el móvil blanco 1 y 2 !!!!!

17
CAPÍTULO I El estado de la cuestión No es imposible que estemos viviendo los últimos años de la profesión periodística tal como se ha conocido, al menos, en el último siglo. Los alumnos de la promoción del 2001 de la ICscuela UAM/EL PAIS, que habrán completado su prepara- ción en diciembre de este año, vivirán todavía una parte de su carrera, pero no necesariamente la mayor, en un contexto básicamente similar al finisecular, pero van a asistir durante la misma a enormes transformaciones en el ejercicio de la pro- fesión, que es muy probable que desemboquen, a no tantos años vista, en una realidad muy distinta de la que hoy aún conocemos. Quizá, los libros de historia del periodismo de dentro de unas décadas reseñarán, a manera de piadosa ele- gía, este tiempo nuestro como el del comienzo de la gran mutación. La tecnología de la fabricación de diarios ha conocido durante el siglo XX grandes progresos, pero, básicamente, de tipo más cuantitativo que cualitativo. Hemos pasado de la máquina de escribir y del hot type o plomo a las páginas direc- tamente pergeñadas en el ordenador, así como nos valemos también de la transmisión vía satélite para volatilizar y mate- rializar páginas de periódico para su impresión a miles de kilómetros de distancia, y, últimamente, al diario electróni- co, que, aunque dentro de pocos años pueda parecer prehis- tórico en su tosquedad actual, existe sólo desde que, por razones militares, el Pentágono norteamericano creara en 1993 la World Wide Web. El número de host computers conec- tados a Internet ha crecido de 130.000 en 1989 a cerca de 35 millones a fin del siglo pasado, con lo que, si calculamos unos

Upload: alejandra

Post on 26-Jan-2016

225 views

Category:

Documents


3 download

TRANSCRIPT

Page 1: El Móvil Blanco 1 y 2 !!!!!

C A P Í T U L O I

El estado de la cuestión

N o es imposible que estemos viviendo los ú l t imos años de la profesión periodíst ica tal como se ha conocido, al menos, en el ú l t imo siglo. Los alumnos de la p r o m o c i ó n del 2001 de la ICscuela U A M / E L PAIS, que hab rán completado su prepara­ción en diciembre de este año , vivirán todavía una parte de su carrera, pero no necesariamente la mayor, en un contexto bás icamente similar al finisecular, pero van a asistir durante la misma a enormes transformaciones en el ejercicio de la pro­fesión, que es muy probable que desemboquen, a no tantos años vista, en una realidad muy distinta de la que hoy a ú n conocemos. Quizá , los libros de historia del periodismo de dentro de unas décadas reseñarán , a manera de piadosa ele­gía, este t iempo nuestro como el del comienzo de la gran mutac ión .

La t ecno log ía de la fabricación de diarios ha conocido durante el siglo X X grandes progresos, pero, bás icamente , de t ipo m á s cuantitativo que cualitativo. Hemos pasado de la máquina de escribir y del hot type o plomo a las páginas direc­tamente pe rgeñadas en el ordenador, así como nos valemos t a m b i é n de la t r ansmis ión vía satéli te para volatilizar y mate­rializar pág inas de p e r i ó d i c o para su i m p r e s i ó n a miles de k i lóme t ros de distancia, y, ú l t i m a m e n t e , al diario e l ec t rón i ­co, que, aunque dentro de pocos años pueda parecer prehis­t ó r i c o en su tosquedad actual, existe só lo desde que, por razones militares, el P e n t á g o n o norteamericano creara en 1993 la World Wide Web. E l n ú m e r o de host computers conec-tados a Internet ha crecido de 130.000 en 1989 a cerca de 35 millones a fin del siglo pasado, con lo que, si calculamos unos

Page 2: El Móvil Blanco 1 y 2 !!!!!

K l , B L A N C O M O V I L

cinco usuarios por aparato, eran ya cerca de 200 millones los pinchados a la red en el año 2000, con un crecimiento expo­nencial en perspectiva.

Todavía hoy, sin embargo, el gran vehículo de la prensa diaria es el mismo que hace cien años. Por muy notables que hayan sido los avances producidos, por mucho que haya cam­biado, al mismo tiempo que la tecnología de prensa, la técni ­ca profesional de rellenar diarios, un hecho troncal se ha mantenido: el soporte papel.

Las páginas de los diarios de hace cien o más años son enormemente diferentes de lo que entendemos hoy por pren­sa profesional, pero su esencia no ha variado en la re lac ión del lector con el producto: se despliega el pe r iód ico a tenor de su formato (universal o broadsheet, tabloide y todos los h í b r i d o s de ambos); se lee de una manera muy física, muy material, casi con el movimiento de cabeza de quien ve un partido de tenis; se abarca de una ojeada la totalidad de la pági­na, que tiene una arquitectura informativa determinada, cuya percepc ión ya es en sí misma una primera in t e rp re t ac ión del mundo; el ordenamiento consecutivo en secciones del pe r ió ­dico, su impecable orden interno, con todo lo cual estamos ya tan familiarizados, nos permite, si lo deseamos, comenzar a leer un texto por el final, arrancar en cualquiera de sus párra­fos intermedios, o combinar la lectura casi s i m u l t á n e a de varias informaciones a dosis determinadas por el usuario. Todas ellas son posibifidades de ap rox imac ión al pe r iód i co que contr ibuyen a darle a la lectura una tangibi l idad física hasta construir una relación ín t ima y sensorial con el diario.

Todo eso no lo podemos encontrar en la lectura de una publicación virtual. La palabra, escrita pero titilando de mane­ra apenas perceptible sobre una pantalla, es el ún ico nexo de u iúón de un futuro que ya es presente con un presente que corre el peligro de ser cada día más pasado.

Las estadíst icas sólo sirven para explicarse a sí mismas, pero, probablemente, no es ocioso creer que el estancamien­to de cifras de ejemplares de prensa vendidos y el n ú m e r o de publicaciones hoy existentes en el mundo occidental tiene que ver con el desarrollo de esa otra forma de leer pe r iód icos .

22

1M, | : S L A D O DI'. L A C l l L S r i o N

Kc'dondeando cifras, de algo más de 1.500 publicaciones dia­rias en los países de la U n i ó n Europea que existían en 1995, hemos pasado a una pérdida neta de unos 50 t í tulos, mientras (]ue en Estados Unidos, de unas 5.500 publicaciones en idén­tica fecha, ha bajado el total en algo menos de un centenar. Paralelamente, la venta total de diarios en Europa y Estados Unidos es sustancialmente la misma, a comienzos de 2001, t|ue en 1995.

En el desglose por países y zonas culturales, las cifras no tienen, sin embargo, por q u é ser uniformes; países menos (lados a la lectura, como Portugal y Grecia —por debajo del consumo de 100 ejemplares por 1.000 habitantes—y en menor medida España , con algo más de 100, gozan de un margen de crecimiento potencial mayor que los mejor dotados como Noruega y, en general, el mundo escandinavo, donde el índi ­ce oscila en torno a los 500 ejemplares.

Es probable, en consecuencia, que hayamos llegado en este tránsi to entre los siglos X X y X X I al volumen máximo de venta de diarios, en soporte papel, que el mundo ha conocido o va a conocer. Los que entran, por tanto, este año 2001 en esta ante­sala de la profesión que es la Escuela de E L PAIS o en las Facul­tades de Ciencias de la Información —en general, llamadas de (comunicación en América Latina— que sepan que el empleo en la prensa de papel, y en particular en los diarios de infor­mación general, es una piel de onagro que se encoge, aunque, como compensac ión se esté creando un importante volumen tle empleo en los portales de Internet, que, tras el necesario desbroce del trigo y de la paja, habrá de constituir la fuente de trabajo más pujante en los años venideros.

E l . C U R R Í C U L O D E L A E S C U E L A

El esquema de trabajo en la Escuela es el siguiente: el curso es de un a ñ o natural, a comenzar en enero, poco después de Reyes, con la conclusión en diciembre, apenas unas fechas antes de Navidad. La actividad lectiva se divide en tres grandes tra­mos. Dos cuatrimestres, tan largos que son de casi cinco meses,

23

Page 3: El Móvil Blanco 1 y 2 !!!!!

r . l , m . A N C O M O M I .

y un periodo intermedio de práct icas, de dos, que los alumnos realizan como profesionales formados en alguno de los medios de comunicac ión del Grupo PRISA incluido El País.

\L\r cuatrimestre se consume inicialmente con un corto periodo de familiarización con el aparataje tecnológico , que es exactamente el mismo que el del diario, y una prepara­ción teórico-práct ica, con mucho más acento en lo segundo, distribuida en dos grandes áreas: el conocimiento específico de las diferentes secciones del per iód ico en materias ind iv i ­dualizadas, que se limita a ese primer cuatrimestre, y un plan­teamiento troncal que llamamos reporterismo y redacción, cuya durac ión abarca todo el año , y que, como d e n o m i n a c i ó n , es sólo uno más de los nombres de la rosa para designar cómo se hace un diario. También tratamos de las publicaciones no dia­rias, como es el caso de los semanarios, pero nuestro material de base es lo que llamamos, e r r ó n e a m e n t e , periódicos, cuando son diarios. Las páginas que siguen se ocuparán exclusivamente de este ú l t i m o transcurso, con el acento en el qué y el porqué. El segundo cuatrimestre es exclusivamente práct ico, como en su momento veremos. Pero, aún hay que dar cuatro pasos por las nubes antes de meternos en las vías de hecho. \

S O B R K L A O B J E T I V I D A D Y O T R O S E N S U E Ñ O S

Todavía se repite como un mantra la famosa dec larac ión de cjue los hechos son sagrados y las opiniones libres, entre otras cosas porque los hechos cuestan el dinero de i r a buscarlos y opinar puede hacerlo cualquiera sentado en su despacho.

Eso está bien, si no se nos sube a la cabeza. Efectiva­mente, lo que es la op in ión del pe r iód ico , en forma de edi­toriales no firmados, o ar t ículos firmados que expresan una valoración para subrayar que esto es mejor que eso, yo recomiendo tal cosa, me gustaría que pasara aquello o lo de más allá, e t cé t e ­ra, son un t ipo de textos que deben estar claramente dife­renciados en su p resen tac ión gráfica de lo que c o m ú n m e n t e llamamos información, para que el lector sepa a q u é atener­se, d ó n d e hay nar rac ión de hechos presuntamente ocurridos.

24

K l , l ' S I A I X ) l ) K I . A C U K S I ' I Ó N

y d ó n d e se hallará lo que ha de ser un comentario valorat i-vo de los mismos. Pero suponer, realmente, que es posibfó, separar los hechos de la op in ión es pura fantasía. N o ha habi­do j amás un solo texto, por desnudo que pueda parecer ^ nuestros ojos, que no contenga alguna carga de op in ión eri primer grado, siquiera que sea por la colocación que ha mere-\ t i do en las páginas del pe r iód ico . '

La objetividad es sólo una palabra, una invocación, un santo y seña al que encomendarnos, porque eso que llamamos la realidad, o bien no existe o no tenemos ninguna posibilidad de aprehenderla por la vía del conocimiento. Contaba un día i'ernando Savater que el escritor José Bergamín solía ironizar diciendo que si él hubiera nacido objeto sería objetivo, pero como nació sujeto era subjetivo.

La objetividad no existe y no hace ninguna falta que exis-ta, porque si fuera así todos los diarios, al menos los que cum-|)lieran con sus objetivos profesionales, da r í an siempre p r ác t i c amen te la misma vers ión de los hechos, todo habr ía ocurrido de forma inapelable, al margen de que luego se edi-torializara de la forma que fuese.

Tomemos un hecho aparentemente diminuto . U n ciu­dadano del norte de Airica, por tanto emigrante, ha dado muer­te a puñaladas a un madr i l eño en una de las calles adyacentes a la Puerta del Sol. Exactamente los mismos elementos narrati­vos (filiación de víctima y victimario, lugar, hora, informe foren­se, declaraciones de testigos presenciales) dispuestos en el pe r iód ico de formas distintas (página, pos ic ión , n ú m e r o de columnas) con ta rán t ambién historias esencialmente diferen­tes y, en pr incipio, igual de válidas y comparativamente tan objetivas unas como otras.

Pero, más aún, incluso manteniendo inalterables las con­diciones anteriores, si comenzamos la historia escribiendo en el primer párrafo «un emigran te» —no digamos ya un « n o r t e -af r icano»— estaremos haciendo esa cosa tan horrible que es guiñar le un ojo al lector, diciéndole como quien no quiere la cosa —que es la peor forma de querer algo— alerta los pueblos, que los asesinos defuera están entre nosotros; si damos, en cambio, ese dato como cierre de la información, como una coletilla casi

25

Page 4: El Móvil Blanco 1 y 2 !!!!!

K l . m . A N C O M O V I l .

(le cariz administrativo en el ú l t imo párrafo, pero siempre con el mismo fraseo a lo largo de la información, estaremos hacien­do mucho menos o n ingún hincapié en la peligrosidad del suje­to. Obviamente, si en aras de una versión de lo que hoy muchos consideran polí t icamente correcto, llegamos a la conclusión de que no hay que fichar al homicida, basándonos en que cuando un español mata a otro español no hacemos menc ión de nacio­nalidad alguna, es que estamos ya entonces en mundos diame-tralmente opuestos. Y, en cualquier caso, uno u otro tipo de diario, según su visión del mundo, preferiría t ambién diferen­tes versiones de lo sucedido.

Es cierto que, jugando con las palabras, podemos esta­blecer diferentes cánones te rminológicos , a condic ión de que nos atengamos a ellos. Si en vez de op in ión , queremos decir — y querremos— que las diversas visiones antes r e señadas contienen diferentes interpretaciones, porque el t é r m i n o opi ­n ión lo reservamos para más altas misiones — y lo reservare­mos— no hay tampoco inconveniente. A lgún grado de valoración o in t e rp re t ac ión — u o p i n i ó n — es siempre inse­parable de eso que con gran fantasía por nuestra parte l la­mamos los hechos.

E l policía veterano de aquella famosa serie de televisión Canción triste de HUI Street (HUI Street Blues), que daba cada mañana sus órdenes a los agentes patrulleros antes de que éstos salieran a la calle, concluía invariablemente su breve parla­mento diciendo: «And take care, out t he r e» («Y tengan cui­dado, ahí afuera»). H a r í a n bien los periodistas en seguir esa indicación porque ese ahí afuera es la reahdad, algo radical­mente ajeno a toda capacidad humana de r e p r o d u c c i ó n por medio de lo escrito.

Cabe decir del periodismo, o de su vana tentativa repro­ductora, algo parecido a lo que t eó r i cos c o n t e m p o r á n e o s dicen de la na r rac ión histórica. E l pensador norteamericano I layden W h i t e ' , como los franceses Paul Ricoeur y Roland iiarthes, entre otros, niega radicalmente la posibil idad de reproducir los hechos; es decir, que los hechos no tienen más

The Contení ofthe / ' O T V H , Johns I li)|)kins University Press, 1987.

26

l'.l. K S l A I K ) l ) K I .A C U K S I ' I O N

existencia que la puramente lingüística, porque nadie sabe lo que son, dónde empiezan y dónde acaban. Son tan reales como la famosa nariz de Cleopatra, sobre la que ironizaba E. H . Carr^, y que, supuestamente, había cambiado el curso de la historia. De una forma muy explícita el soc ió logo francés Duverger nos pone en guarciia: «Antes que buscar una obje­tividad o una neutralidad, inaccesibles, el sociólogo debe ser consciente de la imposibilidad de prescindir de las ideologías en las que vive, a fin de l imi tar la def inición que resulte de todo ello. Y esto implica de saUda que sea consciente de su propia ideología y que lo confiese. Y acto seguido, tener en cuenta no sólo su ideología, sino la de los otros para construir sus hipótes is y sus t eo r í a s ' » .

Sólo hace falta sustituir sociólogo por periodista, que ya hemos visto que lo es en alguna forma sin necesidad de tener conciencia de ello, ideología por puntos de vista o preferencias personales, y los otros por el mundo alrededor, para que la cita sea tan impecable como implacable.

La realidad puede que exista o no, puede que seamos o no capaces de definir en qué consiste, pero lo que sí es seguro es que ese conjunto m a g m á t i c o que se ofrece al periodista inte­grado por ruidos, colores, ráfagas de luz, part ículas de polvo, radiaciones en suspensión y hasta sentimientos que se cortan con un cuchillo de los de matar es irreproducible, irrecons-truible, no extrapolable; y no sólo, a causa de las obvias d i f i ­cultades que presenta su c o m p r e n s i ó n , por la existencia de variados y muchas veces contradictorios puntos de vista has­ta para mirar un cuadro, como subrayaba un gran decano de la prensa italiana, Eugenio Scalfari, en una lección inaugural de curso de la Escuela, sino porque lo que ocurre ahí afiiera y lo que ocurre aquí adentro no tienen ninguna relación entre sí que permita la t ranscr ipción de un medio a otro.

La palabra escrita, o hablada, es una realidad en sí mis­ma, un medio que no tiene nada en c o m ú n , n i n g ú n área de superpos ic ión , con los hechos que se supone que está descri-

- fQnées lii histnriii', Seix Barral, 1972.

' Maurice Duverger, Sociotogie de la potitit/ue, P U K , 1973 (trailucci<>n tiel autor).

27

Page 5: El Móvil Blanco 1 y 2 !!!!!

l'.l, m . A N C O M O V I L

l)iendo. Es sólo una convenc ión la que hace que creamos que tleterminados signos en el papel reproducen fielmente lo que ha pasado; contrariamente a ello, no reproducen nada, pero sí son una represen tac ión de eso que decimos que ha ocurr i ­do, dentro de su propia materialidad intelectual, distinta pero equivalente a lo que decimos que ha sucedido. Estamos, por lo tanto, creando una nueva realidad que es una narrativa, entre muchas posibles e igualmente válidas, del otit there. Pero, ¿significa eso que si Dios no existe, como dijo Karamazov, todo está permitido? Por supuesto que no" .

Si la objetividad no existe, n i es deseable en sí misma, lo que sí existe, en cambio, es lo que los anglosajones llaman el fairplay; la honradez del punto de partida, la ausencia áe par­tí pris por parte del periodista. Cuando nos aproximamos a lo que hay por ahí, cuando lo o ímos , vemos, tocamos, nos dirige la palabra, e interaccionamos con ese mundo exterior, hemos de obrar con la más estricta neutralidad, o combatir con noso­tros mismos para que así sea, puesto que hay que partir de la radical imposibilidad de la objetividad en nuestro trabajo.

En un seminario organizado por la F u n d a c i ó n para un Nuevo Periodismo Iberoamericano de Gabriel Garc ía M á r ­quez, que se ce lebró en noviembre de 2000 en Cartagena de Indias (Colombia), uno de los asistentes, académico de Oxford, sin duda con la mejor buena fe, reaccionó ante un alegato de uno de los periodistas presentes, que defendía ese periodismo de la neutralidad, con una sentida loa a un periodismo que cali­ficaba en igmát icamente «de los valores», en contraposición a la ausencia delpartipris que mencionamos y que le parecía poco menos que un atentado a las buenas costumbres, la Escolásti­ca y santo Tomás de Aquino; y, sin embargo, es una posición ftmdamental de este libro que sólo en la neutralidad residen los auténticos valores profesionales; el no preferir n i a Hi t l e r ni a la Virgen Mar ía , sino aspirar a dar la mayor y mejor informa­ción posible a la sociedad, siempre actuando con honradez y siguiendo las reglas del fairplay con el objeto de la información.

•* l'iodor Dostok-vsky, /.».(hmiimios Karamazov, múlt ip les ediciones en todas las lenguas del pla­neta.

28

E L Ksi A D O I ) K L A C U K S I I O N

Esa imposible objetividad y esa necesidad de neutralidad se oponen frontalmente a otra concepción muy extendida del jieriodismo como algo más que el puro cumplimiento de un cometido informativo para facilitar a la sociedad un mejor conocimiento de sí misma. En las ant ípodas de la visión de un periodismo salvacionista propio de presuntos pedagogos y agentes del bienestar ciudadano, este l ibro sostiene que nues­tra profes ión no puede ser una ex tens ión del ministerio de Obras Sociales, ni el brazo más o menos armado de la obra del Padre P ío . La misión de procurar que la sociedad se conozca a sí misma, y, quizá, por ese camino, como cuest ión de hecho pero no como objetivo superior, cont r ibui r al bienestar de todos es ya un esfuerzo suficientemente gigantesco como para que no haya necesidad de añadirle el pastoreo de las almas, la alfabet ización del que no sabe, el socorro al que no tiene y demás tareas propiamente apostóUcas, pero en absoluto perio­dísticas.

N o hay ley de acero alguna que comunique indefecti­blemente el periodismo con el bienestar del géne ro humano; más aún, es perfectamente concebible la si tuación en la que la publ icación de una noticia relevante y de in terés general cau­se a lgún daño , al menos a corto plazo, a la apariencia de ese bien c o m ú n , como ocurr i r ía cuando, por ejemplo, la revela­ción de algún secreto de la cosa pública favoreciera a los par­tidarios de uno u otro terrorismo. En esas circunstancias, no hay que dar por sentado tampoco que el periodista esté ob l i ­gado, por encima de todo, a servir a una diosa abstracta e implacable de la in formac ión publicando lo que sea, puesto que habrá que reconocerle siempre el ejercicio de su libre albe-d r ío , en v i r tud del cual p o d r á abstenerse de pubficar aquel material tan grávido por simple temor o respeto humano; pero, lo que sí estoy diciendo es que tiene derecho a tirar adelante con esa publicación, cualquiera que sean las consecuencias que se deriven de ello, si cree que debe hacerlo.

N o hay un periodismo neutral, contrapuesto a o t ro periodismo de toma de posición; sólo hay un periodismo pro­fesional que, partiendo de una posición de neutralidad, toma posiciones con el respaldo de la información de que dispone.

29

Page 6: El Móvil Blanco 1 y 2 !!!!!

CAPÍTULO I I

Primera aproximación a los géneros: la información seca

N o hay nada establecido de manera irrefutable en cuanto a géneros ; n i cuáles deben ser, n i cuántos , n i para qué , aunque la variedad de aproximaciones al problema es infinita; de ahí (¡ue se derive una gran confusión, o, simplemente, un uso tan libre como legí t imo de una u otra te rminología . Aquí no sere­mos diferentes, pero sí se t ra ta rá de huir de las vaguedades 1 iteraturizantes en la u t i l i zac ión de unos epígrafes inevita­blemente genéricos, siempre de la manera más precisa y cohe­rente posible.

La primera pregunta que hay que hacerse es la del por­qué de los géneros . ¿Es inevitable que existan?, y, por tanto, ¿qué nos perdemos si no procedemos a su previa codifica­ción? La respuesta es que seguramente no nos perdemos nada irreparable, y que el periodismo es perfectamente capaz de existir sin necesidad de que nadie se pare a determinar en qué está escribiendo, como aquel que decía de alguien que habla­ba en prosa y no lo sabía. Eso no significa, sin embargo, que no sea interesante establecer un mapa previo de lo que l la­mamos la realidad, de todo aquello que es posible enfocar a pr ior i como asunto periodíst ico, con unos determinados obje­tivos e instrumentos de trabajo, de forma que todos los que­haceres informativos se puedan enfocar desde un á n g u l o t eór ico previo.

Circulan por ahí definiciones de género que nos remiten a la vaguedad celestial más completa. Se dicen y se escriben cosas como que la crónica es un texto con un mayor contenido

31

Page 7: El Móvil Blanco 1 y 2 !!!!!

l ' . l , m . A N C O M O V I l .

literario que la información o la noticia —cuando noticia sólo es la materia prima, no la forma de trabajar con ella—, en la que el presunto cronista dispone de unos recursos expresivos ( j i i e van más allá de lo que sería necesario para una informa­ción {nota, en el español de América Latina). Todo eso no quie­re decir nada, porque nadie sabe dónde empieza o d ó n d e acaba la literatura en el quehacer pe r iod í s t i co , n i qué son eso de mayores o menores recursos expresivos.

En esta Escuela se han ido destilando unos puntos de vista acerca de los géneros , partiendo de la base de que la ter­minología es aleatoria, y lo que aquí puede llamarse crónica en el chiringuito de al lado puede recibir un bautismo totalmen­te diferente, y no por ello pasa nada si estamos hablando del mismo o similar tipo de cosa. L o que se ha intentado, por tan­to, es sentar lo más claramente posible unos criterios de los que se deduzca que estamos escribiendo, al menos predomi­nantemente, en uno u otro g é n e r o . Y el punto de vista que yo he adoptado para establecer una parce lac ión en géne ros del trabajo per iod í s t i co es el de la perspectiva del autor, de forma que su relación, l l amémosle de propiedad, con el tex­to, sea el principal criterio para determinar qué es lo que tene­mos entre manos.

Estableceremos, así, tres géne ros troncales, que deno­minamos por orden de apar ic ión en escena:

a) Seco o informativo puro; b) crónica; c) reportaje;

de manera que a medida que vamos avanzando en la generifi-cación del material informativo, irá aumentando t a m b i é n la pe r sona l i zac ión del mismo, la a t r i buc ión creciente, por las razones que en su momento veremos, de la propiedad inte­lectual, del dominio sobre el texto que posea el autor. Parale­lamente, como un derivado o subgénero de la crónica, se halla el análisis (neivs analysis en la prensa anglosajona), y del repor­taje, la entrevista, con todas sus eventuales variantes.

11 siguiente sería el diagrama que expresa el recorrido des­de el punto de mínima personalización, el género seco, pasan­do |)or el género intermedio de la crónica, para llegar al grado

32

P K I M K K A A I ' K O . M M A C I O N A I , O S C I . N I ' . R O S : I . A I N I O K M A C I O N S K C A

máximo de in tervención personal, allí donde el autor es más propietario de lo que escribe, que se da en el reportaje.

(T) Seco • ( 2 ) Crónica »• ( s ) Reportaje

T Análisis Entrevista

O, mejor aún, dibujemos la gráfica de la relación que sos­tienen entre sí los géneros en forma de círculos concént r icos sucesivos.

^_ A partir de un núc leo central, que sería la información seca, dibujar íamos ésta dentro de otro círculo, que represen­taría la crónica, y, finalmente, este círculo intermedio estaría contenido dentro del círculo más exterior, el correspondien­te al reportaje. Esta represen tac ión es, posiblemente, la más precisa porque, como veremos en la explicación de cada uno de los géne ros , la crónica incorpora todo lo que contiene el géne ro seco, y el reportaje, a su vez, está integrado por todos los recursos expresivos que encontramos en los dos anterio­res, crónica y géne ro seco. La posición relativa del análisis y la entrevista, como derivados o integrantes, respectivamente, del p l ane t a - c rón ica y del planeta-reportaje, no exigen aqu í representac ión individualizada.

33

Page 8: El Móvil Blanco 1 y 2 !!!!!

K l , l i l . A N C X ) M Ó V I L

ALCANCE Y UTILIZACIÓN DEL GÉNERO SECO

N o existe el grado cero de la escritura más que en el sentido en que lo decía Roland Barthes cuando hablaba de crear pre­cisamente «una escritura blanca, una escritura inocente, una escritura de per iod is ta»^ Pero, entendiendo lo periodíst ico de una manera obviamente distinta a como lo hacía el distingui­do sabio francés, sabemos que es imposible hallar textos en los que no se dé a lgún grado de op in ión , de in t e rp re t ac ión , de visión del mundo. Pero lo que sí cabe es tratar de enunciar sola-rnpjitp pgr. qn^^ lliimiimns hfíchns. siu dcsHzar opinioncs O iuter-|3retaciones explícitas, en cuyo caso aspiraremos al grado ya mencionado de despersonalización máxima de lo narrativo, de menor apropiación intelectual por parte del autor. Y para cerrar el c í rculo de esta primera aprox imac ión , definiremos como hechos cualquier t ipo de acontecimientos que pueden verse, escucharse, y tocarse, y, por ello, parcelarse; y trataremos de establecer un modo representativo de los mismos en forma de elementos o unidades narrativas de la manera que el autor crea más conveniente para la mejor comprens ión del texto.

Todo ello significa que para redactar un texto en género seco no podremos escribir «la mul t imd corre despavorida», por­que no es posible ver la condición de «pavor». Diferentemente, para cumplir las exigencias de este género, habrá que escribir, por ejemplo, que «la mult imd corrió en todas direcciones»; es posi­ble que añadamos «gri tando», o, en todo caso, de forma que la descripción del comportamiento de la multitud se lleve a cabo sin una valoración que vaya más allá de lo tísico, de lo que se está vien­do y oyendo. Como vemos, todo ello es algo más complejo que aquello de «escribir sin adjetivos», como si ftiera posible describir nada sin recurrir al adjetivo.

Este g é n e r o seco es el habitualmente utilizado por las agencias en los cables que no aparecen firmados. ¿Por qué gran parte del material que distribuyen las agencias está redactado en ese estilo deliberadamente átono? Porque no es i m material exclusivo, porque se suministra a un gran n ú m e r o de publica-

Rohinil Barthes, Ledégrézeroderécritiire, D u Seuil, 1953.

34

l ' K I M I K A A I ' K O . M M A C I O N A L O S C ; K N K R O S : L A I N F O R M A C I Ó N S K C A

(•¡()iic>s abonadas, que, por ello, puede darse el caso de que pubfi-t | i a i i la nnsma o virtualmente la misma información sobre un hecho o acontecimiento determinado.

I >a agencia parte en esas piezas no firmadas del supuesto de (pii' el c]ue tiene que pensar, el que tiene derecho a darle un enfo-t | i i c interpretativo u opinativo a la información es el periódico, (|ue se sirve de los cables de agencia —que hoy llegan directa­mente a los ordenadores de la redacción— de una gran variedad (le íormas, pero que si es un verdadero periódico profesional, y u(»l iene nada que añadir a la historia narrada en los cables, se Umi-lará a publicarlos a lo sumo dándoles ima mayor coherencia por medio de su reescrimra, pero tan carente ésta de enfoque inter­pretativo específico como el de la propia agencia.

Los grandes diarios, aquellos que aspiren con arrogan-lia luciferina a explicar el mundo al mundo, están actuando por debajo de sus pretensiones teóricas si se ven obHgados a contar historias básica o exclusivamente construidas con mate­rial de agencia, por mucha reescritura que se le dé al asunto, y, aunque todo esto es, naturalmente, sólo un canon conven-cional que no pretende decir la ú l t ima palabra sobre nada, parece razonable decir que los diarios no deber ían manipular ese material más allá de lo necesario para hacerlo inteligible, lo que puede ser obligado porque, normalmente, se habrá teni­do que trabajar con una mul t i tud de cables, de los que cada uno cuenta sólo una parte de la historia, y entre todos habrá (|ue componer una n a r r a c i ó n unitaria. N i n g ú n gran diario, |)or otra parte, deberá conformarse con contar historias sólo a través del teletipo, por la sencilla razón de que esa informa­ción no es suya, se deberá publicar con el debido crédi to a la agencia, y la propiedad o personal ización que sus redactores hayan podido darle al asunto será próxima a cero.

E l per iódico no está sirviendo en el caso anterior un pro­ducto exclusivo al lector. Una de las claves, en cambio, en el caso anterior de lo que en la prensa francesa llaman «la fideli-zación» de los lectores es el sentimiento de que el usuario sólo encont ra rá un cierto tipo de material en su per iódico, aunque los grandes asuntos de los que la publicación informe inevita­blemente coincidan con los que trate la competencia.

35

Page 9: El Móvil Blanco 1 y 2 !!!!!

E L B L A N C O M Ó V I L

La prensa bri tánica no emplea directamente el material de agencia, salvo en informaciones brevísimas y muy comple­mentarias. Eso no significa, por supuesto, que los periódicos, grandes, pequeños o medianos puedan prescindir de este mate­rial. Claro que lo necesitan¡|fLos cables funcionan como una red de seguridad, una estructura que permite a la redacción dis­poner de una narración de acontecimientos casi en bruto, para poner en marcha sus estrategias informativas, distribuir las fuer­zas de la redacción, hacer el mapa diario de lo que se quiere destacar, y, también , completar el texto de los periodistas que van a redactar una información , puesto que no es descrédi to que uno no haya visto, o ído o asistido a la totalidad de la repre­sentación teatral que suelen ser los hechos.

Los periódicos son, evidentemente, muy libres de adop­tar estrategias diversas de cara al lector, en consonancia con los medios de que dispongan o que asignen a determinados come­tidos. En la prensa de Barcelona de los años setenta —tiempos de r ecupe rac ión paulatina de un periodismo en libertad en publicaciones desaparecidas la mayoría con la t ransición—, el autor de este l ibro desplegaba con algunos esforzados compa­ñeros el mayor ingenio de que era capaz para romancear, es decir, reescribir enriqueciendo —pero sin firmar los textos, puesto que estamos hablando de Internacional y de lugares distantes que no había visitado el a n ó n i m o redactor de la información, por lo que su firma habría sido tan chocante como inapropia-da— para hacerlos más explicativos, más digeribles, comple­tando con mucho contexto —background, en la parla local— la aridez del material de agencia.

Esa técnica o esa t rapacer ía bienintencionada podía ser tolerable en aquella época y en aquellas circunstancias, pero o tenemos autoridad —palabra que, no por casualidad, viene de autor— sobre el material informativo y entonces debemos responsabilizarnos del mismo con nuestra firma, o la alter­nativa sólo puede ser ceñ i rnos a una reescritura seca de los cables. Y, todo ello, sin olvidar que el objetivo del per iód ico no puede ser nunca el de reescribir, sino el de escribir direc­tamente sobre nuestro conocimiento personal de los hechos informativos.

l ' K I M I k A A P R O X I M A C I Ó N A L O S G É N E R O S : L A I N F O R M A C I Ó N S E C A

ALGUNOS FJEMPLOS DEL PARADIGMA SECO

Veamos en la prensa española del 2000 y del 2001 c ó m o son de secas las informaciones que, segtin nuestro canon, deber í ­an indiscutiblemente serlo.

Tomado de un diario español, y firmado sólo por agencia:

E l hijo mayor del ex presidente socialista francés, Franyois Mitterrand, Jean-Christophe, que fue detenido el pasado jueves por su presunta vinculación en un asunto de venta de armas a Angola, reconoció ayer (viernes) a tra­vés de su abogado, que recibió 1,8 millones de dólares (350 millones de pesetas, y 2,1 millones de euros) de la com­pañía de venta de material militar Brenco International, pero que esa cantidad la obtuvo por medio de operacio­nes legales.

De acuerdo con la declaración del abogado, Jean-Pie-rre Versini Campinchi, su cliente recibió «esa suma de dine­ro porque había intervenido en distintas operaciones de financiación bancada que nada tienen que ver con el tráfi­co de armas». Mitterrand fue arrestado con el objetivo de someterlo a un interrogatorio como parte de la investiga­ción judicial que se lleva a cabo por una supuesta venta ile­gal de armas a la ex colonia pormguesa en Africa durante los años 90. E l espectaadar giro que han dado las investiga­ciones ha consternado bastante a los fi-anceses, muy sensibles en los últimos tiempos por la supuesta corrupción del actual presidente, Jacques Chirac.

Dejando aparte algunos peculiares giros, no ya de la op i ­nión francesa sino de la redacc ión de la noticia, observemos i|ue casi toda ella está escrita en géne ro seco, que todo en los dos primeros párrafos es algo que puede haberse visto u o ído , c incluso el uso de presunto se supone que es el formalismo con el que la fiscalía francesa ha facilitado la in formación sobre la situación legal de Mit ter rand júnior. Pero, en el tercer pár ra ­fo vamos más allá de lo que corresponde al géne ro . giros no hay lorma .seca de saber si son espectaculares o no, pero, sobre

Page 10: El Móvil Blanco 1 y 2 !!!!!

l'.l. l i l . A N C O . V 1 ( ) \ I L

todo, lo que es absolutamente húmedo es que haya «cons te r ­nado bas tan te» — n i poco ni mucho— «a los franceses, muy sensibles en los ú l t imos tiempos, e tcé te ra» . M e d i r una cons­te rnac ión ya es difícil, pero determinar que lo es «bas t an te» sobre todo es una tonter ía .

Veamos otro ejemplo, tomado de los per iód icos y firma­do sólo por agencia, del extremo al que se puede llegar en una i n f o r m a c i ó n exclusivamente hecha de cables, en la que la m a n i p u l a c i ó n del material por la r e d a c c i ó n , o un trabajo menos que profesional de la agencia, hace decir cosas no se sabe muy bien a quién, y que no tienen padre n i madre.

T í t u l o :

Crisis de liderazgo en el separatismo de Quebec

La información relata c ó m o Lucien Bouchard, l íder del partido separatista de Quebec, que perd ió en 1995 por esca­sís imo margen un r e f e r é n d u m sobre la independencia de la provincia de lengua francesa en el Canadá anglófono, presen­ta su dimisión. En el segundo párrafo se describe la crisis de liderazgo que ello plantea a la formación polít ica, con la enu­merac ión de una serie de aspirantes a la sucesión de Bouchard. Y se dice en el tercero:

Más preocupante, a largo plazo, es que los sondeos de opinión muestran que la mayoría de los jóvenes quebe-queses no están tan interesados en el separatismo como las viejas generaciones, ni comparten la opinión de que un solo Quebec independiente puede garantizar la supervi­vencia de su cultura en un mundo predominantemente anglófono.

¿Por qué —lo que le plazca a la juventud quebequesa— ha de ser preocupante? ¿A quién le preocupa? ¿A la agencia? Si eso es así, está claro que el per iódico ha hecho un mal trabajo, por­que las preocupaciones las ha de poner la propia publicación, lio un servicio colectivo, que ni se preocupa n i se despreocupa tle lo que pueda pasar en Quebec. ¿Es, entonces, el periódico el

38

l ' l i l M l ' l i A A I ' K O . M M A C I O N A I . O S ( i K N K K O S : I .A I N I ' O K M A C I O N S K C A

preocupado? Si fuera así, debería haber una firma, o algún tipo de acreditación para que supiéramos quién es ese sujeto que se jireocupa tanto.

( ; l íOLOGÍA D E L BREVE

I lay quien dice, con el grado justo de h ipérbo le , que el breve es el género esencial del periodismo; no es un g é n e r o según nuestro canon, pero sí puede verse como el comienzo de todas las cosas; t ambién hay quien dice que el que sabe hacer un bre­ve, sabe hacerlo casi todo. Puede que hasta sea verdad. Y, en cualquier caso, el géne ro seco, que se ha sucintamente descri­to, va a expresarse de manera esencial y directa en forma, pre­cisamente, de breve. Pero, antes de que miremos al microscopio a ese humilde soldado de infantería con que amueblamos los per iódicos, son necesarias algunas reflexiones generales.

Todas las informaciones, cualquiera que sea su extensión, han de entenderse como unitarias, como una totalidad, lo que en esta Escuela yo llamo la completud. E l hecho de que una infor­mación sea minúscula en extensión, no significa que pueda per­mitirse el lujo de ser parcial; al contrario, ha de ser siempre completa; lo que ha de ocurrir para que una información sea igual de completa tanto si es larga como cortísima, es que, según los casos, varíe la perspectiva y con ello la distancia del que narra la historia con respecto al objeto de la información.

Tomemos un ejemplo. U n astronauta curioso deambula por el espacio, y desde no sabemos cuántas órbi tas tiene que describir el globo de la tierra, que no ha visitado nunca ante­riormente. A esa fenomenal distancia dis t inguirá ún i camen te una forma más o menos esférica, algunos colores en la super­ficie del objeto, quizá partes sólidas, otras menos densas, pro­tuberancias diversas en la piel de la cosa. De lo que ve a esa lejanía elegirá tres o cuatro características, tan de bulto como esenciales, y redactará para el diario de a bordo una informa­ción, presumiblemente de géne ro seco, porque no conviene pasarse con tan parca observación como materia prima. A n t i ­cipemos que eso será un breve.

39

Page 11: El Móvil Blanco 1 y 2 !!!!!

l ' . l , l i l . A N C O M ó v i l .

Si el navegante del espacio se aproxima a una distancia ya sólo estratosférica del objeto y gira en torno al mismo, distin-^ i r á muchas más cosas, como el achatamiento del globo por os polos; el color azul o verde de una superficie que parece

rodear una serie de grandes o pequeñas parcelas de color cas­taño , que serán islas; t a m b i é n verá c ó m o las protuberancias pueden ser muy extensas y picudas, con puntas que se desta­can aisladamente; y con esos nuevos materiales podrá hacer una descr ipción de mayor extensión, que incluirá todo lo ya conocido en la primera aproximación, y que p o d r á ser, quizá, un texto de una columna. Si seguirá o no componiendo su información en géne ro seco o en alguno de los subsiguientes, que apenas hemos puesto en el mapa, no es ahora cues t ión relevante, puesto que ya volveremos sobre el particular.

En una tercera toma de temperatura, el pi loto se encuen­tra ya colgado a la altura de vuelo de avión sobre aquella rea­lidad sólida, de la que percibirá o atravesará barreras diversas de agua condensada, que sabrá o no que se llaman nubes, apre­ciará concentraciones de hab i t ácu los , que son las ciudades, detallará formas serpenteantes de la misma materia que rodea los continentes, curiosamente próximas a los abarrotamien­tos urbanos, que, según su experiencia previa, quizá ya sabe que son los ríos. Todo parece indicar que el astronauta podrá ya componer un texto de alguna extensión, quizá ya en for­mato de crónica de media o más de media página.

Y si tanto baja como para poner pie en aquel apasionan­te mundo, comproba rá la existencia de seres humanos como él mismo, con los que es posible que entable conversac ión . Aquel mundo habla, y con esos materiales el astronauta podrá llenar per iódicos enteros de lo que deberán ser ya crónicas y reportajes, a m é n de análisis y entrevistas. Pero, volvamos a la astral perspectiva de los breves.

E l narrador descr ibirá en primer lugar el planeta tierra a teniéndose al n ú m e r o de características que le parezcan esen­ciales, que en cada momento perciba. En esa instancia, la tie­rra será rotunda, escasa, indiscutible, siempre tajante, y esa información, ese breve, será tan completo y unitario como cual­quiera de las visiones correspondientes a las instancias siguien-

40

l ' K I M I HA A I ' K O X I M A C I O N A l,(),S (MvNI ' .KOS: I .A I N F O R M A C I Ó N S K C A

les, aunque sean éstas mucho más detalladas. Por eso, no hay prevés cortos n i largos, más o menos completos, sino de la extensión adecuada, 10 o 12 líneas de convposición^según el lonsenso más extendido entre los profesionales, qiíe debe rán servir para contar la totalidad, la completud de una historia, y no sólo, como se oye decir en las redacciones, lo que «nos ha cabido de ella». E l p o r q u é de esa completud podemos exami­narlo desde otro ángulo , que aquí se denomina la Teoría del Marciano.

Imaginemos un marciano que desembarca en la tierra con un perfecto conocimiento de los idiomas del planeta, más los conocimientos medio-altos sobre historia, pol í t ica, i ' conomía, e tcé tera que correspondieran a una persona razo­nablemente informada de nuestro mundo , pero que no hubiera le ído jamás un pe r iód i co te r r íco la . Ese lector nov í ­simo t e n d r í a derecho, con su nivel de estudios e in forma­c ión , a entender absolutamente todo lo que leyera en u n (bario te r r íco la ; es decir, sobrentendidos, abstenerse; sola­mente los que es tán impl íc i tos en el texto, y, como veremos, ni uno más .

Nuestro lector es t ambién el marciano del cuento, pues­to que no tiene ninguna obl igación de habernos leído el día anterior, n i n i n g ú n otro día, y, sin embargo, sí tiene el dere-clio, por el precio que sea (en España, 150 pesetas, los labora-l)les, a comienzos de 2001), de que se nos entienda todo lo que publicamos. El lo plantea la exigencia, no ya sólo en los breves, sino en cualquier pieza periodística, de hacer de cada elemento informativo del texto una unidad en sí misma. Así escribire­mos: «José Mar ía Aznar, presidente del G o b i e r n o » , e tcétera , aunque Aznar sea, en el cambio de siglo, el más conocido de los personajes de la polí t ica española. Pero eso se hará sola­mente la primera vez que se lo mencione, con lo que ya que­dará suficientemente protegido de la incomprens ión del lector. Nada debe darse gratuitamente por sobrentendido, n i recu­rr i r a ese alegato aún tan frecuente en las redacciones del esti­lo de: « P e r o , si esto ya lo contamos cada día».

Veamos, a la luz de todo lo anterior, un breve aparecido en un per iódico español , con .sus instrucciones de uso.

41

Page 12: El Móvil Blanco 1 y 2 !!!!!

m . A N C O M Ó V I L

C H I L E

Lagos confirma que, a su ,.. , _ pesar, convocará al Cosena

Santiago (Agencia). E l presidente chileno, Ricardo Lagos, confirmó ayer, en el transcurso de una entrevista televisiva, que en los próximos días convocará al Consejo de Seguridad Nacional (Cosena), pero reiteró que esta ins­tancia no es «para debatir» fallos judiciales.

Impecable pero insuficiente estilo seco, firma de agencia, data de país, y concisión absoluta. Demasiado absoluta. La com­pletud de este texto sería la correcta si con la convocatoria del organismo chileno mencionado, fiiera razonable suponer que se estaba dando una información que fuera autosuficiente, que se explicara a sí misma. Pero no parece que sea así. Aunque la expresión «para debat i r» fallos judiciales nos pone en la pista de que estamos tratando del general golpista Augusto Pino­chet, de su eventual procesamiento por el juez Juan G u z m á n , y lo del Cosena insinúa que en el ejército chileno no reina la paz de los espíritus, no basta con esa meta información por alu­siones para alcanzar la completud.

Desde un punto de vista técn ico a r g u m e n t a r í a m o s , por añadidura , que el t í tu lo , aun siendo de dos líneas — y muchos per iód icos exigen para el breve la conc is ión del t í tu lo a una sola l ínea—, no es suficientemente explicativo, puesto que el Cosena raramente le ha sido presentado a los lectores espa­ñoles . En el t í tu lo , además , se contiene una af i rmación, «a su pesar» , de la que no se da noticia en el texto, lo que es ina­ceptable, puesto que no hay nada peor que crear una expec­tativa de lectura no realizada. Así es, más o menos, c ó m o Alexis de Tocqueville —por no dar al pueblo lo que el pueblo esperaba— explica la Revoluc ión Francesa^'. Mencionemos, t ambién , como discutible, la costumbre de anteceder el t í tu­lo con la palabra, por ejemplo, C H I L E , puesto que es mejor.

Alexis tic 'roc"qiicville, El Antiffto Régivteii y la revolaaóii, Cíuadíirrania. 1969.

42

l ' l í l M l l i A A I ' K O . X I M A C I O N A L O S ( i K N I v K O S : L A I N I ' O K M A C I O N SKC;A

como se ha hecho en este caso, giie en el propio t í t u lo se hallen los elementos de reconocimiento de lugar y si tuación, l ' . l presidente chileno Ricardo Lagos sí que parece, en cam­bio, que le ha sido ya presentado al lector español razonable­mente interesado. Por todo ello, quizá, Lagos convocará a los militares podr ía optar, al menos en la versión de una sola línea, a sustituir al t í tu lo publicado. E l t í tu lo , en cualquier caso, ha (le ser tan seco como el propio texto que encabeza, junto a lo (|ue t a m b i é n hay que tener en cuenta que no es nada reco­mendable titular en negativo, como en:

Lagos reitera que el Cosena no debatirá fallos judiciales

porque los periódicos, escritos en el género que sea, están pen­sados para contar lo que sucede, no lo que no sucede, quién o qué se ha impuesto, no qu ién o qué no se ha impuesto, lo que no significa que no pueda haber excepciones, cuando, real­mente, la sorpresa, la noticia, consista en lo que no ha ocurr i ­do, como en:

' • i '

Ayer no salió el sol

Por lo que respecta al contenido, p o d r í a m o s decir que I .agos convoca al Cosena, organismo militar, para tratar del caso Pinochet, describiendo brev ís imamente a con t inuac ión cuál era la si tuación procesal del general golpista. Así, el bre­ve podr ía quedar de la forma siguiente:

Lagos convocará a los militares

Santiago (Agencia). E l presidente chileno, el socia­lista Ricardo Lagos, confirmó ayer que convocaría al Con­sejo Nacional de Seguridad, Cosena, integrado por la cúpula militar, para tratar el caso del general Pinochet, procesado por crímenes cometidos durante la dictadura. Lagos reiteró que el organismo no es competente para debatir fallos judiciales.

•4 .i

Page 13: El Móvil Blanco 1 y 2 !!!!!

E l , l i l . A N C X ) . M Ó V l l ,

En la nueva versión hemos pasado de siete a nueve líneas, pero de un t í tulo de dos a una línea, con lo que, gráficamente, ocupamos virtualmente el mismo espacio, y de 49 a 56 pala-bras, que es un crecimiento perfectamente válido dentro de las dimensiones que corresponden a los breves.

A l mismo tiempo, la ve rs ión pr imi t iva contiene los siguientes elementos o unidades informativas diferenciables:

1) Lagos, presidente chileno, convocará el Cosena. _ 2) La convocatoria será inminente.

3) L o hizo en una comparecencia televisiva. 4) Y que esa instancia carece de competencias judiciales. En la versión corregida, los elementos son éstos. 1) Lagos, presidente chileno, es socialista, (dato que contras­

ta con el carácter político del organismo que va a convocar). 2) E l Cosena es de composic ión militar, dándose por sen­

tado que la convocatoria, puesto que se anuncia, debe ser i n m i ­nente.

3) Se va a tratar [lo que es sabido, aunque no lo diga el cable] el caso Pinochet, encausado por los c r í m e n e s de una dictadura anterior.

4) Y que el organismo convocado carece de competencias judiciales.

Por lo tanto, sólo se deja fuera el hecho de que hizo el anuncio en televisión para privilegiar otros aspectos de la infor­mación , en esta exigente concis ión del breve.

Es cierto que el lugar o las circunstancias en las que se pro­duce la noticia no suelen ser irrelevantes. Hay una diferencia profunda en el interés que ésta pueda tener para el público a tenor del tipo de apropiación de la noticia que pueda hacer el periodista. E l hecho noticioso, por ejemplo, puede llegar a conocimiento de los medios a través de una declaración públ i ­ca por escrito, es decir, para todos por igual; por medio de una a locución pública personal, que sigue siendo de todos, pero cuya fórmula de presentación le da un relieve mayor; por medio de una rueda de prensa, que no deja de ser algo colectivo, pero con el valor añadido de la comparecencia personal del que hace el anuncio; por medio de una declaración hecha sólo a uno o varios periodistas, lo que hace resaltar cada vez más el hecho;

44

l ' k I M I ' l i A A I ' K O X I M A C I O N A I O S (; I -N l:l(( )S; I.A I N I O U M A C I O N S K C A

y, fmalmente, por medio de un anuncio facilitado ún icamente a un per iód ico , o a t í tu lo personal en una entrevista, que es cuando alcanza el máximo interés. Se ha podido obviar, en este caso, que la declaración se produjera por televisión precisa­mente porque el carácter masivo de la misma reducía la nece­sidad de señalar el medio en que se desarrollaba.

Y, por ú l t imo, se ha completado el texto añadiendo: a) que Lagos es socialista; b) que el Cosena es un organismo militar, de cuya con-

l iaposición en los t é rminos vive en lo esencial la noticia; c) que se va a tratar del caso Pinochet; y que éste se halla acu­

sado de crímenes cometidos durante una dictadura anterior. E l breve ha de ser un organismo totalmente autosuficien­

te, completo, unitario, que imaginamos como una esfera, liso y b ruñ ido , de manera que no haya resquicio alguno en él, que no se le pueda meter el dedo por ninguna fisura; con todo lo (jue le hace falta y nada que le sobre. Su utifidad principal será la de completar el diagrama informativo diario, lo que sería el clásico servicio del récord , tan tradicionalmente propio de los diarios de referencia que se precian de no olvidar jamás n in ­gún tema del día que pueda ser, en ese momento o en el futu-i ( ) , significativo; de otro lado, t ambién puede utilizarse para cometidos de continuidad, para que una cuest ión no desapa­rezca totalmente y durante un tiempo prolongado de la actua­lidad, de forma que cuando recuperemos esa historia de nuevo con alguna extensión, no haya que remontarse a la noche de los tiempos para recordarla, sino que pueda estar relativamente fresca en la mente del lector.

Todo eso no significa, sin embargo, que el breve sea un man­dato inapelable; puede haber per iódicos que renuncien a ese complemento, y, en cualquier caso, la existencia de la Red, con su volumen y su celeridad imbatibles para acumular y renovar las noticias, está haciendo crecientemente discutible el obliga­do cumplimiento del breve informativo. Pero partidarios o no del mismo, éste será, dentro del género seco y de una perspec­tiva de alejamiento del objeto que sólo nos permit i rá verlo de forma elemental, con trazo grueso y concluyente, la línea más corta entre dos puntos. La línea recta de la información.

45

Page 14: El Móvil Blanco 1 y 2 !!!!!

l ' . l . l i l . A N C O M Ó V I L

El géne ro .seco podrá emplearse, sin embargo, t ambién en piezas de mayor extensión, por ejemplo, la media colum-ruj^o la columna, donde continuaremos m o v i é n d o n o s en el terreno de la información inducida, la que habitualmente nos facilitan los cables. Y, si en el breve, aquellas pocas palabras con las que tendremos que persuadir al lector a seguir adelante, casi tienden a confundirse con la totalidad del texto, en esas piezas de mayor extensión, deentre 50 y 100 líneas, podremos distinguir sucesivamente en el recorrido narrativo: lead y /o entradilla, conceptos que pueden o no coincidir, como inme­diatamente veremos; nudo o desarrollo; y, finalmente, rema­te o cierre de la información.

Trabajemos con el siguiente ejemplo tomado de El País en los ú l t imos días del año 2000.

E l ejemplo que utilizamos es una columna de cuatro quin­tos de página, 25 cent ímetros de altura, tímlo de cuatro líneas, texto de ocho párrafos, 66 líneas y 323 palabras.

E l título:

Los atentados del Ramadán se cobran más de 250 vidas en Argelia

E l t í tu lo de una columna, para un p e r i ó d i c o formato tabloide o similar, de cinco columnas de ancho, debe tener entre dos y cuatro líneas. El lo es así porque buscaremos siem­pre un equilibrio espacial entre la mancha gráfica del t í tulo y el texto que encabeza; de esa forma, un t í tulo de una sola línea manchar ía poco, y uno de más de cuatro posiblemente sería excesivo, como una cabeza demasiado grande para un cuerpo mediano; de igual manera, los t í tulos han de tener un m í n i m o y un máximo de t a m a ñ o (cuerpo) de letra, a fin de que no sólo haya una proporcionalidad de espacios, sino de que el bulto de los mismos domine, pe e lo suficiente para disciplinar el tex­to al que precede.

Veamos el contenido de ese título. Si decimos «del Rama­d á n » parece que estamos diciendo que esos atentados perte-

4C

l ' U I M I H \N A L O S (; I ' N I . K O S : L A I N l O H M A( l l O N S L C A

TOoles 27 de diciembre de 2000

Los atentados del Ramadán se cobran más de 250 vidas en Argelia

• • . A r g e l sulman

nccen al mes de ayuno y o rac ión de los imisulmanes, durante el cual debe observarse una especial pasividad en las horas de luz, cuando, en realidad, esos atentados se han producido d iñan te «el» Ramadán . Pero también cabría argumentar que esa lasitud de origen religioso hace que los terro­ristas elijan muy propiamente ese periodo de tiempo porque su acción, aunque las fuerzas de seguridad tam-p( )co se sienten embarazadas por pre-(•c|>tos coránicos , puede desarrollarse con menores dificultades. Seguimos prellriendo « e n » , pero aceptaremos «del» .

M á s problemas nos presenta «se cob ran» . U n o de los enemigos mor­rales del periodista es esa voz anón i -m.1, colectiva, popular, que repite y labrica latiguillos sin cesar, porque prende en el púb l i co una expres ión (|ue inicialmente hasta habr ía podido parecer ingeniosa. Puede tratarse de una sola palabra, como carismático, au tén t ica plaga del ingenio de los repetidores, y que le cae a los perso­najes más insospechados, como la t i inporada en que le t ocó al general ruso Alexander Lebed; o construc­ciones como dar luz verde, cuando lo i|ue se quiere decir es dar permiso para algo; villa y corte, referido a Madr id , (|ue, aunque lo sea la capital de Espa­ña, no pasa de ser un casticismo tras­nochado y maloliente.

l'"n estos casos, se aconseja aplicar la más drástica actitud de perogrullo, que a la mano cerrada llamaba p u ñ o , en vez de

El mes sagrado musulmán del Ramadán, que comenzó en Arge­lia con relativa tranquilidad el pa­sado 27 de noviembre, terminó ^ ayer con un trágico resultado de \ 250 muertos a causa de la violen­cia intcgrista. Este número de vic­timas, establecido por informa­ciones publicadas en ia prensa lo­cal, incluye integrantes de los ser­vicios de seguridad, civiles y miembros de grupos armados in-tégristas.

El final del mes de ayuno y oración estuvo marcado por ata­ques a localidades aisladas, aten- ^ lados con bomba, emboscadas y ¿7 falsos controles de carretera en las regiones de la Cabilia y Ain Defla, ChIefyMedea.

Los miembros del Grupo Is­lámico Armado (GIA) y los de la organización rival Grupo Salafis- - o ta para la Predicación y el Com-,:? bate (GSPC) protagonizaron em-boscadas contra los diferentes cuerpos de los ser\icios de seguri­dad en los que murieron al me­nos 40 guardias comunales y mili­tares.

El principal objetivo de estas acciones era al parecer el de apo- • derarse de las armas de las victi­mas, que en casi todos los atenta­dos erdn despojadas de sus equi-pos e incluso de sus uniformes. T

En Medea, a unos 120 kilóme­tros ai sur de Argel, el ataque lanzado contra el internado de o un instituto en la plena noche del 5 pasado día 16 se cobró Ja vida de 16 estudiantes, que fueron sor­prendidos mientras dormían.

El 17 de diciembre un auto­bús fue ametrallado en el centro /-'^ de la localidad y 17 pasajeros fue- ^ ron asesinados. Otras 22 perso­nas pertenecientes a tres familias murieron poco después.

Ante ia degradación de la se­guridad en el pais y el extraño ^ mutismo mantenido por el presi- j dente, Abdclaziz Buteflika, se 7 han elevado voces entre las aso­ciaciones, los partidos de oposi­ción e incluso ciertas formacio­nes de la coalición de Gobierno en demanda de protección a la población más expuesta a la vio­lencia.

Algunos partidos han exigido ^ incluso la dimisión deljefe de Es- ^3 tado, a quien hacen responsable / v deí frataso de su política de per­dón y concordia hacia los islamis-tas integristas.

^1° ' ^ ' ^ ' ^ O f t M ^

47

Page 15: El Móvil Blanco 1 y 2 !!!!!

I ' J . l i l . A N C O M Ó V I L

dejar que ese coro externo nos dicte con imágenes de barati­l lo c ó m o tenemos que escribir. U n intelectual francés dijo en una ocasión que el primer hombre que compar ó a la mujer con una flor era un poeta (aunque un tanto machista), y los 400.000 siguientes, unos majaderos.^El periodista ha de hablar, inclu­so en el géne ro seco, con una voz no prestada por el coro u n i ­versal de los lugares comunes, pero tampoco que se distinga con los giros personales que sólo co r responder í an a un texto firmado. Es una voz precisa y ordenada, pero mucho más del per iód ico que suya propiaJhf en este caso parece que hay una cierta impos tac ión de voz cuando decimos «se cobra» , don­de, en realidad, nadie cobra nada. Finalmente, está bien que hablemos de «más de 250 vidas», porque sabemos que la cifra rebasa esa mortandad, pero evitemos expresiones como al menos, que parece que nos hacen desear que hayan sido más los muertos.

Last, pero no least, tengamos en cuenta lo que cabría l la­mar las afinidades naturales entre las palabras; aquellos t é r ­minos que, mentalmente, leemos de una sola vez, como si estuvieran unidos. Hablamos de los ar t ículos con sus sustan­tivos, en parte de los adjetivos t a m b i é n con los sustantivos, las conjunciones, adverbios, preposiciones con los t é r minos a los que modifiquen o completen el sentido, e tcétera . Pues bien, de nuevo, según estudios de legibilidad, es convenien­te, para facilitar la lectura y aun darle su pleno sentido, que aparezcan esos t é rminos afines en la misma línea gráfica. Así, será lo adecuado leer, como en la ve r s ión publicada, « L o s a ten tados» en la misma línea, pero mucho menos «se cobran» con cada palabra en l íneas diferentes, y, por ú l t i m o , « 2 5 0 vidas», todavía peor, con « 2 5 0 » en la tercera y «vidas» en la cuarta l ínea.

En consecuencia, p r o p o n d r í a m o s la siguiente redacción del breve, t í tulo y texto:

Más de 250 muertos en enfrentamientos en Argelia durante el Ramadán • •

48

I ' I Í IMI'KA A I ' U O . X I M A C I O N A L O S ( . I . N I . I Í O S : L A I N I - O l i . M A C I O N S l í C A

Para comenzar, preferiremos «enfrentamientos» a «a ten -I it l( )s», porque si leemos el primer párrafo, veremos que entre l( )s muertos se hallan integrantes de los servicios de seguridad, civiles, y miembros de grupos armados integristas; es decir, que (onlrar iamente a lo que afirma el pr imer t í tu lo no sólo los .Ululados han sido la causa de tanta muerte. Pero vayamos a l.i estructura de la información.

El primer párrafo está dividido en dos partes, que son dos frases distintas. La primera es claramente el lead.

E l mes sagrado musulmán del Ramadán, que comen­zó en Argelia con relativa tranquilidad el pasado 27 de noviembre, terminó ayer con un trágico resultado de 250 muertos a causa de la violencia integrista.

Arranque demasiado lento, largo, apacible; estamos hablando de muertes, lo esencial son los 250 muertos, como ya hemos subrayado en nuestro tí tulo, que ha colocado la trage­dia de la masacre por delante, en la primera línea. Por ello, pre­feriríamos:

Más de 250 muertos en atentados y enfrentamien­tos en Argelia de la guerrilla islámica y el Ejército, es el balance del Ramadán, que concluyó ayer, según fuentes de la prensa local.

La referencia a la prensa argelina, de la que una parte es allavoz del poder militar, sólo aparece en la segunda frase:

Este número de víctimas, establecido por informa­ciones de la prensa local [...].

y es importante que aparezca ya en el lead, porque sabemos de sobra que en las situaciones de enfrentamiento civil entre dos fuerzas, incluso en países democrát icos , el periodista tiene que tentarse la ropa y dar las informaciones que sólo posee casi exclusivamente a través de las fuentes de un solo bando, subra­yando su carácter de agente transmisor, pero sin asumir más

49

Page 16: El Móvil Blanco 1 y 2 !!!!!

E L B L A N C O M Ó V I L

autoría que la de un relé. Y en el t í tulo del texto publicado es el propio pe r iód ico el que corrobora que los muertos en su totalidad son debidos al terrorismo.

Idén t icamente , las informaciones deben estar adscritas a una fuente, que puede ser la genérica de Agencias, si el texto aparece bajo esa advocación, o del propio autor, si en una infor­mación firmada no se especifica perfectamente quién dice qué. Y, tanto si es verdad como si no que los muertos sean atribui-bles al terrorismo, eso es algo que no tiene que decir el per ió­dico, porque no tiene ninguna garantía de ello, sino la fuente correspondiente, en este caso, la prensa argelina.

Construida esa nueva vers ión de la primera frase, pare­cería más acertado pasar en la segunda, siempre dentro del pr imer pá r ra fo , a la iden t i f i cac ión de v íc t imas y asesinos. Aparte de la famosa historia de las w, si sabemos leer con la curiosidad del buen lector, gozaremos de excelentes oportuni­dades t amb ién de saber escribir. ¿Qué es lo que nos interesa más , tras enterarnos de que ha habido 250 muertos? Q u i é n los m a t ó , evidentemente. E n el texto publicado la referencia —incompleta— a estos ú l t imos se hace sólo, en cambio, en el tercer párrafo:

Los miembros del Grupo Islámico Armado (GIA) y los de la organización rival Grupo Salafista para la Predi­cación y el Combate (GSPC) [...].

(cuyas siglas coinciden con las originales, porque la t i tu la­ción de esas bandas se difunde en francés, y el Imper io roma­no dispuso que los idiomas españo l y francés se parecieran tan t í s imo) .

Diferentemente, completaremos el primer párrafo escri­biendo:

Estas fuentes acusan al Grupo Islámico Armado (GIA) y a la organización rival Grupo Salafista para la Pre­dicación y el Combate (GSPC) de numerosos atentados y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, en los que murieron miembros de las mismas, civiles y terroristas.

I ' I U M K K A A I ' K O X I M A C I O N A L O S C Ü Í N K K O S : L A I N F O R M A C I Ó N S l í C A

Tomando fragmentos del segundo y cuarto párrafo del i i x t o publicado, rehar íamos un segundo párrafo de la siguien-le lorma:

El mes de ayuno y oración islámico, que comenzó el 27 de noviembre y concluyó ayer, estuvo marcado por ata­ques a localidades aisladas, atentados con bomba, embos­cadas y falsos controles de carreteras en diversas regiones del país. E l principal objetivo de estas acciones era, según la prensa local, apoderarse de las armas de las víctimas, a las que se despojaba de sus equipos, e incluso de sus uni­formes.

Abarcando, por fin, todo el texto publicado, veremos que en mayor o menor medida los pár ra fos segundo, tercero, • plinto y sexto hacen un desmenuzamiento de acciones terro­ristas, y que los párrafos s ép t imo y octavo (y ú l t imo) , consti-iiiyen una especie de comentario po l í t i co-mora l sobre todo lo anterior.

Creo, sin embargo, que todos esos párrafos podr ían amal-j'amarse en uno solo, el del relato de los hechos violentos, (omenzando con el más horrible de ellos.

Dieciséis estudiantes murieron en el asalto en plena noche al internado de un instituto de Medea, a 120 kiló­metros de Argel, el pasado 16 de noviembre, y al día siguiente un autobús fue ametrallado en el centro de la misma localidad muriendo 17 de los ocupantes.

Hasta completar la sarta de salvajadas. E l penú l t imo y ú l t i m o párrafos, que tratan esencialmen­

te de lo mismo, podr í an t amb ién convertirse en uno solo, y, correctamente, concluir con una nota fuerte como es la peti-ci(')n de ciertos per iódicos de la:

[...] dimisión del jefe de Estado, a quien hacen responsa­ble del fracaso de su política de perdón y concordia hacia los islamistas integristas.

51

Page 17: El Móvil Blanco 1 y 2 !!!!!

E L l i L A N C ; ( ) M Ó V I L

Se trata, por tanto, de no terminar una información cuan­do se nos acaba el espacio, cuando hemos agotado todos los datos o porque tengamos prisa, sino de hacerlo con una cier­ta in tención , con un climax (la pet ic ión de dimis ión) , con lo que se espera que pueda ocurrir, con una proyecc ión a apun­tar de cualquier historia.

E l texto, por otra parte, es de un gran r igor canónico en lo que podr í amos llamar la perspectiva o la distancia con que se va contando la historia. Veamos.

E l lead, tanto en la vers ión publicada como en la corregi­da, nos propone el balance de la mortandad como elemento informativo principal, una síntesis que no puede entrar toda­vía en el detalle. A c o n t i n u a c i ó n , ya en la ve rs ión retocada, identificamos a los culpables y sus propós i tos , le ponemos un rostro al crimen, que es como si d i é ramos un paso adelante para distinguir mejor las cosas; en los párrafos siguientes, que constituyen el nudo de la historia, seguimos con la pormeno-rización de la matanza, al t iempo que se resaltan los casos más truculentos; nos acercamos, por tanto, un poco más para ver de la historia todo aquello que queremos destacar. Y, final­mente, lo envolvemos todo en el paquete de lo que le parece al narrador que está pasando, y cerramos el texto s i tuándonos a una distancia bastante ol ímpica. Es una estrategia narrativa es tándar , muy correcta, que p o d r í a m o s ver en t é r m i n o s de recorrido Uneal de la siguiente forma:

^ a) Media distancia para la propuesta inicial t ipo síntesis;

b) Aproximación a los protagonistas; c) Distancia aún más corta respecto de los hechos ind iv i ­

dualizados; d) Alejamiento para la valoración final. Punto de partida-

delante-adelante-a t rás . Como un paso de baile. Sobre la sequedad del texto, finalmente, anó te se que en

el pr imer pár ra fo no hace falta hablar de «re la t iva t ranqui­l idad» , sino, en su lugar, facilitar los datos comparativos de muertos de este a ñ o con el anterior para conseguir el mis­mo efecto informat ivo, así como, por ejemplo, sustituir la « d e g r a d a c i ó n de la seguridad y el e x t r a ñ o m u t i s m o » , por los datos que encarnan esa d e g r a d a c i ó n , y e l iminar toda

l ' K I M I KA A I ' K O X I M A C I O N A L O S (; l , N h K O S : L A I N I ' O K M A C I O N S K C A

cxt rañeza del mutismo de Buteflika, que con su silencio ya lo dice todo.

Finalmente, ¿es que falta algo que sea imprescindible? I ) i riamos que por lo menos una cosa. Unas líneas de contex-lo sobre qué es eso de la mortandad argelina y de d ó n d e vie­ne. H a b r í a que contar c ó m o el EIS (Frente I s lámico de Salvación), del que se han escindido o proceden los terroris-las actuales, aunque la organización islamista se haya aparta­do de la lucha, fue privado de su victoria en las elecciones de

I '>91 por una junta mil i tar , cuyo poder pervive en la presi­dencia de Buteflika, un civil para todas las ocasiones.

53