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El Último Hombre Volumen II Por Mary Shelley

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ElÚltimoHombreVolumenII

Por

MaryShelley

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CAPÍTULOI

Durante nuestro viaje, cuando en las noches serenas conversábamos encubierta, observando el vaivén de las olas y el cielo mudable, descubrí elcambioabsolutoquelosdesastresdeRaymondhabíanoperadoenlamentedemihermana. ¿Eran las aguasdelmismoamor,últimamente fríasy cortantescomo el hielo, las que ahora, liberadas de sus gélidas cadenas, recorrían lasregionesdesualmaconagradecidayabundanteexuberancia?Perditanocreíaqueestuvieramuerto,perosabíaqueseencontrabaenpeligro,ylaesperanzade contribuir a su liberación y la idea de aliviar con ternura losmales quepudieranhaberle sobrevenido,elevabanyaportabanarmoníaa lasanterioresestridenciasdesuser.Yo,pormiparte,nomesentíatanoptimistacomoellarespectodelresultadodenuestramisión,aunqueenrealidadellasemostraramásseguraqueoptimista.Laesperanzadevolveraveralamantequehabíarechazado,alesposo,alamigo,alcompañerodesuvida,delquellevabatantotiempo alejada, envolvía sus sentidos en dicha, su mente en placidez. Eraempezaravivirdenuevo:eradejaratráslasarenasdesiertasparairenposdeunamoradadefértilbelleza;eraunpuertotrasunatempestad,unaadormideratrasmuchasnochesenvela,undespertarfeliztrasunapesadilla.

LapequeñaClaranosacompañaba.Lapobreniñanocomprendíabienquésucedía.Había oído que nos dirigíamos aGrecia, donde vería a su padre, yahora,porvezprimeraenmuchotiempo,seatrevíaahablardeélconPerdita.

AlllegaraAtenasconstatamosquenuestrasdificultadesaumentaban:NilahistoriadatierranielclimabalsámicopodíaninspirarnosentusiasmooplacermientrasRaymondsehallaraenpeligro.Ningúnotrohombrehabíadespertadoun interés público tan grande, algo que resultaba evidente incluso entre losflemáticos ingleses, con los que no trataba hacía tiempo. Los ateniensesesperaban que su héroe regresara triunfante.Lasmujeres habían enseñado asushijosa susurrar sunombre seguidodeunaexpresióndeagradecimiento.Subellezaviril,suvalor,ladevociónquehabíasentidosiempreporsucausa,lo hacían aparecer a sus ojos casi como una de las deidades antiguas deaquellastierras,bajadodesuOlimpoparadefenderlos.Cuandosereferíanasuprobablemuerteyasucautividadsegura,llorabanalágrimaviva.Delmismomodo que las madres de Siria habían llorado a Adonis, las esposas y lasmadresdeGreciaplañíananuestroRaymondinglés.Atenaseraunaciudaddelamentos.

Todas aquellas muestras de desconsuelo llenaron a Perdita de espanto.Mientrassehallabalejosdelarealidad,susexpectativas,mezcladeoptimismoyconfusión,engendradasporeldeseo,habíancreadoensumenteunaimagen

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decambioinstantáneoqueseproduciríaapenaspisarasuelogriego.ImaginabaqueRaymondya habría sido liberado y que sus dulces atenciones borraríaninclusoelrecuerdodesumalafortuna.Perosudestinoseguíasiendoincierto,y ella empezó a temer lo peor y a sentir que las esperanzas de su alma sehabían vertido en un azar que podía revelarse adverso. La esposa y laencantadora hija de lord Raymond fueron desde el principio objeto deprofundointerésenAtenas.Laspuertasdesuresidenciaeranconstantementeasediadas,ydesdeellas semurmurabanoracionespara el regresodelhéroe.TodasaquellascircunstanciasllenabanaPerditadezozobraytemores.

Yo, por mi parte, no cejaba en mi empeño. Transcurrido un tiempoabandoné Atenas y me uní al ejército, acampado en la localidad tracia deKishan.Mediante sobornos, amenazas e intrigas, no tardé en descubrir queRaymondestabavivoyque,comoprisionero,sufríalosrigoresdeunencierrosevero y era sometido a toda clase de crueldades.A partir de esemomentopusimos en marcha todos los mecanismos de la política y el dinero pararedimirlodesuinfortunio.

El carácter impaciente de mi hermana regresó a ella, crecido por elarrepentimiento,azuzadoporlaculpa.LaperfeccióndelclimaprimaveralenGrecianohacíasinopotenciarlatorturadesussensaciones.Laincomparablebellezadelatierra,tapizadadeflores,elsolbenigno,lasagradablessombras,lasmelodíasdelospájaros, lamajestuosidaddelosbosques,elesplendordelas ruinas marmóreas, el claro resplandor de las estrellas por la noche, lacombinación de todo lo que era emocionante y voluptuoso en aquella tierratrascendente,queacelerabasuespírituvitalyleexcitabalossentidosentodoslos poros de su piel, no hacíamás que agudizar su dolor. Contaba el lentotranscurrir de las horas y el sufrimiento de su amado ocupaba todos suspensamientos.Seabsteníadecomer.SeechabaentierradesnudaytratabadeimitarentodolostormentosdeRaymond,esforzándoseporcomulgarconsudolor distante. Recuerdo que, en uno de sus momentos más difíciles, uncomentariomíolehabíacausadoirritaciónydesdén.

-Perdita-lehabíadichoyo-,algúndíadescubrirásquehicistemalalarrojaraRaymondalasespinasdelavida.Cuandoladecepciónhayamancilladosubelleza,cuandolasdesgraciasdelsoldadohayanajadosuvirilidad,cuandolasoledad le vuelva amargos incluso sus triunfos, entonces te arrepentirás. Ylamentaráselcambioirreparable

queencorazoneshoypétreos

moveráalfenecidoremordimientodelamor.

Aquelagudo«remordimientodelamor»desgarrabaahorasucorazón.Seculpaba del viaje queRaymond había emprendido aGrecia, de los peligrosquehabíacorrido,desuencarcelamiento.Imaginabalaangustiadesusoledad,

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recordaba con qué impaciencia y dicha le había comunicado sus alegresesperanzas,conquéinmensoafectohabíaaceptadoqueellasepreocuparaporél.Asumenteregresabanlasmuchasocasionesenquehabíadeclaradoquelasoledaderaelpeorde todos losmales,yqueaél lamuerte le infundíamásmiedoydolorcuandose imaginaba la tumbasola.«Miniñabuena-lehabíadicho-me alivia demis peores fantasías.Unido a ella, amado por su dulcecorazón,novolveréaconocer la tristezadehallarmesolo.Ysimueroantesquetú,miPerdita,conservamiscenizashastaquepuedanmezclarseconlastuyas.Se tratadeuna ideaabsurdaparaalguienquenoesmaterialista,perocreoque,inclusoenesaceldaoscura,talvezsientaquemipolvoinanimadosefundeconeltuyo,ydeesemodo,cuandomemarchite,tendrétucompañía.»En sus días de resentimiento, recordaba aquellas palabras con acrimonia ydesprecio.Perotambiénahora,apaciguada,lavisitaban,privándoladelsueño,suprimiendotodaesperanzadesumenteinquieta.

Asítranscurrierondosmeses,hastaquealfinobtuvimoslapromesadesuliberación.El encierroy lasdificultadeshabíanminado su salud.Los turcostemían el cumplimiento de las amenazas del gobierno inglés simoría en supoder; creían imposible su restablecimiento y lo entregaron moribundo,dejándonosgustosamenteanosotroslatareadecelebrarlosritosfunerarios.

LlegópormaraAtenasdesdeConstantinopla.Elviento,aunquefavorable,soplabacontalfuerzaquenopudimosrecibirloenaltamar,comoeranuestrodeseo. La torre de vigía de Atenas se veía asediada por los curiosos y seescrutaba la aparición de todas las velas. Hasta que el primer día demayoaparecióenlontananzalagallardafragata,cargadaconuntesoromáspreciadoque todas las riquezasque, traídasdeMéjico, engullíaelPacífico,oque lasque surcaban sus tranquilas aguas para enriquecer la corona de España. Alamanecer sevioqueelbarcoarribabaa lacosta,y sededujoqueecharíaelanclaacincomillasdetierra.

LanoticiasepropagóportodaAtenasylaciudadenplenosecongregóalaspuertasdelPireo,trasdescendercaminodelpuertoporlascalles,atravésde los viñedos, de los olivares y los campos de higueras. La algarabía delpopulacho, los colores vistosos de sus atuendos, el tumulto de carruajes ycaballos, el avance de los soldados, todo semezclaba con el ondear de lasbanderas y el sonido de las músicas marciales, que se sumaban a la granexcitación de la escena, puntuada por la solemne majestad de las ruinasantiguas que nos rodeaban. A nuestra derecha se levantaba la Acrópolis,testigodemilcambios,deantiguagloria,deldominioturco,delarestauracióndelaansiadalibertad;esparcidosportodaspartes,loscenotafiosylastumbascubiertos de una vegetación siempre reverdecida. Los poderosos muertosacechaban desde sus monumentos y, en el entusiasmo de las multitudes,contemplaban la repetición de unas escenas de las que ellos habían sido

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actores. Perdita y Clara viajaban en un carruaje cerrado. Yo las seguía acaballo.Finalmentellegamosalpuerto.Meimpresionólamagnituddeloleaje.La playa, por lo que podía distinguirse, estaba llena de una muchedumbremovedizaque,empujadaporquienesavanzabanhaciaelmar,seretirabacadavezquelasgrandesolasseacercabanaellos.Miréporelcatalejoyviquelafragata ya había echado el ancla, temerosa de acercarse más a la costa desotavento.Bajaronunboteyvi conaprensiónqueRaymondera incapazdedescendersoloporelcascodelbuqueyqueteníanquebajarlosentadoenunasillayenvueltoenmantos.

Desmonté y pedí a unos marineros que remaban por el puerto que mellevaran.EnesemismoinstantePerditadescendiódesucarruajeymeagarródelbrazo.

-¡Llévamecontigo!-exclamó, temblorosaypálida.Claraseabrazabaconfuerzaaella.

-Nodebesir.Elmarestámuyagitado.Muyprontoestaráaquí.¿Novessunave?-Labarcaderemosquehabíamandadoacercarseyahabíaatracado.Sindarme tiempoadetenerla,ayudadapor losmarineros,mihermanamontóenella. Clara siguió a su madre y mientras abandonábamos el resguardadomuelle, un grito unánime se alzó desde la multitud. Perdita, en la proa, seaferraba a uno de los hombres, que miraba por el catalejo, y le hacía milpreguntas,sinimportarleelaguaquelasalpicaba,sorda,ciegaatodosalvoalpuntolejanoque,apenasvisiblesobrelasolas,seaproximabaanosotros,queavanzábamos hacia él con toda la fuerza que seis remeros podíanproporcionarnos.Losuniformespintorescosdelossoldadosqueformabanenlaplaya,lossonidosdelavigorosamúsica,losestandartesquelafuertebrisahacía ondear, las exclamaciones constantes de la multitud, de piel oscura yatuendoextranjero,claramenteoriental;lavisióndelpeñascocoronadoporeltemplo,elmármolblancodeledificioquereverberabaalcontactoconelsolyse recortaba claramente contra el perfil de lasmontañas imponentes que seerguían detrás; el rugido cercano del mar, el chasquido de los remos, elsalpicar del agua... Todo envolvía mi alma en un delirio jamás sentido, niimaginado siquiera en el curso de una vida común. Tembloroso, no podíamirar ya por el catalejo con el que había seguido los movimientos de latripulacióndesdequeelbotedelafragataentróencontactoconelmar.Nosacercábamosdeprisaynotardamosendistinguirasimplevistalasformasdelostripulantesyensabercuántoseran.Sutamañocrecíapormomentos,yelgolpeardesusremoscontraelmarempezabaaresultarnosaudible.Alfinveíala forma lánguidademiamigoque,alverquenosaproximábamos, tratódeincorporarse.

LaspreguntasdePerditahabíancesado.Agarrándomedelbrazo,jadeando,la intensidad misma de su emoción le impedía el llanto. Nuestro bote se

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aborloó al otro. En un último esfuerzo,mi hermana hizo acopio de todo sutesón,pasódeunabarcaalaotrayentonces,ahogandoungrito,seabalanzósobreRaymond,sehincóderodillasasuladoy,pegandoloslabiosalamanoque buscaba, el rostro cubierto por su larga cabellera, se abandonó a laslágrimas.

Raymond se había alzado un poco al ver que nos acercábamos, peroincluso aquel movimiento le he había supuesto una gran fatiga. Con lasmejillashundidasylosojosausentes,pálidoyflaco,apenasreconocíalamordePerdita.Permanecílargoratoasombradoymudo,mientrasélcontemplabasonriente a la pobre muchacha. Sí, aquella era su sonrisa. Un rayo de soliluminando un valle oscuro muestra sus líneas hasta ese momento ocultas;ahoraaquellasonrisa,lamismaconlaquepronunciósusprimeraspalabrasdeamor a Perdita, la misma con la que había aceptado el Protectorado,asomándoseasudemacradosemblante,mehizosaberenlomásprofundodemicorazón,quesetratabadeRaymond.

Mealargó laotramano,yensumuñecadesnudadistinguí lasmarcasdeunas manillas. Oí los sollozos de mi hermana y pensé en la suerte de lasmujeres,quepuedenllorar,yqueconcariciasapasionadasselibrandelpesodesusemociones,mientrasquealhombrelefrenanelpudorylacomposturanatural. Habría dejado brotar las palabras de la infancia, lo habría apretadocontramipecho,mehabría llevado sumano a los labios, habría llorado, sí,abrazándomeaél;micorazón,desbordado,meoprimíalagarganta.Nopodíacontrolareltorrentedemislágrimasque,rebelándosecontramí,seagolpabanenmisojos,demodoquemevolvíylasvertísobreelmar.Cadavezbrotabancon más fuerza, y sin embargo mi vergüenza menguó cuando constaté queaquelloscurtidosmarinerostambiénsehabíanemocionadoyquelosojosdeRaymonderanlosúnicosquepermanecíansecos.Yacíaenesacalmabenditaque siempreprocura la convalecencia, y disfrutabade la serena tranquilidadque le daban la libertad recobrada y el encuentro con la mujer a la queadoraba.Perdita,alfin,controlósuarrebatodepasiónysepusoenpie.Buscócon lamirada aClara que, asustada, sin reconocer a su padre, ignorada pornosotros,sehabíaacurrucadoenelotroextremodelbote.Acudióalallamadadesumadre,queselapresentóaRaymond.Susprimeraspalabrasfueron:

-Amado,abrazaanuestrahija.

-Venaquí,queridamía-dijosupadre-.¿Nomeconoces?

Lapequeñareconociósuvoz,ysearrojóensusbrazosalgopudorosa,peroconincontrolableemoción.

Percibiendo la debilidad de Raymond, yo temía que la multitud que leaguardabaen tierrapudieradesbordarse.Perosucambiodeaspectodejósinhabla a todo el mundo. A nuestra llegada la música cesó y los vítores se

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interrumpieron al punto. Los soldados habían liberado un espacio en el quedispusieronun carruaje.Condujeronhasta él aRaymond.Perdita yClara semontaronconélysusescoltas lo rodearon.Unmurmullosordo,comoeldelas olas cercanas, recorrió la muchedumbre, que se echaba hacia atrás paraabrirle paso, temerosa de lastimar con sus vítores a aquél a quien habíaacudido a dar la bienvenida, y se limitaba a inclinar la cabeza al paso delcarruaje, que avanzaba despacio por el camino del Pireo, dejando atrástemplosantiguosytumbasheroicasbajoelempinadopeñascodelaciudadela.El rumorde las olas quedó atrás, pero el de lamultitud seguía a intervalos,amortiguado, sordo. Y aunque en la ciudad las casas, las iglesias y losedificios públicos estaban decorados con pendones y estandartes; aunque lasoldadescaformabaenlascallesyloshabitantessecongregabanpormillarespara gritarle su bienvenida, el mismo silencio solemne se mantenía, lossoldados le presentaban armas -los estandartes amedia asta,muchasmanosblancasempuñandobanderolas-yenvanobuscabandistinguiralhéroeensuvehículoque,cerradoyrodeadodeguardias,sedirigíaalpalacioquelehabíandispuesto.

Raymondsesentíadébil,exhausto,ysinembargoelinterésquesuscitabasupersonalellenabadeorgullo.Elamorquelosdemásleprofesabanestabaapuntodematarlo.Ciertoqueelpuebloserefrenaba,peroelrumoryelbulliciodelamuchedumbrecongregadaalrededordepalacio,sumadosalestrépitodelosfuegosdeartificio,alosfrecuentesdisparosdelasarmas,alrepicardeloscascosde loscaballos,decuyaefervescenciaeraél lacausa,dificultabansurecuperación.Demodoque,alpoco,decidimostrasladarnosporuntiempoaEleusis, donde el reposo y los cuidados lograron que nuestro enfermorecobrarafuerzasprontamente.LasatencionesqueleprodigabaPerditaeranlaprimeracausadesurápidorestablecimiento.Perolasegundaerasindudalafelicidad que sentía por el afecto y la buena voluntad que le profesaban losgriegos.Sedicequeamamosmuchoaaquellos a losquecausamosungranbien. Raymond había luchado y conquistado territorios para los atenienses.Habíasufridoporellos,sehabíaexpuestoalospeligros,alcautiverioyalasdificultades.Sugratitudleconmovíaprofundamenteyenlomáshondodesucorazón anhelaba ver su destino unido para siempre al de aquel pueblo quesentíaporéltaldevoción.

Elamorylacomprensióndelasociedadconstituíanunrasgomarcadodemicarácter.Enmiprimerajuventud,eldramavivoquesehabíadesarrolladoamialrededorhabíallevadoamicorazónyamialmahastasuvórtice.Ahoramepercatabadeciertocambio.Amaba,esperaba,disfrutaba.Perohabíaalgomás.Memostrabainquisitivorespectoalosprincipiosinternosdelasaccionesde aquéllos que me rodeaban, impaciente por interpretar correctamente susideas,ocupadosiempreenadivinarsusplanteamientosmásrecónditos.Todoslosacontecimientos,ademásdeinteresarmeprofundamente,aparecíanantemí

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enformadepinturas.Otorgabaellugarjustoacadapersonajedeungrupo,elequilibriojustoacadasentimiento.Esacorrientesubterráneadepensamientosolíacalmarmeenmomentosdezozobraoagonía.Conferíaidealismoaalgoque,tomadoensuverdadmásdespojada,hubierarepugnadoalalma.Dotabade colores pictóricos la tristeza y la enfermedad, lo que con frecuenciamealiviaba de la desesperación en momentos de pérdida. Aquella facultad, oinstinto, volvió a despertar en mí. Observaba la renacida devoción de mihermana,laadmiracióntímidaperoindudablequeClarasentíaporsupadre,elhambredereconocimientodeRaymond,laimportanciaqueparaélteníanlasdemostracionesdeafectodelosatenienses.Así,observandoconatenciónloshechosdeaquelcapítulodellibro,nomesorprendiódemasiadoelrelatoqueleíalvolverlapágina.

ElejércitoturcoseencontrabaenesemomentoasediandoRodosto.Ylosgriegos, apresurándose en sus preparativos y enviando refuerzos todos losdías,estabanapuntodeobligaralenemigoaentrarenbatalla.Todoelmundoconsideraba la lucha inminente como un episodio decisivo en granmedida,pues en caso de victoria, el paso siguiente sería el asedio griego deConstantinopla.Raymond,algomásrepuesto,sedispusoaretomarsumandoenelejército.

Perditanoseopusoasudecisiónyselimitóaestipularquelepermitieraacompañarlo.Nosehabíamarcadoningunapautadeconductaparasímisma,peroniaunqueriendohubierapodidooponersealmásbanaldesusdeseosnihacerotracosaqueaceptardebuengrado todossusplanes.Unapalabra,enrealidad, lahubieraalarmadomásque lasbatallasy lossitios,puesconfiabaenque,duranteéstos, ladestrezadeRaymond lo libraríade todopeligro.Yaquellapalabra,queporentoncesparaellanoeramásqueeso, era«peste».Eseenemigodelarazahumanahabíaempezado,aprincipiosdejunio,aalzarsucabezadeserpienteen lasorillasdelNiloyhabíaafectadoyaazonasdeAsiaporlogenerallibresdesemejantemal.LaplagaalcanzóConstantinopla,pero como la ciudad recibía todos los años lamisma visita, se prestó pocaatencióna losrelatosqueafirmabanqueallíyahabíanmuertomáspersonasde las que normalmente eran presa de ella en los meses más cálidos. Sinembargo,ni lapesteni laguerra impediríanaPerditaseguirasuseñorni lallevaríanaplantearobjeciónalgunaasusplanes.Estarcercadeél,recibirsuamor, sentir que volvía a ser suyo, constituían el colmo de sus deseos. Elobjeto de su vida era darle placer. Así había sido antes, pero con unadiferencia;enelpasado,sinpreverlonipensarlo,lehabíahechofelizsiéndoloellatambién,yantecualquierdecisiónconsultabasuspropiosdeseos,puesnosediferenciabandelosdesuamado.Ahora,encambio,noseteníaencuentaasímisma,sacrificandoinclusolainquietudquelecausabasusaludybienestar,decididacomoestabaanooponerseaningunodesusplanes.ARaymondleespoleabanelamordelpueblogriego,laseddegloriayelodioquesentíapor

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elgobiernobárbarobajoelqueélmismohabíasufridohastacasi lamuerte.Deseabadevolveralosatenienseselamorquelehabíandemostrado,mantenervivaslasimágenesdeesplendorasociadasasunombreyerradicardeEuropaunpoder que,mientras todas las demás naciones avanzaban en civilización,permanecíainmóvil,comomonumentodeantiguabarbarie.Yo,pormiparte,habiendo logrado la reconciliación de Raymond y Perdita, me sentíaimpaciente por regresar a Inglaterra. Pero su petición sincera, unida a micuriosidadcrecienteyaunaangustiaindefinidaporpresenciarlacatástrofe,alparecerinminente,delalargahistoriabélicadeGreciayTurquía,mellevarona consentir en prolongar mi periodo de residencia en suelo heleno hasta elotoño.

Tanprontocomo la saluddeRaymondestuvo lobastante restablecidasepreparóparaunirsealcampamentogriego,quesehabíaconcentradocercadeKishan,ciudaddeciertaimportanciasituadaalestedelríoHebrus.EnellaseinstalaríanPerditayClarahastaqueseprodujeralaesperadabatalla.SalimosdeAtenas el segundo día de junio.Raymond había ganado peso y color. Sibienyoyanoveíaelbrillolozanodelajuventudensurostromaduro,sibienlas preocupaciones habían surcado su frente, y en el campo de su bellezaprofundastrincherascavado,sibienensupelo,ligeramenteteñidodegris,yen su mirada, serena incluso en la impaciencia, se leían los años y lossufrimientos vividos, había no obstante algo conmovedor en alguien que,recientemente arrebatado de las garras de lamuerte, reemprendía su carreranegándoseadoblegarsealaenfermedadyaldesastre.Losateniensesnoveíanenél,comoantes,aljovenheroiconialhombredesesperadodispuestoamorirporellos,sinoalcomandanteprudenteque,porelbiendeellos,cuidabadesupropiavidayponíaensegundoplanosustendenciasguerrerasafavordelplandeacciónquedesdelasinstanciaspolíticassehubieratrazado.

La ciudad toda nos acompañó durante varias millas. A nuestra llegada,hacíaunmes,noshabíarecibidosilenciadaporlatristezayelmiedo,peroeldíadenuestrapartidafueunafiestaparatodos.Losgritosresonabanenelairey las ropas pintorescas, de vivos colores, brillaban al sol. Los gestosexpresivos y las palabras rápidas de los lugareños se correspondían con suaspectoindómito.Raymondestabaenbocadetodos,eralaesperanzadetodaesposa,madreoprometidacuyoesposo,hijoonovio,integradoenelejércitogriego,debíaserconducidoporélalavictoria.

Apesardelazarosoobjetodenuestroviaje,mientrasrecorríamoslosvallesylascolinasdeaquelpaísdivinoconstatábamosquelosinteresesrománticoseran muchos. Raymond se sentía inspirado por las intensas sensacionessuscitadasporsusaludrecobrada.Sedabacuentadeque,alsergeneraldelosatenienses,ocupabauncargodignodesuambición,yqueensuesperanzadetomar Constantinopla participaba en un acontecimiento que resultaría

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trascendentaldurantesiglos,unahazañainigualadaenlosanalesdelhombre,cuando una ciudad de tan grandes resonancias históricas, la belleza de cuyaubicacióneralamaravilladelmundo,yquedurantemuchoscientosdeañoshabíasidoplazafuertedelosmusulmanes,fueraliberadadelaesclavitudylabarbarie y devuelta a un pueblo ilustre por su genio, su civilización y suespíritudelibertad.Perditareposabaensurecobradacompañía,ensuamor,ensusesperanzasysufama,comounsibaritasobresulujosotriclinio.Todossuspensamientos eran compartidos, todas sus emociones se impregnaban de unelementocoincidenteybalsámico.

LlegamosaKishanelséptimodíade julio.Duranteel trayectoel tiempohabía sido benigno. Todos los días, antes del amanecer abandonábamos elcampamento nocturno y veíamos retirarse las sombras de valles y colinas yacercarse el esplendor dorado del sol. Los soldados que nos acompañabansaludabanconlavivacidadpropiadesupaíslavisióndelasbellezasnaturales.Lasalidadelastrodeldíaserecibíaconcantostriunfantes,mientraslasaves,con sus trinos, completaban los intervalos de la música. A mediodíaplantábamos las tiendas en algún valle sombreado o bajo el palio de algúnbosque encajonado entre montañas, en el que algún riachuelo, conversandoconlosguijarros,nosinducíaalsueñoreparador.Nuestroavancevespertino,más pausado, resultaba sin embargo más agradable que el de la mañana,cuando losánimossehallabanmásexaltados.Si labandademúsica tocaba,instintivamenteescogíapiezasdemásmoderadapasión:aladiósdelamor,allamento de la ausencia seguía algún himno solemne que armonizaba con laencantadora serenidad del atardecer y elevaba el alma hacia ideas nobles yreligiosas.Amenudo,noobstante,todosonidoquedabaensuspensoparaquepudiéramos deleitarnos con el canto del ruiseñor, mientras las luciérnagasdanzabanconsubrilloyelsuavelamentodelazioloanunciababuentiempoalosviajeros.¿Cruzábamosunvalle?Suavessombrasnosengullíanylaspeñasse teñíandehermososcolores.Siatravesábamosunamontaña,Grecia,mapaviviente, se extendía abajo, sus célebres pináculos rasgando el éter, sus ríostejiendoconhilodeplatalatierrafértil.Casitemerososderespirar,nosotros,viajeros ingleses, contemplábamos con éxtasis ese paisaje espléndido, tandistintoalostonossobriosyalasgraciasmelancólicasdenuestratierranatal.CuandoabandonamosMacedonia,lasfértilesllanurasdeTracianosdepararonmenosbellezas,aunqueelviajesiguióresultandointeresante.Unaavanzadillainformabadenuestrallegadaylasgentescampesinasnotardabanenponerseenmarchaparahacer loshonoresa lordRaymond.Lasaldeas seadornabanconarcostriunfalestapizadosdeverdordedíaeiluminadosconantorchasalponerseelsol.Delasventanaspendíantapicesyelsueloaparecíasalpicadodeflores.ElnombredeRaymondseuníaaldeGreciayambosresonabanenlosvítoresdelospaisanosgriegos.

CuandollegamosaKishannosinformarondeque,alconocerelavancede

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lord Raymond y de su destacamento, el ejército turco se había retirado deRodosto, pero que una vez allí, y tras pedir refuerzos, había desandado suspasos.EntretantoArgyropylo,elcomandanteenjefedelosgriegos,sehabíaadelantadoyseencontrabaentrelosturcosyRodosto.Sedecíaquelabatallaera inevitable. Perdita y su hija debían quedarse en Kishan. Raymond mepreguntósiyoqueríaacompañarlos.

-¡Por los montes de Cumbria -exclamé-, por el vagabundo y el cazadorfurtivoquehayenmí,mequedaréa tu ladoyalzarémiespadapor lacausagriega,ymerecibiránvictoriosoatulado!

Toda la llanura, desde Kishan hasta Rodosto -una distancia de dieciséismillas- era un hervidero en que a las tropas se sumaba la gran cantidad depersonasquesetrasladabanconelcampamento.Todoelmundosemovíaantela inminencia de la batalla. Pequeñas guarniciones llegaban desde variasciudades y plazas fuertes y se incorporaban al ejército principal. Noscruzábamosconcarrosdeequipajes,yconmuchasmujeresdetodorangoqueregresabanaFairyoaKishanparaaguardarallí la llegadadeldíaesperado.CuandollegamosaRodostodescubrimosqueelcampohabíasidotomado,yel plan de batalla trazado. El sonido de disparos, a primera hora del díasiguiente,nos informódeque lasavanzadillasde losdosejércitosyahabíantomadoposiciones.Seinicióentonceselavanceordenadodelosregimientos,susestandartesondeandoalviento,alsondelasbandasdemúsica.Plantaronlos cañones sobre una especie de túmulos, únicas elevaciones en esa tierrallana, y formaron en columna y en ángulo recto, mientras los pioneroslevantabanpequeñosmontículosparasuprotección.

Así que esos eran los preparativos para la batalla, y no sólo lospreparativos,sinolabatallamisma,tandistintaatodoloquemiimaginaciónhabía recreado. Leemos sobre falanges y manípulos en la historia griega yromana; imaginamos un lugar, plano como una mesa, y unos soldadospequeñoscomopiezasdeajedrez.Einiciamoslapartidadeunmodoenquehastaelmásignoranteescapazdedescubrircienciayordenenladisposiciónde las fuerzas. Cuando me encontré con la realidad y vi a los regimientosdesfilar hacia nuestra izquierda, perdiéndose de vista, comprobé la distanciaquemediabaentrelosbatallonesymefijéenqueapenasunastropasseguíanlobastantecercademícomoparapoderobservarsusmovimientos,renunciéatodointentodecomprensión,atodointentoinclusodepresenciarunabatalla,ymelimitéaunirmeaRaymondyaseguircongraninteréssusacciones.Élse mostraba digno, gallardo e imperial. Transmitía sus órdenes de modoconcisoysuintuicióndelosacontecimientosdeldíameresultabamilagrosa.Entretantoelcañónrugíaylamúsicaelevabaaintervalossusvocesdealiento.Y nosotros, en el más elevado de los montículos que he mencionado,demasiadolejosparaverlasespigassegadasquelamuerteacumulabaensus

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silos, observábamos ora los regimientos perdidos entre el humo, ora losestandartes y las lanzas asomándose sobre la nube,mientras los gritos y losclamoresahogabancualquierotrosonido.

A primera hora del día Argyropylo fue herido de gravedad y Raymondasumió el mando de todo el ejército. Dio pocas instrucciones hasta que, alobservar, valiéndose del catalejo, las consecuencias de una orden que habíadado,surostro,trasunosinstantesdevacilación,adquirióungestoradiante.

-Eldíaesnuestro-exclamó-.Losturcoshuyendenuestrasbayonetas.

Yentonces,sinperderunsegundo,envióasusayudasdecampoparaqueordenaranunacargadecaballeríacontraelenemigoenretirada.Laderrotafuetotal;elcañóndejóderugir,lainfanteríaseretiróylacaballeríasiguióalosturcos que, en desbandada, corrían por la lúgubre llanura. Los oficiales deRaymond partieron en distintas direcciones para realizar observaciones ytransmitirórdenes.Inclusoamísemeenvióaunazonalejanadelcampodebatalla.

Elterrenoenquehabíatenidolugarerallano,tantoquedesdelostúmulosse divisaba la línea ondulante de montañas que se alzaba en el lejanohorizonte.Elespacio intermedionopresentaba lamenor irregularidad, salvoporunasondulacionesqueseasemejabanalasolasdelmar.TodaesapartedeTraciahabíasidoescenariodecontiendasdurantetantotiempoqueseguíasincultivar y presentaba un aspecto baldío, siniestro. La orden que yo habíarecibido consistía en otear, desde una elevación que quedaba al norte, en ladirecciónquepodíahabertomadoundestacamentoenemigo.Latotalidaddelejército turco, seguido del griego, se había encaminado hacia el este. En lazonaqueobservabayosóloquedabanlosmuertos.Desdeloaltodelmontículomiréalolejos.Todoestabadesiertoyensilencio.

LosúltimosrayosdelsolponienteseproyectabandesdelalejanacumbredelmonteAthos.ElmardeMármaraaúnbrillaba,reflejándolos,mientrasquelacostaasiática,máslejana,sehallabamedioocultatraselvelodeunanubebaja.Muchoseran los cascos, lasbayonetasy las espadasesparcidosaquíyallá, caídos de manos inertes, en los que reverberaba el rayo moribundo.Desde el este, unabandadade cuervos, viejoshabitantesde los cementeriosturcos,seacercabaasucosechaplaneando.Eslahoradeldía,demelancolíadulce aún, que siempremehaparecidomáspropicia para comulgar con lospoderes superiores, pues nuestra determinación mortal nos abandona y unadócilcomplacenciainvadeelalma.Peroahora,enmediodelosheridosylosmuertos, ¿cómo podía apoderarse de uno solo de los asesinos un solopensamientocelestial,unasolasensacióndepaz?Duranteeldía,ocupada,mimente se había entregado, esclava complacida, al estadode las cosas que lepresentabansuscongéneres,ylaasociaciónhistórica,elodioalenemigoyel

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entusiasmo militar me habían dominado. Pero ahora observaba la estrellavespertina que pendía oscilante, serenamente, destacando entre los tonosanaranjadosdelocaso.Mevolvíhacia la tierracubiertadecadáveresysentívergüenzademiespecie.Talveztambiénlasintieranlosplácidoscielos,puesno tardaron en cubrirse de neblina, cambio al que contribuyó la rápidadesapariciónde la luzhabitualenel sur.Unasnubesdensasseaproximabandesde el este y sus bordes oscuros se iluminaban con relámpagos rojos yturbulentos.Selevantóunvientoqueagitabalasropasdelosmuertosyqueseenfriabaalpasarsobresusgélidosperfiles.Laoscuridadseapoderabadetodo;apenas distinguía ya los objetos que me rodeaban. Abandoné mi puestoelevado y, con cierta dificultad, avancé a caballo tratando de no pisar a loscadáveres.

Deprontooíungritodesgarrado.Una formaparecióalzarsede la tierra,avanzórápidamentehaciamíysehundióunavezmásenelsuelo,máscercade donde me hallaba. Todo sucedió tan deprisa que me costó tirar de lasriendas del caballo para que se detuviera y no pisara al ser que yacía allípostrado.Lasropasdeaquellapersonaeranlasdeunsoldado,peroelcuellodesnudoylosbrazos,asícomolosgritoscontinuos,revelabanquesetratabade una mujer disfrazada. Desmonté para ayudarla mientras ella, entrelamentos, lamano en un costado, resistíami intento de levantarla. Con lasprisasdelmomentohabíaolvidadoquemehallabaenGrecia,yenmilenguanatal traté de aliviar sus sufrimientos. Entre terribles gritos de dolor, laagonizanteEvadne(puessetratabadeella),reconociólalenguadesuamado.Eldolorylafiebrecausadosporlaheridahabíanhechomellaensucordura,ysusexclamacionesydébiles intentosdeescaparmemovíana la compasión.En su delirio desbocado pronunció el nombre de Raymond y me acusó deimpedirle reunirseconél,mientras los turcos,consus temibles instrumentosde tortura, estaban a punto de quitarle la vida. Y entonces, de nuevo, selamentótristementedesusino,dequeunamujer,concorazónysensibilidadfemeninas, se hubiera visto arrastrada por un amor desesperado y unasesperanzasvanasa tomarlasarmasyapadecerunasprivacionesmasculinassuperiores a sus fuerzas, a entregarse al trabajo y al dolor... Mientrasbalbuceaba, sumano seca y caliente se aferraba a lamía y su frente y suslabiosardían,encendidosporelfuegoquelaconsumía.

Las fuerzas le fallaban por momentos. La levanté del suelo; su cuerpodesgarradocolgabacasiinerteentremisbrazos,yapoyósucarahundiéndolaenmipecho.Convozsepulcralmurmuró:

-¡Esteeselfindelamor!¡Peronoeselfin!-Eldeliriolediofuerzasparaelevarunbrazoendirecciónalcielo-:¡Allíestáelfin!Ahívolvemosavernos.Muchas muertes en vida he sufrido por ti, oh Raymond, y ahora expiro,convertidaentuvíctima.Conmimuerteteposeo.¡Mira!Losinstrumentosde

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laguerra,elfuegoylapestesonmisservidores.Meatrevíylosvencíatodos.Hastaahora.Mehevendidoa lamuertecon lasolacondicióndeque túmesiguieras. Fuego, guerra y peste unidos para tu destrucción. ¡Oh,Raymond!¡Noestarásasalvo!

Conelcorazónenunpuñoyoescuchaba losvaivenesdesudelirio.Convarios mantos improvisé un lecho para ella. Su cólera remitió. La frente,perladadesudorosorocío,sesumabaalapalidezdelamuerte,quesehabíaabierto paso tras el rubor febril. La tumbé sobre los mantos. Ella seguíabalbuciendo sobre su rápido encuentro con su amado en la tumba, sobre sumuerte inminente.Aveces declaraba solemnequemandaran llamarlo.Otrasvecesselamentabadeltristefuturoqueleaguardaba.Suvozsedebilitabapormomentos, sus palabras se interrumpían. Al poco le sobrevinieron unasconvulsiones y relajó los músculos. Las extremidades perdieron fuerza,suspiróprofundamenteunavezylavidaabandonósucuerpo.

La alejéde laproximidadde losdemásmuertos.Envuelta enmantos, ladepositédebajodeunárbol.Volvíacontemplarsurostroalterado.Laúltimavez que la había visto tenía dieciocho años, hermosa como la visión de unpoetayespléndidacomounasultanaoriental.Habíantranscurridodoceañosdesde entonces, doce años de cambios, de penas e infortunios. Su rostroradiante se había ensombrecido, ajado. Sus miembros habían perdido laredondezdelajuventudylafeminidad.Teníalosojoshundidos.

hundida,extenuada

lashorassusangrehabíanconsumido

ysurcadosufrentedelíneasyarrugas.

Con tembloroso horror velé a ese monumento de pasión y desgraciahumanas.Lacubrícontodaslasbanderasyropajesdequepudehaceracopio,paraprotegerladelasavesylasalimañashastaquepudieraproporcionarleunasepultura digna. Triste, lentamente, seguí mi camino entre montañas decadáveres y, guiado por las luces parpadeantes de la ciudad, llegué al fin aRodosto.

CAPÍTULOII

Amillegada,descubríqueelejércitoyahabíarecibidoórdenesdeavanzardeinmediatohaciaConstantinopla,yquelastropasquemenoshabíansufridoen la batalla ya se habían puesto enmarcha.La ciudad era un hervidero deactividad. Las heridas de Argyropylo, que lo incapacitaban para el mando,convertían a Raymond en comandante de todos los ejércitos. Recorría la

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ciudad a caballo visitando a los heridos, dando las órdenes necesarias parainiciar el asedio tal como lo había planeado.A primera hora de lamañana,todoelejércitoestabayaenmarcha.Conlasprisasdelmomento,apenastuvetiempo de celebrar los últimos oficios de Evadne. Ayudado sólo por miasistente,cavéunatumbaprofundajuntoalárboly,sindespojarladesusropasdesoldado,ladepositéenellaycubríelsepulcroconunmontículodepiedras.Elsolcegadorylaintensaluzdeldíaprivaronalaescenadetodasolemnidad.DesdelatumbadeEvadnemeuníaRaymondyasudestacamento,queyasedirigíanalaCiudadDorada.

Constantinopla ya había sido sitiada, se habían excavado trincheras y sehabían realizado incursiones. Toda la flota griega la bloqueaba pormar. Entierra,deseelríoKyatKbanah,cercadelasAguasDulces,hastalaTorredeMármara, aorillasdelHelesponto, siguiendo todoel trazadode lasantiguasmurallas,sehabíandispuestolaszanjasdelasedio.Perayaestabaennuestropoder; el Cuerno de Oro mismo, la ciudad, cuyo bastión era el mar, y losmuros de los emperadores griegos, cubiertos de hiedra, eran toda laEuropaquelosmahometanospodíanreclamarcomosuya.Nuestroejércitoveíaenlacapitalunapresasegura.Calcularonelnúmerodesoldadosquepermanecíanenlaguarnición;noeraposiblesurelevo,ycadarupturadelasdefensaserauna victoria. Aunque los turcos se mostraban triunfantes, la pérdida dehombresquehabíansufridoconstituíaunaheridairreparable.

EncompañíadeRaymond,subíacaballounamañanahastalaaltacolinade Top Kapou (la puerta del cañón), en la que Mehmet había plantado suestandarte, y desde allí contemplé la ciudad por primera vez. Las mismascúpulasyalminaressealzabanentrelosmurostapizadosdeverdor,allídondeConstantinoplahabíamuertocuandoelTurcohabíaentradoenlaciudad.Lallanura que la rodeaba estaba salpicada de cementerios otomanos, griegos yarmenios en los que crecían los cipreses.Además, otros bosques de aspectomenos lúgubre conferían variedad al paisaje. Entre ellos había acampado elejército turcoy sus escuadrones semovíanpor todaspartes,yaenordenadaformación,yaenrápidacarrera.

LosojosdeRaymondseguíanclavadosenlaciudad.

-He contado las horas de su vida -dijo-. Un mes más y caerá. Quédateconmigohastaentonces.AguardahastaverlacruzsobreSantaSofía.Despuéspodrásvolveratuapaciblecampiña.

-¿Ytú?-lepregunté-.¿TequedarásenGrecia?

-Sinduda-respondió-.Ysinembargo,Lionel,aunquetedigoesto,tenporseguro que pienso con nostalgia en la vida tranquila que llevábamos enWindsor.Yosólosoysoldadoamedias.Adoroelprestigiodelaguerra,peronosusprácticas.AntesdelabatalladeRodosto,albergabagrandesesperanzas

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ymanteníaelánimo.Conquistar laciudad,ydespués tomarConstantinopla,era la esperanza, lameta, el colmodemis ambiciones.Ahora he perdido elentusiasmo,no séporqué.Tengo la sensaciónde estar adentrándomeenunabismo oscuro. El espíritu ardoroso del ejército me irrita, y el éxtasis deltriunfonomedicenada.

Sedetuvo,perdidoensuspensamientos.Laseriedaddesusemblantemedevolvióalamente,porasociación,alamedioolvidadaEvadne,yaprovechélaocasiónparaaveriguaralgomássobresuextrañodestino.Lepregunté si,entre la tropa, había visto alguna vez a alguien que se pareciera a ella; si,desdesuregresoaGrecia,habíasabidoalgodeaquellamujer.

Sesobresaltóaloírsunombreymemiró,incómodo.

-Sabía que me hablarías de ella. La tenía olvidada desde hacía mucho,muchotiempo.Perodesdequehemosacampadoaquívisitamispensamientostodoslosdías,horatrashora.Cuandoalguienmehabla,essunombreelqueesperooír;piensoqueformarápartedetodaslasconversaciones.Finalmentetúhasrotoelencantamiento.Dimequésabesdeella.

Le relaté nuestro último encuentro. Tuve que repetirle una y otra vez lahistoria de su muerte. Con interés sincero y doliente me preguntó por lasprofecías que había vertido respecto de él.Yo traté de exponerlas como losdeliriosdeunaloca.

-No, no -me dijo-, no te engañes.Amí no puedes ocultármelo.No dijonada que yo no supiera ya, aunque ésta es la confirmación. ¡El fuego, laespada y la peste! Las tres cosas puedo hallarlas en esta ciudad. Y las tresrecaeránsólosobremiser.

Desde ese día la melancolía se apoderó de Raymond. Semantenía solosiemprequelasobligacionesdesucargoselopermitían.Cuandosehallabaencompañía, y a pesar de sus esfuerzos, la tristeza asomaba a su rostro, y sesentaba,ausenteymudo,entrelaajetreadamultitudquelorodeaba.Perditaseacercabaaél,yensupresenciaseobligabaamostrarsealegrepuesella,comoun espejo, reflejaba todos sus cambios, y si semostrabanerviosoy callado,ella se preocupaba y le preguntaba qué le sucedía, y trataba de eliminar lacausadesuscuitas.PerditaestabainstaladaenelpalaciodelasDulcesAguas,unserrallodeveranodelsultán.Labellezadelpaisajecircundante,asalvodelaguerra,yelfrescordelrío,hacíandoblementeagradableellugar.Raymondno sentía alivio alguno, no obtenía el menor placer del espectáculo de loscielosylatierra.Confrecuenciasedespedíademihermanaycaminabasoloporlasinmediaciones.O,enunachalupaligera,sedejaballevar,ocioso,porlasaguaspuras,mientrasseentregabaaprofundasmeditaciones.Yomeuníaaélaveces.Siempresemostrabataciturnoyabatido.Parecíaaliviarlealgomicompañíayconversabaconciertointeréssobrelosasuntosdelajornada.Se

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hubieradichoquealgolerondabaporlamente.Ysinembargo,cuandoestabaapuntodehablardeloquemásafligíasucorazón,sevolvíadeprontoy,conunsuspiro,tratabadeahuyentaraquellaideadolorosa.

Había sucedido en más de una ocasión que cuando, como ya he dicho,RaymondseausentabadelsalónqueocupabaPerdita,Claraveníaavermey,llevándomediscretamenteaparte,medecía:

-Papásehaido.¿Vamosconél?Diríaquesealegrarádeverte.

Según me lo permitieran las circunstancias, yo aceptaba o declinaba supropuesta.

Unanochesecongregóenelpalacioungrannúmerodeoficialesgriegos.Palli el intrigante, Karazza el expeditivo, Ypsilanti el guerrero, se contabanentre los principales. Conversaron de los acontecimientos del día, de lasescaramuzas,delasbajasdelosinfieles,desuderrotayhuida.Ytranscurridoun tiempoabordaron laposibilidadde tomar laCiudadDorada.Tratabandeimaginar lo que sucedería a continuación y hablaban en términosgrandilocuentesdelaprosperidadquebendeciríaGreciasiConstantinoplaseconvertíaensucapital.LaconversaciónsecentróentoncesenlasnoticiasquellegabandesdeAsia, en los estragosque lapeste causaba en susprincipalesciudades.Seconjeturabasilaenfermedadpodíahaberllegadoyaalaciudadsitiada.

Raymond se había sumado a la primera parte de la conversación. Convehemencia había demostrado el lamentable estado a que había quedadoreducida Constantinopla; el agotamiento y precario estado de las tropas, apesardesuaspectoferoz,presasdelhambreylapestequeseabríapasoentreellas, y que pronto obligaría a los infieles a buscar refugio en su únicaesperanza: la rendición.Depronto, enmediode suarenga, sedetuvo,comoasaltadoporuna ideadolorosa.Sepusoenpie condificultadyabandonóelsalón,buscandoalgodeairefrescoenellargopasillo.Yanoregresó.Claraseacercó discretamente a mí para proponerme su acostumbrada invitación.Consentí al punto y, tomándola de la mano, fuimos tras de Raymond. Loencontramos a punto subirse al bote y aceptó de buen grado que loacompañáramos.Tras loscaloresdeldía, labrisa fresca rizaba lasaguasdelríoyhenchíanuestrapequeñavela.Laciudad,porel sur,yaseveíaoscura,mientraslasnumerosaslucesencendidasenlascostascercanasyelhermosoaspectodelasorillas,sumidasenlaplacidezdelanoche,conelreflejodelaslucescelestesenelagua,conferíanalpreciosocaudalunmantodebellezaquebienpudiera identificarse conelparaíso.Nuestrobarquero seocupabade lavela.Raymondibaaltimón.Clarasesentóasuspies,rodeándoselasrodillascon los brazos, apoyando en ellas la cabeza. Fue Raymond quien inició laconversacióndemodoalgobrusco.

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-Amigo mío, esta es probablemente la última vez en que tendremosocasión de conversar libremente.Mis planes ya se han iniciado, y cada vezdispondré de menos tiempo. Además, deseo transmitirte de inmediato misdeseosyexpectativas,paranovolveraabordarjamásuntemaquemeresultatan doloroso. En primer lugar quiero agradecerte, Lionel, que hayaspermanecidoaquíapeticiónmía.Fuelavanidadlaquealprincipiomellevóasolicitártelo. La llamo vanidad, aunque en ella veo lamano del destino. Tupresencianotardaráenresultarnecesaria.SeráselúltimorecursoparaPerdita,suprotector,suconsuelo.TúlallevarásdevueltaaWindsor.

-Nosinti-observéyo-.¿Nopretenderásseparartedeellaotravez?

-No te engañes -respondió-. Esta vez no está en mi mano impedir laseparaciónquehadeproducirse.Misdíasestáncontados.¿Puedoconfiarenti?Durantemuchosdíashedeseadocompartirlosmisteriosospresentimientosquemeacechan,aunquetemoquetúteburlesdeellos.Masnolohagas,miqueridoamigo,puesaunquesoninfantiles,irracionales,sehanconvertidoenpartedemíynocreopoderlibrarmedeellos.

»Con todo, ¿cómovoyapretenderquemecomprendas?Túeresde estemundo,yono.Extiendestumano,queesunapartedetimismo.Yaunasínoseparasel sentimientode identidadde la formamortalquemodelaaLionel.¿Cómo, entonces, vas a comprenderme? La tierra paramí es una tumba, elfirmamento, una cripta que envuelvemera corrupción. El tiempo ya no es,pueshetraspasadoelumbraldelaeternidad.Cadahombrequeveomepareceun cadáver, que pronto se verá despojado de la chispa que lo anima, en lavigiliadeladescomposiciónylapodredumbre.

Cadapiedraunapirámidelevanta

ycadaflorconstruyeunmonumento

cadaedificioesunsepulcroaltivo,

cadasoldadounesqueletovivo.

Pronunciabasuspalabrasentonofúnebre.Suspiróprofundamente.

-Haceunosmeses -prosiguió-creíaque ibaamorir.Pero lavida sehizofuerteenmí.Misafeccioneseranhumanas.Laesperanzayelamoreran lasestrellasqueguiabanmivida.Ahora...sueñanquelafrentedelconquistadordelosinfielesestáapuntodesercoronadadelaurelestriunfantes;hablanderecompensashonoríficas,detítulos,poderyriqueza;ytodoloqueyolepidoaGreciaesunatumba.Quelevantenuntúmulosobremicuerpoinerte,quesemantengaenpiecuandolacúpuladeSantaSofíasehayaderrumbado.

»¿De dónde proceden estos sentimientos? En Rodosto estaba lleno deesperanza.PerocuandoviConstantinoplaporprimeravez,esesentimientome

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abandonó, acompañado de todasmis otras alegrías. Las últimas palabras deEvadnehansidoel lacrequesentenciamimuertesegura.Ysinembargonopretendoachacarmiestadodeánimoaningúnsucesoconcreto.Todoloquepuedodecirte es que asíme siento.La peste que, segúndicen, ha llegado aConstantinopla...Talvezhayaaspiradosusefluvios,talvezlaenfermedadsealaverdaderacausademispronósticos.Importapocoporquéodequémodomeveaafectado,puesningúnpoderpuedeevitarelmazazo,ylasombradelamanoalzadadeldestinoyameensombrece.

»Ati,Lionel,teconfíoatuhermanayasuhija.Nuncamencionesanteellael nombre fatal de Evadne. Ella se lamentaría doblemente por el extrañoeslabón que me encadena a ella y obliga a mi espíritu a obedecer su vozagónica,aseguirla,comoestáapuntodehacer,hastaelpaísdesconocido.

Leescuchéasombrado.Perosuaspectotristeylosolemnedesuspalabrasme convencieron de la verdad e intensidad de sus sentimientos. Debía, conchanzas y burlas cariñosas, tratar de disipar sus temores. Pero, fuera lo quefuese loque estaba apuntode responder, laspoderosas emocionesdeClarameloimpidieron.Raymondhabíahabladosinrepararensupresenciayella,pobre niña, escuchó, crédula y horrorizada, la profecía de su muerte. Elviolentodesconsuelode lapequeñaconmovióasupadre,que laestrechóensusbrazos,consolándola,aunqueconpalabrassolemnesytemerosas.

-Nollores,dulceniña-ledijo-,lapróximamuertedeaquélaquienapenashas conocido. Tal vez muera, pero ni en la muerte olvidaré ni abandonaréjamásamiClara.Entuspenasyentusalegrías,piensaqueelespíritudetupadre andará cerca, para salvarte o comprenderte. Enorgullécete de mí yatesoraturecuerdoinfantildemipersona.Así,querida,pareceráquenohabrémuerto.Unacosadebesprometerme:nohablarconnadie,másquecontutío,de la conversación que acabas de oír. Cuandome haya ido, consolarás a tumadre,yledirásquemimuertemefueamargasóloporquemeseparódeella;que mis últimos pensamientos se los dedicaré a ella. Pero mientras viva,prométemequenometraicionarás,prométemelo,miqueridahija.

ConvozquebradaClarapronunciósupromesa,sinsepararsedesulado,ypresa de dolor. Regresamos pronto a la orilla. Yo trataba de obviar laimpresión causada en la mente de la pequeña tomándome a la ligera lostemores de Raymond. Y ya no volvimos a hablar de ellos pues, como élmismohabíaasegurado,elasedio,quellegabaasufinal,seconvirtióencentrodesuinterésyocupabatodosutiempoyatenciones.

ElimperiodelosmahometanosenEuropatocabaasufin.Laflotagriega,quebloqueabatodoslospuertosdeEstambul,impedíalallegadaderefuerzosdesde Asia. Todas las salidas por tierra eran impracticables, y los intentosdesesperadosde traspasar lasmurallassólo lograban reducir losefectivosde

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nuestros enemigos, sin causar la menor pérdida en nuestras filas. Laguarnición turca había menguado tanto que parecía evidente que la ciudadhabría sucumbido a un ataque violento. Sin embargo, la humanidad y lapolíticadictabanunprocedermás lento.Nohabíaapenasdudadeque, si laincursiónsellevabaalextremo,lospalaciosdelaciudad,sustemplosytodossustesorosseríandestruidosalcalordeltriunfoyladerrota.Losciudadanos,indefensos,yahabíanpadecidobastantelabarbariedelosjenízarosy,encasodeataque,tumultoymasacre,labelleza,lainfanciayladecrepitudseveríansacrificadas por igual a manos de la ferocidad brutal de los soldados. Elhambreyelbloqueoeranmediosciertosdeconquista,yenellosbasábamosnuestrasesperanzasdevictoria.

Todoslosdíaslossoldadosdelaguarniciónasaltabannuestrospuestosdeavanceynos impedíancompletar los trabajos.Desde losdiversospuertosselanzaban barcos incendiados,mientras nuestras tropas, en ocasiones, debíanretirarseantelasmuestrasdevalorabsolutodesplegadasporhombresquenoperseguíanseguirviviendo,sinovendercarassusvidas.Aquellasescaramuzasse veían agravadas por la estación del año en que nos encontrábamos. Eraverano, y los vientos del sur, procedentes deAsia, llegaban cargados de uncalorinsufrible.Losarroyossesecabanensuslechospocoprofundosyelmarparecíaabrasarsebajolosrayosimplacablesdelastrodelsolsticio.Lanocheno acudíapara refrescar la tierra, nosnegaba el rocío; no crecíanhierbasniflores, hasta los árboles languidecían; y el verano adoptaba la aparienciamarchita del invierno, mientras avanzaba silencioso y abrasador,escamoteando los medios de subsistencia de los hombres. En vano seesforzaba el ojo por avistar una nube solitaria que llegara desde el norte,náufragaenelempíreoinmaculado,queavivaralasesperanzasdeuncambioyaportara humedad a la atmósfera opresiva y sin viento. Todo se manteníasereno, ardiente, aniquilador. Nosotros, los que asediábamos, sufríamoscomparativamente pocos males. Los bosques que rodeaban la ciudad nosdabansombra,elríonosasegurabaelsuministroconstantedeagua.Además,algunos destacamentos se ocupaban de proveer al ejército de hielo, del quehabían hecho acopio en los montes Haemus, en el monte Athos y en lascumbresdeMacedonia.Conélserefrescabanfrutasyalimentosbásicos,querenovabanlafuerzadelostrabajadoresynospermitíansobrellevarconmenorimpaciencialacargadelaireasfixiante.Peroenlaciudadlascosaseranmuydistintas.Losrayosdelsolsereflejabanenpavimentosyedificios.Lasfuentespúblicashabíansidocerradasylamalacalidaddelosalimentos,asícomosuescasez, producían un estado de sufrimiento agravado por el azote de laenfermedad.Además,lossoldadosdelaguarniciónsearrogabanelderechoacualquier capricho, añadiendo el despilfarro y los desórdenes a los malesinevitablesdelmomento.Pero,apesardetodo,lacapitulaciónnollegaba.

De pronto se produjo un cambio en la táctica bélica del enemigo. Los

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asaltos cesaron y pudimos proseguir con nuestros planes sin interrupciónalguna,nidedíanidenoche.Másextrañoaúnresultabaquecuandonuestrastropasseaproximabanalaciudad,hallabanlasmurallasdesprotegidas,vacías,y constataban que los cañones no apuntaban contra los intrusos. CuandoRaymond tuvo noticia de tales circunstancias, ordenó que se realizaranobservacionesminuciosasdeloquesucedíaintramuros,ycuandolosenviadosregresaron, informando sólo del silencio prolongado y la desolación de laciudad,ordenóqueelejércitosecongregaraantelaspuertas.Nadieaparecióen las murallas. Los portales, aunque cerrados con rastrillos, no parecíancustodiados.Másarriba,lasnumerosascúpulasylasdoradaslunascrecientesrasgaban el cielo. Los viejos muros, supervivientes de siglos, con torrescoronadas de enredaderas y contrafuertes cubiertos de malas hierbas, sealzaban como peñascos en una tierra baldía. Del interior de la ciudad nollegabagritoalguno,ninadamásqueelladridodealgúnperro,querompíalaquietuddelmediodía. Inclusoanuestrossoldados lesasombraba talquietud.Lamúsicadelasbandascesabayelchasquidodelasarmasibaacallándose.Todospreguntabanensusurrosasuscamaradasporelmotivodeunapaztanrepentina.Mientras,Raymond,desdeunlugarelevadotrataba,consucatalejo,de descubrir y observar la estrategia del enemigo. Sobre las terrazas de lascasas no se divisaba a nadie; en las partes más altas de la ciudad no sedistinguíaunasolasombraquerevelaralapresenciadealgúnservivo.Nilosárbolessemovían,yparecíanimitar,burlones,laquietuddelosedificios.

Alfinseoyóelgalopardeunoscaballos.SetratabadeunatropaenviadaporKarazza,elalmirante,quetraíadespachosdelgeneral.Elcontenidodelosdocumentoseradegranimportancia.Lanocheanterior,elvigíadeunodelosbuquesmáspequeñosancladoscercadelmurodelSerrallo,oyóelchapoteosordodeunos remos.Dio lavozdealarma.Docebarcaspequeñas, con tresjenízarosmontadosencadaunadeellas,fueronavistadasmientrasintentabanabrirsepasoatravésdelaflota,endirecciónalaorillaopuestadeScutari.Alsabersedescubiertos,dispararonsusmosquetones,yalgunasdelasbarcasseavanzaron para cubrir a los demás, cuyas tripulaciones, haciendo acopio detodassusfuerzas,tratabandeescaparconsusligerasembarcacionesentreloscascososcurosquelesrodeaban.Alcabotodossehundierony,conexcepcióndedoso tresprisioneros, los jenízarosseahogaron.Pocopudosonsacarsealossupervivientes,perosuscautasrespuestasllevaronasospecharquevariasincursiones habían precedido a la suya, y que varios turcos de alto rangohabíanllegadoalacostaasiática.Loshombres,altivos,negaronquelossuyoshubierandesertadodeladefensadesuciudad,yunodeellos,elmásjoven,enrespuestaalaprovocacióndeunmarinero,exclamó:

-¡Tomadlos, perro cristiano! ¡Tomad los palacios, los jardines, lasmezquitas, lasmoradas de nuestros padres! Y tomad la peste con ellos. Lapestilenciaeselmaldelquehuimos.Siesvuestraamiga,abrazadlaylleváosla

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alpecho.LamaldicióndeAláhacaídosobreEstambul,compartidconellasudestino.

AquellaeralarelacióndeloshechosqueenvióKarazzaaRaymond.Perounrelatollenodeexageracionesmonstruosas,aunquebasadoenella,empezóacircularentrelatropa.Sealzóunmurmullo:laciudaderapresadelaplaga.Un poderoso mal había sometido ya a sus habitantes. La Muerte se habíaconvertidoenSeñoradeConstantinopla.

He oído describir una pintura en la que todos los habitantes de la tierraaparecendibujadosdepie,temerosos,aguardandolallegadadelamuerte.Losdébiles y decrépitos escapan; los guerreros se retiran, aunque amenazantesinclusoensuhuida;loslobos,losleonesyotrosmonstruosdeldesiertorugenal verla; mientras, la siniestra Irrealidad acecha desde lo alto moviendo sudardo espectral, asaltante solitario pero invencible. Pues bien, lo mismosucedía con el ejército griego. Estoy convencido de que si las miríadas desoldados esparcidos por Asia hubieran cruzado el Helesponto y hubierandefendidolaCiudadDorada,todosycadaunodelosgriegoshabríanatacadoaunejércitomuysuperiorennúmeroysehabríanentregadoalacausaconfuriapatriótica.Pero allí no habíamuralla de bayonetas, nimortífera artillería, niformidablehileradebravossoldados.Lasmurallas,sincustodia,permitíanlaentrada:palaciosvacíos, lujosasmoradas.Ysinembargo,sobre lacúpuladeSanta Sofía, los griegos supersticiosos veían la Pestilencia, y se arredrabananteella.

A Raymond, por el contrario, le movían sentimientos muy distintos.Descendió colina abajo con rostro triunfante, y señalando las puertas con laespada, ordenó a sus tropas que abatieran aquellas barricadas, los únicosobstáculos que los separaban de la victoria más completa. Los soldadosrespondieron titubeantes y con ojos temerosos a sus entusiastas palabras.Instintivamenteseecharonhaciaatrás,yRaymondcabalgóhasta lasfilasdevanguardia.

-Juro pormi espada -dijo- que no os aguarda emboscada ni estratagemaalguna.Elenemigoyahasidoderrotado.Loslugaresagradables,lasmoradasnobles y el botín de la ciudad ya son vuestros. ¡Forzad la puerta, entrad ytomad posesión de la sede de vuestros antepasados, de vuestra propiaherencia!

Unescalofríouniversal,unmurmullo temeroso recorrió las filas,yniunsolosoldadosemovió.

-¡Cobardes!-exclamóelgeneral,exasperado-.¡Dadmeunhacha!¡Entraréyosolo!Yoplantarévuestrabandera.Cuandolaveáisondearenelmásaltodelosalminares,talvezrecuperéiselcorajeyoscongreguéisentornoaella.

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Unodelosoficialesseacercóaél.

-General -dijo-,nosotrosno tememoselcoraje,ni lasarmas,nielataqueabierto, ni la emboscada secreta de los musulmanes. Estamos dispuestos aexponer nuestros pechos, a exponerlos diez mil veces ante las balas y lascimitarras de los infieles, y a caer por Grecia cubiertos de gloria. Pero nomoriremos a montones, como perros envenenados en verano, por el airepestilentedelaciudad.¡NonosatrevemosalucharcontralaPeste!

Siaungrupodehombresdébilesysinenergía,sinvoz,sincabecilla,selesdaunjefe,recuperanlafuerzaquelesconfieresunúmero.Así,ahora,milvocesinundaronelaire,yelgritodeaplausosehizounánime.Raymondcaptóelpeligro.Estabadispuestoasalvarasustropasdeldelitodedesobediencia,pues sabía que, una vez iniciadas las disputas entre el comandante y suejército, cadapalabray cada actodebilitaba a aquél y fortalecía a éste.Así,ordenó la retirada, y los regimientos retrocedieron, ordenadamente, hasta elcampamento.

YomeapresuréainformaraPerditadelosucedido,yRaymondnotardóen unirse a nosotros, abatido y ensimismado. Mi relato impresionó a mihermana.

-Los dictados del cielo, asombrosos, inexplicables -observó-, superan enmucholaimaginacióndelhombre.

-No seas necia -exclamó Raymond airadamente-. ¿Tú también te dejasinvadir por el pánico, comomis valientes soldados?Dime, te lo ruego, quétienedeinexplicablealgoquenoessinounhechonatural.¿AcasonovisitalapestetodoslosañoslaciudaddeEstambul?¿Quéasombropuedecausarqueenestaocasión,cuando,segúnsenosdice,sehaproducidoconunavirulenciasin precedentes enAsia, haya ocasionado estragos redoblados en la ciudad?¿Quéasombropuedecausarque,entiemposdeasedio,escasez,calorextremoy sequía, se haya cebado especialmente en la población?Ymenos asombroaúndespiertaquelaguarnición,sinpoderresistirmás,sehayaaprovechadodela negligencia de nuestra flota para huir prontamente de nuestro asedio ycaptura.¡Noeslapeste!¡PorDiosquenoloes!Noeslaplaganielpeligroinminente lo que nos lleva a abstenernos de hacernos con una presa fácil,comolasavesque,entiempodecosecha,seasustanante lapresenciadeunespantapájaros.Esvilsuperstición.Yasí,lametadelosvalientesseconvierteen vaivén de necios; la noble ambición de personas elevadas, en juguete deesas liebres domesticadas. ¡Pero Estambul será nuestra! Por mis empeñospasados,porlatorturaylacárcelqueporellossufrí,pormisvictorias,pormiespada,juro-pormiesperanzadefama,pormisantiguasrenunciasqueahoraesperanrecompensa-,jurosolemnementequeestasmanosplantaránlacruzenesamezquita.

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-PeroRaymond,querido-leinterrumpióPerditaentonodesúplica.

Él no dejaba de caminar de un lado a otro por aquel salón del palaciorevestidodemármol.Suslabios,pálidosdeira,temblabanydabanformaasuscoléricaspalabras;echabafuegoporlosojos,ysusgestosparecíanmoderadosporlavehemenciadeaquéllas.

-Perdita-prosiguió,impaciente-.Yaséquévasadecirme.Séquemeamas,que eres buena y dulce. Pero esto no es cosa de mujeres. Ningún corazónfemeninoadivinaríanuncaelhuracánquemedesgarrapordentro.

Parecía algo asustado de su propia violencia, y súbitamente abandonó elsalón.LaexpresióndePerditarevelabasuzozobra,ydecidíirtrasél.Lohallécaminandoporeljardín.Suspasioneshabíanalcanzadounestadodeextrematurbulencia.

-¿Debo ser siempre -exclamaba- el capricho de la fortuna? ¿Debe elhombre,escaladordecielos,servíctimaeternadelosejemplaresrastrerosdesuespecie?Sifueracomotú,Lionel,yanhelaravivirmuchosaños,encadenaruna sucesión de días iluminados por el amor, gozar de placeres refinados yrenovadasesperanzas,talvezcedieray,rompiendomivarademando,buscarareposoen lospradosdeWindsor.Perovoyamorir.No,nome interrumpas.Voy amorir pronto. Estoy a punto de abandonar esta tierra tan poblada, lacomprensióndeloshombres, losescenariosmásqueridosdemijuventud, labondaddemisamigos,elafectodemiúnicoamor,Perdita.Así loquiereeldestino.TaleseldecretodictadoporelAltísimo,paraelquenohayapelaciónposible,yalquemesometo.Peroperderlotodo...Perderlavidayelamor,yademáslagloria...¡Nohadeserasí!

»Yo,yenpocosañostodosvosotros-esteejércitoatenazadoporelpánicoy toda la población de la noble Grecia-, dejaremos de existir. Pero naceránotras generaciones, y nuestras acciones presentes les harán más felices, ynuestrovalorlesdarámayorgloria.Durantemijuventudrezabaparahallarmeentre quienes escriben pasajes de esplendor en las páginas de la historia,quienesexaltanlarazahumanayconviertenestepequeñoorbeenmoradadelos poderosos. Y ¡ah! Para Raymond, esa plegaria de juventud quedadesatendida,ylasesperanzasdesuedadadultaanuladas.

»Desdemismazmorras,enestamismaciudad,exclamaba:«¡Prontoserétuseñor!» Cuando Evadne pronunció mi muerte, pensé que el título deConquistadordeConstantinoplaseescribiríasobremitumba.¡Ynohadeserasí! ¿No saltó Alejandro las murallas de la ciudad de los oxidracae paraindicarasuscobardestropaselcaminoalavictoria,encontrándosesoloconlasespadasdesusdefensores?Tambiényodesafiaréalapeste,yaunquenadiemesiga,plantarélabanderagriegaenloaltodeSantaSofía.

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Nada podía la razón contra sentimientos tan elevados. En vano traté deconvencerle de que, cuando llegara el invierno, el frío disiparía el airepestilenteydevolveríaelcorajealosgriegos.

-¡Nohablesdeotra estaciónquedeésta! -exclamó-.Yoyahevividomiúltimo invierno, y la fecha de este año, 2092, quedará grabada sobre misepulcro.Yaveo-prosiguió,alzandolavista,lúgubre-lametayelprecipiciode mi existencia desde donde me arrojaré al tenebroso misterio de la vidafutura.Estoypreparado,ydejarétrasdemíunaesteladeluztanradiantequenimis peores enemigos podrán ensombrecerla. Se lo debo a Grecia, a ti, aPerdita,quehadesobrevivirme,yamímismo,víctimadelaambición.

Nosinterrumpióuncriado,queanuncióqueelestadomayordeRaymondsehallabareunidoenlacámaradelconsejo.Miamigomepidióquesalieraacabalgarporelcampamento,queobservaracuáleraelánimodelossoldadosyleinformaradeélamiregreso.Actoseguidoseausentó.Losacontecimientosdeldíamehabíancausadogranexcitación,incrementadaahoraporeldiscursoapasionado de Raymond. ¡Ah! ¡Razón Humana! Acusaba a los griegos desuperstición. ¿Qué nombre daba entonces a la fe que depositaba en lasprofecías de Evadne? Abandoné el palacio de las Dulces Aguas y, trasdirigirme a la llanura en que se había levantado el campamento, hallé a susocupantesenestadodegranconmoción.Lallegadadevariosintegrantesdelaflota cargados de historiasmaravillosas; las exageraciones vertidas sobre loque ya se conocía; los relatos de antiguas profecías, cuentos temibles sobreregiones enteras engullidas aquelmismoañopor lapestilencia, alarmabanyocupaban a las tropas. Todo atisbo de disciplina había desaparecido. Elejércitohuíaendesbandaday laspersonas,antes integradasenungran todoque avanzaba al unísono, recobraban la individualidad que la naturaleza leshabía concedido y pensaban sólo en ellas mismas. Al principio escapabansolos o en parejas, a las que paulatinamente se sumaban otros hasta formargruposmásnumerosos,batallonesenterosque,sinquelosoficialestratarandeimpedirlo,buscabanelcaminoqueconducíaaMacedonia.

Hacia medianoche regresé al palacio para reunirme con Raymond. Loencontrésoloyaparentementecompuesto,conesacomposturadequientratademantenerunasmínimaspautasdeconducta.Escuchóconcalmalasnoticiassobreladisolucióndelejércitoymedijo:

-Yaconoces,Verney,mi firmedeterminacióndenoabandonareste lugarhastaque,alaluzdeldía,Estambulsedeclarenuestra.Siloshombresquevanconmigonoseatrevenaacompañarme,encontraréaotrosmásvalerosos.Vetúantesdequeamanezca,llevaestosdespachosaKarazzayruégalequemeenvíe a sus marinos y fuerza naval. Si logro que me secunde un soloregimiento, el resto seguirá. Haz que me envíe un regimiento. Espero turegresoenelmediodíademañana.

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Nomeparecíaunabuenaidea,peroleasegurémiceloyobediencia.Meretiré a descansar unashoras.Con lasprimeras lucesdel albamevestí parapartiracaballo.Aguardéunosinstantes,deseosodedespedirmedePerdita,ydesde mi ventana observé que el sol estaba a punto de salir. Surgía unesplendor dorado y la fatigada naturaleza despertaba para sufrir otro día decalor y sed. No había flores que, cargadas de rocío, alzaran los pétalos alencuentrodelamañana.Lahierbasecasehabíaagostadoenlasllanuras.Enlosardientescamposdelairenovolabanlospájaros,ysólolascigarras,hijasdelsol,entonabansuatronadorsonsoneteentrecipresesyolivos.MefijéenqueelcaballoalbardóndeRaymond,negrocomoelazabache,eraconducidoalaspuertasdelpalacio.Pocodespuésllegóunapequeñacompañíadeoficiales,conelmiedoylaaprensióndibujadosensusrostros,enlosojossoñolientos.VientoncesqueRaymondyPerditaestabanjuntos.Éladmirabalasalidadelsolmientrasrodeabaconunbrazolacinturadesuamada.Ellacontemplabaelsol de su vida con una expresión que era mezcla de ansiedad y ternura.Raymondsesobresaltóalverme.

-¿Todavía estás aquí? -me preguntó colérico-. ¿Es éste el celo queprometes?

-Perdóname,ahoramismomeiba.

-No, perdóname tú -replicó él-. No tengo derecho a ordenarte ni areprochartenada.Peromividadependede tupartidayde tu raudo regreso.¡Adiós!

Su voz había recobrado el tono amable, pero una nube negra todavía secernía sobre su semblante. Hubiera querido demorarme un poco más,recomendarprecauciónaPerdita,perolapresenciadeRaymondmecoartaba.Mi retraso carecía de justificación, por lo que, despidiéndome de él, leestrechélamano,fríaysudorosa.

-Cuídatemucho,miseñor-ledije.

-No -intervino Perdita-. De esa tarea me ocuparé yo. Regresa pronto,Lionel.

Conaireausente,Raymondjugabaconlosmechonescastañosdelcabellode Perdita, mientras ella se abrazaba a él. En dos ocasiones me volví amirarlos,yenlasdosloshalléasíunidos.Alfin,conpasoslentosyvacilantes,abandonéelpalacioydeunsaltomesubíalcaballo.EneseinstanteaparecióClara,ysevinocorriendohaciamí.

-¡Regresapronto,tío!-exclamó,aferradaamirodilla-.Queridotío,tengounos sueños espantosos. No me atrevo a contárselos a mi madre. No tedemores.

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Leaseguréquevolvería lo antesposible, y entonces, acompañadodemipequeñaescolta,cabalguéporlallanurahacialatorredeMármara.

Cumplíconmimisión.ViaKarazza,alquesorprendióalgomipetición.Veríaquépodíahacer,dijo,aunquelellevaríauntiempo.Raymondmehabíapedido que regresara amediodía.Era imposible concretar nada en tan cortointervalo.Debíapermanecerallíhastaeldía siguiente.O regresar trashaberinformado del estado de las cosas al general. No me costó decidirme. Lainquietud, elmiedo por lo que estaba a punto de suceder, la duda sobre lasintenciones de Raymond, me instaban a regresar sin demora a su cuartelgeneral.AbandonélasSieteTorresymedirigíaleste,hacialasDulcesAguas.Medesviéalllegaralmonteantesmencionado,paradivisarlaciudaddesdeloalto. Llevaba conmigo el catalejo. La ciudad recibía el azote del sol delmediodíaylasviejasmurallasdelimitabansupintorescoperfil.Frenteamí,enladistancia, se alzabaTopKapou, la puerta junto a laqueMehmet abrió labrecha que le permitió entrar en la ciudad. Cerca crecían unos árbolesgigantescosycentenarios.Antelapuertadistinguíavariasfigurashumanasenmovimiento, y con gran curiosidadmiré por el anteojo.Vi a lordRaymondmontado a su caballo albardón. A su alrededor se había congregado unapequeñacompañíadeoficialesy trasélsedistinguíaunvariopintogrupodesoldadosysubalternossinlamenordisciplinayenposicióndedescanso.Nosonabaningunamúsicaniondeabanestandartes.LaúnicabanderalaportabaRaymond,yconellaseñalabalapuertadelaciudad.Elcírculocongregadoasu alrededor se retiró. Con gestos airados Raymond bajó del caballo y,tomandounhachaquecolgabadelasilla,sedirigióalapuertaconaparenteintención de derribarla. Unos pocos hombres acudieron en su ayuda, yprogresivamentesunúmeroaumentó.Launióndesusesfuerzoslogróvencerelobstáculo,ylapuerta,elpeineylarejafuerondemolidas.Iluminadoporelsol,elcaminoqueconducíaa laciudadquedabaexpeditofrenteaellos.Loshombres retrocedieron.Parecíanasustadospor loquehabíanhecho,comositemieranqueunFantasmaPoderoso se alzara, ofendido,majestuoso, ante laentrada.Raymondmontódeunsaltoensucaballo,agarróelestandartey,conpalabras que yo no oía (aunque los gestos que las acompañaban eranenérgicos,apasionados),parecióinvocarsuayudaycompañía.Peroapesardesus palabras, los hombres seguían retrocediendo. Presa de la indignación, yconexpresionesqueyo suponía airadasydesdeñosas, apartó lavistade suscobardesseguidoresysedispusoaentrarsoloenlaciudad.Inclusosucaballoparecíaquereralejarsedelasiniestrapuerta.Superro,superrofiel,seplantófrenteaél,aullandoeimpidiéndoleelpaso.Peroalpuntoélclavólasestrellasdesusespuelasenloscostadosdelamontura,queiniciólamarchay,unavezfranqueadalapuerta,avanzóalgalopeporlacalleanchaydesierta.

Hasta ese instante toda el alma semehabía agolpado en losojos.Habíaobservado la escena con un asombro mezcla de temor y entusiasmo, un

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entusiasmoquepormomentosseimponíaenmí.

-¡Me voy contigo, Raymond! -Exclamé. Pero una vez aparté el ojo delcatalejo,apenasdistinguíalasformasdiminutasdelamultitudque,aunamilladedondemeencontraba, rodeaba lapuerta.La figuradeRaymond sehabíaperdido.Azuzadoporlaimpaciencia,espoleéamicaballoysacudílasriendasmientras ascendía por la ladera, pues deseaba hallarme junto a mi noble ydivino amigo antes de que surgiera algún peligro.Varios edificios y árbolesme impedían, ya en la llanura, ver la ciudad. Y fue entonces cuando oí unestruendo. Como un rayo, reverberaba en el cielo, mientras el aire seensombrecía.Alcabodeuninstantelasviejasmurallasdelaciudadvolvierona aparecer ante mis ojos y vi que sobre ellas ascendía una nube negra.Fragmentos de edificios se arremolinaban en el aire, medio ocultos por elhumo, y más abajo empezaban a alzarse llamaradas, mientras continuasexplosiones llenaban el aire de terroríficos rugidos. Surgiendo de entre lasruinas que se elevaban sobre las altas murallas y abatían sus torreonescubiertosdehiedra,ungrupodesoldadoseabríapasoendirecciónalcaminoporelqueyoavanzaba.Merodearon,meacorralaronyyanopudeseguir.Miimpacienciacrecíapormomentos.Extendílasmanoshaciaellos,lessupliquéqueregresaranasalvarasugeneral,elconquistadordeEstambul,ellibertadordeGrecia.Misojossellenabandelágrimas,taleraladestrucción.YtodoloqueoscurecíaelaireparecíallevarunpedazodeRaymondmartirizado.Entrela densa nube que cubría la ciudad surgían antemí escenas horribles, ymiúnico consuelo consistía en tratar por todos los medios de acercarme a lapuerta. Pero cuando al fin logré mi propósito, descubrí que, intramuros, laciudadsehallabaenvueltaenllamas.LavíaabiertaporlaqueRaymondhabíaentrado a caballo desaparecía tras el humo y el fuego. Transcurrido unintervalo, las explosiones cesaron, pero los incendios seguían ardiendo endistintaszonas.LacúpuladeSantaSofíahabíadesaparecido.Y,extrañamente(talvezcomoresultadodelapresiónejercidaenelaireporlasexplosiones),unas inmensasnubesblancasde tormentaaparecieronenelhorizonte,porelsur,yavanzaronhastasituarsesobrenosotros.Eranlasprimerasqueveíaenmeses, y en medio de tanta desolación y desesperanza su visión resultabaconsoladora. El firmamento se oscureció y los nubarrones empezaron ailuminarse con relámpagos, seguidos al instante por ensordecedores truenos.Cayó entonces una lluvia intensa, y las llamas que asolaban la ciudad seplegaronbajosuazote,yelhumoyelpolvoqueseelevabansobrelasruinassedisiparon.

Apenas hube constatado que las llamas menguaban, movido por unimpulsoirrefrenable,tratédepenetrarenlaciudad.Sólopodíahacerloapie,pueslasruinasimposibilitabanelavancedeloscaballos.Noconocíaellugarysus caminos me eran nuevos. Las calles estaban bloqueadas, los edificiosderruidoshumeaban.Subíaloaltodeunmontículo,quemepermitióveruna

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sucesióndeotrosmás.Nadameindicabadóndepodíahallarseelcentrodelaciudad ni hacia qué punto podía haberse dirigidoRaymond. La lluvia cesó.Las nubes se hundieron en el horizonte. Atardecía ya, y el sol descendíavelozmenteporponiente.Avancéunpocomás,hastaquediconunacalleenla que se alineaban casas demadera amedio incendiar, pues la lluvia habíasofocadolasllamas,peroqueafortunadamentesehabíanlibradodelapólvora.Ascendíporella.Hastaesemomentonohabíaencontradoelmenoratisbodepresencia humana. Pero ninguna de las deformes figuras humanas queaparecíanahoraantemípodíaperteneceraRaymond.Demodoqueapartabalosojosdeellas,profundamenteturbado.Lleguéaunespacioabiertoconunainmensa montaña de cascotes en su centro, que indicaba que alguna granmezquitahabíaocupadopartedesuespacio.Esparcidosaquíyalládescubríobjetosdegranvalorylujocalcinados,destruidos,peroqueenciertaspartesmostrabanloquehabíansido:joyas,ristrasdeperlas,ropajesbordados,pielesraras,tapicesbrillantes,ornamentosorientales,queparecíanhabersedispuestoen forma de pira para su destrucción, una destrucción que la lluvia habíainterrumpido.

Paséhorasvagandoporaquel escenariodesoladoenbuscadeRaymond.Enocasionestopabacontalacumulacióndeescombrosquedebíaretroceder.Losfuegosquetodavíaardíanmeasfixiaban.Elsolsepusoyelaireadquirióun aspecto turbio. La estrella vespertina ya no brillaba en soledad. Elresplandor de las llamas atestiguaba el avance de la destrucción, y en aquelinterregno de luz y oscuridad, las ruinas que me rodeaban adquiríanproporcionesgigantescasyformastemibles.Meabandonéunosinstantesalafuerzacreativade la imaginación,yésta, transitoriamente,mealiviócon lasficciones sublimes que me presentaba. Los latidos de mi corazón medevolvieron a la cruda realidad. «¿Dónde, en este desierto de muerte, teencuentras,Raymond,ornamentodeInglaterra,libertadordeGrecia,héroedeuna historia no escrita”? ¿Dónde, en este caos en llamas, se esparcen tusnoblesreliquias?»Pronunciésunombreavoces;atravésdelaoscuridaddelanoche, sobre las ruinas humeantes de la Constantinopla conquistada, seescuchó su nombre. Pero nadie me respondió, pues hasta el eco habíaenmudecido.

Elcansancioseapoderódemí.Lasoledadabatíamiespíritu.Elairedenso,impregnado de polvo, el calor y el humo de los palacios incendiados,entumecíanmismiembros.Depronto sentí hambre.La excitaciónquehastaentonces me había mantenido en alerta desapareció. Como un edificio quepierdesusapoyosycuyoscimientososcilan,ysetambaleaycae,así,cuandoel entusiasmo me abandonó, también lo hizo mi fuerza. Me senté sobre elúnicopeldañoenpiedeunedificioque,apesardehallarseenruinas,seguíamostrándoseenormeymagnífico.Algunasparedescaídaspero íntegras,quehabían escapado a la destrucción de la pólvora, componían combinaciones

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fantásticas, y una llama brillaba en lo alto de la pila. Durante largo rato elhambreyelsueñolibraronsubatalla,hastaquelasconstelacionesaparecieronantemisojosunmomentoyluegoseesfumaron.Tratédeincorporarme,peromispárpadossecerraronymismiembros,exhaustos,clamaronreposo.Apoyélacabezasobrelapiedraentregándomealaagradablesensacióndeabandono.Yenaquelescenariodedesolación,enaquellanochedesesperada,medormí.

CAPÍTULOIII

Lasestrellastodavíabrillabanenelcielocuandodesperté,yTauro,enlasalturasdel firmamento,me indicóque eramedianoche.Había tenido sueñosturbadores. Creía queme habían invitado al último banquete de Timón.Yollegabacongranapetito.Sealzabanlastapaderas,elaguacalienteenviabaalaire sus desagradables vapores y yo huía ante la cólera del anfitrión, queadoptaba la forma de Raymond.Mientras, enmi enfermiza ensoñación, losbuquesqueésteenviabatrasdemíaparecíanimpregnadosdefétidosvapores,y la forma de mi amigo, distorsionada de mil maneras, se expandía hastaconvertirseenunfantasmagigante,quellevabaescritaensufrentelaseñaldelapeste.Su sombra creciente se elevabamásymás, hinchándose, yparecíaquererreventarlabóvedaquesosteníayconformabaelmundo.Lapesadillaseconvertíaentortura:congranesfuerzoabandonéelsueñoeinvoquéalarazónpara que recobrara las funciones que había suspendido. Mi primerpensamiento fue para Perdita. Debía regresar a ella. Debía apoyarla,llevándoleelalimentoqueaplacarasudesesperaciónyquealiviarasucorazónherido, apartándola de los salvajes excesos del dolor mediante las leyesausterasdeldeberylasuaveternuradelpesar.

Laposicióndelasestrellaseramiúnicaguía.MealejédelahorribleruinadelaCiudadDorada,ytrasgrandesesfuerzos,logrédejaratrássusmurallas.Junto a ellas encontré una compañía de soldados. A uno de ellos le pedíprestadosucaballoymeaprestéa reunirmeconmihermana.Duranteaquelbreve intervalo, el aspecto de la llanura había cambiado. El campamentoaparecía desmantelado y los restos del ejército en desbandada formabanpequeñosgruposaquíyallá.Todoslosrostroseransombríos,todoslosgestoshablabandeasombroyhorror.

Con gran pesar en mi corazón entré en palacio, temeroso de seguiravanzando,dehablar,demirar.EnelcentrodelsalónhalléaPerdita,sentadasobre el suelo de mármol, la cabeza hundida en el pecho, despeinada, lasmanos entrelazadas, el gesto agónico. Al sentir mi presencia alzó la vista,inquisitiva. Sus ojos, medio iluminados por la esperanza, eran pozos de

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tristeza.Mispalabrasmurieronantesdequepudieraarticularlas.Sentíqueunahorrendorictuscurvabamislabios.Ellacomprendiómigestoyvolvióabajarla cabeza y a entrelazar lasmanos. Al fin recobré el habla, peromi voz laaterrorizó. La desdichada muchacha había comprendido mi mirada y nopensaba consentir que el relato de su profunda tristeza fuera modelado yconfirmadoporunaspalabrasduraseirrevocable.Ynosóloeso,puesparecíaquererdistraermispensamientosdelacuestión.

-Calla -me susurró, poniéndose en pie-.Clara se ha dormido después demuchollorar.Nodebemosmolestarla.

Se sentó entonces en la misma otomana en la que la había dejado alamanecer,conlacabezaapoyadaenelpechodesuRaymond.Nomeatrevíaaacercarmeaellaytoméasientoenunaesquinaalejada,observandosusgestosbruscosyalterados.

-¿Dóndeestá?-mepreguntófinalmente,sinpreámbulos-.¡Oh!Notemas...No temasque albergue lamenor esperanza.Pero dime, ¿lo has encontrado?Sostenerlo una vez más en mis brazos, verlo una vez más, aunque estécambiado, es todo loquedeseo.AunqueConstantinoplaentera seamontonesobreélcomounatumba,debohallarlo.Despuésnoscubriremoslosdosconel peso de la ciudad, una montaña apilada sobre nosotros. Nome importa,mientras el mismo sepulcro guarde a Raymond y a Perdita. -Sollozó,acercándoseamí,ymeabrazó-.Llévamejuntoaél,Lionel.Eresmalo.¿Porquémeretienesaquí?Yosolanopuedoencontrarlo.Perotúsabesdóndeyace.Llévamehastaallí.

Al principio sus agónicos lamentos me movieron a una irrefrenablecompasión. Mas con todo traté de disuadirla de sus ideas. Le relaté misaventurasdelanoche,misesfuerzosporencontrarlo,midecepción.Guiandodeesemodosuspensamientos,lesdiunobjetoconquesacarlosdelalocura.Con aparente calma me habló del lugar más probable donde podríamosencontrarloyplaneólosmediosalosquerecurrirparaalcanzartalfin.Luego,al saberdelapetitoyel cansancioque sentía, ellamismame trajoalimento.Busquéelinstantepropicioytratédedespertarenellaalgoquelasacaradelmortíferosopordelapena.Mientrashablaba,medejéllevarpormispalabras:la admiración profunda, el pesar, la consecuencia delmás sincero afecto, eldesbordamiento de un corazón lleno de comprensión por todo lo que habíasido grande y sublime en la carrera de mi amigo, me inspiraban mientraspronunciabasusalabanzas.

-¡Ay de nosotros! -exclamé-, que hemos perdido este último honor delmundo. ¡AmadoRaymond! Se ha ido a las naciones de losmuertos. Se haconvertidoenunodelosque,morandoenellas,iluminanlasoscurastumbas.Ha transitado la senda que conduce a esas regiones y se ha unido a las

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poderosas almas que lo precedieron. Cuando el mundo se hallaba en suinfancia,lamuertedebedehabersidoalgoterrible,yelhombreabandonabaafamiliaresyamigosparamorar,extranjerosolitario,enunpaísdesconocido.Peroahoraelquemuereseencuentraconmuchoscompañerosquesefueronantesqueélyquesepreparanpararecibirlo.Lopueblanlosmásgrandesdelas pasadas eras, y el héroe aclamado de nuestros días se cuenta entre sushabitantes,mientraslavidaseconvierte,doblemente,en«desiertoysoledad».

»QuénoblecriaturaeraRaymond,elprimeroentreloshombresdenuestrotiempo.Porlagrandezadesusideas,porlahermosaosadíadesusactos,porsu ingenio y su belleza, se ganó y gobernó las mentes de todos. Sólo unreproche podría haberse elevado en su contra, pero la muerte lo deja sinefecto.Heoídohablardesuinconstanciaenelpropósito:cuandorenunció,enaraselamor,a laesperanzadeconvertirseensoberano,ycuandoabdicódelProtectoradodeInglaterra,huboquienloculpódefaltadefirmeza.Ahorasumuertehacoronadosuvida,yhastaelfindelostiemposserecordaráqueseentregó,víctimavoluntaria,alamayorgloriadeGrecia.Ladecisiónfuesuya;contaba con morir. Previó que abandonaría esta tierra alegre, estos cielosdespejados, y tu amor, Perdita.Y sin embargo jamás vaciló ni se arredró, ysiguióavanzandoendirecciónalsellodesufama.Mientraslatierraexista,susactosseránensalzados.Lasdoncellasgriegas,congrandevoción,depositaránfloresensutumba,yelairereverberaráconelcantodehimnosenlosquesunombrealcanzarálosmáximoshonores.

ViqueelgestodePerditasedulcificaba.Ladurezadeldolorcedíaantelaternura.Proseguí.

-Así,honrarloeseldebersagradodequieneslesobrevivimos.Mantenersunombrelimpiocomounsantuario,apartarlo,connuestrasalabanzas,detodoataquehostil,arrojandosobreéllasfloresdelamorylapena,protegiéndolodeladecadenciaybrindándolo, inmaculado,a laposteridad.Taleseldeberdesus amigos. A ti te corresponde otro más noble, Perdita, madre de su hija.¿RecuerdasconquéarrobocontemplabasaClaracuandonació,reconociendoen ella el ser que era unión de ti misma y de Raymond? Ahora debesregocijartealverenestetemplovivolamanifestacióndevuestroamoreterno.Puesellasiguesiéndolo.DicesquehasperdidoaRaymond.¡Oh,no!Enella,vivecontigo,lomismoqueenti.Puesnaciódeél,carnedesucarne,huesodesushuesos.Ynotelimites,comohastaahora,averensumejillasuave,ensusmiembros delicados, una afinidad con Raymond; extiéndela a sus afectosentusiastas,alasdulcescualidadesdesumente,ydescubrirásqueelbueno,elgrande,elamadoRaymondperviveaún.Cuídatedealimentaresassimilitudes,cuídate de hacerla digna de él, para que, cuando se enorgullezca de susorígenes,noseavergüencedeloquees.

Percibí que al recordar a mi hermana sus deberes en la vida, no me

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escuchaba con la misma paciencia de antes. Parecía sospechar que deseabaconsolarla, y ella, entregada a su pena recién nacida, se rebelaba contra eseconsuelo.

-Hablasdelfuturo-medijo-cuandoparamíelpresenteloestodo.Déjameencontrar la morada terrenal de mi amado. Rescatémoslo del polvo comúnparaqueentiemposveniderosloshombrespuedanseñalarsutumbasagradaydecirqueessuya.Despuésyapensaréenotrascosas,enelnuevorumbodemivida,oenaquelloqueeldestino,ensucrueltiranía,mehayadispuesto.

Trasreposarunratodecidípartirparasatisfacersusdeseos.PeroantessenosunióClara,cuyapalidezymiradaasustadadenotabanlahondaimpresiónquelapenahabíacausadoensujovenmente.Parecíaalteradaporalgoquenoera capaz de expresar con palabras. Pero, aprovechando una ausencia dePerdita,me suplicó que la llevase hasta donde pudiera contemplar la puertaporlaquesupadrehabíaentradoenConstantinopla.Meprometiónocometerninguna extravagancia, mostrarse dócil en todo momento y regresar deinmediato.Nopudenegarme;Claranoeraunaniñacualquiera.Susensatezeinteligenciayalehabíanconferidolosderechosdeunamujeradulta.Demodoque,llevándolasentadaantemí,enmicaballo,asistidossóloporelsirvientequedebíallevarladeregreso,nosdirigimosaTopKapou.Encontramosaungrupodesoldadoscongregados.Escuchabanalgocongranatención.

-¡Songritoshumanos!-dijouno.

-Másbienparecenaullidosdeperro-replicóotro.

Yvolvieron a concentrarse para distinguir aquellos lamentos lejanos queproveníandelinteriordelaciudadenruinas.

-Esa,Clara-dijeyo-,eslapuerta,yesalacalleporlaquetupadrecabalgóayer,demañana.

Fuera la que fuese la intención de la pequeña cuando me pidió que lallevaraconmigo, lapresenciade lossoldados laarredró.Conmirada intensacontempló el laberinto de escombros humeantes que había sido la ciudad yexpresó su disposición a regresar a casa. En aquel instante un lamentomelancólicollegóanuestrosoídos,yserepitióalinstante.

-¡Oíd!-exclamóClara-.Estáahí.EsFlorio,elperrodemipadre.

Amíme resultaba inconcebible que fuera capaz de reconocer el sonido,pero ella insistió hasta que se ganó el crédito de los allí presentes. Sería, almenos, una buena acción rescatar a aquel ser que sufría, fuera humano oanimal, de la desolación de la ciudad.Demodo que, tras enviar aClara deregresoacasa,volvíaentrarenConstantinopla.Alentadospor la impunidadde mi anterior visita, varios soldados que formaban parte de la guardia

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personaldeRaymond,yqueloadorabanyllorabansinceramentesupérdida,decidieronacompañarme.

Resulta imposibledeterminarporquéextrañoencadenamientodehechosllegamos a recuperar el cuerpo sin vida de mi amigo. En esa parte de laciudad,enlaqueelfuegolohabíadestruidocasitodolanocheanterior,yqueahora semostraba arrasada, negra, fría, el perro agonizante deRaymond seacurrucaba junto a la figuramutiladade su amo.Enmomentos comoése lapena carece de voz. La aflicción, domada por su propia vehemencia,permanecemuda.Elpobreanimalmereconoció,melamiólamano,seacercómás a su señor, y sólo entonces expiró. Sin duda algún cascote había caídosobrelacabezadeRaymondylehabíahechocaerdelcaballo,desfigurándoloporcompleto.Meinclinésobresucuerpoyacerquéunamanoalbordedesucapa,menosdestrozadaenaparienciaqueelcuerpohumanoquecubría.Melallevé a los labiosmientras los rudos soldados nos rodeaban y lloraban a lapresa más valiosa de la muerte, como si el pesar y los lamentos sin finpudieranavivarlallamaextinguidaodevolveraaquelladesgarradaprisióndecarne su espíritu liberado.Ayer aquellosmiembros valían un universo, puesencerrabanunpodertrascendentecuyasintenciones,palabrasyactosmerecíansergrabadosenletrasdeoro.Ahora,sólolasupersticióndelafectopodíadarvaloraunmecanismodescompuestoque,inerteeincapaz,yanoseasemejabaaRaymondmásdeloquelalluviacaídaseasemejaalaanteriormansióndenubes con la que ascendió a losmás altos cielosy, doradapor el sol, atraíatodaslasmiradasysaciabalossentidosconsuexcedentedebelleza.

Y así, tal como estaba, con sus ropas terrenales, desfigurado, roto, loenvolvimos con nuestras capas y, levantándolo en brazos, lo alejamos deaquellaciudadde losmuertos.Surgió ladudadedóndedepositarlo.Caminodel palacio pasamos junto a un cementerio griego.Y allí, sobre una losa demármolnegro,dispusequelotendieran.Loscipresessemecíanenlasalturasy su color lúgubre se correspondía con lo exangüe de su estado. Cortamosunasramasdelosárbolesfúnebres,lascolocamossobreélyencimadeellasdepositamossuespada.Ordenéqueunguardiapermanecieraallí,custodiandoaqueltesorodepolvo,yquehubieraantorchassiempreencendidas.

CuandomereunídenuevoconPerdita,supequeyahabíasidoinformadadeléxitodemimisión.Él,suamado,elúnicoyeternoobjetodesuternuraysu pasión, le había sido devuelto. Pues en esos términos exaltados seexpresaba su entusiasmo. ¡Qué importaba que aquellos miembros ya no semovieran, que aquellos labios ya no pudieran articular expresiones desabiduríayamor!¡Quéimportabaque,comoelalgaarrancadadelmarestéril,fuera presa de la corrupción! Seguía siendo el mismo cuerpo que habíaacariciado,yaquelloseranlosmismoslabiosquesehabíanunidoalossuyos,quehabíanbebidoelespíritudelamormezcladosconsualiento.Aquélerael

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mismomecanismo terrenal de barro efímero que ella llamaba suyo. Sí, eracierto,elladeseabayainiciarotravida,elespírituardientedelamorleparecíainextinguibleenlaeternidad.Peroenesemomento,condevociónhumana,seaferrabaatodoloquesussentidoslepermitieranverysentirdeunapartedeRaymond.

Pálidacomoelmármol,blanca,resplandecientecomoél,escuchómirelatoymepreguntóporellugarenelquehabíadepositadoelcuerpo.Susemblantehabíaperdidoelrictusdeldolor.Susojoshabíanrecuperadoelbrilloysediríaque todosu ser sehabíaensanchado.Noobstante, laexcesivapalidezde supiel,casitransparente,yunaciertaoquedadensuvoz,revelabanquenoeralatranquilidad,sinoelexcesodeemociónloquecausabalaserenidadaparentequebañabasurostro.Lepreguntédóndedebíaserenterrado.

-En Atenas. En la Atenas que amaba. Fuera de la ciudad, en el monteHimeto, existe un repecho rocoso que me indicó como el lugar en el quedeseabareposar.

Miúnicodeseo,ciertamente,eraquenosemovieradellugardondeahorareposaba.PerolavoluntaddePerdita,claroestá,debíacumplirse,yleroguéqueseprepararasintardanzaparanuestrapartida.

Contemplad ahora la procesión melancólica atravesar las llanuras deTracia,serpentearporlosdesfiladeros,ascenderporlosmontesdeMacedonia,surcarlasaguasclarasdelPeneo,cruzarlaplaniciedeLarissa,dejaratráslosestrechosdelasTermópilas,ascendersucesivamenteporelOertayelParnaso,descender hasta la fértil vega de Atenas. Las mujeres sobrellevaban conresignaciónlaslargasfatigas,peroparaelespírituinquietodeloshombresellentoavancedelamarcha,eltiempodereposomelancólicodelosmediodías,lapresenciapermanentedelsudariodispuestosobreelataúddeRaymond,lamonótonasucesióndedíasynochessinesperanzasniexpectativasdecambio,todas las circunstancias de nuestra cabalgata nos resultaban intolerables.Perdita,ensimismada,hablabapoco,yviajabaenuncarruajecerrado.Cuandoreposábamos, permanecía sentada, apoyando la mejilla pálida en una manoblanca y fría, con la vista clavada en el suelo, entregándose a pensamientosquesenegabaacompartir.

Al descender del monte Parnaso, tras cruzar sus numerosos pliegues,pasamosporLivadiacaminodelÁtica.PerditanodeseabaentrarenAtenasy,alllegaraMaratón,meindicóellugarquehabíaescogidocomohogarsagradodelosrestosdeRaymond.Setratabadeunrepechocercanoalacabeceradeun torrente, al sur del Himeto. El precipicio, profundo, oscuro, cubierto devegetación,descendíaverticalmentedesdelacimahastalabase.Enlasfisurasdelarocacrecíanelmirtoyeltomillo,alimentodemuchasclasesdeabejas.Enormessalientessurgíande lasparedes,algunosperpendicularesaéstas.A

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lospiesdeaquelsublimeabismo,unvallefértil ibadeunmaraotro,ymásallá seextendíaelEgeoazul, salpicadode islas, las suavesolasmeciéndosebajo el sol. Cerca del lugar en el que nos hallábamos se erguía una rocasolitaria, alta, de forma cónica que, separada por todos sus lados de lamontaña,parecíaunapirámidenatural.Nocostómuchotrabajoreducirlaasuforma perfecta. Debajo se cavó un hueco estrecho en el que Raymond fuedepositado,yenlapiedrasegrabóunainscripciónconsunombre,lafechadesumuerteyelmotivo.

Todo se ejecutó con presteza, bajo mis órdenes. Acepté que la máximaautoridaddelaiglesiadeAtenasseocuparadeadecentarycustodiarlatumba,ya finalesdeoctubrepreparémi regresoa Inglaterra.LohabléconPerdita.Dolíatenerqueapartarladelúltimoescenarioquehablabadesupérdida,peropermanecerallípormástiempoeraabsurdo,ymialma,impaciente,anhelabaelreencuentroconIdrisymishijos.Portodarespuesta,Perditamerogóquelaacompañaraalcaer la tardedeldíasiguientea la tumbadeRaymond.Hacíadías que no visitaba el lugar. El sendero que conducía a ella había sidoensanchado y unos peldaños excavados en la roca facilitaban el acceso. Laplataforma sobre la que se alzaba la pirámide también se había ampliado y,mirandohaciaelsur,enunrepechosombreadoporlasramasabiertasdeunahiguera, vi que se estaban excavando unos cimientos y que se levantabancontrafuertes y vigas, sin duda las bases para la construcción de una casa.Desdesuumbralinconclusolatumbaquedabaanuestraderecha,yeltorrente,la llanura y el mar azul se extendían ante nosotros. Las piedras negrasproyectabanelbrillodelsol,quereverberabasobreelvallecultivado,yteñíade púrpura y naranja el plácido oleaje. Nos sentamos sobre una elevaciónrocosa, y contemplé con arrobo la belleza de un paisaje de colores vivos ycambiantesquemodificabaeintensificabalasgraciasdelatierrayelmar.

-¿Nohicebien-dijoPerdita-alpedirquemeamadoreposaraaquí?ApartirdeahoraéstaserálaCinosuradeGrecia.Enestelugarlamuerteseliberadelamitad de sus terrores, e incluso el polvo inanimado parece formar parte delespíritudebellezaquebendiceestaregión.Lionel,éldescansaahí.ÉstaeslatumbadeRaymond,aquienprimeroaméenmijuventud,aquienmicorazónacompañó en los días de separación e ira, a quien ahora estoy unida parasiempre. Nunca, óyeme bien, nunca abandonaré este lugar. Creo que suespíritu permanece aquí lo mismo que el polvo de su cuerpo, que, porincomprensiblequeparezca,esmásvaliosoensuextincióndeloquenadaquela tierraviudacobijeensu tristepecho.Losmirtos,el tomillo, lospequeñosciclámenes,queobservandesdelasfisurasdelaroca,todoloquehabitaesterincón,separeceaél.Laluzquebañalascolinasparticipadesuesencia,yelcielo y lasmontañas, elmar y el valle se impregnan de la presencia de suespíritu.¡Aquíviviréymoriréaquí!

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»RegresatúaInglaterra,Lionel.RegresajuntoaladulceIrisyalqueridoAdrian, y que mi hija, huérfana, sea como tu propia hija en vuestra casa.Considérame muerta, porque si la muerte es un mero cambio de estado,entoncesyoestoymuerta.Esteesunmundodistintodelquehabitaba,delqueahoraestuhogar.Aquísólocomulgoconloquehasidoyconloqueestáporvenir.RegresatúaInglaterraydejaquemequedeenelúnicolugarenelquepuedotolerarvivirlosdíasquepordesgraciaaúnmequedan.

Un torrente de lágrimas puso fin a su triste arenga.Yo ya esperaba quepronunciaraalgunaproposiciónextravaganteypermanecíunratoensilencio,reflexionandosobreelmejormododerebatirsufantasiosoplan.

-Albergas ideas lúgubres,miqueridaPerdita-ledije-,ynomesorprendeque,duranteuntiempo,tubuenjuicioseveaafectadoporel intensodoloryunaimaginaciónturbada.InclusoyosientoadoraciónporestaúltimamoradadeRaymond.Ysinembargodebemosabandonarla.

-Yaloesperaba-exclamóPerdita-.Yasuponíaquemeconsideraríaslocaynecia.Perono teengañes.Estacasaseconstruyesegúnmisórdenes.Yaquímequedaréhastaquemelleguelahoradecompartirconélsufelizreposo.

-¡Queridaniña!

-¿Quétienendeextrañomispretensiones?Podríahabertementido.Podríahabertehabladohaceunosmesesdemideseodepermanecer aquí,ydeesemodo,entuimpacienciaporregresaraWindsor,mehabríasdejadohacerlo,ysinreprochesnidisuasionespodríahaberllevadoacabomiplan.Perodesdeñéel artificio. O,más bien, enmi desolación, creí quemi único consuelo eraabrirtemicorazóna ti,queeresmihermanoymiúnicoamigo.¿Disputarásconmigo?Yasabeslotercaqueestupobre,tuabatidahermana.Llévateamihija contigo. Aléjala de las visiones y los pensamientos tristes. Que lahilaridad infantilvisitedenuevosucorazóne iluminesusojos, algoquenopodrásuceder-lesisequedaconmigo.Serámuchomejorparatodosvosotrosque no volváis a verme. En cuanto a mí, no puedo ir voluntariamente alencuentrodelamuerte,o,mejordicho,noloharémientrasconserveautoridadsobre mí misma. Y aquí puedo conservarla. Pero si me alejas de este paísdesaparecerá, y no respondo de la violencia que mi agonía me lleve ainfligirme.

-Perdita-repliqué-,revistestusintencionesdepalabraspoderosas,peroaunasí esas intenciones resultan egoístas e indignas de ti. A menudo te hasmostradodeacuerdoconmigoenquesóloexisteunasoluciónalembrolladoenigmadelavida:mejorarnosanosotrosmismosycontribuiralafelicidaddelosdemás.Yahora, en laplenitudde tuvida, abandonas tusprincipiosy teencierraseninútilsoledad.¿AcasoenWindsor,escenariodevuestrafelicidadprimera, pensarásmenos en Raymond? ¿Comulgarásmenos con su espíritu

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mientrasobservasasuhijaycultivassusexcepcionalesdones?Hasconocidolatristevisitadelamuerte.Nomesorprendequealgoparecidoalalocurateempuje al desasosiego y a las ideas desbocadas. Pero un hogar de amor teaguarda en tu Inglaterra natal. Mi ternura y mi afecto te aliviarán. LacompañíadelosamigosdeRaymondseráparatimayorsolazquetuslúgubrespensamientos.Todosconvertiremosennuestraprioridad,ennuestratareamásquerida,contribuiratufelicidad.

Perditanegóconlacabeza.

-Siasípudieraser-respondió-,haríamuymalenrechazartuofrecimiento.Peronoestáenmimano,nopuedoelegir.Sóloaquípuedovivir.Pertenezcoaeste paisaje.Todosy cadaunode sus elementos formanparte demí.No setratadeuncaprichorepentino;vivoporél.Elconocimientodequeestoyaquídespiertaconmigotodaslasmañanasymepermitesoportarlaluz;semezclaconmi alimento, quedeotromodo sería veneno; camina, duermeconmigo,me acompaña siempre. Aquí tal vez deje incluso de lamentarme, y llegue,aunqueconretraso,asumarmiconsentimientoaldecretoqueselohallevadodemilado.Élhabríapreferidomorirdeunamuertequequedaráenlahistoriaparasiemprequehaberllegadoalavejezanónimo,sinhonores.Tampocoyopuedodesearnadamejorque,trashabersidolaelegidaporél,porélamada,aquí,enlaplenituddesusañosjóvenes,antesdequeeltiempomarchitaralosmejores sentimientos de mi naturaleza, contemplar su tumba y unirmeprestamenteaélensubenditoreposo.

»QueridoLionel,tantascosashedichoconintencióndepersuadirtedequeobrobien,quesitodavíanoteheconvencido,nadamáspuedoañadiramododeargumento,ysólomequedadeclarartemimásfirmeconvicción.Aquímequedo,ysólomeiréalafuerza.Ynisiquieraasí.Simellevas,regresaré.Simeconfinasymeencarcelas,escaparéyvolveréaGrecia.¿Acasoprefieremihermano atar el corazón destrozado de Perdita con cadenas de loca quepermitirquedescanseenpazbajolasombradesucompañía,enesteretiroqueamoyqueheescogido?

Reconozco que todo aquello me parecía producto de una locuraorganizada. Creía que erami deber imperativo apartarla de unos escenariosquelaobligabanarecordarsupérdida.Tampocodudabaque,enWindsor,enla tranquilidad de nuestro círculo familiar, recuperaría hasta cierto punto elbuenjuicioy,finalmente,lafelicidad.MiamorporClaratambiénmellevabaa oponerme a aquellos sueños de enfermiza pesadumbre. Su sensibilidad yahabía sido azuzada en exceso. Su inconsciencia infantil se había tornadosensatezprofundayangustia.Elplanextrañoyrománticodesumadrepodíallevarla a afianzaryperpetuarunavisióndolientede lavidaquea edad tantempranalahabíavisitado.

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Al regresar a casa, el capitán del paquebote de vapor con el que habíaacordado viajar vino a informarme de que, por circunstancias accidentales,debíaadelantarlapartidaydeque,siqueríaviajarconél,debíapresentarmeabordo a las cinco de lamañana del día siguiente.Acepté al punto, y con lamismaceleridad ideéunplanporelqueobligaríaaPerditaaacompañarme.Creo que la mayoría de las personas, en mi situación, habría actuado delmismomodo.Ysinembargoestaconsideraciónnolograaplacar,oalmenosno lo logródespués, los reprochesdemi conciencia.En aquelmomentomesentía convencido de obrar bien y de que todo lo que hacía era correcto ynecesario.

MesentéconPerditaylatranquilicéalceder,almenosenapariencia,asualocadoplan.Ella recibiómidecisióncomplacidayunaymilvecesdio lasgraciasasumentirosohermano.Alllegarlanoche,suhumor,animadopormicambio imprevisto, recobró una vivacidad casi olvidada. Fingí preocuparmeporelruborfebrildesusmejillasylaconvencíparaquebebieraunamedicinaque le haría bien. Se la serví, y ella, obediente, la tomó. La falsedad y elengaño son tan odiosos por sí mismos que, aunque seguía creyendo queobrabacorrectamente,demíseapoderóunsentimientodevergüenzayculpa.Me retiré, y al poco oí que dormía profundamente bajo la influencia delláudanoquelehabíaadministrado.Deesemodo,inconsciente,fuetrasladadaabordodelbarco,quelevóanclasy,graciasalosvientosfavorables,notardóenllegaraaltamar.Contodaslasvelasdesplegadasyasistidosporlafuerzadelvapor,surcábamosagranvelocidadelhúmedoelemento.

Perditanodespertóhastabienavanzadoeldía,ypasóalgomásdetiempohastaque,saliendodelsoporcausadoporlaadormidera,sepercatódelcambiodesituación.Deunrespingoseincorporódelsillónysedirigióalojodebueydesucamarote.Anteellaelmarazulyembravecidopasabaagranvelocidad,inmenso, sin que en el horizonte se divisara costa alguna. La cubierta seprotegía con una red y el rápido movimiento del cielo al pasar por ellarevelabalagranvelocidadalaquenosalejábamosdelatierra.Elcrujirdelosmástiles,elchapoteodelasaspas, la trampillaenloalto, laconvencierondequeyaseencontrabaagrandistanciadelasorillasdeGrecia.

-¿Dóndeestamos?-preguntó-.¿Adóndevamos?

Ladoncellaalaqueyohabíacontratadoparaquelavigilaralerespondió.

-AInglaterra...

-¿Ymihermano?

-Estáencubierta,señora.

-¡Ingrato,ingrato!-exclamólapobrevíctima,trassuspirarprofundamenteantelavisióndelmarinabarcable.Yentonces,sinañadirnada,seechóenel

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sofá y, cerrando los ojos, permaneció inmóvil. Excepto por los profundossuspirosquedaba,podríahabersedichoquedormía.

TanprontocomosupequehabíadespertadoenviéaClaraavisitarla,paraquelavisióndesuencantadorahijaleinspiraraideasdebondadyamor.Peroni la presencia de la niña ni mi posterior visita, sirvieron para lograr queabandonarasupostración.AClaralamirócongestotorvo,peronolehabló.Cuandoaparecíyo,apartódemísurostro,yenrespuestaamispreguntasselimitóadecir:

-Sabesbienloquehashecho.

Quise creer que su laconismo se debía sólo a la batalla que libraba sudecepcióncontrasuafectonatural,yqueencuestióndedíassereconciliaríaconsudestino.

Al terminar la jornada, rogó a Clara que durmiera en otra cabina. Sucriada, no obstante, permaneció con ella. Hacia la medianoche, Perdita lehablóyledijoquehabíatenidounapesadilla,trasloquelerogóquefueraaverasuhijaycomprobarasidormíaplácidamente.Lamujerobedeció.

Labrisa,quehabíaamainadoconlapuestadelsol,arreciabadenuevo.Yomehallabaencubierta,disfrutandodenuestrorápidoavance.Elchapoteodelasaguas,quelaquilladelbarcoseparaba;elmurmullodelasvelashenchidase inmóviles; el viento que soplaba entre las sogas, el rumor del motor, nolograban perturbar la quietud delmomento. Elmar, poco agitado,mostrabaapenas alguna cresta blanca que se fundía pronto en el azul constante. Lasnubeshabíandesaparecidoyeléteroscurosecerníasobreelvastoocéano,enelque lasconstelacionesbuscabanenvanosuacostumbradoespejo.Nuestravelocidaddebíarondarlosochonudos.

De pronto oí un chasquido en el agua. Los marineros de guardia sedirigieronatodaprisaauncostadodelbarco,algritode«¡Hombrealagua!»

-No ha sido desde cubierta -dijo el timonel-. Algo ha caído desde elcamarotedepopa.

Más lejos, alguienpidióque searriaraelbote.Yomedirigí corriendoalcamarotedemihermana.Estabavacío.

Con lasvelas contra elviento, losmotoresparados, elbarcopermaneciódetenidoasupesarhastaque,trasunahoradebúsqueda,lapobrePerditafuedevuelta a cubierta. Pero ningún cuidado bastó para reanimarla y ningunamedicinalogróquevolvieraaabrirsushermososojos,oquesusangrelatieradenuevoen su inmóvil corazón.Enunpuñocerrado sosteníaunpedazodepapelenelquehabíaescrito:«AAtenas».Paraasegurarquelallevaranhastaallíe impedirquesucuerposeperdieraen lasprofundidadesdelmar,había

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tomadolaprecaucióndeatarseunlargochalalacintura,que,asuvez,habíaanudadoalosbarrotesdelaventanadesucamarote.Sehabíahundidobajolaquilladelaembarcación,yaldesaparecerdelasuperficie,larecuperacióndesucuerposehabíademoradomás.Asímurió ladesdichadaniña,víctimademiimprudencia.Yasí,demadrugada,nosdejóparareunirseconlosmuertos,yprefirió compartir lapétrea tumbadeRaymondque seguirdisfrutandodelescenario animado que la tierra le ofrecía y de la compañía de sus amigos.Murióconveintinueveprimaveras,habiendodisfrutadodeunospocosañosdelafelicidaddelparaíso,ytrassufrirunrevésquesuespírituimpacienteysunaturaleza apasionada no le permitieron asumir. Al fijarme en la expresiónserena que se instaló en su semblante en la hora de lamuerte, sentí que, apesardel remordimiento,apesarde la tristezaquemepartíaelcorazón,eramejormorirasíquesoportarlargosytristesañosdereprocheseinconsolabledolor.

LaviolenciadeunatempestadnosarrastróhastaelgolfodelAdriático,ycomo nuestra embarcación no estaba preparada para tales condicionesatmosféricas, nos refugiamos en el puerto deAncona.Allíme encontré conGeorgiaPalli,vicealmirantede la flotagriega,antiguoamigoycamaradadeRaymond.EntreguéasucuidadolosrestosdemiPerdita,conelencargodequeloshicierallevaralmonteHimetoylosdepositaraenlacámaraque,bajolapirámide,Raymondyaocupaba.Todosehizosegúnmisdeseos,ynotardóen reposar junto a su amado. En el sepulcro están inscritos, juntos, losnombresdeRaymondyPerdita.

Tomé entonces la decisión de proseguir viaje por tierra. El dolor y losremordimientosdesgarrabanmicorazón.EltemoraqueRaymondsehubieraidoparasiempre,aquesunombre,asociadoparasiemprealpasado,seborrarade cualquier iniciativa de futuro, había empezado a hacer mella en mí.Siemprehabíaadmiradosutalento,susnoblesaspiraciones,suselevadasideasde gloria, la majestad de su ambición, su absoluta falta demezquindad, sufortaleza y su osadía. En Grecia había aprendido a amarlo. Su mismaterquedad y su entrega a los impulsos de la superstición me lo hacíandoblementecercano:talvezsetrataradeunadebilidad,perolosituabaenlosantípodas de toda sumisión y egoísmo. A ese dolor se añadía la muerte dePerdita, condenada por mi maldita obcecación y mi engaño. Mi queridaPerdita,miúnica familia,decuyoprogresohabía sido testigo,desdesumástierna infanciay a travésdel senderovariadode lavida,y a laque siemprehabía visto como dechado de integridad, devoción y afecto verdadero, puestodo ello constituye la gracia peculiar del carácter femenino.Y a la que, alfinal,habíacontempladocomovíctimadeunexcesodeamor,deunvínculodemasiado constante con lo perecedero y perdido. Ella, en su orgullo debellezayvida,habíaabandonadolapercepciónplacenteradelmundoaparenteenarasdelairrealidaddelatumba,yhabíadejadohuérfanaalapobreClara.

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Yoocultéa lapobreniñaque lamuertedesumadrehabíasidovoluntariaytratabaportodoslosmediosdealegraralgosuespírituempapadodetristeza.

Enmiintentoderecobrarelánimo,laprimeradecisiónfuedeciradiósalmar.Suodiosovaivénrenovabaunayotravezenmílaideadelamuertedemihermana.Surugidoerauncantofúnebre.Entodosloscascososcurosquesurcaban su inconstante pecho, veía un catafalco que llevaría a lamuerte atodoslosqueseentregaranasusonrisatraicionera.¡Adiósalmar!Ven,Claramía,siéntate juntoamíenestanaveaérea,quesuaveyvelozmentesurcaelazuldelcieloyconligeraondulaciónflotasobrelacorrientedelaire.O,silatormentasacudesufrágilmecanismo,hallatierradebajoypuededescenderyrefugiarse en el continente sólido. Aquí arriba, compañeros de las avesveloces,surcamoselelementoetéreocongranprestezaysin temor.Lanaveligeranosebalanceanirecibeelembatedelasolasmortales.Eléterseabreante la proa, y la sombra del globo que la sostiene nos protege del sol delmediodía. Más abajo se extienden las llanuras de Italia o las vastasondulaciones de los Apeninos. Fértiles aparecen sus muchos valles y losbosquescoronansuscimas.Elcampesino,libreyfeliz,noperturbadoporlosaustriacos,llevaelproductodesudoblecosechaalgranero;ylosciudadanosrefinadoscultivansintemorelárboldelacienciaenestejardíndelmundo.

Nos elevamos sobre los picos de losAlpes y por sobre sus profundas yrugientes quebradas entramos en las llanuras de la dulce Francia, y tras unviajeaéreodeseisdíasaterrizamosenDieppe,plegamoslasalascubiertasdeplumasydeshinchamoselglobodenuestrapequeñanave.Unalluviaintensahacíaincómodoproseguirelviajeporaire,demodoquenosembarcamosenunpequeñovapor,ytrasunabrevetravesíaarribamosaPortsmouth.

Al llegar, descubrimos que una curiosa historia acaparaba la atencióngeneral. Hacía unos días, un barco arrastrado por una tempestad habíaaparecidofrentealpuerto.Elcascoseveíahendidoyresquebrajado,lasvelasdesgarradas y, enredadas de cualquier manera, las sogas se habían roto.Avanzaba a la deriva, en dirección a losmuelles, pero quedó varado en lasarenasdelaembocadura.Alamañanasiguientelosoficialesdeaduanas,juntoconun grupode ociosos, se acercaron a inspeccionarlo.Al parecer, un solomiembro de la tripulación parecía haber arribado a salvo. Había llegado atierra y, tras dar unos pasos en dirección a la ciudad, vencido por laenfermedady lamuerte inminente,sedesplomósobre laplaya inhóspita.Loencontraronagarrotado,lospuñoscerradosyapretadoscontraelpecho.Teníala piel ennegrecida y el pelo y la barba enmarañados indicaban que habíasoportado su desgracia por tiempo prolongado. Se rumoreaba que habíamuertodepeste.Nadie seatrevióa subiralbarcoy sedecíaque,denoche,extrañasvisionesaparecíanencubiertaycolgandodelosmástilesylassogas.El casco no tardó en desmembrarse. Me llevaron al lugar en el que había

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encallado y vi unos tablones sueltos empujados por las olas. El cuerpo delhombrequehabíallegadoatierrahabíasidoenterradoamuchaprofundidad,bajolaarena.Ynadiesupodecirmenadamás,salvoqueelbarcohabíasidofletado en América y que varios meses antes el Fortunatus había zarpadodesdeFiladelfia,dedonde,apartirdeesemomento,novolvieronarecibirsenoticias.

CAPÍTULOIV

Regreséa la fincafamiliarenelotoñodelaño2092.Micorazón llevabacon ellos desde siempre, y ahora se regocijaba en la esperanza de volver averlos.Laregiónquehabitabanparecíalamoradadelespíritubondadoso.Lafelicidad,elamorylapazrecorríanlossenderosdelosbosquesytemplabanlaatmósfera.DespuésdetodalaagitaciónyelpesarquehabíasoportadoenGrecia,medirigíaaWindsorcomoelaveque,llevadaporlatormenta,buscaunnidodondecobijarsetranquilayplegarlasalas.

¡Qué insensatoshabíansido losviajerosque,abandonandosurefugio,sehabían enredado en la maraña de la sociedad y adentrado en lo que loshombres demundo llaman «vida», ese laberinto demal, ese plan de torturamutua? Según ese sentido que se da al mundo, para poder vivir debemostambién sentir; no debemos ser meros espectadores de la acción, debemosactuar;nodebemosdescribir,sinoconvertirnosensujetosdeladescripción.Elprofundopesardebehabersidoelprisionerodenuestropecho;elfraudedebehabernosacechado,alaespera;elmentirosodebehabernosengañado;ladudaenfermizaylaesperanzavanadebenhaberllenadodeincertidumbrenuestrosdías; la hilaridad y la dicha, que se arriman en éxtasis al alma, deben enocasioneshabernosposeído.¿Quién, si sabe loquees la«vida»,perseguiríaesasenfebrecidasmodalidadesdeexistencia?Yohevivido.Hepasadodíasynochesdefiesta.Meheunidoaambiciosasesperanzasymeheexultadoenlavictoria. Ahora... cierro la puerta del mundo y elevo un alto muro que mesepararádelasescenasturbulentasqueserepresentanenél.Vivamoslosunosparalosotros,yparalafelicidad.Busquemoslapazennuestroamadohogar,cercadelmurmullodelosarroyos,delvaivéngraciosodelosárboles,delashermosas vestimentas de la tierra, del boato sublime de los cielos.Renunciemosala«vida»,parapodervivir.

Idrissemostrómásquedeacuerdoconmidecisión.Suvivacidadinnatano precisaba de emociones imprevistas, y su corazón plácido reposabasatisfecho en mi amor, en el bienestar de sus hijos y en la belleza naturalcircundante. Su orgullo y su ambición intachable consistían en provocar

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sonrisasasualrededoryendarreposoalaexistenciafrágildesuhermano.Apesardesustiernoscuidados,lasaluddeAdriandeclinabaperceptiblemente.Lospaseosapieoacaballo,ocupacionescomunesdelavida,lefatigabanenextremo.Nosentíadolor,peroparecíahallarsesiempre tembloroso,albordede laaniquilación.Sinembargo,comollevabamesesviviendoen talestado,nonosinspirabauntemorinmediato,aunqueélhablaradelamuertecomodeunhechodeltodofamiliarensuspensamientos.Nodejabadeesforzarseporhacerfelicesalosdemásniporcultivarsusasombrosascapacidadesmentales.

Así transcurrió el invierno, y la primavera, impulsada por los meses,insufló vida a la naturaleza toda. El bosque se vistió de verde. Las jóvenesterneraspastabanlahierbanueva;lassombrasdeunasnubesligeras,llevadasporelviento,recorríanveloceslosverdescamposdemaíz.Elcuclillorepetíasu monótono canto; el ruiseñor, ave del amor y compañero de la estrellavespertina,inundabalosbosquesconsustrinos,mientrasVenussedemorabaen el cálido ocaso y el verdor recién estrenado de los árboles se destacabasobreelclarohorizonte.

Ladichadespertabaentodosloscorazones,ladichaylaexultación,puesla paz reinaba en todo el mundo. El templo de Jano Universal manteníacerradoslosportonesyningúnhombremurióeseañoamanosdeotrohombre.

-Siestoduraotrosdocemeses-dijoAdrian-, la tierraseconvertiráenunparaíso.Losesfuerzosdelhombreseconcentrabanantesenladestruccióndesupropiaespecie.Ahorapersiguesuliberaciónypreservación.Elhombrenoescapazdeestarsequieto,yahorasusaspiracionestraeránelbienenvezdelmal.Lospaísesfavorecidosdelsurseliberarándelyugodelaservidumbre;lapobrezanosabandonaráy,conella,laenfermedad.¿Quénohandelograrlasfuerzas, nunca hasta ahora unidas, de la libertad y la paz, en lamorada delhombre?

-¡Sueños, siempresueños,Windsor! -exclamóRyland,antiguoadversariode Raymond y candidato al Protectorado en las elecciones que ya estabanpróximas-.Tengaporseguroquelatierranoeselcielo,niloseránunca,yquelassemillasdelinfiernosonconsustancialesasusuelo.Cuandolasestacionesse igualen, cuandoel airenonos traigadesórdenes, cuandosu superficienodependa de cosechas perdidas y sequías, sólo entonces desaparecerá laenfermedad. Cuando mueran las pasiones del hombre, la pobrezadesaparecerá.Cuandoelodionoseigualealamor,existirálafraternidadentreloshombres.Aúnnosencontramosmuylejosdeeseestado.

-No tanto como usted supone -observó un viejo astrónomo de cortaestaturallamadoMerrival-.Lospolosavanzanlentaperoconstantemente.Enunoscientosdemilesdeaños...

-Yaestaremostodosbajotierra-leinterrumpióRyland.

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-Elejedelatierracoincidiráconeldelaelíptica-prosiguióelastrónomo-,seproduciráunaprimaverauniversalylatierraseráunparaíso.

-Y todos, claro está, nos beneficiaremos del cambio -observó Ryland,desdeñoso.

-Quénoticiamásextraña-intervineyo,conunperiódicoabiertoentrelasmanos.Comodecostumbre,mehabíainteresadoporlasnoticiasquellegabandeGrecia-.ParecequeladestruccióntotaldeConstantinopla,ylasuposicióndequeelinviernohabíapurificadoelairedelaciudadcaída,alentaronalosgriegosavisitarel lugareiniciarsureconstrucción.Peronoscuentanquelamaldición de Dios permanece en el lugar, pues todos los que se hanaventurado en él han sido atacados por la peste; que la enfermedad se hapropagadoporTraciayMacedonia;yqueahora,portemoralavirulenciadela infección en losmeses de calor, se ha trazado un cordón sanitario en lasfronterasdeTesaliaysehadecretadounacuarentenaestricta.

Aquellanoticianosalejódelaideadelparaísoqueseesperabaparadentrodeunoscentenaresdemilesdeañosynosdevolvióaldoloryalamiseriaque,en nuestro tiempo, se enseñoreaban de la tierra. Conversamos sobre losestragosquelapestehabíacausadoentodoslosrinconesdelmundo.Ysobrelasconsecuenciasdevastadorasquetendríaunasegundavisita.Abordamoslosmejoresmediosdeprevenirlainfecciónydepreservarlasaludylaactividaden una ciudad afectada por ella. En Londres, por ejemplo. Merrival noparticipaba en aquella conversación. Se había sentado junto a Idris y seguíaexponiéndolequelafelizideadeunparaísoenlatierra,alcanzadotrasunoscentenares de miles de años, se veía ensombrecida, en su caso, por elconocimiento de que, transcurrido cierto tiempo más, a éste le seguiría uninfiernoounpurgatorioterrenales,queseproduciríancuandolaelípticayelecuadorsehallaranenángulorecto.Finalmente,lareuniónllegóasufin.

-Estamañana todos nos dedicamos a soñar -dijo Ryland-. Tanto sentidotienetratarsobrelavisitadelaplagaanuestrabiengobernadametrópolicomocalcular los siglos que han de transcurrir hasta que podamos cultivar piñasaquí,alairelibre.

Pero,aunqueparecíaabsurdotemerlallegadadelapesteaLondres,yonopodíadejardepensarcongrandolorenladesolaciónqueaquelmalcausaríaenGrecia.Losingleses,ensumayorparte,sereferíanaTraciayMacedoniacomo lo habrían hecho de algún territorio lunar que, ignoto para ellos, nosuscitabaideaointerésalgunoasusmentes.Peroyohabíaholladosussuelos.Los rostros de muchos de sus habitantes me resultaban familiares. En lasciudades,llanuras,colinasydesfiladerosdeaquellasregioneshabíagozadodeunaindeciblefelicidaddurantemiviajeporellaselañoanterior.Enmimenteaparecíanalgunaaldearomántica,algunacasadecampoomansiónelegante

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allísituadas,habitadasporgentesencantadorasybondadosas,ymeasaltabaladuda de si hasta allí habría llegado la plaga.Elmismomonstruo invencibleque se cernía sobreConstantinopla y la devoraba, aquel demoniomás cruelquelatempestad,másrebeldequeelfuegovaga,¡ay!sueltoporesehermosopaís...Aquellasreflexionesnomedabanreposo.

LasituaciónpolíticadeInglaterrasecomplicabaantelaproximidaddelanuevaeleccióndelProtector.Elacontecimientosuscitabagraninterés,puessedecíaquesielcandidatopopular(Ryland),resultabaganador,laabolicióndelos rangos hereditarios y demás vestigios del pasado se sometería a laconsideración del Parlamento. Durante nuestra reunión de aquel día no sepronuncióunapalabrasobreningunodeaquellosasuntos.Tododependíadelaelección del Protector y de las elecciones del año siguiente.Y sin embargoaquelsilencioresultabaterribleydemostrabaelgranpesoqueseatribuíaalacuestión,asícomoeltemordelospartidosalanzarunataqueprematuroydeque,unaveziniciado,lacontiendaresultaraferoz.

PeroaunqueSaintStephenno resonabacon lavozque llenaba todos loscorazones, losperiódicosnoseocupabandenadamás,yloscorrosprivadoslasconversaciones,versaransobreloqueversasen,notardabanenconvergersobreaquelaspectocentral,mientraslasvocesseconvertíanensusurrosylosinterlocutoresarrimabanmássussillas.Losnoblesnodudabanenexpresarsustemores.Elotropartidointentabaabordarlacuestiónconligereza.

-Vergüenzadebería sentir unpaís -afirmóRyland- que se preocupa tantopor las palabras y la naderías. La cuestión es del todo fútil; se reduce a lapintura de los emblemas de los carruajes, al bordado de las levitas de loslacayos.

sin embargo, ¿podía Inglaterra realmente despojarse de sus arreos denobleza y conformarse con el estilo democrático de América? ¿Debían elorgullo de los ancestros, el espíritu patricio, la gentil cortesía y las metasrefinadas-atributosespléndidosdelrango-,borrarsedenosotros?Nosdecíanque ello no sucedería, que éramos por naturaleza un pueblo poético, unanación fácilmenteengañadapor laspalabras,dispuestaaorganizar lasnubesde formaesplendorosa, a concederhonoresalpolvo. Jamásperderíamoseseespíritu; y era para difundir ese espíritu concentrado en la cuna por lo quedebía aprobarse la nueva ley. Se nos aseguraba que cuando el nombre y eltítulodeinglésfueralaúnicapatentedenobleza,todosseríamosnobles;quecuando ningún hombre nacido bajo el influjo inglés sintiera que otro erasuperioraélenrango,lacortesíayelrefinamientoseconvertiríanenderechosdecunade todos losciudadanos.Que Inglaterrano imaginequepodrávivirsinsusnobles,noblezaverdaderadelanaturaleza,quellevasupatenteensuconducta digna, que desde la cuna se eleva sobre sus demás congéneres,porquesonmejoresqueelresto.Entrelarazadeloshombresindependientes,

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generososycultivados,enunpaísenquelaimaginaciónesemperatrizdelasmentesdeloshombres,nohadetemersequequeramosunasucesiónperpetuadenoblesypersonasdealcurnia.Sinembargo,esepartido,queapenaspodíaconsiderarse una minoría en el reino, que constituía el ornamento de lacolumna,«elcapitelcorintiode lasociedadpulida»,apelabaaprejuiciossinfin,aviejosvínculosyaesperanzasjóvenes;alaexpectativademilesquetalvezundíaseconvirtieranenpares;azuzabanunespantapájaros,elespectrodetodoloqueerasórdido,mecánicoybajoenlasrepúblicascomerciales.

LapestehabíallegadoaAtenas.Cientosderesidentesinglesesregresaronasupaís.LosadoradosateniensesdeRaymond,elpueblonobleylibredelamás divina ciudad griega, caían como mazorcas de maíz maduro bajo laimplacablehozde suadversario.Susagradables lugaresquedabandesiertos.Sustemplosypalaciosseconvertíanentumbas.Susesfuerzos,hastaentoncesorientadosalosobjetosmásaltosdelaambiciónhumana,seveíanobligadosaconvergerenunmismopunto: laproteccióncontra la lluviadeflechasde laplaga.

En cualquier otromomento el desastre hubiera despertado una profundacompasión entre nosotros. Pero en aquellos meses pasó desapercibido,enfrascados comoestábamosen la inminente controversia.Noera así enmicaso,ylascuestionessobrerangoyderechosetornabaninsignificantesamisojoscuandoimaginabalaescenadelasufrienteAtenas.Habíaoídohablardela muerte de hijos únicos; de maridos y esposas que se profesaban grandevoción; del desgarro de unos lazos que, al romperse, arrancaban loscorazones,deamigosqueperdíanaamigos,demadresjóvenesqueperdíanasus hijos recién nacidos. Y todas aquellas conmovedoras desgracias seagrupaban en mi mente, y mi mente las dibujaba con el conocimiento deaquellas personas, con el afecto y la estima que profesaba por quienes lassufrían. Eran los admiradores, los amigos, los camaradas de Raymond, lasfamiliasquehabíanacogidoaPerditaenGreciaylloradoconellalamuertedesuseñor,quienescaíanabatidosysereuníanconélenlafosacomún.

Lapeste,enAtenas,vinoprecedidadelcontagioenLevanteyfuecausadapor él. La escena de destrucción y muerte seguía representándose en aquellugaraunaescalapavorosa.Laesperanzadequeelbrotedeaquelañofueraelúltimomantenía a losmercaderes en contacto con aquellos países. Pero sushabitanteseranpresasdeladesesperanza,odeunaresignaciónque,nacidadelfanatismo, adoptaba el mismo tono siniestro. A América también habíanllegadolosmales,yyasetrataradefiebreamarilla,yadepeste, laepidemiademostrabaunavirulenciasinprecedentes.Ladevastaciónnoselimitabaalasciudades,yseextendíapor todoelpaís.Elcazadormoríaenlosbosques,elcampesinoenloscamposdemaíz,yelpescadorensusaguasnatales.

Desdeelestenosllegóunahistoriaextraña,alaquesehabríaconcedido

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pococréditodenohaberlapresenciadomultituddetestigosendiversaspartesdelmundo.Sedecíaqueelveintiunodejunio,unahoraantesdelsolsticio,seelevó por el cielo un sol negro; un orbe del tamaño del astro, pero oscuro,definido, cuyos haces eran sombras, ascendió desde el oeste. En una horahabía alcanzadoelmeridianoy eclipsadoa su esplendorosoparientediurno.Lanoche cayó sobre todos lospaíses, unanoche repentina, opaca, absoluta.Salieronlasestrellas,derramandoenvanosusbrillossobreunatierraviudadeluz.Peroelorbetenuenotardóenpasarporencimadelsolyendirigirsealcielodeleste.Mientrasdescendía,susrayoscrepuscularessecruzabanconlosdelsol,brillantes,opacándolosodistorsionándolos.Lassombrasdelascosasadoptabanformasrarasysiniestras.Losanimalessalvajesdelosbosqueseranpresa del terror cuando contemplaban aquellas formas desconocidas que sedibujabansobrelatierra,yhuíansinsaberdónde.Losciudadanossentíanungran temor ante la convulsión que «arrojaba leones a las calles»; pájaros,águilasdepoderosasalas,cegadasdepronto,caíanenlosmercados,mientraslosbúhosylosmurciélagoshacíansuaparición,saludandoalanocheprecoz.Gradualmenteelobjetodeltemorfuehundiéndoseenelhorizonte,yhastaelfinalirradiósushacesoscurosenunaireporlodemástransparente.EsefueelrelatoquenosllegódeAsia,delextremoorientaldeEuropaydeÁfrica,desdeunlugartanlejanocomolaCostadeOro.

Tanto si la historia era verdadera como si no, sus consecuencias fueronindudables.Por todaAsia,desde lasorillasdelNilohasta lascostasdelmarCaspio,desdeelHelespontohastaelmardeOmán,sepropagóelpánico.Loshombresllenabanlasmezquitas;lasmujeres,cubiertasconsusvelos,acudíanapresuradamente a las tumbas a depositar ofrendas a los muertos para queprotegieranalosvivos.Todosseolvidarondelapeste,pueselnuevotemorlocausabaaquelsolnegro.Y,aunquelasmuertessemultiplicaronylascallesdeIspahán,PequínyDelhisellenabandecadáveresinfestadosdepestilencia,loshombres pasaban junto a ellos, observando el cielo en busca de malospresagios, sin prestar atención a la muerte que tenían bajo los pies. Loscristianosacudíanasusiglesias;doncellascristianas,inclusodurantelafiestadelasrosas,sevestíandeblancoysetocabanconvelosbrillantes,yenlargasprocesionesacudíana los lugaresconsagradosa su religión, llenandoelairecon sus himnos; entonces, de los labios de alguna pobre plañidera entre lamultitud ascendía un grito de dolor y el resto alzaba la vista al cielo,imaginandoqueveíaalasdeángelesquevolabansobrela tierra, lamentandolosdesastresqueestabanapuntodeabatirsesobrelahumanidad.

En la soleada Persia, en las ciudades atestadas de la China, entre losmatorrales aromáticos de Cachemira, por las costas meridionales delMediterráneo,sucedíantalescosas.InclusoenGrecialahistoriadelsoldelastinieblasacrecentabalostemoresyladesesperacióndelamultitudagonizante.Nosotros,ennuestraislaneblinosa,noshallábamosmuylejosdelpeligro,ylo

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único que nos acercaba a aquellos desastres era la llegada diaria de buquesprocedentesdelMedioOriente llenosdeemigrantes,ensumayoría ingleses.Pues losmusulmanes,aunqueelmiedoa lamuerteestuvieramuyextendidoentreellos,semanteníanensusitio,juntos,enlacreenciadeque,sihabíandemorir (y, si elloocurría, lamuerteacudiría a suencuentro lomismoenmarabierto,enlalejanaInglaterraoenPersia),sihabíandemorir,erapreferibleque sus huesos descansaran en una tierra sacramentada por los restos deverdaderos creyentes. La Meca no se había visto jamás tan rebosante deperegrinos, pues hasta los árabes renunciaban al pillaje de las caravanas y,humildesydesarmados, seuníana lasprocesiones, rezandoaMahomaparaquealejaralapestedesuscampamentosysusdesiertos.

Noaciertoadescribir laalegríaquesentíacuando,apartándometantodelas trifulcas políticas de mi país como de los males físicos que acechabanaquelloslugaresremotos,regresabaamiamadohogar,alamoradaselectadebondad y amor, a la paz y al intercambio de toda sagrada comprensión. Sinuncahubiera abandonadoWindsor,mis emocionesnohabríanalcanzado lamisma intensidad.Pero enGreciahabía sidopresadelmiedoy los cambiosdeplorables.EnGrecia,trasunperiododeangustiaypesar,habíavistopartiradosserescuyosnombreseransímbolodegrandezayvirtud.Ahora,noibaapermitirqueaquellasdesgraciasse inmiscuyeranenmicírculodomésticoenelque, rodeadosdenuestroqueridobosque,vivíamos tranquilos.Elpasodelos años, sin duda, provocaba pequeños cambios en nuestro refugio. Y eltiempo, como es su costumbre, grababa las señales de la mortalidad ennuestrosplaceresyexpectativas.

Idris, la esposa, hermanay amigamás afectuosa, era unamadre tiernayabnegada. Para ella, a diferencia de lo que sucedía con muchas, aquellossentimientos no eran un pasatiempo, sino una pasión. Habíamos tenido treshijos.El segundodeellosmuriómientrasyomehallabaenGrecia.Aquellapérdidatiñódepesadumbreytemorlasemocionestriunfantesyarrobadasdesumaternidad.Antesdequeaquellosucediera, los trespequeñosnacidosdesus entrañas, jóvenes herederos de su vida efímera, parecían poseedores deuna existencia inquebrantable. Ahora, sin embargo, Idris temía que laimplacabledestructoralearrebataraalospequeñosquelequedaban,igualquehabía hecho con su hermano. La menor enfermedad de alguno de ellos lecausabapavor,ysutristezaerainfinitasidebíasepararsedelospequeñosporelmás breve periodo.Custodiaba el tesoro de su felicidad en el seno de sufrágil ser y vigilaba de continuo, no fuera la insidiosa ladrona a robarle suspreciadas joyas. Por fortuna, apenas teníamotivos para temer nada. Alfred,que ya había cumplido nueve años, era un muchacho esbelto y varonil, defrente despejada, ojos tiernos y carácter amable, aunque independiente. Elpequeñoeratodavíaunbebé,peroasusredondosmofletesasomabanlasrosasde la salud, y su vivacidad despreocupada llenaba nuestra casa de risas

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inocentes.

Clarahabíallegadoaesaedadque,dejandoatrássumudaignorancia,eralafuentedelostemoresdeIdris.SentíaungranafectoporClara,comotodos.Suinteligencia,queeramucha,secombinabaconinocencia,susensatezconprudencia, su seriedad con un gran sentido del humor, y su bellezatrascendente, unida a una deliciosa sencillez, era tal, que colgaba como unaperlaeneltemplodenuestrasposesiones,tesorodemaravillayexcelencia.

AlprincipiodelinviernonuestroAlfred,queyateníanueveaños,ingresóen la escueladeEton.Aél leparecíaqueaquel era suprimerpasohacia lavida adulta y se sentía inmensamente complacido. Aquella combinación deestudioydiversionesibadesarrollandolasmejorescualidadesdesucarácter,suconstancia,sugenerosidad,subiengobernadafirmeza.¡Quéemocionestanprofundasysagradascrecenenelpechodeunpadrecuandoseconvencedequeelamorquesienteporsuhijonoessóloproductodelinstinto,sinoquesetrata de algo plenamente merecido, y que otros, menos cercanos a él,participandesuaprobación!ParaIdrisyparamímismoconstituíamotivodesupremafelicidadquelafranquezareflejadaenlafrentedespejadadeAlfred,lainteligenciadesusojos,lasensateztempladadesuvoz,nofueranengaños,sino indicadoresde talentosyvirtudesque«crecerían con su crecimiento, yfortalecerían su fuerza». Es en esemomento del fin del amor animal de unprogenitorporsushijos,cuandoseiniciaelverdaderoafecto.Yanovemosenesa parte tan querida de nosotrosmismos una tierna planta que necesita denuestroscuidados,niun juguetepara los ratosdeocio.Nosbasamosen susfacultades intelectuales, fijamos nuestras esperanzas en sus tendenciasmorales. Su debilidad todavía impregna de temor este sentimiento, suignorancia impide una intimidad completa; pero empezamos a respetar alfuturo hombre y tratamos de asegurarnos su estima como si fuera nuestroigual.¿Quépuedevalorarmásunpadrequelabuenaopinióndesuhijo?Entodanuestrarelaciónconélnuestrohonordebequedarintacto,laintegridaddenuestro parentesco, inmaculado. El destino y las circunstancias pueden,cuandoalcancelamadurez,separarnosparasiempre,perocuandosuguíasehalleenpeligro,suconsueloenmomentosdezozobra,alardiente jovenhandeacompañarlesiempre,eneldurosenderodelavida,elamoryelhonordesuspadres.

Llevábamos tanto tiempo viviendo en las inmediaciones de Eton que supoblación de muchachos jóvenes nos era bien conocida. Muchos de elloshabíansidoamigosdejuegosdeAlfredantesdeconvertirseencompañerosdeescuela.Ahoraobservábamosaaquelgrupodejóvenesconredobladointerés.Distinguíamos las diferencias de carácter entre los chicos y tratábamos deadivinar cómo serían los futuros hombres que se ocultaban en ellos. Nadaresulta más encantador, y en nada se regocija más el corazón, que un

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muchacholibredeespíritu,amable,valienteygeneroso.VariosdelosalumnosdeEtonposeíanestascaracterísticas.Todossedistinguíanporsusentidodelhonor y su capacidad de iniciativa. En algunos, al acercarse a la madurez,aquellas virtudes degeneraban en presunción. Pero los más jóvenes, niñospocomayoresqueelnuestro,erannotoriosporsudisposicióngallardaydulce.

Entre ellos se encontraban los futuros gobernantes de Inglaterra. Loshombresque,cuandonuestroardor sehubieraenfriadoynuestrosproyectoshubieran culminado o hubieran sido destruidos para siempre; cuando,representadoyanuestrodrama,nosdespojáramosdelatuendodelmomentoynos ataviáramos con el uniforme de la edad, o de lamuerte igualadora; allíestarían los seres que debían seguir operando la vasta maquinaria de lasociedad;allílosamantes,losesposos,lospadres;allíelseñor,elpolítico,elsoldado. Algunos imaginaban que ya estaban listos para salir a escena,impacientesporparticipardeldramatispersonaede lavida activa.Nohacíatantoqueyomismohabíasidounodeaquellosimberbesparticipantes;cuandomihijoocuparaellugarqueahoramecorrespondíaamí,yoyaseríaunviejoarrugadodepelocano.¡Curiososistema!¡Asombrosoenigmade laEsfinge!El hombre permanece,mientras que los individuos pasan.Así funciona, porrecurrira laspalabrasdeunescritorelocuenteyfilosófico,«elsistemadelaexistencia decretado para un cuerpo permanente compuesto de piezastransitoriasenelque, segúndisposicióndeunasabiduríaextraordinaria,queunificalamisteriosavariedaddelarazahumana,elconjuntoresultantenoes,simultáneamente,nuncaviejo,nidemedianaedadni joven, sinoque, enunestado de constancia inalterada, avanza a través del tenor variado de unapermanentedecadencia,caída,renovaciónyprogreso».

¡Con gusto te cedo mi lugar, querido Alfred! Avanza, retoño del dulceamor,hijodenuestrasesperanzas.Avanzacomounsoldadoporelcaminoporelqueyohesido tupionero.Haréun lugarpara ti.Yoyaheabandonado lainconscienciadelainfancia,lafrentelisa,elgestovivazdelosprimerosaños.Quetodoelloteadorneati.Avanza,queyohededesprendermedemáscosasentubeneficio.Eltiempomerobarálasgraciasdelamadurez,mearrebataráelfuegodelosojos,laagilidaddelosmiembros;meprivarádelamejorpartede la vida, de las impacientes expectativas, del amor apasionado, y loderramará todo, doblemente, sobre tu hermosa cabeza. ¡Avanza! Haceosmerecedoresdelregalo,túytuscamaradas.Yenlaobraqueestáisapuntoderepresentar, no deshonréis a aquéllos que os animaron a subir a escena, apronunciar cabalmente lospapelesque seosasignaron.Que tuprogreso seaconstante y seguro. Nacido en la corriente primaveral de las esperanzashumanas,quealcancesunveranotraselqueelinviernonolleguejamás.

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CAPÍTULOV

Parecíaevidentequealgúntrastornosehabíainfiltradoenelcursodeloselementos,alterandosufluirbenigno.Elviento,príncipedelaire,rugíaensureino, encrespando el mar furioso y sometiendo a la tierra rebelde a ciertaobediencia.

Airadasplagasdesdelasalturaseldiosenvía

dehambrunaypestilenciaamontonesperecen

ydenuevoenvenganzadesuiracae

sobresusgrandeshuestes,

ysustambaleantesmurosresquebraja;

detienesusflotasenlallanuradelmar

yasusprofundidadeslasenvía.

Su poder mortífero azotaba los países florecientes del sur, y durante elinvierno, incluso nosotros, desde nuestro retiro septentrional, empezamos aagitarnosbajosusefectos.

Consideroinjustaesafábulaqueproclamalasuperioridaddelsolsobreelviento.Quiénnohavistolatierraligera,laatmósferabalsámica,lanaturalezaalegretornarseoscura,fríaeinhóspitacuandoelviento,aletargado,despiertaporelesteo,cuandolasnubesgrisesencapotanelcieloycortinasdelluvia,inagotables,desciendenhastaquelatierraempapada,incapazdeabsorbermásagua,yformacharcosensusuperficie;ocuandolaantorchadeldíapareceunmeteoro que podría sofocarse. Y quién no ha visto levantarse el viento delnortequeempujalosnubarrones,yaparecerelcieloveteado,yalpocosurgirunaaberturaenlosvaporesdelojodelviento,atravésdelcualbrillaelazulmásintensoLasnubespierdengrosor;seformaunarcoqueasciendesinfiny,retirándose el velo del muro universal, el sol envía sus rayos, reanimado yalimentadoporlabrisa.

Demodo quemuy poderoso eres, ¡oh, viento!, que ocupas el trono porsobretodoslosdemásvirreyesdelpoderdelanaturaleza:yalleguesdestructordesdeeleste,opreñadodevidaelementaldesdeeloeste,atiteobedecenlasnubes; el sol es tu sirviente; el océano sin costa es esclavo tuyo. Barres latierraylosroblescentenariossesometenatuhachaciega;lanieveseesparcesobre los pináculos de los Alpes, las avalanchas atruenan en sus valles;custodiaslasllavesdelaescarchaytienespotestadparaencadenarprimero,ydespués liberar, el agua de los arroyos; bajo tu amable gobierno nacen lashojasyloscapullos,quetambiénportiflorecen.

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¿Porquéaúllasasí,ohviento?Nidedíanidenochehacesadoturugidoenlosúltimoscuatromeses.Enlascostassesucedenlosnaufragios,lasuperficiedel mar no es ya navegable, la tierra se ha despojado de su bellezaobedeciendo tus órdenes, el frágil globoyanoosa surcar los aires agitados.Tusministras,lasnubes,inundanlatierraconsuslluvias,losríosabandonansuscauces,eltorrentedesbocadodesgarraelsenderodemontaña.Losllanos,los bosques y los claros olvidan sus encantos y hasta nuestras ciudades seechanaperderportucausa.¡Ay!¿Quéserádenosotros?Sediríaquelasolasgigantesdelocéano,losinmensosbrazosdelmar,estánapuntodearrancardesucentronuestraisla,tanfirmementeancladaenél,paraarrojarla,convertidaenruinayescombro,contraloscamposdelAtlántico.

¿Quésomosnosotros,loshabitantesdeestaesfera,insignificantesentrelosmuchosquepueblanelespacioilimitado?Nuestrasmentesabrazanelinfinito,peroelmecanismovisibledenuestroserestásujetoalmáspequeñoaccidente(nohaymás remedioquecorroborarlodíaadía).Aquél aquienun rasguñoafecta, aquélquedesaparecede lavidavisiblebajoel influjode losagenteshostiles que operan a nuestro alrededor, ostentaba los mismos poderes queyo...Yotambiénexistosujetoalasmismasleyes.Yapesardetodoellonosllamamos a nosotros mismos señores de la creación, dominadores de loselementos,maestrosdelavidaydelamuerte,yalegamos,comoexcusaaestaarrogancia,queaunqueelindividuosedestruye,elhombreperdurasiempre.

Así, perdiendo nuestra identidad, de la que somosmuy conscientes, nosvanagloriamos en la continuidad de nuestra especie y aprendemos a ver lamuertesinterror.Perocuandolanaciónenteraseconvierteenvíctimadelospoderes destructores de agentes externos, entonces, ciertamente, el hombremenguahastalainsignificancia,sientequesuposesióndelavidapeligra,quesuherenciaenlatierradesaparece.

Recuerdo que, tras presenciar los efectos devastadores de un fuego,duranteuntiemponoeracapazdehallarmeenpresenciadelmáspequeñodeellos, encendido en algún brasero, sin sentir temor. Las llamas se retorcíanalrededor del edificio en su caída. Se insinuaban en las sustancias que lesrodeaban, y todo lo que hallaba a su paso se rendía a su tacto. ¿Podíamos,entonces,tomarpartesintegralesdeaquelpoder,ynopasarasersúbditosdesus operaciones? ¿Podíamos domesticar a un cachorro de aquella bestiasalvaje,ynosentirtemorcuandocrecierayseconvirtieraenejemplaradulto?

Asíempezábamosasentirnosrespectodelosmuchosrostrosdelamuertequevagabalibreporlosselectosdistritosdenuestrahermosamorada,ysobretodo respectode lapeste.Temíamos el veranoque se avecinaba.Lospaísesquecompartíanfronteraconotrosyainfectadoscomenzabanaadoptarplanesserios para mantener alejado al enemigo. Nosotros, pueblo comercial, nosveíamos obligados, cuando menos, a tenerlos en cuenta, y la cuestión del

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contagioseconvirtióentemadeacaloradasdiscusiones.

Estabademostradoquelapestenoeraloquecomúnmenteseconocecomoenfermedad contagiosa, como los son la escarlatina o la viruela. Seconsiderabaunaepidemia.Perolagranpreguntaqueseguíasinrespuestaeracómosegenerabaysepropagabaaquellaepidemia.Si la infeccióndependíadelaire,elaireestabaexpuestoalainfección.Comosucede,porejemplo,enelcasodeuntifusllevadoporunbarcohastaunaciudadportuaria;lamismagentequelohallevadohastaallínologracontagiarloaunaciudadsituadademaneramásafortunada.Pero,¿cómovamosnosotrosajuzgarsobreelaire,apronunciarnossobresientalciudadlapesteseráimproductivayenestaotrala naturaleza proporcionará una buena cosecha? Del mismo modo, unindividuo puede escapar de ella noventa y nueve veces y recibir el golpemortallacentésima,puesloscuerpossehallanenocasionesenunestadoquerechaza la infección,mientras que en otras parecen ávidos de empaparse deella. Todas esas reflexiones llevaban a nuestros legisladores a mostrarseprudentesrespectodelasleyesquedebíanaprobar.Elmalseextendíadetalmodo,contalviolenciaycrueldad,queningunaprevención,ningúncuidado,podía juzgarse superfluo, pues tal vez precisamente éstos fueran los queacabaransalvándonos.

Setrataba,encualquiercaso,deunejerciciodeprudencia,yaquenohabíanecesidad urgente de tomar medidas. Inglaterra seguía resultando un lugarseguro. Francia, Alemania, Italia y España se interponían aún -muros sinbrecha-entrenosotrosy laplaga.Nuestrosbarcoseran,ciertamente, juguetedelosvientosylasolas,delmismomodoqueGulliverloeradelosgigantesbrobdinagianos,peronosotros,ennuestraestablemorada,quedábamosasalvodelasheridasdeaquellanaturalezaenerupción.Noconocíamosel temor.Ysinembargo,unsentimientoderespeto,deasombro,ladolorosasensacióndeque la humanidad se iba degradando, anidaba en todos los corazones. Lanaturaleza, nuestra madre, nuestra amiga, volvía hacia nosotros su rostroamenazante.Nosdemostrabasencillamenteque,aunquenospermitíaasignarleleyesysometersuspoderesaparentes,ella,moviendoapenasundedo,podíahacernostemblar.Podíatomarnuestroplanetasalpicadodemontañas,rodeadode atmósfera, morada de nuestro ser, así como todo lo que la mente delhombrefueracapazdeinventarosufuerzadealcanzar;podía tomaraquellaesferaconunasolamanoyarrojarlaalespacio,dondelavidaseconsumiríayloshombresytodossusesfuerzosresultaríananiquilados.

Todasaquellasespeculacionesproliferabanentrenosotros.Ysinembargomanteníamosnuestrasocupacionesdiariasynuestrosplanes,cuyologroexigíael transcurso demuchos años. Ninguna voz se alzaba pidiéndonos que nosdetuviéramos.Cuando las desgracias extranjeras llegaban a nuestros oídos através de los canales del comercio, nos afanábamos en buscar remedios. Se

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realizaban suscripciones para auxiliar a los emigrantes y mercaderesarruinados por culpa del fracaso del comercio. El espíritu inglés operaba atodamáquinay,comosiempre,sedisponíaaoponersealmalyresistirsealaherida de caos y muerte que la naturaleza enferma había infligido en unoslímitesyorillasquehastaentoncessehabíanmantenidoalmargen.

Aprincipiosdeveranollegaronhastanosotroslasprimerasnoticiasdequeeldañoquesehabíaproducidoenpaíses lejanoseramayorde loqueenunprincipio se sospechó.Quito había sido destruido por un terremoto.Méjico,arrasadoporlosefectoscombinadosdetormentas,pesteyhambrunas.Europaoccidental recibía a multitud de emigrantes y nuestras islas se habíanconvertido ya en refugio de miles de ellos. Entretanto, a Ryland lo habíannombrado Protector. Había asumido el cargo con gran ímpetu y pensabadedicar todos sus esfuerzos a la supresión de los órdenes privilegiados denuestracomunidad.Susmedidas,noobstante,sevieronobstaculizadas,ysusplanes interrumpidos, por aquel nuevo estado de cosas. Muchos de losextranjeros se hallaban en una situación desesperada, y su número crecienteacabó por convertir en ineficaces los métodos de auxilio habituales. Laimposibilidad de realizar intercambios entre nuestros puertos y los deAmérica, India, Egipto y Grecia supuso la interrupción de la actividadcomercial. En la rutina de nuestras vidas se abrió una brecha. NuestroProtectorysuspartidariostrataronenvanodeocultarlaverdad;envanodíatrasdíaestipulabanunperiodoparadebatirlasnuevasleyesrelativasalrangohereditarioy losprivilegios;envanotratabandepresentarelmalcomoalgotransitorio y parcial. Aquellos desastres hacían nido enmuchos pechos y, através de las distintas vías comerciales, llegaban a todas las clases y lasdivisionesdelasociedad,hastaelpuntodeconvertirse,inevitablemente,enlacuestión más relevante del Estado, en el tema principal al que debíamosdedicarnuestrasatenciones.

¿Esposible-nospreguntábamosunosaotrosconasombroypesar-quelosdesórdenesnaturaleshayancausadolaruinadepaísesenteros,laaniquilacióndenacionesenteras?LasgrandesciudadesdeAmérica,lasfértilesllanurasdelIndostán, las atestadas viviendas de los chinos, viven amenazadas por ladestruccióntotal.Alládondeanteslasmultitudessecongregabanenbuscadeplaceroprovecho,ahorasóloresuenanloslamentosylatristeza.Elaireestáemponzoñado y los seres humanos respiran muerte, aunque sean jóvenes,sanos,ysehallenenlaflordesusesperanzas.Recordábamoslapestede1348,cuandosecalculabaqueunterciodelahumanidadfuedestruida.Sinembargo,porelmomentoEuropaoccidentalsemanteníaasalvo.¿Seríaasípormuchotiempo?

¡Oh, sí, no temáis, ciudadanos, así seguirá siendo! En las llanuras deAmérica aún sin cultivar, ¿acaso puede sorprender que, entre otros

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destructores gigantes, la peste se haya hecho un sitio? Ésta ha sido desdesiemprenativadeOriente,hermanadeltornado,elterremotoyelsimún.Hijadelsol,retoñodelostrópicos,expiraráenesosclimas.Bebelasangreoscuradeloshabitantesmeridionalesperonucasealimentadelceltadepálidorostro.Si,porazar,algúnasiáticoinfectadollegaraanosotros,laplagamoriríaconél,incomunicada,inocua.Lloremospornuestroshermanos,perosepamosquesudesgracia jamás se abatirá sobre nosotros. Lamentémonos por los hijos deljardín de la tierra y brindémosles nuestra ayuda. Antes envidiábamos susmoradas,sushuertosdeespecias,susfértilesplanicies,suabundantebelleza.Peroenestavidamortallosextremossiempresetocan.Laespinacrececonlarosa,elárboldelvenenoyeldelacanelaentrelazansusramas.Persia,consustejidosdeoro,sussalonesdemármolysuinfinitariquezaeshoyunatumba.Latiendadelosárabeshacaídosobrelaarenaysucaballorecorrelatierrasinbridanisilla.LoslamentosresuenanenlosvallesdeCachemira.Susclarosysusbosques,susfrescasfontanas,susrosaledas,sevencontaminadosporlosmuertos.EnCircasiayGeorgia,elespíritudelabellezallorasobrelasruinasdesutemplofavorito:elcuerpofemenino.

Nuestras propias desgracias, aunque causadas por la reciprocidad ficticiadel comercio, aumentaban proporcionalmente. Se arruinaron banqueros,mercaderes y fabricantes cuyo negocio dependía de las exportaciones y elintercambio de la riqueza. Se trata de reveses que, cuando sucedenindividualmente, afectan sólo al entorno más inmediato. Pero ahora laprosperidad de la nación se veía amenazada por pérdidas frecuentes yextensivas. Familias acostumbradas a la opulencia y el lujo quedaban aexpensas de la caridad. La propia situación pacífica de la que nosvanagloriábamos resultaba engañosa: no había medios para emplear a losociososniparaenviar losexcedentesdepoblación fueradelpaís. Incluso lafuentede lascolonias sehabía secado,puesenNuevaHolanda, laTierradeVanDiemeny elCabo deBuenaEsperanza la peste se propagaba con granvirulencia.¡Ah!¡Quealgunamedicinapurgaranuestromalydevolvieraa latierrasusaludacostumbrada!

Rylanderahombredefuertesconvicciones,rápidoysensatoensudecisióncuando las condiciones eran normales, pero permanecía paralizado ante lagrancantidaddemalesquenosacechaban.¿Debíaaumentarlostributossobrela tierrapara asistir a lapoblaciónquedependíadel comercio?Parahacerlodebía ganarse el favor de los terratenientes, los aristócratas del campo, queeransusenemigosdeclarados.Yparaello,asuvez,debíaabandonarsumásambiciosoplandeigualdadyconfirmaralosaristócratassusderechossobrelatierra.Debíaolvidarsedesusmáspreciadosproyectostendentesaalcanzarunbienduraderoparasupaís,acambiodeunaliviotemporal.Debíarenunciarasuobjetomásambicionadoy,bajando losbrazos, rendirsesinhaber logradoalcanzar,demomento,lametaúltimadesusesfuerzos.Enesatesiturallegóa

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Windsorparaexponernoselasunto.Cadadíaañadíanuevasdificultadesalasyaexistentes:lallegadadenuevosbarcoscargadosdeemigrantes,elcesetotaldel comercio, lasmultitudeshambrientasque se agolpaban a las puertas delpalacio del Protectorado, eran circunstancias que no podían obviarse. Enefecto,elgolpeyahabíasidoasestadoylosaristócratasobtuvierontodoloquedeseaban a cambio de suscribir una ley que, con vigencia de doce meses,incrementaba en un veinte por ciento los impuestos que debían pagar lospropietarios.

La calma regresó a lametrópolis y a las ciudadesmás populosas, antespresasdeladesesperación.Yvolvimosacontemplarlascalamidadesdesdeladistancia, a preguntarnos si el futuro nos depararía algo de alivio a susexcesos. Era agosto, de modo que no se albergaban grandes esperanzas demejora durante la estación calurosa. Por el contrario, la enfermedad cobrómayor virulencia, mientras las hambrunas proseguían con su laboracostumbrada.Milesdepersonasmoríansinquenadielasllorara,puesjuntoalos cuerpos aún calientes, quienes se lamentaban de la pérdida enmudecíantambién,vencidosporlamuerte.

El18deesemesllegaronaLondresnoticiasdequelaplagahabíahechoactodepresenciaenFranciayenItalia.Alprincipiosetratabadesusurrosquenadieseatrevíaapronunciarenvozalta.Cuandoalguienseencontrabaconunamigoenlacalle,selimitabaaexclamar,sindetenersesiquiera:«Yalosabes,¿verdad?»,mientrasqueelotro,conexpresióndemiedoy terror, respondía:«¿Qué va a ser de nosotros?» Finalmente la información apareció en unperiódico, intercalada en una página poco leída: «Lamentamos informar deque ya no existe duda sobre la presencia de la peste enLivorno,Génova yMarsella».Alanoticianoseguíacomentarioalguno,ycadalector,asustado,aportabaelsuyo.Éramoscomoesehombrequeseenteradequesucasaestáardiendoyaunasíavanzaporlacallesinperderlaesperanzadequesetratedeunerror,hastaquedobla laesquinayveel tejadoenvueltoenllamas.Hastaesemomentosehabíatratadodeunrumor;peroahora,enpalabrasindelebles,impresaenletrasdefinitivas,innegables,lanoticiaseabríapaso.Sulugartanpocodestacadoenelperiódicoredundaba,paradójicamente,ensuvisibilidad.Las letras diminutas adquirían proporciones gigantescas a los ojos perplejosdeltemor.Parecíangrabadasconplumadehierro,impresasconfuego,tejidasenlasnubes,estampadasenlacubiertadeluniverso.

Los ingleses, ya se tratara de viajeros o de expatriados, regresaban enriadas imparables. Y con ellos llegaban multitud de italianos y españoles.Nuestrapequeñaislaparecíaapuntodereventar.Enunprimermomentolosemigrantes pusieron en circulación gran cantidad demoneda. Pero no habíamanera de que aquella gente obtuviera nada a cambio de lo que gastaba.Amedidaqueavanzabaelveranoy laenfermedadsepropagaba, losalquileres

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quedabansinpagarylasremesasdedineronollegaban.Resultabaimposibleveraaquellascriaturasdesgraciadasymoribundas,hastahacíapocohijasdellujo,ynotenderunamanoparasalvarlas.Comohabíasucedidoafinalesdelsiglo xviii, cuando los ingleses abrieron sus despensas de hospitalidad paraalivio de aquellos exiliados de sus casas a causa de la revolución política,tampocoahoradejamosdeprestarayudaalasvíctimasdeunacalamidadmásextendida. Nosotros contábamos con muchos amigos extranjeros a los que,unavezlocalizados,tratamosdealiviardesuterriblepenuria.Nuestrocastilloseconvirtióenasilodelosinfelicesynopocosserefugiaronentresusmuros.Losbeneficiosdesudueño,quesiemprehabíahalladounmododeinvertirlosdeacuerdoconsunaturalezagenerosa,segastabanahoraconmayorcuidado,para que resultaran de mayor utilidad. Con todo, el dinero faltaba sólo enparte, y lo que más escaseaban eran los productos esenciales de la vida.Resultaba difícil hallar un remedio inmediato, pues las importaciones -elrecursomáshabitual-habíanquedadointerrumpidas.Enaquellasituacióndeemergencia, para alimentar a las personas a las que habíamos dado cobijotuvimosqueentregarnuestrosjardinesyparquesalaradoylaazada.Lagrandemandaenelmercadohizodisminuirostensiblementeelnúmerodecabezasde ganado en el país. Incluso los pobres ciervos, nuestros astados másconsentidos, debían sacrificarse para que sobrevivieran unos huéspedesmásvaliosos que ellos. Los trabajos necesarios para el cultivo del campo losrealizabanhombresquehabían sidodespedidosde lascadavezmásescasasfábricas.

Adriannoseconformabaconelesfuerzoquepudierallevaracaboensuspropias posesiones y apeló a los ricos terratenientes. Realizó propuestasparlamentarias que poco podían satisfacer a los que más tenían. Pero sussinceras súplicas y benévola elocuencia eran irresistibles. Ceder terrenos deocioa laagricultura,disminuirelnúmerodecaballosqueen todoelpaíssemanteníanconfinalidadessuntuarias,eranbuenasideas,aunquedesagradablesparaalgunos.Con todo,enhonora los inglesesdebedecirseque,aunque lareticencianatural les llevóademorarseunpoco, cuando ladesgraciade suscongéneressehizoevidente,unagenerosidadentusiastainspirósusdecretos.Quienesvivíanconmás lujo fueron losprimerosenapartarsedesusbienes.Comosuelesucederentodacolectividad,losprimerosmarcaronlatendencia.Lasdamasdelaaltasociedadsehabríanconsideradodesgraciadassihubierangozadodeloqueantesllamabanunanecesidad,esdecir,deuncarruaje.Lassillas de manos, como en los viejos tiempos, y los palanquines indios,volvieron a usarse para las más débiles. Por lo demás, no era raro ver amujeresderangoacudirapiealoslugaresdemoda.Ymáscomúntodavíaeraque los propietarios de tierras se retiraran a sus fincas, asistidos por tropascompletas de indigentes que talaban sus bosques para construirse viviendasprovisionales y parcelaban los parques, los parterres y los jardines, que

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cultivaban las familias necesitadas. Ahora muchas de ellas, de desahogadaposición en sus países de origen, trabajaban la tierra, arado en mano.Finalmente hubo de ponerse algo de freno a tanto espíritu de sacrificio yrecordaraaquélloscuyagenerosidadseconvertíaendespilfarro,quehastaquela situación por la que atravesábamos se hiciera permanente -lo que no eraprobable-, constituíaunerror acelerar los cambioshastaunpunto talque sehicieradifícilelregresoalasituaciónanterior.Laexperienciademostrabaqueen uno o dos años la peste remitiría. Era aconsejable que entre tanto nodestruyéramosnuestrasbellasrazasdecaballosomodificáramosradicalmentelosespaciosornamentalesdelpaís.

Puedeimaginarsequeelestadodelascosasdebíadeserlobastantegravecomoparaqueaquelespíritudebondadecharaunasraícestanprofundas.LainfecciónsepropagabaahoraporlasprovinciasmeridionalesdeFrancia.Peroaquelpaíscontabacontalriquezaderecursosagrícolasqueeldesplazamientode lapoblacióndeun lugaraotroyel aumentode la emigraciónextranjeratuvieronmenosefectoqueentrenosotros.Elprincipaldañoparecíacausadomásporelpánicoqueporlaenfermedadysusconsecuenciasnaturales.

Seconvocóal invierno,doctor infalible.Losbosques sin follaje, los ríosrebosantes de agua, las nieblas nocturnas y las escarchas matutinas fueronrecibidos con gratitud. Los efectos del frío purificante se sintieron deinmediato y las cifras de muertos en el extranjero se reducían semana trassemana. Muchos de nuestros visitantes nos dijeron adiós. Aquellos cuyoshogares se hallaban situados al sur escaparon encantados de los rigores denuestro invierno, en pos de su tierra nativa, seguros de hallar en ellaabundancia,apesarde la temibley recientevisita.Volvíamosa respirar.Nosabíamosquénosdepararíaelsiguienteverano,perolosmesesqueteníamospordelanteerannuestrosydepositábamosgrandesesperanzasenelfindelapeste.

CAPÍTULOVI

Mehedemoradohastaahoraenotraorilla,enladesoladalenguadearenaqueseadentraenelarroyodelavidatrascoquetearapenasconlasombradelamuerte.Hasta ahora hemecidomi corazón en el recuerdode la felicidadpasada,deltiempodelaesperanza.¿Porquénoseguirasí?Nosoyinmortal,yelovillodemihistoriapodríaseguirdevanándosehastatrascenderloslímitesde mi existencia. Pero no. El mismo sentimiento que me ha conducido arecrear escenas repletas de tiernas remembranzas me empuja ahora aapresurarme.Elmismoanhelodeestecorazónexhausto,quemehallevadoa

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ponerporescritomijuventuderrante,miserenaedadadulta, laspasionesdemialma,medisuadeahorademayoresdemoras.Debocompletarmiobra.

Así, aquíme encuentro, como he dicho, junto a las aguas bravas de losaños que fluyen y desaparecen. ¡Arriad las velas y remad con fuerza porcongostos oscuros, empinados rápidos, hasta llegar almar de desolación enque me hallo! Pero antes, todavía un instante, un breve intervalo antes dezarpar.Dejadmeunavezmás,unasola,imaginarmecómoeraen2094,enmimorada de Windsor. Dejadme cerrar los ojos e imaginar que las inmensasramasdelosroblestodavíamecobijanenlosalrededoresdelcastillo.Quelamente recreeel felizescenariodel20de junio talcomomidolientecorazónaúnlorecuerda.

Las circunstancias me habían llevado a Londres. Allí oí que a algunoshospitales de la ciudad habían acudido enfermos con síntomas de peste.Regresé a Windsor apesadumbrado. Accedí a Little Park, como era micostumbre,porlapuertadeFrogmore,caminodelcastillo.Granpartedeesastierrassededicabanahoraalcultivo,yaquíyallásurgíancamposdepatatasymaizales. Los grajos graznaban con estridencia sobre los árboles cercanos.Entresusgritosagudosllegóamíunamúsicaanimada.EraelcumpleañosdeAlfred.Losjóvenes,suscompañerosdeEtonyloshijosdelosnoblesdelasinmediaciones,habíanorganizadounsimulacrodeferiaalquehabíaninvitadoatodalavecindad,yelparqueseveíasalpicadodetenderetesdecoloresvivosflanqueados por banderas estrambóticas que ondeaban al sol y aportaban sunota festiva a la escena. Sobre una tarima instalada bajo la terraza bailabanalgunos jóvenes. Me apoyé en un árbol y me dediqué a observarlos. LaorquestatocabalaanimadaariaorientalizantedeAbonHassan,deWeber.Susvolátilesnotasdabanalasalospiesdelosdanzantes,yquieneslosobservabanmarcaban el ritmo sin percatarse de ello. En un primer momento me dejéarrastrarporlaalegríayduranteunosinstantesmisojosrecorrieronlamarañadecuerposenmovimiento.Entoncesunaideaseclavóenmicorazóncomoelacero: «todos vais a morir -pensé-. Ya cavan vuestra tumba alrededor devosotros. Por el momento, como contáis con los dones de la agilidad y lafuerza,imagináisqueestáisvivos.Perofrágilesla«enramadadecarne»queaprisiona la vida; quebradiza la cadena de plata que os une a ella. El almafeliz,quevadeplacerenplacermontadaenelagraciadomecanismodeunosmiembrosbienformados,sentirádeprontoqueelejecede,quelaruedayelmuelle se disuelven en el polvo. Ni uno solo de vosotros -¡oh, desdichadogrupo!-escapará.Niunosolo.¡NimiIdrisnisushijos!¡Horrorydesgracia!La alegre danza concluyó de pronto, el prado verde quedó cubierto decadáveres y el aire azul se impregnódevapores fétidosy letales. ¡Resonad,clarines! ¡Atronad, agudas trompetas!Sumadun canto fúnebre a otro, tocadacordeslúgubres,queelairereverbereconhórridoslamentos,queenlasalasdelvientoviajen losaullidosdiscordantes.Yamepareceoírlos,mientras los

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ángelesdelaguarda,quevelanporlahumanidad,seretiranvelocesunavezcumplida su misión, su partida anunciada por sonidos melancólicos. Unosrostros llorososmás allá del decorome obligaron a abrir los ojos; cada vezmás aprisa, más rostros desencajados se congregaban a mi alrededor yexhibíantodaslasvariedadesdelpesar,rostrosconocidosquealternabanconotrosdistorsionados,productodelafantasía.Conpalidezcenicienta,RaymondyPerditasehallabansentados,alejadosdelresto,observándolotodoconunasonrisa triste. El semblante deAdrian pasaba entonces antemí fugazmente,teñidodemuerte. Idris, con los párpados lánguidamente cerrados, los labioslívidos,avanzaba,apuntodemeterseenlaanchatumba.Laconfusióncrecía.Lasexpresionesdetristezaseconvertíanengestosdeburla:movíanlacabezaasintiendo al ritmo de la música, que subía de tono hasta resultarensordecedora.

Creíserpresadelalocuray,adelantándomeparalibrarmedeella,meuníala multitud. Idris se fijó en mí y vino a mi encuentro con paso leve. Laestreché entremis brazos sintiendo, al hacerlo, que en ellos sostenía lo queparamí era elmundo entero, peroque a la vez resultaba tan frágil como lagotadeaguaqueelsoldelmediodíahadebeberseenlacopadeunnenúfar.Ami pesar sentí los ojos arrasados en lágrimas. La alegre bienvenida demishijos,eldulcesaludodeClara,elapretóndemanosdeAdrian...Todosealiabaparadesencajarme.Lossentíacerca,lossentíaasalvo,yalavezpensabaquetodo aquello era un engaño: la tierra semovía bajomis pies, los árboles sebalanceaban a pesar de tener las raíces profundamente ancladas en el suelo.Mesentíatanmareadoquemetendísobrelahierba.

Mis seres queridos se alarmaron hasta tal punto que no me atreví apronunciarlapalabra«peste»quemeasomabayaalapuntadelalengua,portemor a que pensaran que mis síntomas se debían a ella y que midesfallecimiento lo causaba la infección. Me había recuperado algo, y conforzadahilaridadhabíadevueltolassonrisasamireducidocírculo,cuandoviqueRylandseaproximabaamí.

El nuevo Protector tenía en su complexión algo de granjero, de hombrecuyos músculos y físico se hubieran desarrollado bajo la influencia delejerciciofísicovigorosoylaexposiciónaloselementos.Yhastaciertopuntoasíera,puesaunquepropietariodeunagranfinca,entantoqueproyectistaypersonadenaturalezaactivaeindustriosa,seentregabaalaslaboresagrícolasensusterrenos.CuandofuenombradoembajadordelpaísenlosEstadosdelNortedeAmérica,seplanteóduranteuntiempoinstalarseenelpaís,yllegóarealizarvariosviajeshaciaeloestedeaquelinmensocontinenteconelfindeescogerel lugar idóneoparaestablecerse.Laambición leapartódeaquellosplanes, una ambición que, abriéndose paso a través de varios obstáculos yreveses,lehabíallevadoalfinalcolmodesusesperanzas,convirtiéndoloen

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señorProtectordeInglaterra.

Suexpresióneraduraperodenotaba inteligencia: la frentedespejada, losojosgrises,despiertos,queparecíanprotegersedesuspropiosplanesydelaoposiciónde losenemigos.Hablabaconvozestentóreayagitabamucho lasmanos durante las discusiones, como si con su gigantesco cuerpo quisieraadvertirasusinterlocutoresdequelaspalabrasnoeransusúnicasarmas.Eranpocos losquehabíandescubiertociertacobardíayunaconsiderable faltadefirmeza bajo aquel aspecto imponente. A nadie se le daba mejor que a élaplastaraunadversariomásdébil,delmismomodoquenadieeramáscapazdeejecutarunarápidaretiradaanteunadversariopoderoso.Ésehabíasidoelsecreto de su renuncia cuando se produjo la elección de lord Raymond.Aunquelamayoríalosdesconocía,aquellosdefectospodíanintuirseapenasensumiradanosiemprefranca,ensuafánexageradoporconocerlasopinionesdelosdemás,enlapocafirmezadesuletra.AhoraéleranuestroProtector.Sehabíaentregadoaunaferozcampañaparaalcanzarelcargo.SuProtectoradoibaadistinguirseporlaintroduccióndetodaclasederenovacionestocantesala aristocracia. Pero había tenido que cambiar aquella tarea por otra muydistinta: la de enfrentarse a la ruina causada por las convulsiones de lanaturaleza. Pero no contaba con ningún sistema coherente para abordaraquellosmalesy se limitabaa solicitar informe tras informe, sindecidirse aponer en práctica solución alguna hasta que todas ellas dejaban de resultareficaces.

SindudaelRylandqueavanzabahacianosotroseneseinstanteseparecíamuypocoalcazadordevotospoderoso,irónicoyenaparienciavalerosoqueaspirabaaocuparladignidaddeprimermandatarioentrelosingleses.Nuestro«robleautóctono»,comolollamabansuspartidarios,parecíahaberencogidoacausa del embate de algún frío invernal. Parecía haber menguado hasta lamitad de su tamaño y caminaba torpemente, como si las piernas no fuerancapacesdesoportarsupeso.Elgestocontrariado,lamiradaperdida,poníanensurostrounamezcladecobardíaytemor.

Enrespuestaanuestrasávidaspreguntas,sólopronuncióunapalabra,quesediríaqueinvoluntariamenteselehabíaescapadodeloslabios:

-Peste...¿Dónde?...Entodaspartes...Debemoshuir,huir,pero¿adónde?...Nadielosabe.Noexisterefugioenlatierra,nosatacacomomilmanadasdelobos.Debemoshuirtodos.¿Dóndeiréis?¿Dóndepodemosir?

Elhombredeacerohabíahabladoconvoztemblorosa.

-¿Deverashuiríausted?-lepreguntóAdrian-.Debemospermaneceraquíyhacertodoloposibleporayudaralosciudadanosquesufren.

-¡Ayudar! -exclamó Ryland-. No hay ayuda posible. ¡Por Dios! ¿Quién

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habladeayuda?¡Elmundoenteroespresadelapeste!

-Entonces, para evitarla, debemos abandonar el mundo -observó Adrianesbozandounasonrisasosegada.

Rylandemitióunaespeciedegruñido.Unsudorfríobañabasufrente.Erainútil oponerse a su paroxismo de terror, pero de todos modos nosotrostratamos de calmarlo y animarlo.Así, transcurridos unosminutos, algomássereno, logróexplicarnosconmáscalmaelmotivodesualarma,pueshabíavivido un caso bastante próximo.Uno de sus criados,mientras lo esperaba,habíacaídomuertoenelacto.Elmédicodictaminóquehabíafallecidoacausadelapeste.Intentamoscalmarlo,sí,perolazozobraseapoderabadenuestroscorazones. Vi que Idris me miraba primero a mí y después a los niños,pidiéndome en silencio mi opinión. Adrian se hallaba sumido en lameditación.Encuantoamí,reconozcoquelaspalabrasdeRylandresonabanenmisoídos:todoelmundoestabainfectado.¿Enquéreclusiónpurapodríaguarecermisamadostesoroshastaquelasombradelamuertehubieradejadoatráslatierra?Permanecimostodosensilencio,unsilencioquesenutríadelosrelatosylospronósticoslúgubresdenuestroinvitado.

Noshabíamosapartadounpocodel restodeasistentesa lacelebraciónyahora subíamos por la escalinata de la terraza, camino del castillo. Nuestrocambiodehumorintrigóalosquesehallabanmáscercadenosotros.Además,atravésdeloscriadosdeRylandnotardóensabersequeéstehabíaescapadodelapestequeyaafectabaaLondres.Losalegresinvitadossedispersaronencorrillossusurrantes.Elespíritufestivodesaparecióalinstante:lamúsicacesóylosjóvenesabandonaronsusocupacionesysecongregaron.Elánimolivianoque les había llevado a vestirse con disfraces, a decorar los tenderetes, areunirseengruposfantásticos,lesparecíaahoraunpecado,unaprovocaciónaldestinohorriblequehabíaposadosumanotemblorosasobrelaesperanzaylavida. La dicha de aquel día resultaba una burla sacrílega de las penas delhombre.Losextranjerosquevivíanentrenosotrosyquehabíanhuidodesuspaísesporculpadelaepidemiaveíaninvadidosuúltimorefugio.Elmiedolosvolvía locuaces,anteunauditorioávidodenoticiasdescribían lasdesgraciasque habían contemplado en las ciudades visitadas por la calamidad y seentregaban a detallados y horribles relatos sobre la naturaleza insidiosa eirremediabledelapestilencia.

Entramosenelcastillo.Idrisseacercóaunaventanaquemirabaalparque.Conojosmaternalesbuscabaanuestroshijosentrelamultitud.Unmuchachoitaliano había congregado un corrillo a su alrededor y con gesto vehementedescribíaalgunaescenaespeluznante.Alfredpermanecía inmóvil frenteaél,absortoensuspalabras.ElpequeñoEvelynhabíatratadodeconvenceraClarapara que se lo llevara a jugar a otra parte, pero la historia del italiano lafascinabay,sinquitarlelavistadeencima,cadavezseacercabamásaél.Bien

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observandoalos invitadosdel jardín,biensumidosensusreflexiones, todosguardabansilencio.Ryland,solo,seapoyabaenunaventana;Adriancaminabadeunladoaotrorumiandoalgunaideanuevaypoderosa,hastaquesedetuvodeprontoydijo:

-Llevo tiempo temiendo que sucediera esto. ¿Acaso cabía esperar que laisla se mantuviera al margen de la visita universal? El mal ha venido avisitarnos a nuestra casa y no debemos arredrarnos ante el destino. ¿Cuálessonsusplanes,señorProtector,paraelbiendelpaís?

-PorelamordeDios,Windsor-exclamóRyland-.Nosemofedemíconesetítulo.Lamuerteylaenfermedadigualanatodosloshombres.Nipretendoprotegeranadienidirijounhospital...queesen loqueprontoseconvertiráInglaterra.

-¿Pretendeentoncesabandonarsusdeberesenestahoradepeligro?

-¿Deberes?Hablecabalmente,milord.Cuandoseauncadávercarcomidoporlapeste,¿cuálesseránmisdeberes?¡Quecadapaloaguantesuvela!QueeldiabloasumaelProtectorado,siasumiéndoloyovoyaponermeenpeligro.

-¡Hombre débil de espíritu! -dijo Adrian, presa de la indignación-. Susconciudadanosdepositansuconfianzaenusted,yustedlostraiciona.

-¿Los traiciono? -inquirióRyland-.Es la peste la queme traiciona amí.¿Débildeespíritu?Estábien.Usted, encerradoen sucastillo, se jactadenoconocerel temor.QueasumaquienquieraelProtectorado.Yo renuncioaélanteDios.

-¡YanteDios-exclamósucontrincanteconfervor-yolorecibo!Nadiesepostularáparaelcargoenestascircunstancias,nadieenvidiaráelpeligroquehedecorrernilastareasalasquevoyaentregarme.Depositesupoderenmismanos.Largotiempoheluchadoconlamuerte,ymucho(extendióunamanoescuálida),muchohesufridoenlabatalla.Noeshuyendodelenemigo,sinoenfrentándose a él, como podremos conquistarlo. Si ahora estoy a punto deiniciarmiúltimocombate,sivoyaperderlo,queasísea.

»PeroRyland, reconsidere suposición.Loshombres,hasta ahora, lohantenidopormagnánimoysabio.¿Arrojaráesostítulosporlaborda?Pienseenelpánicoquecausarásuhuida.RegreseaLondres.Yoleacompañaré.Alientealpuebloconsumerapresencia.Yoincurriréenelpeligro.Vergüenzadeberíadarle ser el primero en desatender sus deberes, siendo como es el primermandatariodelpaís.

Entretanto el ánimo festivo había desaparecido por completo de losinvitados que poblaban el jardín. Como las moscas a las que, en verano,ahuyentaelaguacero,asínuestrogrupo,hastahacíamuypocoruidosoyfeliz,

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ibamenguando entre tristes ymelancólicosmurmullos. Al ponerse el sol yacercarse la noche, el jardín quedó casi desierto. Adrian y Ryland seguíanenzarzados en su discusión.Habíamos preparado un banquete para nuestrosinvitadosenelsalónde laplantabajadelcastillo,yhaciaallínosdirigimosIdris y yo para recibir a los pocos que quedaban. Nada resulta másmelancólicoqueunareuniónfestivaconvertidaenveladatriste.Losatuendosde gala, los ornamentos, alegres en otras circunstancias, se revisten de unaspectosolemneyfúnebre.Ysiesecambioyaresultabadolorosoantecausasmenores,supesoanteaquéllasenoshacía intolerable,puessabíamosquelaDestructora de la tierra, como un demonio, había traspasado al fin,discretamente, los límites erigidos por nuestra precaución, y que,definitivamente, se había instalado en el corazón palpitante de nuestro país.Idrissesentóalacabeceradelamesamediovacía.Pálidayllorosa,lecostabanoolvidarsusdeberesdeanfitriona.Manteníalavistafijaennuestroshijos.Elaire serio de Alfred demostraba que seguía rumiando sobre la historia quehabía oído contar al muchacho italiano. Evelyn era la única criatura alegreentrelospresentes.SentadosobreelregazodeClara,entregadoasuspropiasfantasías, no dejaba de reírse en voz alta. Su voz infantil reverberaba en eltecho abovedado. Su pobre madre, que llevaba largo rato reprimiendo todaexpresión de angustia, no pudo más, estalló en llanto y, sosteniendo a supequeño en brazos, se alejó precipitadamente del salón. Clara y Alfred lasiguieron. Mientras, los demás asistentes, perplejos, iniciaron un murmulloqueibasubiendodetonoyeraexpresióndesustemores.

Los jóvenes se congregaron a mi alrededor para pedirme consejo. Y dequienesteníanamigosenLondresseibaapoderandounagranintranquilidad,pues ignoraban el alcance de la epidemia en la ciudad. Yo, tratando deanimarlos como mejor podía, les aseguraba que, por el momento, la pestehabía causadomuypocasbajas.Para tranquilizarlos, les sugería que, siendocomo éramos los últimos en recibir su visita, era probable que la epidemiahubieraperdidovirulenciaantesde llegaranuestras tierras.La limpieza, loshábitos ordenados y las construcciones de nuestras ciudades eran elementosquejugabanafavornuestro.Portratarsedeunaepidemia,sufuerzaprincipalderivaba de las características perniciosas del aire, por lo que, en un paísdonde éste era naturalmente salubre, no se esperaba que causara grandesestragos.Enunprimermomentomedirigísóloalosquesehallabancercademí,perogradualmentefuecongregándosemásgenteamialrededor,yconstatéquetodosmeescuchaban.

-Amigos-proseguí-,elriesgoquecorremosesordinario,demodoquelasprecaucionesquetomemostambiénlohandeser.Silavalerosahombríaylaresistenciapuedensalvarnos,entoncesnossalvaremos.Lucharemoscontraelenemigo hasta el final. La plaga no hallará en nosotros una presa fácil; ledisputaremos cada palmo del terreno y, con leyes metódicas e inflexibles,

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pondremos trabas invencibles al avance de nuestro enemigo. Tal vez enningunaotrapartedelmundosehayatopadoconoposicióntansistemáticaytestaruda. Tal vez a ningún otro país haya dotado la naturaleza de mejorprotecciónnaturalcontranuestroinvasor,ytalvezenningúnotrolamanodelhombrepuedacontribuirtantoalatareadelanaturaleza.Nodesesperaremos.No somos cobardes ni fatalistas; creemos que Dios ha puesto en nuestrasmanos losmediosparanuestra supervivenciayvamosa sacarles elmáximoprovecho.Recordadquelalimpieza,lasobriedadeinclusoelbuenhumorylabenevolenciasonnuestrasmejoresmedicinas.

Pocopodíaañadiraaquellaexhortacióngeneral.LapestehabíallegadoaLondres pero aún no había hechomella entre nosotros. Pedí a los invitadosque se retiraran y me obedecieron, tristes, a la espera de lo que pudierasucederles.

FuientoncesenbuscadeAdrian,impacienteporconocerelresultadodesuconversaciónconRyland.Enciertosentidoladiscusiónlahabíaganadoél:elProtectoraceptóregresaraLondresunassemanas,tiemposuficienteparaquelasituaciónseenderezaraalgoysurenuncianocausara tantaconsternación.HalléjuntosaAdrianyaIdris.DelatristezaconqueaquélhabíarecibidolanoticiadelallegadadelapesteaLondresnoquedabanirastro.Supresenciadeánimoinfundíafuerzaasucuerpoylaalegríasolemnedelentusiasmoylaentrega iluminaba su semblante. La debilidad de su condición física parecíahaberle pasado de largo, como la nube de humanidad, en la antigua fábula,pasódelargoanteelamantedivinodeSemele.Tratabadeinfundirvalorasuhermana,lograrquevierasusintencionesbajounaluzmenostrágica,paraloque,conapasionadaelocuencia,leexponíasusrazones.

-Permíteme, enprimer lugar -ledijo-, que libere tumentede todo temorque puedas sentir por causa mía. No pienso forzarme más allá de miresistencia ni buscaré los peligros innecesariamente. Creo saber qué debehacerse y, dado quemi presencia es necesaria para el cumplimiento demisplanes,pondréespecialcuidadoenconservarmivida.

»Voy a asumir un cargo adecuado paramí.No soy capaz de intrigar, deabrirmecaminoporlassendastortuosasdellaberintoqueformanlosviciosylas pasiones del hombre. Pero sí puedo aportar paciencia y comprensión, ytoda la ayuda que permite el arte, al lecho del enfermo. Sí puedo alzar delsuelo al triste huérfanoydespertar nuevas esperanzas en el corazón cerradodeldoliente.Sípuedoconfinaralapestedentrodeunoslímites,establecerunplazoaladesgraciaquepuedaocasionar.Coraje,resistenciayvigilanciasonlasfuerzasqueyoaportoaestagranobra.

»¡Oh!¡Ahoraseréalguien!Desdeminacimientoheaspiradoaseráguila,pero,adiferenciadeella,mefallaronlasalas,ylacegueraseapoderódemis

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ojos.Ladecepciónylaenfermedad,hastahoy,mehandominado.Nacidosalnaceryo,gemelosmíos,mi«podrías»seveíasiempreencadenadoami«nopodrás».Unpastorcuidandodesurebañoenlosmontesparticipabamásqueyodelasociedad.Felicítame,pues,porhaberencontradounametaadecuadaamis fuerzas. A menudo he considerado ofrecer mis servicios a ciudadesitalianas o francesas invadidas por la peste. Pero el temor a lastimarte y lapremonicióndeestacatástrofemecoartaban.AInglaterrayalosinglesesmededico.Si logrosalvarunosolodesuspoderososespíritusdelmazazode lamuerte,silogroapartarlaenfermedaddeunadesusmansionessonrientes,nohabrévividoenvano.

¡Extrañaambiciónlasuya!YsinembargoasíeraAdrian.Parecíadadoalacontemplación, negado a las excitaciones en todas sus formas, estudianteinfatigable, hombre de visiones... Pero si se topaba con un asunto queconsideraradigno,

comoalondraque,alalba

vuelasobrelatierratenebrosa

yalaspuertasdelcielo

sushimnoscanta,

asíéltambiénsealzabadesuspensamientosexangüeseimproductivosyalcanzabalamásaltacimadelaacciónvirtuosa.

Conélviajabanelentusiasmo,ladecisiónférrea,elojocapazdemiraralamuerte sin pestañear. Entre nosotros, en cambio, habitaban la tristeza, laangustia,lainsoportableesperadelmal.FrancisBaconafirmaqueelhombreque tiene esposa e hijos entrega rehenes a la fortuna. Vano resultaba todorazonamientofilosófico-vanatodafortaleza-,vana,vanatodaconfianzaenunbien probable. Pormás que yo cargara un platillo de la balanza con lógica,valor y resignación, un solo temor por Idris y nuestros hijos colocado en elotrobastabaparadecantarladesulado.

¡LapestehabíallegadoaLondres!Necioshabíamossidopornopreverloantes. Llorábamos la ruina de los inmensos continentes de Oriente, ladesolación del mundo occidental, mientras imaginábamos que el estrechocanalqueseparabanuestra isladel restode la tierranosmantendríaalejadosdelamuerte.EntreCalaisyDovernohabíamásqueunpaso.Elojodistinguesindificultadlatierrahermana.Enotrotiempoambasestuvieronunidas.Yelangostosenderoque transitaentreellasparece,vistoenunmapa,apenasuncamino trazado en la hierba. Y no obstante ese pequeño intervalo debíasalvarnos. El mar debía alzar un muro de diamante: del otro lado, laenfermedadyladesgracia;deéste,unrefugiodelmal,unrincóndeljardíndelEdén,unapartículadesuelocelestialqueningúnmalpodíainvadir.¡Quésabia

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demostró ser, ciertamente, nuestra generación al imaginar todas aquellascosas!

Ahora,sinembargo,yahemosdespertado.LapestehallegadoaLondres.El airede Inglaterra está contaminadoy sushijos cubren la tierra insalubre.Ahorasediríaquelasaguasdelmar,hastahacepoconuestradefensa,sonlosbarrotesdenuestraprisión.Acorraladosporsusgolfos,moriremoscomo loshabitantes desnutridos de una ciudad sitiada. Otras naciones hallancamaraderíaenlamuerte,masnosotros,privadosdetodavecindad,hemosdeenterraranuestrospropiosmuertos,ylapequeñaInglaterraseconvierteenunvastosepulcro.

En mí, ese sentimiento de tristeza universal adoptaba forma concretacuandopensabaenmiesposaymishijos.La ideadequepudieranverseenpeligrome llenabadeespanto.¿Cómopodría salvarlos?Pergeñabamilyunplanes.Ellosnomorirían.Antesdequelainfecciónseacercaraalosídolosdemi alma, yo quedaría reducido a la nada.Caminaría descalzo por elmundopara hallar un lugar libre de pestilencia; construiría una casa sobre tabloneszarandeadosporlasolas,aladerivaenelocéanodesnudoysinconfines;meinstalaríaconellosenlaguaridadealgunabestiasalvaje,dondeunascríasdetigre-alasquesacrificaría-sehubierancriadosanasysalvas;buscaríaunnidode águila en la montaña y viviríamos años suspendidos en el repechoinaccesible de algún acantilado marino. Ningún esfuerzo era demasiadogrande, ningún plan demasiado descabellado, si me traían la promesa deconservarles la vida. ¡Oh, hilos de mis entretelas! ¿Podíais romperos enpedazossinquemialmaseagotaraenlágrimasdesangreypesar?

Pasado el primer impacto, Idris recobró cierta fortaleza. Se cerródeliberadamenteatodaideadefuturoysumergióelcorazónensuspresentesbendiciones.Noperdíadevistaasushijosenningúnmomento,ysiempreycuando los viera, saludables, a su alrededor, se mantenía conforme yesperanzada. Amí, en cambio, me invadía un intenso desasosiego, quemeresultaba más intolerable por tener que ocultarlo. Mis temores respecto deAdriannocesaban.Yaera agosto,y los síntomasde lapeste sepropagabanconceleridadporLondres.Todoslosqueteníancapacidadparatrasladarseaotro lugar desertaban de la ciudad. En cambio él, mi hermano, se veíaexpuestoalospeligrosdelosquehuíantodos,salvolosesclavosencadenadospor las circunstancias.Adrian,desprotegidoel flanco, soloen susesfuerzos,permanecíaparacombatiralenemigo.Lainfecciónpodíahaberlealcanzadoymoriría desatendido y sin compañía. Aquellas ideas me perseguían día ynoche.Decidí trasladarme a Londres para verlo y, de esemodo, aplacarmiagonía con la dulce medicina de la esperanza o con el láudano de ladesesperación.

HastaquelleguéaBrentfordnopercibídemasiadoscambiosenlafazdel

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país.Lascasasmásnoblesseveíancerradasacalycanto.Eltráfagohabitualdelaciudadlanguidecía.Lospocospeatonesconlosquemecrucéavanzabanconpasonerviosoyobservabanmicarruajeasombrados:eraelprimeroqueveíancircularendirecciónaLondresdesdequelapestesehabíaapoderadodesus locales selectos y sus calles comerciales.Varios funerales salieron amiencuentro,muypococoncurridos,yquieneslospresenciabanlosveíancomomalos augurios. Algunos observaban aquellas procesiones con gran interés,otroshuíandiscretamenteyhabíaquienrompíaensollozos.

La principal misión de Adrian, después del auxilio inmediato de losenfermos,habíasidocamuflar lossíntomasyelavancede laepidemiaentrelos habitantes de Londres. Sabía que el miedo y los malos presagios eranpoderosos asistentes de la enfermedad; que la desesperanza y la obsesiónhacíanalhombreparticularmentesensiblealcontagio.Porelloenlaciudadnoseapreciabancambiosnotables:lastiendas,porlogeneral,seguíanabiertas,yhasta cierto punto la gente seguía desplazándose. Pero, a pesar de que seevitabaquelaciudadmostraraaspectodelugarcontaminado,amisojos,quenolahabíancontempladodesdeeliniciodelbrote,Londressíhabíacambiado.Ya no circulaban carruajes y en las calles la hierba había crecidoconsiderablemente.Al aspecto desolado de las casas, con lamayoría de lascontraventanas cerradas, se sumaba la expresión asustadade la gente con laquemecruzaba,muydistintadelhabitualgestoapresuradodeloslondinenses.Mi vehículo solitario atraía las miradas en su avance hacia el palacio delProtectorado. Las calles que conducían a él mostraban un aspecto mássiniestroaún,másdesolado.AmillegadaencontréatestadalaantecámaradeAdrian:eralahoradelaaudiencia.Comonoeramiintencióninterrumpirsustareas, me dispuse a esperar observando las entradas y salidas de losdemandantespertenecientesalasclasesmediasybajasdelasociedad,cuyosmediosdesubsistenciahabíandesaparecidoconlainterrupcióndelcomercioyel cese de la actividad financiera que, en todas sus variantes, erancaracterísticas de nuestro país. Quienes llegaban mostraban angustia, y enocasiones terror, en sus rostros, sentimientos que contrastaban con elsemblanteresignadoeinclusosatisfechodelosqueacababandeserrecibidosenaudiencia.Ensusmovimientoságilesysusgestosalegresveíalaindudableinfluenciademiamigo.Dieronlasdos,horaapartirdelacualnoseadmitíanmás entradas. Los que se habían quedado a las puertas del edificio dieronmedia vuelta, cabizbajos y tristes, mientras yo entraba en la cámara deaudiencias.

MesorprendióconstatarunanotablemejoraenlasaluddeAdrian.Yanocaminaba encorvado, como una planta de primavera regada en exceso que,creciendomásalládesusfuerzas,noresisteelpesodesuflor.Lebrillabanlosojosymirabacongestocontenido.Todosuserparecíarevestidodeunairedeenergíaydeterminaciónquedifería en todode su languidezanterior.Estaba

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sentadoa lamesajuntoavariossecretariosqueorganizabanlaspeticionesoregistraban las notas que habían tomado durante la audiencia. En la salatodavíaquedabandosotressolicitantes.Yonopodíasinoadmirarsujusticiaysupaciencia.AquienesteníanlaposibilidaddevivirfueradeLondres,éllesaconsejabaquepartierandeinmediatoylesfacilitabalosmediosparahacerlo.A otros, cuyos negocios resultaban beneficiosos para la ciudad o que nocontabanconotrolugarderefugio,losinstruíaenelmejormododeevitarlaepidemia:liberandolacargadefamiliasmuynumerosas,llenandoloshuecosdejados en otras por la muerte. El orden, el consuelo e incluso la saludproliferabanbajosuinfluencia,sediríaquesurgidoscomoporartedemagia.

-Mealegrodequehayasvenido-medijocuandonosquedamosasolas-.Dispongosólodeunospocosminutos,y tengotantoquecontarte...Lapesteavanza. Resulta inútil cerrar los ojos a la realidad. Las muertes aumentansemana tras semana. No sé decirte qué es lo que está por venir. Por elmomento, gracias a Dios me defiendo en el gobierno de la ciudad y meconcentro sólo en el presente. Ryland, a quien he retenido durante tantotiempo, ha decidido que partirá antes de que termine el mes. El diputadoelegidoporelParlamentoparasustituirlohamuerto,yhadenombrarseotro.Yo he presentado mi candidatura y creo que no contaré con ningúncompetidor. Esta noche se decidirá el asunto, pues el Parlamento haconvocadounasesiónextraordinariaatalefecto.Debespostularmetú,Lionel.Ryland, por vergüenza, no se atreve a aparecer, pero tú, amigo mío, ¿meprestarásesteservicio?

¡Quéextraordinariaresultaladevoción!Frenteamísehallabaunjovenderegia cuna, envuelto en lujos desde la infancia, reacio por naturaleza a lasrefriegasordinariasdelavidapúblicaqueahora,entiemposdepeligro,enunmomentoenquesobrevivirconstituíalamásaltametadelosambiciosos,él,elamadoyheroicoAdrian,seofrecíasimplementeasacrificarseporelbienpúblico.La ideamisma resultabanobleygenerosapero,másalládeella, lamodestiadesusmaneras,suenterafaltadepresunciónenlavirtud,convertíaaquel acto en algo diez vecesmás conmovedor.Yome habría opuesto a supetición,perohabíavistoconmispropiosojoselbienquehabíapropagadoyme parecía que no debía oponerme a sus intenciones, de modo que, aregañadientes,consentíenloquemepedía.Élmeestrechólamanocongranafecto.

-Gracias-dijo-,mehaslibradodeundolorosodilemayeres,comosiemprehassido,elmejordemisamigos.Adiós.Deboausentarmeunashoras.VeaconversarconRyland.AunqueabandonasupuestoenLondres,puedesernosdegranutilidadenelnortedeInglaterrarecibiendoyauxiliandoalosviajerosycontribuyendoasuministraralimentosalametrópolis.Despiertaenél,teloruego,algúnsentidodeldeber.

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Adrian se despidió para iniciar, según supe luego, su visita diaria a loshospitales y su inspección de las zonas más pobladas de Londres. Fui alencuentrodeRylandy loencontrémuyalterado,muchomásqueeldíaquevinoavernosaWindsor.Elmiedopermanentehabíamermadosucomplexiónyhacíatemblarsucuerpotodo.Lehablédeloqueibaasucederesanocheysentí que susmúsculos se relajaban al instante; deseaba abandonarLondres.Vivíadiariamenteconeltemordecontraerlaenfermedad,peronoseatrevíaaresistirse a las vehementes peticiones de Adrian para que prolongara suestancia. En cuanto éste fuera elegido legalmente como representante suyo,escaparía a algún lugar seguro. Con aquella idea en mente, escuchó mispalabrasy, alegre casi ante la ideadeunapróximapartida,mehablóde losplanes que adoptaría en su propio condado, olvidando por un momento sudecisióndeencerrarseensufincayrehuirtodocontacto.

Esa noche Adrian y yo nos dirigimos a Westminster. De camino, él sededicóa recordarme loquedebíadeciryhacer, aunqueyo,por extrañoqueparezca, entré en la cámara sin haber reflexionado en absoluto sobre mipropósito.Adrianpermanecióenel salóndelcafémientrasyo,paracumplirsus deseos, tomaba asiento enSaint Stephen.Un silencio raro reinaba en lacámara,queyonovisitabadesdeelProtectoradodeRaymond,épocaenquelaconcurrenciaeraabundante,losparticipanteseranconocidosporsuelocuenciay tenían lugar acalorados debates. Ahora, en cambio, los escaños aparecíanvacíos; los que por costumbre ocupaban los miembros hereditarios seencontrabanvacantes.Losrepresentantesde laciudadsíseencontrabanallí:miembrosdelaslocalidadescomerciales,algunosterratenientesypocosdelosque accedían al Parlamento para hacer carrera. El primer tema del día queocupabalaatencióndelacámaraeralapeticióndelProtector,quelesrogabaqueeligieranaundelegadosuyoparaqueasumierasusfuncionesdurantesuausencianecesaria.

ElsilenciosemantuvohastaqueunodelosmiembrosseacercóamíymesusurróqueelcondedeWindsorlehabíacomunicadoquedebíaseryoquienpostularasucandidatura,enausenciadelapersonaqueenprimerlugarhabíaescogidoparaello.Sóloentoncesfuiconscientedelverdaderoalcancedemimisiónymesentíabrumadoporlaresponsabilidad.Rylandhabíadesertadodesupuestopor temora la infección,un temorqueerageneralyquedejabaaAdriansincompetidores.Yo,elfamiliarmáspróximodelcondedeWindsor,debíaproponersuelección.Debíaarrojaramimejoramigo-unapersonasinigual-auncargodemáximopeligro.¡Imposible!Lasuerteestabaechada.Mepostularíayomismocomocandidato.

Los pocosmiembros presentes habían acudidomás por zanjar el asunto,asegurándose una presencia legal, que con ánimo de debatir. Yo me habíapuesto en pie de manera mecánica. Me temblaban las piernas y, con voz

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vacilante, pronuncié algunas palabras sobre la necesidad de escoger a unapersonaadecuadaparahacerfrentea laspeligrosastareasqueseplanteaban.Perocuandosemeocurrió la ideadepresentarmeyomismoen lugardemiamigo, toda vacilación y angustia desaparecieron de mí. Mis balbuceoscesaron y mi voz recobró su tono firme y rápido.Me concentré en lo queAdrianyahabíalogradoyprometíelmismoempeñoenlaejecucióndetodassus ideas. Esbocé una imagen conmovedora de su precaria salud, al tiempoque me jactaba de mi propia fuerza. Les rogué que salvaran, incluso de símismo,alvástagodelafamiliamásnobledeInglaterra.Mialianzaconéleraprueba de mi sinceridad, y mi matrimonio con su hermana, mis hijos, susprobablesherederos,losrehenesdemiverdad.

Adrianfueinformadoalmomentodeaquelvuelcoeneldebateyentróatoda prisa en la sala, a tiempo de oír las frases finales de mi apasionadaarenga.Yo, pormi parte, no lo vi, puesmi alma toda estaba puesta enmispalabrasymisojosnopercibíanmásqueuna imagendelcuerpodeAdrian,mordidoporlapeste,hundiéndoseenlamuerte.

Cuandodejédehablar,metomódelamano.

-¡Ingrato!-exclamó-.¡Mehastraicionado!

Yentonces,dandounpasoalfrente,conelairedequientienederechoaostentarelmando,reclamóparasíelcargodedelegado.Lohabíacomprado-dijo- con peligro y lo había pagado con esfuerzo. Su ambición estabadepositadaenély,trasuntiempodedicadoalosinteresesdesupaís,¿pensabayo inmiscuirme y robarle los beneficios? Que recordaran todos cómo seencontrabaLondresasu llegada:elpánico reinantecausabaelhambrey loslazosmoralesylegalesempezabanadisolverse.Élhabíarestauradoelorden,tarea que había requerido perseverancia, paciencia y energía. Y sólo habíadormido y despertado por el bien de su país. ¿Alguien se atrevía acuestionárselo? ¿Le arrebatarían el trofeo que tanto le había costado ganarpara entregárselo a alguien que, no habiendo participado jamás en la vidapública, demostraría ser lego en un arte en que él era experto? Creía tenerderecho a exigir el puesto de delegado. Ryland había dado muestras depreferirloél,aélquenuncahastaentonces,apesardehabernacidoherederoal trono de Inglaterra, había pedido favor de honor a quienes hoy eran susiguales, pero que podrían haber sido sus súbditos. ¿Se lo negarían ahora?¿Serían capaces de alejar de la senda de distinción y noble ambición alheredero de sus antiguos reyes, añadiendo una decepción más a la coronacaída?

NadiehabíaoídonuncaaAdrianapelarasusderechosdinásticos.Nadiehabía sospechadoqueelpoder,oel sufragiodemuchos,pudiera interesarle.Había iniciado su discurso con vehemencia pero lo concluyó con sincera

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cordialidad, realizando su petición con la misma humildad que habríademostrado al pedir ser el primero en riqueza, honor y poder entre losingleses, y no, como era el caso, al suplicar convertirse en el primero ensometerse a horribles trabajos y a una muerte inevitable. Un murmullo deaprobaciónseelevóenlasalatrassudiscurso.

-¡Noloescuchen!-exclaméyo-.Nodicelaverdad,seengañaasímismo...

Meinterrumpieron.Unavezsehizoelsilencio,nosordenaron,comoeracostumbre, que nos retiráramosmientras los asistentes tomaban su decisión.Yo quería creer que vacilaban y que yo albergaba aún ciertas posibilidades.Pero me equivocaba. Apenas habíamos abandonado la cámara cuandomandaronllamaraAdrianyloproclamarondelegadodelProtector.

Regresamosjuntosalpalacio.

-¿Porqué,Lionel?-mepreguntóAdrian-.¿Quépretendías?Sabíasquenopodías ganar, y sin embargo me has proporcionado el dolor de vencerderrotandoamimejoramigo.

-Teentregasaunaburla-respondíyo-.Tú,eladoradohermanodeIdris,elserque,deentretodoslosquepueblanelmundo,nosresultamásquerido,teentregasaunamuerteprematura.

Yyodebíaimpedirlo.Mimuerteseríaunmalmenoronohabríallegadonunca,mientrasquelatuyanopodráevitarse.

-Encuantoalaprobabilidaddesobrevivir-observóAdrian-,endiezañoslasfríasestrellaspuedenbrillarsobrelossepulcrosdetodosnosotros.Peroencuanto a mi propensión concreta a verme infectado, no debería costarmedemostrar, tanto lógica como físicamente, que en medio del contagio, misprobabilidadesdesobrevivirsonsuperioresalastuyas.

»Estecargoesmío.Yonacíparaocuparlo,paragobernarInglaterraenlaanarquía,para salvarladelpeligro,paraentregarmeaella.La sangredemisantepasadosgritaconfuerzaenmisvenasymearrastraaserelprimeroentremisconciudadanos.O,siestaformadehablarteofende,lodirédeotromodo:quemimadre,reinaorgullosa,meinculcódesdetempranaedadunamorporladistinción y que, si la debilidad de mi condición física y mis opinionespeculiaresno lohubieran impedido, tal vez llevaríamucho tiempo luchandoporlaherenciaperdidademiraza.Peroahoramimadre,osiloprefieres,suslecciones, han despertado en mí. No puedo encaminarme a la batalla. Nopuedo, mediante intrigas y traiciones, erigir de nuevo el trono sobre elnaufragiodelespíritupúblicodeInglaterra.Peroseréelprimeroenapoyaryprotegeramipaís,ahoraqueestosterriblesdesastresyestaruinahanpuestosusmanossobreél.

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»Estepaísymiadoradahermanasontodoloquetengo.Protegeréaquél;éstaquedaaturecaudo.Siyosobrevivoyellamuere,preferiréestarmuerto.Demodoquecuídala;sébienque loharás.Ysinecesitasdemayoracicate,piensaque,cuidándola,mecuidasamí.Sunaturalezaperfecta,lasumadesusperfecciones,seenvuelveensusafectos:siéstosseresintieran,semarchitaríacomounaflorecillaseca,yelmenordañoquesufranseráparaellacomounaescarchaatroz.Yaahoraestásufriendopornosotros.Temeporsushijos,alosque adora, y por ti, padre, amado, esposo, protector. Tú debes permanecerjunto a ella en todo momento para apoyarla y animarla. Regresa, pues, aWindsor,hermanomío,puesloeresportodosloslazos.Llenaeldoblevacíoquemiausenciateimponeydejaqueyo,apesardemissufrimientos,vuelvalosojoshaciavuestrodeliciosolugardereclusiónydiga:«Lapazexiste».

CAPÍTULOVII

RegreséaWindsor,enefecto,aunquenocon la intencióndepermanecerallí,sinopensandoenobtenerelconsentimientodeIdrisparavolveraLondresyasistir amiextraordinarioamigo, compartir conél sus tareasy salvarlo, aexpensasdemividasieranecesario.Sinembargo,laangustiaquemidecisiónpudieradespertarenmiesposamepreocupabasobremanera.Mehabíajuradoamímismonohacernadaquelograraensombrecersugesto,aunquefueraconundolorpasajero.¿Ibaacontradecirmeenaquellahoradeinmensanecesidad?Habíaemprendidoelviajecongrandesprisas,peroalpocohubierapreferidoqueeldesplazamientosedemoraradías,meses.Deseabaevitarlanecesidaddeacción. Anhelaba escapar de los pensamientos de futuro, pero era en vano,pueséstos,comooscurasimágenesfantasmagóricas,seacercabanmásymás,hastaquesumíanlatierratodaenlastinieblas.

UnacircunstanciamenormellevóaalterarmirutahabitualyaregresaracasaatravesandoEghamyBishopgate.Medetuve juntoa laantiguamoradadePerdita,sucasadecampo.Pedíalcocheroquesiguierasinmí,decididoarecorrerapieelparquequemeseparabadelcastillo.Aquellugar,escenariodelos más dulces recuerdos, aquella casa desierta y el jardín abandonado, secompadecían bien con mi melancolía. En nuestros días más felices Perditahabía decorado sumorada con la ayuda que las artes podían prestar a todoaquelloque lanaturalezapropiciaba.Conelmismoespíritudeexceso,enelmomentode separarsedeRaymond lodescuidó todo.Yahora sehallabaenestadoderuina: losciervoshabíanpasadosobrelasverjasrotasyreposabanentre las flores. La hierba crecía en el umbral y las celosías, que el vientohacíacrujir,dabancuentadelaabsolutadesolacióndel lugar.Elcieloestabamuyazulyelaire se impregnabade la fraganciade flores rarasquecrecían

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entre las malas hierbas. Los árboles se mecían, más arriba, despertando lamelodía favorita de la naturaleza, pero el aspecto triste de los senderosdescuidados,losarriatesdeflorescubiertosdemaleza,ensombrecíanaquellaalegre escena estival. La época en la que, orgullosos, felices y seguros nosreuníamos en aquella casa, ya no existía, y pronto las horas presentes seunirían a las pasadas, mientras las sombras de los futuros momentos seerguirían,oscurasyamenazantes,desdelasentrañasdeltiempo,sucunaysucatafalco. Por primera vez enmi vida envidiaba el sueño de losmuertos ypensaba con placer en el lecho que nos aguarda bajo la tierra, pues en élcarecendepoderelmiedoyelpesar.Mecoléporunhuecodelaverjarota,ignorandolaslágrimasquemeoprimíanlagarganta,ymeinternédeprisaenelbosque. ¡Oh,muerte y cambio, gobernantes de nuestra vida! ¿Dónde estáis,para ir avuestroencuentro?¿Qué,ennuestracalma,excitóvuestraenvidia?¿Qué, en nuestra dicha, para que os propusierais destruirla?Éramos felices,amábamosyéramosamados.ElcuernodeAmalteanoconteníabendiciónquenoderramarasobrenosotros,pero,¡ay!

lafortuna

deidadbárbara,importuna,

hoycadáveryayerflor

nopermanecejamás.

Mientrascaminabasumidoenaquellospensamientosmecrucéconvarioscampesinos. Parecían preocupados, y las pocas palabras de su conversaciónque llegaron hastamíme llevaron a acercarme a ellos y averiguarmás.UngrupodepersonasqueabandonabanLondres-algohabitualenaquellosdías-habíanremontadoelTámesisenunabarca.NadieenWindsorleshabíadadocobijopor loque, alejándoseunpocomás rumboalnorte,habíanpasado lanocheenuncobertizoabandonadocercanoal canal conocidocomoBolter’sLock.Alamañanasiguientereemprendieronlamarchadejandotrasellosaunmiembrode laexpediciónenfermodepeste.Unavez seconocióesehecho,nadie se atrevió a aproximarse amenos demediamilla de aquel lugar, y elenfermo,abandonadoasusuerte,tuvoquelucharsolocontralaenfermedadylamuerte.Yasíyo,movidoporlacompasión,medirigíatodaprisahastaelchamizoafindecomprobarsuestadoyponermeasuservicio.

Mientras avanzaba por el bosque iba cruzándome con grupos decampesinos que conversaban acaloradamente sobre el suceso: a pesar de lolejosquesehallabandeldemostradocontagio, llevabanel temor impresoenlossemblantes.Meencontréconungrupodeaquellosseresaterrorizadosenelsendero que conducía directamente al cobertizo.Uno de ellosme detuvo y,dando por supuesto que yo ignoraba la circunstancia que nos ocupa, meconminóanoseguiravanzando,puesunapestadosehallabapostradoaescasa

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distancia.

-Losé-repuseyo-,ymedirijoaverenquéestadoseencuentraelpobrehombre. -Un murmullo de sorpresa y horror recorrió el grupo-. Esa pobrepersonaestásolayvaamorirsinquenadielebrindeauxilio.Enestostiemposdesgraciados sólo Dios sabe lo pronto que tal vez todos nosotros noshallaremos en su misma situación. De modo que voy a hacer lo que megustaríaquehicieranconmigo.

-Peroyanuncapodráregresaralcastillo...aladyIdris...asushijos...

Asíseexpresaronvariosdeellosatropelladamente,ysuspalabrasllegaronamisoídos.

-¿Nosabéis,amigosmíos -proseguí-,queelcondemismo,yaconvertidoen Protector, visita a diario no sólo a quienes tal vez hayan contraído laenfermedad, sino los hospitales y los asilos de apestados, acercándose yllegando a tocar a los enfermos?Y a pesar de ello jamás ha gozado de tanbuena salud. Estáis por completo equivocados sobre la naturaleza de laepidemia.Peronotemáis,quenoospidoquemeacompañéis,nisiquieraquemecreáishastaquehayaregresadosanoysalvodevisitaramipaciente.

Allílosdejé,yseguímicamino.Notardéenllegaralcobertizo.Lapuertaestaba entornada. Entré, y un rápido vistazo me bastó para saber que suantiguoocupantehabíadejadoyaestemundo.Yacíasobreunmontóndepaja,frío y rígido, y sus perniciosos efluvios impregnaban la estancia. Algunasmanchasymarcasindicabanlavirulenciadeltrastorno.

Yonohabíavistohastaentoncesanadiequehubieramuertovíctimadelapeste. Todas las mentes sentían horror por sus efectos, pero también unaespecie de fascinación que nos llevaba a empaparnos de la descripción deDefoe,asícomodelasilustracionesmagistralesdelautordeArthurMervyn.Las imágenes impresas en ambas obras poseían tal viveza que parecíamosconocer por experiencia directa los efectos en ellas descritos. Pero, pormásintensasqueresultaran,pormásquedescribieranlamuerteyladesgraciademiles de personas, las sensaciones excitadas por las palabras eran fríascomparadasconloqueyosentíalcontemplarelcadáverdeaquelinfeliz.Enefecto,aquelloeralapeste.Alcésusmiembrosrígidosymefijéensurictusdesencajado, en los ojos pétreos, ciegos. El horrorme helaba la sangre,meerizabaelvello,mehacíatemblar.Presadeunademenciapasajera,habléconelmuerto:

-Demodo que la peste te hamatado -susurré-. ¿Y cómo ha sido? ¿Hassentidodolor?Parecequeel enemigo tehubiera sometidoa torturaantesdeasesinarte.

Yentonces,sintransición,salíprecipitadamentedelcobertizoantesdeque

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la naturaleza revocara sus leyes y unas palabras inorgánicas brotadas de loslabiosdeldifuntopronunciaranunarespuesta.

Al regresar al sendero vi a lo lejos al mismo grupo de paisanos que sehabíancruzadoenmicamino.Apenasmevieronsealejaronatodaprisa.Migesto agitado no hacía sino incrementar elmiedo que sentían por tener queacercarseaalguienquehabíaestadoapuntodecontagiarse.

Alejados de los hechos, solemos extraer conclusiones que pareceninfalibles y que, sin embargo, sometidas al veredicto de la realidad, sedesvanecen como sueños ficticios. Yo había ridiculizado los temores de loscampesinos,puesse lossuscitabanotros.Peroahoraqueerayosucausante,me detuve. Sentía que había cruzado el Rubicón y consideraba adecuadoreflexionar sobre qué debía hacer, hallándome ya en la otra orilla de laenfermedadyelpeligro.Segúnlasupersticiónvulgar,mivestido,mipersona,elairequerespiraba,yasuponíanunpeligromortalparamíyparalosdemás.¿Debía regresar al castillo conmi esposaymishijos si cargabaconaquellamancha?Simehabíainfectado,sindudanodebíahacerlo.Peroestabasegurodenohabermecontagiado.Encualquiercasounaspocashorasbastaríanparadilucidarlo,demodoquelaspasaríaenelbosquemeditandosobreloqueibaasuceder, sobre cuáles debían ser mis acciones futuras. Ante la impactantevisión de aquel muerto por la epidemia había olvidado los acontecimientosquetantaemociónmehabíancausadoenLondres.Perspectivasnuevas,ymásdolorosas,semostrabangradualmenteantemí, libresdelaneblinaquehastaentonceslashabíavelado.YanosetratabadesabersicompartiríalalabordeAdrian y su peligro, sino de determinar elmodo en que, enWindsor y susinmediaciones, podía recrear la prudencia y el celo que, bajo su gobierno,llevabanordeny abundancia aLondres, así como elmecanismopor el que,ahora que la peste se había propagadomás, podríamantener la salud demifamilia.

Extendímentalmenteelmapadelmundoantemí.Enningúnpuntodesusuperficiepodíaplantarundedoyafirmar:«aquímehallaríaasalvo».Alsurlaenfermedad,virulentaeintratable,casihabíaaniquiladolarazahumana;lastormentas y las inundaciones, los vientos emponzoñados, la pérdida de lascosechas, elevaban grandemente el sufrimiento de las gentes. En el norte lasituaciónerapeor:laexiguapoblacióndeclinabagradualmenteyelhambreyla peste no daban tregua a los supervivientes, que, indefensos y débiles, seconvertíanenpresasfáciles.

Me concentré entonces en Inglaterra. La vasta metrópoli, corazón de lapoderosa Inglaterra, sehallabaexhausta.Todoescenariode laambiciónoelplacer se había esfumado; en las calles crecía la hierba, las casas estabanvacías. Los pocos que por necesidad seguían en ella parecíanmostrar ya lamarcainevitabledelaenfermedad.Enlasgrandesciudadesmanufacturerasla

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misma tragedia se había producido, a una escala, aunque menor, másdesastrosa.EnellasnohabíaunAdrianquesupervisaraydirigieraybandadasdepobrescontraíanlaenfermedadyperecían.

Perono íbamosamorir todos.Enrealidad,aunquediezmada, la razadelhombre perduraría, y con los años la gran plaga se convertiría en tema deasombroyestudiohistórico.Sindudaaquellaepidemiaerainéditaencuantoaextensión, y por ello resultaba más necesario que nunca que tratáramos defrenarsuavance.Antesesosmismoshombressalíanpordiversiónamatarseamiles, a decenas de miles; pero ahora el hombre se había convertido encriatura escasa, preciada. La vida de uno solo valía más que los llamadostesorosdelosreyes.Contempladeserostropensante,esosmiembrosgráciles,esafrentemajestuosa,esemecanismoasombroso...Elprototipo,elmodelodelamejorobradeDios,nopuedearrinconarsecomounavasijarota.Perdurará,ysushijosyloshijosdesushijosllevaránelnombreylaformadelhombrehastaelfindelostiempos.

Sobretododebíaocuparmedeaquéllosquelanaturalezayeldestinomehabíanconcedidoparasucustodia.Y,sinduda,sientremiscongéneresdebíaescoger a los que pudieran erigirse en ejemplos humanos de grandeza ybondad,noescogería sinoa losunidosamípor los lazosmás sagrados.Detoda la familia humana algunos miembros debían sobrevivir, y susupervivencia ibaconvertirseenmimisión;cumplirlaacostademividaeraapenasunpequeñosacrificio.Así,allíenelcastillo-enelcastillodeWindsor,lugardenacimientodeIdrisymishijos-sehallaríalaensenada,elrefugiodeaquel tablón salvado del naufragio que era la sociedad humana. Su bosquesería nuestro mundo, su jardín nos proporcionaría sustento. Dentro de susmuros instauraría el reinode la salud.Yo era undescastado, unvagabundo,cuando Adrian arrojó sobre mí la red plateada del amor y la civilización,uniéndome inextricablemente a la caridad y la excelencia humanas. Yo eraalguienque,aunqueaspirantealabondadyfervorosoamantedelasabiduría,todavíanomehabíaenroladoenningunamisióndignademéritocuandoIdris,de principesca cuna, personificación de todo lo que en unamujer había dedivino;ella,quecaminabaporlatierracomoelsueñodeunpoeta,comodiosaesculpidaydotadadesentidos,comosantapintadaenunlienzo;ella,lamásdignadevalor,meescogióyseentregóamí,regaloincalculable.

Durantevariashorasseguímeditandodeesemodohastaqueelhambreylafatigamedevolvieronalpresente,veteadoyaporlassombrasalargadasdelsolponiente.SinpercatarmedeellohabíacaminadoendirecciónaBracknell,alejándome considerablemente deWindsor. La sensación de bienestar físicoque me invadía me llevó a convencerme de que estaba libre de contagio.RecordéqueIdrisignorabamiparadero.TalvezhubieratenidonoticiademiregresodeLondresydemivisitaaBolter’sLock,yrelacionandoéstaconmi

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prolongadaausenciahubieraempezadoapreocuparseenormemente.Regreséa Windsor por el Gran Paseo, y al acercarme a la población, camino delcastillo,encontréasusgentesenunestadodegranagitaciónyturbulencia.

«Es demasiado tarde para la ambición -afirma sir Thomas Browne-. Nopodemos albergar la esperanza de vivir con nuestros nombres tanto comoalgunoshanvividoconsuspersonas;unrostrodeJanonoguardaproporcióncon el otro.» A partir de este texto habían surgido muchos fanáticos queprofetizaban que el fin del mundo estaba cerca. Renació el espíritusupersticiosodelnaufragiodenuestrasesperanzasypeligrosasydesbocadaspantomimas se representaban en el gran teatrode la vida,mientras el negrofuturomenguabahastacasidesapareceraojosdelosadivinos.Mujeresdébilesde espíritu morían de temor escuchando sus vaticinios; hombres decomplexiónrobustayaparenteenterezasucumbíanalaidiotezylademenciaarrastrados por el miedo a la inminente eternidad. Uno de aquellosembaucadoresderramabaconelocuenciasudesesperaciónentreloshabitantesdeWindsor cuando yo llegué. La escena de aquella mañana y mi visita almuerto,ampliamentedivulgada,habíanalarmadoa lospaisanos,convertidoseninstrumentosqueaquellocopulsabaasuantojo.

Elpobredesgraciadohabíaperdidoasujovenmujeryasubebéporculpadelapeste.Eramecánicoe,incapazdeacudiraltrabajoconelquecubríasusnecesidades, elhambre sehabía sumadoa susdemásmiserias.Abandonóelcuartoquedabacobijoasuesposaehijo-queyanoeransuesposaysuhijo,sino«tierramuertasobrelatierra»-,ypresadelhambre,eltemorylapena,suimaginación enfermiza le hizo creer que era un enviado de los cielos parapredicarelfindelostiemposenelmundo.Entrabaenlasiglesiasy,antelascongregaciones, predecía su pronto traslado a las criptas subterráneas.Aparecía en los teatros como el espíritu olvidado del tiempo e instaba alpúblicoaregresaracasaymorir.Lohabíandetenidoyencerrado,perohabíalogradoescapary,ensuhuidadeLondrespasabapor lospueblosvecinosy,congestosfrenéticosypalabraselectrizantes,descubríalostemoresocultosdetodosydabavoza lospensamientossordosquenadieseatrevíaa formular.Ahora,bajolalogiadelayuntamientodeWindsor,encaramadoalaescalinata,arengabaalatemblorosamultitud.

-Escuchad, vosotros, habitantes de la tierra -exclamó-, escuchad al cieloquetodoloveyqueesinclemente.Yescuchatambiéntú,corazónarrastradopor la tempestad, que respiras estas palabras pero te desvaneces bajo susignificado: ¡la muerte habita entre nosotros! La tierra es hermosa y estátapizada de flores, pero es nuestro sepulcro. Las nubes del cielo lloran pornosotros,lasestrellassonnuestrasantorchasfúnebres.Hombresdepelocano,esperáisgozardeunosañosmásenvuestraconocidamorada,masyavenceelcontrato,debéisdesalojarla;niños,vosotrosnoalcanzaréislamadurez,ahora

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mismocavanyavuestraspequeñastumbas;madres,aferraosaellosyunasolamuerteosabrazaráalosdos.

Temblando, extendió las manos, los ojos vueltos hacia el cielo y tanabiertosqueparecían apuntode salírselede las órbitas, como si siguiera elmovimientoaéreodeunasfigurasqueanosotrosnosresultabaninvisibles.

-Ahíestán-prosiguió-.¡Losmuertos!Sealzancubiertosconsussudarios,avanzan en callada procesión hacia la lejana tierra de su condenación. Suslabios, vacíos de sangre, no semueven, y siguen avanzando. Ya venimos -exclamó,dandounrespingo-,pues¿paraquéhabríamosdeesperarmás?Daosprisa,amigosmíos,vestíosenelpasillode lamuerte.Lapesteosconduciráhastasupresencia.¿Porquéaguardartanto?Ellos,losbuenos,lossabios,losmásqueridos, se fueronantes.Madres,dadvuestrosúltimosbesos; esposos,que ya no sois protectores de nada, guiad a los compañeros de vuestrosmuertos. ¡Venid! ¡Venid mientras los seres queridos aún son visibles, puesprontohabránpasadodelargoyyanuncapodréisreunirosconellos!

Traséxtasiscomoaquél,sesumíadeprontoenunrecogimientoenelque,con palabras comedidas pero terroríficas, pintaba los horrores de nuestrotiempo:congranprofusióndedetallesdescribíalosefectosdelapesteenloscuerposyrelatabacasosdesgarradoresdefamiliaresseparadosporlamuerte-elsollozodesesperadosobreellechodemuertedelosseresmásqueridos-contal realismo que arrancaba el llanto y los gritos de lamultitud.Un hombre,apostado en las primeras filas, observaba fijamente al profeta con la bocaabierta,losmiembrosagarrotados,elrostrounasucesióndetodosloscolores-amarillo,azul,verde-delmiedo.Ellocovioquelomirabayleclavólavista,comolaserpientedecascabelqueatraeasuvíctimatemblorosahastaqueseabalanzasobreellaconlasfaucesabiertas.Hizounapausa,seirguiómás.Susemblante irradiaba autoridad. Seguía observando al campesino, que habíaempezado a temblar pero no dejaba de mirarlo. Juntaba a intervalos lasrodillas y le castañeteaban los dientes, hasta que en determinado momentocayóalsuelo,presadeconvulsiones.

-Estehombretienelapeste-declaróellocosininmutarse.Unalaridobrotóde los labios de aquel pobre desgraciado, que acto seguido quedó inmóvil.Todoslosallípresentescomprendieronqueestabamuerto.

Gritosdehorrorinundaronellugar;todoelmundotratabadeescapar,yencuestióndeminutoselespaciodestinadoamercadoquedódesierto.Elcadáveryacíaenel suelo,yelvisionario, sosegadoyexhausto, sesentó juntoaélyapoyó lamano en sumejilla hundida.Al poco aparecieronunoshombres, aquieneslosmagistradoshabíanencomendadolaretiradadelcadáver.Elloco,creyendoqueerancarceleros,huyóprecipitadamente,mientrasyoseguíamicaminoendirecciónalcastillo.

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Lamuerte, cruel e implacable,había traspasadoya susmuros.Unaviejacriada, que había cuidado a Idris de niña y vivía con nosotros más comofamiliarreverenciadaquecomodoméstica,habíaacudidodíasantesavisitarauna hija casada que vivía en las inmediaciones deLondres.La noche de suregreso enfermó de peste. Idris había heredado algunos rasgos del carácteraltivoeinflexibledelacondesadeWindsor.Aquellabuenamujerhabíasidoparaellacomounamadre,ysuslagunasdeeducaciónyconocimiento,quelaconvertían en un ser humilde e indefenso, nos la hacían más querida y lafavoritade losniños.Así, ami llegada -ynoexagero-encontréamiamadaesposaenloquecidaporelmiedoylatristeza.Desesperada,noseseparabadelladode laenferma,a laqueno tranquilizabavera lospequeños,pues temíainfectarlos.Millegadafuecomoelavistamientodelaluzdeunfaroparaunosnavegantesquetratarandesortearunpeligrosocabo.Idriscompartióconmigosus terribles dudas y, fiándose de mi juicio, se sintió confortada por miparticipaciónensudolor.Peroelayanotardóenexpirar,yalaangustiademiamada por la incertidumbre le siguió un hondo pesar, que, aunque másdolorosoalprincipio,sucumbíamásfácilmenteamis intentosdeconsolarla.Elsueño,bálsamosoberano,consiguiósumergirsusojosllorososenelolvido.

Idrisdormía.Laquietud invadía el castillo, cuyoshabitanteshabían sidoconminados a reposar. Yo estaba despierto, y durante las largas horas deaquellanochemuerta,mispensamientosrodabanenmicerebrocomodiezmilmolinosrápidos,agudos,indomables.Todosdormían-todaInglaterradormía-;ydesdemiventana, ante la visióndel campo iluminadopor las estrellas, viquelatierraseextendíaplácida,reposada.Yoestabadespierto,vivo,mientraselhermanode lamuerte seapoderabademi raza.¿Ysi lamáspoderosadeaquellasdeidadesfraternalesdominaraalaotra?Enverdad,yporparadójicoque resulte, el silencio de la noche atronaba en mis oídos. La soledad meresultaba intolerable. Posé la mano sobre el corazón palpitante de Idris yacerquéeloídoasubocaparasentir sualientoycerciorarmedequeseguíaexistiendo. Dudé un instante si debía despertarla, pues un terror femeninoinvadíatodomicuerpo.¡GranDios!¿Habrádeserasíalgúndía?¿Algúndíatodo, salvo yomismo, se extinguirá, y vagaré solo por la tierra? ¿Han sidoéstasvocesdeaviso,cuyosentido inarticuladoypremonitoriodebehacermecreer?

Ysinembargo

vocesdeavisoyonolasllamaría

quesóloloinevitablenosanuncian.

Comoelsol,antesdelalba,

pintaavecessuimagenenelcielo,

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tambiénasí,amenudo,

antesdelossucesosimportantes

losespectrosdeéstosaparecen,

yenelhoy

yacaminaelmañana.

CAPÍTULOVIII

Trasunlargointervalo,el infatigableespírituquehayenmímeconminaunavezmásaproseguirel relato.Perohedealterar lamodalidadquehastaahora he adoptado. Los detalles contenidos en las páginas anteriores,aparentementetriviales,pesansinembargocomoelplomoenlatristebalanzade las aflicciones humanas. Esta tediosa demora en las penas de los otros,cuando lasmías las causaba sólo la aprensión; este lento despojarme de lasheridasdemialma;estediariodemuerte;este sendero largoy tortuosoqueconduceaunocéanodeincontableslágrimas,medevuelveunavezmásaunpesarfúnebre.Habíausadoestahistoriacomoadormidera;mientrasdescribíaa mis amados amigos, llenos de vida y radiantes de esperanza, asistentesactivos de la escena, sentía alivio. Todavía mayor habrá de ser el placermelancólico de dibujar el fin de todo ello. Pero los pasos intermedios, elascensopor lamurallaquesealzaentre loqueeray loquees,mientrasyo,aúndelotrolado,noveíaeldesiertoqueseocultabamásallá,constituyeunatarea que desbordamis fuerzas. El tiempo y la experienciame han elevadohastauna cumbredesde laque contemplo el pasadocomoun todo:y así escomodebodescribirlo,recreandolosprincipalesincidentesyarrojandolucesysombrasparaformarunretratoencuyamismaoscuridadsehallearmonía.

Sería innecesario narrar todos estos sucesos desastrosos, para los quepodrían hallarse paralelos en episodios menos graves de nuestra gigantescacalamidad.¿Deverasdeseaellectorconocerrelatosdeasilosparaapestadosen que lamuerte era elmayor consuelo; del avance siniestro de los cochesfúnebres; de la insensibilidadde los indignosy la angustiade los corazonesamorosos; de los gritos desgarradores y los abrumadores silencios; de lasmuchasformasqueadoptabalaenfermedad,delashuidas,delhambre,deladesesperación y de la muerte? Existen muchos libros con los que saciar elapetito de todas esas cosas.Recúrrasepara ello a los escritos deBoccaccio,DefoeyBrowne.Lavastaaniquilaciónque lohaengullido todo -la soledadmudadeuna tierra otrorabulliciosa-, el estadode soledad enquemehallo,hanprivadoinclusoaesosdetallesdesupunzanterealismo,ymezclandolos

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sórdidostintesdeangustiaspasadascontonospoéticos,hepretendidoescapardelmosaicodelacircunstancia,percibiendoyrecreandoloscoloresagrupadosycombinadosdelpasado.

RegresédeLondresimbuidodelasensacióníntima,convencido,dequemiprincipal deber consistía en asegurar, en lamedida demis posibilidades, elbienestardemifamilia,yacontinuaciónregresaramipuesto,juntoaAdrian.Pero los acontecimientos que se sucedieron tras mi llegada a Windsor mellevaronacambiardeidea.LaepidemianosóloafectabaaLondres;sehabíaextendidopor todas partes.Enpalabras deRyland, había llegado a nosotroscomomil jaurías de lobos que aullaran en la noche invernal, acechadores yfieros. Cuando la enfermedad alcanzaba las zonas rurales sus efectosresultabanmásgraves,másdevastadores, y la curación resultabamásdifícilqueenlasciudades.Enéstasexistíalacompañíaenelsufrimiento,losvecinosse vigilaban constantemente unos a otros e, inspirados por la benevolenciaactivadeAdrian,sesocorríanydificultabanelavancedeladestrucción.Peroen el campo, entre las granjas dispersas, en lasmansiones solitarias, en losprados y en los pajares, las tragedias causaban más dolor en el alma y seproducíansinservistasnioídas.Laayudamédicaeramásdifícildeconseguir,asícomolosalimentos,ylossereshumanos,norefrenadosporlavergüenza,puessusconciudadanosnolosobservaban,seentregabanenmayormedidaafechoríasosucumbíanconmayorfacilidadaabyectostemores.

También se conocían actos heroicos, actos cuya sola mención llena deorgulloloscorazonesydelágrimaslosojos.Asíeslanaturalezahumana:enella labellezay ladeformidadsuelen irde lamano.Alestudiarhistorianosasombra a menudo la generosidad y la entrega que avanzan siguiendo lostalonesdelcrimenycubrenconfloressupremaslasmanchasdesangre.Talesactosnoescaseabanabordodelsiniestrocarroquetirabadelaplaga.

Los habitantes de Berkshire y Bucks sabían desde hacía tiempo que laepidemiahabíallegadoaLondres,Liverpool,Bristol,Manchester,Yorkylasciudades más pobladas de Inglaterra. No se sorprendieron nada al tenerconocimientodequeyahabíahechomellaenellos.Enmediodeaquelterrorsesentíanairadoseimpacientes.Deseabanhaceralgo,loquefuera,paraalejarelmalquelosacorralaba,puesenlaaccióncreíanquesehallabaelremedio;así, los habitantes de las ciudades más pequeñas dejaban sus hogares,montaban tiendas en los campos y vagaban separados sin importarles elhambrenilasinclemenciasdeltiempo,suponiendoquedeesemodoevitaríanelcontagiomortal.Losgranjerosylosdueñosdelasfincas,porelcontrario,presas del miedo a la soledad y ansiosos por contar con ayuda médica, sedirigíanalasciudades.

Peroelinviernoseacercaba,yconéllaesperanza.Enagostolaepidemiasehabíadetectadoenlacampiñainglesa,yenseptiembrehabíacausadosus

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estragos.Haciamediadosdeoctubreempezóaremitir,yenciertomodosevioreemplazadaporeltifus,queatacóconunavirulenciaapenasmenor.Elotoñoserevelócálidoylluvioso.Losenfermosylosmásdébilesmurieron.Felicesellos:muchosjóvenesrebosantesdesaludydefuturopalidecieronporculpade laenfermedadyacabaronporconvertirseenmoradoresde los sepulcros.La cosecha se había perdido y la poca calidad delmaíz y la falta de vinosextranjerosfacilitabanlaproliferacióndelmal.AntesdeNavidadlamitaddeInglaterra quedó bajo las aguas. Las tormentas del verano anterior serepitieron,aunqueladisminucióndel transportemarítimonos llevaraacreerque las tempestades habían sido menos en el mar. Las inundaciones y losaguaceroscausarondañosmásgravesenelcontinenteeuropeoqueennuestropaís,constituyendoelmazazofinalalascalamidadesquelohabíandestruido.En Italia, los escasos campesinos no bastaban para vigilar los ríos, y comobestias que huyen de sus guaridas cuando se acercan los cazadores y susperros,elTíber,elArnoyelPoseabalanzaronsobre las llanuras,acabandocon su fertilidad. Pueblos enteros fueron arrasados por las aguas. Roma,FlorenciayPisaseanegaronysuspalaciosdemármol,antesreflejadosensustranquilasaguas,vieronsuscimientosempapadosconlacrecidainvernal.EnAlemaniayRusialosdañosfueronaúnmásgraves.

Pero la escarchay laheladaal fin llegaron,yconellas la renovacióndenuestro contrato con la tierra. El hielo limaría las flechas de la peste yencadenaríaalosfuriososelementos.Yelcampo,enprimavera,sedespojaríadesuvestidodenieve,libredelaamenazadeladestrucción.Contodo,lastanesperadasseñalesdelinviernonosepresentaronhastafebrero.Lanievecayódurante tres días, el hielo detuvo la corriente de los ríos y las avesabandonaronlasramasdelosárbolescubiertosdeescarcha.Peroalcuartodíatododesapareció.Losvientosdel suroeste trajeron lluvias,ymás tardesalióunsolque,burlándosedelasleyesnaturales,parecíaabrasarconfuerzaestivalapesardelotempranodelaestación.Nohabíanadaquehacer,puesconlasprimeras brisas de marzo los caminos se llenaron de violetas, los árbolesfrutalesflorecieron,elmaízbrotóynacieronlashojas,obligadasporelcaloranticipado. Nos asustaban el aire balsámico, el cielo sin nubes, el campocuajadodeflores, losdeliciososbosques,puesyanoveíamoselmaterialdeluniversocomonuestramorada,sinocomonuestratumba,ylatierrafragante,tamizadapornuestrotemor,olíaagrancamposanto.

Pisandolatierradura

decontinuoelhombreestá

ycadapasoqueda

essobresusepultura.

Con todo, a pesar de esas desventajas el invierno suponía un alivio, e

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hicimos lo posible por sacarle el mayor partido. Tal vez la epidemia noregresara conelverano,pero si lohacía, noshallaríapreparados.Está en lanaturalezahumanalaadaptación,apartirdelacostumbre,inclusoaldoloryalatristeza.Lapestesehabíaconvertidoenpartedenuestrofuturo,denuestraexistencia,eraalgodeloquehabíaqueprotegerse,comohabíaqueprotegersedel desbordamiento de los ríos, de la crecida de los mares y de lasinclemencias del tiempo. Tras prolongados sufrimientos y experienciasamargas, tal vez se descubriera la panacea. Por el momento, todo el quecontraíalainfección,moría.Peronotodoelmundoseinfectaba.Así,nuestramisióndebíaconsistirencavarbienloscimientosyalzarbienaltalabarreraque separara a los contagiados de los sanos; en introducir un orden quecondujeraalbienestardelossupervivientesyquedieraciertaesperanzayalgode felicidad a quienes presenciaran aquella tragedia, en caso de que ésta serenovara. Adrian había introducido procedimientos sistemáticos en lametrópolisque,aunquenohabían logradodetenerelavancede lamuerte,síhabían impedidootrosmales,viciosy locurasque sólohabrían servidoparaennegrecer más el trágico destino de nuestro tiempo. Yo deseaba seguir suejemplo,pero lagenteestáacostumbradaamoversealunísono,siesquesemueve y no hallaba el modo de lograr que los habitantes de las aldeas ypueblos, que olvidabanmis palabras o no las escuchaban, y que resultabanmáscambiantesquelosvientos,modificaranelmenordesusactos.

Demodoqueadoptéotroplan.Losescritoresquehanimaginadounreinodepazyfelicidadenlatierra,hantendidoasituarloenunpaisajerural,dondeelgobiernosehallaenmanosdelosancianosylossabios.Aquellasería,pues,laclavedemiidea.Encasitodaslasaldeas,porpequeñasquesean,existeunjefe, uno de entre ellosmismos que es venerado, cuyo consejo se busca entiempos de dificultad y cuyas buenas opiniones son tenidas en cuenta. Miexperienciapersonalmellevabaasaberqueasíera.

EnlaaldeadeLittleMarrowvivíaunaancianaquegobernabadetalmodolacomunidad.Habíavividoalgunosañosenunhospicio,ylosdomingos,sieltiempo lopermitía, supuerta seveía siempreasediadaporunamultitudqueacudía en busca de sus consejos, dispuesta a escuchar sus admoniciones.Había sido esposa de un soldado y había visto mundo. La enfermedad,inducidaporunasfiebresquecontrajoenmoradasinsalubres,lahabíaminadoprematuramente,yapenassemovíadesucamastro.Lapestellegóalaaldeayel espanto y el dolor privaron a sus habitantes del poco juicio que poseían.PerolaviejaMarthadiounpasoalfrenteydijo:

-Yoyahevividoenunaciudadatacadaporlapeste.

-¿Yescapaste?

-No,peromerecuperé.

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Despuésdeaquello,elprestigiodeMartanohizosinocrecer,yconélelamor que los demás le profesaban. Entraba en las casas de los enfermos yaliviaba sus sufrimientos con sus propias manos. Parecía no sentir temoralgunoycontagiabadesucoraje innatoaquienes la rodeaban.Acudíaa losmercadoseinsistíaenqueleentregaranalimentosparalosqueerantanpobresquenopodíancomprarlos.Lesdemostrabaquedelbienestardecadaunodeellos dependía la prosperidad de todos. No permitía que se descuidaran losjardines,quelasfloresenredadasalascelosíasdelascasassemarchitaranporfalta de cuidados. La esperanza, aseguraba, era mejor que la receta de unmédico, y todo lo que sirviera para mantener el ánimo valía más que losremediosylaspócimas.

Fueron mis conversaciones con Martha, así como la visión de LittleMarlon,loquemellevóalaformulacióndemiplan.Yoyahabíavisitadolasfincasruralesylasmansionesdelosnobles,yhabíaconstatadoqueamenudolos habitantes actuaban movidos por la mayor benevolencia, dispuestos aayudarentodoasusarrendatarios.Peroesonobastaba.Seechabademenosuna comprensión íntima, generada por esperanzas y temores similares, porsimilares experiencias ymetas. Los pobres percibían que los ricos contabanconunosmediosdepreservaciónde losqueelloscarecían,quepodíanvivirapartadosy,hastaciertopunto,libresdepreocupación.Nopodíanconfiarenellos y preferían recurrir a los consejos y auxilios de sus iguales. Por tanto,resolví ir de pueblo en pueblo en busca del arconte rústico del lugar para,mediante la sistematización de sus ideas y el perfeccionamiento de susopiniones, incrementar tanto la eficacia como el uso de éstas entre loshabitantesdesumismaaldea.Enaquellaseleccionesrealesyespontáneasseproducían muchos cambios: los derrocamientos y las abdicaciones eranfrecuentes, y en lugar de los viejos y prudentes se destacaban los ardorososjóvenes, ávidos de acción e ignorantes del peligro. Y también sucedía amenudoque lavoza laque todosatendíansesilenciabadepronto, lamanotendidasecerraba,lomismoquelosojos,ylosaldeanostemíanaúnmásunamuerte que había escogido aquella víctima, que había enviado a la tumbaaquel corazón que había latido por ellos, reduciendo a la incomunicaciónirreversibleunamentesiempreocupadadesubienestar.

Quientrabajaporlosdemássueleencontrarseconquelaingratitud,regadaporelvicioylalocura,brotadelgranoqueélhasembrado.Lamuerte,queennuestrajuventudhollabalatierracomo«ladrónenlanoche»,alzándosedesubóveda subterránea, ungida de poder, haciendo ondear el negro estandarte,avanzaba conquistadora. Muchos veían, sentada sobre el trono de suvirreinato, a la suprema Providencia, que dirigía sus huestes y guiaba suavance, e inclinaban la cabeza en señal de resignación, o al menos deobediencia. Otros percibían sólo una casualidad pasajera, preferían ladespreocupaciónal temoryseentregabanalavidalicenciosaparaevitar los

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aguijonazosdelpeordelostemores.Yasí,mientraslossabios, losbuenosylosprudentesseocupabanentareasdebondad,latreguadelinviernocausabaotros efectos en los jóvenes, los inconscientes y los viciosos. Durante losmeses más fríos, muchas personas se trasladaron a Londres en busca dediversión; la opinión pública se relajó. Muchos, hasta entonces pobres, sehacíanricos;eranmultitudlosquehabíanperdidoasuspadres,loscustodiosde su moral, sus mentores, sus frenos. Hubiera resultado inútil oponerse aaquellosimpulsosponiendobarreras,quesólohabríanservidoparalograrquequienes los sentían se entregaran a indulgencias aún más perniciosas. Losteatros seguían abiertosy seveían siempre atestados; losbailesy las fiestasnocturnas gozaban siempre de gran concurrencia; en muchas de ellas seviolabaeldecoroyproliferabanunosmaleshastaentonces relacionadosconunestadoavanzadodecivilización.Losalumnosabandonabansuslibros,losartistassustalleres.Lasocupacionesdelavidahabíandesaparecido,perolasdistraccionesperduraban.Losgocespodíanprolongarse casihasta la tumba.Tododisimulodesaparecía-lamuertesealzabacomolanoche-y,protegidospor sus sombras sórdidas, el rubor de la timidez, la reserva del orgullo y eldecorodelaprudenciasolíandespreciarseporconsiderarsevelosinútiles.

Pero esta tendencia no era universal. Entre personas más elevadas, laangustia y el temor, el miedo a la separación eterna, el asombro naturalcausadoporaquellacalamidadsinprecedentes,llevabanaestrecharlazosconfamiliares y amigos. Los filósofos planteaban sus principios como barrerascontralaproliferacióndellibertinajeoladesesperación,comoúnicasmurallascapaces de proteger el territorio invadido de la vida humana; los religiosos,conlaesperanzadeobtenersurecompensa,seaferrabanasuscredoscomoatablonesque,flotandoeneltempestuosomardelsufrimiento,losllevaranalaseguridad de un puerto situado en el Continente Ignoto. Los corazonesamorosos, obligados a concentrar su campo de actuación, dedicaban portriplicado su desbordante afecto a las pocas personas que quedaban. Peroincluso entre ellas, el presente, como una posesión inalienable, era el únicotiempoenqueseatrevíanadepositarsusesperanzas.

La experiencia, desde épocas inmemoriales, noshabía enseñadoa contarnuestrosgocesporañosyaextendernuestrasperspectivasdevida sobreunperiodo dilatado de progreso y decadencia. El largo camino tejía un vastolaberinto,yelValledelaSombradelaMuerte,enelqueconcluían,quedabaocultoporobjetosinterpuestos.Perounterremotohabíacambiadoelpaisaje-la tierra había bostezado bajo nuestros mismos pies- y el abismo se habíaabierto, profundo y vertical, dispuesto a engullirnos,mientras las horas nosconducíanalvacío.Masahoraera invierno,ydebíantranscurrirmeseshastaquenosviéramosotravezprivadosdeseguridad.Noshabíamosconvertidoenmariposas efímeras, y el lapso entre la salida y la puesta del sol era paranosotros como un año entero de tiempo ordinario. No veríamos a nuestros

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hijos alcanzar la madurez ni arrugarse sus mejillas carnosas, ni susdespreocupadoscorazonesserpresasdelapasiónolascuitas;gozábamosdeellos ahora porque vivían, y nosotros también. ¿Quémás podíamos desear?Con aquellas enseñanzas mi pobre Idris trataba de acallar los crecientestemores, yhasta ciertopunto lo lograba.No era comoenverano, cuando eldestinofatalpodíallegardeunahoraparaotra.Hastalallegadadelveranonossentíamos a salvo. Y aquella certeza, por breve que fuera, satisfizo por untiemposuternuramaternal.Nosécómoexpresarocomunicarlasensacióndeelevación intensa y concentrada, aunque evanescente, que se apoderó denosotrosenaquellosdías.Nuestrasalegríaseranmásprofundas,puesveíamossufinal;eranmásagudas,puessentíamostodosuvalor;eranmáspuras,puessu esencia era la comprensión. Y así como un meteoro brilla más que unaestrella, así la dicha de aquel invierno contenía en sí misma las deliciasdestiladasdeunavidalarga,muylarga.

¡Qué adorable resulta la primavera! Al contemplar desde la terraza deWindsor los dieciséis condados fértiles que se extendían a nuestros pies,salpicadosdehermosasmansionesypueblosricos,todoparecía,comoenañosanteriores, hermoso y alegre. El campo estaba arado, las tiernas espigas detrigo asomaban entre la tierra oscura, los frutales florecían, los campesinostrabajaban sus parcelas, las lecheras regresaban a casa con los cubosrebosantes, los gorriones y losmartinetes rozaban las albercas soleadas consus alas largas y apuntadas, los corderos recién nacidos reposaban sobre lahierbajoven,lashojastiernas

elevansuhermosacabezaenelaireyalimentan

unespaciosilenciosoconbotonessiempreverdes.

Hasta los hombres parecían regenerarse, y sentían que la escarcha delinviernodabapasoaunacálidayelásticarenovacióndelavida.Larazónnosdecía que las cuitas y las penas avanzarían con el año, pero ¿cómo creeraquellavoz agoreraque respiraba susvaporespestilentesdesde la tenebrosacavernadelmiedo,mientraslanaturaleza,riéndoseyesparciendoflores,frutasyaguaschispeantesdesdesuverderegazo,nosinvitabaaunirnosalaalegremascaradadelavidajovenquesederramabasobreaquelescenario?

¿Dónde estaba la peste? «Aquí, en todas partes», exclamó una vozimpregnada de temor y espanto, cuando en los agradables días de unmayosoleadolaDestructoradelhombrevolvióacabalgarsobrelatierra,obligandoal espíritu a abandonar su crisálida orgánica para penetrar en una vidaignorada.Conunsolomovimientodesuarmapoderosa,todaprecaución,todocuidado,todaprudencia,fueronaniquilados.Lamuertesesentabaalasmesasde los notables, se tendía en el jergóndel granjero, atrapaba al cobardequehuía, abatía al valiente que resistía. La desazón se apoderaba de todos los

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corazones,lapenavelabatodoslosojos.

Lasvisiones lúgubresempezabana resultarmefamiliares,ysihubieraderelatar toda la angustia y el dolor que presencié, dar cuenta de los sollozosdesesperados de aquellos días, de las sonrisas de la infancia, más horriblesaún,esbozadasenelpechodelhorror,milectorseecharíaatemblary,conelvello erizado, se preguntaría por qué, presa de una locura repentina, nomearrojéporalgúnprecipicio, lograndoasí cerrar losojospara siempreanteeltriste fin delmundo. Pero los poderes del amor, la poesía y la imaginacióncreativa habitan incluso junto a los apestados, junto a los escuálidos, a losmoribundos.Unsentidodedevoción,dedeber,depropósitonobleyconstante,me elevaba.Una extraña alegría inundabami corazón.Enmedio de aquellapenatangrandeyoparecíacaminarporlosaires,yelespíritudelbienvertíaami alrededor una atmósfera de ambrosía que limaba las aristas de laincomprensiónylimpiabaelairedesuspiros.Simialmacansadaflaqueabaensuempeño,pensabaenmihogarquerido,enelcofrequeconteníamistesoros,enelbesodeamoryenlacariciafilial;entoncesmisojossellenabandelrocíomáspuroymicorazónsentíaalmomentounaternurarenovada.

El afecto maternal no había vuelto egoísta a Idris. Al inicio de nuestracalamidad, con imprudente entusiasmo se había entregado al cuidado deenfermosydesahuciados.Pero,aldesaconsejárseloyo,ellameobedeció.Lecontéqueeltemorporlospeligrosalosquesesometíameparalizabaenmisesfuerzos, y que saber que se hallaba a salvo, en cambio, fortalecía misnervios. Le demostré los riesgos que corrían nuestros hijos durante susausencias.Yella, finalmente,aceptónoalejarsedel recintodelcastillo.Contodo,enelinteriordesurecintohabitabaunanutridacoloniadeseresinfelicesabandonadosporsus familiares, losbastantescomoparaocuparsu tiempoysusatenciones,mientrassu incansableentregaamibienestarya lasaluddelosniños,pormásqueseesforzaraencamuflarlauocultarla,absorbía todossuspensamientosyconsumíagranpartedesusenergías.Ademásdesulabordevigilanciaycuidado,susegundapreocupaciónconsistíaenocultarmeamísuangustiaysus lágrimas.Yoregresabaalcastillo todas lasnoches,yenélhallaba, esperándome, amor y reposo. Con frecuencia permanecía junto allechodemuertedealgúnenfermohastalamedianoche,yennochesoscurasylluviosasrecorríaacaballomuchasmillas.Siloresistíaerasóloporunacosa:laseguridadyeldescansodemisseresqueridos.Sialgunaescenaagónicameimpresionabamásdelacuentayperlabamifrentedesudor,apoyabalacabezaenelregazodeIdrisyellatidotempestuosodemissienesregresabaasuritmotemperado. Su sonrisa era capaz de sacarme del desasosiego y su abrazobañabamicorazónpesarosoenunbálsamodepaz.

El verano avanzaba y, coronada por los potentes rayos del sol, la pestearrojabasuscerterosdardossobrelatierra.Lasnacionesquesehallabanbajo

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su influencia inclinaban la cabeza y morían. El maíz que había brotado enabundancia se agostaba y se pudría en los campos, mientras que el pobreinfelizquehabíaacudidoabuscarpanparasushijosyacía,rígidoyapestado,enunazanja.Losverdesbosquesagitabansus ramasmajestuosamentey losmoribundos se tendían bajo su sombra, respondiendo a la solemnemelodíacon sus lamentos disonantes. Los pájaros de colores revoloteaban en lapenumbra.Elciervo, ignorantedetodo,reposabaasalvosobreloshelechos.Losbueyesyloscaballosescapabandelosestablosabandonadosypacíanenloscamposdetrigo,puessólosobreloshombresseabatíalamuerte.

Conla llegadadelveranoyelregresodelamortandad,nuestros temorescrecieron.Mipobreamoryyonosmiramosymiramosanuestroshijos.

-Los salvaremos, Idris -dije yo-. Los salvaré. Dentro de unos años leshablaremos de nuestros temores, que ya habrán desaparecido. Aunque ellossean los únicos que sobrevivan en la tierra, vivirán, y ni sus mejillaspalideceránnilanguideceránsusvoces.

Nuestrohijomayorentendíahastaciertopuntolasescenasquepresenciabaasualrededoryenocasiones,congestoseriomepreguntabasobreelmotivodetanvastadesolación.Perosóloteníadiezañosylahilaridaddelajuventudnotardabaendesfruncirleelceño.Evelyn,querubínsonriente,niñojuguetón,sinideaalgunadeloqueeraeldolorolapena,lograba,mientrasseapartabalos tirabuzones de los ojos, que en los todos salones resonara el eco de sualegría y atraía nuestra atención con miles de artimañas. Clara, nuestraadoradaybondadosaClara,eranuestrosostén,nuestrosolaz,nuestradelicia.Se había empeñado en asistir a los enfermos, en consolar a los tristes, enayudaralosancianos,yademásparticipabadelasactividadesdelosjóvenesydesualegría.Ibadesalaensalacomounespíritubuenoenviadoporelreinocelestial para iluminarnos en aquella hora oscura con su esplendorultraterreno. La gratitud y el elogio se alzaban a su paso. Y sin embargo,cuando con gran sencillez jugaba en nuestra presencia con nuestros hijos, ocon entrega infantil realizabapequeñas tareaspara Idris, nospreguntábamosenquérasgosdesuencantopuro,enquétonossuavesdesumelodiosavoz,residía,tantoheroísmo,sagacidadybenevolencia.

El verano transcurría tedioso, pues nosotros confiábamos en que elinvierno acabara al fin con la enfermedad. Que ésta desapareciera porcompletoeraunaesperanzademasiado íntima,demasiadosentidacomoparaexpresarla enpalabras.Cuandoalguien, inconsciente, la pronunciaba envozalta,quieneslaescuchabanentrelágrimasysollozosdemostrabanloprofundodesustemores,lofrágildesupropiafe.Encuantoamí,mimisiónenarasdelbien común me permitía observar con más detalle que otros la virulenciarenovadadenuestroenemigociegoylosestragosquecausaba.Enunsolomeshabíadestruidounpueblo,ysienmayohabíaenfermadolaprimerapersona,

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enjuniolossenderosaparecíanllenosdecadáveresinsepultos.Enlascasassindueñolaschimeneasnoelevabansuhumoalaire,ylosrelojesdelasamasdecasamarcaban sólo la hora en que lamuerte había obtenido su triunfo. Enocasiones,detalesescenariosrescatabayoaalgúnniñodesvalido,apartabaaalgunamadrejovendelapresenciainertedesureciénnacidooconsolabaaunrobustobraceroquellorabadesconsoladoanteasuextintafamilia.

Juliohabíapasado.Agostodebíapasar,ytalvezentonces,amediadosdeseptiembre,hubieraalgunaesperanza.Contábamos losdíascon impaciencia.Loshabitantesdelasciudades,paraquesuesperaresultaramásllevaderasearrojaban en brazos de la disipación, y con fiestas desbocadas, en las quecreían hallar placer, trataban de abolir el pensamiento y de adormecer sudesasosiego. Nadie excepto Adrian hubiera podido aplacar a la variopintapoblacióndeLondresque,comounamanadadecaballossalvajesgalopandohaciasuspastos,habíaabandonadoeltemoralascosaspequeñasdebidoalaintervencióndelmayordelostemores.InclusoAdriansehabíavistoobligadoa ceder en algo para poder seguir, si no guiando, al menos estableciendolímitesalapermisividaddelostiempos.Así,losteatrossemanteníanabiertosyloslugaresdeasuetopúblicoseguíanviéndosemuyconcurridos,aunqueéltratara demodificar aquel estado de cosas para aplacar, de lamejormaneraposible,laexcitacióndelosespectadores,yalavezimpedirunareaccióndetristezacuandoesaexcitaciónterminara.Lasobrasfavoritaseranlasgrandestragedias.Lascomediassuponíanuncontrastedemasiadopronunciadoconladesesperacióninterna;cuandoseintentabaponeralgunaenescena,noerararoquealgúncomediante,enmediodelascarcajadassuscitadasporsuhistriónicarepresentación, recordara alguna palabra o idea que le devolviera a sudesgraciaypasarade labufonadaa las lágrimasy lossollozos,mientras losespectadores, con gesto mimé- tico, estallaban el llanto, tornando lapantomimaficticiaenexhibiciónrealdetrágicapasión.

No se hallaba enmi naturaleza extraer consuelo de tales lugares: de losteatros,cuyasfalsas risotadasyalegríadiscordantedespertabanunasimpatíaforzada,odondelas lágrimasylos lamentosficticiosseburlabandelapenareal;delasfiestasolasreunionesconcurridas,dondelahilaridadnacíadelospeoressentimientosdenuestranaturalezaodondelaexaltacióndelosmejoresparecía fijada con un barniz de estridencia y falsedad; de las reuniones depersonas plañideras disfrazadas de personas festivas. Sin embargo, en unaocasiónpresenciéunaescenadegraninterésenunteatro,unaescenaenquelanaturalezasuperóalarte,delmismomodoqueunapoderosacatarataseburladeunaridículacascadaartificial,hastaesemomentoalimentadaconpartedelcaudaldeaquélla.

HabíaacudidoaLondresparavisitaraAdrian,peroamillegadaconstatéque no se encontraba en el palacio. Aunque sus asistentes ignoraban su

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paradero, creíanqueno regresaríahastaúltimahorade lanoche.Nohabíandadoaún las sietede aquella agradable tardedeveranoyyomededicabaapasear por las calles vacías de la ciudad.Ahorame desviaba para evitar unfuneralqueseaproximaba,luegolacuriosidadmellevabaaobservarelestadode algún lugar concreto. Pero aquel paseo me llenaba de tristeza, pues elsilencio y el abandono se apoderaban de todo lo que veía, y las escasaspersonas conqueme cruzabapresentabanun aspectopálidoydesmejorado,tanmarcadopor ladesconfianzay lazozobraque, temerosodeencontrarmesóloconaquellossignosdedesgracia,desanduvemispasosymeencaminéacasa.

Una vez enHolborn, pasé frente a una posada llena de grupos ruidososcuyas canciones, risotadas y gritos me parecieron más tristes que el rostropálidoyelsilenciodelasplañideras.Precisamenteunadeellaspululabaporlasinmediaciones.Ellamentableestadodesuatuendoproclamabasupobreza;estabamuypálidaycadavezseacercabamás.Primeromiróporlaventanaydespuésporlapuerta,comotemerosayalmismotiempodeseosadeentrar.Enunode los corrillos empezarona cantary a reírsey lamujer sintió aquellasmuestras de alegría como aguijonazos en el corazón. «¿Cómo puede sercapaz?»,murmuró,yentonces,haciendoacopiodevalor,cruzóelumbral.Lacaseralainterceptóenlaentrada.Lapobrecriaturalepreguntó:

-¿Estáaquímiesposo?¿PuedoveraGeorge?

-Verlo,sí-respondiólacasera-,sivaadondeseencuentra.Ayernocheselollevaron.Tienelapesteylotrasladaronalhospital.

Aquella pobre desgraciada se apoyó en la pared y dejó escapar un gritoamortiguado.

-¿Tancruelesustedparahaberloenviadoahí?

Laotramujersealejó,perounatabernera,máscompasiva,leexplicócondetallelosucedido,quenoeramucho:asuesposo,enfermoytrasunanochedejolgorio,susamigoslohabíanllevadoalhospitaldeSaintBartholomew.Yopresencié todalaescena,pueshabíaenaquellapobremujerunadulzuraqueme cautivaba.La vi salir del local y caminar tambaleante porHolbornHill.Pero al poco le fallaron las fuerzas y hundió la cabeza en el pecho,palideciendoaúnmás.Meacerquéaellayleofrecímisservicios.Ellaapenasalzólavista.

-Nopuedeayudarme-medijo-.Deboiralhospital.Esosinomueroantesdellegar.

Todavía quedaban en las calles de la ciudad algunos coches de puntoesperando clientes, más por costumbre que por expectativa de negocio. Demodo que la subí a uno de ellos y la acompañé hasta el hospital para

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asegurarme de que llegaba sana y salva. El trayecto era corto y ella hablópoco,más allá de pronunciar algunas expresiones soterradas de reproche alhombre que la había abandonado y a algunos de sus amigos, así como susesperanzasdehallarloconvida.Habíaunasinceridadsencillaynaturalenellaque me llevaba a interesarme por su suerte, un interés que creció cuandoaseguróque su esposo era lamejor personadelmundo, o que lo había sidohastaquelafaltadetrabajo,enaquellostiemposdifíciles,lohabíaempujadofrecuentarmalascompañías.

-No soportaba volver a casa -dijo- y ver que nuestros hijosmorían. Loshombrescarecendelapacienciadelasmadresconlosquesondesumismasangre.

LlegamosaSaintBartholomewyentramoseneledificiodeaquellacasade enfermedad.La pobre criatura se apretó contramí al ver la frialdad y larapidezconquetrasladabanalosmuertosdesdelassalascomuneshastaunaestanciacuyapuertaentreabiertadejabavergrannúmerodecadáveres,visiónmonstruosaparaalguiennoacostumbradoa talesescenas.Noscondujeronalasdependenciasalaquehabíanllevadoasuesposotrassuingresoydonde,segúnlaenfermera,seguíaaún,aunquenosabíasiconvida.Lamujerempezóarecorrerlaestancia,camaporcama,hastaqueenunextremo,tendidaenuncamastro, distinguió a una criatura escuálida y demacrada que agonizabasometida a la tortura de la infección. Se abalanzó sobre él y lo abrazó,agradeciendoaDiosquelehubieraconservadolavida.

Elentusiasmoqueleinfundíasemejantealegríalacegabatambiénanteloshorrores que se mostraban a su alrededor, pero a mí éstos me resultabanintolerables.Losefluviosqueflotabanenaquellasalaencogíanmicorazónendolorosos espasmos. Se llevaban a losmuertos y traían a los enfermos conidénticaindiferencia.Algunosdeéstosgritabandedolor,otrossereían,presasdelosdelirios.Aalgunoslosacompañabanfamiliaresllorosos;otrosllamabancon voces desgarradoras y tiernas o con tonos de reproche a sus amigosausentes.Las enfermeras ibande camaen cama, imágenes encarnadasde ladesesperación,elabandonoylamuerte.Incapazdesoportarlopormástiempo,entreguéunasmonedasdeoroamidesgraciadaacompañante,laencomendéalcuidado de las enfermeras y sinmás demora abandoné el hospital. Peromiimaginación, atormentándome, no dejaba de recrear imágenes de mis seresqueridospostradosenaquellos lechos,desatendidosdeesemodo.Elpaísnopodía permitirse tanto horror. Muchos desventurados morían solos en loscampos,yenunaocasiónhalléaunúnicosupervivienteenunpueblodesierto,luchandocontraelhambreylainfección.Contodo,laasambleadelapeste,elsalóndelosbanquetesdelamuerte,sereuníasóloenLondres.

Seguícaminando,conelcorazónenunpuño.Lasdolorosasemocionesmeimpedían toda concentración. De pronto me hallé frente al teatro de Drury

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Lane.LaobraqueserepresentabaeraMacbeth,yelactormásimportantedela época ejercía sus poderes para adormecer al público y distraerlo de suspesares.Yomismodeseabaprobar aquellamedicina, demodoque entré.Elteatro estaba bastante concurrido. Shakesperare, cuya popularidad llevabacuatrosiglosbienasentada,nohabíaperdidosuvigenciaenaquellostiemposdifíciles y seguía siendo Ut magus, el brujo que mandaba en nuestroscorazones y gobernaba nuestra imaginación. Yo había llegado durante unapausa,entrelosactosterceroycuarto.Echéunvistazoalpúblico.Lasmujerespertenecíanensumayoríaalasclasesinferiores,perohabíahombresdetodoslos estamentos que acudían para olvidar momentáneamente las dilatadasescenasdedesgraciaquelesaguardabanensushogaresmiserables.Sealzóeltelón y en el escenario apareció la caverna de las brujas. El armazónsobrenatural e imaginario deMacbeth era garantía de que la representacióntendría poco que ver con nuestra realidad presente. La compañía se habíaesforzadoalmáximoparalograrlamayorautenticidadposible.Laextremadapenumbradelaescena,cuyaúnicafuentedeluzproveníadelfuegoencendidobajolacaldera,sesumabaaunaespeciedeneblinaqueflotabaenelambientey que lograba dotar a los cuerpos fantasmagóricos de las brujas de un halooscuroylúgubre.Noerantresarpíasdecrépitasinclinadassobreunaollaenlaque vertían los repugnantes ingredientes de su poción mágica, sino serestemibles, irreales, imaginarios. La entrada de Hécate y la música estridentequesiguiónostransportaronmásalládeestemundo.Laformadecavernaqueadoptaba el escenario, las piedras en lo alto, acechadoras, el resplandor delfuego,lassombrasneblinosasquecruzabanenocasioneslaescena,lamúsicaasociada a todas las imágenes de la brujería, permitían a la imaginaciónexplayarse sin temor a ser contradicha, a oír la réplica de la razón o delcorazón.LaaparicióndeMacbethtampocodestruyólailusión,puesdeélseapoderaban las sensaciones que también nos invadían a nosotros, y así,mientras aquel actomágico seguía avanzando, nosotros nos identificábamoscon su asombro y su osadía y entregábamos por completo nuestra alma alinflujo del engaño escénico. Yo ya sentía el resultado benéfico de talesemocionesenlarenovacióndemientregaalaimaginación,unaentregadelaque llevabamucho tiempo alejado.Los efectos de aquella escena encantadatransmitieron parte de su fuerza a la siguiente, y así nos olvidamos de queMalcolmyMacdufferanmerossereshumanos,inspiradosporunaspasionestansimplescomolasque latíanennuestrospechos.Con todo,gradualmentefuimosrecobrandoelinterésrealdelaescena.Unasacudida,comolaquesehubiera producido tras una descarga eléctrica recorrió el teatro cuandoRossexclamó,enréplicaa«¿SigueEscociacomoladejé?»:

Sí,pobrenación,casiconmiedodereconocerseasímisma.

Noselapuedellamarnuestramadre,sinonuestratumba,

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dondenosevejamássonreírsinoaquiennosabenada:

dondelossuspiros,gemidosygritosquedesgarranelaire,

surgensinserobservados:

dondelaviolentatristezapareceunhumorcualquiera:

elredobleporlosmuertos,apenassepreguntaporquiénes,

ylasvidasdeloshombresbuenosseextinguen

antesquelasfloresquellevanenelsombrero

muriendosinenfermedad.

Cada palabra cobraba sentido y tañía como la campana de nuestra vidaefímera.Nadieseatrevíaamiraralosdemásytodosmanteníamoslavistaenel escenario, como si nuestros ojos, sólo con eso, se volvieran inocuos. ElhombrequeinterpretabaelpapeldeRosssediocuentadeprontodelpeligrosoterrenoquepisaba.Se tratabadeunactormediocre,peroahora laverdad loconvertíaenexcelente.Siguiódeclamando,anunciandoaMacduff lamuertedesufamilia,ymientraslohacíasentíatemor,ytemblabaalpensarquefuerael público, y no su compañero de escena, quien estallara en llanto.Pronunciabacadapalabracondificultad;unaangustiaverdaderasepintabaensusgestosyunhorrorrepentinoinundabasusojos,quemanteníaclavadosenel suelo.Aquellamuestrade terrorhacíaqueelnuestroaumentara,yconélahogábamos el grito, alargando mucho el cuello, modificando nuestraexpresión cuando él lo hacía, hasta que al fin Macduff, concentrado en supapelyajenoa laabsoluta identificacióndelpúblico,exclamabaconpasiónbieninterpretada:

¿Todosmisqueridospequeños?

¿Hasdichotodos?¡Oh,milanoinfernal!

¿Todos?¿Qué,todosmislindospolluelos,

ysumadre,bajosugarraferoz?

Unapunzadadedolorirrefrenableencogiótodosloscorazones,ydetodoslos labios brotó un sollozo de desesperación. Yo también me había dejadoarrastrarpor el sentimientogeneral, había sidoabsorbidopor los terroresdeRoss.Así,tambiényoreprodujeellamentodeMacduff,yalpuntosalídeallícomodeuninfiernodetortura,parahallarsosiegoencontactoconelfrescordelaire,bajolosárbolesmudos.

Peronielaireerafresconilosárbolescallaban.¡Cómohabríaqueridoenese instante gozar del consuelo de la madre Naturaleza, al sentir que micorazónheridorecibíaentoncesotraestocada,enestaocasiónenformadela

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algarabía despreocupada que provenía de la taberna y de la visión de losborrachosquesedirigían tambaleanteshaciasuscasas,olvidadoel recuerdode lo que hallarían en ella, y de los saludosmás escandalosos de los seresmelancólicosparaquienes lapalabra«hogar»noeramásqueunaburla!Mealejédeallílomásrápidoquepudehastaque,sinsabercómo,meencontréenlasinmediacionesdelaabadíadeWestminsterymesentíatraídoporelsonidograveyprolongadodeunórgano.Entrécontemorreverencialenelpresbiterioiluminado,escuchandolossolemnescánticosreligiososquehablabandepazyesperanzaparalosdesventurados.Lasnotas,cargadasdelasplegariaseternasdeloshombres,resonabanenlasaltasnaves,yunbálsamocelestialbañabalasheridassangrantesdelalma.Apesardeladesgraciaqueyodespreciaba,yquenoalcanzabaacomprender;apesardeloshogaresapagadosdelgranLondresydeloscamposcubiertosdecadáveresdemitierranatal;apesardetodaslasintensas emocionesquehabía experimentado esamisma tarde, creía que, enrespuestaanuestrasmelodiosasinvocaciones,elCreadorsecompadeceríadenosotros y nos prometería alivio. El horrible lamento de aquella músicacelestial parecía una voz adecuada para comunicarse con el Altísimo; meapaciguabansussonidos,ytambiénlavisiónjuntoamídetantosotrossereshumanoselevandosusprédicasysometiéndose.Unasensaciónparecidaa lafelicidadseguíaalaabsolutaentregadelserdeunoalacustodiadelSeñordelmundo. Pero ¡ay! Con el fin de los cánticos solemnes, el espíritu elevadoregresó de nuevo a la tierra. Súbitamente unmiembro del coro falleció. Loretirarondesuasiento,abrieronapresuradamentelaspuertasdelacriptay,traspronunciar unas oraciones breves, lo depositaron en la tenebrosa caverna,morada demiles que la habían ocupado antes que él, y que ahora abría susfaucespararecibirtambiénatodoslosqueparticipabanenlosritosfúnebres.Envanomealejédeaquelescenariobajonavesoscurasyaltasbóvedasenlasque reverberabanmelodiosas alabanzas.Sólo en el exterior del templohalléalgúnalivio.EntrelashermosasobrasdelaNaturaleza,suDiosrecuperabaelatributodelabenevolencia,yallípodíaconfiardenuevoenquequienhabíacreadolasmontañas,plantadolosbosquesytrazadolosríos,erigiríaotrafincapara la humanidad perdida, donde nosotros despertaríamos de nuevo anuestrosafectos,nuestradichaynuestrafe.

Afortunadamenteparamí,aquellascircunstanciasseproducíansóloenlasescasasocasionesenquemetrasladabaaLondres,ymisdeberesselimitabanaldistritoruralquesedivisabadesdenuestrocastilloelevado.Allí,ellugardelpasatiempoloocupabaeltrabajo,queayudabaalospaisanosamantenerseengranmedida almargende la tristezay la enfermedad.Yo insistíamuchoenque se concentraran en sus cosechas y actuaran como si la epidemia noexistiera.Enocasionesseoíaelchasquidodelashoces,aunquelossegadores,ausentes,seolvidabandetrasladareltrigounavezcortado.Lospastores,unavezesquiladaslasovejas,dejabanquelosvientosesparcieranlalana,puesno

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encontrabansentidoafabricarseropasparaelsiguienteinvierno.Sinembargo,enocasioneselespíritudelavidadespertabaconaquellasocupaciones:elsol,labrisarefrescante,elolordulcedelheno,elcrujidodelashojasyelrumordelosarroyos traían reposoalpechoyderramabanunasensaciónparecidaa lafelicidadsobrelostemerosos.Y,porextrañoqueparezca,enaquellostiempostambiénsedisfrutabadelosplaceres.Parejasjóvenesquesehabíanamadosinesperanzayporlargotiempoveíandesaparecerlosimpedimentosycrecerlasriquezasapartirdelamuertedealgúnfamiliar.Elmismopeligrolosuníamás.El riesgo inmediato les instaba a aprovechar las ocasiones inmediatas. Conprisas, apasionadamente, buscaban conocer las delicias que la vida lesbrindabaantesdeentregarsealamuerte,y

robandosusplacerescongranesfuerzo

ysacándolosporlasrejasdelavida,

desafiabanalapesteaquedestruyeraloquehabíaexistidooaqueborraradesuspensamientos,enellechodemuerte,lafelicidadquehabíasidosuya.

Deunodeesoscasostuvimosconocimientoporaquelentonces:unajovendealcurniahabíaentregadosucorazón,añosatrás,aunhombredeextracciónhumilde. Se trataba de un compañero de escuela y amigo de su hermano, ysolíapasarpartedesusvacacionesenlamansióndesupadre,queeraduque.Habíanjugadojuntosdeniños,habíansidoconfidentesdesecretosmutuos,sehabían ayudado y consolado enmomentos de dificultad y tristeza. El amorhabía surgido entre ellos imperceptiblemente, silencioso, sin temor en unprimermomento,hastaquelosdossintieronquesuvidasehallabaatadaalavidadelotro,yalmismotiemposupieronquedebíansepararse.Sujuventudextrema, la pureza de su unión, les llevaba a oponermenor resistencia a latiraníadelascircunstancias.ElpadredelabuenaJulietlosseparó,aunquenosin antes lograrque el jovenprometieramantenerse alejadode suhijahastaquesehubierahechodignodeella.Lajoven,porsuparte,prometiópreservarvirgensucorazón-tesorodesuamado-hastaqueélregresaraparareclamarlayposeerla.

Llegó la peste, amenazando con destruir de golpe las ambiciones y lasesperanzasdelamor.DurantemuchotiempoelduquedeL...senegóaadmitirque pudiera correr peligro si se mantenía recluido y tomaba ciertasprecauciones. Hasta el momento había sobrevivido. Pero en aquel segundoveranolaDestructoradioal trastedeunsologolpeconsusprecauciones,suseguridad y su vida. La pobre Juliet vio cómo su padre, su madre, sushermanosyhermanas,enfermabanymoríanunotrasotro.Lamayoríadeloscriados huyeron tras la primera aparición de la enfermedad, y los quepermanecieronen lacasasucumbierona la infecciónmortal.Ningúnvecino,ningúncampesinoseatrevíaaacercarsealafincaportemoralcontagio.Por

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una rara vuelta del destino, sólo Juliet escapó, y hasta el fin cuidó de susfamiliares y los veló en la hora de sumuerte. Llegó elmomento en que elúltimohabitantedelacasarecibióelúltimomazazo:lajovensupervivientedesurazasesentabasolaentrelosmuertos.Ningúnotroserhumanosehallabacercaparaconsolarlaniparaapartarladeaquellahorrendacompañía.Cuandoya declinaba el calor de septiembre, una noche se formó una tormenta convientoshuracanados,truenosygranizo,queseabatiósobrelacasa,entonandoconfantasmagóricaarmoníauncantofúnebreporsufamilia.YJuliet,sentadasobre la tierra, inmersa en una desesperación muda, creyó oír que alguienpronunciabasunombreentre las ráfagasdevientoy lluvia.¿Dequiénpodíaseraquellavozqueleresultabaconocida?Deningúnmiembrodesufamilia,puestodosellos,tendidosasualrededor,lacontemplabanconojospétreos.Sunombre volvió a oírse y ella se estremeció al pensar que tal vez estuvieravolviéndose loca o muriendo, ya que oía las voces de los fallecidos. Peroentoncesotraideaatravesósumente,raudacomounaflecha,yJulietseacercóalaventana.Eldestellodeunrayoleproporcionólavisiónqueesperaba:suamante asomándose a los arbustos. La alegría le proporcionó las fuerzasnecesariasparabajarlaescalerayabrirlapuerta.Sedesmayóensusbrazos.

Mil veces se reprochó a símisma, como si de un crimen se tratara, querevivieralafelicidadconél.Lamentehumanaseaferrademodonaturalalavidayaladicha;ensujovencorazónaquellossentimientossehallabanenlaplenitud de sus facultades, y Juliet se entregó con ímpetu al hechizo. Secasaron,yensusrostrosradiantesviencarnarseporúltimavezelespíritudelamor,delaentregaabsoluta,queenotrotiempohabíasidolavidadelmundo.

Lesenvidiaba,sí,perosabíaquemeresultabaimposibleimpregnarmedelmismosentimiento,ahoraque losañoshabíanmultiplicadomis lazosconelmundo.Sobre todo, lamadre angustiada que erami amaday exhausta Idrisreclamabamisabnegadasatenciones.Nopodíareprocharleeltemorquejamásabandonaba su corazón y me esforzaba por apartarla de una observacióndemasiado detallada de la verdad de las cosas, de la cercanía de laenfermedad,ladesgraciaylamuerte,delaexpresióndesgarradadenuestrossirvientes, con la que revelaban que una muerte, y otra más, nos habíanalcanzado. Con respecto a esto último empezó a suceder algo nuevo quetrascendía en horror a todo lo que había sucedido antes. Seres desgraciadosacudíanarrastrándoseparamorirbajonuestrotechoacogedor.Loshabitantesdel castillo menguaban día tras día, mientras que los supervivientes seacurrucabanjuntosytemerosos;ycomoenunbarcodondereinaraelhambrey flotara a la deriva a merced de las olas indómitas e interminables, todosescrutabanlosrostrosdetodos,tratandodeadivinarquiénseríaelsiguienteensucumbiralamuerte.TodoellointentabaocultárseloyoaIdris,paraquenolecausara tan honda impresión. Y sin embargo, como ya he dicho, mi valorsobrevivía incluso a mi desesperación: tal vez fuera derrotado, pero nome

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rendiría.

Undía-era9deseptiembre-parecióllegarparaentregarseatododesastre,a todo hecho doloroso. A primera hora supe de la llegada al castillo de laabuela, muy anciana, de una de nuestras criadas. Aquella vieja habíaalcanzadoloscienaños.Teníalapielmuyarrugada,caminabaencorvadaysehallabasumidaenunadecrepitudextrema,peropasabanlosañosyellaseguíaexistiendo,sobreviviendoamuchosqueeranmás jóvenesymás fuertesqueella,hastaelpuntodeempezarasentirqueibaavivireternamente.Llególapeste y los habitantes de su aldeamurieron.Aferrándose, con la cobardía ymezquindadpropiasdealgunosancianos,alosrestosdesuvidagastada,cerróacalycantolaspuertasylasventanasdesucasa,negándoseacomunicarseconnadie.Salíadenocheaconseguiralimentoyregresabaacasa,satisfechapor no haberse cruzado con nadie que pudiera haberle contagiado laenfermedad.Amedidaqueladesolaciónseapoderabadelatierra,aumentabansusdificultadesparagarantizarseelsustento.Alprincipio,yhastaquemurió,suhijo,quevivíacerca,laayudabadejándolealgunosproductosensucamino.Peroaunamenazadaporelhambre,sutemoralaepidemiaeraenorme,ysumayor preocupación seguía siendomantenerse alejada de otras personas. Sudebilidadaumentabadíaadía,yalmismotiempo,díaadíadebíatrasladarseamayordistancia para encontrar alimentos.Lanoche anterior había llegado aDatchety,merodeando,habíaencontradoabiertaysolalapanaderíadellugar.Cargadacon subotín, lasprisaspor regresar la llevaronaperderse.Eraunanoche cálida, nublada, nada ventosa. La carga que transportaba le resultabademasiadopesaday,unatrasotra,fuedeshaciéndosedelasbarrasdepanconlaideadeseguiravanzando,aunquesupasolentoseconvirtióencojeraysudebilidad,alcabo,leimpidióseguircaminando.

Setendióenunmaizalysequedódormida.Amedianocheladespertóunruidodealgoquesemovíajuntoaella.Sehabríaincorporado,sobresaltada,sisusmiembrosagarrotadosselohubieranpermitido.Entoncesoyóunlamentograveemitidojuntoasuoreja,yloschasquidossehicieronmásaudibles.Oyóque una voz acallada susurraba: «¡Agua, agua!», y lo repetía varias veces.Después,unsuspirobrotódelomáshondodeaquelsersufriente.Laancianase estremeció y con gran esfuerzo logró sentarse. Pero le castañeteaban losdientes,letemblabanlaspiernas.Cerca,muycercadeella,habíatendidaunapersonamediodesnuda,apenasdistinguibleenlapenumbra,unapersonaquevolvió a emitir un gemido y a pedir agua. Los movimientos de la ancianaatrajeronal fin laatencióndesuacompañantedesconocido,que leagarró lamanoconinusitadafuerza.

-Al fin has venido -fueron las palabras que brotaron de aquellos labios,aunqueelesfuerzoquehubodehacerparapronunciarlas lasconvirtióenlasúltimasdelmoribundo.Losmiembrossedistendieron,elcuerposeechóhacia

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atrásyungemidoleve,elúltimo,indicóelinstantedelamuerte.Amanecía,ylaancianacontemplójuntoaellaelcadáver,marcadoporlaenfermedadfatal.Lamuerteabrió lamanoquesehabíaaferradoasumuñeca.Eneseprecisoinstantesesintióatacadapor lapeste.Sucuerpoenvejecidonoeracapazdealejarsedeallí con la suficiente rapidez.Ahora,creyéndose infectada,yanotemíarelacionarseconlosdemás,demodoqueencuantopudofueavisitarasunieta al castillodeWindsor, para lamentarseymorir en él.Lavisión erahorrible: seguía aferrándose a la vida y lloraba sumala suerte con gritos yalaridosterroríficos.Mientras,elrápidoavancedelapestilenciademostrabaloqueeraunhecho:quenosobreviviríamuchashorasmás.

Clara entró en la sala en el momento en que yo ordenaba que se leproporcionaran los cuidados necesarios. Estaba temblorosa y muy pálida.Cuando, inquieto, lepreguntépor la causade tal agitación, ella se arrojóenmisbrazosyexclamó:

-Tío,querido tío,nomeodieseternamente.Debodecírteloporquedebessaberlo,queEvelyn,elpequeñoEvelyn...-Lavozselequebróenunsollozo.

Eltemoranteunacalamidadtanpoderosacomoeralapérdidadenuestroadoradohijitohizoquesemehelaralasangre.Peroelrecuerdodesumadremedevolviólapresenciadeánimo.Meacerquéalpequeñolechodemiamadohijo,aquejadodefiebre.Manteníalaesperanza.Contemorperoconentrega,confiabaenquenohubierasíntomasdelapeste.Nohabíacumplidolos tresaños y su enfermedad parecía uno de esos accesos característicos de lainfancia.Lo observé largo rato, con detalle: sus párpados entrecerrados, susmejillasardientes,elmovimientoincesantedesusdeditos.Lafiebreeramuyalta, el sopor absoluto, y en cualquier caso, incluso de no haber existido eltemor a la peste, su estado habría sido suficiente por sí solo para causaralarma.Idrisnodebíaverloeneseestado.Clara,apesardetenerapenasdoceaños,yacausadesuextremasensatez,sehabíaconvertidoenunapersonatanprudenteycuidadosaquemesentíasegurodejandoamihijoasucargo.MitareaconsistiríaenimpedirqueIdrisnotarasuausencia.Trasadministraramihijo los remedios necesarios, dejé quemi adorada sobrina se ocupara de él,conlaordendequemeinformaradecualquiercambioqueseprodujeraensuestado.

Acto seguido fui a ver ami esposa.De camino, intentaba buscar algunaexcusaquemepermitiera justificarqueesedíamequedaríaenelcastillo,ytratabadedisiparelgestodepreocupacióndemisemblante.PorsuerteIdrisno se encontraba sola. Merrival la acompañaba. El astrónomo se hallabademasiado absorto en sus ideas sobre la humanidad como para preocuparseporlasbajasdeldía,yvivíarodeadoporlaenfermedadsinserconscientedesu existencia. Aquel pobre hombre, tan instruido como Laplace, ingenuo ydespreocupadocomounniño,habíaestadovariasvecesapuntodemorirde

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hambre,él,supálidaesposaysusnumerososhijos,aunquenuncateníaapetitoni daba muestras de alterarse. Sus teorías astronómicas lo absorbían porcompleto: anotaba sus cálculos con carbón en las paredes de su desván.Nosentía remordimiento alguno al cambiar una guinea ganada con esfuerzo, oalgunaprendaderopa,porunlibro.Nooíallorarasushijosnisefijabaenelcuerpodeformadodesuesposayelexcesodedesgraciasequivalía,paraél,aunanochenubladaenlaquehabríadadoelbrazoderechoporpoderobservarlosfenómenoscelestes.Suesposaeraunadeesascriaturasmaravillosas,quesólo se dan entre el género femenino, cuyos afectos no disminuyen con lasdesgracias.Sumenteserepartíaentreunamorilimitadoporsuesposoyunaternuraangustiadaporsushijos:atendíaaMerrival,trabajabaparatodosellosy jamás se lamentaba, aunque tantas atenciones hacían de su vida un sueñolargoymelancólico.

Él se había dado a conocer aAdrian cuando éste, en una ocasión, habíasolicitadoobservaratravésdesutelescopioalgunosmovimientosplanetarios.Miamigodetectóalmomentosupobrezaypusolosmediosparaaliviarla.Elastrónomonosdabaamenudolasgraciasporloslibrosqueleprestábamosoporpermitirleelusodenuestrosinstrumentos,perojamásnoshablabadeloscambios en su hogar ni en sus circunstancias cotidianas. Su esposa nosasegurabaquenohabíaobservadomásdiferenciaquelarelativaalosniños,queyanoocupabansuestudioya losque,para infinita sorpresadeaquellamujer, echaba de menos, pues aseguraba que todo le parecía demasiadosilencioso.

Aqueldíahabía llegadoalcastilloparaanunciarnosquehabía terminadosu ensayo sobre los movimientos pericíclicos del eje de la Tierra y laprecedenciadelospuntosequinocciales.Siunromanodelaépocarepublicanahubiera resucitado y nos hubiera hablado de la inminente elección de algúncónsullaureadoodelaúltimabatallacontraMitrídates,susideasnohubieranresultado menos ajenas a los tiempos que la conversación de Merrival. Elhombre, que había perdido la necesidad de sentirse comprendido, vestía suspensamientosconseñalesvisibles.Ademásyanoquedabanlectores.Mientrastodos,trasresistirlaespadaconapenasunescudo,aguardabanlallegadadelapeste,Merrivalconversabasobreelestadodelahumanidaddentrodeseismilaños. Y lo mismo podría -suscitando en nosotros el mismo interés- haberañadidouncomentariodescribiendolosdesconocidoseinimaginablesrasgosde las criaturasqueocuparían entonces lamoradade loshombres.Nadie seatrevíaadesengañaralpobreviejo,ycuandoyoentréenlasala,él le leíaaIdris partes de su obra y le preguntaba qué respuesta podía darse a esta oaquellaposición.

Ellanopodíaevitarsonreírsemientrasloescuchaba.Yalehabíasonsacadoquesufamiliaseencontrababiendesalud.Aunqueyonotabaquenolograba

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olvidarelprecipiciodel tiempoalbordedelcualsehallaba,medabacuentatambién de que en aquel momento estaba divirtiéndose gracias al contrasteentrelavisiónlimitadaquesobrelavidahumanahabíamosmantenidodurantetantotiempoylaszancadasdesieteleguasconqueMerrivalavanzabahacialapróxima eternidad.Me alegré al verla contenta, pues ellome asegurabaqueignoraba por completo el peligro que corría su hijo, pero me estremecí alpensarenelimpactoquelecausaríaeldescubrimientodelaverdad.MientrasMerrival hablaba, Clara entreabrió con cuidado la puerta que quedaba aespaldas de Idris y, con gesto triste, me pidió que saliera. Pero un espejopermitióamiesposaveranuestrasobrina,yalpuntosesobresaltó.Sospecharquesucedíaalgomalo,deducirquedebíadeafectaraEvelyn,puesAlfredsehallabaconnosotros, salir corriendode la salayentrar en los aposentosdelpequeño fue todo cuestión de segundos. Una vez allí contempló a su niñoatacado por las fiebres, inmóvil.Yo la seguí y traté de inspirar en ellamásesperanzadelaqueyomismoalbergaba.Peroellanegabaconlacabeza,presadeladesolación.Laangustialeimpedíamantenerlapresenciadeánimo.NosdejóaClarayamílospapelesdemédicoyenfermerayellasesentójuntoallecho, sosteniendo lamanita ardientede suhijo; y sin apartar de él losojosllorosos, pasó el día en aquella agonía fija.No era la peste la que se habíaapoderadocontalintensidaddelpequeño,peroellanoatendíaamisrazones.Eltemorlaprivabadelacapacidaddejuicioyraciocinio.Lamenoralteraciónenel semblantedeEvelyn lahacía temblar.Siéstesemovía,ella temíaunacrisisinminente;sipermanecíaquieto,ensusoporveíalamuerteysugestoseensombrecíaalmomento.

Denochelafiebredenuestrohijoaumentó.Laideadetenerquepasarlaslargashorasdeoscuridadjuntoallechodeunenfermoresultatemible,pornorecurrirapeortérmino,ymássielpacienteesunniñoquenosabeexplicarsudolorycuyavidaparecelallamadeunavelaapuntodeextinguirse

cuyomínimofuego

elvientoagita,yacuyolímite

laoscuridad,ávida,acecha.

Con inquietudunosevuelveendirecciónaleste,conairada impacienciaacechalatinieblainviolada;elcantodeungallo,esesonidoalegreduranteeldía, llega como un lamento átono; se oye el crujido de las vigas, el ligerorevoloteodealgúninsectoinvisible,yesesonidoencarnaelsentimientodeladesazón.Clara,vencidaporelcansancio,sehabíasentadoalospiesdellechodesuprimo,yapesardesusesfuerzos,elsoporlecerrabalospárpados.Endosotresocasionestratódedesprendersedeél,peroalfinlavencióelsueño.Iris, junto a la cama,no soltaba lamanodeEvelyn.Temíamosdirigirnos lapalabra.Yoobservabalasestrellas,meacercabaanuestropequeño,letomaba

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el pulso, me acercaba a su madre, volvía a la ventana... Al alba, un ligerosuspiro del enfermo me atrajo hacia él. El rubor de sus mejillas se habíasuavizadoyelcorazónlelatíalentayregularmente.Elsoporhabíadadopasoalsueño.Alprincipionoquisepermitirmelaesperanza,peroalobservarquesurespiraciónsemanteníaconstanteyqueelsudorperlabasufrente,supequelaenfermedadmortallehabíaabandonado;ymeatrevíacompartirlanoticiaconIdris,quetardóbastanteenconvencersedequedecíalaverdad.

Peronimi convicciónni la pronta recuperacióndenuestrohijo lograrondevolverle parte de la calma de que antes había disfrutado. Su temor habíacalado demasiado hondo, la había absorbido demasiado por completo comopara poder tornarse en seguridad. Se sentía como si antes, cuando estabatranquila,hubieraestadosoñando,ycomosiahorahubieradespertado.Era

comoquien

entorredevigíasolitaria

despertaradebalsámicasvisionesdelhogarqueama

ytemblaraaloírelairadorugidodelasolas,

comoquien,empujadoporunatormenta,despiertaydescubrequesubarcosehunde.Antesrecibíazarpazosdetemor,yahorayanodisfrutabadelmenorintervalo de esperanza. Las sonrisas de su corazón ya no iluminaban suhermososemblante.Avecesseobligabaaesbozaruna,peroalmomentolaslágrimasasomabanasusojosyunmardedolorseabalanzabasobrelosrestosdelnaufragiodesufelicidadpasada.Contodo,cuandomehallabaasuladosudesesperaciónnoeracompleta-confiabadeltodoenmí-ynoparecíatemermimuerteniplantearsesuposibilidad.Dejabaenmismanostodoelpesodesusansiedades,seguarecíaenmiamor,comoelcervatilloatacadoporelvientoseguareceapretándosecontrasumadre,comounaguiluchoheridosecobijabajoelaladequienlehadadolavida,comounabar-quitarota,temblorosa,buscalaproteccióndeunsauce.Entretanto,yo,conmenosaplomoqueennuestrosdías de felicidad pero con la misma ternura, y feliz con la conciencia delconsueloque lebrindaba,estrechabaenmisbrazosamiamaday tratabadeapartar de su naturaleza sensible todo pensamiento doloroso, todacircunstanciaadversa.

Afinalesdeeseveranotuvolugarotroincidente.LacondesadeWindsor,reinadepuestadeInglaterra,regresódeAlemania.AliniciarselaépocaestivalhabíaabandonadounaVienadesiertae, incapazdeentregarsumenteanadaqueseparecieraa lasumisión,pasóun tiempoenHamburgo.Cuandoal finllegóaLondres,pasaronvariassemanashastaquesedignóinformaraAdriande su retorno. A pesar de su frialdad y de lo prolongado de su ausencia,nuestroamigolarecibióconcalidez,demostrandoconsuafectoquepretendía

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restañarpasadasheridasdeorgulloy tristeza.Peroellademostrabaunafaltaabsolutadecomprensión.Idris,porsuparte,sintiógranalegríaalenterarsedelavueltadesumadre.Suspropiossentimientosmaternaleserantanvivosquesuponía que ella, en aquel mundo agonizante, se habría desprendido de suorgulloyaltivezyrecibiríaconplacersusatencionesfiliales.SinembargoelprimerindiciodequelamajestadcaídadeInglaterranohabíacambiadollegóa través de una notificación formal en la que declaraba que no pensabarecibirmeamí.Consentía,esosí,enperdonarasuhijayenreconocerasusnietos,peronodebíanesperarsemayoresconcesionesdeella.

A mí su proceder me parecía (si se me permite un término tan ligero)extremadamente caprichoso. Ahora que la raza humana había perdido, dehecho, toda distinción o rango, aquel orgullo resultaba doblemente fatuo.Ahoraquetodossentíamosunparentescofraterno,natural,contodoslosquellevabanimpresoelsellodelahumanidad,aquellaairadareminiscenciadeunpasado perdido para siempre parecía un gesto de locura. Idris se sentíademasiadoposeídaporsuspropiostemorescomoparaenfadarseyapenasledioimportancia,puesleparecíaquelacausadeaquelrencorsostenidodebíadeserlainsensibilidad.Aquellonoeradeltodoasí,aunqueeraciertoqueladeterminación de aquella señora adoptaba las armas y el disfraz de unsentimientoendurecido,yqueladamaaltivasenegabaamostrarenpúblicoelmenoratisbodelasluchasquelibraba.Esclavadesuorgullo,imaginabaquesacrificabasufelicidadenarasdeunosprincipiosinmutables.

Todoaquelloera falso, todomenos losafectosdenuestranaturalezay larelaciónentrenuestracomprensiónyelplaceroeldolor.Sóloexistíanunbienyunmalenlatierra:lavidaylamuerte.Lapompadelrango,laideadepoder,lasposesionesdelariquezaseesfumabancomolaneblinadelamañana.Unmendigovivohabía llegadoavalermásqueunaasambleanacionalde loresmuertos,dehéroes,depatriotas,degeniosmuertos.Yhabíatantadegradaciónentodoello...Puesinclusoelvicioylavirtudhabíanperdidosusatributos.Lavida, la vida, la continuidad de nuestromecanismo animal, era el alfa y elomegadelosdeseos,lasplegarias,laambiciónpostradadelarazahumana.

CAPÍTULOIX

Cuando llegó octubre y los vientos del equinoccio barrieron la tierra yenfriaronlosardoresdelaestacióninsalubre,lamitaddeInglaterrasehallabaenunestadodedesolación.Elverano,quehabíaresultadoexcepcionalmentecaluroso,sehabíademoradohastaelprincipiodeesemescuando,eldía18,un súbito cambio nos hizo pasar de la temperatura veraniega a la helada

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invernal.Lapeste,entonces,seconcedióunrespiroensucarreraenposdelamuerte. Jadeantes, sin atrevernos a dar nombre a nuestras esperanzas, y sinembargorebosantesdeintensaexpectación,nosalzamos,comoelmarinerodeun barco hundido se alza sobre un islote desierto en medio del océanoobservando una nave distante, imaginando que se aproxima y que luegovuelveadesaparecerdesuvista.Lapromesadeunnuevocontratoconlavidaenternecíaa losmásduros,y,porelcontrario, llenabaa losmásblandosdearidez y sentimientos antinaturales. Cuando parecía inevitable que todosíbamos a morir, no nos importaba el cómo y el cuándo; pero ahora que lavirulenciadelaenfermedadmenguaba,yéstaparecíadispuestaasalvaraunospocos, todosdeseábamoshallarnosentre loselegidosynosaferrábamosa lavida con cobarde tenacidad. Los casos de deserción se hicieron másfrecuentes, e incluso los asesinatos, los relatos de los cuales horrorizaban aquienes los escuchaban, pues el temor al contagio había alzado en armas aunosmiembrosdelamismafamiliaencontradeotros.Contodo,lastragediasmenoresyaisladasestabanapuntoderendirseanteuninterésmáspoderoso,ymientras se nos prometía el cese de los influjos infecciosos, una tempestadmásdesbocadaque losvientos se alzó sobrenosotros,una tempestadcriadapor las pasiones del hombre, alimentada por sus más violentos impulsos,inédita,terrible.

VariaspersonasprocedentesdeNorteamérica,reliquiasdeaquelpopulosocontinente, habían zarpado rumbo al este con el loco deseo de cambiar,dejando atrás sus llanuras natales por tierras no menos diezmadas que lassuyas. Varios centenares arribaron a Irlanda el primero de noviembre ytomaron posesión de todas las viviendas desocupadas que encontraron y sehicieron con el excedente de alimento y con el ganado suelto. Cuandoagotaron toda la producción del lugar, se trasladaron a otro.No tardaron enenfrentarsealoshabitantesdelaisla.Sugrannúmerolespermitíaexpulsaralosnativosdesusmoradasyrobarlesloquehabíanalmacenadoparapasarelinvierno. Varios sucesos de la misma índole terminaron por avivar lanaturaleza fiera de los irlandeses, que atacaron a los invasores. Algunosmurieron, pero en su mayor parte escaparon gracias a acciones rápidas yordenadas. El peligro aguzaba su ingenio y su reserva. Distribuyeron conmayor eficacia sus efectivos y se ocultaron unos a otros las bajas sufridas.Avanzando en orden, y aparentemente dados a la diversión, despertaban laenvidiadelosirlandeses.Losamericanospermitieronaalgunosdeellosunirsea subanda,y los reclutadosya superabanennúmeroa losextranjeros.PeroaquéllosnosesumabanaellosenlaemulacióndelordenadmirablemantenidoporlosjefesdelotroladodelAtlántico,quelesconferíaalavezseguridadyfuerza.Losirlandeseslesseguíanlospasosenmultitudesdesorganizadasqueaumentaban día a día y que día a día se volvían más indómitas. Losamericanos,deseososdeescapardeaquelambientequeellosmismoshabían

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creado, llegaron a las costas orientales de la isla y embarcaron rumbo aInglaterra.Suincursiónapenassehabríasentidodehaberllegadosolos.Perolos irlandeses, congregados en número exagerado, no tardaron en ser presasdel hambre, y también se dirigieron a nuestro país. La travesía pormar nodetendríasuavance.LospuertosdelasdesoladasvillasmarinerasdeloestedeIrlandaestabanllenosdenavesdetodoslostamaños,desdeelbuquedeguerrahastalapequeñabarcadepescadores,que,varadasintripulación,sepudríaala orilla del mar. Los emigrantes embarcaban a cientos y, desplegando lasvelas conmanos torpes, estropeaban sin querer las jarcias y las boyas. Losque,másmodestos,montabanenembarcacionesdemenor tamaño, lograbanen sumayoría culminar conéxito la travesía.Algunos,presasdelverdaderoespíritu de la aventura, abordaron una nave de ciento veinte cañones. Elenorme casco avanzaba a la derivamovido por lamarea, y así abandonó laprotección de la bahía. Sólo tras muchas horas su tripulación, formada porhombresdetierraadentro,logródesplegargranpartedelvelamen;elvientolohinchabaymientras losmilesdeerrorescometidosporel timonelponían laproamirandoprimeroaunladoydespuésalotro,losvastoscamposdelonaque formaban lasvelas chasqueabanconun sonidoque recordaba al deunainmensa catarata, o al de un bosque costero cuando se ve azotado por losvientos equinocciales del norte. Los ojos de buey iban abiertos y con cadagolpe de mar la embarcación cabeceaba y entraban toneladas de agua. Lasdificultadesaumentabanporquesehabíalevantadounvientofríoquesilbabaentre las velas y lasmovía de un lado a otro, rasgándolas. Se trataba de unviento como el que podría haber visitado los sueños deMilton cuando ésteimaginabaeldesplieguedelasalasdelMaligno,eincrementabaelestruendoyelcaos.Aquellossonidossemezclabanconelrugidodelocéano,elgolpeardelas olas contra los costados, el chapoteo del agua en las bodegas. Latripulación, cuyos miembros en su mayoría no habían visto nunca el mar,sentíaqueelcieloylatierraseuníancuandolaproasehundíaentreeloleajeo,cabeceando,ascendíaporlosaires.Susgritoslossilenciabanelclamordeloselementosyloscrujidosatronadoresdesuingobernableembarcación.Sóloentoncesdescubrieronqueel agua losvencía,y seafanaroncon lasbombasparaachicarla.Perosutareaerataninútilcomovaciarelmarenteromedianteelllenadodecubos.Cuandoelsolempezóadescender,lagalernaarreció.Elbarcoparecíapresentirelpeligro:inundadoporcompletodeagua,diovariosavisosdelnaufragioinminente.Labahíasehallabaatestadadeembarcacionescuyas tripulaciones, en sumayor parte, observaban los esfuerzos inútiles deaquella máquina indomable, y presenciaban su hundimiento gradual. Lasaguas se elevaban ya por encima de las cubiertasmás bajas, y entonces, enapenasunabrirycerrardeojos,lanavehabíadesaparecidoporcompletoyyano se distinguía el punto exacto en que elmar la había engullido. Algunosmiembrosdelatripulaciónsesalvaron,perolamayoría,aferrándoseajarcias

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ymástiles,sehundieronconella,yyasólosealzaríancuandolamuerte lossoltara.

Aquelhechocausóquemuchosdelosqueestabanapuntodehacersealamarvolvieranatierrafirme,másdispuestosadarsedebrucesconelmalquealanzarsealasfaucesabiertasdeldespiadadoocéano.Contodo,sunúmeroerapequeño comparado con el dequienes sí culminaron la travesía.MuchosdeellosllegaronhastaBelfastparaasegurarseuntrayectomásbrevepormar;yluego, mientras viajaban por Escocia, en dirección al sur, se les unían lospaisanos más pobres de ese país, y todos se acercaban a Inglaterra con lamismaintención.

Aquellas incursiones llenaban de espanto a los ingleses, sobre todo enaquellaspoblacionesenlasqueexistíaaúnunapoblaciónsuficientecomoparapercibirelcambio.Ciertamente,ennuestrodesgraciadopaíshabíasitioparaeldobledelaspersonasquenosinvadían,peroelespírituindómitodeéstaslashacíaproclivesalaviolencia.Sejactabandeechardelascasasasusdueños;deocuparmansioneslujosascuyosnobleshabitantessehabíanencerradoportemoralapeste;deobligaraaristócratasdeambossexosatrabajarparaelloscomocriadosyproveedores.Ytodoellohastaque,consumadalaruinadeunlugar, en su avance de plaga de langostas, llegaban a otro. Si no hallabanresistencia, su pillaje se propagaba a lo largo y ancho del país. En caso depeligro se agrupaban, y gracias a sumayor número derrotaban a su débil ydesolado enemigo. Procedían del este y del norte y seguían su camino sinobjetoaparente,aunqueunánimementesedirigieranhacianuestradesdichadacapital.

La epidemia de peste había interrumpido en gran medida lascomunicaciones,demodoque lacaravana invasorayahabíaavanzadohastaManchesteryDerbycuandonosotrostuvimosnoticiadesuaproximación.Susmiembrosarrasabanelpaíscomounejércitoinvasor,quemando,diezmando,asesinando. Se les unían los ingleses de las clases más ínfimas y losvagabundos. Algunos de los pocos señores de los condados que habíansobrevivido trataban de reclutar sus milicias, pero las filas menguaban pormomentos, el pánico se apoderaba de todo elmundo y la escasa resistenciapresentadasóloservíaparamultiplicar laaudaciay lacrueldaddelenemigo,que hablaba ya de la toma deLondres, de la conquista de Inglaterra, y nostraía a la memoria heridas que durante mucho tiempo se habían creídoolvidadas. Con aquellos actos de fanfarronería demostraban más susdebilidadesquesusfuerzas,peroaunasíerancapacesdecausargravesdañosque, si culminaban en su aniquilación, los convertirían al fin en objeto decompasiónyremordimiento.

Senoshabíaenseñadoquealprincipiodelostiemposlahumanidaddotabaa sus enemigos de atributos imposibles y que, a partir de detalles que se

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propagabandebocaenboca,éstapodía-comoelRumorsiemprecrecientedeVirgilio- tocar el cielo con su frente y agarrar a Eósforo y Lucifer con susmanos extendidas. La Gorgona y el Centauro, dragón y león de pezuñasférreas,monstruomarinoehidragigantesca,eransóloejemplosdelosrelatosraros y terroríficos que sobre nuestros invasores llegaban a Londres. No sesabíacuándoinvadirían,peroyaseencontrabanacienmillasdeLondresyloscampesinoshuíanantesdesullegada,ytodosellosexagerabanelnúmero,lafuria y la crueldad de los asaltantes. Los tumultos llenaban las calles hastahacía poco tranquilas; las mujeres y los niños abandonaban sus hogares yescapaban,aunquenosabíanadóndeir;lospadres,espososehijostemblabandemiedo,noporellosmismos,sinoporsusfamiliaresindefensos.Amedidaque las gentes del campo atestaban Londres, los habitantes de la ciudad sedesplazabanhaciaelsur,seencaramabanalosedificiosmásaltos,suponiendoque, desde ellos, lograrían divisar el humo y las llamas que los enemigospropagabanasualrededor.ComoWindsorquedaba,engranmedida,dentrodelalíneadeavancedesdeeloeste, trasladéamifamiliaaLondres,dispuselaTorre como lugar de residencia y, reuniéndome con Adrian, me sumé a laluchainminenteencalidaddeteniente.

Dedicamos sólo dos días a los preparativos, pero hicimos buen uso deellos. Se hizo acopio de artillería y armas. Se reagruparon efectivos deregimientos que habían quedado dispersos y se les dio una apariencia dedisciplinamilitarqueserviríatantoparainfundirvaloranuestrobandocomoparaimpresionaraldesorganizadoenemigo.Inclusocontábamosconmúsica.Losestandartesondeabanalvientoygaitasytrompetasemitíansusacordesdealientoydevictoria.Unobservadoravezadohubieradescubiertotalvezciertavacilaciónenelpasodelossoldados,peroéstanosedebíatantoalmiedoaladversario comoal temorque la enfermedad les causaba, a la tristeza, a loslúgubres pronósticos que con frecuencia afectaban más a los valientes ysometíanaloscorazonesvirilesaunapostraciónabyecta.

Adrian conducía las tropas lleno de prevenciones. Para él era pococonsueloquenuestradisciplinanosllevaraaléxitoenunconflictocomoése.Mientras la epidemia siguiera acechando para igualar a conquistadores yconquistados,noeralavictorialoqueéldeseaba,sinounapazsinsangre.Ennuestroavancenosencontrábamosconbandasdecampesinoscuyasprecariascondiciones, cuya desesperación y horror, nos hablaban al instante de lanaturaleza fiera del enemigo que se acercaba. El insensato espíritu deconquistaylaseddesaqueoloscegaba,yconfuriadementellevabanelpaísalaruina.Lavisióndelosmilitaresdevolvíalaesperanzaalosquehuíanylavenganza ocupaba el lugar del miedo, una venganza que contagiaban a lossoldados.Ladesazónsetornabaenardorguerrero,elpasocansinoenrápidamarcha,yelmurmullosordodelamultitud, inspiradoporunsentimientodemuerte,llenabaelaire,amortiguandoelchasquidodelasarmasylossonidos

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de la música. Adrian percibía el cambio y temía que resultara difícilimpedirlesdescargarsuterriblefuriasobrelosirlandeses.Avanzabaacaballohacialaslíneasenemigas,ordenabaalosoficialesquereprimieranalastropas,exhortabaalossoldados,restablecíaelorden,apaciguabaenalgolaviolentaagitaciónquehenchíalospechos.

Fue en Saint Albans donde nos encontramos con algunos irlandesesrezagados.Sebatíanenretiraday,uniéndoseaotroscompañeros,avanzabanen busca del cuerpo central de su expedición. Hicieron de Buckingham sucuartel general y enviaron una avanzadilla para que averiguara nuestraposición. Nosotros pasamos la noche en Luton. A la mañana siguiente unmovimiento simultáneonos llevóa lasdospartesaavanzar.Amanecía,yelaire, impregnado de un olor purísimo, parecía jugar, burlón, con nuestrosestandartes,yllevabahastaelenemigolamúsicadelasbandas,elrelinchardelos caballos, el paso firme de la infantería. Los primeros sonidos deinstrumentos marciales que llegaron a nuestros oídos desde las filas deldesorganizado enemigo nos causaron una sorpresa no exenta de temor. Yohablédedíaspasados,dedíasdeconcordiayorden,asociadosaépocasenquela peste no existía y el hombre vivía más allá de la sombra de su destinoinminente.Lapausafuemomentánea.Notardamosenoírelclamordeunosgritos bárbaros, el paso irregular de miles de personas avanzando endesbandada.Sus tropas se acercabanya a nosotros por campo abierto o porestrechossenderos.Entrenosotrosseextendíaunavastaextensiónde tierrasde labranza.Avanzamoshasta lamitaddeéstasyallínosdetuvimos.Desdeaquel punto algo más elevado divisamos todo el espacio que ocupaban.Cuandosusjefesvieronquenoseguíamosavanzando,ellostambiéndieronlaorden de parar y trataron de lograr que sus hombres se alinearan en algoparecidoaunaformaciónmilitar.Losintegrantesdelasprimerasfilasllevabanmosquetes y había hombres a caballo, pero sus armas eran las que habíanconfiscado en su avance, y sus monturas las que habían arrebatado a loscampesinos.Carecíandeuniformidadycasiporcompletodeobediencia,perosus gritos y gestos salvajes daban muestra del espíritu indomable que lesinspiraba.Nuestrossoldadosrecibieronlaordenyavanzaronrápidamenteperoenperfectaformación.Susuniformes,elresplandordesusarmaspulidas,susilencioysussemblantesserios,cargadosdeodio,impresionabanmásqueelclamorsalvajedenuestrosmuchosenemigos.Yasí,acercándosecadavezmásunosaotros,losalaridosylosgritosdelosirlandesessehacíanmásaudibles;los ingleses avanzaban obedeciendo las órdenes de sus generales, hasta queestuvieron lobastantecercacomoparadistinguirel rostrodesusoponentes,una visión que alentó su furia.A la voz de ungrito que desgarró el cielo yresonóhasta las filasmás alejadas, iniciaron la carga.Negándose a dispararuna sola bala, optaron por hender las bayonetas en los cuerpos de losenemigos,mientraslasfilasseabríanaintervalosylosartillerosprendíanlas

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mechasdeloscañones,queconsusrugidosensordecedoresysuhumocegadorteñíandehorrorlaescena.

YomehallabadetrásdeAdrian.Hacíauninstantequeéstehabíaordenadoelaltoa las tropasypermanecíaalgoretiradodenosotros,sumidoenhondameditación. Planeaba a toda prisa un plan de acción para impedir másderramamiento de sangre. De pronto el ruido de los cañones, el repentinoavancedelastropasylosgritosdelenemigolosobresaltaron.

-¡Ninguno de ellos debe morir! -exclamó con ojos encendidos. Yhundiendolasespuelasenloslomosdesucaballo,seacercóalgalopehacialosbandosenfrentados.Nosotros,suscomandantes,leseguimospararodearloyprotegerlo,peroaunaordensuyanosretiramosunpoco.Lasoldadesca,alverlo,detuvosuavance.Noseprotegíadelasbalasquepasabanrozándoleyseguíacabalgandoentre lasdos filascontrarias.El silenciosiguióalclamor.Unos cincuenta hombres yacían en el suelo,muertos o agonizantes. Adrianlevantólaespada,dispuestoahablar.

-¿En cumplimiento de qué orden -preguntó, dirigiéndose a sus tropas-avanzáis?¿Quiénoshaordenadoatacar?¡Atrás!Estoshombresconfundidosno morirán mientras yo sea vuestro general. Envainad vuestras armas. Sonvuestros hermanos, no cometáis un fratricidio. Pronto la peste no dejará anadie con quien saciar vuestra sed de venganza. ¿Vais a mostraros másdespiadadosque laplaga?Sime respetáis, si adoráisaDios, acuya imagentambién los creó a ellos, si amáis a vuestros hijos y a vuestros amigos, noderraméisniunagotadeestaescasasangrehumana.

Pronuncióaquellaspalabrasconlamanoextendidayvozapasionaday,alterminar,volviéndosea los invasorescongestoserio, lesordenódeponer lasarmas.

-¿Creéis -lesdijo-queporquehemossidodiezmadospor laplagapodéisderrotarnos?Lapestetambiénsehallaentrevosotros,ycuandoelhambreylaenfermedadosvenzan, los fantasmasdeaquéllosaquieneshabéisasesinadosealzaránparanegaros todaesperanza tras lamuerte.Abandonadlasarmas,hombres bárbaros y crueles, hombres que tenéis las manos manchadas desangredeinocentesyelalmaoprimidaporelllantodeloshuérfanos.Nosotrosvenceremos,pueslarazónestádenuestrolado.Vuestrasmejillasyapalidecen,yasoltáislasarmas.Dejadlasenelsuelo,compañeros.¡Hermanos!Elperdón,elauxilioyelamorfraternoosaguardantraselarrepentimiento.Osqueremos,pues lleváis en vosotros la frágil forma de la humanidad. Todos vosotroshallaréisaunamigo,aunanfitrión,ennuestroejército.¿Debeelhombreserenemigo del hombre, mientras la peste, enemiga de todos nosotros,dominándonos,seimponeanuestracarnicería,puesesmáscruelqueella?

Losdosbandossehabíandetenido.Enelnuestro, lossoldadossostenían

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sus armas con firmeza y observaban con semblante hosco al enemigo, quetampocosehabíadesprendidodelassuyas,másportemorqueporánimodelucha.Todossemiraban,deseososdequealguiendieraejemplo.Perocarecíandejefe.Adriansebajódelcaballoyseacercóaunodelosqueacababandemorir.

-Eraunhombre-exclamó-,yahoraestámuerto.¡Oh,rápido!¡Vendadlasheridasdeloscaídos!¡Nodejéisquemueranadiemás!Queniunasolaalmamásescapeporvuestrosdespiadadoscortesy relateanteel tronodeDios lahistoriadenuestrofratricidio.Vendadsusheridas,devolvédselosasusamigos.Despojaos del corazón de tigre que os abrasa el pecho, soltad esosinstrumentosdecrueldadyodio.Enestapausadeldestinoexterminador,quetodo hombre sea hermano, guardián y sostén de los otros. Desprendeos deestasarmasmanchadasdesangreyapresuraosavendarestasheridas.

Mientras hablaba, se arrodilló en el suelo y tomó en sus brazos a unhombre por cuyo costado hendido escapaba el tibio torrente de la vida. Elpobre infeliz ahogó un grito, y el silencio que se había hecho entre los dosbandos era tal que aquel grito se oyó perfectamente, y todos los corazones,hasta hacía nada fieramente entregados a la masacre universal, latían ahoraimpacientes,llenosdetemoryesperanza,preguntándosecuálseríalasuertedeese hombre. Adrian partió en dos el pañuelo de su uniforme y lo anudóalrededor del herido. Pero ya era demasiado tarde: el hombre suspiróprofundamente, echó la cabeza hacia atrás y sus miembros perdieron sufuerza.

-¡Estámuerto! -exclamóAdrian cuando el cadáver, escurriéndosele entrelosbrazos,cayóalsuelo; inclinólacabezahaciaélenungestoderespetoytristeza.Eldestinodelmundoparecíaencerrarseenlamuertedeaquelúnicohombre. Losmiembros de ambos ejércitos soltaron las armas, e incluso losmásveteranoslloraron.Nuestrossoldadostendieronlasmanosalosenemigos,mientras una marea de amor y amistad profunda henchía los corazones.Mezclándose,desarmados,estrechándoselasmanos,hablandosólodelmejormodo de brindarse ayuda, los adversarios se reconciliaban y todos searrepentían, los unos de sus pasadas crueldades, los otros de su recientemuestra de violencia. Y, obedeciendo las órdenes del general, se dirigieronjuntoshaciaLondres.

Adrianestabaobligadoaejercerlamáximaprudencia,primeroparaacallarla posible oposición, y después para atender a aquella muchedumbre deinvasores,aquienessecondujohaciadiversaszonassituadasenloscondadosdelsuryseinstalóenpueblosabandonados.Unapartedeellosfuedevueltaasu isla natal,mientras el inviernonosdevolvía anosotros algode energíaynospermitíadefenderlasfronterasdelpaísylimitarcualquieraumentodesunúmero.

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Fue en aquellas circunstancias cuando Idris y Adrian volvieron a verse,trascasiunañodeseparación.Élllevabamuchotiempoocupadoensuarduay dolorosa tarea, familiarizándose con todas las formas de la desgraciahumana,yhabíaconstatadoquesusfuerzasnoseadecuabanalamagnituddelaempresayquesuayudaservíadebienpoco.Contodo,sudeterminación,suenergíay su ardiente resolución le impedíancaer eneldesconsuelo.Parecíahabervueltoanacer,ylavirtud,máspoderosaquelaalquimiadeMedea,ledotaba de salud y fortaleza. Idris apenas reconocía al ser frágil que parecíacombarse incluso ante la brisa estival, en el hombre enérgico cuyo excesomismo de sensibilidad le capacitaba para cumplir mejor con su misión decapitanearunaInglaterraazotadaporlatormenta.

No era ése el caso de Idris. Ella no se quejaba, pero el almamisma delmiedohabíahechonidoensucorazón.Sudelgadezeraextrema,lomismoquesupalidez.Laslágrimas,sinprevioaviso,arrasabansusojos,yselequebrabala voz. Trató de disimular el cambio que sabía que su hermano debía deobservarenella,perosuesfuerzofueenvano.Alquedarseasolasconél,sinpoder reprimir lossollozosdio riendasueltaasus temoresyasupena.Congranviveza,ledescribiólaangustiaincesantequeconapetitoatrozdevorabasualma;comparólapersistenciadeaquellainfatigableesperadelmalconladelbuitreque se alimentabadel corazóndePrometeo.Bajo la influenciadeestainquietudeternaydelasluchasinterminablesquelibrabaparacombatirlay ocultarla, se sentía -dijo- como si todos los resortes y engranajes de sumaquinaria animal funcionaran a doble velocidad y se consumieran másdeprisa.Elsueñonoerasueño,puessuspensamientos,refrenadosdurantelavigilia por los restos de su razón y por la visión de sus hijos, felices ysaludables, se transformaban en pesadillas en las que todos sus terrores sematerializabany todossusmiedosalcanzabansuplenitud.Paraaquelestadonoexistíaesperanzanialivioposible,amenosquelatumbarecibieradeprisalapresaqueleestabadestinadayaellase lepermitieramorir;puespreferíamorir a soportar mil muertes en vida con la pérdida de sus seres queridos.Comonoqueríapreocuparme,amímeocultabalomejorquesabíaelalcancede sus miserias, pero al encontrarse con su hermano tras tan prolongadaausencianopudoreprimirlaexpresióndesudolor,ycontodalavivezadelaimaginación,queenlatristezasiempreabunda,compartiólasemocionesdesualmaconsuamadoycomprensivohermano.

SuvisitaaLondresparecíaagravarsus inquietudes,puesen laciudadsemostraban en toda su dimensión los estragos ocasionados por la peste, yapenasconservabaelaspectodelugarhabitado.Lahierbacrecíalibrementeenlascalles;lasplazaserancamposdemaleza,lascasasaparecíancerradasyelsilencioy lasoledadsehabíanadueñadode laszonasmásconcurridasde laciudad.Ysinembargo,enmediodetantadesolación,Adrianhabíamantenidoel orden y las gentes seguían cumpliendo con las leyes y las costumbres,

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instituciones humanas que habían sobrevivido, como si fueran divinas, yaunque el decreto de la población se derogaba, la propiedad seguía siendosagrada.Setratabadeunareflexióntriste;yapesardeladisminucióndelmalcausado, dolía en el corazón comouna burla cruel. Toda idea de recurrir alplacer,alosteatrosylasfiestashabíapasado.

-El próximoverano -dijoAdrian cuandonos despedimos para regresar aWindsor- se decidirá el sino de la raza humana.No cejaré enmis empeñoshastaentonces.Perosilapesteregresa,habrádecesartodaluchaensucontra,yyasólonosquedaráocuparnosenelegirsepulcro.

NohedeolvidarmedeunincidentequeocurrióduranteaquellaestanciaenLondres. Las visitas de Merrival a Windsor, antes frecuentes, habíanterminado abruptamente. En aquella época, en que la vida y la muerte sehallaban separadas por una línea más delgada que un cabello, temía quenuestro amigo hubiera sido víctima de aquel mal todopoderoso. Por eso,imaginandolopeor,meacerquéasudomicilioparaversipodíaserdealgunaayudaalosmiembrosdesufamiliaquepudieranhabersobrevivido.HallélacasadesiertayconstatéquehabíasidounadelasasignadasporelgobiernoaalojaralosinvasoresextranjerosllegadosaLondres.Viquesusinstrumentosastronómicoseranusadosdemodosraros,quesusglobosterráqueosestabandestrozadosyquesuspapeles,llenosdeabstrusoscálculos,seesparcíanrotosportodaspartes.Losvecinosapenassupierondecirmenada,hastaquediconunapobremujerqueejercíadeenfermeraenaquellos tiemposdifíciles.Ellame contó que toda la familia habíamuerto, excepto el propioMerrival, quehabíaenloquecido.Esofueloquemedijolamujer,aunque,alinsistir-leyo,me dio a entender que su locura no era más que el delirio causado por elexcesodedolor.El ancianoque,yaconunpieen la tumba,prolongaba susexpectativasmediantemillones de años calculados; aquel visionario que nohabía percibido los indicios de la hambruna en las formas escuálidas de suesposaehijos,nilapesteenlasvisionesylossonidoshorriblesqueaparecíana su alrededor; aquel astrónomo, aparentemente muerto para la tierra, vivosólo en el movimiento de las esferas, amaba a su familia con un afectoinvisiblepero intenso.A travésdeunhábito largamentecultivado,sehabíanconvertido en parte de sí mismo. Su falta de conocimientos mundanos, suausenciademalicia, su inocencia infantil, lehacíandel tododependientedeellos.Peroélnopercibióelpeligrohastaqueunodeellosmurió.Lapestefuellevándoselos a todos, uno a uno.Y su esposa, su ayudante, su sostén,másnecesaria para él que sus propios brazos, que su propio cuerpo, y a la queapenas habían enseñado a ocuparse de símisma, la compañera amable quesiempreloapaciguabaconsuvozdulce,tambiéncerrólosojos,arrastradaporla muerte. El anciano sintió que el sistema de la naturaleza universal, quellevaba tanto tiempo estudiando y adorando, desaparecía bajo sus pies, y élpermaneció de pie entre los difuntos, y alzó la voz y maldijo. No es de

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extrañarquelaenfermerainterpretaracomogestodelocuralasimprecacionesdeaquelviejogolpeadoporelpesar.

Había empezado mi búsqueda a última hora de ese día, un día denoviembre, que no tardó en traer un atardecer de llovizna y vientomelancólico. Me volvía para marcharme cuando apareció Merrival, o lasombradeloquehabíasido.Menguadoydemente,pasójuntoamiladoyfuea sentarse en la escalinata que daba acceso a su casa. La brisa agitaba losmechones grises que poblaban sus sienes, la lluvia le empapaba la cabezadescubierta,peroélseguíaahí,ocultandolacaraenmanosarrugadas.Lerocéelhombroparallamarsuatención,peroélnosemovió.

-Merrival-ledije-,hacetiempoquenolevemos.DeberegresaraWindsorconmigo. Lady Idris desea verle, supongo que no rechazará su invitación.Vengaconmigoacasa.

Elastrónomomerespondióconvozhueca.

-¿Porquéengañaraunviejoindefenso?¿Porquéhablarhipócritamenteaalguienqueestámedioloco?Windsornoesmicasa.Yoyaheencontradomiverdaderohogar,elhogarqueelCreadormetienepreparado.

Sutonodeamargocinismomevenció.

-No trate de hacerme hablar -añadió-.Mis palabras le asustarían. En ununiverso de cobardesme atrevo a pensar, entre las tumbas del camposanto,entrelasvíctimasdesutiraníadespiadadameatrevoareprocharlealgoalMalSupremo. ¿Cómo puede castigarme? Que muestre su brazo desnudo y metransfigureconsurayo,éseestambiénunodesusatributos...

Elancianoseechóareírysepusoenpie.Loseguíhastauncamposantocercano,dondeseechósobreelsuelomojado.

-Aquí están -exclamó-, hermosas criaturas, criaturas que respiraban, quehablaban,queamaban.Ella,quedíaynocheadorabaasuamordejuventud,gastado por los años; ellos, carne de mi carne, mis hijos... aquí están.Llámelos,gritesusnombresenlanoche.Noleresponderán.-Seaferrabaalospequeñosmontículosqueindicabanellugardelastumbas-.Yosólopreguntounacosa.Notemoelinfierno,puesyalotengoaquí.Nodeseoelcielo.Loquequiero esmorir y queme entierren junto a ellos. Sólo quiero, cuando hayamuerto,sentirquemicarnesepudreysemezclaconlasuya.Prométame-y,trasalzarsetrabajosamente,meagarróelbrazo-,prométamequemeenterraráconellos.

-Seloprometo,siemprequeDiosmeayudeamíyalosmíos-respondí-,acondicióndequemeacompañeaWindsor.

-¡AWindsor!-repitióélconvozaguda-.¡Jamás!Nuncamealejarédeeste

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lugar.Mishuesos,micarne,yomismo,estamosyaenterradosaquí,yloqueve demí es arcilla corruptible, como ellos.Aquí yaceré y aquíme quedaréhasta que la lluvia y el granizo, hasta que el relámpago y la tormenta,destruyéndome,unanmisustanciaaladeellos,queseocultaabajo.

Concluiré el relato de esta tragedia en pocas palabras. Tuve queausentarmedeLondresyfueAdrianquienseocupódevigilarlo.Sutareanose prolongó mucho más, pues la edad, el dolor y el tiempo inclemente sealiaron para acallar sus penas y llevar el reposo a su corazón, cuyos latidoseran su tortura. Murió abrazado al barro, que se amontonaba en su pechocuandolodepositaronjuntoalosseresalosquellorócontaldesolación.

RegreséaWindsorcumpliendolosdeseosdeIdris,queparecíacreerquesushijossehallabanmásasalvoenaquellugar.Además,habiendoasumidolacustodiadeldistrito,nopensabaabandonarlamientrassiguieraconvidaunosolodesushabitantes.AlhacerlotambiéncumplíaconlosplanesdeAdrian,que pretendíamantener agrupada a la población, pues estaba convencido deque sólo mediante el ejercicio de las virtudes sociales podría mantenerse asalvolahumanidadsuperviviente.

Nos llenaba de melancolía regresar a aquel lugar tan querido, a losescenariosdeunafelicidadantesapenasvaloradosyqueahorapresenciabanlaextincióndenuestraespecie,ysobrecuyosuelofértilyadoradosegrababan,indelebles,lospasosdelaenfermedad.Elaspectodelcampohabíacambiadode tal modo que parecía imposible acometer las tareas otoñales de arar ysembrar. Además la estación ya había concluido y había dado paso a uninvierno que había llegado con inusitada severidad. Heladas y deshielos,seguidosde inundaciones,volvían impracticableel terreno. Intensasnevadasdabanunaireárticoalpaisaje.Los tejadosde lascasas secombabanconelpeso del manto blanco. El sencillo chamizo y la gran mansión, ambosdesiertos,permanecíanincomunicadosporigual,susentradasllenasdenieve.El granizo rompía los cristales de las ventanas, y los vientos del norestedificultabanengranmedidalasactividadesalairelibre.Elestadoalteradodela sociedad convertía esos accidentes naturales en causa de verdaderasdesgracias. Se habían perdido tanto el privilegio del mando como lasatencionesdelaservidumbre.Ciertoesquelamermadepoblaciónhacíaquelas necesidades mínimas pudieran ser cubiertas, pero para garantizarlas serequeríamuchamanodeobra,yhundidosporlaenfermedadytemerososdelfuturo, nos faltaba energía para adoptar ningún sistema con absolutaconvicción.

Yhablopormímismo,aquiennofallabalaenergía.Lavidaintensaquemeacelerabaelpulsoyanimabamisernomearrojabaaloslaberintosdelavidaactiva,sinoqueexaltabamitorpezayotorgabadimensionesgigantescasaobjetos insignificantes. Podría haber llevado de igual modo una vida de

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campesino; mis ocupaciones menores crecían hasta convertirse en hitosimportantes. Mis afectos eran pasiones impetuosas y fascinantes, y lanaturaleza, con todos sus cambios, parecía investidade atributos divinos.Elespíritumismode lamitologíagriegahabitabaenmi corazón.Deificaba lastierrasaltas,losclarosdelosbosques,losarroyos.

ViaProteollegandodesdeelmar

yalviejoTritónsoplandosufloreadacaracola.

Resulta curiosoque,mientras la tierrahabía seguido sumonótonocurso,yohabitaraconasombrosiemprerenovadoensusleyesantiguas,yqueahoraque,congirosexcéntricos,seadentrabaenunsenderonohollado,yosintieradesvanecersesuespíritu.Luchabacontralafrialdadyelcansancio,peroéstos,como una neblina, me asfixiaban. Tal vez, tras los esfuerzos y lasextraordinariasemocionesdelverano, lacalmadel inviernoy las tareascasidomésticas que traía consigo resultaran, por reacción natural, doblementeirritantes.Yanoexistíalaintensapasióndelañoanterior,queaportabavidaeindividualidadatodoslosmomentos;yanoexistíanlasintensaspunzadasdedolorcausadasporlasdesgraciasdelaépoca.Laabsolutainutilidadquehabíaseguido a todos mis esfuerzos extraía de ellos la emoción habitual que losacompañaba,yladesesperaciónanulabaelbálsamoqueantesmeaportabaelelogio propio. Deseaba regresar a mis anteriores ocupaciones, pero ¿quéutilidadtenían?Leereraabsurdo,escribir,unactodevanidad.Latierra,antesun ancho circo para la exhibición de dignas obras, vasto teatro para larepresentacióndemagníficosdramas,eraahoraunespaciovacío,unescenariodesierto,puesnipara losactoresnipara losespectadoreshabíayanadaquedeciroescuchar.

NuestropequeñopueblodeWindsor,enelquesehabíancongregadocasitodos los supervivientes de los condados vecinos, presentaba un aspectomelancólico. Sus calles estaban cubiertas de nieve, los pocos viandantes seveían paralizados y ateridos por la inhóspita visita del invierno. Escapar deaquellosmaleseraelfindetodosnuestrosesfuerzos.Familiasantesdedicadasalaconsecucióndeelevadasmetas,ricas,florecientes,jóvenes,menguandoennúmeroyconelcorazón llenode temores, seacurrucaban juntoaun fuego,egoístas y vencidos por el sufrimiento. Sin la ayuda de criados, debíanacometer ellos las tareas domésticas. Así, manos desacostumbradas a talesmenesteresdebíanamasarelpano,enausenciadeharina,tantoelseñorcomoelcortesanoperfumadodebíanhacerlasvecesdecarniceros.Ahoralospobresy los ricos eran iguales o, mejor dicho, aquéllos eran superiores, pues seentregaban a esas tareas con energía y experiencia. Por el contrario, laignorancia,laineptitudyloshábitosdereposohacíanqueesasmismastareasfatigaranalosacostumbradosallujo,humillaranalosorgullososyresultarandesagradables a aquéllos cuyasmentes, adiestradas en lamejora intelectual,

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consideraban su privilegio verse exentos de velar por sus necesidadesanimales.

Peroentodocambiolabondadyelafectohallancampoabonadoparaelesfuerzoyelejemplo.Enalgunos,dichoscambiosproducíanunadevociónyuna capacidad de sacrificio que resultaban a la vez nobles y heroicas, algohermosode contemplar para los amantesde la razahumana.Como tambiénhermosoeraver, comoenépocas antiguas, lasmaneraspatriarcales conqueparientesyamigosdetodacondicióncumplíanconsusdeberes.Losjóvenes,aristócratasdelatierra,sededicabanalaboresdomésticasconenvidiablebuenánimo,paraayudarasusmadresyhermanas.Bajabanhastaelríoaromperelhieloysacaragua;seuníanenexpedicionesdestinadasaobteneralimentoso,hacha en mano, abatían árboles para convertirlos en leña. Las mujeres losrecibían,asuregreso,conunabienvenidasimpleyafectuosahastahacíapocoreservada a las habitantes de las granjas más humildes: el hogar limpio, elfuego encendido, la cenapreparada conmanos amorosas, la gratitudpor lasprovisionesquegarantizabanelalimentodeldíasiguiente...Gocesrarosparalos ingleses de alcurnia, que si embargo se habían convertido en sus únicoslujos,unoslujosquemucholescostaban,yqueporellovalorabanmás.

Nadie encarnaba mejor que nuestra Clara aquella dócil sumisión a lascircunstancias,aquellanoblehumildad,aqueldonimaginativoquelepermitíacolorearaquellastareascontintesrománticos.EllaeratestigodemiapatíaydelasangustiasdeIdris.Suocupaciónconstanteeraaliviarnosanosotrosdeltrabajoyverterconsueloeinclusoeleganciaennuestroalteradomododevida.Nosotrosaúncontábamosconalgunoscriadosquelaepidemiahabíaignoradoyquesesentíanmuyunidosanuestrafamilia.PeroClarasesentíacelosadesus servicios y se empeñaba en ser la única doncella de Idris, la únicaencargada de atender a sus primos. Nada le proporcionaba más placer queocuparsedenosotros,yseanticipabaanuestrosdeseossincera,diligenteysinfatigarse...

Abraaparecíaantesdequedijéramossunombre

yaunqueotrodijéramos,veníaAbra.

Mi tarea consistía en visitar a diario a las diversas familias reunidas ennuestra localidad, y cuando el tiempo lo permitía, me gustaba alargar mispaseosacaballoy,asolas,reflexionabasobretodosloscambiosquenoshabíadeparado el destino, tratando de aprender las lecciones del pasado paraaplicarlas al futuro. La impaciencia que, mientras me veía acompañado deotros,mecausabanlosmalesdemiespecie,lasuavizabalasoledad,cuandoelsufrimiento individualse fundíacon lacalamidadgeneraly,porextrañoqueparezca, su contemplación resultaba menos dolorosa. Así, con frecuencia,abriéndome paso con dificultad por las estrechas calles cubiertas de nieve,

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cruzaba el puenteymeacercaba aEton.Los apasionadosmuchachosyanoformabanalegrescorrillosjuntoalportaldelcolegio.Unsilenciotristeinvadíalasaulasy lospatios,otroraconcurridos.SeguíacabalgandohaciaSaltHill,rodeadodenieveportodaspartes.¿Eranaquéllosloscamposfértilesquetantoamaba?¿Eraaquéllalasucesióndesuavescolinasyllanurascultivadas,antescubiertas demaizales ondulantes, salpicadas de imponentes árboles, regadasporlosmeandrosdelTámesis?Unmantoblancolocubríatodo,yelrecuerdoamargomedecíaque loscorazonesde sushabitantes semantenían tan fríoscomo la tierravestidade invierno.Meencontrabaconmanadasde caballos,rebañosdevacasyovejasquevagabanasuantojo,acurrucándoseaquícontraunabaladehenoparaguarecersedelfríoyparaalimentarse,metiéndoseallíenalgunacasaabandonada.

Enunaocasión,enundíadehelada,llevadopormisincesantesylúgubrespensamientos,meacerquéhastaunodemislugaresfavoritos,unbosquecillocercanoaSaltHill.Allí,aunlado,unarroyocantarínsaltasobreunaspiedrasy unos pocos olmos y hayas conceden al lugar, tal vez sin merecerlo, elnombredebosque.Elescenarioteníaparamíencantosúnicos.Habíasidounpaisaje predilecto para Adrian. Se trataba de un rincón aislado, yme habíacontado quemuchas veces, durante su infancia, había pasado allí sus horasmásfelices.Trasescapardelcontrolrigurosodesumadre,sesentabaenlostoscospeldañosqueconducíanalarroyo,ahora leyendoalgún librofavorito,ahora reflexionando y sumiéndose en especulaciones impropias de su tiernaedad sobre la madeja aún no deshilada de la ética o la metafísica. Unpresentimientomelancólicomeasegurabaqueno regresaríamásaese lugar,demodoquetratédefijarenmimentecadaárbol,cadarecododelriachuelo,cadairregularidaddelsuelo,pararecordarlomejorcuandomehallaraausente.Un petirrojo descendió al arroyo helado desde las ramas escarchadas de unárbol.Surespiracióntrabajosaysusojosentornadosmedecíanqueagonizaba.Enel cieloaparecióunhalcónyel temor seapoderóde lapequeñacriaturaque,haciendoacopiodesusúltimasfuerzas,seechóhaciaatrásyextendiólaspatas,impotente,tratandodedefendersedesupoderosoenemigo.Entoncesyointervine,losostuveenmismanosymeloacerquéalpecho.Loalimentéconunasmigas de galleta, hasta que poco a poco fue reviviendo y sentí que sucorazón tembloroso, tibio, latía contrami cuerpo.No sé por qué relato estesuceso insignificante, pero la escena sigue presente en mi memoria: loscamposcubiertosdenievevistostravésdelostroncosplateadosdelashayas;el arroyo, en los días felices reguero de aguas vivas y chispeantes, ahoraasfixiadoporelhielo;losárbolesdesnudos,cubiertosdeescarcha;losperfilesde las hojas del verano, recortados en el suelo duro por lamano helada delinvierno;elcielogris,eltemiblefrío,elsilencioabsoluto...Mientras,cercademi pecho, mi enfermo con plumas entraba en calor y, sintiéndose a salvo,cantabasualegríacon trinos ligeros.Losrecuerdosdolorososseapoderaban

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demíyllevabanmimenteaunestadodegranturbación.Fríayfúnebrecomoloscamposnevadoseralatierratoda,ysumidaenladesgracialavidadesushabitantes. ¿Porqué ibaa resistirmeyoa la cataratadedestrucciónquenosarrastraba?¿Porquécontrolarmisnerviosyrenovarmisfatigadosesfuerzos?¿Por qué? No, que mi firme valentía y mis esfuerzos alegres protejan a laamadaqueescogíenlaprimaverademivida;queapesardequemicorazónse llene de dolor, a pesar de quemis esperanzas de futuro se hayanhelado,mientras tu adorada cabeza, amor mío, repose en paz sobre mi pecho, ymientras de él extraigas atenciones, consuelo y esperanzas, mis luchas nocesaránynomeconsiderarédeltododerrotado.

Enunahermosamañanadefebreroenqueelsolhabíarecobradopartedesuamablepoder,salíconmifamiliaapasearporelbosque.Eraunodeesosdíasinvernalesquedemuestranlacapacidaddelanaturalezaparaderramarsubellezasobreladesnudez.Losárboles,despojadosdehojas,alzabansusramasfibrosas contra el cielo azul. Con sus sinuosos e intrincados trazos seasemejaban a delicadas algas. Los ciervos hozaban la nieve en busca dehierbasescondidas.Elsolreverberabaenellacongranintensidad,ylafaltadefollajehacíaquelostroncosdelosárbolesdestacaranmásyaparecierancomoel laberinto de columnas de algún vasto templo. Resultaba imposible noobtener placer ante la visión de aquellas cosas.Nuestros hijos, libres de lasataduras del invierno, caminaban delante de nosotros persiguiendo algúnciervootratandodesacaralosfaisanesylasperdicesdesusescondrijos.Idrisseapoyabaenmibrazo.Sutristezacedíaantelassensacionesplacenterasqueexperimentaba.NosencontramosconotrasfamiliasenelGranPaseo,familiasque, como la nuestra, disfrutaban del regreso de la estación amable.Yomesentíadespertarpormomentosymesacudíalaapatíadelosmesespasados.Latierrapresentabaunnuevoaspectoymivisióndelfuturoseaclaródepronto.

-¡Hedescubiertoelsecreto!-exclamé.

-¿Quésecreto?

En respuesta a esa pregunta, describí nuestra tenebrosa vida invernal,nuestrastristescuitas,nuestraslaboresdomésticas.

-Este lugar septentrional no es propicio para nuestra menguada raza.Cuando los hombres eran pocos, no era aquí donde luchaban con lospoderososagentesdelanaturalezanidondeselespermitiópoblarlatierraconsusdescendientes.Debemosirenbuscadeunparaísonatural,dealgúnjardíndelEdénenlatierradondenuestrasnecesidadesbásicasesténgarantizadasyeldisfrutedeunclimadeliciosonoscompensepor losplaceressocialesquehemosperdido.Sisobrevivimosaesteverano,nopasaréelpróximoinviernoenInglaterra.Yvosotrostampoco.

Había hablado sin pensar mucho en lo que decía, y apenas concluí me

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asaltaron las dudas. ¿Sobreviviría alguno de nosotros al verano siguiente?Constaté que el semblante de Idris se ensombrecía y volví a sentir queviajábamos encadenados al carro del destino y que no ejercíamos elmenorcontrolsobresuscaballos.Yanopodíamosdecir«haremosesto,noharemosestootro».Unpodersuperioralhumanohabíasurgidoparadestruirnuestrosplanesoparaculminarlaobraquenosotrosevitábamos.Planificarnadaparaelinviernopróximoeraunalocura.Aquellahabíasidonuestraúltimaestaciónfría. El verano inminente era el horizontemás lejano que alcanzaba nuestravista. Y cuando llegáramos allí, en lugar de seguir avanzando por el largocamino,seabriríaunabismoporelquesinquererlonosprecipitaríamos.Nosveríamos despojados de la última bendición de la humanidad.No podíamosmantenerlamenoresperanza.¿Puedeel loco,mientrasagitalascadenasquelo oprimen, seguir esperando? ¿Puede el infeliz que se dirige al patíbulo,cuandoapoyalacabezaenlapiedraydistinguelasombradoblequeformanélmismoy el verdugoque levanta con susmanos el hacha, seguir esperando?¿Puedeelnáufrago,queexhaustodetantonadaroyetrasdeél,muycerca,elchapoteo de un tiburón que surca las aguas del Atlántico, persiguiéndolo,seguiresperando?Puessumismaesperanzaeralanuestra.

El viejo mito nos cuenta que ese espíritu gentil abandonó la caja dePandora, por lo demás rebosante de males. Pero éstos eran invisibles einsignificantes,mientrasquetodoelmundoadmirabaelencantocontagiosodelajovenEsperanza.Loscorazonesdetodosloshombresseconvirtieronensumoradayfuecoronadareinadenuestrasvidas,entoncesyparasiempre.Fuedeificada y venerada, declarada incorruptible y eterna. Pero como todos losdemás dones que el Creador derramó sobre los hombres, la Esperanza esmortal.Suvidaha llegado a suhora final.Nosotroshemos cuidadode ella,hemosveladoporsufrágilexistencia.Yahorahapasadosintransicióndelajuventudaladecrepitud,delasaludalaenfermedadincurable.Yaunquenosagotamos luchandopor su restablecimiento,muere.La noticia alcanza todaslasnaciones:«¡HamuertolaEsperanza!»Sólosomosplañiderasensucortejofúnebre.¿Quéesenciainmortalocreaciónperecederasenegaráaunirsealatriste procesión que acompaña hasta el sepulcro a la consoladora de lahumanidad,yadifunta?

¿Acasonoocultaelsolsuluz?Yeldía,

comofinaexhalación,sedesvanece;

ambosrodeansushacesconnubes

queplañiderasson,también,

enestasexequias.

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