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1 El estado del manejo forestal en los bosques naturales tropicales de Bolivia Lincoln Quevedo 1 José Luis Urioste 1 Universidad Autónoma Gabriel René Moreno Centro de Investigación y Manejo de Recursos Naturales Renovables (CIMAR) Casilla 4749, Santa Cruz, Bolivia [email protected] RESUMEN Este estudio tiene como objetivos presentar el estado actual de manejo forestal en los bosques naturales tropicales de Bolivia y proponer recomendaciones para su mejora. La Ley Forestal ha democratizado en los últimos años el acceso a los bosques y ha permitido un avance significativo hacia el manejo sostenible. Con al menos 28 millones de ha disponibles para manejo forestal sostenible, Bolivia cuenta hasta la fecha con 8.5 millones de ha bajo planes de manejo. Las principales prácticas de pre-aprovechamiento son: la elaboración de mapas administrativos del área de manejo, ciclo de corta mínimo de 20 años, determinación del Área de Aprovechamiento Anual (AAA), censo forestal, 20% de árboles semilleros, determinación de servidumbres ecológicas, marcado de árboles de corta y semilleros, planificación de la extracción, reducción paulatina de la caza y aplicación ocasional de algunos tratamientos silviculturales como corta de lianas y el marcado de árboles de futura cosecha. Son muy escasas las prácticas silviculturales post-aprovechamiento. Se recomienda incorporar en las normas como obligatorios los siguientes tratamientos: corta de lianas en árboles aprovechables (con al menos seis meses de anticipación), de futura cosecha y semilleros, marcado de árboles de futura cosecha y de árboles de especies protegidas y de valor especial para la fauna silvestre, y escarificación de suelos en rodeos y sitios del bosque compactados por maquinaria. La falta de silvicultura y monitoreo son el talón de Aquiles de los planes de manejo, aunque las empresas certificadas por el sistema del FSC muestran una mejor calidad del manejo. Otro problema es la falta de prácticas de manejo forestal en los contenidos de los Planes Operativos de Aprovechamiento Forestal (POAF) que se presentan a la Autoridad Forestal, que sólo reflejan las operaciones de extracción. En consecuencia, es recomendable ampliar el contenido del POAF y dar curso a un nuevo concepto: el Plan Operativo de Manejo Forestal (POMAF), donde se incluyan las demás actividades del plan de manejo forestal para el año en curso, con el fin de pasar de la supervisión en campo de “planes de aprovechamiento forestal” a “planes de manejo forestal”. Varios problemas externos aquejan al sector forestal. Entre ellos el incremento de los conflictos de derechos entre concesionarios y comunidades indígenas, la inseguridad jurídica como producto de las invasiones de campesinos y la falta de una política clara gubernamental para promover el manejo forestal. El manejo forestal sostenible requiere de un entorno jurídico, social y económico estable, de largo plazo, a efectos de contar con una plataforma y ambiente favorable que promueva la aplicación efectiva del manejo sostenible por parte de todos los actores y usuarios del bosque, cuyo resultado final sea el crecimiento económico del país, la conservación de la biodiversidad, el mantenimiento de los servicios del bosque y el alivio de la pobreza rural. Palabras claves: Manejo forestal, silvicultura, certificación forestal, Bolivia

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El estado del manejo forestal en los bosques naturales tropicales de Bolivia

Lincoln Quevedo1 José Luis Urioste 1Universidad Autónoma Gabriel René Moreno Centro de Investigación y Manejo de Recursos Naturales Renovables (CIMAR) Casilla 4749, Santa Cruz, Bolivia [email protected]

RESUMEN Este estudio tiene como objetivos presentar el estado actual de manejo forestal en los bosques naturales tropicales de Bolivia y proponer recomendaciones para su mejora. La Ley Forestal ha democratizado en los últimos años el acceso a los bosques y ha permitido un avance significativo hacia el manejo sostenible. Con al menos 28 millones de ha disponibles para manejo forestal sostenible, Bolivia cuenta hasta la fecha con 8.5 millones de ha bajo planes de manejo. Las principales prácticas de pre-aprovechamiento son: la elaboración de mapas administrativos del área de manejo, ciclo de corta mínimo de 20 años, determinación del Área de Aprovechamiento Anual (AAA), censo forestal, 20% de árboles semilleros, determinación de servidumbres ecológicas, marcado de árboles de corta y semilleros, planificación de la extracción, reducción paulatina de la caza y aplicación ocasional de algunos tratamientos silviculturales como corta de lianas y el marcado de árboles de futura cosecha. Son muy escasas las prácticas silviculturales post-aprovechamiento. Se recomienda incorporar en las normas como obligatorios los siguientes tratamientos: corta de lianas en árboles aprovechables (con al menos seis meses de anticipación), de futura cosecha y semilleros, marcado de árboles de futura cosecha y de árboles de especies protegidas y de valor especial para la fauna silvestre, y escarificación de suelos en rodeos y sitios del bosque compactados por maquinaria.

La falta de silvicultura y monitoreo son el talón de Aquiles de los planes de manejo, aunque las empresas certificadas por el sistema del FSC muestran una mejor calidad del manejo. Otro problema es la falta de prácticas de manejo forestal en los contenidos de los Planes Operativos de Aprovechamiento Forestal (POAF) que se presentan a la Autoridad Forestal, que sólo reflejan las operaciones de extracción. En consecuencia, es recomendable ampliar el contenido del POAF y dar curso a un nuevo concepto: el Plan Operativo de Manejo Forestal (POMAF), donde se incluyan las demás actividades del plan de manejo forestal para el año en curso, con el fin de pasar de la supervisión en campo de “planes de aprovechamiento forestal” a “planes de manejo forestal”.

Varios problemas externos aquejan al sector forestal. Entre ellos el incremento de los conflictos de derechos entre concesionarios y comunidades indígenas, la inseguridad jurídica como producto de las invasiones de campesinos y la falta de una política clara gubernamental para promover el manejo forestal. El manejo forestal sostenible requiere de un entorno jurídico, social y económico estable, de largo plazo, a efectos de contar con una plataforma y ambiente favorable que promueva la aplicación efectiva del manejo sostenible por parte de todos los actores y usuarios del bosque, cuyo resultado final sea el crecimiento económico del país, la conservación de la biodiversidad, el mantenimiento de los servicios del bosque y el alivio de la pobreza rural. Palabras claves: Manejo forestal, silvicultura, certificación forestal, Bolivia

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1. Introducción

Se estima que alrededor de la mitad del territorio boliviano está cubierto por bosques naturales. De este total, Bolivia ha aprobado mediante el DS. 26075 del 16 de febrero 2001 una superficie de 41.235.487 ha como Tierras de Producción Forestal Permanente (Cuadro 1). De este total, existe un potencial de al menos 28 millones de ha para el manejo

forestal sostenible, actividad considerada compatible con los procesos de conservación ambiental debido a que, si es bien llevado a cabo el manejo, mantiene la biodiversidad, la cobertura y servicios ambientales del bosque. La pregunta es, sin embargo, cuánto se ha avanzado en el manejo forestal sostenible? Cuadro 1. Superficie de las Tierras de Producción Forestal Permanente

Tierras de Producción Forestal Permanente Superficie (ha)

Bosques para el manejo forestal sin ninguna restricción de uso 28.190.625 Bosques para manejo con alguna restricción (Región Tucumano-Boliviano) 2.364.670 Bosques en áreas protegidas 10.680.192

Total 41.235.487

Fuente: Decreto Supremo No 26075 Con la Ley Forestal 1700, aprobada el12 de julio de 1996, Bolivia dio un salto hacia el manejo forestal luego de su promulgación y su posterior implementación a partir de 1997 con el funcionamiento de la entonces Superintendencia Forestal. Antes de la promulgación de esta ley, el aprovechamiento forestal era de exclusividad de las empresas madereras, llegando este sector a detentar 22 millones de ha bajo contratos de aprovechamiento forestal. Luego de promulgada la Ley 1700, se dieron cambios importantes y definitivos en el sector, entre ellos la democratización del acceso a los bosques por los distintos usuarios, dando como resultado los siguientes derechos forestales: Concesiones forestales a empresas madereras Concesiones forestales a Agrupaciones Sociales del Lugar (ASL) Concesiones forestales para investigación Autorizaciones de aprovechamiento de bosques en Tierras Comunitarias de Origen (TCO)

o colectivas Autorizaciones de aprovechamiento de bosques en tierras de propiedad privada Contratos de aprovechamiento forestal en tierras fiscales

Este nuevo régimen forestal tuvo a su favor la promulgación inmediata de su Reglamentación el siguiente año y un conjunto de Normas Técnicas para el manejo forestal que facilitaron la adopción de planes de manejo forestal, incluyendo las siguientes: Norma Técnica sobre Planes de Ordenamiento Predial (RM 130/97) Reglamentación Especial sobre Desmontes y Quemas Controladas (RM 131/97) Normas Técnicas para la Elaboración de Instrumentos de Manejo Forestal (censos

comerciales, planes de manejo, planes operativos y mapas) en Propiedades Privadas con Superficies Iguales o Menores a 200 ha en Zonas Tropicales y Subtropicales (RM 132/97)

Directrices sobre Concesiones a Agrupaciones Sociales del Lugar (RM 133/97) Normas Técnicas sobre Programa de Abastecimiento y Procesamiento de Materia Prima

(RM 134/97)

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Normas Técnicas para la Elaboración de Instrumentos de Manejo Forestal (inventarios, planes de manejo, planes operativos y mapas) en Bosques Andinos y Chaqueños (RM 135/97)

Normas Técnicas para la Elaboración de Instrumentos de Manejo Forestal Comercial (inventarios, planes de manejo, planes operativos, mapas) en Tierras Comunitarias de Origen (RM 136/97)

Normas Técnicas para la Elaboración de Instrumentos de Manejo Forestal (inventarios, planes de manejo, planes operativos, mapas) en propiedades privadas o concesiones con superficies mayores a 200 ha (RM 167/97 y RM 248/98)

Norma Técnica para la elaboración de plan de manejo de castaña (RM 077/2005) Norma Técnica para el aprovechamiento comercial sostenible de recursos forestales no

maderables en bosques y tierras forestales naturales (RM 22/2006) 2. Las regiones forestales productoras del país El aprovechamiento forestal en el país se efectúa en las zonas productoras, identificadas en el mapa de Tierras Forestales de Producción Forestal Permanente (Figura 1), que proveen diversas especies maderables, incluyendo productos no maderables, como el caso de la Castaña en Pando, con igual o mayor relevancia económica o social que la madera. Estas zonas son la Amazonía, el Choré, el Preandino-amazónico, el Bajo Paraguá, Guarayos, la Chiquitanía y el Chaco tucumano-boliviano (este último con algunas restricciones).

Figura 1. Mapa de las regiones productoras forestales de Bolivia Fuente: BOLFOR II (2009).

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Las características de superficie de las zonas productoras se presentan en el Cuadro 2 y su potencial maderable en el Cuadro 3, donde se percibe que la Amazonía es la de mayor extensión y el Choré de mayor potencial maderable. Cuadro 2. Superficie de los bosques de producción forestal permanente de Bolivia

Región forestal productora Superficie (en millones de ha)

Porcentaje (%)

Amazonía 8.8 30.56 Chiquitanía 6.3 21.88 Guarayos 4.2 14.58 Preandino Amazónico 4.1 14.24 Bajo Paraguá 3.8 13.19 Choré 1.6 5.55

Total 28.8 100%

Fuente: Adaptado de Dauber et al. (1999) Cuadro 3. Potencial maderable de árboles maduros de las regiones productoras de madera de

Bolivia (DAP ≥ DMC)

Región productora Abundancia promedio (N/ha)

Área Basal promedio (m2/ha)

Volumen promedio (m3/ha)

Choré 13.00 5.90 33.29

Preandino- amazónico 8.78 4.45 29.86 Amazonía 6.85 3.06 26.70

Chiquitanía 23.5 4.48 19.30

Guarayos 9.79 3.92 19.26

Bajo Paraguá 5.14 2.08 15.88

Fuente: Adaptado de Dauber et al. (1999) En cuanto a la presión del aprovechamiento sobre las principales especies, de acuerdo con Urioste et al. (2010), la especie Ochoó (Hura crepitans) se ha mantenido en el lugar No 1 en volumen en todos los años (1998 a 2008), con la excepción del año 2000 cuando cayó al cuarto lugar, desplazada por la especie cedro (Cedrela spp.). La mara (Swietenia macrophylla), que en 1998 ocupaba el 4to lugar, dejó de ocupar un lugar de importancia en los siguientes años debido a su creciente escasez, lo que finalmente llevó al CITES a enlistarla en el Apéndice II. 3. Derechos forestales Debido a que la Ley Forestal daba la oportunidad a las empresas que contaban con contratos de aprovechamiento forestal en convertirse voluntariamente en concesiones forestales (de 40 años, con posibilidad de renovación indefinida sujeto a auditorías quinquenales), la mayoría de dichos contratos se constituyeron en concesiones forestales, con superficies reducidas a efectos de disminuir el pago de la patente forestal aplicada a la totalidad de la superficie concesionada. Se otorgaron 87 concesiones forestales a empresas privadas sumando una superficie de 5.590.194 ha, reduciéndose en el año 2010 el número de concesiones a 51 y su superficie a 3.880.744 ha por motivo de devoluciones, caducidad y reversiones (Cuadro 4).

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Cuadro 4. Número y superficie de derechos forestales vigentes hasta 2010 (> 200 ha)

Tipo de Persona Nº PGMF

Superficie PGMF (ha)

Concesión forestal en tierras fiscales a empresas 51 3.880.744 Comunidad indígena o pueblo indígena 83 1.420.162 Propietarios privados 261 1.441.809 Comunidad campesina 108 804.278 Concesión a Agrupación Social del Lugar 20 473.155 Contrato de aprovechamiento forestal en tierras fiscales 2 225.400 Concesión forestal en tierras fiscales con fines de investigación

3 262.367

Total general 528 8.507.915

Fuente: ABT 2010 (Datos no publicados) Las Agrupaciones Sociales del Lugar (ASL) emergieron como resultado de la nueva ley forestal, cuyo objetivo original fue la de incluir a las personas de comunidades locales en el proceso del manejo forestal. Como resultado, en los municipios con riqueza forestal se organizaron las personas con experiencia en la extracción forestal constituyendo ASLs. A la fecha, funcionan 20 ASLs, con una superficie de plan de manejo de 473.155 ha (Cuadro 4). Estos actores son los que en menor medida han mostrado avances en la adopción de prácticas ecológicas de manejo sostenible (por ejemplo, silvicultura, monitoreo de la regeneración natural, fauna silvestre, etc), debido a múltiples factores, entre ellos la falta de coherencia organizativa hacia el manejo sostenible y una base social que aglutine a sus miembros en objetivos comunes de conservación de la unidad productiva. Recordemos que las ASLs se constituyeron mediante la agrupación de personas individuales del lugar, sin una base organizativa comunitaria. Una vez creadas las ASLs, éstas forzaron a los municipios a incorporarse de manera rápida en el contexto del sector forestal, antes inexistente. Hoy, los municipios con bosques productivos han determinado sus reservas forestales municipales (20% del total fiscal) a efectos de determinar concesiones para las ASLs. Este proceso se paralizó por decisión del gobierno, lo que frustró a una buena cantidad de ASLs que se habían conformado y que no pudieron completar sus trámites de concesión forestal, aunque ésto no ha impedido que continúen en el negocio del aprovechamiento forestal. Como parte de la democratización del acceso al aprovechamiento forestal considerado en la Ley 1700, se incorporaron otros actores que antes habían estado relegados, las comunidades indígenas (TCOs) y propietarios privados. La enorme superficie de bosques en manos de las comunidades (Tierras Indígenas Originarias Campesinas), que superan las 12 millones de ha tituladas, ofrecen una gran oportunidad para el manejo forestal como una herramienta de conservación y de alivio de la pobreza de las comunidades. Esto ha generado un alto interés de parte de financiadores, ONGs, del Gobierno y otros, en desarrollar múltiples proyectos y programas de alta inversión en industrias y manejo forestal comunitario (como los de PUMA-Baba Carapa, BOLISPANIA, FAN, FCBC, PAI, CADEFOR, y otros).

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Miembro de un plan de manejo de una Agrupación Social del Lugar en la Amazonía boliviana Foto: L. Quevedo 3.1 Planes de manejo aprobados Hasta el año 2010 existían más de ocho millones en planes de manejo aprobados para los distintos usuarios del bosque. Llama la atención la participación de propietarios privados, que antes de la Ley 1700 no tenían la opción de manejar sus bosques de manera directa. De hecho, los planes de manejo de propietarios privados son los más numerosos (Cuadro 4). Durante el año 2011 la superficie de los nuevos planes de manejo forestal (> 200 ha) aprobados fueron en su gran mayoría para pueblos indígenas. En ese año la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierras –ABT (que en 2009 sustituyó a la Superintendencia Forestal) aprobó un total de 662.000 ha en planes de manejo, de los cuales 411.194 ha correspondieron a 17 planes a pueblos indígenas, 216.956 ha a 24 comunidades campesinas y 33.855 ha a 13 propietarios privados. En consecuencia, el 62% de la superficie correspondió a pueblos indígenas y sólo el 5% a propietarios privados (ABT 2012), lo que refleja la fuerte incorporación social en el manejo forestal en Bolivia (Figura 2). Las empresas forestales concesionarias no se consideran en estos datos, ya que sus planes de manejo se encuentran aprobados con anterioridad.

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Figura 2. Distribución porcentual por superficie de Planes Generales de Manejo Forestal por

tipo de usuario otorgado durante la gestión 2011 (> 200 ha) Fuente: ABT (2012) Por otra parte, las autorizaciones de planes de manejo ≤ 200 ha suma un total de 2.484 planes de manejo y una superficie de 188.007 ha vigentes a 2010 (Cuadro 5). Cuadro 5. Número y superficie de derechos forestales vigentes hasta 2010 (≤ 200 ha)

Tipo de Persona Nº PGMF Superficie PGMF (ha)

Comunidad Campesina 938 48.681 Comunidad Indígena o Pueblo Indígena 432 26.398 Propietario (s) Privado 1114 112.928

Total general 2484 188.007

Fuente: ABT 2010 (Datos no publicados) Durante la gestión 2011 la superficie de planes de manejo ≤ 200 ha muestran una creciente participación de comunidades campesinas: la ABT aprobó un total de 25.142 ha, de las cuales 14.037 ha correspondieron a 300 comunidades campesinas, 9.895 ha a 83 propietarios privados y 1210 ha a 12 pueblos indígenas (ABT 2012), reflejando que las superficies pequeñas de bosques se encuentran en comunidades campesinas y propietarios privados, mientras que las superficies grandes están en manos de los pueblos indígenas (Figura 3), como fue mencionado antes.

Pueblo indígena

62%

Comunidad Campesina

33%

Propietarios privados

5%

8

Figura 3. Distribución porcentual de superficie de Planes Generales de Manejo por tipo de

usuario otorgado durante la gestión 2011 (≤ 200 ha). Fuente: ABT (2012) 3.2. Aprovechamiento forestal autorizado Considerando todos los usuarios del bosque, en el año 2011 la ABT autorizó el aprovechamiento de 214.052 ha en Planes Operativos de Aprovechamiento Anual (POAF) y un volumen de 2.221.814 m3, de los cuales la mayoría corresponde a pueblos indígenas, con 30% y 29% respectivamente (ABT 2012, Figuras 4 y 5).

Figura 4. Distribución porcentual de superficie de POAFs por tipo de usuario otorgado durante la

gestión 2011. Fuente: ABT (2012)

Pueblo indígena

5%

Comunidad Campesina

56%

Propietarios privados

39%

Pueblo Indígena

30%

Empresa forestal

21%

Comunidad campesina

18%

Agrupación Social del

Lugar 16%

Propietarios privados

15%

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Figura 5. Distribución porcentual de volúmenes autorizados por tipo de usuario durante la

gestión 2011. Fuente: ABT (2012) 4. El manejo forestal sostenible en Bolivia: utopía o realidad? Para autorizar el aprovechamiento forestal legal, la autoridad forestal competente (hoy ABT) debe aprobar los Planes Generales de Manejo Forestal (PGMF) donde se presenta la estrategia y actividades de manejo forestal, incluyendo los ciclos de corta, DMCs, AAA, árboles semilleros, volumen aprovechable, plan de intervenciones silvícolas, monitoreo y mejora de las prácticas según los resultados del monitoreo, protección del área de manejo, protección de la fauna silvestre y de especies raras o amenazadas, y otras actividades típicas de un plan de manejo. Sin embargo, luego de su aprobación, el PGMF queda prácticamente en el olvido (hasta la ejecución de una auditoría), ya que en adelante la ABT sólo aprueba y verifica anualmente las actividades de POAF, que consiste únicamente en la parte de aprovechamiento (AAA, censo, volumen, árboles de corta, semilleros y servidumbres ecológicas). En otras palabras, lo que en adelante se verifica es el plan de aprovechamiento, no así el plan de manejo. Entonces, en términos de calidad, qué tanto ha avanzado el manejo sostenible en Bolivia? Esta es una pregunta difícil de responder. Aunque se puede afirmar que las operaciones de manejo certificadas cuentan con una calidad aceptable bajo los estándares de certificación internacional, no se puede afirmar lo mismo de aquellas operaciones no certificadas, ya que la Autoridad Forestal sólo supervisa en campo los aspectos relacionados con el aprovechamiento forestal. Para determinar cualitativa y cuantitativamente en que medida las empresas adoptan prácticas de manejo forestal, CIFOR hizo un estudio en Bolivia sobre la adopción de 14 prácticas de manejo, concluyendo que las más adoptadas fueron las de protección de árboles semilleros, censo, respecto de las servidumbres y protección de la concesión, mientras que las menos adoptadas fueron los tratamientos silviculturales post aprovechamiento, tratamientos

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17 17 16

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5

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15

20

25

30

35

Pueblo Indígena Comunidad campesina

Empresa forestal Propietarios privados

Agrupación Social del Lugar

%

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silviculturales para el crecimiento, corta de lianas y protección de árboles de futura cosecha (Snook et al. 2007, Figura 6). En este estudio Snook et al. (2007) encontraron que la tasa de adopción de prácticas de manejo aumentó cuando la práctica era fácil de aplicar, cuando estaban definidas como obligatorias en la ley, el plan de manejo estaba certificado, los trabajadores estaban entrenados y se habían dado procesos de asistencia técnica, entre otros.

Figura 6. Nivel de adopción de prácticas de manejo forestal por concesiones forestales en

Bolivia Fuente: Snook et al. (2007) Como se puede notar, existen importantes avances en la planificación del aprovechamiento de los planes de manejo de Bolivia pero falta incluir las actividades intrínsicamente vinculadas con la silvicultura. El monitoreo, es otra actividad clave que por lo general está ausente en los planes de manejo. La mayoría de las operaciones instala sus PPMs (como se observa en la Figura 6), obedeciendo la norma, pero fallan en hacer las mediciones o el procesamiento de los datos para interpretarlos y mejorar su plan de manejo. En esto, se cometió un error en el Reglamento y las Normas Técnicas al establecer la sola obligatoriedad de instalar PPMs, cuando en realidad se debió exigir el funcionamiento de un sistema de monitoreo de las respuestas del bosque al aprovechamiento. En qué consiste entonces el manejo forestal en Bolivia? Muchos escuchamos hablar de manejo forestal sostenible, pero no siempre es claro lo que involucra. En Bolivia, en general, la intervención de aprovechamiento bajo un plan de manejo promedio consiste básicamente en la realización de actividades vinculadas con la planificación del aprovechamiento, donde ha habido un excelente avance (Cuadro 6).

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do

pci

ón

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o

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Cuadro 6. Principales actividades realizadas en un plan de manejo promedio forestal en Bolivia

Preparación del plan de manejo

Inventario forestal (actualización cada 10 años) Preparación de mapas temáticos incluyendo hidrográficos,

topográficos, tipos de bosque, administrativos, etc. Elaboración del Plan General de Manejo Forestal (actualización

cada 5 años), considerando entre otras coas: - Un ciclo de corta mínimo 20 años - Especies y volumen aprovechable - Diámetros mínimos de corta exigidos por las normas - Árboles semilleros (mínimo 20% para cada especie) - Áreas de conservación o servidumbres ecológicas

Pre-aprovechamiento Determinación del Área de Aprovechamiento Anual (AAA) Censo forestal y elaboración de mapas de aprovechamiento Identificación de especies a aprovechar (se excluyen aquellas

consideradas escasas <0.25 árb/ha DAP >20 cm) Instalación de parcelas permanentes de medición (PPMs) Formulación del Plan Operativo de Aprovechamiento Forestal -

POAF (elaboración de mapas fisiográficos y de árboles, determinación del volumen, especies a aprovechar y servidumbres ecológicas)

Mapa de árboles aprovechables Mapa de árboles semilleros Plaqueteado de árboles a cortar y semilleros Aplicación ocasional de algunos tratamientos silviculturales

como corta de lianas y marcado de árboles semilleros y de futura cosecha

Planificación de la extracción y construcción de caminos, pistas de arrastre, rodeos y puentes

Aprovechamiento Corta de lianas Extracción de impacto reducido

Post-aprovechamiento Excepcionalmente escarificación o plantaciones de enriquecimiento en rodeos. Pocas empresas o responsables del manejo retornan posteriormente al área aprovechada para monitorear o aplicar tratamientos silviculturales post-aprovechamiento. Esta es la debilidad mayor del manejo forestal en Bolivia.

Las actividades anteriores, en especial el censo, el ciclo de corta y la determinación de la AAA, fueron importantes avances en la fase inicial del modelo forestal boliviano, pero desafortunadamente no se ha observado un crecimiento de la calidad del manejo. Falta en este proceso, implementar un importante componente del manejo forestal que ha quedado olvidado tanto por los usuarios como por la autoridad competente de supervisar el manejo, que son los tratamientos silviculturales y el monitoreo efectivo. Como resultado, a pesar de los avances, en Bolivia aún no existe un sistema silvicultural que hubiera sido desarrollado por alguna operación de manejo forestal. Se aclara que las operaciones de manejo forestal certificadas o con asistencia externa superan la calidad del manejo mencionado en el Cuadro 6. Por ejemplo, consideran los bosques de alto valor de conservación y la conservación de sus atributos, incluyen en sus mapas los sitios de interés de la fauna silvestre, cuentan con mejores sistemas de monitoreo de los impactos del aprovechamiento, aplican más activamente algunos tratamientos silviculturales, protegen mejor la fauna silvestre, entre otros.

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De acuerdo con Mostacedo et al. (2009) los tratamientos silviculturales más prometedores y baratos son la corta de lianas en AFC, la liberación de AFC, el enriquecimiento y la escarificación de suelos en claros de aprovechamiento. Finalmente, y tal como fuera sugerido por Snook et al. (2007) y Urioste et al. (2010), se recomienda insertar en las Normas Técnicas los siguientes tratamientos como obligatorios: - Corta de lianas en árboles aprovechables (con al menos seis meses de anticipación), de

futura cosecha y semilleros - Marcado de árboles de futura cosecha, de árboles de especies protegidas y de valor

especial para la fauna silvestre. - Escarificación de suelos en rodeos y sitios del bosque compactados por maquinaria En este proceso, los planes de manejo certificados sirven como referente al establecer un estándar de calidad del manejo para las demás, ya que cuentan con mayores prácticas de manejo en su plan, incluyendo aspectos silviculturales, protección de bosques de alto valor de conservación, así como aspectos sociales y económicos requeridos por los estándares de certificación del FSC tratados en el siguiente acápite.

Trabajador forestal realizando el tratamiento silvicultural de marcado de árboles de futura cosecha Foto: L. Quevedo

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5. La certificación forestal La certificación forestal es un proceso independiente y voluntario de verificación por especialistas calificados y autorizados del estado del plan de manejo en relación con la sostenibilidad ecológica, viabilidad económica y beneficio social. En Bolivia se ha seguido el sistema del Forest Stewardship Council (FSC), que cuenta con Principios y Criterios internacionales y estándar nacional. En el ámbito social, genera oportunidades de empleo y capacitación, aplicación de normas de seguridad personal y dotación de equipos de trabajo adecuados, respeto a los derechos de los trabajadores, mejor nivel salarial y una remuneración justa, seguros de salud para los trabajadores y sus familias, entre otros. Para la empresa o comunidad, posibilita su reconocimiento como productores responsables con el medio ambiente y la sociedad, favorece el acceso a nuevos mercados y mantenimiento de los actuales, posibilita la incorporación de nuevas especies y productos a los mercados, acceso a mercados con normas ambientales exigentes, establecer negocios a largo plazo y a menudo lograr mejores precios. Desde el punto de vista ambiental, conserva el potencial forestal y la diversidad biológica, mantiene las funciones ecológicas del bosque, protege las especies de flora, fauna y su hábitat, así como los recursos hídricos y suelos. Bolivia saltó a la palestra internacional en materia de manejo forestal prácticamente de la noche a la mañana debido al rápido crecimiento de la certificación forestal, llegando en el año 2007 a contar con 2.2 millones de ha certificadas, lo que puso a Bolivia como el país líder a nivel mundial en certificación de bosques naturales tropicales. El 97% de la superficie certificada correspondía a concesiones forestales, lo que reflejó su capacidad técnica y financiera para adoptar el proceso de certificación forestal, pero a la vez las ventajas del mercado que motivaron al sector privado a incursionar de manera decidida y rápida en la certificación forestal.

Madera certificada en un plan de manejo en el bosque seco chiquitano, Bolivia. Foto: L. Quevedo

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Este avance cambió el enfoque de muchos empresarios sobre el uso de los bosques, les permitió posicionar al sector forestal en los ámbitos políticos y económicos, facilitó el diálogo entre empresas forestales y el gobierno, grupos sociales y ambientales; en síntesis, avanzaron de manera efectiva en dirección del uso responsable de los bosques. La sociedad civil, preocupada por la conservación de los bosques, que miraba con recelo y desaprobación la actividad forestal, también cambió de visión al percibir que el bosque podía ser efectivamente aprovechado de manera sostenible. Sin embargo, a la fecha, debido a múltiples factores, entre ellos la falta de seguridad jurídica y nuevas políticas que han desincentivado la actividad forestal privada, la superficie certificada viene declinado de forma sostenida, con 900.000 ha en junio de 2013. La certificación forestal ha permitido a las operaciones certificadas beneficiarse de un mercado internacional preferencial, así como subir su perfil institucional. A nivel de campo, estas operaciones cuentan con una buena calidad de manejo forestal (llamado por el FSC “buen manejo”), ambientalmente apropiados, socialmente benéficos y económicamente viables. Lo que hace atractiva la certificación para la sociedad, es que incorpora de manera efectiva elementos de sostenibilidad, algunos no están considerados por las leyes, reglamentos y normas. Entre ellos, la identificación y manejo de bosques de alto valor de conservación y sus atributos, la aplicación de sistemas silviculturales, aprovechamiento de bajo impacto, el monitoreo de las respuestas del bosque al aprovechamiento (regeneración natural, daños a la vegetación, fauna silvestre, entre otros), prohibición estricta de caza, protección de hábitats valiosos, protección de humedales, ríos y sus riberas, mejora de las condiciones de los trabajadores (equipos de seguridad, alimentos, alojamiento, salarios, atención médica, y otros), buena vecindad y cooperación con las comunidades vecinas, viabilidad económica del plan de manejo. 6. Conclusiones y recomendaciones Bolivia ha transitado un largo camino hacia el manejo forestal sostenible, implementando prácticas de aprovechamiento de impacto reducido y construido una buena plataforma hacia la sostenibilidad. Si bien al inicio el aprovechamiento forestal estaba dominado por las empresas madereras, hoy las comunidades campesinas y pueblos indígenas son los que concentran la mayor parte de los bosques del país. En 2011 sólo estos dos usuarios concentraron el 50% de las autorizaciones de aprovechamiento forestal, aspecto que refleja la creciente participación de los actores sociales en acceso a los recursos forestales a escala comercial. La certificación forestal resultó ser una herramienta eficaz para mejorar el manejo forestal y los aspectos sociales, la misma que colocó en algún momento a Bolivia como el país líder a nivel mundial en bosques naturales tropicales certificados, disminuyendo a menos de la mitad en la actualidad. A pesar de sus avances, el sector forestal se encuentra actualmente en una situación complicada, fruto de una variedad de factores, algunos estructurales, otros coyunturales. Uno de ellos, es el incremento de los conflictos por los derechos entre concesionarios y comunidades indígenas, varios de ellos concluyendo en la reducción o reversión de concesiones. Por otro lado, la inseguridad jurídica producto de las invasiones ha generado un clima de incertidumbre y desaliento entre los titulares de derechos (concesionarios, propietarios y comunidades), ya que al ser el manejo una actividad de largo plazo cualquier ocupación simplemente elimina el plan o desincentiva su aplicación. Si bien que existen buenos avances en el manejo forestal, es evidente que falta mejorar su calidad con la aplicación de tratamientos silviculturales y monitoreos de la regeneración y del desarrollo del bosque, así como la protección de la fauna silvestre. En particular, falta

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implementar tratamientos post-aprovechamiento y supervisar en el campo el plan de manejo, no solamente el plan de aprovechamiento, ya que las prácticas de manejo se concentran básicamente en la planificación del aprovechamiento. En este sentido, es recomendable mejorar el enfoque y contenido del POAF y dar curso al concepto de un Plan Operativo de Manejo Forestal (POMAF), que sería una versión ampliada del POAF que incluya las actuales actividades de aprovechamiento que actualmente se presentan y las demás actividades del plan de manejo forestal que el responsable del manejo prevé ejecutar en el año que corresponda (tratamientos silviculturales, monitoreo, protección, etc). Con esto, se busca conocer y supervisar las actividades de manejo forestal sostenible que el responsable del manejo va a ejecutar en el año en curso –y no solamente las de aprovechamiento- de tal forma que la Autoridad Forestal pasaría de supervisar en el campo de “planes de aprovechamiento” a “planes de manejo forestal”. En consecuencia, si se desea que el sistema de manejo forestal en Bolivia mantenga su credibilidad, los responsables del manejo (técnicos y titulares de derechos), luego de 15 años del actual régimen o modelo forestal, deben pasar a la segunda fase del manejo, que es la aplicación de sistemas y tratamientos silviculturales y un efectivo monitoreo de las respuestas del bosque al aprovechamiento para conocer sus impactos y por lo tanto ajustarlo hacia la sostenibilidad. De otra forma –con la excepción de las operaciones certificadas- la sociedad podría percibir que en Bolivia se están implementando planes de aprovechamiento de bajo impacto, no así planes de manejo sostenible.

Trabajador realizando censo forestal en un bosque tropical boliviano Foto: L. Quevedo

El manejo forestal sostenible requiere de un entorno jurídico, social y económico estable a largo plazo. Por ello, es importante que se resuelvan los actuales conflictos e incertidumbres (estructurales y coyunturales) a efectos de contar con una plataforma y ambiente atractivo que

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favorezca la aplicación efectiva del manejo sostenible con la aplicación de prácticas silviculturales y de monitoreo por parte de los responsables del manejo, cuyo resultado final sea la conservación de la biodiversidad, el mantenimiento de los servicios ambientales del bosque, el crecimiento económico del país y el alivio de la pobreza rural. Bibliografía Arias, S., Terán, J. 2007. Informe sobre los recursos forestales y biodiversidad en Bolivia.

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