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EL LIBERTADOR por Félix Martí Ibañez Frente de Afirmación Hispanista, A. C. México 2001

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EL LIBERTADOR

por

Félix Martí Ibañez

Frente de Afirmación Hispanista, A. C.México 2001

EL LIBERTADOR

por

Félix Martí Ibañez

Frente de Afirmación Hispanista, A. C.México 2001

© Félix Martí Ibañez

© Frente de Afirmación Hispanista. A. C.Castillo del Morro 114Lomas Reforma 11930México, D. F.Tel. 55 96 24 26E-mail : ivanfahGaprodigy,. net.mx

Surge Bolívar con su cohorte de astros . Los volcanessacudiendo los flancos con estruendo , lo aclaman y publi-can. ¡A caballo, la América entera! Y resuenan en la noche,con todas las estrellas encendidas , por llanos y pormontes, los cascos redentores.

José Martí(Madre América)

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Era el Jueves Santo de 1812, después del mediodía, yacababan de perecer en un instante diez mil personas entrelos escombros de Caracas: un espantoso terremoto sacudióla mitad de Venezuela, dejando intactas las regiones leales ala corona española, por lo que el pueblo, supersticioso,atribuyó a castigo divino el insólito suceso. Bolívar seenfrentó con un cura que expresaba estos sentimientos y leimpuso silencio gritándole:

Si se opone la naturaleza , lucharemos contra ella yharemos que nos obedezca.

Y sin importarle las ruinas de su casa natal , se lanzó asocorrer a las víctimas.

Así era Simón Bolívar , más tarde héroe prócer de Hispa-noamérica, libertador de medio continente y creador delhispanoamericanismo. Desde México hasta el Cabo deHornos, su nombre aún es reverenciado : Libertador , soldadoextraordinario, revolucionario romántico , estadista, escritor,orador; su vida , monumento épico de aventura , tragedia,gloria y derrota , corresponde a una de las mayores figurashistóricas de los tiempos modernos.

LA ESCENA

Hacia fines del siglo XVIII, época del nacimiento de Bolívar,España gobernaba sus colonias de América casi en la mismaforma en que lo había hecho durante el siglo XVI; el Consejode Indias controlaba, en nombre del rey, vastos territoriosque entonces se extendían desde el Cabo de Hornos hastaSan Francisco , gobernando por intermedio de virreyes

españoles (favoritos de la Corona), a quienes instruía sobretodo lo referente a asuntos de Estado , religión y conductasocial.

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La dirección de los más importantes negocios públicos, asícomo las regulaciones más insignificantes provenían deEspaña; funcionarios de menor o mayor categoría eranasimismo españoles, y aun a los criollos más capacitados seles negaban puestos de importancia. La distancia entre laaristocracia de España y la criolla no era fácil de salvar.Primero contaban los españoles, quienes no disimulaban supretendida superioridad; según observó el barón de Hum-boldt:

El más miserable europeo, sin educación ni cultura,se cree superior a los blancos nacidos en el nuevocontinente.

Durante siglos, los criollos habían creado la riqueza, explota-do las minas, plantaciones, granjas y pequeños negocios enAmérica, siendo, además, profesionales y comerciantes;construyeron las ciudades más bellas y señoriales del conti-nente. Muchos poseían cuantiosas riquezas y se resentíancada vez más de su poca importancia política.

Los criollos anhelaban ejercer ascendencia política en suspropias comunidades y acabar con los monopolios comercia-les españoles. Unos pocos, más radicales, iban más lejos:soñaban con demoler el tradicional sistema de privilegiosasociado a la monarquía y a la Iglesia.

Algunos introdujeron subrepticiamente las obras de Locke,Voltaire, Diderot y Rousseau, así como periódicos británicosy franceses. Antonio Nariño tradujo la Declaración de losderechos del Hombre , haciéndola circular para sembrar eldescontento. Muchos criollos adinerados viajaban y estudia-ban en el extranjero, viendo con buenos ojos el progreso delas revoluciones francesa y norteamericana.

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EL JOVEN BOLÍVAR

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad de Bolívar yPalacios, nació el 24 de julio de 1783 en Caracas, en laCapitanía General de Venezuela, mimado y precoz hijomenor de una de las más acaudaladas familias de la región,que por su posición económica y distinción, formaba parte dela aristocracia criolla denominada mantuana , que gozaba deprivilegios especiales, entre ellos el de poder asistir lasmujeres a misa cubiertas con un manto, de donde provenía elnombre de mantuana . Los Bolívar descendían de un Simónde Bolívar que había arribado a Venezuela en 1588 acompa-ñando a su gobernador; allí se estableció, enriqueciéndose.Debido a su actividad y talento, a los diez años de su llegadafue nombrado procurador de la provincia de Caracas anteFelipe II. Durante la época del nacimiento de Bolívar, lafamilia era dueña de enormes plantaciones, minas, miles deesclavos, numerosos hatos de ganado y manzanas enteras depropiedades en la ciudad.

Al nacer el Libertador, su padre don Juan Vicente Bolívary Ponte, sibarita e intelectual liberal, contaba 57 años deedad; su madre, doña María Concepción Palacios y Blanco,24. El padre murió cuando Bolívar tenía tres años de edad,y la madre seis años más tarde. El pequeño quedó bajo elcuidado de su abuelo, quien también falleció al año siguiente.Luego se hizo cargo de él su tío don Carlos Palacios,continuando a su lado la negra Hipólita que había sido sunodriza. Varios maestros se encargaron de la educación deljoven Bolívar, entre ellos Guillermo Peldrón y el notablepoeta y humanista Andrés Bello.

Tiempo después surgió un personaje importante en la vida delfuturo héroe: Simón Rodríguez, hombre singular, de reciapersonalidad, que influyó decisivamente en la formaciónespiritual e ideas emancipadoras de Bolívar. Por encargo del tíopasó a ser tutor del niño, con quien mantenía largas conversacio-

nes que despertaban su admiración por la precocidad que enellas demostraba. Simón Rodríguez se trasladó con su alumnoal campo, para formar su carácter de acuerdo con el idealpedagógico revelado por Rousseau en su Emilio.

Durante cinco años residieron en San Mateo, una de lasplantaciones de la familia, en el interior de Venezuela.Maestro y alumno dormían en duros colchones, levantándosea menudo a media noche para bañarse en helados arroyos.Acampaban al aire libre, cazaban y hacían largas jornadas acaballo. Atravesaban enormes montañas internándose en losllanos del valle del Orinoco, donde encontraban indios yllaneros, famosos estos últimos por su maestría en laequitación. Estudiaron las obras de los enciclopedistas,Montesquieu, Hobbes y Rousseau, y leyeron Las vidasparalelas de Plutarco.

Cuando Bolívar contaba 14 años de edad, su tutor,comprometido en una fracasada revolución, tuvo que escaparde territorio español para salvar la vida. El tío decidióentonces que el joven recibiera una educación más clásica, deacuerdo con su rango y posición económica.

Bolívar se enroló en la milicia local como cadete, y en juliode 1798, Carlos IV firmó un despacho nombrándolo subte-niente de Milicias de Infantería de Blancos de los Valles deAragua, cuerpo del que su padre había sido coronel. A los 16años fue enviado a España para completar su educación;residía allí su tío Esteban, y un amigo y coterráneo de éste,Manuel Mallo, quien ocupaba un puesto privilegiado cerca dela reina. Según rumores, Mallo había sucedido a Godoy enlos favores de la soberana.

Aquella fase de su vida fue interrumpida al cerrar con unaboda su permanencia en España. El 26 de mayo de 1802contrajo matrimonio con María Teresa Rodríguez del Toro,en la capilla de San José, del palacio del duque de Frías. Losrecién casados partieron a los pocos días para Venezuela,donde se instalaron llevando la clase de vida que correspon-

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día a su elevada posición. Siete meses después, María Teresafalleció víctima de la fiebre amarilla. A los 19 años, Bolívarera huérfano y viudo.

REGRESO A EUROPA

Deseando alejarse del escenario de sus días felices, Bolívarpartió hacia España, viajando luego a París; allí formó partede la alegre sociedad de jóvenes, a quienes asombraba, por suhabilidad en el manejo de florete, su maestría ,como jinete ysus dotes de, bailarín; muchos usaban un sombrero alto defieltro gris y anchas alas, que andando el tiempo recibió elnombre de "chapeau Bolívar".

Un amor, el de Fanny du Villars, le abrió muchas puertasen aquella deslumbrante ciudad; conoció a Madame de Stael,Madame Récamier y al brillante fisico y<químico Joseph Gay-Lussac. También hizo amistad con el barón de Humboldt,recién llegado de América, quien charlando con el jovencriollo le expuso su creencia de que las colonias estabanmaduras para su independencia, afirmándole:

Lo que no veo es al hombre que pueda realizarla.

Bolívar, a quien este género de vida llenó de tedio e inquie-tud, tuvo noticias de su amado tutor, el buen Robinson, quiendedicado a sus labores de pedagogo y humanista, habíaterminado de traducir y publicar en castellano, en 1801, laAtala de Chateaubriand. Simón Rodríguez, con Bolívar yFernando Toro, emprendió desde París una gran excursión apie, siguiendo los pasos de Rousseau. Maestro y alumnoatravesaron campiñas, al igual que años atrás, y leyeron,meditaron y hablaron de los derechos del hombre y de laindependencia política de la América hispana.

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Al llegar a Roma, encontrándose los tres al atardecer en elMonte Sacro, actual Aventino, después de una agotadorajornada, Simón Rodríguez se sentó en una piedra, y Bolívar,de pie, todavía jadeante, con los ojos húmedos y la caraencendida, pronunció las palabras que pasaron a la posteriori-dad con el nombre de Mi juramento:

Juro por el Dios de mis padres , juro por ellos,juro por mi honor y juro por la Patria, que nodaré descanso a mi brazo ni reposo a mi almahasta que haya roto las cadenas que nos oprimenpor voluntad del poder español.

Era el 15 de agosto de 1805, y Bolívar contaba 23 años deedad. Por aquel entonces, su resolución no dejaba de serarrogante: no sólo era casi desconocido en la tierra que seproponía liberar, sino que toda su experiencia militar sereducía a dos años de ejercicios e instrucción en las miliciasde Caracas. Mas contaba, eso sí , con una vigorosa personali-dad, increíble confianza en sí mismo y una mente capaz dealbergar grandes sueños. En la ciudad de Hamburgo seembarcó para Venezue, llegando a Charleston (E.U.A.), enenero de 1807. Desde allí se dirigió a Boston, Nueva York,Filadelfia y Washington, visitando los campos de batalla dela revolución norteamericana y estudiando la estructura de lademocracia en aquel país.

PRECURSORES DE LA INDEPENDENCIA

HISPANOAMERICANA

La Revolución Francesa ejerció enorme influjo sobre unaserie de pensadores y guerreros, que mediante sus escritos ohechos prepararon el terreno para la emancipación de lascolonias españolas en América, por lo cual pasaron a lahistoria con el nombre de precursores . Los principalesfueron: Fray Servando Teresa de Mier, en México, Antonio

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Nariño y Camilo Torres, en Nueva Granada; Eugenio deSanta Cruz Espejo, en Ecuador; Victoriano de Villava, enPerú; Manuel de Salas, en Chile; Mariano Moreno, GregorioFunes y Manuel Belgrano, en Argentina, y Manuel Gual, JoséMaría España y Francisco de Miranda , en Venezuela. Esteúltimo, nacido en Caracas el 28 de marzo de 1750, fue el másdestacado. Habiendo servido en las filas revolucionariasnorteamericanas y francesas, donde ganó fama de estratega,por su destacada y valerosa actuación en el ejército francés,mereció el honor de que su nombre fuera inscrito en el Arcodel Triunfo de París.

Después de haberse asegurado el apoyo moral de Inglate-rra y Estados Unidos, Miranda preparó una expedición paraliberar a su patria, saliendo rumbo a ella desde Nueva Yorken febrero de 1806. Sufrió un revés frente a Ocumare,desembarcó en las costas de Coro, donde hizo flamear labandera tricolor; mas el pueblo no lo apoyó, fue perseguidopor las autoridades españolas, y los gobernadores de lasAntillas inglesas no le proporcionaron los refuerzos solicita-dos. Miranda hubo de reembarcarse, y al ser denunciado porsus propios hombres en la isla de Granada, se salvó graciasa la protección velada del jefe de la armada inglesa enBarbados, el intrépido marino inglés Alexander Cochrane.

Aunque casi 40 años más joven que Miranda, y tansoñador como éste, Bolívar sin embargo era mucho máspráctico: al arribar a Venezuela poco después de los sucesosanteriores, se unió a un pequeño movimiento secreto dejóvenes aristócratas que propugnaban la idea de la revoluciónentre el pueblo. Un histórico hecho, el derrocamiento deFernando VII en 1808 , por Napoleón para instalar en eltrono a su hermano José Bonaparte, influyó en los destinosde América. Aunque éste prometió un régimen más liberal,las capitales hispanoamericanas se sublevaron, declarándoselibres del dominio español hasta que Fernando VII fuerarestaurado en el trono.

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En 1810, el nuevo Gobierno de Caracas envió a Bolívar,con Andrés Bello y Luis López Méndez, a Londres paralograr el apoyo de Inglaterra; a pesar de haber desempeñadosu misión con habilidad, las circunstancias políticas delmomento frustraron sus esfuerzos. En diciembre de 1810regresó Bolívar; a su lado venía la casi legendaria figura deFrancisco Miranda. Bolívar, de 27 años de edad, reverencia-ba al gran hombre cuyo esquema de una sociedad racional,basada en las filosofías de Locke y Rousseau, se hermanabacon sus propios ideales.

BAUTIZO DE SANGRE

Bolívar y Miranda se entregaron de lleno a luchar por laemancipación absoluta, siendo el alma de la SociedadPatriótica , que albergaba a todos aquellos dedicados almismo empeño. El 3 de julio, Bolívar pronunció las siguien-tes palabras:

Pongamos sin temor la piedra fundamental de lalibertad sudamericana. Vacilar es sucumbir. Propon-go que una comisión del seno de este cuerpo lleve alsoberano Congreso estos sentimientos.

Una ola de emoción patriótica se apoderó de Caracas, y unajornada más tarde el Congreso decretó la Independencia.

Miranda se encargó de dirigir las operaciones militares,reclutando peones y jóvenes aristocráticas, que servían deoficiales; mas este primer esfuerzo estaba condenado al fracaso;la masa integrada por indios, negros, mestizos y criollos, nosentían ninguna simpatía por la causa, ya que no habían tenidovoz ni voto en el Congreso y para ellos "los derechos delhombre" eran apenas una frase vacía. Desertaron de las filas porcentenares, tomándose en su contra y tildando a los revoluciona-rios de traidores, rebeldes y heréticos.

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Todo esto acontecía a fines de marzo, poco antes de losterremotos que dejaron en ruinas a Caracas, Barquisimeto yMérida; los centros realistas no sufrieron gran daño, mientrasque los republicanos fueron casi por completo arrasados; enCaracas, unas 10 mil personas murieron, y casi todos losedificios quedaron derruidos.

Las legiones veteranas españolas, ayudadas por el popula-cho, completaron la destrucción de las fuerzas patriotas ycapturaron Caracas. Al cabo de cinco meses Miranda iba abordo de un barco español rumbo a Cádiz , donde leesperaba la muerte en la prisión, y Simón Bolívar, arruinado,se asiló en Curazao.

LA CAMPAÑA ADMIRABLE

Bolívar demostró entonces su extraordinaria virtud de sacarpartido de la adversidad, cualidad que más tarde habría denotar su principal enemigo, el general español PabloMorillo, quien comentó:

Bolívar es más temible en la derrota que en eltriunfo.

Pocos meses después se hallaba de regreso en el continente,desembarcando en Cartagena, Colombia, donde los revolu-cionarios criollos continuaban su lucha contra España. Allíadvirtió al pueblo que su libertad sería breve mientras losrealistas dominaran en Venezuela, ya que ninguno de los dospaíses podrían ganar su independencia por sí solos.

-El gobierno de Cartagena confirmó a Bolívar en el gradode coronel, confiándole la defensa del pueblo de Barranca.Bolívar se dispuso a tomar la ofensiva en vez de la defensiva,y en 25 días destrozó las fuerzas realistas, entrandotriunfalmente en Ocaña. Informado de que los españoles deVenezuela iban a invadir Nueva Granada por Pamplona, se

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dirigió a socorrer a esta ciudad, emprendiendo una marchaterrible a través de una selva de árboles gigantescos, bajolluvias torrenciales y con el azote del helado aire de lacordillera. Casi sin descanso, derrotó a las tropas enemigasque salieron a su encuentro y ocupó todas las poblaciones delvalle de Cúcuta, terminando así con la amenaza de invasiónal huir los españoles desordenadamente.

El Congreso neogranadino, agradecido, le otorgó el títulode ciudadano de la nación, y el grado de brigadier. Bolívarcreyó llegado el momento de invadir Venezuela ; obtenidoel permiso del Congreso, al mando de 600 hombres, entre losque se contaban brillantes oficiales como José Félix Ribas,Rafael Urdaneta y Atanasio Girardot, emprendió la denomi-nada Campaña Admirable . Tras una serie de rápidasmarchas y repentinos ataques, desconcertó al ejército españoly después de avanzar a través de la cordillera, ocultando susmovimientos, salió victorioso en Niquitao; luego en Tangua-nes, quedando así libre el camino hacia Caracas. Cuando seacercó a la ciudad en agosto de 1813, el comandante español,después de mandar ejecutar a numerosos simpatizantesrepublicanos, abandonó la plaza sin oponer resistencia.

EL LIBERTADOR

En un carro triunfal conducido por doce señoritas de la altasociedad, hizo Bolívar su entrada en Caracas, el 6 de agostode 1813. Dos días más tarde, anunciaba el restablecimientode la República venezolana . Como el comandante españolMonteverde resistía aún en Puerto Cabello, Bolívar fuepersonalmente a sitiarlo, mas con la llegada de refuerzosespañoles procedentes de Cádiz, Monteverde rechazó aBolívar y lo persiguió hasta cerca de Valencia; en el cerro deBárbula, Monteverde fue al fin derrotado en Las Trincheras,y al poco tiempo el Cabildo de Caracas otorgó a Bolívar

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el título de "Libertador", que él consideró "más gloriosoy satisfactorio que el cetro de todos los imperios de la Tierra.

Sin embargo, los triunfos fueron de corta duración. Losrefuerzos recibidos por los españoles y las divisiones entrelos insurrectos, así como la rivalidad entre los principalesjefes , fueron la causa principal de los escasos resultados dela campaña, además de, quizá el factor más decisivo, laintensa oposición armada de los llaneros , rústicos pastoresde las inmensas praderas del Orinoco, que eran ágiles yvigorosos jinetes, acostumbrados a todo tipo de peligros yprivaciones. Estos aguerridos combatientes, comandados porel valiente y sanguinario asturiano José Tomás Boves, quienprometió repartirles los bienes de los blancos, integraron laLegión Infernal, que se distinguió por su fiereza en batalla.

La guerra tomó un carácter feroz: a pesar de las victoriasde Araure y San Mateo y el triunfo de Bolívar en Carabo-bo, los resultados no fueron definitivos. El 15 de junio de1814, Nariño y Bolívar, que habían estado en desacuerdo yse unían ante el peligro sufrieron una tremenda derrota en"La Puerta", que acarreó la pérdida de Caracas. Bolívarse dirigió al oriente del país, donde los jefes insurgentes de laregión se negaron a reconocer su autoridad. De allí partió.hacia Nueva Granada, donde por encargo del gobiernodirigió la campaña para solucionar los problemas de aquellasprovincias, ya que Cundinamarca permanecía disidente.Victorioso, expuso sus planes para la conquista de Venezue-la, mas no encontró apoyo. Mientras tanto, España habíahecho llegar un refuerzo de once mil veteranos de la guerranapoleónica al mando del famoso general Pablo Morillo.Ante el fracaso de sus planes, Bolívar dimitió y decidió partirhacia la isla británica de Jamaica, para continuar desde allíla lucha por la Independencia.

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Estos fueron tiempos dificiles. Instalado en Kingston,Bolívar sueña, proyecta y escribe. Ve claro el porvenir delcontinente; tan sólo se necesita hacer un esfuerzo, pues laIndependencia está madura. Hace propuestas al gobiernoinglés, escribe artículos en la Royal Gazette en forma decartas abiertas para responder a aquellos que ponían en dudael valor de su dedicación al servicio de la emancipación.Estos extraordinarios artículos, que por su visión histórica ypolítica han sido comparados con los de Montesquieu yGibbon, revelan un estilo lúcido y apasionado, una profundacomprensión de los problemas de América y, además, elgenio profético de su autor.

Bolívar se dirigió poco después a Haití, en solicitud deayuda. El presidente Alexander Pétion le dio asilo y apoyo acambio de la promesa, que Bolívar accedió gustoso acumplir, de liberar a los esclavos en Hispanoamérica.

TRIUNFO

Animado por las victorias de los patriotas venezolanos quehabían mantenido la lucha, en especial de Páez en los llanos,con la ayuda de Pétion y del armador judío de Curazao LuisBrión, preparó una expedición que desembarcó en Venezuelaen 1816; mas, acosado por los españoles y desobedecido poralgunos oficiales, se vio obligado a retroceder. Luegoretornó, llamado por los militares que le eran leales, dirigién-dose a la ciudad de Angostura, que fue designada capitalprovisional del gobierno revolucionario . Antes de conti-nuar sus operaciones militares, Bolívar unió en torno suyo alas fuerzas libertadoras, hasta entonces en discordia. Empeza-ron a llegar voluntarios reclutados en Londres, y veteranosde las más duras batallas europeas del siglo, acostumbradosa la disciplina militar; en las filas de la Legión Británica,compuesta de dos mil endurecidos soldados ingleses eirlandeses, venía Daniel O'Leary, quien fue edecán del Liber-

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tador. Asimismo, se rodeó de oficiales íntegros, entre ellosAntonio José de Sucre , quien fue su más íntimo amigo ycuya gloria brilló singularmente al lado de la del Libertador.A principios de 1818 , Páez y sus llaneros se incorporarona las filas libertarias , infundiendo mayor ímpetu a la luchacontra el general Morillo.

Bolívar se dedicó luego a hacer el esquema de lo que paraél seria una constitución ideal : República, libertad, aboliciónde la esclavitud, senado hereditario y un presidente vitalicio;en su sentir, la América española no estaba capacitada paraejercer otro tipo de democracia.

Aprovechando las discusiones entre los patriotas, Morilloasumió la ofensiva; pero, en su afán de victoria, Bolívar cayóde improviso sobre el ejército español, destruyendo sucaballería. Sin embargo, la hazaña más grande del Liberta-dor fue su histórica marcha iniciada en Angostura,cruzando. interminables llanos; para ello fue necesariorecorrer centenares de kilómetros en plena estación de lluvias,hasta el pie de la cordillera. Al llegar a los Andes, escogió uncamino abandonado, pues fuerzas realistas ocupaban elprincipal; inició así el ascenso a través del desoladopáramo de Pisba , hasta más de 3, 500 metros de altura,azotados por ráfagas de viento glacial, lluvias y el peligroconstante de caer en los precipicios.

Al llegar al lado opuesto de la cordillera, habían perecidotodos los caballos y el ganado vacuno; se habían perdido casitodos los pertrechos y centenares de soldados habían falleci-do. (Este hecho heroico fue calificado por un distinguidogeneral moderno como "el episodio más grandioso de lahistoria militar".) Bolívar hizo frente a tantas calamidadesimprovisando hospitales y acopiando víveres y municiones.En el encuentro del Pantano de Vargas destruyó la primerafuerza realista de importancia que salió a su encuentro, y porfin, en la batalla de Boyacá, el 7 de agosto de 1819, en laque se distinguieron los generales Anzoátegui y Santander

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quedó victorioso el Libertador . Los resultados fuerondecisivos: el grueso de las tropas españolas quedaba destrui-do, asegurando la libertad de Nueva Granada.

Bolívar fue recibido con desbordante entusiasmo en Bogotá;después de tomar medidas para evitar un contraataque realista,confió el gobierno de Nueva Granada a Santander, regresandoa Angostura. Allí fue decretada por el Congreso la unión deVenezuela, Nueva Granada y Quito -aunque este último"departamento" estaba en manos de los españoles- con elnombre de Colombia , en homenaje al descubridor , el 17 dediciembre de 1819; Bolívar fue elegido Presidente.

Entretanto, el gobierno español autorizó a Morillo paraabrir negociaciones y terminar la guerra. Bolívar declinóaceptar paz alguna mientras no se reconociera la independen-cia de las colonias. Morillo propuso una tregua que Bolívaraceptó, y el 25 de noviembre acordaron ambos generales unarmisticio de seis meses, y luego un tratado según el cual "Laguerra entre España y Colombia se hará como la hacen lospueblos civilizados".

Morillo expuso el deseo de conocer en persona aBolívar, y éste accedió; el encuentro tuvo lugar en la aldeade Santa Ana, el 27 de noviembre; enterado de que el generalespañol vestiría de gran gala e iría acompañado de sus másaltos oficiales, así como de un escuadrón de húsares, elLibertador deliberadamente se vistió para la ocasión en laforma más sencilla, acompañándose tan sólo de algunosedecanes. Morillo preguntó quién era Bolívar, y cuandoalguien lo señaló, no pudo reprimir su asombro: "¿Cómo?¿Aquel hombre pequeño de levita azul, con gorra de campa-ña, que monta en una mula?" Morillo hizo retirar a sushúsares, y echando pie a tierra, avanzó hacia Bolívar. Ambosse dieron un abrazo, marcharon a la casa que se habíapreparado para la entrevista, donde pasaron el día juntos, ycolocaron un hito que recordase el encuentro.

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La entrevista fue una batalla de ingenio, un encuentropsicológico donde Bolívar ejerció su dominio . Morilloregresó a su país para tratar de que se reconociera lanaciente república, mas fracasó en su empeño. Pocodespués España envió un nuevo comandante en su reempla-zo.

Las tropas enemigas volvieron a encontrarse en Carabobopor segunda vez, el 24 de junio de 1821. En una batalla queduró una hora, las tropas realistas fueron vencidas , debidoa los esfuerzos de la legión extranjera y de los valientesllaneros . Bolívar entró otra vez triunfalmente en Caracas,entre ovaciones y fiestas más entusiastas que las anteriores;pero Ecuador estaba aún en poder de los españoles, y elLibertador se dirigió a Popayán para preparar la campaña,que culminó con la brillante victoria del general Sucre.Bolívar entró en la ciudad el 16 de junio.

Mientras aumentaba el fermento de la disensión y desleal-tad en la Gran Colombia, Bolívar, en contra del consejo desus más devotos oficiales, emprendió la campaña para liberara Perú y a la actual república de Bolivia , donde las fuerzasde aquel otro gran libertador sudamericano, el argentino Joséde San Martín , se hallaban luchando. En los días 26 y 27 dejulio de 1822, los dos famosos generales celebraron unaentrevista secreta en Guayaquil, cuyas consecuencias hansido objeto de debate, aun después de siglo y medio. Sinembargo, "el problema hoy puede darse por resuelto"(Lecuna, La entrevista en Guayaquil , Caracas, 1948). SanMartín acudió sobre todo para conseguir la anexión deGuayaquil a Perú, pero halló consumada la unión a Colombiade Bolívar. Ya había éste ofrecido auxilios militares a SanMartín, inquieto por la energía que poseían todavía las armasespañolas en Perú, y que había rehusado el caudillo argenti-no, que no percibía tal pujanza. No es cierto que abandonaraSan Martín la presidencia de Perú y la dirección de la guerrapor la intransigencia de Bolívar en la entrevista y que le dejara

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desinteresadamente el campo libre, pues ya estaba decididoa la renuncia antes de verificarla.

"A lo que se opuso Bolívar fue a las ideas monárquicas deSan Martín, partidario de príncipes europeos para lasnaciones americanas, con el fin de evitar la anarquía. Bolívarpensaba contenerla con Gobiernos fuertes y presidentesvitalicios". (Diccionario de Historia de España, Revista deOccidente. Madrid).

Nombrado Libertador de Perú en 1823, Bolívar fuellamado por los patriotas locales para que dirigiese la luchacontra el virrey español, quien contaba con treinta y seis milsoldados europeos para defender el país. La batalla decisi-va, una de las más insólitas de la historia moderna, fuelibrada en Junín , en los Andes peruanos, el 7 de agosto de1824; dicho encuentro fue conocido con el nombre de la"batalla sin humo", pues no se disparó un solo tiro. Lascaballerías de ambos bandos se enfrentaron en sangrientoduelo a sable, mientras la pálida luz lunar bañaba la terribleescena.

A este triunfo siguió cuatro meses después la decisivavictoria de Ayacucho, donde Sucre terminó en definitivacon el poderío español en el Nuevo Mundo . Bolívar estabatan seguro de la victoria, que pocos días antes había abando-nado Lima para organizar el gobierno civil de la República.

ÚLTIMOS AÑOS

Durante unos dos años, Bolívar se bañó en el sol de su gloriay popularidad; su poderío no tenía rival en el continente.Lima lo había obsequiado con una espada de oro incrustadade diamantes, además de un millón de pesos que el Liberta-dor rechazó. Todo parecía brindársele: laureles militares, elgobierno de un país creado por sus manos, y el amor que leprofesaba Manuelita Sáenz.

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Después de la batalla de Ayacucho, Sucre se había internadoen el Alto Perú, ocupando la ciudad de La Paz. Los patriotasaltoperuanos habían proclamado la independencia del país, ySucre convocó una Asamblea General, que nombró a BolívarPresidente de la nueva República, llamada Bolivia en su honor;ejerció el poder algunos meses, pero hubo de regresar a Limadelegando el gobierno en Sucre, quien se dedicó a organizar lahacienda, mejorar la agricultura e impulsar la industria minera,crear escuelas y garantizar la libertad de pensamiento.

Simón Bolívar, a la par que luchaba por la emancipación,concebía la idea de asegurar la independencia y prosperidadfuturas de Hispanoamérica.

En 1826 convocó el Congreso de Panamá, que aunque deescasos resultados, fue el precursor del hispanoamericanis-mo.

Los fuegos de la discordia y la anarquía se avivaban pordoquier: las fuerzas nacionalistas y los partidos políticosansiosos de poder en sus respectivos países, se oponían aBolívar. Viejos amigos y camaradas de armas se convirtie-ron en sus enemigos políticos. Páez en Venezuela, Santanderen Colombia, se hallaban empeñados en la disolución de la GranColombia.

Varios jóvenes prepararon un complot en Bogotá, del cualescapó con vida gracias a la serenidad y el valor de Manue-lita Sáenz, que distrajo la atención de los conspiradoresmientras el Libertador se ponía a salvo saltando por una ventana.

En un esfuerzo por restaurar el orden, Bolívar asumióactitudes dictatoriales , pero a la postre las medidas coerciti-vas aumentaron aún más el descontento público y fomentaronla sedición: Bolívar fue acusado de aspirar a la corona, y lasrevueltas y movimientos separatistas sacudieron la unión.Aunque libró una campaña victoriosa contra Perú paraprevenir la invasión de Bolivia y Ecuador por las fuerzas deaquel país, no pudo evitar el derrumbe de la Gran Colom-bia. Venezuela y Ecuador se separaron, y Bolívar, con la

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salud quebrantada y desilusionado, renunció a la presidenciaen 1830. La tuberculosis, que desde hacía tiempo minaba suorganismo, se agravó al sufrir un severo resfriado.

Un antiguo realista, el acaudalado español don Joaquínde Mier y Benítez, propietario de la hacienda San PedroAlejandrino, cercana a Santa Marta, en la costa atlántica deColombia, se enteró de la desventura del Libertador y leofreció asilo en sus posesiones ; obtuvo también ayuda deljoven médico francés Alexandre Prosper Révérend, quienrehusó cobrar por sus servicios; el diagnóstico fue tuber-culosis pulmonar y meníngea.

Bolívar falleció el 17 de diciembre de 1880, pobre y casiabandonado. Sin embargo, el día siguiente a su muerte lossudamericanos empezaron a rendir tributo al obstinado idea-lista; doce arios después, los restos del Libertador fueronllevados a Caracas, y allí descansan en el Panteón Nacional.

Tomado de MD en Español, enero de 1987.

Esta ediciónde 500 ejemplares de

EL LIBERTADOR

por

Félix Martí Ibañezse terminó de imprimir en abril de 2001

en la Ciudad de México

Captura, diseño, corrección:Daniel Gutiérrez PedreiroSilvia Patricia Plata