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¿EL MAGO DE LA GUERRA? MASKELYNE gana una apuesta al escapar de un ataúd cerrado. Bayswater, Londres, 1949. Jasper Maskelyne es conocido en el mundo anglosajón por contribuir con sus trucos a ganar la Segunda Guerra Mundial. Pero no todos dan crédito a su papel. ANABEL HERRERA, PERIODISTA

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¿El mago dE la guErra?

maskElynE gana una apuesta al escapar de un ataúd cerrado. Bayswater, Londres, 1949.

Jasper Maskelyne es conocido en el mundo anglosajón por contribuir con sus trucos a ganar la Segunda Guerra Mundial. Pero no todos dan crédito a su papel.AnAbel HerrerA, periodistA

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ran resultar útiles en la lucha contra Erwin Rommel –el llamado Zorro del desierto– y su Afrika Korps, la fuerza militar alemana que había sido envia­da al norte de África para respaldar a las tropas italianas que estaban siendo derrotadas por las inglesas.La primera misión fue camuflar más de doscientos tanques que habían llegado al puerto de Alejandría para que atra­vesaran desapercibidos el desierto. A falta de pintura, la Cuadrilla Mágica (así es como se apodó a los hombres de esta nueva sección comandada por Maskelyne) encontró en un vertedero una sustancia alternativa: kilos y kilos de salsa Worcester. Y para el pigmento añadieron a la salsa estiércol de came­llo secado al sol, que se asemejaba per­fectamente al color de la arena.

Este experimento no fue más que el principio de una larga lista de inventos, como el de transformar un tanque en un camión con un “escudo solar”. La Cuadrilla fabricó una sencilla estruc­tura con un lienzo pintado y extendi­do sobre dos estructuras plegables de madera. Las ventajas eran múltiples: se trataba de un prototipo muy ligero, por lo que podía ser colocado y retirado rápidamente por solo dos hombres; se podían cargar una veintena de ellos en una furgoneta; cuando los aviones nazis divisaran los tanques desde el cielo, hasta la silueta de la sombra en el suelo correspondería a la de un camión.Pronto recibirían la gran noticia de que se estaba construyendo un taller gigan­te para que pudieran trabajar en sus trucos con todos los medios posibles: el

Valle Mágico. Mantener la seguridad del edificio y proteger los secretos de Maskelyne se convirtió en toda una odisea. Fueron muchos los espías egip­cios que se acercaron hasta Abassia y que acabaron muriendo en las vallas electrificadas. Con razón el lugar se hizo conocido como el Valle de Djinn, o del “genio que sacude a la tierra”. Los más supersticiosos no se atrevían a acercarse. Otros, en cambio, acudían cada día a sus puertas esperando que el mago encontrara un remedio milagro­so para curar sus enfermedades.

adiós a alejandríaPero Maskelyne tenía otra misión. Un gran escenario le estaba esperando. El puerto de Alejandría, el más importante de todo Oriente Medio, estaba siendo

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Jasper Maskelyne fue un ilu­sionista británico, famoso por contribuir con sus trucos de magia a la derrota del mariscal nazi Erwin Rommel en su cam­

paña para invadir Oriente Medio du­rante la Segunda Guerra Mundial. Ésa es, al menos, la versión que el propio Maskelyne dejó escrita en su autobio­grafía y que ha captado la atención de escritores como el inglés David Fisher, autor de El mago de la guerra, publicado por primera vez en 1983 y que reciente­mente ha llegado a las librerías de nues­tro país. Hasta el mismísimo Tom Crui­se parece interesado en adaptar su best seller a la gran pantalla. A pesar de to­do, las dificultades para contrastar la veracidad de las hazañas del gran mago la han puesto seriamente en duda. In­cluso se ha llegado a afirmar que ni si­quiera ejercía esa profesión.

la historia divulgadaAlto, pelo negro, bigote recortado, ojos verdes y hoyuelos que se le marcaban al reírse. La atractiva apariencia física de Jasper Maskelyne le llevó a prota­gonizar incluso alguna película en su juventud. Estaba felizmente casado desde hacía catorce años con Mary, con la que tenía dos hijos, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. Maskelyne había debutado en los escenarios con tan solo nueve años y por entonces ya era un mago reputado. Aun así, soñaba con adaptar las técnicas de sus trucos de magia al campo de batalla.

Su sueño se empezó a materializar en 1940, cuando se alistó en el Ejército. Recibió la instrucción en el castillo de Farnham, al sudeste de Inglaterra. Allí aprendió a permanecer firme, a mar­char, a saludar al estilo militar… pero también le instruyó el mayor Richard Buckley, del Centro de Desarrollo y Camuflaje de Trenes de la Compañía Real de Ingenieros. Él y un grupo de modistos, escultores, diseñadores de escenarios, restauradores, electricistas, artesanos o incluso un experto en viñe­tas y un poeta surrealista.Una vez recibidas las lecciones básicas del camuflaje y el engaño, a principios de 1941 partieron en un transatlántico rumbo a un destino desconocido. Antes de llegar a la costa africana e instalarse en El Cairo navegaron tres meses por medio mundo para despistar a los ene­migos que pudieran estar observando o siguiendo los pasos de la embarcación.En Damasco tuvo lugar el debut como mago de la guerra que tanto ansiaba Maskelyne. El príncipe Hassan, imán de la tribu de los derviches, había ame­nazado con declarar la guerra santa si los británicos entraban en su territorio. Como aseguraba tener poderes mági­cos, enviaron a Jasper para intentar convertirlo en aliado. Fue un auténtico duelo de magos en el que se retaban con trucos cada vez más sofisticados. Hasta que Hassan se clavó una larga lanza de acero en el vientre. Jasper per­maneció estupefacto, aquella artima­ña era insuperable, sabía que estaba

a punto de perder su primera batalla. Pero de repente recordó un truco que practicaba su abuelo en los escenarios y destapó el engaño: el imán llevaba un cinturón de cuero, y la lanza, en reali­dad, se había incrustado en su faja. El resultado estaba claro: Hassan no ten­dría más remedio que aceptar la entra­da de los británicos en su tierra.Tras el éxito del encargo, se formó la Sección Experimental de Camuflaje para crear trucos de magia que pudie­

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su primerA misión fue cAmuflAr doscientos tAnques que debíAn AtrAvesAr el desierto sin ser detectAdos

El ilusionista inglés Jasper Maskelyne con una novia de juventud. Londres, 1925.

El quinto EJército británico desfila por Trípoli tras expulsar al Afrika Korps de Rommel en 1943.

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cortina de luz tan brillante que inten­tar ver a través de ella resultaba impo­sible. Al sobrevolar el canal, los pilotos se deslumbraban y no podían atacarlo. Se trataba del truco óptico más grande que jamás había realizado.

¿Espionaje o farsa?Pero Maskelyne estaba destinado a con­vertirse en el protagonista de la histo­ria. La oportunidad le llegó a finales de 1941. El joven Farouk I, de 21 años, había ascendido al trono de Egipto en 1936 y se había mantenido neutral. Pero el ejército británico tenía la sospe­cha de que en su palacio Abdín alberga­ba un transmisor. Para descubrirlo, Jas­per debía montar un espectáculo de magia en el palacio. Mientras tanto los espías, que se hacían pasar por sus ayu­dantes, lo registrarían en busca del apa­rato. Deambularon durante días por las habitaciones y pasillos mientras se pre­paraban los ensayos, sin éxito. Entonces el mago tuvo una gran idea.Llegó la esperada noche del espectácu­lo. Farouk aguardaba el momento de uno de los trucos de ilusionismo más famosos, el de la transportación de un cuerpo. La ayudante femenina del mago

esposó las manos y los pies de Maske­lyne, que fue introducido en una de las ocho cajas que había sobre el escenario. En pocos segundos se liberó de las espo­sas con una llave oculta, abrió una tram­pilla y se las arregló para llegar a la zona de talleres del palacio, la única que no había podido ser inspeccionada. Dispo­nía de seis minutos. Justo cuando esta­ba a punto de agotarse el tiempo encon­tró el transmisor en la sala de imprenta. Mientras, Farouk había subido al esce­nario y abría una por una las cajas para comprobar en cuál de ellas aparecería el mago. ¡Pero todas estaban vacías! A punto estuvo el Rey de llamar a los guardias cuando se oyó un grito en el interior de una de las cajas que ya había registrado. Y allí estaba Maskelyne. A la mañana siguiente, las tropas de la Com­monwealth disponían de pruebas sufi­cientes para interceptar el transmisor.Éste no fue el último episodio de las hazañas de Maskelyne. Para cuando las Fuerzas del Eje se rindieron, ya había ascendido al rango de mayor y servido en dieciséis países. En 1946 volvió con su familia, pero la Inglaterra de posgue­rra no estaba interesada en los espec­táculos de magia, así que se instaló con

que sustituir el decorado destruido pa­ra continuar con el engaño.

El espejismo de suezLa simulación de estructuras tuvo múl­tiples aplicaciones durante la guerra. La Cuadrilla Mágica se dedicó a cons­truir ejércitos enteros de tela y cartón que se colocaban en medio de tropas auténticas para que, desde el aire, pare­ciera que se trataba de un enorme con­tingente de hombres cargados de muni­ción. Por la noche, montaban campa­mentos con falsos soldados e incluso les daban diferentes formas a los cuerpos para que pareciese que estaban senta­dos alrededor del fuego o de pie reali­zando algún tipo de actividad.Con el tiempo, los hombres de Maske­lyne recibirían encargos para simular submarinos y hasta un acorazado. Tam­bién diseñaron todo tipo de pequeños mecanismos espía, como un telescopio en miniatura en la boquilla de un ciga­

rro, una pluma estilográfica que lan­zaba una bomba de gas lacrimógeno o unas botas que escondían diminutas agujas de brújula en los cordones, un mapa en la lengüeta y una lima y una sierra para metal bajo los laterales.La aplicación más grande de los princi­pios de la luz y las sombras se llevó a cabo en el canal de Suez, que conectaba el Mediterráneo con el mar Rojo y que, por sus dimensiones (150 km de longi­tud), era extremadamente vulnerable a los ataques de los bombarderos de Rommel. Si éstos conseguían bloquear­lo, los convoyes británicos tendrían que realizar viajes más largos y peligrosos para abastecer a su ejército.En un primer momento, Maskelyne pensó en ocultar el canal con espejos, pero abandonó la idea por la dificultad de hacerse con la cantidad necesaria. La solución fue colocar 21 reflectores que cubrían su longitud. Creaban una

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biografía fisher, David. El mago de la guerra. Córdoba: Almuzara, 2007.

ensayo dunnigan, James F. y nofi, Albert A. Victory and Deceit: Deception and Trickery at War. Nueva York: William Morrow, 1996. En inglés. latimer, Jon. Deception in War. Londres: John Murray, 2001. En inglés.

internet “Jasper Maskelyne, master of Make-Belie-ve.” En inglés. www.maskelynemagic.com

Para sabEr más

ella en Kenia, donde Jasper trabajó para las autoridades coloniales británicas en la guerra contra los Mau Mau, grupo de insurgencia autóctono. Falleció en 1973 habiendo pasado a la historia como el gran mago de la guerra. O quizá fuera ése su último gran truco de ilusionis­mo, inventar su propia biografía.La desclasificación en Gran Bretaña de documentos de la época podría revelar qué hay de cierto o falso en la narración de Fisher y del propio Maskelyne. Pero algunos expertos opinan que ni uno solo de ellos hará referencia a un mago que a sus ojos no fue más que un farsante.

asediado por la Luftwaffe, la fuerza aérea alemana, lo que rompía la línea de abastecimiento británica. La Cuadri­lla Mágica se puso manos a la obra.Cargueros, barcos patrulla, camiones contenedores, almacenes, edificios de oficinas, viviendas… El puerto era demasiado grande para poder camu­flarlo, así que se les ocurrió que tenían que “moverlo”, como cuando el abuelo de Jasper “sustituía” una persona por otra en la Caja Falsa. Por lo visto, cierta bahía de nombre Maryüt se encontraba a una milla costa abajo en el litoral. Si conseguían hacerla pasar por el puerto de Alejandría, la Luftwaffe se despista­ría y atacaría el territorio equivocado.

Más de doscientas personas trabajaron en el proyecto. Cuando anunciaban que los bombarderos estaban de cami­no, el puerto de Alejandría se quedaba en completa oscuridad y se encendían las luces de la maqueta instalada en Ma­ryüt. Al mismo tiempo, se activaban explosivos como si hubiera estallado en llamas. La primera noche que se puso en práctica estuvieron al borde del fracaso absoluto. Los pilotos alema­nes estaban confusos: sus instrumentos indicaban la posición de un lugar del que no veían nada. Pero una vez que picaron el anzuelo, los ataques se suce­dieron varios días seguidos sobre el puerto falso. Los ingenieros solo tenían

un gruPo dE soldados comprueba los restos de un avión alemán derribado.

el puerto de lA ciudAd de AlejAndríA erA muy grAnde pArA poderlo ocultAr, Así que se le ocurrió “moverlo”

Maskelyne, un apellido unido al ilusionismo en Gran BretañaLA LARGA DinASTíA MáGicA

Los Maskelyne se alzaron en el siglo xix como la primera familia de ilusionistas de Europa. John Nevil fue considerado el pa­dre de la magia moderna y fundó la orga­nización en que se agrupaban los mejores magos de la época, el Círculo Mágico. También creó la Caja Falsa, truco en el que dos personas cambian su posición en un instante. Además perfeccionó el teclado de las máquinas de escribir y presentó un au­tómata capaz de jugar a las cartas, fumar un cigarrillo o resolver ecuaciones sencillas (en la imagen, con un par de músicos au­tómatas, c 1890). Nadie se percató de que

en su interior cabía un hombre diminuto que podía controlar al supuesto muñeco.

Su hijo Nevil convirtió Maskelyne’s Magi­cal Mysteries en uno de los espectáculos más sonados de Londres. Según Fischer, fue el primero de la saga en hacer sus pi­nitos en el ejército inglés, adiestrando a magos espía para Lawrence de Arabia du­rante la Primera Guerra Mundial.

La décima generación de los Maskelyne vería nacer en 1902 a Jasper, hijo del ante­rior y protagonista –o no tanto– de la Se­gunda Guerra Mundial.