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CRITICÓN, 87-88-89,2003, pp. S53-S65. El motivo del «reparto de los reinos; entre política y literatura Valentina Nider Université di Trento El «argumento» del auto sacramental de Calderón La torre de Babilonia, como muchos de este autor, es bipartito: la primera parte se centra en la llegada del arca de Noé al Ararat y la segunda en la construcción y sucesivo derrumbamiento de la famosa torre, «arca segunda» en palabras de un ingenuo Nembrot, que la había edificado pensando en ponerse a salvo de otro diluvio futuro. Esta estructura bipartita se refleja claramente en la escenografía de ambas partes, con la presencia de dos «máquinas», arca y torre, cuyo efecto teatral quedaba garantizado por una larga tradición, por ejemplo, en fiestas religiosas y profanas 1 . Separa estos dos núcleos escénicos la tópica aparición de un ángel, quien, «paraninfo soberano», contesta a la pregunta formulada por Noé, viejo «caduco» y desconsolado ante la partida de sus hijos, sobre el futuro de su descendencia. Tal bipartición corresponde a la lectura que del episodio bíblico nos brinda San Agustín en su De Civitate Dei 2 , obra en la que se comentan sucesivamente los capítulos del Génesis dedicados a los mencionados episodios, logrando de esta manera presentar la construcción de la torre y la monstruosidad de Nembrot como consecuencias de la maldición de Noé dirigida a Cam, hijo soberbio e irrespetuoso como su descendiente 1 El arca de Noé aparecía en las fiestas palaciegas entre otras cosas porque permitía exhibir distintos animales (ver, por ejemplo, Ferrer Valls, 1993, pp. 262 y 276-277); y, pata un boceto de un espectáculo pirotécnico en la plaza Navona (1644), en el que distintas «máquinas» representan el Ararat y el arca con la paloma, véase Fagiolo dell'Arco y Carandini, 1977, p. 134. El derrumbamiento de una torre en medio de una explosión de cohetes es habitual en las fiestas de moros y cristianos, en las que se pone en escena un «cerco del Castillo», etc. 2 De Civitate Dei, XVI, 2- XVI, 3, pp. 499-504.

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CRITICÓN, 87-88-89,2003, pp. S53-S65.

El motivo del «reparto de los reinos;entre política y literatura

Valentina NiderUniversité di Trento

El «argumento» del auto sacramental de Calderón La torre de Babilonia, comomuchos de este autor, es bipartito: la primera parte se centra en la llegada del arca deNoé al Ararat y la segunda en la construcción y sucesivo derrumbamiento de la famosatorre, «arca segunda» en palabras de un ingenuo Nembrot, que la había edificadopensando en ponerse a salvo de otro diluvio futuro. Esta estructura bipartita se reflejaclaramente en la escenografía de ambas partes, con la presencia de dos «máquinas»,arca y torre, cuyo efecto teatral quedaba garantizado por una larga tradición, porejemplo, en fiestas religiosas y profanas1.

Separa estos dos núcleos escénicos la tópica aparición de un ángel, quien, «paraninfosoberano», contesta a la pregunta formulada por Noé, viejo «caduco» y desconsoladoante la partida de sus hijos, sobre el futuro de su descendencia. Tal biparticióncorresponde a la lectura que del episodio bíblico nos brinda San Agustín en su DeCivitate Dei2, obra en la que se comentan sucesivamente los capítulos del Génesisdedicados a los mencionados episodios, logrando de esta manera presentar laconstrucción de la torre y la monstruosidad de Nembrot como consecuencias de lamaldición de Noé dirigida a Cam, hijo soberbio e irrespetuoso como su descendiente

1 El arca de Noé aparecía en las fiestas palaciegas entre otras cosas porque permitía exhibir distintosanimales (ver, por ejemplo, Ferrer Valls, 1993, pp. 262 y 276-277); y, pata un boceto de un espectáculopirotécnico en la plaza Navona (1644), en el que distintas «máquinas» representan el Ararat y el arca con lapaloma, véase Fagiolo dell'Arco y Carandini, 1977, p. 134. El derrumbamiento de una torre en medio de unaexplosión de cohetes es habitual en las fiestas de moros y cristianos, en las que se pone en escena un «cercodel Castillo», etc.

2 De Civitate Dei, XVI, 2- XVI, 3, pp. 499-504.

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Nembrot, protagonista de la segunda parte del auto, al que se condena, juntamente consu descendencia, a un perpetuo vasallaje.

Después de la maldición de Noé, pronunciada delante de los tres hijos, salen a laescena las cuatro mujeres que habían compartido con ellos el destino del Arca. Todosjuntos dan pie a una escena colectiva de despedida, simétrica a la del comienzo de laobra, en la que cada personaje sale del Arca celebrando los distintos elementos de lanaturaleza y agradeciéndole a Dios el fin del diluvio. En esta primera escena, como en lade la despedida, destaca la actitud de Cam frente a la de sus hermanos: mientras queestos últimos repiten las mismas fórmulas retóricas y las mismas imágenes que su padre,él manifiesta su carácter arrogante y soberbio a la par que su voluntad dominadora enunas largas oraciones con las que rompe la simetría y las "correlaciones" presentes enlas intervenciones de los demás, afirmando que las «caducas maldiciones» no puedencontrarrestar sus ambiciones3.

Con la escena de despedida queda amplificado lo que en el texto bíblico no pasabade ser un detalle: la división de la tierra entre los hijos de Noé, para que se multipliquenpoblándola. Cada pareja, antes de abandonar a los viejos padres, expresa su dolor y suaceptación del mandato paterno (p. 876b, vv. 465-466: «fuerza es que te obedezcamos,/ aunque dejarte sentimos»), a excepción de Cam quien, con su mujer —la única quetiene nombre, una inédita Celphora—, hace ostentación de su alegría por partirse yprofetiza su venganza invirtiendo los términos de la maldición: sus descendientesavasallarán a los de sus hermanos y dominarán toda la tierra.

En esta escena colectiva, el reparto de la tierra se presenta ante todo como un intentopor parte del viejo padre para evitar una «injusta guerra»4 entre sus hijos y herederos.Noé afirma que la propiedad de la tierra es cosa suya (p. 876b, v. 447: «pues esherencia mía toda la faz de la tierra»), y por ello la división le parece el medio másadecuado para separar a sus tres hijos, aunque duda «si todo el mundo en rigor /término pudiere ser / bastante para caber / dos leales y un traidor» (p. 876b, vv. 451-454). También expresa Noé su dolor por la partida de los hijos y por la rupturainevitable con Cam, al que ha condenado con su maldición por haber contravenidotodos los códigos de la piedad y del respeto burlándose de él. El viejo patriarca, sinembargo, le sigue manifestando un sincero afecto a su hijo, al que ofrece sus brazoscomo si nada hubiese ocurrido (p. 877a, vv. 471-472: «Mi hijo eres como aquéllos /¿no me das los brazos hoy?»).

No obstante, al final de la escena, Noé, solo con su mujer, que le reprocha por habertomado una decisión demasiado dura para sí mismos ya que se quedarán solos en lavejez (p. 877b, vv. 510-511: «Tu por salvar un recelo, / te buscaste un desconsuelo»),

3 La torre de Babilonia, p. 872a, vv. 63-84; p. 876b, vv. 429-444 (citamos por la edición de ValbuenaPrat para las páginas; la numeración de los versos es nuestra).

4 P. 876b, v. 445. Para la vigencia de categorías como la "guerra injusta" (utilizada por Calderón en losautos sólo en este caso) y «justa guerra» (empleada en otro auto de Calderón, Llamados y escogidos, v. 875,relacionándolo con las Comunidades), ver Fernández Santamaría, 1986. También encontramos mencionadojuntamente con «Comunidades» el término «leales» en La cura y la enfermedad, en Autos sacramentales, p.754b y con «razón de estado» en La segunda esposa, p. 430a; en A María el corazón aparece el tema de laherencia debida al primogénito, p. 1145a.

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asegura que la división, lejos de ser fruto de su voluntad particular, corresponde a lavoluntad inescrutable de Dios:

[...] aquesta divisiónha sido gusto del cielo;él es el que me mandóque la tierra dividiera, (p. 877b, vv. 513-516)

Algunos de los elementos que Calderón ha destacado en el tejido del episodiobíblico, tales como la maldición, el reparto de la tierra como solución para evitar unconflicto fratricida, el hijo rebelde, la inmediata y manifiesta disconformidad de esteúltimo y sus propósitos de venganza ante la decisión del padre, no podían dejar deremitir, para el espectador de la época, a uno de los episodios de la historia nacionalmás divulgados por el Romancero y por el teatro: el del reparto de los reinos deFernando I. Como se sabe, aún más fortuna literaria gozaron las consecuencias de estapartición, esto es las guerras civiles entre Sancho y sus hermanos. Sobre todo la materiaépico-legendaria sobre el Cerco de Toro y el de Zamora, la muerte de Sancho y la jurade su hermano Alfonso, tuvieron una larga tradición en tanto que episodios integradosen la materia cidiana, pues Rodrigo siempre está presente y participa en la acción comovaliente capitán y prudente consejero aunque no muy tomado en cuenta5.

En una de las comedias dedicadas a esta temática, Las almenas de Toro, de Lope deVega, impresa en 1620, dedicada a Guillen de Castro6, e inspirada en el conocidoromance, el Cid trata de amonestar a Sancho para que abandone sus propósitos deconquista de los reinos de sus hermanos recordándole que las maldiciones paternassiempre se cumplen. Para probárselo, cita el ejemplo bíblico de Noé:

Las maldicionesde los padres son castigoque han durado en mil naciones.Vese el ejemplo en Noémaldiciendo a Cam, que fuedescompuesto en su respeto,

5 Menéndez Pidal, 1959, pp. 54-60, recuerda que la Historia silense sitúa la muerte del rey en Leónmientras que el Cantar del cerco de Zamora coloca la muerte y el reparto de los reinos en Castil de Cabezón.Por lo que se refiere a la actitud de Sancho, el Cantar destaca que, mientras sus hermanos manifiestan suconsentimiento con un «amen», él queda en silencio, un detalle que recuerdan los que, defendiendo a Sancho,no creen que haya contravenido al mandato paterno. La alusión al reparto a través de la amonestación deRodrigo a Sancho, en la que el Cid, ante el cerco de Zamora, le recuerda la maldición del padre, sigue decerca la que el mismo personaje dirige a Sancho en Guillen de Castro, Las mocedades del Cid. Comediasegunda, acto I, vv. 83-150. Ver también J. de la Cueva, Comedia de la muerte del rey don Sancho, y reto deCantora, por don Diego Ordoñez, vol. I, pp. 15-16: «Muerto el rey don Fernando, / dio a la infanta doña /Urraca, su hija, la tenencia / de Çamora,/ y no fue hazienda de parte / que a sus hermanos ponga en diferencia/ y el que más entre todos se adelanta /contra el paterno y piadoso mando / es don Sancho, el mandatoderogado». Para la bibliografía y un estudio general sobre la fortuna teatral de estos episodios y susrelaciones con el Romancero remito al «Prólogo» de Stefano Arata a su edición de Las mocedades del Cid,pp. XXXIV-LI y a Lauer, 1988.

6 Case, (1975, pp. 105-107) y Morley y Bruerton (1968, pp. 275-276) fechan la comedia entre 1610 y1619, indicando como periodo de composición más probable los años entre 1610 y 1613.

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y eternamente sujetoa sus hermanos se ve. (vv. 133-140)

Y añade, con ironía, que un ejemplo tan evidente debería convencer al ambiciosomonarca:

Pues, si hay ejemplos tan llanosdel castigo y del rigorcontra los que son tiranos,¿por qué quieres tú, señordesheredar tus hermanos? (vv. 151-156)

La maldición paterna, como una profecía de cumplimiento, funciona en esta y enotras comedias dedicadas a la figura de Sancho como un verdadero leit motiv, quedistingue este tipo de obras de las demás en que aparece el motivo del reparto de losreinos y donde se suele separar el juicio sobre la decisión política del padre de lacondena del hijo por su falta de obediencia, actitud que se censura como pecado y queconstituye motivo suficiente, incluso, para justificar su muerte en tanto que tirano yusurpador.

El constante interés suscitado por el más famoso «reparto de los reinos» de lahistoria española podría llevarnos a suponer la existencia de un constante y correlativointerés hacia el mismo tema tal como se ofrece en el texto bíblico. Sin embargo, por loque se refiere a los rastros e interpretaciones de la historia de Noé en esta época, hayque admitir que son muy escasas las alusiones al detalle de la división de la tierradespués del diluvio7. Las raras referencias a este argumento se encuentran en lascrónicas de las Indias, al tratar de situar las nuevas tierras en uno u otro continente, oestán relacionadas con la etiología de la tez morena de los africanos y del satanismoatribuido a algunos pueblos de este último continente, como los egipcios.

Asimismo, lo que de Nembrot se recuerda son la soberbia y el aspecto de gigante, losrasgos demoníacos, la construcción de la torre de Babel y su derrumbamiento. El delitode Nembrot —según se desprende de las menciones que hacen de él los escritores delXVII—, no es tanto querer reunir toda la tierra bajo un mismo rey y desatender así elmandato de dividirse y multiplicarse, sino el de atreverse a «escalar» el cielo con latorre, desafiando directamente al mismo Dios8. Ésta es también la interpretaciónprevalente de Calderón en el auto del que nos ocupamos, aunque no se puede dejar de

7 A Noé se le recuerda sobre todo por la construcción del Arca y por haber sido el primero en cultivar lavid y —cómo no, en clave satírica— el primero en emborracharse. Recuerdan la partición de la tierra en lostres continentes muchos autores, aunque sin relacionarla con el sucesivo episodio bíblico de Nembrot, ver,por ejemplo, el marqués de Villena, Traducción y glosas de la Eneida. Libros I-III, p. 326: «Esta partida fuedada en señoría a Sem, el primogénito de Noé, por ser la mayor e más habondosa; e a Jafeth fue dadaEuropa, que es muy buena de bevir, aunque era el menor; e a Cam, el mediano, fue dada África, que esmenos habondosa que las otras e más seca e mal poblada, porque fue maldicho»y Lope de Vega, Lospastores de Belén, pp. 459-460.

8 Según Parker, 1983, p.161, nota 16: «la atribución a Nemrod de la construcción de la torre para quepudiera así tener un trono entre las nubes que le pusiera en igualdad con Dios, es una antigua leyenda judíaque se encuentra a menudo en la literatura rabínica. También se recoge en la obra de Josefo, AntiquitatesJudaicae, libro L, cap. IV, 2». Ver también el interesante Zumthor, 1997.

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notar en este último, al lado de esta lectura basada en un plano divino, la presencia deotra lectura, centrada en Noé y su familia en cuanto personajes históricos y políticosejemplares, y en la que Cam y Nembrot aparecen como príncipes soberbios, hijosrebeldes a la voluntad del rey, y tiranos.

El análisis del auto muestra, en primer lugar, que Calderón aprovecha los mismosrecursos compositivos de las comedias, como la repetición a cada paso de la maldición(por ejemplo, el Ángel, al destruir la torre, recuerda los vv. 1343-1346: «¡Ah de lamáquina aleve / que ha imaginado el error / hoy de los hijos de Cam / malditageneración!», p. 886a) y, en segundo lugar, que la voluntad actualizadora delargumento bíblico por parte del autor le lleva a interpretarlo moldeándolo yamplificándolo según patrones recurrentes en el teatro profano.

Esta tendencia, por otro lado frecuente en los autos sacramentales calderonianos, serefleja también en la continua repetición de términos como «guerra injusta», «injustaley», «tirano» y «tiranía», «monarquía absoluta» o la utilización del adverbio«bárbaramente» para calificar a los descendientes de Cam, hasta acabar con Nembrot«cuya altivez / de todo el Género Humano / piensa apellidarse rey»9.

Este último personaje es un buen ejemplo de lo dicho hasta el momento: de granimpacto teatral, ya que se le representa como un gigante vestido de salvaje10, es elemblema tanto de la soberbia y de la tiranía como de la lucha sacrilega contra lavoluntad de Dios, simbolizada en la construcción de una torre que funcione como Arcay al mismo tiempo como escala, como torre en el sentido de máquina bélica, paraalcanzar los misterios del «alcázar celestial» (p. 885b, v. 1303): por ello acabarádespeñado como todos los personajes luciferinos de los autos. Monstruo y gigante,como los del mito que acabaron siendo uno de los emblemas políticos de la rebelión alpadre/rey absoluto más difundidos en aquella época, se le atribuyen en el auto aNembrot las mismas características demoníacas que se subrayan en Sancho de Castillaen algunas obras teatrales, como, por ejemplo, La muerte del rey Don Sancho y reto deZamora (1579) de Juan de la Cueva, comedia en la que Sancho aparece como untiránico usurpador. Como Sancho en las comedias dedicadas a su muerte, Nembrot alfinal del auto confiesa su pecado y su loco atrevimiento antes de «despeñarse».

Nembrot llega al poder por la fuerza, tras una batalla cruenta con sus hermanos, alos que hace cautivos «rendidos despojos / de más sangrienta lucha» (p. 884a, vv. 1174-1175); usurpa el título de rey y quiere que como tal sus hermanos le rindan pleitesía enuna ceremonia pública donde todos lo nombren rey (p. 884b, v. 1205).

Si el modelo de la actualización de la historia bíblica es el del «reparto de los reinos»del teatro profano (mientras que —como hemos visto— no hay elementos para pensaren una influencia de este episodio bíblico en las comedias, por ejemplo tal y comoSebold y también Vitse la han apuntado, aunque de manera distinta, a propósito de lafigura de David como modelo en las Mocedades de Guillen de Castro)11 podemos

9 La torre de Babilonia, p. 879a, vv. 718-720. Véanse p. 876b, v. 445: «guerra injusta»; p. 884a, v. 1129:«injusta ley»; p. 873a, 883a y 884b, v. 86, 1126, 1234: «tiranía»; p. 883a, v. 1121: «monarquía absoluta»;p. 878b, v. 709: «bárbaramente».

10 Flasche, 1984, p. 337; Egido, 1983.1 1 Sebold, 1968, y Vitse, 1988, pp. 389-444.

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preguntarnos hasta qué punto podemos hablar del «reparto de los reinos» como de uncuadro teatral estereotipado en el teatro áureo.

En el mismo Calderón encontramos referencias al testamento del rey Fernando enCómo se comunican dos estrellas contrarias, comedia en la que se utilizan términosrecurrentes en el auto, aunque hay que destacar que la escena aparece contada y norepresentada:

Despues que murió el buen ReyDon Fernando, y que se abrióel testamento, y se hallópor justa, y divina ley,en sus hijos repartidoel Reino, Sancho el mayor,lleno de rabia, y furor,no quiso ver divididosu poder. (I, líneas 236-244)12

En el teatro del Siglo de Oro el motivo en cuestión aparece también ligado a épocas ycontextos geográficos muy distintos de los de la España medieval. Encontramos porejemplo, un caso curioso de reparto de tierras en la comedia de Lope de Vega Lospleitos de Ingalaterra (p. 522), con el propósito de evitar una guerra fratricida ante laimposibilidad de averiguar cuál fue el primero en nacer entre dos mellizos13. Unasituación que se repite en El marido de su madre de Matos Fragoso a propósito delreino de Siria. También en este caso, como en aquellos donde se escenifica el reparto delreino de Fernando, se subraya que la división no era aceptada por todos e iba en contrade las costumbres del reino:

No admitieron sus disiniosvuestros abuelos, que siemprequisieron tener unidosestos dos Reinos, casandocontinuamente los hijos, (líneas 220-244)

En la comedia de Lope Barlán y Josafá el rey, enfadado con su hijo, reparte el reinopara alejarle:

REY Porque veasmi amor, que yo mismo trazolo que tu gusto desea,hoy este Reino dividocontigo; de esa otra partedel Gange reina, que ha sidoquien estos reinos reparte,

12 En Calderón, además, tanto en los autos como en algunas comedias (por ejemplo en El José de lasmujeres, vv. 162-176), hay una versión especial del reparto: el que hacen los paganos que atribuyen a cadaDios un reino natural (ver El sacro Parnaso, 779b-780a y El verdadero dios Pan, p. 1245b).

1 3 Vega, Obras 1930, t. VIII, p. 522.

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que he ganado, y defendido.No quiero contigo más:pertinaz y loco estás;vete, y reina, y haz tu gusto, (p. 306)

En otra comedia de Lope de Vega, Los españoles en Flandes, el reparto del poder enlos virreinatos se presenta como una necesidad que no perjudica en nada la autoridaddel rey. Se recurre a una apariencia, con una alegoría mitológica muy del gusto de lapintura de la época, para representar el papel de Juan de Austria que ayuda a suhermano en el gobierno del imperio:

Descúbrase una cortina, y véase el Rey Felipe II, sentado en una silla, y tres damassustentando un mundo sobre su cabeza alrededor de él; el mundo sea bastantemente grande, yellas tengan los brazos levantados como que le tienen en las palmas.

Mira el mundo que sostienecon Prudencia, Religión,y Justicia, que éstas sontres manos con que le tiene.Mira el poderoso Alcides,de quien fue Carlos Atlante,para tenerle bastantesi con su valor le mides.Si de César se decíaque con él partió el imperioJúpiter, era misteriode Felipe en profecía.Ayúdasele a tener,pues eres, don Juan, su hermano,con esa invencible manoy ese bienquisto poder.Entre dos brazos tan grandesrepartid tan grande hazaña;que Felipe tendrá a Españamientras tú tienes a Flandes. (p. 334a)

El mismo Lope, en la ya mencionada comedia de Los pleitos de Ingalaterra, presentael reparto del reino entre Vencislao y Enrique, hermanos mellizos que deberían reinarjuntos, como solución que desde el primer momento aparece inviable puesto queVencislao afirma no querer repartir su reino con nadie, para lo cual esgrime elconsabido argumento cosmológico:

Mi Imperio no se reparteporque, como hay en el cielosolo un Sol, aquella parteen que yo reino en el suelo,a ninguno h[e] de dar parte, (p. 521)

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Frente al hermano que le recuerda el ejemplo de Castor y Pólux, Vencislao cita aRómulo y Remo y a Abel y Caín. La misma actitud, en este caso en contra de lavoluntad testamentaria del padre, manifiesta el hijo del rey de Polonia en La ventura sinbuscalla, también de Lope, al no admitir a su hermana ni a otro rey en su reino.

Estos casos pueden servir de botón de muestra de la difusión del motivo del repartode los reinos en el teatro de la época. A pesar de que se detectan términos y situacionesrecurrentes, puede afirmarse también, por un lado, que hay muchas variantes a la horade escenificar este motivo y, por otro, que son bastante escasas las comedias en la que elpadre divide su reino entre sus hijos.

Volviendo al «reparto de los reinos» en la comedia de Guillen de Castro y a sufunción en la misma, podemos afirmar que en esta comedia, como en el auto deCalderón, la escena adquiere una importancia que se aprecia sobre todo así a nivelestructural, representando las primeras partes de ambas obras el planteamiento deltema político con sus reglas y lenguaje peculiar, y prefigurando de esta manera el mayordesarrollo que dicho tema va a tener en las siguientes escenas del auto y en la segundacomedia por lo que se refiere a Las mocedades. En esta perspectiva puede justificarse lapresencia del reparto de los reinos como escena teatral, una presencia que desde otrospuntos de vista puede juzgarse como demasiado estática, una traba a la acción escénica,por lo que se ha llegado incluso a afirmar que el único interés de este motivo para elpúblico de la época residía en la escenificación de un tema bien conocido debido a supresencia en el Romancero14.

Sobre la importancia de este pre-conocimiento del público del motivo en cuestión,Stefano Arata, en el «Prólogo» a su edición de Las mocedades del Cid de Guillen deCastro, a la hora de estudiar las relaciones de la comedia con el Romancero llegaba a laconclusión de que el reparto de los reinos representa casi una excepción, ya que es laúnica escena que no está construida a través de la refundición de romances anteriores, yesto sin menoscabo de su larga fortuna teatral puesto que la encontramos mencionadaya en la anónima Segunda parte de los hechos del Cid, fechada a 1575-1580, y en lacitada comedia de Juan de la Cueva15.

No obstante, de manera diferente con respecto a en estas comedias precedentes y aLas almenas de Toro, obras en las que el reparto de los reinos se cuenta a través de laspalabras del Cid, que amonesta a su rey para que abandone sus propósitos de guerrafratricida, en Las mocedades del Cid —como el auto sacramental de Calderón— larepartición del reino, al ponerse en escena, adquiere mayor relevancia. En las demásobras mencionadas, el episodio representa tan sólo un antecedente, el tabú que enningún modo hay que desacatar y cuya infracción desencadena la tragedia. En la obra

14 Ver, por ejemplo, Profeti 1998, pp. 207-208.15 Castro, Las mocedades del Cid, pp. XLIV- XLV. Cfr. también nota complementar vv. 2719-2894, p. 168:

«Es probable que Guillen de Castro se inspirara directamente en el texto de la crónicas, o en algún romancehoy perdido cuya versión era similar a la de la crónica (no hay que olvidar a este respecto que se ha supuestola existencia de un perdido Cantar de la partición del Reino, de donde procedería indirectamente el relatocronístico). De todas formas, sea cual sea la fuente, lo importante es tratar de entender por qué el dramaturgodesechó el ampio abanico de romances que circulaban sobre el testamento de don Fernando, eligiendo unafuente seguramente menos conocida»; ver también p. LVII para las crónicas que debió de tener en cuenta G.de Castro: la Crónica particular, la Crónica ocampiana y la popular.

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de Guillen de Castro, sin embargo, se pone en escena un verdadero consejo de estado,una junta en la que tres consejeros barajan ventajas y desventajas de la reparticiónrepresentando posiciones distintas. La dimensión política de la junta se refleja tambiénen la utilización de palabras como «razón de Estado», que constituyen un «flamanteneologismo» empleado por primera vez en el teatro en esta obra16.

Llama la atención el empleo de los términos con los que se define la actitud deSancho y que le califican como depositario de una «braveza» vista como anacrónica,entre los cuales podemos citar «altivez», «soberbia», «arrogancia»; los mismos que seutilizan en el auto de Calderón para definir la actitud de Cam y de Nembrot. Tambiénlos puntos de vista que expresan dos de los consejeros al final del debate al valorar elhecho de que tal decisión va a suponerle al padre la «pérdida» de sus hijos, tienenparecido con el reparo que le pone la mujer de Noé a su marido y la respuesta de esteúltimo, que ya hemos mencionado más arriba:

ARIAS GONZALO Y ¿es bien que su Majestad,por temer estas desgracias,pierda sus hijos, que sonpedazos de sus entrañas?

DIEGO LAÍNEZ Siempre el provecho comúnde la religion cristianaimportó más que los hijos17

En el auto calderoniano de La torre de Babilonia encontramos condensada, así pues,en un acto único y representada emblemáticamente a través del arca y de la torre, labipartición fundada en el conflicto entre oportunidad política y respeto del mandatopaterno; el mismo conflicto que llevó a Guillen de Castro a dividir el asunto en doscomedias. Stefano Arata considera esencial para Las mocedades del Cid esteplanteamiento:

El interés del episodio de la desmembración del reino residía —para él [Guillen de Castro]—en el conflicto que planteaba entre una desafortunada decisión política del Rey, que iba atener graves repercusiones, y la obligación del hijo de acatar el mandado paterno y real apesar de la disconformidad con el mismo 18.

En ambas obras al poner en escena a Fernando y a sus consejeros por un lado, y aNoé con sus hijos por otro, se subraya también a nivel visual la preminencia de laautoridad real: el rey Fernando ocupa la posición central en la junta de consejerosmientras que sobre Noé convergen las miradas de los espectadores desde el momento enque él despierta de su ebriedad y con palabras y gestos adecuados recuerda a sus hijosquién es y lo que representa su persona, recibiendo por parte de todos, menos de Cam,el acatamiento de su decisión.

16 Castro, Las mocedades del Cid, pp. LXV y 107, v. 2733.1 7 Castro, Las mocedades del Cid, p. 108, vv. 2767-2777. Naturalmente en el auto se hace hincapié en la

pérdida de los hijos en el sentido de la separación física entre padres e hijos que supone la división, mientrasque en la comedia se apunta a los peligros de la guerra civil que puede originarse con el reparto.

1 8 Castro, Las mocedades del Cid, p. 168, nota vv. 2719-2894.

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Sin embargo, si bien la escena tiene una función estructural parecida en ambas obras,hay que subrayar que en el marco histórico retratado en Las mocedades del Cid, elbienestar común coincide con la unión de los reinos19, mientras que en el auto deCalderón y en la Biblia este mismo interés común se corresponde con la división de latierra.

Hace años Marc Vitse apuntaba una hipótesis muy sugerente acerca de la posibleinfluencia que la política contemporánea podía haber ejercido en esta escena y en sumismo inclusión en la comedia de Guillen de Castro:

S'y heurtent avec une rare violence les deux partis qui divisent le Conseil Royal du Roi donFernando et qui sont l'écho ou plutôt la transposition dramatique de la lutte des clanscaractéristique du système de gouvernement sous les monarques autrichiens d'Espagne. Ontrouve, d'un côté, le parti de la paix (extérieure et intérieure), qui a comme représentantmajeur le vieux monarque lui-même. Son amour paternel et sa recherche à tout prix de laconcorde civile le poussent à répartir entre ses divers héritiers les états qui composent sonroyaume [...], choix politique en évidente correspondance avec le néoforalisme etl'immobilisme finalement dominants sous le règne de Philippe III. [...]

Centralisation autour de la Castille de toutes les forces de l'Espagne et «union des armes»pour le plus grand service de la Religion chrétienne: ne croirait-on pas avoir affaire aux deuxgrandes axes de ce qui sera le projet essentiel de la seconde génération du xvne siècle, quandPhilippe IV et Olivares tenteront de render effective la «Unión de Armas»?20

Siguiendo a Vitse e intentando esbozar una lectura del auto desde la perspectiva de lapolítica de la época podríamos explicar la elección de este tema bíblico y sobre todo lainusual amplificación de la primera parte (centrada en la llegada al Ararat y en lasrelaciones entre Noé y sus hijos) como funcional a la segunda parte, en la que serepresenta la cruenta llegada al poder de Nembrot, la construcción de la torre, emblemadel absolutismo, aquí considerado como una prevaricación debida a una personalidadsoberbia y arrogante, demoníaca y loca, cuya condena no podría ser más tajante,mientras que la división del reino se defiende como garantía de paz y armonía entre lospueblos.

Esta lectura 'pacificista' y 'neoforalista' del episodio bíblico podría llevarnos a pensarpor un lado en una oposición a la política agresiva y centralista que se afirma porejemplo con Olivares, pero poco más podemos conjeturar puesto que no tenemos datosincontrovertibles sobre la fecha de composición de La torre de Babilonia21. Por otro

19 Crapotta, 1984, pp. 157-159 y Montaner Frutos, 1989, p. 35: «Sin embargo, desde la perspectivaabsolutista del estado quasi túnica inconsutilis, es decir, indivisible, el tema de la partición de los reinos nopodía ser la base de la polémica, pues esta desmembración del territorio sujeto a ¡a corona no podíaconsiderarse positivamente, por lo que en aquel momento, lo verdaderamente interesante, respecto de lasconcepciones políticas vigentes, era la cuestión del tiranicidio, de modo que, seguramente sin la voluntad dereelaborar el tema, G. de Castro plantea la cuestión en términos vasalláticos».

2 0 Vitse, 1988, pp. 379-380; ver también Vitse, 1983,1, pp. 537-538.2 1 Los estudiosos han avanzado hipótesis muy distintas: Parker 1983, p. 249, considera la obra muy

temprana, anterior a La cena de Baltasar, mientras que Sánchez Arjona, 1887, pp. 317-318, identifica el autode Calderón con la obra con el mismo título que fue representada en Sevilla en 1675. Ver también Parker,1983, p. 149: «La Torre de Babilonia se halla por completo dentro la tradición representativa de los misteriosmedievales. Los personajes —Noé hijos y nietos— no tienen significado alegórico, bien que Calderón medio

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lado, el Nembrot del auto representa en cierta manera el típico tirano calderoniano,impulsado por el deseo de lograr un poder absoluto22, aunque aquí el orden no serestablece a través del tiranicidio, pues nadie tiene el valor y la fuerza para oponerse algigante salvo, obviamente, la divinidad, que lo vence a través de que sólo puedecontrarrestar la intervención divina gracias a la confusión de las lenguas y delderrumbamiento de la torre.

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intenta, sin gran ánimo dar a la acción un significado simbólico. En este caso la interpretación mística es depoco peso, y aparece sobrepuesta al tema débilmente, ya que éste estaba concebido principalmente entérminos morales». La torre de Babilonia es un auto breve, otro argumento que apunta Parker paracondiderarle uno de los primeros autos de Calderón; recientemente, sin embargo, Escudero, en su edición del£/ veneno y la triaca de Calderón de la Barca, p. 14, afirma que la mayor o menor longitud de los textos delos autos de Calderón no es un argumento concluyente pata fecharlos, rechazando la hipótesis de Parker1983, p. 221. Tampoco se conserva la memoria de apariencias u otros datos sobre su representación y lasacotaciones escénicas explícitas e implícitas no son suficientes para determinar con precisión el número decarros, aunque, según la cronología provisional de K. y R. Reichenberger, 1981, vol. III, p. 746, La torre deBabilonia es uno de los últimos autos representados con dos carros, antes de 1647.

22Lauer, 1987, pp. 155-163.

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EL M O T I V O DEL « R E P A R T O D É L O S R E I N O S » 5 6 5

NIDER, Valentina. «El motivo del "reparto de los reinos" entre política y literatura». EnCriticón (Toulouse), 87-88-89, 2003, pp. 553-565.

Resumen. En este trabajo se pretende destacar las relaciones intertextuales entre el auto de Calderón La torrede Babilonia y Las mocedades del Cid de Guillen de Castro sobre todo por lo que se refiere al motivo del«reparto de los reinos», ya que ambos autores subrayan los mismos elementos estructurales y léxicos. Estemotivo, que tiene puntos de contacto con la tratadística política de la época, es frecuente en las obrasdedicadas al testamento de Fernando I, aunque se encuentra también en otras obras teatrales del Siglo deOro, aplicado a otras circunstancias históricas y geográficas. La división de la tierra entre los hijos de Noé yla maldición de Cam representan un ejemplo para autorizar la decisión paterna en las comedias sobre lahistoria española mientras que en el auto se advierte la voluntad de reescribir el episodio bíblico echandomano de los conceptos y del léxico utilizados en el debate político de la época.

Résumé. Les relations intertextuelles entre Vauto de Calderón La torre de Babilonia et Las mocedades del Cidde Guillen de Castro autour du thème de la répartition du royaume, pour lequel les deux auteurs font usagedes mêmes éléments structuraux et lexicaux. Il s'agit d'un thème qui n'est pas sans écho dans les traités depolitique de l'époque, et que l'on trouve fréquemment dans les œuvres centrées autour du testament deFerdinand Ier, ou encore dans d'autres pièces du Siècle d'or, mais appliqué à d'autres réalités historiques etgéographiques. La répartition de la terre entre les fils de Noé et la malédiction de Cham servent de référencepour justifier la décision prise par les pères des drames relatifs à l'histoire d'Espagne, tandis que Xauto revientsur l'épisode biblique en s'appuyant sur les concepts et le langage des débats politiques de l'époque desauteurs.

Summary. The aim of this article is to highlight the intertextual relationships between two autos, Calderón's,La torre de babilonia and Guillen de Castro's Las mocedades del Cid, in particular those concerning thedivision of a kingdom. Both authors make use of the same structural and lexical éléments. This motif findssome points of comparison in the political treatíses of the age and is frequently found in texts centred onFerdinand Ps will and testament, or in theatrical works from the Golden Age, applied to other questions suchas historical or geographical realities. The division of the Earth amongst Noah's children and the cursing ofCam serve as a points of référence that justify the décisions taken by the fathers m dramas concerned with thehistory of Spain, while in the auto, the biblical épisode is reviewed in the light of concepts and words properto contemporary political debates.

Palabras clave. CALDERÓN DE LA BARCA, Pedro. CASTRO, Guillen de. Las mocedades del Cid. Política.Reparto de los reinos. La torre de Babilonia.