"el matrimonio" un contrato que se firma ante el juez celestial: dios

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1 Por: Diana Fernanda Vásquez S. Tel: 315 309 9114 Escríbenos: [email protected] Visita Nuestra página web: www.periodicoyosoy.com ”Se le acercaron unos fariseos y le preguntaron para ponerlo a prueba: ¿Le está permitido al hombre separarse de su mujer por cualquier motivo? Jesús respondió: ¿No habéis leído que el creador desde el principio los hizo macho y hembra, y que dijo: Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne? De tal manera que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”. Le replicaron: “Entonces, ¿por qué Moisés ordenó darle el acta de divorcio cuando se separa de ella?” Les dijo: “Moisés os permitió separaros de vuestras mujeres por la dureza de vuestro corazón, pero al principio no era así. Por lo tanto, os digo que el que se separe de su mujer, excepto en el caso de concubinato, y se case con otra, comete adulterio”. Mateo 19, 3-9 Contemplando la Alianza de Dios con Israel bajo la imagen de un amor conyugal exclusivo y fiel (Os 1-3; Is 54.62; Jr. 2-3. 31; Ez 16,62; 23), los profetas fueron preparando la conciencia del Pueblo elegido para una comprensión más profunda de la unidad y de la indisolubilidad del matrimonio (cf. Ml 2,13- 17). Los libros de Rut y de Tobías dan testimonios conmovedores del sentido hondo del matrimonio, de la fidelidad y de la ternura de los esposos. La Tradición ha visto siempre en el Cantar de los Cantares una expresión única del amor humano, en cuanto que este es reflejo del amor de Dios, amor "fuerte como la muerte" que "las grandes aguas no pueden anegar" (8,6-7). ¿Qué es el matrimonio? Es un contrato, de común acuerdo, consciente, libre y voluntario, donde dos; el novio y la novia, con previo conocimiento, han elaborado un proyecto de vida que desean realizar y desarrollar dentro de su convivencia marital, formalizándolo públicamente con la bendición de Dios a través del sacramento del matrimonio, en la iglesia. En el matrimonio entrego la escritura de mi sexualidad a mi espos@ en un contrato personal ante el Señor, donde nos entregamos completamente al otro. Donde me comprometo ante Dios a hacer feliz a mi pareja y él se compromete al igual a hacerme feliz. y Puntos de interés: El matrimonio: Un contrato, Un proyecto de vida en pareja. Sacerdocio y ministerio. El misterio de la “santificación” y el poder de la “gracia”. La sexualidad en el matrimonio.

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Puntos de interés: El matrimonio: Uncontrato, un proyecto de vida en pareja.Sacerdocio y ministerio. El misteriode la “santificación” y el poder de la “gracia”.La sexualidad en el matrimonio.

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Page 1: "El matrimonio" Un contrato que se firma ante el Juez celestial: DIOS

1 Por: Diana Fernanda Vásquez S. Tel: 315 309 9114 Escríbenos: [email protected]

Visita Nuestra página web: www.periodicoyosoy.com

”Se le acercaron unos fariseos y le preguntaron para ponerlo a prueba: ¿Le está permitido al hombre separarse de su mujer por cualquier motivo? Jesús respondió: ¿No habéis leído que el creador desde el principio los hizo macho y hembra, y que dijo: Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne? De tal manera que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”. Le replicaron: “Entonces, ¿por qué Moisés ordenó darle el acta de divorcio cuando se separa de ella?” Les dijo: “Moisés os permitió separaros de vuestras mujeres por la dureza de vuestro corazón, pero al principio no era así. Por lo tanto, os digo que el que se separe de su mujer, excepto en el caso de concubinato, y se case con otra, comete adulterio”. Mateo 19, 3-9

Contemplando la Alianza de Dios con Israel bajo la imagen de un amor conyugal exclusivo y fiel (Os 1-3; Is 54.62; Jr. 2-3. 31; Ez 16,62; 23), los profetas fueron preparando la conciencia del Pueblo elegido para una

comprensión más profunda de la unidad y de la indisolubilidad del matrimonio (cf. Ml 2,13-17). Los libros de Rut y de Tobías dan testimonios conmovedores del sentido hondo del matrimonio, de la fidelidad y de la ternura de los esposos. La Tradición ha visto siempre en el Cantar de los Cantares una expresión única del amor humano, en cuanto que este es reflejo del amor de Dios, amor "fuerte como la muerte" que "las grandes aguas no pueden anegar" (8,6-7).

¿Qué es el matrimonio?

Es un contrato, de común acuerdo,

consciente, libre y voluntario, donde dos; el novio y la novia, con previo conocimiento, han elaborado un proyecto de vida que desean realizar y desarrollar dentro de su convivencia marital, formalizándolo públicamente con la bendición de Dios a través del sacramento del matrimonio, en la iglesia. En el matrimonio entrego la escritura de mi sexualidad a mi espos@ en un contrato personal ante el Señor, donde nos entregamos completamente al otro. Donde me comprometo ante Dios a hacer feliz a mi pareja y él se compromete al igual a hacerme feliz.

y Puntos de interés: El matrimonio: Un contrato, Un proyecto de vida en pareja. Sacerdocio y ministerio. El misterio de la “santificación” y el poder de la “gracia”. La sexualidad en el matrimonio.

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El matrimonio: Una alianza, Un contrato.

“La alianza nupcial entre Dios y su pueblo Israel, había preparado la Nueva y Eterna Alianza mediante la que el Hijo de

Dios, encarnándose y dando su vida, se unió en cierta

manera con toda la humanidad salvada por Él ), preparando así "las bodas del cordero" (Ap. 19,7.9). Nuestro Señor es un Dios de alianzas, de pactos, de contratos y lo podemos apreciar a través de la historia de la Biblia. Jesús es mediador de la nueva alianza. ¿Porque? el hombre está hecho para la Alianza, es su vocación más íntima, aunque no puede conocerla ni puede vivirla plenamente sin la ayuda divina. Las Alianzas con Dios tienen algo de sacramental porque tienen un significado y una cierta eficacia universal, no queda encerrado en los límites de un hecho histórico pasado. La Alianza “con y ante Dios”, es su forma de sembrar seguridad en el ser humano para acercarse confiadamente y relacionarse con cada uno de nosotros, en este caso, con la pareja y a nivel personal. En toda alianza se da un intercambio y, donde hay un intercambio también hay unas

obligaciones. En el noviazgo cristiano se debe hablar de todo lo que se va a pactar y sellar con el matrimonio. En este caso es un pacto lleno de previas clausulas, de mutuo acuerdo, de dos ante el Señor; quien bendice la unión, regalando como obsequio de bodas la gracia, que fortalece y enriquece, permitiendo la evolución espiritual, material y emocional, y, la madurez, que se necesita a lo largo de sus vidas para asumir cada evento. Ya que al pasar los años, cambian las realidades, las necesidades, las prioridades, el cuerpo envejece y la salud se deteriora.

Los anillos; símbolo de la alianza. En la antigüedad los anillos por su forma circular personificaban eternidad, lo infinito, una línea sin fin del amor que se habían prometido, y, se portaba en el dedo anular. Debido a su clasificación anatómica, se creía que por este dedo corría una vena que comunicaba directamente con el corazón; con lo que el simbolismo de amor eterno era aún mayor- y a esta vena se le denominaba la “vena del amor”-. El compromiso de amor y lealtad existía mientras que el corazón del portador latiera. Lo que significa hasta la muerte. Ahora se le añade un símbolo de cambio de vida, símbolo de compromiso, “eres para alguien en especial”. En el matrimonio son dueños el uno del otro y el anillo es un símbolo público de poder del uno sobre ese otro. Posesión voluntaria.

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El matrimonio un Proyecto de vida:

Este proyecto de vida ya no es individual, sino un proyecto de vida de tres. La pareja y Cristo. Un proyecto de vida es tener claro que somos dueños de nuestro propio destino y que Dios nos ha dotado de dones y talentos específicos. Es hacer

lo que se debe hacer con… y estar donde se debe estar, acompañado de…, es saber cuál es mi papel dentro del matrimonio, cuáles son mis límites, cuales mis obligaciones, mis derechos, mis deberes y lo que tengo que aportar. Esto nos hace eficaces y nos da seguridad, tanto a nivel personal como a nivel de pareja; nos ayuda a tener autoconocimiento, balance emocional y a trabajar en nuestras falencias o limitaciones.

Un Proyecto de Vida implica planear por escrito el futuro juntos, en todos los roles y aspectos de cada una de las dos vidas que ambos en la pareja tienen, y de esa vida que juntos forman y que tiene personalidad propia y expectativas particulares, más allá de las individuales, o que en todo caso la complementan.

Un proyecto de vida en una pareja no tiene que ser necesariamente algo muy complejo, ni grandioso. Basta decir que un buen proyecto de vida puede ser la simple misión de acompañarse mutuamente siendo complementarios entre sí, o incluso algo tan elemental como la crianza de los hijos y el compromiso compartido de hacerlos adultos de bien y exitosos. Procurarse entre ambos, a lo largo de estos compromisos, una mejor calidad de vida, salud, paz mental y espiritual, armonía y tranquilidad, y en general, lograr compartir una vida con la mayor suma de felicidad y alegrías posible.

¿Que incluye un proyecto de vida? Entre otras:

1- Que tanto tiempo compartirán como pareja, sin hijos.

2- Cuantos hijos desean tener. ¿Qué le van a ofrecer a los hijos, y de donde sacarán el dinero para los gastos y como se manejará el dinero?

3- ¿Cómo repartirán las labores de casa, si ambos trabajan? Y si solo trabaja el hombre, ¿cuál será el aporte de cada uno frente al otro?

4- Quien cuidará los niños si ambos trabajan. O cuanto tiempo estará mamá en casa y cuándo volverá a trabajar. Cuál será su desempeño en la labor de la maternidad. (Levantarse en horas de la noche a ver el bebé no corresponde solo a la madre).

5- Qué puntos deben tendrán en cuenta en la educación y crianza de los hijos. Valores, (qué

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disciplina, que reglas habrán en casa, hábitos alimenticios, qué tipo de amigos llevarás a casa, deportes, que clase de colegio, aspectos como la moda, el homosexualismo, la droga, son temas de los que se debe hablar antes del matrimonio. etc.). 6- Que espacio tendrán cada uno para visitar

amigos o tener encuentros con ellos. Actividades como pareja fuera del trabajo y de la casa.

7- ¿Qué tanto será la intervención de sus padres en su relación? Y muchos detalles por sencillos que parezcan así como a qué horas iremos a dormir. Toda acción debe estar basada en el respeto y el

bienestar de la pareja. Todo, absolutamente todo se debe comunicar, comentar y llegar a un común acuerdo, a la luz del espíritu Santo.

Sacerdocio y ministerio.

Es esencial que la pareja reconozca que son ministros del sacramento, portadores de una gracia.

En la pareja debe haber unidad y Cristo propicia esta unidad en los casados quienes son iglesia, deben vivir su fe en la Iglesia y están invitados a servir en ella. ¿De qué manera? De acuerdo a sus dones, y preferiblemente acompañando procesos de evangelización con parejas y familias, El Señor los necesita en su iglesia. Esta pregunta deben incluirla en su proyecto de vida en pareja:

¿Cuál será su servicio en la Iglesia? ¿Cuánto tiempo le dedicarán a la formación espiritual? Se supone que profesan la misma fe.

El sacerdocio se da a través del buen ejemplo, la oración de los dos y una vida en pareja armoniosa. Cuando los casados no van a la iglesia, no tienen comunicación con Cristo, y no se nutren, no pueden alimentar y proporcionar santidad tanto individual como a la relación

El matrimonio un sacramento:

El sacramento es un signo exterior que le da identidad al contrato matrimonial, siendo este un mutuo ofrecimiento y aceptación que hacen los contrayentes por medio de las palabras o señales. Del contrato matrimonial, que es sacramento, se origina el vínculo

conyugal “vínculo perpetuo y exclusivo” por su misma naturaleza; que une a los esposos durante toda su vida en indisoluble comunidad de vida de fe.

Es por Cristo que el matrimonio toma la categoría de sacramento, y ambos esposos están sujetos a la autoridad de Cristo. El matrimonio en un signo y una figura de la unión de Cristo con la Iglesia: un hombre, una mujer, bautizados, que

viven una vida de fe.

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El misterio de la “santificación” dentro del matrimonio.

“Nuestros padres nos educaron lo mejor que pudieron para un tiempo limitado, mientras que Dios lo hace para nuestro verdadero provecho, para comunicarnos su propia santidad”. Hebreos 12,10.

Cada uno de los contrayentes tiene una historia: familiar, académica, personal, social, con

marcadas diferencias, que tendrá alguna incidencia en el proceso evolutivo de la pareja, pero

que van acompañadas de la presencia de Cristo. Dios nos hizo diferentes para hacer parejas complementarias, y así, como Cristo ama a su iglesia, así el hombre debe amar a su esposa y su esposa amar a su esposo a pesar de sus defectos y aquellas cosas que molestan. De esta manera cualquier mal entendido, disgusto, problema, crisis, enfermedad, circunstancia económica, se debe poner en manos del experto en estas situaciones, Dios, quien dependiendo de nuestra actitud lo convierte en una realidad santificante; que quiere decir que este momento nos está edificando y que Dios quiere trabajar y pulir algo en nosotros y esto nos ayuda y aporta al cambio.

El poder de la “gracia” dentro del matrimonio.

Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos esta vida sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, que se entregó a sí mismo por nosotros para redimirnos y hacer de nosotros un pueblo escogido, limpio de todo pecado y dispuesto a hacer siempre el bien. Tito 2, 11-14.

Concepto de gracia: “La influencia divina sobre el corazón de hombre y su reflejo en la vida”

Como sacramento de vivos, con el fin de engendrar y educar a los hijos, recibe de manera especial, gracia de parte de Dios, ordenada, para santificar a los esposos y darles el vigor sobrenatural, necesario para cumplir con los deberes especiales de su estado. Dios en su infinita misericordia da al hombre y a la mujer su gracia para realizar la unión de sus vidas, según el designio divino original. La alianza de los esposos está integrada en la alianza de Dios con los hombres “El auténtico amor conyugal es asumido en el amor divino.

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Esta gracia está destinada a perfeccionar el amor de la pareja y a fortalecer su

unidad indisoluble. La gracia de Dios está con

ellos, y es preciso que reconozcan que solo Jesús es la fuente de la gracia. Que reconozcan que en sus fuerzas no logran vencer el mundo. El ser uno con Cristo marca la salvación tanto mía como la de mi pareja. El matrimonio es una unión con Cristo, no es un amuleto para que nos vaya bien.

Dentro del matrimonio hay bienes.

1- Social:

En el matrimonio cada uno es responsable del bienestar del otro. Eso se llama corresponsabilidad. Compromiso de hacer feliz al espos@, a pesar de las diferencias, del tiempo, de las circunstancias. No se puede pretender vivir como solter@, siendo casad@. O después de muchos años de convivencia pretender que él o ella no existieron en sus vidas.

2- El bien “Económico”:

“Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De tal manera que ya no son dos, sino una sola carne” Mateo 19, 5-6. A partir de la sociedad conyugal todo es para los dos. Error gravísimo decir: “tú pagas la matrícula, yo el mercado”, o “cada uno coloca la mitad de su salario para los gastos de casa”, de pronto uno gana mucho más que el otro. Con el matrimonio el “Yo y Tú” desaparece y comienza el “Nosotros”.

3- El bien “Sexual”:

«Y los bendijo Dios y les dijo: "Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sometedla"» (Gn1, 28). Habiéndolos creado Dios, hombre y mujer, el amor mutuo entre ellos se convierte en imagen del amor absoluto e indefectible con que Dios ama al hombre. Este amor es bueno, muy bueno, a los ojos del Creador. Y este amor que Dios bendice es destinado a ser fecundo y a realizarse en la obra común del cuidado de la creación. El amor humano se expresa privilegiadamente en el acto conyugal dentro del matrimonio. La sexualidad no es genitalidad. Es la Facultad para compartir la sexualidad y no dar abuso ni mal uso. No es el fin primario del matrimonio sino un fin complementario de la contemplación del amor. La gracia de Dios

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dentro de la sexualidad consiste en la preparación, disfrutar del momento y después una mutua contemplación. La sexualidad en el matrimonio es un don o regalo y una tarea o ministerio.

Sexualidad como regalo: De tal manera que ya no son dos, sino una sola carne. Quien ama por utilidad o por placer no sale de sí mismo, sino que quiere la cosa para sí sol@. El verdadero amor es entregarse por el bien y la satisfacción del otro. Planificar es saber el momento adecuado para tener un hijo. Es compartir su vida íntima y mirar el momento apropiado para traer un hijo al mundo. Es organizar el espacio y las condiciones aptas para la llegada de ese bebé que el Señor les quiere dar. Luego de un tiempo prudente después de la crianza, evaluar la primera experiencia y plantear la posibilidad de otro hijo igualmente de acuerdo a las posibilidades del hogar y las condiciones en que se encuentre la relación de la pareja.

Sexualidad como ministerio:

El amor es construir un buen futuro para el otro. El auténtico amor exige siempre la apertura de sí y la conversión de dos en uno. Sin esta apertura no hay comunicación real. Lo

primero es la pareja y luego los hijos. Nuestros hijos están en calidad de préstamo, la pareja hasta que la muerte los separe. Cuando separamos las cosas en casa dejamos de ser pareja.

El amor en la pareja

“Así los maridos deben amar a sus esposas como a su propio cuerpo. El que ama a su mujer se ama así mismo. Porque nadie odia jamás su propio cuerpo, sino que, por el contrario, lo alimenta y lo cuida, como hace Cristo con la iglesia, pues somos miembros de su cuerpo”. Efesios 5,28-31

El amor es un sentimiento que debemos alimentar continuamente, en especial de manera espiritual. Debe ser recíproco. Por eso el amor es complementariedad y esta exige: Renuncia: a la vida que llevabas antes de casarte. Ya no es “Yo quiero los huevitos como mi mamá me los hacía…” O en la casa de mis papás se hace esto o aquello…

• Ceder: debemos pedirle al Señor que nos libere de la expectativa de esperar que los demás, en este caso nuestra pareja piense, actúe, hable, y sienta como “yo” quiero. Las cosas no siempre serán como queremos, más si soy “yo” el que está rompiendo con mi actitud la comunicación. • Escuchar: Con atención aunque te parezca insignificante, puede ser que para tu pareja “eso” sea muy importante.

Querer y hacer: Querer es tener disposición y hacer es realizar todo aquello a lo que nos comprometimos y que edifica nuestra relación y a nuestra familia; así muchas veces no nos guste. Sea por que no estamos acostumbrados a… Porque no lo comparto pero aporta esto a… Y por lo general es porque nos saca del punto de comodidad al que estábamos acostumbrados de solter@s.

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La fidelidad:

Que el matrimonio sea tenido en gran honor y el lecho conyugal este sin mancha, porque Dios juzgará a los lujuriosos y a los adúlteros.

El matrimonio es un compromiso mutuo, de fidelidad y de honra. Así como el cuerpo de la esposa es del marido, el cuerpo del marido es de la esposa, y así mismo los dos pertenecen a Cristo. ¿Cómo entonces voy a entregar mi cuerpo

que ya no es mío sino de mi espos@, a otr@, que no es esta dentro del pacto? Además recordemos que mediante el matrimonio hemos consagrado nuestros cuerpos, “templos del Espíritu Santo”, como sacrificio vivo y agradable a Dios. “Contemplando la Alianza de Dios con Israel bajo la imagen de un amor conyugal exclusivo y fiel (Os 1-3; Is 54.62; Jr. 2-3. 31; Ez 16,62; 23), los profetas fueron preparando la conciencia del Pueblo elegido para una comprensión más profunda de la unidad y de la indisolubilidad del matrimonio (Ml 2,13-17). Los libros de Rut y de Tobías dan testimonios conmovedores del sentido hondo del matrimonio, de la fidelidad y de la ternura de los esposos. La Tradición ha visto siempre en el Cantar de los Cantares una expresión única

del amor humano, en cuanto que este es reflejo del amor de Dios, amor "fuerte como la muerte" que "las grandes aguas no pueden anegar" (Ct 8,6-7).

El matrimonio en el plan de Dios: La sagrada Escritura se abre

con el relato de la creación del hombre y de la mujer a imagen y semejanza de Dios (Gen 1,26- 27) y se cierra con la visión de las "bodas del Cordero" (Ap. 19,7-9). De un extremo a otro la Escritura habla del matrimonio y de su "misterio", de su institución y del sentido que Dios le dio, de su origen y de su fin, de sus realizaciones diversas a lo largo de la historia de la salvación, de sus dificultades nacidas del pecado y de su renovación "en el Señor" (1 Co 7,39) todo ello en la perspectiva de la

Nueva Alianza de Cristo y de la Iglesia.

“Maridos, amad a vuestras esposas como Cristo amó a la Iglesia y se entregó él mismo por ella, a fin de santificarla por medio del agua del bautismo y de la palabra, para prepararse una iglesia sin mancha ni arruga ni cosa parecida, sino santa y perfecta”.Ef5,31-32)

Estas notas fueron tomadas del curso de formación de Familia 2012, de la Arquidiócesis de Cali y complementadas con el Catecismo de la Iglesia Católica, imágenes y otros datos de Internet.