el misterio del círculo negro

22
EL MISTERIO DEL CIRCULO NEGRO Por Pablo Bermejo [email protected]

Upload: kharvatos

Post on 06-Nov-2015

12 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Relato de terror

TRANSCRIPT

EL MISTERIO DEL CIRCULO NEGROPor Pablo [email protected]

Las botas de Creed sudaban el limo que se haba adherido a ellas durante todo el trayecto a travs del pantano. Su rostro, hinchado y enrojecido por las insoportables picaduras de los tbanos, mostraba un rictus de abatimiento y desconsuelo. Desanud el pauelo del cuello y, con la mano dolorida todava tras su ltima cada al resbalar en el fango, se limpi la cara de las costras de barro que cegaban parcialmente sus ojos.

Unos metros por delante Ramn calzaba pasos de gigante a travs de la densa bruma. Y mientras avanzaba con tiento, pero de forma decidida, se enfrascaba en el profano arte de asear meticulosamente la hoja del machete; empapada an con la sangre de la coral que acababa de decapitar. Caa la noche, y ninguno de los dos pareca dispuesto a rendir su larga caminata en favor de un siempre bien recibido descanso.

La humedad, respaldada por un bochorno insoportable, converta sus ropas en una segunda, molesta y pegajosa piel. De tal forma que el tosco gua, al volverse para comprobar que su acompaante segua su ritmo, no pudo evitar desviar la mirada hacia los insinuantes senos de la mujer, que ya se adivinaban bajo la sucia blancura de la camisa.

Deberamos descansar, seorita- sugiri.

Allison Creed, la bellsima y caprichosa hija malcriada del magnate del petrleo Richard Creed, detuvo la marcha y, apoyndose en las races de un mangle, contempl con desdn al robusto gua colombiano. Cunto falta?- pregunt

Ramn agach la cabeza al darse cuenta de que ella se haba apercibido del deseo que estaba empezando a provocar en l. Furioso por el cansancio, y las continuas presiones de su cliente, concentr la mirada en el barrizal que se extenda ms all de la marisma que estaban atravesando en ese momento. Una densa penumbra comenzaba a invadir el entorno y, a pesar de su agudeza visual, apenas lograba distinguir los detalles de aquel, hasta el momento, inquietante y onrico escenario. Algo chapote en el agua unos metros por delante y una grulla, parcialmente oculta por el caaveral, levant el vuelo sorprendiendo a las difanas miasmas de vapor que formaron un tenue remolino tras el baile areo del emplumado. En ese mismo instante record, dejndose llevar por un primario instinto de supervivencia, el haber colocado la recortada en la bandolera de la mochila que portaba en el costado. Llev la mano hacia atrs, acariciando el can, y sinti una punzada de alivio al notar el metal en la yema de los dedos. Sin apartar la vista de las brumas que flotaban frente a l dirigi una contundente respuesta a su interlocutora. Al menos unas seis o siete horas. Pero le aseguro que oscurecer mucho antes de que lleguemos, y entonces daremos vueltas en crculo o, peor an, nos internaremos en el lodazal con riesgo de hundirnos en l. La mujer se humedeci los labios y mir al cielo como esperando alguna seal divina que le inspirara a tomar una decisin. El ramaje de la arboleda dibujaba extraas e inquietantes formas recortadas contra el grisceo tapiz del firmamento; y ya se adivinaba el evanescente fulgor de algn lucero. Luego se volvi hacia el gua y, con un rictus impasible, pase su vista de arriba abajo por la fornida figura masculina. Y qu sugieres? Acampar aqu en medio del agua?- ironiz con desdn.

Ramn observ como ella extraa un paquete de cigarrillos de uno de los bolsos del pantaln para, acto seguido, calarse uno en la boca. Adems-objet mientras lo encenda- dej bien claro cuando te contrat que el asunto era urgente y no poda demorarme. As que si no puedes cumplir esa parte del trato tu conciencia debera obligarte a que me devolvieras el dinero No crees?Expuls una gran bocanada de humo que acompa con un gesto de desprecio clavando la mirada en el rostro del colombiano. Cuando salgamos de la laguna hay unos tres kilmetros de barro que, le aseguro, preferir atravesar de da respondi l Si seguimos ahora usted se agotar, entonces yo me ver obligado a llevarla, y al no poder detenernos en esa zona tambin me agotarInterrumpi su discurso cuando una enorme masa, cubierta de fango y vegetacin putrefacta, se alz desde el agua en un veloz e inesperado ataque dirigido contra la mujer. Ramn, gil como un rayo, desenfund la recortada y realiz dos breves pero certeros disparos. Allison cay de espaldas chillando aterrada y aquella cosa se hundi de nuevo casi tan rpido como haba emergido; dejando tras de s un repugnante rastro prpura que, en seguida, se mezcl con la untuosa viscosidad de aquel caldo infecto en el que ambos estaban imbuidos desde haca horas. Sin perder un segundo el hombre agarr por el brazo a la mujer que, medio sumergida, apenas atinaba a ponerse en pi. Ella not un fuerte tirn y, dejndose llevar, fue elevada en volandas hasta que, erguida otra vez y con el cigarrillo completamente empapado entre los labios, encontr el rostro del colombiano a escasos centmetros del suyo. Eso sin contar con los caimanes puntualiz l.2Cuando al fin lograron encender las astillas, que cubran la parva madera reseca que haban encontrado, la luz de la hoguera hiri como un faro desnudo aquellas densas tinieblas. Las nubes haban cubierto el cielo de forma tan repentina e inesperada que la pareja apenas tuvo tiempo de vislumbrar aquel islote; un pedazo de tierra seca cubierto de un herbazal en medio de la cinaga. Ramn, sumido en sus pensamientos, y con el arma tumbada sobre las piernas, permaneca inmvil sentado junto al fuego y con la vista fija en la hipntica danza de las llamas. En el interior de la tienda la indmita mujer intentaba conciliar el sueo tras aquella agotadora jornada. Sin embargo, a pesar del cansancio, su mente divagaba repasando la cadena de singulares acontecimientos que la haban llevado a aquella incmoda y peliaguda situacin. Record claramente el gesto de profundo asombro de su mentor, el profesor Gideon Hofmann, cuando le mencion su intencin de viajar a Colombia a buscar la tercera losa antes de que tuviera lugar la inslita alineacin planetaria. Aquel ao el presupuesto del departamento se haba disparado con la adquisicin del ms moderno microtomo. Un capricho del viejo catedrtico que haba justificado, frente al claustro universitario, con todo un men de argumentos documentados sobre el analtico estudio de los tejidos que envolvan las dos momias recuperadas en Nazca, durante la ltima expedicin arqueolgica financiada por la Universidad. Resultaba por tanto una autntica sorpresa que la joven licenciada se mostrara completamente indiferente, cuando le fueron denegados los fondos para organizar la bsqueda del mtico artefacto. Dada la frialdad con la que su proyecto haba sido recibido, todo apuntaba a que aquel ao estaba destinada de nuevo a paralizar el desarrollo de su tesis en favor de las malditas clases de apoyo. Pero Allison no se arredr, y convenci a Hofmann y al rector de los fines concretos de su empresa. Instndoles, simplemente, a que secundaran su iniciativa frente al rgano de gobierno de la honorable institucin. Facilitndole la labor de convencer a las mentes ms cicateras sobre los posibles beneficios, o al menos el nulo efecto que supondra sobre las arcas y el buen nombre del paraninfo. Ya que, en caso de tener xito, gran parte del mrito y la gloria se los llevaran los que respaldaran aquella investigacin; y en caso de fracaso, a fin de cuentas, la responsabilidad y los costes del viaje recaeran plenamente sobre su persona. Necesitaba, no obstante, el apoyo universitario para poder otorgar un riguroso carcter cientfico a su labor. Las riquezas de su progenitor otorgaban medios pero no prestigio, y la ambicin de Allison Creed no haba tocado techo todava.Acostada sobre el saco alarg el brazo y sujet por la correa la bolsa que contena el preciado tesoro de Hofmann. Acercndola hacia s abri la solapa e, introduciendo la mano, acarici las otras dos piedras. Qu razn tena el viejo! Y pensar que al punto casi se malogra el viaje por el estpido antojo de unos carcamales acartonados en sus malditas poltronas! Pero no poda ser. El antiguo manuscrito haca una referencia clara a aquella ubicacin. Y los clculos del profesor eran correctos, corroborados incluso por su colega del MIT. Sin embargo tan slo haba compartido este secreto prohibido con ella. La adoraba. Y Allison, dejndose llevar por sus propias aspiraciones acadmicas, haba hurgado en lo ms profundo de los sentimientos del sabio, con el fin de asentar su futuro profesional sobre las cenizas de un distinguido, anciano y apolillado arquelogo de despacho. A fin de cuentas era la nica alumna de postgrado que haba sobrevivido a las manas persecutorias de Hofmann. Y eso deba tener su recompensa.

Fuera, Ramn daba sus primeras cabezadas. Y antes de caer totalmente presa de la habitual narcosis nocturna aliment el fuego con ms lea de forma que, si se dorma, al menos las brasas y el olor a quemado serian capaces de mantener a distancia cualquier peligro que rondara el campamento. La cacofnica mezcla de admonitorios sonidos le puso en guardia al respecto y abriendo el saco de dormir se embuti en l; no sin antes revisar la municin de la escopeta y apaar el cuchillo bajo la almohada. El cansancio pronto hizo mella, y su consciencia dej paso al quimrico teatro de los sueos. Como es habitual para el comn de los mortales, no tuvo nocin de cunto tiempo tard su mente en errar por los reinos de pesadilla y ensueo. Pero lo que s le qued claro desde el principio es que las visiones no eran reales. A pesar de esto la sensacin de angustia que le hizo prisionero en aquel momento reclamaba todo su nimo. Y desde que tuvo consciencia de su incursin en el reino de Morfeo sinti aquella extraa y turbadora presencia a su lado. Muy cerca de l. Susurrndole impudicia y tentndole con lo vedado. Una mortecina luz, concentrada en un haz oriundo de ninguna parte, le marcaba la senda. Con una terrible punzada de inquietud la sigui y se dio cuenta de que no era ms que un mueco en manos de un espantoso titiritero. Quiso gritar para despertarse, pero tan slo la intencin le resultaba un acto irreverente y continu caminando en pos de la nada.Por su parte Allison, derrengada por el terrible cansancio, tambin claudic y cay profundamente dormida. La respiracin se hizo ms lenta y, sufriendo un breve espasmo, de su garganta comenz a brotar un leve siseo acompasado que se hizo apenas audible cuando la joven comenz a soar. La tenebrosa sensacin de abandono y soledad que invadi su alma se manifest desde el agnico momento en que fue rodeada por aquellas profundas tinieblas. No haba estmulo alguno que reclamara su atencin y su mente tuvo que habituarse, en un brevsimo espacio de tiempo, al turbador solipsismo que no le quedaba ms remedio que adoptar. De esta forma se encontr receptora de la inventiva de su propia consciencia. Y comenz a imaginara crear. Pero, sin saber la razn, solo hall acicate en la manifestacin de lo pavoroso. De tal manera que, en su realidad interior, comenz a extenderse un paisaje de pesadilla iluminado por una dantesca aurora chispeante y multicolor que pareca querer arrancar, de un infinito letargo, las torvas sombras de aquel mundo. En la distancia, y a medida que iba paseando la vista por aquel extrao entorno, se iban desdibujando formas que, enclavadas en el lejano horizonte, bailaban ante sus ojos construyendo un paisaje surrealista donde parecan pugnar lo orgnico con lo baldo. Not la brisa en el momento en el que se acord de inhalar. Y el aire, como una criatura que acaba de nacer y comienza a explorar el terreno con cierta insolencia, invadi sus pulmones con total impunidad. Eso caus en ella la remembranza de un pasado humano. Pues sinti que su cuerpo, o la carcasa de vida que ahora ocupaba, no le pertenecan, lo cual le hizo albergar dudas sobre su propia identidad. De tal forma que, en un enfermizo y enfrentado maremgnum de escalofriantes sensaciones, se dio cuenta de que era una exploradora en una dimensin aliengena. Se haba convertido en una intrusa de su propia obra. Con esto y todo quiso gritar, pero el miedo que tuvo a que la descubrieran profanando, violando con su presencia, una realidad en la que era fornea la hizo contenerse.Fue entonces cuando vio la ciudad.

Vardath la Eterna, la llamaban los antiguos escritos ascticos. Pero cmo diablos era consciente de ello? La Ciudad Sin Luz. As era nombrada cuando los sacerdotes que servan a los Dioses Prohibidos no se atrevan a pronunciar su nombre por miedo a ser objeto de la vesania divina. Un ciclpeo mausoleo negro que alzaba sus siniestras, oscuras, y misteriosas torres a modo de inmensas garras que pretendan araar la bveda celeste; hirindola como una bestia que quisiera arrancarle las vsceras al Hacedor en un trance de desafiante actitud. Quiso caminar hacia ella. Desentraar todos sus horribles secretos. Pero algo la detuvo. Mir hacia arriba y la luz de la aurora fue velada por una oscuridad creciente. Primero un pequeo punto negro. Luego un inmenso crculo que cubri todo el firmamento.Cuando despert Ramn recoga el campamento.

Los rescoldos de la hoguera crepitaban an, y el olor a podredumbre la devolvi a la spera inmediatez de la cruda realidad del pantano. Sali de la tienda tambalendose y, con un desperezo, contempl como el otro completaba su labor. He dejado una jarra de caf caliente sobre las brasas- inform l.3Reemprendieron la marcha a los pocos minutos. Mientras la escasa luz de la alborada se filtraba por entre el ramaje y envolva en un tenue fulgor la irreal apariencia del entorno. El bochorno ya resultaba insoportable a horas tan tempranas; sin embargo la jornada se anticipaba ms liviana que la anterior debido a que su destino estaba cada vez ms cerca. Eso infunda en ambos vigor renovado, otorgndoles un paso ms ligero como si fueran atrados, a modo de burdo metal, por un gigantesco imn que les concediera el don de avanzar mucho ms rpidamente sin consumir apenas energas. De vez en cuando Ramn detena la marcha para asegurarse de la posicin del sol; o consultar la brjula cuando una imprevista cortina de niebla se funda con el paraje y les aislaba de cualquier punto de referencia. En esos momentos Allison aprovechaba para revisar sus notas y comparar los clculos de Hofmann con el texto del manuscrito. Cmo era posible que una antigua civilizacin de ms de 12.000 aos tuviera escritura y, lo ms sorprendente, conocimientos astronmicos y matemticos tan precisos? Las teoras de su mentor divagaban entre la supersticin y lo empricamente categrico. Los hechos eran irrefutables, y las pruebas aportadas por los mtodos de datacin cronolgica eran concluyentes. Pero el anciano se mova en un terreno resbaladizo debido a su excesivo entusiasmo por la teosofa y el misticismo. El arrobo del que haca gala, en conjuncin con su exigua disciplina cientfica de los ltimos aos, haba puesto en peligro toda su credibilidad y buen nombre. Lo ms destacable de aquel trabajo, y aquello que haba salvaguardado su prestigio, fue la extraordinaria habilidad para descifrar el texto del manuscrito. Utilizando, a modo de piedra Rosetta, un cdice sin fechar y de autor desconocido; hallado haca un par de aos en el archivo de una antigua abada a pocos kilmetros de la castellana villa de Toledo. De cualquier forma circulaban ya rumores del posible nombramiento de Hofmann como emrito. Cosa, que desde el punto de vista de la joven Creed, significara la muerte acadmica del viejo profesor; tanto en cuanto haba dedicado una grandsima parte de su vida a la investigacin.Eso acabara con l.

Allison cotej de nuevo los resultados de sus propios clculos con los datos aportados por el MIT y las anotaciones de Hofmann sobre el texto primitivo. Resultaba increble la precisin con la que los antiguos haban predicho aquella extraa conjuncin planetaria. Pero por qu aquel lugar? Qu haba de peculiar en ese remoto rincn del mundo?Un atronador disparo la sac abruptamente de sus reflexiones.

El gua, unos metros por delante, sujetaba firmemente la recortada con el can todava humeante. Recargndola de nuevo escrutaba atentamente la niebla, encorvado y medio agazapado entre los juncos.

Qu ocurre? indag la mujer

Ramn, volvindose hacia ella con el rostro tenso, hizo un gesto de silencio y le indic que se acercara despacio. Cuando estuvo al lado de l la sujet por el brazo para que se agachara.

Ah haba algo! murmur sealando con la cabeza hacia la direccin en la que viajaban.

Allison sonde la zona que le indicaba el colombiano pero, intentando penetrar con la mirada el velo de densa bruma, no vio nada.

Qu era? pregunt.

Se mova seorita. Algo grande. Una sombra entre los rboles. Desapareci por all. Creo que le di de lleno porque o un grito.

Un grito?El gua enmudeci y luego desvi la vista de soslayo hacia la mujer. A lo lejos se oy el gorgoteo de un nade para, acto seguido, imperar el silencio ms absoluto. Los dos continuaban inmviles esperando acontecimientos. Ests seguro de lo que viste? cuestion ella. Si, si- respondi incorporndose - un animal supongo. Era como una especie de mono enorme.Allison esboz una falsa sonrisa y se irgui tambin. Un mono - reiter con deje cnico.

Ramn contempl unos instantes la apetecible belleza de la muchacha. En ese momento su turbadora cercana provocaba en l gran lascivia. Notaba la agitada respiracin de la joven en el rostro y tuvo la tentacin de atraerla hacia s y besarla. Poseerla all mismo. El estmulo era tan fuerte que apenas sinti la tremenda bofetada que ella le propin en la cara. Quiero llegar antes del medioda exigi la inefable Allison Creed.4

Haca un cuarto de hora que haban dejado atrs la marisma, y la ruta que seguan atravesaba un inmenso terreno cenagoso que pareca dispuesto a impedirles avanzar ms. Una extraa y helada brisa impropia de aquellas latitudes comenz a soplar tenuemente, y su cadavrico contacto les laceraba la piel; como si con su presencia hubieran despertado de su letargo a una terrible y glida entidad guardiana de aquellas latitudes. Al cabo de unos minutos el gua se detuvo de nuevo y seal en una direccin.

Aquel es uno de los afluentes del Cauca indic Varias millas hacia el sur se unen los dos ros y desembocan en el Magdalena. La corriente es fuerte pero forma un meandro en esa zona, as que ser mejor desviarse hacia all para no tener que cruzarlo. Nos quedar aproximadamente una media hora de viaje.

Allison reclam su atencin.

Qu es aquello? El colombiano desvi la vista hacia el punto indicado por la mujer y pudo contemplar una extraa forma cilndrica que, desde el suelo, se alzaba entre la frondosidad del ramaje.

El rbol de Piedra. respondi Ramn - Lleva ah muchsimo tiempo. Indica el lmite del territorio conocido. Como ya le advert nadie ha estado jams en el sitio al que nos dirigimos.

Hizo una breve pausa y trag saliva. O al menos nadie ha vuelto nunca de all.

Avanzaron unos metros y, al atravesar la maleza que la ocultaba parcialmente, se toparon con la singular estructura. Result ser un viejo macondo carbonizado por la cada de algn rayo. El agua del tronco se haba evaporado totalmente y las sales minerales haban invadido los tejidos provocando su fosilizacin. Mudo centinela, testigo de una edad olvidada. La arqueloga examin la superficie del tronco y pudo apreciar una serie de extraas marcas que lo circundaban a modo de estela. En seguida se percat de que no eran sino trazos de una escritura semejante a la plasmada en el manuscrito y las losas. El corazn comenz a latirle ms deprisa a medida que acariciaba las que se encontraban a su altura con las yemas de los dedos. Tan slo haban transcurrido unas pocas horas desde el amanecer y, sin embargo, una oscuridad creciente iba apagando el mundo a su alrededor tiznando en matices de gris la variedad cromtica que, momentos antes, marcaba aquel paraje. Est empezando advirti Allison. La idea le cruz por la cabeza como la tremenda impronta de un mensaje teleptico enviado por algn numen que guiara sus pasos. Alz la vista y, entrecerrando los ojos consider la posibilidad de que las primeras seales del eclipse ya fueran tremendamente evidentes. Pero la luz del sol, incluso en aquellas condiciones, la impeda determinar el concreto estadio en el que se encontraba el fenmeno astronmico.

Hay que darse prisa! Apenas tenemos tiempo! exclam nerviosa.

Al volverse not el fuerte brazo del gua frente a ella impidindola avanzar. Enfurecida, clav la vista en el rostro del hombre y casi al instante se dio cuenta de la horripilante realidad. Pues la tez del colombiano, otrora bronceada y saludable, haba tornado tremendamente plida y demacrada. Pero lo que ms espanto caus en la joven fue la abrumadora expresin de horror plasmada en aquella cara. Frente a ellos, y como mudas estatuas talladas en una era primigenia, se erguan, con un halo de salvajismo ancestral, unos seres que parecan surgidos de algn tiempo limtrofe con el origen del mundo. Sus vagas formas antropomrficas recubiertas de lo que pareca una ptrida vegetacin apenas bastaban para sugerir en ellos algn signo terrenal. Eran del tamao de un hombre pequeo y posean una oleosa piel, negra como el azabache, as como unas extremidades absurdamente largas y delgadas acabadas en dedos extremadamente finos con una especie de agujas a modo de garras. Lo que pareca la cabeza, sostenida por un extravagantemente largo cuello, semejaba la de una especie de carey sin ojos. A ambos lados de la misma colgaban una serie de palpos carnosos que se movan y retorcan como grotescas culebras. Allison, a pesar de no aceptar en un primer momento la silenciosa realidad de aquellas criaturas, dispuso de un margen de cordura otorgado por la cuidada educacin recibida que la permiti aferrarse a su racionalidad; y no quedar paralizada como haba ocurrido con su compaero. La luz del sol iba minorando y la fra brisa dio paso a una tenue neblina que envolvi la escena con matices fericos.El primer ataque no se hizo esperar.

La mujer lanz un grito y Ramn, saliendo de su inicial estupefaccin, desenfund el arma disparando casi a bocajarro sobre el ser ms cercano. Este cay hacia atrs sin emitir ningn sonido y salpicando, a travs del boquete abierto, un chorro aceitoso y negruzco que alcanz al gua. Otra de las criaturas se abalanz sobre Allison pero sta, en un instintivo acto reflejo, se hizo a un lado y extrayendo el machete que le colgaba de la cintura le asest un fuerte tajo en el cuello. El impulso fue tan grande que la mujer resbal en el barro y rod hacia atrs dejando caer la mochila. Esta se abri con el golpe y las dos losas de piedra se incrustaron en el fango. Sbitamente el resto de aquellos entes detuvieron el combate.

Uno de ellos seal hacia las piedras y todos desaparecieron saltando entre los juncos y la vegetacin sin dejar rastro. Tan slo los cuerpos abatidos de los dos muertos por el hombre y la mujer.

El pantano, en su siniestro silencio, evocaba la imagen de un cementerio.Los custodios pens Allison. Ahora lo vea claro. Era uno de los detalles a los que haca referencia el manuscrito y que, a priori, no haban comprendido al descifrar el texto. Los que vigilan el crculo negro y no permiten que nadie ni nada se acerque a l. Pero entonces Qu haba ocurrido? Algo les haba impedido cumplir su misin. Haban visto las losas y quizs servan como salvoconducto para entrar en aquel reino prohibido. Se gir hacia Ramn y pudo observar como el colombiano, extremadamente alterado, recargaba el arma y no dejaba de escudriar el entorno por si regresaban. Debemos continuar dijo la mujer Slo quedan unos minutos.El hombre la mir con los ojos desorbitados y la cara desencajada.

Est loca? Ha visto esas cosas? Moriremos los dos si nos adentramos ah!

La joven recogi las losas y las introdujo de nuevo en la mochila.

Muy bien respondi Entonces ir yo sola. T puedes quedarte aqu si quieres jodido cobarde. No te necesito. A fin de cuentas estamos muy cerca y yo puedo hacer el resto del camino sin tu ayuda. Me debes dos mil pavos.Ramn se maravill del arrojo, o quizs locura?, de aquella mujer. Nunca antes haba conocido a nadie con tamaa determinacin. La soberbia manipulacin a la que le someta la joven hizo efecto en l de tal manera que el miedo se transform en inslita admiracin. La vio caminar sola, desvalida pero decidida, entre la bruma y sin mirar atrs. Se sorprendi a s mismo cuando reaccion a los dardos envenenados que escupi la arqueloga con un arrebato de machismo. Nadie dir que una mujer tiene ms huevos que Ramn Castro sentenci.

5

Los jirones de niebla, acechndoles constantemente e impidindoles ver ms all de unos pocos metros, parecan gesticular inquietantes seales de advertencia exhortndoles a volver por donde haban venido. El silencio, no obstante, era tan espeso que profanarlo daba la sensacin de ser anatema. Lo cierto es que perdieron toda nocin del tiempo transcurrido hasta que el manto de algodonosa blancura que los envolva se hizo ms tenue y pudieron vislumbrar las primeras sombras cuyo perfil contrastaba con la agreste naturaleza en la que estaban inmersos.

Ah estaban las ruinas.

Invadieron un claro entre los rboles anegado de agua. Justo en medio se alzaba un trozo de tierra que serva de base a una serie de enormes estructuras cristalinas de formas completamente irregulares. Conformaban un conjunto surrealista, sin una funcin claramente definida, pero que parecan sugerir una naturaleza alotrpica en relacin con algn tipo de mineral carbnico. Estaban flanqueadas por cuatro enormes pilares de piedra negra que se alzaban majestuosos y terribles, plagados de extraos bajorrelieves que representaban signos y smbolos que a Allison le resultaban familiares; pues no eran sino semejantes a todos los que haba visto y estudiado en relacin con aquella terrible aventura.

En el centro de aquel extravagante conglomerado ptreo se abra una especie de pozo, perfectamente circular, de gran dimetro pero de tan slo un par de palmos de profundidad. Orlando a ste, en una elegante y armnica disposicin triangular, se hallaban cuatro tarimas, del tamao aproximado de una lpida sepulcral, cuya naturaleza marmrea pareca completamente inmaculada a pesar de su aparente antigedad. Allison dio un respingo cuando se apercibi que en una de ellas haba una losa semejante a las que ella portaba. Sin embargo, lo que ms llamaba la atencin era el innegable y enardecedor hecho de que la agresiva vegetacin, por algn oscuro motivo, no haba osado tocar aquellos vestigios del pasado; mantenindose sta en todo el permetro a una prudente distancia desde los lmites de aquel peculiar marjal.

Allison maldijo su mala suerte al habrsele destrozado la cmara fotogrfica en una de sus numerosas cadas durante el viaje hasta all. Contempl la sobrenatural materialidad de aquel lugar, y se encontr sometida a la grandeza de la obra creada por alguna civilizacin pre humana completamente desconocida hasta la fecha. Acercndose cautelosamente a aquellas majestuosas reliquias, arrancadas a los confines del tiempo, tuvo la sensacin de que esperaban su llegada y le daban la bienvenida. Lo cierto es que apenas se inmut cuando oy el grito de Ramn a su espalda. Un giro de cabeza, una mirada impasible y observ al hombre paralizado de horror rodeado de las amenazantes criaturas que les haban atacado antes y que ahora le impedan el paso de nuevo. No hubo agresin. No hubo sonido alguno exceptuando la jadeante angustia del colombiano que contaba los minutos como si fueran horas y esperaba que, al menos, el fin fuera rpido. En el firmamento hacia algunos minutos que haba comenzado el eclipse y pronto alcanzara su cnit. Allison comprendi en ese instante que no habra vuelta atrs. Que nunca la hubo y que todo aquello estaba perfectamente urdido por una fuerza csmica de poder desmesurado que tena el espantoso privilegio de decidir su suerte. Camin hasta el islote y avanz por entre las formaciones cristalinas. Vistas de cerca emitan un tenue brillo iridiscente que pulsaba induciendo una especie de trance hipntico. Ramn, con la recortada en la mano, no dejaba de dar vueltas sobre s mismo esperando que aquellos seres se abalanzaran sobre l en cualquier momento. Allison, maravillada por lo que le rodeaba, lleg hasta el centro de las ruinas y contempl el pozo con la mirada absorta. Estaba festonado por una serie de dibujos, con patrones extraos, y que al ojo experto parecan representar constelaciones o mapas estelares de algn tipo. Vio las tres tarimas de piedra en disposicin perfectamente triangular y, sin perder un segundo se acerc a la que tena encastrada la losa. Efectivamente, sin lugar a dudas era la tercera piedra que buscaba. Sin embargo, en aquel momento comprendi que tena una tarea que hacer.

Deba comprender el motivo de todo aquello.

Extrajo las otras dos losas de su mochila y, aproximndose a los pedestales huecos, las encaj cuidadosamente en su sitio. Mir al cielo y esper impaciente. El eclipse estaba a punto de completarse y fuera en el espacio, a millones de kilmetros de distancia, el resto de la corte planetaria completaba su danza de eones para, en una elegante contingencia universal, alinearse perfectamente y consumar la conjuncin. Muri el ltimo destello solar y la oscuridad se abati sobre aquel remoto lugar de la amazonia.

Algo bull en el interior del pozo.

Primero una sombra que no era sombra. Un jirn de negrura que, en poco tiempo, se convirti en una mirada de tentculos, de apndices intangibles que se abran camino a travs de la piedra y comenzaban a extenderse invadiendo completamente el permetro formando un negro crculo que, como un cncer, pareca querer emponzoarlo todo con su roce. De las altas columnas azabachadas surgi un penetrante silbido que castig los odos de la mujer. Luego, poco a poco, las mismas mastodnticas estructuras comenzaron a llorar, desde la cspide, una intensa luz azul que ti el lugar de un monocromo matiz enfermizo.

Oy el espantoso grito del gua tras ella pero no se volvi. Contempl como aquellas vivas tinieblas la envolvan con sus terribles extremidades y sinti un profundo xtasis que le insufl un hlito vivificador. Ramn dispar a sus enemigos pero, tras alcanzar a dos de ellos, not que la vida se le iba despacio. Como si tuviera la oportunidad de degustar cada instante de su muerte. No supo lo que ocurra hasta que se dio cuenta de que el agua insalubre herva como en un caldero puesto al fuego. Un dolor tan lacerante le recorri todo el cuerpo que fue incapaz de exhalar un solo grito. Su piel comenz a borbotear como el lquido que le rodeaba y las burbujas de tejido, incapaces de retener por ms tiempo la presin interior, reventaron en una explosin carmes y la existencia del hombre qued reducida a una pulpa sanguinolenta que pronto qued sumergida bajo el cenagal. Los seres, completamente inmunes e impertrritos a aquella situacin, se movieron rpidamente hacia la arboleda perdindose entre la frondosidad.

Allison cay de rodillas y se inclin sobre el pozo. Los inmateriales tentculos la atraan hacia sus profundidades acaricindola y confortndola como un padre mima a su hijo. Ella, dejndose llevar por aquellas agradables sensaciones, se dio cuenta de que se iba a producir el evento ms importante de toda su vida. No opuso ninguna resistencia y la conciencia de la joven se fusion con la de su abominable anfitrin; sufriendo una vorgine de horripilantes visiones que revelaban cual era su verdadera naturaleza.Despert en su nuevo mundo. En su nueva existencia. Cuando abri los ojos lo primero que vio fue la aurora multicolor recortada contra el cielo y el maldito crculo negro creciendo, consumindolo todo con ansia devoradora. Y ella, como muda espectadora de aquel atroz espectculo, consider la posibilidad de que la locura campara ya a sus anchas por su mente enardecida. Pero esa fue tan slo una idea fugaz. Haba renacido de nuevo y tena cosas ms importantes en que pensar. Le esperaba una gran labor. Contempl su nuevo cuerpo con nfulas de semidios. En que se haba convertido? No importaba. Ya lo averiguara. Mir hacia el horizonte y all estaban aquellas moles ciclpeas y amorfas entre cuyos muros se guardaba el mayor de los Misterios no revelado todava.

En ese instante supo que todo aquello era el comienzo. Que su universo haba muerto y ella. Elegida por el Poder Supremo era una ciudadana ms de aquella renovada existencia. Qu otra cosa poda hacer ms que habituarse a ella? Not una suave brisa que pareca darle la bienvenida y Allison Creed, buscando su destino, comenz a moverse hacia las oscuras torres de La Ciudad Sin Luz mientras, desde las alturas celestes, era atentamente observada. SHAPE \* MERGEFORMAT

13