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1. Introducción En esta comunicación presentamos el conjunto de materiales de hueso traba- jado del yacimiento del «Cerro de Álvar Fáñez» (Huete, Cuenca), (fig. 1). Este yacimiento se encuentra situado en el espolón del cerro del mismo nom- bre, en las cercanías de la actual población de Huete, en la región de la Alcarria Conquense. Desde su emplazamiento se domina estratégicamente el valle entre el río Mayor y el de la Aldehuela, un espacio que recorría en época romana la vía de comunicación entre Segobriga y Ercavica. En su desarrollo histórico atravesó dife- rentes fases. Fue inicialmente un asentamiento de época celtibérica (un oppidum) al que siguió sin solución de continuidad otro romano republicano que alcanzó la categoría de municipio en el s. I d. C. y su máximo esplendor urbanístico en el II, perdurando hasta la tardoantigüedad. Los restos arquitectónicos conservados apoyan esta afirmación. Demuestran su máximo desarrollo edilicio y urbanístico en el período augústeo al igual que ocurre en las ciudades de Segobriga, Ercavica y Valeria. Por otro lado, el esplendor de los ss. I y II d. C. se documenta a través de los materiales cerámicos estudiados 1 . El devenir histórico del Cerro de Alvar-Fañez continuó en época Bajoimperial como se deduce de las producciones de terra sigillata hispánica tardía. A partir de estas fechas se asiste a su decadencia y abandono. Los datos sobre su posible ocupación 1. ARRIBAS, R. y BUENO, M., «El yacimiento romano de «El Cerro de Alvar Fáñez» (Huete, Cuenca). Aproximación al estudio de sus restos arquitectónico». XXIV Congreso Nacional de Arqueología, (Cartagena, 1997), tomo IV, 1999, pp. 313-323. CÆSARAUGUSTA 78 495 Cæsaraugusta, 78. 2007, pp.: 495-510 ISSN: 0007-9502 El hueso trabajado del yacimiento del «Cerro de Álvar-Fáñez» (Huete, Cuenca) María AGUADO MOLINA C. BANGO GARCÍA Ofelia JIMÉNEZ CAÑIZOS

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1. Introducción

En esta comunicación presentamos el conjunto de materiales de hueso traba-jado del yacimiento del «Cerro de Álvar Fáñez» (Huete, Cuenca), (fig. 1).

Este yacimiento se encuentra situado en el espolón del cerro del mismo nom-bre, en las cercanías de la actual población de Huete, en la región de la AlcarriaConquense. Desde su emplazamiento se domina estratégicamente el valle entre elrío Mayor y el de la Aldehuela, un espacio que recorría en época romana la vía decomunicación entre Segobriga y Ercavica. En su desarrollo histórico atravesó dife-rentes fases. Fue inicialmente un asentamiento de época celtibérica (un oppidum) alque siguió sin solución de continuidad otro romano republicano que alcanzó lacategoría de municipio en el s. I d. C. y su máximo esplendor urbanístico en el II,perdurando hasta la tardoantigüedad.

Los restos arquitectónicos conservados apoyan esta afirmación. Demuestransu máximo desarrollo edilicio y urbanístico en el período augústeo al igual queocurre en las ciudades de Segobriga, Ercavica y Valeria. Por otro lado, el esplendorde los ss. I y II d. C. se documenta a través de los materiales cerámicos estudiados1.El devenir histórico del Cerro de Alvar-Fañez continuó en época Bajoimperial comose deduce de las producciones de terra sigillata hispánica tardía. A partir de estasfechas se asiste a su decadencia y abandono. Los datos sobre su posible ocupación

1. ARRIBAS, R. y BUENO, M., «El yacimiento romano de «El Cerro de Alvar Fáñez» (Huete,Cuenca). Aproximación al estudio de sus restos arquitectónico». XXIV Congreso Nacional deArqueología, (Cartagena, 1997), tomo IV, 1999, pp. 313-323. C

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Cæsaraugusta, 78. 2007, pp.: 495-510ISSN: 0007-9502

El hueso trabajado del yacimiento del «Cerro de Álvar-Fáñez» (Huete, Cuenca)

María AGUADO MOLINA

C. BANGO GARCÍA

Ofelia JIMÉNEZ CAÑIZOS

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en época medieval son muy exiguos, pero parece que sería mínima o inexistente,ya que el nuevo poblamiento se localiza en el lugar que hoy ocupa el actual cascourbano de Huete y su castillo.

1.1. Historia de la investigación

Los primeros trabajos de excavación se realizaron en 1854. No se volvieron aretomar hasta 1879. La primera noticia escrita referente a excavaciones arqueológi-cas en el Cerro de Álvar-Fáñez, la encontramos en una reseña de los trabajos verifi-cados por la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de Cuencapublicada en 1882.

Tendrán que pasar bastantes años para que se vuelva a prospectar y excavar elcerro. En esa ocasión, los trabajos fueron dirigidos (en la década de los setenta), porDña. Aurora de Miguel quien contó con la colaboración de D. Ángel FuentesDomínguez y D. Santiago Palomero

En 1985 se hace cargo del yacimiento un equipo formado por miembros de laUniversidad Autónoma de Madrid y la Universidad de Alicante. La excavación fuedirigida por D. Manuel Bendala Galán con la colaboración de D. Ángel FuentesDomínguez.

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FIG. 1. Tomado de VV.AA., Guía de Castilla-La Mancha (1992).

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La primera tarea que se realizó en ese año fue abrir dos largas zanjas de son-deo, divididas en sectores en la parte alta del cerro, junto a las estructuras arquitec-tónicas puestas al descubierto en las excavaciones arqueológicas dirigidas por doñaAurora de Miguel. Tras la limpieza del terreno se pasó a abrir las tres primeras catas(A, B y C).

La segunda campaña de excavación se realizó en 1986. Tras limpiar el terrenose continuaron los trabajos en los tres cortes de la campaña anterior. El denomina-do como «B» ofreció una estratigrafía profunda, de unos 5 m. El propósito de exca-var los niveles profundos para documentar el hábitat prerromano se vio frustrado,ya que en la mitad del corte comenzó a aflorar la tierra virgen, de forma que habíauna especie de zanja natural muy profunda y angosta que se fue rellenando arqueo-lógicamente. En este relleno pareció detectarse una estratigrafía invertida y comple-ja en la parte baja. Los datos obtenidos en este corte y en el denominado como «D»revelaron que la topografía del yacimiento era muy compleja y se hacía difícil obte-ner una impresión clara. Por esta razón, en dos bancales situados al norte del pro-montorio más alto del cerro, se abrieron dos cortes denominados B y C. El B fuemás interesante, pese a la complejidad de un fuerte buzamiento de los estratos.

En esta campaña hay que señalar la gran riqueza de la secuencia cerámica queabarca desde un fragmento de figuras rojas del s. IV a. C. hasta terra sigillata de todoslos tipos, pasando por productos de tradición ibérica y magníficas produccionesaltoimperiales de cerámica romana pintada del taller de Segobriga. Entre las sigilla-tas abundan las hispánicas, como un cuenco de la forma 27 con abundantes grafi-tos, existiendo también bastante sudgálica y alguna aretina.

La tercera campaña se realizó en septiembre de 1987. El equipo estuvo forma-do por arqueólogos de la UAM y de la Universidad de Alicante.

Las intervenciones mencionadas han generado una gran cantidad de materia-les arqueológicos susceptibles de estudio. Su análisis se ha ido realizando a lo largode los años en el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UniversidadAutónoma de Madrid. Alguno de los resultados obtenidos en estos estudios hansido publicados en diversas revistas y Congresos Nacionales e Internacionales y apa-recen reflejados en la bibliografía adjunta.

1.2. Características del estudio

Los materiales que presentamos son: una aguja para el pelo (acus crinalis), unaaguja de coser, un mango de cuchara, un punzón, tres fragmentos de asta trabaja-da, y varios fragmentos de varillas que podrían haber servido como acus crinalis osimples agujas de coser. Proceden del Corte B excavado en las campañas de 1986 y87. Ésta es una zona identificada a priori como de hábitat doméstico, pues los res-tos arquitectónicos hallados en ella se interpretan como muros de aterrazamientodestinados a permitir la construcción de casas en una zona de pendiente pronun-ciada, como es la ladera norte del Cerro de Álvar Fáñez.

Los objetos estudiados se reducen a elementos de adorno personal y cosméti-ca y una representación pequeña de los útiles empleados en la actividad textil (agujade coser). Todos ellos están fabricados en hueso y asta y son característicos de C

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OS ambientes domésticos, lo que se relaciona con la funcionalidad atribuida al espa-

cio en que fueron hallados, como se indicó anteriormente.

Su estado de conservación es bueno, por lo que no han precisado de tra-tamientos especiales (sólo limpieza mecánica). Los estudios de trazas de fabrica-ción y uso están pendientes de realización. Por otro lado, no se han podido efectuaranálisis de la ubicación espacial de los objetos, pues el tiempo transcurrido entre suexcavación y el presente estudio es largo lo cual ha contribuido a que la informa-ción disponible fuera parcial. A esto hay que añadir que el trabajo en el yacimien-to fue interrumpido indefinidamente en el año 1987, hecho que ha impedido larecogida de datos in situ, necesarios para este tipo de estudios.

Nuestra investigación incluye la descripción, catalogación, el análisis compa-rativo de corte arqueológico de estos materiales y un avance interpretativo de sufuncionalidad. Con ello, pretendemos contribuir a incrementar nuestro cono-cimiento sobre los modos de vida de los habitantes de una ciudad hispanorroma-na de larga tradición cultural.

Es destacable la escasez de trabajos especializados sobre hueso tallado que sehan publicado, y ello, pese a la importancia de la industria ósea en el mundo roma-no, digna de ser valorada, no tanto por el alcance del proceso industrial en sí, sinopor el papel que cumplieron estos objetos en el marco de las costumbres popularescaracterísticas del período romano. Por esta razón, esperamos contribuir con nues-tro trabajo a incrementar la atención que se le concede a un grupo de elementos dela vida cotidiana de esta época que merecen, a nuestro juicio, una mayor valoraciónpor parte de la comunidad científica.

II. El hueso tallado. Generalidades

El estado de la investigación de la industria ósea es bastante precario. Se tratade un aspecto poco estudiado de forma individualizada. En algunas memorias deexcavación no aparecen referencias a estos materiales, en otras son muy someras(sólo se señala su existencia), y en general destaca la falta de precisión en las publi-caciones (inexistencia de representaciones gráficas) y de profundidad en los estu-dios. Los trabajos de mayor utilidad de entre los consultados son: los trabajos sobreagujas de pelo y útiles de costura de Conimbriga 2, el de la Villa Romana de Osuna,Sevilla3; la recopilación de material óseo de la provincia de Navarra4 ; el de los mate-riales de hueso de la Villa Romana de Torre Águila5; el del taller de Legio IIII

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2. ÁVILA FRANÇA, E., «Alfinetes de toucado romanos de Conimbriga», Conimbriga V, VII, 1968,pp. 1-25; PONTE, S., «Instrumentos de Fraçao, Tecelagem e costura de Conimbriga»,Conimbriga, vol. XVII, 1978.

3. FRANCO ARIAS, I., «Útiles óseos romanos de Osuna (Sevilla)», Habis, 16, Sevilla, 1985,pp. 517-524.

4. TABAR, M. I. y UNZU, M., «Agujas y punzones de hueso de época romana en Navarra»,Cuadernos de Arqueología Navarra, 4, Pamplona, 1985, pp. 187-226.

5. RODRÍGUEZ MARTÍN, F. G., «Los materiales de hueso de la villa romana de Torre Águila», ANAS,IV-V, 1991-1992, pp. 181-216.

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Macedonica 6; el estudio sobre las acus crinalis 7 y el de las agujas de coser deComplutum 8, así como el catálogo sobre la exposición de Complutum y del Museo deArqueología de Álava9; la investigación elaborada por María López Ferrer (avancespreliminares de su memoria de licenciatura) y otros similares que aún no están con-cluidos pero que conocemos de su existencia. Sobre los materiales de asta trabaja-da debemos destacar los trabajos de Corina Liesau10.

En lo que respecta a la técnica de fabricación, recogemos aquí la síntesis queRascón et alii 11 realizan de los estudios sobre este particular llevados a cabo por J. C.Beal, A. MacGregor y A. Viana. Según estos autores los procedimientos más habitua-les para la realización de útiles de hueso son:

— Limpieza del fragmento seleccionado, probablemente con cal viva.

— Cortado de la pieza para dar forma, con cuchillos, cuñas y sierras de hoja yde hilo (deducción a través de las marcas transversales), o con martillo y cinceles(marcas longitudinales).

— Desbastado con cuchillo.

— Pulido, con piedra pómez o arena.

— Acabado y decoración, mediante el torneado, el tallado, o incluso el teñidoy el forrado con láminas metálicas.

Los talleres para la fabricación de estos útiles hallados en la PenínsulaIbérica son muy escasos. Tan sólo hemos encontrado referencias del de la Iglesiade Sta. María, de la ciudad de Beja , el de la Legio IIII Macedónica en Herrera delPisuerga12, el de la ciudad de Complutum, aunque se trata de una hipótesis sincomprobar13 y el de Asturica Augusta14, y ya en época medieval, el del Castillo dela Torre Grossa en Xixona, Alicante15. De cualquier forma, podemos suponer queexistieran centros de fabricación al menos en todos los núcleos urbanos, aunque

6. PÉREZ GONZÁLEZ, C. y ILARREGUI GÓMEZ, E., «Un taller de útiles óseos de la legión IVMacedónica», Trabalhos de Antropología e Etnologia, vol. 34, (3-4), II Congreso de ArqueologíaPeninsular, Oporto, 1994, pp. 259-267.

7. RASCÓN MARQUÉS, S. et alii, «Contribución al conocimiento de algunas producciones enhueso de la ciudad hispanorromana de Complutum: el caso de las Acus Crinalis», Espacio,Tiempo y Forma, serie I. Prehistoria y Arqueología , t. 8, Madrid, 1995, pp. 295-340.

8. PEDREIRA CAMPILLO, G. et alii, «Un nuevo conjunto de útiles realizados en hueso procedentesde la ciudad hispanorromana de Complutum: las Acus o agujas de coser», Estudios dePrehistoria y Arqueología Madrileña, n.º 10, Madrid, 1996, pp. 101-110.

9. BALDEÓN, A. y García, E. (Ed.), La romanización. Museo de Arqueología de Álava, 2000.

10. LIESAU VON LETTOW-VORBECK, C., «Estudio de la industria en asta de ciervo de el Soto deMedinilla», Cuadernos de Prehistoria y Arqueología. Universidad Autónoma de Madrid, n.º 15,1988, pp. 183-213.

11. RASCÓN MARQUÉS, et alii, op. cit., 1995, n.º 7.

12. PÉREZ E ILLARREGUI, op. cit., 1994, n.º 6.

13. RASCÓN MARQUÉS, et alii, op. cit., 1995, n.º 7.

14. AMARÉ, M. T. (e.p), «La industria ósea», Astorga, 6, Valladolid.

15. LÓPEZ PADILLA, J. A., «Instrumentos de asta de ciervo: un taller medieval en el Castillo de laTorre Grossa (Xixona, Alicante)», Actas del XXIII Congreso Nacional de Arqueología, vol. II,Elche, 1995, pp. 429-434. C

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OS no haya estudios que permitan discernir si esta actividad artesanal era especiali-

zada o por el contrario se desarrollaba de forma secundaria o a nivel doméstico.

En otro orden de cosas, los objetos de hueso que estaban presentes en la mayo-ría de las casas romanas poseían una tipología y funcionalidad muy diversas.Algunos de estos objetos son: mangos de útiles, instrumentos musicales, llaves,adornos para embutir en mobiliario, cucharas, materiales de costura (alfileres, pei-nes, lanzaderas, agujas, husos, fusayolas), útiles para el adorno personal y la cos-mética (acus crinalis y discriminalis, perfumadores, cucharillas, alfileres para el vesti-do), cajitas, botones, dados y fichas de juego, etc.

A continuación presentamos el catálogo de piezas con sus posibles funcionali-dades.

III. Catálogo de piezas

A. Acus Crinalis

N.º 1. Acus de cabeza cónica con moldura anular decorada (fig. 4). Varilla delga-da de seccción circular y forma apuntada decreciente, con la punta rota. Mide 10,7 cmde longitud y la decoración que presenta en la moldura anular y arranque del fusteconsiste en diversas acanaladuras incisas oblicuas. Este motivo decorativo parece serrelativamente frecuente. Podría asimilarse a las denominadas como de cabeza derueca según Ávila França y Tavar16, aunque presenta particularidades.

Algunas agujas con decoración parecida se documentan en Complutum17, en laVilla de Torre Águila18, en diversos yacimientos estudiados por López Ferrer19, en elCastro de Iruña20, en excavaciones de la provincia de Navarra21 y en los fondos delMuseo Arqueológico de Cádiz.

Las acus crinalis eran uno de los útiles más característicos del mundo del ador-no personal femenino, el mundus mulieris, en época romana. La funcionalidad quese les atribuye generalmente es la que indica su nombre: aguja para sujetar el peloy configurar peinados o tocados (sujeción del velo), ejerciendo de elemento deco-rativo en ocasiones (fig. 2). Sin embargo, todos los autores consultados admitenotras posibilidades, como la de que sirvieran para separar los cabellos mientras seconfiguraba el peinado (en cuyo caso se denominarían acus discriminalis22), o bien

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16. ÁVILA FRANÇA, op. cit., 1968, n.º 2.

17. Documentadas por RASCÓN MARQUÉS, op. cit., n.º 7, 1995, y por FERNÁNDEZ-GALIANO RUIZ, D.,Complutum, I, Excavaciones Arqueológicas Españolas, 137, 1984.

18. RODRÍGUEZ, op. cit., n.º 5, 1991-92.

19. LÓPEZ FERRER, M., «Alfileres y agujas de hueso en época romana: avance preliminar», XXIICongreso Nacional de Arqueología, Vigo, 1993, pp. 411-417.

20. BALDEÓN Y GARCÍA, op. cit., n.º 9, 2000.

21. TABAR Y UNZU, op. cit., n.º 4, 1985.

22. DAREMBERG Y SAGLIO, Dictionnaire des Antiquités grecques el romaines d´après les textes el lesmonuments, 1969.

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FIG. 2. Tomado de P. Brochard y M. Sassier (Dir.), 1989.

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para aplicar tintes o cosméticos, principalmente perfumes, tanto al pelo como alrostro. Proponen también que sirvieran a modo de fíbulas para sujetar prendas devestir (fig. 3). Incluso, Borobia Melendo23, las identifica como posibles estiletes confunción médico-quirúrgica. Así pues, como se observa, serían útiles polifuncionalesaun estando generalmente relacionados con el mundo del embellecimiento de lamujer.

Este uso tan variado que hacen las mujeres de las acus se observa tanto en lostextos como en los monumentos y hallazgos arqueológicos:

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23. BOROBIA MELENDO, E. L., Instrumental médico-quirúrgico en la Hispania Romana, Madrid,1988.

FIG. 3. Tomado de P. Ariés y G. Duby (Dir.), 1991.

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— Fuentes greco-latinas; Ovidio24, Marcial25 y Apuleyo26 hablan de las agujaspara la sujeción del peinado, y Juvenal recoge el uso de las agujas para la aplicaciónde cosméticos en el rostro: «...Uno mediante una aguja pequeña se alarga las cejascon hollín humedecido y se las pinta alzando sus ojos parpadeantes...»27 (Satiras, II,90-100).

— Elementos iconográficos; retratos femeninos de emperatrices romanas enlos que se observan las agujas formando parte del peinado (esculturas, pinturas eincluso en alguna moneda). También aparece la imagen de un acus crinalis talladaen una lápida funeraria perteneciente a una ornatrix romana28 como símbolo iden-tificativo de la profesión.

— Elementos arqueológicos; acus aparecidas en necrópolis de inhumaciónalrededor de cráneos femeninos como en Complutum, York y El Fayum, citados porRascón et alii29, con lo que parece confirmarse como función más generalizada la desujeción del cabello.

Variaban en su forma, en su tamaño y en el material empleado según el gustoy la posición económica de las personas a quienes iban destinadas. No obstante, enépoca romana uno de los materiales que más abunda son las agujas de hueso. Estasse encuentran muy difundidas por todo el Imperio, apareciendo tanto en niveles dehabitación como necrópolis.

No existe una tipología estándar, sino que cada autor establece una propia parasu yacimiento (las únicas monografías sobre acus crinalis son las de Complutum yConimbriga).

La aguja que presentamos en este estudio posee una decoración sencilla y bas-tante difundida, circunscrita a la forma de la cabeza y pese a que su acabado esbueno no puede considerarse una pieza de gran calidad. Probablemente fuera fabri-cada en un taller local. En general, las acus se realizaban en una sola pieza (aunquehay evidencias de ejemplares con dos partes, así como de reutilizaciones mediantela creación de una nueva punta sobre un fuste roto). Frecuentemente, se humede-cía el hueso para hacerlo más maleable con sustancias ácidas, como la leche agria oel vinagre30 o simplemente con agua caliente31. Franco Arias comenta también laexistencia en la casa-taller de la Pileta en Osuna, Sevilla, de un cilindro hueco dehueso con una perforación circular central, que presenta huellas de quemaduras enel interior. Por esta razón presume que habría sido utilizada para enderezar las agu-jas y sujetarlas a modo de soporte, para darles el acabado o tallar la cabeza.

24. OVIDIO, Ars Amandi, libro III. Traducción de López, V. C., Madrid, 1995.

25. MARCIAL, Epigramas, Libro II, n.º 66; libro XIV, n.º 24, traducción de J. Fernández Valverde yA. Ramírez de Verger, Madrid, 1997.

26. APULEYO, El Asno de Oro, libro II, 9, libro VIII, 13, Traducción de Rubio Fernández, L., Madrid,1995.

27. JUVENAL, Sátiras, II, 90-100, traducción de Balasch, Madrid, 1996.

28. DAREMBERG Y SAGLIO, op. cit., 1969, n.º 22.

29. RASCÓN MARQUÉS, et alii, op. cit., 1995, n.º 7.

30. MACGREGOR, A., Bone antler, ivory and horn. The technology of skeletal materials since romanperiod, New Jersey, 1985.

31. FRANCO ARIAS, op. cit., 1985, n.º 3. CÆ

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N.º 2. Acus fracturada por ambas partes. En consecuencia, la punta se ha perdi-do mientras que en el otro extremo la fractura se ha producido justo por la zona delorificio (perforación para enhebrar en forma de ocho). Al igual que las acus crinalis,estamos ante una varilla de sección circular con diámetro descendente hacia la punta.(6,9 cm de longitud, 3 mm de ancho mínimo y 5 mm de ancho máximo) (fig. 5).

Se han realizado distintas clasificaciones. Una de ellas atiende a la relación cabe-za-ojo. María López Ferrer32 pone en relación las acus de cabeza redonda con el ojoen forma de ocho. En cambio, en otros artículos se observa la vinculación de este tipode agujero con acabados planos y sección rectangular. La fabricación de los agujerosen ocho se lograría efectuando dos agujeros circulares tangentes. Alarçao y otros33

apuntan la posibilidad de que en algunos casos, este tipo de orificio fuera el resulta-do del desgaste por el uso de uno doble circular. Y en cuanto a su función, se planteaque el hecho de tener un ojo de talla diferente al orificio circular normal pueda deber-se al hecho de pasar a un mismo tiempo hilos de distinto grosor a través de él34, obien, para la confección de tejidos de trama abierta o de cuero35 . Podría correspon-der al tipo III o IV según López Ferrer y a los tipos I (cabeza plana–agujero longitu-dinal) o III (cabeza apuntada de sección plana-agujero longitudinal) deComplutum36. Rodríguez Martín37 realiza una tipología atendiendo al orificio.

Paralelos de este tipo de aguja de coser los encontramos en Complutum,Conimbriga, la Villa de Torre Águila, el Castro de Iruña, y Veleia38, Tiermes39, en elPortus Ilicitanus40 y en diversos yacimientos de Navarra41.

El empleo de agujas de hueso se documenta desde el Paleolítico, pero experi-menta un avance técnico importante (fundamentalmente en la obtención del orifi-cio), así como un incremento considerable en la producción en época romana.Siguiendo la definición de Tabar y Unzu42, se pueden considerar agujas de costura«aquellos útiles de cabeza aguzada con una o varias perforaciones que permitenenfilar un hilo o lazo, independientemente de su largura, sección o perfil».

La morfología de estos instrumentos es muy similar en todas las regiones delImperio Romano y durante todo su período de vigencia. Con respecto a su funciona-lidad, siguiendo los estudios realizados por diversos autores, entre los que destaca el

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32. LÓPEZ FERRER, op. cit., 1993, n.º 19.

33. ALARÇAO, J. et alii, Fouilles de Conimbriga. Travailles diverses. Conclusions generales, vol. VII,París, 1979, p. 80.

34. LÓPEZ FERRER, op. cit., 1993, n.º 19.

35. BALDEÓN Y GARCÍA, op. cit., 2000, n.º 9.

36. PEDREIRA CAMPILLO, et alii, op. cit., 1995-6, n.º 8.

37. RODRÍGUEZ MARTÍN, op. cit., 1991-92, n.º 5.

38. BALDEÓN Y GARCÍA, op. cit., 2000, n.º 9.

39. ARGENTE, J. L. y DÍAZ DÍAZ, Tiermes IV. La Casa del Acueducto, Excavaciones Arqueológicas enEspaña, 167, Madrid, 1994.

40. SÁNCHEZ, M.ª J., BLASCO, E. y GUARDIOLA, A., Portus Illicitanus. Datos para una síntesis, SantaPola, 1986.

41. DA PONTE, S., «Instrumentos de fijaçao, tecelagem e costura de Conimbriga», Conimbriga,XVII, Coimbra, 1978, pp. 133-146.

42. TABAR Y UNZU, op. cit., 1985, n.º 4.

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de J. P. Wild (citado por Pedreira)43 sobre diferentes yacimientos europeos, el uso delas acus de hueso no estaría en relación con la manufactura de tejidos finos para pren-das de vestir, sino más bien con el de otra clase de tejidos industriales o de los queposeen una trama ancha (como la lana) o para cuero. En general, la confección desacos o redes de esparto y de utensilios de cestería requeriría el empleo de agujas grue-sas y largas, del tipo de las fabricadas en hueso. También podrían haber servido comopasadores o para fijar vendajes. Debemos destacar que en el yacimiento fue halladauna aguja de bronce de grandes dimensiones (15,3 cm de longitud), que se ha pues-to en relación con la primera de estas utilidades44. La funcionalidad más precisa decada una de las morfologías es difícil de establecer en tanto no se realicen estudiosmás exhaustivos, pero respecto a las agujas con doble orificio, diversos paralelosetnográficos llevan a pensar que se habrían utilizado para trabajar con dos hilos(característica del trabajo de cestería) y para evitar que el hilo se deshilachara en tra-bajos de tapicería.

La técnica de fabricación se conoce a partir de uno de los primeros estudiosque contribuyó en gran medida su conocimiento: el estudio de las agujas deCorinto, de Davidson45. Del análisis de varias piezas halladas en proceso de fabri-cación, se pudo deducir que existían tres pasos fundamentales en la elaboración delas mismas: obtención del cuerpo mediante tallado, obtención del orificio median-te el empleo de un taladro y el acabado del mismo con un cincel.

C. Varillas fragmentadas

N.º 3. Fragmento de varilla de sección circular con diámetro descendientehacia la punta. Se encuentra rota por ambos extremos. 4,5 cm de longitud, 5 mmde ancho mínimo y 7 mm de ancho máximo (fig. 6).

N.º 4. Fragmento de varilla de sección circular con diámetro descendente haciala punta. Conserva ésta aunque no así la parte superior del vástago y la cabeza. 4,7 cmde longitud, 1 mm de ancho mínimo y 3 mm de ancho máximo (fig. 7).

N.º 5. Fragmento de varilla de sección circular con diámetro descendente haciala punta. La parte superior de la acus esta perdida. 8,4cm de longitud, 2 mm deancho mínimo y 4 mm de ancho máximo (fig. 8).

N.º 6. Fragmento de varilla de sección circular con diámetro descendente haciala punta. Presenta una fractura en la parte superior que ocasiona la perdida de lacabeza. En la punta se pueden apreciar marcadas huellas de uso. 6,9 cm de longi-tud, 1 mm de ancho mínimo y 3 mm de ancho máximo (fig. 9).

Estas varillas podrían pertenecer tanto a acus crinalis como a agujas de coser.

D. Ligula (Cucharilla)

N.º 7. Fragmento de una pequeña cucharilla. Se conserva el mango aunqueeste presenta una fractura en la parte inferior. Con respecto a la cazoleta se puede

43. PEDREIRA, op. cit., n.º 8, 1995-6.

44. TALENS, C., «Bronces romanos procedentes del Yacimiento del ‘‘Cerro de Alvar Fáñez’’, HueteCuenca», XXIV Congreso Nacional de Arqueología , (Cartagena, 1997), 1999, pp. 305-313.

45. DAVIDSON, G. R., Corinth, vol. XII, The minor objets, Princeton, 1952. CÆ

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OS intuir que posee forma redonda ya que tan sólo conservamos el arranque de la

misma en conexión con el mango. 6,3 cm de longitud, 4 cm grosor del mango y2 mm grosor de la cazoleta (fig. 10).

Este tipo de cucharitas era empleado generalmente para la aplicación de cosmé-ticos o para el preparado de productos farmacéuticos, según la opinión de diferentesautores. La mayor parte de los paralelos de las ligulae de cazoleta redonda están fabri-cados en bronce, estando más relacionadas con la función médico-quirúrgica46.Cucharillas similares en hueso se encuentran en Complutum y en los fondos delMuseo de Cádiz, entre otros.

D. Punzón

N.º 8. Punzón realizado en un hueso largo que presenta una punta muy defi-nida gracias a un elaborado trabajo de tallado. Presenta fractura en su parte supe-rior. 4,4 cm de longitud (fig. 11).

Este útil podría estar relacionado con el trabajo del cuero, más concretamente,con la perforación de la piel para obtener orificios por donde insertar los hilos. Engeneral, se habría empleado para realizar cualquier tipo de agujeros en diversosmateriales flexibles.

G. Astas Trabajadas

N.º 9. Asta de pequeñas dimensiones (4,2 cm de longitud), correspondiente ala punta de una luchadera primera probablemente (fig. 12). Presenta fisuras, lasuperficie de la sección de corte se encuentra perfectamente pulida y preparadaobservándose lo que parecen huellas de desgaste sólo en la mitad de la misma (porfabricación o uso).

N.º 10. Asta hueca trabajada de grandes dimensiones perteneciente a una lucha-dera primera de ciervo, (14,2 cm de longitud, 1,5 cm de grosor mínimo y 3 cm de gro-sor máximo). En su parte inferior y más gruesa se observa un orificio que perfora elasta de lado a lado. Se trata de una perforación muy bien definida en sus contornos,aunque se detecten diversas fisuras en las cercanías del orificio. La punta del asta seha perdido (fig. 13).

N.º 11. Asta de ciervo trabajada de grandes dimensiones perteneciente a lamisma parte que la anterior (17,5 cm de longitud, 1,5 cm de grosor mínimo y 3 cmde grosor máximo). No posee ningún orificio aunque todo parece indicar que esta-ba en preparación, ya que la zona inferior esta perfectamente tallada y presentaalgunas fisuras, tal vez producto del trabajo. Conserva la punta aunque seccionadaintencionadamente y muy bien pulimentada (fig. 14). Al contrario que la anterior,ésta no se encuentra hueca, lo que vendría a confirmar este estado de preparaciónal que hemos hecho referencia.

Resulta muy difícil dar una funcionalidad concreta para estos objetos, debidofundamentalmente a la ausencia casi total de estudios monográficos de este tipo demateriales para época romana.

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46. BOROBIA MELENDO, op. cit., 1988, n.º 23.

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Del conjunto de publicaciones consultadas se pueden extraer una gran varie-dad de usos posibles:

—mangos de útiles, posiblemente el n.º 10. Se encuentran paralelos en el Sotode Medinilla47, en el yacimiento celtibérico de Madridanos, (Zamora)48 y en elCastillo de la Torre Grossa, (Xixona, Alicante)49.

—posible cama de bocado de caballo, como los ejemplares de Manganeses dela Polvorosa (Zamora)50.

—soporte para llevar el control de cuentas. Argente Oliver y Díaz Díaz51 estu-dian un ejemplar hallado en Tiermes que presenta varias líneas incisas. Dado quenuestras piezas se encuentran en proceso de fabricación, no podemos descartar paraellas una función relacionada con la contabilidad.

—colgante de uso personal. El asta n.º 10 presenta un orificio que nos indica-ría la posibilidad de que estuviera pensado para ser colgado.

—parte de mobiliario.

Las astas trabajadas esta muy bien documentada desde época prehistórica,perdurando su tradición en la cultura celtibérica.

Y en lo concerniente a su fabricación podemos destacar que no se trata de unmaterial difícil de transformar, pudiendo pensar que se fabricarían en talleres loca-les de artesanía no especializada, lo cual confirma el estado inacabado de nuestrosobjetos.

IV. Conclusiones

En primer término, queremos destacar la dificultad que entraña la realizaciónde un estudio de estas características cuando las publicaciones sobre los materialesde hueso analizados son tan escasas y generalmente incompletas. Se trata de obje-tos de escaso valor intrínseco que no requieren de un trabajo artesanal especializa-do, de uso cotidiano, circunscrito con toda seguridad al ámbito doméstico, por loque no ha despertado nunca un gran interés.

Ya desde época clásica, autores como Séneca manifestaban la escasa valoraciónque les merecía, tanto el trabajo de manufactura de hueso, como los objetos en sí:«...los artesanos del hueso eran trabajadores viles y vulgares...»52. Actualmente, hay quedestacar que sólo a partir de mediados de los 80 en España, se ha incrementado elnúmero de publicaciones referidas a este tema.

A nuestro juicio, cualquier material arqueológico puede aportar informaciónmuy valiosa acerca del modo de vida y las costumbres de los integrantes de cual-quier grupo social. En el caso de los habitantes de Huete, los datos que puede ofre-

47. LIESAU, op. cit., 1988, 10.

48. GARCÍA ROZAS, Museo de Zamora, Junta de Castilla y León, 1999.

49. LÓPEZ PADILLA, op. cit., 1995, n.º 15.

50. GARCÍA ROZAS, op. cit., 48, 1999.

51. ARGENTE Y DÍAZ Y DÍAZ, op. cit., 1994, 39.

52. PÉREZ GONZÁLEZ, op. cit., 1994, n.º 6. CÆ

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OS cer este estudio son especialmente relevantes, ya que carecemos hasta la fecha de

cualquier otro estudio relacionado con este ámbito a excepción del elaborado porC. Talens53 acerca de los Bronces romanos del yacimiento. Consideramos además,que dadas las condiciones en las que se encontraba la investigación sobre Huetehasta hoy día, este estudio puede contribuir a acercarnos a la realidad vital de loshabitantes de esta ciudad, impulsando el incremento del conocimiento científicoen todas sus vertientes. Este impulso es especialmente necesario para un yacimien-to que lleva catorce años cerrado, y sin perspectivas de volver a ser excavado. Elvolumen de materiales recogidos, y en consecuencia estudiados es muy escaso,debido a la reducida extensión excavada. No obstante, sirve como referente de lasinmensas posibilidades que podría ofrecer este yacimiento.

A modo de resumen, podemos precisar que todos los materiales presentadosestán relacionados con el mundo de las actividades domésticas, y fundamentalmen-te las ejecutadas por las mujeres (útiles de cosmética y adorno personal), así comocon el de las actividades de corte industrial (agujas de coser para la confección desacos, redes, cestería...). Tanto su morfología y las funcionalidades derivadas de ellascomo el espacio donde se hallaron en la ciudad, sirven para deducir esta afirmación.

A lo largo del estudio se ha podido comprobar que la producción de todos estoobjetos es sencilla y no requiere de un trabajo artesanal especializado. En consecuen-cia, se podría pensar en la existencia de talleres locales donde se elaboraría estasmanufacturas. La homogeneidad que sus morfologías presentan con los demás útilesde similar función hallados en todas las regiones del Imperio, podría explicarse porprocesos de convergencia54.

La cronología que presentan es muy amplia, abarcando desde el siglo I d. C.hasta época tardoantigua. La atribución cronológica se ha realizado basándonos encriterios estilísticos, dado que la secuencia estratigráfica de este yacimiento presen-ta muchos problemas de interpretación, como ya mencionamos en la introducciónde esta comunicación.

Nos encontramos ante un yacimiento que presenta una continuidad culturalentre el mundo prerromano y romano, hecho que constatan la mayoría de losmateriales recuperados. En nuestro caso, las agujas de coser y cucharillas son ele-mentos propios de ambos períodos históricos. No obstante, otros elementos de lacultura material fabricada en hueso como las acus crinalis, podrían ser aportacionesdel mundo romano al sustrato indígena, ya que no se han hallado paralelos físicos,ni referencias en las fuentes escritas a la utilización de ningún elemento similar parala elaboración de peinados en el mundo ibérico y celtibérico, (aunque debieronexistir objetos similares). Por otro lado, también contamos con objetos que evi-dencian claramente la pervivencia de determinados usos y técnicas de tradiciónindígena en época romana como las astas trabajadas.

Así pues, pese a la parquedad de datos de que disponemos, también este tipode materiales permite observar el proceso de aculturación que sufrieron los habi-tantes de esta región, y del que es tan representativo este yacimiento. Proceso queen ningún caso debió revestir brusquedad y que seguramente permitió la conviven-cia de elementos de ambas culturas durante algún tiempo.

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53. TALENS, op. cit., 1999, n.º 44.

54. RASCÓN MARQUÉS et alii, op. cit., 1995, n.º 7.

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