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Julio/Agosto 2006 Cuadernos de Seguridad / 11 El fútbol: un sentimiento, un fenómeno Un balón tiene hipnotizada a media humanidad. La pasión por el fútbol puede más que cualquier cosa. Millones de personas de toda raza y condición han de- jado de lado sus actividades habituales por no per- derse ni un detalle de los partidos. Partidos o en- cuentros de fútbol de base impredecible puesto que, realmente, casi nunca cuentan las habilidades, ni el esfuerzo, ni siquiera las estrategias de los futbolistas. El fútbol carece de leyes que puedan cumplirse, tan sólo tiene normas o reglas. Pero, es un fenóme- no y el deporte más popular de la historia de la humanidad. Pero, lo cierto es que ninguna otra actividad –cultural, política o econó- mica– suscita en nuestra época tan- to interés y despierta tan encendidas pasiones. Los escenarios deportivos, semana a semana, están llenos de es- pectadores ávidos y entusiasmados que viven acontecimientos únicos y los progra- mas especializados, sobre todo, en la radio y en la te- levisión, se multiplican. Ningún deporte ha alcanzado el nivel de popularidad del fútbol: se ha universalizado. El escritor inglés Da- vid Yallop, en su libro “¿Cómo se robaron la Copa?”, en el que analiza a fondo la corrupción que lamenta- blemente rodea a esta actividad, transcribe unas de- claraciones de Joao Havelange que ratifican la di- mensión del evento: «El campeonato mundial de 1994, celebrado en los Estados Unidos, fue observado por una audiencia acumu- lativa de 30.000 millones de perso- nas». Algo así como cinco veces la población de la Tierra. Y, consecuentemente, mientras seguimos distraídos con el espectá- culo, no nos percatamos de que el Mundial no sólo es una pasión sino un gran negocio. El deporte se ha convertido en el culto hiperbólico del espectáculo, en donde los cuerpos, es- tilos y conductas se amoldan a las exi- gencias del capital y del mercado. El Mundial de Fútbol, triunfo de la globalización Muy pocos acontecimientos, sólo algunos esporádicamente recordables, tienen la cualidad de generar la ilusión universal y la sensación de que el mundo se detiene, que nada más que eso que está ocurriendo verdaderamente ocurre, que todo se somete a los tiempos que imponen esos acontecimientos, que todo lo demás debe amoldarse, que nada más importa demasiado, y hasta que la agenda más importante tiene un espacio en forma de balón de fútbol. Y, sin duda, gana fuerza y se vuelve real el mundo de una sola dimensión, globalizado, singular y sin marcadas pluralidades, con apenas variaciones de lo mismo. Un sueño por un mes, en el que la vida sigue y las tristes realidades, también. Un mes para el Mundial que se convierte en una locura planetaria. Seguridad en Estadios En Portada Manuel Sánchez Gómez-Merelo Consultor Internacional de Seguridad Miembro del Comité Organizador del II Congreso Nacional y I Encuentro Iberoamericano de Prevención y Seguridad en los Estadios de Fútbol

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Julio/Agosto 2006 Cuadernos de Seguridad / 11

El fútbol: un sentimiento, un fenómenoUn balón tiene hipnotizada a media humanidad. La

pasión por el fútbol puede más que cualquier cosa.Millones de personas de toda raza y condición han de-jado de lado sus actividades habituales por no per-derse ni un detalle de los partidos. Partidos o en-cuentros de fútbol de base impredecible puesto que,realmente, casi nunca cuentan las habilidades,ni el esfuerzo, ni siquiera las estrategias delos futbolistas. El fútbol carece de leyesque puedan cumplirse, tan sólo tienenormas o reglas. Pero, es un fenóme-no y el deporte más popular de lahistoria de la humanidad.

Pero, lo cierto es que ninguna otraactividad –cultural, política o econó-mica– suscita en nuestra época tan-to interés y despierta tan encendidaspasiones. Los escenarios deportivos,semana a semana, están llenos de es-pectadores ávidos y entusiasmados queviven acontecimientos únicos y los progra-

mas especializados, sobre todo, en la radio y en la te-levisión, se multiplican.

Ningún deporte ha alcanzado el nivel de popularidaddel fútbol: se ha universalizado. El escritor inglés Da-vid Yallop, en su libro “¿Cómo se robaron la Copa?”,en el que analiza a fondo la corrupción que lamenta-blemente rodea a esta actividad, transcribe unas de-claraciones de Joao Havelange que ratifican la di-

mensión del evento: «El campeonato mundialde 1994, celebrado en los Estados Unidos,

fue observado por una audiencia acumu-lativa de 30.000 millones de perso-

nas». Algo así como cinco veces lapoblación de la Tierra.

Y, consecuentemente, mientrasseguimos distraídos con el espectá-culo, no nos percatamos de que elMundial no sólo es una pasión sino

un gran negocio. El deporte se haconvertido en el culto hiperbólico del

espectáculo, en donde los cuerpos, es-tilos y conductas se amoldan a las exi-

gencias del capital y del mercado.

El Mundial de Fútbol,triunfo de la globalización

Muy pocos acontecimientos, sólo algunos esporádicamente

recordables, tienen la cualidad de generar la ilusión

universal y la sensación de que el mundo se detiene, que

nada más que eso que está ocurriendo verdaderamente

ocurre, que todo se somete a los tiempos que imponen

esos acontecimientos, que todo lo demás debe amoldarse,

que nada más importa demasiado, y hasta que la agenda

más importante tiene un espacio en forma de balón de

fútbol. Y, sin duda, gana fuerza y se vuelve real el mundo

de una sola dimensión, globalizado, singular y sin

marcadas pluralidades, con apenas variaciones de lo

mismo. Un sueño por un mes, en el que la vida sigue y las

tristes realidades, también. Un mes para el Mundial que se

convierte en una locura planetaria.

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Manuel Sánchez Gómez-MereloConsultor Internacional de Seguridad

Miembro del Comité Organizadordel II Congreso Nacional

y I Encuentro Iberoamericanode Prevención y Seguridaden los Estadios de Fútbol

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La competición no está matizada solamente por elamor al deporte o por defender el orgullo nacional, si-no por el dinero que está de por medio. Esta fiesta noes gratis ni sin ánimo de lucro.

Las empresas, para promover sus productos, recu-rren a la imagen de los más destacados deportistas yde los movimientos de masas. Los torneos de fútbolse han convertido en jornadas memorables, en ejesde multitudinarias movilizaciones y acciones que vandesde lo político y lo social, hasta lo económico y locultural.

Se estima que el ingreso anual del fútbol es de 225billones de dólares, y ofrece empleos directos e indi-rectos acerca de cuatrocientos cincuenta millones depersonas. Hay federaciones nacionales afiliadas a laFIFA en 207 países.

Preocupados por asegurar y aumentar más su au-diencia, los espacios deportivos han sido abiertos abellas y despampanantes modelos que sirven de es-pecial referente. Hay como una utilización sensual dela imagen.

El fútbol, aunque sea de manera temporal, ha permi-tido vincular no solamente a diversos sectores de la so-ciedad virtualmente enfrentados por fracturas de clase,raza, edad, religión, sexo, etc., sino que ha posibilitadosuperar el supuesto conflicto de que todos somos ca-da vez más egoístas y malos. No obstante, se dice queel fútbol es la prolongación de la guerra con medios pa-cíficos o el mejor sustitutivo de aquella.

En muchos casos, no importa si los que están dis-frutando del evento in situ se quedan endeudados por

varios meses, si salen con permiso sin sueldo o siabandonan su negocio por unas cuantas semanas: loimportante es ver jugar y disfrutar de este fútbol delMundial.

Esa masiva concurrencia multirracial de gente yde factores pone sobre el tapete también temas desobresaliente preocupación, el racismo y la intole-rancia, por ejemplo. Muchas personas en el mundoestán permanentemente siendo testigos de actosracistas y violentos en los estadios, en lo que ana-listas ya han calificado como el recrudecimiento deconceptos ultra conservadores y racistas, nada tole-rables.

Finalmente, más allá de todo lo que representa eldeporte, una competencia justa en la que los jugado-res se enfrentan en condiciones iguales, no deberíadesviar nuestra atención de la realidad en la que seencuentran nuestras sociedades: de igualdad nada denada. Las diferencias y las injusticias sociales son ca-da vez mayores.

En este sentido, en una reciente conferencia deKofi Annan, secretario general de las NacionesUnidas, declaraba: «la Copa del Mundo nos llena deenvidia, es la máxima manifestación del único jue-go auténticamente mundial, practicado en todoslos países por todas las razas y religiones, es unode los pocos fenómenos tan universales como lasNaciones Unidas. Podríamos decir que lo es inclu-so más: la FIFA tiene 207 miembros, nosotros só-lo tenemos 191».

Así de contundente es la realidad: hay más paísesafiliados a la FIFA que a la ONU. ¿Cómo comprenderestos hechos? Cada uno tendrá su interpretación. Pe-ro, lo cierto es que todos terminarán reconociendo–más allá de los análisis psicológicos, económicos,sociológicos y culturales– que el fútbol es sobre todosentimiento.

El fútbol es emoción y es pasión. Es triunfo y es de-rrota. Es alegría y es tristeza.

Algunas referencias lo recuerdan: Albert Camus,al recordar su infancia en los barrios pobres de Ar-gel, hablaba de «la alegría de las victorias» y de«esas estúpidas ganas de llorar las tardes de derro-ta» y Patricio Falconí, en “Los libros de mi vida”,nos resume: «El fútbol es una emoción compartida:no sólo ayuda a vivir sino también a interpretar la so-ciedad. Movidos por la utopía del hombre que juegasin las manos, unimos cabos sueltos y descubrimosespejos indiscretos… Para vernos. Para reconocer-nos».

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Globalización o universalidad.El fútbol y la política

La fascinación que despierta el deporte en los con-glomerados sociales supera con creces al interés po-lítico. El fútbol es idóneo para que se produzca en elcampo psíquico el sentimiento colectivo del “noso-tros”, ya que las hazañas del equipo o del ídolo en pis-tas, coliseos y estadios significan para los miembrosde una misma sociedad nacional experiencias idénti-cas y sensaciones parecidas, las que aglutinan férrea-mente la unidad entre los integrantes de la comuni-dad.

En este sentido, se ha dicho que «El fútbol es uncombate con reglas predeterminadas, sometido a jue-ces y a una cancha marcada». Un fútbol que hoy se-cuestra la atención del mundo, que tiene la virtud detransparentar los sentimientos colectivos, de romperrecelos y crear vínculos potentes entre los hinchas,de alinear a la gente a una causa: poner una meta enjuego, militar por una pasión. Lo que no ha podido lapolítica, sí ha logrado este deporte. Las frustracionesnacionales han encontrado alivio, al menos transito-rio, en la pasión del juego y de los estadios.

Es impresionante ver las banderas flamear en losestadios, ver que las gentes en sus países salgan pordecenas de miles a las calles de forma voluntaria, sinconvocatorias organizadas cuando el equipo nacionaljuega. Es sorprendente que el sentido de identidad

adquiera inusual fuerza cuando la Selección Nacionalde cada país disputa un partido en el estadio.

El fútbol es una confrontación, una lucha con reglaspredeterminadas, sometida a jueces, que se realizaen un ámbito concreto y perfectamente delimitado. Elfútbol es un combate donde la sociedad alcanza unade sus mayores cotas de acción, donde la fuerza y lapasión deben estar sometidas a la disciplina, al hon-roso respeto, a un pacto que limita la bravura. Y, co-mo en toda confrontación, hay un adversario, una es-trategia, unas tácticas, una muy poca lógica y unosresultados.

El fútbol es un escenario que revela el carácter delos países. Así, su expresión va, desde el espectácu-lo que dan los equipos latinos cuyo juego es una dan-za, un flirteo al riesgo, una especie de aventura ador-nada, al otro, el europeo, más cerebral, más exacto ypragmático. El resto presenta una gama de un fútbolmás anodino, menos espectacular. Y, por supuesto,en todos los casos hay un comportamiento muy dife-rente, en lo pasional y en la fuerza, de las “hincha-das” o las “barras”.

Siguiendo el caso, también son muy diferentes es-tos comportamientos masivos de carácter simbólicoy significativos en la política y no únicamente en lodeportivo y, siempre como me refería anteriormente,en una situación impredecible.

También se dice que, más allá de las puras consi-deraciones deportivas, el fútbol se está convirtiendo

en una especie de oportuna y eficazterapia colectiva, que llega en mo-mentos en que la sociedad necesi-ta de esos ídolos distintos que sonlos jugadores de la selección. Deellos no esperamos nada que nosea la reivindicación deportiva de lanación, esperamos la posibilidad deafirmarnos en lo nuestro, de vernoscon integridad, de sabernos con po-sibilidad de hermandades olvida-das, de generosidades ocultas, deemociones libres, que no nos ofre-cen para nada los políticos.

Políticamente y realmente, paracualquier país, participar en la Copadel Mundo constituye un profundoorgullo nacional e importante paratodos estar allí, formar parte de lafamilia de naciones y pueblos quecelebran su único objetivo real co-mún conseguido.

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El Mundial y las lecciones de historiaEmpezando por el final, en momentos como la celebración del Mundial

de Fútbol, para millones de ciudadanos del mundo lo importante de la ac-tualidad no son los continuos muertos de la guerra de Irak, ni son los sui-cidios de Guantánamo, ni los niños muertos en Gaza o los conflictos deSomalia. Ni lo que digan Zapatero y Rajoy, sino la Copa del Mundo deFútbol.

Y no es tanto el acontecimiento deportivo lo que ha cambiado, sino laposibilidad de ser espectador del mismo a la vez con el resto del mun-do. El deporte no ha dejado de ser la gloria y el opio de los pueblos des-de la antigüedad. Pero su actual dimensión prodigiosamente unánime yde tiempo real no existiría sin los medios audiovisuales y los poderesmediáticos económicos.

Se ha dicho que la Copa del Mundo revela, subraya e ilustra una nuevaera. Nunca la humanidad ha estado tan unánimemente “globalizada”.Nunca un espectáculo retransmitido a todo el mundo ha sido tan “iden-tificativo”, en la medida en que ya forma parte de lo que caracteriza alhombre y su país. Este espectáculo se está convirtiendo en algo único,omnipresente y permanente, y no deberíamos de dejar de analizar sumovimiento histórico.

El deporte, tantas veces utilizado por regímenes dictatoriales con finespropagandísticos o de distracción política, se ha convertido esta vez, enAlemania, en una celebración de la apertura y el encuentro que trascien-de las diferentes nacionalidades y da motivos para la esperanza de queel entendimiento debería de ser posible también en otros ámbitos.

Aunque dice Pascal Boniface, que el fútbol «es una zona residual deenfrentamiento que permite la expresión controlada de la animosidad yno afecta a los ámbitos más importantes de interacción entre los paí-ses». No hay que olvidar que, en los pocos aspectos positivos que has-ta ahora tiene la globalización, está el que el mundo se ha vuelto másabierto. Es más difícil construir y sostener sistemas cerrados. La huma-nidad ha aprendido algo a lo largo del pasado siglo acerca del valor ina-lienable de la apertura y, sin duda, la tecnología ha ayudado notable-mente. Este encuentro en Alemania de 32 equipos de fútbol seguido,cuando menos, por una sexta parte de la humanidad, es una muestra deesa mayor apertura.

El fútbol es una fuerza a favor de esa esperanza y el símbolo: ese balónque nos tiene hipnotizados o idiotizados, como dicen algunos. La realidadde este símbolo –nada nuevo– es que en todas las zonas tanto de pu-dientes como de miseria, en lugares polvorientos y de lujo del mundo en-tero, se juega con balones de trapo o de cualquier otro material, e inclu-so, ofrece a jóvenes que nada tienen el sueño de una fama improbable.La FIFA debería de tener el objetivo de alimentar esa esperanza. Su res-ponsabilidad y poder es muy importante y su riqueza, derivada, sobre to-do, de los patrocinadores crece rápidamente. Ahora su responsabilidad enel camino hacia el Mundial en Sudáfrica, en 2010, donde contará con cien-tos y cientos de millones de dólares para distribuir debería de tener un es-pecial impacto económico y social en ese Africa olvidada por esta socie-dad presuntamente globalizada, aunque sea a través del fútbol.

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Y, no cabe duda que está bien sustituir las cruentasbatallas con muertos por batallas en los que media unbalón en un campo y una labor social.

Pero, por otra parte, no hay que perder el referentede que si el fútbol es impredecible porque no tiene le-yes, es consecuentemente un juego absurdo y difícilde entender. Así, se puede afirmar que el país que go-bierna el mundo (EE.UU.) ignora, no entiende o noquiere entender, el deporte que gobierna el mundo.

Riesgos, amenazas y vulnerabilidadesA estas alturas de la historia ya a nadie se le escapa

que el Mundial de Fútbol es el evento global por ex-celencia, y eso lo transforma en objetivo potencial decualquier grupo que quiera hacer llegar su mensaje,sobre todo maligno, a todos los rincones del planeta.

Si, en este sentido, en su máximo exponente hoyse piensa en un acto terrorista como una ruptura deun orden o de una cotidianeidad festiva multinacional,con una cuota de violencia y otra de morbo y todo elpoderío noticioso que ello implica, queda claro quehay motivos para pensar que los terroristas han teni-do y tienen a Alemania 2006 en su punto de mira.

Los efectos de lo que pudiera suceder allí se multi-plican de manera infinita por medio de esa caja de re-

sonancia moderna que son los me-dios de comunicación. ¿Cuántosmillones de veces por todo el mun-do se vería a un avión estrellarsecontra un estadio en un partido demáxima audiencia? Sin comenta-rios.

Pero, los riesgos y amenazas enel fútbol no son nuevos, datos his-tóricos nos recuerdan las implica-ciones de inseguridad. Así, ya en1314, Eduardo II lo prohibió en In-glaterra por «los escándalos y acci-dentes a los que daba lugar» y, delmismo modo, lo hicieron Ricardo IIy Enrique IV que también promul-garon leyes contra el mismo, quepor entonces ya había adquirido ex-cesiva violencia.

En cualquier caso, y aunque la vio-lencia no cesa, el primer intento deordenación del fútbol no ocurrehasta 1863, con la creación de la

inicial Football Association, asociación que no empe-zó a florecer hasta 1871 con la creación de la Cha-llenge-Cup en la que tomaron parte 16 clubes ingle-ses.

En estos momentos, cuando el fútbol en su épocamás reciente y ordenada tiene poco más de 100años, se ha convertido en el deporte más universalcon importantes connotaciones políticas y sociales,en muchos casos, disparatadas y con graves inciden-cias en la seguridad ciudadana.

Así, en la preparación de este Mundial de Fútbol, seha dicho desde el principio que «No hay amenazasconcretas, pero sí posibilidades abstractas», comoapuntó Guenther Beckstein, ministro del Interior deBavaria. Por este motivo, señaló al término de un en-cuentro político, «la seguridad debe verse, pero unono puede ser fulminado por ella. El Mundial no seráuna fiesta de policías».

No obstante, decir que el mundo no es el mismodesde el 11 de septiembre de 2001 es una frase tanobvia como manida. Pero los organizadores del Mun-dial 2006 no pueden ni quieren pasar por alto dichaobservación y sus duras implicaciones.

En cualquier caso, y solo hablando de fútbol, Europase ha visto conmovida por hechos de violencia en losúltimos meses, lo que llevó a los organizadores a re-visar sus planes de seguridad.

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Aunque, en realidad son dos las cuestiones princi-palmente las relacionadas con la potencial inseguridadque más han preocupado a las máximas autoridadesalemanas: ese temor a un atentado terrorista de granimpacto social y ese amenazante comportamiento delos aficionados violentos, más conocidos como loshooligans o esas hinchadas xenófobas más radicales.

Si unos meses antes de la celebración, el principaldesafío para la seguridad de los estadios durante elMundial de Fútbol de Alemania era la posibilidad deun atentado terrorista islámico, más recientemente elfoco de atención se había trasladado a otras fuentesde amenaza: los ultraderechistas.

En el pasado mes de marzo, ya hubo una reunión degrupos ultras europeos que se reunieron en Braunau,ciudad natal de Hitler, para preparar un plan vandálicoy de exhibiciones nazis en el Mundial de Alemania. SuPlan de Acción era “Incendiar Alemania 2006”. El do-cumento suscrito en dicha reunión era escalofriante.

La policía también tomó sus acciones y empezó prohi-biendo a los neonazis manifestarse en Gelsenkirchen el10 de junio «para evitar que los ultraderechistas reco-rrieran las calles de Gelsenkirchen para difundir eslóga-nes racistas y xenófobos».

Por otro lado, unos 6.000 hooligans alemanes regis-trados no podrán entrar en los estadios y deberán re-portarse a la policía durante los partidos. También sepreveían potenciales altercados provocados por losmás de 5.000 hooligans ingleses, según Scotland

Yard, de los más de 12.000 aficionados ingleses es-perados.

En este sentido, es importante valorar que Policíasde distintos países europeos compartirán informacio-nes para asegurarse de que los extranjeros violentosno entren en Alemania.

«No vamos a permitir que gente proclive a la vio-lencia arruine la Copa Mundial: no tendrán ningunaoportunidad en 2006», afirmó en su momento FritzBehrens, ministro del interior en el estado de West-falia-Rin del Norte.

Alemania prometió que no tendría tolerancia algunacon los violentos durante la Copa Mundial de Fútboldel 2006 y así ha sido.

Planificación de la SeguridadMiles y miles de aficionados de muchos países se

dieron cita en uno de los mayores acontecimientos de-portivos de la historia, que contó con la participación delas estrellas futbolísticas del momento, grandes perso-nalidades y Jefes de Estado y Gobierno, todos ellos se-guidos por miles de medios de comunicación. Todauna responsabilidad por la seguridad.

El ministro del Interior de Alemania, WolfgangSchauble, ya afirmó que, con respecto a la seguridaden el Mundial de Fútbol en Alemania 2006, «nunca se

había preparado de forma tan ex-haustiva un acontecimiento de se-mejante envergadura».

Los preparativos para el Mundialde Fútbol Alemania 2006 empiezana tomar forma desde la seguridadmás general hasta los detalles de-portivos.

Aunque no es nada nuevo que, enlos principales torneos deportivoscon posterioridad al 11-S, como losJuegos Olímpicos de 2004 y losJuegos de Invierno de 2006, fueronescenario de enormes operativosde seguridad, Alemania 2006, no hasido la excepción.

Sobre los dos ejes de la amenaza:el temor a un atentado terrorista degran impacto social y el comporta-miento de los aficionados violentos

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es que Alemania y la FIFA elabora-ron un plan que apuntaba, sobre to-do, a la prevención: la prioridad era,y así ha sido, detectar e interceptara cualquier sujeto sospechoso dequerer participar en actos de terro-rismo o de violencia.

Todo el personal implicado en ve-lar por la seguridad de los asisten-tes (unos 70.000 profesionales dedistintas nacionalidades) estuvo co-ordinado para evitar, en la medidade lo posible, cualquier incidenteque pudiera producirse y si así fue-ra, solucionar dicha emergencia deforma rápida y eficaz.

Por primera vez en su historia,Alemania utilizó el apoyo de policíasextranjeros para contribuir a la se-guridad en el Mundial de Fútbol2006. Entre el 9 de junio y el 9 dejulio, principalmente, oficiales dePolicías de otros países han estadoinvolucrados en los operativos de control, vigilancia yde seguridad sobre los grupos de personas que podí-an intentar provocar el caos y alterar el orden público.

La experiencia acumulada en la gestión de la segu-ridad de los grandes eventos deportivos y las nuevasamenazas que existen a nivel global, han servido pa-ra que hechos terroristas como los ocurridos en losJuegos Olímpicos de Munich 72, sean cada vez másdifíciles de repetirse.

Los uniformados foráneos han tenido la compe-tencia y la autoridad para realizar arrestos a las per-sonas que trataran de hacer acciones problemáticasdurante la cita mundialista.

Los mediosy medidas de seguridad

Además de esos 70.000 profesionales de seguridadde distintas nacionalidades han estado coordinadospor las autoridades alemanas, en su momento, fuer-zas militares. Así, el ministro de Defensa, Franz Jo-sef Jung, ya se pronunció en favor de una participa-ción mayor del ejército durante la celebración delMundial, asegurando que, aunque no había amenazasconcretas de algún grupo armado para el evento“existía un riesgo posible”.

En este sentido, hasta 7.000 soldados de las Fuer-zas Armadas Alemanas estuvieron preparados pararespaldar el dispositivo de seguridad del Mundial encaso de necesidad, si bien sus posibilidades de ac-tuación eran muy restringidas, pues la Constituciónprohíbe la intervención del ejército en el interior. Sustareas quedaron restringidas al salvamento, a la vigi-lancia aérea con los aviones de reconocimientoAWAC y al destacamento de especialistas en armasatómicas, biológicas y nucleares. Labores policialescomo la detención de personas se permitirían sólo encaso de un ataque a un cuartel militar.

Igualmente, el Tribunal Federal alemán ya delimitótambién claramente en su veredicto las fronterasexistentes para la seguridad aérea durante el Mundial.Según dijo, no se podrán aplicar métodos de comba-te específicamente militares para garantizar la seguri-dad en el país europeo durante el torneo.

Por otro lado, se reforzó la seguridad en Alemaniacon más de 300 policías procedentes de 12 países dela Unión Europea y de otros países que, desde antesdel inicio ya se encontraban en Alemania para apoyara sus colegas con el objetivo de garantizar la seguri-dad durante el Mundial y hasta el 9 de julio. Todo enaras a tener «un feliz Mundial de Fútbol».

Así, los policías ingleses que trabajaron para la se-guridad en el Mundial de Fútbol de Alemania 2006 tu-vieron permiso para arrestar a hinchas violentos de su

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FOTO: VALENCIA

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país, conocidos como hooligans, según informó el Mi-nisterio del Interior en Londres.

En Alemania, por primera vez en la historia habrá po-licías británicos velando por el orden en un Mundial.En contrapartida, policías alemanes ayudaron en GranBretaña a evitar el viaje de hooligans violentos. Lasautoridades británicas extendieron una prohibición deviaje al Mundial a más de 3.000 hinchas.

«Este equipo de policías europeos se ha ganado yael título de campeón de la cooperación práctica enseguridad», dijo Schaeuble. El ministro alemán deInterior, ya con anterioridad, se mostró convencidoque con sus uniformes, los policías europeos «nosólo contribuirán a que nuestros ciudadanos e invi-tados tengan sensación de seguridad», sino que sonuna muestra de como «la cooperación funciona deforma concreta, práctica y efectiva en Europa».Schaueble recordó que «no hay garantías de segu-ridad cien por cien», aunque aseguró que «estamospreparados para hacer todo lo humanamente posiblepara evitar que se produzcan atentados o altercadosgraves durante el Mundial».

Aviones AWACS vigilaron el espacio aéreo de laOTAN y sobrevolaron el espacio aéreo alemán paravelar por la seguridad del Mundial de Fútbol. Segúncomunicó el cuartel de la Alianza Atlántica en la ciu-dad belga de Mons, donde está establecida la flota,las operaciones de los llamados aviones de vigilanciatemprana, ya intervinieron en el pasado y también la

OTAN puso los aviones equipadoscon grandes radares a disposiciónde otros eventos multitudinarios,como por ejemplo durante los últi-mos Juegos Olímpicos, celebradosen Atenas.

Pero, en esta ocasión, Alemaniatambién ha utilizado alguna nuevatecnología, como robots para elcontrol y la vigilancia en el Mundialde Fútbol. Fueron artefactos capa-ces de detectar la presencia de per-sonas mediante sensores infrarro-jos y vigilar por vídeo. Incorporabanlector de huellas digitales para elcontrol.

Unos artefactos de funcionamien-to continuo no afectados por la pre-sión del cansancio ni el sueño parala vigilancia de los estadios duranteel Mundial de Fútbol Alemania2006. El gobierno alemán decidió

contratar el servicio de robots para asegurar la tran-quilidad en los estadios durante el torneo.

«Por favor, identifíquese», se podía escuchar des-de el interior del robot, con una voz que parece ga-láctica. Los encargados de la firma fabricante expli-caron el funcionamiento del robot que envía unmensaje de alerta a un monitor de control. En él, unopuede verse a través de los ojos de la máquina.También podía vigilar en la oscuridad e incluso alotro lado de la pared. Había un tipo de robot encar-gado de la vigilancia en espacios cerrados que, en suparte superior tenía un lector de huellas digitales,con el que cada persona que se encontraba a su pa-so en áreas de seguridad debía identificarse. Otro ti-po de robot diferente era el encargado de patrullarlos espacios al aire libre y estaba provisto con de-tectores que identifican armas atómicas, químicas yexplosivos. Ambos estaban equipados con un siste-ma de comunicación que enviaba los datos de su vi-gilancia a un centro de control, donde la informaciónera evaluada.

Teóricamente nadie se escondía y esconderse delos robots no es muy fácil, porque sus detectoresidentifican en 360 grados la silueta y el contorno y elcalor de los cuerpos humanos y también disponen deun radar que puede percibir movimientos detrás deparedes hasta una distancia de 100 metros.

Por otro lado, las pantallas de gran formato que sehan instalado en las grandes plazas de casi todas las

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ciudades alemanas suponen una dimensión entera-mente nueva para el trabajo policial, aunque loscostes han sido muy elevados. Sólo para las fiestascon pantallas gigantes de televisión en Stuttgart secalcula un gasto de unos 250.000 euros.

A esas sumas hay que añadir las grandes inversio-nes realizadas en nuevos sistemas de control de ac-cesos, sistemas de videovigilancia, transmisión y gra-bación de imágenes, así como aquellas medidas deseguridad pasiva provisionales o permanentes de va-llados y cercados de seguridad.

Por último, hay que destacar que también, WolfgangSchaeuble, ministro del Interior, defendió la necesidadde luchar contra la prostitución forzosa que se preveíaaumentaría en gran medida durante el Mundial 2006, yque varias organizaciones alemanas ya anteriormenteestaban tratando de prevenir mediante campañas en elpropio país y visitas, principalmente, a las nacionesorientales de Europa, de donde se cree llegaría la ma-yoría de esas personas de manera obligada.

El refuerzo de la Seguridad PrivadaOtro reconocimiento especial ha sido la especial

contribución a la seguridad del Mundial de Alemania2006 de las empresas de seguridad privada.

Como se preveía y se ha demostrado, el desplieguede seguridad era uno de los puntos fundamentales dela organización del Mundial de Alemania 2006. Las po-licías federal y de los estados regionales han sido losprincipales responsables pero, la participación de lasempresas de seguridad privada ha sido fundamental,como ya se ha demostrado en múltiples ocasiones si-milares.

Pero, lejos de una primera impresión general inicialhacia su selección, formación y capacitación, las con-diciones conseguidas de edad, antecedentes y domi-nio del idioma alemán, han dado unos resultados muypositivos. Aunque ya se avisó por la parte empresarialde que «los candidatos serán investigados tres o cua-tro veces para descartar la posibilidad de que se cue-le alguna 'oveja negra' y tampoco nos guiaremos porel diámetro de los bíceps», declararon las autoridadesalemanas.

No patrullaron las calles, pero los vigilantes de se-guridad privados han tenido un papel central en actosmuy concretos. Entre otras actuaciones y competen-cias, destacó su participación en las múltiples fiestasque se organizaron en las plazas de muchos pueblosy ciudades en torno a las pantallas gigantes de televi-sión, uno de los más temidos focos de problemas du-rante el torneo.

La tarea más importante fue evitar que se introduje-ran en los lugares de concentraciónarmas o cohetes. Tal como se pro-nunció el jefe de la policía regionalErwin Hetger, «a partir de una aglo-meración de 10.000 personas es vitalla participación de un servicio de se-guridad profesional. Para nosotros esde suma importancia trabajar codocon codo con alguien que esté 'in si-tu' y tenga la experiencia requerida».

Según fuera el grado de riesgo seprecisaron por partido de fútbol unpersonal de seguridad privada de en-tre 750 y 1.050 efectivos. Para un en-cuentro normal de la Bundesliga senecesitan entre 450 y 500 efectivosde seguridad privada.

El uniforme fue facilitado por el co-mité organizador del Mundial de Fút-bol. Fueron todos iguales, con cami-sas con un número estampado,escudo y el logotipo de la FIFA, com-plementados con pantalones y zapa-tos negros.

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Page 10: El Mundial de Fútbol, triunfo de la globalización · 2013. 10. 31. · El fútbol, aunque sea de manera temporal, ha permi-tido vincular no solamente a diversos sectores de la so-ciedad

Julio/Agosto 2006 Cuadernos de Seguridad / 23

A modo de conclusionesHasta ahora, el Mundial de Fútbol se ha parecido

más a lo que debería de ser siempre: una fiesta. Unacontecimiento que cada día trasciende más hacia elterreno deportivo, dentro de un triunfo indiscutible deorganización de Alemania. La inicial psicosis en mate-ria de seguridad se ha superado y así ha sido hasta elfinal, aunque la temperatura de la confrontación haido subiendo con las eliminatorias.

En cualquier caso, el Mundial de Fútbol se ha con-solidado como un ritual que consagra la espera delas hazañas y divide al fútbol en eras, según ha di-cho el escritor mexicano Juan Villoro, autor del li-bro “Dios es redondo”, donde explora las supersti-ciones, los ritos y los mitos que han convertidoestadios en catedrales y a los jugadores en apósto-les.

Un libro para los fanáticos de las canchas de fútboly para los ateos descreídos que juran que nunca ve-

rán un partido de fútbol, pero viven deseosos de en-tender el delirio de los fieles.

Por eso, ya es mejor volver al presente mientras sealienta la ilusión de que el tiempo se detiene y la es-peranza del futuro es el presente. Y tal vez no seamuy aventurado decir que el cuarto domingo de juniode 2007 muchas cosas no habrán cambiado, como siel tiempo no hubiera pasado. Y muchos querrán, co-mo diría Calamaro en clave de fútbol, que esto durepara siempre. Pero no debemos olvidar que sólo setrata de ilusiones.

En el fútbol es muy importante esperar para ver co-sas que valen la pena. Muchas veces los partidos sonaburridos, pero sabemos que cada cuatro años llega-rá una fiesta de orden planetario. Una fiesta globaliza-da de confrontaciones donde no gana el mejor porque el fútbol no tiene leyes y para entender este fe-nómeno inexplicable, algo misterioso y respetable,tiene que haber algo en el fútbol para haber conse-guido unificar y globalizar al mundo alrededor de unbalón. •

En esa especial descripción, en esa envidia sana que tiene Kofi Annan, conrespecto al fútbol desde su Secretaría General de la ONU, subraya cuatropuntos fundamentales y dice: «En primer lugar, la Copa del Mundo es unjuego en el que cada uno sabe dónde está su equipo y lo que ha hecho pa-ra estar ahí. Todos saben quién marcó, cómo lo hizo y en qué minuto del par-tido; todos saben quién falló el gol cantado; todos saben quién paró el pe-nalti». Y añade: «En segundo lugar, la Copa del Mundo es algo de lo quea todos les gusta hablar. Desentrañar lo que su equipo hizo bien y loque podría haber hecho de manera diferente, por no hablar del equi-po rival». Así, subraya que: «Adolescentes normalmente silenciososque adquieren una repentina elocuencia se convierten en expertos se-guros y en analistas deslumbrantes. Ojalá que en el mundo en gene-ral pudiéramos mantener más conversaciones de ese tipo. Ciudadanosagobiados por el tema de cómo podría ascender su país en el índice de desarrollo humano o re-ducir el número de emisiones de carbono o de infecciones por el SIDA». Y continúa: «En tercer lu-gar, la Copa del Mundo se disputa en terrenos de juego uniformes y todas las partes participan enigualdad de condiciones. Es un juego en el que sólo importan dos cosas: el talento y el trabajo enequipo. Ojalá que tuviéramos esa misma igualdad en la arena mundial. Un comercio libre y justosin la interferencia de subvenciones, barreras o tarifas. Cada país con las mismas oportunidades dedesplegar su poderío en la escena mundial». Y, finalmente dice: «En cuarto lugar, la Copa delMundo es un acontecimiento que demuestra los beneficios de la polinización cruzada entre pue-blos y países. Son cada vez más numerosas las selecciones nacionales con entrenadores extranje-ros, que aportan una nueva forma de pensar y de jugar. Lo mismo cabe decir del creciente núme-ro de jugadores que entre cada dos Copas del Mundo juegan en equipos de otros países. Inyectannuevas calidades en sus nuevos equipos, adquieren experiencia y aportan sus conocimientos enri-quecedores a su país cuando regresan».

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