el jardín de la emperatriz casia - gabrielle wang

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5/15/2018 ElJardndelaEmperatrizCasia-GabrielleWang-slidepdf.com http://slidepdf.com/reader/full/el-jardin-de-la-emperatriz-casia-gabrielle-wang 1/54 EI Jardin de la Emperatriz Casia Gabrielle Wang Ilustraciones de Olga Cuellar Traducci6n de Magdalena Holguin GRUPO EDITORIAL norma hTtp://,,,,,,,,,,.norrna_com B ogota, Barc elona, Buenos Aires. C arac as , Guatemala, Lima, Mexico, Miami, Panama, Quito, San J 08t. San Juan, San Salvador, Sa-mingo de

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EI Jardin de la

Emperatriz Casia

Gabrielle Wang

Ilustraciones de Olga Cuellar

Traducci6n de Magdalena Holguin

GRUPOEDITORIAL

normahTtp://,,,,,,,,,,.norrna_com

Bogota, Barc elona, Buenos Aires. Caracas,

Guatemala, Lima, Mexico, Miami, Panama, Quito,

San J 08t. San Juan , S an Salvador, Sa-mingo de

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Wang , G ab ri e ll e

£1 j a rd tn de la emperan i z C asia I G ab ri el le W a ng ; r ra du cc io n

M a gd ale na H o lg ui n ; i l us rr ac io ne s O lg a C ue lla r, - - B o g o a : Grupo

E di to r ia l N o rm a , Z003,

112 p . ; 19 ern . -- (T orre de p ap el, T orre a ma rilla)

I SBN 958- 04 - 7346- 31. N ove la c hin a 2. N ovela ju ven il ch in a 3. Dibujo - Novels

j uvenil 1. H olgu in , M agda lena, 1950- , tr, II. Cuella r, O lga

Rosario, 1953- , ilIll. T ic , I V S en el895.13 cd 19 I 'd .

.A .HR2906

CEP-Ban 0de 1 2 R ep ub li ca -B lb li ot ec a L ui - An ge l A ra ng o

Ttrulo original en ingles:Th e Garden o f E mp res s Omia

Copyright © G ab ri ell e W a ng , 2 00 3

Copy r igh t © E dito ria l N orm a, S .A ., 20 03, p ara E srado s U nidos,

Mexico, G ua te ma la , P ue rto R ic o, C ost a R ic a, N ic ar ag ua , H on du ra s,

E I S a lv ad or , R ep ub li ca D om in ic an a, P an am a, C olo mb ia , V en ezu ela ,

E cu ad or , P er u, B oli vi a, P ar ag ua y, U ru gu ay , A rg en tin a y C hi le

A A 5 35 50 , B og ota, C olo mbia

R es er ve d s c od as l os d er ec ho s,

P ro hi bi da la r ep ro du cc io n c o r a l 0 p arcia l de esta obra sin p erm iso

e sc ri to d e II I Editorial .

I rnpreso por Banco de Ideas Publ ic it ar ia s L tda.

l rnpreso en Colombia - P rinted inColombia

Julio de 2005

D ir ec ci on e di to ri al: M a ri a C an de la ri a P os ad a

E di ci 6n : C ri st in a P ue rt a

Diag ramac lon y a rm a da : S on ia R ub io

c.c. 11696ISBN 958 -04 - 73 46- 3

Contenido

La tienda de los aromas extrafios

Elobsequio

Cuatro estaciones en un dia

La casa de te de la senora Lu

E1]ardin de la Emperatriz Casia

Despertar a1drag6n

La historia de la emperatriz Casia

E1regreso del doctor Lu

La promesa rota

La maldici6n

El Parque de los Cauchos Fantasmas

Dukes suefios

, 9

15

2 3

31

41

53

61

68

75

85

95

105

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Q uisiera ag ra decer a H azle E dw ard s p a r

todo SJl a f)o )'o in ien tr as es ctib ia es te libra.

Para mis h ijos , Lei Lei y Ren

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L a tien da de lo s ar0111aS

extrafios

En la escuela, habra quienes ohan .: salsa

de tornate y quienes olfan a ajo. Y,d sde i l l ,

no habia manera de evitar el apestoso alar a

transpiracion despues de la carrera 'm

traviesa. Pero1Vfi.mt,tenia un olor que 1 1 1 - : 1 [~

podia reconocer.

Mimi Lu vivia en una rienda de dos pisos

que pareda flotar en una nub d ar mas

extrafios. Se sentia avergonzada de que su

hogar apestara como una pila de ab no vegetal

en un dfa caluroso, pero el olor se filtraba a

todas las casas (su ropa, sus trenza , su piel) , e

incluso podia detectarselo en su aliento. Sus

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padres ia bligaban a b ber toda clase de bre-

baje a qu rosos. La (mica manera de tornar-

1 0 era apretarse la nariz ha ta el ultimo sorbo.

En la escuela la llamaban Apestosa. Los

chicos se quejaban cuando tenian que corn-

partir su pupitre can ella. Nunca le dijo a Sll

mama ill a su papa como la intimidaban. No

1 0 cornprenderfan. Parecian marcianos.

-Recuerda, Mimi, tu eres china. Sient te

orgullosa de ella -la palabras re onaban en

su cabeza. Eran palabras vacia que no le per-

tenecfan.

"lComo puedo sentirme orgullosa? Ella

hablan ingles can un extrafio acento que los

hace parecer tontos. Y los orros nines viven en

ca a nonnales, can cesp d y unjardin. La unico

que yo tengo es una vereda que da a la calle' .'

Mimi estaba sentad en la vieja mesa pl -

tificada de la cocina contemplando el sombrero

azul oscuro de su uniforme. Recordaba 1 0 que

su profesora de Arte, la senorita 0'Dell, Ie

habfa dicho aquel dia acerca del claroscuro:

como pintar la luz y 1a sombra. Cuanto mas

miraba su sombrero mas parecia una cordillera

con colin as y valles.A traves de la cortina roja que separaba la

tiencla de las habitaciones Mimi podta ver

c6mo su padre se ponia una bata blanca, pre~

parandose para atender a su primer paciente.

Ding~dong . L a puerta de 1a tienda se abrio.

-Dr. Lu, tengo alga de prisa. lPuede aten-

t rme ahora? -se ovo una voz, habituada a dar

r n s .

"Uh oh" Mimi e cult6 detras de su libra

de Maternaticas.

-Desde luego, seriorira Stemho -~replic6 el

padr~ N J i l l lL - - - -

La senorita Sternhop hizo sonar su baston

sobre el piso de concreto. Era una mujer salida,

de cabello castano, liso y corto, y de piernas

macizas como troncos. La unica parte delgada

de SL cuerpo eran 1 0 labios, Si la fiorita

Stemhop chocara alguna vez con un auto, ~ ria

el auto el que uti-ida mas dana.

Puso su mufieca sobre un pequefio cojin. El

doctor Lu le tom6 el pulso, lEra debit 0 fuerte,

alterado 0 firrne? Escribi6 en una libreta can

caracteres chinos.

=Muestrerne su lengua, por favor -dijo el

doctor Lu.

La senorita Sternhop abrio la boca y sac6la

lengua. Era rnorad ,gru a hinchada en los

bordes.

"Parece una iguana d las islas Galapagos"

Mimi ahog6 una risita.

En la pared de atra de 1 3 tienda habra un

antiguo armario de madera, can den gavetas

como cajas. EI arrnario habra pertenecido

alguna vez al abuelo de Mimi en la China. E ltambien habra sido un herbolario. El doctor

Lu no sabia que tan antiguo era el armario,

pero siempre encontraba dentro secretos de

la vida de otras personas. En una ocasion habia

hallado un brazalete de jade labrado en un

compartimiento secreta en el fondo de un

cajon. Era tan pequefio que solo una nifia

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habria podido usarlo. Habia tambien una carta

doblada en forma de ave e insertada dentro

del brazalete.

-Aiya, familia tan pobre que tuvo que re-

galar preciosa hebe. Antes en China mucha

gente as f - 1 2 1 . senora Lu se llev6 la mano a l

corazon.

Mimi se preguntaba como seria vivir en

China. "S i hubiera nacido alla, me veda como

rodos los dernas. Serfa como los otros"

El doctor Lu abri6 un cajon y tome un

manojo de muerdago seco. De otros cajones,

saco tajadas de angelica olorosa, rafz de regaliz

y blancos granos cremosos de lagrimas de Job.

Peso cada hierba par eparado, y luego las

dividio en cuatro paquetes de papel iguales.

-Esto bueno para artritis -dijo el Doctor Lu-.

Tomar dos veces cada dia.

-lC6mo le ha ido a Mimi en la escuela?

-pr gunto 1 2 1 . senorita Sternhop.

Mimi se deslizo en l a s il la .

-No bien -replico el doctor Lu-. Dibuja

demasiado.

-Ese era el problema cuando estaba en mi

clase el afio pasado -Ia senorita Sternhop ape-

nas movia sus labios delgados y apretados-.

N unca se concentraba. Segun mi experiencia,

es neeesario ser severo con nifios as! -golpeo

el mostrador con el puna cerrado, como si

aplastara un insecta indefenso.

-Lo vere el mes entrante, doctor Lu -la

senorita Sternhop sali6 para unirse al flujo de

la vida en la calle.

I_l

Cuando la senorita Sternhop estuvo 1 0 sufi-

cientemente lejos, Mimi grit6 desde la cocina.

-La dio, a esa vieja grunona. Nunca le agrade.

l.S -Odio no buena palabra, Mimi.

-Pero la odio. Es malvacla. Tocla la escuela

se alegr6 cuando partie.\ . C -, -iPor que tarde hoy? -el doctor Lu limpio

el mostrador can un plumero y luego atraveso

la cortina roja.

- Ya te 1 0 dije, papa, la senorita 0 'DiUme

da clases especiales de Arte despu~s de la

escuela. Dice que tengo unverdadero talento

-Mimi no Ie habfa dado mucha irnportancia.

Sabra que su padre se enojaria,

- T u, concentrate en el trabajo de la escue-l a . .. no en 1a pintura -dijo, pasando subita-

mente a1 chino. Siempre 1 0 hacta cuando

estaba serio 0 enojado-. La pintura no es una

profesion respetable.

-Pero me fascina pintar y dibujar, papa

-respondi6 en ingles. Dos afios arras, Mimi ha-

bia decidido no hablar nunca mas en chino-.

Soy aus_!raIIarul,}no china -habfa dicho, desa-

fiante. Sabia que esto enojaba a sus padres, pe-ro era 1 0 iinico que podia controlar en su vida.

Su padre agito la mana hacia la fotografia

amarillenta que colgaba sobre la mesa del altar

en e1 recibo, y se dirigi6 a ella can el cefio

fruncido: - Tu nai naL y gong gong te estan

vigilando, aguardando a que hagas honor a1

nombre de tu familia. No tienes hermano, asf

que depende de ti agradar a ancestros.

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il11 , Inll['ritls!liju Mimi s ua ve rn en te , y

1 11 l' ). l( I I 1l in ') h n 'i8 a rr ib a, esp er an do que sus

:111('\,:-.1 r us fUL: :> (' n duros de oido. Sinti6 la rni-

1:ld:1 Ie d -su pro ba ion de su abuela y de su

IIllIl 'Ill vn xu nubc ancestral. ulNa les basta

I H\ q Ill' q II 'In L'mns in cienso todos los dias?

NI 'I II l'll JIll' lo s padres de los arras n ifio s

dlll'l1! 'Hi,'n, hiciste 10mejor que pudisre'?

S 'lliPl'l' St' I 'S d i e 10 maravillosos que son.

: \ 1 1 11 1. 1 ) uhl' .ngo 98 en la p ru eb a de Ma te ~

Illi l 'liS, pap.)dice que no es suficientemente

b u 'n il. Lo rni a que hace siempre es criticar ..."

-0 ir a tu maestra que estas ocupada des-

pu s de es uela. No perder mas tiempo -la voz

del padre de Mimi interrurnpio sus pensa-

mientos.

-Pero, papa, eso no es justa =replico enojada.

E I doctor L u estaba sentado en su escritorio;

su espalda bloqueaba 1aconversaci6n. Era imi-

til. La habra ignorado como de costumbre.

Mimi habra aprendido hada largo tiempo que

los nines chinos nunca discuten can sus padres.

Conternplo fijamente su libro de Maternati-

cas, mientras las lagrimas derretian los negros

digiros en borrasos globos grises. "ZPcr que tuve

que nacer en una familia china?"

Elobsequio

El(r.Mico es~a.ba terrible aquella manana

en la (:g_lk_R_umba~Los tranvfas se arnonto-

naban a 1 0 largo de los rieles como ciempies

verdes que jugaran a seguir al prirnero. Habra

dos hombres en el techo de uno de losvagones del tranvia, arreglando los cables que

se encontraban encima de ellos; alambres

negros que jugaban tres en linea contra el

cielo.

-iOye, ching chong! +exclarno una voz

desde uno de los autos que pasaban.

-iSeres inforrunados: -susurro Mimi, para

evitar el dolor.

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l6

-La gente as! es muy infortunada -decia

su madre-. Sus padres no les ensefian a

distinguir el bien del mal.

Cuando Mimi lleg6 a 1aentrada de la escue-

la , comenz6 a sonar la campana. El exira de la

semana, cantado por LosFurbaI ls , se escuchabaa todo volumen par los altoparlante en e! Lugar

de la asamblea.

-Crea que hoy p riam s hacer alga de

c rsmica, Mimi -dijo I fiorita 0 'Dell,

mien ra c minab a slllad per el sendero de

asfalt -. Ay rene ndi 1homo.

L S 1 11 -jill 5' nr s d 5 d la 5 norira 0 'Dell

5 r all 11 rn p qu fi globos rosados

CUe nd 1 mel a Mimi. Su piel era lisa ysuav ,y cuand hab1 ba era como si susurrara

una dulce canci6n de curia irlandesa.

-Mi padre no me dejara venir mas =res-»

pondio Mimi con tristeza

-Y, lpor que no?

-Dice que dibujo demasiado. Debo concen-

trarme en los deberes de 1a escuela.

-Oh, es una Iastima Quizas si trabajas muy

duro. el cambie de idea y te permita regresar,

lntentalo, testa bien? iPor qu e no pasas par el

salon de Arre cuando salgas de todas maneras?

Tengo alga para ti.

Despues de la asamblea de la manana, Mimi

se deslizo a su pupitre de madera al lado de

[osh Rudd:Le agradaba Josh. A todos les agra-_ - - - - - - - - - - '.daba. Tenia una cara amplia y sonnente, ca-

bellos rubios y erizados, y su voz se quebraba

en la mitad de las frases. Pew 1 0 mejor de todo

era que nunca 1allamaba Apestosa. La llamaba

Eme.

Josh era extrernadamente desordenado. Sus

libros comenzaban en una pila ordenada a las

9·15. A las 9'16. se habian dispersado, como

lava fundida, sobre ambos pupitres, habiancaido sabre la silla y , finalmenre, a1 suelo. A

las 3.30,10 pies de Mimi estaban rodeados de

libros, lap ices , plumas, borradores y reglas,

codes pertenecientes a Josh. Pero a Mimi no

le importaba en absolute.

Ala hora del almuerzo, Mimi se sent6 sola

en el lugar habitual, debaja de un arbol de

pirnienta, balanceando las piernas para alejar

las moscas.

-Oye, Apestosa ... [Que tienes hoy para

almorzar? =canturreo Gemma 0~ la lfder

del~o in. Guifio e l aja a sus d~ecuaces,OIelia y Elizal Gemma siempre llevaba su

ca Jalo recogido en una cola de caballo, que

deliberadamente rnecfa de un lado a otto para

llamar la atenci6n. Especialmente la de Josh

Rudd. Estaba celosa de que Mimi se sentara al

lado de Josh en clase. -Que desperdicio -1

deda a todo el mundo.

Mimi hizo una mueca, tratando desespera-

damente de ocultar su termo antes de que

Gemma pudiera burlarse de el. Pero era derna-

siado tarde.

-iEsta comiendo aloz flito! -Ofelia la sefialo ,

riendo.

-Oh, que asco -di]o Gemma, introducien-

dose los dedos en I a garganta-. Y mira esos

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p rimi ti ve s p ali llo s para comer -Ie arrebat6 los

p allilo s a M im i y los aplast6 con el zapato -. Y a

st ~,todos bien esterilizados. iPor que no usas

un cuchillo y un tenedor como la gente ci-

vilizada?

Eliza y Ofelia se reian tontamente. -Nosvemos, Aroma -cantaron en coro, y se echaron

a COLTerhacia el patio.

HlPor que mama no puede darme un empa-

redado corriente, como el de todo el mundo?"

Mimi le habra rogado a su madre que Ie

empacara alrnuerzos normales , pero su madre

no comprendia cual era el problema. -Arraz

frito caliente es seguramente mejor que crnpa-

red ado frio para almuerzo -Ie habra dicho a

Mimi-. Comida fda no es buena para esto-

mage.

Subitamenre, Mimi habia perdido el apetito.

En cuanto sono la campana, Mimi tom6 su

maleta y sali6 corriendo hacia el salon de Arte.

Le fascinaba el alar pesado y levem.ente empa-

lagoso de la pintura, y los pinceles que sobre-

salian de los recipientes como peludos ramos

de flores. Las repisas estaban llenas con una nue-

va entrega de papeles de colores, pero era el puro

papel blanco el que mas le gustaba a Mimi,

esperando alIi a que se le diera nueva vida.

La senorita 0 "Dell estaba de pie en una

banca, sujetando con alfileres caras gigantescas

d papel rnache, con ojos salrones y narices

t ludas.

-I:-I la, Mimi -dijo, can los labios llenos de

,11.1 r s-. Entra.jardo s610 un segundo.

Escupi6 los alfileres en su mana y se bajo de

la banca, luego inclin61a cabeza hacia un lado

y mire a Mimi a ia cara.

-Algo te rnolesra, to se.

-No tiene importancia.

-Vamos, [que es?

Mimi no estaba acostumbrada a contarle sus

sentimientos a ex tTQ1 los . -Nosotros chinos nos

guard amos nuestras casas -decfa siempre su 19

rnadre-, para nunca avergonzamos -Mimi, sin

embargo, senna una intimidad con 1a sefiorita

O'Dell que nunca habia senndo can sus padres.

-OdlO ser un banana -las palabras reso-

naron por el salon de Arte.

-lUn banana?

-iSabe ... .? .Amarilla por fuera y blanca pOT

dent~o. Quisiera no parecer china, porque no

me siento china. Me iento igual que todo .

L odi .

La s riorita It anri6su v m t1 :

qu es c l i f f il se r i~r n t IP rIm ' ~

ravill d ti. Er shin ustraliana, I' m

y soy irlandesa australiana. Creo que omos

afortunadas.

-N0 1 0 creo. Alguien como Gemma Johnsones afortunada. Se amolda perfectamente.

-~s posible que sienras eso ahara, pero, a

me?Ida que crezcas, veras que puedes elegir 1 0

rnejor de ambas culturas. Sientate, Mimi -1a

senorita 0 "Dei acerc6 un taburete-. ZSabes?

I~ay alga mas , aparte de ser china, que te hace

dlferente de los dernas. Eres una artista. Yes el

mundo de una manera especial y pintas con

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-)

tu c raz6n. Pocos pu den hacerlo -los ojos de

la ii. rita 0 "0 11se iluminaron-. Tengo una

id a. 'ino t importa renunciar a tu hora del

lrnuerzo, lper que no vienes dos veces per

mana, Ilunes y el jueves, por ejemplo? Se-

guramente ru padre no podra objetarlo.-iOh, senorita 0 'Dell, eso seria tan mara-

villose! "Papa nunca 1 0 sabra, y podre almorzar

en paz", pens6 Mimi.

-He querido darte algo durante largo tiern-

po. Creo que ha tlegado el memento.

La senorita 0 "Dell se dirigio hacia su bolso

y sac6 un objeto oblongo envuelto en una

pafiuelo de seda violeta. Se 1 0 dio a Mimi.

-Abrelo -susurr6, como si se dispusiera a

compartir un secreta.

Mimi dej6 d es li za r l a s ed a, Era una caja larga

d madera, con un predoso grabado de un jardin

riental en miniatura en la tapa, con sauces,

p bellones y puentes sobre lagos. Mientras Mimi

r orrta con I s dedos Lasuperficie de un dorado

m i I, ra mit ara la seda mas fina 0 la

iel d un r Le n n cid . Al s costados habia

I gan ara tere h in s g rabado s, incrus-

tad s d na r. M im i I y6 c ad a l et ra en voz alta:Emperatriz Casia:

Gobernante suprema de toda Ia China

80 barras de los pasteles mas finos de China

Un tesoro para algunos

Una maldici6n para otros

"Esro es extrafio, ipor que habrian de ser

una maldici6n unos pasteles l", se pregunt6

Mimi, y luego se olvido de ello.

Puso la c aja sobre 1a banca y ia abri6 cui-

dadosamente. Adentro habta hileras e hileras

de pasteles de colores que brillaban bajo la luz.

Lo s colores eran tan delicados que parecfan

hechos con las tenues alas de las hadas.Mimi toc6 los pasteles can 1a punta de los

dedos y su imaginaci6n comenz6 a llenarse de

pinruras asombrosas.

- Debes prometenne una cosa, Mimi -la voz

de 1asenorita 0"Dell era inusualmente serial

y frunda un poco el cefio.

-IQue, senorita 0 ' De 1 1 ?

-Nadie puede usar los pasteles, sino ni.

Mframe a los ojos ,Mimi, y promete1o ahora.-Lo promero, senorita 0' Dell. Definitiva~

mente no permitire que nadie mas los use. Son

t~n preciosos. Muchfsimas gracias -impul-

srvarnerite, abraz6 con fuerza a la senorita

O'Dell-. Debo irme ahora, de 10 conrrario,

mi padre se enfadara, Mil gracias por todo.

Mimi envo1vi6 cuidadosamente la caja en

el patiuelo de seda y sali6 corriendo, con la

mente rebosante de imagenes. Estaba ansiosa

par Uegar a casa y comenzar a pintar.

2 1

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Cuatro estaciones en un dia

Mm

ntr

-pregunt6 speranzada,

- Tu papa if Sydney. Tio ing rihospit 1

-la senora Lu parecla preocupada. Sacudio

lentamente 1a cabeza-. E I no vivir rnucho,Mimi.

-lEI rioTing? Pero sies mas joven que papa,

lverdad?

-Su est6mago no esta bien, come demasiada

carne, demasiada grasa.

Mimi no habia visto a su no desde que tenia

seis afios. Recordaba c6mo habra bromeado

can ella y recitado bellos poemas de la dinastia

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Tanz; cada una d us palabras r daba par su

lengua como una perla lustrada. C6mo deseaba

que u padre fuese como el.

-iP r que nunca regres6 a visirarnos? -pre-

gunt6 Mimi.

-Aiya ... -suspir6 la senora Lu-. Tu papaenojado. Decir que tio Ting perezoso, porque

no encontr6 buen rrabajo. Familia Lu se aver-

gi.ienza, hace Infelices a ancestros -suspir6 de

nuevo-. Tal vez ahara reconcilien.

-{Morira pronto?

-Doctor decir en cualquier memento. lQue-

ret comer, Mimi?

-Mas tarde, mama. Voy a salir a hacer un

dibujo para el tio Ting, testa bien?Mimi saco la caja de pasteles de la emperatriz

Casia de Sll morral de la escuela y sali6 a la

calle. La vereda era un caballete gigante. Di-

bujar le calmaba el corazon cuando estaba eno-

jada, y la alegraba cuando estaba rriste. Y

cuando estaba alegre, dibujaba tan libremente

como un aguila remontandose n corrientes

de aire caliente en un cielo azul y despejado

Mimi conoda a rodos I c mpradores ha-

bitual s par su calzado y, a veces , incluso par

el sonido de sus pisadas, La senora Jacobs usaba

siempre tacones altos, que hadan d oc, d oc , d oc

cuando pasaba de prisa. iAquellos zapatos su-

yos, rojo bril lante, can sus puntas afiladas, po-

dian usarse como armas letales! Y luego estaba

el sefior Honevbun Un dia, mientras Mimi

inspeccionaba una hormiga dirninuta que

transportaba una migaja enorme a traves de

una grieta en la vereda, escuch6 sonoros pedos

que bajaban par la calle. "Que asco", pens6,

sosteniendo el aliento, cuando un hombre se

aproxim6 a ella cojeando. H i Doce pedos en fila!

Deberia estar en el Libra Guinness"

Fue s610 unas pocas semanas despues queMimi se entero de que la pierna izquierda del

senor Honeybun habra sido volada por una

bomba en 1aSegunda Guerra Mundial. Se veia

obligado a usar una pierna de plasrico, que

sujetaba al mufion mediante succi6n. La piema

artificial no se ajustaba adecuadarnente, asi que

sonaba como pedos cuando caminaba. Ahara

Mimi 1 0 saludaba siernpre de una manera es-

pecial.Mimi se arrodillo en el pavimento y abri6

con cuidada la caja de pasteles. De nuevo, su

imaginaci6n exploto can brillantes colores.

Imagenes maravillosas de jardines flotaron

ante sus ojos. Torn6 un azul zafiro brillante y

cornenzo a dibujar un estanque. Una suave

brisa de verano soplaba par la calle, as! que

Mimi dibuj6 suaves olas que ondeaban cerca

de la orilla, Cisnes de largos cuellos se sumer-

gian en busca de caracoles. Sus colas aparedan

en el agua como esponjosos merengues blan-

cos.

Mimi tenia un sentido agudo para captar los

detalles, pero aquel dfa se sorprendio a 5 1 mis-

rna. El mundo de dos dimensiones que habia

dibujado en pasteles en el sendero era verdade-

ramente bello.

-Cena lista, Mimi -llam6 la senora Lu.

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Mimi estaba guardando sus pasteles, cuando

Gemma y Ofelia pasaron par alli , can Ia mano

en la nariz y arrugando la cara.

-lQue es ese olor espantoso? -pregunto Ge-

mma-. Oh, hola, Mimi, no te vi. tTu papa con-

tinua dandole ala gente basura del jardin para

que 1 3 hierva y la beba?

Ofelia rio.

"iPor que no puedo enfrentarla? Responde

alga, idiota" Pero las palabras se ahogaron en

su garganta.

-2Quieres venir a cazar fantasma - esta no-

che! -pregunt6 Gemma, con una sonrisita

satisfecha en la cara-. Dicen que en el Parque

de los Cauchos Fantasmas hay un verdaderoenjambre de enos.

-No, gracias =respondic Mimi fr famenre.

- T u te 1 0 pierdes y nosotras ganamos. Va-

mos, Ofelia -Gemma se volvio para partir,

cuando via la caja de pasteles que estaba sabre

el sendero-. Oye, estos no estan nada mal.

lD6nde los conseguiste? -se incline para mi-

rarlos mas de cerca.

-iVete! -Mimi se sorprendio ante la rabiaque escuch6 en su propia voz. Se predpit6 a

ornar la caja, protegiendola contra su pecho,

y luego entr6 corriendo a la tienda, dejando a

J rnma parada en la vereda, boquiabierta.

***In rn fiana siguiente, Mimi estaba ansiosa

I OJ ' :Id .lar tarse al a avalancha de compradores

I ·1 5(\1 ado. El afio anterior, el Consejo de

Wattle Valley habia consrruido grandes blo-

ques de concreto a [0 largo de la calle Rumba.

Era una. superficie mucho mejor para dibujar

que [a VlEJa vereda allado de la tienda. Ya no

e st ar ia l im i ta d a par la s gri ras, ni par los gran-

de peg tes de goma de mascar que salpicabanel piso.

Mimi habra tenido una idea durante la no-

che ..Qu~ria dibujar las imageries antes de que 27

se dlsolvleran en el aire. Abri6 la caja de pas-

teles. En Sllmente, via flare de primavera que

se abrfan y f1oredan. Eligi6 un pastel color

musgo aterciopelado, d 1color del suelo de un

b?sq.l;e tro?ical temprano en Ia manana, y

dibujo un dla de primavera, fresco y despejado.Una joven paso trotando a su lado, y luego se

detuvo. Se incline para mirar el dibujo y se

sec6 la {rente con Ia mangel. Era como si

pudiera sentir la rrescura n el aire. -Mara-

villo a pintura, chica -dij , y dej6 caer una

In. n~da e.n la tapa de la c aja . Antes de que

~llm tuviera la oportunidad de regresar el

dinero, la joven estaba en 1 0 alto de la celina y

habra desaparecido de su vi ta o Otro tran-seunte se deruvo a rnirar la pintura, Era el senor

Huecos. Mimi no sabra cual era su nombre

verdadero. La llamaba asf porque su abrigo

estaba tan Ilene de huecos que parecfa como

si los ratones 1 0 hubiesen canfundido on un

queso. .

El senor Huecos pasaba la neche dondc-

quiera que encontrara abrigo de'! viento y de

la lluvia, En o c as io n es , era en el urnbral de

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una rienda, otras veces, era en unbasurero. No

t nia un [ugarfijo. Era un vagabundo. E l senor

Hu esse rasco la cabeza. Su cabello enredado

se agit6 como si fuese un punado de gusanos

gruesos y rizados. lQue estaba tratando de re-

cordar?Para el mediodia, orras personas se habian

reunido en tomo a ella. Mimi dibujo una playa

rayada de algas y salpicada de nifios que reian.

Sobre ellos, las gaviotas recogian boronas en

el aire.-Papa -dijo un nino pequefio-, yo quiero

jugar tambicn -luch6 par librarse del cintur6n

de seguridad para salir de su caminador.

Su padre sonri6. -Bello ilia para ir a nadar-dijo distraidamente, aun cuando una cortina

de nubes cubria para entonces el cielo.

-Creo que llevare a los nitios a la playa des-

pues del almuerzo =replico la senora que se

encontraba a su lado.

Para el final de la tarde, Mimi estaba dibu-

jando un remolino de hojas de otofio que flora-

ban sobre colina doradas. La muchedumbre

se habia acomodado ya en dos mas de fonda,pero no habia empellones nicodazos mientras

miraban c6mo se desplegaba el Jardin de las

Cuatro Estaciones. Las personas estaban mara-

villadas pOI los colores y las finas line as sensi-

bles. Habra algo en los dibujos que cada

persona comprendia, como si un recuerdo dis-

tante se hubiese despertado. EI perfume de las

rosas floraba en el aire, aun cuando no habra

una sola rosa en cinco kil6metros a la redonda.

Y una pausa en el tra fic o se asemejaba al sonida

de una cascada sobre las rocas.

A medida ql l llegaba el atardecer, Mimi

complete rodo el cielo. Un murieco de nieve,

con una zanahoria par nariz y corchos por ojos,

resistia alienternente los vientos helados delinvierno. En el centro de las cuatro pinrura ,

Mm1L dibuj6 el Im bolo del Yin Yang. El rio

Ting Ie habra ensefiado esta antigua imagen

que giraba y giraba 5 bre sf rni ma o De nina,

este simbol le fascinaba. Su uo deda que repre-

sentaba el cielo interminable de cambIa en el

unive rso : e I d [a qu ~_se can vie rte en n o c h e : - el

verano en invierno, 1 0 bu no en 1 0 malo. Y luego

el ciclo se repite d nuevo otra vez. -.Mimi pens6 en el do Ting, -tendido en el

hospital, en el invierno de su vida. iRenaceria

para continuar con el cielo? Su madre creta

que redo regresamos a la Tierra rnuchas veces.

Era budista. Por esta raz6n era vegerariana y

no maraba siquiera una hormiga. Mimi espe-

raba que fuese verdad.

-Tio Ting.. el] ardin de las Cuatro Esra-

ciones es para ti -murmur6.A medida que el sol se ocultaba en el hori-

zonre, la genre sali6 de su estupor y record6 a

su familia, que esperaba en casa. Era necesario

hacer los deberes, preparar la cena, bariar a

los nifios. Por un moruento se habian olvidado

par complete de su vida cotidiana. Visitar el

Jardin de las Cuatro Estaciones era como tamar

unas maravillosas vacaciones.

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La casa de te de la senora Lu

La noticia acerca d el a somb ro so jardin de

la calle Rumba viaJ6 como un bo ste zo c on -

ta gio so en u no s p ec os dfas, In du so lo s p etro s

del vecindario, al Ilegar el viento de l jardfn,

olfatearon alga delicioso en el aire y aullaban

tras las verjas para que los dejaran salrt

La senora Lu estaba sorprendida al ver atodas aqueUas personas en la puerta de su

tienda ..Mimi dibujaba a menudo en la vereda,

pero nunca se habfa producido tal interes,

Ding-dong,

-Hola, senora Lu -dijo eI senor Honevbun,

asomando su calva cabeza por la puerta de la

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tienda-: Tiene aqui a un verdadero pequefio

Pi ass . E ta s rni tercera visita en dos dias , y

un n 1 he vista todo,

-lYer tad que, senor Honeybun? -pregunt6

la n ra Lu.

-Pues el Jardin de las Cuatro Estaciones.

iNa 1 0 ha visto todavia?La senora Lu salio de la tienda, curiosa por

1 2 v er c ua l era la raz6n d e tan to a lbo ro to . Lanz6

una mirada sabre el jardin, dibujado tan

beUamente sabre las piedras grises del pavimento,

Instantaneamenre, la invadieron recuerdos de

su vida en China durante los afios sesenta,

Se via a S 1 misma. una joven en Hangzhou.

Su cabello estaba trenzado, can un pariuelo rojo

anudado en el cuello. Era la epoca de laRevolucion Cultural. Afuera, en Ia calle, un

altoparlante escupia lernas: (Sean buenos nifios

r para el i P~denfe Mao. EI es el sol dorado y

b r il lan te . Es tud ie n mucho y llegaran a l a c ima . "

A traves de la celosia de la ventana de su

habitaci6n, vela un arbol de ginkgo . Sus hojas

en forma de abanico caian al suelo como capos

de nieve dorados. El ginkgo es una de las

especies mas antiguas del mund . Ha s bre-

vivido 300 rnillone de afios: desde antes de

los dinosaurios. La jov r,amaba e sr e a nr ig uo

arbol tanto como amaba al presidente Mao, ellfder de la China. Todos amaban al presidente

Mao. Algunos nines 1 0 amaban incluso mas

que a sus propios padres.

Mimi abri6 la gaveta del gabinete de las

m dicinas y tom6 un pufiado de cerezas dimi-

nutas para merendar. Cuando se volvio, via la

cara sonriente de Josh Rudd al otro lado del

mostrador. Llevaba unos pantalones anchos

color caqui y una camisa naranja. Su cabello

rubio estaba Ileno de gomina, para que luciera

intencionalment de arreglado.

-Hola, Erne.

-Um ... iQue estas hacienda aqui? =Mimi 33

e enred6 a1 pronunciar las palabras y se ru -

borizo de verguenza. El verla por fuera de la

escuela le parecia inc6modo y poco natural.

-Vine aver el ja rd fn . .E s tantastico!

-Gracias -Mimi mir6 las cerezas que tenta

en 1amano. "Vamos, di algol de 1 0 contrario,

va a pensar que eres una verdadera tonta"

-Ah ... lquieres probar unas?- y le ofreci6las cerezas.

-Segura, lque son?

-Go [i Zi. Buenas para los ojos.

-tTienes alga para el desorden?

Mimi rio; -No hay hierbas tan fuertes.

La senora Lu entr6 correteando.

-Mama, este es Josh. Esra en 1a escuelaconrnigo.

-Hola, Josh -se puso sus lentes y 1 0 mir6 de

arriba abajo-. Eres joven {uene y agradable:

venir conmigo -la senora Lu tam6 a Josh par

el braze y 10arrastro hasta la cocina,

-lQue haces , mama? -nunea habfa vista a

su madre tan entusiasmada.

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-Abrir casa de r e igual a la de Hangzou. Mu-

chos clientes sedientos alia afuera. Te de Pozo

del Dragon el mejor en China, mis pasteles los

mejores de Australia. Papa no regresa hasta

una sernana. Ganar algo de dinero asL

-La gente no quem:'. te y pasteles, mama. Estan. tan.. chino. Todo 1 mundo toma

capuchinos. Deberias abrir un cafe. Yo hare el

pastel de chocolate ...

-Creo que un salon de t e chino es una gran

idea -dijo [osh-. Yo sere seguro uno de sus

clientes, senora Lu -luego alz6 los pulgares en

sefial de aprobaci6n.

Mimi seguia pensando que era una mala

idea, pero su madre estaba decidida y Josh tarn-bien erda que estaria bien.

De la parte de abajo de la escalera, Josh sac6

dos mesas plegab1es de mahjong y ocho sillas, y

las puso al frente de la tienda, rnientras que la

sefiora Lu comenzaba a hacer sus pasteles.

Primero hacia la masa con harina y agua; luego

1aenroUaba en bolitas. Despues aplastaba cada

bola hasta tener un drculo perfecto. El relleno

estaba hecho con vegetales finarnente picados y

mezclados can una gene rosa porci6n de salsa de

soya, aceite de ajonjolf y una pizca de azucat Los

dedos de la senora Lu trabajaban can rapidez,

mientras doblaba los pasteles. Paredan pequefios

hombrecitos sentados con los brazos abiertos, y

con sus gordos est6magos sobre la mesa.

La senora Lu via que Josh la contemplaba

intensamente: -Vamos, intenralo.

Josh seguia a la senora Lu paso a paso, pew

sus primeros intentos no se asemejaban en

nada a un pastel.

-Parecen bolas grises de vomito de perro =su-

surr6 Mimi a su aida.

Josh le lanzo un punado de hanna. Mimi se

incline y el misil polvoroso Ie atino a la senora

Lu precisamente en una de las mejillas.

-Lo siento -dijo Josh.

La senora Lu rio. Luego Mimi rio.

-No irnporta, Josh -dijo, limpiandose la

car a con el antebrazo-. Harina buena para piel

-y se la refreg6 en la cam, hasta que esta qued6

tan blanca como la de una eantante de opera

china-. Tus pasteles ahora pequefias orugas

gordas, pew algun dla bellas mariposas como

los mios,

La senora Lu pu 0 los pasteles denrro de una

canasta de barnbu de cinco pisos para cocerlos,

y enceridio la estufa de gas. Pronto la eocina

se vio invadida par un delicioso aroma. El

vapor salia par htapa tejida, como el aliento

de un drag6n enfurecido,

Mimi hizo un cartel que decia.

Casa de t e de la senora Lu

Pastel v 5 vegetarianos

Sopas de hierbas saludabl

Te de F'ozo del Dr g6n

El [aroiu de las u .tr E ta 'Lones y la casa

de te fu 'on exit inm di tos. La gente con-

temp lab I jardln, y lu g ntraba a la ti nda

para una refr sc nt taza d t e o Algunos ve-

cinos se conocieron por primera vez, aun

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euando habian vivido en la misma calle

durante decadas.1 n. -Hola, u cara me e conocida.

lVive usted par aquf?

- L.. n la calle Tango -respond fa alguno.

-Entonees somas vecinos.

-Que casualidad. He aida decir que los

pasteles aqui son maravillosos. LQuiere tamar

una taza de te conmigo?

-Claro. iPor que no?

Mimi disfrutaba siendo la meseta, especial-

mente can la ayuda de Josh. El hacia reir a 1 a

genre can su estilo especial de servir. Mientras

entraba y salta alrededor de las mesas con una

bandeja sostenida en una mana sabre su ca-

beza, gritaba. -Lau le. Lai le. Aqui esta lacomida -deda que 1 0 habra visto una vez en

una peHcula china.

El S us ur ro d el V a lle W a tt le escribio un articulo

sabre Mimi:

Magia en Rumba

MImi Lu, de dace anos. estudiante de la

Escuela Prirnaria del Valle Wattle, es un talento

in ipient .M imi ha dibujado un [ardm tan real

en la vereda de la calle Rum ba , que gente detoda la ciudad acude a v erlo . "L o llama el Jardin

de las Cuatro Estaciones" dijo Mimi. Los

vendedores de este sector afirman que sus

negodos nunca han estado rnejor "lodes quie-

ren ver el jardin', dijo Vic Taranto, duerio de la

tienda de vegetales Vic. "Es dif'cil aparcar, asi

que la gente deja su auto en casa y camina. Es

1 0 mejor que le ha pasado a esta pequefia

com Ul1tdad" La em prendedora m adre de M im i

ha abierto La casa de t e de la sen ora Lu, donde

sirve te chino y p asteles. V ale la p en a visitaria.

El senor Honeybun estaba sentado en una de

las mesas, rornando te verde en una pequefia tazade porcelana.

-Saborear dulce en parte de arras de gargan-

[a, senor Honeybun -la senora Lu le puso

enfrence un plato de humeantes pasteles.

El tom6 orro sorbo, y sus cejas se dispararon

hacia arriba como dos tupidas colas de coma-

dreja,

-Sf, 1 0 siento p rfectamente -respondio-:

E I te es dulce.

-Pasteles muy buenos, probar --dijo lasenora

Lu. Y aguard6 para ver u reaccion.El senor Honeybun tom6los palillos y persi-

gui6 el pastel por todo e l plato, como si estu-

viese VlVO.

- Tiene que pincharlo, Henry -dijo Alma,

quien se encontraba detras de el en una mesa

vecina. Hizo un movimiento rapido y corto con

la mana.

-Gracias, Alma -respondi6 cortesmente.

asintiendo. Luego pincho con exito el pastel.La salsa se escurria par los bordes-: Mmm ...

esra delicioso, senora Lu .

37

Durante el ultimo ana, el efior Honeybun

habra querido pedirle a Alma que saliera con

el, pero se sentia avergonzado par su pierna

de plasrico. Esta seria la ocasi6n perfecta. EIsenor Honeybun se volvi.6 para mirada, y luego

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s e vo lv io rapidamente de nuevo, E lla s e e sr ab a

poniendo su lapiz de labios. Quizas en otra

oport unidad.Mimi vio que la senorita 0 'Dell entraba a

la tienda.~lLo vio? El jardin, quiero decir -pregunt6

entusiasmada-. Los pasteles son asombrosos ...-Shhh ...-la sefiorita 0 "Dellla interrumpi6

amablemente, y luego susurrc--: Manten-

garnoslo en secreta, Mimi. Recuerda ... pueden

ser muy peligrososen las manos equivocadas.

-Oh,.lo siento ... 1 0 habfa olvtdado.

-Vine a preguntarte S 1 querias pintar un mu-

ral en la pared del sal6n de Arte . . iQue dices?

-Me encantaria -respondi6 Mimi-.lewin-

do puedo cornenzar?-En cuanto termine la asamblea manana por

la manana.Mimi no se entretuvo cammo a laescuela a

la manana siguiente No podia creer que se le

permitiria faltar a la clase deMaternaticas, para

trabajar en algo que realmente adoraba hacer.

Abrio la caja de pasteles de la emperatriz

Casi.ay dibuj6 una cascada que caia en un lago

cristalino. Tres nifios color chocolate estabansentados en la orilla arenosa, sumergiendo los

pies en los vados y riendo. Entre loshelechos y

los altos arboles de la selva, aves y animales

coloridos los miraban jugar. El mural parecia

temblar con Iavida que se agitaba dentro de el.

-Hola, Apestosa. Eres tada una celebridad

ahora, lverdad! -era Gemma.

Mimi fingi6 noescucharla.

-Crees que puedes agradar a todos haciendo

estes dibujos; pew no olvides que, en elfondo,.

todavla eres Lavieja Apestosa que vive encirna

de una apestosa tienda.

Mimi continuo pintando. Hubo un silencio,

perc podia sentir aun 1apresencia de Gemma

a sus espaldas:En lugar de concentrarse en Mimi, Gemma

comemplaba ahara el mural. Dio un paso arras

para nurar el bello mundo pintado en lapared,

y luego se aproximo para inspeccionar uno de

sus diminutos detalles. Gemma estaba inrri-

gada. Mir6 la caja de pasreies que se encon-

rraba sobre el pafiuelo de seda violets. Subi-

ram ente, un rayo de lu z paso sabre ellos.

Atoruta, Gemma mirolos pasreles, luego el

mural, luego los pasteles orra vez, y Iuego a

Mimi. Una sonrisa taimada le levanto las comi-

suras de la boca ..- Yaennendo. No eres tri... t uno eres tan buena ... Son esos.., esas... especies

de crayolas.

M im i dejo de dibujar y tome la caja para

protegerla,

D in g d in g d in g ding . .Son6 la campana para el

almuerzo. Mientras los profesores y I s n ifios

salian de los salones, Gemma s e volvi6 y se

march6.

Todos estaban en frent d [apared del salon

de Arte, contemplando el.dibujo en un silencio

maravillado. AqueHa imagen les exigfa toda

su concentraci6n. Luego, una nina de primer

grado dijo: -iShhhI Escuchen.

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-lQue? -pregunt6 un nino de quinto grado,

-El ruido del agua y de las risas. iNa las

oy' n?-Yo sf las oigo -dijo un pequefio nino.

-Yo tambien -susurro otro.

-Esran fingiendo que son mars as -grir6 otro.-Podemos oir chillar a los murcielagos -di-

jeron los mellizos al mismo tiempo.

Pronto) todos los nifios pudieron oirlo. II

mural habra cobrado vida para ellos. Hubo un

zurnbido de excitaci6n, como de abejas que

encuentran los primeros capullos de nectar en

Ia prirnavera.

-Los nifios tienen una imaginaci6n tan vi-

vida -dijo el director Cooper-. Pero debo ad-m irirlo ... E I mural parece casi real.

Los otros profesores asinrieron. Todos con

excepci6n de la senorita 0 "Dell, Al igual que

los nifios, ella tambien podia ofrlo.

EIJardin de la Emperatriz Casia

M u m estaba acostada debajo d e s u c ob er -

tor relleno de seda y contemplaba par la ven-

tan a un par de 0]05 diminutos y briliantesen el

cielo de Ia manana. Las estrellas le guifiaban

lo s ojos. EI ruido del trafico se estaba convir-

tiendo en un rugido. Eran l a s s ei s de la manana.

En su mesa de nache estaban los pasteles de

la emperatriz Casia. "Que extrafio que luzcan

tan nuevas. tAcasa nunc a se desgastan?" Ley6

de nuevo la Ultima parte de la inscripcion:

Un tesoro para algunos, una maldici6n pa-

ra otros.

Mimi sabfa que eran realmente un tesoro:

perc icoma podfan ser una maldid6n?

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~l n{) I t ,I ;fm ( n ta hahitaci6n conrigua.

W ei -t.lijL) In eriors Lu, respondiendo en

rI l tH ,

iyll . .. Pobrcciro.

Iv Ilm illt liv i1 1 6 q u e era su padre.

N ) 1 1 '1\' .sposa, no tiene hijos, 5610noso-

I tl! : - ' 1 1 pi r de nuevo-. Fue buena que

1 \ . \ k as n el al final. lEstaras en casa el

'" II' '~,n UI ces? 1 , comprendo ... despues del

1111 ' I 'n l.Mimi p rrnanecio en la cama, tratando de

t .' rd : r la cara del ti o Ting. Era como s i e sr u-

vi '5' contemplanda un estanque, y gotas de

[luvi: cay [all sabre su superficie, haciendo

rrosos los contomos. Pero Mimi estaba segu-

ra de que las dos estrellas que le hadan guirios

p r la ventana eran los ojos brillantes de su

no . Mir6 el cielo negro azulado de la alborada

y susurr6: -Echo de menos que estes en la

Ti rra, tio Ting, aun cuando hace siglos que

no te veo. Desearia tener una fotografia tuya.

Ya no recuerdo tus facciones. Si has nacido

o tra vez , como dice mama que 1 0 hacemos to,

dos, espero que regreses y vivas cerca de no,

r s. Tal vez puedas enviarme algun tipo de

s n a t . Adi6s, tio Ting.Mimi se visti6 can rapidez y sali6. "Bien,

H I nas uficiente luz del amanecer para co'

rn .nzar". Se arrodi1l6 en la vereda afuera de la

I 1 de vegetales de Vic. Aun cuando su

Inmt estaba vacia, sentia como si hubiese algo

rme d ntro de su corazon, alga muy es-

speraba salir. Abri6 la tapa de los

pasteles. En un instante, un jardin magnff

e form6 como un sueno ante sus ojos. Mimi

respire profundarnente, eligi6 un pastel del co'

lor de un dia de Ot0110 y comenz6 a dibujar el

[ardin de la Emperatriz Casia.

EI tranvia de las doce del df a pas6 traque-rcando hacia ia calle Rumba cuando Mimi

,Llba el ultimo pincelazo. El dibujo estaba

rcrrninado. Se puso de pie para verlo completo.

E1 ja rd fn era tan bello que incluso la propia

Mimi se sorprendio. Cada detalle dirninuto era

precise, y los colores eran tan brillanres como

'1 el jardin estuviese vivo. Siibitamcnte, escu-

eh6 un fuerte grito a sus espaldas.

-iTen cuidado! -exdam6 alguien.Mimi choc6 can un cuerpo grande y grueso

que venia en direcci6n opuesta. Cay6 al suelo,

aterrizando dolorosarnente sobre sus rodillas,

sin poder respirar. Le tom6 algunos momentos

recuperar e l aliento, luego sus ojos se centr r n

en un bast6n, un par de zapatos n e gr os qu - I,

eran familiares y dos piernas c m ilnr s. E ra

la ternida senorita St rnh p.

43

-Sefiorira Stir-ern-up ...hop ... Lo siento.

Mimi sinti6 u

fiorita Sternhop I trav

sorbia las c lulas d u r br .

-Nifi tupi a, p r que n miras para

donde vas? iY que es este graffiti sabre la ve-

reda? -Ia voz de la senorita Sternhop cor tab a

el aire como vidrios rotos.

ir, , t ru -

d [a e-

abez y ab -

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~I c razon de Mimi latta salvajemente en

u p ho cuando replico: -Es un ja . .. jardfn.

El Jardin de 1aEmperatriz Casia,

- Y , lesto que es? -la senorita Sternhop g o l -

p 'unas palabras con su baston, y luego ley6

lentamente: "Bajo tus pies comienza el viaje.En la palma de tu mano termina el viaje. Yen,

entra al espacio entre el Cielo y la Tierra"

iQue espacio? iQue viaje? iQue tonterfas,

nina! -y comenz6 a borrar las palabras con el

zapato,

-iNo 1 0 haga, senorita Sternhop! -grit6 Mi-

mi, subitarnente temerosa. Pero era demasiado

tarde. il.a senorita Sternhop estaba siendo

engullida lentamente par el jardinl ,-Oh, cielos, ique esta pasando? iAYUUU-

UDENMEEE!

La aterrorizada voz se hizo cada vez mas de-

bil.

-iSujetese, senorita Sternhop, voy a bus-

carla! --exclam6 Mimi, saltando detras de ella.

La senorita Sternhop aterrizo sobre su espal-

da can un suave sonido, agitando los pies y los

brazos en el aire como una tortuga patas arriba.

Mimi se aproxim6 para ayudarla a levantarse.

-Oh, que lugar m a s bello =dijo 1a senorita

Sternhop, con una voz inusualmente suave y

dulce.

-Es el Lago de los Suefios Secretos -dijo Mi-

mi. Aun cuando ella conocia en detalle cad a

pine lada del Jardin, esta era la primera vez

que habfa estado dentro de una de sus pinturas.

Mir6 rnaravillada a su alrededor. iEra tan real!

A 1 0 largo de la oril la, los sauces sumergian

su s largas trenzas verdes en el lago, mientras

que perezosos pececillos de colores besaban el

agua buscando insectos. La senorita Sternhop

se senro en una TOeay mire a traves del jardfn

hacia una montana en la distancia, Su cuerpose derretia en eada hueco y ranura. Ya no era

la mujer tiesa y severa que Mimi habra cono-

cido alguna vez. 45

-lLe gustaria explorar el Jardin? -pregunt6

Mimi.

=Si , desde luego -replic6 la senorita Stem-

hop.

E I Jardin era enorme, como un reino en sf

mismo, con altos pieos rnontafiosos, delicadospabellones y puentes que cruzaban el lago.

Mimi y la senorita Stemhop pasearon par el

Bosque de los Fantasmas Amables y exploraron

la Gruta del Hoyo de la R is a. Luego treparon

1.065 escalones hasta e1 lugar donde se en-

contraba el Templo de Ia Nube Carrnesi, exca-

vado en el costado de un profundo acantilado.

Alli descansaron en la terraza, rnientras que

monjes de cabeza brillante, vesridos con habitosgrises, les servfan te y dukes tort as de datil.

El [ardin de la Emperarriz Casia estaba com-

pletamente cercado por un largo muro, euya

parte superior serpenteaba como un drag6n en

vuelo. En el muro, ventanas en forma de aba-

nico enmarcaban un paisaje de montana 0una

flor de peonia, blanca cremosa. Y a 1 0 largo de

la superficie del muro, habra todo tipo de

dragones grabados, volando entre nubes del

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mas claro color rosa. Mimi y la senorita Stem-

hop bajaron de lamontana, riendo. Pero cuan-

do la senorita Sternhop vio el muro, 1a risa

desapareci6 de su rostro. Conternpl6 fijarnente

los dragones voladores, y sus ojos se llenaron

de lagrirnas.

-ZQue Ie ocurre, senorita Sternhop? -Mimi

no podia creer que estuviese Uorando. En clase,

habia trarado de irnaginar a la senorita Hilda

Sternhop cuando era un bebe, Un bebe gordo

de labios fines y apretados. La bebe Hilda

nunea lloraba, 5610gritaba: "MA ... MA ... estoy

despierta, cambia mi pafial, d6nde esta mi bi-

ber6n, dame mi 050, [evantarne, mueve una. "plerna ....

Mimi supo entonees que cualquier cosa era

posible en el Jardin de la Emperatriz Casia.

-Estaba recordando Beechwood =dijo la

sefiorita Srernhop-. El dia errelque una avio-

neta de dos puestos aterriz6 de emergeneia en

la calle Main. Yo tenia tu edad, dace 0 treee

afios. El avi6n pas6 rozando el viejo carni6n

rojo de la senora Hatchet, apenas raspando el

techo con sus llantas. El piloto, sin embargo,

era muy habil , virando bruscamente a un lado

y a otro, esquivando los autos, y termin6 final-

mente con la helice enterrada en el suelo.

Cuando sali6 de la eabina, todos aplaudieron

y los hombres se aproximaron a el para estre-

charle la mana y darle palmadas en la espalda,

como si fuese un heroe. Era muv atractivo.

orri a casa a contarselo a mi padre. Nada

mocionante pasaba nunea en Beechwood.

"Le conte 1 0 valiente que era el piloto y I e

dije que queria volar cuando fuese mayor.

Siempre he querido volar. Solfa acostarme en

el campo de girasoles que habra al lado de rn i

casa y rnirar a las aguilas deslizandose sin

esfuerzo por el eielo.

"Mi padre me rino. Me dijo que era ridicule.

'iLas nifias no manejan aviones!', dijo. 'Ensenat

Esa es una buena profesi6n para una nina'

"En aquella epoca, las nirias obededan a sus

padres y tertian poeas opciones acerca de 1 0

que harlan. Esa fue la ultima ve z que hable

can alguien acerca de volar... hasta ahora".

Mimi tom6la mana de la senorita Scemhop.

La condujo por un puente en zigzag hacia un

pabell6n que se enconrraba en la mitad del

Lago de los Suefios Secretes. Su tejado de losas

negras pareda uno de los elegantes sombreros

que se usan en las carreras de caballos. La

senorita Sternhop subio la escalinata.

~E I Pabe1l6n de la Manera Misteriosa -ley6

la senorita Stemhop. Por un momenta, se pre-

gunt6 c6mo era posible que pudiera leer los

caracteres chinos.

Juntas, Mimi y la senorita Sternhop se sen;

taron en la banca de madera que rodeaba la

parte interior del pabellon, Ambas ternan su ;

nos secretos y se comprendian perfeetam nt

la una a la otra.

D in g, d in g, d in g. EI tranvia de I s d c del

dia traquete6 ruidosam nt calle abajo, dejan-

do una nube de polvo tras de 5 1 . No habra

pasado siquiera un nano-segundo en el mundo

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-3

exterior, en la calle Rumba, desde que la sefio-

rita Sternhop habia side engullida par el jardin.

S encontro de pie sobre la vereda, relajada,

ap yandose en una pierna. No recordaba su

viaje. Pero cuando se incline para acariciar la

cabeza de un nino, Mimi supo que habia earn-

biado por dentro.

-Adios, Mimi -dijo. iNa has visto donde

deje mi bast6n?

~Tal vez va no 1 0 necesite -clijo Mimi.

-iSabes? Cree que no-la senorita Sternhop

camino par 1acane Rumba como si tuviese un

nuevo par de piernas.

E I dia siguiente fue uno de aqueUos dias

calientes y pesados del hemisferio SUf, cuando

el viento del norte sopla tan calidamente que

resulta difici.lrespirar Induso las moscas tenian

demasiada pereza como para moverse V pren-

derse a la piel como sanguijuelas.

-Hola, mi vieja bandeja china - sa ludo el se-

n o r Honevbun-. Hoy sera una verdadera pesa-

dilla.

-Cierre los ojos -dijo Mimi-, y 1 0 llevare a

un lugar bello y fresco.

El senor Honeybun siempre estaba dispuesto

cuando se traraba de una diversion, asf que

cerro los ojos y estir6 su mana. Mimi to condujo

al pavimento, al lugar donde estaban escritas

las palabras, a la entrada del jardin.

-Parese aqui y lea esto, senor Honeybun.

Estara allf en un instante.

El senor Honeybun leva: "Bajo tus pies co-

rnienza el viaje. En la palma de tu mane ter-

rnma el viaje. Ven, entra al espacio entre el

Cielo y la Tierra" En cuanto termin6 de leer,

desapareci6 en el jardfn.

El siguiente visitante que pas6 par 1a calle

fue la senora Jacobs, asfixiada y molesta, can

sus zapatos rajas de tae6n alto. Daba unos

pocos pasos V luego tenia que detenerse asecarse la {rente y a espantar las moscas.

=Hola, querida, lque dibujaste esta vez?

-Otro jardin, senora Jacobs.

=Oh, me encantan los jardines ... -dijo, y

sintio una brisa fresca que soplaba par la

vereda-. Quizas el cambia ya este en camino.

lEs un poerna, querida?

-Si, senora Jacobs.

La senora Jacobs ley6 la inscripcion y , a t igualque Ia senorita Stemhop y e l senor Honeybun,

desaparecio al instante en el jardfn, Mimi la

sigui6.

La senora Jacobs respire e] aroma de las Was

y fuego camino con ojos sonadores hacia el

Pabe1l6n de la Manera Misteriosa, La brisa le

refrescaba la cara.

Se volvi6 y le sonri6 a Mimi .. -George me

regal6 un anillo azul de zafiro cuando tenia 16

afios. Era demasiado grande para rni declo, aS I

que 1 0 llevaba alrededor del cuello en una

hebra de lana. Al ana siguiente, me regale una

cadena de oro para colgarlo allt -la senora Ja-

cobs se toc6 el cuello, como si aun pudiera

sentirla-. La perdi arras arras ... Era el unico

obsequio que realmente atesoraba, lsabes?

49

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-Kristel.. -se oy6 una voz del orro lado del

lago.

La senora Jacobs rniro a su alrededor, des-

concertada. -[George? iGeorge, eres ui?

-Sf, Kristel. Tengo algo que decirte.

La imagen acuosa de UT I hombre se desliz6

por ellago y entre al pabe1l6n como un espe-jismo.

George se incline y bes6 a Kristel en la me-

jilla, luego le susurro algo al oido. Ella asintio

lentamente, sonriendo.

-La sabra. Sabia que estaba en un lugar

seguro. Gracias, amor -la Figura fantasmal de

George se deslizo de nuevo sobre ellago y se

desvaneci6 gradualmente en la niebla.

Cuando la senora Jacobs sali6 del Pabe1l6nde. la Manera Misteriosa, el senor Honeybun

subia las escalinatas. No se saludaron, aun

cuando eran viejos amigos. Era como S I estu-

viesen solos en el jardfn.

Habra otras personas tarnbien. Todos cami-

naban disfrutando su belleza, perdidos en sus

propios pensamientos. Mimi vio aI senor Hue-

cos, sentado en el bosquecillo de barnbii le-

yendo. Se alegr6 de que hubiera vemdo avisitar el jardin.

Mimi estaba en la vereda a l lado de la senora

jacobs. Acababan de salir del jardin.

-Ah, ide que estabarnos hablando? Oh sf,

d ' tu nuevo ja rdin . E s un bello dibujo, querida

I~l nora Jacobs no recordaba nada de su

lsita; pero luego inclin6 Ia cabeza hacia un

lnrlo y apareci6 una expresi6n de perplejidad

en su cara-. Hay algo ... algo que debe recor-

dar ... algo que tiene que ver con George. lQue

era: -sLlbitamente, su cara se ilumino y le

brillaron 1 0 ojos: -iMi anillo! Ahora 1 0 recuer-

do. George y yo hicimos un viaje a Tassie en el

811078. Ames de partir, escondf el anillo en el

sotano, entre dos ladril los sueiros. Es increible

recordar eso ahora, despues de t dos estos

afios. Debe de er el calor, aun cuando me sien-

to ra n fresca como la brisa del mar -levant6 1 3

cabeza y mir6 el cielo-: Gracias, querida ..

Debe if a cas a de inrnediato. Hasra luego,

Mimi.

Unos dias mas tarde, Mimi via al senor

Huecos que carninaba frente a la tienda. Ape-

nas pudo reconocerlo sin su abrigo harapiento

y su barba. Uevaba unos pantalones vaqueros

y una camisa a cuadros, y sus rizos e taban

corrades ala mitad de su largo original. Ahora

parecian espaguetis. Mimi se sorprendi6 al ver

que joven era en realidad. no tendrfa mas de

veinte aries.

-Regreso a la universidad =dijo.

-No sabra ...

-S[, voy a terminar 111isestudios de Derecho.Mis padres me han aceptado de nuevo, a f qu

vivire en casa un tiempo. Ellos viven al tro

lado del pueblo, pero vendre a sal udal' d v z

en cuando. Te vere Iuego, nina.

-Sf, hasta luego, senor Hu... is u l p , l llal

es su verdadero nombre?

-Es Ed -cespondio, guifiarido ·1 oj y

despidiendose con 1 3 mana.

51

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Despertar al dragon

Lasa de t e de la senora Lu

estara cerrada hoy

can mativa del Ana Nuevo chino.

jFeliz ana del Dragon!

La senora Lu se sent6 en la cama de Mimi y

le entreg6 un pequefio sabre rojo de Afio

Nuevo.

-iVaya, 40 d o la r es l Gracias, m am a ... iFue-

ron s61020 el ana pasado !

-Lo se, pero til nacer ana del drag6n. Ya

dar doble dinero de la suerte. Ahara, preparate

desfile. Comienza a [as 11:00.

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4

-Pero no quiero ir iN o puedo faltar este

ano? Papa no 1 0 sabra.

Todos los anos, Mimi era obligada a rnarchar

en el desfile del dragon de Afio Nuevo, y odia-

ba cada minuto de el . lY sialguien de la escuela

la vela? Moriria de 1 3 verguenza.

-Dragon traer buena suerte -dijo la senora

Lu-. Mira, poner mi vestido de novia. Seguro

ira bien -sostenia un sencillo vestido rojo de

seda can el cuello alto y diminutas mari.posas

bordadas que bailaban en el frente.

-Alguien en puerta. Yo ir, tu probarlo -or-

den6.

Mimi se puso el vestido de su madre con

reticencia. "Ahora sf parezco una verdadera

china", pens6 disgustada, al ver su reflejo en

el espejo.

-Mira quien venir -la senora Lu entr6 a la

habitacion, seguida de Josh-. Vine a ser pata

del drag6n.

-Hola, Erne. iTe ves maravillosal Como una

princes a china.

-No quiero lucir como una princesa china

-dijo Mimi, molesta.

-Tan bonita -agreg6 su madre, anudando el

cabello de Mimi en una cola de caballo alta.

Ella se sacudio: -Me siento estupida asi. No i r e .

-Aiya -grufi6 la senora Lu. I

-Vamos, Erne. Sera muy divertido -dijo

J h.-iPero estoy tan aburrida de eso! Todos te

miran y te sefialan con el dedo. Te sientes como

linn verdadera idiota.

-iTienes tanta suerte de tener algo asf! Es

un gran prerexto para una fiesta. Mi familia

eran pobres convictos traidos a Australia a ras-

tras en cadenas, 0hay nada que celebrar alli.

Vamos, podemos ir a comer una pizza despues,

lQue dices?

-Esta bien ... Al menos no lucire como una

esrupida yo sola.55

El drag6n esta durmiendo en una vieja

bodega del barrio chino. No se ha movido du-

rante un afio entero. El drag6n tiene la cabeza

de un camello, los cuemos de un venado, la

barba de una cabra, las escamas de un pez, losdientes de LID tigre y la cola de una carpa. Tiene

fuerza y poder. EI drag6n trae la lluvia y Ia

buena suerte, y esta a punro de ser despertado.

Cada afio, el viejo Ma era invitado a realizar

una ceremonia especial. Tenfa 170 afios. Como

era taofsra y practicante del antiguo arte del

fen g s ui, conoda muchos secretos ace rca de Ia

vida, y uno de estos secretos era despertar dra-

gones. Estaba de pie ante un altar con vino,te, carne y fruta, era una diminuta Figura n

traje de negocios, que sostenia un atad d in-

cienso.

-lPara que es roda esa comida. -susurro

Josh, allaclo de Mimi, vestid

negros de kung , fu y una amisa n 1 di fi

de un drag6n en la parte de adelante. J ugaba

con Ia banda raja que tenia en la cintura,

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-Es para Guan Gong, el guarda del drag6n.

-iQuien e s e l?

-Una especie de dios. Fue un general que

vivi6 n China hace cientos de afios. Ese es

un r trato de el , el que se encuentra sobre la

mesa -era el rerrato de un hombre grande, conla cara raja y una barba negra.

Se encendieron las barras de incienso. El

humo se elev6 en volutas V la fragancia del

sandaio Ilen6 la bodega. El viejo Ma se inclin6

tres veces y comenz6 a recitar una oraci6n

especial en chino.

-Hoy es el Nuevo Afio chino. EIdrag6n sal-

dra a bendecir a la gente V a espantar a los

malos espiritus. Aqui hay una ofrend a para

agradecerte, Gum Gong, per rnantener a salvo

al drag6n todo el ana, mientras dormia.

-lQUe esta diciendo? -susurr6 Josh.

Mimi se encogi6 de hombros V sonri6: - Todo

esto es griego para mi. Esta hablando en otro

dialecto.

El viejo Ma se volvio hacia eldragon. Sumer-

gi6 un pincel en sangre fresca de cerdo. La

muchedumbre contuvo el aliento, mientras el

hombrecilIo se ponfa en puntas de pie para

susurrar al oido del drag6n. Luego, con gran

precision, pinto prirnero un ojo V luego el otro.

La gran bestia habfa clespertado.

Hubo una enorme ovaci6n, V el gran tambor

toc6 un ritmo exultante cuando se aproxim6

el leon que danzaba. Pero, en lugar de hacerse

a un lado para dejarlo pasar, como era la cos-

tumbre, el viejo Ma permaneci6 en su sitio,

mirando al dragon a los ojos, con una expresion

de perplejidad en su arrugada cara. Luego,

como sisiguiera lamirada del drag6n, se volvi6

can lentitud V conternplo fijarnente a Mimi.

Parecia que sus ojos estuvieran mirando dentro

de su cerebro.

Mimi no podia moverse. No podia respirar,

Todo pareda estar sucediendo en camara len-

ta, incluso el sonido del tambor.

Subitamente, elIe6n salt6 al espacio silen-

cioso que habra entre el viejo y Mimi, rom-

piendo el hechizo; 1 0 con forma ban un hombre

debajo de la cabeza y otro debajo de la cola.

La melena naranja del leon, adornada con

borlas, bail6 par el aire como una llamarada.

-Ove, Erne, mejor nos vamonos. Nos estan

llamando -Ie urgi6 Josh.

-lQue? Oh ... esta bien -respondi6, como si

despertara de un suefio. Inclino la cabeza para

mirar una vez mas al viejo Ma, perc Labodega

estaba atestada de gente que segula al drag6n

par la puerta hacia la calle.

Mimi se uni6 a las otras j6venes que en,

cabezaban el desfile. Llevaba un caballo depapel mac he en una larga vara de bambii.

.Otras chicas llevaban lamparas de colores en

forma de flores, hechas de seda. Josh avanzaba

en la parte de arras con los rnuchachos, llevan-

do una Espada ceremonial. Era demasiado jo-

ven para ser una de las patas del dragon,

Un hombre, vestido de seda amarilla, provo-

caba al drag6n con una bola de bambii tejido

57

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en una vara larga. La agitaba enfrente de la

nariz del dragon, haciendolo avanzar. Era la

perla de la sabidurta, y ningun drag6n podia

resistirse a ella.

La proeesi6n serpente6 por las estreehas

calles del barrio chino. Petardos bailaban al-

rededor de los pies de Mimi, explotando en

diminutas chispas naranja. Pero ella no veia

ni oia nada; estaba pensando todavia en el vie-

joMa.

-lEres Mimi? -Ie dijo una voz sorda a su

lado.

-lQUe? -pregunt6, sacando un taco de

algod6n de su ofdo.

Una persona can una mascara de cerdo, que

llevaba en la mana un rastrillo, repiti6: -lEres

Mimi?

-St, soy yo.

-Entonees tengo un mensaje para ti -el

eerdo Ie entreg6 un pedazo de papel y luego

desapareci6 entre la muchedumbre.

Mimi abri6 la nota:

URGENTE

Rcunase con el senor Ma

12 calle Celestial

Barrio chino

Manana

"Que extrafio. lQue podria querer el s 'n r

Ma?", Mimi se senna entusiasmada y at '111

rizada a la vez.

El desfile del drag6n entr6 a la calle prin I t aldel barrio chino y se detuvo bajo la Pu Ita I 1

Cielo, Mimi no advirti6 siquiera la hilera de dos

pisos de petardos que seria encendida para el

gran final. Estaba buscando a l viejo Ma.

De repente, el sonido de los petardos rompi6

el silencio: cada uno encendfa al siguiente en

una reacci6n en cadena. Luego, tan subi-

tamente como habia comenzado, el ruido sedetuvo. El desfile del drag6n habra terminado

hasta el afio siguiente: el afio de Ia serpiente.

De regreso en la bodega, Mimi se cambi6

con rapidez y fue a buscar a Josh. Estaba ansiosa

por ensefiarle la extraria nota del senor Ma.

La encontr6 aguardando allado de la puerta.

-iQue divertido estuvo! -dijo-. Vendre el

afio entrante can seguridad. Traere a toda una

pandilla de la escuela.-St, yo tarnbien 1 0 disfrute, par primera vez

en mi vida. Vamos a buscar una pizza. Tengo

alga que decirre.

Cuando estaban en el restaurante comiendo

pizza, Mimi le cont6 a Josh acerca del viejo

Ma y le ensefio la curiosa nota. Lo que no Ie

rnosrro fue 1 0 atemorizada que estaba. Deseaba

pedirle que la acornpariara, pero sabia que era

alga que debra hacer sola.

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La historia de la crnperatriz

Casia

Mmentr6 a la tienda que seencontraba

en el ruimero 12 de la calle Celestial, en el

barrio chino. Pilares de libros y revistas des,

cuadernados estaban apilados sobre repisas

llenas de polvo. Un pequefio golpe los habrfa

rnandado a volar.

-LSI? -pregunt6 una voz ruda detras del

rnostrador.

-Estoy buscando al viejo Ma.

Un dedo, con una ufia pintada de rojo,

surgi6 de la oscuridad y sefial6 hacia la em,

pinada escalera de madera que habra al fondo

del local.

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lind s abrio paso cuidadosarnente entre

h, l ihs de libros, Las escaleras le recorda ron

~11 I l gar' ernpinadas y crujientes. Cuando lleg6

, I 1 8 parte de arriba, encontr6 un largo pasillo

'on puertas a ambos lados.

Uam / timidarnente: =Serior Ma testa usted< l . q ul ?

-iEh~se oy6 una voz carrasposa, prove-

ni nte de una de las puertas a la izquierda.

El viejo Ma esra ba sentado en una 5i11ade

uero, de cuyas costuras salta crin de caballo.

Su cuerpo era tan pequeno, y la silla tan grande

y deshecha, que en la penumbra parecia enca-

ramada en la boca de un hipop6tamo gigan-

tesco. En aquel momento, no inspiraba temoralguno. Mimi ahog6 una risita y cubri6 su

sonrisa can 1a mana.

-iQuieres un poco de te de casia? -el viejo

Ma habl6 con una voz semejante a la de viejos

clavos oxidados en la boca. Se inclin6 hada la

pequefia mesa de bronce donde habra una

tetera terracota y dos tazas tan finas como cas-

caras de huevo. El dulce aroma de la flor de

casia invadio la enmohecida habitaci6n, cuan-

do el palido Iiquido amarillo se deslizo como

mid de seda en las dirninutas tazas. Con una

mana nudosa V tiesa, el viejo Ma empuj6 una

de las tazas hacia Mimi, y luego la mir6 pro-

fundamente a los ojos.

-Aver desperte dragon. £1 abri6 ojos y mir6

a alguien en muchedumbre. Yo muy sorpren-

dido. Me volvt y vi cara de una nina. Vi el

Jardin de Emperatriz Casia. iEs cierto, Mimi!

iHas visto Jardin ... ?

-Sf ' , es dena, senor Ma. El Jardin esta en la

vereda, cerca de mi casa. La dibuje can los

pasteles de la emperatriz Casia.

El viejo Ma se sumi6 en su silla de hipo-p6tamo: -Finalmente ... -suspir6-. He espe-

rado tanto ... tantos cientos de afios.

Mimi tuvo la curiosidad de saber si era s610

el mal manejo del idioma del viejo Ma, a sl

realmente habia vivido "muchos cientos de

63

- "anos.

-lHas aida historia de emperatriz Casia?

-pregunt6, antes de que ella pudiera pre-

guntarle su edad.

-lEra una verdadera emperatriz?

- Vivi6 hace mucho tiempo en la China.

-lEra bella?

El viejo Ma asinti6: -La mas bella del pais.

Tenia labios como petalos de rosa, ojos grandes

y cabello negro como noche. Vivir en gran

palacio can rnuchos sirvientes y Hevar tunica

amarilla de emperatriz, Cuando tenia 11 afios,

su padre, gran valiente emperador Wu, morir

en batalla contra barbaros. MuV triste. P r

Casia nina inteligenre. Montar a cab II y

disparar flechas mas derechas q U J 11 .jor

arquero. Nadar mas rapido qu r n ra )1

del mar en la Cueva Occid ntal, y pin r

viento bailando en lago Taihu. ran razon.

Todas las noches, puertas del palacio abiertas

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para gran fiesta. Cuando cumpli6 12 afios,

genre dar obsequio

-lQU' obsequio?

-Caja de belles pasteles,

-iLos pasteles de la ernperatriz Casia .. . desde

luego! -exclam6 Mimi-. Muy bien. Pero no

pueden ser los mismos que yo tengo.

-S610 una caja en redo el mundo.

-Pero ... todavta parecen nuevas -dijo Mimi,

incredula.

-Ser pasteles magicos, de mundo antiguo.

Ernperatriz Casia dibujar pared de La sala del

trono -continuo-. Dibujar plan de bello jardin.

Al curnplir 16 anos, construir Jardin de Em,

peratriz Casia. Era jardin de equilibria perfecto

con largo muro de dragon a su alrededor. Todos

los dlas, mperatriz Casia cabalgar hasta el Pa-

bell6n de La Manera Misreriosa. Alimentar

peces que viven en Lago de los Suefios Se-

cretos, y hablarles.

-Un dfa, general Hu, jefe de ejercito, inurn-

pir sala del trono: "iBarbaros atacan desde e l

norte. Atravesar la Gran Muralla!"

'''lQue tan cerca estan?' , preguntar Empera-

triz Casia.

"Dos dias a caballo. Nuestro ejercito no

suficientemente fuerte'.

"Emperatriz Casia toma lentamente t e de

casia. Hace esto para pensat 'Reunir a toda

gente de la ciudad y llevar j ardin. Aguardar

allt barbaros', ordenar.

"Dos dlas mas tarde, barbaros llegar a muro

del palacio, tirar abajo puerta. Pero todo vacfo.

Ni siquiera apetitosa cucaracha arrasrrandose

en piso cocina.

"' iArrasar todo!' grita gran jefe barbaro, 'Y

quemar palacio"

-Y, lque sucedi6 entonces? -pregunt6 Mimi,

conteniendo el aliento.

-Barbaros entrar jardin. Gran jefe barbaro

levantar espada sabre emperatriz Casia.

-iNo! -exclam6 Mimi, can la mana sobre

la boca.

-Pero espera ... cosa muy extrafia ocurrir. No

tener fuerza en brazo. Espada pesa como cinco

elefantes. Granjefe barbara sentir cada vez mas

adormecido. Todo ejercito caer suelo roncando

como oso en cueva de invierno.

=lFantastico! -rio Mirni-. Y lque pas6 en-

tonces?

-Cuando despertar, oIvidar de d6nde han

venido, Creer que ser ejercito de emperatriz

Casia. Gran jefe barbaro, mas leal generaL Paz

reinar otra vez en todo China. Emperatriz

Casia vivir muy larga vida. 93 arios. Luego

rnorir ... j ardin desaparecer de tierra.

- Vaya. Pew le6mo pudo desaparecer? lA

d6nde fuel

-Espacio entre Tierra y Cielo donde yacer

jardin, como drag6n que duenne. Mimi usa

pasteles, jardin r~gresa.

-Pem, lpor que yo, senor Ma?

-Porque tener coraz6n puro.

-Sin embargo, a veces soy realmente mala.

Pregunteselo a rni padre.

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-Ttl nina desobediente a veces y no escu-

char a papa, til no mala. Pasteles como espejo

del coraz6n. No mentir. Si persona es mala,

pasteles muy peligrosos: por eso deber man,

tenerlos siempre seguros y ocultos. En cada

epoca, pasteles esperar persona adecuada para

traer de nuevo jardin de emperatriz Casia.

Persona como til, Mimi.

-lEs cierto 1 0 que dices?

-Si, as! durante miles de afios.

-Senor Ma -Mimi se incorpor6, can los ojos

brillantes-, venga conmigo. La llevare aljardin

ahara mismo.

-No, Mimi ... no ser posible -euspiro el viejo

Ma-. Jardin Emperatriz Casia s610 para quie-

nes sufren par dentro. Jardin para curar.

Mimi se sent6 de nuevo, decepcionada.

-No importar. Enmivida, ver muchos bellos

jardines, Mimi -el viejo Ma levant61a taza len-

tamente y tom6 un largo y ruidoso sorbo de te

de casia.

La luz disminuy6 subitarnente cuando el sol

se ocult6 detras de los altos edificios de la ciu-

dad.

-Es tarde. Mama estara inquieta. Gracias,senor Ma. Vendre a visitarlo de nuevo.

-Adi6s, Mimi. Y recuerda. cuidar bien los

pasteles.

-La hare ... Oh, casi 1 0 olvido. Hice un obse-

quia para listed -y le entreg6 un pequefio rolla

de papel al viejo Ma.

Cuando Mimi sali6 de la tienda, comenz6 a

caer una suave llovizna. El viejo Ma deshizo la

cinta roja y desenroll6 el dibujo, Mimi habfa

dibujado e l Jardin de la Emperatriz Casia para

el. Una version en miniatura, perc can cada

detalle diminuto y perfecto.

E1v iejo Ma escuch6 un zumbido de alas.

Una libelula sumergi6 su nariz en el Lago de

los Suefios Secretes, y luego vol6 par fuera de

Ia pintura par la empolvada habitaci6n.

-Ah ... Emperatriz Casia ... -susurr6. 67

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El regreso del doctor Lu

EI doctor Lu camino a casa desde la es-

tacion del tren, can su maleta en una mana y

una cesta de mimbre cerrada en la otra. Den-

tro de la cesta se encontraba la mas preciada

posesicn del tio Ting: su obsequio para Mimi.La que via el doctor Lu cuando camino ha-

cia la calle Rumba era tan extrafio, que pens6

que se habfa equivocado de direccion al salir

de la estaci6n. Nunca antes habfa vista tanta

gente rondando afuera de su tienda. lHabria

ocurrido un accidente? Cornenzo a correr, con

la cesta balanceandose contra su piema. Cuan-

do lIeg6 al sitio donde se encontraba la

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o

mu hedumbr , las p rsonas se apartaron para

de ja rl o pa sa r , como si fuese un gran emperador.

Algunos sonreian y 1 0 felicitaban, orros 5610

sacudlan la cabeza, admirados.

-Has regresado -dijo la senora Lu-. Debes

de estar fangado. Toma un poco de te de casia.

El doctor Lu contempl6 su c li ni ca s or pr en -

dido. Habra genre senrada en las mesas de

mahjong, corniendo y bebiendo. Estaban el se-

nor Honeybun y Alma juntos, absortos en una

conversaci6n. Habia arras personas a las que

el doctor Lu no recanoci6 en absolute Y , en

lugar del alar de las hierbas, un aroma de pas-

teles y de te de casia Ueg6 a su nariz.

-[Que ha sucedido desde que pard? =pre-

gunt6 a su esposa en chino.-Es el mara villa so jardin de Mimi -replic6

la senora I,u, secandose las manes en el delan-

tal y tornando la maleta-. La genre viene a la

calle Rumba 5610para verlo. Organice una casa

de te para ganar un poco de dinero rnientras

estabas ausente.

-El negocio parece ir bien -dijo.

-Mm ... no esra mal. Te traere algo de comer.

-lD6nde esta Mimi?-En la cocina, desayunando -la efiora Lu

se volvio hacia la cocina y llam6-: Mimi, tu

padre ha regresado.

HiOh, no! Se pondra furioso cuando des-

cubra que he estado pintando".

Las patas de la silla chillaron enojadas contra

el suelo de madera, cuando 1a empuj6 hacia

arras.

-H la, Mimi -dijo el doctor Lu, entrand a

la coeina.

-Hola, papa.

=Mama decir que haces mucho dibujo.

-S610 un poco .. Pero obtuve una A en la

prueba de Ingles y 47 sobre 50 en Matemaricas

-dijo can rapidez.-Mm ... bien ... no hablemos ahara de la

escuela. 71

liE "to es una sorpresa

-Te traje un obsequio de parte del tio Ting.

-tEsta vivo todavfa? -pregunt6 Mimi, can

un deja de esperanza.

El doctor Lu hablo en chino, y su vo z son6

triste y cansada. -No, Mimi, muri6 mientras

dormia. Era un buen hombre -los ojos deldoctor Lu se llenaron de lagrimas. Levant6 la

cesta de mimbre y la puso sobre la mesa de la

cocina-. Queria que tuvieras esto.

-iQue es, papa?

-Abrela y veras.

Mimi levant6 el pasador y sintio alga vivo

que se agitaba adenrro. Lentamente, cedio .

la presion. Un perrito de color gris as m 1,

cabeza por 1a abertura, grun n y auil: I Ientusiasmado al v ru r fil ta I n '11 I i . .berrad. Batia s u l i r a n r 1 ,I) ia I qu .

parecia un resorte.: as j r anon' y rlllnn-

tes la mira ron, como la s d S '$IT illa s [ u habra

vista POt la v en ta n a de Stl h . bit i [1.

-IT(o Ting? -susurr n su r ja- l res til?

Levant6 al perrit y I abraz . Su barriguita

era uave y sada, bierta can manchas grises

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-~

de difererites tarnafios. Parecia como si su

madre 1 0 hubiera puesto bajo una suave llo-

vizna. can la barriga hacia arriba, y las gotas

de lluvia hubieran permanecido alii. De hecho,

esta era 1 8 1 manera como lc gustaba dormir,

confiado en el mundo. Et perrito gruiua como

un cerdito que hebe leche, cuando Mimi 1 0acunaba en sus brazos y le hacfa cosquillas en

1a barriga.

-leoma se llama, papa?

-EI tio Ting 1 0 llamaba Peppy.

En aquel memento, Mimi sinti6 el impulse

de hacer alga que nunca habra hecho antes.

VacU6 un instante ..Luego puso a Peppy en e]

suelo, se dirigio hacia 5U padre y 1 0 abrazo. Al

principia, fue un poco extrafio: nunea se ha-bran abrazado. Perc cuando Mimi sintio que

el tambien la abrazaba, todo pareci6 tan na-

tural y sencilio como abrigarse debajo de su

cobertor de seda en una neche fria de invierno.

Mimi esraba acostada en su cama, con Peppy

a su lado, como si Ie hubiera pertenecido toda

la vida. De la habitacion contigua, verna el so-

nido familiar de las voces de sus padres ha-

blando entre 5 1 en chino.

-lDe que hablaste can Ting? -pregunt6 la

senora Lu .

-De nuestra tnfancia, de c6mo nos diver-

tfamos. Luego, de 1 0 distintos que eramos, Ting

era un sofiador. De nino, solta sentarse en ei

rejado de Ia casa leyendo poesia todo el dfa,

Yo pense que era un imitil. Ai menos a l f in al

tuvimos la oportunidad de ser hermanos otra

vez -el doctor Lu hizo una pausa-: No come-

tere el misrno error can Mimi.

Mimi pudo sentir una caUdez que derretia

lentarnente los helados espacios entre padre e

hija. Un cambia, mayor que la casa de te de sumadre, mayor que sus pinturas, quizas mas

grande que el rnismo jardin, habra sucedido

en la pequeria y olorosa tienda de dos pisos

del ruirnero 83 de la calle Rumba. 7 3

I

I 1-.,

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\ .

t- .

\ r: 'to

/

La promesa rota

La senora Lu estaba ocupada en la cocina

cantando 6peras chinas y preparando jugosos

y gruesos pasteles. Despues del regreso del

doctor Lu, la clfruca volvio a la normalidad,

con excepci6n de una mesa redonda al ladode la ventana con ocho sillas. Cuando la senora

Lu se encontr6 hacienda pasteles en uefi. •

supo que habfa Uegado el momento·d t mar

las cosas con mas calma. Una noch It g

incluso a sonar que los pasteles t nf n tit y

que la perseguian par la c ina.

Detras del mosrrad r, Mimi yud a su

padre a llenar las prescripcion s. La prirnera

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-5

paci nte del doctor Lu fue la senorita Stern-

h p. Habra id o specialmente temprano

a u lla manana, porque mas tarde, aquel dia,

nla la cita mas importante de su vida.

El doctor Lu termino de tomarle el pulse a

la senorita Sternhop y de inspeccionar su

lengua. Escribio algunas palabras en su libreta

y Ie entreg6 la prescripcion a Mimi.

Mimi habra comenzado a pesar las hierbas

cuando tenia siete afios, bajo la mirada vi-

gilante de su madre. En aquel entonces, tenia

que subirse encima de cuatro directorios te-

lef6nicos para mirar por encima del mostrador.

Mimi abrio una gaveta, tom6 un pufiado de

hierbas y las puso en una pequena bandeja debronce del tarnario de un plato pequeno. Este

estaba suspendido de una delgada varilla par

tres cuerdas. La varilla estaba hecha de hueso y

tenia diminutas medidas a 1 0 largo de la

superficie, Mimi sostuvo una cuerda rosada

ajustada a la parte superior de la varilla entre el

dedo pulgar y el indice. AI mover un peso hasta

que la varilla esruviera en complete equilibria,

Mimi podia medir can precision las hierbas.-Su salud muy, muy buena hoy, senorita

Sternhop -dijo el doctor Lu-. Su piel tan clara,

sus ojos tan brillantes. S610 necesita hierbas

para mantener salud.

La senorita Sternhop sonrio can sus del-

gados labios. Mir6 luego el reloj. -Oh, cielos,

iya son las 10:00 a.m.? iMi clase de vuelo es a

las dace!

-iDe vuelo? -pregunt6 el doctor Lu, qui-

tandose los lenres para ver si la senorita

Sternhop estaba bromeando.

-He estado aprendiendo a manejar un

planeador, un Blanik. He des ado hacerlo toda

la vida. Sin motor ... 5610 el ruido del viento.

Es Ia sensaci6n mas maravillosa del mundo,doctor Lu -levant6 la cabeza y cerr6 los ojos-.

En el aire, soy tan libre como un aguila. Hoy

debo obtener rni licencia.

La senorita Sternhop se dirigio de prisa hacia

la p ue rta . -Adi6 l doctor Lu , adi6s Mimi.

Deseenme suerte -grit6, apresurandose calle

arriba, como si ruviese alas en los talones,

El doctor Lu e volvi6 hacia Mimi. -Muy

extrafio ... senorita Sternhop como joven otravez. Hierbas no tan fuertes.

-Ha estado en el Jardin, papa.

-i]ard[n?

-tSabes .. ? En el [ardfn de Ia Emperatriz

Casia -Miml sefialo hacia la calle.

-Pero s610 pintura,

-Eso parece, perc hay gente que pasea

denrro del J ardin todo el riernpo.

-lCaminar denrro de pintura? No poder

creerlo.

-El J ardin 5610puede ser dibujado can unos

pasteles especiales que me obsequi61a senorita

0" Dell. Solo las personas que necesitan ser

curadas de alguna rnanera pueden entrar al

Jardin. Suefia extrafio, 10se, pero cuando salen,

son diferentes. Es par eso que la senorita

Stemhop ha cambiado. Su suefio era volar y

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ahora 1 0 hace. Despues de que entre, el senor

Honeybun tuvo el valor de pedir a Alma que

saliera can el.

-iPor que no habla genre acerca de interior

del Jardin?

-Esa es precisamerite la cues ti6n. nadie

recuercla estar dentro de el, con excepci6nde mi. Probablemente porque fui yo quien

1 0 pint6.

El doctor Lu sacudi6 la cabeza, mcredulo.

-Es cierto, papa. El viejo Ma dice que el

Jardin ha existido durante miles de afios.

Siernpre esta ahi, esperando que la persona

indicada use los pasteles y entonces el jardin

cobra vida de nuevo. Esta vez fui yo.

La senora Lu sacaba una bandeja de pastelesfritos de Ia cocina.

- Vengan, prueben la nueva receta. Tiene

pasta de frijol rojo -dijo entusiasmada.

Mimi tom6 un par de palillos y pesc6 un

pastel. -Mmm. de lictoso, mama =dijo,

mientras mordia la crujiente pasta del pastel.

La suave y dulce pasta de frfjol se deshizo en

su boca. Estaba muy sabroso.

-tHas estado en el J ardfn de Mimi? -pregunt6el doctor Lu a la senora Lu .

-Estuve en la entrada y lef la inscripcion,

pero no sucedi6 nada.

-Es porque no necesitas el Jardin, mama.

Din g din g d ing . La puerta de la tienda se

abri6. Gemma entr6 en la tienda, siguiendo a

su madre.

-Senora Johnson, pase, por favor. Sientese

=dijo el doctor Lu.

"Oh, no, [que esta haciendo aqui?" El pastel

que tenia Mimi en 1aboca le supo de repente

pastoso y seco.

-Gracias, doctor Lu . Gemma me dice que

esta en la misma clase con su hija. Pens6 que

seria agradable reunirse can ella, mientras yo

estoy en mi consulta,

-Buena idea. Mimi, ocupate de Gemma.

Llevala a tu habitaei6n.

-Pero, papa, estoy ocupada. Debo limpiar

la clinica.

Gemma se aproxim6 con ccnfianza al

rnostrador, sonriendo can su gran sonrisa falsa,

como si fuese 1amejor amiga de Mimi.

-HoIa, Mimi -luego se incline sobre el

mostrador y susurr6-: Pense que podiarnos

conversar, mientras mama esta en su trata-

miento de p6cimas de brujo con tu papa, el

doctor Apestoso-Lu.

-lQue quieres? -susurr6 Mimi.

-Apresurate, Mimi. lQue te pasa? Lleva a

tu amiga al piso de arriba -el doctor Lu ladespidio con un gesto.

=lre preparar te para ti y Gemma --dij ,.

senora Lu-: Vamos, apresurate, Tu p dr .st

ocupado.

Con reticencia, Mimi la ndu]o a su

habitaci6n. "Esta tramando al .l us?

Gemma preferiria morir a que la vi ran. !l

conmlgo .

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-Que simpatico pernto. lComo se llama?

-pregunro Gemma, dejandose caer sobre la

carna.

Estiro la mario, pero la retire rapldamente

cuando Peppy grufio "Bien hecho, Peps",

pens6 M im i. S iern pre estaba tan t ranquilo.

Nunes antes 1 0 habia visto grufiir a nadie. "Los

perros pueden sentir cuando alguien es malo.

Me pregunto si ha y un tipoespecial de mal

olor que despiden tamhien"

-Bonita habitacion -ciija Gemma sarcasti-

camente-. Mama me compr6 una cama doble

cuando curnpli 12 afios, y un cobertor rosa

encendido -solto una risita-. Ove, t u tarnbiend eb erta s p ed ir uno ... -rn iro a su alrededor-.

Pensandolo bien, no ereo que irfa bien. Tu

habi.taci6n es mas pequeria que mi alacena.

-lPor que viniste, Gemma?

-Estaba de compras can mama, es todo. iPor

que tanta suspicacia!

-Porgue no confio en ti.

-Mimi -llam6 la senora Lu desde lo parte

de debajo de la escalera-. Baja a tamar r e dela manana.

-En un segundo, mama.

-No, baja ahora.

-Esta bien -Mimi avanz6 haci.a la puerta-.

Vamos, Gem ma, veri conmigo.

-No. Esperare aqui rnismo -repuso fda-

mente-. No tocare nada, 1 0 prometo -Gemma

hizo una cruz sabre el coraz6n y mir6 a Mimi

can inocentes ojos azules.

-Mirm -llam6 otra vez su mama.

- T6mate tu tiernpo. SOlo jugare con tu

perrito mientras regresas. Vamos, Pupy, vamos

-Peppy grufi6 y luego salto de la eama para

seguir a Mimi ..

En cuanto estuvo sola, Gemma comenz6 a

busear par to da la h abita cto n. "E so s p aste les m e

haran f amosa" , pens6. Mira en la estanteria,debajo de 1acama, en el armano. "Aparecere en

la caratula de Chica Ma ra villo sa . T o do s estaran 81

tan celosos. lD6nde Loshabra puesto?"

Gemma abri6 el cajon de la mesa de noche.

-iS1i.iii! -exdam6 entusiasmada, y luego se

cubriola boca en caso de que alguien hubiera

escuchado su grito de alegria. "Sera eI

eomienzo de mi carrera como acrriz, 0 quizas

sere modelo".Cuando Gemma levanro la tapa, le vinieron

a la mente de inmedlato extrafias imageries.

-iVaya, es fantastical .... ..emma cerr6 la tapa

con rapidez , y ocu1t6 lo s pasteles debajo de su

blusa.

Baj6 sigilosamente la escalera y atraveso la

clinica. -Ire a casa antes, mama. Acabo de

recordar que tengo deberes que hacer -su

madre no levanto la cabeza, 5610 se despidi6con la mano cuando Gemma pas6 a SU lado,

Mimi salio corriendo de la cocina cuando

oy6 a Peppy ladrar freneticamente. Nunca

habia Iadrado en la clinica. Algo estaba muy

mal. Puso la bandeja de bebidas en el suelo y

corrio a su hahiracion. "Por favor , que no sean

lo s p a st ele s" , r ez o. Pero cuande via el panuelo

de seda en el suelo donde Gemma 1 0 habia

nrrojudo, sintio como si se hubiera robado su

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n lm a tam bi en .

"Tal vez no sea dernasiado tarde", pens6

dcsesperadamente.

Mimi vol6 escalcras abajo, salio y corrio calle

abajo basta 1 3 casa de Gemma. Peppy corria a

su lado. Mientras llegaba, practicaba una voz[ucla, -DEVUELVELOS, GEMMA, sf : QUELOS TIENES, LOS QUIERO AHORA.

Ueg6 a una casa con un bonito sendero

borde ado de rosas blancas. Respire protun-

damenre y oprimi6 el timbre de seguridad que

habra en la pared.

-lQuienes? ......csey6 la voz de Gemma,

-Sabes perfectamente quien es, Gemma.

iDevuelveme los pasteles!-lEres tu, Mimi? Larnento no haberrne

quedado para el t e de la manana, pero recorde

que tenia unos debe res por terrninat =dijo

Gemma, can voz de inocente.

-Devuelvelos 0 te acusare.

-Mira, Mimi, no tengo idea de que hablas.

Desesperada, Mimi cambro de t0110: -Por

favor, Gemma. La senorita 0 /DeU dice que

son realrnente peligrosos, y 1 0 mismo dijoelviejo Ma. iNo 1 0 yes? No puedes usarlos.TNo

debes usarlos:

~No se de que hablas. Debo irme ahora.

Adi6s -el interrupter se apag6.

Mientras Mimi caminaba de regreso a casa,

sentfa como si todos sus huesos se hubiesen

fracturado y sus rmisculos se hubiesen con-

vertido en gelarina. Le6mo se 10 dirfa a la

senorita 0'" Dell? E1 viejo Ma estaba equi-

vocado. Ella no mereda los pasteles Ni

siquiera habra podiclo cuidar bien de eUos..

Mimi mir6 el cielo, henchido de sombrias

nubes grises. Un rayo. El ruido de un trueno.

El v...ento azoraba las negras cuerdas de la luz,

tocandolas como una guicarra. Luego, como si

toda la fuerza de I a n at ura le za la c as tig ar a, lleg6

la lluvia. Senna cada gota como si fuera una 83

bala de plata en 5U piel.

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La maldici6n

Impotente, Mimi mira par Ia ventana de

la tienda c6mo sedisolvia lentarnente eljardin.

EI Lago de los Suefios Secretos, e l Pabe llcn

de IaManera Misteriosa, el Muro del Dragon,

todos se convirtieron en riachuelos de un color

indefinido que corrian par la vereda y caian a

los desaguaderos que se entrecruzaban debajo

de la ciudad. Se habian perdido los pasteles y ,

ahora, el Jardin. Y la lluvia no amain6 hasra

que Mimi hubo agotado sus Iagrimas.

Josh la salud6 con larnano par la ventana, Y

luego entr6 a [atienda. =Hola, Erne. Memuero

de hambre. lHa hecho pasteles hoy tu mama?

Mlrni se volvi6 a

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" ( Y " ique te pasa? -pregunt6.

I ln 0 urrid algo terrible.

_. ue es, Erne?

M inti respire profundamente y luego, como

lJI a repr sa que estalla, le cont6 aJosh acerca

'l bsequio de la senorita O/Dell, la maldi-" 1 n d los pasteles, su encuentro can el viejo

Ma, lahistoria de la ernperatriz Casia y el poder

curativo del jardin.

Josh la escuchaba incredulo.

-iVaya, eso esasombroso! -dijo, cuando ella

termin6.-Pero ahora Gemma ha robado los pasteles.

-lQue? le6mo ocurri6 eso?

- Vino a verme y yo estupidamente la dejesola en mi habitaci6n.

- Todo estara bien, Erne. No te preocupes.

Sentira remordimientos y te los regresara.

-No, Gemma no. Estoy realmente asustada

por ella. La senorita 0' Dell y el viejo Ma

dijeron que los pasteles pueden ser peligrosos

-Mimi sepult6 su cabeza entre las mano .

-lTe dijeron alga acerca de la maldici6n?

-pregunt6 Josh.-No. Nunca pregunte. lQue voy a hacer?

Josh se puso de pie -Ire de inmediato

a casa de Gemma y los recuperar e -dijo

dccididamente.

-Sera inunl. Ya intente hacerlo -la voz de

Mimi sonaba cansada y sin vida.

-lY que hay de la senorita 0 'Dell? lYa se

1 0 dijiste?

-No puedo -Mimi estaba otra vez a punto

de llorar-. Confi6 en mi yyo rornpf mi promesa.

-Pero no fue tu culpa. Vamos, Erne, tendras

que dedrselo tarde 0 temprano.

-La se -dijo Mirni-. Eso es 1 0 que terno

-suspir6 profundamente y luego mir6 a Josh.

-iQue?

-Temo par Gemma.

- - 5 £ , yo rambien.

-Pero tambien tengo este mal pensamiento

que dice: "Me alegro, me alegro, se 1 0 merec ".

Es horrible ... lVes?No me merezco los pasteles.

-Eso 5610 signifies que eres normal -di]

Josh-. Si no estabas destin da I: -n r I

pasteles, no hubieras podido cr .r 1Jar in dla Emperatriz Casia, lverdad? V : rnos, Em ,

busquerno a la sefi rit U, n qu

s marche casa.

La sen. rita It - aba upada lavando

paletas Y pincel s. -H la, Mimi, hola, Josh.

Que agrad 1 s rpr a.

Mimi mant nl I ojos fijosen una mancha

de pintura n el piso de lin61eo: - Tengo algo

que decide.La senorita 0' DeB se sec6 las manos con

una toalla y se acerc6 a la enorme mesa de

madera: -lQue sucede, Mimi? -pregunt6

preocupada.

-Gemma robo los pasteles, senorita O'DelL

La deje sola en mi habitacion. Se que no

hubiera debrdo hacerlo. Ahora no quiere

devolverlos.

87

~Yolos use una vez -la senorita 0/ Dell mir6

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Mimi miro a Ia senorita O~Den a la cara.Todavia tenia la misma expresion suave y

hondadosa._Y el jardin .. se ha perdido tambien. La

Uuvia 1 0 borr6 ... 1 0 siento.

-No fue culpa de Eme -dijo Josh lealmcnte-.

Fue Gemma. Estaba celosa.

Los ojos de Mimi se abrieron asombrados:

-iCelosa? lPor que habrfa de estar celosa? Ella

1 0 tiene todo.

- Toda la atenci6n que recibiste por el jardin

Ia puso terriblemente celosa, especial mente

cuando apareci6 tu fotografia en eI diana. Y

lquien es ahara la chica mas popular de la

escueIa? No es Gemma.

-Josh esta en 1 0 cierto, Mimi. No fue tu

culpa -dijo la senorita 0' Dell-. lLe dijiste 10

peligrosos que pueden ser?

-Si, pero eso s610hizo que los deseara mas .

Usted conoce a Gemma -Mimi se senro-.

lQue pasaria si los usara?

La cara de la senorita 0' Dell empalided6

subitamente y un temblor Ie recorri6 todo e]

euerpo. Mimi y Josh se miraron sorprendidos.

Fue entonces cuando un frio ternor par laseguridad de Gemma invadio lentamente a

Mimi, pues advirtio que Ia senorita 0 ~Dell

tambien debi6 haber usado los pasteles. Pero

lera algo tan aterrador que no podia siquiera

hablar de ella?

Una parte deMimi no queria saber. Para ella,

los pasteles eran puros, buenos y bellos. lComo

podrfan ser una maldicion?

par la venrana.

-lQue sucedi6? -pregunt6 [osh-. i Fue

realmenre malo?

. .-~e temo que fue mucho peor de 1 0 que

jarnas hubiera podido imaginar.

Mimi y Josh aguardaron a que Ia senoritao~Dell continuara.

Se volvio a mirarlos. -De nina, soha pasar 89

mucho tiernpo en la pequeria cabana de mi

abuelo en el campo. Era cocinero en un barco

mercante y rccolectaba recuerdos de todas

partes del mundo; los guardaba en un alto

armaria de madera a l final del pasiIlo. Habia

mascaras hechas de conchas, plumas y barto.

"Habia tarnbien borellas de extrafias formas,tazas y estatuas de jade, huesos y collates. Era

como un museo en una caja de zapatos. EI

armario estaba cerrado siernpre con Have. A

nadie se le permitfa abrirlo, Onicamente el

abuelo tenia la llave. Cada vez que iba a

visitarlo, abrfa el armario, sacaba uno de sus

tesoros, y me narraba una historia acerca de

el. Yonunca me eansaba de ofr estas historias

aun euando las hubiera escuchado miles deveces antes.

"En un viaje a China, trajo consigo una

bellfsima caja de p asteles, U n viejo vendedor

callejero de Shangai se Ia vendi6. EI abuelo

me dijo que la caja se encontraba entre viejos

y empolvados pinceles, piedras de tinta y roUos

de papel, como un girasol en un cementerio

invemaL Cuando se marchaba con la caja de

p:l:-. lelc5 bajo el braze, el viejo le dijo. 'Los -Torne los pasteles que no eran mfos. Asf

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1 < ls l '1 -"5 n 5 n de esre mundo. Pueden ser un

l'sore para algunos, y una maldici6n para

o trc '. se si crey6 1 0 que le dijo 1 viejo,

p .ro el abuelo nunca levant61a tapa de la caja,

nun cuando yo constantemente 1 0 fastidiaba

para que 10hiciera.

"U ri dia , me encontre sola en 1a casa. El

abuelo habia olvidado su llave en la mesa del

r cibo. Abrt el armaria, saque la caja y luego

levante la tapa. En un instante, rni mente se

lleno de visiones dantescas y , aun cuando me

aterrorizaban, tenia que dibujarlas. No podia

evitarlo. Salt al bosque que se eneontraba

detras de la cabana, donde habia una roca

plana, y cornence a dibujar algo siniestro y

horrible. Todo el tiempo, senria que se burlaba

de mi. Estaba atemorizada, tanto, que cord a

esconderme en la casa. Pero cuando pense en

el abuelo y c6mo se enojaria cuando descu-

briera 1 0 sucedido, puse los pasteles otra vez

en el armaria y la Have clonde la habra

encontrado. A l dfa siguiente, con miedo en el

coraz6n, regrese a aquella roca. Todas las

plantas y arbustos que habia a su alrededor

habian muerto. lSaben que? Nada ha crecido

a1Hdesde entonces. Era como si cada pedazo

de vida hubiera sido extirpado de aquella

tierra"

-Es horrible -dijo Josh.

-Pero usted no es mala, senorita 0~elL

lPor que pint6 un jardin asf -pregunt6 Mimi.

como 1 0 ha hecho Gemma. No me perte-

nedan. Ahora puedo comprenderlo. Ni

siquiera le pertenedan a mi abuelo. Cuando

murio, me 1eg6todos sus tesoros. Mantuve esos

pasteles escondidos durante 22 afios .... hasra

que re conod a ti, Mimi. Desde el primer diaque viniste ami clase, supe que te pertenecian.

- Y ahora los he perdido. 91

=Quizas no sea demasiado tarde -dijo la

senorita 0 "Dell-. Acompafienme al salon de

profesores y hare algunas llamadas.

No respondi6 nadie en casa de Gemma. La

senorita 0~ell intent6 entonees llamar a

Ofelia. Su padre respondio.

-El padre de Ofelia die que salio canGemma alrededor de las 4:00 p.m., pero no

tiene idea a d6nde fueron -dijo la senorita

O~Dell cuando colgo-. Mimi, lsabes a donde

habran podido ir? -s naba desesperada.

Mimi pens6 unmomenta y luego replic6:

-5610 al centro comercial. Suele ir alli a

menudo.

Josh asintio: -Si es atenci6n 1 0 que esta

buscando, usaf los pasteles en el centrocomercial seria ellugar perfecto.

-Bien. Ustedes dos ensayen alli. Yo i r e a c s

de Gemma.

Cuando Mimi y Josh llegaron al 'IHr)

comercial, era hora de cerrar. Dl f l u j lu IIm l

de compradores, 5610 quedaban unas

personas. E l centro c m rial r a " ' 1 1 . • un

pequefia arcada, con una hit fa de tiendas

den r y t er a hil ra de t iendas sabre la calle; colira -Yo tambien te arno, Peps -1 0 levant6 y

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p r mu 1 los chieos de la escuela 1 0

utiUz an como lugar de reuni6n, y al

su inamiento vacio como pista de patinaje.

-Nos encontraremos en diez minutes -dija

M imi-. iApresurate:

-Esta bien -dijo Josh.Mimi buse6 en las tiendas que aun estaban

abiertas e inspecciono los banos. Gemma y

Ofelia no e veian par ninguna parte. Diez

minutes mas tarde, se encontr6 can Josh, quien

sacudia negativamente la cabeza.

Mimi 1 0 mir6 desesperada. Estaba oscu-

reciendo.

-No hay nada mas que podamos haeer, Eme

-dijo [osh-. Es mejor que regresernos a casa.-Sf, supong que tienes raz6n -Mimi 1 0

sigui6 como un robot. Estaba dernasiado

cansada para pensar.

Al comienzo de la calle Rumba, se des-

pidieron.

-No te preocupes, Erne. Toda saldra bien

-josh trataba de sonar optimista.

Mientras Mimi carninaba hacia su casa,

penso que xrrano era que tad a pudiera ser

tan bueno en un momenta, y lu ego, a1

momenta siguiente, todo pudiera s r tan malo.

"Ahara comprendo 1 0 que deda el tio T in g. El

ciclo del cambio: Yin y Yang. Me pregunto

uanto tendre que esperar para que el cielo

j re otra vez" Suspire y abri6 la puerta de

I ti n . Peppy bail6 alrededor de sus pies,

hind abriolas y batiendo furiosamente su

se sent6 con el en la escalera. Peppy Ie puso su

cabeza en el hombro. Podia sentir su tristeza.

Mimi perrnanecio alli pensando: "Si yo fuera

Gemma, ia d6nde ina can los pasteles? Querria

estar en un lugar tranquilo, porque no querria

que me descubrieran. Perc, par otra parte, oytan vanidosa que quiero que todos vean mi

fantastica creaci6n" Mimi repas6 var ios

lugares en su ment "iEl Parque de los

Cauchos Fantasmas seria el lugar perfecto!

Vado durante los dias de trabajo, y atiborrado

de gente durante el fin de sernana", -Es alli

don le esta, Peps, seguro.

Torno la antorcha y Ie orden6 a Peppy que

quedara donde estaba. S610 los fantasmas ylos locos iban al parque de los fantasmas en la

noche. Uncreciente temor comenz ~a subirle

por la espalda, como un millen de agujas

heladas. Mimi no era un fantasma ni estaba

loea, pew sabia que debia ir alli. Tenia que

salvar a Gemma y, ante todo, tenia que

recuperar sus pasteles.

93

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El Parque de los Cauchos

Fantasrnas

AqueHa noche 5610habra una fracci6n de

la luna, cubierta parcialmente can manchas

de nubes grises, can una estrella que ocasio-

nalmente luchaba par brillar entre ellas. Mimi

temblaba y sus dienres crujian cuando entr6al parque. Sabia que no era por el frio.

Mientras avanzaba por el sendero princ ipal ,

via el enorme caucho fantasma. Su tron '0

blanco y desnudo y sus ram as, con larH tls y

delgados dedos, paredas brazos gig.an!'. q L H :

se extendian para agarrar a lIHlqnl ~n' till '

pasara a su lado, La gent d . l l u ~ n J ' lo H l I l ' 1 : m h " ,

"el arbol del ahorcado".

En el x r m sur del parqu , el arr yo bola de boliche gigantes, habian cafdo miles

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-)

~5 d Negr e habfa convert ido en un

furi so rio. Mimi resbalo por los matorrales

hasta un sendero enlodado que coma allado

del arroyo.

E 1 follaje de los arboles creaba una luz

inquietante. Algunas personas decfan quehabian visto fantasmas de ahorcados en

aquellos bosques. "Per o yo no creo en

fantasmas", se record6 a sf misma Mimi. Fij6

su mente en su objetivo: hallar a Gemma y los

pasteles.

E1 fuerte olor de l a ra iz de cebolla l1enaba el

aire, y e l agua que corria pOTel arroyo pareda

llamar su nombre: "Miiiiimiiii . .. Miiiimiiii . .."

Luego vio el brillo de una fogata al otro ladodel torrente. Y via dos figuras oscuras que se

movfan, con sus largas sombras bailando en

las rocas del acantilado.

Mimi comprendfa por que Gemma habia

elegido aquel sitio. La enonne cara de la roca

era como una pantalla gigante de television

Cualquier dibujo podrfa ser vista desde

cualquier lugar del parque.

Se dirigi6 al puente, que se encontraba cercade un kil6metro carriente arriba. Un subito

alarido se elev6 par sabre el ruido del torrente.

-iGemma! -grit6 Mimi freneticamente,

pero el viento se llev6 su voz, Mimi supo que

no habra tiempo de ir hasta el puente.

Donde se encontraba, el arroyo era mas an-

h y luego caia en una cascada sobre las rocas,

n una serie de rapidos, Enormes piedras, como

de anos arras del acanrilado. ormalmente,

e te era el lugar perfecto para cruzar, pero

aquella noche las rocas esraban rodeadas par

un torrente de espumas blancas. Sin embargo,

Mimi sabia que tendria que arriesgarse.

Camin6 diez pa os hacia arras y despuescorri6 tan rapido como pudo hacia el borde

del agua. Cay6 con pies y manos en la mitad

de la prirnera piedra, asiendose a su resbalosa

superficie, rnientras que la espuma chorreaba

a su alrededor, salpicando y mojando su ropa.

<lS610faltan dos", se dijo, Perc el segundo salto

seria mucho mas dificil. Como no podia

impuisarse, tendrfa que saltar como un gate.

Calm6 su agitada respiraci6n y luego salt6.Pero el salto no fue lo suficientemente largo.

Cay6 duro sobre ellado de la piedra y resbalo

par su rugosa superficie, deslizandose en el

agua. Un punzante dolor le atraveso la rodilla.

Con rodas sus fuerzas, se aferr6 y trep6 a la

toea, y luego se senro sobre eUa para cuidar de

su herida sangrante. El dolor se convirtio en

una punzada que palpitaba. Se sintio debit.

"Es imposible", pens6 Mimi, cuando mir6la ultima piedra, que ahara pareda tan

distance. "Nunca 1 0 lograre". Luego gimi6

cuando advirtio que estaba dernasiado lejos

para regresar. Se sinti6 tan indefensa como un

gate herido en una autopista llena de trafico.

Mas alla del rugido del agua, pudo escuchar

otto alarido. Sribirament record6 par que

estaba alli. los pastele , el jardin y Gemma.

97

IIVIUllll,~, Mimi, no seas cobarde. iLevantate! -iApartatel -grit6 Mimi freneticamcrue-.

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I IU 1 tllhlt· que V i] sea deruasiado tarde".

M im i sc levan to, can la espuma blanca del

> 1 1 : \ 1 1 1 g llipcando at p ie de la roca. Centro su

11H'11l1' en un lugar en la mitad de la piedra

~Inlr lc r u c, o lv i dandose del espacio entre elias.

( : t lIll(~h asta tres, p id io ayuda al tfo T ing y luegodj() un gran sa lto . Sus pies cayeron perfec-

uunente esta vez. Recuperando el equilibria,

Mim i sa lr o can fac ihda d a la orilla.

No habra un sendero deeste lado del arroyo,

s610 un borde de piedra que sobresalia del

ncanti lado. Se deslizo par e l, con la espalda

apoyada contra la roca, hasta que lleg6 a un

claro. Podia o r r la voz de Gemma.

~iEstos pasteles san increfbles ' Mi jardin esta n buena como e l de Mimi -Gernma retro-

cedi6 para admirar la enorme pintura que

habra creada sabre la roea.

~No pense que pudieras dibujar tan bien,

Gem. Dejarne probar -ovola voz impaciente

de Ofelia.

-iDetente! -exclam6 Mimi.

-Hola, Apestosa, Uegaste justo a riernpo para

ver c6mo pengo 1 3 ultima pincelada en mi obra

maestra. iMafiana, cuando todos vengan a1

parque, sere famasa!

La luz de 1a fogata brillo en la cara de la

roca .. Un de do helado recorrio el cuello de

Mimi y baj6 por su espalda. Gemma habfa

dibujado un jardfn oscuro y aterrorizador. Era

como la muerte misma.

iTe engullira:

-.lQue dijiste? -las dos chicas se doblaron

de risa.

-Se que es bueno, pero no exageres -se burlo

Gemma-. S610 estas celosa porque mi jardln

es m ejo r qu e el tuyo. -Gemma sostenia la cajade pasteles de la ernperatriz Casia en alto, como

si fuese un trofec-- .. Puedo dibujar tan bien

como tu, y ahara estes son pasteles mfos,

-Oye, Gem, ique di.ce la inscripci6n? =pre-

gunr6 Ofelia, volviendo la eabeza hacia un lado

para descifrar 1 0 que habra garabateado sobre

la roea.

~Es brillante Me Heg6 en un instante

Escuchen -Gemma toco cada palabra mientrasIda la inscripci6n-: "En el Jardin de la Oscu-

ridad comienzan todas las pesadillas ... "

Subitamenre, una gran masa de nubes B u r g i O

del jardfn ..Tenfael sonido Y la fuerza de uri

gigantesco huracan. Y entre las nubes apar ,-

dan repulsivas serpientes can lenguas oruo

latigos y ojos ensangrenrados .. R p aban,

giraban y se devoraban unas a otras.

=iApartare de el, Gemma! -grit Mimi. Pr

el jardin ya habia comenzado a cngulllrla n

su purrida boca negra, que se abrf y s - c rraba

como una llaga supurante.

Mimi tomo a Gemma por Ia cintura y halo,

Pero era dernasiado tarde: la cabeza y los brazos

de Gemma ya estaban atrapados denrro del

jardfn de 1a Oscurtdad.

99

Bajo las nubes tormentosas, no habia una de la Oscuridad absorbia cada vez mas a

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-J

gota de viento; s610 un siIenciomortaL Gemma

abri6 la boca para gritar. Un largo y ronco

gemid fue el uuke sonido que pudo ernitir,

Mir6 horror1zada a su alrededor, los arboles

deformes y el arido paisaje. Una luna llena se

asomaba par sabre un lago negro y frio, pew

apenas brillaba. Era como si se hubiese tejido

una telarana gigantesca sabre el cielo.

Gemma trato de correr, pero la parte inferior

de su cuerpo estaba todavia par fuera del

jardin. Podia sentir que Lahalaban desde afuera

Mimi y Ofelia, pero rambien que la halaba

desde dentro una fuerza mucho mas poderosa.

Luego via alga que se movia entre las

sombras. Una criatura horrenda, can forma de

serpiente, de pie] viscosa y malvados ojos

verdes, se aproxim6 .reptando y deslizandose

hacia ella par un muro ondulante. Intenro

gritar, pero era como si sus pulmones y su

garganta estuviesen taponados con algod6n.

Gemma estaba campletamente indefensa.

A medida que se aproximaba, podia oler su

aliento caliente y fetido sabre su cara, como el

de un cadaver descompuesto y podrido, Luego

sus garras se aferraron a sus hombres, halando

y [levandola a sus fauces.

-iRapiclo, Ofelia, ayudamel iEstoy perdien-

do la fuerza! -grit6 Mimi.

Ofelia cave al suelo y se aferro desespe-

radamente a las rodillas de Gemma.

-Es demasiado fuerte. Yo rampoco puedo

sostenerla -exclam6 Ofelia,. mientras el J ardin

Gemma.

Mimi sintio de repente una mano frfa en SD

hombro. Grit6.

-Soy yo -exclam6 Josh, en media del

tremendo ruido.

-iOh, Josh, justo a tiempo! .iRapido., aferratea Gemma! i E l [ardln [a esta enguHendo!

Josh sostuvo a Gemma par la cintura, Mimi

asi6 sus piernas y Ofelia halaba los tobillos. Era

un juego letal de tira y afloja.

-iNa podemos dejar que nos venza, inten-

tela con mas fuerza: -grit6 Mimi, al sentir

subitamente que era atraida par eI jardin-.

Cuando cuente tres. Hagarnoslo. Uno ... dos ...

tres ... iAHORA!

Can el ultimo estallido de fuerza que les

quedaba, finalmente consiguieron arrastrar a

Gemma fuera del jardin. Cayeron hacia arras

en una pita de brazos, piernas y cuerpos.

Permanecieron aUi at6nitos y agotados.

-i.Que viste alla adentro? -susurr6 Ofelia.

Pero Gemma no respondi6. Esraba mor-

talmente palida. Pasmada por el mie do,

man tenia aun los ojos fijos en la masa retorcida

que era el Jardin de I a Oscuridad. el comienzo

de todas las pesadillas.

Mimi sintio una gota de Iluvia en la cara.

Luego, orra, y una mas. Mir6 a1 cielo que se

oscurecia. La lluvia cay6 sobre el parque,

salpicando 1a cara de Ia roca con flechas de

agua, destruyendo el jardfn y limpiando la

tierra que 1 0 rodeaba.

10 1

, dg\IIllUS d a uf. Este sitio me aterra

In h "llbi6 I cuello de la carnisa.su voz-. Casas viles y malvadas. Regresen al

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lln 1 1 . - nconrraste? -pregunt6 Mimi,

n " I d '11. I 1 0 pasteles.

() 1 s incline para ayudarla. -Eliza supo

l( do ,I riernpo donde estaba Gemma, pero no

l' all' via a decirselo a nadie. Finalmente,

'nr f 5 .

Caminaron en silencio a 1 0 largo del pie del

n ntilado hacia el puente que cruzaba eln yo, mas arriba. No notaban la lluvia.

mma estaba como un zombi. No habia

pronunciado una sola palabra desde que la

sacaron del jardfn.

Elarroyo estaba crecido y corria can rapidez.

J sh cruz6 el puente primero; luego, Ofelia y,

despues, Gemma y Mimi, lado a lado.

Mimi sostenia la caja de pasteles de la

emperatriz Casia cerca de su cuerpo. Podia

sentirlos, calidos y vibrantes contra su coraz6n.

Sabia que le pertenecian. -N unca los perdere

de vista otra vez =susurro-. Mis preciosos

pasteles. Ustedes son parte de mi y yosoy parte

de ustedes -y los abraz6 can mas fuerza.

Mimi no via c6mo se agrandaban los ojos

de Gemma en una mirada loca, ill como se

abalanz6 sabre ella. Solo tomo un segundo. Y

para cuando Mimi advirtio lo que sucedia, era

demasiado tarde. Con la ira y la furia de un

violenta tornado, Gemma Ie arranc6 la caja

de las manos a Mimi, corri6 hacia ellado del

puente y la lanz6 al agua. -iHasta nunca!

-grit6, como sipudiera hundir los pasteles can

lugar de donde vinieron.

Mimi vio con horror c6mo 1 0 pasteles de la

ernperatriz Casia flotaban en la superficie par

un momenta y luego desaparecfan, arrastrados

por el torrente de agua.

-Gemma, lque has hecho? -exc1am6 Mimi.-Le hice un favor a todos -grit6 Gemma.

-Pero no puedes destruir los pasteles. iN o

1 0 sabes? Han existido durante miles de aries

-Mimi e ahog6 en sus lagrimas, Corri6 a 1 0

largo del arroyo, buscando 1a caja freneti-

camente en el agua can la mirada) esperando

que saliera de nuevo a flote 0que se encontrara

atrapada entre las piedras. Pero fue inutil.

Habia perdido los pasteles para siempre.Mimi regres6 a reunirse can los dernas. Las

lagrimas corrian par sus mejillas. Ni siquiera

podia odiar a Gemma. No le quedaba ningiin

sentimiento. -Te hice un favor, Mimi -la voz

de Gemma temblaba y su cuerpo tiritabs

incontrolablemente-. Si hubieras vista 1 0 que

yo vi en aquel repulsivo jardin, habrfas hecho

exactamente 1 0 mismo. Tendre pesadilla

durante el resto de mi vida.

10 3

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Dulces suefios

Desde su carna, Mimi podia ver el espacio

vacfo que solian ocupar los pasteles de la

emperatriz Casia. Los pensamientos se atro-

pellaban en su mente, como alas que rompen

en la playa. Daba vuelras una y otra vez sobre

la almohada. "Probablemente estan flotando

en el mar ahora", pens6. "iQuien los encon-

trara despues? Espero que sea alguien buena".

EI unico consuela de Mimi era el pequefio

Peppy, arrimado a ella en el cobertor, can la

barriga hacia arriba, roncando fuertemente. fly

el jardfn, Nunca mas 1 0 vere tampoco".

II .lu! 1'lIllHlll dl,l'l IIIHd l' 11\111.111\\,11111111:1 y 01.,'1111,1 1.111Ihl~'11 l'~l:i I v h i : - , j111I'Q(lt·:11I1],n:-, 1 (1

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11111 '1 1 ,\ 1 11111 Y "JiI'llll/f ,'III" I1I'nl'llllllll'llll ,~,MinH

I II I IIIh i, ( "I ,"'llli,lll d ' la :>ed:l, pt'llllh IIt'V,1I1111

I,I 1,1I1t'.;1 Ill' 1:1 :d tn ul.w d~ 1. U n» IWl'V:1 idl':1

11111111'11:1 ('II ~11 mente. E l hilo CL1W Y b r i l l n n i c

t iL 11I1 lH'J\~;unicntn: "EI jardln ... rodavia esta

1\1p If... PlIl,(h: que hava regresado al espacio('11111.' (·1l .ic 1 0 y LaTierra, pero esta creciendo

1 1" 11 11 '1 1 l it : rodas eS8S personas .. La senorita

S11'1' IIIH I jl , cIsenor Honeybun, la senora Jacobs,

1 , 1 M'I-lor Hu ... quiero decir, Ed, y todas esas

II1I :I~personas a quienes cur6. Y si esta en elias,

.kllt' cstar tarnbien en mi' Este pensamiento

III("(1IIst116.

I 'cI1PY la miraba y gemfa. -Esta bien, Peps -

Mimi 1 .0 acaricio suavernente.

''Tanta genre ha cambiado a causa de los

pasteles yel Jardin. Gemma ya no me fastidiara,

estoy segura de eso. Tendra pesadiIlas para el

resto de su vida. eso es suficiente castigo".

"Tuvo que morir el rio Ting para que papa

carnbiara. Eso es muy drastico. Supongo que

en lugar del Jardin, es el tfo Ting quien esta

denrro de el ahora. Hola, do Ting. Te alegrara

saber que papa esta mucho mas alegre ulti-

mamente. Ya no me presiona par el trabajo de

Ia escuela. No podia creer]o cuando dijo que

m e llevarla at cine ... Es la primera vez que 1 0

propene. Esta contento tambien porque ahara

hablo en chino con el. Nunca antes 1 0 habia

advertido, perc es muy util cuando no quieres

que otras personas sepan de que estas hablando.

nil ,IOIII~. A~II'"clLI, l'11:II,III!t.'lll lk Ll P:I'::".

" i Y jmll" 1 . \ I 1 ' ~ hll'II,C:-' hll'11 P:III'( kl,.l, lh.lkl'

)I III I vnri:H Ivll) :111l1g! I. 1 : . . . c · 1 111.l'j( II :llldgl) que

haya li.:nidll j:lIl1:Is..E.I I'lnico ;uni.gll que he

tenido. elm excep ionde la scfiorira O'Dell y

de Peppy"La mente de Mimi era como una capa de

nieve recien caida. todos los pensamientos

grises habfan desaparecido. Se relaj6 en Ia

cama, dispuesta a conciliar el suefio. Luego,

mientras el petalo de una flo! de casia le rozo

la rnejilla, una joven, de labios como borones

de rosa y con una tunica de la mas fina seda

amarilla, entr6 a los dukes suefios de Mimi.

-Emperatriz Casia ... -susurr6.

-Esra aquf, esra a n a , todo aI rrusmo tiernpo,

Mimi -la voz era como el trino de un pajaro

en un bosque tranquilo de Ia montafia-. iN a

puedes verla? +graciosamente aparto la larga

manga bordada can aves y flores, y luego agir6

el brazo como si estuviese en media d !Jardin ..

Mimi apart6 e l cobertor y se senr6 en lacama.

Mir6 hacia donde senalaba la ernperatriz asia,

pew 5610 via la pared vacia ! su habitac ion.

La emperatriz Casta se incline yaccrc su

cara a la de Mimi. EI aroma de la dulc tlor sc

hizo mas fuerte, -Busca profundamente dentro

de ti -dijo-. Deja que venga ..... que venga

lentamente a la superficie. EI Jardin esta a l l f ,

pero debes ayudarle a crecer, Cuando oigas

cantar a tu coraz6n, aparecera el Jardin.

107

Mimi cerr6 I OJOS.

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108

-Pu do.. pu do sentirlo-susurr6 Mimi,

mientras el Jardin surgfa dentro de ella. El

Mur d 1 Dragon, el Lago de los Suefios Se-

cretos, las montafias y los temples y , final-

In nte, el Pabe1l6n de la Manera Misteriosa,

aparecian como una pelfcula sabre la pared dela habitacion de Mimi.

-Vamos, ahora dibuja el [ardfn con tu co-

razon. Ya no necesitas los pasteles -la ernpe-

ratriz Casta tom6 1a mano de Mimi y juntas

salieron a 1acalle desierta. Estaba oscuro, can

excepci6n del brillo verdoso del alurnbrado.

La lluvia habta lavado todo, dejando una

noche calida y clara de verano.

Mimi podia sentir ahara cada detalle delJardin dentro de S 1 . Y aun cuando los viejos

pasteles que utilize estaban rotos y opacos, las

lineas y los colores eran tan vibrantes como

antes. El jardfn de la Emperatriz Casia cobraba

vida una vez mas.

-Dibujalo cuantas veces quieras; pues nunca

se agota .. .-dijo la ernperatriz Casia. Y , con este

susurro, desapareci6.

El Espiritu del Valle nunca muere:Se llama la Mujer Misteriosa,

Y la entrada a la Mujer Misteriosa

Es la raiz del Cielo y de la Tierra.

Esta alli dentro de nosotros todo el tiernpo;

T6mala cuando quieras, pues nunca se

agota.

Lao Tzu (400 AC)