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EL ISLAM Y EL ARTE ISLÁMICO EN ESPAÑA
1. Rasgos distintivos del arte islámico.
Si ninguna cultura puede comprenderse sin considerar el hecho religioso, en
el mundo islámico el fenómeno religioso impregna toda la vida de la
comunidad. No existe diferencia entre lo laico y lo religioso. Por la misma
razón los rasgos esenciales del arte islámico están configurados por la fe
musulmana, son consecuencia directa del concepto de divinidad.
El concepto de la divinidad en el Islam no permite su representación en
imágenes, aunque no lo prohíbe expresamente el Corán. Dios es inasible por
los sentidos, su esencia es inaprensible. De Él sólo conocemos sus nombres y
sus atributos. Pero la inexistencia de imágenes de la divinidad se suple con
la presencia de uno de sus atributos divinos, la palabra contenida en el
Corán y revelada en lengua árabe. Las inscripciones en árabe juegan en el
arte islámico el papel equivalente al de las imágenes en el arte cristiano. La
decoración islámica se sobrepone a todas las superficies, creando un
continuo decorativo sobre suelo, muros y techos, a la vez que se prolonga en
el mobiliario, alfombras y tapices. En la decoración lo esencial es el ritmo,
de carácter repetitivo, basado en series, una repetición rítmica de los
mismos motivos. Todo transmite sensación de reposo, de armonía interior.
Los elementos básicos de la decoración musulmana son tres: la caligrafía, los
motivos vegetales y los motivos geométricos. Pero las inscripciones árabes
no juegan sólo un papel ornamental sino también iconográfico, funcionando
como sucedáneo de la imagen religiosa.
2. El arte islámico en España.
En España, la rápida caída del reino visigodo en el año 711, permite el
asentamiento del Islam en la península ibérica durante ocho siglos, hasta el
año 1492 en el que el reino nazarí de Granada capitula ante los Reyes
Católicos.
2.1. El califato de Córdoba.
.
Los tres primeros siglos de la presencia del Islam en España (VIII al X)
suelen dividirse desde le punto de vista de la historia política en tres
periodos. El primer periodo, el más corto (711-
756), suele conocerse como el emirato
dependiente de Damasco, porque al-Andalus es
gobernada por walíes con poder delegado del
califato omeya; son los momentos de la
conquista, y de la expansión del Islam en
España, así como de las luchas y rivalidades entre los diferentes clanes
árabes.
Este periodo termina con la llegada a al-Andalus de Abderraman I (Abd al-
Rahman I). Aprovechando las fuertes luchas internas entre los clanes
árabes Abderraman I entra en Córdoba en el año 756, haciéndose proclamar
emir, fecha con la que se inicia el periodo conocido como emirato
independiente de Córdoba. Era un sistema de gobierno de poder político
absolutamente autocrático e independiente del califato abbasí de Bagdad, al
que sin embargo se le reconocía la jerarquía religiosa del Islam.
Esta situación termina en el año 929, cuando Abderraman III se proclama
califa y príncipe de los creyentes, concentrando en la figura del califa el
poder político y religioso. Se inicia así el periodo de esplendor del califato
cordobés, que se mantiene hasta el año 1008.
La mezquita es el edificio fundamental del arte musulmán. La palabra deriva
del árabe maschid, que significa 'un lugar donde uno se postra (frente a
Dios)'. Existe en el Corán la obligación colectiva de la plegaria ritual, una
vez a la semana, al mediodía del viernes. Para ello el Islam ha creado un
edificio, la mezquita. La mezquita del viernes o gran mezquita, con capacidad
para reunir a toda la comunidad, recibe el nombre de mezquita aljama. La
mezquita no es un templo en sentido estricto, es tan sólo un lugar para la
oración, ya que el Islam es una religión que carece de culto y de clase
sacerdotal. Por ello el iman no es otra cosa que el director de la plegaria
colectiva.
Su estructura consta de:
a) Patio o Sahn, porticado, con una fuente para las abluciones o sabil (palabra árabe que significa fuente pública) servía para purificarse antes de
entrar en el haram. También, antes de entrar al templo, hay que descalzarse
para evitar la posibilidad de que sustancias impuras se depositen en el suelo
de la mezquita.
b) Sala de oración o haram, generalmente estructurada en naves, paralelas
y/o perpendiculares al muro de la quibla, que a su vez está orientado hacia
la Meca.
En la quibla, generalmente en el centro, se abre un santuario o nicho: el
mihrab. Su función no está clara, puede servir para señalar la dirección
hacia la que hay que orientarse al orar o, por otra parte, puede simbolizar el
lugar en el que se colocaba el primer imán para dirigir la oración (Mahoma).
La macsura, se halla delante del mihrab. Es un espacio pequeño y delimitado
reservado al príncipe o al califa, que está en el centro de la quibla, lo más
cerca posible al mihrab. Así evita posibles atentados al príncipe y marca las
diferencias entre el príncipe y sus súbditos. Próximo al mihrab se halla el
mimbar, es un pulpito oficial desde el cual el imán predica y dirige la oración.
c) El alminar o minarete desde donde el almuédano o muecín llama a la
oración. Es el único elemento vertical de la arquitectura musulmana. Es único
y esta adosado a la mezquita
La mezquita de Córdoba es uno de los edificios fundamentales del arte
islámico universal. Construida sobre una antigua iglesia visigoda (San
Vicente), la mezquita de Córdoba ha sufrido numerosas alteraciones y
adiciones hasta llegar a ser lo que es hoy.
Su construcción fue iniciada a finales del siglo
VIII (785), bajo Abderraman I. Se Organiza
un templo de 11 naves perpendiculares a la
quibla, y para ganar altura y obtener por tanto
mayor luminosidad, se disponen una serie de
soportes superpuestos. Columnas que soportan
pilares enlazados con arcos de medio punto en
la parte superior y de herradura en la parte media. En la primera mitad del
siglo IX, Abderraman II, la amplia derribando la antigua quibla.
Posteriormente, en el siglo X, Abderraman III, amplia el patio (Patio de los
Naranjos) y construye el alminar. Más tarde, también en el siglo X,
Alhaquen II inicia la gran reforma de la mezquita, se vuelve ampliar tirando
el muro de la quibla. En la macsura se disponen magníficas bóvedas de
crucería y mosaicos de artistas bizantinos y musulmanes. Al mismo tiempo
que se prodiga una fastuosa decoración con motivos vegetales y epigráficos.
Ya en los últimos decenios del siglo, Almanzor amplia la mezquita en sentido
lateral, añadiendo 8 naves, dando lugar a una mezquita de 19 naves, y sigue
con la decoración de la gran reforma de Alhaquen II. Los capiteles
muestran una extraordinaria variedad: jónicos, corintios, compuestos. Casi
todos ellos eran romanos o visigodos.
En el siglo XIII (1236) la mezquita fue convertida en Catedral. La planta de
la mezquita es un rectángulo que mide 180 por 130 metros, tiene en total
una extensión de 23400 m2.
2.2. Los reinos de Taifas.
La destrucción de la unidad política en la España medieval llevó a la abolición
del califato cordobés en 1031 y a la creación de un mosaico de reinos
independientes que fueron denominados taifas (de tawaifs, partidos,
facciones).
La dispersión de los régulos y la pobreza de recursos materiales en
comparación con la época del califato, debido en gran medida a las continuas
parias que pagaban a los reinos cristianos, produjo un arte de ostentación y
de gran dispersión estilística, sin que se pueda determinar de modo preciso,
unas constantes artísticas para el periodo taifal. Dominó la arquitectura
civil (palaciega y militar), frente a la religiosa en este periodo, que solo
aporta ejemplos de mezquitas menores. Los materiales que se utilizaron
fueron pobres, en consonancia con el menor poderío económico de los reyes
taifas, que emplearon en la arquitectura fundamentalmente el ladrillo, el
mampuesto, las yeserías y técnicas mixtas.
Se da una preferencia por lo ornamental: frente a las estructuras de arcos
de herradura y peraltados, sostenidos sobre columnas con capiteles de
herencia romana, ahora proliferan los arcos mixtilíneos (la gran novedad del
periodo), polilobulados, los calados en las yeserías y la decoración de
atauriques; capiteles más estilizados y ornamentales y columnas que ya no
utilizan tan a menudo el mármol.
No se han conservado demasiados ejemplos de arquitectura del periodo de
las primeras taifas. La mayor parte de los restos arquitectónicos existentes
corresponden a la arquitectura militar, destacando las alcazabas de Málaga,
Almería y Granada, que sin embargo, recibieron posteriormente aportes y
remodelaciones, fundamentalmente de época almohade y nazarí. El único
ejemplo homogéneo de arquitectura palaciega está representado por La
Aljafería de Zaragoza, un palacio de recreo con aspecto fortificado que
supuso la culminación del esplendor de la Taifa de Zaragoza.
Arcos del siglo XI de la Alcazaba de Málaga.
2.3. Almorávides y Almohades.
La laxitud moral y la degradación de costumbres de los almorávides dio
lugar a un nuevo movimiento rigorista, los almohades, al-muwahhidun "los
unitarios". Al-Andalus fue incorporada definitivamente al imperio almohade
por Abu Yaqub Yusuf quien eligió, en 1172, Sevilla como capital del nuevo
imperio.
El retorno a la austeridad más extrema se trocó, aún más rápidamente que
en el caso de sus predecesores, en uno de los momentos artísticos de mayor
brillantez, particularmente en el terreno de la arquitectura. De forma que,
el arte almohade (1130-1269) va a continuar la estela almorávide
consolidando y profundizando sus tipologías y motivos ornamentales. Va a
construir con los mismos materiales: ladrillo, yeso, argamasa y madera. Y, va
a mantener como soporte el pilar y los arcos empleados en el período
anterior.
Sus mezquitas se caracterizan por su planta cuadrada y su alzado
compuesto por dos torres, una de las cuales alberga a la otra y entre las que
discurre una escalera o una rampa en el caso de la Giralda de Sevilla. La
torre interior está formada por estancias abovedadas superpuestas. Sus
mejores testimonios de palacios se hallan en el Alcázar de Sevilla.
La Torre del Oro, torre fortaleza militar que custodiaba el tráfico fluvial
de la Sevilla almohade.
En arquitectura militar se experimenta un enriquecimiento tipólogico y un
perfeccionamiento de su eficacia defensiva de gran trascendencia, incluso,
para el ámbito cristiano.
En el terreno decorativo aplicaron un repertorio caracterizado por la
sobriedad, el orden y el racionalismo. Ello se tradujo en la aparición de
motivos amplios que dejan espacios libres en los que triunfan el entrelazo
geométrico, las formas vegetales lisas y el rasgo ornamental más novedoso,
la sebqa. Esta composición que decora la Giralda, consiste en una doble
trama romboidal en dos planos compuesta por arcos decorativos
superpuestos a partir de la clave de los inferiores.
2.4. El arte nazarí.
El sultanato nazarí de Granada (1232-1492) es el último periodo de la
historia de Al-Andalus. Se desarrolla durante los tres últimos siglos de la
Edad Media, del s. XIII al XV. Tras la derrota que sufren los almohades en
la batalla de las Navas de Tolosa, en 1212, la reconquista cristiana de la
Península Ibérica, parece un hecho inminente. En 1246 Muhamad ibn Nasr,
se reconoce como vasallo de los reyes cristianos de la Corona de Castilla.
Este paso sirve para afianzar y asegurara la supervivencia del sultanato.
El arte nazarí o granadino constituye la etapa final en la evolución del arte
hispanomusulmán y el periodo donde más y mejor se desarrolla el arte
islámico en España. Es una continuación del arte islámico de la Península
Ibérica, enriquecido con la herencia del arte almohade y con algunas
aportaciones de Oriente. En su aspecto decorativo representa una vuelta a
la tradición del ornato denso, plano y menudo. Supo aunar armónicamente la
arquitectura con el paisaje, a través de jardines y sobretodo con la
utilización del agua mediante fuentes, acequias y canales.
Posee un fuerte componente aúlico, pues está realizado por encargo del
sultán, que ostenta el poder religioso y político, y su función es exaltar el
poder de su dinastía. Su intervención personal se extiende no sólo a la
política y la religión, también sobre las finanzas, la justicia y las empresas
artísticas.
La arquitectura nazarí es pobre en sus materiales, pero rica en su
ornamentación. Su máximo exponente lo encontramos en la Alhambra,
conjunto monumental que se distribuye en tres núcleos: la alcazaba militar,
los palacios reales y una ciudad palatina, con calles estrechas que contaba
con baños públicos, mezquitas y cementerios.
Los elementos comunes a todas las construcciones nazaríes son:
- La sobriedad de sus exteriores y la profusa decoración de sus interiores.
- El empleo de materiales pobres como el ladrillo y la mampostería
- Empleo de bóvedas con mocárabes para lograr un gran efecto decorativo
- Utilización de arcos peraltados de silueta acampanada y mixtilíneos cuya
única función es decorativa
- Uso de columnas con fuste delgado con capiteles de dos cuerpos, uno
cilíndrico y otro con forma cúbica con profusa decoración
La Alhambra de Granada
Su construcción no se debe a un momento concreto del reinado nazarí, sino
que se fue ampliando y reformando a lo largo de este periodo.
La Alhambra es una ciudad palatina fortificada, emplazada en la cima de la
colina Sabika, lugar elegido por el fundador de la dinastía nazarí tras la
toma de Granada en 1237. Su nombre se debe al color rojizo de sus
materiales (Qala al-Amra) y al sobrenombre por el que se conocía al primer
sultán, Muhámmad I. Este dispuso un recinto amurallado con torreones,
situando la alcazaba con un patio de armas para la guarnición, en el ángulo
más alto y saliente de la colina, disponiendo su residencia en la torre del Homenaje.
Su heredero Muhámmad II añadió al sitio los jardines del Generalife, una
huerta agropecuaria en la ladera del cerro continuo donde planta hortalizas
para abastecer de comida el recinto y donde el agua, que discurre por
fuentes y acequias, se convierte en un elemento primordial, aportando un
entorno idílico, que algunos escritores árabes comparan con el jardín
paradisíaco de Alá. En él se dispone un pabellón de recreo.
Arquitectónicamente se reduce a dos patios de ingreso, de arquitectura
sencilla, y a otros mayores y más decorados, en los que entre pabellones y
muros quedan encerrados los jardines.
Su sucesor Muhámmad III incorpora el Palacio del Partal. Es una residencia
formada por un pabellón cubierto con una cúpula, una torre anexa (la torre de las Damas) y una gran alberca. Su nombre es pórtico en árabe, y es
precisamente lo más destacado de este lugar. Este pórtico de entrada está
precedido por un patio, de planta rectangular en dirección N-S con alberca.
Está formado por cinco amplios arcos angrelados, más alto y ancho el
central. El pórtico está cubierto por una techumbre plana de madera
labrada y decorada, en el centro de la cual hay un pequeño capulín. En el
interior destaca una estancia central de planta cuadrada, con los zócalos
alicatados y yeserías.
Pero el verdadero esplendor de la Alambra llega con los sultanes Yusuf I y
su hijo Muhámmad V. Con ellos triunfa el concepto ambivalente del
monumento nazarí: ‘una fortaleza y a la vez una mansión para la alegría’, tal
como escribe en sus paredes el poeta Ibn al Yayyab. Yusuf I reconstruye
las puertas y las torres de la muralla, otorgándoles gran majestuosidad,
como sucede con la Puerta de las Armas y la de la Justicia o de la Explanada, que tiene un arco muy elegante en la fachada, dejando entrever
un segundo arco de la misma forma pero más pequeño, en mármol blanco de
Macael. Sobre él hay una larga inscripción en el que cuenta como fue
mandada construir por Tusuf I en el año 749 de la Égira y que se le da el
nombre de Bib-Xaria o Puerta de la Explanada.
Pero la torre más importante que erigió Yusuf I fue la de Comares
concebida como residencia del sultán, sede oficial del trono y salón de
embajadores. Esta torre forma parte actualmente del conjunto monumental
Palacio de Comares surgido de la gran reforma llevada a cabo por su sucesor
Muhammad V.
La torre posee un aspecto exterior al modo militar, aspecto acentuado por
las almenas que la rematan y su terraza para la guardia. Su interior, en
cambio es palacial, zócalo de alicatados, paños de yeserías y techumbre de
madera.
A oriente del Patio de Comares y a nivel más bajo, aprovechando la
pendiente de la colina, levantó el Baño Real, medio subterráneo.
Muhammad V es quien otorga al área de los palacios su configuración actual.
Este monarca sigue la tradición oriental, la cual aconsejaba que cada
monarca construyese su propia residencia. Por ello, remodela el Palacio de Comares, que queda construido en torno a dos patios, el llamado Cuarto Dorado que comunica con el mexuar y da paso al otro Patio, el de la Alberca
o de los Arrayanes, que posee forma rectangular, con pórticos en los ejes
menores, de arcos de medio punto, ligeramente apuntados, y decorados.
Asociado a este palacio está el Baño Real.
Realiza el Patio de los Leones. El palacio es de planta rectangular con una
fuente en medio que le da nombre, por lo que sigue el esquema de patio de
crucero, con la novedad de levantar dos templetes en los lados menores, y
poseer en los cuatro lados del patio, pórticos o galerías a base de arquerías
sobre columnas de mármol con capiteles de hojas de acanto o de mocárabes
y arcos que actúan de pantallas visuales.
Alrededor del patio se dispuso las estancias palaciegas:
- Sala de los Abencerrajes, al sur, con cúpula de mocárabes, que servía para
realizar los banquetes y las fiestas durante el invierno. En el piso superior
estaba situado el harén. La entrada a la sala presenta dos arcos separados
por un corredor que comunica con el piso alto, a la izquierda, y con el
vestíbulo de la entrada primitiva al palacio, a la derecha. El cuadrado central
de la sala posee alcobas en sus laterales, con arcos decorados, cuyas
columnas poseen capiteles azules, y techos con pinturas. Las paredes
presentan cubiertas de yeserías y un zócalo de azulejos del siglo XVI, de
estilo renancentista.
- Sala de las Dos Hermanas, al norte, es una sala cuadrada que servía de
Mexuar, con una increíble cúpula estrellada de mocárabes.
- Sala de los Mocárabes, al oeste, que era el vestíbulo del recinto palaciego.
- Sala de los Reyes, el este, con alcobas y lugar donde realizar fiestas en
verano. Sorprende la compartimentación espacial de la sala de los Reyes,
particularmente la crujía que por medio de arcos atajos de mocárabes en
pabellón queda dividida en siete tramos, alternando cuatro rectangulares en
sombra con tres cuadrados abiertos al patio para iluminar las alcobas del
fondo, que se cubren con las famosas pinturas.
Materiales y elementos constructivos
Esa ligereza que caracteriza la arquitectura de la Alhambra viene dada por
la naturaleza de los materiales con la que fue realizada, así como por las
estructuras elegidas. Los muros maestros, es decir, aquellos que sustentan
la estructura general, están hechos con una técnica rápida y económica, el tapial, técnica tradicional de ejecución de fábricas caracterizada por
conformar el material en el mismo lugar en el que estará en servicio. El
material, generalmente tierra, se conforma por apisonado dentro de un
molde que se apoya sobre el mismo muro que se está ejecutando, que sirve,
a su vez, como único soporte de las actividades de montaje del encofrado,
moldeo, desencofrado y traslado del molde hacia la siguiente posición de
servicio. Tal vez sea la técnica más característica y significativa de la
construcción andalusí. En estos muros se apoyan unas ligeras estructuras de
madera sobre las que se dispone el tejado, que se embellecen en el interior
con ‘ataujería’ o ‘lacería’, es decir con artesonados o con cúpulas de
mocárabes de yeso.
Los materiales utilizados además de ser ligeros, eran baratos y de rápida
construcción, aunque no por ello menos sólidos.
Los materiales que llegaron a ser de gran trascendencia por su resultado
decorativo fueron el yeso y la escayola. Invadieron por completo las
superficies murales. Como hemos dicho anteriormente, su procedimiento era
rápido y económico, recubría la estructura con formas bellas y la policromía
le daba una apariencia de gran brillantez y riqueza.
Otro elemento decorativo en la arquitectura fue la cerámica. Adorna
bóvedas, pavimentos y zócalos. La obra maestra realizada con este material
lo encontramos en el arco oriental de la Puerta del Vino, cuyas albanegas
pertenecen a la técnica de la cuerda seca, en la que los colores: blanco,
negro, verde, azul y amarillo, están separados por líneas negras mates que
marcan el dibujo de ataurique e impiden la mezcla de cobres en el horno.
La pintura también se utilizó para decorar principalmente techos, bóvedas,
muros, yeserías, columnas y hojas de puertas y ventanas, es decir todas las
superficies, excepto suelos y zócalos, que ya estaban recubiertos de
cerámica.
El empleo del mármol se extendió enormemente, realizando con él columnas,
jambas, losas… todo para embellecer las construcciones nazaríes.
La piedra es otro de los materiales que trabajaron, pero en este caso su
utilización fue restringida a fuentes y grandes puertas como la del Vino.
La madera también es otro material utilizado por los arquitectos nazaríes,
un buen ejemplo de ello es el techo ataujerado de la Sala de Comares o el de
la Sala de las Dos Hermanas.