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ELJANICEFALO - Soldelluvia - dijolaviejaconlabolsade hacermercadocolgandodelbrazoizquierdo,enla paradadebuses,frentealaEditoraRenovación,enla VíaFernándezdeCórdoba . Elmediodíacaeconrabiasobrelaurbe,peroel aireflotaenhumedadydeseguroqueporlatardese suicidadenuevoelaguacero . Hernán,estremeciéndose,recordólaspalabrasde laotraviejadistante : - 'Taequivocao,siñor,miSandritasefuepa'l cieloelañopasao,`tabienequivocao . Yletirólapuertaenlasnarices . 65

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EL JANICEFALO

- Sol de lluvia - dijo la vieja con la bolsa dehacer mercado colgando del brazo izquierdo, en laparada de buses, frente a la Editora Renovación, en laVía Fernández de Córdoba .

El mediodía cae con rabia sobre la urbe, pero elaire flota en humedad y de seguro que por la tarde sesuicida de nuevo el aguacero .

Hernán, estremeciéndose, recordó las palabras dela otra vieja distante :

- 'Ta equivocao, siñor, mi Sandrita se fue pa'lcielo el año pasao, `ta bien equivocao .

Y le tiró la puerta en las narices .

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Por eso, cuando su mujer dio a luz un janicéfalo,monstruo con una cabeza, dos caras, un tórax y doscuerpos infraumbilicales, se arrepintió de haber reco-gido a Sandrita en su panel de reparto, aquella nocheoscura, en las inmediaciones de Ocú, adonde lo ha-bían llevado sus faenas como vendedor de ropa deuna compañía textil de la ciudad . Sandrita era muylinda - le dijo su nombre sin preguntárselo - y asícomo era de linda fue de fácil y no dijo nada cuandometió el panel tras unos matorrales, ni cuando fuedirecto al grano y la poseyó cinco veces, casi hasta lamadrugada, cuando ella dijo vámonos .

Hernán se arrepintió porque después supo queSandrita era un ente de otro mundo, cuando la fue abuscar al día siguiente, a la misma casa del pueblodonde la había dejado la noche anterior, y la vieja quele abrió la puerta, toda hecha una ciruelapasa, le dijolo que le dijo, y se le erizaron todos los vellos, porqueeso de haber copulado con una muerta estaba muyfregado . Alguna consecuencia tendrá esto - pensó- mientras el terror lo sacudía, cuando regresaba aPanamá la misma mañana que la vieja le contó lo deSandrita . Su mujer estaba por parir cuando él salió decasa el pasado fin de semana y cuando llegó, la em-pleada le dijo que acababan de llevársela para el hospi-tal . Y tenía que ser su suegra, carajo, para que hablaray hablara, porque él dizque la quería y la dejaba solaen un momento como ése y, peor, porque era el pri-mer hijo .

Volvió a recordar :-- Pero si yo la vi entrar - adujo --- pero la vieja

le reiteró :-'Ta equivocao, o `ta loco, una de dé .Cuando arribó al hospital, su mujer ya había dado

a luz . El médico lo hizo pasar a su oficina apenas lo

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vio la enfermera de turno, después de oírle decir sunombre. Le contó lo de la cesárea urgente y lo deljanicéfalo . Cuando lo llevaron a verlo, Hernán no lloró porque el miedo le ahogó las lágrimas

. Se acordóde lo que había. hecho con Sandrita Sería una bruja ouna muerta, aunque no creía en esas cosas meditó .O quizás la vieja toda hecha una ciruelapasa, era lamisma Sandrita en su verdadera personalidad . No sabía qué pensar . Se retiró del hospital sin hablar con sumujer, que estaba dormida, y deambuló lo que faltabadel día y toda la noche, recorrió la Avenida Balboa,llegó hasta el cuartel de Panamá Viejo y retornó, pasando por el hospital sin mirar para allá, hasta el parque del Palacio Legislativo, donde se sentó en unabanca. Aún no amanecía y tuvo que recordarse, denuevo, de su hora negra . Menos mal que su-mujer nosabía, ni sabría, nada de aquella criatura monstruosaque había engendrado. El doctor le había prometidocallar y le había asegurado que estos abortos de laNaturaleza vivían muy poco, si lograban nacer . Seguro que amanecería muerto. Por eso estaba en aquellaparada de buses frente a la Editora Renovación, adonde había llegado caminando también . Eran las siete yalgo, de la mañana . "Sol de lluvia", repitió la viejacon la bolsa de hacer mercado .

' Está ahuevada", pen

só. "Ya lo dijo" . El bus demoraba . Enfrente se detuvoel carro de su viejo amigo, Alberto Luis o Luis Alber-to, nunca se pudo acordar del verdadero orden. Erabuen amigo . ¿Qué haría por allí? Se bajó del auto sinverlo y por eso no lo saludó, como esperaba. Estabaseguro (le que no lo había visto, porque el tío erabuena gente y cuando estimaba a alguien, lo estimabade verdad. Se introdujo en la Editora . Si supiera loque le estaba pasando . Algo baría . Bueno, mejor queno. En eso llegó el[ bus, lleno hasta. la capota, congente, guindando como chimpancés de todos colores,de las barras platinadas transversales . No hay remedio .

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Tendría que coger un taxi, de huevo a huevo. De locontrario llegaría al hospital con la lluvia . Lo hizo yya en la sala, el médico le informó que el humanoideaún vivía. La madre estaba insistiendo mucho en que-rer verlo. Afuera, llovía a baldazo limpio . Díganle quese murió, pero que no lo vea, ella no lo soportaría, esmuy delicada. No se puede hacer eso, pero se evitaráque lo vea, le diremos que está muy enfermo . Estoscasos son raros en medicina . En realidad iban a sergemelos, cuya evolución fetal sufrió lo que podríamosdenominar entrecruzamiento y estancamiento del de-sarrollo . ¿No tomaba ella ninguna droga fuera de locomún, por su propia cuenta? Ciertos medicamentosson de doble filo, sin un facultativo no vigila los efec-tos. Se producen alteraciones en la MITOSIS de lascélulas germinativas, pero estas alteraciones tambiénpueden producirse por disfunción espontánea de esasmismas células. Hernán era bachiller y recordó que sien su familia no había gemelos ni tampoco en la de sumujer, un día lo habían discutido, era improbable quefueran a tenerlos . Qué mitosis ni san mitosis, ni quégemelos ni san gemelos, esa vaina era obra de la maldi-ta bruja, se le metió de pronto en la cabeza . Cuandoesto termine, regresaría a Ocú para quemar esa cuevasarnosa, se prometió .

Una semana después del nacimiento, tras un can-sador vieneivá por parte de Hernán, lloviendo un díasí, otro no, el janicéfalo todavía respiraba con todanormalidad . Hernán había dormido esas noches con laluz prendida y le había pedido a su cuñado que loacompañara, sin explicarle nada . Sólo en el hospital,secretamente, se sabía de la existencia del janicéfalo,que tenía asombrados a los médicos . En vez de morir-se, tragaba doble ración de leche por sus dos bocas .Había sido aislado y le fue prohibido al personal quelo atendía que hiciera comentarios extramuros . Y lo-

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graron que fuera un secreto realmente profesional,hasta el día que desapareció . El doctor le estaba con-tando lo de la desaparición, cuando Hernán, ya asus-tado, recordó aquella mujer, a distancia muy parecidaa Sandrita, medio fula y piernuda, ahora se percatabade esto, porque fue a plena luz de la tarde y los brujosni los muertos suelen ser vespertinos, que se alejabadel hospital con un bulto arropado entre sus brazos,la última vez que había venido . Había llegado tempra-no, mucho antes de que oscureciera, porque su mujersufrió un fortísimo ataque de nervios por no saber desu hijo y, sobre todo, porque no se lo dejaban ver, yle habían puesto varias inyecciones sin lograr contro-larla, vaya inútiles . No había salido del hospital, pri-mero porque tenía infectados tres puntos de la cesá-rea, siempre pasa en ese hospital, segundo porque ha-bía jurado que no se iría sin llevarse a su hijo, coño .No había duda . Sandrita era una bruja o una muertacon los ovarios bien puestos . Salir a plena luz del día .Increíble. El médico le dijo qué le pasa, cuando le viola cara, pero Hernán no contestó y mirando a su mu-jer todavía sedada, lo habían logrado al fin, salió y sefue para Ocú . Llegó a buena hora, porque acababa deagacharse el sol y se acercaba sigilosamente a la casu-cha de la vieja, cuando pudo oír, clarito, el doblellanto del janicéfalo . Parecían dos recién nacidos muysaludables los que lloraban, sin el menor indicio deirse a morir. Sintió un escalofrío, pero continuó acer-cándose. Ya frente a la arruinada puerta, tragó salivay la derribó al primer empujón . En una mecedora decuero estaba Sandrita, más linda que aquella noche,amamantando al janicéfalo, mientras cantaba algo asícomo una saloma de cuna, si tal tonada campesinapudiese existir . Nunca había oído a una mujer salo-mar, ni con voz tan melodiosa . La vieja no estaba . El

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janicéfalo ocupaba ambos senos de Sandrita con susdos bocas. Sus cuadro ojos lo miraban plácidamenteHernán se quedo quieto y no hubiera podido moverse

lo hubiese. tratado con todas sus fuerzas . Ha-bia tenido un hijo fracasado. con la muerte y ahorapertenecía a ella. No son los muertos los que deseanresucitar, es la propia ,Muerte, que, está muerta sinhaber vivido nunca. Y cada vez que lo intenta, falla en

la misma forna. A fuera, los pájaros nocturnos ento

naban sus trinos agoreros y el hombre que pasó acaballo, bajo la llovizna, vio, por la alta ventana, a unavieja viejísima amamantando a un niño de dos caras,pero todo lo atribuyó a los varios galones de vino depalma, que lo saturaban el cuerpo basta el gargüero .Por eso se alejó sin volver la cabeza ni una sola vez . Lalluvia arreció en ese instante y ya no se pudo ver ni lacasucha ni el hombre a caballo que también ya ibamuerto, y seguir atribuyéndoselo a su juma.

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LA DECISION

Al padre Anselmo ya no le estaba gustando mu-cho su profesión, porque se sentía demasiado viejo ycansado, y sabía que no iba a llegar a los 99 años, 11meses y 29 días, edad exacta de jubilación del sistemaeclesiástico a que pertenecía . Además, aunque llegaraa esa edad, la pensión que le correspondería -- esta-ba escrito en el manual - era proporcional al prome-dio de limosnas que había recibido mensualmente desus feligreses, después que el vicario auditor estudiarael caso, y pensando bien las cosas, entonces se iba amorir de necesidad, porque a pesar de que era unpresbítero muy honrado, los fieles del condado erancompletamente pilinques y querían oír siempre lamisa gratis ; por eso en muchas ocasiones el padre An-

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selmo tuvo que irse, de incógnito, a los pueblos cir-cunvecinos, a trabajar como afilador de cuchillos, des-pojado de su sotana, para poder sostener la carga decuatrocientas velas diarias que consumían los santosde su parroquia, porque de lo contrario veía que hastamala cara le ponían . Pensaba en su negra suerte de nohaber sido escogido para sacerdote maestro en la capi-tal, donde los niños ricos pagaban hasta cien dólaresbimestrales por sus derechos a clases . Ya tenía 55años de servir en la parroquia de San Expósito y aun-que hablaba correctamente no sólo latín, sin impor-tarle que fuera lengua muerta, sino también francés,rumano, alemán, inglés, checoeslovaco, ruso y espa-ñol, su idioma natal, no habían querido darle mejoresoportunidades, e innumerables veces se había pregun-tado por qué, sin hallar nunca justificación . Aquellanoche rezó hasta la última de sus oraciones, comoacostumbraba, y se fue a dormir con una mala idearebotándole en el cráneo . Se persignaba a cada rebote,pero el pecaminoso pensamiento se repitió tanto quese le cansó el brazo derecho, luego el izquierdo y tuvoque meter ambos, hasta más arriba del codo, en aguaboricada tibia, para bajarse la inflamación . Esta recetase la había dado la comadre Chava, una de las beatasdel pueblo que practicaba en secreto la curandería, enaquella ocasión cuando se le hinchó el dedo gordo delpie y, aunque no le dio resultado entonces, ahora lavolvió a repetir porque no se le ocurría nada más, conla misma consecuencia : la inflamación se fue cuandole dio la gana. Ya eran las dos de la madrugada cuan-do se dio por vencido, porque la idea seguía rebotán-dole a pesar de continuar persignándole mentalmentey de haber invocado a todos los santos cuyo nombrepodía recordar, incluyendo hasta los que habían sidoborrados de la lista por los revisionistas descanonizan-tes. El cerebro se le había cansado al punto de que nopodía acordarse ni de su propio nombre y por prime-

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ra vez se ilustró -y aceptó- que el alma tenía surecinto en la cabeza, porque había luchado con todael alma contra la oscura ocurrencia que lo asediaba yel único resultado obtenido era un dolor entre sien ysien, más respetable que el Sanctasanctórum . El viejocura quería colgar los hábitos y ya estaba convencidode ello. Ordenado sacerdote a los 25 años, más los 55que llevaba de párroco, sumaban la no despreciableedad de 80 años, faltándole todavía 19 para jubilarse .Eso estaba jodido, pensó . Y se embellacó más cuandose acordó que en realidad no eran 19 años los faltan-tes, sino 20 prácticamente, porque los que redactaronlos requisitos de jubilación se habían copiado, de mo-do indiscutible, de esos letreros que colocan los co-merciantes en las vidrieras : "Oferta especial, sóloB/.9.99". Y, sin darse cuenta, se encontró pensando :"entonces estaré bien comido de los gusanos" . Se per-signó de todas maneras porque aún era un religioso,pero estaba muy nervioso por el asunto en general yde súbito se vio sentado frente al galón de vino deconsagrar y en media hora no había suficiente ni parajumar una hormiga. El padre Anselmo se levantó condificultad y alegría, giró varias veces sobre sus talonescomo queriendo caerse, sin que esto ocurriera, e hizoreverentes ademanes con los brazos en alto, al par quemovía los labios como hablando sin voz, sin perderesa amplia sonrisa de felicidad, como si conversaracon un enigmático personaje que, sin lugar a dudas,no tenía nada que ver con la Iglesia ni con Mefistó-feles siquiera, porque era un fantasma surgido de suexcitada imaginación, pero a quien parecía estimarmucho a pesar de su calidad de espectro . Prosiguiócon esos aspavientos y musitaciones por un rato, has-ta que casi pierde el equilibrio, por lo que tuvo que

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agarrarse de una repisa cercana, con éxito . Eructó yde inmediato se le vinieron a la mente aquellos versosde Omar Khayyam : "Al despuntar el alba, más vale eleructo de un beodo que el rezo de un hipócrita" .Entonces se acomodó de nuevo en la anticuada sillade madera, teatralmente, conservando todavía esasonrisa que parecía formar parte de su añoso rostro yque se había intensificado después que hubo recorda-do las palabras del poeta persa, y dijo en voz alta,ronca y segura :

--Me cago en Satanás .Lo exclamó sin meditar, por instinto, con intui-

ción de cura pródigo, y se fue a dormir trastabillando,pero definitivamente convencido de que todo queda-ría arreglado mañana por la mañana, cuando hablaríacon Dios, después de pedirle una cita al Arcángel Ga-briel, heraldo de la corte celical, y tras manifestarlearrepentimiento duradero por aquella idea bastarda ypor su vocabulario un tanto soez, le recordaría, encuanto a lo otro, con toda franqueza, que hasta losapóstoles solían echar una cana al aire con el vino,porque la embriaguez (haría gala de su cultura clásica)"continuaba siendo un designio de los dioses y susacólitos, costumbre que los simples mortales, sacríle-gamente, habían adoptado, sin enterarse, en el fondo,de su condición de tristes y fracasados imitadores delo divino" .

Y al día siguiente lo enterraron, porque aquellanoche no se quedó dormido sino muerto, jubilado porla muerte y pensionado para siempre con flores silves-tres y oscuros escarabajos, no como quería sino comotuvo que querer, porque de su tumba no volvieron aacordarse ni los hombres ni los ángeles . Sólo el viento,las semillas y los insectos vagabundos .

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EL DIPSOMANO

Cuando Filón se emborrachaba decía a todo elmundo que era sietemesino, que al nacer había pesa-do escasos dos kilos y sin embargo que lo vieran aho-ra, "alto y fuerte", se jactaba . A medida que la jumaaumentaba, sus proezas iban siendo mayores: habíacaminado a los seis meses y hablado a los nueve . Porsupuesto, se reían de él, aunque Filón les estaba di-ciendo la verdad . No era de estas tierras y nadie, ni élmismo, lo sabía . Provenía de un lugar remoto dondela gente era muy precoz . Vivían rápido y moríanpronto. De una isla perdida en el Pacífico, Agrigán,perteneciente al archipiélago de la Marianas o de LosLadrones, al sur de Asia . Además, Filón presentabaalgunas diferencias físicas respecto a los otros morta-

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les, entre las que destacaba el color de su lengua. Latenía blanca como un papel y como le daba vergüen-za, nunca se la dejaba ver y cuando por casualidad,muy rara, se le olvidaba esconderla, la gente la con-fundía con sus dientes, blancos como el armiño tam-bién, porque se daba cuenta enseguida de su descuidoy la guardaba tan rápido como un batracio, sin dartiempo para que se la vieran. Cuando se la miraba enel espejo le daba mucha risa, pero le gustaba, en secre-to, su inmaculada lengua, que hacía magnífico con-traste, cuando la sacaba, con su piel azulada, lo cualno tenía nada de raro en el país, donde había innume-rables morenos azules y morados, y blancos verdes yamarillos, de acuerdo con las enfermedades tropicales,los vicios y el hambre general de los barrios bajos .

El tal Filón adquirió de pronto esa costumbre al-cohólica que no le dejaba en paz y aunque no era untomador diario, cuando se jumaba era peor que todoslos beodos juntos, con sus baladronadas extremas -aunque algunas no lo eran -- y sus famosos escánda-los finales. Buscapleitos, siempre lo noqueaban al pri-mer golpe. Tenía mandíbula de cristal . Rostro de cris-tal, a decir verdad, porque donde se lo tocaran, se ibaal suelo por buen rato . Grandísimo tracalero, llegabaa las cantinas con un miserable par de dólares en elbolsillo y continuaba pidiendo tragos y más tragos,hasta caer por efecto del vicio o de un trompis . Luegodormía la mona en la cárcel, su padre pagaba la multaal día siguiente y juraba por todos los santos no beberni una gota más, hasta cuando lo volvían a llevarpreso por lo mismo . Filón tenía un itinerario para susparrandas : una vez cada treinta días, (en los intervalosse la pasaba durmiendo) y ya llevaba dos largos añossin fallar una sola de sus borracheras mensuales. Co-mo el Juzgado necesitaba dinero, jamás le impusieronpenas inconmutables y también tenía la suerte de que

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su padre poseía una vieja casa de alquiler que le dabalo suficiente para vivir, mantener al zángano y pagarlesus devaneos báquicos . Después de todo, era el últimohijo que le quedaba, o por lo menos era lo que élcreía, porque no podía saber que Filón no era suvástago. Los otros tres, que eran los genuinos, habíanmuerto antes de llegar a la pubertad, de un mal here-ditario por vía materna . Y así el pobre anciano, con elcerebro semidestruido por la arteriosclerosis, nunca seenteró de que Filón había llegado al mundo -- a sumundo por lo menos -- varios meses después de lamuerte de su supuesta madre, y que por esa delicadarazón, no porque su mujer lo hubiera engañado, nopodía ser hijo suyo ni de ella . Simplemente se encon-tró una tarde al pequeñuelo, dentro de la hamaca quetenía colgada siempre entre los dos palos del portal desu casa, y como sus arterias cerebrales medio tapadasle habían hurtado la memoria entre otras cosas, creyóo se imaginó, quién sabe, que el chiquitín de año ymedio que allí dormía plácidamente, era su hijo . "Lamujer me abandonó -- meditó sin acordarse que es-taba bien muerta -- y me deja el hijo más chico" . Ysin pensarlo más desempolvó las mamaderas que teníaguardadas la difunta en un baúl antiguo, todo cubier-to de telarañas, y sacó también varios pañales amari-llentos, no de urea rancia sino de viejos y encerrados,y cuando vio que el caucho de los chupetes se lequebraba cuando los tocaba y que los pañales olían amoho, llamó a gritos a su vecina y comadre, Liriola,para que le hiciera el favor de lavárselos y le mandaraa comprar chupetes nuevos con su nieto . La comadreLiriola, aunque por dentro se reía a carcajadas, conte-niéndose a duras penas, hizo lo que el cándido y enlo-quecido anciano le pedía y hasta lo ayudó a cuidardel chicuelo de piel azulada que había tomado porhijo, sin saber que un vaporino agriganés se lo habíadejado en la hamaca, en un destello humanitario, an-

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tes de marcharse de nuevo a los océanos, en vez deasesinarlo y echarlo al basurero, como había hechocon la madre de la criatura, a quienes las autoridadesencontraron al día siguiente de la aparición del infan-te, en el crematorio de la ciudad, con una daga"thug" clavada en una de las carótidas y envueltas enun saco de henequén ensangrentado . Como se tratabade una mujer extranjera sin identidad y el agriganéshabía logrado huir la noche anterior en nadie sabíaqué barco de tantos, porque se habían colado en elpaís sin papeles, y como la comadre Liriola no dijonada sobre el muchachito cuando fueron a investigar,ya que el criminal vivía por allí cerca, la policía cerróel caso a los pocos días . Así llegó Filón a la cobijafamiliar de Serafín Gutiérrez, cuyo origen más oscuroque su oscura piel que tiraba a azul, nadie intentóaveriguar, porque decididamente parecía en verdad hi-jo del viejo, un culiso también, de tierras adentro, quehabía emigrado a la ciudad, agricultor arrepentido yexperto bebedor de seco, que veía en su falso hijo unanueva versión de sus hazañas alcohólicas interioranas,que lo habían llevado a lograr empinarse, sin caer, unabotella entera de aguardiente, de un sólo jalón, alestilo de los mujiks rusos, en sus años mozos . Ahora alos setenta y tantos años de juerga vencida, no podíani con sus huesos y los médicos le tenía prohibidohasta beber malta . Las mujeres no, pero le daba lomismo : ya no levantaba "ni con horqueta", como élmismo decía .

La única vez que no llevaron preso a Filón, fuecuando el perjudicado en esa ocasión, un yugoslavodueño de la cantina, viejo zorro ducho en muchascosas, decidió aleccionarlo para siempre, y mientrasaquel permanecía fuera de combate en el piso del bar,ordenó sacar dos huevos de los que tenía en la neverapara hacer cocteles, los echó sobre un plato de cartón,

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de los que usaba para servir "free luch" los fines desemana, les quitó las yemas con una cuchara y luegomandó que voltearan al vividor y le derramó las clarassobre las asentaderas ; después hizo que le introduje-ran cubitos de hielo en la bragueta, para que se des-pertara y despabilara un poco, y cuando lo vio más omenos capaz de mantenerse en pie, le sacudió amable-mente el polvo de las ropas y, con una sonrisa, semetió la mano en el bolsillo y le regaló un dólar,dándole palmaditas en el hombro, para que se fueraen taxi a casa. Filón nunca llegó a comprender labondad de aquel europeo, cuya acción grata permane-ció en su memoria, a pesar de que había olvidado,como solía, cómo llegó a casa, pero quiso morirseaquella mañana cuando, al despertarse, acostado conlas ropas del día anterior, se percató de que sus panta-lones parecían pura melcocha, y como tampoco re-cordaba dónde había ido a tomar esa última vez, tuvosuficiente seso para aguantarse el clavo y no andar porallí, de cantina en cantina, preguntando : "oigan, ¿fueaquí donde me pasaron por las armas? , coño, si esta-ba en fuego, yo no soy de ésos . . . .

Esta era la verdadera historia de Filón y Ño Sera-fín, y ninguno de los dos podía conocerla por motivos obvios (el agriganés quién sabría por cuál mar delmundo navegaba, si es que ya no lo han asesinado a suvez) y la otra persona que estaba enterada, la comadreLiriola, había sido víctima, por una de esas carambo-las del destino, de una maldición cuyas palabras abra-cadábricas se las había recitado de cerca, inocente-mente y al pie de la letra, una lora que había sidopropiedad de un difunto brujo jamaicano, de los po-cos que quedaban en aquella antigua barriada de Cali-donia donde vivían todos estos personajes, que eracomo un pequeño llarlem y que el progreso habíahecho desaparecer como barrio negro; maldición queconsistió en dejarla sordomuda y paralítica para siem-

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pre, sin que la desdichada comadre Liriola supiera dedónde le había caído tanta desventura, a ella, unanegraza sana, fuerte, alegre y cuarentona, en la flor dela madurez, que de vez en cuando se daba sus revolca-das con cualquier guapo mozo dispuesto, después deligarlo bien, por supuesto . Su marido, ya fallecido, erajubilado de la Zona del Canal, con buena plata, perola comadre Liriola hacía cinco años que seguía co-brando el cheque, porque nunca llegó a reportar eldeceso ; así lo decidió sin molestarse siquiera en averi-guar si tenía algún derecho legal a la pensión .

"Jodo a los yunaitet estéits", se vanagloriaba ."No me importa una shit", agregaba . "Ellos se lasarreglan para sacarnos el jugo, disfrazados de inocen-tes cuerpos de paz-juatos, si creen que nos puedenengañar a todos . . .." Así decía cada quincena, cuandoregresaba de cobrar el cheque con una autorizaciónficticia que dizque le había escrito su marido, hastaque ya no pudo hablar ni pronunciar siquiera una solavocal, después de la maldición de la lora .

II

Aquella mañana se cumplía el mes de tregua alco-hólica (Filón parecía tener un cronómetro en la cabe-za para tal efecto, ni un día antes ni otro después) yéste se dispuso a romper por centésima vez su jura-mento, por todas las Vírgenes, de no chupar . No eranlas nueve todavía cuando empezó a buscar, comoacostumbraba, una cantina donde no lo conocie-ran - ya había pocas -- muy encorbatado y bienlustrada su piel azul y con 30 centavos en la bolsa .Observó un letrero, penetró, se sentó a la barra ypidió un trago de prueba, a ver si el cantinero era deesos cautelosos que quieren cobrar enseguida o si, porel contrario, era de los confiados que cobran sólocuando el cliente piede la cuenta, sea conocido o no .

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Tuvo suerte y así fue pidiendo "rum-and-colee" hastallegar a deber 15 dólares . A tres por uno era laoferta de ese bar- Filón se había tomado 45 tragos ."Este es un tanque", dijo el cantinero confiado, envoz baja, a uno que estaba en la barra también . PeroFilón le vio la sonrisa burlona y le aclaró : "Ahora tevas a reír más, cabrón, cuando llegue la hora de co-brar". El cantinero volvió a sonreír, esta vez con unrictus de preocupación, pero a poco se iluminó surostro nuevamente, quizás porque dedujo que habíahecho mal en hacer lo que hizo y que el hombre,cogido en el guaro, disgustado, le había dicho lo quele dijo para vengarse solamente . "A los borrachos lesgustan las bromas pesadas", pensó tranquilizándose .Filón, mientras tanto, volvió a la carga. Había queda-do ardido . "¿Ya no te ríes? ", dijo . El cantinero, dis-puesto a dar torcer el brazo y seguirle la corriente, lerespondió : "Ya no, amigo, y para que veas que nohay rencor, no heart feelings, te brindo un trago de lacasa. Llámame Willy", agregó y chocaron manos. Fi-lón sonrió complacido y el disgusto y el pique seesfumaron como por encanto . "Venga", dijo . "¿Dequé lo quieres? ", preguntó Willy . "¿Lo que sea? " .dijo Filón. "Lo que sea", confirmó Willy . "Royal Sa-lute", espetó Filón . "You fly too high, pardner, picasmuy alto compañero --arguyó el cantinero que teníala malamaña lingüística de hablar inglés tradu-ciendo--, de ese no tengo, pero te puedo dar OldParr" . " ¡Venga! ", exclamó Filón, apartando el vasovacío . Mientras le servía, Willy pensó que el hombrehabía gastado suficiente y había pedido por tragos, loque elevaba la ganancia, al no pedir, mejor, por mediao una botella . "¿Agua o soda? ", le preguntó . "Dul-ce", respondió . Filón saboreó el whisky con deleite ydijo con voz arrastrada : "Coño, colega, de ahora enadelante seguiré bajando lo mismo" . "¿Y le cabe,amigo,? ", dijo Willy . "Un barril más", respondió Fi-

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lón, fanfarrón, a sabiendas de que estaba lleno depetróleo hasta el cuello . Unos tragos más y vendríanlas baladronadas mayúsculas (era sobrino predilectode no sé qué alto oficial, comenzó a decir) y, enorden ascendente, los insultos, la trifulca, el radio-patrulla, la cárcel, la multa, Ño Serafín y la triste-mente célebre promesa . "Echame el segundo de lomismo", le dijo Willy. "Pónlo en la cuenta -- prosiguió - ah, tómate tú otro, de lo mismo, y apúntalotambién, so chacarón", Había siete dipsómanos másen la barra . Por lo menos tenían cara de serlo . Depronto, Filón se empezó a parar, tambaleante perocon cierta seguridad, sobre la redondela de la sillagirátil de la barra y cuando estuvo casi erguido, medioencorvado, desenvainó su bálano tricolor - choco-late, rosado y blanco, era otra de sus desconocidasrarezas - y lo agitó sobre los presentes, gritándoles :"miren este sietemesino, mírenlo, carajo, 10 a 5 a •favor del que tenga el mástil más largo y en Technico

lor y del que orine más lejos.... Como nadie aceptó laapuesta y todos reían, se dejó caer sobre la silla girá-til, con un ruido sordo de pelvis golpeada . "Sírveles lomismo aquí a los hermanos, todos somos hijos deDios, carajo, ¿no es verdad? " . Willy sonrió y empezóa servir y a servirse, y hasta pensó que le podría sacarunos dólares más al hombre, cuando pidiera la cuenta .En ese momento Filón dejó caer al suelo el va-so de Old Parr casi lleno . "No es nada", le dijoWilly sonriendo ; "La casa paga el cristal", le aclaró ."El próximo trago, después de esta ronda, también vaa cargo de la casa", le aseguró . El propio Willy, des-pués del segundo whisky doble que se echaba, comen-zó también a sentirse dueño del negocio y continuóprometiéndole a Filón más tragos gratis . Filón supera-ba con creces los límites de sus embriagueces anterio-res: ordenó cerrar la cantina (había relativamente po-cos bebedores, unos nueve entre los de la barra y los

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de las mesas) a lo que accedió, siempre sonriente, elbueno de Willy . "La plata manda - pensaba - de-be estar cargado de lana y le voy a pasar luego unacuenta de las buenas" . El bar permanecía cerrado a laaltura de las 8 de la noche . Filón nunca había resisti-do tanto aguardiente . Como tocaban mucho las puer-tas, habían pegado horas antes, afuera, un letrero quedecía : "FIESTA PARTICULAR DEL DUEÑO,VUELVAN MAÑANA O VAYANSE A LA MIER-DA" . Como no había pintura, Filón se horadó el de-do meñique de la mano izquierda con el punzón depicar hielo y usó su sangre . Sobre un cartón blancoque encontraron bajo unos periódicos viejos, las letrasrojas, en tipo de imprenta, se leían bien . Filón teníabuena hemoglobina . 22 gramos, decía ufano . Luegopidió un trago de seco solo y metió el dedo hasta quela pequeña hemorragia se detuvo. La pachanga estabapor acabarse a esa hora . Sólo quedaban despiertosFilón y Willy . Se habían sentado en una de las mesas,frente a una nueva botella de Old Parr . Los Asientosredondos de la barra, sin espaldares, no eran lugarseguro para ellos . Los demás soñaban, tirados en elpiso, con hermosas mujeres (se les leía en la cara yninguna otra cosa podía ser) y pareciera que seguíanbebiendo, en sueños, largos tragos finos de los mejo-res whiskies . De súbito, Filón le dijo gangosamente aWilly : "Ahora viene lo bueno, te lo dije, cabrón" ."¿Qué me dijiste? ", inquirió Willy olvidadizo . "Quete ibas a reír más a la hora de cobrar", respondióFilón. "I don't understand", dijo Willy . "Habla espa-ñol, pedazo de negro", gritó Filón . "Tú eres más car-bón que yo -- recalcó Willy --, eres azul, boy, perote salva el pelo . You have indian hair - completó ." ¡Habla español, te dije! ", insistió Filón gritando denuevo y pateando el suelo en la víspera de la trifulca ."Tienes pelo de indios, pero no de indio de aquí, sinode la India, o de gente de por allá", dijo Willy . "Vete

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a la mierda", insultó Filón . "Nos vamos", respondióWilly, siempre sonriendo . Parecía no disgustarse connada . Y añadió : "Te pareces a un conocido mío, aTopandas, pero tú eres de aquí and he was a sailor, élera un marino, un bandido de Agrigán . Si no, 1 swear,yo juro, a cualquiera, que eres su familia". "Si sigueshablando en chombo, te voy a patear el alma", ladróFilón con ojos de perro enfurecido . "Cálmate, cálma-te", dijo Willy, levantando las manos, abiertas, en se-ñal de paz. "Topandas era otro tanque chupando, co-mo tú . Nadie chupaba más que él, nadie lo tumbaba,era especialista en eso . Me quiso meter un cuchillouna vez, aquí mismo, en este lugar, una vez que no leoí cuando me pedía hielo . Había mucha gente, mu-cho ruido; esto estaba lleno, pero a él no le importa-ba. Era un loco asesino. Mató a la mujer que trajo decontrabando y se largó . No he sabido más de él" . Eneso, un irreductible acceso de vómito convulsionó aFilón e hizo llover sus entrañas sobre uno de los caí-dos, que ni siquiera parpadeó . Cuando cesó de vomi-tar, todavía se podía oír el borborismo en su vientreinflamado . Atontado, Filón se olvidó de su lengua porun instante, lo suficiente para que Willy se la viera .Peló unos ojos como uno de esos mozos morenos enuna de esas películas malas norteamericanas sureñas ygritó (era la primera vez que lo hacía) ; luego tragósaliva hasta que pudo exclamar : "Oh my God, thetiger is after me, he's going to kill me, oh mai Dió, eltigre me persigue, me va a matarFilón, que en eseinstante se limpiaba la boca con las mangas, despuésque se había quitado la corbata empapada en mejunjegástrico, se abalanzó contra Willy, que huyó haciaatrás lanzando alaridos infrahumanos como de gatoacosado de verdad por un tigre en una jaula de circo .Tumbaron varias mesas en la persecución y fuga, has-ta que Willy quedó atrapado en un rincón, cubriéndo-se el rostro con los antebrazos y sin dejar de maullar

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como un pequeño felino en peligro mortal, a mercedde Filón, que se sentía crecido por su estatura supe-rior a la de Willy y por el terror que le demostraba ;además era la primera vez que él, Filón, podía domi-nar a alguien, a pesar de su tamaño y corpulencia quede nada le habían valido nunca . Entonces le soltó aWilly un puntapié en el pecho, con el cúmulo de susfuerzas, que le cortó el aire y le impidió seguir mau-llando . Fue en el esternón y se oyó el crujido sordodel hueso al partirse . Sin embargo, Willy no lo escu-chó. Lo que él oyó fue aquel ruido del vaso de whiskycasi lleno que había dejado caer Filón antes . Un soni-do de cristal roto. Quizás porque su vida era fina ydelicada como el cristal para él, Willy, un cantinero,un hombre sencillo, pero enamorado de su vida. Finay delicada su vida, aún más, como el trago de whiskyRoyal Salute que no pudo brindarle a Filón, porqueno había en aquel bar, ni en la mayoría de los otros ;así era su vida. ¿Qué hacía su finísima vida entretantas otras vidas chichipatis de borrachos? RoyalSalute era algo especial que él, Willy, conocía bien .Cómo no, si esa era la marca de su propia vida . Filónpermanecía parado junto a Willy, respirando agitada-mente, mientras el sudor le llovía . Tenía las piernasabiertas y los puños cerrados, pero ya no quería o nopodía patear de nuevo, o tal vez se había percatadode que era suficiente, porque Willy estaba reventado yempezó a manarle sangre por las comisuras labiales . Ycomenzó a morirse con sus simples pecados : cobrarmás de la cuenta de vez en cuando, acostarse con lamujer de Jack, su hermano impotente, y haberle

.pegado un puñetazo a su padre aquella noche que lodespertó a palo limpio, cuando encontró oculta entreel herbazal del patio de su casa la bicicleta robada quela policía andaba buscando días antes . Y aunque supadre lo marchó y se quedó sin techo y sin alfalfa alos 14 años, nunca se vio envuelto en hurtos de ninguna

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especie, ni siquiera para sobrexistir y porque sabíaque si él no había robado la bicicleta, tenía que habersido su hermano menor Jack, a quien nunca perdonó,en el fondo, el no haber tenido coraje para confesar ylibrarlo de culpa . Pero nadie fue preso, porque supadre no avisó nacía, ni siquiera volvió a mirar hacia elsitio donde estaba oculta la bicicleta ---- le contó Jackdespués --- hasta que las lluvias y el relente la oxidaron y la fueron destruyendo ; hasta que el caucho Podrido de las llantas desinfladas fue picoteado y espar-

cido por los cuervos y la tierra se tragó la lata podri-da, pedacito a pedacito de herrumbre ; hasta que noquedó nada en el lugar, ni el más leve rastro . Pero noeran "enough sins, pecados suficientes", siguió pen-sando Willy, para morirse así, por gusto, ahora, frentea aquel energúmeno borracho que todavía lo mirabajadeante, con su blanca lengua de asesino descubierta .Willy se dio cuenta cuando se murió, porque le apaga-ron la luz y todavía pudo ver que no había nadiecerca del interruptor . Luego Filón se cansó de su posedesafiante e inútil, porque Willy tenía ya varios minu-tos de ser difunto, y se fue a meter detrás de la barra,tambaleándose y con la cabeza arremolinada por den-tro y por fuera . Parecía un verdadero licántropo, des-greñado, mostrando aquella lengua blanca como elpapel y despidiendo destellos el sudor azul de su cuer-po. Tomó una botella para servirse un trago (aún pa-recía caberle muchos más), sin notar que era de gine-bra barata (como su vida) . Llenó el vaso hasta que sederramó y se lo echó sin respirar . Exhaló un sonidoronco, como si le hubiera quemado un poco, y sesirvió el segundo . Eructó y se le derramó otro pocodel contenido del vaso . Parecía no importarle el cam-bio de sabor. Pero estaba tan borracho que miraba yno veía y, por eso, aunque estaba frente al espejo delbar, no vio entrar los policías, ni había oído tampocoel estrépito de la puerta cuando la echaron abajo . Se

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le vinieron encima -- todos lo conocían -, le die-ron de tolete, lo lanzaron al suelo y le esposaron mu-ñecas y tobillos . Lo levantaban cuando un subte-niente dijo : "Hay dos muertos, uno reventado y elotro no sé, estará intoxicado, sí parece que queríanchuparse la cantina, el forense sabrá, oiga la partidade salvajes . . . . bueno, esta noche llegó Filoncito al final de su carrera de borracho . Hoy se graduó" .

Cuando lo sacaron en peso, los curiosos y los pro-pios policías se asustaron un tanto cuando vieron col-garle la blanca lengua de animal . Y era tan larga que siél mismo, Filón, se la hubiera querido mirar, no ha-bría necesitado un espejo esta vez .

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EL DÍA QUE NANETTE SE SALIO DE MADRE

fue un jueves, aunque eso no tiene mucha importanera, pero lo recuerdo perfectamente, ocurrió en agos-to del año trasantepasado, traspasado de cosas malig-nas para ambos, sólo he olvidado el número del díacalendario cuando Nanette empezó a vestirse de mo-do extraño y a usar medias de color raro, que otras nose hubieran atrevido a ponerse ni de noche, en estaciudad todavía vacilante, medias lilas, aún puedo vérselas a través del tiempo, por lo que me dí cuenta quehabía comenzado a emputecerse, no por dinero, esolo sabría siempre, sino porque habían empezado agustarle una diversidad de hombres, además de mí, nopor más atractivos ni fuertes, ni sexualmente más po-derosos, en esto último me las rifo con cualquiera,

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siempre estoy dispuesto a morir como el caguamo,no, Nanette no lo hubiera hecho por otros motivosque no fueran su terrible desazón frente al mundo yun tedio insoportable por lo conocido y por los cono-cidos, entre los que yo ocupaba el puesto de únicoactor para sus necesidades íntimas, por eso cuando lavi aquel día me percaté también de que esa indumen-taria exótica significaba que la esperanza de que vol-viera a quererme como antes, era más larga que laesperanza de un muerto, aunque pensándolo bien,creo que estos hechos extraños de su vida le aparecie-ron, en ese entonces, con una especie de retraso aní-mico, porque anímicamente no existe el tiempo y losefectos traumáticos pueden volverse a repetir en cual-quier momento, y así a Nanette pudo habérsele origi-nado todo en aquello que le aconteció en su lejanopueblo rodeado de cordilleras y sin caninos de pene-tración, cuando era casi niña pero ya madre, por cul-pa de un pariente que pegó y huyó como un coyote,sí, aquello de la culebra que se metía de noche en lachoza donde Nanette dormía amamantando a su cria-tura de un mes, vaya estilo de amamantar en sueños,y le introducía el rabo en la boca al nene y le succio-naba a ella la leche maternal y cálida, ya se sabe cómoles gusta la leche a los ofidios, pero Nanette no seenteró de nada ni cuando se le murió el hijo, algunospueden pensar ahora que ese reptil increíble era elpropio Satán, yo todavía no lo entiendo pero otrarazón debe tener, ajá, ni tampoco supo Nanette quecuando el médico de la unidad móvil examinó el cada-vercito y la acusó de matar de hambre al niño y ella leenterró sus propias tijeras de cortar vendajes, con unmovimiento rápido y furioso, en uno de los pómulos,y la llevaron presa con doble cargo, éste estaba en locierto, la pobre no se enteró de nada hasta aquel mis-mo anochecer cuando salió de la cárcel, por lástimadel juez y buena conducta hecha de odio reprimido,

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porque pensaba que una prima envidiosa que tenía unhijo hidrocefálico le había envenenado el suyo, era lomejor que podía imaginarse, por eso se quedaba tanquieta en su celda que parecía catatónica, cuando salió toda llena de piojos y escabiasis, con diarrea física y mental, enferma de pies a cabeza, destruida elalma, sin perder el juicio pero aborreciendo el mundohasta el límite exacto de la demencia, sí, cuando re gresó, a su choza que una tía caritativa le había limpia-

do para esa noche y se acostó de nuevo en la hamacaagujereada por la polilla durante el año de ausencia,entonces la culebra se subió otra de tantas veces alpalo, se deslizó por la cuerda de la hamaca, creyendoque encontraría a la criatura junto a su madre dormi-da, pero el insomnio que Nanette había aprendido enla cárcel, un insomnio de ojeras enormes y cara debruja, la había tenido acostada toda la noche por gus-to, aunque tuviera los ojos cerrados, y el reptil nohalló la criatura para meterle el rabo en la boca, perole dio lo mismo y, suavemente, como solía hacer, sepegó a los pezones chocolates, erectos y húmedos deNanette desnuda y acalorada por la nocch veraniegasin viento, de Nanette, mi chola con nombre francésque su madre copió de una telenovela la única vez quevino a la ciudad a pajarear, y cuando ella abrió losojos y vio el reptil succionándola, gritó con un terrorque era miedo y comprensión súbita al par, pero ellargo dolor la había embrutecido y endurecido, y searrancó la sierpe de un tirón tomándola por el pes-cuezo, sin importarle su pezón, y salió corriendo conel ofidio en la mano hasta el arroyo cercano, donde loinmergió hasta que dejó de moverse, después regresó ala choza sin soltar la culebra ahogada, cogió un collinsmedio oxidado y musgoso que estaba recostado a lapared y fue partiendo, todavía cortaba, el reptil enrebanadas, como hacen en los supermercados con elsalchichón, así era de grueso, luego reunió los pedazos

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con una escoba, los barrió afuera, les echó querosín dela vieja lámpara telarañosa y los prendió sin temblarsiquiera, eso lo recuerda bien, mientras la candela ma-loliente iluminaba su rostro aún insatisfecho y extre-madamente maquillado de tristura, luego su memoriasufrió un lapsus, me dijo, pero su herida cicatrizó sindeformaciones y recuperó la erguida belleza de sustibias ubres interioranas, ajá, la pobre Nanette habíasufrido como el carajo, por eso cuando vino a Pana-má, a pesar de que supo urbanizar su hermosura cam-pestre con prontitud y disimular los destrozos de sualma, siempre dejaba oler un agónico perfume, imper-ceptible para los demás, no para mí, que la amé contodos mis huesos, piel, arterias, cabellos y humedadesque la envolví y me dejé envolver por ella en un sacode misterio apretujado, donde cabíamos solamentenosotros y ni una mosca más, ni un grano de polvodel mundo de afuera, pero todo se vino abajo aqueljueves sin número en el almanaque, cuando Nanettese puso aquellas medias lilas en sus piernas de bailari-na y me mintió por vez primera, cuando la seguí y lavi encontrarse con otro y me imaginé, cuando se me-tieron en un motel de la transístmica en taxi, cómo sequitaba frente a él sus medias lilas y cómo le guardabasus pantoloncitos bikinis enrollados en el bolsillo dela camisa, como había hecho tantas veces conmigo,entonces lloré como un pendejo, creí, pero despuésme convencí, a punta de instinto de conservación obuscando excusas, no sé, que había llorado en verdadpor ella, porque la soledad la había vuelto loca amo-rosa, porque la acompañé tanto y a tantas partes, queya no me quería ni ver, y yo, solamente yo, era culpa-ble de haber devastado su verdadera soledad y haberlaremplazado por una soledad inventada por mí, de car-ne y hueso, yo fui su pegajosa soledad, me volví necioy repulsivo para ella, y más lo soy por pensar, toda-vía, que fue aquel ofidio infernal y no yo el que la

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había echado a perder, al sustrarle el corazón sin quediera cuenta y cargarlo aún en uno de mis bolsillos,junto a uno de sus pantaloncitos bikinis que nunca ledevolví tampoco, vaya cosas raras para estar juntas,pero así es y ya no pudiera ser de otra forma, ca-ramba .

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EL ASEADOR

Tenía varias semanas de estarse mirando al espejodurante largo rato. Se observaba el rostro, en especiallos ojos, fija, tenazmente, como si quisiera penetraren sí mismo . Entonces se le ocurrió afeitarse las cejas .Algo cambiaba dentro de él y hacer aquello-meditó-- armonizaría con esa transformación ovi-

llada en sus interioridades, que se abría como un ca-pullo insidioso y cuya borrosa imagen empezaba avislumbrar a través de las dobles, redondas, alucinadasventanas de sus ojos . El espejo era como puerta defondo, abierta y cerrada al mismo tiempo, por la cualiba penetrándose, lenta pero seguramente . A vecessentía que era de día y de nocch en forma simultánea .Al principio se asustó, pero luego se dio cuenta de

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que un nuevo universo se expandía hacia él, mágico,enigmático, atrayente. Ahora había terminado de mi-rarse y partió sin afeitarse las cejas, como había pen-sado, llevando la maquinilla de afeitar en el bolsillo,sin embargo. Era domingo . Veintitrés de marzo de unaño que no podía recordar y por eso se reía cuandoentró al bar donde trabajaba, en calle k . La furiosanoche anterior había acumulado extraños y múltiplesdesperdicios debajo y alrededor de la barra, princi-palmente. Desde colillas aún humeantes hasta vasosque no se habían roto al caer. Desde lágrimas deprostituta arrepentida hasta ecos marchitos de cantosde borrachos . Se puso el viejo overol y limpió todoaquello con rapidez y vehemencia, como acostum-braba. Luego abrió la única y pesada puerta que dabaa la calle y la tibia luz de las ocho de la mañana rasgóla fría penumbra acondicionada . La luminosa piernadel sol, metida por el portón de cedro, diafanizó lasmil y una bacterias que atosigaban el espeso aire inte-rior de la "boite", al posarse sobre los bruñidos mo-saicos del piso, recién trapeado con detergente casipuro. Y aunque no había nadie en el bar en ese mo-mento, porque hasta el cantinero estaba en el retrete,exclamó ufano: "miren cómo brilla, carajo" . En esoentró un borracho y medio . Oscilaba como un péndu-lo y, de súbito, escupió con fuerza sobre el piso inma-culado . El otro arrugó el ceño, mentó madre en formainaudible y, de inmediato, frente al beodo que no lomiraba siquiera, hizo desaparecer la ofensiva máculahúmeda pasándole el estropajo demasiadas veces . Nocontento aún, extrajo del bolsillo trasero un retazo delanilla y, arrodillándose, frotó la pequeña área hastaque se calentaron trapo, dedos y suelo . Le dolió elbrazo y fue entonces cuando paró . El calambre no selo dejó mover por algunos segundos . "Si este chácarade chivo gargajea otra vez, lo mato", pensó . El ebriono lo hizo . Se acercó, en cambio, a la barra y golpeó

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la fórmica con el puño hasta cuando apareció el cantinero, abrochándose la bragueta . Cuando lo vio aden-tro pidió una pinta, mientras el otro se dirigía al "la-dies room", como decía la portezuela con letras fos-forescentes, único lugar donde había espejo, ya enmano la maquinilla de afeitar . Le pasó el picaporte ytomó el jabón semigastado que estaba sobre el lavabo,lo metió bajo el grifo y cuando hubo obtenido sufi-ciente espuma, se la untó en las pobladas cejas delicántropo. Sonrió . En el espejo, su desordenada cabe-llera desentonaba con el brillo solitario y blanquecinode sus pelados arcos ciliares . Volvió a sonreír y conti-nuaba haciéndolo cuando mató y capó a los dos queestaban afuera, con un fragmento de botella, por noaguantar las carcajadas cuando lo vieron .

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EL COMPA

El viejo puso el vaso lleno de seco puro, sin hielo,sobre el ataúd hecho con madera de cajón de frutas .

-Cuándo carajo vendrán a buscá al compa' -dijocomo si alguien pudiera escucharlo .

El silencio siguió respondiéndole, lo mismo quecuando no hablaba .

-Se va a poné jediondo, ta 'quí dejde las sei' dela mañana y no tiene ni yelo abajo --agregó .

Por séptima vez volvió a llenar el vaso con secocaliente. La botella iba por menos de la mitad .

-Me jan visto cara de agüevao -prosiguió- . Sino jan conseguío completá la plata pa'l entierro, que

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se lleven al compa' de aquí . Qué curpa tengo yo quese jaya petateao janoche? No 'toy pa' cuidó muejtos,si pudiera jecharse un cañazo conmigo menoj mal,pero qué va, 'toy solito y jodío, no se pa' qué acejtecuidajlo y menoj que lo pasaran a mi cuajto, ¿habránpensao que se lo jiban a robá o que se iba-a-í?

El viejo campesino analfabeto era duro . Había vis-to muchas cosas y aunque apenas sabía leer una queotra palabra, resultaba interesante oírlo hablar de lamuerte, cuyo rostro conoció de cerquita más de unavez, en sus muchos viajes como fogonero en la marinamercante. Se había hecho vaporino cansado de cortarmonte por un dólar diario .

Luego rió a carcajadas y limpió con la mano elsudor que el vaso había dejado sobre la tapa delataúd, como una mancha transparente . Antes habíatomado agua helada.

--Estos limpios creen que van a conseguí una ca-rroza por veinte dóla', ninguna fiuneriaria los va aatendé, tenerán que llevájselo cargao jasta la iglesia yde allí, cargao jasta el cementerio también-continuó .

Afuera, el sol tropical de las dos de la tarde desen-rrollaba su calor sobre las techumbres pobres de Cu-rundú, uno de los puntos limítrofes de la ciudad de laZona del Canal .

---Y van a tené que dá un vueltón, pojque los grin-gos no los van a dejá pasá por la Avenía de loj Májti-res llevando un muejto cargao, van a decí que van afocoteá el tráfico, que va, primero loj meten presoscon muejto y tóo, yo los conojco bien, bien, bien, jetrabajao pa' jesos cabrones, fue pa'l tiempo de la gue-rra, pero no jan cambiao, no jan cambiao . . . .

El silencio continuó indiferente ante el soliloquio

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del viejo, ya borracho . Un silencio sudado que empe-zaba a oler mal .

En eso, llegaron los parientes : la comadre, el hijoúnico del muerto y tres vecinas lloronas, que estabanen lo suyo..

Ni la comadre ni el vástago dejaban ver una lágri-ma.

Pidieron perdón por la demora y dijeron que nohabían conseguido la carroza, pero sí una chiva deesas destartaladas que viajan a Chepo, su pueblo natal,la cual los llevaría con ataúd y todo hasta el panteónde aquel lugar. De un cartucho arrugado sacaron undesteñido uniforme, con las rayas de cabo . El compadre tenía varios años de haberse jubilado como policía. "Entré tarde y por eso no alcancé mejor rango",decía. "De haberlo hecho antes, segurito que ahorafuera Coronel", agregaba .

Vistieron al finado con el uniforme desteñido pe-ro bien planchadito .

Mientras tanto, el viejo borracho permanecía sen-tado en un canapé, vaso en mano, sacudido por unterremoto de eructos . Sencillamente no paraban . Unhilo amarillo de jugo gástrico fermentado le corríapor las comisuras . Se lo limpiaba por gusto : aparecíade nuevo, como la tanda de espasmos .

-Qué simpático se ve --dijo la comadre, dejandosalir una solitaria lágrima que se enjugó en un san-tiamén con la punta del pañuelo de iglesia que llevabasobre la cabeza y los hombros .

En verdad se veía más feo, porque era tuerto ynunca había podido o querido, quién sabe, comprarseun ojo de vidrio . Tenía los párpados abiertos y unagruesa catarata vidriosa cubría la pupila restante . Su

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mujer lo dejaba así "para que subiera al cielo comolos niños, con los ojos abiertos" .

Ya habían tapado el ataúd cuando el viejo borra-cho levantó la mano para que esperasen un momentoantes de llevárselo . La chiva ya había pitado seis vecesy le dijeron que se apurara y que muchas gracias porcuidar al muerto .

Con dificultad, controlando con gran esfuerzo loseructos consecutivos, se paró delante del endebleataúd y dijo :

--Oiga compa', no puede dirse sin que yo le digaargo . Si me callo la jeta, me jondeo derechito al infiejno . Fíjese, usté no puede sé mi compadre, yo soy elcompa' de mí mismo, pojque su tal hijo es mío. Pregúntele a su mujé, no e' verda, Cayetana, dí la vainacomo e', carajo -gritó amenazante, puños arriba .

Las lloronas se santiguaron .La comadre comenzó a llorar como un invierno .El hijo único se fue sin decir ni jái .El muerto sacó la mano entre las tablas de cajón

de frutas y se llevó a su mujer, que todavía estababuena .

Y cuando los enterraban a la misma hora y en elmismo hueco, en el camposanto de Chepo, como dosamantes shakespeareanos, con su coro de lloronas quehasta allá fueron a parar, el pobre viejo borracho yanalfabeto, como buen campesino cargaba con la cul-pa del estrangulamiento en la sección de homicidios .

Las tres lloronas, que vieron cuando el muerto sellevó a Cayetana, nunca dijeron nada, no por temor aque no las creyeran, sino porque el compa', antes deacostarse de nuevo en su ataúd hecho con madera decajón de manzanas, les había dicho rápidamente, lle-vándose el dedo índice a los labios morados : "chitóno ya saben, mariconas" .

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Cronología de los Cuentosde Roberto Luzcando

publicados en la prensa panameña.

La Estrella de Panamá :El niño calvo - 23 de noviembre, 1969Pág. 14La falla - 31 de marzo, 1974Pág. 33

El Matutino :El río Casimiro - 17 de noviembre, 1973 Pág . 10-ALa decisión - 15 de junio, 1974Pág. 8-BEl potentado - 26 de octubre, 1974 . . . . Pág. 10-ATres - 23 de noviembre, 1974Pág . 8-ALa falla - 3 de marzo, 1976Pág. 7-A

El Panamá- América DOMÍNÍCAL:La causa- 15 de junio, 1975Pág. 3-DEl dipsómano - 6 de julio, 1975Pág. S--D

El día que Nanette se salió de madre-3 de agosto, Pag. 9-D

El janicéfalo - 28 de septiembre, 1975 . . Pág. 11-DEl castigo -- 25 de enero, 1976Pág. 2--CEl potentado - 28 de marzo, 1976Pág. 6-ELa falla - 18 de julio . 1976Pág. 8-F .

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BÍBLIOGRAFIA

Roberto LuzcandoPanamá, 1939 . Es Bachiller en Letras del InstitutoNacional . Licenciado en Filosofía y Letras, y profesorde Lengua Española y Literatura, títulos obtenidos enla Universidad de Panamá . Catedrático de la Universi-dad Santa María La Antigua .

Obras publicadas : (Por el Ministerio de Educación) .1111 Nuevo Movimiento Poético de Panamá (ensayo)Premio Nacional

Tristán Solarte (ensayo)

Premio NacionalPara ir con el Viento (poesía) Premio NacionalEl Tripulante de la Sombra (poesía)Einstein (ensayo)

Ínéditas :El Poeta y su Sangre (poesía) Mención de Honor enel concurso Nacional "Ricardo Miró" .Palabras bajo la Hierba (poesía)Hazaña de la Flor (poesía)Poemas en pie de Bruma (poesía)Sobre el tal Mundo (poesía)El Combatiente en el Espejo (poesía)Alturas de Macchu Picchu, onirismo y realidad enPablo Neruda (ensayo)

En preparación :Los Extraviados (novela)Consideraciones neurísticas sobre el espacio vacío, apartir del concepto de Meliso de Santos (ensayo)Persecución de la Palabra (poesía)

Otros Premios obtenidos :Premio de Poesía "Octavio Méndez Pereira", Univer-

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sidad de Panamá . (2 veces) Pergaminos .Premio de Poesía "Club de Leones de Panamá" . Me-dalla de Plata .Algunas obras donde se cita o antologiza a RobertoLuzcando :Itinerario de la Poesía Panameña (1502 - 1974)-Rodrigo Miró, Panamá, 1974 .La Literatura Panameña -Rodrigo Miró, Panamá,1976 .Historia de la Literatura Panameña -Ísmael GarcíaS., México, 1972 .Panamá Literario Actual -Angel Revilla Argüeso, Pa-namá, 1970 .Antología de la Poesía Panameña -Agustín del Saz(Col. Bruguera) Barcelona, 1974 .La Modalidad Vanguardista en la Poesía Panamá-Aristides Martínez Ortega, Panamá 1973 .Las cien mejores poesías de Panamá --José Rubinos,Nueva York, 1964.Historia de Panamá --Moisés Chong, Panamá, 1974 .Diccionario Biográfico de Panamá -Jorge Conte Po-rras, Panamá, 1975 .Muchachitos (literatura Ínfantil) -Ínstituto Nacionalde Cultura, Panamá, 1975 .Revista Casa de las Américas (No. 72) La Habana,1972 .Almanaque Mundial, Florida, E.E. U. U., 1976Revista Pájaro Cascabel (Epoca ÍÍ, No . 2) México,1966 .Revista Ideas (enero-marzo) Lima, 1961 .Revista Los universitarios (Universidad Autónoma deMéxico, No . 42) México, 1975 .Suplemento Dominical de La Nación, Guayaquil, 26de abril de 1959

1 D E M

5 de julio de 19591 D E M

10 de abril de 1960Revista Humboldt Munich, Alemania, No. 61, 1976 .

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Cronología de los COMENTARIOS CRITÍCOS sobreRoberto Luzcando publicados en la prensa panameña .

La Estrella de Panamá :"Del prólogo de Moravia Ochoa López al nuevo librode Roberto Luzcando" (E) tripulante de la som-bra) - 13 de marzo, 1966 --Pág . 16 ."Del Nuevo Movimiento Poético de Panamá de Ro-berto Luzcando" (Prólogo de Carlos Wong) - 3 deOct. de 1976 - Pág. 26"Roberto Luzcando y su aporte al movimiento literario de Panamá", por el

Dr. Carlos Vaccaro . - 3 deseptiembre, 1967 Pág. 17Repetido : - 15 de abril, 1974 -Pág. 6"La palabra: religión de Roberto Luzcando", - 7 dejunio de 1969 -- Pág. 2 por Norma Núñez Man tato .

El Matutino :"Poesía Panameña : Roberto Luzcando", por LeónVieira (ecuatoriano) --27 de abril, 1974, - Pág .8-A

El Mundo :"Breve trazo sobre Roberto Luzcando", por Benja-mín Ramón -10 de marzo, 1966, -Pág . 8

El Día :"El nuevo libro de Roberto Luzcando", por MoisésTorrijos Herrera -15 de diciembre de 1962 . Pág . in-definida ."El tripulante de la sombra, de Roberto Luzcando",Notas- Comentarios por César Young Núñez-Fecha aproximada: 1962 (Se conserva el recorte) .

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ÍNDÍCEEl Río Casimiro 7El Castigo 15La Falla 25Tres 33La Causa 37El Potentado 57El Janicéfalo 65La Decisión 71El Dipsómano 75El día que Nanette se salió de Madre89El Aseador 95El Compa 99

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CÓLECCIÓN MULTIPLE / Títulos publicados

MARTINEZ, José de Jesús, LIBRÓ PARA RODAR, poesía .JURADÓ, Ramón H., UN TIEMPO Y TODOS LOSTIEMPOS, cuento .OCHOA LÓPEZ, Moravia, GANAS DE ESTAR UN POCOVIVOS, poesía .FRANCESCHI, Víctor M ., APOCALIPSIS, poesía .YÓUNG NUÑEZ, César, CARTA A BLANCANIEVES,poesía .FERRER VALDES, Manuel, LA MUERTE DE LA ÓPERAEN LA SELVA, cuento .ALVAREZ, Rosa E., EL ALBA PERDURABLE, poesía .CHUEZ, Enrique, LA MECEDORA, cuentoPERALTA, Bertalicia, LIBRO DE LAS FABULAS, poesía .McKAY, Roberto, PRÓDUCCIÓN TÓBANGÓ, poesía .TEJEIRA, Gil Blas, CUATRO CUENTOS INEDITÓS, cuento .HERNANDEZ, Javier H., QUIXOTENAUTAS, poesía .REINA, Bessy, AB OVO, cuento .ARBAIZA, Milvia, ELEGIAS DEL CUERPO, poesía .DIAZ BLAITRY, Tobías, MEMORIAL DE ARENA, poesía .INGRAM, Jaime, ORIENTACIÓN MUSICAL, ensayo .LUZCANDO, Roberto, RELATOS SÓbRE DIPSÓMANOS,ORATES Y OTRA GENTE RARA, cuento .

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Se terminó de imprimir en los talleres de Impresora de la NaciónEditado por Ediciones INACPanamá con un primer tiraje dedos mil ejemplares, en noviembrede 1977 .

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Después que la revistaHumboldt (N° 61, 1976),cuya severa tradicción muni

quesa aglutina los más dis-tinguidos autores, tanto enla lengua hispana como ger-mánica, publicará el cuentoLA FALLA, de RobertoLuzcando, empezamos adarnos cuenta de la trascen-dencia literaria del paname-ño. Así lo confirma la pres-tigiosa Editorial PLAYOR,con sedes en Madrid, NuevaYork y San Juan de PuertoRico, al confiarle la seleccióny estudio de una antologíade su país: teatro, novela,ensayo (fragmentos), cuen-to y poesía; sesudo trabajoque verá la luz en breve .Ahora, frente al humor ne-gro, la crudeza y el vitalabsurdo de sus relatos, nonos queda otro camino queseñalarlo como uno de losmás representativos escritores de Panamá, no sólo porsus lauros-cuatro premiosRICARDO MIRO, elmáximo galardón de supatria- sino también porla diversidad y acierto desu actividad literaria, hastael presente en los camposde la poesía, el cuento yel ensayo. Luzcando devuel-ve, como pocos, la condi-ción de paciencia y fervorcreativo, a la literatura denuestros días.

LUIS OYARZUN(Poeta y crítico chileno)