo. Cada peldao de la escalera le da impulso para el siguiente paso. Pero sabe descansar y disfrutarlo antes de emprender de nuevo el viaje. El camino hacia un sueo es lo ms importante y hay que observarlo, comprenderlo y amarlo. Evita tener los ojos tan puestos en el horizonte. T sabes muy bien dnde yace lo que andas buscando, aunque no ests consciente de eso. Por eso mira bien el camino, con sus maravillas e imperfecciones. Porque son aquellas cosas las que te hacen ser quin eres, las que te van moldeando. Si no miras, dars un paso y otro en falso.

Puede que igualmente lo consigas, pero ser como haber viajado al paraso con los ojos vendados.

La soledad

Lo que un da fue un sueo compartido, realizado, de pronto se transform en una casa vaca. Las cosas ya no estaban bien entre mi mujer y yo; los hijos estn grandes y ya han emprendido sus propios viajes.

Puede ser que nuestro sueo se haya realizado en algn momento, pero hasta las frescas flores de la primavera se marchitan y terminan por sucumbir ante el manto helado del invierno.

As me siento ahora. Slo el libro que me regal mi abuelo le ofrece algn sustento, alguna razn a las cosas que me pasan. Y es que, an siendo irremediable la propia vida, no dejaba de tener razn. Por eso me sigo preguntando: por qu se hace tan difcil lograr un sueo? O, lo que es peor: cmo impedir que se seque con los aos?

Es cierto que logr grandes cosas. No puedo negar que el slo hecho de haber tenido a mis hijos, de haber amado y permitir que me amaran otros seres de este mundo; haber sido alguien en la vida. O quizs, el slo hecho de permitirme estas reflexiones cuando ya oscurece, cuando la arena parece acelerarse en busca del fondo de la clepsidra; sean parte de las grandes cosas que he obtenido y conquistado. Pero ahora la soledad!?

Bueno, es cierto que la soledad es el precio de la libertad, porque nadie soporta a las personas libres. De alguna manera u otra, existe el sempiterno deseo de apoderarse del otro, de gobernarlo, de saber lo que hace, cmo, cundo, con quin, para qu...

Intentamos la absurda utopa de tener bajo control aquello que no nos pertenece, ni nunca lo har. Eso fue lo que nos distanci. Una profunda grieta que fue abrindose irremediablemente entre nosotros, hasta hacernos sucumbir y separar nuestros caminos. No significa que el amor aquel que nos tuvimos haya sido en vano, porque no hay forma de malgastar el amor, pues el que ama florece, vive y no conozco de flores ni vidas que hayan sido en vano: todo tiene una razn de existir, por breve o efmera que aparentemente sea. De ah a que sea correspondido, hay un abismo, el mismo que nos separa de cualquier estrella.

La extrao, extrao a mis hijos; pero yo mismo busqu silenciosamente este pequeo exilio, este espacio infinito en mi existencia: tener tiempo para m, para descubrirme, llegar al fondo de quin soy realmente. No creo que la existencia se tenga que reducir exclusivamente a la actividad social, a la familia, al trabajo. Debe haber espacio para soar y poder ir en busca de aquello que nadie ms podr alcanzar.

No me importa esta pequea habitacin en donde descanso mis huesos despus del trabajo. La pequea pieza en donde apenas cabe mi cama, una cocina y los pocos libros que rescat antes de partir en busca de mi libertad; el desesperado intento de rescatar quizs la ltima oportunidad de vivirme, de estar conmigo.

Tambin es cierto que eternamente seremos sangre, dispersos, pero nos pertenecemos de alguna manera. Lo s, porque a veces nos recordamos y nos visitamos. Mis hijos me traen sus pequeos retoos que apenas balbucean algunas palabras. Los miro con la misma ternura con la que descubr a mis hijos en algn recodo del camino.

Poco a poco me adentro en un sendero tan distinto al que quizs hubiera querido mi abuelo para m. Pero es inevitable. l mismo me ense a no seguir doctrina alguna y eso lo inclua. Hubiera sido absolutamente contradictorio si hubiese sido de cualquier otro modo.

Pero, qu pasa entonces con los sueos que uno ha alcanzado? Ser que envejecen con uno? La verdad es que no me siento tan viejo, aunque me dicen seor, caballero, no me siento muy distinto a como me senta un par de dcadas atrs. Pero dara cualquier cosa por volver atrs con lo que ahora s, para no cometer los mismos errores, no perder aquellas oportunidades por los tantos complejos que trae consigo la juventud, esas toneladas de inseguridades y arrebatos. Mi vida sera tan distinta si me hubiesen enseado este tipo de cosas a cambio de las tantas ecuaciones inservibles en que era menester descubrir el valor de X, como si fuera asunto de vida o muerte. Me pregunto si alguien recuerda qu valor tena eso en nuestras vidas, si acaso alguien lo habr descubierto realmente.

De vez en nunca suelo reunirme con mis amigos de antao. Mis mejores amigos son aquellos con los que padec esas mismas interrogantes de la adolescencia. Y no aquellos que se me fueron sumando en el camino por las distintas circunstancias en las que me puso la vida, aquellos que estudiaron lo mismo que yo y que, tras abandonar la facultad, desaparecieron. Igualmente los que conoc en algunos de mis pasajeros empleos. Amigos circunstanciales tuve por montones, pero amigos verdaderos puedo contarlos con los dedos de una sola mano.

La noche pronto me alcanza. Mi pequea lmpara sobre el suelo ilumina el libro que descansa, igual que mi abuelo, que es precisamente lo que debiera hacer ahora, para no despertar cansado e ir rumbo al tedio del trabajo.

XVDespertar sin haber dormido tambin significa aceptar la realidad que nos rodea con una inercia aparentemente inmutable. Algunos cambios requieren de muchos otros, de muchas vidas y generaciones completas que se marchan sin haber visto jams algn resultado.

La esclavitud, el hambre, la pobreza, la injusticia, las guerras, los abusos, crmenes, matanzas, violaciones... Cosas que insisten en permanecer instaladas en el seno de la humanidad ponindonos constantemente a prueba.

Tambin somos verdades errticas, todos nos equivocamos ms de una vez.

Aunque probablemente jams llegues a cometer un delito de tamaa naturaleza, comprendes que luchar contra eso se limita casi exclusivamente a tu propia persona.

Muchos se quedan en el camino, pues no basta con el solo deseo de soar hacer grandes cosas, de querer realizar sueos titnicos. Nada cambiar si no cambias t primero.

Pero qu cambiar?

Quizs dejar de alimentar tu ego sea un muy buen comienzo.

El ego es una voz engaosa que susurra en tu interior, que se alimenta halagndote, enalteciendo tus virtudes, obviando tus defectos y, por lo mismo, impidiendo que pongas en prctica tu capacidad de situarte en el lugar del otro.

S humilde. Recuerda tu proporcin con respecto de un rbol, de una montaa, del planeta, del sol, de la galaxia, del universo...y la voz de tu ego se apagar.

XVI

No gastes innecesariamente tantas estrellas fugaces.

Cuando presencies aquel mgico espectculo pide un deseo, alguna cosa que te permita realizar un sueo. No pidas personas, pues no conoces hacia dnde tienen su boleto de viaje.

Cierra los ojos despus de que aquella luz rasgue el tejido negro de la noche. Recurdala, llvatela hasta lo ms hondo de tu pecho. Pdele algo, un poco de ayuda.

Luego celebra haber sido testigo, como cuando se desdobla el arco iris sobre tu mundo. Mira a tu alrededor, vuelve la vista hacia lo que buscas y emprende de nuevo tu viaje.

Llvate esa pequea alegra, porque ese fue tu regalo, era lo que buscabas pero no lo veas.

XVIIAlgo falta, un final para lo que es importante. Los grandes soadores nunca duermen y de continuo sienten la inquieta sensacin de lo inconcluso.

Sal a la calle, disfruta un rato del mundo sencillo. Disfruta de la gente que camina en la plaza, que bebe en los bares. Comparte tu ser con otros, escucha de lo que hablan. Somos tan pequeos recuerdas?

El sentido de la realidad es muy importante al emprender la bsqueda de un sueo. Esto porque no hay ms realidad que la que cada cual ve, percibe y siente; ya sea por cultura, entorno o por deseo y bsqueda, siempre la esencia de la realidad y la existencia residen en la percepcin y en el entendimiento -por rudimentarios que stos sean- de quien viaja con algn sentido despierto.

Cada porcin humana es slo eso: una pequea parte de la humanidad tomando contacto a su modo con los ms inaccesibles y remotos puntos de la existencia, sitios a los que ningn otro alcanza... dejando en cruda evidencia que la desesperada ilusin de un final colectivo inexistente no es ms que otra forma de temor a lo desconocido.

O el deseo de permanecer el mayor tiempo posible sujetos al exquisito placer que puede otorgar la carne propia.

O mejor an, cuando es sta compartida con otro ser, con el potente mpetu de apoderarse o dejarse poseer, intentando adentrarse en ese otro rincn del universo que -de cualquier modo- ser siempre la utpica empresa del absurdo. Ese otro es insondable incluso para s mismo, pero el vrtigo del sexo nos permite desvanecernos por un infinito momento delante de los dioses y sentirnos sumergidos en el lquido tibio que el otro proporciona a la mezcla alqumica necesaria para el viaje.

Ah mismo reside la raz del final, pero retrocedemos ante el abismo, para tener la oportunidad de volver a experimentar la sensacin de la brutal existencia.

XVIIIEl que suea, busca el fuego. Y sabe que en pocas prehistricas y al llegar la noche sobre la tierra, los hombres buscaban el refugio cavernario; no slo como una residencia, sino que empujados por el temor, por el instinto de supervivencia.

Lo que haca tan imperioso encontrar una morada en donde el clan reuna la caza del da, sus implementos y herramientas, su arte y -sobre todo- sus lazos de pertenencia con los dems, era tambin el abrigo que encerraban sus paredes acariciadas por el fuego.

Es probable que sea eso mismo lo que nos motiva todava a reunirnos en torno al fuego, que sea ese fragmento de nuestra memoria gentica ancestral que nos deja perplejos, silenciosamente pensativos mirando el hipntico movimiento de las llamas devorando a los leos, hacindolos crepitar, dejando en evidencia que aquello tambin es vida y que forma parte de la nuestra, an sabiendo que aquel humo -que vuela sin motor y sin alas- es el mismo humo que lami los rostros humanos de aquel entonces mientras se cristalizaba en las irregulares paredes de la caverna.

T comprendes que ese fragmento del fuego en nuestra vida perdura, que ha cruzado las inexorables fronteras del tiempo sin ajarse, sin perder su efecto, que sigue inmovilizndonos, reunidos en torno a una fogata, a los pies de una chimenea: el ritual contina inmutable y nosotros todava lo contemplamos perplejos.

Sacarse la mscaraMuchas veces me he preguntado si ser cierto eso de que cuando uno muere ve una luz en el fondo de un pasillo. Debe ser que ya estoy muy viejo, que la madre de mis hijos ha muerto tras una angustiosa agona. Mis nietos estn grandes y vienen empujando a los que debemos partir.

Mi habitacin no ha cambiado mucho, pero mi cuerpo ajado ya no funciona con el mismo vigor de antao. Me siento solo, es verdad. Y precisamente, bajo esa sensacin atroz, es que recuerdo los momentos de amor profundo en mi vida.

Hubo una mujer, que no fue precisamente la ma, que nunca pude olvidar. La distancia irremediable con ella result ser peor que la prdida de mi abuelo o la de mi esposa. Claro, porque a esa otra mujer la tuve brevemente y la am hasta lo ms hondo de la mdula. Pero desapareci. Esa aparente muerte insignificante fue ms dolorosa porque yo saba que haba esperanza, alimentaba adentro de mi corazn esa esperanza imposible. Lo terrible era que ella estaba viva. A un ser querido, amado, que ha muerto le rend los debidos lutos, viv mis propios duelos que son despedidas irrenunciables. Pero perder al ser amado y saber que est en alguna parte es todava peor. Ese sueo, ese minsculo sueo era todo el universo para m. Y nunca tuve palabra de ella, desde aquella vez en que me dijo que lo nuestro no era posible.

Por un tiempo la olvid y segu con mi vida, intentando indagar en su misterio, dejndome llevar por su marea. Total, aquel sueo era imposible, por ms que siguiera alimentndolo en secreto por tanto tiempo. Pero fue creciendo en mi interior su presencia, se agigantaba y se alimentaba de m, como si viviramos juntos adentro de un mismo cuerpo. Fue terrible, pero mgico. Lo triste era no poder compartirlo, no poder materializarlo. Pero, ser necesario llegar a eso? Es todo tan terriblemente contradictorio; a mi edad y todava con esas angustias ser que madurar es slo asunto para las frutas?

Sentir amor no tiene nada de malo, lo triste es cuando comienza a convertirse, lenta y obstinadamente, en una especie de obsesin en la que no hay remedio posible, porque el otro est metido en otro mundo, es libre. Y, aunque ella era libre de m, yo no lo era. As mismo debe ser que pasa con muchos sueos, que de tanto imaginarlos, de tanto dibujarlos en nuestra cabeza, termina uno no sabiendo cunto de aquello es verdad y cunto no lo es. Como cuando hablaba de mis grandes sueos para el futuro y que, cada vez que alguien me preguntaba cmo iban aquellos planes, tena que inventar una nueva respuesta que simulara que yo estaba en camino. Obviamente menta, porque tambin me haba obstinado en conquistar cosas irrealizables o que simplemente- yo mismo no pona demasiado de mi parte por realizar. Y de tanto mentir o mejor dicho mentirme, tuve que aprender a vivir con ese monstruo interior, que reside all y se alimenta del autoengao. Lo escuch rerse de m un par de veces, me sonrojaba todo aquello, pero era irremediable y ya casi imposible romper con aquel iluso crculo al cual le haba conferido tanto poder.

Las palabras de mi abuelo pueden sacarme de all. Debo encontrar el libro, necesito de alguien que le hable a mi interior, alguien a quien no le pueda mentir.

XIX

Aquello que vemos no es lo nico que existe.

El concepto vida no es otra cosa que una definicin cientfica. Y te puede resultar arbitraria. A m me sucede eso.

Tantas veces he escuchado que no hay indicios de vida en Marte. Y qu es la vida? Segn la biologa un ser vivo es aquel que nace, se alimenta, se reproduce y muere. La vida no tiene que ver con nuestra percepcin ni estudio.

He visto cmo nace una roca, fruto del volcn que estalla. He visto nacer la lluvia e incluso el arco iris. Para m estn todas las cosas vivas. El viento y el agua.

El universo se mueve, lo hace el mismo impulso que late en tu pecho.

Que no lo veamos no significa que no exista. No te permitas caer en el delirio de ver solamente lo que quieres ver o, lo que es peor, lo que otros quieren que veas. El mundo se mueve, las rocas se trasladan, el agua fluye, la noche avanza.

Quien suea realmente, lo sabe. No ignora estas fundamentales cosas. Sabe que cada cosa est all por algo, que algunas se mueven tan lento que, con su corta vista, a ver movimiento ninguno alcanza.

XX

Que nada nuble tu razn. Aunque ya de seguro sabes que los seres humanos no somos seres racionales. Slo tenemos la capacidad de razonar.

Y debes por eso mismo, permitirte saber que hay otras posibilidades en tu interior. Que el viaje onrico, las intuiciones, percepciones de mundos paralelos, incluso la capacidad artstica, son cosas que puede realizar tu mente.

Nada de eso necesita demostracin. No todas las cosas tienen que ser necesariamente racionales o lgicas. Hay todo un mundo abstracto, inasible y maravilloso que fluye a tu alrededor.

Tu propio lenguaje interior comprende lo que ocurre mientras duermes y sueas.

Pero, al despertar y recordarlo, tu mente no comprende cmo es que personas o situaciones inconexas no te hayan llamado la atencin.

Sper poderes, como volar o hacer magia, desaparecer, sobrevivir a catstrofes y cadas fantsticas no tienen lo que se denomina sentido comn.

No, porque intentas traducirlo para comprenderlo.

XXI

Mucha gente te regala amor en el camino.

Inevitablemente tu vida se ha de cruzar con seres que te harn sentir como si el ltimo tomo de aire de tu pecho fuera proyectado de regreso hacia el universo. Puede ser en la encrucijada de una calle, un encuentro casual de miradas. Algo as como una reaccin qumica que efervescente se dispersa en tu sangre, inhibiendo por completo a la razn.

No conozco a nadie que haya podido explicarme qu es el amor. Por eso mismo tampoco te lo puedo definir.

Algunos soamos con amores eternos, imposibles, rodeados de una sedosa estela que torna invisible la realidad. Y es tanto el apego, la entrega a esa dulce sensacin, que el dolor de la prdida del ser amado, puede trastornar tanto tu interior que creers ya no poder seguir adelante.

Pero ten presente en aquel momento, que has tenido la suerte de amar, o que otro ser te ha amado. Hay quienes se marchan de este mundo sin haberlo logrado.

El amor puede durar un minuto, lo que demoras en cruzar aquella esquina. Puede prolongarse por una noche y, al despertar, descubrir la trgica ausencia.

Puede extenderse por das, meses, aos quizs.

T slo disfruta cada instante aquello que sientes en tu interior, esa algaraba inexplicable en tu abdomen. Y, cuando ests en soledad, recuerda que tu primer amor eres t, que eres la criatura ms especial del universo.

La soledad y los aos me estn jugando una mala pasada. No puedo adivinar qu hice bien o mal, si acaso mi vida habr servido de algo ms que simplemente procrear para mantener la especie. Si mi abuelo pudiera verme se reira a carcajadas. Estoy seguro. Aunque a veces tengo la sospecha de que l debi tener problemas semejantes a los mos, no creo que haya sido muy distinto, porque l era un soador empedernido, un ser que buscaba ms all de donde el horizonte divide al cielo de la tierra.

Pareciera que la sola palabra sueo puede generar cierta confusin que l explicaba tan sencillamente: despierta sin haber dormido... Y muchas veces lo logr. Estaba consciente, dulcemente despierto viendo a tantos sonmbulos a mi alrededor. Seres empecinados en juntar riquezas y objetos, sumergidos en la televisin gastando las horas del vivir, ignorantes de todo lo que estaba y sigue ocurriendo en el universo, de las verdaderas posibilidades que trae la vida, de la verdadera alegra de la existencia.

Pero tambin descubr que a ellos les molestamos nosotros, que hacemos un ruido innecesario que no les permite seguir sedados y atontados. Que es intil pensar tanto las cosas, mirar con tanta profundidad, sentirlas con tanta intensidad, sufrir para qu?No s por qu, pero acept ir a vivir con uno de mis hijos. La vida del trabajo ya me haba desahuciado y la mayora de mis amigos haban corrido suerte similar.

Desde mi cama, en mi nueva residencia, slo puedo limitarme a or a los lejos cuando alguien llega o se marcha. Mi desayuno muchas veces me despierta ya fro y en soledad. Los nietos ausentes la mayor parte del tiempo de vez en cuando me miran desde la puerta. Slo uno de ellos intenta acercarse y parece que no conociera las palabras, como si temiera decir alguna cosa tonta, y calla. Su compaa llena un inmenso espacio de silencio. Algunas veces alcanzo a distinguir su silueta dibujada al contraluz de la cortina.

Poco a poco comenzaron a llegar los olvidados y desconocidos parientes quienes, con caras de lstima y toda esa parafernalia con la que se despide la gente de alguien que inminentemente morir, me tomaban de la mano e intentaban darme vacas razones para sentirme animado. Contaban viejas proezas, intentando encontrar algn esbozo de alegra en mi interior, como si con ello lograran su propia redencin imposible.

Algunas noches despert sobresaltado por el rechinar oxidado de la puerta. Era uno de mis nietos, pero tampoco yo tena fuerza suficiente para hablarle y demoler la pared de temor que le impeda comunicarse conmigo.

Pero, cuando sent que la vida ya se desprenda de mis vitales rganos lo descubr mirndome en silencio.

-Acrcate, hijo. No tengas temor.

Acerc la pequea silla y la dispuso junto a mi cama blanca. Era mi ltima oportunidad ante la vida y quise hacerle una pequea peticin, ofrecerle un pequeo regalo, un tesoro que un da haba llegado hasta m para que lo abriera cuando sintiera que todas las luces se haban apagado, que toda esperanza haba sido vencida o que todas esas cosas con las que soaba me parecieran imposibles.

Me mir con el candor de su juventud y agradeci sin decir palabra alguna. Le ped que lo abriera en cualquier pgina, como lo hace la gente que es duea de su propio destino.

XXII

Suea que logras eso y tu mundo cambiar.

despierta sin haber dormido 35